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Conocer el conocer La gran tentacién En la pigina del frente admiramos el “Cristo coronado de espinas” del maestro de Hertogenbosh, mejor conocido como Bosch Esta representacién tan poco tradicional de Ja coronacién de espinas pinta la escena casi en un plano, con grandes eabezas, y mis que a un incidente de la Pasién, apunta a un Jo demoniaco contrastado con cl reino de los cielos. Cristo, en el centro, expresa una inmensa pacien= cia y aceptacidn, Sus atormentadores, en cambio, no fueron pintados posiciones de la época y del Bosch mismo, con fig jerrenias que agreden directamente, mesan- do los pelos, hiriendo la carne, Los verdugos del Cristo aparecen como cuatro tipos humanos que a mente medieval, representaban una vision total de ly humanidad. Cada uno de estos tipos es como una gran tentacién par la espaciosidad y paciencia de la expresion de Cristo, Son cuatro estilos de cenajenacion y pérdida de ecuanimidad interior. centido universal de Jui como en tantas otras com Mucho hay para contempl meditar sobre estas cuatro tentaciones, Pero para nosotros, al seri este libro, el personaje de abajo a la derecha es particularmente comenzar el largo itinerario qu relevante. Tiene a Jestis sujeto por el manto, Lo afirma contra el suelo, Lo retiene y restringe su liber- tad fijando su perspectiva. Parece estarle diciendo: “Pero si yo sé, yo ya lo sé...” Es la centacion de la cerium Nosotros cendemos a vivir un mundo de certidumbre, de solidez perceptual indisputada, donde nnuesttas convicciones prueban que las cosas solo son de la manera gue las vemos, y lo que nos parece cierto no puede tener otra altrrativa. Es nuestra situaci6n cotidia nuestro modo corrients de ser humanes. 1, nuestra condicién cultural, Pnes bien, todo este libro puede ser visto como ura invitaciin a suspender nuestro habito de caer en latent de la certidumbre.Esto es doblemente necesari. Por una parte, porque si el lector no. suspende sus certidumbres no podriamos comunicar squi nada que quedits incorporado a su expe- riencia como una comprensién efectiva del fenémene del conscimiento. Por otra parce, porque pre- 6 Fig. 3. Experiensia del panto ciego B cisamente lo que este libro va a mostrar, al estudiar de cerea el fendmeno del conocimiento y nucs- tras acciones surgidas de él, es que toda experiencia cognoscitiva involucra al que conove de una manera personal, enraizada en su estructura biolégica, donde toda experiencia de certidumbre es un fendmeno individual ciego al acto cognoscitivo del otro, en una soledad que (como vercmos) s6lo se trasciende en el mundo que se rca con él Las sorpresas del ojo Nada de lo que vamos a decir va a ser comprendido de una manera verdhleramente eficaz a menos que el lector se sienta aludido personalmente,a menos que tenga una experiencia directa mis alli de ba descripeién que uno hace de ell Por eso, en. vez de hablar de cémo es que la aparente solide? de nuesro mundo experiencial se hace rapidamente sospechosa cuando la miramos de cerca, vamos a demosttario con dos simples situa ciones. Ambas corresponden al émbito de nuestra experiencia visual cotidiana a Primera simmaciéin: ol lector deher fijar Ia mirada en la cruz dibujads on la pigina 6 (Fi cubriendo su ojo izquierdo y ajustando la pagina a una distancia de alrededor de cuarenta ce: timetros. Lo que observars es que el punto negro de la figura, nada despreciable de tamaio, jde pronto desaparece! Experimente rotando un poco la pigina o abriendo el otro ojo. También es interesante copiar el mismo disedo en otra hoja de papel y agrandar gradualmente el punto negro hasta ver cui es el tamaio miximo para desaparecer. Mas ain, rote la pagina de manera que el punto B ocupe el lugar que antes ocupaba A, y repita la observacién. Qué pasé con la linea que cruza el punto? De hecho, esta misma situacién se puede observar sin ningiin diseiio de papel, simplemente reen plazando la eruz y el punto por los pulgares. El dedo aparece como decapitado (jhigalo!). Entre parén~ tesis, fie ast como esta observacién se hizo popular: Marriot, un ciensifico en la corte de uno de los Luises, le moscré al Rey por este procedimiento cémo podria tener una visidn de sus siibditos decapitados antes de proceder a cortarles la cabeza La explicacién normalmente aceptada para este fenomeno es que, en esa posicion especifica, a Ig imagen del punto (0 del dedo o del sibdito) cae en la zona de la retina donde sale el nervio éptico, ¥ por lo tanto, no tiene capacidad sensitiva 2 la luz. Se lo llama el punto cego. Sin embargo, lo que E> Cada vez que apareze este simbol ol lector pode encontrar la expicaiin de wn tina en el Glosaris (pig 168). Fig 4. Lor dos ciculos de esta pigina han sid nypesos con una tna inti. Sin emargs el de abajo seve rosado por su extomo verde, Movaleja: color no es tina propiedad de las cosas; e inseparable de cme estamos constituidos para vel ‘muy raramente se enfatiza al dar esa explicacién es gpor qué no andamos por el mundo con un agu= Jero de ese tamaio de manera permanente? Nuestra experiencia visual es de un espacio continuo y, 4 menos que hagamos estas manipulaciones ingeniosas, no percibimos que de hecho hay una discon tinuidad que deberia aparecer. Lo fascinante con el experimento del punto ciego es que no vemos que Segunda situacién: tomemos dos luces y dispongimoslas como en la Fig. 5. (Esto puede lograrse simplemente haciendo un tubo de cartulina del tamavio de una ampolleta potente y usando un papel celofin rojo como filtro) Luego, interpongamos un objeto, por ejemplo la mano, y miremos las som bras que se pro a, {Una de las sombras de la mano aparece azul-verdosa! El lec~ tor puede experimentar usando diferentes papeles de colores transparentes frente a las Limparas, y diferentes intensidades ce luz La situaci6n aqui es igualmente sorprendente que en el caso del punto ciego. De dénde sale un color azul-verdaso cuando todo lo que se espera es blanco, rojo y de mezcas blanco con rojo (rosa- do)? Estamos acostumbrados a pensar que el color es una cualidad de los objeros y de la luz que de ellos se refleja. Asi, si veo verde debe ser porque legs 2 mii ojo luz verde, ¢s decit, luz de una cierta lonivu de unis. Alisa si wounanies ua aparawe para medi la conposicion de la haz en esta siuacion, nos vamos a encontrar con que de hecho no hay un predominio de longitudes de ondas Tamadas verdes 0 azules en la sombra que vemos verde-szul, y hallamos s6lo Ja distribucién propia de la hz blanca, Nuestra experiencia del verde-azul es para cada tno de nosotros, sin embargo, innegable Este hermoso fenémeno de las lamadas sombras de colores fue descrito por primera vez por Oreo von Guericke en 1672,al notar que su dedo se ponia azul cuando hacia sombra entre su kimpara y el sol naciente, Habitualmente, presentada con este fendmeno (y otros parecidoy), la gente dice:“Bueno, peto zde qué color es realmente?" como sila respuesta que nos da el instramento de medir longitudes dde onda fuera la tltima respuesta. De hecho, este simple experimento no nos revela una situacion ais= Tada, que pudiera (como se hace a menudo) Ilamarse marginal o ilusoria. Nuestra experiencia de un mundo de objetos de colores es lteralmente independiente de la composicion en longitudes de onda de la Tuz proveniente de cada escena que miramos. En efecto, si llevo una nranja det ince casa al patio, a naranja sigue siendo del mismo color; sin embargo, en el interior de la casa cra ilumi nada, por ejemplo, por luz fluorescente que tiene una gran cantidad de Tongitud de onda llamada azul (0 conta), en cambio, el sol tiene predominancia de longitudes de ondas Ilamadas rojas (0 largas). No hay modo de poner en correspondencia la tremends estabilidad de los colores con que vemos los, or de mi 10 objetos del mundo con la luz que viene de ellos. La explicacién de cémo vemos los colores no es sen= cilla, y no podemos intentarla aqui en sus detalles. Pero lo esencial es que para explicarlo debemos dejar de pensar en que el color de los objetos que vemos esta determinado por las caracteristicas de luz que nos legue de ellos, y debemos, en cambio, concentrarnos en comprender c6mo la experien= cia de un color corresponde a una configuacién expecifica de estados de actividad en el sistema nervioso que su estructura determina. De hecho, aunque no lo hagamos aqui en este momento, ¢s posible demostrar que,debido a que tales estados de actividad neuronal (como en el ver verde) pueden ser gatillados por una variedad de perturbaciones luminosas distintas (como las que hacen posible ver las sombras de colores) es posible correlacionar el nombrar colores con estados de actividad neuronal pero no con longitudes de onda. Qué estados de actividad neuronal son gatillados por ls distineas per turbaciones, esti determinado en cada persona por st estructura individual y no por las caracteristi- cas del agente perturbsnte Lo dicho es valido para todas las dimensiones de la experiencia visual (movimiento, textura, forma y demis) asi como para cualquier otra modalidad perceptual. Podriamos offecer situaciones similares {que nos revelan, de un solo golpe, que lo que comibamos como una simple captacign de algo (tl como espacio © color) tiene la estampa indeleble de nuestra propia estructura, Tendremos que con= tentarnos aqui sélo con las observaciones anteriores, y confiar que el lector verdaderamente Jas ha hecho, y que, por lo tanto, podemos contar con que esta fiesco en su experiencia el haber encontra- do algo resbaladizo en lo que estaba habicuado a encontrar muy slide, De hecho, estas experiencias o muchas otras similares— contienen de una manera capsular todo cel sabor esencial de lo que queremos decir. Porque nos estin mostrando de qué manera nuestra expe~ fencia esta smarrada a nuestra estructura de una forms indisoluble. No vemos el “espacio” del fo, vivimos nuestro campo visual; no vemos los “colores” del munde, vivimos nuesteo espacio cromitico, Sin lugar a dudas, y como de alguna manera vamos a descubrir a lo largo de estas piginas, estamos en un mundo, Pero, cuando examinemos mis de cerca cémo es que llegamos 8 conocer ese mundo, siempre nos encontraremos con que no podemos separar nuestra historia de acciones —biolégicas y sociales— de cémo nos aparece ese mundo. s tan obvio y cercano que es lo mis difi- «il de ver. gran escandalo Hay en el zooldgico del Bronx en Nueva York, un gran pabellén especialmente dedicado a los pri- mates. Uno puede encontrar asi la posibilidad de ver en buenas condiciones a los chimpancés, gor Jas, gibones y tantos otros monos del nuevo y del viejo mundo. Llama la atencién, sin embargo, que al fondo hay una jauls especialmente separada, cerrada con geuesos barrotes. Al acercarse uno ve tn titulo que dice: “EI primate mis peligroso del planeta.” Al mirar entre los barrotes uno ve con sor- presa su propia cara: aclara la leyenda que el hombre ha matado a mis especies sobre el planeta que ninguna otra especie conocida, De ser miradores pasamos a ser los mirados (por nosotros mismo.) pero zqué vemos? El momento de li reflexién ante un espejo es siempre un momento muy peculiar porque es cl ‘momento en que podemos tomar conciencia de lo que, de nosotros mismios, no nos es posible ver de ninguna otra manera. Como cuando revelamos el punto ciego que nos muestra nuestra propia estruc- tura, y como cuando suprimimos la ceguera que ella conlleva rellenando el vacfo. La reflexién es in Proceso de conocer como conocemos, un acto de volvernos sobre nosotros mistnos, la tiniea oport nnidad que tenemos de descubrir nuestras cegueras, y' de reconocer que las certidumbres y los conocimientos de los otros son, respectivamente, tan abrumadoras y tan tenues como los nuestros. Esta situacién especial de conocer cémo se conoce resulta tradicionalmente chssiva para nuestra cultura occidental centrada en a accién y no en la reflexién, de modo que nuestta vida personal 5, cen general, ciega a si misma. En alguna parte pareciera haber mn tabi:“Prohibido conocer el cono- cer” Peto en verdad el no saber cémo se constituye muestra mundo de experiencias, que es de hecho Jo mis cercano de nuestra cxistencia, es un escindalo. Hay muchos escdndalos en el mundo, pero esta ignorancia es uno de los peores. Quizis, una de las razones por las que se tiende a evitar tocar las bases de muesteo conocer €s que nos da una sensacién un poco vertiginosa por la circularidad de lo que resulta ser utilizar el instru: mento de andlisis para analizar el instrumento de analisis: es como si prerendiésemos que un ojo x viese a si mismo. En la Fig. 7, que es un grabado del artista holandés M. C. Escher, este vértigo esti representado muy nitidamente, con esas manos que se dibujan mutuamente se sabe dénde esti el fundamento de todo el proceso: zcuil es la mano “verdadera al modo que nunca De manera parecida, aunque vimos que los procesos involucrades en nusstras actividades, tra constitucién, en nuestro actuar como seres vives, constituyen nuestro conocer, Nos proponemos investigar como conocemos a través de mirar esos sucesos cort eS0s proceses. Pero no tenemios alter nativa alguna porque hay una inseparabilidad entre lo que hacemos y nuestra experiencia del mundo ‘con sus regularidades:sus plazas, sus nitios y sus gucrras atomicas. Lo que si podemos intentar—y que lector debe tomar como una tarea personal— es darnos cuenta de todo lo que implica esta coin~ cidencia continua de nuescro ser, nuestro hacer y nuestro conocer, dejando de lado nuestra actitud cotidiana de tratar a muestra experiencia con un sello de indubitabilidad, como sire absolute, cjara un mundo Por esto estari, la base de todo lo que vamos a decir, este constante darse cuenta de que al fend- meno del conocer no se lo puede tomar como si hubiera “hechos” u objetos alli afvera, que uno capta -yse los mete en la cabeza. a experiencia de cualquier cosa alli afuera es vaidada de us ticular por la estructura humana que hace posible “la cosa” que surge en la descripcion. manera par Esta circularidad, este encadenamiento entre accién y experiencia, esta inseparabilidad entre ser de tuna manera pat mp apateve, vs dice que slo acie de conocer trae unt mundo a la mano. Esta caracteristica Gel conocer seri, inevitablemente, a la vez que nuestro problema, nuestro punto de partida y el hilo directriz de toda nuestra presentac proximas paginas, Todo esto puede encapsularse en el aforismo: Tedo hacer es conocer y tado conocer es hae jcular y come el siuanly en Cuando hablamos aqui de accién y experiencia, seria un error mitarlo como aquello que ocutte solo en relacién con el mundo que nos rodea, en el plano puramente “fisico”. Esta caracteristica del hacer humano se aplica a todas lis dimensiones de nuestro vivir, En particular se aplica a lo que esta~ mos haciendo aqui y ahora, el lector y nosotros. zY qué estamos haciendo? Estamos en el lenguaje, moviéndonos en él en una peculiar forma de conversicién en un didlogo imaginado. Toda reflexin, incluyendo una sobre los fandamentos del conocer humano, se da necesariamente en el lenguaje, que 8 nuestra peculiar forma de ser humanos y estar en el hacer humano, Por esto, el lenguaje es también nuestro punto de partida, nuestro instrumento cognoscitivo y nuestro probema, El no olvidar que la circularidad entre accion y experiencia se aplica también a aquello que estamos haciendo aqui y ahora, es muy importante, y tiene consecuencias claves, como el lector veri mis adelante, Esto no debemos olvidarlo nunca, y con es fin resumiremos todo esto en un segundo aforismo que debemos LOS AFORISMOS CLAVES DEL LIBRO “Todo hacer e¢ conocer y todo conocer es hacer” “Todo lo dicho es dicho por mantener presente a lo largo de este libro: Todo lo dicho es dicho por alguien, Toda reflexién trae un mundo 2 la mano y, como tal, es un hacer humano por alguien en particular en un lugar particular. Estos dos aforismos debieran ser como dos faros que nos recuerden permanentemente desde dénde partimos y haca donde vamos. Lo mis corriente es que a este traer a la mano del conocer se lo trate como dificultad, error 0 residuo explicativo que hay que ertadicar. De ahi, por ejemplo, que se diga que la sombra de color es tuna “ilusidn éptica” y que “en realidad” no hay color. Lo que nosotros estamos diciendo es justamente Jo opuesto: ese caricter del conocer es la clave maestra para entenderlo, no un residuo molesto o un obsticulo, EI trier a la mano es lo palpitante del conocimiento, y esti asociado a las races mis hon= cas de nuestro ser cognoscitivo, cualquiera que sea la solidez de nuestra experiencia, Y porque estas raices van hasta li base biologica misma —como veremos— este traer 2 la mano se manifesta en todas nuestras acciones y todo nuestro ser. Por cierto, se manifiesta en todas aqullas acciones de la vida social humana donde nos es a menudo evidente, como en el caso de los valores y las preferencias. No hay una discontinuidad entre Jo social y humano y sus raices biolbpicas. El fenémeno del conocer es todo de una sola pieza, y en todos sus dimbitos esti fundado de la misma manera Explicacion Nuestro objetivo esti entonces claro: queremos examinar el fenémeno del conocer comand la ‘universalidad del hacer en el conocer, este traer ala mano un mundo, como problema y punto de par tida,de modo que pocamos revelar su fundamento. 2¥ cual seri nuestro criterio para decir que hemos tenido éxito en nuestro examer Una explicacién siempre es una proposicién que reformula o recrea las observaciones de un fend= ‘meno en un sistema ée conceptos aceptables para un grupo de personas gue comparten un criterio de validacién, La magia, por ejemplo, es tan explicativa para los que la aceptan, como la cienda para los que la aceptan, La diferencia especifica entre la explicacion migica y la cientifica esti en el modo ‘como se genera un sistema explicativo cientifico, el cual constituye de hecho su criterio de validacion, ‘Asi podemos distinguir esencialmente cuatto condiciones que deben ser satisfechas en la proposicin de una explicacién cientifca, las que no necesariamente ocurren secuercialmente, sino en alin orden imbrieado: a. descripcién del o los fenémenos a explicar de una manera aceptable part la comunidad de obser vadores; b. proposicién de un sistema conceptual capaz de generar el fendmeno a explicar de una manera aceptable para la comunidad de observadores (hipotesis explicativa): «.deduccién a partir de b de otros fendmienos no consideridos explicitamente en su proposcién, ast como la descripcién de sus condiciones de observacién en la comunidad de observadores; d. observacién de estos otros fendmenos deducidos de b. Solo si se satisface este criterio de validacién, una explicacién es una explicacién cientifica, y una afirmacién es una afirmacién cientifica sélo si se funda en explicaciones cientificas. Este ciclo de cuatro componentes no es extrafio a nuestro pensar cotidiano; a menudo lo usamos pata dar explicaciones de fenémenos tan variados como la pane del auto o las elecciones presiden= Ciales. Lo que los cientificos hacen es intentar ser plenamente consistentes y eaplicitus Lou Cada ane yn que va mis aki de los pasos, y dejar un registro documentado de tal manera que se tea una tradic’ de una persona 0 una generacién, Nuestra sitaciém es exactamente Ia misma. Estamos convertidos, el lector y nosotros, en obser- vadores que hacemos descripciones.Y como observadores hemos escogido pre como nuestro fendmeno a explicar. Mas atin, Io que hemos dicho hace evidente cusl va a ser nuestra descripcién de partida del fenémeno del conocer: ya que todo conocer tne un mundo ala mano, nuestro punto de partida seri necesariamente la efectividad operacional del ser vivo en st: dominio de existencia, En otras palabras, nuestro punto de partida para generar una explicacién validable cien= tificamente es el entender el conocer como accién dfectiva, accién que permita a un ser vivo continuar nun medio determinado al traer alli su mundo a la mano. Ni mis, ni menos. samente el conocer su existencia a cémo sabremos cuindo hemos logrado una explicacidn satisfactoria del fenémeno del cono- cer? Bueno, el lector podra, a estas altura, imaginar la respuesta: cuando hayamos propucs tema conceptual capaz de generar l enomeno cognoscitivo como resultado del operar del ser vivo, y hayamos mostrado que tal proceso puede resultar en seres vives como nosotros, capaces de generat descripciones y reflexionar sobre ellas como resultado de su realizarse como seres vivos al operar efec Conocer Conocer es accidn efectiva, es decir, efectividad operacional en el dominio de existencia del ser vivo. EXPLICACION DEL CONOCER 1. Fenémeno a explicar: accién efsetiva del ser vivo en su medio ambiente, Il, HipStesis explicativa: orgonizacién auts- ‘noma del ser vivo; deriva filogenética y on- togenética con conservacidn de la adapta cién (acoplamiento estructural). TIL, Deduecion de otros fendmenos: coord nnacién conductual en Ia interacciones re= ccurrences entre seres vivos y coordinaci conductual recursivas sobre la coordina- cin conductual. IV. Observaciones adicionales: fendmenos s0- ales, dor gilsticas, lenguaje y av toconcienci tivamente en sus dominios de existencia, Desde esta proposicin explicativa habremos de ver cémo es que pueden generarse todas las dimensiones del conocer que nos son familiares Tal es el itinerario que proponemos al lector en estas piginas. A lo largo de fos capitulos que siguen, iremos desarrollando tanto esta proposicién explicativa, como su conexidn con varios fend= ‘menos adicionales tales como la comunicacién y ef lenguaje. Al final de este viaje podri el lector volvera leer estas paginas y evaluar la fertilidad de aceptar nuestra invitacion de mirar asi el f del conocer.

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