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3. DETERMINANTES DEL PODER DEL ESTADO: EL ESTADO EN LA REPRODUCCION DE LA SOCIEDAD Dicho en términos muy generales, el cardcter del poder del Estado estd determinado por dos procesos fundamentales én de la superestructura por la base, pro- son dos aspectos de la misma deter- Uno de ellos es la légica sistémica de los modos sociales de produccién, es decir, las tendencias y contradic ciones de la dindmica especifica de cada modo. El otro es la lucha de las clases, definida por su posicién dentro del modo de produccién. Estas dos formas de determinacién por la base estan légicamente interrelacionadas en la teorfa basica del materialismo histérico, y se produce una grave distorsién «economicista» o «politicista» si se disocian. La primera determinacién constituye el ajuste estructural del Estado y la sociedad; Ia segunda, la manera en que las Desde un punto de vista estructural exi de determinacidn del carécter del poder del Estado: etapa desarrollo del modo de produccién correspon 2) el lugar que ocupa el modo de produccién der macional del mismo modo de producc jén coyuntural de todos los modos que ex: sociales similares, en un momento dado. En la II Interna- cional se tendié a reducir estos cuatro ejes al primero; el consiguiente impasse reduccionista fue desbloqueado fun- damentalmente gracias 2 la teorfa y la practica de Lenin. 5 Véase mi Science, class and society, op. cit., pp. 398 ss. 195 to, estratégico ario del fundador del materialismo histérico, fay parlamentarista a capacidad de una determinada burguesia (0 de una suya) para Estado viene asi la etapa alcanzada smo en Ia sociedad en la que opera; 2) la posi- entral o periférica y la etapa avanzada o atrasada del ‘que ella representa, as{ como la expansién, crisis 0 ion del cay i , nado histéricamente y se hoy en la constelacién de fuerzas dada, y 4) la yernacional a la que ha de enfrentarse la forma los puntos fuertes y débiles de ésta dentro de la racion internacional de fuerzas conflictivas 0 en Teproduccién y transformacién de la sociedad acon. entro del espacio delimitado por estos cuatro ejes formacién social en su analisis econd- jada (por oposicién a Dicho con otras palabras, la sociedad no suele tamente como era en un se conservan su dindémica y estructura aun cuando el nti limensién y formas is de las diversas posiciones y papeles pueden cam- junto con los individuos que han de ocuparlas y des- los. La base estable de la estructura se define mente a partir de los conceptos de relaciones de ; det punto que a cJor ejemplo del complejo pensamicnto eo de Marx es, probablementc, su carta’ a Mayer y Vogl ede la TTnternacional, a propésito dela inerrelacion Gjlas evoluciones trlandcsa ec inglese, Véase sMars to Meyer at, 9 de abril de 1870», en The First Internation 1974 Ten Correspondencia, Buenos Aires, Car 196 Goran Therborn produccién, el cardcter de clase del Estado y del sistema En un sentido bisico, la reproduccién de una sociedad denota su modo de funcionamiento como un proceso soci ribuyen y consumen a través del cual se producen, di reproducci6i jetos: las posiciones de una determinada estructura soci y las personas necesarias para ocuparlas®. Dentro del pro- ‘ceso continuo de la sociedad, estos aspectos se relacionan internamente condicionando reciprocamente el correspon. diente proceso reproductive. Habiendo sido model como individuos in tipo concreto de famil (y otros aparatos los seres humanos tienden a formar, a su vez, el mismo o parecido tipo de fami a someter a sus hijos a igual proceso de modelacién. Existe un determinado conjunto de relaciones de produccién que forma parte del universo en el que la nueva generacién —que entra en él por la puerta y por el camino que, esp: ficamente, corresponden a su clase— ha de encontrar la forma de ganarse la vida, con lo cual vuelve a reproducir las relaciones iniciales. De este modo, los explotados tienen que entregar lor a sus explotadores, que de esta ma- los recursos necesarios para mantener y tacién. Toda estructura estatal tiene ca- es institucionalizados especificos que, respaldados por delimitan el campo de la poli las formas de © nentes. Hasta obligadas a utilizar dichos canal a su reproduccién Es importante ir en que la reproduccién soci no es tun proceso especial de transmisién cultural o coercion fisica, sino el propio funcionamiento de la sociedad como un todo en un proceso constante. Hay que subrayar tam- 5 Véase D. Bertaux, Destins personnels et structures de classe Paris, 1977, (es del poder del Estado n que la reproduccién de un determinado modo de pro- ccign tiene lugar siempre dentro de una formacién social iculacién con otros modos de pro- implica el intercambio —sea libre o forzado, igual al— con otros modos. (A veces el pillaje abierto ) Parte integrante del de reproduccién del feudalismo eran, por ejemplo, los de los sefiorfos con el comercio del mercado. jtenimiento de la jerarquia feudal en las relaciones ia, de modo considerable, del consumo jocracia, fenémeno que el intercambio elacién del Estado y la economfa, El intenso y contro- debate en torno al capitalismo monopolisia de Es- }se ha centrado en este problema tal y como se pre- en las sociedades capitalistas avanzadas. Por otra , otro reciente e importante debate marxista ha ver- bre la relacién entre el Estado nacional y el ca internacional y las llamadas empresas multinacio- Tampoco en este caso es nuestro propésito entrar ince, por ejemplo, las obras colectivas Der Imperiaismuc BRD, Berli N67, y Trai Ae Tratado marxista de y otros, Zur Theo : Ph, Herzog, ‘Wygodski, stamokap in der i975; y N. Poulantzas, Classes in contem- 198 Goran Therborn en los graves y complejos problemas que esta cuestion plantea, sino contribuir, aunque sea de manera modesta, a la clarificacién de los puntos basicos en litigio Es necesario entender, en primer lugar, que incluso antes del socialismo y del capitalismo monopolista de Estado, el Estado ha sido siempre un elemento esencial, y no un mero guardian exterior de la reproduccién de la economia. E] Estado interviene, invariablemente, en la reproduc- cién de las relaciones de produccién, aportando a estas til. timas un marco legal estabilizador, respaldado por la fuer. za, La distribucin de los medios de produccién se regula mediante las leyes de la herencia, los enfeudamientos y los fideicomisos, la definicién legal de lo que constituye un contrato mercantil valido, las medidas de nacionalizacién y creacién de propiedad publica. Las relaciones sociales de produccién estén estructuradas por normas legales que determinan las relaciones que han de existir entre sefior y campesino, amo y criado, patrono y empleado, gerente y obrero. Las metas de la produccién no sdlo son fijadas por las directrices de los planes bajo el socialismo, sino también por las regulaciones feudales relativas a las rentas y a la legitimidad de los mercados, y en el capitalismo, por ejem- plo, por las disposiciones que afectan a las empresas y al comercio y que establecen las obligaciones de los gerentes frente a los propietarios, clientes y acreedores, y frente a los trabajadores. La reproduccién ampliada del modo de produccién ha dependido fundamentalmente en todas par- tes de diferentes tipos de practicas del Estado: adquisicién de tierras nuevas y sometimiento de los campesinos libres; captura de nuevos mercados y nuevas fuentes de materias primas; ampliacién de la érbita socialista. En todo caso, las gamas y modalidades de la interven- cién del Estado en la economia varfan grandemente segin la indole y el grado de desarrollo del modo de produccién. En el feudalismo, la corona solfa ser el mayor propietario de tierras y, por consiguiente, tomaba parte activa en la reproduccién del sistema en calidad de primus inter pares de los sefiores feudales. El Estado tenia también la impor- tante obligacién de suministrar alimentos a la poblacién fnvierno de 1916-17, durante la guerra, fue Ia causa ita de la revolucién de Febrero.) ta transfirié este dltimo problema a mediante normas legales, pero, sin embargo, asumi6 portante responsabilidad de desarrollar las fuerzas sporte y comunicacién, la preparacién de técnicos y estigacién cientifica. Cuando el viejo ciclo de las co- fue sustituido por el ciclo econémico, el Estado tuvo doptar una nueva forma de resolver las crisis a base didas de tipo monetario, aduanero y fiscal iiltimas décadas han presenciado una enorme expan- , hasta el punto de que en EEUU alrededor de ‘por 100 del producto nacional, y en varios paises de ‘occidental més de la mitad de é1, pasa a través del Esto supone una enorme variacién con respecto a de principios de siglo, en la que menos de una ‘parte de la nueva riqueza del pais entraba en la a del Estado. De todos modos, el que el capitalismo seguido reproduciendo nos muestra que no hay de mando» fijas en la economia. A pesar de los de Ia burguesia de que los impuestos estatales Ja acumulacién del capital hicieran imposible la re- én, y a pesar de las esperanzas puestas por socia- fen una nacionalizacion estratégica de la industria a y los bancos, la reproduccién ampliada del capital tha visto detenida. La reproduccién es un proceso niemente en marcha que, como un rio poderoso, bus- Os cauces por los que discurrir si se ponen obstcu- en su camino. Asi nos lo demuestran claramente las Plias medidas nacionalizadoras que después de la gue- @ llevaron a Ja practica en Austria, Gran Bretafia, Fin- Francia e Italia. Dado este cardcter de la reproduc- Wéase, por ejemplo, S. Kaplan, Bread, politics and political omy in the reign of Louis XV, La Haya, i976 200 Goran Therborn cién, una transformacién social, para triunfar, debe ser tam- bién un proceso continuo. La gran expansion de los ingresos del Estado no ame- naza la reproduccién del capitalismo porque la mayor parte de ellos son canalizados para volver a la circulacién del capital, y no sélo o principalmente mediante las compras y subvenciones estatales, sino también y, sobre todo, me- diante transferencias a las economfas familiares. Atrapadas como estén en las relaciones capitalistas de produccién, estas tiltimas han de gastar sus acrecentados ingresos en bienes de consumo producidos por las empresas capita- listas. Tras el papel que hoy desempefia el Estado en la repro: duccién del capitalismo avanzado hay un complejo d dencias econdmicas y sociopoliticas que hay que a con sumo cuidado; pero permitasenos mencionar tres de las més obvias. A medida que el cardcter social de las fuer- zas productivas y la interdependencia y la magnitud de la economia han ido cobrando mayores proporciones, se ha ampliado también la gama de las funciones del Estado. No s6lo se presenta ahora como Gesamtkapitalist (capitalista total) que regula juridicamente el conjunto del sistema capitalista, resuelve los conflictos internos y proporciona la infraestructura comin, sino que participa activamente en los mercados de trabajo, bienes y capitales como una es pecie de supercapitalista, interviniendo en la oferta y de- jon, de bienes y servicios produ- cidos por la empresa capitalista, de fuerza de trabajo (me- diante una politica de mano de obra). Cada vez en mayor medida, el Estado complementa al capital privado compe- titivo en lo concerniente a la dindmica del desarrollo de las fuerzas productivas, mediante la financiacién directa € indirecta y la organizacién de la investigacién y el dese rrollo. En ciertos casos, como el de Gran Bretafia en las décadas de los sesenta y los setenta, el Estado ha asumido la responsabilidad de crear y mantener un ejército indus trial de reserva, como parte de un plan, hasta ahora sin para bajar los salarios y aumentar la competitividad de la industria en el mercado internacional. De todos modos, el Estado como supercapitalista, como actor principal del antes del poder del Estado 201 capitalista, no es un fenémeno completamente ), Bl Estado japonés desempefié en gran medida este ‘el desarrollo del capitalismo nacional durante la mundial de finales del siglo x1x y principios ido, en cuanto supersujeto, aparece como el unico con recursos suficientes para hacer frente a de los problemas que plantea la enorme escala de sstrias de tecnologia avanzada. Su importancia no na ahi, sin embargo, dado que, desde el punto de vista andes empresas capitalistas, el Estado nacional jiones locales se estn transformando cada vez ‘objeto de célculos y consideraciones mercantiles, que en un simple territorio que es preciso asegurar ) base rentable o area de penetracién. Los sistemas tién y comunicacién surgidos dentro de las grandes esas posibilitan a éstas considerar las unidades poli rritoriales como alternativas calculables con vistas a izacién de diversos tipos de produccién y adminis. gn integradas a nivel de la empresa. Consiguientemente, racteristica nueva e importante de las empresas «mul wiles» parece ser su capacidad para enlazar en un de produccién disper- beneficiéndose de su calculada dl de ubicacién, més bien que la simple existencia esfera de actividad de la compaiiia de indole multi- 'miultinacional, que es un viejo fenémeno de la ex. imperialista, La gestion privada ha mostrado tam- @ considerable capacidad de adaptacién al nuevo ter de las fuerzas productivas. m tercer lugar, la forma de la expansién del gasto @ debe ponernos en guardia para no caer en faciles taciones funcionalistas respecto a las relaciones tes entre el Estado y el capital monopolista y no lorar, en consecuencia, la dialéctica de Ia lucha de ectivamente, aun cuando dicho gasto sea parte de luceién del capital, los sectores monopolistas nun: ison, Economic growth in Japan and the USSR. Lon- ‘capitulo 2 202 Géran Therborn ca han mostrado, por decirlo de forma moderada, un gran seguros sociales, y éstos repre. de gasto que ha aumentado, r rapider e en los tltimos afios, incluso en los Es. tados Unidos ® GASTO PUBLICO (FEDERAL, DE LOS ESTADOS ¥ LOCAL) DE ESTADOS. UNIDOs, Asi tafia publicadas por I. Gough Left Review, 92 untes del poder del Estado 203 ‘gue tener en cuenta, en cualquier caso, que el entre el Estado y la economia es un ‘econémica condi- Ta superestructura politica al intervenir en la re- n del poder y el aparato de Estado. Ya hemos ‘el ensayo dedicado al aparato de Estado la manera a divisién econémica del trabajo configura la orga- jarnos a sugerir el modo en que la economia en la reproduccién del poder del Estado, er del Estado se ejerce en un campo compuesto das, El Estado representa jer lugar a la clase domi- 'y media en las relaciones sociales entre dominantes dos. Reproducir el poder estatal de una clase (0 de una fraccién o alianza de clases) es re- representacién en la direccién del Estado y la de su supremacia sobre las otras clases. La repre- my la mediacién son patrones institucionales espe- que, por lo general, resultan irreducibles a de produccién. Por ejemplo, ninguna forma pol tun sistema estamental en el que estén represen- ‘el clero, los burgueses y, en ocasiones, los campesinos, la monarquia absolutista, el parlamentarismo, la dicta- litar 0 fascista, o el gobierno de partidos— puede se apelando sencillamente a las relaciones de pro- feudales, capitalistas 0 socialistas. Y es mas, por la mediacién de las relaciones sociales por el afiade un nuevo componente a las relaciones de modo de produccién econdmico. todos modos, las relaciones de produccién y las fuer- ictivas afectan el funcionamiento de los procesos mente politicos de representacin y mediacién, iiendo o socavando Ia dominacién politica de una la razén principal y basica 208 Goran Therborm por la que la democracia presidencial o parlamentaria ha sido capaz, en contra de las expectativas de los socialde. mécratas y de los liberales clasicos, de reproducir la repre. sentacién de la din clase burguesa es que la esfera de la representacién pi rela, ciones sociales determinadas por la economia. La forma en que las clases trabajadoras votan, se organizan, se dotan de dirigentes y plantean demandas viene crucialmente condi mada por su sumisién y sometimiento, tanto en trabajo como (Este someti gueses parece ser deter cia que el fetichismo de E] Estado burgués media tipicamente entre las clases dominantes y dominadas en términos formalment sales (es decir, no abiertamente clasistas). La di dad ante la ley» expresa embargo, como la mediacién del Estado burgués 1 gar dentro de una red tejida por las relaciones de pro cién, esta intervencién formalmente universal tiende a re producir el poder de una determinada clase. Dos ejemplos serén suficientes para aclarar lo que decimos. Durante una huelga sélo una de las partes necesita perturbar «la ley ¥ el orden» organizando asambleas de masas y piquetes. De manera analoga, cuando se llevan a la préctica programas de reconstruccién 0 modernizacién econémicas, quienes estén en mejor situacién para beneficiarse de ellos son los grandes capitalistas y agricultores. Decir todo esto puede parecer una banalidad, porque resulta absolutamente obvio; sin embargo, muchas veces se presta poca atencién a Ia reproduccién reciproca del Estado y la economia en favor de una concep ral, en Ia que el tinico objeto visible es, o bien el papel del Estado en la acumulacién de capital, o bien las constelacio- economia hay que aftadir una wltima idea, que fue clare mente entendida ya por Lenin; desde un punto de vista ico, la reproduccién (y la revolucién) sociales deben (Determinantes del poder del Estado 205 izadas y consolidadas en una serie sin fin de situa. (tisis abstractos, sino en este o en aquel momento o crisis, Tas relaciones de produccién y las fuerzas productivas in- faiden, con todas sus peculiaridades, en cada momento de Fepresentacién y mediacién. La politica en cuanto ciencia fiene que asimilar las determinaciones decisivas de la pol fica en cuanto arte. El papel dirigente de Lenin en la triun- fante revolucion de Octubre demostré en Ja practica el ‘cardeter coyuntural de la politica revolucionaria. Veremos ahora que el éxito de la politica reproductiva se basa en los mismos rasgos. Los TRES MODOS DE INTERPELACIN IDBOLGGICA Otro importante aspecto de la reproduccién |) que exige una serie de observaciones, es el de la relacién entre Ta reproduccién ideologica y el poder estatal. El gran hin- @apié que con frecuencia se hace en la legitimacién de una Particular forma de dominacion ante las masas dominadas =problematica que, en gran parte, tiene su origen en la tra- Wicién weberiana y de la Escuela de Francfort— esta fuera de lugar, creemos, y debe ser abandonado de una vez por odas. Esta insistencia en la produccién y el mantenimiento G21 lestimidad parte del supuesto tedrico y no compro- bado de que los dominados no se rebelan solo, o principal- Mente, porque piensan que la autoridad de sus dominadores sti justificada. Sin embargo, y dejando a un lado la coac- Politica y econémica, existen muchas otras razones por § gue la gente no se rebela. Puede que las masas sean metantes del régimen politico al que estén sometidas o se tren apaticas ante él. Puede que no conozcan otros MOdos alternativos de organizacién Social ‘© que, aunque los Ge extn. se sientan impotentes para modificar el estado Tinton © ae viven. Con todo, esta ignorancia, este des *eetss © esta falta de confianza en las propias fuerzas no luha especie de caracteristica psicolégica innata de los in- BiViduos y Tos grupos, Se trata de algo gencrado por proce 206 Goran Therborn yntes del poder del Estado sos sociales especificos y que forma parte del proceso total de reproduccién social *. ia funciona moldeando la personalidad, amorfa de los nuevos animales humanog orden social y los cualifica para el pape] que habrén de desempefiar en la sociedad, ideolégica dice a los individuos qué son ellos, cémo es el mundo, qué y ese mundo, De esta manera, a 0s y cantida- diferenci ~S Véase la distincién de Michael Mann entre acep' tica y acept rmativa (en «The social cohesion mocracys, American Sociological Review, vol. 35, 1970, pp. 42239), : y carécter de la explotacién y el poder esti , 2 en modos de formacién ideolégica especifi- », y proporciona a lades de autocon- el poder, sino también la ética del trabaj entender el esparcimiento y las relaciones desde la camaraderia al amor sexual $ las ideologias contienen estos tres modos dc a, pero a cada uno de ellos puede darsele mayor o tancia dentro de un contexto ideolégico con- ) puede desempefiar un papel de mayor o menor fen el proceso de reproduccién social. Por } en la década de los treinta los circulos rectores ‘monopolista sueco tuvieron un largo e intenso torno a la orientacién que se debia dar a su el gobierno socialdemécrata. Los Ta industria de maquinaria deseaban Jo menos) de la supremacia de los EEUU, ‘oecondmica del régimen burgués en Fran + Goran Therborn campafia de propaganda sobre la bondad de la empresa» (es decir, del capi mientras que mpresarios y de la Ie en aquella coyuntura —es de datos aparentemente respecto a las necesidades de la econ: fan las medidas que podrian resolver los prol los— antes que re empresa. Se des, se seleccioné a los miembros de los comités co- rrespondientes entre los expertos de la Liga Industrial, quienes, ni que decir tiene, legaron a la conclusion de que no debja hacerse nada *. LA MECANICA DE LA REPRODUCCION la reproduccién per determinados. ¢Qué es duccién sino por la manera en que estén antiene, entonces, la repro: ‘i6n muy extendida, pregunta haciendo referes in embargo, esta forma de enfocar el problema es muy inadecuada. La palabra

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