CROATTO, J. Severino (1994), Hermenéutica Bíblica. para Una Teoría de La Lectura Como Producción de Sentido. 2da. Ed. Buenos Aires, Lumen PDF

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eve metodo pata ler los irinseco a todo proceso de acontecimientas como de textos, parte de una tradicion literaria, Pe ro es necesario estudiar teércamente pata enfen jor, para explorar su fecundidad, para sos EI método y el fensmeno coinciden en todos 4 Rises "La ca de Remon e9 Vain Exe Profemas emda vero de ects Aso, Bey As 197) 21.29 5 capone de mont Rise, p20. mtn en “Hermend cn Hecate hc don, 263-27 eh 2). 10 Jos casos. Es verdad, con todo, que la hermenéutica bibli- ca tene una caracteristica tal vez inédita, por cuanto asu- ‘me textos de una larga trayectoria de creacién y relabora- cidn, originados en un pueblo con un itinerario también prolongado, unificado por una concepcién lineal y teleals- ica de Ia historia que implica un gran trabajo interpretati- vo, Tal fecundidad hermenéutica quedari bien marcada & lo largo de este esto, 2. Tres fases historicas. Exe no es et lugar para hacer una historia de la herme- ‘néutica general, ni dela brblica en particular. Convene se- ‘alar solamente que la tematizaci de la hermenéutica ha conocido tres momentos de relieve, que registramos en un ‘orden inverso de tiempo, con el fin de mostrar que lo que parece nuevo no lo es ant: 8) La era moderna, En un context filoséfico el problema se plantea desde Schleiermacher (c.1800) y Dilthey (¢.1900), pasando por Heidegger, luego por Gadamer y Ricoeur, con las deriva ciones conocidas al campo teol6gico (Fuchs, Ebeling, Bultmann y la expansién postbultmaniana). Es interesante constatar en los dos primeros su preocupacisn por lo que est detns del texto (la historia, el autor), pr el que se ex- presa en un texto, no por lo que éste dice. Heidegger, por u ‘su parte, pasa de la epstemologia a Ia ontologi: el ser que interoga es un seren (e1 mundo), situado, que en el acto 4e interpretar se pre-comprende. Hay un" mundo (Dasein) que condiciona la interpretacién, Esto punta conta a pretensidn del sujeto de ser medida de ob jetividad, ya que pertenece asu esencia el ser ya “habitan- te" de este mundo, que lo cicunscibe, Heidegger emprende el camino hacia los fundamentos, pero no retorna ala epistemologia. Gadamer destaca que el hombre esti dentro de una tra- icin, y que el comprender es un suceso fnito de aquella tradicién, como forma de pertenencia a la histori, La dis- tancia histérica entre el texto y el intérprete reclama una “fusin de horizontes”, que es posible porque aguél (el in- téxprete) es interno a la historia, El aporte de Ricoeur, que por otro lado relee a Heideg- ‘ger, consiste en haber hecho el rodeo por la lingtistica pa- ra llegar a una teora fecunda dela hermenéutia, Las derivaciones al campo teoligico arriba setaladas son anteriores a Ricoeur y estin impregnadas de una super: valoracién de la Palabra biblica como “acontecimiento” presente (més adelante hablaremos, invrtiendo los térmi- ros, del acontecimiento hecho palabra). Estos hitos de la reflexin sobre Ia hermenéutica han contribuido notablemente a una sintesisfilosofica que deja sus huellas en la teoogfa. Pero no constituyen una novedad absolut R ) La Fad Media ‘Durante Ia larga tradicién medieval, en efecto, era co- ‘ain Ja discusin teol6gica sobre los sentidos de Ia Escri- ‘ura, Junto a, © por encima de, el sentido literal se situaba ‘un sentido espiritual que podta llevar diversos nombres (alegérico, mistico, mesiénico, cristol6gico, etc). Tipica fue la disputa sobre los cuatro sentidos de la Biblia: 1. li- teral; 2. alegérico (= eristol6gicoy; 3. moral (llamado “tro- poldgico", 0 sea, elative a las costumbres) y 4. eseatol6gi co (denominado “anag6gico", que “conduce hacia”). ‘Muchas teori hicieron su aparici6n. Lo significativo ‘del hecho estéen que el supuesto de fondo es precisamen- te la hermenéutica: el texto del Antiguo Testamento no se ‘gota en su primera intencién sino que dice algo mas. «© Filén de Alejandria. Ox intento, mis antiguo, de formalizar el problema hermenéutico fue el de Filén de Alejandra en el siglo T AC, No s6lo por cuanto interpret las tradiciones hebreas desde un pardmetrogriego (tipico es su comentario al Gé- resis, el De epifcio mundi) sino sobre todo por su esfuer- 20 por comprender el problema del lenguaj.® 6 ci. KL Ove, Du Spann et Pio em leaden. Spach a Mie! ae Hermeneutic be, Taingen 1961 Cesare, Die Techn er olegnichen hsepansiescah bet Pho vow Aandi (Ss, ‘Tg 190911 P Man "Ee een exes ein Pen Se Ajit Revise Bio 9197) 21122 13 Dijimos que estos tres momentos pertenecen a otros ‘tantos intentas de tematizar el problema de Ia interpeeta- cic de textos (histricos, biblicos)o de la existencia hu ‘mana como tal. Ahora bien, ni siquiera esto es nuevo. El proceso hermenéutico —aungue no tematizado— es cons- Uitutivo de toda tradicin, religiosa 0 no, La Biblia misma ro se expica sn ese proceso. Pero es en el rabinismo de la £época intertestamentaria donde se puede ratrear la tentai va de leer un segundo sentido debajo del primer sentido de ‘un texto, un sentido profundo detris el sentido simple de las palabras (ders y pesat,respectivamente, en la termino= logia aramea de entonces).7 Esta cuestin reapareceri mis adelante, al hablar del targum y del midis, Este recorido histrico nos motiva para entrar en el te ‘ma con una preocupacién directamente biblica, 3. :Cimo se puede acceder al texto biblico? La Biblia ha sido objeto de distintosenfoques,orienta- os todos ellos a la exploracidn de su sentido o de su men= saje. Algunos expresan el “problema” de la lectura actual de la Biblia, otros buscan penetraren su contenido, Se Jamos seis aproximaciones generals, 7 ase A. Dee Mico. Dera yexdzes et Nuno Teaent Sra’ 4351998) 374918 Targum horde as cones rata eta mba CSI Made 19, 4 3.1. La realidad presente como “texto” primario, Se puede relegar la Biblia aun segundo plano en cuan- to texto desactualizado, frente al texto de la realidad pre~ sente, entendida ésta como el primer “lugar teo\égico” donde descubrir al Dios que habla einterpela al ser huma- no, La realidad esté tan cargada de significado, que resulta secundario cualquier oto significante teol6gico. Dicho de ‘otro modo, cuando las opciones son elaras, no hace falta ir ala Biblia, {No es ésa la acttud de muchos crstianos comprometi dos com la lucha revolucionaria contra las estructura injus- tas de este sistema en que nos toca vivir? {Qué mensaje “nuevo” les trae el evangeio? La pregunta es sincera; creemos empero que deja entre. ver una dificullad metodolégica por salir de una lectura \eadicional de Ia Biblia que la ha enajenado de la historia teal de Ios seres humanos, El obsticulo era visible en algu- ros de los primeros teslogos dela ieracsn, atentos mis aque otros a la praxis socio-hstérica como pardmetro de la feflexign teol6gica, Ahora, en la década del 90, constat ‘mos que se ha avanzado mucho en una nueva comprensiGn el mensaje biblico, justamente cuando es leo desde Ia Drictica de una fe comprometida con la sociedad. 3.2. Concordismo. (Otro camino consiste en asumir la Biblia como es, bus- 15 cando en ella correspondencias entre nuestra situaciones y Jos sucesos en ella elatados, Cuando hay coincidencia, pa rece que Dios estéhablando a través del suceso arquetipi- co, Yaa primera vista, esta aproximacin a la Biblia es concordista. Ahora bien, el concondismo (tan extendido, sobre todo en las lecturas fundamentalistas del texto sagra- do) es doblemente negativo: 4) Reduce el mensaje a situaciones que tienen su equi- valente en la experiencia de Israel o dela primera comuni- ad eristana, como si Dios no supiera hablar o reverse de ‘tra manera. Es un concordismo teolégico que supone ade- ‘mis un concepto de revelacin que hay que reinterpret, ') El concordismo superficializa el mensaje al nivel de una facticidad externa, confundiendo lo que sucede con su sentido. O también, Jo que sucede en el texto como idénti- co alo sucedido en Ia realidad, sn tener en cuenta que &- tes interpretada en aguél. El mismo peligro existe cuan do, en algunas teologtas, se busca una continuidad entre las ideas del Antiguo (= Primer) Testamento 0 del Nuevo ‘Segundo) y las de una cultura dada, asidtca, africana 0 de donde fuere.; Qué pasa cuando no se dan tales coinci- Resulta clara la dependen- cia lucana de las tradiciones mesinicas davidicas (naci- rmiento de Jesis en Belén; referencias a David, Lucas 1:27.32.69; 331; 20-41-44; teologia de Jrusalén). [No es necesari, por otto lado, tal recurso hipotético. ‘Mis bien la cta lucana muestra una “atadura” al texto pro- {ico que es el efecto reversible tanto de fendmeno lin- sto de Ia polisemia (cf. # anterior) como de la depen- encia “textual” del acto hermenéutico. La relectura se hhace “texto”, La que el Jesus de Lucas 24 hace de Isafas '53 es una produccisn de sentido, Y se expresa como un discurso sobre otro discurso anterior subsumido en aquél 120 meso tro corms paca creo di Los pro fs Ns ora mcr go Mes plese a en sa” (aca 24255, 13 Ver R Pranio, “E Mess ssn. Mess ben Eta ee rage de fan ovina Boe 1 (982) 1-8 ese dee: a os estos ais p24 ” En perspectva, parece que hubiera wn solo discurso, un so- lotexto, El texto griego de los LXX que hemos citado en a) no es una traduccién mecénica del original hebre, cualquiera sealarecensién usada, sino una adaptacin del original he- bre0. No por desconocimiento de la lengua hebrea de aquel ‘momento, ;Por qué entonces no verteron literalmente, de- Jando para un relato diferente la interpretacién buscada? De ninguna manera: su lectura se origina en el texto isaia- ‘no (y nunca como interpretacién paralela)y por otra parte tiene que expresar ese texto, consagrado por la tradicin. El texto de los LXX es por lo tanto un discurso (en el sentido semiético de la palabra) sobre otro discurso (el tex- to de Isaas) pero que se manifiesta como un tnico discur- s0 (= el texto de Isalas, Por la misma razén, la interpretacién que Lucas pone en labios de Jess se remite también al exo de Isaas 53, En la versi6n targimica de este poema, por otra parte, hay tantas divergencias respecto del hebreo, que la hacen mds parecida a un midrés. Quien compara el texto hebreo ‘con el arameo constata que tal vez el 50 % de este ultimo rho corresponde con aquél.!" A pesar de ello —eonviene 1 Camp Ste texto heey ne! era "EL Seon Yan es alo os lena de ipl: pt ster coo ora al esse un lr Serpe mana to aes We eps ‘ls parcscctr cama ord El Ser Vane mea sero eee” (ur Ser persegio ‘Tor: "Yave se fa data gua equines. pr saber em oe js qe angadeen prs pas dese, are Ak 50 estacarlo— el texto asi presentado es de Isafas en la tra- icidn rabinica. No interesa la persona histica de Isafas sino ese texto canénico transmitido por la tradiciéa, y que € tenido por “palabra de Dios De af la suma importancia que tiene toda letura como lectura de un texto, Ese fenémeno —y ya estamos enel co- razéin de la hermenéutica— no hace sino poner de relieve dos cosas ya expresadas reiteradamente: 1) que todo texto concentra una poisemia que lo abre hacia “adelante” por su condicién de “ejido” estructural de céigos linguisticos; 2) que toda lectura de un texto es una produccién de sentido en nuevos e6digos, que a su vez generan otras lec- turas como produccién de sentido, y asf sucesivamente ‘od aan evaompano at profs en can dquo fs de ose ‘Sc etn ao yo cons cnt, Yave Die evi 2 Pree (aca Sel ret pee). poms ete gos {Geshe prio! Enea can mete [Esso an cava en elu capsdelNT ewe alent sa ‘eon cgi omer en puro or ext (tee) (amen) “Paw Yin ee ser, ener: “Pago a Ya aay pn Smet eepanigns es code posta depo ‘Eicoce Yee prs min pets” no 4 Mesa mapa sas joy is 9 ohare dia} ue copien Ley ane por tenin 0 Boe nei 3) La interpretacién es un proceso en cadena, no repetitive sino ascendent. Hay una reserva-de-sentio simpre explo rada y nunca agotada, ©) Apropiacién del sentido Desde otro punto de vista la lectura como produccion de sentido significa también su apropiacidn, Se establece ‘una especie de dependencia respecto del texto intenpretado ¥ surge una exigencia de poseer rodo su significado. Este fendmeno es de una violencia tremenda en la lectura de textos que tienen mucho impacto en la praxis, como ser los religiosos, politicos, ideol6gicos. La pretensin por el sen tido es totalitaria y exclusiva: nada compartida,Justamen- te por tratarse de una “apropiacién”. No puede dejar fisu- ras para otra lectura. En el acto mismo de afiemar implici- tamente una reserva-de-sentido inagotable en el texto, que le permite releero, el intérpeteintenta “agotarlo", no de- Jando nada para otra lectura De ah el “conflicto de las interpretaciones”. Por cuanto ceada una aparece como la interpretacin, no se acepta otra. [Nace asia lucha. Fenémeno tipico que resulta de los grat des textos que inspiraron movimientos histéricos u origi ‘nafon grupos con una cosmovisién propia. Se puede ejem- pliticar con los textos de Marx, la tradicién bfblic ola hin- ‘46, Doctrinas muy dispares entre sf en la India se remiten ‘alos libros sagrados de ls Vedas. Significativo es el hecho de que el Vedanta, especulacin ilosfica en que ya ape- 32 nas resuena la doctrna religiosa de los Vedas (a mas de dos til aos de distancia), se presente como la interpetacion de éstos. Su mismo nombre, Vedanta (= “fin de los Vedas") connota una pretensién de agotar su sentido, Los textos de Marx son también elocuentes respecto de Ja lucha interpetativa,ideol6gicay politica, que siguen en- endrando. Cada coriente marxista es, en su propia eva- Tuacién, la lectura de los grandes textos de Marx. Citarnos este ejemplo, que no tiene que ver con la religin, para ‘mostrar evidencialmente que Ia tadura a un texto del pa sado no es propia de la cosmovisién religiosa y se da aun en una praxis sociopolitica que aparentemente niega toda ‘otra fuente de significado que no sea esa praxis. Volvamos ahora a los poemas del “Siervo de Yave” del 2-Tsafs. Las leturas practicadas por los LXX, ls esenios el Mar Muerto (Quintin), la Iglesia primitiva (NT) 0 el targum, no fueron para esos grupos leturas “posibles” en- tne otras, sino el sentido del texto profético. Este aspecto {otaltario de la exégesis es mis visible, por ejemplo, en la interpretacion targimica, donde puede reconocerse una po- Iémica anticrstana, un intento de bloquear la lectura cris- toligica de ese texto tan cargado de significacin, De esta ‘manera, los traduetores del texto isaiano al arameo ver- réculo de aque! tempo (alo que se ha dado téenicamente el nombre de “targum”, lit “waduecién”) despistaron toda posible referencia de Is 53 al suimiento de un Mesfas in- vidual. Ast no convalidaban una exégesis ya actualizada por los crstianos en la persona de Jess de Nazaret. 33 Y no se trata de un hecho meramente idcol6gico. Fue {aciltado ademas por la condicién misma del texto, polisé- ‘mico por un lado, pero que por el ot produce sélo un sen- tido en cuanto estructura narrativa orientada a “deci algo sobre algo", No existen sentidos multiples en una misma leetura. La interpetacin rabica de Is $3 anula la que hi- cieron los primeroscristianos; no la admit ni siquiera co- smo posible. Y la que habian practicado aquéllos desplaza- ‘ba la anterior de los LXX. En otras palabras, toda lectura es “clausuradora” del sentido. ;Qué paradoja ese juego de laalterancia entre po- lisemia del texto y monosemia de la lectura!(véase el dia- rama al final de esta parte I. ‘Asi también, la lectura de la Biblia que hace la teologta e la liberacn resulta confitiva respecto de otras “apro- piaciones” del sentido del querigma. Este hecho supone a su vez otras causas que Iuezo comentaremos. Pero noes la _menos importante la que se funda en el carter “clausura- dor” de toda lectura. Est estan bisico com el ot fen6- ‘meno (cf. b) de Ia dependencia respecto del texto. Esta conjuncign entre sentido det texo y su lectura “clausurado- ra” puede llegar a situaciones extremas frente a otras lee- turas, Para entenderlo mejor, volvamos una vez més al tar ‘gum de Is 53. La interpretacién que hace del texto de Tsaias (i To televante es que sea de Isafas!) no puede par- tir del texto hebreo de ese libro profético. La version ara ‘mea, como vimos, ha tenido que modificarlo estructural ‘mente, convitigndolo en otto relato,distinto al original, pero que es reproducido en ta lectura sinagogal como el e texto auténtico de profetaIsafa. Esta relectura (midrisica més que targimica)® sigue siendo “clausuradora”, borrando el relato que permitrfa otras letras, Elconflicto de las inteepretaciones est alll vivamente expresado, pero no “dicho”. Uno podria pre- untarse qué pensarian los rebinos que conocian también el texto hebreo, tan modificado en la versi6n aramea. Esta pregunta carece de interés. El texto hecho “tradiciGn” y normativo, ya no era otro que el del Targum. Era el texto ‘candnico en ese momento. No es el maestro sino la comu- nidad quien acepta un texto como normativo y actual. Otra ‘cosa sucede cuando se abandons el uso del Targum y se vuelve al texto hebreo (al dejar el arameo de ser la lengua viva para el judafsmo paletino). La polisemia de los poe: mas del “Siervo” da paso a otra lectura que, ast vez, in tenta absorber iodo el sentido, y en la que tampoco cabe fa interpetaciGn cristol6gica.'6 Volveremos a encontrar este mismo fendmeno al enfocar el acto hermenéutico desde la perspectiva de la praxis (capitulo I). 'S anu sisi aves itnpetatv) el et bea ares: ‘iets amp J eine pastor nv la. ro $s pata r,s peste np éoomése tan’ Se Permnestg ive anceearmsmeBe Bicas9 (37) ss. Levin, “ea crohns Bia wanes Ea ‘dormer 9 981) 22.208 recs erat he era 16 Nad ent, nee emi, que HM. Orley seu anda: to pra tn ctna de ee “The SoCal Siesing Sevan ou os 25.8 aye fants en aa pip ‘mena dea ees hermenéica, 35 ‘Terminamos con dos observaciones * Por un lado, abré advertido el lector que el conflic- to de las interpretaciones genera la divisiGn, la que no siempre queda en el nivel ideol6gico. No toda division es negativa. Puede ser creativa, La unidad grande a veces es mort indolente. * Por ott lado, la “apropiacién” del sentido, pretensio- sa de totalidad como es, nunca lo es en la realidad Si hay ‘muchas interpretaciones de un texto, todas paren del mis- ‘mo, y entonces habré alguna forma de convergencia. Las Tecuras se comunican subterrineamente. Por ello la divi- sin, que para ser tal debe generarse en algo comiin, con- serva siempre un factor de reuniGn. También los mitos son cconflictivos unos respecto de otros. Aunque se estructuren sobre el mismo tema, cada uno cristaliza dentro de una ‘cosmovisidn y pretende agotar el sentido de la realidad que interpreta. Pero se comunican a nivel de los simbolos que tejen, y en el de una experiencia humana profunda.!7 4) El factor hermenéutico de la distanciacién, Antes de completr esta pute, srl hacer una refe- rencia ala funcidn hermenaica de la “istanciacion” abiamos hecho mencién de una doble distancia abier- "7 sete tema ea somite ee dei edie eae sna pce aoe Senn cP Rice asd Fd Ca dad) Tarus, Maairid 1969) 6495s. oe 56 taentre a lengua y el “habla” por un ado, y entre ésa y el texto/ escrtura por otro (ver el diagrama al final de 12). Sila primera es formal, la segunda es conereta y de algu- ‘na manera temporal y espacial. La desaparicin del autor den texto, el desplazamiento de ls destnatarios, el cam- bio del contexto vital que engendea la pregunta sobre el mensaje, significan una distanciacinrespecto de la prime- 1a producciGn de sentido la del acto del discus. ‘Ahora bien, mayors la distancia, mayores son las pers- pectivas de relectura del texto. Esto se hard ms evidente ‘en IT 1.2 cuando hablemos de Ios hechos fundantes de una tradiciGn, Por ahora queremos indicar solamente que una tercera “istanciacién” hermenéutica se produce entre el texto /escrtura y su relectura (véase el diagrama siguien- te, que completa el de 12), Esta distanciacida se da de una Teetura a otra: cada una parte del texto, pero ese efecto es aparente, pues esté condicionada por la que le precede y @ la que justamente quiere borrar. De hecho, la absorbe 0 subsume. Por eso en cada lectura, conflictiva como sea, hay algo de convergencia Por otro lado, la cadena de relecturas de la Biblia o de otro texto significa, en Gitima instancia, una acumulacién de sentido, Mayor es a distancia, mds fecunda puede ser la cexploracin de la reserva-de-sentido del texto. De ah que se puede afirmar que la “distanciaci6n” cumple wna fun- cid interpretativa.!® Desde un punto de vista “historicis- 18 pcos, “La ck hemenftc de a stance”. a2 tor abe lane ota ole age se proce noel etn tp 37 ee nto at ppc ea on esatiad respect del seni opal Dee el punto de visa ermencutc en enim fe cxmdo cet. Lo conten nsrament eal ara resi lo analiza en ea pane ‘mos la figura anterior: oe I lengua ala fexoescritara()ktara poliemia—clawars pole clasura Ieditane. dite. 3. dtu. serio senido crede- —ciloncn- ms mm ae Sta 58 0 PRAXIS E INTERPRETACION La pregunta que surge en este momento es la siguiente: si la pluralidad de lecturas es viable por la condicién lin- fistca del texto, qué es To que, concretamente, as de- sencadena y divesifica? 1, Del acontecimiento al texto. Punto de parida de un texto es alguna forma de expe- riencia: una préctica, un suceso significativo, una eosmo~ visién, un estado de opresién, un proceso de liberacién, tuna vivencia de gracia y salvacién ete. Llamemos a esto, “acontecimiento” ‘Toda accién humana —individual, comunitari, nacio- nnal— es una forma de acontecimiento. También un fen6- ‘meno natural en cuanto ince en la vida del hombre. De 1s red inginita de préctcas humanas, de experiencias socio- histricas, surgen algunas como especialmente significa vas, por una razén w otra, ue son recopidas luego en una palabra 59 1 La relacién de sentido, Hay dos fenémenos hermenéuticos que se dan cita en este momento: * Por un lado, fa palabra que surge del acontecimiento para narrarlo 0 celebralo, esté operando una selecién, al Privilegiar una experiencia y con ello dejar en la sombra muchas otras. Es una forma de “clausura” y por tanto, de interpretacion: ese sueeso, y no otro, reclama la palabra. * Por otro lado, esta palabra estéinterpretando el acon- tecimiento en el acto mismo de narrarlo, Nunca es wna simple “erénica”, aunque lo pretenda! Sies que hay eréni- ‘aque no sea interpretaciGn. Toda lectura de los scesos se hhace desde un lugar y, por lo tanto, con perspectiva, Lo sa- bbemos, pero convene destacar lo que implica aguel fend meno de selecciniclausuray de interpretacin: un aconte- cimiento se vuelve significaivo por alguna razén, por el Contexto en que tiene lugar, o por lo que podriamos por ahora denominar su “efecto histrico”,! a saber, su influen- cia en las préticas de un grupo humano determinado. No se tata, hay que remarcar, de na relacién de causa- efecto donde Ia primera desaparece una vez producido el segundo, sino de una rlacién de sentido, En este nivel, un sulceso es comprendido como expresién del sentido de otro 1 pee cop, c 1.6 Cate, eka mld. aan de spec fn iS Tp. So ‘Sts Wrest septl cats at) ae efectuat”). = 0 el que, a su vez, se va configurando como fundante. El pa- S0 del Jordin es inerpretado por la tradici6n israclita (et. libro de Tosué 3-5) a la luz del paso del mara la salida de Egipto, pero nadie puede afirmar que es efecto de éte Es importante por eso diferenciar entre causalidad y senti- do, ‘Tenemos por tanto que un acontecimiento puede produ- cir sentido, el cual se manifiesta en otros sucesos alineados con él. ¥ asi es visto como “originario” en relacin con ‘otros. Se va comprendiendo como fundante, segtn dijimos. Pero es fundante séloa distancia, ala luz de sus proyeccio- nes en nuevos acontecimientos. Hay una espera para la do- nacién de sentido. Al ser retomado en la palabra como he- cho signifieavo, ésta manfiesta un plus-de-sentido que no era visible en su propio momento de realizacién, De alt centonces que la lectura “historicista” de los textos biblicos sea empobrecedora; querer ler los hechos como si hubie- sen acaecido en Ia forma en que estin contados, es robar les la distancia hermenéutica que los ha resinificado. La redacci6n actual de los relatos biblicos tiene la ven aja de ser muy distante de los acontecimientes, distancia que los ha enriquecido y recargado de sentido. Vemos por eso nuevamente el papel hermenéutico de la “distancia- cidn, que no debe ser reducido solamente a los textos. ‘Tiene lugar también en la comprensién de los sucesos his- {Gricos. Veremos més adelante la correspondencia herme- néutica entre los dos niveles. Si un suceso historico amplta su signifiacion por las a leeturas que de él se hacen a distancia, incorpordndoles ‘nuevos sucesos (por ejemplo el paso del Jordin es retro- proyectado al paso del mar de Egipto?), tiene lugar tam- bien el itinerarioinverso. Aquellalecturaenriquecedora re- carga a su vez de sentido a los acontecimientos 0 a las préctcas desde los cuales se opera, El éxodo difunde so significacion sobre la posesidn de la terra. El simibolo del paso de las aguas funciona en las dos direeciones y une los ‘acontecimientos de la liberacion y de Ia posesiGn de la tie~ Estamos de esta manera en presencia de otra “circulari- dad hermencutica”, corelato de la que se da en la interpre- tacién de los textos. Tene lugar en la primera palabra que surge y “dice” el acontecimiento, no importa que asuma el vestido de una erénica, una epopeya, un himno w otro e6- igo lingstico. También una fiesta es una forma de “iec- tura” de un acontecimiento, " del suceso dela liberacién de la esclavitud egipcta es recogida en todos ls péneros lite rarios posibles y en todas las épocas.? Pero nunca es repe- ‘icin del sentido del €xodo originaio, sino exploracin de su “reservade-sentido". Los acontecimientos que dan oF ‘gen aun pueblo no se agotan en su primera narracidn sino 2 Lo mimo scr one del “Ri” es) ca sbi de bs 1516 3 Ver ensayo acedeme, Leroi y Ura. Pastas hermentteas (CEP, Lina 1978) © andar Herons of Feed (Orb Beaks: New Yes 98h, a2 ‘que “crecen” en sentido por sus proyecciones en Ia vida de qué, Ahora bien, para expresar ese plus-de-sentido, la pa- labra del acontecimiento lo redimensiona y reelabora: la vvocacién de Moisés, las plagas de Egipto, la pascua apre> surada, el cruce del mar no son episodios del acontec rmiento de Ia liberaeién sino expresiones de su sentido co- ‘mo proyecto y actuacién de Dios, 0 como memoria festiva (a pascua y el epinicio fina), Si el Exodo hubiese sucedido como esti relatado, ten driamos una filmacién y no una interpretacin, un sbces0 ‘cualquiera sin significado “teolégico”, no més que esa pre senciafantdstica de Dios. Mas bien, el pueblo hebreo vivie aguella experiencia de liberacién (que no tuvo por qué ser exteriornente extraa) como “proyecto” en continua reali- ‘acid, Necesité remiss ella para realimentar su espe- ranza cuando reincila en la opresi6n, © pura profundizar si fereconocimiento cuando eelebraba nuevas situaciones Tiberadoras. 12 Los hechos fundantes, Esnotable et hecho de que, en Ia mayorfa de los pueblos {i6venes, las fiestas patrias sean, més que otra cosa, celebra- cones de acontecimientas de iberacian. Es tipico en Lat rnoamérica, Estos se consttuyen en fundantes o arquetipi 60 en un proceso intexpretativo a medida que esos pueblos ‘van desarrollando su historia, La “memoria” de un suceso lo reearga de sentido, Es en realidad el sentido de los suee- 6 sos mismos que genera, sea que los origine concretamente ‘ que la interpretacin los ponga en sintonia. No se puede afiemar que la vuelta del exilio sea generada por el éxodo: la tradiciin hebrea, sin embargo, la interpreta como un nuevo éxode (ef. Isalas 11:15; 19:16-25; 43:16-21; S19. 1) El primer éxodo revela una dimensién significaiva suds profunda euando el pucblo lo recuerda en cuanto pro- yecto de liberacin en nuevas situaciones de opresin o de cautiverio. Que sea inagotable en su inspiracién y en su sentido lo muestran las lecturas que de é1 fue haciendo el pueblo hebreo, luego la comunidad cristiana y hoy la teo- logia de la liberaciénS De la misma manera, los pueblos retoman sus propios hhechos "fundantes” (como ser sus gests de liberacién) en cuanto inspracién y sentido de su praxis sociohistrica. Al ‘menos cuando hay conciencia nacional y proyecto his6rico. Reaparece agut el “conflicto de las interpretaciones" aque antes sefa}ramos al referimos a la lectura de los tex- 4 Hemor ciadn ete qu om oot del de ais, prea desc any so toe mr hora eaclona Hay mothe eso oe ‘limo del aero Exo" en as eoeiete ene 258 (159) Eel, K Kiss. Ede Jsjuch Lierarriehe wn Me ‘ingichhice faerie Bio et Oren, bre 91) Ne ‘Sat Biles 6 (980) 590953, abundind en aumentor sen ex ‘Exe, Sve cen ets Jessa da donee (4 ends et dese, toy coment ee ft i, La pal tprficey streets hermetic Vl 03k ieracn apo site Lmen, Boros Aes 1938), 5 aes ington a rast, "The Soi seri and He ‘menial Reeves fe xe" Conc 4189 (1988) 1939 cy {os (ef. 1 4e). E1 mismo conflicto se da también en la lec- trade los acontecimientos. Sea porque siempre tienen un exceso de sentido que no se agota en su primera realiza- cidn, Son polisémicos,y no tienen por qué coinciir Ia terpretaciones. Sea porgue son inerpretados desde postu- ras diferentes. ¥ como sabemos, cada interpretacin es to- talizadora, exclusiva, “apropiativa” del sentido, Las huchas ‘de un pueblo por su independencia son leidas tanto para di namizar y motivar un proceso de liberaciGn, como para le- sitimar la represin de ese mismo proceso, ‘Una lectura excluye a la otra, pero ambas se remiten a un solo acontecimiento originario y “signficativa”. Am- bas lecturas obedecen a prcicas distintas —el lugar “des- {de donde” se lee—; por eso su coaflictividad. Ninguna in- terpretacion es inocente, y menos, “obj :mjento interpretado nunca es “objetivo”; de alguna forma est recreado. Lo que no implica que sea “subjetiva" Ia lec- ture, Tiene que haber “algo” en el acontecimiento, que per- rita derivar tal o cual interpretaciGn, Lo decsivo es més bien la praxis que genera la lectura, Los conceptos “objti- vo" y “subjetivo” no sirven para manifesta lo que sucede enel acto hermenéutico, es mejor no adoptarlos (ver més adelante, en TIT 6a), El conflicto de las nterprtaciones tiene su reverso en el conflicto de las priticas que inspira el suceso interpreta o, De abf que la secuencia de “acontecimient /palabr ‘que hasta ahora estamos analizando, no termina agut sino ‘que tiene otros eslabones. Pero antes de seguir en ese and- Isis, reforcemos algunos puntos de lo tratad. 6S 18) Dela clausura a la polisemia. Hay que subrayar, ante todo, que en el fenémeno her- rmenéutico del “acontecimiento hecho palabra” nos encon- {ramos nuevamente con la altemancia de polisemia / monosemia 0, en otros términos, de reserva-de-sentido / clausura del sentido que se haba seialado respecto del len- ‘aj en Sus aspectos semitico y hermenéutico (ef a fig. dde 113d), Alternancia que encontraremos en todo el proce: so que explicitaremos de inmediato. ‘Constataremos que en cada eslabén de la eadena el of den es: clausura /polisemia. ;Qué quiere decir esto? Sil acontecimiento con que comenzamos a construitla ‘cadena es polisémico, la “palabra que lo interpreta es una ‘lausura de su sentido, De otro modo no sera lectura iteli- gible, ni mensaje. Pero en una segunda instanci, dicha “pa- Taba” se abre nuevamente a otra lectura porque, como “tex- 0" que de alguna manera es, recobra su valor polsémico. ) La tradicion. La segunda observacién que queremos adelantar —sin desmedro de un tratamiento explicito més adelante (IM 3)— se refiee a las consecuencias teol6gicas que tiene ‘aquellaconstatacin hermenéutica de que el acontecimien- to se hace “palabra”. En el caso de la Biblia, significa que este libro, antes de ser “palabra de Dios", fue aconteci- 66 ‘iento de Dios. La experiencia salvifica de Israel 0 de la primera comunidad cristiana es interpretada en un relato {que pone en relieve una presencia de Dios que seguramen- te no se dio fcicamente como esti lterariamente mostra- da, bora bien, ese relato se convierte, dentro de un grupo ‘eterminado, en tradicién viviente, La distancia respecto de su primera insripcién de sentido, lo abre otra vez a la relectura. Por eso dijimos (ver el recuadro anterior) que esa “palabra” clausuradora del mensaje del suceso, se vuelve polisémica en un segundo momento, Es la continuacién de un mismo proceso hermenéutic, La tradicin entonces, que reviste muchas formas, des- de pricticas determinadas hasta textos orals 0 escrito, es Ja relectura organizada de lecturas anteriores de aconteci ‘mientos fundantes Lo de “organizada” debe entenderse en el sentido de una estructuracién social de prcticas, mitos 0 relatos $o- bre los origenes, cosmovision, leyes, tos, ec, que agli ran a un grupo humano, eforzando su identidad. Esto pue- de ejemplificarse con el caso de Israel, de otras religiones, ‘0 de tradicionesfiloséticas, poticas o de cualquier signo. [La realidad social, y el fendmeno hermenéutico que subya- ce, se interrelacionan en todos los casos. No importa aqui la dimension 0 cantidad de tradiciones. La tradicién “yavista” del Pentateuco habria sido, en su momento, con- fictiva respecto de la “elohist, pero en la redacci6n ac- ‘ual confluyen ambas en una nueva radicién que las englo- o ba sin conflicto. O ya no tienen vigencia las précticas so- ciales que las generaron y se las recoge con tra finalidad (enel relato actual del dluvio—Génesis 69 (con tradicio- nes “yavista” y “sacerdotal” ensambladas)— el hecho es _muy claro para la observaci6n). Este fendmeno tiene mil ramificaciones. Por eso habla- ‘mos en general de tradciGn para ilustrar qué sucede a ni- vel de interpretacin si partimos de un acontecimiento sig- nificativo. Puesto que cada tradicién, o cada momento de tuna tradici6n mayor, entra en conflicto con otra tradicion actual que se emit al mismo suceso interpretado, nos en- frentamos otra vez con lo que lamamos la lucha por la “apropiacién” del sentido, con pretensiones de totalidad y cexclusividad. En un nuevo paso la tradicin, que era “elausura” de ‘una lectura anterior de Jos acontecimientos riginarios, tiende a hacerse polisémica, a abrirse ala intepretacin. Porgue ninguna tradicién viviente es estitica. Seria su ‘muerte, Pero el hecho mismo de hablar de tradicin im cca que hay un contexto que la limita, control, mareando sus fronteras. Aqui, su relectura significa muchas veces la ivisin. Dos salidas suelen darse cuando la tradicién le- ‘gual momento de més tensién en su crecimiento de senti- do: ose divide, ose clausura en un canon, que tambin ex- cluiré aspectos de la tradicién, lo que equivale a originar alguna division. Lo que queda afuera, en este caso, es con- ‘siderado heterodoxo; en otras palabras es “juzgado” como ‘no-verdadero. Proceso defensivo, que ademas expliita ‘una pretension de apropiarse “toda la verdad”. 68 13 (Qué es el canon? El advenimiento de un “canon” de Eserituras se da en toda tradicion, sea religiosa iloséfica, hstérica o politica, ‘ode otro nivel. Se necesita establecer cules son los textos auténticos de Platén, de Tomds de Aquino, de Mary, tanto como los libros sagrados en las religiones (los Vedas, el CCorén, la Biblia tal cual ciclo de mites). Podria creesse que en las religiones sin Escrituras sagradas no existe for- ‘ma alguna de canon; pero los mitos no son ilimitados ni in- coherentes entre sf dentro de una cosmovisisa rligiosa da- da, Al contraio, son perfectamente coherentes,y se expli- ean unos por otros, siendo como conjunto irreductibles se- ‘mdnticamente a los de otra cosmovisi6n. Es una forma de ‘canon, de mitos si no de Eserituras. En todos los casos se trata de textos. I canon es un fendmeno de “clausure", que excluye ‘otras leeturas de una tradicién antecedente y orienta la i- terpretacién de nuevas préetias. Por lo tanto, toda clausu- +adel canon es parte de un largo proceso hermenéutico, En tun momento determinado de su recorido se hace un “cor- te” y delimitacion de textos (orales o eset) que repre. sentan fa interpretacién de los acontecimientos que dieron ‘origen a esa misma tradicién, Si son muchos textos, se asu- ‘men como totalidad que —si volvemos al punto de vista TingUistico antes desarollado— constituyen un nuevo y ‘nico text, Ast, de Ia itertextualidad (un texto relacionado con 6 ‘tr, un mito comprendido por otro de la misma comuni- ‘dad, et.) se pasa ala intratextualidad (Lodo esti dentro de ‘un solo gran texto) De esta manera, la Biblia resulta ser en cierto momento wn libro, y desde el Génesis hasta el Apo- calipsis hay un sentido querigmtico total, a pesar de sus mltples variaciones o manifestaciones, Este hecho expli- ‘ca por qué en la Biblia hay tantas pequefas tradiciones dis- pares, tantas corientes teoligica, sin que eso haya moles- ‘ado a su aceptacin global. Idénica constatacidn se puede hhacer tambin en el interior de cada libro, donde se reco= zen tradiciones anteriores en un nuevo nivel: se trata siem- Dre de convertra la intratextualidad lo que era hasta enton- ces una relaciGn intertextual y antes aun, prcticas diferen- tes, tal vex confictivas, Una reflexiGn més sobre el canon. Admitimos que su constitucién esti acompatiada de alguna forma de divisién, El canon samartano de Escrituras (reducido al Pentateuco) Se contrapone a oto canon, judata del sur, donde la selec- cin de ls textos “sagrados” se hizo seguramente con cri- terios politicos y no so religiosos. Los rabinos establecie- on mucho més adelante (tl vez ya en el concilio de Jam- tia —cerea dela actual Tel-Aviv-— hacia el 90 C) un a ‘on “definitivo” de libros sagrados, porque sintieron lane cesidad de delimitar el crecimiento de texts religiosos y de oponerse a la formaciGn de una literatura cristana que era una relectura del Antiguo (o Primer) Testamento. Los libcos sagrados debian ser aquellos usados como tales, pe- ro escritos en Palestina, en hebreo o arameo, hasta la épo- cc de Esdras (seg la apreciacién de entonces), y que no 7 dicran pie a su lectura erstol6gica por los cristiano. Este hecho no s6lo sell6 Ia divisiGn, a nivel de litratu- +a sagrada, con un canon cristiano, También dividi6 a la ‘comunidad judta, por lo menos de dos maneras: se recha- 26 el canon alejandrino (los LXX) usado por las judertas helenisticas, y seguramente que provoes rechazos, y por tanto exclusiones, de grupos de judios palestinos. Los mis- mas esertos de Qumran (siglos Il aC. -1<.C.)sugieren al- ‘guna forma de canon diferenciado dentro de Judea. La formacién del canon del Nuevo (0 Segundo) Test ‘mento tuvo también sus vicisitudes, oposiciones y divs nes. Durante la Reforma protestante se erea una nueva visinen el canon, asumiendo los protestantes el canon he- breo de la tradicin judia palestina (el texto masorético), y Jos catélicos (y por supuesto los ortodoxos, de tradicion sriega) el canon alejandrino de los LXX que ya se usaba en Ja Tplesia desde su expansién inicial por el mundo de cul- ura y lengua griegas ‘Se tata siempre del mismo fenémeno hermenéutico con variacin de contenidos 0 de nombres. ‘A esta altura, el lector ya lo habré adverido, nos hemos reencontrado con el nivel del lenguaje del cual habfamos, partido, El acontecimiento-sentido ests recogido ahora en un texzo-sentido que tiene la fuerza de ser una Eseritura n ‘Yala “palabra” nos traspoata al plano del lenguaje (ef. el, ‘esquema en ITS). Pero la legada del canon refuerza Ia ins- cripein del mensaje en un texto escrito delimitado, Los hecho salvificos vividos por el pueblo de Israel vuelven a ‘star presentes en Ia medida en que son leidos,escuchados € interpretados en la forma como estén mediados por lec- turas previas que convergen en wn texto actual (ntatextua- lidad) que se hace normative. En esta etapa es cuando se «tea el teologimeno de los “libros sagrados”e inspirads. 134 La inspiracién, De lo analizado hasta aq resultan itiles algunas obser- ‘vaciones al tema de la inspiracién, 4) La relevancia otorgada al texto bblico como revela- ‘dn de Dios nos hace olvidar el proceso de su producién ‘que hemos expuesto. En IIT 3 nos demoraremos sobre el tema de la revelacién. La teologta de la inspiracion divina es una vertiente de la revelacin, en cuanto ésta estécon- tenida en los libros sagrados que Hlamamos Biblia. La doc- trina de Ia inspiracin recalea que Dios inspira a los auto- res a escribir ls libros que luego forman el canon bibli- co; dicha presencia de Dios es una garantia de ineranc Se discuten después los limites de tal inerrancia, sin prec sar mucho la cuestién de los e6digos linguistics, ‘Ahora bien, ala luz de lo que venimos estudiando de semidtica y hermenéutica, este énfasisen los autores de los textos nos parece perimido. No tiene en cuenta que el au- n tor muere en la produccién del texto. Uno lee un texto y no ‘a su autor Cifrar la inspiraciGn bibica en los hagiégrafos una forma de “historiismo” y deja al texto desprotegi- {do de ese halo sagrado, por mas que se lo suponga. {Qué tendria que ver entonces la relectura de esos textos, que re= ccogen una reserva-de-sentdo no prevista por el autor? ’b) En un segundo aspecto también parece deficiente la eto moa rie sina” a 101 ‘Completamos con una breve explicacin: la “palabra” ‘que interpreta el acontecimiento tiene una vertiente lin- llstca (es Ia palabra-relato 0 texto), que “viene” de ta lengua y “va” siendo tradicién, canon, nueva lectura; y otra vertienie prxica que, una vez que ha confluido en la pri= mera, se desarolla y recrea mutuamente con ella. Ea la “palabra” se marca la transiciéa de Ia Hingistica a la her- ‘menéutica. Larelectura vuelve al acontecimiento —éel cual emana en tltima instancia— por la via de las lecturas (textos) an- teriores. Una pregunta que surge es la siguiente: ,se puede hhacer un atajo directamente al acontecimiento? Si y no: el contecimiento en efecto esti subsumido en el texto y en ‘oda palabra que lo le, por una parte: yen sus “efectos his ‘Gricos", por otra parte, los cuales a su vez estén mediados por sus interpretaciones (= palabra / texto) Desde entonces, ser una nueva praxis la que abrié el sentido del acontecimiento fundante, masque el estudio in- {electual de los textos del pasado. ;No est alla clave de tuna lecturarenovada de la Biblia en las comunidades ecle- les de base, para dar un ejemplo? ‘Conviene observar también que la religiosidad popular latinoamericana tiene una ambigUedad bisica, ue le viene no s6lo de su paricipacin apreciable en rasgos de la con- ciencia mitica, sino también de haber crstalizado juno a ‘una experiencia originaria de dominio y explotacién por parte de quienes trajeron el cristanismo. La fe latinoame- ricana no pudo tener el vigor de la fe de Israel, fundada en 102 ‘un acontecimiento paradigmitico de liberacién. Desde ese ‘punto de vista slo cuando el hombre de base latinoameri ‘ano partcipe en los procesos de su propia liberaciGn co- ‘mo sujeto de los mismos pod rectear su teligiosidad po- lar y actuar sus valores (que son muchos) en wna nueva dimensién (En el esquema adjunto, la flecha vertical de abajo ha: cia arriba indica que la relectura de los textos sagrados se hnace desde una praxis determinada ) 103 m EXEGESIS Y EISEGESIS Llegados hasta acé, debe quedar firmemente estableci- ‘do que la exploracién del sentido de un texto no se reduce ‘8. un trabajo critco puramente literary académico. Exis- te también una praxis —del crtico y de su contexto socio histérico— que da el pardmetro de la letura. No se “sale” del texto (exégesis, del prego ago ‘conducir / guise’) ra- ‘yendo un sentido puro, recogido de dentro como el buzo trae ala superficie del mar un coral, 0 como se saca un ob- Jeto de un cofre. Antes, se “entra” en el texto (eiségesis) ‘con preguntas que no son siempre las de su autor, desde un horizonte vivencial nuevo que repercute significativamen- te en la produccién del sentido que es Ia letura. Ya hemos ‘estudiado por qué toda lectura es relectura del sentido de un texto 1. La releetura dela Biblia es parte de su propio mensaje. Cabe recordar en este momento que toda la Biblia es, cual la tenemos ahora, el resultado, el producto mejor di- cho, de un largo proceso hermenéutico, en el que actuaron 105 ‘conjuntament los dos niveles tratados en parigrafos ante 4) el de la praxis socio-histérica de Israel, vivida y re- flexionada por generaciones sucesivas en continuidad con la promesa y los grandes hechos salvificos; y by el de la “recoleceién” de la presencia de Dios en for- ma de discurso(aspecto lingistico de la revelaciGn) en los, ‘relatos histéricos, en los “eredos”, y en tantos géneros lte- rarios como abundan en la Biblia, hasta terminar en la for- ‘acién de los textos aislados, luego los cérpora legal, pro- fico, sapiencal,histérico, ltirgico, y por vltimo ef texto ‘canénico final Ni la revelacién de Dios (en los acontecimientos més ‘que en las palabras f. més adelante en 3), nila inspiracion (ens textos més que en los autores, ver IL bajo 1.3.1) son fendmenos aslados. Mas bien, se complementan y recrean dialécticamente, La “palabra de Dios” se genera en el acontecimientosalvifico, interpretado y enriquecido por la palabra que lo recoge y lo retransmite en forma (o en di versus “formas") de mensaje. Por eso, la correlacign entre el “efecto histrico” (del acontecimiento) y el “efecto de sentido” (dl texto) es muy fntima y se prolonga en Ia rela- cidn entre praxis y lectura de una tradicién, texto 0 —en ‘nuestro caso— de la Biblia, La exégesis critica busca comprender sobre todo la pro- duceidn de los textos, mientras que la lecturateol6gica que se hace desde la experiencia de fe, se concentra en cl texto producido, explotando su “reserva-de-sentido” lingUistica 106 y como “palabra de Dios”. Pero tambin aquélla se practi- a desde un lugar (social, teol6gico, 0 sea, desde una con- cepeién de la realidad, y entonces la exégesis os eiségesis al mismo tiempo. La relecturateol6gica de base, por otra parte, estécon- dicionads por la estructura, los cGdigos, la polisemia det texto (jno cualquier polisemia!) que debe explorarincansa- blemente. Y entonces, esta ver la eiségesis es exégesis Una y otra son inseparables en la Jectura en cuanto acto de la produccidn del sentido. Toda lectura en efecto es un ac- tohermenéutico,trtese de Ia Biblia, de cualquier texto sa- ‘grado 0 no sagrado. Es importante econocerlo. Cuando se critica la Tectura politica (que no es la nica) de Ia Biblia ue hace la teologfa de la liberacién se esté haciendo una ‘opciGn politica (desde una praxis determinada que tiene re. {lejos politicos) y hermenéutica: se quiere “clausurar” una lectura porque si lugar es ocupado por otra lectura del mis- 'mo signo pero con contenidos distinto. ‘También la lecturarealizada desde la Iglesia popular es sospechada de sociolégicao politica. ;Por qué no es socio- l6gica y politica a lectura tradicional e impuesta? Se igno- ‘a, por olra pare, qe la Biblia es un texto "producido” en cortelacin hermenéutica con la realidad socio-histérica de todo un pueblo y que, por lo mismo, estésaturada de “Io polftico”. Los textos proféticos son la evidencia més clara al especto. Aquella es la palabra de Dios para un pueblo ‘que quiere realizar un proyecto histérico de paz, de justi- cia, fidelidad y amor, bienestary ibertad 107 ‘Serd oportuno volver alo desarollado ya en Ia parte TI cl acontecimiento genera una “palabra” interpetante y — en Ia direccién opuesta— se convierte en fundante, al ser recargado de sentido por las lecturas sucesivas (diagrama de II 1.4). ¥ es en el nivel de las pricticas donde se con- textalizan estas misma lecturas, que buscan “entrar” en la palabra-tradicin (el texte su sentido semi6tico y herme- ‘néuico) y que por eso son eisegéticas(diagrama de 115). Este fendmeno explica la formacién del Antiguo Testamen- ton la gran experiencia de fe de Israel, del Nuevo como relectura de aquél (y no como una literatura paralela) en la vida de la primera comunidad de los disefpulos de Jest. Ahora bien, ese proceso hermenéutico es parte del men- saje mismo de la Biblia Vale deci: la Biblia, comada como “producto” de un espliegue hermenéutico, nos faclita una clave de lectura ‘importante, a saber, que su sentido querigmstico s6lo es ‘eniregado en la prolongacién del mismo desenvolvimento hhermenéutico (= acontecimiento > palabra) que la ha cons- tituido. De esta manera, pretender “fijar” defintivamente st sentido al momento de su “produccién’ es negar su propia ‘condicién de sentido abierto. Leida en cambio desde la realidad socio-histrica (politica, econémica, cultural, reli- giosa, etc.) evela dimensiones no vistas antes, rayos de uz ro captados por las leturas anteriores. En efecto, LO NO DICHO DE LO “DICHO” DEL TEXTO ES DICHO EN LA INTERPRETACION CONTEXTUALIZADA. 108 sta es la médula del acto hermenéutico,y sitetiza de alguna manera lo ya analizado hasta aqui 2. ;Actualizacin de la Biblia, ituminacién dela realidad? Es meneser afar algunas nociones. En primer par, toque venimos afmando es ma uc una “etuazan delmensje bic, y macho mis tmtign go na “am hac” de ues eda hrc con todas ss a Feoaciones Nox el case diyuiv de ets dos rine an matejador pro que no dan e el sen dl fe meno heme” O porto menos nol expan ex soroutidad 2) iQue implica sctizr el mensaje bio? Exp sao en never tines? Usar un lense poplar te. teres emis en moles mis piximos atts d- Wires tenis “dents, peo cutrament comet tates, meant glo expatvas?, Ex imo scede a vees con as versiones populares de a Biblia Nose puede near su benefco, cont et rer conics de ees modenzacions tenes Son figacesy 00 pen dra mucho problema de una veri popu qe se welve rina lengua popular va cambiando, ye ext bilic “Yctada” gue daven una expec de vaio ene la deniad origina evi y ncrs lngujs da gente yo oes). 109 De hecho, las formas mencionadas de aetualizacion no sobrepasan los limites de una “traduecién’. Aunque, como esta tia, rondan el émbito de la hermenéutica, no siem- pre, sin embargo, entran en su nicl, {Se trata en todo caso de hacer eficaz el querigma bf- blico para nuestas stuaciones? De eso se trata, evidente- ‘mente, Mas, jeémo se hace eficaz un mensaje expresado en otro tiempo para un pueblo de otro entomo cultural y social? Esta exigencia presupone que “se hace algo” con el testo donde esta inscripto el mensaje. Es con la apicacién de ls leyes dela lingistica del discurso (parte I ytenien- ‘do en cuenta el proceso del acontecimiento-que-se-hace- palabra (parte I) como se desimplica ene texto biblico un sentido que desborda su primer referente. Y como se des- cubre un mensaje no agotado en su primera realizacion. Desembocamos ai en una novedaad de sentido, carate- ristica de toda lectura hermenéutica, muy notable por otra parte en el seno de todas las tradicionesreligiosas. La sim- ple actualizacién ltearia del querigma no tiene estos al- ‘ances, aunque se orienta en una buena direccién. ;No bia acaso una novedad en la relectura cristol6gica del An- tiguo Testamento practicada en la €poca apostlicay refle- jada en los libros del Nuevo? Por qué no ha de ser nueva ‘nuestra interpretacin de la Biblia, hecha en el marco de riuevas experiencias histicas y de fe? Debemos recrearel mensaje biblico, y no s6lo actualizarlo. No proponemos nada desconocido, sino que estamos aclarando las implica- ‘cones y Ia riqueza de una leetura que ya se esté haciendo desde una Iglesia popular, desde procesos hist6ricos inédi- 10 tos, desde contextos culturales o religiosos diferentes de Jos del mundo semitico u occidental, por tedlogos que es- ‘cuchan la vida del pueblo, o estén inmersos en ella 'b) Lo que acabamos de sefialar aclaraa su vez eso de la “iluminacién” de Ia historia de nuestros pueblos, o de nuestra realidad, desde la Biblia entendida como palabra de Dios. No hay un camino tinico, que viene desde el tex- to biblico, La citcularidad hermenéutica implica el itinera to inverso como complemento del primero, por cuanto la praxis de la fe en un contexto social determinado tiene también algo que aportar al “sentido” de la Biblia abrién- ‘dose precisamente en cuanto “palabra de Dios”. Por ejem- plo: una valoracién, desde dentro, de las religiones y cul- tures de Asia, Africa y América Latina, znada tiene que aportar frente a tantos textos brblicos que desprecian los simbolos religios0s de los pueblos vecinos de Israel?! EL ‘clamor de ls sectores oprimidos ;no clama también con- tra una lectura excesivamente espirtualista y escatologi= zante del Nuevo Testamento? 3. gRevelacién terminada o abierta? El lector se habré preguntado tal vez si todo esto no sig- nifica “afiadit” 0 “guitar” a la palabra de Dis. Es claro que "Ver, soe est cei, “La destin eo nis de os doin era een Baten 1 98 he Zesty der Sybeder Unterricht, i Sino und Relea 160992) 27.384 ut Lwopezamos aqui con el teologiimeno de la revelacién aca ‘ada y clausurada con Cristo, con el timo apdstol, con 1 ‘timo libro del Nuevo Testamento, segtin las versiones de ese concept. Ante todo, tales tres posibilidades no son sinénimas. La primera (Ia revelacién terminada en Cristo) indica algo cualtativo, la segunda un espacio temporal, la tercera un limite textual y ingistico, Pero se explican mutuamente: Cristo es Ia cima de la revelacién, pero el texto can6nico {que culmina en el Apocalipsisrecoge la experiencia post- ‘pascual y apostolica de la comunidad cristana primigeni Larevelacién tiene entonces una extensin limitada, en la Vida de Israel, y durante la vida de los apéstoles, testigos de la acuaciéa, muerte y resurrecciOn de Jess. sta construccién teol6gica tiene sentido en su inten- ign simbdlica, a saber, expresar el valor paradigmitico {que tiene la Biblia como palabra de Dios. Entendida dog- idticamente, como una verdad “histrica”, con significa- ‘do literal (el simbolo en lugar de lo simbolizado), no satis- face? isto es ef punto culminante, el mas alto (hasta ahora), 4e la manifestacién de Dios en la historia de la salvacién. {Pero Dios no se manifesté antes (jy antes de Israel!) y no ‘se manifiesta después del mismo Jestis? Aunque estemos 2 Soece eng intial pargrafo 4.Sobe elsinbol ao tninc's on yun sein chsabe oracle sto ‘Chote a lengua de a exprecareigon (Usversed Abr ‘yates, Bueos Ales 1938) cop. 12) 3. m2 hablendo de nuestro planets Tierra y no de todo el univer- $0, 4e6mo podemos definit lo que Dios puede hacer en Ia historia de los hombres? 0 “revelarse” significa s6lo deci palabras? El proble- ‘ma empieza por alli, y tiene su explicacién, y nada menos ‘Que “hermenutica, a saber, que el acontecimiento es re- ‘cogido en la palabra-elato, y étaecha a rodar como men- sajeo sentido del acontecimiento primero, como sentido 0 ‘mensaje “lengugico” luego. Ese fendmeno, ya estudiado (capitulo I), es muy signficativo, y es la matriz del pro- ‘eso hermen€utico. El acontecimiento “tiene sentido” en {cuanto es interpretado. Después, el transporte del sentido 8 un fexto (oral 0 escit,y finalmente escrito). Hasta que el texto es asumido por una opcién hermenéutica como “canon” que clausura otras tradiciones. En una derivacién degenerada, pretende instilmente clausurar su propia re: lectura: cuando se lo considera como “depSsito” de la re- velacién.? ‘Asf como un suceso puede convertrse en “Yundante” @ la luz de sus efectos histéricos, también wn texto se hace normativo y arquetipico dentro de una comunidad que ya vive en su atmésfera. El canon vara (si no est ya firme- ‘mente establecido y hecho “tadiciGn”) s6lo cuando el con- 2 Se pa cbr ut a ie ew “Spo ea ee bien (Tin ‘x0 63,2 Tmo 6) Foe et depose pe Ian de eden ete so gps ose ei ss BI la oon H a ot cette parse ‘era lnempeanaiin ann ener wincyealecs gel Poste él nism 7 m3 fico de las interpretaciones Mega a un grado tal que se produce la divisiGn. Los grupos nuevos necesitan recom- poner o feafirmar un texto de referencia, un canon de Es- crituras sagradas, si se trata del drea religiosa, Por eso es tremendament significativo el hecho, afirmado por la fe,

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