CH Jov Enemigos PDF

You might also like

Download as pdf
Download as pdf
You are on page 1of 7
Enemigos Pasadas las nueve de una oscura noche de septiembre, al doctor Kirloy, médieo de distro, se le murié de diera su hijo tinieo André, de ses aos. Cuando la esposa del doctor se dejs caer de roilas ante Ia camita del nigo muerto y se apoders de ella et primer acceso de desesperaetin, en el vesibulo sond brusea: ‘mente la eampanila Con motivo de la dieria, ya porla mafiana habia hecho salir Ae La casa a toda Ia servidumbre, Fue abr la puerta el propio {Kirlo, tal como iba, sin chaqueta, con el chaleco desabrochado, sin seearse el rosro majado pore Yanto ni las manos quemadas por el dcido fénco, Bl vestibulo estaba a oscurasy del hombre ‘que acababa de entrar slo se podiadistinguie que era de media ha estatura, que Mlevaba una bufanda blanca y que tenia un ros {ro sumamente palido, tanto, que su aparildn hizo como si el vest se volvera mas claro, “pists en casa el doctor? -pregunts répidamente el visitante Si, estoy en easa -respondié Kirov~. Qué desea? ~iAht:Bs usted? {Cudnto me alegro!-lvisitante, comtento, se 150 a buscar la mano del doctor en las tnieblas, la encontr6 y laestrech6 con fuerza ;Me alegro mucho. muehisimo! ;Ya nos conocemos! Soy Aboguin..Tuve el gusto de verle este verano en casa de Gntichey. Me alegro mucho de haberle encontrado... Por amor de Dios, no se aiegue air ahora conmigo. Tengo a ik mi- jer gravementeenferma... HI coche nos espera, Por la vor y por los movimientns se notaba que el vstante se halla en un estado de gran exeitacién. Como quien es espana- Bremigos 4o por um incendio o por un perro rablose apenas pod contener surespracion aceerada, hablaba rpidannente, con vor trea, en sus palabras resonaba un acento no fing de sincera, te Dusilanimidad infant Como todas las personas atemorizadas aténtas, hablaba con frases breves, entecortadas,ydecta muchas Palairas superfinas, que no venian a evento en absolato, Tena no encontrarie -continué- Mientras venfa, me sentia morir de angustia, Vistase y vamonos, por Dios. Ver lo que ha courrido, Ha venido a verme Pépehinskl, Aleksandr Semidno ich, a quien usted conoce... Nos hemos puesto a charla...Des- 1pués nos hemos sentad a tomar el 6. Be pronto mi mujer lanza 1m grito, se Heva las manos al corazin y se desplomna contra el respaldo de la lla. La hemos Hevado a la cama ye he trotado las sienes con amoniaco, le he salpicado Ia cara con agua. Y esté como mueria... Tomo que se trate de aneurisma. Vamo. nos... Su padre también murié de aneutisma Kirov escuchabay calaba, como sino comprendiera su pro- Pio idioma Cuando Aboguin voli a referirse a Pépchinskiy a padre de su mujer, cuando empezé a buscar una vez mas la mano en la oseuridad, el doctor sacudié la cabeza y dijo arrastrandapali- ‘eamente las palabras Perdone, pero no puedo ir Hace cinco minutos que se ha muertos hi, ~i0mo es posible? -balbuced Aboguin, dando un pase ats ‘Dios mfo, en qué mala hora he caido!;Asombroso, hoy todo son Adesgraciast fs asombruso! Qué eaineenciat jNi hecho adeee! Aboguin puso la mano en el pomo de la puerta dejé ear Pensalivo la cabeza, Bra evidente que vacilaba y no sabia qué hacer i marcharse o seguir suplicéndote al doctor. -seuche “dijo vivamente, agarrando & Rirtov por la man- 42-, comprendo perfectamente su stuaciint Dios ve eudinto me avergtenza recabar su alencién en tales momentos, pero ,aué he de nacer? Juzgue usted mismo, 2a quign puedo recurrit? Pue- Ya de usted, aqui no hay otro médien. ‘Venga, por el amor de Dios! No es por mn por quien lo pido. No soy yo el enfermo! 6 ” [ANTON P. C1IGI0¥ ‘Todo quedé en silencio. Kirov se volvid de espalda @ Abo- ‘gun, permaneci unos instante inmGvily pass Jentamente del vation sala. A juzsar por su manera de andar, insegura ¥ Jhaquinal por la atenckin con que enxdere76 la pantalla de fe- vs de nna Téropara apagada y ech6 wna mirada aun grueso l= tro que habfa sobre la mesa, en aquel instante no tenia pro pests, nt deseos, ni pensba en nada, yprobablemente Peeordaba queen el vesubulo de st casa habia wn extra. tat Penumbra ye silencio de la sala acentuaban, por 10 visto, $8 ranndento, At pasar de la sala a su despacho,levant6 mis de Torebid el ple derecho y buscé a tientas las jambas de In puerta, Se aotaba en su figura clerta perplejida, como quien penetra en una vivienda que noes a supa, 0 como si se bbe Ee emborrachado por primera ver en la vida y se abandoasta, atupetacto, a la nueva senstcin. Sobre una pared del despa hoc to largo de los amarios de Iibros, se extenda une ancl faye de luz; Junto a wn pesado y sfocante olor a did fenleo y 0 fer, esa lz sale por ona puerta entreabierta que conduct det lespacto al dormitorio. EI doctor se derramhé en una bulacs lintel mesa. Durante unos momentos contempl6 con. soo Hentaruraa sus libros iluminados, luego se levant y ent em el dormiori. “Al, en el dormitorio, reinaba una calma de mucrte, Todo, hasta elms fnfimo detalte, hablaba elocuentemente de la tex pestad reclen viva, de fatiga,y todo reposaba, Una vela puesta un taburete entre una apretada rmulitud de frascos, cits ¥ farritos, yun gram quingué colacado sobre la eémoda, suns phan claratnente la estanca. Ene lech, junto a ta ventana, yess tl peaqeho, con Tos ojos ablertosy na expresiin de estnpor et tl rostro, No se movi, pero habriase dicho que sus ojos abiertos Se volefaa a cada instante mids oscurosy se hundian en el inte Mor del erdineo, Con la mano en el cuerpo del pequeo y con el Tostro sumido entre los repliegues dela ropa, la madre estaba de odes junto ata cama. De manera andloga al nif, ella no se Jnovia, pero jewinto vivo movimiento se percibia estas Fieas de ‘ir cuerpo y en sus masios! Se aprelaba ala cama con todo suse Enemigos ‘con herza yavider, como s temlera perder la soseyada y emo: da postura que, por fin, habia encontrado su fatiyado euerpo, Manta, traps, vasias,charcos en el suc, pincelitosy euchari tas dspersos por doquier, un botela blanca on 9 ‘mismo aire, sofveante y pesado, todo habla quedado i ppareciasumergido ents quiet. EI doctor se detuvo junto @ st mujer, se mets las manos en los bolsios de Ios pantalones e, inelinande ta cabeza hae un lado 6 su mirada en el hijo, Su rostrotenfa una expresién au sente 6lo por la gots que le rilaban en su berba se podla notar que habia lorado hacia poco. 1No se percibia en el dormitorio el horror repulsive en que suete pensarse cuando se habla de Ia muerte. En la rigid. ge eral, en la pose de la madre, en Ia Indifereneia del rostro del doctor, habia algo de atrayente, de enternecedor,y era precisa- ‘mente la fina hermosura, cas! imperceptible, del dolor humano, hermosa que alin se tarda en comprender y desoubriry que, al parecer, slo la misica sabe expresar. La belleza se sentia| hasta en el higubre silencio. Kirov y su mujer eallaban, no lo- ban, como si, ademds de Ia gravedaa de la pérdida, tvleran ‘asimismo conciencia de todo el rismo de st situacion. ¢Ast ‘como una vez, a su tiempo, habia pasado su juventud, ahora, Junto con aque nid, también se les habia ido para siempre el derecho a tener hijos! El doctor, de cuarenta y cuatro as, va tenia ol eabello blanco y pareeta un viejo; su mujer, marchita y enferm habia cumple los trehntay einen. André no sélojera| ‘hijo inio. fra, ademas, el ultimo. AL contraio de su mujer, el doctor pertenecia a exe tipo de naturalezas que cuando suften alain dolor moral sienten Ia ne cesidad de moverse. Después de haber permanecido unos cinco "minutos a lado de sa mujer, y evantando mucho el ple derecho, ‘asd del dormitorio a una peguefia habitation, oeupada a me as por un divin grande y amplio. De ali pass a la cocina. Vous un poco en tomo ale estufa y ala eama dela cocinera. Después se cling ysalié a través de una diminuita puerta al vestibul, All vio otra ver Ia bufanda blanca y erste pido, 16 ASTON. GHEIOY Por int -suspins Abogttin,agarrando et pomo de la puerta |Waimonos, te lo ruegot i ctor se estremect6, le miro y recon, “Escuche, (ya le he dicho que me es imposible i! ajo ant rndose- Me extrait “Doctor, no say de piedra, comprendo perfectamente 0 sk twaeién..;eomparto su dolor! dijo en tono supliante AboguiD, pponiéndove la mano en la bufanda Pero tenga en cuenta que ho se lo pido por mi. ;Se estd muriendo mt mujer! Si hublera tsted ido aque grt, si le hublera vst la cara, eomprendria mnt insstenela, Dis mio, me figuraba que habia ido usted aves. tise! Doctor el Hempo apreana! ;Vamos, se Io supliont “No puedo ir -aijo Kieloy,acentuando pausadamente cada sila, io un paso hacia la sla ‘Abogin siguio tras 6 Te agarré por la manga. “Sufte usted, to comprendo, pero ;30 no le vengo a lamar pera que cure un dolor de melas ni para una consulta, sino Dora que salve una vida humana ~continus suplcando com un ‘menigo- Esta vida es por encima de cualquier dolor perso hal isle ruego que sea usted valient, le plo un acto de he- rosa én nombre det amor al género humano! “pl amoral géner9 humano es un arma de dos los contest invita Kiriloy~ En nombre de este mismo amor al nero bi mano Te ruego yo a usted que desist (Qué extra, Dios mio! No apenas me tengo en pie, y sted quiere espantarme eon el amoral género humane! Ahora no sir para nada. No ié por nada del mundo, Ademiés, Zeon quién dejara a ml mujer? No, Kirloy agit las manos y dio unos pasos hacks ates. ‘yho me lo pia -prosigud,asustado-, Perdéneme... e- in el tomo decimoteroero de las leyes, estoy obligado ait us ted tiene el derecho de arastrarme por las solapas.. Arrésreme si quiere, pero..no sirvo para nada. Ni siguiera estoy en condi ‘clones de hablar. Perdéneme, se lo rego. No esti bien que me hable en ese ton0, doctor! ~dijo Abo~ ein, agarrndolo otra vex por la manga. ;Dejemos en paz el Enemigos tomo decimotercero! Yo no tengo ningtin derecho a forza su vo- luna. Si quiere, acompaieme; sino quiere, que Dios le perdo- ne; pero no es a su voluntad a la que yo apelo, sino a sus senti- ‘mlentos. Una mujer joven se esta muriendo! Usted dice que se Je acaba de morir el hij. ;Quién, entonces, mejor que usted para comprender todo mu horror? La vor de Aboguin temblaba de emocin; aquel temblory su tno eran mucho mss convineentes que sus palabras. Aboguin era sincere, pero cosa rara: las frases que deci, fueran cuales eran, le salian todas enfatieas, sn alma, inadecuadamente fo- das, ¥en eleto moo, hasta parecia que resutahan ofensivas, tant para la atméstera de la casa del doctor como para la mujer ‘que en alguna parte estaba en trance de muerte. mismo lo ‘enti y por est, temiendo no ser comprendido, procaraba con todas sus fuerzas matizar su vox con clera dulrora ytermura, eonvencer de este modo, sno con las palabras, por lo menos con la sinceridad del tono. En general una frase, por hermosa profunda que sea, silo causa efecto en ls indiferentes, pero no siempre puede satisfacer a quien es feliz o a quien es desdicha- Ao, Por esto eas siempre la maxima expresién de I felicidad 0 de ls desgracia es el silencio. Cuando mejor se comprenden los ‘enamorados es cuando callan, yun dseurso fogoso, apasionad, pronunciago ante una tumba, slo conmueve a los extratios, rmlentras que a la viuday a los hijos dl muerto les parece fio © Insignificant, Kirlov no se movia, cllaba. Cuando Aboguin hubo aitadito igunas frases sobre la alia misin del meédico, sobre el esprit se sacriicloy demise! doctor pregunts con vox sombria: Vive lejos? A unas mece o catoree verstas. ‘Tengo unos eaballos exce- lentes, doctor! Le doy palabra de honor de que en una hora ha ‘ems el viaje de ida y vuelta (Solo una horat [sas dtimas palabras hicieron al doctor mucho mis efecto ‘que los Lamamientos al amor hacia et género humano y ala mi- ‘sn del meetico,Reflexioné y dijo suspirando: “Est bien, vimonos! ANION. CHIOV on ppd 8 seg eens wm despa ¥ esp expres esi con larga casnca Abogy Content dande psi crton trastrand os pesca dt detaca Foes esta oscuro, pro no tanto cosmo ef est x unis Je a aoene se Uiujaba con toda caida a aba figura tel toc go cargndo e esos, cons ares y extra tarda cont ve agin De Abogui, ahora, apart de Palio rsto, easing lo cabera grande ¥ la peguea g0- Fa de esudlane que apne Te cbr lene La buna Aejabeenrever sola blacara dest ete; por dtr, se eat ius argos eels “Crame yu sabré esa rudeza de din blbces Alogi hactendo senor dal en el oe Legaros tinseamen Ea, Lakiy ay qe Hegr casa To antes posible, Aig! Por avr Tt coche leva el cares a gran velocidad, Primsso ps saron por delat dune era de eles nirmes se €€8 Teen lrg de! pot del hospital. Todo estaba oscar, so helipad del pa Se taba i lant de un ventana @ tres da alla, yes ventana det iso superior del Rosita econ mis pals queer, Despse coche ent 69 a Aensniberlalre ella ahuredady ses,» seo el sus dels dro: ton uervos, desperados pr el esi dels eda, se agian ene elle yIvataron un ero in {ote qagjumbros, como splat que al doctor e Teh Bia mucit et ho y que Aboguin ten a mujer ener, Peso he aqut que posaro,rauos nos Soles sas, ns arb tox bells sombriente un entangue sobre el que donnion frandes soma negras yl cc ot por una is lara. frites de los euros sla ya sor asus espa, eon ¥ onl ces por compe irony Abogun unrdaron enc rane cast odo ect ‘nino. Slo wna ver Sboguin susp proundment yarn (Qu tortura! Nanea qlere uo tao a persona alles ds como eum core el peligro de perdras Euemigos Y, cuando el coche eruz6 despacito un rio, Krilov se sobresal- 16de repente, como sl hubiera asustado et chapoteo del agua, 1 se movi6 inquieto en suasiento, “Escuche, deme marcha -dijo com angusti-~.Ié a su casa nds tarde. Slo quisiera manda al practicante junto ¢ mi mujer. Pst solat “Aboguin callaba, El cache, bamboledndose y dando golpes contra las pleas, atraves6 la olla arenosay sigulé eneriendo Kirly se agitaba,abrumado por a angosti, yimiraba a su alre- dedor. Detrés, la parca luz de ls estrellas, se veiam e camino y los sauces de la olla que ian desapareciendo en las tnieblas, ‘Ala derecha se extend la lanura, tan igual y sin fin como el ‘ilo; alo lejos, aquty ali, probablemente en as trberas panta- nosas, ardian débileshuceita, A la izquierda paralelamente al ‘camino, se extendia un altozano rizoso de pequetiosarbustos, or encima del altozeno pendia inmévil una gean medi inna ‘ja levementedifuminada por la neblina, rodeada de diminutas| ‘nubeeitas y se habria dicho que éstas la estaban mirando desde todas partes y la vigllaban para que no hese. ‘in toda Ja nataraleza se notaba algo desolado,enfermizo, La Hera, como una mujer eafda que se encuentra sola en una os- ‘ourahabtacién y peoeura no pensar en el pasado, languldecta ‘on sus ecuentos de primavera y de verano, ala ver que espe- aba, apatia, la inevitable Megada de invierno. A donde quiera faue Se mirase, la naturaleza apareeta como una fosa infinlta- mente honda y ff, de la que ni Kilov, ni Aboguin, nila rj ‘media tuna tban a poder escapar. nto mds se acereaba el coche a la meta, tanto més imps ciente se mosiraba Aboguin. Se movi, se levantaba bruscam te y miraba hacia adelante por encima del hombro del cochero. Cuando el evehe se detuvo, a Ma, ante un porehe eon hermosos eortinones de lienzo eon franjas de color y Aboguin alzé la vista Inna Tas ventanas luminadas del primer piso, se percibia emo se agitaba su respiracén. Si ocurre algo. no sobeeviiré dijo, entrando eon el doctor cave vestibule yfrotandose las manos con inquietud-, No se aye Axrdy P. utsoy sjeeoy eso sign que Yor shor no My novedad aa Sour tentment eens ann woes pases. psa dea viva mina ta Tatas preci domi, Ahora el dotory sta se momento nas ea, podanexaminase alate door ere lm ae crzdo de spas, et ot replete feo ear Sas ation rt como de un saan ageta yo mila pl, erent, enfan ween deagraebiente poo sey sever Sen doyelnds as nes hn precoees ens are ee ety eco, qe tj enreve el mente 6 eet capil sos maneres desis 9 ag ore reich om aren, haa pea sees su se sain uiacome; enon cans fe ava eb om eS sersu see gr rnimposle rer qu age! hombre Ais njry ue pr rarer dn ‘ue cambio, aed ow apt ran homer vi pain saya sero com a aera gre, eae aac ragpa gross pro crs In ves ga eta atumamodn Ens pre enaucasoe bien bet rene talon eno fas taba denote, delet ‘ete naneten ben ae nevis abomband eh wage con ums agate vor easton, en fama wears bul te seg belo tas rise doar teas enenin, Nagra a paler anita congue qa rg, mira Roca saad seaalremeoseasba port sini verte pene ten nti yans, dia mp ‘tue se despiendia de toda sa figura “No hay nadie no se oye nada aio lt subir la escalera~ No hay ajetreo Dios qlera que..1 ‘Candujo a doctor através del vesubulo hasta tna gran sale, tonte destacaba un negro plano de olay colgaba una araia e bert por una funda Blanes De al, pasaron los dos a una salt sumida en tuna agradable penumbra rosécea muy acogedor Enemigos “Bueno, sitese aqui un momento, doctor -diio Aboguin-~ Yo..ensegulda vuelvo, Vos a ver qué pasa ya anunciat. Kirlov se qued6 solo. B lujo de la sata, la agradable pe- ‘numbra y su propia presencia en aquelia eas ajena y descono: ‘ida, que adguieia el aire de una aventura, todo le dejaba por io visto indiferente. Sentado en una butaca, se contemplaba las ‘manos quemadas por el cio fénico. Sélo de weflén vio una pantalla de color rojo vivo, elestuche de wn violoneelo yal ditt ‘ir una mirada fugsz hacia el lngar en que se of el tctne de un elo}, io un lobo disecao, tau macizo y blen nutrido como el propio Aboguin. Todo estaba quieto.. En algtin ugar apartado de ls estancias contiguas, alguien profiné un sahl> muy fuerte, tintined una puerta de cristales, pobablemente de un armario, y de nuevo permanecio todo silencioso. Después de unos eid minutos de espera, Kiriloy de)é de contemplarse las manos alu tos ojos hhaca la puerta por I que habia desspareido Aboguin. En el umbral de aquella puerta estaba Abogwin, pero no ert el que habia saido. La expresion de persona bien natrida y de fina elegencia habia dessparecido; su rostzo, sus manos ¥ si pose se hallaban desfigurados por una repugnante expresi6n, ‘que lo misino podia ser de horror que de martirizante door fisi- 0, La nariz, los labios, el bigote, todos los rasgos se moviaa ‘como sl intentaran desprenderse de Ia ara; los oos, en cambio, aban ia immpresin de rfrse de olor. Aboguin avanz$ con paso largo y peso hasta la mia de ka salita, se inlind, lana un gemido y as os puso. ‘Me ha engafado! -grit6, acentuando en gran manera Jaba fa (Me ha engafado! Se ha ido! a fing estar enferma Ye ha mandado a por el doctor solo para hur con ese payaso Ae Papehinskit Dios mi! Aboguin se dirgié pesadamente hacia el doctor, le aceees at rostro los pulios blanoos y muelles , agisndolos,siguié cla- mando: Se baa dot ;Mle ha engafiado!

You might also like