Tierra en LLamas - AL en Los Años 1930 - Ansaldi

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ieee llamas América Latina en los anag | Ee = i 6 S 2 jl 4 o 6 oy ° iS 6 a WALDO ANSALDI (editor) © Ediciones Al Margen Calle 16 N° 587 EP, 1900 La Plata, Bs. As, Aigentina E-mail: info@edicionesalmargen.com Pagina Web: wwrn.edicionesalmargen.com Segunda edicién, mayo de 2003 1S.B.N. N°987-9248-83-X Diseno de tapa y composicién interior: Juan Manuel Astorga Printed io Argentina — impreso en Argentina Queda hecho el depésito que establece la Ley 11723 Todos los derechos reservados. No puode reproduciese ninguna pare de este libro por nlngdin medio, electrénico 0 mecivica, incluyendo fotocopiado, grabado, xeragraliade, ‘cualquier slmacenaje de informaciin o sistema de recaperseidn sin perniso de! editor TIERRA EN LLAMAS. UNA INTRODUCCION A AMERICA LATINA EN LOS ANOS TREINTA, WALDO ANSALDI Cuando escdio mi cristal para determine bas atentivss, no veo mis que subes sobs, ‘ruitudes: politicos, patiots y expoeulares ‘eapador: trabsjadores desoeuplos, cesantes hambecnts, alguns ayes de Ie. Hasaeat, Wes El afo 19303, paradigmaticamente, expresién simblica decisis en América Lina, Laerisicontmica del cento del sista capitalista lade 1929-, se sued | ena regi con su propia crisis econémica-Ia de aotamient del medeo priavio exportador~ y con las que se producen en el plano de la politica ~erisis de _dominacién~y de la cultura, campo éste en el cual, en buena medida, lo es de los {Valores el iberalisino, La década de 1930, a su vez, es prédiga en acontecimientos politicos resonantes,expreién de intentos de tansformacin de distinto tenor las fgsesciongYapista en Trujillo (Pert, palit Brasil). eampesio-camunita orefia (las tres en 1932), antimachadista (Cuba, (933), comunista con apoyo de i Teco Internacional Brasil, 1935). Son, también, los Repiblca Sota (1932) y dels gobieros dl Frente Popular (esd 1938 1947) en Chile Dela dictate (1933-1938 ya Reoluetdude Enero en Uruguay. Del wv presencia de Jos Marla Vaso Ibarra su dsttcign or un gope de Estado (1934-1935), en Econ En Mésieo, Livro Cardenas profundiza la reforma agraria y realiza x primera experiencia populista lainoamericana.Se instaxran las dictadeasatocrticas de Jorge Ubico (Guatema), ‘Tiburcio Caras Andino (Honduras), Anastasio Somoza (Nicaragua). Maximitino orndndez Martie (Salvador) y Rafael Trujillo (Repibica Dominicans), Boivia y Paraguny’se enfrentan enka Guerea del Chaco (1932-1935) yas a derota, ene primera de estos paises vive ln experiencia del lamado soialimo malitar (1936 1939), Otros dos pases, Colombia y Per, van tambign ala guera, la de Letici, muclo menos inten... Toda Amésiea Latina, pues, se conmuev Vienios de renovacién parecen soplar por doquier, los que han Nevado a menudo considera ala década, cud no al mero ao 1930, como un tiempode profundas ransformaciones, como un hiso. Pero es, ealmente, a8 ta introduccifn persigue ofrecer un panorama general de la décadade 1930) en América Latina, enfatizando tanto las ineas de ruptura cuanto lade continua, unas y ota apreciables por doquie. Es deci, maiz la iden de grandes eambios, pero mismo tiempo no desconocer la envergadura dels mismos, muchos de los cuales son, efectivamente, claves para entender el desaroll del proceso histricd de laregién durante ls décadas siguientes (poro menashestala de 1970 incl). Dicho de otra manera: los cambios aeaecidos en los treinta no pueden ser considerados revolucionarios -en el sentido estrcto del termina, es desis, sransformacin ral de las estrctaras sociles~, masta aseeracién no impica inusyaloralos Tnicresa asimisimo, coniibuiraavent el estercotio, lcreencia generalieda, casi devenid sentido coms, sein ncaa 1930 marca, sin mds, una fecha de corte entre el modelo primario exportador y In industvalizacidn por susttucin de importaciones, en lo econémico la dominacién oligérquicay el populismo,exo politico. Como se ver, tanto en un campo como en el oro, es necesario tener en cuenta mis de un matz, cuando no diferencias de grado Antes de realizar lo panes tauos dear daje de acs tema, quiero retomar una observacién de Jorge Graciarena respecto del concept crisis, cuya idea, dice, “seha convertido en una especie de comastn ue nadie expica porave su senvido se supone sobreentendido” (Graciarena, 1984: 44). De lf la necesidad de unas brevesconsideraciones sobre el particulars cuales formula reiterand pacialmente los términos que he wilizado en an articulo sobre la crisis argentina de comienzos el siglo XX1! 1 Waldo Ansa, “Los nduftagos na eligen puerto, Andlisis de Ia stuacion argemina, 2300 2002", en e-1@ rina Revntaelecrinica de studios laringamericanes, Volumen 1, #1, Nuenos Aires, octubre diciembee 2002, pp. 3T-4l; en wwwearedras,fur-aba.er/adishal nieeuba ar Las erisis son momentos o estadostramsitorios, son parte de un proceso, este de un deseo, po tanto nen un dscaac,s bien ay un palrGn de duracién previsible, En una situacidn de crisis se expresan contradiceiones y rupturas,tensiones y desicuerdos, de una intensidad tal que los actores —individuales y colectives~ vacilan respecto de las decisiones tomar earino a seguir y las acciones «realizar, al tiempo que las norms, ts reglas y ls insituciones hasta entonces existentes dejan de ser observadss y Feconocidas, en mayor 0 menor medida, legando, ene limite, a ser eonecbidas como un obstculo para el desarollo de fa sociedad, al tiempo que ls mucvis propuestas no teminan de ser elaberadas 0 estindolo, aud como efieaces fo pertinentes. As, las grandes crisis definen momentos histricos en los cules,» como decfa Antonio Gramsci, lo viejo no termina de morir y lo nuevo no termina | de nacet. ¥ esta ambigQedad eiresolucién ponen de relieve a ese componente fundamental de toda crisis que es el tiempo. Las ets on fenimenoshiséricosusuales, mas la conjencin soda decrsis econémica, socal y potca nolo e tanto, MenosFeewentes ain son las srisis de mayor intensidad, Is que Gramsei land eras orginicasy dei en ¢stostéminos “En cierto momento desu vida hse, tos gros sociales Se) feparan de sus partidos radcionales, est es, los partidos triconales con una forma organizativa da, con los determinads hombres que los consttuyen. los representanylosdrigen ya no sn econdcidosconoesprsin propa des clase ofiaccién dectase. Cuando ests criss se verifian astuacioninmediata deve delicadaypligrosa, porquce! campo quedaabieto alas solucones de fuerza la actividad de potencas oscuras representadas por hombres providenciales 0 carismsticos” (Gramsci 1975, vol. 3: 1602-1603). Lacarictersticaesencil delay cts goss I i ed de lise dirigente, que devienesofodominane, y de eologi, de a ual as clases subalternas se escinden, una situacién tal, argumenta Gramsci, los partidos Politicos tradicionales se han tornado “anacrSnicos" y se encuentra separaos das masas, suspendidos en el vacfo. Hay, pues, unt ruptura entre representantes y representados. le permite ~incluso realizando sicrficios y/o formulando propuestas Seicas~mantene el poder rferzarla.yemplearlo para desiriraladversvio™ refnica también puede resolverse, si bien menos frecuentement, por la iniciativa politica dirocta de las clases subalternas, Eneste caso, ka atte Bs = 1931. En Amética Latin politica, la cuales quien mejor representa y resume las necesidades de toda ln clse, Si se produce esta segunda salids, la solucién es “orginica”, Pero igualmente adel efe te Cait {pueden sor elnumadors ben previee a maezd hs oer progresses) i ervadr ni iene ta fuerza necesaria para {que ningin grvp0, ni el conservador nel progressta, tiene e ; Ia victoria, yque incluso el grupo conservador tiene necesidad de un jefe” (Gramsci, 1975,vol.3: 1604) in los adios 1930 hay crisisi@conémien, crsissocialyerisisipelitieaperiss de ores sol adura de dato mfa dln Nase ctisisiorgdnieasl.a crisis politica es, en la mayoefa de los casos, mas de dominacién que de hegemonta. El huracén del jueves negro La ctisis slesatada en Wall Steet cl jueves 24 de octubre de 1929, seysinbien se sabe trea no s6lo eon ln economia norteamercana, sino queafecta a todo cl sistema capitatista’a eseala mundial. El comercio y la produccién caen, a escala planeiaria, entre 1929 y 1932, al tiempo que el sistema financiero se derrumba en sus efectos son devastadores, un verdadero huni, cei oa lisesi tacoma cil nen, ta iss poles, Al respeco,elsigno mis clamoroso" del impacto de economen la “el derumbe entre 1930 1938, del mayor par de ia anes, lies conseliadasene precedente perfodn (Halpern Doni, ” ‘al autor ha liamado délniadurézdelordenieolonialysi bien puede ser presentado snbién como el dl dela primarirexportadon con ‘oligrquiea En los aios mis sever dela Depress, en a mayors de los pases latinoamericanos se produce el acceso al poder de grupos 0 individuos que B18 ‘Venezuela ~bajolafrula de dictador Juan gba en 1908 1938-9 Mésico qs com ional- son las icente GOwe2, 4 predominia det recién constituido Partido Revolucionario N excepciones mis importants a laregla(Bulier-Thomas, 1997: 5) ‘Conviene no olvidar que la crisis aparece en un context iniciado hacia 1913 0 1914. El comienzo de 1 Primera GuerraMundikimares, cn efecto, un punto de FaflexiGa eta historia del capitalismo, con Indeelinaciondel predominiode Gren [HFetatiayelipatténTOTD. Varios sintomas son perceptibles, incluso, antes del primero de esosaios. comoen el c3s0 del cambio de los fyjos de comercio e inversion. Fa ‘América Latina, el avance del imperialism norteamericano es notable er Areas como 1a minerta del cobre en Chile y Perd, el azticar cubano y las economias centtoamericanas (Thorp, 1988: 16). Sibbien la Depresién comienza en 1929 y surte efectos inmediatos en América Latina, algunas sefiales previas habfan legado a ésta, Bulmer-Thomas (1997: 12) seflala, entre otras: el vertical aumento de los precios de las mercancfas (aunque la oferta era superior a la demand en particular en los ensos del rio argentino saiarcubano (marzo 1928) ye café brasileto (marzo 1929); el exceso de demanda del crédito y el ala dels tipos de interés tafe capitate atrafdos por tipos de intereses ms elevados era de la regiGn), como tabi Ia dismincin, por igual razén, de evo fijos de capital, Empero, tales seals no fueron enidas en cuenta, Ast, cuando la crisis se expande y los precios de fas materias primas lntinoamericanas caen espectacularmente,ningin pats de a regién queda a silvo Justamente, a corre de transmision de Ia eiss del centro captalista 8 Améxiea Latinas, en opin de Carls Dive Alejandeo(en'Theep, 1988: 3), el dteroro de os términos de intereambio, es decir, la mayor cata de los previs, en dlares, de Jas exportaciones latinoamericanas de materi prima respect de los precios de is importaciones industrials desde los pases centrale. a variable términos de intercambio es, como se sabe, aja al control de las economas y los Estados periféricos y forma parte fundamental de los mecanismos de dependent Entre 1928 y 1932, los teminos netos del inteseambio eaen el $b para el conjunto de la regién, excepto en el ciso del petréleo venezolano y el banano hondureio, que disminuyen s6lo cl 18.5 y cl 9 %, respectivamentc, A st vez el poder de comprade as exportciones ene, dew indice 100, en 1928, 43, en 1932. Las economfas mas afectidas son ls de los pases que sulren tant la aida de los precios de sus matris primas, cuanto lade los volimenes exportados: aes los casos de Bolivi, Chile y México, prodctores de minerales. Para los chilenos, el impacto s terrible: el valor de compra de sus exportacionescac cl 83%, entre uno Y otro de los ats antes indicados; es Ia mis rave de Ia reid y wna de a mayotes en Inescala mundial, También Cuba deberiainchuirse en el grupo de los pafses mis afectados (Bulmer-Thomas, 1997:13-14), Un segundo grupo de econom{as afectadas por la crisis, en este caso, modestamente (caida de menos del 25 % en el volumen de las exportaciones), esté formado por Argentina, Brasil, ‘Beuador, ead toda América Central, mientras Colombia (café), Venezuela (petréleo) y Repiblica Dominicana (azsicar) constituyen casos excepcionales de economtas poco afeetadas en materia det quantum exportado (descenso inferior al 10 por ciento). Empero, como bien sefiala Bulmer-Thomas, ningsin pafs Latinoamericano ‘escapa a la depresi6n de los afios 1930, si bien el impacto es variable, En términos genezales, la Ycombinacisn mis desastrosa” es Ia producida por “un alto nivel de por In contraecn de Ios ingress cles ys en consecwencsy ek 4c ah adr eqndoniense, En cambio, Costa en, Savor y Nica on cent re noms eee ons enna pred err de 984 yd xo de 19, srtemnt En xi, seein andor (mayo de 1932, Celombi Japso de cinco aos (fines de 1932 a fines de 1937). En bad Ss en a 4 alentar el reorientamiento del ‘Thomas, 1997: 16-18). La imperiosa necesidad de reduccién det deficit presupuestaro Hevea los ‘gobiémos latinoamericanos a subordinar @ @3i@ objetivo el pago de Tas deuda interna y extera, si bien ninguno de ellos ileal exircmo de desconocerls. Es cierto que se prodiieen moratoria, decididas unilaeralmente por los Estados deudores, mas también lo esque se arbitran medidas para el pogo del menos, la exten, “con aesperanza argumenta Vicor Bulmer-Thomas] de quest preservarian suaccesoa los mereados de capital internacional”, El adlantado en ladecluracién dela suspensién del pago del sercio de a deud a sido México, en 1928 ~por razones que hacen a la marcha de la Revolucininicada en 1910-, masa paride 1931 la accidn se generlia en la regin. Venezuela es una excepcisn: en 1930, e dictador Jun Viente Gémex eancea ladeudu externa generadven 1915. Argentina es ora sel inico pais que page, puntualmente, ambas deudas, por azones que son todavia dscutbles” entre las cuales se ian Ia estrecha rela comercial y financiera que mantiene conet Reino Unido, la posbilidad de obtener mis préstamos ¥ la ortodoxia financiera de los gobernanes conservadores argentinos (Bulmer- ‘Thomas, 1997: 22). Empero, eabe acotr respect de est caso, tales concesiones spimplican mejoragen lasitiaidnde dependncin; por el contcatio,ellase redefine {uertemente en favor del metrépoisecon6mico-financiera, tal como lo muestra iman, alguna vez lamado el “statu del colonia", por sus damente pro brténicas Enovos casos, comoen el de Honduras, se suspende el pago de la deuda intern, sin dejar de cumplirceligiosamente conel deJaexterna, que también pagan Haitf y Dominicana, Fr {érminos del Produeto Bruto Interno real, larecuperacién de las economfas latinoamericanas comtienza después de 1931-1932, exceptoen los casos de Honduras y Nicaragua, y antecede a la de los Estados Unidos. Para la segunda mitad de lt década, varios paises de la regién han desarrollado “un respetable conjunto de instrumentos monetarios y fiscales, asf como la voluntad de usarlos para evitar Ia deflacién”. Durante el perfodo 1929-1939, las tasas de crecimiento de las manufacturas varfan desde el 3 % anual, en Argentina, hasta el 8 % anual, en Colombia, muy por encima de la fluctuacidn alrededor de cero en Estaclos Unidos y ‘Canacli (Diaz- Alejandro, 1988:52y 57). [La mayorta de los Estados impulsa politicas intervencionistas, reguladoras de los precios y la comercializacién de los productos rurales, como también de las {arifas de los servicios piblicos. Asimismo, la ereacién y/o el fortalecimient® de ‘organismos estatales dedicados al otorgamiento de créd' a 3a mediano y largo plazo, los cuales favorecen la construccién de viviendas y obras piblicas, el ‘crecimiento dela agriculturay, sobre todo, la industia, La promocién de los medios de transporte automotor, en desmedro de los ferrocarriles, potencia Ia construccién 20 de revas earcteraspavimentadss, con efecto mullipicador en as india de cemento, hile retinacién de ptidleo, ensamblado e incluso produccion de auobuses,automériles ycamiones conn tambign en la pereepen de ingresos fiscales derivados de tales actividades. La diversificacién y ampliacién de los medios de transporte, as ver rebajass costs, También aparece oseexpandee! transporte 10. FI paaje del ferrocaril at sutomotr df inseparable de a ucha entre © imperialsmobriténico (promotor de primera) y el nrteameriano (ue oes de segundo), Nuevos camino, faildades credits y. en el caso de México. construct de obras de ego contribuyen aura expansion del captlismo en agricatira(Dia- Alejandro, 1988: 53-5), En Argentina, Bolivia, Brasil, Chile,Colombia, México, Per y Venezuela se iste a una importante intrvencion del Estado, expresada en ta creacion de organiamos specticamentededicas ala regulacin dela comercilizacin de products prinaros (om ocr en Argentina con carnes,granos, eels, yer mate, ec) yf ala promocin de procciones industries gran esl y con mnauinaria moderna (sjmplo desticable son, enest camp fa CORFO, Corpoacin de Fometo de 1 Producckn,creada en Chile porel gobierno del presidente Ped Aguirre Cerda, del Frente Popular ylaNacional Financier, establecida en MExice por el presente Lézaro Cérdens). En algunos easos, el Estado se convert también, en propictario de meds de prexduccié, especialmente en secores de infrastructure industrials productoresdeaseo, armas y os nsunosnecesarios para Is dofena militar, ciesnstancia que potencia a paticipacin de Ins Fuerzas Armadis, Las casos de Fabricaciones Mltares(laprimeradelas cuales, do Aviones. se consituye en 1927), en Argentina la setrgiea Cin. Vale co Rio Doce, er, Brasil son paredligmiticos deel, sin alvidar los de PEMBX (PetleosMexicans) resultant dela nacionaliznci realizad po el gobierno de Livaro Cfwdenas er 1038, YPEB (YacimientosPetolifers olivinos, creas porel gobierno reform militar de David Fro,en 1936, ylaumipuaya ANCAP (Admnisracin Nacional de ‘Combustibles, Alcohol y Petrdleo). establecida en 1931. Dentrode este spreads resumen del criss econdmica y su supeavin en América Latina, no cabetrataras con mayor detenimiento? Sin embargo, ne puede dejar de sefalarse Ia tan mentada indsriaizaisn por susttuci6n (e svstttve) de importaciones (ISD y la menos conocida agricul Wess aeimportaciones (ASD? z 2 Fars nie de dete economics ena od, neyeno tam pata de esp (agents Bs Chie Clb, Mesco. Par) ara de Roamer Trp 98 3-"E concepo de sustitutin de imparcionesadmite diverse ineptlaiones conto equvaente 4s disminuefn en Ia cuoria absouta de las Importsciones; como diferencia eat I |. Last es senatada generalmente como un proceso generado por la eriss de 1929 y sus secuelas en la regidn, Empero, no son pocas ls investigaciones que tian mostrado, hace ya buen ticmpo, que en varios paises la misma se ha iniciado antes de los aos 1930, La obra coletiva a cargo de Rosemary Thorp (1988; ‘rignalmente pabicada en 1984) constitwye una muy buena puesta. punto dela cvestion, compendianda diferentes procesos nacionales en un dico volumen, deans de oftecer una visi del conjunto dela egién, Conforme los resultados de ‘arias investigaciones resulta claro qu la IS de ostrcintacs al menos en Amica del Sur ms intensivaen fuerza de trabajo que en capital y que forman parte de ella ruchas peques y medianas empresas, de propiedad de capitalesnacionales-con opitarios igualmentenacionales, poro sin desdear Ia presencia de nuevos inmigrantes provenicntes dela Eacopa castgada por aires de persocucisn y guerra, pero que no tren eaptales desde sus pases de origen- si bien se producen casos de inversin directa por parte de empresas extanjeas (Disz-Alejandro, 1988: 60), continuaudo una tendeneia ya observada en los aos 1920 en la produccién de auomotoes lantas, cement, aparats eketios, ene otras mereancas Charles Kindleberger seal que la sustiucisn de importaciones industrales esta en macha desde largo tiempo ats, como habia eeurido también con fudacién de bancos centrale, el eslablecimento de aranceles, la depreciacion de Jn tas de cambio, ete:" Ello no inhibe la constatacién de que tal susttacign y el finaneamiento deficiterio son *inducidos alrededor de 1932en la mayor de los pulses, y emprendidos ms activamente como tna poltien esengida en el perfado posterior” (Kindleberger, 1988: 363-364 y 367) a Argentina. argumenta Arturo O'Connell (en Thorp, 1988:255-256y 258), si biewel crecimiento de a actividad manufactureraes mayor que el del PBI-tal como hnocurido en el perodo previoa Inrisis-, noes espectacular ni excepcionalmente alloen la mayerfa de los rubros. Es también, despateo, Las refinertas de petrleo y las fabricas de antfeulos de goma =dos de los rubros de mayor erecimiento~ inerementan su produccién sobre la base de plantas fabriles instaladas y en funcionamiento desde antes de la Depresi6n, mientras la sustituciOn de importaciones textiles es, “ms bien, un fendmeno del petfodo dela Guerra. En ‘igor, si bien existen actividades industriates nuevas, “es evidente que el crecimiesto" es resultado, en gran medida, “le un Wao Tnfensivo de plantas ya manda poencal de imprtsions qe bala ocario de mantenetse constants el cotcate ‘de impodteiones y las itmportacionesefecivamente realizada, o bien eomo una diferencia Similar ero vespecto aun demands potencial calculada admitiendo cients elsstildad ~ ‘generalmente superior an unidad de fx demands de importaciones respect al producto ‘onal. Tales fs aepeions establecas por in CEPAL (1965: 33, 12) en su esta sobre 1 industiliacign en Arnica Latina ar 2 cexistontes. Incluso, se rata de un crecimicnt industrial mis lentoque el de otros saises dela egin. Jorge Schvarzer ha llamadoa los aos que vande 19101930, [Re consolidacignfabil sin cambio teenoldgico ni progreso productvo y soca"! Porlo demnés, Argentina es, al comenzar la crisis, el paslatinoamesicano masrieo, més diversificadoieconémicamente y mis industrializado ( incluso, sefala Vietr BulnieeThomas, con lxestructra industrial mis ampli sofisticnda de la regi Bin terminos de enta per edit, s6lo Uruguay alearza valores prximos. Para Diaz Alejandto (1988: 58), la que llama notable indstrializacion de os paises eaetalres, rally Colombia, es explcableyen parte, porelhechode cont, tesde antes de lnerisis de 1929,con soctores manufectreros con escasasconexiores “Inecios eon las exportaciones a diferencia de tos casos de Argentina y Cube. En asl. [a ISI, un proceso de entre gueras,omienzaenlosaios 1920, al comolo habia demostado Warren Dean ya en 1968, al menos en los casos de hero en Fingotes, cement insrumenios y motores elétrieos, maquinaria textil, equips provesadores de azicar, partes automotress, implements agricola, aparatos de tis ielojesy bisculasyteniles de ayn? Setrata de un proceso, a igual ue en sinos pases, de importciGn de bienes de capital. Astes able speci e6mo grantes Corporaciones de capital extranjero, especialmente norteamercano, evant paras fabriles durante la década previa aa crisis, ales como General Electric (1919) RCA Victor (1919), international Bussines Machines, IBM (1924), Ericsson (1924), Philips (1925), Standard Blecric (1926), Burroughs (1929), Pirelli (1929) y os utomoitices Ford Motors y General Motors (Flavio Ravelo Vesiani, en Thorp, 1088: 207 y 208), Las mismas(y ots) empresas comienzan a product en Argentin, en fechas mis 0 menos simultneas, sino previas: The Remington Typevriter (1911), Marional Cash Register (1913), Kodek 1915), Standard Bleetvic (1919), General Electric (1920), Westinghouse Electric International (1921), Stonsand O11 (1922), Ford Motors (1922), BM (1923), General Motors (1925), Colgate- Palmolive (1927), Refierias de Maiz (1928) y, ya con la erisis, RCA Vietor y Philco (1931). = “También en Colombia ISTes, considerablemente el estado de un proseso iniciado en déeadas aterires, sobre todo en lade 1920, Los textiles (le algoddn y {Jeray6n),en particular, seguidos den ervera el wzear ye cemento son pate de ta indusializacign previa la risis, sn olvidar a pequeiaindusteia metalgien txistente en Medellin desde los atios de fa crisis de café, comienzos del siglo XX, Froome se tla el capftlo 4 de sw libra La istia que supimes conseguir, Una hitori srecosniat de ka instr argentina, tuenos Aires, Planets, 1996. 45 Mletisce bro de Waren Deon es The hudutiaiction of Sto Poudo 1880-148, Austin, 0g), Hay edicgn em pants, A indasirilzacdo de Sti Pano (1880-1945), Sto Pato, Dive, 1971 {que impuls6 a los cafetaleros a la diversiicaci6n de sus inversiones. Fl proceso colombiano, por lo demés, se produce “en un momento de pda consoidacin det capialismo moderno”, fenmeno més tardfo que en olros paises dela regi. 1a industrializacién de Chiléysegin Gabriel Palma (en Thorp, 1988: 70), se emontaa los aos de la Primava Guerra Mundial y se afirma desde 1919, pr causa de la cada de las exportaciones de nitrato producido por el pas, sin capacidad de competi con el producto sintético desarrollad por los pafses centrales dutante la conlienda, En st opiniga, “la crisis de los afos trinta no representa tanto un 10, como una aceleracién de un proceso de inaisicin del crecimiento inpulsado por la exportacion a ta industializacton ‘con susttucin de importaciones que ya se hata iniciado”. ‘Méigo ha conocido importante inversionesindustriales durante el porttialo, Jas enales reaparecen tras Ia etapa mas convulsionada de Ia Revolucién que ha termminado con la larga dominaci6n oligirquica, El pais cuenta, incluso, con industria siderdrgicn desde 1904: la Fundidora es In primera productora Iatinoamericana de rieles ferroviarios, Los ails 1930 son en ese sentido, también aqut propicios para acelerar un proceso jniviado en los aos de plena vigenci del modelo primario export. : Tncluso Pet, jacota Bulmer-Thomas (1997: 36), ha atravesado una fase de inversiones industriales durante Ia década de 1890, luego solo sostenids en momentos de precios relatives favorabes, Los paiS@x centroamericainos, en carmbio,c, peau cz de los mereados nacionales para In producciGn industrial, Empeio, se «/ n algunos can Guiles puede eitrse “el reconocimienta de Ia necsidad de cierto grado de intervencidnestatal ena econo (Bulmer-Thomas,en Thorp, 1988: 354), Fusintesis, puede decise, siguiendo a Bulmer-Thomas (1997: 37-38).que a [Stes un proceso generador de cambios sgnificatves en Ia compose Gn industrial enbaona partede los plses ela regi, Si bien la predcein Fabri de textiles y alimentos elaborados sigue siendo domninante, nucvos setores industriales tomienzan a pesar en las economias navionles:bines de consumo duradero, productos quimicos y farmacéuicos, metales, papel. El mercado de bienes industiales se diverstia, al tiempo que se tornan mas complles las relaciones interindustses. Emer a magnitude ales caibos no debe exagersse: en B30, en Argentina, el pats mds industilizado, el fadice de la produccidn raniaetera neta respect del PBL llegaaséloc! 227 por cieno, Lesiguen Chile (18,0 por eieno}, Mexico (16,0), Uruguay (1539), Brasil (145 ), mientrasen Pen (10H) y Colombia (91) aleanzanniveles ain ands modestos. Losliites ce 2B os con “implicaciones favorables a largo plazo", entre los <°* siguen aferradosal modelo primaro export’, Las clases dominant arguyen © ~ | 24 crecimiento industrial se refuerzan por la actitud de las burguesfas, las cuales se ‘orientaron, en un contexto de tener mercados internos protegidos, en la direccién facilista de la ganancia inmediata, despreocupéndose de llevar adelante acciones tendentes superar sus insuficiencias e ineficiencias y a proyectarse, competitivamente, en el mercado externo. La baja productividad de Ia industri cexplica por eseasez de electricidad, falta de fuerza de trabajo calificada, acceso resttingido al crédito y tecnologia anticuada, En fin, si Bulmer-Thomas (997: 42-43) est en lo certo, los cambios acaecidos cen la década de 1930 pueden verse como “los fundamentos para una tran hacia el modelo puro de sustituci6n de importaciones”, cuya fase més intensa ha dealcanzarseen las décadas de 19S0y 1960."*Con seguridad, esto.esexacto respecte ‘Brasil, Chile y México, que se habfan sumado a Argentina a finales de los a treinta como ls Ginicos patses que habfan impulsado la industralizacién y el exmbic ‘estructural hasta conseguir que In demanda intesna no fuera ya determinada por e sector exportador™. A juicio de este autor, ¢] cambio més importante que se produce cealadécads de 1930s la sustituci6n de “las poticas econémicas autorreguladioras” por instrumentos de politica activados por el Estado. ‘Ya a fines de los afios 1969, el economista brasitefio Celso Furtado destaca que la IST solo se concreta “en los parses que ya habian pasado por la primera fase de industrializacién, esto es, en aquellos que ya posefan un mi industrias de bienes de consumo”, En esos paises -basicamente, Argentina, Brasil, Chile y México-, lo que acontece en los tos 1930 es una “intensificacién de lt industrializacin” y “una clara indicacin de que ese proceso podrfa haber ocurrido anteriormente si tales paises” hubiesen tlevado adelante “politicas adecuadas” (Furtado, 1991: 140 y 143), Fs bueno tener presente que los procesos sustitutivos de importaciones industriales no son provesos de aleance nacional, sino que se sitdan en espacios restringidos, aunque altamente poblados: Buenos Aires, en Argentina, So Paull, ‘en Brasil, Medellin, en Colombia, Monterrey, en México, Concepeidn, en Chile Entérminos de distribucién de ingrésos, durant la década, la misma es diferente para los distintos secTUTeS Sociales. Asf, los grupos exportadores tradicionales declinan “su posicién relativa e incluso absoluta, a pesar de las aeciones publics destinadas a paliar los choques externos' JSLy la ASI acumulan “jugosos beneticios”, resultado de la combina internos elevados y castos “desusadamente bajos” de la fuerza de materias primis, Las familias burguesas y de clase media (alta) en cuyes presupuestos tienen “eseasa patticipacién los alimentos y gran participacién les bienes de consume importadas", incluyendo los durables de lujo (como automSvites) ——e| y las vacaciones en Europa, enfrentan “tendencias desfavorables de los precios ‘elativos”, Los trabajadores y asalariados en general, tanto urbanos como rurales, de ingresos bajos, no parecen haberse beneficiado con considerablesinesementos reales en materia de alimentos; “a mejor conjetura esque [..] los salaios reales de fines de los aos treinta, para los trabajadores no calificados y semicalificados, tomando en cuenta todos los componentes de su canasta de consumo, no (son) mucho mayores que un decenio aris" (Diaa- Alejandro, 1988: 68). Dicho enotros términas, que no son los de Dia2-Al ctrata cle un proceso de acumulacién sin distribueidn de ingresos en favor de los trabajadores. Ea el mejor a los «casos, ella tend tal cardcter favorable, euando lo tengan, a partir de mediados delosafos 1940. inclustralizacin porsusituciin de importaciones es una referencia obiigada ‘en toda historia de Ia déeada de 1930, mas noes el inieo “motor de crecimiento", como le Hama Carlos Diaz-Alejandro, autor que destgen el papel relevante desempeitado por la sustituci6n de importaciones agricolas y de servicios (entre ellos turismo, ya importante en algunos paises, como Argentina). La agrieultuca por sislituciGn de importaciones (ASI) aleanza, en materia de alimentos resultados moc (1988: 61),opinign que contrasta con lade Bulmet-Thomas (1997: 39), paraquien la ‘nigma tiene una expansi6n “particularmente impresionante en cl Srea del Caribe". En és, las pequefis repiblicas, earentes de base industrial, encuentran “en ba ASLun manera féeil de compensa a falta de oportunidades en fa ISI". Ambos autores coiniden en sefalar kt importancia de la ASI en América del Sur, especialmente ene! easo de cultivos como algodn, efamo y oleaginosos, insumos de ls industriastextly aceitera,respectivamente. Diaz-Aljandco acota que, en contraste con la ISI, la ASI se realiza, en gran parte,“ inalatinoamericano”, coma ilstea el caso deja produc mate, cayo impulso pesjudica a lu produccisn paraguaya, os ficil dedi, rectienternente,k cexpensas del comerci n argentina de yerba cual sustituye. Como, \Cles inseparable de la ISI, cual provee de las materias primas necesarias para la produccién de alimentos y bebidas. ~~Tos precios relativos de las mercancfas nacionales ¢ importadas experimentan ‘cambios considerados, por Bulmer-Thomas (1997: 40), un factor importante para la expansién de la AST y la industria", A su vez, los bienes y servicios no comercializados en el mercado externo también crecen, “en conformidad con el crecimiento dela economfa rel y la ecuperacidn dela demanda nacional final.La orientaci6n de recursos hacia el sector industrial y el crecimiento concomitante de laurbaniaacién” tienen efecto multiplicador en, por ejemplo, lademanda de energia cléctrica y conella enel estfmulo de “nuevas inversionesen fuentes de electricidad 3 en Cuba, esfuerz0s mis ambiclososen Guatemala, segin Dia2-Alejando 25 (ineluidas presas hidroelécticas), luexplotacin petrolera y las refiners de petrSleo”, Sibien el desfase entre oferta y demand constituye“‘un problema constante durante lamayor parte de ladécada de 1930” el exceso de demand operacomo “unestimulo ‘poderoso para el crecimiento tanto de los servicios piblicas como de Ia industria de la construccién”. En palabras de Bulmer-Thomas (1997: 45-46), el crecimiento econémico “observable en los alos treinta no implica “un cambio estructural significativo”, producigndose “paca modificeeién en la composicin dela exportaciones”. Emper, “sao pueden presentarse (en América Latina) como una radical ruptura con el pasado, aunque la décacla tampoco representa una oportunidad perdida. En ‘un contextoexterno generalmente hostil, la mayor de patses {logral reconstruir su ‘sector extern”, casi todos expanden Ia produceién de mereanefas exportables: dondees factible,y ac la oferta debienes y servicios no comercializables, enel comercio exterior".La importancia de tales cambios ha de apreciarse, casi de inmediato, euando la Segunda Guerra Mundial cirrael acceso alas importaciones extra regionales. Con todo, se trata de un proceso con muchos limites, los cuales hhan levadoa Luiz. Carlos BresserPereiraj un economista brasileno, a caracterizar el proceso econdinico latinoumericano como un "subdesatrotio industralizado". Al ‘Rouquig,jun latinoamerieanista francés, ha acotado, con justeza, que la debili de fv industria latinoamericana es explicable por sus objetivos origina historia: Ia ISI “produce bienes de acuerdo con un modelo de consumo exdgen0”, de donde -siguiendo un patrén imitativo- la produccixin de mereancfas “poco adecuadas a las necesidndes fundamentales de la mayorfa de la poblaciér y destinadas a grupos sociales relativamente estrechos y privitegiados”, Tal situaion se agrava por la adopcidin de “polfticas econdmicas de redistribucién regresiva de fos ingresos con el fin de erear un mercado concentrado para esos productos”, centre los cuales se contain, hacia los afios 1960, los automaviles particulares, la “tinea blanca’ de los electradomésticos, la televisi6n (Rouquié, 1990:278). En otras palabras, 1a ISI genera un proceso de crecimiento, mas no de desarrollo industrial. Crecimnes neremento cuantitativo, mientras desarrallo significa cambios cualitativos. Es cierto que la ISI muestra niveles mis altos ea la produccién de determinadas mereanefas -en su mayorfa destinadas al consumo ‘pero tal situaeiGn no conlleva modificactones sustanciales de Ia estructura social dels paises que realizan la experiencia, Dicho de otra manera, no hay una subversion ‘dels Viejas estructuras.Por el contrari, ellassirven de base para la [SI. Analizando el caso argentino, Vietor Tesla ha enunciado analfticamente, hace ya unt buen tiempo, los rasgos tipicos observables en él y extensivos al resto de América Latina \ ) NG RE COSTER NESRTEAWETSRGIEN| crecimiento industrial serrealizafundamentalmente en bases aumenta de la manode obra y el agotariento de las instalaciones disponibles. “b) dlorsendesarroliansplenamentetesyindustriasybisions, que producen redios de producci6n, ni las fuentes de energta, ni los transpostes. °c) La productividad del trabajo no aummenta mayormente, los castos son efevados y baja Ia eficieneia. Abunda hasta predominar la pequeia produccin cseasamente mecanizada y antieconémica. “d) El erecimiento de la producci6n de artculos de consumo sobrepasa continuamente el ineremento en la producoién de medios de produccion, “e) La agricultura ptmanece estaneada y no se tecifica (Testa, 1964: 35), Un proceso tal puede denominarse pseucdoindustrializacién (Testa) © también industrializaci6n sin revolucién industrial. En otras palabras, un proceso decambio en, y node cambio de, la matriz societal Cambios en las sociedades y nuevos sujetos 2s moh EI) a Fin 1930) América Latina iene una poblacin de 107.468,000, Para entonces liye el ciclo de crecimiento demogrético fundando en cl fuerte aperte inmigratoriog De alli en més, la poblacién ha de basarse en el aumento natural, proceso que se acelerara después de la Segunda Guerra Mundial, llegando a 165,880,000 en 1950 y448,076.000en 1990, En 1930, Brasil esl pas ms poblado de aregi6n, con 38.568.000,siguiéndole México,con 16,589,000, y Argentina, con 11,896,000. A su yer, los menos son Costa Rica y Panam, con 499.000 y 502.000, respectivamtente. Sesenta aos mis tarde, Bras sigue siendo el pas ainoamericano con mshabitantes 158.368.000, guido siempre por México, con 88,598,000. Enel texcer lugar, Colombia, con 32.978,000, ha desplazado.a Argentina, que cuenta con 32.322,000 dc habitanes in los nveles mésbajoscontnéan Costa Rica (3.015.000) y Panam (2.418.000), invitiendo el orden que ocupaban en 1930, En la década objeto de nuestro estudio, la esperanza de vida de Ia poblacién lntinoamericana es baja, en raz6n de las ata sas de mortalidad, situindose, en la rmayorta de los pafses, alrededor de fos 35 afos, “un nivel aleanzado por Europa noroecidental antes de 1850 y por el resto de Europa alrededor de 1900" (Merrick, 1997; 173).Excepciones importantes son Argentina y Uruguay, con valores similares ‘los de Europa meridional, y Cuba y Costa Rica, que se si 7 28 ais. A su vez, la mayorpartede losses centroamericanos y la Repiblca Dominicana tionen una esperanza de vida inferior a 30 aos. El gran inerementoen Inesperanea de vida ha de producrse entre 1959 y 1980, Hlegando a un promedio regional de 66.7 aos, en el perfodo 1980-1985, siendo Cuba el pais conel nivel mis ato, 75.2 aos, resultado que guard relacién estrecha con politics del gobieino revolucionaro, Como es obvio, la mayor © menor esperanza de vida es resultado de un conjunto de factores, especialmente los relacionados con salud y alimentaei6n y la distibueiSn det ingreso, tal como se aprecia en las altastasas de mortaidad infantil, ls cuales "mutcstran grandes disparidades entre los sectores ms ricos y los mis pobres. La América Latina de los afios 1930 es una regiGn estructuralmenteagearia, to cual no obsta Ia existencia de grados de urbanizacién importantes (los élevados dentro de los paises no desarrollados del munda), como en los casos de Argentina, Uruguay y Chile (con el 38, el 35 y el 32 % del total de la respectiva poblacién nacional, considerando urbanos a los eentros con més de 20.000 habitantes). Para el conjunto de la regiGn, el promedio es det 17 %, siendo de apenas 4 % en Haiti, y7 % en Bl Salvador y Repiiblica Dominicana. En 1980, ka tasa de urbanizacidn lntinoamericana seré del 65 %, correspondiendo los picos a Uruguay (84 %), Argentina, Venezuela (ambos con el 83 %) y Chile (81%). yel piso a Hait (24 por eiento). Por encima del pequeto pats eaiben se situarin Honduras (36 %), Guatemala (37 %), Bl Salvador y Paraguay (42 %), Costa Rica (43 %), Bolivia (44%), Beuador (7 %) e incluso Colombia (64%), ubieados todos por debajo del promedio regional sos valores indican, también, la fuerte presencia demogrfica de eamp ‘que en muchos eas0s ~como en Guatemala, paises andinos y México so ‘ylo mestizos. A su ver, las erecientes tasas de urbanizacién no suponen necesariamente presencia mayoritaria de proletatios industrales. De hecho, la poblacién urbana Iatinoamericana de los afios. 1930 esti consttuida, en buena proporciGn, por hombres y mujeres declase media, de composicisn heterogénca, y -neuyo inerementocontribuye la industealizaién por sustitucién de importactones El proceso de migracidn interna, del campo alas ciudades, dari lugar, en &stas, inte presencia de campesinos, portadores de pautasculturales a menudo bien diferentes de las preexistentes en ellas, generando sitiaciones no exentas de conflictividades. Segin José Luis Romero, después de la crisis de 1930 se produce “explosidn social” consistent “sobre todo en una ofensiva del campo sobre la P, mianifestada “bajo a forma de una explosidn urbana que transformaria kas Perspectivas de Latinoamérica”. En aquellas ciudades donde se produce una importante concentracién de migrantes, la conmocién es profunda, al punto de producie un cambio eualitativo, consistente en la sustitucién de “wns sociedad ‘congreyada y compacta por otra escindida”, en la que confrontan dos mundos (Romero, 1984: 221 y 231). En el punto culminante de tal proceso seri posible observar verdaderas “ciudades de campesinos”, apelando a Ia expresiGn de Bryan Roberts (1980), No obstante el peso de las estructuras agrarias, las eiudades latinoamericanas incluso desde la €poca colonial~ han fenido una estructura de clase diversa, en bbucna medida por diferencias de tamatio y complejidad econdmica (reciente) entre los grandes centtos metropolitanos, a menudo capitales nacionales, “los centros administrativos y comerciales de tas regiones provinciales, y los asentamientos turbanos mas pequefios”, que fungen “como centros de mercado y ndcleos de transporte ala poblacién agricultora” (Oliveira y Roberts, 1997:226). La estructura social de las ciudad latinoamericanas es heterogénea, En las ciudades mas grandes os juida por burgueses (terratenientes, comerciantes ¢ industries), clero, amplia clase media (profesionales liberales, pequctio burgueses ~pequetios ccomerciantes y fabricantes-, asalariados de servicios, maestros, empleados de oficinas privadas y pblicas, artesanos aut6nomos), rabajadores varios (personal de servicio doméstico, vendedores ambulantes, jornalesos) y proletarios (donde hay fabricas). Hay presencia signifieat Txestructura social de manera vertical~y, wentudndose a patirde lacrisis de 1930, _de.migrantes internos, casi siempre en la base de Ia pirdmide social. Si José Luis Rome (1984: 336) tenia roz6n, la “fusion entre los grupos inmigrantes (sn dada, ‘elie alos mas pobrs) y ls sectores populares de pequena clase media de lasnciedadiadcionat ha de constr “lamasa de las ciudadeslainoamerconas, ya desde los tos dela Gran Guerra aca 1940, seg ls cflevlasconsignados por Orlandina de Oliveira y Bryan Roberts (1997:230),Inesretira ocapacion urbana desis importantes pases de lategin (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México y Per) muestra, enel vice deta prdmide socal, a una minora de sslocl 66 por cient, Los ators Ia laman “estates superores no manuals”, compuestos por emprestis y profsionales independientes (4S) y gorenesy profesioalesempleados (2.3%), istnciin confs, pues incluye bj la misma denominacignsjetos sociales diferentes por 250, “empresarios". es deci, propietarios, y pofesionales en relacién de dependencia— pero que, pesca cll, permite dstinguir un ncleo constiuide por prdpietarios, rents sectors que son, msbien, clase media ats Por debaj de tllos incluyen a unos “estratosinfrioes no manuales", que suman el 152% (oficinisas, 84, y vendedores 6,8). Luego, un reducdo grupo de "pequtios empresaros” de comecio (apenas 08 %) y uno més amplio de atdno%nos, que legaal 28.5% Comercio 9S y “atos, 19 pr cient). El sector mis ampli esti 29 constituido por 35,9 % de wabajadores asalariados (mayeritariamente industriates =20,1 por ciento-, y alos que siguen los de del tansposte, el comercio y los servicios conel 6,1,54y 43%, respectivamente). la base dela pirémide urbana se encuentran los empleados dométicos, que son el 13 por cielo. Aunque en no todos los casos son ageupamientos precisos, ellos dan buena cuenta de la estructura de clases de los centros urbanos regionales* Los misinos eleulos indican que a poblacin activa urbana aleanzn al 384% del total dela poblacisn de esos pases, contra cl 61.6% de la rural. Laindustia manufacturera hace uso ntensivode la fuerza de trabajo, como se hia dicho antes, y de teonologia importada con escasa velocidad de renovacisn. Los proleiarios que trabajan en ella, aunque no poseen akin niveles altos de calificaci6n,adquieren una ecient importanca dentro de a clase obrera al igual que los trabajadoresferoviaros y portuatos, Hegando a consituiralgoaproximado ‘una aristocracia del trabajo, En cuantoal trabajo femenino,nohay informacion ni estuios suficientes, pero los indicadoresexistentes permite airmar que el mismo tiene una baja participacién enel mercado labora urbano y una mayor en las dceas ruralesy la producen doméstica Las tabajadoras urbanas se desempetian, por lo general, como costureras y empleadas domestics (Ofivera y Roberts, 1997: 231). La ISL el erecimiento econsmico ~y ta intensificacin dela urbanizaciin— tienen “diversas conseewencias para Ia estaificacisn”. Se aprectin, én a ayorta de os paises, “definidas diferencias egionales en elcardcter dela organizacién de clases". La concentracin dela clase obrera y el peso rclativo de la clase medi distintas enada pats de Ia regién, generan ampli diferencias nacionales en los patrones glabates de estratfiacién,contibuyendo tambign a diferentes regimenes politicos. Asimismo, no debe olvidase “la importanca de la poblacisn rural en la formacién de la clase obreray, hasta cierto punto deta clase media’ en buena medida porqueen lamayoria dels pases ls clases sociales urbanas se encuentran en Ia etapa inicial de su consolidaciGn y mantienen adn slidos vinewlos con la poblaciGn rural (Oliveira y Roberts, 1997: 233) Durante tos aiios 1930 se desplicgs, en la historia del movimiento obrexo latinoameicano, fa que Francisco Zapata (1993) ha llamado fase nsiuciona del mismo. Iniciada en los aos 1920 prolongada hasta fines de in década de 1970¢ cl sindicalismo latinoamericano, y la actual fase excluida, La divisién establecida 6 Nowe so de una imprecsin de lot autores yo ns fuentes. Las prope cifras oct, ‘manufactucros" 3 art por Zapat) se Fonda mn la. comldttin anwre odelo:de asumulciin y qari institucional, de donde la fase herotea es propia del modelo primarioexportadar, la ingtcTonalde ISI y la exctuida, de la etapa de ransnacionlizaciGn del proceso de dessrrollo capitalists. las primeras décadas dela fase institucional desde 10s aos 1920 y hasta bien entrados los cuarent, se constituyen organizaciones sindicales nacio sean de sindicatos pre sean de sindieatos por ramas de jd. As, por ejemplo, la Confederacisn General del Tiabajoaigentina (COT), read en 1930 (por fusién de las precedentes Unig Sindical Argentina y Confederacién Obrera Argentina); la ConfederaciGn de Trabajadores de México (CTM); la Confederacién de Trabajadores de Colombia (CTC), ambas en 1936; 1a Confederacién de Trabajadores de Chile (CTCH), en 1938; la Confederacisn de ‘Trabajadores de Cuba (CTC), en 1939, se hacen cargo de representar al conjunto de In clase obrera de sus respectivos paises, desempefando “an papel de ereciente importancia en la negociaci6n de salaris a nivel global pero sobre todo en la artiewaci6n con el Esiado”, estes, la simulténea consotidacin del sindicalismo “nto como representante de los tabajadores en el sistema de relaciones industriales como en el sistema politico” (Zapata, 1993: 40). Se trata de un dato central para entender la dinimiea de los regimenes populistas (el eardenismo ‘mexicano, el varguismo brasileno,el peronisio argentino) TanRoxborought (1997: 139-140) cmiina fase prolongisda hasta el final dela Segunda de Ia ciudadanfa. A su juicio, en tanto Ia mayorta de los varones adultos iatinoamericanos tiene, por esus alos, derechos electorates reconovidos, la Icha sreno se limita a ta amplia sios a las mujeres. En consecuencia, la Tanda de ineremento de Ia ciudad se relaciona con otras cuestones, tales como las de “apoyo a la democracia contra las dictaduras militares; legislacign labora favorable, incluido el derecho a la actividad sindical independiente; y un sen pero, pese a ello, importante de no ser ‘ciudadano de segunda clase": Durante los ato reinta y primera mitad de los cuarentaprimera etapa de tun proceso que, através de cinco, llega hasta nuestos dias, “as exigencias de ampliacién dela ciudadanfa”estin“estrechamente vineuladas alas luchas a favor de la institucionalizacién del movimiento obrero”. Se trata de un periodo de unos. tues lusts que pasa porta agitaciin y movilizaciGn desaralladas part pass ta crisis econémics, las propuesasdefrentes populares (Segunda mitad dels Wein) y la “tranquilidad laboral general durante la Segunda Guerra Mundial”. Un dato signifieaivo de ests aos es la frecuente apelacin estatal a un legistaci6n borat focalizada en la alenci6n favorable de demnandas de tabajadores 3 2 «ue subocdinan la lucha a lo negociacién 0 bien son parte de sindicatos creados “ese arriba’, es decir, por el propio Estado, Se encuentra ya en Ia accién del primer ininsivo de Trabajo de Getilio Vargas, |indolfoCollx.en Brasil yen lade los gobiernos dela democracia feta argentina pero no limitadas aestos dos as0s~ y Constituye un momento importante na s6lo en la historia det movimiento obrero latnoameriano cf triunfo del sindcaliso populist pico de Argentina, Brasil y “México sobre el sndialismo de lise (predominant en Bolivia, Chile y Peri, para Aeciro en los términos de Francisco Zapata, sno también en fa dindiniea de sistema poltco, en el cul introduce oFortalec, setin los casos; la medi rporativiien detimento de In mediacign partdara: La intervenci6n del Estado ‘vida sindical produce en ésta, en mayor omenor medida, una pédida de ~yameno ideology una subordinacicn a fs policas lef hse, al vez mejorque cualquiera, demaea inequivora tl art, tal como se peribe durante el Estado Novo (1937-1943), perfodo enc cual se destacan fa poitien autoriteria (control tiguroso de los fonds de los sindicatos~generados por el most sina una contin anal bligatria deducida directamente del salario de cada trabajo do 0-n0, y constiuida por elimporte dela remuneraciGn correspondiente «un dia de wabajo: investignen de los dirgentes sndicales por parte del Departamento da Orden Politiea Social, eltemible DOPS; prohbicin de constitucién deuna confederaciér ‘brea nacional) y In codificacién de la legislacion coxporativa mediante promulgacién de la Conslidasto das Les do Tnbalho (CLI. En el agro qupayitiel gras reas deconcenracinampesi-Mn As eal, pases adinos, neste brasileno~ no presentan, por eierto, magnitudes similares en cuan sntensidad yextesin dels conflicts y de panicipacicn, Ea Alatin easo, como en El Salvador, los campesinos protagonizan un intento insuateeeional que coneluyeen una brat mataza intento que consituyec punto rns alto dela confitvided rural latinoamerieana duantelostreits. En rocomo en Bolivia después de la Guerra del Chaco, son parte del movimiento reformist Hevadoadelant por j6venes oficiales del Ejtcito-elienio del sotaismo iitar- -eomenzando un proceso de sindicalizacién,impulsudo por et gobo, que es ‘onvetréen protagonists de un movimiento que had culminar en 1952 eon lx Rewulucgn Nacionsl. En eambio, os eampesinos mexicanos experimentan un Fuerte rewocesnen posiciones de poder conqustads al argo de la Revolucia, cuando el presidente Liaro Cérdens logta subordinar la Confederaci6n Campesina de México, exeada en 1931 y luego convertida en Confederacién Nacional Campesina (CNC), a a estructura buroerdtica del Partido de la Revolucién Nacional (PRM), la «denominacién que adquiere en 1938 el Partido Nacional Revolucionario (PNR). Los aiios 1930 son tambien los del protagonismo politico de las militares ‘Actuando en soledad o en alianza con grupos civiles, lls paticipan, en el comienz0 deladécadla, de golpes ce Estado triunfantcs en ocho paises de la regién: Argentina, Bolivia, Brasil, Dominicana, Guatemala, Peré,en 1930,Chile y Ecuador, en 1931. No son los tnicos, pues hay otros, algunos igualmente exitosos y otvos, fallidos, incluso en varios de esos pafses. Asimismo, hay presidentes militares electos en México (Lézaro Cardenas, 1934-1940), Venezuela (general Bleazar L6pez Conteras, 1935-1941), Paraguay (mariscal José Estigeribia, 1939-1948, si bienantesen febrero de 1936, ha habido un golpe de Estado militar que leva ala presidencia al general Raftel Franco, a su vez desplazado por el Ejécitoen agosto de 1937) y Uruguay (general Alfiedo Baldomir, 1938-1942). La participacién de los militares latinoamericanos, en la politica no es homogénea, Bien por el contrario, se asiste a experiencia tan disimiles que van desde el reformismo de los fenentes brasilenios, Tos judianos ecuatorianos, los revoltosos oficiales chilenos -en a cécada de 1920--y os “socialistas” bolivianos, enlace 1930, hastael conservadurismo de los militares age \ dictaduras despético-personalistas de Ubico (Guatemala), Carias (Honduras), ‘Trujillo (Dominicana), Somoza (Nicaragua), Herndndez Martinez (EI Salvador). Un caso excepéional es el de los oficiales chilenos que,en eee Repiblica Socialista y cuyo conductor, Marmaduke Grove ser, un aio mas tarde, inode los fondadores del nuevo Partido Socialist, Seguin Rouguié y Suffern (1997: 288), | nacionalismo es, tal ver, durante los aii treinta, “el comin denominador” identifcable “en las orientaciones politicas de Tos diyersos pafses latinoamericanos”. Las rafces del “comportamiento sparentemente ambiguo delos oficiales, a menudo mas autortario que reformista, perceptible asta “en los experimentas ‘revolucionarios™’, se encuentran “en la preocupacisn subyacente, incluso en la bisqueda de a justicia social, por reforzar el potencial econsmico y, por ende, militar de sus naciones respectivas”. Setratade tuna orientacién concordante “con la politica de desarrollo autirquico, encesrado en sfmismo, por medio de la industralizacidn de sustituci6n de importaciones™, A juicio de ambos autores, esta corriente nacional-militarista, no opuesta 1 cambio -si es realizado ordenadamente-ni ala mejora de las S clases trabajadoras -si se efectéantuteladas por el Estado-, parece predominante en la fuerza armadas de la regia, Los militares by son, en este sentido, un caso paradigmtico, 3 Rouquiéy Suffer sefalan, asimismo, que “la recurrente decisién le los militares le diverss pfs lainoamericanos en este periodoy mds adelante, de liberar el Estado" de lu sociedad civic vincula también con “la situacin internacional y a consiguienteersis de las clases gobernants locales”. Sin akcanza el nivel del “nacionalsnoantimperalista de los mililares boliviaos,escandalizados por el demosntamoyncktosna dela saat cnclinteriorde las fucraas armas de Am __ politico y de los paises cenrales que lo pra irmlén del poder militares ia divisgexistenteenas clases gobernantes acerca demo afrontar a crisis y as transtormacionesestucturales en curso, enpartcular respectodel modode industalizaciénaimpulsar yk ra antinacional”, se constata seafslan crecientemente del resto de I sociedad y pierden la capacidad de organizar el consenso en torno a sus propuestas y valores. “Desorientadas, conmioeionadas, enalgunos casos totalmente fragmentadas", tales clases dominantes no encuentran nodlo de ser dirigentes (en los términos de Grams, que no sn Tos de los ‘que aquicitamos).Es, pues, “el momento peopici parael nacional {" ausencia “de ladefinicién de un interés general claro por parte de la burg interés de los militares ocupa su lugar. Deal en mas, y durante cierto tiempo, ser “os militares quienes, de acuerdo con sus propios valores de orientacidn esata inde definicloquees “mnejor paral = ‘dc la misma y, por ende, la defensa de los ele | Gouquiéy Sutter, 1997: 289). La biisqueda de un nuevo orden politica 2 Fs En rigor, un tratamiento cuidadoso de In(s)crisid politiens de los aitos 1930, requiere emplear precisas categorias de andlisis: En nuestro caso, cabe prestar atencign, enire otras, a ola observacién de Forge Gracineena} es necesario distinguir centie crisis bésica de Estado y crisis de la forma de Estado, “En su sentido mis esiicto, una evsis basa de Estado existe s6lo cuando lo que ests en cuestin es Ja matriz fundamental de la denominacién social qu lees inherente y sobre la que seconsttuye.[.] Bn lacrsis de wna forma de Estado lo que cambia es a figura de_ Gc, manteniéndose como invariante la relacién fundamental de dominacién” (Grnciarena, 1984: 44-45), ? as En los trenta ltinoamericanos se dan, para deeirlo una vex. mis, crisis de inta indole. Laconjuncisa de crisis econémica y criss politica marea una fuerte 34 lespués de 1930, se constatan Iineas de continuidad notables, tanto en el patrén de acumulacién (fundado en el modelo primario exportador) cuanto en el modo de ejercer la dominacién poitico-socal bajo la modalidad oligérquiea. Hay, pues, en ‘érmings de Graciarens rg forma estado ‘poles, En otro, como.en el de At er réginenolighrquico al denice, sin que el golpe de 1930 sigifique un retorno al primero, En un tercero, ejempliicndo por Peri a dominacion olgairquica despstico persona, sultan ‘liga. No fltanintentosreformistas, la poste imitados, como en Chiteyson in effoera Repiblica Sociglsta (1932) y los gabiernos del Frente Popular (1938- 1947); Colombig, con su liberal revolucién en marcha, fienada por La Pausa, en 1936, insficiente para desplazar efectivamente la dominacién olighrquica, y Cuba, tras la insurveceidn popular de 1933. ~ TH Reuador de los aos treinta constituye un caso exacerbado de erisis © inestabilidad poltica, una genuina situacién de Yaeto de poder. El pals ha experimentado en 1925 un proceso clave, la Hamada revolucién juliana, que puso final cielo poltico liberal iniciado en 1895 bajoelliderazgo del general loy Alfa. Aungue inicialmente se tat6 de un proceso ibera-militrista, de tono jecobino, a partir de 1912, tas el asesinalo de aque, se pasé al denorinadoeivilismo liberst plutocritico, earaeterizado por el predominio de la burguesia agrocomercial exportadora de Guayaquil, aliada con algunos teratenientes serranos (por tanto, propietarios de hacia con trabajo semi- servi). Larevolucin juliana, de earoter incruento, fue eneabezada por j6venes oficiales antioligarquicos que peoclamaban Iwchar por “Ia igualdad de todos y la proteccién del hombre protetario”,y alos cuaies Agustin Cueva (1984: 295) reputa “incapaces de concebir un proyecto profundo de transformaeién” y “condenados no sdloa seguir una ines zigeagueante frente a la oligarqu‘a, sino a expresar su ‘proecei6n al hombe proletario™ con ‘medidas tan ilusas que ui siquiera merecen el calificatvo de “populistas™. Tras los breves gobiernos de la Primera y la Segunda Plural, e13 de abril de 1926 se hace cargo de la presidencia el doctor Isidro Aroya Cueva, quien ejerce el poder dictatorialmente hasta el 9 de octubre de 1929, fecha en la cual es designado in eemplazar noes 7 Bxcopta Argentina, por las razones indieadas en el Prélogo de este libro, todos Tos casos Sebalados son objeto de anslisis en captuos pesteriores 35 36 presidente interino por la Asamblea Constituyente por él convocada, Le toca, pues, cenlrentarla crisis de Wall Street iniciada dos semanas més tarde y queen Ecuador provoca, dice Agustin Cueva, “una exacerbacin de todas las contradieciones sociales”, generando “una crisis de hegemonfa de vastas proporciones”. Una de lasmanifestaciones de tal crisis es la proliferacidn de presidentes del pais~diecisiete alo largo de Ia década de 1930 y una cruenta guerra civil ‘Aroya Cuevaesderrocado porlos militares en agostode 1931. Sureemplazante es el coronel Luis Larrea Alba, su titimo ministro de Gobierno, quien ejerce Ia presidencia durante s6lo tres meses. El nuevo gobernante es el doctor Alfredo Baquerizo Moreno ~quien ya fuera presidente entre 1916 y 1920, es decir, durante la fase oliginquico-tiberal-,encargado de conducir el proceso electoral que lleva, en octubre, al amplio triunfo del hacendado Neptalf Bonifaz, el canclidato conservador de Compactacién Obrera Nacional, una fuerza politica coracterizada por Cueva (1984: 300) como un “movimiento de corte fascistoide” capa ce aglutinar a “los ex campesinos y artesanos empobrecidos o caldos en la desocupacién, ficiles de manipular gracias al dominio ideol6gico absolutode la Iglesia catélica en la sierra", Empero, meses después, el Congreso nacional desconoce el pronunciamiento electoral y rechaza su designacién por entender que esti en duda la nacionalidad ecuatoriana de Bonifaz¢ incluso aduciendo su condieién de peruaro. Lareaccién conta tal decisin se traduce en un alzamiento milta-popular en Quito, 1 26 de agosto de 1932, que da lugar a a llamada guerra de las cwairo dias, un enfrentamiento sangriento -con mis de mil mucrtas~ que concluye con la derrata de los partidarios de Bonitaz, Jorge Salvador Lara (1994: 457) sefiala que “HJanto Jos sublevados en fa eapital como las tropas que los combaten creen luchar ‘por 1a constitucién’. Quito cae, a fin, en poder de los batallones partidarios de descalificaci6n, cuyo comandante en jefe es el general Angel Isaac Chiriboga’ Durante ese breve tiempo, Carlos Freire Larrea ejere el gobierno. No deja de see paradéjico, segiin interpreta Agustin Cueva, “que la primera reaccién aparentemente ‘popular’ a la crisis” sea “de signo derechista y que Ia insurrecei6n de una tropa manipulada por el clero y los terratenientes” termine siendo “aplastada a sangre y fuego por los contingentes ditigidos por la oficialidad progresista” (Cueva, 1984: 301) Derrotada ainsurrecciGn, el presidente del Senado, Alberto Guerrero Martinez, se hace cargo del Poder Ejecutivo por tres meses. En octubre, nuevas (y eseandalosamente fraudulent, segtin coincen Lara y Cueva) elecciones dan el ‘riunfo al candidato de la burguesiaagroexportadora, Juan de Dios Martinez Mera, Empero, no puede llevar adelante su gestin, fuertemente criticada en y desde el arlamento porel diputado José Marfa Velasco Ibarra, un abogado devenido nuevo lider popular, Matestar social, miltiptes y crecientes manifestaciones callejeras dan el tono de la situacién. Finalmente, abandonade por su propio partido, Martinez Mera renuncia en 1933. Le stcede Abelardo Montalvo, un hombre del liberalisino radical (oligérquico) que gobierna durante diez meses, al cabo de los cuales, en 1934, entrega la presicencia a Velasco Ibarra, electo en elecciones, esta vez libres, Velasco es elegido por el amplio apoyo de lo que lama el subproletariado de Quito ‘y Guayaquil, sin tener enfrente candidatos de los terratenientes conservadores y/ (6 la burguesfa liberal. Autoproclamado liberal y cristiano, Velasco Ibarra es combatido,en términos declases, por una “combinacién ce la burguesfa de Guayaquil y lactase media” (Cueva) , politicamente, por los liberales, ahora dirigidos por el abogado guayaquiletio Carlos Arroyo del Rio, presidente del Senado, y,en menor ‘medida, porel débil frente constituido por los partidos Socialista y Comunista, mis algunos liberates disidentes. EI mandstario intenta disolver el Congreso, pero la smaniobra fracasa y antes de cumplirun afioen elejercicio del cargodebe resignaslo, ‘en agosto de 1935. ‘Con sucafda se frustra una posible sala politica para la erisis de dominaeisn, La nueva sucesi6n de presidentes de corto tiempo de gestion, es un claro indicador {desu continuidad. Ast, Antonio Pons, un médico sin filiaciin politica que reemplaza al derrocado Velasco Ibarra, permanece brevemente cn el cargo (1935), entregindolo alejército, fuerza que designa al ingeniero Federico Péez (1935-1937), un senador también sin partido, elegido por el sector agricola, Gabierna “investido de plenos poderes”, recurso que le lleva a suspender las garantias constitucionales, con st secucla de “perseguidos, confinados y desterrados, primero de la derecha y luego dela izquierda'" (Lara, 1994; 458). Algunos éxitos desu gestisn le llevan a convocar ‘una Asamblea Constituyente que lo designa presidente iterino, decisién previa ‘una pensada posterior constitucionalizacién de su mandato, pero la maniobra es fustrada por un golps de Estado encabezado por su ministro de Defensa,el general Alberto Enréquez Gallo (un progresista, segin Cueva), quien gobierna durante diez, meses (1937-1938). Una de sus medidas més importantes ¢s la promulgacién del Cédigo de Trabajo, una compilacién de leyes reguladora de las relaciones obrero patronales que, entre otras garantias de los trabajadores, reconoce el ejercicio del derecho de hiuelga. Una campata de prensa en su contra le lleva a convocar a una ‘nueva Asamblea Constituyente, integrada por representaciones numéricamente iguales de conservadores, liberales y socialistas, Tras su renuncia, ésia designa provisoriamente a Manuel Maria Borrero, un antiguo integrante de Ia Suprema Conte. El mismo cuerpo, tas redactar una nueva Carta, resuelve nombrar presidente, ‘con mandato por cuatro afios, al doctor Aurelio Mosquera Narvez, ex rector de la Universidad Central (Quito) y hombre de la burguesta liberal de Guayaquil. En v7 38 diciembre de 1938, el nuevo mandatario disuelve la Asamblea, envia a prisién a varios representantes de izquierda (incluyendo a algunos que lo han votado) y ‘welvea poner en vigencia la Consttucién liberal de 1906, No aleanza a curnplir sa ‘mandato, pues poco antes de cumplir un afio en ejercicio del mismo muere sorpresivamente en noviembre de 1939. Se hace cargo del Poder Ejecutivo el presidente del Senado, el doctor Carlos Alberto Arroyo det Rio, el lider del Partido, Liberal Radical y abogado de compaiias extranjeras, quien convoca a elecciones. Interesado en presentarse en las mismas, renuncia y cede el cargo, segin la prescripeién constitucional, al presidente de la Cémara de Diputados, doctor Andrés F Cérdova, también liberal, Durante su breve gestién se realiza la renovacién presidencial, en elecciones en las cuales compiten tres candidatos: Carlos Alberto Arroyo del Rio, por ef Partido Liberal, Jacinto Jij6n, por el Partido Conservador, y José Marfa Velasco Ibarra, por una conjuncién de fuerzas antioligtrquicas, Otra vez, un fenomenal fraude tuerce la voluntad popular: contra todos los indicadores que dan triunfador a Velasco Ibarra, el resultado oficial determina ef triunfo de Arroyo del Rio. Acusado de responsable del fraude, Cérdova rechaza laimputacién y renuncia, sucediéndolee! doctor Julio B, Moreno ‘quien, tras apenas veinte dias en la funci6n, entrega el mando a Arroyo del Rio, quien gobernard entre 1940 y 1944, Los pafses latinoamericanos atraviesan, en los afios treinta, procesas sacio- politicos con caracterfsticas a veces semejantes (0 parecidas), atras, diferentes, ‘como se veré en los eapitulos espectficos de este libro. La nota distintiva es la crisis, ‘dedominacién politica, aunque ella noes siempre crisis dela dominacién oligérquiea. en Brasil, Bolivia, Chile, Colombia y Perl, peroes séloenel primero de estos s donde, inequfvocamente, se pasa, al menos en corto plazo, a un nuevo tipo de dominacién. En Argentsia, yase ha dicho, es la crisis de la democraciao, tal vez ins especificamente, dela transicién(iniciada en 1912-1916) del régimen oigarquico al demoerético. En México, en cambio, se trata de la coronacién del proceso revolucionario bajo Ia triple forma ss profundizacién de la reforma agrari 1880, para emplear ota fechs-simbolo, ella pesiste ~excepto en México- hasta 1930, Retomo argumentos ya expuestos en otra ocasién (Ansaldi, 1991) para afirmar que oligarquia no es una clase social sino una categorfa que designa una for organizaci6n y ejercicio de domina por: 1) base social angosta, 2) reclutamiento cerrado de quienes cumplen funciones, en el Estado y en el gobierno, basado en criterios de apellide o lingje, tradicisn, familia y parentesco, prestigio, amistad, dinero, 3) exclusign de los disidentes a de de i Ia oposicién considerada radical o pligrsn y coopacin de ls inividuos {wansformismo molecular) © geupos potables, moderados 0 asimilables (anstormismo erinio} 4) combinacién ecentalizaciénydecenalzaiénen elejercei del pode, mediante clientlsmo, buroraiay mecansms de contol inaoleSquco 5) mecanimesdomediciones ye eliadefamlaes grates personales més que patidarosy formato de reprsentacién de notables, 6) orto, paternalismo, centlismo, vertcalismo, 7 auopercecion posi, deta condcin de atralment clegidos para cjercer el gobierno de los omibesy Te sociedad 8 limita efetva del ecco delos derechos potics desulragio, de elgi y de er elegio, 9) predominio de In dominacén(ecacién) sobre i direcelon eonsenso, hegemona),noreducdo a lncocreidnc vokenca ia, pues sta vn compafada de una constant, cotdiana violencia sib6te, 10) fecuene organiza del Estado como Pstodo“capurado, lo que adic, ent ors omecvencts, en un Estado cental, nds que nacional, cestion ésta que debe nectar con 1) ln defnei de un patooigaquico que expres ciertos ips de telaciones intrregionales Bn la dominacién oligirquica, en términos generales, la concentracin del poder en un nicleo pequeio de personas es muy alta, masel espacio de aplicacién ‘deese poderes reducido (provincial, estadual o departamental,0 incluso meramente Iocal) De alli la necesida! de articular poder central y poderes locales. Se tat, entonees, de una estat piramial cn la eval eada nivel dispone de capacidad de dominio altamente concentrada ydealcancelimitado, variable sgin la posicién aque se ocupa en alpine. sa forma de eercer la dominacin politica de clase ena en crisis en buena parte de Amética Latina No en Méxicd (donde fue barra por a Revoluci6n iniciada en 1910), nen Argentina (dante tsgolpeaa por el proceso, niciado en 1912-1916 ¥ truneado 8n 1930, 2 tansicidn a a demmocraca) nen Uruguay donde no la ha habido. Como se veré en los capiulos siguientes, ls crisis politicas nacionales oman saldas diferentes, pero ninguna dc elas permite establcer, conrarismente a fo sugerido por lecturas apresuradas de algunos esquemas e incluso de tas, quel populism, como forma potica de a dominacicn de ‘clase, aparece, en América Latin, como ua oblgadao Fingal secuencia cronolgica aqucsucede ala ofigdrqica conteraporineos, paseo cul n ha pido ser concepusizad deforma tal que haya wn cierto grado de consenso respecto de qué entender por él. En verdad, mis 39 40. st uso hasta uns amplisimay divergent varedad de casos, en su mayorfa diffi de ser considerados en un mismo plano 0 campo? Mis alli de la diseusin, aqui entenderé el populismo en los términos de Francisco Weffort, ligeramente reformulados, estos, como el surgimiento politico de lis masas en as con readas por acrisis de fadominacii (en el sentido gramsci ddemocracia liberal (mejor dicho, de ta dea de democraci expresiéa de la debilidad de los nuevos grupos dominantes, en una coyuntura de desarrolto auténomo relativo y de las peculiaridades de ta urbanizacién © industriatizacion en paises agrarios y dependientes. Mis espectficamente, como ‘efine el propio Weffort, un sistema populist es una “estructura institucional de tipo autovitario y semicorporativa, orientacién politica de tendencia nacionalista, aniliberal y antioligérquica, orientacién econdmica de tendencia nacionalista ¢ industrialista, composicién social polilasista mas cou apoyo Iayoritario de ts clases populares” Adicionalmente diré que tiene enormes ventajas analtias el distinguit populisme, movinientos (y politicas) nacional-populares y movinientos (y politcas) nacional-desarrollistas, todas ella experiencias posteriores a 1930, Conveniente también diferencias, segin propone Alsin Touraine, partidos populistas, Estados populstasy movinientos ppuiists. esas tes dtinciones aijado una cuarta: formas populistas de hacer politica. “Taleomoloentiendo,¢ populismo latnoamerieanocs un expesiencia observable, histéricaente,enel México cardensta, el Brasil varguista la Argentina peronista, El eardenismo es un Tendmeno-de los ats teinta, mientras el Vargsmo y el Peronismo lo son de fos euarenta, aunque en el caso brasiefo se aprecian algunos antecedents ya bajo ln detadura del Bstado Novo, En tanto experiencia populista a mexicana se produce 20.25 aflos después de la ruptura del orden oligérquico; Ia ‘egontina, treinta aos més arde de tal uptua ylabrasilen,quince-dicisés. Delos tues populismos,el rico queseapoximaa la secur 9 Le bibliogatia sob poputisme es extnshima, Los watanientos mas recestes, en exstelano, Se enouenean en las compilationes de José Alvacez Tuncay Ricardo Gonzi Landi, EI uputisne en Espata y América, Madtid, Editorial Catre, 1995, Carlos M. Vilas, La \democratcacin fveencaa. El poplisno en America Lavina, Mss DF, Consejo Nacional Pata a Cultura tas Artes, 1994, y Marfa Moiea Mackinnon y Maio Alberto Petrone Papas y neopopaliane en Améviea Latina. EI prea deta Ceniient, Bacnes Ais, BUDEBA, I" ein, 1998 10 Francisco Weon, en “Classes populares e desenvolvimento sosal.Contibugio a0 estulo ‘do ponutisma”, Santiago de Chile, lnstiuce Latinoamericano de Paifieacin Social ILPES, CHPAL, 1978, pp 8485, 1 Abin Touraine, Arores sociales y sistemas politicor en América Latte, Santiago de Chie PREALC, 1987, p. M9 y ss, y América Laie, Pola 9 suctedad, Madi, Espasa Calpe, 1999, po 171 ye eselde Brasil, pero slo si consideramos las tes primera fases dl varguismno (1930- 1924, 1934-1937 y 1937-1945) como intentos fllidosdesalidaalacrisisdeladominaciga ligirquica. En Argentina, el populismo, bajo la forma peronista, es respuesta a la crisis de Ia democracia liberal, alas insuficiencias develadas por su prietica vieiada, En México, es freno a Ia eventual mayor adicalizacién de a revolucién, tal eomo se advierte en la exitosa (para sus promotores) desarticulacién del blaque obrero- ccampesino durante, justamente, Ia presidencia de Cardenas." Campo de Marte Ladécada de 1930s, entre otras cosas, una década de notable ejercicio de la violencia. No sélo en América Latina, sino en varios lugares del mundo. Buenas pruebas de ello son la tlamada Guerra Civil en spafia (1936-1939), la Segunda ‘Guerra Mundial (1939-1945) y la “descampenizacién” en la Unin Soviética, que se ssumaal genocidio de los ucranianos (1932-1933) ejecutado por el gimen stalinista, todas experiencias con millones de mueries, amén de deportaciones y prisiones. ‘Son un capttulo terrible de lo que Erie Hobsbawm ha lamado el aterradorretorno de In barbarie durante el siglo XX. Ensu libro sobre la insurreccién aprista en Trujillo, Guillermo Thorndike (1969: 12) dice que 1932.es, para Peri, “cl afio de la barbarie”, calificacién que ratifiea y refuerza casi de inmediato (p. 15): “El afo de la ferocidad, el ensaiiamiento y la barbarie”. Su juicio se refierea la represidn de los apristas y comunistas realizada por las fuerzas gubernamentales de Luis Sénchez Cerro (“Hay 51 inocentes asesinados en una cfirce! sombra. Hay de 600 a 800 fusilados”, segin Thomnlike, 1969; 22), mas es factible extenderlo a, por lo menos, otros dos dramas del mismo afo: la Guerra del Chaco, que enfrenta a Bolivia y Paraguay y continued hasta 1935, y la salvaje represidn de Ia insurreccién campesina en EI Salvador, ordenada poreldictador Maximitiano Martinez Heméndez. En la guerra porel Chaco mucren 110-120.000 bolivianos y paraguayos. En El Salvador, pafs con una poblacién de 1,500,000 habitantes, son asesinadas 30,000 personas (e12.% del total), un verdadero genocidio al que por entonces no se llama asf tan s6lo porque la palabra hha sido inventada.” Sila guerra es la continuacién de la politica por otros 12 Bn vn tratamiento detenido de i euestisn, ls que no es objeto de sta Intraducca, cae situae en-una temporatidad precisa hasta eudndo es posible, en cada caro, mantener earacterizacion de populisno, sin desdeaar Ia altertaneia o la combinacién con tosee tesirolists 13 En principio, Ia nueva palabra es introducda para da cuenta de as prticas de fv Aliana nazi, tal como Io indies el “inventor” del ttmina, Raphael Lem, profesor do Derecho -conforme a célebre definicién de Karl von Clausewitz-, no menos cierto que la guetraes el fracaso de la politica Pero no s6lo 1932s el afio de Ia barbarie. Toda la década est atravesada por hechos de ferocidad, ensaitamiento y barbari, expresiones aplicables « muchos iis acontecimientos que grandes matanzas. Valen también para, entre otros ejemplos: 1) el fusilamieno de obreros anarquistas por fuerzas represivas de la dictadura argentina del general José Félix Uriburu (I de febrero de 1931); 2) la poltica de dictador guatemalteco, genera Jorge Ubico (1931-1944), quien desestima inveci fondos del presupuesto nacional en educacién y salud, “argumentando” quel hospitales son “insttuciones de maria”; 3) la felonfa del general Anastasio Somoza en el ascsinato del lider liberal nicaragilense Augusto César Sandino (2 de febrero de 1934); 4) cl racistno del general Hans Kundt, comandante de fas fuerza bolivianas, dsigiendo las operaciones desde un avin para no entrar en contacto con ss Soldados indigenss; 5) la“masacre de Rio Pedas” (en In Universidad de Puerto Rico, e124 de octubre de 1933); 6) a cruekdad de Getto Vargas al repatriar ‘la Alemania nazi, a Olga Benario, esposa de Luiz Carlos Prestes,apresada ras et fracaso de la insutreeeién comunista de noviembre de 1935; 7) la carnicerta de hombres, mers y ifioshatianos por fuerzas del detador general Rafe! Le6nidas Trujillo,e12 de actubrede 1937; 8) el so generalizadode la tertura, “perfeccionads” con el terrible invento de la picana elécrica, imputado al argentino Leopoldo Lugones (h).. : La guerra del Chaco!-analizada en este libro por Mariano Salzm contticto més violento y costaso en vidas humanas. Ella es el resultado de un complejo entramado de factores, desde viejas disputas por definir territorios hieredados de la colonizaci6n espafiola, nunca bien resueltos por los gobiernos que surgen de las indopendencias, hasta los intereses contrapuestos entre (1) las grandes compaiias petroleras Standard Oil y Royal Durch Shell (2) los eapitales anglo-aegentinos y norteamericanos y (3) las poiticas extetiores del Reino Unido y de los Estados Unidos en relacién a América del Sur, sin olvidar los conflictos interns en torno al poder politico y la conservacién o transformacién de las cstrueturas sociales. En este iltimo campo, cabe sefialar que el recurso de la guerra Totermacional dela Universidad de Yale, en su ib Axis Rule in Orcupied Eunpe, Camnezie Enfowment for World, Washington DC, 1944. La expresion apareze en el captilo 1X. tilado, precisament, “Genocide”, Por el mismo tiempo, ottos jurists proponen -pard Is tnlamas priticas: la denominacién erfmener contre Te uananided, que ser la aogtadh por {1-Tibutal de Nisemberg. Segia Yes Teron (El Estado evininal. Las genoviios en ef siglo 4X, Barcelona, Eliciones Peninsula, 1995, . 37, Is palabra genardio gpacece por primers ‘vex em um dacumenio ofc el 18 de octubre de 1943, en cl acta de acwsacién del Tribunal Militar Internacional. Desde el punto de vista etimol6yico, la palabra es un hbo de dos raes, una grega (gens, es Osi, orgen especie) y ava latina del verbo cede, mate 8 utilizado por el gobierno boliviano como un mecanismo para estimular el nacionalismo y, mediante él, galvanizar al conjuntode la sociedad en pos deobjetivos {que permitieran disimularelfracaso de su gestin en el plano interno. Ya.en 1928, el presidente Hernando Siles ha apelado al nacionalismo mediante acciones provocativas en la frontera con Paraguay, las cuales persegufan unifiear la voluntad popular, por encima ce las diferencias econémies contra sociales, polficas y étnicas, supuestos enemigos externos: los comunists (de escasisima presencia en Bolivia) y los paraguayos. Su sucesor, Daniel Salamanca, reitera tal politica, afiadigndote su intencién de convertise en el vértice de la pirémide politica, en el ‘ran Ider unifieador del pats ‘Un segunda conflicto entre dos paises, en este caso, Peri y Colombia, estalla también en’ 1932) aunque su intensidad es muchisimo menor y encuentra en poco tiempo la salida diplomtiea. Se rata de la Hamada guerra de Leticia, un teritorio amaz6nico objeto de reclamos controversiales par su soberanfa. Ein 1922, los sgobiernos de ambos patses firmaron el Tratado Salomén-Lozano, mediante el cual se permitaban soberania sobre dicho espacio, Por razones pococlaras, e gobierno peruano (por entonces el presidente era Augusto Bernardino Leguia y Salcedo, aque sera derrocado el 25 de agosto de 1930) no advirié en ese momento que entre To entregado a Ecuador se encontraba la pequeita ciudad de Leticia, eento de un activ proceso decolonizacién amazsnica ena frontera. Hubo demandas de evisién, «en su mayoria hechas por pobladores del departamento de Loreto, al cual pertenecta Leticia. En quitos, capital del mismo, un grupode eiudadanos peruanos se propone reconquista la ciudad perdid, apelando a la violencia. Toman, pues, el puerto de Leticia, a lo cual un grupo de colombianos responde ocupando otro puerto, el de “Tarapacé, En Lima se produce tna manifestacién que eoneluye con fa toma de la sede diplomética de Colombia, Fuerzas gubernamentales de este pats ‘oman cl puerto peruano de Guepi. El Consejode la Sociedad de las Naciones recomiends la ‘desocupacién de Leticia por los peruanos. A juicio de Franklin Pease (1995: 184- 185), el episodio bélico, iniciado et 1 de setiembre de 1932, es parte de Inestrategia polftica aprista contra la dictadura de Luis Sinchez Cerro, mas éste asume Iacausa ‘como propia y la apoya, quiténdole el contenido original. Su propuesta de ‘conciliacién es rechazada por el gobierno colombiano de Enrique Olaya Herrera ‘cual envia tropas al territorio en disputa, al tiempo que el peruano destina buques ‘de guerra, incluyendo los comprados ad hoc en Europa, ala Amazonia. El expatriado general Oscar Benavides es convocado para asumir el mando de las fuerzas Peruanas. Pese a la fuerza de los aires de guerra, un hecho imprevistoaltera su ‘curso: ot 30 de abril de 1933, un militane aprista da muerte a Sénchez Cerro, El general Benavides es elegido presidente por el Congreso y la guerra no alcanza a 4B a4 desarrollaise, dejando lugar a negociaciones diplomaticas que se extienden hasta la firma del llamado Arbitraje de Rio de Janeiro (1934), por el cual se reconnce la pertenenciade Leticia a Colombia." Incidentalmente, el conflico bélico y el temor a una invasién militar peruans llevan al gobierno colombiano a acentuar las politicas econémicas “realmente ‘keynesianas” iniciadas en 1931, sin que la guerra incremente de manera significativa el gasto piblico (Rosemary Thorp y Carlos Londofio, en Thorp, 1988: 124 y 125), Bien interesante es la referencia que Gabriel Garefa Marquez hace, en sus ‘memorias, ala guerra de Leticia. Setentaafios después, ha de recordaela ast ircul6 en el lceo y en casas y cantina de la ciudad una versién sin ductio seqinla cual la guerraconel Per en 1932, fue una patra del gobierno liberal para sostenerse a la fuerza contra Ia oposicin libertina del conservatism. La versi¢n

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