Peralta-Ramos-pp 75 A 95 PDF

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INDICE IWTRODUCCIO! 1 CAPITULO PRIMERO: LA DEPENDENCIA TECNOLOGICA, LA ACUMULACION DE CAPITAL Y EL DESARROLLO DE LAS FUERZAS " PRODUCTIVAS EN LA ARGENTINA, 1. Imperiatismo y dependencia teenolbgica 2B I. Acumutaci6n de capital y desarrollo de las fuerzas productivas 22 HI, Acumulacién de capital y evolucién de Ja tasa de ganancia 33 IV. Acumulacién interna de capital & inversiones extranjeras 41 V. Conclusiones 54 Notas 62 CAPITULO SEGUNDO: ETAPAS DE LA ACUMULACION DE CAPITAL, ALIAN- ZAS DE CLASES Y ORIENTACIONES OBRERAS or A. Etapa de acumulacién basada en la extraccton de plusvatia absoluta 8 ‘Acumulaci6n y alianza de clases dominantes 75 I Acumutacién y mercado de trabajo industrial 91 B. Etapa de aeumulacién basada en lu ampliacion del mereado interno 95 1. Papel del ejéreito en Ia consolidacién de la nueva alianza de clases 100 Il. Definicién de aliados y enemigos 108 Notas 122 4 ‘Acumulacion y lucha de clases con la generalizacion social del régimen especificamente capitalista y por Jo tanto con una extension de la con- tradiccién ‘entre capital y trabajo (extension que es tanto cuantitativa como cualitativa) y nos encontramos por ello por primera vez, con e] enfrentamiento antago- Tico a nivel social entre’ las dos clases especfficamente capitalstas. En este siltimo sentido, intentamos hacer una lectura politica del fenémeno del antagonismo entre capital y trabajo, es decir hacer un andlisis del grado de fntagonismo con que se expresan los intereses de cada clase en la esfera del poder politico. Entonces, cuando decimos que ceda etapa de acumu- Jacién condiciona una determinada expresion de la lucha de clases, analizamos una misma relacién social (la rela- cién entre capital y trabajo), en dos esferes diferentes, subordinando, eso si, una esfera a Ia otra “Tenemos entonces que el grado de antagonismo entre capital y trabajo, que supone una determinada forma de apropiacién del trabajo se expresa politicamente, en un determinado nivel de la lucha de clases, y en una deter. minada forma de expresar politicamente los intereses de cada clase, Es una misma relaci6n social que se expresa de dos maneras diferentes, pero la expresi6n en un nivel, el politico, dependeri de la expresi6n en otro nivel, el econémico. Pero hemos visto ya que la acumulacion de capital, no sélo expresa In relacion entre capital y trabajo, sino que también expresa la otra relacién, la de apropiacion de la naturaleza, incluida en la estructura de relaciones sociales que conforma un modo de produccién. Sin entrar a diseutir aqui el tipo de décalage te6rico que pueda o no existir entre ambas relaciones®, querriamos dejar en claro, que en nuestro caso particular, nos seri imposible entender el comportamiento politico de las dos clases, burguesia y proletariado, haciendo abstrac cién de esta segunda relacion, ‘Sintetizando: creemos que la tucha de clases es la manifestacién @ nivel politico del tipo de articulacion Btapas de acumulacién y alianzas de clases % existente entre estas dos relaciones sociales. Es decir que @l nivel alcanzado en la acumulacién de capital, condi- ciona el nivel a que se ha legado en la hucha de clases. Por lo tanto, intentaremos en lo que sigue, detectar Ia relacién existente entre las fases de la acumulacion de capital, Ins alianzas de clases dominantes condicionadas jpor esas fases, y la expresiOn ideol6gica de sus intereses de clase a través de Ia formulacién de modelos de dess- rrollo, que propugnan las formas y ritmos de la acumu- Incién necesarios para el mantenimiento de su domina- cién, Ademés, en la medida en que también interesa snalizar la evoluci6n de los intereses de clase del prole- tariado, y que al igual que en el caso de la, burguesia industrial, dichos intereses evolucionan en estrecha rela- cién con las alternativas de Ia acumulaci6n, intentaremos enfocar a estas tltimes desde Ja Optica del proletariado. Esto supone entonces, analizar el proceso. de acumt laciOn a partir de las alternativas que impone al mercado de trabajo industrial A. ETAPA DE ACUMULACION BASADA EN LA EXTRAC- CION DE PLUSVALIA ABSOLUTA I. Acumulacién y alianza de clases dominantes Habjamos visto en otra parte de este trabajo, que la crisis del 30 sefiala para nuestro pafs Ja iniciacién de wn muevo periodo, donde Ia industria pasa a ser el elemento dinimico de 1a expansién econémica y donde se gesta ‘un proceso de traslacién de ingresos del sector agricola al sector industrial, proceso que adquiere una impor tancia aim mayor en la década siguiente. Como muy bien 10 indican Murmis y PortantieroS, las condiciones estructurales para In formacién de wna alianza de clases favorable a Ja industralizaci6n, estén dadas por In crisis del comercio internacional. Siguiendo 1 estos autores, en los paises exportadores de materias 76 Acumulaeion y lucha de clases smas como 1a Argentina “el crecimiento industrial lim pp ome a Pr ee cuarios en sv totalidad, en especial cuando el esquema tlisico de Ja divisiGn del trabajo deja de Suncionar aus tadamente”7. En la medida en que las posibilidades de expansion econémica concentradas en Ja. participac Gel mercado exterior, se clerran (ante las medidas, pro- ‘eccionistas que adoptan los paises centrales para dismi- iiuir los efectos de la crisis), el mercado interno pasa a fener una importancia cada ver mayor. En estas condi- la politica més racional que se le presenta 1a oligerquia terateniente en ol poder, 8 lmitar les impo faciones hacerlas descender al nivel a que han legsdo las exporteciones, En este contexto, una industilizacion Iimitada, 0 sea suficente para sustituir les importacione de productos manufactureros extranjeros, y que, por 10 tanto, Ilene el vacfo del mercado interno sin Hegar @ iterar fundamentalmente la estructura econémica, se fuelve en la alternativa més coherente para las clases distingue, dentro de la oligarqufa terratenien- to dor grupor 0 Tracciones; «1 més poderoto, gndo a Comercio externo yal capital extranjexo, es el grupo de fos invernadores. El otro, menos favorecido, es el grupo fe os productores, es decir de los eriadores de hacien- da, y se encuentra en relaci6n de dependencia con res pecio al primero. La posicién privileginda de los inverna Fores se deriva de su posesién de buenos pastos tan en iaviemo como en verano, 10 cual les permite asepurar Sos. frigorificos una oferta constante de came a i ag ee at mediacion inevitable ‘para llegar al frigorifico; a ellos tenden sus animales que Iuego de set engordados, son Tevendidos a los frigorificos. Una de las razones de 12 apuricion de esta divisin dentro de 1a oligasqufa termate onte, es Ia evoluciéa tecnoldgica en el procesamionto de in carne. La aparicién de la came enfriada, superior tapas de acumulacién y alianzas de clases 7 respecto a Ia congelada, data de fines de la primera década del siglo, su gran expansion se produce en la écada del 20, en que la exportacién de carne enfriada pasa a ocupar Tos primeros puestos en Ia exportacién de cames, Este tipo de carne debe ser consumida entre los 40 y 45 dias posteriores al faenamiento del animal, de ahi que necesite una oferta constante y no estacional, como en el caso de la carne congelada. La diferente participacién de ambos sectores de la oligarquia en Ia apropiacién de la renta diferencial, explicaria en dltima instancia la capacidad de uno de los sectores para apro- vechar los cambios habidos en el procesamiento de la carne y en la demanda exterior, y asegurarse de este ‘modo e1 monopolio del comercio con Inglaterra. La hegemonia que tiene esta fraccion de In oligarquia terrateniente sobre la otra fraccién, y sobre la burguesfa industrial, queda claramente evidenciada con la firma del tratado Roca-Runciman en 1933 y con su posterior reve sidn en 1936, Este tratado fue precedido por la Confe- rencia Imperial de Ottawa, donde se estipularon una serie de restricciones en las cuotas de importacién de Inglaterra sobre productos cuyo origen no fuese el Common-wealth; es0 atentaba seriamente contra los inte- reses de los estancieros ligados al comercio con Inglate- ra o sea, fundamentalmente, los invernadores. Ante el temor de perder su principal mercado éstos se apresu- raron a firmar un tratado (conocido como Roca Runciman) por el cual se aseguraban una cuota més baja, pero estable de exportacion de carne enfriada. En fl precio de la transaccién entraron concesiones inmen sas a Inglaterra, entre otras, compromiso de In Argentina fa tratar con benevolencia las inversiones inglesas, a no gavar con impuestos el carbén y otras importaciones inglesas, asf como a no incrementar los impuestos adua- neros existentes. El 85% de las exportaciones de cares ‘ugentinas a Inglaterra, quedaban en manos de_ftigori- ficos ingleses, y s6lo el 15% podia ser comercializado por ftigorificos argentinos siempre y cuando éstos no 78 Acumulacién y lucha de elases fuesen privados. Inglaterra se aseguraba ademds el total ‘monopolio del transporte de la came, que debia efec- tuarse por barcos ingleses. Este convenio fue revisado en 1936, pero ello no impidi6 In desaparicién de las conce- siones argentinas sino més bien todo lo contrario. Los términos del convenio eran sorprendentes, sobre todo por- que en 1936, gracias a la expansién de las exportaciones y ala prosperidad mundial, Ia Argentina estaba en una posi- cién més favorable a la negociacién. En este sentido es interesante el comentario de The Economist®: “La Argen- tina ha efectuado nuevas concesiones al expandir el mercado argentino para mercancias briténicas y. al aceeder a una reduccién del mercado britinico para productos argentinos, a cambio de otros tres afios de seguridad para el resto de su mercado. Segin nos hemos aventurado a predecir Ia semana pasad, el Sr. Runciman hha reyateado todavia mucho més en 1936 que en 1933. ... Estamos inclinados a inguirir si cada tres afos otra onza de came ha de ser exigida a la Argentina. jes realmente prudente regatear tanto con un pais cuando no tenemos mejor cliente en todo el mundo?” Es, pues, este sector de In oligarquin terrateniente (cuya expresién politica es el partido conservador), ef {que tiene suficiente control del poder como para asegu- rane, a través de una politica de concesiones, una posi- cién’ de privilegio econémico. Sin embargo, y siguiendo Ja tesis de Murmis y Portantiero, una vez asegurada su quota en el comercio de exportacién, este sector spo- yari un plan econémico destinado 2 desorrollar ciertas ‘manufacturas en ol pais. La Unién Industrial Argentin que en un momento inicial se habia opuesto abierta- ménte a la firma del tratado Roca-Runciman, pasa a adherir al plan de desarrollo econémico del gobierno. Sin embargo, su oposicién a la firma de dicho tratado no habia sido hecha en defensa de la expansion de la industria, sino para asegurar su sobrevivencia, seriamente amenazada por las concesiones hechas a los productos ingleses. Dentro de este enfoque, entonces, el modelo de topos fle acumulacién y alianzos de clases 79 industrilizaci6n es propuesto por la élite politica con- servadora ligada al sector més poderoso de los terrate- nientes. Ni las organizaciones empresarias industrales.ni ningin partido politico dentro de las clases propietarias asumiré otto proyecto de industrializacién, en tanto que Ih oposici6n més violenta a todo tipo de industraliza- ifn provendré del grupo subordinedo dentro de la oli grguia terrateniente: los criadores. Por otra parte, la hipétesis de los autores concemiente a la burguesfa industrial es que, por lo menos hasta In segunda guerra mundial, no se produce una diferenciacién interna entre grandes y pequefios empresarios, y que en caso de que in haya existido, los pequefios y medianos empresarios industriales, concentraban poco poder y no podian dis- cutir la hegemonia de los grandes industriales vinculados al capital financiero nacional e internacional, representa- dos corporativamente en Ia Unién Industrial Argentina (UA), Creemos que la principal limitacién de la tesis de este trabajo, reside en la falta de andlisis del papel que juega el capital extranjero en la época, es decir, de la estre- tepia imperialists en esos momentos. Esta limitacién adquiee toda su importancia si se considera que ) Desde el principio los autores marginan voluntatia- mente del anilisis a esta variable?®, sin embargo term nan explicando la formacién del’ nuevo “bloque de poder”, partir del papel “aglutinante” que juega e capital’ financiero nacional e internacional. O ‘sea que habigndola dejado de lado al principio reaparece sibita- mente al final, para explicar en dltima instancia, el fen6- meno ques ha venido analizando a partir de otras variables. Por ello, por gué y cémo juega el capital extranjero (en su ‘aspecto financiero 0 10); el rol de aglutinante del nuevo bloque de poder, son interrogantes ‘que quedan sin respuesta. b) Tampoco se sabe qué rela: On existe entre el modelo de industralizacién pro- puesto por la élite dominante, y Jos intereses de la bur- guesia industrial y del capital extranjero, Sélo se ana- 80. Acumulacion y lucha de clases liza el interés que tiene una fraccién de la oligarqufa terrateniente, pero se desconoce la razén que pueda tener Ia burguesia industrial en querer una industrializa- cién tan limitada, y el interés del capital extranjero ligne do a ese sector en este tipo de industrializacién (hecho reconocido por Jos autores citados). c) De lo dicho resulta dificil, a partir de ese anilisis, entender por qué en Ia década del 40 se produce una tedefinicién del rol de Ja burguesfa industrial en la alianza de clases domi nantes. Redefinicion que pasa por la consolidacién de otro tipo de alianza de clases, que supone un cambio en las orientaciones de la burguesia industrial, En otros ‘términos, no se entiende ef porqué del surgimiento del peronismo. d) Y por dltimo y en relacién con todos los ftems anteriormente mencionados, pueden sostener por ello Ia hipétesis de In homogeneidad de ta burguesia industrial hasta Ja segunda guerra mundial, hip6tesis bas- tante insostenible si se analiza el trabajo de Dorfman? sobre los censos industriales de 1935-37. En sintesis: estamos de acuerdo con el andlisis que los autores hacen de la vinculacién existente entre la crisis del comercio intemacional, Ja formacién de una nueva alianza de clases, y el papel hegem@nico que en ella juega el sector mis poderoso de le oligarqufa terra- feniente. Pero ereemos que las limitaciones que acaba- mos de mencionar, impiden explicarse en su conjunto el fendmeno de la formacién de esa nueva alianza de clases. Intentaremos on lo que signe dar respuesta, en la medida de lo posible, a los interrogantes que acabamos de plantear. Habfamos dicho ya, que el proceso de expansién imperilista aufre un cambio cuantitativo y ‘ualitativo, cambio cuyos origenes se remontan hi fines de Ia primera guerra mundial, pero cuya consolida- ion se ubica en la décads del 50 (més precisamente, al finalizar la guerra de Corea), consolidacién que en nues- tro pais coincide con la caida del peronismo, Esto, que consiste en un cambio en Ia orientacién y origen de las inversiones extranjeras, se traduce en nuestro pais en la tapas de acumulacién y alianzas de clases an década del 30, en una orientacin de las inversiones extranjeras hacia la industria y en una importancia cada vez mayor de las inversiones niorteamericanas. Sin embar- go, esto coincide con una disminucién muy grande del volumen de las inversiones extranjeras, que en esa década legan a representar como maximo un 3.2% del producto bruto nacional, contra un 19% representado por Ia inversién nacional. Entonces, oémo se concilia este bajo volumen de Ia inversiOn extranjera directa, con Ia importancia atribuida por nosotros al cambio en las corientaciones de la inversién, y con el papel que este capital juega en la nueva alianza de clases? ‘Creemos que es fundamental no confundir Ia cantidad de inversiones extranjeras que anvalmente se vuelcan en | economfa, con su capacidad de control de las activi- dades econémicas, 9 partir de la reinversiGn de ganancias obtenidas localmente. Es decir que si bien el flujo del capital que viene del extranjero a invertirse en el pats, puede disminuir, esto no quiere decir que disminuyan kas inversiones de empresas extranjeras ya establecidas en el pais, ni que no pueda haber desplazamientos de ese capital extranjero establecido de un sector a otro de la economia, Si bien no existen datos que pe comprobar estos flujos de capital extranjero intemnos, esta distincién que postulamos serfa coherente con las medidas que incentivaron. el establecimiento de empresas extranjeras durante esa época, tales como el bloqueo a Ia salida de capital extranjero’ y la desvalorizacién de Ia moneda corriente sin olvidar ta incertidumbre sobre Ia situacion politica europea, que caracteriza a ests periodo. Y lo que es mfs importante, explicaria el hecho de que de acuerdo con el censo de 1935, mds del 50% del total de F Ia industria era propiedad de extranjeros??. Intentaremos entonees mostrar, a partir de datos de Ia época, cémo Ja importancia del grado de concentraciOn industrial, y de Ja penetracién de capital extranjero en la industria, per miten sostener la hip6tesis, de In creciente diferenciaci6n 92 Acumulacién y lucha de clases interna de la burguesia industrial (siguiendo un proceso euyos orfgenes se remontan bien antes de In década del 30) y de la vinculacién entre este proceso de diferen- jon y Ia penetracién del capital extranjero en In industria. Cuadro 1 CONCENTRACION EN FABRICAS, ANO 1937, EN PESOS MONEDA NAC., ANO 1937 ‘Valor de la produceién Vslor de la produccién ‘de 10 a 25'mil anual més de S00 mil anval Establecimiontos 11.300 40% 1.320 4.8% cobreros 42.670 8% «273.340 S'S Salor produccién 184,200,000 4% 3.162.600.0068 % ‘obreros por cstablecimiento 38 206 valor produceién or estab 16.400 2.390.000 ‘alor produccién por obrer 4,300 11.600 Fuente: A. Dorfman, Eyolueién Industrial A7gentina, Losada, Buenos Aires, "1942. De este cuadro se puete inferir que, en ese afio, cada fabrica grande ocupa tantos obreros como 35 de las chicas y produce por 145 de elles. Ademés cada obrero de una fibrica gronde, produce casi tres veces mis que tino de una fabrica chica, Btopos de acumulacién y alianzas de clases 83 Cundso 11 DISTRIBUCION PORCENTUAL DE EMPRESAS SEGUN LA CANTIDAD DE OBREROS QUE EMPLEA CADA UNA DE ELLAS, 1937 Betablocimientos —Obreros Sin personal obrero 23 = hasia 10 obreros 617 176 de 11 a 50 obreros in6 as {50 a 200 obreros 29 235 4 200 2 250 obreros os 3 280 y més obreros 06 22,5 Total 700 100 Fuente: A. Dorfman, op. eft., p. 263. Advertimos, ademés, In cantidad de empresas artesanales ¥y semifabriles existentes en esa época. Sumando los esta- blecimientos que tienen hasta 10 obreros y los que no ‘cupan personal asalariado, vemos que constituyen casi el 85% de los establecimientos. Ademés, lo que podria considerarse como empresas pequeflas "constituyen el 11,6% del total de los establecimientos. Podria decirse entonces, que al 96% de los. establecimientos de la Gpoca, esti distribuido entre astesanales, serhifebriles y fabriles pequefios abarcando en conjunto el 39% de los obreros ocupados. Mientras que el 44% de los estable- cimientos abarea el 61% de la mano de obra ocupada, de Ja cual el 37,5% corresponde al 1,5% de los establect- mientos que pueden considerarse como empresas gran- des, en Ia medida en que ocupan arriba de 200 obreros. a4 Acumulacién y lucha de clases Cuadro 11h DISTRIBUCION PORCENTUAL DE EMPRESAS INDUSTRIA- LES SEGUN EL VALOR DE PRODUCCION ANUAL EN 1937 Establecimientos Obreros._ Valor produecién menos de 25 mil$ 69,89 148% 6% de 25 a 100 mil § 164% 104% ‘de 1000 500 mil § 21.8% 164% ae $0021 milbn$ 1.3% 38% 9.6% sas de} millén $ Aa 37.2% 57,6% Fuente: Dorfman, op. eit, p. 263. Ademds el $7,6% del total de la. produccién industrial corresponde al 1.4% del total de las empresas y el 98,6% de éstas producen el 42,4% del producto bruto industria, Pero dentro de este 98,6% el 90% correspon- de a los establecimientos que son semifabriles 0 peque- fos y que s6lo producen el 16,4% de la produccién industrial. Vemnos, entonces, que existe, ya antes de Ja segunda guerra mundial, una difereneiacién interna dentro de la industria muy grande; un reducido nimero de estableci- ‘mientos produce mis de la mitad de la produccién industrial y emplea a mds de In mitad de Ja mano de ‘obra ocupada. Como contrapartida tenemos que més del 90% de los establecimientos produce el 42,4% del pro- ducto bruto industrial y emplea casi el 40% de la mano de obra fabril. Estas cifras indican no sélo que existe un sector reducido de la burguesfa industrial con un fuerte control sobre el proceso productivo, sino también la existencia de una amplia capa de esta misma burguesta que tiene un débil control sobre el mismo. Es decir que Ja mayor parte de la burguesfa industrial esta constituida or empresarios con una pequefia 0 mediana propiedad, que controlan una parte no despreciable del producto bbruto industria, Y poralelamente, existe una coneentra- Btopas de acumulacion y alianzas de clases 85 * ion industrial que permite que un mimero bien redu- ido de empresarios produzcan la mayor proporeién del producto bruto industrial. Pero. jqué podemos decir respecto al origen del capi- tal en ambos sectores de la burguesia industrial? = Dorfman, basindose en los datos del censo industrial de 1935 (donde encontrd un detalle completo de los capitales de las principales industrias) y tomando slo Jas empresas notoriamente més respaldadas por capitales extranjeros, ya sea directa 0 indirectamente, Uega a a siguiente conclusién: “Las usinas de electricidad ocupan el primer puesto en cuanto a su importancia sumando unos 1.200 millones de msn, Les siguen 1os ftigorfficos con unos 150 millones, compaiifas petroleras con 110, talleres de ferrocarriles con 100, compafifas de gas con mis de 90, fébricas de cubiertas para avtomotores y axticulos de caucho en general con unos 20 millones Los talleres que arman en el pais automéviles y camio- nes procedentes de sus casas matrices ubicadas del otro Jado de las fronteras argentinas concurren con wn capital aproximado de 10 millones, talleres de tranvfas: 4 mi llones, compafifas mineras de plomo y estafio: arriba del millon, eemento: 2 millones, tabaco: unos 30 millones, eteétera. En conjunto suman artiba de 2.000 millones, 0 sea la mitad del capital total de !a industria argentina, @ pesar de que Jo informacién suministrada es evidente- mente trunca”??, ‘También sefiala Dorfman en el mismo trabgjo, el F cambio en Ia orientacion de la inversion extranjera, 1a importancia creciente de las inversiones en Ia industria y el rol también cada vez més importante de las inve ‘nes norteamericanas. Parecerfa entonces, que podriamos suponer que la concentracién econémica, coincide con el origen del capital invertido, Es decir, son las empresas extranjeras, © vinculadas al capital extranjero, las que estin més alts- ‘mente concentradas y que por lo tanto controlan Ia mayor parte de la produccién industrial. 86 Acumulacion y lucha de clases Esto explicarfa el porqué de la limitacion de las orientaciones industrslizantes de la UIA. Es un lugar comin, en Ia historia de nuestro pais, el hecho de que esta comporacién agrupa y agrupé a los industriales mis poderosos (asf como la Sociedad Rural Argentina agrupa Y agrupé a Ta fraccién més poderosa de In oligarquia lerrateniente). En la medida en que, basados en los datos de que disponemos, podemos deducir que la con- centracién industrial coincide con el origen extranjero del capital, de ello se detivaria que Ia fraccién mas po- derosa de’ Ia burguesia industrial est de algin modo, ligada al capital extranjero. De allé, que su interés en la industrializacién no vaya més allé del modelo de indus- trializacién que es el del capital extranjero en esa época. Por ello es incapaz de sostener un proyecto industrial que entre en contradiccién con Ia estratogia imperialista. Como habfamos visto ya, dos tipos de factores expli- ‘carfan que esa estrategia pase, en ese momento, por la inversion industrial; por un lado Ja crisis del comercio internacional hace que el mercado interno, y més especi- ficamente Ja sustitucion de la importaci6n de bienes de constimo no durables, se transforme en la actividad mis lucrativa para los capitales extranjeros en el pafs. Por otra parte, esto coincidird con las nuevas necesidades que surgén de la acumulacién de capital en los pafses mis desarrollados, Vimos que el proceso de acumulacion lleva a la creacién de un excedente de bienes de capital Ya Ia necesidad de ampliar constantemente las eas de inversién. Esto permite suponer que ya en esa época, una de las altemativas que se presenitan para resolver estos dos problemes, sca la creacién local (sn los pafses “periféricos” que han alcanzado un cierto nivel de in- ddustrializacién) de industrias destinadas a producit los bienes de consumo, que antes eran importados. Esto permititia colocar en forma rentable el excedente de ‘capital formado en los paises més desarrollados. Esta primera etapa de industrializacion sustitutiva de importaciones de bienes de consumo no durables en la Btopos de acumulacién y alisnzas de clases 37 ‘Argentina, coincidirfa entonces con el logro de un cierto nivel de acumulacion de capital en los pafses mis desa- rrollados, que harfa més lucrativo exportar, en lugar del bien de consumo no durable, los equipos y herramientas necesarios para producirlos, equipos y herramientas que no tienen porqué tener un nivel tecnolégico excesiva- mente refinado, En la sustitucién de importaciones de bienes de consumo no durables coinciden los intereses de Ia fracci6n mis poderosa de Ia oligarquia terratenien- te, do los industries vinculados a la UIA y ligados al capital extranjero, y del capital extranjero en general y americano en particular. Esta coincidencia de intereses se expresa en un modelo de industridlizacién que pone el Gnfasis en la creaci6n de industrias livianas, que no signi fiquen una transformacién radical del proceso productivo y que ala vez aseguren una inversién lucrativa (en la nueva coyantura intemacional) al capital extranjero radi- cado en el pais, permitiendo una salida a los excedentes de capital formados en los paises més desarrollados. Es decir que la penetracién de capital extranjero en la industria, permitiria explicar porqué la fracci6n més poderosa de la burguesfa industrial, es incapaz de propo- ner un modelo de industrializacién que entre en contra: diccién con los intereses de la oligarquia terrateniente. Pero, jqué pata con el otro sector de la burguesia in- dustrial, sector constituido por la pequefia y mediana empresa? Este es evidentemente, uno de los resultados del tipo de acumulacion que ha ido realizéndose en el pais. La crisis del comercio intemacional y la nueva estrategia imperialista, no s6lo son condiciones estructurales del tipo de acumulacién que se realiza en la Argentina, sino que, ademds de generar una burguesfa industrial 1 gada al ‘capital extranjero que participa en la nueva alianza de clases, generan un nuevo actor social: Ia pequefia_y mediana industria nacional. Las cifras del censo de 1935 indican que este sector de la burguesfa si bien no es poderoso, era de un potencial econémico y 88 Acumulacién y lucha de clases politico importante, Es dable suponer que su importan- cia se incrementard afin mas, con la diversificacion in- dustrial que trae aparejada Ta guerra. Asi, segin Di Tella y Zymelman: “aun cuando la tasa total de crecimiento industrial fue adversamente afectada por la situacin de ‘guerra, ésta estimulé cualitativamente In iniciacién de importantes industrias nuevas. Muchas industrias peque- fias —prineipalmente aquellas conectadas con la produc ion de equipos industriales—, las que fabricaban repues- tos y muchos talleres de maquinarias especializadas, se expandieron, lo que sivié de base para el proceso de industrializacion de posguerra”}4. Sin embargo, y a pesar de su importancia como potencial, su debilidad estructural en comparacién con In otrm fraccién de la Dburguesfa industrial es indiscutible. Esta debilidad es- ‘ructural explicaria el hecho de que este sector carezca de canales institucionales de participaci6n en las deci- siones econdmicas y politicas, y el hecho de que sea incapaz de expresar coherenteménte y por s{ mismo, un modelo de desarrollo industrial diferente al propuesto por la élite dominante. Pero esto no quiere decir que como fraceién de clase no tenga un interés propio. Este puede ser definido, desde el punto de vista del observa. dor, como un interés antagénico al del bloque dominan- te, Habfamos visto un poco mis arriba, que (a partir de los datos presentados) podia deducirse que ya a mediados, Ja década del 30 existia una fuerte diferencia- jén intera dentro de la burguesfa industrial, diferencia. cidn que implicaba la existencia de un importante pro- ‘eeso de concentracién de la industria, Una pregunta que surge de inmediato es, jqué significa exactamente ta concentracién industrial? El proceso de acumulacion capitalista tiene dos corolarios: la concentracin y la centralizacién de capitales. La primera supone el fraccio- rnamiento de] capital social en multitud de capitales ind- viduales, independientes Jos unos de los otros. Es decir, apunta al tamafio de los capitales individuales, « 1a capa- Btapas de acumulacién y alianzas de clases 389 cidad que tienen de controlar lo que se produce, tama fio que depende bésicamente del incremento de la ri queza social existente. A su vez la centralizacién de capitales, se refiere al cambio en Ia distribucién de los capitales existentes, es decir a la apropiacién de unos capitales por otros. La primera variable mide entonces el ‘movimiento de dispersién del capital social, mientras que Ja segunda apunta al movimiento de atracci6n mutua ‘Ambos fenémenos se presentan estrechamente interrelo cionados, interrelacién que se deriva del hecho de que cs la competencia la ley que rige el intercambio capita- lista, Esta es una lucha que se libra a fuerza de abarae tar las mercancfas. Pero la baratura de éstas dependerd bisicamente de la productividad del trabajo, y ésta a su vez depende de la escala de produccién, de ahi que pueda formularse la siguiente proposicién: cuanto mayor 3 el tamaflo del capital posefdo, mayor es Ia probabili- dad de absorber otros capitales ‘de menor tamalio. Al desarrollarse 1a produccién capitalista, se incrementan los gastos minimos, necesarios para explotar normalmente ‘una industria, Por otra parte, hay una tendencia a que Jos pequefios capitales affuyan hacia las esferas de la produccién que no han sido apropiadas por los grandes capitales, 0 que sélo Io han sido imperfectamente, En Ja medida en que la ley que rige el intercambio es a com- ppetencia, y como ésta se da en razén directa al nimero de capitales, y en raz6n inversa a su tamafio, sobreviene Ja ruina de los pequefios capitales, ya sea por su desapa- ricién fisica 0 por su absorcién por los grandes capita- les, Por ello, dado que la supervivencia misma del pe- queflo capital se encuentra amenazada por 1a existencia del grande, se puede decir que su interés se enfrenta antag6nicamente con el del segundo. De Ja misma manera, en Ia medida en que se puede pensar que In concentracién industrial coincide con el origen extranjero del capital, y como la concentracion snpone necesariamente In centratizacién creciente del capital, se puede pensar que el interés de la pequefia y 90 Acumulaci6n y lucha de clases ‘mediana industria nacional se enfrenta antagénicamente con los intereses del bloque dominante. Su interés no puede residir en una acumulacién basada en el capital extranjero, que supone una concentracion y centraliza- cion creciente del capital, y que la amensza en su super- vivencia misma, sino que residiré en un tipo de acumula- cién que desarrolie al capital nacional, es decir, que fa- vorezca a los pequeios y medianos capitales de origen argentino. En otros términos, su interés residiré en la abolicién de In dominacién del capital extranjero y en su reemplazo por el capital nacional. O sea, en Ia am- pliacion ce] ambito de su propia dominacién. ‘Sin embargo su propia debilidad estructural hace que s6lo le sea posible expresar dicho interés de clase aliin- dose con otra clase en una coyuntura internacional muy particular, y hace que esa expresin sea hecha por un sector de ia sociedad no directamente ligado a la pro- duccién, pero ampliamente reclutado dentro de esta cla: se social. Como veremos mis adelante, es un sector del sjéreito el que, por su extracci6n de clase y también por cierto tipo’ de intereses profesionales, se constituird en el portavoz del modelo de desarrollo industrial avt6- nnomo, propio a esta pequefia y mediana industria nacio- nal. De este modo, vemos que el tipo de acumulacién que se realiza en el pais y que da lugar a una industralize. cién sustitutiva de importaciones, 0 ““industrializacién sin revolucién industria!”!5, supone la aparicién de actores sociales nuevos. En la ‘Argentina de la década del 30, hay un actor completamente diferente de lds que inter- vienen en el modelo clésico de desarrollo capitaista: capital extranjero en general, y en particular el capital extranjero en su aspecto industrial. Esto supone un frac- cionamiento dentro de la burguesia industrial, que per- mite sostener Ia hipotesis de que Ia industrializacién con dependencia, no hace desaparecer el antagonismo de in- tereses de clase entre la burguesia industrial y la oligar- quia terrateniente propio al modelo clisico, sino que Blopas de acumulacion y olianzas de clases on ‘més bien produce un desplazamiento del mismo. Y co- ‘mo hemos visto un poco més arriba, el tipo de acumula- cin de capital que entra en contradiccién con los inte- reses de la alianza de clases dominante, es el tipo de scumulacién que beneficia directamente a In fraccién menos poderosa de la burguesfa industrial, es decir a In burguesia industrial nacional, 1. Acumulaeién y mercado de trabajo industrial Habfamos visto, en el capftulo anterior, que I pri mera etapa de industrializacion argentina, se caracteri zaba por una composicién orginica del capital relativa- mente estable. Es decir que los incrementos de capital constante se acompaiiaban por inerementos proporciona Jes del capital variable, lo cual se traducia a nivel del ‘mereado de trabajo en una creciente sccesiblidad del mismo. También habjames visto que de ello se inferfa ‘que la masa de plosvalfa se incrementaba a partis del ‘aumento de la porcién de la jornada colectiva de trabajo dedicada a producir trabajo excedente. Y que por lo tanto, la forma principal que edoptaba en esta época la extracei6n de plisvalia a nivel social, era Ia de Ia plusva- lia absolute. Ahora podemos especificar un poco. més ‘esta proposicion, a partir de otras caracteristicas de la €pocn. En el cuadro siguiente vemos e6mo, coherente- ‘mente con la expansion industrial, se inerementa a lo fargo de toda la década In ccupaci6n industrial, mientras que los salarios permanecen estancados a un nivel bajo. Pasemos ahora a analizar qué pasa con la clase obrera durante ese periodo, Para ello intentaremos ver cémo repereute el proceso de acumulacién de capital sobre el mercado de trabajo y por ende sobre la situacién obje- tiva de In clase obrer. 92 Acumulacion y lucha de clases Cuadro 1V NIVEL DE OCUPACION Y SALARIO REAL EN BUENOS ‘AIRES (1929= 100) Ccupacién Salario real 1929 100 100 1930 100.92 Ea 1931 97.83 98 1932 94.18 104 1933 98.22 96 1934 104.40 99 1935 113.21 101 1936 119.51 95 1937 126.11 96 1938 129.51 96 1939 132.10 7 Fuente: M. Murmis y J. C. Portantiero, “El movimiento ‘obrero en los origenes del peronismo”, en ed. cit., p. 85, Otra caracteristica de Ia década es el crecimiento progre- sivo a pastir de 1936 de la afiliacién sindical. Sin em- bbargo este crecimiento se hard mucho més importante en Ja década del 40 y sobre todo a partir de Ia institu: cionalizacién del peronismo, Paralelamente a este pro- cto, se verifica un ineremento de la movilizaci6n obrera por ‘reivindicaciones que en sy mayor parte no son satiafochael6 F Btapas de acumulacion y alianzas de clases 93 cuadro ¥ RESULTADOS OBTENIDOS POR LOS HUELGUISTAS, SOBRE BL TOTAL DE OBREROS EN HUELGA. EN PORCENTAJES OBREROS EN HUELCAS Ganancias -Pérdidas = Transigidas 1934 241 58.93 41.66 1935 55.81 116 36.18 1936 14,72 as 74.07 1937 8.23 357 88.20 1938 11.33 13.81 74.68 1939 1839 6.30 7531 Fuente: Murmis y Portantiero, op. cit., en ed. cit., p. 89. Es decir, que salvo en el afio 1935, la mayor proporcion de fas huelgas de la década son perdidas o transigidas. Por diltimo, y como lo sefialan Murmis y Portantiero en trabajo eitado, el tipo de acumulacién que se realiza supone un aumento de la capacidad de negociacion del sindicalismo, y un aumento de la movilizacién obrera por reivindicaciones no satisfechas. De acuerdo con Io visto-en el capftulo anterior, esto se explicaria por el hecho de que la acumulacién se basa en la extraccién, @ nivel social, de la plusval absoluta, Esto significa que hay una mayor accesbil del mercado de trabajo con una consiguiente disminuci6n del ejército industrial de reserva, Io cual junto al hecho de que los salarios tienden a regirse por las fluctuaciones de la oferta y la demanda de fueiza de trabajo, explicaria cl incremento en el poder de negociacién de los gremics. Por otra parte, desde el punto de vista de las orien- taciones obreras del perfodo, los autores anteriormente mencionados sostienen Ia hipotesis de que Ta participa: cion obrera en el proceso de constitucién del peronismo 94 Acumulacion y lucha de clases “‘mplicaba un proyecto social de cierta envergadura y ten{a como componente importante la continuidad pro- gramitica con reclamos. previos de las organizaciones fobreras, del mismo modo que Ia posibilidad de partici- pacién obrera en una alianza policlasista era ya una ten- Gencia con importantes antecedentes en el sindicalismo anterior al peronismo™?7, Pero, ;cusl era esa tendencia dentro del movimiento obrero sindicalizado? La década del 30 se caracteriza por una crisis de la conduecién sindical, que pasa por el enfrentamiento de dos orientaciones diferentes. Por un lado, wna tendencia que pretendia mantenerse al margen de Ja influencia de los partidos politicos, y que queria transformar al movi- rmiento sindical en un grupo de presion capaz. de actuar no sélo en las éreas especificamente sindicales, sino tam- ign que actuase como eje politico del movimiento obrero sindicalizado. Por el otro lado, una tendencia que pretendia instrumentalizar el sindicalismo a favor de los DObjetivos de lucha politico—parlamentaria de los partidos de izquierda, Es més o menos a partir del momento en que: esta ultima tendencia lanza la consigna de “demo: cracia 0 fascismo” (consigna de Ia Tercera Internacional) y que se cae en una progresiva subordinaciOn de las reivindicaciones categoriales a Ia lucha antifascista, que se crean las condiciones para que Ja otra tendencia ad- quiera la hegemonfa politica e ideol6gicn dentro del movimiento obrero sindicalizado, En efecto, en la medi- da en que se produce un desfasaje entre las consignas antilascistas y las reivindicaciones que se derivan de Ia acumulacién basada en la explotacion extensiva de la Tuviza de trabajo, se legitimiza a nivel ideolégico la Iv cha categoria Para Ia clase obrera de Ia decada del 40 ésta serd una altemativa més vélida, més coherente con las necesidades {que se derivan de su situacién inmediata, que Ja otra. ‘Pero la legitimidad no surge solamente a nivel ide0l6- co, sino que ademés surge a nivel politico en la me- ddida en que lo que se reivindica es una mayor partici Btopas de acumulacién y alianzas de clases 95 ypacién econémica (aunque ésta s6lo sea una simple par- ticipacién en el consumo) y eso entra en contradicci6n con el modelo de acumulacién defendido por 1a alianza, dde clases en el poder. Esta reivindicacién tendrd por lo tanto un contenido politico ya que su satisfaccién impli cari un cambio en el sistema de dominacion en vigor. ‘Veremos més adelante cudles son las consecuencias de este hecho sobre las orientaciones obreras. LETAPA DE ACUMULACION BASADA EN LA AM DEL MERCADO INTERNO ae Bl aflo 1943 marca un cambio en la situacién de la clase obrera, cambio que se consolidaré en los primeros afios del gobierno peronista. Este cambio se traduce en ‘un ineremento constante del nivel ocupacional y salarial, tuna tendencia & la homogeneizacion de los salarios entre los distintos sectores de la clase obrera, y un incremento constante de Ia sindicalizacin. Asi por ejemplo, en el cuadro siguiente se advierte la modificacién, que se produce entre 1942 y 1945, en la relacién entre el nivel ocupacional y los salarios ‘reales. El incremento de 1a ocupaci6n pasa a ser acompafiado por el incremento de tos salarios pagados. ‘Cuadro VI NIVEL OCUPACIONAL Y SALARIO REAL EN BUENOS 1940 “nu 1941 98 1942 101 1943 107 1944 118 1945 8 Fuente: Murmis y Portantiero, op. eit, ed. cit, p. 105

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