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omer a SAN BUENAVENTURA PERCU Carmen ORT ORt eer CeCe riormente, dedicaremos algiin tiempo a los intentos de san Buena- ‘ventura de sintetizar las dos diferentes actitudes hacia la teologfa que sobrevivieron el siglo XI". cisco, pues ext obligado a tener en caenta la evolucién que ha levade al orden ‘sito donde la ha encontrado» (Gratien de Pass, Histoire ds fees mineurs J. Ducalot, Gembiot, Belgica 1929, 267-268). Esto exté claro igualmente con telacidn al estudio, que es el asunco que nos interes: «Buenaventura no ignors no sucha con near el cambio que sea obrado desde a epoca todavia bastante Terente de los origenes: apenas medio sig. No se scandals lo adi. Hest do de coss que encuentra asu entrada eal orden recibe por taio su mds viva Sprobacin yl no imagina que pda vx de oro modo de aqui en adctnt: la en dues para lun cemento cencial des acividad franciscana. Por mis que est ea ‘lierentedelavolunead de san Franco y del caritr primitive de ss congregs- ‘én, Buenaventura no experiment niga masta para demetar que el estudio ‘std en perleera confocmidad con el text de a rego» (ibid, 269-270), Estudios snis breves sobre el pape de san Buensventure como superior mayor de los fran- CTacanos pueden encontrar en: Rosdind Brooke, eS. Bonaventure as Minister Generah, 5. Bonaventunt fancecene, Convegni del Centro i Sed sulla spiitua ied medicvale, Todi 1974, 77-105; Raoul Mansell St. Bonaventure and the Clanton ofthe Pins Minoo Gren Review 41990), 8598 18. Bernard Lonergan ere que e.ptoblema teoligio (que denomina como distincidn eme rad yf) ques origina en el sgl i e formulado ten ‘mente ene sig x, slo ha ercido en importancia durante los silos: La. exi- fraca de un méodocn la metasicasupié de le teologia medial. lilo mt z= {Be confundido por un problem apaerterent insoluble la ncesidad de dssinguir cenie la gracia divin jl ibertaé hurana yal mismo demo, la apa ida de oncebit uno de los téminos sin implar ol oto. En el primer tecio de igo xm Ia nacén de dos érdenescoiativoscvolucioné gadualmence: la gricia esd por covima dela naturale ae por encina dela raz yl caida por encirna de fs txeelencia humana natural. Esta disinein ent un orden natural y un orden {tut que sobrevine fue desarllada cada ver mis pefecramente por varias wene- faciones de tedlogo,hasa que obtavo su formulackin completa su aplicaci6 to- Tega plena poco desputs de mediades dl sgo en los escrivos de santo Tomis de “Aquino. Ea fin, pesar dels condeniciones del Aquinte en Paty en Oxford, a pose del rider del nominal de siglo 20Vy dela esteridad de a excepts Ino, 2 pesar dl despecio mundane del Renacimiento hacia los esolistcos y del despreco piadoso ela Reforma hacia el conocimiento canal, a psar del se- Initraionalismo de Hermes, GUncher, Ezohschammery del agnostcismo de los Inodersisas, con todo, la dstincin entre la azén y la fe formulada wenicamente ba venide ganando importancia en la Iglesia catia dese wt formulacién bisica tnd sigo Xa. Deno de sus propos drminos de referencia el Aqunate hina bien fu teabajos (Lonergan, light, 613-614) 160 Finalmente, se propone un ejemplo del enfoque del doctor fran- iscano las pruebas de la existencia de Dios como modelo de su manera de proceder en teologfa. 2. UN CAMBIO TEOLOGICO: DE LA ‘LECTIO' MONASTICA A LA “QUAESTIO’ ESPECULATIVA “Mucho se ha escrito acerca de la historia del pensamiento en el siglo x11 y acerca de los muchos cambios sociol6gicos que tuvieron lugar y que causaron una especie de revolucién en las escuelas teo- I6gicas. Puesto que las consecuencias de estos cambios aparecieron plenamente en el siglo xu y afectaron poderosamente los siglos siguien- tes, ¢s importance advertir, como sefiala Chenu, que el ambiente de- sempefia un papel significative para determinar qué clase de teologia aparece en una época”. El descubre que esto es especialmente verda- dero para el siglo xi. ‘Lo que més nos interesa puede resumirse asi: el cambio del cenfoque mondstico de la teologia (cayo tipo son los victorinos) al en- foque especulativo de la misma (cuyo tipo son las escuelas canonica- les como la de Charttes). Tal cambio fue el causante, en gran medi- da, de la erisis que dejé su huella incvitablemente en las empresas ceolégicas desde fines del siglo xi en adelante. Chenu habla de un 19, Para el fondo histirico de exe perfodo, me he basado principalmence en cl excelente estudio hecho por M.D. Chenu, La théologie au dowzidme stele. Pucdlen halls estudios complementarios en: J.de Ghellinck, Le mouvement thé- logue du Xe siele, Editions «De'Terpels, Bruges 1948); F Van Steenberghen, La Philesophie au xe siecle, Beatsice Nauvelacrs, Paris 1966. 20. ala economla de a salvacién no se define exclusivamente con el conoc- miento rellexivo y cautelosamente razonado de unos euantos pensadores auco- ricados, sino también en las decisiones concreta, clos etados de vida que se abra- ‘an, en los ideales de santidad, en el trabajo evangéico que la Iglesia, en su cabeza yen sus miembros, aprucha, reaiza, proraueve;en pocas palabras, define. Este enfo ‘que sociokigico de las ideas es iluminador para culquierperfodo, pero parece expc- almente apropiado para el siglo Xa (Chenu, Teelfth Century. 2023). 161 El desicuerdo fue fundamental No se trataba de suilezas acerca de un ver~ slculo de la Biblias era un choqus entre dos mentalidades: por una parte, ef iealismo natualista de Chartres, ecogiendo instintivamente el punto de vista del Timco; por otra part [epresentada por] Huge de San Victor con su sentido préctico de un oxen histSrico en el que entraban en jue- go las libertades divina y humana, sobre y por encima del determinismo natunP’ Ast, a escuela de Chartres represents una nueva tendencia cien- sifica. Este punto de vista era ncturalista o fisicista en el sentido de que admitfa una més © menos completa auconomia de las fuerzas de la naturaleza”, Esta encerraba dentro de sf una base amplia y ente- - la investigacién cientifica, mientras ramente autosuficiente «que la razén era la clave para descubrir su significado, De muchas smaneras, la razén habia legado a la mayoria de edad. Los victorinos, por otra parte, aparecen como voluntaristas en el sentido de que tanto la naturalera como la historia no son conside- rados cientificamente determinados, sino mas bien simbolos de la intervencién de la creatividad divina, que exige una respuesta libre por parte del hombre, Este tltimo punto de vista puede verse como receptor y continuador de las tradiciones de la teologia mondstica”. El enfoque mondstico del estudio teoligico debié mucho al ambien- ‘te mismo en que se habfa desaerollada en la forma acostumbrada: El monje llevaba en este munde una vida no tertena. Este tenor de vida ‘mperante influla su modo de pensar as{ como su conducta, su com 1a y del univers... Ea semejanteperspectiva, los pro- yectos seokigicas se desartollaban bajo la inspiracion y l cima de la aquierud espiieal (ota), término muy querido yusado en modo carac- prensidn de la Escr 21. Ibi, 9-10, 22, «Bl naturalismo eae rimen de los maestos, sin Guillermo de Saint- ‘Thierry y Guillermo de Seint-Jeques» ibid 303). 123, nfl término tolola mendiica ha sido empleado correctamente para des- bisa pocullar mancray metodo de defiair ls elementos esencales de a eco- noma cxsiana de la salvacine (ibid, 208. 162 teristico, pero ms bien considerado la expresi6n de un ley interior. Nos «que hubicran dejado de valorar las seversexigenctas de los eerccio de 1a ectio-meditatiolecci6n-mesitacib'), sno que insistan en que eos cj cicios escuvieran libres de compromisos extetnos.. Era una teologia pu ramence contemplativa, con wanquilided para volverse a Dios (vacare ‘Deo, “dase a Dios’ en un sibado mistico en el que los trabajos de a sema- ‘na estban terminados. La actividad de la razdn dabs tambicn prioridad a la cranquilidad del alma, En esa actividad, como en otras, el monje i taba la vida celestial en la terra. Su teolegia era una anticipacisa del pa ralso, en donde toda dialéctica serfa cbaurda, donde la sabidurla absor- beria toda ciencia, aun a cienca sagrada, En general, el mundo habia llegado en esa época a una encruci- jada semejante, en algunos rasgos, ala dela Bdad de la Razén en siglos posteriotes®. Se produjo un proceso de racionalizacién en el movi- ‘mienco doctrinal durante el siglo xit que tuvo efectos ireversibles en, 1 siglo siguiente, Hacia la mitad del siglo xam, cuando san Buena- ventura habla madurado en sus posiciones teoldgicas como fiel discipulo de Alcjandro de Hales, estaba en pleno vigor una contro- versia intelectual”. 24, id, 306. 25, Chenu ha llamado al siglo X11 «un siglo que ha sido reconocido universal mente como e} momento decisive de Is Edad Media en Ovcidentes (bid. xv). ABa- de, no obstante, que su métiz ha sido infravalocado ya que nucsto concepro del sdo: «Nuestra comprensi¢n dal siglo it ha sido distorsiona- {a por los prejuciosracionalsts de la ilosofia del Tuminismo» (ibid, xi). 126. «x.y de fray Algjandro de Hales, nuesuo pade y maestro» (If Sent. 23, 4. 2.q. 3 ll, 547b) way principalmente de nuestro maestro y padre fray Aljan~ dro de buena memoriae (1 Sent. paclocuio [I la). 127. Lonergan se refieea ell coma «una encarnizada controvesias que todavia no estéterminada: «Los problemas metodoldgivos surgieron a finales del siglo Xt ‘en una encarnizada controversia encte agustinianes y aristotlicos. Esta controver~ sia, lejos de esolverse, se convirtié en una opesicidn continua entre las escuclas tomistay escorista, Lo mismo ocustié més tarde con las controversias ence catli- ‘cosy protestantes,enite jesuias y dominicos,y ence los seguidores de diversos rmacitos protescntes. La solucién que se necesita para salvar dichas diferencias es 1a de un método tcolégicosuficientemente radical como para abordar la cuestio- 163 Etienne Gilson tiende a simplificar demasiado este problema a través de codo su magistral estudio sobre san Buenaventura: Mientras que ls arstotéicos vieron el mal efecto de un determinado error imetafsco sobre la verdad cistiana y aceptaron combatir sobre el terreno dela pura flosofia, los agurisiano escogiron permanecer en el campo de la sabiduria cristina para obstaculizar el avance del averofsmo, negando el principio de una pura filosof na filoofa independiente del revelacii”. ‘Aunque no vamos a enuar en lo que siltimamente se ha llama- do el problema bonaventurians, en el curso del cual vatios autores con- temporéneos han debatido sobre cdmo definir precisamente la ac tud del Doctor Serifico hacia la filosofia como ciencia separada (0 a la inversa, ya que este problema concierne a nuestro tiempo, la po- sibilidad de una «ilosofiacrstiana»), es suficiente presencar la decla- racién conclusiva de J.F. Quinn, quien resume y explica a la vez el tono polémico de las ilkimas obras de nuestro autor: nes filos6fcas fundamentales qué hacemos cuando conocemos,gpor qué hacer 20 es conocer, qué conacemor cuando realzaros ea actividad? (Método en t0- legéa, 289) Peo Lonergan mismo aade inmediaramentea esta solucin: Aunque cto es necesario, no es ficient. Uno debe también pregunta qué ess haciendo Cando hace teologia (bi. Vermor san Buenavesrs ws eyes pitas acerca de cémo resolver esta controversia perenne. 28. Gilson, Philosphy of Benaventure, 25; ibid, 3-5, 7-8, 26, 30, 169. [Al jungit a Gilton por “simpificar demasiado’, remit al lector aI excelente visi {general de opiniones discrepances de contemporincos de Gilson presentada por ILE. Quinn, Historical Consioution of Se. Bonaventure Philosophy especialmente en lnintoduccin: sHitorical Views of Thirtcenth-Ceneury Philosophy» (gp. 17-99) yen la conclusign genera: «The Historian and Bonavencurian Philosophy» (pp. 1841-896). Advirendo sobte este peligro, Chem, por su pate, firma: «El aristo- telismo no destruyé el “epitieualimo” platénica.. ie aristotcismo disminuys fen mode algun la nobleray la verdad del neopltonitmo del sigo xt, un hecho ‘que excluye cualquier contrat split ene el “aristoreismo de os escolsticas™ YA platonismo de ls padres, uma dstineién que representa un error histrico y ‘un malentendido de la teologae Tceéh Century 98), Enel mismo sentido, Rat- zinger afirma: «Nosotros, por tanto, no podemos estar de acuerdo con Gilson, ‘que interprets la obra entra de Buenaventura como antiaristodico basindose en ieetos textos del Hexemeron y de los iltimossermones» (Theology of Hisorg 161), 164 “Hacia el in de la vida de san Buenaventura, algunos maestoscristianos en Pfs no fueton guiados o dirigidos por su fe en el pensar floséfico. A juicio de san Buenaventura, ellos exogieron deiberadamente hacer e250 comiso desu fe ensefiando como verdadero segtin la Filosofia lo que sabian ‘que ezaflso segin la divina revelacén, Se afertaron alos exvres de flé- sofos no cristiano, en particular de Avertoes, en lugar de cortegicos en vi ta dela ensefianza de Cristo. Ast, adbitiéndose ala sabidurfa mundana, esos ‘maestros cricianos falsearon la vercad de I filosofia y distorsionaron la verdad de la Fscritura, que wataron de explicar por zones naturales” De este modo, el papel de la azn, aunque siempre necesario en. el estudio teolégico, llegé a ser més predominance en detrimento, en tiltimo término, de la fe, puesto que Ja razén intentaba imponer sus propias estructuras sobre la verdad revelada™. La palabra de Dios llegé entonces, como observa el padre Chenu, a ser tratada como un, objeto». Por el contrario, el mismo Chenu explica que «la reli- gién de Cristo no estaba basada en la l6gica, sino en una serie de hechos ordenados en la historia, una historia que uno debe leer —en sentido técnico de Ia lectio ‘leccién’) medieval~ segin un método apropiado, no de acuerdo con el rrodelo dialéetico de algin siste- ‘made pensamientos”. Ast, el desarrollo de una teologia cada vez més 29.1.8 Quinn, Hizorical Consteurion, 838-839. 30. sPero en la segunda mitad del sigle xn, la ram y sus varias dsciplina ya no siminisraron simplementc instruments para cxudia el texto sagrada (end ‘paging. La rax6n, al intoduce “un plan bien ordenado” (artifiiv eccera), de alguna manera penets en la estructuracia del fe misma, come Alaa de Lille lo sugirié en su An fide (Chenu, Twvef Ceniury, 280). 1 3 sLapalebra de Dios fue watada como un “objeto”, dedo, e circ, dentro ‘el contexto de laf, pecoscparado del prepio fervor y experiencia... La abjeii- dad escolistica le privé de la tadicional edtario de eu fines y desu dinarie- ‘mo... Dentto dees objetvidad habla tendencisincectales muy dvergentes Los ‘maestros del siglo, empleando la metfica ncoplatdnica baada en Agustin 0 en el pseudo-Dionisio, mantuvieron una orientacién mds espontineamene fos que sus sucecores, quienes consideraban a Arsttces su guia para la rez y Finalmente también su gla para la comprenin de a aiatualezay dl hombre mis ‘mo. Le intervencida de este nuevo gula produjo una gran tension y sus efectos en [a historia dl pensamicnto cisiano son bien conocidoe (ibid, 302). 32, Tbid, 165-6. 165 especulativa fue acompafiado también de un gradual distancia- siento de la Sagrada Escritura®. Aunque en fa mitad del siglo xi la Biblia todavia estaba sirviendo de texto bésico para la ensehanza de la tcologta, la lectio escrituristica(lecura y comentario por el maes- tro), cada ver estaba més asediada con cuestiones, de tal manera aque el conocimiento directo de la Biblia leg6 a perderse en la sis- tematizacién de los argumentos teolégicos»™. La razén ansiaba una mayor independencia no sélo de la Sagrada Escritura, sino también de los textos que le impusieran las imitaciones tradicionales”. Por supuesto, podemos observar antocedentes histéricos de la tar~ da preferencia medieval manifestada por la especulacién a expensas de doctrinas consagradas. Ya en al siglo vt, Boecio, llamado «el ulti- ‘mo romano y el primer escolistico», es el ejemplo que selecciona el padre Chenu como «un caso extremo de una dependencia teolégica con respecto ala razéns™, Mas cetea de nuestro perfodo de estudio, tenemos el bien conocide modelo de los posteriores racionalistas, Pedro Abelardo (1079-1142). La intencién de Abelardo era aplicar «las analogias 0 scmejanzas de la -xz6n humana a los fundamentos de Ja few", Esto lo llevé a cabo «con ana perspi i 433, padre Chenu habla de un gradual abandono de a Esrtara paraleo a un cecmient del nuevo méodoespecultvo, que resulta finalmente en lade area especulacin dea roll, cand ls quacsiones(y sus products, nem mae) seseparazon dela histrica lide los textos sagrados. Fl escolasticismo se part de a historia agra (bi, 168). 34. bid, 146. 35. a¥stindependencia de as verts ea una seal externa de la indepen deacia de un nuevo estilo doctinal ydecuriosidad cientifie Los problemas y fur soluciones ya no escardn azociadosiamediatamente con algin texto. Habla legade la época dela seme (iid, 295), 936. sLa Comolacon,claborala de forma deliberaa sobre un furdamento pars: mente faciona, es un caso exteme de una dependencia reolgica del 0. No fac de ninguna manera una obra “profng’ 0 “pagan ningin escrivor medical, i squier el mis antintelecsal ene elo, lo habria considerado como ta. Des- dle este punto de visa y sobre esta base, Bacco fue dl primero de los escoatios, tu tule que nadie pens otorgarasan Agustin, Bl avo éxito usando la pica de Arstfteles en un camp de inverigaidn al cal no pode eclamar especial dese ‘cho de entrada el campo del Prime Ser y de los purosesptiras (ibid. 7) 37, ad ipsum fide! nosteae Fundamentam humanae rations simi 166 nal que amenazaba debilitar todo gusto por el misterio», anota Chenu, Por supuesto, el destino de Abelardo, de extraviarse de la ‘ortodoxia, se hizo menos raro con el correr del tiempo y a medida ‘que el poder de la razén alejé a mds tedlogos de las preocupaciones pastorales y de la santificacién personal La funcida de los maestros en la Iglesia eg a ser extremadamente dif de determinar en la medida en que organizaton a teologa como una cien- «ia.con sus propiasregas, elaborada dent de a fey sus presupuestos con toda seguridad, pero de acuerdo con la nauraleza inteligible de las mate- tins ue esaban examinando y no de averdo con las necesidades dela res- ponssbildad pastoral ode iatencionessubjetivas ypiadosas. Ahora, nece- sarlamente habriaerrores«teol6gicoss, mientzas que hasta entonces el técoino herejasignificaba simplemente cualquier erzor en la Fe ortodo- sa, A mediados del siglo at hubo una lag lista de maestros que eayeron cn sospecha de hetejia, con ran o sin ela, en piblico o en privado”, Finalmente, hacia principios del siglo xm, encontramos a Gui- Ileemo de Auxerre instituyendo el camino seguido de ahi en adelan- te por las sumas teoldgicas. El enfoque especulativo de la teologia habla echado profundas ralces*. De ese modo, en la época de la acti- vidad de san Buenaventura, la victoria de la teologia especulat dinibus dissecendum» (Abelardo, Historia calamitasem 9 [PL 178, 140-141), cxado por Chenu (Tiefth Cennury 290), 38. Ibid, 39. Ibid. Con respecto ala responsabilidad pastoral el impacto que i vida pas- ‘oral-suva robre la propia teologia de san Buenaventura es formidable, Por haber sido clegido ministro general (1257), tuvo que abandonar su citedra en la Uni- versidad de Parse inmediatamente fue anzado a varias preocupaciones pastorales de no pequesa importancia. Aunque su produccién literaria decrecié en volu ‘men, anmenté en vitalidad. 40. Desde Guillermo de Awserre, en el tiempo de cuarto Concilio de Let, tenemos tun prototipe de la summa clisica del siglo xt en donde cada elemento tomado del legado de la revelacin era puesto en cuestin y tratado con variados rétodos racionales afin de deducir cieras conesionesinternas y convincentessati- lezas de los objets del Fe. Ast concebida, la twologa asumia cada vex mas las for- sas y procedimientos de la ciencia arstotélicav ‘ibid ,291).. 167 casi completa, Esto no significa que el aprecio tradicional, o mons tico, por la teologla hubiera desaparecido. En cierto sentido, el tiun- fo del enfoque mis cientifco Ilegé a convertirse en estimulo mismo para reavivar el enfoque més tradicional. Oigamos al padre Chenu. hacet un resumen y un juicio dsl ambience que afrontaba san Bue- navencura al empezar su carrera Todavla eran vilidos, a pesar desu apasionada retsrica, los ataques de san Bernardo contra la pretenciosa demasiado ingeniosa diakéctica de Abe- lardo, que abandonaba la misteriosa via negativa de toda teologia. Todavia cra vilido el lamamiento de los conservadores en el cuarto Concilio de Letrén -loe que habfan desafiado (0 puesto en duda) las empresas evan- sélicas y las nuevas drdenesreligiosas-, quienes declararon: «Flay menos semejana que desemjanva entre as creatuas yet Creadors, y que én con- secuencia el misterio de Dios eraimpeneurable ala azn. La teologta era ss{ de modo ms verdadero una especie de sabdurla mas que una cencia, el eblogo nunca podtfa scr mis que un profesor, 0 sea alguien que cj ae nr En esto consite tanto el triunfo como la derrota dela ‘eologia. Un enfoque cientifco ha de sr utilizado para construir a extruc- ‘ura spiritual y temporal del crstianismo en cualquier época,y al enfo- {que triunfé en el siglo XII, Perc podefa continuartriunfante solamente si continuase siendo evangdico,llvando siempre Ia palabra de Dios como ‘un mensaje, retornando slempre a os testimonies amiguos, vexisticuay el sometimiento del misterio 2 un sentismo irresponsable, preservando una libre yextrecha relaci com la feaun mientras se trata de llevar a cabo las mis rigurosas investigaciones". 41. Ibid, 237-238. 168 3. SAN BUENAVENTURA INTENTA UNA SINTESIS La elaboracién directa de una serie de comentarios sobre las Sen- tencias de Pedro Lombardo hizo de éscas un lugar bien aceptado para ‘empezar a hacer tcologia. Escrito en la mitad del siglo XI], el libro de las Sentencias no puede evitar reflejar d cambio en cuanto al centro de la teologia, como lo atestigua una sencilla observacién del padre Chenu: «Pedro Lombardo, indiferente al neoplaronismo, no hizo caso del pseudo-Dionisio y empobrecié a Agustin»®. Alejandro de Hales fue el primere en efectuar un comentario sobre las Sentencias. Aun cuando su hijo espiritual, san Buenaven- tura, defiende las Sentencias en cuante estén subordinadas a la Es- ctitura, el Doctor Serifico considera la razén como algo que aleja a la teologia de su propio objeto de estudio, que es la Sagrada Escri- tura®. Ast advertimos una tencativa de san Buenaventura por armo- nizat dos enfoques diferentes de la teologla, el racionalista y el monds- tico. Cémo procede él? No condena la razén, sino que reconoce simplemente los riesgos de su fuerza de atraccién que tiende a ale- jarnos de Ia autoridad de la fe; el doctor franciscano recurre a la 42. Ibid, 95. 43, «se libeo [de Lombardo] se rece a la Sagrada Escrinara a manera de cera subalternacién, no de parte principal del mismo modo que ls libres de los dlocrores que sven para la defensa de Ia fe. Ex se muestra porque no cualquier eterminacidn que se refiete a una parte consiye la subakesnacign de una Gien- cia, sino una determinacidn que en agin modo srefiere a oras cosss fdionaen) Por ello, a ciencia de la inca reta nose dice gue esd subalternada ala geome- ‘ia, fino aa cienca de a Linea visual, porque ea determinaci hace referencia en Gerto modo a ottor princpios Por tanto, pogue a Sagrada Fsciura trata de lo creole en cuanto cretble, ét el ibzo de Lombardo] eata de lo crefble en can to intligible,y esa determinacion dab (e dec, refer a otra costs] ~"pues lo que creemos lo debemos ala autoridd, y lo que entender, ala rab de ahi que haya distnes forma de cert on la Sagrada Escrtura queen ese libeo [de Lombardo], y por eso es dstineo el modo de procede..» Sent. prooem, 4-2, ad4 (I, Lebls cf. Bre. 1, 1,4 [V.210b), “4, eNo deberosineepretar ks aatoridades dels sanos en la medida de nues- tra raz, sino mas ben al evs, somerer nuestra azn a ls autoridades en ls cosas ‘que no contengan un abstrde manifesto» (Z Se. d. 15, p. 1, a 4 (2654). 169 nocién de «subalternacién: la razbn debe estar subalternada (‘sape- ditada’) a la Escrivura. De esta manera ya hemos visto a nuestro autor sefalar que el entendimiento cree «no s6lo aquello gue es conforme a la ran, sino tambien lo que esté sobre la rand y conera la experiencia de los sentidos; y si esto rehtisa, no rinde fala suma verdad la debida reverencia, prefiriendo el propio juicio al di tamen de la luz eterna, lo cual scpone hinchazén de soberbia y reprobable presuncida*. El padre Chenu, comentando el recurso de san Buenaventura al cérmino subalternacin, firma: Hasta entonecs se deca, y Buenaventura lo objers, que el méxodo escri- turistico era simbélico y narratvo; en consecuencia, el conocimiento teol6gico, nacido de la Escrivun, debe por necesidad conformarse a este étodo, sin dejar lugar ala iavestigacién racional, No, dice Buenavent- ra, En la Esriura, que ela palabra de Dios, tratarnos de o crete en cuan- to creble; en ceologia, bajo la wela de Lombardo, catamos de lo cefble en cuancointeligbl. Psa es, explica Buenaventure, una determinaciéa que cm alguna forma saca el objeto estudiado fuera de su eje original (derer- minatio dstraen), bajo la eu ya no es tratado como parte de su est do primitivo, sino que ext sometoa otros principios de expicacién. Bue- aventura lama a esto con un temino técnico:subalternacién... El objeto dela fe, sn perder nada de su neturalezay carder, cae bajo otro orden, cn donde domina el modus ratiecinatius['método racional). Fibro de Lom- tuardo, qu es una obra de exe tipo, se origina dela Escriture, pero no for- rma parte de cla, puesto que hace referencia ala Escritur slo por ba su- balteenacién, ose, por tna devrminacién epistemoldgica que se contra en otros principios. Por fanto, uno seré el método del exegetay otro el del eeslogo” 43. Brev. 5, 7,4 (260; OSB 1, 413). 46.M.D. Chenis, La théologie“omme science au Kite stele, J. Vein, Pars 1957, 57. 170 Lo que hace posible subordinar ‘a teologia a la Sageada Escri- tura es la fe en la palabra de Dios. De igual manera, la fe es la que hace posible vincular todas las ciencigs en un orden jerérquico bajo la teologia, con la teologia debajo de la Escritura”. La subordinacion proporciona el contexto necesario, dentro del cual es posible enten- der plenamente tanto la ceologia como las ciencias subordinadas adia. En este sentido, la fe puede considerarse el tejido que conecta los utiltiples seres que forman los datos complejos de nuestro conoci- miento: 47, Tal vex uns actividad paralela puede encontearse en el método de nub lation (levacién por asimilaciSn) de Lonergan, ecada uno de los [cuatro niveles ‘de operaciones conscientese incencionales] eleva los precedentes en forma suce- siva, yendo més alld que ellos, estableciendo un principio superior, introduciendo nuevas operaciones y preservanda la integsidad de los niveles precedentes, al _miamo tiempo que amlla enormemente su aleance e importancia» (Métado en seologa, 323). 48. La vsidn bonaventutiana en el tatado Dele rede dels cenit lt seolegia cncucntea an eco en las ideas de Berard Lonergan acerca dela unidad de la ciencis humanas. Lonergan afirma: «HY metodo trascendental es ina parte

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