Brito Autonomía y Subordinación. Mujeres en Concepción, 1840 - 1920 PDF

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TNE) : Autonomia y subordinacion CapiTuto II \ Las mujeres y la familia |. Las mujeres y la familia: un espacio de accion 1. La familia y su incorporacién como problema historiografico Alestudiar a las mujeres en sus distintos ambitos de accién, la familia aparece como un campo privilegiado para el andlisis™. El binomio mujer/familia es entendido aqui como el espacio por excelencia de las relaciones sociales de los sujetos, y que por lo tanto nos posibilita ampliar la mirada, incorporando al andlisis el espacio microsocial, que es fun- damental para la comprensién de una sociedad. Blandlisis y el estudio de la familia ha sido uno de los temas emergentes en las ciencias sociales hoy, siendo abordada desde distintas disciplinas, en un afan de comprender las transformaciones, o la mantencién, de formas tradicionales de relaciones familiares que perduran hasta hoy". Independiente desde donde se aborde la preocupacién, es evidente que la familia es una institucién fundante en las relaciones sociales y el espacio donde es. posible reconocer las contradicciones cotidianas del sistema social. Lo que nos interesa a continuacién es mostrar las formas en las cuales la historiografia ha incorporado a la familia como sujeto de conocimiento y cuales han sido los ambitos de andlisis privilegiados. A partir de los estudios realizados tanto en Europa como en Latinoamérica podemos plantear que la discusi6n historiografica ha estado centrada en cinco aspectos: 1 Elandlisis demogréfico, que incorpora los indices de fecundidad, mortalidad y nupcialidad como ejes claves para reconocer a la familia como un agente activo de os cambios histéricos; ™ Es importante considerar que no estamos haciendo una asociacién dentro de los marcos patriarcales modernos que construye a la familia como el espacio de autorrealizacién femenina y, por lo tanto, el tinico capaz de reflejar a las mujeres en su integridad en tanto género. *© Una de las autoras que més han trabajado y problematizado el tema de la familia en Chile es Ximena Valdés Subercaseaux; entre sus obras mas recientes destacamos La vida en comiin: Familia y vida privada en Chile u el medio rural en la seaunda mitad del sialo XX (Santiago: LOM ediciones. 2007). . El matrimonio como base de la constitucién de la familia, que a su vez se com- prende como la institucién basica para la estabilidad social en tanto constituye un orden social; Los ideales de comportamiento femenino al interior de la familia, que instalan modelos de «deber ser» en los cuales las mujeres deben identificarse y que se transforman en los cristales a través de los cuales son observadas; La estrategias familiares y los mecanismos de reproduccién social, en los cuales se incorporan los modelos esperados de familias, pero también las formas practicas enlas cuales se resuelven los problemas cotidianos dentro delos niicleos familiares y cémo estos se reproducen a lo largo del tiempo y del espacio concreto donde se desarrollan las dindmicas familiares; 5. Las transgresiones al modelo de la familia cristiana, es decir, aquellos elementos culturales que alteran los modelos tradicionales de familia que se instalan como base de la sociedad. La historia demografica ha sido desde mediados del siglo xx un espacio de conocimiento importante en el andlisis de las sociedades del pasado. Surge desde las preocupaciones de Ja demografia a la cual se le incorpora la variable de tiempo, a fin de analizar los compor- tamientos de poblacién en el pasado. Con todas las limitaciones que se producen por no contar con fuentes estadisticas completas y totalmente confiables, sino hasta la segunda mitad del siglo x1x, ha sido una de las ramas historiogrificas importantes desde mediados del siglo xx. El estudio de la familia ha sido crucial, en la medida que ha permitido hacer estudios de larga duracién en relacién a ciertos indicadores demograficos como la fecun- didad, que entregan una opcién para mirar los cambios en los ciclos y ritmos que adquiere el desarrollo de la familia en el tiempo. Como lo plantea Rowland (1997), la relacién entre la demografia histérica y la historia de la familia no siempre ha sido una relacin fluida, considerando la naturaleza distinta de sus objetos de estudio, la btisqueda de tendencias generales en los comportamientos de poblacién, en la primera, y el andlisis muchas veces microsocial y de poca representatividad de la segunda. Sin embargo, la reconstitucién de familias a través del andlisis de distintas fuentes, entre ellas las parroquiales, ha permi- tido avanzar en el conocimiento de los comportamientos demograficos evitando caer en deducciones con poco fundamento histérico. Al ser incorporados de manera més fluida Jos métodos y los analisis de la demografia hist6rica a los estudios de familia es posible profundizar el conocimiento sobre las familias del pasado. Asi: Larelacién entre demografia y familia, o la consideracién de la demografia de la familia, implica tanto el estudio de las interacciones del comportamiento demogréfico con la composicién de familias, hogares y grupos de parentesco—la incumbencia de la demografia dela familia consiste en construir modelos para analizar los efectos de los nacimientos, defunciones, matrimonios y migraciones sobre la composicién de familias, hogares y grupos de parentesco™, Para el caso de Chile, ya hacia mediados de la década de los ochenta Cavieres (1985) ~ planteaba que los estudios de demograffa histérica en el pais se habfan profundizado incorporando nuevas miradas metodolégicas y aportes a través de numerosos trabajos monograficos. Se detiene a analizar dos de los textos mas influyentes en la demografia histérica sobre Chile, que atin después de 25 afios siguen siendo referentes obligados: el primero, es el de Carmen Arretx, Rolando Mellafe y Jorge L. Somoza’”, y el de Robert Mc- Caa"*. De estos dos textos es indudable que el de McCaa se acerca mas a los intereses de nuestra reflexién, ya que segiin Cavieres puede ser considerado en uno de sus capitulos aun estudio de historia de la familia en que se consideran aquellos factores de cardcter socioecondmico, cultural e institucional que afectan al tipo de vida en comin y, por ende, los porcentajes de legitimidad e ilegitimidad de los vastagos. Igualmente, aquellos que corresponden a comportamientos biol6gicos, sociol6gicos, que se dan como respuesta de cardcter individual o en diferentes sectores de la poblacién alos aspectos antes sefialados»™. El mismo Cavieres (1983) se habia dedicado a analizar las formas de vida y las estructuras demogréficas en San Felipe, en el siglo xvi, a través del Registro Parroquial y los Archivos Notariales, haciendo un anilisis demografico, pero incorporando una mirada més amplia hacia el estudio de la familia para comprender las dindmicas cotidianas y sus entramados sociales mas generales. Ademas de los autores ya citados, son importantes los estudios realizados por René Salinas, quien es uno de los principales historiadores chilenos dedi- cados al andlisis de la familia, y dentro de estas preocupaciones, uno de los aspectos que nutrieron las primeras preocupaciones en el tema fue la reconstruccién de familias a través de los métodos de la demografia histérica. En 1982 él planteaba que: ‘™ — |sabel Moll. «Demografia y Familian, en La Demografia y la Historia de la Familia, Seminario Familia y Elite de poder en el Reino de Murcia, siglos XV-XIX, edit. Robert Rowland e Isabel Moll Blanes (Murcia: Universidad de Murcia, 1997), 15. ™ Carmen Arretx, Rolando Mellafe y Jorge L. Somoza. Demografia Histérica en América Latina. Fuentes y Métodos (San José de Costa Rica: Centro Latinoamericano de Demografia, 1983). Citado por Cavieres, Eduardo. «Poblacién y Sociedad: avance de la Demografia Historica en Chile». En Cuadernos de Historia 5 (Santiago: Dpto. de Ciencias Histéricas, Universidad de Chile, julio de 1985). %* Robert McCaa. Marriage and Fertilicy in Chile. Demografic Turning Points in the Petorca Valley, 1840-1976. Gitado por Cavieres, «Poblacion y Sociedad..». ™ — Cavieres, «Poblacién y Sociedad..», 14. Mediante la reconstitucién de familias, intentamos comprender, medir y explicar los componentes y los rasgos fundamentales de la fecundidad en un érea de Chile central representada por dos parroquias relativamente vecinas: La Ligua y San Felipe. Los datos utilizados en este caso proceden fundamentalmente de los registros parroquiales, los que han sido completados con otras fuentes™. Otro de los aspectos importantes que se analizan en la historia de la familiay su relacién con la demografia histérica son los antecedentes sobre mortalidad, especialmente la in- fantil, los que permiten dar una mirada mds amplia a las formas en las cuales se concebia Ia nifiez en los distintos momentos hist6ricos. Uno de los temas recurrentes al respecto se refiere al abandono de los niiios y nifias, que representa elementos importantes desde el punto de vista de las formas en las cuales se constitufa la familia y los mecanismos para la reproduccién social™. 1.2. El matrimonio como base de la constitucién de la familia La constitucién de familias dentro del ordenamiento social patriarcal delimita clara- mente las funciones que debe cumplir cada uno de sus miembros, lo que esté establecido legalmente a través de los distintos ordenamientos juridicos en Hispanoamérica: marcos legales medievales, las disposiciones reales en tiempos de la Colonia y los Cédigos Civiles del siglo x1x. Todos ellos regulaban la constitucién de la familia cristiana y legal a través del matrimonio, pasando a ser este una de las instituciones mas importantes en a instalacién del orden social esperado. Elmatrimonio legalmente constituido era la base de la organizacién social. En lamedida que el matrimonio se construye como un contrato se tornan relevantes las obligaciones que se establecen para cada uno de los firmantes y las obligaciones de la sociedad como tal. Uno de los aspectos claves y que se fundamentaba en las prescripciones religiosas era Ta constitucién de una familia con descendencia que permitiera la trascendencia a través de la herencia, ya fuera material o simbélica. De esta manera, el matrimonio actita como "René Salinas. «Crecimiento de la poblacién y patrones de fecundidad en Chile Colonial. San Felipe y La Ligua durantelos siglos XVllly XIX». En Cuadernos de Historia 2, Dpto. de Ciencias Historicas, Universidad de Chile, julio de 1982, 63. Mayor informacién sobre el tema en Chile en René Salinas y Manuel Delgado. «Los hijos de! vicio y del pecado. La mortalidad de los nifios abandonados (1750-1930). En Proposiciones 19, (Santiago: Ediciones ‘SUR, 1991) 44-54; Nara Milanich. «Entrafias mil veces despreciables e indignas: E|infanticidio en el Chile tradicional», En Revista Dimensién Histérica de Chile, N°1, Academia de Ciencias Pedagogicas de Santiago, 1984; Nara Milanich. «Los hijos del azar: ver nacer sin placer, ver mori sin dolor. La vida y la muerte de los parvulos en el discurso de las elites y en la préctica popular». En Revista Contribuciones Cientificas y Tecnolégicas, N°114 (Noviembre 1996) Universidad de Santiago de Chile. Ia institucidn clave para el ordenamiento social, que define los roles y las funciones de agénero al interior de la sociedad conyugal, pero también se establecen los fundamentos centrales en las pautas de comportamientos que permitan reproducir los modelos fami- Iiares y de sociedad. El matrimonio, hasta hace menos de un siglo, no tuvo un cardcter amoroso cuya unién privilegiara el encuentro pasional y roméntico ~hoy fundamental en la constitucién de Jas parejas que llegan al matrimonio, sino, por el contrario, el amor pasional y romédntico estaba més bien ausente en las uniones matrimoniales. Las razones para contraer matri- mionio fueron intereses econémicos y sociales, como quedé consignado en la literatura espafiola y europea. En el andlisis que realiza Ménica Bolufer (1997) sobre los escritos de Josefa Amar, una escritora espafiola del siglo XVIII, se establecia que el matrimonio claramente de conveniencia era una forma de garantizar la estabilidad social y la paz con- yugal, sobre todo entre iguales. De esta manera «podia llegar a establecerse “estimacién”, “mutuo aprecio” y “confianza” entre los cényuges préximos en inclinaciones y en cultura y dotados de una posicién desahogada y refinamiento de costumbres, e incluso cierta discreta felicidad... Con los ilustrados de su tiempo compartié, asimismo, la desconfianza hacia la pasién amorosa, considerada base excesivamente movediza y conflictiva de union perdurable, como muestra su enérgica reprobacién hacia quienes se aman “en extremo” antes del matrimonio, dejéndose arrastrar por la seduccién fisica»™. Los afectos son por lo tanto, una cuestién que surge de la convivencia y de la construccién de proyectos a futuro en comin, no el pilar donde se sustentarian las relaciones. Lo que se privilegiaba era la posibilidad de garantizar la sobrevivencia de la familia a través de las estrategias familiares. Frente a la desconfianza en torno a los peligros de la pasi6n, el consentimiento paterno fue la salvaguarda para evitar los trastornos que una mala elecci6n podia provocar en una familia; es por ello que «El contrato matrimonial hay que verlo claramente como una transaccién comercial més que como un acto de amor. El contrato matrimonial es una forma de alianza econdmica. Los desposorios entre nobles, a la par que sefialan una prictica endogémica, indican una preocupacién por acrecentar y conserva la riqueza»™. Adin cuando, el matrimonio fuese considerado un contrato o un sacramento -por lo que debia existir un consentimiento de las partes- la autorizacién paterna era fundamental. Con esto se trataba de impedir los matrimonios desiguales que pusieran en riesgo la re~ produccién social y cultural. La Pragmatica, firmada por Carlos III en 1776, traspasaba a tribunales civiles los conflictos entre padres e hijos en relacién al matrimonio. Segtin ™ Ménica Bolufer Peruga. «losefa Amar e Inés Joyes : dos perspectivas femeninas sobre el matrimonio en el siglo XVItl». En Historia de la mujer e Historia del Matrimonio (Historia de la Familia. Una nueva perspectiva sobre la sociedad europe). Seminario Familia y Elite de Poder en el Reino de Murcia Siglos XV-XIX, edit. Maria Victoria L6pez Cordén y Montserrat Carbonell Esteller (Murcia: Universidad de Murcia, 1997), 209. = Petra Neukirchen. «Aproximacién juridica a los derechos de la mujer en los contratos matrimoniales», en Lopez y Carbonell, Historia de la mujer, 1. Lavallé (2003), lo que intentaba el poder central era evitar los matrimonios desiguales y de mezclas raciales, dando los marcos legales a las familias para evitarlos: La pragmitica exponia sin rodeo su objetivo: dara los padres, ya la sociedad en conjunto, un arma capaz de luchar contra el serio peligro constituido por el casamiento de personas de estatuto y nivel social diferentes, lo cual ponia «en riesgo el adecuado orden social y causaba dafiinas fricciones y perjuicios continuos a las familias. Asi, se queria «contener a anarquia que se ha filtrado lentamente en la sociedad con el transcurso del tiempo», Launi6n desigual «desafiaba el honor, respeto y obediencia que los hijos deben observar para con sus padres en asuntos de tal seriedad e importancia»... El asentimiento de los padres o tutores se hacia entonces obligatorio para cualquier persona espafiola menor de veinte y cinco aiios, y se contemplaba la posibilidad de desheredar a todo aquel que se casara en contra de la voluntad paterna™. Otro aspecto clave en la constitucién de los matrimonios era la importancia que se le atribufa a la reproducci6n, como cumplimiento del mandato biblico que daba sustento ideol6gico a los enlaces matrimoniales. La sexualidad femenina era el lugar de observacién para el buen cumplimiento de dicho mandato. De acuerdo a Frigolé: Matrimonio, procreacién, familia en que el orden de los dos primeros puede cambiar 0 ser ambos términos equivalentes- son partes de un todo, de un proceso, con un nexo muy estrecho entre sien el marco de un modelo de procreacién [..] Matrimonio, procreacién y familia son conceptualizados en el modelo procreativo como fases seguidas y no separables de un mismo proceso, cuyo final es la formacién de una familia” Cuando no se podia cumplir con este fin se consideraba una situacin anémala, ya que el nacimiento de los hijos/as era lo que consagraba la transformacién del matrimonio en una familia, lo que permitia la trascendencia a través de la transmisién de valores cultu- rales y patrimoniales. Bl patrimonio era otra cuestién central en la constitucién de las familias a través del matrimonio, ello explicaba el estricto control a que eran sometidas las hijas de una familia al momento de elegir un esposo. En general, las mujeres, a través del sistema de la dote, ™ Bernard Lavallé. «El argumento de la notoria desigualdad en la relaci6n de pareja (Lima y Quito, siglos XVll y XVIII, en Familia y vida cotidiana en América Latina Siglos XVIII-XX., coord. Scarlett O'Phelan Godoy; Fanni Muiioz Cabrero; Gabriel Ramén Joffré; Ménica Ricketts Sanchéz-Moreno (Lima: Pontificia Universidad Cat6lica del Perti, Instituto Riva-Agiiero, 2003), 241. "= Joan Frigolé Reixach, «Procreacién y sexualidad: Modelos etnogréficos», en La Demografiay la Historia de 4a Familia, Seminario Familia y Elite de poder en el Reino de Murcia, siglos XV-XIX, edit. Robert Rowland e Isabel Moll Blanes (Murcia: Universidad de Murcia, 1997), 264 y 268. iportaban més recursos a la formacién de una nueva familia, por lo que el traspaso de esos ‘ecursos debia estar garantizado para los padres de la novia: «La finalidad de la dote era Asostenimiento del casamiento, de modo que este capital de la mujer era una aportacion mportante al mantenimiento del matrimonio. Normalmente, la dote procedia dela herencia vaterna y materna, es decir, herencia legitima de la hija». Un aspecto interesante de las lotes fue que eran una fuente de poder de las mujeres, que las protegia ante la viudez.o los racasos matrimoniales, al entregarle un patrimonio que si bien era administrado por el narido, no dejaba de pertenecerle nunca y se transformaba en un capital propio, dandole utonomia, sobre todo en estado de viudez. Loideal era que el matrimonio fuera un enlace entre familias de igual fortuna, pero esto e podia pasar por alto si el novio aportaba un apellido o una familia de mayor posicién ocial, situacién que no se daba igual para las novias, ya que la dote siempre era una con- licionante al momento de entrar al mercado matrimonial. El matrimonio entendido de la forma sefialada era la tinica forma de resguardar los atereses patrimoniales y los valores supremos de la sociedad, amparados en una estricta aoral cristiana, que debia proteger sobre todo a las mujeres de las tentaciones que el mundo uera de la casa y del matrimonio les podfa ofrecer. Asi, la reclusi6n de las mujeres dentro el matrimonio y su expresién material en el hogar se convirtié en el destino social que fianzaba el deber ser femenino. 1.3. Los ideales de comportamiento femenino al interior de la familia Lamayor parte de los estudios que se han realizado sobre familia incorporan a las mujeres amo actores protagénicos, como conductoras de las relaciones al interior de las mismas. a historiografia ha hecho de la relacién mujer-matrimonio-familia, un espacio de rela- iones ideales, considerando el deber set femenino como un Ambito de proteccién de las uujeres, que era una cuestién central para el funcionamiento del orden social y actuaba omo un mecanismo de control social para resguardar el honor de la familia. El honor era valor fundamental en el seno de las familias patriarcales y de elites, donde el respeto y sconsideracién social estaban fundados en la proteccién del honor: Aunque los miembros de la sociedad colonial espafiola pertenecientes a las clases sociales mis distinguidas, asi como los de las clases més bajas, podian sentirse dignos de honor, 8610 eran los de las élites quienes lo definian en términos exclusivos. Para ellos, el honor era el carécter distintivo que racionalizaba la existencia de la jerarquia colonial. Inclu‘a Neukirchen, «Aproximacién juridica...», 140. las diferencias autoconscientes de nacimiento y de conducta que distinguian a la gente decente de la gente baja”. Este honor estaba claramente diferenciado por género: el honor para los hombres estaba dirigido hacia el cumplimiento de su palabra; el honor era la verbalizacién de los compromisos donde se empefiaba su nombre de caballero; para las mujeres, el honor estaba corporizado, es decir era el cuerpo de las mujeres el depositario del honor de la familia y por ello se debfa proteger para que no fuese manchado. Si el honor del hombre se controlaba socialmente entre grupos de pares, el honor de las mujeres se controlaba a través de los miembros masculinos de la familia y estaba dirigido fundamentalmente hacia el control de la sexualidad de las mujeres. Asi, por ejemplo, durante el noviazgo se ponia especial atenci6n en el comportamiento de las mujeres: Se suponia que las mujeres debian mostratse firmes ante las proposiciones masculinas durante el enamoramiento, si deseaban cuidar su reputacién para conservar el honor yla virginidad. La sumisién o debilidad ante los deseos del hombre. ‘podian ser interpretadas como falta de virtud moral. Aunque convencer a una mujer de concederle algunos favores sexuales no manchaba la reputacién masculina, el galanteo también podia representar la oportunidad que él tenia de comprobar su honor dejando de buscar la relacién sexual y poniendo en claro que su meta era el matrimonio. Con este fin, podia solicitar los buenos oficios de algunas personas para convencer a la mujer sobre la seriedad en sus intenciones, ‘Aqui esté la esencia del galanteo como una prueba de cardcter para hombres y mujeres”. Este control del cuerpo y la sexualidad femenina estaba intimamente relacionado con laproteccién del patrimonio de las familias a través del aseguramiento de la descendencia legitima, y por lo tanto el resguardo de su honor por los controles masculinos era un bene- ficio irrenunciable para las mujeres, lo cual estaba consagrado en las maximas religiosas cristianas y en las leyes civiles emanadas de los hombres. Cuando la mujer aceptaba su domesticidad al interior de la familia y el matrimonio, sele asignaba la funci6n reproductora desde un punto de vista biolégico y también sociocultu- ral. La reproducci6n biolégica se materializaba en la maternidad como ideal de realizacién femenina, lo que finalmente completaba su ser. Los hijos e hijas se convertian asi en el centro de sus preocupaciones, ya que se las responsabilizaba de la crianza de los menores Ann Twinam, .«Honor, sexualidad eilegitimidad en la Hispanoamérica Colonial» en Sexualidad y matrimonio en la América hispénica, Siglos XVI-XVII, coord. Asuncién Lavrin (México: Ed. Grijalbo, S.A., 1991), 131. ™ Asuncién Lavrin. «La sexualidad en el México colonial: Un dilema para la iglesian. En Lavrin, Sexualidad xy matrimonio, 69. en los primeros afios de vida, de ahi la importancia de la reclusién de las mujeres en los espacios domésticos. Aunque esto no significaba en términos materiales que fueran las madres quienes se dedicaran al cuidado material, ya que muchas veces eran otras mujeres, como las amas de leche o las empleadas domésticas, quienes cuidaban directamente a los nifios o nifias, la responsabilidad tiltima era de las madres. De esta manera, la maternidad se transformaba en una cuesti6n clave para las familias, en un valor que se traducia en la trascendencia simbélica y material de la misma. Sila funcién reproductora de las mujeres le daba sentido a la existencia de la familia, se debia proteger y controlar, legitimando asi el control de la sexualidad femenina. La reproduccién sociocultural permitia que los valores de las familias fueran traspa- sados a los descendientes sin que fueran cuestionados, haciendo funcionar el modelo social esperado, Las madres eran las encargadas de entregar, a través de su ejemploy de un discurso constante, apoyado en las ensefianzas de la Iglesia, los valores de pureza y honra femenina. De este modo, las mujeres debian traspasar a las otras mujeres de la familia los deberes y las pautas de comportamiento que se esperaban de ellas. Asi, los padres eran los encargados de ensefiarles el rol de género a los hijos cuando estos estaban en una edad acorde que les permitiera sacarlos del seno materno; y las madres ensefiaban su rol a las hijas. Ella le traspasaba los conceptos de pureza de cuerpo y alma, con un cuidado centrado en el resguardo de la virginidad, que era visto como el bien més preciado en una joven, el cual solo debia ser entregado al momento del matrimonio. Ademés se les ensefiaba el control de sus propios impulsos a fin de no poner en riesgo el honor familiar. Através de as pautas de comportamientos aprendidas se instalaban modelos ideales de familias, que sustentaban la construccién de la identidad femenina y que se proyectaban a todos los espacios donde la mujer se movia. Es importante consignar que estos modelos de feminidad no eran una cuestién transversal a las clases sociales, més bien eran los patrones instalados entre las mujeres de las elites, que permitian acentuar las distinciones de clase ymantener el orden y el control social. Esto es importante de tener en cuenta porque nos permite cuestionar las verdades instaladas sobre modelos de familias ahistoricos. Es asi como podemos establecer histéricamente el momento en el cual los ideales de feminidad se hacen transversales a las clases sociales, instalando otros elementos de control social Para el cumplimiento de estos roles. Con Ia instalacién de la familia burguesa—en distintas €pocas segiin los lugares~ amparada en los fundamentos ideolégicos de ciertos pensadores ilustrados (ver capitulo 1), se construye un nuevo modelo de feminidad basada en elresguardo del valor de las mujeres por medio de la reclusién en el espacio doméstico, que le permitia no contaminarse del mundo pitblico y que funcionaba como modelo itil en una economia Politica del sexo. La modernizacién viene de la mano con el desarrollo capitalista y la con- solidaci6n de un mundo popular proletario, que se apoyé en la ciencia médica que higieniza os comportamientos sociales a través del control establecido. Medicina que transforma los cuerpos en cuerpos déciles para el capitalismo, esenese espacio donde la maternidad se resignifica™, haciendo aparecer nuevos discursos en relacién alos deberes de las mujeres, incorporéndole nuevas responsabilidades; entre ells, el valor delamamantamiento coms, un nuevo componente de la identidad femenina. 1.4, Las estrategias familiares y los mecanismos de reproduccién social Las bases de las estrategias familiares estaban dadas Por la posibilidad de Procreacién; Por lo tanto, el matrimonio sin procreacién era anémalo: Laprioridad absoluta concedida a la procreacién y no ala sexualidad y/o a conceptos més © menos estrechamente relacionados con ella, como os de atraccién, pasién, et, legitima Yjustifica la ™*, % — Goicovic, Relaciones de Solidaridad, 172. “La formacién de una familia comenzaba con el sagrado vinculo del matrimonio, por cual se regian las ordenanzas morales y sociales. El Cédigo Civil chileno de 1855 en su 102 lo defini6 como «un contrato solemne por el cual un hombre y una mujer se unen ‘taal e indisolublemente, y por toda la vida, con el fin de vivir juntos, de procrear, y de ixdiarse mutuamente>™, reproduciendo la ordenanza cristiana de la indisolubilidad del lace. La constitucién de familias a través del vinculo matrimonial fue un instrumento isico parala consolidacién del modelo esperado de familia, comolo plantea René Salinas: -Elmatrimonio fue empleado por todos los grupos sociales para garantizar la supervivencia dela familia, consolidar y aumentar: ‘el patrimonio y favorecer la movilidad ascendente. Por ello, ciertos mecanismos para el resguardo del patrimonio tomaron especial relevancia: la primogenitura («mayorazgo») masculina yla dote femenina fueron de vital importancia, ya {que la propiedad agraria y la dote actuaron como incentivo para promover la celebracién de muchos matrimonios™. Enel fondo, era una relaci6n de tipo contractual que resguardaba los intereses sociales sconémicos, cuestién que quedé absolutamente ratificada en la Pragmatica de 1776, que jentregaba mayor poder a los padres para decidir con quién se casaban sus hijos e hijas. El matrimonio estaba lejos de consagrar una uni6n fruto del amor roméntico moderno, ssbien era una estrategia politica que permitia a las familias mantener su poder y su con~ sl sobre los miembros de las mismas y sobre todo de sus bienes. Debido ala importancia etenia el matrimonio existié todo un ceremonial previo que permitia darle legitimidad cial ala unién de dos familias. El noviazgo unia bajo un compromiso formal o de palabra {os familias, poniendo en juego su honor: «La promesa de matrimonio, conocida como celebracién de esponsales, exigia un gran compromiso, pues podia ser oficiado por un serdote y en algunos casos, conducir a la firma de un contrato. Su desistimiento, podia rivar en una demanda por incumplimiento de palabra de matrimonio»™. El incumpli- ento de estas promesas matrimoniales llev6 a muchos a demandar ante los Tribunales Justicia, apelando a los dafios materiales y/o morales ocasionados. En algunos de ellos. -08 dafios se referian ala existencia de uno o mas hijos/as ilegitimos/as; mujeres engafia- s argumentaban que habian sido seducidas con la promesa del matrimonio. El objetivo la demanda era obligar al novio a cumplit su palabra o en su defecto las indemnizara snémicamente. Como plantean varios autores, en estas practicas es posible reconocer Cédigo Civil de la Republica de Chile, Santiago de Chile, Mayo 31 de 1856. René Salinas Meza, «Historia de la Familia Chilenan, en La Familia en Iberoamérica 15501980, coord. Pablo Rodriguez (Barranquilla: Universidad Externado de Colombia, convenio Andrés Bello, 2004), 399, Pablo Artaza Barrios, «La formacién de la pareja y sus conflictos, Chile en el siglo XIX». En Nomadias, Serie ‘Monogréficas, Programa Género y Cultura en América Latina (PGAL), Universidad de Chile (Santiago: Editorial Cuarto Propio, Chile, 1999), 152. que en la etapa previa al matrimonio las relaciones sexuales eran més frecuentes de lo que el discurso moral de la Iglesia y la sociedad esperaban, haciendo de las relaciones prematrimoniales una préctica mds 0 menos comtin™®. En las promesas matrimoniales se establecian los compromisos econémicos involucrados, Durante la colonia fue importante el establecimiento de las dotes. La dote era considera- da una salvaguarda de las mujeres y el patrimonio familiar, siendo un «elemento en las vinculaciones y compromisos sociales y econémicos entre familias y uno de los medios de acrecentamiento del poder local». Ademis, facilitaba el camino al matrimonio de las mujeres y las protegia en la etapa de viudez, asegurando su bienestar, sentando las bases para la configuracién de una nueva familia. Por otro lado, si el matrimonio no era exitoso: La dote aseguraba el bienestar de la mujer através de su vinculacién con una propiedad, un capital o bienes de diferente indole. De esta manera, lograba tener una fuente de recursos independiente de las de su marido. Adems cuanto més grande fuese la dote dada al marido, mayores serfan los recursos que recibiria al momento de su viudez, dado que el marido estaba obligado a devolver a su mujer la misma cantidad, en términos proporcionales, al momento de su muerte (..) La ley protegia este aspecto, aunque era el marido quien administraba la dote, como parte de los bienes de la familia, él estaba forzado a respetar Ia autoridad y la independencia de su esposa respecto de los bienes dotales™. Enel siglo xix las dotes van desapareciendo como documentos formales; sin embargo, se mantuvo la tradicién de un mayor aporte al matrimonio por parte de las mujeres. Pero no solo era necesaria la firma de los esponsales y los compromisos econémicos para realizar el enlace matrimonial, también habia que publicarlo en las iglesias a fin de hacer atoda la comunidad participe de la legitimidad del enlace. En este perfodo en que se hacia comunitario el futuro matrimonio, los miembros de la comunidad podian hacer denuncias que ponian en duda la legitimidad del sacramento; alli se podia acusar la existencia de miiltiples impedimentos que podian empaiar la legitimidad del matrimonio, entre ellos estaban el incumplimiento de las edades minimas (14 las mujeres y 16 los varones), no tespetar los grados de consaguinidad que la Iglesia toleraba (matrimonios entre primos, sobrinos/as-/tia/os), y quizés uno de los mas recurrentes era las relaciones de afinidad “© Igor Goicovic. «Es tan corto el amor yes tan largo el olvido... Seduccién y abandono en Chile tradicional, 1750-1880», en Igor Goicovic. Sujetos, Mentalidades y Movimientos Sociales en Chile (Vifia de Mar: CIDPA Ediciones, 1998); Artaza, «La formacién de la pareja. Eduardo Cavieres y René Salinas, Amor, Sexo y Matrimonio en Chile Tradicional (Valparaiso: Instituto de Historia, Vicerrectoria Académica, Universidad Catdlica de Valparaiso, Serie Monografias, 1991), 59. Catalina Policzer Boiser, «El matrimonio, la dote y el testamento: un estudio del poder econémico de la ‘mujer colonial en el siglo XVII», Revista de Historia Social y de las Mentalidades, Sociabilidad y vida cotidiana enel Chile tradicional, Afio Ill N° 3, Dpto. de Historia, Universidad de Santiago de Chile (1999): 122. | que «se originaban a través de dos mecanismos. El primero era mediante el matrimonio, relacionando a los parientes de los contrayentes, por lo que los consanguineos de la mujer pasaban a ser afines al marido y viceversa. Pero también se creaban nexos de afinidad a © través de relaciones ilicitas 0 practicas como el concubinato»"?, Todo lo cual, sin embargo, podia ser superado a través dela solicitud de una dispensa ala Iglesia Catélica, documento a través del cual la iglesia los disculpaba por las faltas que les impedian el matrimonio. Si bien la Iglesia ponia multiples obstaculos para la celebracién legitima de un matrimonio, también tenia las soluciones al alcance de la mano, teniendo una actitud bastante flexible al momento de perdonar los errores que impedian la unin, ejerciendo de esta manera un control social muy efectivo al interior de la sociedad. Traspasadas todas las barreras legales y sociales, el matrimonio se podia realizar y dentro de él se diferenciaban claramente los roles de género en los distintos espacios que ocupaban unos y otras en la familia. En el plano sexual, a las mujeres se les exigia la vir- ginidad como elemento crucial del honor familiar, baluarte defendido por los miembros masculinos de la familia: La virginidad femenina simbolizaba la castidad y el respeto de los cénones morales dela Iglesia; representaba, ademés, una linea segura de sucesi6n libre de indeseables (prestigio social); y se utilizaba como parametro de superioridad moral (ascenso social). Para la sociedad tradicional hispanoamericana el honor estaba asociado estrechamente a la integridad y castidad de las mujeres. Es por ello que mantener relaciones sexuales antes del matrimonio y perder la virginidad correspondia a perder el honor personal y familiar. Esta concepcién del honor era un valor esencial en la sociedad colonial". La importancia dada a la virginidad hacia indispensable el control de la sexualidad fe- meninaa fin de evitar el que pudiese ser seducida y de esa manera poner en riesgo el honor familiar. Entendido de esta manera, el resguardo de la sexualidad femenina era uno de los componentes centrales en el honor y la virilidad masculina; de esa manera se conectaba el Ambito interno y el externo, haciendo més importante el externo. Elhonor y la virilidad masculina estaban centrados en la virginidad, fidelidad y el buen comportamiento de todas las mujeres que lo rodeaban, incluyendo la esposa, la madre, las hermanas, las hijas. Por lo tanto, la honra de la mujer era parte del patrimonio de la familia completa; el hombre era el jefe, quien tenia la obligacién de resguardar el honor aunque fuese recurriendo a laviolencia™, “ Artaza, «La formaci6n de la pareja...», 150. “4 Goicovic, «Es tan corto el amor...», 116-117, “Figueroa, M. Consuelo: «£! honor femenino, ideario colectivo y prictica cotidiana» en Diana Veneros. Perfiles Reveladios. Historias de mujeres en Chile siglos XVIII-XX (Chile: Editorial Universidad de Santiago, 1997). Es interesante reconocer la dicotomia existente entre el discurso férreamente defendido por los circulos de poder en torno al cumplimiento y la defensa de los valores que susten- taban el honor de la familia, como la virginidad y las practicas sociales, que nos muestran un no despreciable ntimero de hijos/as ilegitimos/as de las mujeres de las familias de las elites chilenas. A pesar de ello, desde un punto de vista discursivo, el honor de la familia se defendia. Lo que si estaba claramente asimilado era que la funcién central de las mujeres era la reproducci6n; por lo tanto la sexualidad femenina no se regia por el dominio del cuerpo y las posibilidades del placer, sino que era funcional a un modelo de familia donde la reproduccién era lo central. Todos los requerimientos a que era sometida una mujer hacian indispensable el apren- dizaje del ol. Cecilia Salinas (1997) estudia la forma en que la sociedad colonial entregaba ‘os lineamientos basicos alas mujeres de las elites, con el objeto de enseiiarles a ser respe- tables en los circulos sociales de los cuales formaban parte. Esta labor estaba a cargo de las madres, quienes les ensefiaban a ser buenas «madresposas», y de los sacerdotes quienes se encargaban de las ensefianzas morales, a través de un catecismo, basado en el temor y la culpa~. Como dice la autora: Elmecanismo de infiltracién en la conciencia de lo que las mujeres pueden/deben ono hacer Para, por una parte, cumplir en la vida con el papel, predeterminado, de «buena mujer». ¥, Por otra, dar la apariencia de honestidad, recato y otras virtudes similares; condiciones absolutamente necesarias para ser aceptadas y respetadas pot el medio social, acta en dos niveles. Uno es el inculcamiento de esos valores, cuya asimilacién esta impregnada del miedo y la conciencia del pecado, provocados por la permanente represin a cargo directamente de la madre- y el otro, reciproco del anterior, la autorrepresién constante, con el correspondiente «peso de conciencia» y artepentimiento™*, En la biisqueda de un aprendizaje moral del rol dela buena madre era frecuente «entrelas familias de clases altas, era habitual que las jovencitas hicieran periédicamente internados €n conventos de monjas, llamados “ejercicios espirituales"; ellos formaban parte de la Preparacién para el matrimonio». Un aspecto importante era la forma en que se presentaban fuera de los Kmites de sus casas. Como plantea Alejandra Araya (1999), no podian andar solas en la calle, ya que eso crauna costumbre de las mujeres de pueblo; una mujer decente y de familia debia ser acom- Pafiada por una sirvienta o una mujer mayor. Las mujeres debian comportarse de acuerdo alos canones que la sociedad les establecia, que se basaba en el control de su sexualidad y eee “Cecilia Salinas, Las chilenas de la colonia, vrtud sumisa, amor rebelde (Santiago: LOM ediciones,1994), 51. Ibid, 55. I su cuerpo, en un aprendizaje que tenia como objetivo frenar su propia «naturaleza», ante laconsideracién de que: Lamujeres antetodo cuerpo, sensualidad, provocacién, vicio, peligroy debido aello, para mantener el orden, la jerarquia, la seguridad, este cuerpo femenino debe ser «sujetadom, aprisionado, encerrado, cautivado. Esto suponia que la mujer era «una sujeto moral» deficiente, que para tener derecho a set respetada y reconocida como tal, debia cautivarse a si misma en el propio cuerpo y en sus gestos: dependencia de otros, encierro, auto- represi6n [...} La gestualidad de la mujer tradicional es la gestualidad del cautiverio, de la sujecién y la subordinacién’ De manera opuesta, el aprendizaje del rol masculino dentro de las familias se centraba enenseiiarle cémo dirigir la familia, su cuerpo ylos negocios de la familia. El aprendizaje estaba en manos del padre, quien se preocupaba del nifio cuando ya tenfa edad suficiente para comprender sus obligaciones; antes estaba a cargo de su madre o de las empleadas dela casa. La sexualidad masculina debia ser desarrollada desde temprana edad, a fin de que al momento del matrimonio los hombres tuviesen la experiencia suficiente para sa- ber llevar un buen matrimonio. Para ello el padre procuraba el conocimiento con mujeres de experiencia, fundamentalmente con prostitutas 0 con «chinas» a su servicio. Valdés, Rebolledo y Wilson (1995) analizan la construccién en el mundo hacendal, del prototipo dela masculinidad hegeménica, describiéndolo como un déspota que ejercia su poder pa- ternal tanto en su mujer como en sus hijos/as; también era hombre bueno para las fiestas, el sexo y la pelea. Un rasgo caracteristico del patrén era el tener derechos sexuales sobre las mujeres inquilinas y el peonaje. Este era el Ambito donde se expresaba el despotismo patronal; estas relaciones sexuales consumadas a través de la fuerza con las hijas de los inquilinos era una practica de violacién que quedaba como una sefial indeleble en la vida de estas mujeres"*. De esa manera se entregaba el mensaje claro de que solo algunas mujeres ameritaban convertirse en las madres de su descendencia y que para los placeres siempre existian otras, a las cuales se les pagaba o se las servilizaba. El padre se convertia “Alejandra Araya, «Cuerpos aprisionados y gestos cautivos:el problema de la identidad femenina en una sociedad tradicional» (Santiago: Editorial Cuarto Propio/Programa Género y Cultura en América Latina, Universidad de Chile, 1999), 78-79. El planteamiento dela autora nos remite a los conceptos establecidos Porlaantropéloga Marcela Lagarde, quien define la identidad femenina desde el concepto del cautiverio, Que se entiende como el estar de las mujeres en el mundo patriarcal, que representa la falta de autonomia vital, Independencia para vivir, gobierno de si misma, posibilidad de escoger y la capacidad de decidir sobre sus vidas y el mundo. De esta manera las mujeres estén en un estado de incompletud y es solo en el estereotipo basado en la matemnidad y en su condicién de «ser para otros» donde ellas encuentran su estado de plenitud, Lagarde, Los cautiverios de las mujeres. Ximena Valdés; Loreto Rebolledo, Angélica Willson. Masculino y femenino en la hacienda chilena del siglo XX, Santiago: Fondart-Cedem, 1995. asi en un modelo imagen que ensefiaba no discursivamente sino con el ejemplo cotidiano de ciertas practicas. Existfa, entonces, una doble moral para los hombres de las elites: por un lado, eran los jefes de familias que proyectaban su poder al resto de la sociedad constituyendo un grupo de «hombres notables» que decidian los destinos del pais, al ser quienes detentaban el poder politico en los distintos espacios de decisién, vinculados a otros sectores de poder como la Iglesia y el Estado; y, por otro, se toleraba una vida de desenfreno y abusos en el pleno ejercicio de su sexualidad, con una masculinidad hegem6nica que no dudaba en ejercerla libremente y con quien deseara, aumentando los indices de ilegitimidad que dotaban de brazos a las haciendas del Chile central, pero que al no reconocerlos como sus hijos/as no alteraban los modelos de familia tradicionales, preocupadas por el resguardo del honor y del patrimonio. Por lo tanto: La superposicién de varios modelos familiares y su relacién con las esferas del poder Politico, social y econémico llevarona tolerar la existencia de dos fuerzas aparentemente opuestas: la difusién de un modelo familiar paradigmatico, por un lado, y la tolerancia de toda suerte de excepciones por otro. El discurso oficial difundié la idea de una organizacin familiar inserta en la tradicién cristiana, europea y peninsular, que no siempre coincidié con la conducta social, tal vez mayoritaria, que privilegiaba excesos sexuales y relaciones afectivas ilegitimas™, Otro aspecto importante son los desacuerdos matrimoniales y la violencia doméstic La reconstruccién histérica de estos fenémenos sociales ha sido ampliamente estudiada Por lahistoriografia social, que han privilegiado el analisis de los pleitos por divorcios ante los tribunales eclesiasticos. Alli es posible reconocer los principales conflictos entre las parejas que levaron a una ruptura matrimonial. La mayor parte de las denuncias fueron ealizadas por mujeres que querian legitimar la separacién de lecho y habitacién con Sus esposos argumentando los malos tratos («sevicia atroz») y el adulterio, tratando de demostrar ante los tribunales la incompatibilidad absoluta para seguir la convivencia'™. "© René Salinas Meza, «Uniones llegitimas y Desuniones Legitimas. El Matrimonio y la Formacién de la Pareja ‘en Chile Colonial», en La Familia en el Mundo Iberoamericano, comp. Pilar Gonzalbo Aizpuru y Cecilia Rabell (México: Instituto de Investigaciones Sociales. Universidad Nacional Auténoma de México, 1994), 173 Mayor informacién sobre el tema en Cavieres y Salinas, op. cit; Rocha, Priscilla; Carlos Vivallos y Leonardo Mazzei. «De mujer golpeada a mujer engafiada. Cuatro juicios de divorcio eclesidstico en el Obispado de Concepcién, 1844-1880», Historia 38, volumen Il (2005), 465-481; Rojas, Maria Teresa. «Agresién de hombre, defensa de mujer: Una aproximacién a la violencia conyugal y la justicia en el mundo popular. Zona central de Chile 1760-1830». Revista de Historia Social y de las Mentalidades. Sociabilidad y vida cotidiana en el Chile tradicional. Departamento de Historia, Universidad de Santiago, AfioIILN 3 (1999), 89-116; René Salinas. «Violencias sexuales e interpersonales en Chile tradicional En Revista de Historia Social y de las Mentalidades, Universidad de Santiago de Chile, Afio IV N° 4 (2000), 2.2 Lafamilia popular en Chile ‘Tradicionalmente la familia se definié a partir del matrimonio, que legitimaba la unién de la pareja haciendo legal st trato y su descendencia. El problema fue que en los sectores populares la posibilidad y, més atin, el deseo de constituir familias a través de estos ele- mentos no fue una constante histérica; muy por el contrario, la convivencia permanente de hombres y mujeres no fue el patron hegeménico en las telaciones de género ena sociedad colonial y parte importante del siglo x1x para los sectores populares. :Podemos entonces "decir que las uniones informales y los menores ilegitimos constituyen una familia?, gqué define entonces a una familia? Podriamos decir que en los sectores populares el elemento crucial fue la capacidad de generar estrategias de sobrevivencia que permitieran aun de- “ terminado grupo de corresidentes cobijarse, protegerse y generar los recursos necesarios para la vida. Ademés, generar las condiciones para la reproduccién material y simbélica de las formas de vida. Como plantea Goicovic (1999) siguiendo a Peter Laslett, la familia |” se define como «un grupo de personas que viven juntos formando una casa... un grupo © doméstico corresidente que comparte el mismo espacio fisico para los propésitos de comer, © dormir, descansar, recrearse, crecer, cuidar a los nifios y procrear»"®. Diversos atttores | enfatizan, ademés, en la necesidad de considerar las estrategias de sobrevivencia como el elemento clave para comprender la formacién de estructuras familiares a nivel de sectores | populares, siendo las mujeres los ejes articuladores claves de estas estrategias en el mundo © popular urbano, quienes se asientan en el territorio -la etapa de arranchamiento-y desde ; allilo transforman en un espacio de produccién material (venta de alimentos, cultivo de | hortalizas, etc.) y de reproduccién social (espacio de sociabilidad popular): Asentadas en las ciudades las mujeres dibujan su territorio a partir de sus propias | experiencias en el mundo campesino. Construyen ranchos, donde recrean su modo de | vida en el campo, es decir transforman el territorio urbano no s6loen unlugar de vivienda, sino también en su espacio de accién econémica y en el eje clave de sociabilidad popular. 13-49; René Salinas. «Del maltrato al uxoricidio. La violencia “puertas adentro” en la aldea chilena tradicional (Siglo XIX)». En Revista Social y de las Mentalidades. La construccién histérica del socialismo en Chile, Universidad de Santiago de Chile, Ao Vil, Vol.2 (2003), 95-112; Angela Céceres; Rodrigo Villalén. «Violencia conyugal: Evoluci6n historica de un fendmeno social en la ciudad de ‘Concepcién». Seminario de Titulo para optar al grado de Licenciado en Educacién mencién Historia y Geografia, Universidad de Concepcién, 2005; Maria Rosa Gonzélez. «El femicidio intimo/amatorio en los sectores; populares dela k ciudad de Concepcién S. XIX y XX». Memoria de Titulo para optar al titulo de Socidloga, Universidad b de Concepcién, 2007. k Igor Goicovic, «Mujer, Trabajo y Reproduccién social en el Chile decimonénico. Mincha 1854» (Santiago: Cuarto Propio/Programa Género y Cultura en América Latina, Universidad de Chile, 1999), 118. Alejandra Brito. «Mujeres del mundo popular urbano. La busqueda de un: espacio». En Mujeres Chilenas. f Fragmentos de una historia, Sonia Montecino (comp,) (Santiago de Chile: Editorial Catalonia, 2008), 120. Gabriel Salazar analiza la constituci6n de las familias populares, planteando que se esta- blecen en una relacién estrecha con la inserci6n en las formas productivas. Cuando es posible «sofiar» con proyectos productivos auténomos es posible constituir familias que reproducen el modelo tradicional con un nticleo central compuesto de padre-madre e hijos/as. Asi, nos dice el autor, ante la posibilidad de convertirse en labradores y productores auténomos, duefios de la tierra, son todos los miembros de la familia los que trabajan unidos en pos del proyecto comiin: C6mo no estar alegres, cémo no celebrar, cuando por ejemplo, levantébamos por mano propia no un rancho transitorio de hacienda, sino una definitiva casa de adobe y teja? ¢Cuando cosechabamos nuestro propio trigo, fundiamos metales en nuestra propia fragua © lavabamos arenas auriferas en nuestras propias instalaciones? Papd sofiaba con comprar masy més animales, adquirir otros retazos de tierra, levantar un trapiche o una chimeneade Iadrilloa fuego para la fragua. Mam aburrfa a todo el mundo exigiendo una cocina techada con tejas,jSi hasta se preocupaban con enviarnos a la escuela! Fue el tiempo de la infancia feliz, Fue la época en que papa brillaba en tomo nuestro, como el sol. Enelrelato de Salazar existe una mirada un tanto idilica del modelo perfecto de la sagrada familia. Cuando esas condiciones no se dan, la familia se desintegra y el hombre se lanza al camino y vuelve a ser el vagabundo que «anda al monte», y la mujer migra hacia la ciudad y «cargada de hijos» suplica a las autoridades un pedazo de tierra para asentar su familia, y los hijos/as vuelven a ser los huachos que reproducen el modelo de la madre presente y el padre ausente que marca la constitucién social del mundo mestizo hispanoamericano. Como Ia mujer no podfa lanzarse a camino, Salazar plantea que las madres no podian escapar de la responsabilidad de los hijos y debian buscar las formas de sobrellevar la situacién. Una primera reacci6n era deshacerse de los menores, Su impulso més primario tras echarnos al mundo y comprender gue estaba sola, como Rosaria~ era repartimos. Eso, exactamente eso: obsequiarnos a cualquier otro que si pudiera «tenernos» (..) Es cierto que habia otras mamés que decidfan conservamosasu lado. Cuando esto ocurria, nos agarrébamos de ella como desesperados, de media docena para arriba, y, en tropel, tenia que «cargarnos» -era la expresin usada— donde quiera que ella fuese"®. Pero en ese mundo urbano o suburbano donde las mujeres establecieron sus ranchos y crearon miiltiples estrategias de sobrevivencia -siempre al filo de los canones morales— ™ Gabriel Salazar, «Ser nifio “huacho” en la historia de Chile (siglo XIX)», Proposiciones 19, Sur Ediciones, Chile (1991): 61. "Ibid. 63-64. Ja madre no brilla como un sol, la madre es una «puta» y los nifios/as juegan y vagan solos por las calles: ‘Maméera una mujer delas llamadas «abandonadas», pero era joven. Joven, vivia sola y atrafa hombres como moscas. En el rancho demamé pernoctaban labradores, peones, afuerinos, terratenientes, hombres de paso, de todo tipo. Alli comian, bebian, cantaban, jugaban y se divertian, formando a menudo «encierros» que escandalizaban a los curas, jueces y hacendados de la vecindad [..] Era mama una puta o no?®*, Hay muchos elementos en la tesis de Salazar que son a mi juicio acertados; sin embargo, creo que no puede ser analizada la familia popular con los esténdares de la sagrada familia, es decir, donde el ideal sea siempre la familia nuclear (padre-madre-hijas/os). La familia se construye histéricamente y en el caso de las familias populares los modelos mas comunes fueron aquellos donde no existié un vinculo permanente entre hombres y mujeres. La identidad masculina no se definié a partir de su constitucién como un padre, sino més bien en os espacios de libertad y movilidad. El referente simbélico era el peén, que se desplazé sin ataduras de un lugar a otro del territorio -¢ incluso fuera de él-, que no tuvo un deseo explicito de asentarse; muy por el contrario se resistié a ello. Cabe entonces preguntarse {Qué caracterizaba a un peén? Existieron una serie de practicas sociales que definieron la condicién peonal masculina. Uno de ellos fue la trashumancia, es decir, el fenémeno de desplazamiento que los hacia moverse continuamente de un lugar a otro, reforzado por un fuerte sentimiento de autonomfa que constituia el sustrato base de la identidad peonal....En este aspecto existen dos elementos centrales, que definen los sentimientos de libertad peonal masculina, Por un lado, la independencia en el espacio laboral y el otro en las experiencias dela vida cotidiana’. Esta identidad popular masculina més recurrente no construye lazos familiares a partir dela corresidencia productiva; mds bien transita en un mundo de camaraderia masculina en busca de distintas opciones de sobrevivencia, que no pongan en juego su definicién identita- ria La identidad masculina tiene como referente de identificacién la imagen del vagabundo colonial, del peén que vaga libremente. Tampoco podemos afirmar que no existieron otras formas de construir la masculinidad popular, perolo que s{nos parece cierto es que el modelo- imagen era la del vagabundo colonial. En el caso de las mujeres, la situacién fue diferente. Por su capacidad reproductiva, es decir su condicién de madre, fueron las que debieron ocuparse de los hijos/as, yla familia por lo tanto tuvo su nticleo central en las mujeres y ' Brito, De mujer independiente a madre, 65-66. sus nifios/as. Ellas fueron las que se encargaron de buscar las estrategias de sobrevivencia, ‘generaron recursos y construyeron su identidad en la dualidad de su maternidad y su capacidad para crear proyectos propios para mantener a sus familias, deshaciendo desde sus practicas cotidianas las dicotomias mis férreas del discurso hegeménico moderno y occidental dela separacién de los espacios. La casa y la calle se confundieron en su cotidianidad, burlando las categorias teéricas desde las cuales se las definia. Estas formas de construccién identitaria se transformaron en un problema para el proce- so de proletarizacién, dificultando la modernizacién decimonénica que instaba al varon a convertirse en obrero, anclado en las faenas y responsable padre de familia y, por otro lado, alas mujeres en ser madres reproductoras y ancladas en la casa. Muchos fueron los discur- 508 de las elites intelectuales de finales del siglo x1x que se horrorizaban de las expresiones materiales de la «cuestién social» y abogaban por la constitucién de familias obreras estables como tinica salida para la corrupcién moral del pueblo. La familia obrera se convierte en una construccién discursiva a pesar de que la historiografia social ha mostrado: Que lo més comiin en las ciudades era la existencia de grupos familiares compuestos esencialmente por mujeres ynifios y nifias. El vardn, que simbélicamente podia ser entendido como un esposo, no existfa; més bien se relata la existencia de compafieros alcoholizados y ausentes, lejos del modelo de padre proveedor que surge en el discurso. Podemos afirmar, entonces, quela familia popular mAs que tener una imagen de familia tradicional, tenia un rostro femenino que a pesar de la constatacién de los hechos, nunca fue asumido como una realidad, para desde ahi comenzar los andlisis y las soluciones sociales**. Las practicas sociales de los miembros de las familias en el mundo popular siempre estu- vieron en el limite de lo tolerado por la elite en el poder, generando una constante tensién. Lavida cotidiana de mujeres, nifias y nifios, y en algunos casos varones, estaba marcada por las formas especificas en las cuales se relacionaban y generaban los medios de subsistencia. Como dice Goicovic: En el mundo popular del Chile tradicional la subsistencia de los sectores populares y su desarrollo como grupo social se encuentra intimamente asociada al despliegue de mecanismos de solidaridad y retribucién. El trabajo colaborativo, el apoyo en momentos de dificultad, la entrega de bienes en préstamo, las asistencias personales, no solo expresan la existencia de determinadas relaciones sociales, también dan cuenta de una forma especifica de reconocer y representar los cédigos éticos consuetudinarios al interior del mundo popular, ™ Ibid,, 154-155. ' :Goicovic, Relaciones de solidaridad, 473. En ese espacio se inserta la familia popular, centrada de manera Preferente en las muje- tes, que son quienes actiian como los ejes articuladores de las capacidades y necesidades internas para proyectarlasa un espacio comunitario, que permitia e cteacién de identidades que tenian como referente a la propia sociedad popular, la que actuaba como el espejo a partir del cual se nutrian las experiencias individuales y colectivas. Il. Las mujeres y sus familias en Concepci6n (1840 - 1920) 1. Descripcién de las mujeres que testaron Econocimiento de los testamentos de mujeres de Concepcién entre los afios estudiados os permite hacer analisis en dos perspectivas: a primera de larga duracién, con estadis- ticas de todo el period, a fin de reconocer tendencias: Ia segunda, haciendo cortes por décadas, a fin de distinguir transformaciones en el perfodo de estudio. plasmado en un documento Oficial sus tiltimos deseos, constituye un desafio importante y Nos permite reconocer algunas claves de su vida. A continuacién revisaremos algunas caracteristicas demogrdficas a Partir de la cuantificacién de los datos obtenidos en los testamentos, 111. Edad de las mujeres que testaron en Concepcién

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