Mignolo Capitalismo y Geopolítica Del Conocimiento PDF

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Capitalismo y geopolitica del conocimiento: El eurocentrismo y Ia filosoffa de la liberacion en el debate intelectual contemporaneo a cargo de Walter Mignolo W. Mignolo ~ €. Dussel - A. Khatibi—|. Wallerstein ~ A. Quijano ‘D. Chakrabarti ~ S. Zitek ~ E. Chukwudi Eze -T. Serekeberhan Colecci6n Plural/2 Ediciones det S829. = Ellibro clasico de Horacio Cerutti-Gulberg (1982) habia propinado un golpe “fuerte a la filosofta de la liberacién al sehalar sus vinculos con el populismo +y sus inclinaciones dogmdticas y fundamentalisas. Mads recientemente, Ofelia “Schutte (1993) subrayé los mites de la filosofta de la liberacién con relacién ‘a las reivindicaciones propuestas por los estudios de la mujer. Y, en general el rumor habta ya enterrado la filosofa de la liberacién como cosa de los afios 70, como también se lo habla hecho con la teorta de la dependencia, con la teorizacién del colonialismo interno y con la presencia de Frantz Fanon en ‘América Latina. Mi conferencia, en realidad, comenzs por hacer el balance negativo de la flosofta de la liberacién. Una vex reconocidos sus limites, smi propésito fue argumentar sobre lo que la filosofta de la liberacién tiene ‘para ofrecernos hoy, en el debate intelectual contempordneo. No sélo en “América Latina, sino en el debate planetario que la globalizacién —una de las comsecuencias no-programadas— esté haciendo posible. ‘Si mi primera sorpresa fue la audiencia que asstib a la conferencia, ‘mi seguinda sorpresa fae cuando después de ella me encontré con tres editoras argentinas (Ruth, Beatriz y Alejandra) que me sugirieron la posibilidad de ipublicar un libro, en Argentina, que incluiria los autores y textos comentados ‘en mi conferencia. Esta fue una segunda sorpresa, no menos sorprendente que la primera. ¢Quién, pregunts, se puede interesar por la filesofta de la liberacion en Argentina? Inconscientemente estaba pensando en Buenos Aires. Ruth, Beatriz y Alejandra me explicaron que ells creian que se estaban produciendo ciertos cambios y que su editorial estaba tratando de contribuir a ellos. Me convencieron de que este era el caso. No sélo me convencieron, sino que me entusiasmaron. ¥ aqui estd, pues, el resultado de ese entusiasmo que, al final de la empresa, e convirtié en un entusiasmo colectivo. En muchos sentidos esta compilacién no es sélo obra mia sino un trabajo de equipo. INTRODUCCION Walter Mignolo™ “Porque todos somos igueles, es que tenemos derecho a la diferencia” EZLN. 1 término “globalizacién’ invoca una serie de fenémenos que no estén en dispuca, Lo que esta en disputa no es el fenémeno sino su naturaleza y sus consecuencias. Mientras que en un extremo se celebran los beneficios de la globalizacién para aliviar la pobreza, -en el otro extremo se pone de relieve el incremento de la margin: de la pobreza, condicién necesaria de las formas actuales de globalizacién. ‘Mientras que por un lado se observa que la globalizacién implica la pirdida de poder del estado, por otro se observa que mientras algunos ‘estados pierden fuerzas otros amplian su poder en complicidad con las ‘corporaciones y con la fuerza del mercado. Por ejemplo, podemos imaginar ‘que la reorganizacién de las finanzas, las politicas econémicas orientadas al ‘consumidor, la tecnificacién de todos los sectores de la sociedad y de la vida personal, son fenémenos aceptados tanto por pensadores de detecha como de izquierda. Hay otros fermenos, en cambio, en que las 0} polémicas. Por un lado estén quienes creen en que la globalizaci * Walter D. Mignolo, argentino de origen, es profesor de literatura, studios romances Yantropologla cultural en la Universidad Duke, en Carolina del Norte desde 1995 Entre sus publicaciones més recientes, y relacionadas con este volumen, se cuenta Local Historis/Global Designs: Colonial, Subalern Knowledges and Border Thinking (2000) Y¥ mumerosos anteulos publicados en revisas de América Latina, Espaia, Alemania, Francia, Nueva Zelanda y Estados Unidos. lad, es un proceso salvaje, es al mismo tiempo benefactora pues se cree que los “ganadores” son més nuumerosos que los “perdedores” (Micklethwait and Wooldridge, 2000). Por otto lado est también quienes, entre los “ganadores,” son conscientes de los desmanes producidos por los fenémenos que se identifican con la globalizacién y abogan, fuertemente, por urgentes reformas del capitaismo global (Soros 2000). En el mismo bando pueden contarse también lectuales ¢ iinvestigadores en el tercer mundo que asumen, por un globalizacién (y la Filosofia neo-liberal que la acompaiia y la impulsa) y, por el otro, buscan vias posibles de “desarrollo” (asumiendo también que la globalizacién es una nueva forma de desarvollismo después del fin de la guerra fria), legales y econémicas, para las regiones del mundo a las que el capitalismo no beneficié (De Soto:2000). Finalmente, est: quienes mantienen la critica extrema al capitalismo renovando las lecturas del marxismo para dar cuenta de las nuevas formas de colonialidad global (Hinkelammert:1989, 1996, 1997; Dussel:1990; Chakrabarty:2000, Coronil:2000) o para dar cuenta, desde la interioridad misma de la historia de Occidente (Harvey:2000, Hard y Negr:2000). los recogidos en este v 3s mencionados. Y, mas especificamente, todos ellos (con excepcién lo de Zitek que estaria alineado con las criticas del capitalismo tetiotidad misma de la historia de occidente, como las de Harvey y de Negri y Hardt), son reflexiones situadas umen pertenecen al tercero de los (canto en sus us libros editados y su labor como director del en la Universidad de Binghamton) bosque} mma un mapa intelectual para entender las distintas posi sostenidas por las contribuciones aqui reunidos. La obra y el pensamiento de Wallerstein pueden entenderse teniendo en cuenta tres ejes concepruales y cuarenta afios de labor intelectual y académit El primero de los ejes conceptuales lo constituye el comienzo de la carrera intelectual de Wa “africanista’. En lectual y académico norteamericano, ser afticanista en la década del 60 implicaba entrar en el campo y en el debate de los “estudios de areas”. Los estudios de Areas tienen una importancia tanto politica como stein, en los afios 60, como 10 IyrropUuccioN académica puesto que su origen y decadencia se corresponde con el periodo dela guerra realidad, los estudios de dreas no pueden entenderse sino en conexién con la guerra fria(Rafael:1994, Chomsky et al:1997). Ademés, importa recordar que los estudios de Areas no tuvieron mucha repercusién intelectual, pero si politica, de los 60 a los 80. Fueron oscurecidos, por asi decitlo, por el brillo del debace estructuralista y posestructur sn su perfodo “africanista” Wallerstein asumis y defendié anti-colonialista en correspondencia con los procesos de des Africa. Tanto su postura intelectual como su drea de especializacién le llevan una relacién personal ¢ intelectual con Frantz Fanon (Wallestein:2000, su cerca os trabajos de Braudel sobre el Mediterrineo y el concepto braudeliano de “larga duracién”. No es por casualidad que Wallerstein haya decidido distinguir con el nombre de “Fernand Braudel igaciones que fund6 en la universidad de Binghamton y que dirigié hasta hace muy poco tiempo. El tercer eje conceptual lo constituye la “teorfa de la dependencia”, esto es, la respuesta en Latinoamérica paralela a la descolonizacién en Africa. La teorla de Ja dependencia le permitié a Wallerstein conectar el Mediterréneo en la época de Felipe Il, que habia estudiado Braudel durante los afios 40 (Braudel:1948) con la emergencia del circuito comercial del Adléntico ynolo:2000, 49-90) durante el proceso de conquista y de las Américas por parte de espaftoles, portugueses, ingleses, franceses y holandeses (Wallerstein:1979, 66-94) Los tres voltimenes que trazan la historia y configuracién del sistema- mundo moderno introducen, en verdad, un desplazamiento epistémico casi imperceptible, pero muy importante. Y me animaria a decir que’ ese desplazamiento se debe tanto a la teoria de la dependencia como de la familiaridad de Wallerstein con la obra de Fanon, Fanon y la teoria de la dependencia introdujeron en el debate intelectual Ia perspectiva del tercer mundo. Asi, Wal i6 el sistema-mundo moderno en ‘érminos de centro, semiperiferia y periferia, tres unidades jerrquicamente ordenadas en el sistema-mundo modero estructurado por la econom a. Ahora bien, aunque Wallerstein slo concibié la semiperiferia la periferia en términos de unidades geo-histéricas y econdmicas, la obra de Fanon y la teoria de Ia dependencia habian ya mostrado que en la el centro de u CCaprrauiso ¥ ceoroutrica Det conociMteseto petiferia también se producian teorfas que cuestionaban, aunque més no fuera tinidamente, el valor universal de la conceptu jén generada en el centro, atin cuando tal produccién conceptual fuera critica del sistema econémica, social ¢ institucional en el cual esas teorias se inscribian. De este modo, la obra de Wallerstein introdujo en verdad un doble desplazamiento epistémico, Por un lado, Wallerstein hizo del Atkintico el foco de su anilisis y, al hacerlo, desplaz6 el interés que Braudel le habia prestado al Mediterrineo y a Europa hacia el Atlintico y Estados Unidos El proyecto de Wallerstein se inscribe, por lo tanto, en una trayectoria epistémica e intelectual en Estados Unidos que, desde su independencia, afirma primero la diferencia colonial y luego, a partir de 1898, la diferenci imperial (West:1989; Mignolo, capitulo 2 para las nociones de diferencia imperial y colonial). Por otro lado, y quizés involuntariamente, contribuyé (por su reconocida deuda intelectual con Fanon y con la teor‘a de la dependencia), a que la periferia no slo se concibiera, pensara y teorizara en términos de estructuras socio-econémicas sino que se la considerara en su fundamental contribucién al mapa de la geopol ‘Tanto Fanon como la teoria de la dependencia proponian teorfas desde la diferencia, desde la diferencia colonial. Lo cual por cierto no quiere decir que la teoria de la dependencia y Ia obra de Fanon fueran similates en todo sentido, Para nada, como se imaginard el lector. Pero si tienen esto en del conocimiento. : pensar el mundo desde la perspectiva del racismo, lo cual es una consttuccién del mundo moderno/colonial, (ver Quijano en este volumen) y desde la perspectiva de la estructuracién asimétriea de la economia en el sistema-mundo moderno. Hoy se suele decir que ya no se puede hablar de periferia porque la periferia esta tanto en Europa como en Estados Unidos (es decis, en ef centro). Quizés no haya periferia, pero entiendo que las desigualdades econémicas que la teoria de la dependencia puso de relieve todavia se mantienen, aunque hayan cambiado de lugar. Pero, por otra parte, quizis la periferia todavia “exista” como se puede inferir del cambio de politica econémica del gobierno de Chile al negociar directamente con Estados Unidos, en vez de depender de Brasil, que depende a su vex de Estados Unidos. NAFTA en otras palabras no es lo mismo que MERCOSUR. En resumen, Ia diferencia epistémica que acabo de sefalar se analizard con més deralle y el lector podrfa juzgar por su propia cuenta al leer, por un lado, el articulo de Wallerstein y el de Zitek (la diferencia 12 Inrnopuccion en el centro del sistemamundo moderno) y, por otro imperial epistémi al epistémica en la periferia lado, el resto del volumen (la diferencia co sistema-mundo moderno/colonial). 2 La obra de Frantz Fanon y la teorfa de la dependencia contribuyeron a generar otras corrientes de pensamiento critico en América Latina, Dos de ellas, e interrelacionadas, son la ceologia de la liberacién (Gustavo Guvirrez:1971) y la filosofia de la liberacién (Enrique Dussel:1977). La tcologfa de la liberacién se circunscribié, en sus comienzos, a América Latina (Gutiérrez:1971), aunque hacia finales de la década del 80 se proyectaba ya en un escenario global (Gutiérrez:1988). La filosofia de la liberacién, en se formuld sobre la mera base de una consciente geopolitica del conocimiento, Cuando Enrique Dussel subrayaba, en 1977, que pata él el espacio geopolitico debia tomarse en serio y que no era la misma cosa nacer en New York que nacer en Chiapas, no estaba solamente hablando de las estructuras de dominaci cas y sociales sino también, y fundamentalmente, intelectuales. Asi, la filosofia de la liberacién no se proponia solamente como un arma intelectual para liberar a los pueblos de la opresidn social y econémica sino también como un proyecto intelectual de liberacién de la filosofia misma. Hacer filosofia en América Latina o en Aftica (y también en Estados Unidos, West:1989) no es lo mismo que hacer filosofia en Alemania, Francia o Inglaterra. Si Ortega y Gasset se habia dado cuenta, en Espafia y a su regreso de Alemania, que en Espafiael era un filésofo in partibus infidelium, la préctica filoséfica en América Latina (0 en Aftica, ver Eze y Sequerebethan en este volumen) ponia de relieve iplinas es, precisamente, un lugar jos geogrificamente de América Latina. Lo esta geopoliticamente. Entre Grecia y América Latina se interponen qu parece estar geop y Tawantisuyu. Quizds sean éstas algunas de las razones geopolit expliquen por qué tanto la teologia como la filosofia de la liberacién se ‘mantuvieron “al margen’ (en la perifetia) de todos los debates intelectuales y 13 Gamrrauswo ¥ crorourtics o¢1 coNoeMIENTO politicos que ocuparon y ocupan la atencién del Atkintico Norte desde 1970 aproximadamente (Ej.: post-estructuralismo, post-modernismo, estudios culturales) y que, por el contrario, comiencen a ser recordados en debates relaciones con el occidentalismo y el post-occidentalismo, el orientalismo y €l postorientalismo asf como en algunas derivaciones de los estudios subaleernos. Aunque, por ejemplo, Dipesh Chakrabarty desconocia hasta hace poco tanto la teologia dela liberacién como la filosofia de la liberacién, recientemente ha comenzado a prestar atencién a ella (comunicacién personal) 3 Pero hoy, se podria decir, sistema-mundo, teoria de la dependencia, descolonizacién son cosas del pasado, tienen como un aroma tradicional. La “sociedad en red” y el “imperio”, en cambio, son conceptos “novedosos”, tienen la novedad que la ideologfa moderna requiere. Estos argumentos son literalmente modemos: celebran la novedad en sentido cronolégico, bora a memoria o la trasladan al museo y, finalmente, como en el argumento de Hardt y Negri, el mundo fuera de la trayectoria de Roma a Estados ‘Unidos, esto es, del norte del Mediterréneo al Atldntico Norte, no exi si existe o5 solo para justficar la necesidad histérica del “imperio”. Con ¢st0.no estoy criticando de antemano “la sociedad en red” e “imperio” como metiforas que se agregan a la de “sistema-mundo moderno” o de “mundo modemo/colonial”. Lo que estoy criticando es la tendencia a celebrar la novedad y con ello transformar la produccién intelectual en mercancla, semejante al caso del modelo ‘Toyota 2001 que “supera” al Toyota 1999. Estoy afimando, por el contrario, la necesidad de las tres metéforas en la medida en que cada una de ellas asume una toralidad. Ahora eso sf, una totalidad desde la perspectiva de la modernidad, no de la perspectiva de |a colonialidad. Las perspectivas totalizadoras desde la colonialidad recién ahora estén en esbozos y ellas (con excepcién de las contribuciones de Wallerstein y Zizek) componen en gran parte este volumen. Asumo, por un lado, las contradicciones diacrénicas y la coexistencia conflictiva de estructuras sociales. Por ejemplo, la expresién “tercer mundo” después de 1989 dejé de tener el significado que tuvo durante la guerra fifa 14 IntRopuccion sino los paises subdesarrollados y con notables grados. de pobreza, se puede decir que “el tercer mundo” estin en los bartios de Paris y entretejido en Los Angeles, California. Sin duda, son precisamente los movimientos migratorios desde los afios setenta en adelante, desde los ppatses descolonizados hacia los paises industrializados y “desarrollados” que produce el efecto “tercer mundo” en Paris o Los Angeles. La nocién de “sociedad en red” elaborada por el socidlogo Manuel Castells (1995) captura un aspecto fundamental de Ia, globalizacién fen’su etapa post-guerra frfa. La planetarizacién del capital tiene como instrumento fundamental, en esta etapa, las transacciones por internet. Sin embargo, como bien lo muestran los mapas presentados por Castells, la eoneentracién tecnolégica est4 en Europa y en Estados Unidos, mientras que en los paises de Africa, Asia y América Latina el aumento de la tecnologia se da en cuentagortas. Al ver esos mapas nos damos cuenta de queen realidad la geopolitica del sistema-mundo moderno colonial se mantiene, aunque con algunos cambios. Uno de esos cambios es la relativa indlepenceencia del capital, y del capital financiero, del estado. De tal modo que si bien Estados Unidos durante la guerra firfa y con posterioridad a ella eeupé y ocupa un lugar de liderazgo que en el pasado correspondié a Espafia y a Inglaterra, el liderazgo de Estados Unidos no se manifests ‘ni $€ manifiesta, por la posesién de territorios. El concepto de “soci ed” subraya, precisamente, la emergencia de nuevas dimensiones pi ‘recnolégicas y econémicas que reconfiguran el mapa de la modernidad/ ‘solonialidad pero que de ninguna manera lo hacen obsoleto. El peso y la memoria de quinientos afos de historia de capitalismo y colonialismo, de Imperialismo (tanto a la manera hispdnica como en el sentido que le dio ‘Lenin al término) no se desvanecen frente al brillo de la sociedad en red y e las maravillas tecnolégicas de finales del siglo XX. Algo semejante ocurre con el concepto de “imperio” elaborado por Anany Negri y Michael Hard (2000). “Imperio” al igual que “sociedad en red” captura los cambios de las modalidades imperiales/coloniales. No obstante, “imperio” contrario a la “sociedad en red” reproduce el macro- 4elato fuertemente occidental en el cual La Historia se desarrolla desde el 15 CaerratisMo ¥ GEOFOLITICA Del CONOCIMIENTO: Imperio Romano, a la Europa Occidental de Hegel, a Estados Unidos. La Historia es La F del Imperio, como si nada hubiera ocurrido entre al Imperio Romano y el siglo XVIII Europeo, ni tampoco entre el siglo XVIII Europeo y el siglo XX no-atlantico. Por otra parte, de manera seme- jante ala “sociedad en red” que genera movimientos sociales (Castells:1997, 2, 70-166), diversos nudos de la red, el “imperio” genera fuerzas mul. ides como lugares de resistencia planetarios a la planetarizacién del imperio. El “imperio” sin embargo es un fendmeno de una sola cata, la cara postmoderna en la medida en que “imperio” y “postmodernidad” son sinénimos en el argumento de Hardt y Negri. En cambio, la “sociedad en red” muestra en cada uno de los nudos de la red {que re-organizan el planeta y las relaciones internacionales que las nuevas formas de imperialismo son inseparables de nuevas formas de colonialidad, En este sentido, si el “imperio” es posmoderno en el sentido en que la modetnidad se transforma, deberé también ir acompafiado de fenémenos postcoloniales, es decir, de nuevas formas de colonialidad. Pero este paso no lo dan Hardt y Negri porque para ellos la postcolonialidad es un fenémeno derivado de la postmodernidad. Su argumento sugiere que para llos postcolonialidad significarfa el fin de la colonialidad o su superacién (lo cual es una interpretacién bien moderna). No piensan ni sugieren, que ppostcolonialidad es la cara oculta de la postmodernidad (asf como la colo- nialidad lo es de la modernidad) y en este sentido lo que postcolonialidad indica no-es el fin de la colonidad sino, precisamente, su re-organizacién. idad seria, pués, la nueva forma de colonialidad actualizada por la sociedad en red. 4 Los articulos recogidos en este volumen conttibuyen a reflexionar sobre el hecho de que la globalizacién esté alterando también las maneras de concebir, explicar y actuar en el mundo. Uno de esos cambios es de formas de pensamiento que emergen desde las experiencias coloniales. La particularidad de estas experiencias, en las Américas, en Asia, en Africa fue Ja subordinacién y también subalternizacién de formas de conocimiento, No sélo el capital se extendié paulacinamente en todo el planeta, sino a 16 Itaopuccion Junto con los monasterios y las tareas de evangelizacién se creaban también universidades en las cuales se impartfan los conocimientos y las formas de siglo XVIII y durante el siglo XIX, las nuevas formas de imperi fueron acompafiadas por la secularizacién, pero al mismo tiempo, por la complicidad entre evangelizaci6n y misién civilizatoria. Por otra parte, la universidad Kantiana-Humbolediana fue desplazando a la univers hacia finales del siglo XIX, aparecieron las crfticas al concepto de raz6n ‘que fue ganando terreno desde Francis Bacon y Rene Descartes hasta Kant las crticas a las formas de capitalismo que emergfan con la adas, un valor local. de la lustracién fueron jectuales, como una justfcackon de la descolonizacién hispinica y como los principios de progreso y civilizacién. Hacia principios de siglo veinte el marxismo siguié ‘elmismo derrotero. Sin embargo, en todos estos casos, tanto en la derecha como en Ia izquierda, puede detectasse lo que Cornel West denominé “a evasién de la filosofia (Norte) Americana”. Con esta expresin West se referfa a que en la trayectoria del pensamiento en Estados Unidos, desde Emerson hasta Rorty, pasando por Peirce y Dewey, se encuentra siempre un momento de fuga en el que el esfuerzo por practicat la filosofia siguiendo el modelo continental, deja lugar a la fuga de la reflexién hacia fabria asf una “carencia” en el pensamiento Europeo, ue provoca la carencia, En el siglo diecinueve es la 4iferencia colonial la que provoca la fuga. En el siglo veinte la diferencia 1olo 2000 para la conceptualizacién de diferencia colonial y ‘Sin duda, esos momentos de fuga en Africa, en Asi IsMO Y GEOFOLITICA DEL CONOCIMIENTO 0 en América Latina son de distintas naturaleza. Es asi que lo plantean por ejemplo en este volumen Eze y Serequeberhan pa prictica filosdfica en Africa, Chakrabarty para la pré en y de India, Dussel y Quijano para la filosofia y la soc la diversalidad (la diversidad epistémica como proyecto universal) y no ya la bisqueda de nuevos universales abstractos de derecha 0 de izquierda (Ej., los universales abstractos del cristianismo, del liberalismo Yy sus correspondientes). pensamiento de frontera y de la diversalidad contribuye a (y las cegueras) del pensamiento critico hegeménico, y seael dela filosofia y la crftica cultural en el caso de Hardt y Negri, como también el de Zitek en este volumen. El caso de la filosofia de la liberacién, en América Latina, yen particular la manera en que fue practicada durante més de treinta afios por Enrique Dussel, nos sirve aqui de punto de referencia para poner de c la necesidad de formas de pensamientos (y guias para la accién) més la derecha y de la izquierda, para empleat la expresin de Anthony Giddens. Pero, a diferencia de la solucién propuesta por Giddens, una tercera via que supere la derecha y la la Europea, pero siempre en los confines del eurocentrismo, la filosofia dela liberacién, asi como el proyecto de Chakrabarty de provincializar Europa, como la Sequerebheran y la colonialidad del poder en Quijano, son algunas de las vvariadas formas ent que emerge el pensamiento de la diversalidad. » vatiadas terceras vfas que inyectan el més allé de la diferencia colonial entre laderecha y Ia fequierda imperial. 5 EL ESCENARIO: LA “NATURALEZA” DE LA SIMILARIDAD Y BL “DERECHO” A LA DIFERENCIA El nudo de la cuesti6n es el Tomemos como ¢j ue tengo al alcance de la mano, entre muchos otros disponibl Teoria del Estado, Hermann Heller (1934, 1998, 103) hace afirmaciones igui 18. Itropuccion ientes: “Desde los tiempos de Bacon existe, en el pensamienso tendencia a considerar...” 0“... no puede ya darsele carécter absoluto en nuestro mundo cristiano-occidental al valor de efectividad social pero en los cuales cambia: y-tambign el referente. Ast, por ejemplo, enunciados que se pronuncien hoy ‘en nombre de “nuestra América” de un “pensamiento propio latinoameri- ‘cano,” como dice Edgardo Lander (Lander:1998, 1999) 0 Hugo Zemelman. (2000), para poner también algunos ejemplos entre los muchos disponibles, quizds despiertan sospechas en bienintencionados intelectuales de igquierda {aveces postmodernos suautodefinicién) de politica iden ppatriotismo y de riesgos fundamentalistas. Sin duda que sospechas como estas no estarian del todo infundadas, pero ese no es el nudo de la cuestién. Lo que cuenta es que ciertas geopolitics identitarias se dan por sentadas (como occidental del Estado sirva como teorla del Estado 0 los actuales ccuatso comtinentes y las diferenci América Sajonay América Latina; India Briténica y China; Affica al norte del Sahara yAftica al sur del Sahara, etc.) es, en verdad, la diferencia colonial epistémica. Encllase disetia la geopolitica del conocimiento y las relaciones asimétricas de poder que relacionan reclamos identitarios en la epistemologia (como los ‘queacabo de sefalar) tanto como la fundacién y condicién del con Eases pues el problema que exploraré en las paginas que siguen y estard esce- aifcado gor los articulos recopilados en este volumen. Quiero aclarar que no estoy defendiendo un argumento canénico de ‘Tas politicas identitarias discutido en la década del 80, segxin el cual sélo las ‘snjeres pueden hablar de las mujeres, sélo los negros hablar de los negros, 1. No estoy diciendo pues que sélo los europeos tienen derecho a hablar de Europa y del pensamiento occidental y a hablar de América Latina y del pensamiento lo los latinoamericanos CCavrtauisno ¥ GEOPOLITICA DEL CONCCIMIENTO. argumento parte del hecho mismo de que el escenario ha sido configurado de este modo, geopoliticamente, por el imaginario de la modernidad/ colonialidad. En consecuencia, tanto Ziiek tiene derecho a defender los legados fundamentales de Europa como Dussel, Eze 0 Chakrabarty tienen el derecho de cuestionatlos y proponer otras vias politicas y éticas para imaginar futuros democraticos. Tampoco se trata aqui de defender el 10 de reconocer y actuar sobre La diferencia colonial, as (identity politic), geopoliticamente constituidas, no deben confundirse con la identidad geo-bistérica como politica. Lo cual no significa asumir gue exté bien, sino s6lo reconocer que a principios del siglo XXI es necesario que este debate surja globalmente. Esto es, que uya'a mostrar las fracturas y las consecuencias no-intencionales de la globalizacién. {Qué es lo que estd en juego aqui? Por un lado, la necesidad de mantener un “pensamiento propio occidental”, una de cuyas tiltimas expresiones se encuentra en el libro de Samuel Huntington otro la necesidad de generar un “pensamiento propio (y critico) | ricano que se ha estado manifestando de distintas maneras, tiltimament como reaccién frente a modelos académicos que se consideran intr vos". Paralelo a estos dos extremos se ha ido construyendo la idea de tun occidente en las mérgenes. Pero, el occidente en las margenes es una posiciém idencitaria asumida conflictivamente, sea como reconocimiento de un: “pecado original” (E. Murena:1954) 0 como la participacién en un argumento que defiende la modernidad periférica de las criticas a la modernidad en las drcas metropolitanas (Juan José Sebrelli:1992). O, si la distincién centro-periferia no es ya convincente, digamos entonces, la defensa de la modernidad en Buenos Aires y en castellano reproduciendo los argumentos criticos producidos en Parfs y en Estados Unidos, en fran- és y en inglés. Habria que ver si este tipo de cuestiones tienen sentido en Africa y Asia y no sélo en América Latina. Algunos de los articulos aqui recogidos sugieren que s{ aunque los argumentos se estructuren de maneras distintas, como es natural, debido a las diferentes historias locales. 20 Inrropuccion EMOLOGIA (CapITALIsMo ¥ EI paralelismo entre la historia del capitalismo y la constitucién de tuna epistemologia localizada en occidente es obvia. La epistemologfa est sgeohistorica y ada y no es un espiritu que flota més alld de las lenguas, las insticuciones y el capital que hace posi College de France en Paris pero que en Argentina y en Bol Allianzas Francesas 0 Culturales Briténicas, por ejemplo. El capital que ‘requiesen las instituciones, y las personas que producen y desde donde se ‘espande el conocimiento y su valor, estén ubicadas en las ciudades, y las ciudades estén localizadas también en las lenguas y en la historia del capi- talismo (Mignolo:2000, capitulo 1). En Argentina, por ejemplo, hay un paralelismo inverso entre la orientacién del capital y la del conocimiento yello puede ser explicado con la metéfora de los ferrocarriles. Los ferroca- tiles argentinos se construyeron en forma de rayos de rueda, con el centro ‘en Buenos Aires. Sin embargo, tanto los ferrocarriles como los rayos de Ja mueda.no se conectan entre sf excepto en el momento en que llegan al centto, Todas las Iineas interiores se conectaban en Buenos Aires desde donde Ja carne y los granos eran enviados a Inglaterra. Por otro lado, Inglaterra Francia, a veces Alemania, enviaban (y siguen enviando, junto ‘eon Estatios Unidos), conocimiento (enlatado) hacia Argentina. No obs- tante la obviedad, creo que no esté de més recordar algunos momentos de estas vidas paralelas que explican, todavia hoy, la asimetrla de poder, 10 en este volumen), en la producctén y distribscidn planetaria de conocimientos. No hay conexiones entre Buenos Aires, Rabat o Calcuta. Pero, si, Rabat, Calcuta y Buenos Aires calismo_histérico” (Wallerstein:1983, 1996) nartado por Fernand Braudel (1979, 1992) y Giovanni Arrighi (1994) es patalelo a la distribucién geopolitica del conocimiento y a las estructu- cerfa aproximadamente el siguiente: jén de las ciudades-estados, en la Italia del siglo XV, y en especial de ciudades como Venecia, Flore ¥ Génova en las cuales encontrarfamos las piezas fundamentales de la a (Carrrausto v Ge oroLtTica DEL CONOCIMENTO legislacién (Venecia), de las finanzas (Florencia) y de la inversién de cap tales (Génova). Por otra parte, si complementamos este esquema con el de S$. Abu-Lughod (1989) y el de Eric Wolf (1982), podemos comprend: aque estas tres ciudades italianas consticuian, en el siglo XV, una especi de circulo comercial mediterréneo que se conectaba con otro, en el nor de Africa, constituido por El Cairo, Fez y Tumbucta (Wolf1982). No obstante, estos circuitos comerciales en el Mediterrdneo eran “margina les” con respecto al centro de la economfa-mundo (Ej., las conexiones de estos circuitos comerciales en el Mediterréneo), es decir, con China y con Indostén (Ej, hoy India y Pakistén). Era, pues, desde estos circuitos ‘marginales” que se queria llegar a China y a India. Ni los los indios tenfan interés en ir a Venecia, Florencia y Génova 98). ‘América tiene otra interpretacidn en este relato, Ya no la del héroe nacional sino el de la necesidad comercial. La ruta del Aud lugar a la cemergencia del circuito comercial del Atlintico que tuvo la virtud de ui por primera vez en la historia de la humanidad. La cuestién de silos chinos © bien otros navegantes de Europa o Africa habian llegado alo que es hoy ‘América no tiene importancia en esta narrativa. No se trata de saber quién fue el primero sino cuéndo y por qué esta sucesién de acontecimientos histéricos adqi del orden mundial en el que todavia estamos viviendo. Ast, podemo: ‘entender hoy que la emergencia del circuico comercial del Ad siglo XVI tuvo, entre otras, dos consecuencias fundamentales. La primera fue la de conectar comercialmente, dos circuitos comerciales ya existentes con lo que seré América, El circuito de Andhuac, con centro en México- ron la relevancia que tuvieron para la estructuracién Panama. Y el circuito de Tawantinsuyu, con centro en Cuzco, y que se extendfa hacia el norte hasta las proximidades de lo que es hoy el canal de Panamé, Estos dos circuitos, conectados sin duda entte si conectados con el circuito de las ciudade: esta es la segunda consecuencia puesto que, por un lado, el mundo quedé comercialmente interconectado y; por otro lado, la emergencia del comercial del Atkintico comenzé a construirse como excepcionalismo 22 InTRopUCCION ‘etisiano y luego, en el siglo XVIII, como excepcionalismo europeo. Capitalismo y epistemologfa comenzaron a encontrarse y, desde entonces, ssegait una marcha paralela ‘Me explico, En los siglos XV y XVI Europa no era todavia, por decitlo asf, propiamente Europa (Day:1968; Abu-Lughod:1989; Bartlett:1993; ‘Morin:1987; Fontana:1994). Era, mds bien, la tierra y el espacio de los istianos ‘occidentales, aquellos que después de las cruzadas se vieron separados de su centro, Jerusalem, y de los cristianos orientales. Esto es, Jadistineién entre occidente y oriente tiene en esta historia particular uno de sus gétmenes. Pero esta ¢s una distincién puramente cristiana que se stansformard en hegeménica europea cuando la creciente distincién entre Europa, Affica, Asia y América siga construyéndose desde Europa y en el proceso de constituirse como identidad eurepea. Lo que debe quedar claro lo XV, no era posible todavia imaginar una historia peo (Londres, Paris, Berl , ni los amerindios, ni los afticanos se ven en re afticanos, asidticos 0 americanos. Son vistos asi por y desde un lugar de ‘enuneiacién (que se autodefine) europeo en el proceso de constituirse Europa como tal. Es decir, la epistemologia se constituyé como lugar geo- y como lugar de enunciacién. Lo cual quiere decir, como lugar de enunciacién. El renacimiento europeo, en los siglos XV y XVI, contribuys a fundar la epistemologfa moderna operando entre la tistiandad y la expansién del capitalismo mercantil con la emergencia del cireulto comercial del Atkéntico (Mignolo, 1995). Las universidades ‘fenacentistas se organizaron en torno al trivium y al cuadrivium y es ésta Taestructira fundante de las grandes universidades hispdnicas en América Latina, en Santo Domingo, en México, en Peri y en Cérdoba (Osorio Romero:1976, Vazquez:1992). La emergencia del circuito comercial del Atkintico y la navegacién alrededor del mundo hizo posible el disefio de un mapa del mundo, el mapamundi, que tuvo dos consecuencias importantes (Mignolo:1995, capttulo La primera fue la de conectar, en un mapa, todas ls regiones del planeta. Hasta ese momento se podria decir que cada Fegin {ej., China, el Islam, el Imperio romano, los incas, los aztecas, Para nombrar los centros y civilizaciones més conocidos) tenia su propio 23 (Caprratisuo ¥ Gz0POLITICA DEL CONOCHMIENTO. lecirlo, pero ninguno de esos centros llegé a tener un mapa que se impusiera como se impuso el mapamundi cristiano en y para todo el mundo (Mignolo:1995). :Por qué cristiano? Porque s6lo el cristianismo habia dividido el mundo en tres partes, Asia, Europa y ., en el famoso mapa T-en-O que era dominante en la llamada, a partir del renacimiento, “Edad Media europea” (Hay:1968). Esa di hizo posible la incorporacién de América como el cuarto con coincidentemente, maros las tres “AAA” como n de América en el horizonte epistémico (lo cual provocé tanto debate y discusién en el siglo XVI, desde la naturaleza hasta la ubicacién de los indios occidentales en la cadena de los seres), Europa, Asia y Affica se correspondfa con los tres hijos de Noé. En Africa se ubicaba Sham, el menos fa el lugar donde ios ampliard los de Japheth y finalmente moraré en la carpa de Shem” (Génesisi 1968). ¥ Japheth se extendié hacia occidente, cruzé el Atlintico, y surgié el cuarto continente bajo su manto. Quise contar esta breve historia por dos razones. Una para subrayar Ja emergencia del i mapamundi, por ily dela clasificacién del mundo en cuatro continentes, Esta clasificacién no fue or cierto una “representacién natural” del mundo sino una ope: lasificatoria que impuso una epistemologfa de doble cara, una 1a otra invisible. Una, la visible, la cara de la modernidad desde donde se comenz6 a clasificar, describir y conocer el mundo (Quijano, en este volumen). La otra, la colonialidad en donde se ejercié el poder de la epistemologia moderna. Ese ejercicio oculto del poder que hizo que, irremediablemente y, segin la cosmologta cristiana y luego hegeliana, se convirtiera ontolégicamente en Asia. Y asf con los otros continentes. El proceso de transformacién de.esta clasificacién es lo que Anibal Qui en el articulo aqui recogido, identifica como “la colonialidad del poder La colonialidad del poder nos alerta, constantemente, que Asia es y no es Asia, que Africa es y no es Africa que América es y no es América, pero que Europa es y es Europa. La modernidad, en cambio, hizo todo lo posible Por hacer creer que cada uno de estos continentes es ontolégicamente cada uno de estos continentes. No olvidar que la colonialidad del poder 24 Irnopuccion opera bajo las cuerda de la modernidad, nos alerta sobre el hecho de que quien clasfica es siempre monot6pico mientras que quien es clasificado «es siempre dia 0 pluritépico puesto que tiene que concebir el mundo en la interseccién de la clasificacién impuesta por la colonialidad del poder yy aguellas otras clasiicaciones que pasan a la categorfa de subalternas de la modernidad colonialidad. Esto es, q) ificado ii6n de la intelectual chicana Gloria Anzaldiia, o la concier feos a Rigoberta Menchit, segiin su propia expresién): aquel en el cual lo ban clasificado y aquel en el cual él o ella se clasificaba antes de aque lo clasificaran. La roma de con: de esta situacién y el esfuerzo ppor re-clasificarse desde la subalternidad es lo que he descrito como el potencial espistémico del pensamiento y la epistemologfa fronteriza (Ej., border epistemology or border thinking, Mignolo:2000). En fin, no se trata sagul de una realidad hibrida (como la Tijuana que analiza Néstor Garcfa Gandlini) sino de una conciencia doble que es la conciencia del esclavo ‘vista desde la misma conciencia del esclavo, quien conoce, a la vez, la eonciencia del amo y del esclavo mientras que el amo sélo reconoce st Ahora bien, esta situacién s6lo puede percibirse desde una geopolitica del comocimiento més que desde una historia de la filosofta occidental hasta ales en el siglo XIX (Foucault 1969; Wallerstein et. al. 1995). La geopolitica del conocimiento, paralela alaconsolidacién y expansién del capitalismo es, literalmente, otra histo- i ue emergié en el siglo XVI como consecuencia de uina émica. La primera fue la colonizacién del tiempo y, n de la Edad Media y de la Antigtiedad como “ante- jento y de una hi weal que era, a la vez univer- sal, Su otigen estaba en el oriente del Mediterrineo. El origen ‘en Jerusalem. Y el filoséfico en Atenas. La segunda fue la coloni espacio. Y de esa colonizacién surgieron las tres AAAs en referencia a la ‘Centralidad ce la E. La doble colonizacién del tiempo y del espacio crearon ‘hs condiciones para la emergencia de Europa como punto de referencia ‘Planctario. Y esta operacidn fue, fundamentalmente, epistémica. as Carirausmo ¥ ceoroutrica pet coNocINIENTO. ‘LA DIFERENCIA EPISTEMICA COLONIAL Por lo dicho hasta aqui, la diferencia epistémica col pero no s6lo geogrifica. De importancia de la geopolitica conocimiento. Durante el renacimiento europeo, y luego durante enguas sobre las que se construyé cierto tipo de conoc impusieron su valor sobre otras lenguas y otros tipos de conocimiento, Son pocas las partes del planeta que en este momento buscarfan las bases del pensar en la lengua drabe, con excepcién, por cierto, de los mismos pensadores érabes, Sin embargo, la mayorfa de las instituciones del planeta, hoy, tienen como referencia, al menos, el siglo XVIII europeo, la Husiraciés y el francés y el alemén como fuentes de pensamiento. Se nos aparece: de nuevo la metéfora de los ferrocarriles argentinos, puesto que todos los rincones intelectuales del planeta se reunen en ustracién europea. Hasta hoy, me artiesgo a decir, esta situaci6n fue una icibn y se escructuré en forma de dependencia intelectual. De aqui en. iendo en un potencial epistémico que én otras partes exploré como el potencial epistemico de fronteras (Ej., border thinking o border epistemology, Mignolo:1999, 2000). Y es precisamente la cemergencia de este potencial epistemolégico planetario lo que este volumen intenta mostrar, a la vez que contribuir a su expansién. obvias razones geopoliticas, la manera en que Enrique! al comienzo de la década de 1970, y sigue explorando hasta hoy, la filosofia de la como una intervencién es espaci indica, apunta hacia una ordenacién espacial més que temporal ( quiere, espacio-temporal) del conocimi jentras que, por ejempl para el fildsofo francés Michel Foucault la “ruptura epistemol estaba localizada cronolégicamente, se presuponfa una geografla en la que aparentemiente el tiempo espistémico transcurrfa. Esa geografia tenia tiene su limite occidental en Grecia, su limite sur en las costa norte d Meditesréneo y su lugar de llegada el corazén de Europa (particularment Francia a partir del siglo XVIII). Para Dussel, en cambio, fa “rupeura 26 Inrroauccion ooo Solon episnemolégica” es geop ‘En a2 Enrique Dussel Panamericano de Filosofia (Brasi método analéctico y la filosofia latineamericana” (Dussel:1973). Hay varias razones por las cuales ‘esta *ponencia” (en el doble sentido de la conferencia en la que fue presantada yen la rupturaepistemoldgica que abre) pasé desapercibida fuera de los circulos filosdficos y quedé olvidada en la produccién intelectual en América Latina. Una de esa razones es la desconfianza que comenzé a tenerse, en el 70, de la ideologia “latinoamericanista”, Esta ideologia comenz6 a quedar “atrés”, Se comenz6 a identificar con la época del ensayo 999) que en la década del 1970 era reemplazado ya por In emergencia de las ciencias sociales (Mauro Marini:1994). En segundo ugar, la ponencia se publics en un libro editado por Fernando Garcfa Cambeiro; edicorial que comenzé a identificarse con el populism yeon posiciones esencialistas con respecto a América Latina. En tercer lugar, el [postestructuralismo (también la escuela de Frankfurt y la de Birminghan) ‘comenzaron a ingresar particularmente en Buenos Aires, Montevideo, S20 Paulo, Rfo de Janciro y Santiago de Chile. Iluminados por la “novedad” (em sentido cronolégico) que caracteriza la ideologia de la modernidad, {St05 nisevos productos intelectuales (como el nuevo modelo de aurom¢ Ode zapatillas Nike)! comenzaron a borrar la memoria de esfuerzos previos © paralelos de pensar criticamente la geo-historia donde se produce el ica y no cronolégica. Me explico. yencia en el VIII Congreso ensamiento mismo, Por estas razones conviene volver con menos prejuticios 2 geopolitica det conocimiento, Tampaco estoy replantesndo un neo-rsisno seine cual hay que cerar as puerta las ideas extranjras(o cual levarla& posicio- ). Estoy sefalando que la importacién de lo nuevo sis, y sive, 3s exfuerz0s erticos que asumen las historias locales ‘como energia de pensamiento. Esto «a idcolog y de la modernizacién ‘alla eeonotniay Ia politica oficial corricron patalels a las posiciones Fon Qe la modernizacién del pensamicnto slo podta darse mediante la imporeacin de . Francia 0 “Alemania y no a la produccida de pensamientocrtico correspondiente con la historias ‘olonlalesde distintasregiones de América Latina. desarrol que asumie inermopuccion (Cromatisw vcs0roLICA DEL CONOCIMIENTO. spabmetido y que podemos comprender a partir desu filosofia del Ser). z yeahs oe Glosofla de Levinas, hacia finales de 1960, fue una revelacién y una promesa, Revelacién y promesa que se Ensen en decepcién filoséfica hacia Levinas y, al mismo tiempo, ten energéa critica y creadora hacia la emergente filosofia de - Dussel tomé conciencia, en un encuentro personal con Levinas en Paris, al comienzo de 1971, que la concepcién del Otro que histéricamente implica el pueblo Judio, no incluye para Levinas nial africano, nial asié- fico, nial amerindio y, menos todavia, al afro-americano, Es en ese preciso momento en que Dussel tomé conciencia de la necesidad de una reflexién ‘ni onralégica ni dialbgica, en los términos de Heidegger 0 Levinas, sino ‘analtetica, Partiendo de Levinas (y esto es muy importante puesto que ids tarde Dussel Icerd a Karl Marx desde Levinas (Dusse:1985, 1988, 1990, Mignolo:2000b), comenzé a buscar una “superacién” de Levinas en Asnérica Latina introduciendo Ja analogfa (1973, 112). Sigamos primero elargumento de Dussel para luego comentar sobre é ; A pesar de la importancia que tiene para Dussel la introduccién del ‘Otro en la flosofia del Ser le es también necesario marcar los limites de la pposicién de’Levinas (hasta ese momento expresada fundamentalmente en Totalidad e Infinivo, 1961): 4 los planteos de Dussel y a las consecuencias que pueden tener hi para la reestructuracién epistémica a nivel planetario en la que todo mundo contribuye. No estoy sugiriendo, por cierto, convert la propues analéctica de Dussel en un universal abstracto, como {a dialéctica, desconstruccién 0 lo real/simbélico. Estoy sugitiendo, precisamente, | contrario. Al decir que el cercer espacio de Dussel e= un espacio que s agrega, conflictivamente, a los existentes, quiero decit que la propues de Dussel contribuye a des-universalizar (provincializar did Chakrabs en este volumen) los universales existentes, sean estos una determina imagen de Europa o un determinado concepto o palabra clave cientifico filoséfico. Este tercer lugar esté siendo construido, transformado y habit hoy por los filésofos africanos, del norte y del sur, los subalternistas indio: también por los movimientos indigenas en América Latina o los latinos los Estados Unidos. Asi surge la descolonizacién planetatia del pensamieni paralela a la deconstruccién de la metaflsca occidental. A esto me refi y me referiré al hablar de diversalidad 0, lo que es lo mismo, de diversida (epistémica, ética, politica) como proyecto universal, El método analéctico esté geopoliticamente localizado, y es precisa mente esta localizacién lo que le da su fuerza. Si Dussel no hubiera perc bido la importancia de este hecho, hubiera quedado irremediablemente desacreditado por la valoracién imy loséfico” ofici Dussel reconoce, en primer lugar, que la conceptualizacién ontolégica d: Ser, que el filésofo aleman Martin Heidegger impuso con argumentos con- vincentes, tiene como presupuesto histérico una concepcién renacentista, del Hombre y, como tal, del hombre blanco y cristiano (presumiblement protestante), que esté ademés encarnado con la lengua de pensamiento) filoséfico. Para Heidegger, el alemén mismo. Dussel percibi6, en cambio, importancia del desplazamiento introducido en la metafisica por el filésofo judio-francés, Emmanuel Levinas. La teflexién de Levinas es unt constante esfuerzo por desplazar la onto-logia hacia el dia-logo, esto es, des- Plazar la ontologia del Ser hacia el encuentro con el Otro. El Ser emergey no como un ente sino como un encuentro, en el cara-a-cara de Levinas, en) a irreprimible presencia del Otro. El paradigma del Otro de Levinas son Jos judios en la historia de occidente. Ahora bien, la filosofia de Levinas, como él mismo lo hizo explicito en muchas ocasiones, ¢s una respuesta 4 los horrores del stalinismo y del nazismo (con el cual Heidegger estuvo Sinembargo, Levinas habla siempre de que el Otro es absolutamente etre" Tiende entonces hacta la equivocidad. Por otra parte, nunca ha pensedo que el Osro pudiera ser un indio, un africana, 4% asidtico. El Otro, para nosotros, es América Latina con respecto a la Tovalidad europea, es el pueblo pobre y oprimido lasineamericano con respecto a las oligarqutas dominadoras y sin embargo dependientes (Dussel 1973, 113). Qué es Jo que est en juego aqui a pesar de cierta retérica de la época G,, oligarquias dominadoras, un afticano, un asidtico... pueblo pobre y optimido, erc,)? Lo que est en juego, precisamente, es la geop. de 1h ruptura epistemoldgica y la complicidad entre epistemologia, control S0cial y organizacién del poder. “América Latina’ en este contexto desplaza @"Buropa” como la morada de la filosofia y del pensamiento, “totalidad” ‘ena eval escin implicados Heidegger y Levinas, a pesar de sus diferencias 28 (CaprraLismo v Georoutrica pct CONO La “superacién’ (palabra de Dussel) de Heidegger por Levinas es todavia europea, dice Dussel. Asi, Levinas se encuentra entre dos aguas. Por un lado, reflexiona a partir de la experiencia del “enemigo interior” de la historia europea y sobre todo a partir del siglo XVI cuando la corona espafiola implementé el principio de “puteza de sangre” y expulsé a los moros hacia el sur y a los judios hacia el norte. Esta historia, que se contintia en el norte de Europa a partir del siglo XVIII es la que més de cerca le toca a Levinas y es la historia que ha contado con fuerza y detalle Hannah Arendt (1948, 1976, 3-88). Esto es, la “exterioridad” (no precisamente el “afuera’) es exterioridad en la Totalidad del Ser, marcado por y en la historia europea de Europa (puesto que es la historia que se ha contado desde Europa misma). En tanto que la “exterioridad” que introduce Dussel (Ej, Ja memoria colonial en Asia, Africa y América Latina) es una exterioridad del Ser (ontol6gica y dialégicamente conceptualizada) que se introduce con ‘a colonialidad, la cara oculta de la modernidad. Esto es, una exterioridad que comienza a construitse a partir de la historia europea de Asia. Afica ¥ América Latina. Esta exterioridad (que no es un afuera puesto que fue construida desde el lugar de enunciacién que se afirmé a si mismo como punto de referencia) es la que sostiene la colonialidad del ser que la reflexién de Dussel des-cubrié, cuyo presupuesto conceptual ya no es el Ser concebido bajo el presupuesto del Hombre blanco, europeo y post- renacentista (Gordon:1995). Tampoco el Otro. O, como lo diré mas tarde Levinas, “autrement qu’étre”. ;Cémo traducir esta fiase al castellano? ;“Ser de otra manera u otra manera de ser”? Ninguna de las dos posibilidades parece hacer justicia al concepto de Levinas. En inglés se tradujo por “otherwise than being” lo cual se dist ‘being : ternative (como las ). La traduccién al “otra manera de Ser que la del Ser”. A partir de aqui, Dussel crea un tercer /ugar, el de la “colonialidad del Ser”. Ahora bien, por “tercer ugar (de enunciacién)” no quiero decir un ugar en el medio, una especie de hibrido metafisico, De lo que hablo es de un tercer lugar al lado de los dos anteriores, que coexiste politica y éticamente, Esto ¢s, se trata de cambiar los términos de la conversacién, y no s6lo el contenido, dejando de buscar lo “nuevo” que supera lo anterior, lo “nuevo” que deja atras “la tradi 7 30 secION Este esquema es consustancial a la idea misma de “modernidad” y es una de las estrategias por las cuales la “colonialidad” qued6 oculta, disfrazada como tradicién, como lo pasado, como lo viejo. Dussel no pudo escapar tampoce, en ese momento, a la ideologfa de la modernidad, y hablé de “superaci6n” de Heidegger por Levinas y de Levinas por su propia posi- sn, No se trata de superacién, puesto que las tres posiciones coexisten, sino de “ensanckamiento del espaci ciacién que compiten con los anteriores afirmando su propio derecho y Veamos lo que escribié Dussel en ese momenco 1 de emergencia de lugares de enun- necesidad a fa existen para enseguida ver sus Iimices pero también sus posibilidades fscuras: El método del que queremos hablar, el ana-léeico, va mds alld, nds arriba, viene desde un nivel més alto (ana) que el mero método dia-léctic, El métode dia-léctico es el camino que la Totalidad realiza en ella misma: desde los entes al fuandamento y desde el fundamento a los entes. De lo que se trata abora es de wn ‘mésodo (0 del explicito dominio de las condiciones de posibilidad) aque parte desde el Otro como libre, como un mds alld del sistema de la Totalidad; que parte entonces desde su palabra, desde la revelacin del Otro y que con-fiando en su palabra obra, trabaja, sirve, crea. El método dia-léctco es la expansién dominadora de la Tovalidad desde si; el pasaje dela potencia al acto de ‘lo Mismo” EL método ana-léctico es el pasaje al justo crecimiento de la Totalidad desde el Otro y para “‘ervir-le” (al Otro) creati- vamente. El pasaje de la Totalidad a un nuevo momento de si ‘misma es siempre dialéctica, pero tenia razin Geuerbach al decir que la “verdadera dialéctica” (hay entonces una falsa) parte del id-logo del Osro y no del “pensador solitario consigo mismo”. La verdadera dialéctica tiene un punto de apoyo ana-léctico (cs un movimiento ana-dia-léctico); mientras que la falia, la dominadora e inmoral dia-léctica es simplemente un movimiento Conquistador: dia-éctico (1973, 113). Paso a explicar lo que me parece un paso fundamental en la propuesta de Dussel. La dialéctica aquf en juego es la dialéctica tal como la reformu- 3 (Caprratiswo ¥ GEOPOLITICA DEL CONOCIMIENTO. Intropuecton ——_—__—_—— lara G.W.E. Hegel (1807, 1966, Bloch:1949). El Espiritu, la Razén y asignado desde el poder), sireflexionamos desde la ext ddde la historia Historia organizan en Hiegel una de las caras de la Totalidad y de su propi flonial (que estaba en plena segunda expansién en los tiempos en que principio segtin el cual todo lo racional es real y lo real racional; donde el) eget reflexionaba sobre el método dialéctico la filosofia de la historia), contenido del universo adquiere la experiencia » Sigs pues necesario negar la dialéctica en la cual la colonizacién tuvo (y tiene) leemos a Hegel geopoliticamente en vez de seguir las reglas del juego que él) jugas, més alld de la Historia srsal que la oculta: Africa es el para sf, mismo nos propone, nos daremos cuenta de que el Espiritu y la Raz6n quel gia gl fuera de sf, Europa el para sf, y América es la juventud que debe para Hegel parecerfa encamarse en la historia es, en realidad, una manera) gxeer (Hegel 182: 0 de Dussel introduce pues, icamente la Historia como dije antes, un tercer lugar que no es temporal, como en la dialéctica los concepros de Espiritu y Razén. De esta manera Hegel pudo hacer de) de Hegel, sino que es fundamentalmente espacial y geopolitico. No es la Europa el punto de llegada del Es snegacién de la negacién como si sino la negacién de la negacién de la El método dialéctico tiene, como sabemos, tres fases. La fase del} goptemporaneidad (Mignolo 1995) en la geopolitica del conocimiento, La iento abstracto o de la tesis simplemente establecida. La fase de la) gialéeica de Hegel se asienta sobre el presupuesto temporal de la historia aantitesis o, la fase de la negacién, del conflicto, de la} taniversal contada desde la perspectiva europea. La analéctica de Dussel se ‘asenta sobre el presupuesto espacio-temporal de la expansién colonial y de ladoble cara, modernidad/colonialidad. La Razén y el Espiticu no itu y as racional, es decir, la sintesis o negacién de la negacién, La primera fase ¢s l del “ser en si”. La segunda la del “ser fuera de sy la tercera el “ser para st”, Cuando la dialéctica y la Razén se encarnan en la Historia resulta que Africa en si", Asia el “ser fuera de sf” y Europa es el “ser para st”. Pa istoria se desplazaba de Oriente a Occidente. Africa-quedaba del discurso” y ia basica seria la siguiente. Mientras que para la ética del discurso (incluida la posicién de Jurgen Habermas) propone una “ética de usi6n’, | Tiberacién. propone una via simultinea y diferente. Una é de la inclusién cs sin duda deseable y necesaria. Pero tiene sus EI primero es que mantiene las relaciones de poder entre quienes estén €M posicién de “incluir” y quienes estén en posicién de ser “incluidos”. Es decis, la ética del discurso mantiene una idea de Toralidad que oculta el hecho de que la inclusién ast planteada no es el mejor de los mundos Posibles. Por eso la ética de la liberacién propone una constante reflexién ‘critica desde la perspectiva de aquellos que no quieren ser inch artiba sino que proponen participar en el acto Posicién de los Zapatistas es muy clara. Lo que reclaman no es la inclusién 4ine la participacién tanto en la construccién de la democracia en México omoen el derecho de participar en el discurso de los Sibien Jos derechos humanos, como la ética del discurso y de la inclusi ‘$5 més conveniente tenerlos que no tenerlos, también es cierto que la ser el idad organizada en el acontecer temporal, habfa opciones. La Toralidad era al mismo tiempo el Destino. Y todo es Jo propona Hegel hacigndose eco del espiritu triunfalista que habsa deja Ja revolucién de la burguesfa, en Francia, en 1789. El fracaso de los ideales del iluminismo, tanto en el nazismo como s. “exterioridad”, no el “afuera”, sino ado desde el lugar de enunciaci asimétrica de poder y, por lo tanto, en posicién de enun ' Ahora bien, el “afuera” enunciado desde el poder para afirmar “adentro” es part ii adentro ni afuera es la “exterioridad” nombrada desde el interior como su propio margen, que es, en realidad, sa otra cara. La cara dela colonialidad. Ahora bien, si cambiamos la perspectiv y reflexionamos deide el afuera asignado (no un afuera ontol6gico sit 32 33 (CaeTTALsMO ¥ GEOPOLITICA BEL CONGCIMIENTO. Iserropuccion exterioridad entendida como el afuera de una Totalidad que pretende cocuparlo todo y, al hacerlo, margina y oculta lo que niega, pero no lo descruye, no puede aniquilarlo. La exterioridad es pues ef lugar donde surge layor que hace visible lo que la Toralidad acule6, Histéricamente, volviendo complicidad entre metafisica y geopolitica en Hegel, la exterioridad se hizo visible en la interseccién de Europa con Africa, Asia y América. Levinas, en cambio, hizo escuchar la vor de la exterioridad desde [a experiencia jadta al sostener, al comienzo mismo de su tratado sobre Tatalidad e infinito (1961) que “la metafisica y el otro no pueden ser totalizados”. La metafisica sth absoluramente separada. La merafisica y el Otro no constituyen imple correlacién que seria en ilkima inscancia reversible. La jlidad de la relacién en la cual los términos de ella pueden leerse, entemente, de derecha a izquierda y de izquierda a derecha, harfa que los tétminos se acoplen uno al orto; de esta manera, los cétminos aparecerian como complementarios de un sistema visto desde afuera. El ento de trascendencia serfa asi reabsorbido en la unidad del sistema, lo ‘qual destruiria la idad del Otro (Levinas:1961, 1969, 35-36). Si Levinas introdujo un segundo lugar de enunciacién en referencia ala ontologta del Ser, y Dussel introdujo un tercero, este rercer lugar no es tuno sino vatios y se diversifica en las varias y variadas historias cotoniales que establecié la expansién de la economia capitalist y las rearticulaciones de Ja colonialidad del poder. La analéctica de Dussel, quizés mds alld de su propio proyecto, creé las cone mayorfa de los receptores de los beneficios de los derechos humanos no han: tenido oportunidad de contribuir a su formulacién y dos ejemplos analizados desde esta perspectiva hacen del Ser que se oculta detras de buenas intenciones democtdticas y éti (derechos humanos) en el discurso de la (post)modernidad, En esta re-organizacién del Espiritu y de la dialéctica, re-ubiquemos a Africa, Asia y América en el mapa de la razén, en la geopol conocimiento, a partir de Ja propuesta de Dussel. Pero tambi Anfbal Quijano, en América del Sut. En realidad, las propuestas de Dussel y de Quijano son sélo dos “de los puntos de partida” junto con las propuestas de Abdellchebir Khatibi, en el Norve de Africa; Emmanuel Eze y de Tsenay Sequereberhan en el Africa al sur del Sahara; por Dipesh| Chakrabarty en la India y en Asia del Sur, Los “puntos de partida’, en lugar del “punto de Ilegads”, son un descentramiento geopolitico de la epistemologia ys por cierto, de la ética (Dussel 1998). Podria continuar los ejemplos, agregando a Frantz Fanon y Edouard ndo la reflexién del colonialismo francés en Martinique y en Arge! yundo desplazando la oni i ducidas en la exterioridad colonial, celebrando la lengua “créole” y sobre- pasando la vergiienza a la que fue sujeta, durante dos siglos, por el francés del iluminismo y del Loire. Estamos entrando en el dominio de la diver- sidad (epistémica y no sdlo étnica) como proyectos universales y saliendo de la uni-versalidad como proyecto universal, uno de cuyos ejemplos e Totalidad en la filosofia de Hegel comienzos son muchos y variados. La la perspectiva europea) deja de ser el punto de referencia para contar tras historias, otras historias que en ltima instancia estarfan siempre subsumidas por la universal disefiada por Hegel (ver Chakrabarty: este Volumen). Esta es precisamente la di-versalidad (o pluri-versalidad) ala que me referi més arriba 0, lo que es lo mismo, la diversidad como Proyecto uni-versal. Un proyecto que no podré ya ser subsumido por Uuniversales abstractos, por Toralidades, a la Hegel (que abrié las puertas Ta Totalidad inversa introducida por Karl Marx) sino que requiere simplemente la existencia de conectores que establezcan alianzas planetarias “ue conecten los proyectos que son similares en su diversidad histstica 8 LA DI-VERSALIDAD © LA DI-VERSIDAD COMO PROYECTO UNIVERSAL. El tercer lugar que traté de identificar en la filosofia de la liberacid de Dussel es un espacio epistémico que comenzé 2 forjarse desde 1970 que, digo con confianza, es un punto desde el cual ya no hay regreso. Estos “lugares” son en realidad “lugares” que emergen en distintas formas pero siempre desde la “exterioridad” (colonial) de la Totalidad, Esto es, desde 34 35 CCanrratisMo ¥ GEOPOLITICA DEL CONOCIMIENTO. ‘ ‘ow memoria judia, Khatibi —como Dusel— abrié las puertas a un nuevo programa en disidencia al poner de relieve la colonialidad del Ser. La colonialidad del Ser quedé oculta en las dos caras de la modernidad, el Ser como ontologia (Heidegger) y e! Ser como otredad dialégica (el cara- aecara de Levinas). Asf las cosas, se hace evidenre que la deconstruccién de la metafisica occidencal es pues una tarea necesaria pero no suficiente puesto que esta deoonstruccidn pasa por alto y mantiene en la oscutidad la colonialidad del Ser. Esto es, la deconstruccién como la formulé el filésofo francés Jacques Derrida presupuso y se mantuvo en la Totalidad, tal como se planted en Hegel.? Por esa razén, Khatibi puso el énfasis en el ‘pensar en Jenguas” puesto que la interseccién del francés con el drabe no es lo mismo que la interseccién del griego, el latin, el francés y el alemén, que son las lengues de la Totalidad del ser en las cuales se planted la deconstruccién. El “pensar en lengua’ lo llevé a formular la necesidad de una “doble critica” (al fundamentalismo islimico y occidental) y a buscar \to 0:10” que seria, precisamente, el pensamiento que surge idad colonial y de la colonialidad del Ser y de la necesidad de contemplar la descolonizacién como figura central en la imaginacién de futuros posibles. Ranajit Guha, también en la década del 70, el historiador hinds, residente en Inglaterra y professor en Essex, formé un grupo de trabajo ‘on varios de sus discipulos que comenz6 a ser conocido, a partic de 1982, ‘Como South Asian Subaltern Studies. La formacién de este grupo fue parte de la forinacién de la nueva inquierda, en Inglaterra, reunida en torno ala publicacidn de Past and Present y de la emergencia de los estudios culeurales en Birminghan (Dworkin:1997), una experiencia paralela formacién de la nueva izquierda, en Cérdoba (Argentina), reanida en la Publicacién de Pasado y Presente (Aricé:1968). La diferencia entre el grupo sutasitico de Estudios Subalternos, de fuerte formacién marxista, y la y epistémica surgida de la diversidad de cosmologias en conflicto. Si la cosmologia occidental ented en contactos y en conflictos coloniales con las cosimologfas amerindias en el siglo XVI a través de Espatia y Portugal, con la cosmologia islimica en el norte de Aftica a través de Francia y en el Caribe, con la cosmologia de India y del sur de Asia y del sur de Africa también en el XIX, también la cosmologia occidental, desde el siglo XVI hasta el presente, euvo contactos conflictivos con areas no colonizadas (como China y Japén). La experiencia creciente en los tiltimos cinco siglos fe que dteas del planeta, distantes entre sf geogrifica y cosmolégicamei se conectaban entze ellas a través de Europa. La emergencia de varia lugares de enunciacién hace posible pensar un fururo en el que la diversidad de expetiencias coloniales estarén conectadas por la similaridad de la colonialidad del poder ejercida en la formacién y transformacién del mundo moderno/coloni En Marruecos, también en la década del 70, Abdelkebie Kha se hacfa eco de los procesos recientes de descolonizacién en el Maghreb. De sus reflexiones comenas a surgir otra variante del tercer lugar de enunciacién, En primer lugar, Khatibi es un fildsofo drabe-islémi conceptualizacién de “otra manera que Ser” (0 quizis, de la “ en cl que la Otredad como la forma de la “colonialidad del Ser” tomé precedencia sobre su “otredad”. Khatibi introdujo un simple arsenal de conceptos que le permitié esborar un proyecto semejance al de Dussel (en a la vez que diverso (en la medida en que tistianismo, por un lado, y del francés con el érabe, por otro, dfieren de interseccién entre el cristianismo y la diversidad amerindia, por un lad entre el castellano y el quechua, el aymara, el néhuatl o el maya, por ot Su novela El amor en dos lenguas (Lamour bilangue) describe tanto en el relaro como en la conceptualizacion floséfica que lo sustenta, Su desplazamiento y reconceptualizacién dela deconstruccién (Derrida) descolonizacién es un segundo momento clave en su argumento. Levinas, como vimos en el pérrafo anterior, planted su resister intento metaflsico de subsumir el Oxro en el Ser y formulé su disiden en un programa como “ota manera que Ser” desde la experiencia *Bh este sentido, el didiogo de Derrida con Khatbi (Derrida 1996) es revelador. Derrida, atrapato entre Heidegger y Levinas, quiads mis cerea de Levinas por la historia judia y ‘de distance de Khacibi canto por la colonizaciéa francesa como po la historia rabe- inlémica, no ogra Ja diferencia colonial ue lo separa de ete kino, Ast, age ‘nto de Derrida queda atrapado en la metafisica occidental que intenta deconstruit. Un Aesatrollo més amplio de este asunto en Mignolo 2000, 79-88, 36 (CabttaLismo ¥ CEOFOLITICA DEL CONOCIMIENTO wwierda tanto en Argentina como en Inglacerta, estuvo marcada desplazamiento de la categor(a de “subalcernidad” a la experiencia colonial. Por esta razn, las conexiones mds explicicas suxgen de la relacién entre estudios subalternos surasidticos, filosofia de la liberacién y la rearticulacién de la teorfa de la dependencia en términos de colonialidad del poder (Quijano, en este volumen). Por otra parte, después de diez afios de experiencia del grupo (su pri- ‘mera publicacién fue en 1982), Dipesh Chakrabarty planteé el dilema de la subalternidad de la historiografia misma (Chakrabarty:2000). Mientras que el proyecto inicial del grupo fue el de escribir la historia de India y del sur de Asia dandole el lugar que le corcespondia a los grupos subalternos en la transformacién de la historia, Chakrabarty planted el dilema de la siendo la historia de India, de China o de Australia en relacién a las totias de los paises europeos y, mds recientemente, de Estados Unido: (Chakrabarty, en este volumen). Chakrabarty situé el problema en el dominio de la formacién disciplinaria y en las relaciones de poder en la produccién de conacimientos. Ahora bien, Immanuel Wallerstein (en este volumen) plantea un problema semejante al hablar de las ciencias sociales y su com ‘con el eurocenttismo, Sin embargo, la formulacién de Wallerstein difiere ‘en un punto importante (y en general invisible) de la de Chakrabarcy, a pesar de las alianzas que se pueden establecer en orros niveles, Wallerstein no plantea la subalternidad de las ciencias sociales “del otto Jado” de la diferencia colonial. Entiende que las ciencias sociales fueron compafieras del imperio, como decia Nebrija de! 1, pero sugiere que su transformacién las puede purgar de las culpas del na vita a pensar en que las cie serén siempre compafieras del imperi de las ciencias sociales, solo necesidad de asegurarse que sean ci en cambio, conocimiento de “emo son las cosas" sin preguntarse por el “qué y el porqué”. La diferencia entre Wallerstein y Chakrabarty esté ligada, en 1 inscancia, a cémo se ven las cosas desde un lado 0 el otro de Ivmmopuccion frontera que separa a Khatibi de Decrida, El inglés colonial en Chakrabarty ido por el francés come lengua colonial en Khatibi. Ambos, din marcados por la colonialidad del Ser, la subjetividad formada en el drabe y en el Islam, en un caso, y en la lengua hindi y bengalf (con sus respectivas cosmolo; stein mosteé los itué en la diferencia imperial entre Estados Unidos y Buropa que hoy en dia tiene en Le Monde Diplomatigue su manifestacién del otro lado del Atléntico, pai Ramonet y en algunos de los a Toic Wacquant cortra el imagina en Brasil. Si pensamos en las “diferencias’ encre Immanuel Wallerstein y Fredric Jameson, por un lado, y Pierte Bourdieu y Jacques Lyotard por el otto (pata tomar solo dos ejemplos) comprenderemos que ellas estén ‘marcadas por la diferencia imperial re-formulada con el ascenso econémico, massmedidtico © intelectual de Estados Unidos después de la segunda guerra mundial. La primera articulacién de la diferencia imperial sucgié en el siglo XVIII, en el momento en que la ascendencia econdmica € , Alemania ¢ Inglaterra permiticron se ast de Espafia y Portugal (Mi Dainotto:2000). No obstante, la diferencia imperial « mundo/colonial. Son diferencias, claro estd, pero en de la modernidad y de la expansién colonial ¢ imperial. Chaksabarty no es exactamente paralelo al dilema de las rncias sociales Para Wallerstein. E. dilema de Chakrabarty est formulado en y desde |h diferencia colonial. ©, como se podria decir a partir de Dussel, de la exterioridad colonia; desde la (otredad) colonial del Ser. _ Una perspectiva semejante (0, si se prefiere, un lugar de enunci semejante, marcado por la colonialidad del S: Atgumentos de los flésofos africanos del sur del Sahara, Emmanuel Eze y Tsenay Serequebethan (en este volumen). En el primer caso, la diferencia se encuentra en los *Ver Bourdieu y Wacquant 1999; ver French 1999 para una critica de Bourdiew y ‘Wacquant; ver Mignolo 2000, expteulo 6, ps hilosophy.” Jn Postcolonial African Philosophy, Editado por Emmanuel Chukwudi Eze, New York: Routledge, 183-196. Emst. Elpentamiento de Hegel. México: Fondo de cultura econémica. urdieu, Pierre y Wacquant, Loic, “La nouvelle vulgate planétai Le Monde Diplomatique, Mai, 6-7. 2000. 1979) The Perspective of the World. Vol. 3 of Civilization Traducido del francés por Sian Reynolds. 1992. 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