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CariTULO PRIMERO Dios, el primer censor’ LA CENSURA Y LA IMAGEN DEL PODER El Santo Oficio utilizé los autos de fe como instrumento de propaganda, de ostentacién y de catarsis social, como una manifes- tacidn evidente del poder inquisitorial y de fijacién de la memoria colectiva. Esta extraordinaria expresién institucional y ritual fue esencialmente una ceremonia punitiva en la que se escenificaron los mecanismos de conservacién del orden establecido y, como ocurria con otras ceremonias festivas y ptiblicas, fue un vehiculo para la defensa de una serie de principios de caricter politico, social, religio- 1 € ideolégico™. Pero, el auto no fue el inico vehiculo festive a Un estudio previo sabre estas representaciones inquisitoriales y sus discusses “© Publicis en «Keligiosas pompas y sagrados estruendos: e| ceremonial de la censusra oe en cl siglo xvi, Annali della Sewola Normale Superiore di Disa, serie 5 12012), pags. 229-250, y en «ldentidad, discursos y priicticas cle la censuea iam ee ‘e0it)», Astratabia, Nueva paca, 11 (2013), pags. 61-75 oN 4 numerosa biblingrafia sobre Tos autos de fe sleseacan D. Moreno, Serie [1g ttle ataves: el auto de fe vorne flestie, Bypaci, Hema,» Borma aod Currla Medderna, 1) (197), rigs, 143-171. y «Una apacibe idea de bx auto de te barroco y sus escenurios simbalicase, Manusrsay, 17 (199), 19 Pe Escaneado con CamScanner Inquisicion espariola hizo evidente su Catratepia de mostrarse, de reite cindible existencia para la defege de la verdad religiosa frente alerror. A las dificultades para mantener tonials, f Historia Sica, 74 (2001.2), Papp. 107-124 at Escaneado con CamScanner cabezas de Arvipestrazgor—s 8 junta el edicto y donde se habla de fijar: uno en la puerta dela iplesia yotro al pie del pulpito, donde se debia leer cambien el breve adjunto de Urbano VIHT en el que ge see akan fs licencia pata feet 0 poseet libros prohibidos. Ademis se les envié un volumen del frdice ya publi icade con la expresa reco. mendacion de que ningtin inquisidor de distrito «se lo apropie par. tes, ni sague del secreton. Se advertia sobre el respeto a posibles pre. Jaciones: «En la forma de publicar-el edicto en las Iplesias Catedrales se guardard la costumbre (donde la hubiere), de dar aviso primera a los Prelados y Cabildos», A partir de ese momento entraban en juego las amenazas de la Inquisicion a los transgresores que tenian algun libro condenado «y a Jos que al presente: los tienen, dentro de noventa dias los manifiesten y consignen al Santo Oficion, Queda- han excluides los que tuvieran libros de autores catélicos, que de- bian ser expurgados. A estos lectores se les mandaba que «noten y escriban en ellos la dicha explicacion o caucion conforme al Expur- gatorio, Con le cual habrin cumplido, sin ser necesario otra diligen- cia», En la Acordada, el limite de los noventa dias quedaba a discre- cién del inquisidor de distrito: porque as librerias grandes as{de comunidades como de paricu- laces serd posible que no se puedan expurgar dencro de este térmi- no, se os concede facultad para que prorroguéis el tiempo a quien ‘os pareciere que convene, y que para ello hay justas causa, y que no interviene omisién maliciosa, y esto por término limitado y perentorio, porque el intento es que de una vez quedan expurga- dhs las librerias y se eviten los dafios que de la lectura de estos li bros se puede y debe tener. ‘Asimismo se precisaba el punto més polémico del edicto, la de- legacién en materia de expurgo: ” AHN, Inquisicion, libro 291, fF. 353 y ss. El edicto era el mismo queel que se publicabs cn las primeras paginas del /uce, aunque con ligeras diferencias. En ol Indice de 1632 se insertaron algunas notas laterales y se compusa con una caja y letras capitulares. 22 Escaneado con CamScanner Habiendo tenide conside HACION que por ser mi rec que se mandaron expurgar por hos bos ane cl indice pasado i Ide car 2 ee er i ec hubiesen de expurgar por mano de comisarios © ministe idl Santo Oficio pata ello diputado, se dia faculead pata que los due fos de los libros, o algun o algunos desis comunidad, ls pie sen expurgar y firmarlos. Por haberse conocido que dar las dichas licencias y permisiones el dia de hoy estin por expurgar muchas librerias de comunidades y particulares, ha parecido que si dentro del término que se les asigna no hicieran la dicha expurgacién, seftalare luego personas de toda satisfaccién, como no sean de la misma comunidad donde estuvieren los libros para que los ex- purguen a costa de la persona o comunidad que hubiese faltado su obligacién, encargindoles la vigilancia y brevedad en la eje- cucién y de que se vayan dando cuenta a ese tribunal, y vosocros al Consejo, de todo lo que fuere resultando, Los inquisidores tenian que procurar que se cumpliesen las re- glas y mandatos del /ndice. A los libreros se les daba sesenta dias desde la publicacién del edicto para que hiciesen inventario con la colaboracién de «personas de satisfaccion y calificadores». Una de estas personas debfa poner el nombre del librero en cl cjemplar del Indice que debian tener, También tenfan que poseerlo los comisa- rios de puertos maritimos y secos y los de cabezas de partido «para los libros que conviniere expurgar en su distrito de manera que no se omita esta diligencia por falta del expurgatorio como ya se ha experimentado en muchas ocasiones». El edicto de 1632 era una sintesis de la legitimacién inquisitorial de su jurisdiccién censoria. Las razones de dicho poder se sustentaban en tres argumentos. EL primero era la recurrente porfia de los herejes «que suelen poner en acreditar, dilarar y comunicar en todas partes el error de su sect. el segundo recordaba el anticipo histérico (0 profético) de la Biblia que elo advirtié con mas claridad en la evangélica pacibola de la a tafian. Y el dltimo incidia en la necesidad de una permanente vipr lancia ante «los muchos descaminas de libros perniciosos que en estas Reinos han entrado». El fudice era puerto de legada, despues de un intenso trabajo de identificacidn de libros peligroses, y punt 24 Escaneado con CamScanner ‘ cadas todas las licencias pa ' de partida, al quedar revocad ‘a Pata leer libaog las a personas particulares, aunque ‘pidosconcedid pe ee Eelesidstica o Exeelencia seculary Este edicto no era uno mas contexto politico QUE atraves, ba la corte en 1632 era excepeional, la Inquisicién estaba suftiend, directamente la enorme presion politica de los afios de Bobicrn, del conde duque de Olivares. Desde hacia un lustro, el Sante Of. cio se habia involucrado en las luchas de poder dentro de la corte, iciondndose unas veces a favor, otras en contra del propio vali, do, A los avatates de la politica espaftola del reinado de Felipe 1y se sumaban las dificiles relaciones Iglesia-Estado bajo el pontificg. Go de Urbano VIII (1623-1644). En esa situacién, el inquisidor general Zapata decidié que la publicacién del Indice requeria un planteamiento detenido. Lo habia hecho con el auto de fe de 1632, trasladindolo de Toledo a Madrid, pese a la oposicidn del poder civil, eclesidstico ¢ inquisitorial toledano y con la mala cara de los olivaristas. . La publicacién del nuevo Indice eva una oportunidad mis de afianzar el poder del Santo Officio frente a las injerencias del valido, yl cardenal Zapata no la ibaa dejar escapar para hacerse ver y hacer astentacién de [a imagen de la Inquisicién. Asi se dispuso una «for- ma de la publicacién del edicto de la fe saliendo el acompafiamiento de las casas del Eminentisimo Sefor Cardenal Inquisidor General donde asiste el Consejo». A los mayordomos de la congregacién de ministros inquisitoriales se les requirié que convidasen hasta cin- cuenta familiares, y que preparasen trompetas y atabales «para el acompafiamiento de la noticia que se le da al pueblo el dia antes por la tarde». Se escribié a los eprelados de las diversas religiones», a los calificadores inquisitoriales y a algunos nobles titulados para que asistiesen al acto que se iba a celebrar en la iglesia parroquial de San- ta Maria el domingo 18 de enero. La convocatoria de ministros y familiares para el sébado por la tarde fue un éxito inesperado. sA hort de las tres se pusieron a caballo hasta sesenta familiares» acompafian- Sean calif, _" Chi. C. Pujol, ings y pate on el einado cle Felipe IV: ls proces de rb nite de Villanueva y las monjas de San Pldcido, 1628-1660, Madrid, CSIC. 1993, 24 Escaneado con CamScanner estandarte, les seguian el alguacil mayor y el notario del secreto doal olemne put nara pregonar la sole A seis veces en distintos Pirares ae Madrid (Irence al paleo, Puerta de Gi We sol plavsela de San Martin, Plaza Mayor, pl homingo). El domingo a las dies de la mafiana partié of corteja de Jas casts del Consejo de la Inquisicién, Ese dfa.abrian el acompania- miento setenta familiares. Fl estandarte lo portaban nobles de escaso nango y algunos caballeros ce habito, seguidos de unos cuarenta cargos inquisitoriales de distintos districos (calificadores, notarios, smisarios y consejeros), ademts del rector del Colegio de la Com- paiia de Jestis de Madrid y del inquisidor de Toledo, Cristobal de Ybarra y Mendoza; el cardenal Zapata no asistid. Ya en la iglesia, y debidamente ubicados, se oficié la misa, se ley el breve de Urba- no VIIL, se fijé el edicto en la puerta y se inicié el sermén, predicado porel jesuita Agustin de Castro, wacabada la misa, se volvié el acom- pafamiento adonde salié, de manera que llegé a la iglesian’*. Similares cortejos debieron organizarse, al menos, para las so- lemnes publicaciones de los indices en Sevilla en 1632 y en Ma- drid en 1640. Se conservan los sermones impresos de tres de las cuatro celebraciones, pero no conocemos ningun impreso con el re- lato de lo sucedido'®, En 1707, cuando se publicé el Indice, si fue impresa la relacién de lo acaecido con un expresivo titulo”. La cere- ara, Puerta a#ticla de Santo ” AHN, Inguisteién, libro 291, 328-331. “ Se conservan los sermones impresos de algunas de las celebraciones: F. de Peraka (Q.P), Sermdn que predicé el Padre Maestro Fray Francisco ele Peralta de la Orden de Predicadores en el insigne Convento de San Felipe de Madrid, en ta publica cién del Indice expurgatorio de las libros que se hizo en 15 de julio de 1640, Madsid, Pedeo Taro, 1640; A. de Castro (5.1), Sermén que predicé el Padre Agustin de Castro tela Colrm)pavita de Jests, Califlcador de la Santa General Inquisiciin, en ta publica ‘iin del Inctice expurgatorio de tos libros, que se hizo en 18 de enero de 1632 en esta Come, Madrid, Viuda de Luis Simchez, 1632: A. Arias de Armenta (8.1), Publica ‘lén solefm)ne al nuewo Cisdloga expurgatorio del... D. Antonia Zapata, Cardenal de 4a Sanu Iglesia de Roma... en la amplisinaa Iglesia Metropolitana de Sevilla, at Tribu- mead i Santo Ofcio.... aio de 1632, Sevilla, Simén Fajardo, 1632. Curblica, real, y noble pampa, can que el Santo Tribunal cle la Inquisiciin de ‘ia Corte, publica el nuevo Indice Expargatorio cle Libros Probibidos, el dia ewatr? ‘eptiemlore de este who de 1.707, Madrid, Antonio Bizarrén, 1707. Escaneado con CamScanner monia siguid el mismo protocolo que se habia aplicado en 1632, econgregindose a las diez de la mafana en las Casas del Tribunal mucha Nobleza, Ministros y Oficiales del Tiiby. cipio saliendo a caballo, precedidos de timbales clatiness es, seguidos de cargos inquisitoriales, fin esta ocasin sorprende la distinguida y numerosa asistencia de no. bles ticulados: «los sefiores Duques de Gandia, que llevaban ¢f is. tandarte de la Fe, y los cordones el Conde de Ofiate, y Marqués de Mirabel, y Marqués de Lombay, Marqués de Villa-Franca, Conde de Montijo, Conde de Luna, Marqués de Priego, Conde de Pinto, Marqués de Fuente el Sol, Marqués de Castel-Novo, don Pedro Girén, Marqués de Cabrega, y otros Sefiores». Seguian los secreta- trios del secreto, el inquisidor de Corte «y a su mano izquierda por defensor del Santo Oficio del Inquisidor de Toledo, el Sefior Mar- qués de Malpicay. El recorrido del cortejo del gran dia, domingo 4 de septiembre, fue diferente, al no haberse pregonado el dia ante- rior. Se fue de las casas del Consejo a la plazuela de Palacio, donde fueron recibidos desde el balcén por Felipe V, y de alli la «prandio- sa comitivay marché al Real Convento de San Felipe. En su sagra- do recinto, los agustinos organizaron el acto religioso. La misa fue oficiada por la Real Capilla «con todo el Ileno de instrumentos y voces, que la hacen noble suspensién de los ofdes». Después de comentar el evangelio y de leer el edicto del nuevo Indice, el califi- cador fray Francisco Blanco predicé el sermén, La catélica real y noble pompa se realiz6 pocos dias después del nacimiento del pri- mer hijo de Felipe V, cl principe Luis (25 de agosto). La breve re- lacién concluia con esta coincidencia. Retorné el cortejo a las casas del Santo Oficio: dando a la Corte uno de los grandes dias que ha gozado: viendo que al mismo tiempo que el celo de un Pastor Vigilante, se es 16 en todos los medias, que conducen a manrener tncegra la pt reza de nuesua Catdlica Fe, el Cielo alumbra a esta gran Monat qufa con un nuevo Principe, que la primera funcidn que goce Por su Iteal Palacio, sea un ‘Triunfo de la Fe; indice, de que come hile del Cristianisimo rear quinvro, ha de defender la fe, exaleae Religién y arruinar ta Hlerejfa, 26 Escaneado con CamScanner Elceremonial de la publicacién de los indices se expresaba en los + de los acompanamientos de ida y vuelta, en los pregones See en el recibimiento en la puerta de la iglesia, en el del st cen los lugares de sus empleos, en la liturgia de la misa acne del evangelio, sermén...) y em la lectura y colocacién del ae al menos, en la puerta de la iglesia. PREDICAR LA CENSURA El sermén enriquecfa el espectaculo religioso barroco, lo refor- zaba en su objetivo de educar y socializar a los asistentes. la prédica integraba a los ficles en una cosmovisién disciplinada, atinica valida yverdadera, consiguiendo, al ser aceptada, una unificacién de con- ‘iencias», tanto de los emisores como de los receptores, y en benefi- cio de la armonia social". El predicador y su sermén, cuyos objeti- vos eran la gloria de Dios y el bien de las almas, estaban condiciona- dos por la cualidad del audirorio y por las circunstancias especiales del contexto. Los scrmones cn las publicaciones de los indices res- pondtan a diversos objetivos. En primer lugar, fortalecian el grupo, la comunidad de miembros de la Inquisicién. Les otorgaba legitimi- dad a su pertenencia y a su ideologia contrarreformista. En segundo término, reforzaban la representacién, la imagen del poder inquisi- torial y justificaban su practica censoria, Sin olvidar que los predica- dotes elegidos eran los mejores de su tiempo o desu ciudad y debian ensefiar, deleitar y mover o persuadir. En la solemnidad de las ceremonias littirgicas, los predicadores e=plicaban o proponfan en sus sermones el sentido y el simbolismo ss ¥ el fndice. Los textos sagrados eran seleccionados TM Ree Porque consideraban esos pasajes como anticipo del yde sus reese de fas razones de ser del tribunal, de su imagen nea, icas. E} Antiguo Testamento, adaptado con mds 0 me- one el predicador, era una fuente infinita de ejemplos, a "* E. Negred. i inrigas span S lo, Los predicadores de Felipe IV: corte, i religién en la By Siglo de Oro, Madrid, Actas, 2006, is 263. — 27 Escaneado con CamScanner xorios, para legitimar un discurso, una practica ung representacién de la Inquisicién, Las Sagradas Escrituras se adapta. ban siempre, en palabras de Aguilar Pi fal, «como tinica inconstiil, al cuerpo de doctrina ideado y aftecido ptiblicamente desde e| pail. pito por el orador sagrado»”, En Sevilla, durante la solemne publi. cacidn del indice de 1632, el predicador Arias de Armenta” propise que el mejor simbolo del tribunal era el trono de Salomén (1 Reyes 19, 18-20)", y para demostrarlo deleité al publico con una sugerente descripcién del Santo Oficio en relacién con los animales y materia- les que compusieron ¢l mitico trono: veces contradic Todo viene muy a cuenta de mi pensamiento [...). El oro principe de los metales significa las excelencias de este Tribunal, sobre los demds que tratan materias inferiores, pero las de este ‘Tribunal son de Fe y Religion, que estd sobre todo lo demas [...]. El marfil blanco, y puro significa la limpieza de intereses y respe- tos humanos, con que pracede el Santo Officio [...]. Los leones de que estaba guarnecido el ‘Trono significan la suma vigilancia con ' E Aguilar Pifial, «Predicacién y mencalidad popular en la Andalueta del si- glo xvi, en C, Alvarez Santalé, M. J. Buxd y S. Rodriguez Becerra (coords.), La religiosidad popular, vol. UI: Vida y muerte: la imaginacién religiosa, Barcelona, An- trophos, 1989, pag. 68. ® El jesuita Alvaro Arias de Armenta nacié en Sevilla en 1577. Fue catedritico y rector de varios colegios, adems de superior de su provincia en Andaluefa y cali- ficador del Santa Oficio. Siendo asistente general de la Compafifa en Roma fallecié el 30 de enero de 1643. Ademas de este sermén fue autor de obras como Gonsrate espiritual (Baeza, 1632) 0 Encomia beatissimae Virginis (Sevilla, 1621). Véase M. Méndez Bejarano, Dievionavio dle escritores, maestros y oradores naturales le Sevi= Ma 9 su actual provincia, Sevilla, Padilla, 1989 (1. ed., 1922), pig. 36. *\ «18. Hize asimismo, el rey Salomén un trono grande de marfil, y lo guarne~ cié de oro refinado / 19. Tenia el trono seis gradas, y lo alte del trono por el respal- do era redondo, y por uno y otro lado salian dos brazos que sostenian el asiento, ¥ junto a cada uno de estas brazos habia dos leones / 20. Sobre las seis gradas estaba de uno y atro lado doce leoncillos, en ningin otto reino se fabrics jams obra se- Mmejanter. Sobre los usas paliticos de este simbolo, véaxe Vs Minguce, «EL rey de Espaia se sienta en el trono de Salomén; parenwesco simbdlico entre La Casa de David y la Casa de Austrian, en V. Minguez (coord), Viniones de kt mouarguia hispsinica, Cawellén, Universitat Jaume L, 2007, paigse 19-56. 28 Escaneado con CamScanner queatiende a suis causa [..] digamos como este animal es bland . i lo para los enxtidios y terrible con los que se resisten, Ax eat nal es blando con los penitentes y sever con los abstinados, Entre tants simbolos, la vigilancia y el control eran los princi- pales cometidos del Santo Oficio, una antigua verdad que, segtin el jesuita, ya estaba anunciada en la Biblia. En ese sentido, defendid ante los fieles que la providencia divina mandaba cuidar la vifia con muchos ojos: «zquién son estos ojos? sino el Santo Tribunal de la Inquisicidn y sus ministros», Las armas y el blas6n del Santo Oficio eran el pectoral del gran sacerdote que profetiza Zacarias, 3, «piedra finica, la cual tiene siete ojos», y que compara con la enorme capaci- dad de vigilancia y control de la Inquisicion: A todas partes alcanza la vista aguda de los cielos apostélicos, y de sus sucesores en el Oficio, que tan justamente tienen los ministras de la Fe, a los cuales sus bulas llaman jueces apostélicos, que eslo mismo que llamarlos cielos misteriosos y vigilantes, que todo lo miran, penetran y registran. Los brazos del trono eran la autoridad que el rey le habia dado al Santo Oficio. El becerro o el toro, segtin los setenta intérpretes, que estaban en la espalda del trono simbolizaban el Sumo Sacerdo- cio: «pues jlintase en este Trono Leén y Becerro, porque ambas po- testades, la Pontifical y la Real concurren en la fundacién, autoridad y proteccién del Santo Tribunal. El Sumo Pontifice le da su autori- ¥ sus veces, el Rey su proteccién y amparo»™. Los argumentos historicistas y las afirmaciones teoldgicas de los predicadores en defensa de la censura inquisitorial se fundamenta- an en textos biblicos, con el apoyo de comentarios de algunos Pa- de la Iglesia y de ciras puntuales de autores clisicos. Como re- ‘uerda Nafiez Beltran, los predicadores se presentaban como at! cén- "ieos teblogos exégeras, y extratan del cexto biblico las versicules tari, Ata de Armen (8.1), Publicaciésofefn]ne af nieve Candle eA 29 Escaneado con CamScanner pertinentes para sus conelusiones doctrinales, ascilando entre el sen- tido literal y el alegdrico-espiritual, Por ejemplo, para Arias de Ap. menta, se podia establecer una estrecha y directa relacién entre | historia de la censura y la sucesién temporal de las horas candnicas, En la Prima se produjo la quema de libros de magia recogida en los Hechos de los apéstoles, 19. En la Tereia acaecié la quema de libros de Arrio por Constantino, ademids de referit otras quemas posteriores dictadas por Teodosio, Valentiniano, Marcia y Teodosio el menor. Durante la Sexta sucedié la quema de libros ordenada por Justiniano y el papa Leén I. Y en la Nona trazé un largo recortido desde el «primer /ndice de libros prohibidos» del papa Gelasio hasta el fadice de Trento, sin olvidar la quema de libros drabes de Cisneros o la destruccién de las obras de Lutero ordenada por Len X. También los salmos eran utilizados para crasladar momentos histéricos y culturales del pueblo judio al contexto de la represién de Jos herejes y la censura de sus libros. Sirvan como ejemplo los asun- tos recurrentes en el sermén de este jesuita. Ante el escogido audito- tia sevillano legitimé los actos del Santo Oficio con la parabola de los obreros de la vifia de Mateo, 20, El padre de familia siempre vi- gilante, como el sol, era Cristo, que cuidaba de su vifia y sus vides, la Iglesia y los fieles. Los peones que trabajan en el cuidado de la vifia ran los eclesidsticos que la plantaban, cercaban y regaban. Otros peones eran los inquisidores, a los que tocaba «el agostarla, arran- cando de raiz las malas hierbas de docttinas perversas y desgranarla y podarla, corrando lo imutil y viciosor. El sentido providencial de la existencia y de las funciones del Santo Oficio enlazaba con el cardc- ter relacional de Dios con el hombre, desde el castigo a la misericor- dia: «Y como el ducfio de la vifia de nuestro cvangelio envid en di- ferentes horas peones que la agostasen y podasen, a esa traza Dios nuestro Sefior en diversos tiempos ha enviado quien limpie su Igle- sia de libros que la podfan inficionarm™, Explicadas con detalle en » M.A. Niifier Beltrin, Let arataria sagracda de la epoca del Barroca: doctrins, cactus y actitudd ante la wide cere los sermones sevillanos del siglo xv, Sevilla, Uni- versidad de Sevilla, 2000, pig, 431. . * AH, Jnguisieién, libro 291, M1. B21 y ss 30 Escaneado con CamScanner ese convulso aio de 1632 la procedencia regia y pontificia de la antoridad inquisitorial y la legitimidad divina de la censura, al jesui- tale restaba exaltar la publicacién del nucve fndice: Exel Sol un general Expurgatorio, que purifica y renueva este mundo inferior. Y aunque cs verdad, que este Oficio de limpiar y pucificarla tierra le convienc al Sol, porque con su calor consume los vapores daftosos, que podian inficionarla, también se lo pode- mos dar por el Oficio que tiene de despejar la tierra de desafueros que él descubre y ataja.con su luz, y la noche cubre y ocasiona con las tinieblas*’, Su comentario se basaba en el Saino 103 (22-3) y, de manera mas explicita, en la cita del Evangelio segidn san Juan 3 (20): «Pues todo el que obra el mal odia la luz y no se acerca a ella, para que nadie censure sus obras». En la exégesis de este pasaje Arias habia hallado la justificacién de la censura: «Huye pues del Sol el que hace y dice mal, porque no le haga Inquisicién de sus crimenes y robos, manifestados en robes y palabras, porque no penga en los ejos del mundo la Lista, Proceso y Catalogo de sus desvarios». Pero fa cuestién principal era valorar cudl era el vehiculo de comunica- ion mas perjudicial para la fe catélica, si el oral o el escrito, y para cllo Arias comenté de nuevo la parabola de Jestis sobre los obreros de la vita: Y aunque la mala hierba de ruines doctrinas, que vocalmente siembra en esta vifia el enemigo del linaje humano con sermones y platicas particulares (como el otro que sembré la cizafia en la haza de buen trigo), es dafiosa, mucho mas lo es la que se siembra con libros escritos y publicados. Porque el Predicador, 0 Maestro de mala secta, ensefia en un lugar a un auditorio, pero el libro que corre por tado el mundo, ensefia a todos y en todo lugar. El Pre- dicador o Maestro habla en tales horas, pero el libro cs Predicador de todas horas, pues habla siempre que le queréis ofr, sin que se cane. 3 Escaneado con CamScanner Suadverten aen la necesidad de una tutela lectora de la juventud porque «ficilmente se deja impresionar de lo que lee», El problema se agravaba con las mujeres lectoras y los libros de avetsos ¥ amofes», aunque su propuesta con estos «tmanjares de Satandse no era quemarlos, sino desterrarlos: En media hora hace mis dafo un libro de amores, o de cosa semejante, a la doncella desadvertida de sus dafos, que una in tercera en muchas horas de conversacidn. ¥ es de reparar, que recatando los padres a sus hijas de semejances mujeres, las dejan libremente leer libros tan dafiosos. Si el primer problema era el peligro de leer, el segundo era el co- mercio de libros prohibidos porque «es fuerza velar para ahuyentatles y cerrarles el paso, no se nos encren en la vifia». Aqui la exegesis biblica como profecia o anticipo histérico alcanzaba su cima: «Esto pedia Da- vid a Cristo en el Salmo 67 (68) en nombre de la Iglesia, o por mejor decir, profetizaba lo que ahora se hace: Increpa jeras arundinis, congre- gatio taurorum in vaccis populorum, ut excludant eos, qui probati sunt arg(itJento». Su traduccién de las tres primeras palabras del versicu- lo 31 con el apoyo de comentarios de Hilario, Agustin y Jerénimo era explicito: «Castigad, Sefior, con voz terrible las fieras del caftaveral, de Jos herejes». Su comentario se complementaba con la asociacién, entre feras arundinisy feras calami (ficras de plumas), en el sentido agustinia- no (los herejes hacen guerraa la pluma y a la Escritura sagrada) o en cl sentido de Jerénimo, con sus plumas chacen guerra a la verdad escri- biendo libros lenos de mentiras». Congregatio taurorum in waccis popt- dorum lo interpretaba como aquellos toros © herejes que engafan al pueblo «con sus embustes y mentiras». Ut excludant eos queria decir «desquiciar a los catélicos». Y el rizo exegético se completaba con lt conversion de qui probati sunt argento en sicut argentum y suenrevest™ do comentario sobre el significado de la plata o lingote de plata: «Este Crisol es el Santo Tribunal, y este Libro Expurgatorio, que como Cri- sol pasta, y consume la escoria vil de la mala doctrina»*. Jo ae los verses * Arias escogié un salme muy complicada, con un significad ya elo muy dificil de establecer por su lenguaje simbdlica, de ahi que se le ha 32 — Escaneado con CamScanner En la primera parte del comentario del jesuita el «calamuss era neni ¥ también la pluma que se saca de ella, de ahi que pueda ne derse: «Reprehende a las fieras de la pluma» como reprehende los herejes- El resto del salmo depende de la exeggtica. El texto paralelo de san Jerénimo dice «calcitrantium contra rotas argen- eas»! pata echar fuera a los que han pisoveado contra las ruedas de fata, Las rucdas de plata son los israelitas que fueron hollados por Ins pueblos poderosos de la época: asirios, caldeos, etc. Esta es una de las interpretaciones tradicionales”. Pero, en el sermén se inter- pretaba argenttem como crisol o indice expurgatorio. El sentido en- tonces fue: «Increpa a los herejes de la pluma [...] para excluit a los que han sido medidos/probados/tasados por la plata (indice)». Arias de Armenta leyd este pasaje en clave profética, interpretindolo como una exhortacién a atacar a los herejes (fers calami) que han sido considerados como tales (prabati = medidos, tasados) gracias a la plata (= el indice expurgatorio), en resumen, una interpretacién original. En su afin por deleicar, comparaba la vida de las langostas, plaga que destruyé la iia (del Seftor), con los herejes: «Las langos- tas nacen a veces allende el mar y pasindolo viene a hacer el dafto donde no nacieron, Asi los libros de los Herejes vienen de ordinario siempre una interpretacién claramente profética. La traducciéa literal podria ser iia: «Reprende a las fieras de la cafia, congregacidn de toros entre vacas de los pueblos, para echar fuera a los que han sido probadas por/con la platas, Existen umerosis versiones de este salmo, camo como ejemplo estas eres: —sInctepa al monstruo de las cafas, la manada de toros y novillos de los pues blos. Prostémense con kiminas de placa, aniquila a las gentes belicosas» (Sagrada Biblir, cd. de S. de Ausejo. Barcelona, Herder, 1989, 7 68. 31). —clncrepa a la bestia del caaveral, a la manada de voros y novillos de los pus bios, Que se sometan con lingotes de plata! Dispersa a los pueblos que fomentan la guctta (Biblia de Jerusalén, Bilbao, Descléc De Brouwer, 1976, Ps 68. 3))- —-Reprime la reunidn de genres armadas, la mulcitud de vores con las becerros dels puso, hasta que todos se sometan con sus peas de Pate dlisipa los pus peal complacen ena guert>(La Bilin Saprias Eieituras, Londres. $3 2 4 én del Agradezco a Juliin Solana su ayuda render esta singular versions , yyuda para ent : “mo, Sobre eager che Segrada ibis en any pal com noms NF ‘tsias de I. Fle Vence, México, Imprenea de Galvin. 1932 wol. 9, PaE™ . 33 Escaneado con CamScanner de allende el mar, para pegar su malicia donde no nacieron», EI medio que proponia contra esta plaga era, ademis del confine 6 excomunidn, la represion inquisitorial simbolizada en las aves Se a cides: «¥ como permite Dios, que el hambre de estas langostas ke nales crezea cada dia, sacando sin cesar libros de sus malas sectas a ha proveido que las Aves Seléucides, digo los Inquisidores Apostéli cos, no se.cansen de perseguirlos y consumirlos». El ltimo simil que oftecié a su audicorio fue el dela Inquisicién yel indice como un reloj y su gnomon: Es el Reloj el concierto de un lugar yasi donde falta, odo es confusion y desorden. Asi donde asiste Ja Inquisicién se halla todo concierto en las cosas de la Fe y donde le falta todo es con- fasion de sectas. El Reloj siempre vela, de dia y de noche hace su oficio. ¥ este Santo Tribunal siempre vela para el bien de la Igle- sia, Fl Reloj tiene su mostrador, que llamamos gnomon, con que Yel Santo Oficio tiene como mostrador el Libro Gque ahora publica, que no es otra cosa que un gnomon o Indice que sefiala las liness y clases de hetejs, sectas y herejias, que de bemos saber para huir de ellas*. sefala las horas. ¥ concluia con un intercambio en la jerarquia que é| mismo habia establecido al principio: Estén concertados cl Reloj y el Sol, de suerte que todo lo que este hace all en el ciclo, muestra el Reloj en la tierra; que ¢ que deefa al principio, que en este libro Expurgatorio, que Reloj deeste Tribunal, no se pone cosa alguna que primero no la haya decretado y calificado el Consejo Supremo, que el Sol, por quien se gobierna la maquina de los ibunales y ministros inferiores. el ‘Ademds, el indice (0 el reloj) habia que ponerlo en una torte levanrada, donde mas campeen: * AHN, Inquisicion, libro 291, ff, $23 y ss. 34 Escaneado con CamScanner Lhimese Cuello, porque come este reparte | al esto del cuerpo ast este Tibial nov dab docering pone linypia en los libros eatéliens,quitados los erznes y hea 2 segundo, porque el cuello ese que sustemta y autora kee que sin él estuviera caida y humillada. ¥ este santo Tribunal era que sustenta en estos Reinos la autoridad del Vicario de C Cabeza de la Iglesia. 8 comida limpia “risto, Por Ultimo, para el padre Arias no habia duda sobre la eficacia de la censura inquisitorial: No es este Tribunal de dormidas, sino de despiertos, vigilan- tes; porque ;cdmo duermen los que tienen tantas horas de asis- tencia a su oficio? :Los que publican rantos edictos, y hacen tan- tos autos contra los delincuentes? ;Los que apenas se ha cometido el delito, o pronunciado la mala proposicién, cuando ya la saben y castigan? Finalmente, ge6mo duermen los que cada dia sacan nucvos indices, con que destierran del mundo los libros de mala doctrina?”, EL PRIMER CENSOR Lasolemne proclamacién del Expurgatorio cra un acto politico; sin embargo, el sermén en 1632 en Madrid del jesuita Agustin de Castro ofrecié algunas claves de un proceso mas amplio que se venia experimentando desde el tiltimo terci del siglo xvi: la rein- vencién de una censura inquisitorial propia, espafiola y catdlica”. © Thid, £322, Sabre la predicacién de este jesuita abulense, véase F Herrero, La onitoria ‘prada en ls siglas avr xv, vol WU La predicacién de la Compavia de fens, Max rid, FUE, 2001, pgs. 593.594; y sobre las cliferenelas enere sermén. predicado ¥ ‘ermén publicado, yéanse las opiniones de la época en FB. Herrero, La enttoria sagna- (4 cu bs sgdos xv y xv, Maclrid, BUE, 1996, pigs. 125 y 88. __.. » biferente era el control que se practicaba y se estaba {ite dela Compania, Véase Lucio Biasori wll contrlo interno dela ps0 ibraria nella Comapagnia di Cea ela formazione del Collegio ei Revisor ges reconduciendo en el 0 della produzione neta 35 Escaneado con CamScanner Jastro tenfa entre sus objetives la ploria Como predicador avezado, C pero condicion de Dios y el bien de las alr la cualidad del audito’ s especiales del cen texto, desarrallé un elaborado discurso sobre herejfay censura: Qué reeatos, qué prevenciones, qué desyelos tiene este Santo Oficie para conservar la pureza de la Fe, la unidad de la Iglesia, la subordinacién de los miembros a su cabeza». Para él no habia duda de que las tres especies de infidelidades hacia Cristo eran el paganismo, el judaisma y las herejfas. Tras una detallada exposicién sobre las condenas y lag reprobaciones, entrando en algunos detalles con los luteranos, los anabaptistas y los calvinistas, afirmdé: lo. como estaba pop porque si hay cosa en el mundo que pueda ofender la pureza de la Fe, son libros, que con su publicidad estén autorizados con los que los leen, y asi es necesario prohibir unos, expurgar y tildar otros, para separar en ellos la sana y sincera doctrina de la sospe- chosa o peligrosa. Asunto de tan grande importancia, que le tiene legitimade Dios en varios lugares de la Escritura. Y pudo ser en ese momento cuando su sermén obtuvo un ma- yor impacto entre los asistentes. Castro expuso los fundamentos bi blicos del expurgo, utilizando los comentarios que afios atris habia publicado el jesuita madrilefio Gaspar Sanchez, para quien el pasaje clave de las Escrituras sobre la censura era cuando Dios se dirigié a Ezequiel (Ez cap. 2-3) y le mandé comer el libro misterioso que le habia mostrado: «Lo desenrollé ante mi: estaba escrito por el anver- so y el reverso; habia escrito: “Lamentaciones, gemidos y ayes’. La cxplicacin histérica de Sanchez era acertada: los libros de aquel tiempo eran rollos, escritos por ambos lados, pero con !a singulari- dad de que en el reverso se anotaban, seguin él, enmiendas y correc ciones del texto escrito por el anverso™, Para el predicacor Castro ne habia, pues, duda alguna sobre los verdaderos origenes del expurge: pss a Aunati della Scuola Marmate Superiore di Pisa, setie 5, 2/\ (2010s ; ~ G- Sinchea, Jn Hzechielem prophetum, Lyon, Horace Canton, 1619, cals. > 36 Escaneado con CamScanner Alberto Durero, Sean ian devoranede ef libro oe ke wiela, 1498, Escaneado con CamScanner Sepiin esto, dar Dios al Profeta a comer un libro esctieg por de dentro y fuera, es decir, que de la mano de Dios ya va hechy 1 salva, ya va seguro de venena, ¥ para que Io es6,e€ necesaro que are cormegido ent el reverse, In que esttvo errada en el hay, Sane adeia ser la doctrina del libro que no estd expurgade; pero para tecihirla con seguridad, conviene que lo esté, putes apenas habeiy quien escriba que no haga borrén, y tenga que corregir, que sg. mos hombres. Tome esto Dias por su cuenta, tilden, borren y expurguen sus ministros, para que envuelta cn la sana no apren- dan doctrina peligrosa”. © A.de Castro, (S.1.), Sermdn que preeicd el Packre Agustin ele Castro de la Colm parita de: fests... 3B Escaneado con CamScanner Carituto 2 Los expurgos™ ‘LA GRAN Crisis DE 1558 Si en la primera mitad del siglo, los controles de la imprenta habjan resultado ineficaces, a partir de 1550 la situacién entré en una nueva fase, aunque el principal ¢ insalvable abstdculo que en- contré el Santo Oficio fue adaptar a su aparato de control las prac- ticas censorias heredadas de afos atrés. En 155% se promulg> d primer catdlogo de libros prohibidos, reedicién del indice de Lovai- na con un apéndice de los libros que ya habia prohibido la Inquisi- cién en Espafa, La reaecién fue inmediata. En octubre de 1551 los libreros valencianos manifestaron claramente su oposicién a un c- * Bate capitulo es una sintesis de «Las censuras en tiempos de Francisco de ta eT 1-5, Lapara (eds), Funct de Bora (1510-1572) dame ieee ‘ante del Borraca, Valencia, IEB, ACE y CEIC Alfons ty 2012, pigs, 377-390, «Sobre expuings y ealificadores! debate en corne 2 1CT (nauisitoral (los xvi-xvu! PY rela (ed), Elicia. Fertuns on Eps igh ay sunk Zaragura, VUE. 2012 pga 95-1 1s yor neues Yisvos manfoases cesar en el sigh vu, er Materda 7 prsectind ia: alos en memoria del pofor Angel Ravens “Sinehes, Mériela. Balto nal de Extremadura, 2002, pags. 365-370. 39 Escaneado con CamScanner talogo que prohibia y punto, En un memorial clevade ‘ la Suprema hicieron una defensa del expurgo, como tinico punto de encuentro entreel giro que habia iniciado el into Oficio, los intereses crematiy ticos de los libreros y La pprdetica habitual de las censuras de afios ‘atras: Los libres de esta ciudad visto el precepco de su Santidad y el mandato de Su Majestad acerca de la reclusién de los libre heréticos, dicen que hay algunas obras vertidas de santos doctores y catélicos por Juan Ecolampadio y otros herejes y no hay en ellas error alguno, antes las han vertidofielmente; solo hay en el prin, cipio una epistola del dicho Ecolampadio, pues lo demis es cat. lio y no es obra suya, sino de los dichos santos que los compu. sieron; mds suplican de los misales romanos que corrigiendo las oraciones se puedan tener por cuanto ahora viene de Lyon asi corregidos; mas suplican que hay muchos libros de gramitiea muy necesarios en los cuales hay cn algunas epistolas de Me. Janchtom y otras anocaciones de los mismos, que quitadas epist- las y anotaciones y el nombre de dicho Melanchcon, puedan te- net dichos libros, porque los libros son muchos y seria grandisi- mo datio a los libreros haber de quitarles tan gran mdmero de libros y seria echarles a perder porque hay muchos que tienen mujer e hijos y todo su haber cstd en dichos libros; lo mismo su. plican en los libros de medicina y leyes si en aquellos haba algo injerido lo hagan quitar y no quede mas de la pura medicina, y més supfican que hay algunos libres catélicos buenos que no tie. ne nombre de autor en los cuales no se hallard doctrina mals, antes buena y catélica™, El expurgo era la opcidin del consenso. En ese sentido lo enten- dé también el inquisidor Miranda, cuando un mes mis tarde heck una visita por el distrito de Valencia ¥ reconocia haber hallado «mu- chos libros herejes ¥ otros como son Terencios y otros semejantes que solo contienen una Epistola de Melanchton y en la obra no hay otra cosa; yo también los romé, mas Porque los estudiantes se agnt- PALIN, dnguiseidn libro 911, £ 20. Cit, R. Garela Ciireel, Heryjia y ciedad en el siglo x7, Bareclona, Peninsula, 1980, pig, 300, 40 — Escaneado con CamScanner yian que no tenfan otros libros les dejo en tuna parte gitardadoe hasta ver la consulta de V. 8., si bastare quitarles Ig Eptstola, plies fuera de ello otra cosa no hay», fn 1554 el Santo Oficio ordend censurar las ediciones de la Bie blia, pero los trabajos para la claboracién de este Midi babley iniciado en 1551 con la consigna de que no debian recoger los ejem- plarcs Y destruirlos sin mas. Ein el caso de las biblias segula en vigor la prictica del expurgo, como la opcién represiva més conveniente- Reverendos sefiores: Bien sabéis como en el catdlogo de libros prohibidos hay mas cle XX impresiones de Biblias latinas que se han mandado tomar y recoger. Y ceniendo entendido las pacas que quedarfan en el reino si ninguna de las dichas Biblias se vol- viese y deseando que las que tuvieran pocos errores y ficilmente se pudieran enmendar se volviesen a sus duenios”. El impacto de esta censura de biblias no fue inmediato y tuvo también resistencias entre los lectores y entre los libreros. Asi lo re- conocia el maestro Sancho al Consejo de la Suprema: Lo primero, que con autoridad de algunas personas graves, muchos piensan que los del Consejo del Santo Offcio no tienen intencidn de poner descomunién ni otras censuiras y penas concra los que no exhiban las Biblias prohibidas en los edictas, sino que las pueden rener, testando lo que pareciere malo © con propésito de testarlo cuanda les declararan particularmente lo que se ha de testar. ¥ asi, algunos de los monasterios y otras personas retienen las dichas Biblias sin exhibirlas". % Ibid, pig. 299. » AHN, Jnguiticidn, libra 574, £. 2546, Cir, J. Martinez Milkin, «Aportaciones aa formacién del Estado moderno y a la politica espafiola a través de lt eensuck inguisiorial durante el periodo 1480-1559s, en J. Pérex Villanueva (dit) La Iuge sic espatole: nuews vision, nuevos bovizanser, Madcid, Siglo XI, 1980, pip. 56°. * Sobre elas dudas del Maestro’ Sancho, vase AHN, Juguisicidn, libro = 4140-143, reproducide en J. Martinez de Bujanda, dndex des Lieres inderdi, vol : Inder de Inquisition espagnol, 1551, 1554, 1559, Sherbrooke, Cente Eeuddes de la Renaissance; Ginebra, Droz, 1984, pig, 127. Al Escaneado con CamScanner Hacia afios que numerosos lectores habian inceriorizado el ex- purgo, antes que entregarlos a los agentes inquisitoriales ellos prefe- rian borrar o tachar (testar) sus prapios ejemplares. La publicacién de la Cenruma general de Biblias en 1554 pudo satisfacer en parte las inquietudes de los libreros al facilitat las expurgaciones. Se ordenaba a todas las personas que tuviesen algrin ejemplar de las casi sesenta ediciones prohibidas su presentacién ante el tribunal de distrito en un plazo de sesenta dias «para que testen 0 quiten de los dichos |i. bros, que asi estin notados por la dicha Censura, los lugares, suma- ios y repertorios depravados y sospechosos, de manera que no se puedan leer», Una vez realizadas esas tachaduras se debfan.devolver «todas las biblias que estan depositadas a las librerias y a las personas privadas por el detrimento que se padece de estar los estudiantes priva- das de elas», El problema protestante en el interior de Castilla activé todas las alarmas. Habia que frenary controlar la difusién del contagio. Des- de 1555, el Santo Oficio reitera en sus cartas acordadas la imperiosa necesidad de buscar y recoger libros prohibidos, vigilando fronteras y visitando librerfase incluso algunas biblietecas privadas. La deten- cién en 1557 del arriero Julidn Hernandez con libros prohibidos y los acontecimientos de Sevilla y Valladolid de ese mismo afio y de 1558 dejaron en evidencia la vulnerabilidad de un sistema censorio més estentoso que efectivo. Tras las fallidas ordenanzas de 1554, [a respuesta confeionalizadora de Felipe Il fue épida y contundente Con la pragmatica de 7 de septiembre de 1558 se centralizé la con- cesién de licencias de impresién para los reinos y provincias de Cas- tilla en el Consejo Real. Para obtener dicho permiso era preceptiva la revisién del original ode una edicién anterior que se quisieseim- primir de nuevo, por un experto censor, eclesidstico o no. Ademis, - ala Pragmatica se regulaba la importacién, el comercio de li- bik la oe de rerfas y de bibliotecas y la censura de libros ya \presos. Se prohibia importar, tener o vender cualquier libro que ” Cit. J. L Tellechea Idigoras, +La ae nes 3 akateses even td once fa cenura inquisitorial de Biblias de 1554 “© AHIN, Jnguisieién, log, 3309 exp. 6, 42 — Escaneado con CamScanner estuviese prohibide por el Santo Oficio, se mandada quemar todos esos libros; 8 ordenaba que el Consejo de la Suprema redactase ¢ imprimiese un indice de libros y se cxigta que los libreros lo «tengan ngan en parte piiblica, donde se pueda leer y entender», Queda- ba definitivamente delimitado —aunque siempre hubo excepcio- nes— ¢l campo de accidn de la censura previa (a la impresidn), en manos del Consejo de Castilla, y el de la censura posterior (a la pu- blicacién), reservado al Santo Oficio. Y muy pronto la Inquisicién hizo efectivas las obligaciones a las que les impelia la Pragmitica: hacer publico y notorio su aparato de control. El sector mds reaccionario encastrado en el poder desplegé todas sus armas y, en menos de un aio, Valdés encargé y supervisé la ela- boracién de un Jrdice —con 699 libros prohibidos— marcado por el miedo a la libre interpretacién, por la hostilidad hacia la espirituali- dad autéctona, a lo supersticioso ya lo erréneo. En el verano de 1559 se promulgé dicho catdlogo, en el que, ademds de recoger las prohi- biciones de indices anteriores, se incluian obras de Erasmo, las de autores espitituales tan respetables como fray Luis de Granada, el jesuita Francisco de Borja, el maestro Juan de Avila o el arzobispo de Toledo Bartolomé de Carranza —al que se arresté ese mismo afio. El rigor prohibitivo se proyecté contra las traducciones de la Biblia, los libros arabigos y hebraicos, los libros de horas con supersticiones, libros de nigromancia, libros sin autor, libros de autores heréticos y obras que incluyesen comentarios o anotaciones de estos (textos cl- sicos, patristica). Ademis se incluian, por primera vez, obras litera- rias en castellano, como algunas piezas de Gil Vicente, Juan del En- cina o Torres Naharro, el Lazarillo de Tormes, las Obras de Monte- mayor, los didlogos de los hermanos Valdés... Hasta el siglo xvut ningdn indice volvié a arremeter tan duro contta la literatura espa- fola. «Son los tiempos tales que se debe mirar mucho hacer libros», sstas palabras del jesuita Antonio Araoz dirigidas a Diego Lainez en Septiembre de 1559" recogian el clima asfixiante que s¢ respiraba en S08 meses, _—, “ARSL, Epintolse Hipaniae, val 96, f, 430. B Escaneado con CamScanner oy aPor que esta beligerancia? Para Martine Millén, el Arelice de 1559 «representa el final de un periodo en el que se ha fraguado un siste- ma de censura al servicio de una ideologia y una politica muy con- cretas, ¥ es el comienzo de una época nueva en la que se desarrolla- Fin dichas politica e ideologian®. También ha considerado que se han de valorar estas acciones como trofeas de caza del inquisidor Valdés, los tiltimos coletazos de la faccidn albista ante la evidente escalada de los ebolistas cn la corte de Felipe Il. Consecuencia 0 no de luchas internas entre facciones por el control del poder, lo cierto €8 que cl impacto de estos controles y prohibiciones sobre el mundo del libro fue muy importante. Sin embargo, en la practica censoria cotidiana 1559 no iba a marcar un antes y un después, ran solo iba a ser un coyuntural paréntesis. Es comprensible, pues, que los califi- cadores remitiesen al Consejo de la Suprema fundadas dudas sobre su quchacer a la hora de aplicar el catdlogo. Segiin sus superiores, el jesuita Gavierno habfa actuado en Barcelona de este modo: Ha corregido muchisimas Biblias, y hallado mucha cizaia y ponzofia sembrada en otros libros y lugares mds de los que vienen en el Catélogo, y lo ha anotado toda y avisado de ello a los seiio- res del Santo Oficio que provean en ello, Por siete u ocho veces hemos quemado aqui en casa montones de ellos, sin los que se han reservado hasta ver lo que de ellos se determina, cosa ha sido esta sefialada y de grande opinidn a la Compaiiia". fas dhidas débjevan esiar nay eciadides shine Lv GBaloms Por qué no se podia expurgar? Las respuestas dela Suprema no eran explicativas pero si tajantes en la retencién de los libros y su poste- rior destruccién, si no del volumen, sf de las paginas de algunos li- bros en latin. En ese sentido les respondieron a los inquisidores de Valladolid en 1560: © J, Martines Millin, Aportactones ee da formacién del Estado moderna... pag. 573. ; * Lozano a Lainer, 11 de diciembre de 1559, ARSI, Epistolue Hispaniae, vol, 96, £478. Cit, H. Kamen, Cambio eulrural en ta sociedad cet Sig de Ovo! Catabenia y Castilla, siglos xvi-xvu, Madrid, Sigh XX1, 198, pig: 209. 44 Escaneado con CamScanner de las horas se entiende que shor jantes en impresién, si tienen los mismag errones y superstici que losdelasimpresiones expresaaceneleatiggy ere se vedan y no hay que testar mejormente en lag ean pitesto que en algunas de lain no siendo de las expres catélogo se podrin romper las tales hojas donde se cinder a : error y superstici6n, pero testar y cotregir en ningtin lhe se a de tolerar. a ‘sean semejantes come deserne las de romance, En el memorial que el calificador Gonzalo Millén envid desde Sevilla al Consejo en 1561 reconocia que un buen nuimero de los li. bros recibidos para censurat, estaban afectados por el catdlogo, pero se podian expurgar. Asi se lo hizo saber a la Suprema, cuya respuesta es muy conocida: «Quémense». Sin embargo, importa subrayar las pala- bras de Millén: «Hay muchas horas de las contenidas en el catdlogo, tales que facilmente se podrfan corregin*, La tarea era recoger y dep truir segiin el Indice, sin embargo, no podian evitar expurgar —como se habia hecho hasta entonces— segun el criterio individual o colecti- vo. El comentario que hizo el general Diego Lainer sobre este Judie (climitaba a muchos espfritus y gustaba a pocose)"* debid estar muy extendido. Desde luego, donde podian, los jesuitas no dudaban en continuar con su labor expurgatoria, antes y después de 1559, El mis- mo Ignacio de Loyola lo habia advertido en repetidas ocasiones: Los libros y docerina que se ha de leer en todas facultades, en lo cual se ha comenzado a entender por personas muy inceligen- tes, y esperamos quese dard forma cémo la buena doctrina, asi de Jos étnicos como de los cristianos autores, purgada de las mezclas de la no tal, cotta ne solamente por los colegios nuestros, pero aun se extienda a otros estudios fuera de ella, asi en las letras de humanidad, como en las superiores facultades". * AHN, Inguisicidn, libro 575, £. 93¥, Reproducido en J. ‘Martines de Bujan- da, indese des livres interdits, vol. W: Index de Uinguisition espagnole... pig. 117. © AHN, Jnguisicidn, libro 575, ff. 350-351 “ Cin H. Kamen, Cambio cultunil..» pig, 213, 9. 79. : iss ° Carta a Carlos Borja y Diego Hurtado de Mendora, 6 «le noviembre ae MP I (1540-1556), Rama, Monumenta Historia S, 1, 1965, pgs. 445-446, Un 45 Escaneado con CamScanner selecta de studiis in constity- bién, ronta, en las Capita ceca len 127 hablaban del «mucho tionibue Societate lesu 1547-1556, los jesuitas miramiento» que debfan tener para expurgart manidad latinos 0 griegas exctisese Jos colegios, cuanto sera posi- ra que haya cosas que ofen- primero limpiacos de las Acerca de los libros de hu también las universidades como en ble, de leer a la universidad ninguno ¢ dan las buenas costumbres, si no son cosas y palabras deshonestas. ; ; i del tado algunos no se pudiesen limpiar, como Terencio, antes no se lean; porque Ia cualidad de las cosas no ofenda la puridad de los énimos*. Otro cjemplo de esta practica expurgatoria se recoge cn las ins- trucciones de 1561 del jesuita Jeronimo Nadal para los estudios de humanidad y retérica de Coimbra: Horacio se limpie y se imprima, y Marcial, y con él lo que facre limpio de Caculo y Tibulo y Gallo; y el P Cipriano ira pur- gando todos los libros; y alcéncese del Papa una gracia, en que su Santidad provea, 0 que no lean los no limpios a estudiantes, 0 a Jo menos aprucbe estos, y conceda indulgencia a quien los decla- rare a los discipulos, o los oyere de su maestro, o los leyere. Tri- nummo y Aulularia se limpie cuanto conviniere de lo muy anti- guo c inusitado, y se impriman; y asf los Adelphos de Terencio™. Quizds sc pucda hablar de una continuidad expurgatoria, silen- ciosa pero constante. Sin este importante matiz no es posible enten- der la opinion de Kamen, cuando relativiza el impacto de estas me- didas censorias y preficre hablar tan solo de una «sensacion de crisis» afo antes habia encargado al padre Andrés Frusio el expurgo de Terencio y los poetas latinos, Luis Gil calificé esta politica ignaciana como stolerancia provisio- nals, Los textos pedagégicos de Erasmo o de Vives eran permitides micncras la Pocopeia 2 ae pepe sites propios (Panontnut soctal del /, Madrid, Teenos, i Sn ee nos, 1997, pigs. 499-500). © MPI (1557-1572), Roma, Monumenta Historia S, 1., 1974, pags. 3657. 46 Escaneado con GamScanner | 1s mien. we afectd principalmente al centeo de Castilla y 4 Sevil gras que ett el Festo apenas tuvo incidencia’, Sevilla, 1584; BL TRIUNFO DEL ExrurcaTono La asuncién de riesgos entre libretos e im siempre una actitud décil ante las autotidades inguerts pulso mantenido entre estos profesionales Pot el destino de les Z bros prohibidos se recrudecié entre 1559 y 1584 Las tes los |i Indice de Valdés continuaron en la misma linea, la eee al sidad de salvar la rentabilidad de sus negocios llevé iow lines salmantinos, encabezados por Andrea de Portonaris, a dir eek Suprema en 1560 en términos similares a los phiteake, crag compafieros valencianos en 1551. La solucién no era otra que el expurgo ¢, incluso si era necesario, imprimir de nuevo f “para que mis partes y yo no perdamos tanta cantidad de nuestro caudaln?! La propuesta salmantina era tan pragmitica como inevitable. El debate sobre los criterios censores y el expurgo alcanzé a los reunidos en el Concilio de Trento, en cuyas discusiones tuvo una destacada participacién el humanista espafiol Antonio Agustin. El arzobispo aragonés consideraba que el Indice de Roma de 1559 de Paulo TV no se cumplfa. En consonancia con los criterios utilitaris- tas de jesuitas y de grupos de humanistas espafioles y romanos, ap- taba por poder seguir trabajando con importantes obras de autores c imptesotes germanicos, incluido Erasmo. De ese modo se solven- taba en lo posible el desmesurado rigorismo del fndice de 1559 y se acataba el expurgo®. En Espafia, la situacion no era diferente. Tras * H, Kamen, Cambio culeural... pig. 364. - * AHN, Jnguisicdin, leg. 4442 exp. 6, reproducida en V. Pino, Iapiey control idealdgico en la Expatia del siglo xvt, Maduid, Taurus, 1985, nis 3 a * J. Alcina, «Antonio Agustin y el indice de libros probs ds Cone fe Teneo (Roma, 1568)», Camus Roracen: II (2008, pls 718 De ths mas, tecuerda Alcina, Agustin no tivo ninguna prisa et ie por Putgatorios en su biblioteca que, cuando se efects see bibliotecario en febrero de 1586, poco antes de morir el azebispo. a — Escaneado con CamScanner cl paréntesis de 1558-1561, el expurgo continuaba siendo of i lat y definitorio rasgo de la censura inquisitorial, que ne se ime Por oposicién a Roma, sino que —como hemos visto— se a lentamente a lo largo del siglo xvr, con implicaciones de cine autores, libreras y lectores”. Atin més, la aplicacién del indice 4, ‘Trento en Espafia debid fortalecer el criterio expurgatorio™. . El expurgo estaba en mente de todos. En 1569, por orden de Suprema, cl maestro Sancho coordind un grupo de calificadores para censurar un comentario de Juan Fero sobre san Mateo, entre los que se encontraban fray Juan de Guevara, fray Luis de Leén, Gaspar Grajal y fray Miguel de Medina, El acuerdo estaba en con. sonancia con cl espiritu y Ja practica expurgatorios. Corregido ¢| texto se sugerfa, ya que las tachas eran escasas, la edicién de cxas notas en el mismo libro para aviso y comodidad de los lectores. En tuna Acordada de 6 de julio de ese mismo ato se ordenaba la devo. lucién de los ejemplares retenidos en distincos cribunales, una vez que se hubiesen expurgado segiin las censuras salmantinas”. En octubre de 1569 los inquisidores barceloneses habfan reteni- do unas biblias de Vatable que habian Ilegado desde Francia para un librero de Salamanca. La noticia la habia recibido la Suprema por- A estas alturas no es posible admitir —como afirmé Antonio Marquez y © hha repetido insistentemente— que Benito Arias Montano fc cf inventor del ex- purgacorio (Literatura ¢ Inquisicidn, Madrid, Taurus, 1980, pig. 132). Obviando tradicidn espafiola, Kamen atribuye a Trento esta influeneia: «A partir de esta fecha se hizo evidente que las censores iban a inclinarse més por prohibir solo secciones de libros que libros enceros, politica que el Indice neeclandés de 1570 de Aras Montano, que seguia estrechamente el [ndice tridentino, hizo fielmente sy (Cambio cultural... pig. 211). . % Aunque Virgilio Pinto afirmé que este Catilogo no se guardé en Espaia Onguisiciin y control ideolégico..., pig. 178), se conocen diversos testimanios qu arestiguan Lo contrario, hasta el punto de que incluso el tribunal barvelonss © utilizé muy pronto (H. Kamen, Cambio eudtural.., pig. 211) ¢ incluso quise oll tarlo (A. Ferndnder, «lng censura de libres al'Espanya del seglexvie, Even 210 (1997), pag. 37). * ALIN, Jngisisicidn, keg. 3.189 exp. 59. Véanse M. de ba Pinta Llorente, toria intetna de los (ndices expurgatorios espanoles», Mispania, XIV (1984) pag. 421, y ¥. Pinto, dnguisiidn y conrad ideuiigice... pase 186-187, 48 Escaneado con CamScanner ye un comisario del Santo Oficio de Salamanca justificaba el envio al haberle dado al librero un permiso «de tenerlas si se expurgaban»™ Un afio mas tarde, los inquisidores catalanes informaban también é Ja Suprema sobre el imparable contrabando de libros, pero con una sugerencia exp urgatoria: En biblias que vienen ahora impresas viene un index con mu- chos errores, el cual index estd prohibido por el catélogo de los libros prohibidos que V. S. mandé prohibir los afos pasados y ahora no han hecho més de mudat el nombre del impresor y asi hacen algunos otros libros; el index que esta prohibido dice el catdlogo de V. S. BIBLIORUM INDEX, impressus Coloniae, in aedibus Quentillianis. V. $, mandard avisar si se tomaran las bi- blias en que vienen, asi se quitarin el index y si se les volverdn las biblias sin el dicho index. La conviccién no suponia necesariamente el expurgo inmediato de los libros posefdos. Como ocurria en el caso de Antonio Agustin, los libros para expurgar no necesariamente eran expurgados. En di- ciembre de 1569 los inquisidores de Barcelona informaban a la Su- prema de que «los superiores de algunos monasterios de esta ciudad han venido a decir que en sus librerias de sus casas hay algunos libros de sagrados doctores que tienen traslaciones de herejes, pidiendo que se les permitiesen que en sus casas los tuviesen recogidos en nombre del Santo Oficio»’’, El expurgo era también la tinica salida que hallaban libreros y profesores para utilizar textos que considera ban rentables y titiles, Ese fue el caso de las obras de Terencio, prefe- rido por los jesuitas por su buen latin pero rechazado por sus recu- rrentes obscenidades, En la carta del padre Luis de la Cruz al general Francisco de Borja, fechada en Coimbra el 19 de julio de 1572, le comunicaba que por fin habia conseguido expurgarlo, y librarlo asf de la prohibicién completa: “ AEIN, Inguisicidn, libro 737, & 7+. * Ibid, £.218r, | * [bid £35. | 49 Escaneado con CamScanner Siendo superior, el afta pasado, el padre D. Miguel de cn Coimbra, me encargd la enmienda de Terencio, que a V. Ps. enivia, Yo he tomado algin trabajo con deseo qure nuestras esexe. las se aprovechen de leccién tan til a fa lengua latina, Pero muy mas he deseado de hacer en ello placer y voluntad al padre supe. tlor; y seré cumplida consolacién m/a sia vuestra I agracare, Y asi coma por la ohediencia lo he tentado, con la misma, a inj mismo ya este libro ofrezco a la bendicién de vuestra 2, suplicin. dole humildemente por ella. ¥ si, acaso, contentare este trabajo, con Ia ayuda del Sefior, no solo acabaré este, pero, me parece que otros podria repurgar, teniendo lugar para ello. Lo cual osé a es- cribir, por mi deseo ser ayuda a mis hermanos, con tanto que, en ello, yo haga lo que agradare a la divina Majestad”*. ‘También con las obras de Erasmo sucedieron episodios simila- res. Aunque la Inquisicién habfa prohibido hacia mds de veinte afios los Cologuios de Erasmo, en 1557 el Estudi general de Barcelona continuaba usdndolos en las aulas. Aiios mds tarde, esta edicion ex- purgada de Francisco Escobar fue reeditada en 1568, aunque silen- Gando él nombre de Erasmo en la portada®. En el medio universi- tario, el riesgo mas importante para muchos profesores continuaba y continué siendo la delacidn: «La invisible presencia de la Inquisi- cién se notaba —ha recordado Pinto—. Las obras nuevas eran reci- bidas por unos lectores rigurasos que subrayaban sin ternor pala- bras, lineas, pdrrafos enteros. Colaborar con la Inquisicién podia ser, en ocasiones, un mal menon'. Aunque quizis sea necesario invertit los términos y explicar que fue el Santo Oficio el que colaberaba, eso si, haciendo suya cualquier denuncia y, silo habia, el subsiguien- te proceso. Las quejas més comunes entre los intelectuales estaban relacionadas con las luchas cainitas que se producian en el seno de la * MP IT (1557-1572), pag. 509. _ * A. Femndndex Laisén, «Los estudios clisicos en Barcelona durante la primers mitad del siglo 2vt, Manwscriss, 13 (1995), pags. 233-238; M. Penta, £ laberinar de tos libros: historia cteltural de la Barcelona del Quinientos, Madrid, Fundacion G, Sanchez Ruipéres, 1997, pig. 410, ¥, Pinta, Imguisicién y control ideoligica... pig, 193. 50 Escaneado con CamScanner oy jiblica de las Letras, eclesiésticas y hum, con [as actitudes de los espafioles ante la imismnos UNOS inquisidores més. Las pal Martine de Cantalapiedra en 1565 a que tanto redlogo y comentarista de tu despachos: antsticas, ¥ en concreto Posibilidad de ser ellos abras clel hebsratsta Martin puntaban a la inseguridad tho dejaban caer en aulas y Juegan reprobable y estiman completa: indi i y el trabajo de consular los originales, aleyrda pied que los libros de los hebreos se hallan cortompidos qt: cuando en realidad dicen esto para cubrir su propia holpwanes ¢ ignorancia: en lo cual imitan a aquella vulpeja de que habla Esopo, que teniendo la cola cortada, exhortaba a las demas rapo- sas a que se cortaran la cola, como cosa intitil ¥ que para nada servia®, Fray Luis de Leén habia sugerido similares razones para com- prender las causas de su procesamiento en 1572, Durante su desa- rmollo declaré ante el inquisidor: El origen y causa total de esta denunciacién que se hizo con- tra mi no fue el celo de fe ni de verdad, sino pasidn y odio, y de- seo de destruirme con mentiras y calumnias. Constara esto si constare que los primeras autores de todo este movimiento fue- ton enemigos mios, ¢ interesados en mi dafio, y concertados y conjurados para él. Las denuncias respondian a tensiones universitarias entre el pro- fsorado, pero también podian proceder del alumnado, impertinen- to dlientelar. Al refutar sus acusaciones es conocido el pasaje en el ue fray Luis trata sobre el bachiller Rodriguez, «falto de juicio», que le persepufa con inoportunas ¢ insensatas preguntas por las escuelas Ycalles de la ciudad: == | =“ taillon, Erasmo y By 7 atone Tels | GM. Baraillan, Frama Bipaiia, México, PCE, 986 (3 rin) Bi sade y, a + Proceso inquisitorial oe fiuy Luts ele Levine ei Salamanca, Junta de Castilla y Ledny, 199s fi Escaneado con CamScanner | De esta manera pode. ser que de algo yo dijese bien dich 4 no entendiese, coligiese algunos de los dlesatinos que dice, yy, no le respondiese por no decidle malas palabras, aunque verdad. ramente particular yo no me acuerdo, ¥ si este testigo declara | doctrina que dice haberme ofdo, virase que era como digo, de satino suyo y no error mio, Y si por los disparates que los discipu.. los coligen cada dia de las doctrinas sanas cle sus maestros, pot razin de su poco saber y entender, hacen Vuestras Mercedes so. pechasos a los maestros, desde luego pueden prender a cuantos snsefian teologfa en el reino™, Los procesos contra los hebraistas en 1572 tuvieron un impacto decisivo entre: los humanistas, biblistas y; en general, entre el profe- sorado universitario, Marquez Villanueva demostré céma ese con- texto de denuncias y derenciones incidié en la edicién del Modus cancionandi de fray Diego de Estella. Redactado en castellano antes de 1570, la versién latina se publicé expurgada por su autor en 1576. Desaparecié o fue debidamente maquillada cualquier alusién a una interpretacién literal y no alegérica de las Escrituras, a la erudicion \\ biblica mas que a la exégesis patristica. Las referencias, por cjemplo, | ala Perafiwis de Erasmo 0 al Hyporyposcon de Martinez Cantalapic- dra fueron suprimidas como fuentes de exégesis biblica®, La exigencia del expurgo fue satisfecha con el Expurgatoria de 1584, una medida suficientemente liberalizadora, segtin Juan de Mariana. En sus comentarios sobre las reglas primitivas de este [ndi- ee, el censor jesuita recomendaba que «hay algunos otros libros de autores que, borrados dos o tres lugares, se podrian permitir» si se i ue la injuria y la mala vo- luntad de algunas Ppetsonas me han puesto», Fray Luis £ Loa De be nombres ide rita, ed. de C, Cuevas, Madrid, Cétedra, 1986, ® F Marques Villanueva, «Las dos redacclones del Modus concionandi de tray Dicgo de Estella, cr Homenaje narteamericano al Profesor Antonio Rodrigues. Moiit- ne, Madeid, Castalia, 1966, t 2, pigs. 351-358. Véase tambien ¥, Llorens, «Los indices inquisitoriales y la discontinuidad spaiiols (relipién, arabismo y hebrais- mo)», BRAH, 174 (1977), Pigs. 122-139, 52 —a! Escaneado con CamScanner blicaba un catilogo con las correcciones, Or ' a daridad quiénes debian trasladar a los tie eeotia i delcatélogo. En la regla XIII del /udice de 1583 se incitaba a den in ciar los libros de autores catdlicos que tuvieran algunas ertores, a : prohibia aque ninguno por su autoridad quite los tales shore barre, ni queme los libros, papeles, ni hojas, donde se hallaren, sin que primero sean manifestados a los Inquisidores». Y afiadia lie las correcciones conforme al Expurgatorio se debian hacer «por autori- dad del santo oficio, y de sus ministros, y con sus riibricas y firmas: ynose tendrin por hechas de otta manera». Esta clara y contunden- te actitud de la Inquisicién no coincid{a totalmente con la manifes- tada en la primera redaccién de dichas reglas. En la provisional regia XIV conclufa con una cierta apertura hacia la participacién del lector en el expurgo: resolver Pero si en algunos libros catdlicas y de autores no prohibidos se hallaren tan solamente algunos prdloges 0 prefaciones de auto- res herejes, bien se permite que cualquiera por su propia autori- dad pueda quitar y rasgar de ellos tales prélogos 0 prefaciones luego que a su noticia vinieren, y después de asi quitadas y rasga- das las cosas susodichas, y no de ora maneta, retener en si los li- bros licitamente sin escriipulo ni pena alguna”, En una carta acordada de 16 de octubre de 1584, enviada tras la publicacién del Aadice de Quiroga, se hallé el punto medio. En ella se anunciaba que los que tuviesen libros y debian ser expurgados podrian hacerlo en sus propias casas, pero

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