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Brovroreca pet Pensanzenro ARGENTINO / VI Carlos Altamirano signo de las masas (1943-1973) — Bajo el sign: (1943. Fao W JUAN D. PERON Se inicia la era de la politica social en la Argentina (discurso transmitido por la Red Argentina de Radiodifusion, 2 de diciembre de 1943) Juan D. Peron, El pueblo quiere saber de qué se trata, Buenos Aires, 1944, pp. 23-27. El tiempo que estuve al frente del ex Departamento Nacional del Trabajo, he podi- do encarar y ahondar objetivamente en los problemas gremiales. De ellos, los que se han resuelto, 1o han sido por acuerdos directos entre patrones y obreros. Para saldar la gran deuda que todavia tenemos con las masas sufridas y virtuosas, hemos de apelar a la unidn de todos los argentinos de buena voluntad, para que en reu- niones de hermanos consigamos que en nuestra tierra no haya nadie que tenga que que~ jarse con fundameito de la avaricia ajena. Los patrones, los obreros y el Estado constituyen las partes de todo problema so- cial. Bllos y no otros han de ser quienes lo resuelvan, evitando la inttil y suicida des- truccién de valores y energias. La unidad y compenetracion de propésitos de esas tres partes deberdn ser la base de accidn para luchar contra los verdaderos enemigos sociales, representados por la ma- la politica, las ideologias extrafias, sean cuales fueren, los falsos apéstoles que se intro- ducen en el gremialismo para medrar con el engaiio y Ia traicién a las masas, y las fuer- zas ocultas de perturbacién del campo politico internacional No soy hombre de sofismas ni de soluciones a medias. Empefiado en esta tarea, no desmayaré en mi afan ni ocultaré las armas con las que combatiré en todos los terrenos, con la decisién mas absoluta, sin pensar si ellos 0 yo hemos de caer definitivamente en esos campos. Sembraré esta'simiente en el fértil campo de los trabajadores de mi tierra, que, es- toy persuadido, entienden y comparten mi verdad, con esa extraordinaria intuicién que poseen las masas cuando se las guia con lealtad y honradez, Ellos seran mis hombres; y cuando yo caiga en esa lucha en que voluntariamente me enrolo, estoy seguro que otro hombre mas joven y mejor dotado tomaré de mis ma- nos la bandera y la Ilevara al triunfo. Para un soldado, nada hay mas grato que quemar- se en la llama épica y sagrada para alumbrar el camino de la victoria. ‘Al defender a‘los que sufren y trabajan para plasmar y modelar la grandeza de la Bratzoreca pet Pensamcenro Argentino / VE Carlos Altamirano Bajo el signo de las masas (1943-1973) Nacién, defiendo a la patria, en cumplimiento de un juramento en que empefié mi vida. Y la vida es poco cuando es menester ofrendarla en el altar de la patria. E| Estado argentino intensifica el cumplimiento de su deber social. Asi concreto mi juicio sobre la trascendencia de la creacién de la Secretaria de Trabajo y Previsién. Simple espectador, como he sido, en mi vida de soldado, de la evolucién de la eco- nomja nacional y de las relaciones entre patrones y trabajadores, nunca he podido ave- nirme a la idea, tan corriente, de que los problemas que tal relacién origina, sean mate- tia privativa de las partes directamente interesadas. A mi juicio, cualquier anormalidad, surgida en el mas infimo taller y en la més oscura oficina, repercute directamente en Ja economia general del pais y en la cultura de sus habitantes. En la economia, por- que altera los precios de las cosas que todos necesitamos para vivir; en la cultura, porque del concepto que presida la disciplina interna de los lugares de trabajo, depen- de en mayor o menor grado, el respeto mutuo y las mejores 0 peores formas de con- vivencia social. El trabajo, después del hogar y la escuela, es un insustituible moldeador del caréc- ter de los individuos y segiin sean éstos, asi serdn los habitos y costumbres colectivos, forjadores inseparables de la tradicién nacional. Por tener muy firme esta conviccién, he lamentado la despreocupacién, la indife- rencia y el abandono en que los hombres de gobierno, por escripulos formalistas repu- diados por el propio pueblo, prefirieran adoptar una actitud negativa o expectante ante la crisis y convulsiones ideolégicas, econémicas y sentimentales que han sufrido cuan- tos elementos intervienen en la vida de relacién que el trabajo engendra, El Estado manteniase alejado de la poblacién trabajadora. No regulaba las activi- dades sociales como era su deber. Sélo tomaba contacto en forma aislada cuando el te- mor de ver turbado el orden aparente de la calle le obligaba a descender de la torre de marfil de su abstencionismo suicida, No advertian los gobernantes que la indiferencia adoptada ante las contiendas sociales, facilitaba la propagacion de esta rebeldfa, porque era precisamente:el olvido de-los deberes-patronales; que libres de-la-tutela-estatal;-so- metian a los trabajadores a la tnica ley de su conveniencia. Los obreros, por su parte, al lograr el predominio de las agrupaciones sindicales, enfientaban a la propia autoridad del Estado, pretendiendo disputar el poder politico. El progreso social ha llevado a todos los paises cultos a suavizar el choque de in- tereses y convertir en medidas permanentes de justicia las relaciones que antes queda- ban libradas al azar de las circunstancias, provocando conflictos entre el capital y el trabajo. La tactica del Estado abstencionista era encontrarse frente a ciudadanos aislados, desamparados y econémicamente débiles, con el fin de pulverizar las fuerzas produc: toras y conseguir, por contraste, un poder arrollador. 17 Brotzoreca oft Pewsaurewro Argentino / VI Carlos Altamirano Bajo el signo de las masas (1943-1973) La contrapartida fue el sindicalismo andrquico, simple sociedad de resistencia, sin otra finalidad que la de oponer a la intransigencia patronal y a la indiferencia del Esta~ do, una concentracién de odios y resentimientos. La carencia de‘una orientacién inteligente de la politica social, la falta de organiza- cién de las profesiones, y la ausencia de un ideal colectivo superior, que reconfortara los espiritus y los templara para una accién esencialmente constructiva y profundamen- te patridtica, ha retrasado el momento en que las asociaciones profesionales estuviesen en condiciones de gravitar en la regulacién de las condiciones de trabajo y de vida de los trabajadores. El ideal de un Estado no puede ser la carencia de asociaciones. Casi afirmaria que es todo lo contrario. Lo que sucede es que unicamente pueden ser eficaces, fructiferas y beneficiosas las asociaciones cuando, ademas de un arraigado amor a la patria y un respeto inquebrantable a la ley, vivan organizadas de tal manera que constituyan verda- deros agentes de enlace que Ileven al Estado las inquietudes del mas lejano de sus afi- liados y hagan llegar a éste, las inspiraciones de aquél. La organizacién sindical llegar a ser indestructible cuando las voluntades huma- nas se encaminen al bien y a la justicia, con un sentido a la vez colectivo y patridtico. Y, para alcanzar las ventajas que la sindicacién trae aparejadas, las asociaciones profe- sionales deben sujetarse a uno de los imperativos categéricos de nuestra época: ef im- perativo de la organizacién. La vida civilizada en general, y la econémica en particular, del mismo modo que la propia vida humana, se extinguen cuando falla la organizacion de las céhulas que la com- ponen. Por ello, siempre he creido que se debe impulsar el espiritu de asociacién profe- sional y estimular la formacién de cuantas entidades profesionales conscientes de sus de- beres y anhelantes de sus justas reivindicaciones se organicen, de tal manera que se erijan en colaboradores de toda accion encaminada a extender Ia justicia y prestigiar los simbo- los de la nacionalidad, levanténdolos por encima de las pugnas ideolégicas o politicas. Pero no perderemos el tiempo que media entre el momento actual y el del floreci miento de organizaciones de este tipo constructivo. La realidad golpea las puertas y ex- hibe las cuestiones candentes que deben ser inmediatamente dilucidadas. Los proble- mas que sean consecuencia natural de los hechos sociales seran estudiados y recibiran la répida solucién que justicieramente merezcan. Con la creacién de la Secretaria de Trabajo y Previsién, se inicia la era de la politi: ca social argentina. Atras quedara para siempre la época de la inestabilidad y del desor- den en que estaban sumidas las relaciones entre patrones y trabajadores. De ahora en adelante, las empresas podrén trazar sus previsiones para el futuro desarrollo de sus ac- tividades, tendran la garantia de que si las retribuciones y el trato que otorgan al perso- nal concuerda con las sanas reglas de convivencia humana, no habran de encontrar, por 18 @ Brsisorscn pet PaNsanseNTO ARGENTINO / VI Carlos Altamirano Bajo el signo de las masas (1943-1973) parte del Estado, sino el reconocimiento de su esfuerzo en pro del mejoramiento y de la economia general y consiguiente engrandecimiento del pais. Los obreros, por su parte, tendran la garantia de que las normas de trabajo que se establezcan, enumerando los derechos y deberes de cada cual, habran de ser exigidas por las autoridades del trabajo con el mayor celo, y sancionado con inflexibilidad su in- cumplimiento. Unos y otros deberdn persuadirse de que ni la astucia ni la violencia po- drn ejercitarse en la vida del trabajo, porque una voluntad inquebrantable exigira por igual, el disfrute de los derechos y el cumplimiento de las obligaciones. La prosecucién de un fin social superior sefialard el camino y la oportunidad de las reformas. No debemos incurrir en el error de fijar un programa de realizaciones inme- diatas. En este importante y delicado aspecto, el decreto que crea la Secretaria de Tra- bajo y Previsi6n ofrece una magnifica muestra de sobriedad, pues, al tiempo que orde- na la revisién de los textos legales vigentes, exige que sean propulsadas las medidas de orden social que constituyen el anhelo de la casi totalidad de los hombres de trabajo, obreros y patrones. No voy, pues, a perfilar las caracteristicas que ha de tener tal 0 cual realizacién ju- ridica, ni condicionar la otorgacién de una determinada reivindicacién social a la con- currencia de determinados requisitos. Por encima de preceptos casuisticos, que la mis- ma realidad puede tornar caducos el dia de mafiana, esta la declaracién de los altisimos principios de colaboracién social. con el objeto de robustecer los vinculos de solidari- dad humana, incrementar el progreso de la economia nacional, fomentar el acceso a la propiedad privada, acrecer la produccién en todas sus manifestaciones y defender al tra- bajador, mejorando sus condiciones de trabajo y de vida. Estas son las finalidades a que debemos aspirar. El tiempo, las circunstancias y la conducta de cada cual, nos indica- rén el momento y el rumbo de las determinaciones. La experiencia de la vida diaria nos conduciré por las sendas menos peligrosas, al logro de cada mejora en la vida de relacién entre el Estado, patrones y obreros. Mejo- ra que, naturalmente, no deberd ser siempre a expensas del patrén, sino que bien puede orientarse hacia la adopcién de adecuadas medidas de orden téenico que eviten la dis- persién de esfuerzos, aumenten el rendimiento, mejoren precios y salarios, y establez- can un cordial entendimiento entre ambos factores de la produccién, y entre éstos y el Estado, de modo que no sélo se restaure el orden social en la calle y el taller, sino en el fuero intimo de las conciencias. Seria impropio anunciar la codificacién del Derecho del Trabajo en el preciso ins- tante de producirse el transito entre el abstencionismo del Estado, que fenece, y la fu- tura accién estatal, que comienza. Muchas de las leyes de trabajo vigentes no son ciertamente incontrovertidas. Algu- nas adolecen de fallas técnicas de tal naturaleza, que los beneficios han desaparecido 19 BroLroreca 9&1 PeNsaMTeNTo ARGENTINO / VI Carlos Altamirano Bajo el signo de las masas (1943-1973) de la vista del trabajador, al tiempo que se extinguian los ecos de su alumbramiento par- lamentario. Eso no debe repetirse. Las declaraciones de derecho sustantivo deben ser tan claras que no quepa duda de su alcance; y si a pesar de las adecuadas previsiones, surge la du- da, la accion del Estado ha de ser tan rapida, y 1a solucién tan eficaz, que ni un solo tra- bajador sienta la congoja de creerse preterido en cuanto le corresponda en justicia. Florecen, pues, las mejoras al compas de las necesidades y de las posibilidades que la hora actual permita. Esto no quiere decir, sin embargo. que se dilataran las solucio- nes a los problemas impostergables, pero la impostergabilidad de los problemas no se- 14 un criterio particular que las partes impongan al Estado, sino por el contrario: por de- cision de la autoridad, una vez consultadas las verdaderas necesidades de todos los interesados en la cuestién particular de que se trate. Debe insistirse en esta afirmacién. Las altas decisiones sobre el rambo social a se- guir que adopte la autoridad laboral, no seran tomadas tan solo en vista del texto de una ley o del principio doctrinario tratado en abstracto, sino considerando uno y otro como elementos integrantes de la mutable realidad de cada momento. Por esto, junto al me- canismo técnico-administrativo, que constituye el instrumento peculiar del Estado pa- ra estudio y solucién de los problemas sociales, se halla un Consejo Superior de Traba- joy Previsién que se integrara con representaciones adecuadas de los distintos sectores que intervienen en la obra de la produccién, transformaci6n y distribucién en sus mill- tiples aspectos y facetas. De este modo, las realizaciones del derecho no seran prepara- das tan sélo cn los laboratorios oficiales, sino que, aprovechando el ya cuantioso mate- rial de estudios que han acumulado a través de los afios, serin valoradas y afianzadas por la labor Ilevada a cabo por dicho organismo consultivo, que en su periédica actua- cién, sedimentard un acervo de experiencias que facilitaré grandemente la normaliza- cién de las relaciones juridicas existentes entre cl capital y el trabajo, en cada momen- to de nuestra historia. ‘Nada més, por hoy. Pero en breve volveré a ponerme en contacto con el pueblo pa- ra hacerle participe constante de las inquietudes del Poder Bjecutivo, que seran siempre reflejo de sus anhelos de mejoramiento individual y progreso de la comunidad nacional. En el camino de la grandeza de la patria, el Estado ha de contar con el fervor y la adhesién de todos los hombres de trabajo que anhelan el bien supremo del pais Brotrorece net Pewsawrenro ARGENTINO / VE Carlos Altamirano Bajo el signo de las masas (1943-1973) JUAN D, PERON En la Bolsa de Comercio de Buenos Aires (25 de agosto de 1944) Juan D. Perén, El pueblo quiere saber dle qué se trata, Buenos Aires, 1944, pp, 157-168, Sefiores: En primer término, agradezco la oportunidad que me brinda la Camara de Comer- cio para exponer algunos asuntos que conciemen en forma directa a la Secretaria de Tra- bajo y Previsidn. Al hacerlo no he querido escribir cuanto voy a exponer, a fin de ani- mar esta conversacién, descartando la lasitud natural de las lecturas, para buscar una mayor comprensién y facilitar un entendimiento entre los intereses que juegan en el or- den social, que la Secretaria de Trabajo y Previsién estd encarando. En ese sentido me trae hasta aqui un sentimiento leal y una absoluta sinceridad. Mis palabras si no estan calificadas por grandes conocimientos, lo estan, en cam- bio, por una absoluta sinceridad y un patriotismo totalmente desinteresado que puede descartar cualquier mala comprensidn de todo cuanto voy a decir. La Secretarfa de Trabajo y Prevision entiende que la politica social de un pafs com- prende integralmente todo lo humano con relacién a los diversos factores del bienestar general, Siendo asi, muchos, posiblemente equivocados sobre todo cuanto yo he dicho en el orden social, se han permitido calificarme de distintas maneras. Yo he interpreta- do cada una de estas calificaciones; las he sopesado y he legado‘a esta conclusién: de un lado, me han dicho que soy nazi, de otro lado han sostenido que soy comunista; to- do lo que me da la verdadera certidumbre de que estoy colocado en el perfecto equili- rio que busco en la accién que desarrollo en la Secretaria de Trabajo y Previsi6n. Pienso que el problema social se resuelve de una sola manera: obrando consciente- mente para buscar una perfecta regulacién entre las clases trabajadoras, medias y capi- talistas, procurando una armonizacién perfecta de fuerzas, donde la riqueza no se vea perjudicada, propendiendo por todos los medios a crear un bienestar social, sin el cual la fortuna es un verdadero fendmeno de espejismo que puede romperse de un momen- to a otro. Una riqueza sin estabilidad social puede ser poderosa, pero sera siempre fra- gil, y ése es el peligro que viéndolo, trata de evitar por todos los medios la Secretaria de Trabajo y Prevision. El Estado modemo evoluciona cada dia mas en su gobicrno para entender que éste es un problema social. Esa es Ja ensefianza del mundo. Vemos una evolucién permanen- 42 @ BreLioveck b6L PENSAMIENTO ARGENTINO / VE Carlos Altamirano Bajo el signo de las masas (1943-1973) te en todas las agrupaciones humanas, que desde cincuenta afios hasta el presente vie~ nen acelerando de una manera absoluta e inflexible hacia una evolucién social de la hu- manidad que antes no habia sido conocida. Cerrar los ojos a esa realidad, es esconder Ia cabeza dejando el cuerpo afuera, como hacen los avestruces de la pampa. Es necesario reaccionar contra toda miopia psicoldgica; penetrar los problemas; ir- los a resolver de frente. Los hombres que no hayan aprendido a decir siempre la verdad y aencarar la vida de frente, suelen tener sorpresas desagradables. Nosotros, afirmados sobre tales premisas, buscamos soluciones, soluciones argentinas para el panorama ar- gentino y para el futuro argentino, que es el que mas interesa al gobierno. Hasta ahora estos problemas fan sido encarados por una verdadera lucha. Yo no creo que la solucién de los problemas sociales esté en seguir la lucha entre el capital y el trabajo. Ya hace mds de sesenta afios, cuando las teorias del sindicalismo socialista comenzaron a producir sus frutos en esa lucha, opiniones extraordinariamente autori- zadas, como la de Masini y la de Leén XUI proclamaron nuevas docttinas, con las cua~ les debia desaparecer esa lucha intitil, que como toda lucha no produce sino destruccién de valores, Seria largo y quizds imitil por conocidas, que comentdsemos aqui esas doctrinas, como las del cristianismo liberal o como las del cristianismo democratico que encierra doctrinas més 0 menos parecidas; pero viendo el panorama inutil, seria suficiente pen- sar que si seguimos en esta lucha en que la humanidad ha visto empefiadas sus fuerzas productoras, hemos de llegar a una crisis que fatalmente se ha de producir, como ya se ha producido en otros paises, con mayor o menor violencia. Pero no hemos de esperar que ese ejemplo tengamos que sentirlo, en came propia, bien que esa experiencia sue- le ser el maestro de los necios. Es mejor tomar la experiencia en la carne ajena y en es- te sentido, tenemos ya una larga experiencia. El abandono por el Estado de una direccién racional de una politica social, cual- guiera que ella sea, es sin duda el peor argumento porque es el desgobierno y la diso- ciacién paulatina y progresiva de las fuerzas productoras de la Nacién. En mi concepto; ésa ha sido la politica seguida hasta ahora. El Estado, en gran parte, se habia desenten- dido del problema social, en lo que él tiene de trascendente, para solucionar superficial- mente los conflictos y problemas parciales. Es asi que cl panorama de la politica social seguida representa una serie de enmiendas colocadas alrededor de alguna ley, que por no haber resultado organicamente la columna vertebral de esa politica social, se ha re- suelto parcialmente el problema, dejando el resto totalmente sin solucién. Las masas obreras que no han sido organizadas presentan un panorama peligroso, porque la masa més peligrosa, sin duda, es la inorgdnica. La experiencia moderna demuestra que las masas obreras mejor organizadas son, sin duda, las que pueden ser dirigidas y mejor conducidas en todos los érdenes. La fal- 43 BrectoTEca oet PeNsAMIENTO ARGENTINO / VI Carlos Altamirano Bajo el signo de las masas (1943-1973) ta de una politica social bien determinada ha Ilevado a formar en nuestro pais esa ma- sa amorfa. Los dirigentes son, sin duda, un factor fundamental que aqui ha sido tam- bién totalmente descuidado. El pueblo por si, no cuenta con dirigentes. Y yo llamo a la reflexién de los sefiores para que piensen en manos de quiénes estaban las masas obre- ras argentinas, y cual podia ser el porvenir de esa masa, que en un crecido porcentaje se encontraba en manos de comunistas, que no tenian ni siquiera la condicién de ser ar- gentinos, sino importados, sostenidos y pagados desde el exterior. Esas masas inorgénicas, abandonadas, sin una cultura general, sin una cultura po- litica, eran un medio de cultivo para esos agitadores profesionales extranjeros. Para ha- cer desaparecer de'la masa ese grave peligro, no existen mas que tres caminos, o tres soluciones: primero, engafiar a las masas con promesas o con la esperanza de leyes que vendran, pero Que nunca Ilegan; segundo, someterlas por la fuerza; pero estas dos solu- ciones, sefiores, llevan a posponer los problemas, jamas a resolverlos. Hay una sola forma de resolver el problema de la agitacién de las masas, y ella es la verdadera justicia social en la medida de todo aquello que sea posible a la riqueza de su pais y a su propia economia, ya que el bienestar de las clases dirigentes y de las clases obreras esta siempre cn razon directa de la economia nacional. Ir- mas alla, es marchar hacia un cataclismo econémico; quedarse muy acd, es marchar hacia un ca- taclismo social; y hoy, esos dos extremos, por dar mucho o por no dar nada, como to- dos los extremos, se juntan y es para el pais, en cualquiera de los dos casos, la ruina absoluta. No deseo fatigar a los sefiores con una exposicién doctrinaria sobre todas estas cues- tiones que conocen mejor que yo. He querido solamente presentar, diremos asi, una con- cepcién teérica de conjunto, para analizar a la luz de esas verdades que todos conoce- mos, la situacién en el campo obrero en el momento en que la Revolucion del 4 de Junio se producia. Las fuerzas obreras estaban formadas en sindicatos en forma mas 0 menos inorga- nica. El personal que prestaba servicios en las fabricas, alguno estaba afiliado a los sin- dicatos, y otro no lo estaba; pero muchos sindicatos contaban con un 40 por ciento de dirigentes comunistas 0 comunizantes. A los tres meses de producirse la Revolucién, nosotros, que observamos vigilantes el panorama obrero, tropezamos con la primera amenaza, consistente en una huelga ge- neral revolucionaria. El Ministerio de Guerra, que habia obtenido su informacién por intermedio de su servicio secreto, fue el que tomé en forma directa la onda, la fijé més ‘© menos, estudié cl panorama, y cuando pensé en Hegar a una solucién, estabamos a tres 0 cuatro dias de esa huelga que debia producirse irremisiblemente. Reunimos los dirigentes, como aficionados, ya que no teniamos ningiin cardcter oficial. Hablamos con ellos; los hombres estaban decididos. Esto representaba no un peligro, pero si una 44 © BraLroreca pet Pensanzenro ARGENTINO / VI Carlos Altamirano Bajo el signo de las masas (1943-1973) posibilidad de tener que luchar. Indudablemente eso repugna siempre al espiritu el te- ner que salir a pelear en Ia calle con el pueblo, cosa que solamente se hace cuando no hay mas remedio y cuando la gente quiere realmente la guerra civil. Cuando ello ocu- re, no hay mas remedio que llegar a ella; y entonces la lucha es la suprema razén de la disociacién Pero este caso pudo posponerse por una semana, lo que nos dio la posibilidad de accionar en forma directa sobre otros sindicatos que no estaban de acuerdo, sino por presién, porque sabemos bien que los dirigentes rojos trabajan a las masas, no sélo por persuasi6n, sino mas por intimidacién. En esas condiciones nos fue posible tomar el pa- norama obrero y elevarlo; pero, indudablemente, e] Departamento de Trabajo demos- tr6 en esa oportunidad no ser el organismo necesario para actuar, porque los obreros no querian ir al Departamento de Trabajo de esa época, que habia perdido delante de ellos todo su prestigio como organismo estatal, ya que en la solucién de sus propios proble- mas, ellos no encontraron nunca él apoyo decidido y eficaz que tenia la obligacién de prestar a los trabajadores. Por eso, con un organismo desprestigiado, no solamente se perjudica a la clase trabajadora, sino que él es germen del levantamiento de la masa, que en ninguna parte se encuentra escuchada, comprendida y favorecida, Bso me dio la idea de formar un verdadero organismo estatal con prestigio, obtenido a base de buena fe, de leal colaboracién y cooperacién, de apoyo humano y justo a la clase obrera, pa- ra que respetado, y consolidado su prestigio en las masas obreras, pudiera ser un orga- nismo que encauzara el movimiento sindical argentino en una direccién; lo organizase ohiciese de esta masa anrquica, una masa organizada, que procediese racionalmente, de acuerdo con las directivas del Estado. Esa fue la finalidad que, como piedra funda- mental, sitvié para levantar sobre ella la Secretaria de Trabajo y Previsin. Para evitar que ella cayese nuevamente en el mal anterior, en esa burocracia estati- ca que hace ineficaces casi todas las organizaciones estatales, porque estén siempre 5 kilémetros detras del movimiento, organizamos sobre esa burocracia un brazo activo que se llamé~Accién Social Directa, que va a la calle, toma el problema, lo trae y Jo re- suelve en el acto; y en tres dias se tiene establecido un acuerdo entre patrones y obre- ros, el que después se protocoliza en pocas horas, en un convenio que firman ambas par- tes de acuerdo, y se pasa a ejecucién. Esa serfa para el porvenir la base de experiencia, que es la unién real, la base em- pirica sobre la cual habia de conformarse en el futuro un verdadero cédigo de trabajo, al contrario de aquellos que se decidieron siempre por emplear el método idealista e hi- cieron cédigos de trabajo, muchos de los cuales no fueron lefdos més que por el autor y algunos de sus familiares, pero que en el campo real de Jas actividades del trabajo no tuvieron nunca aplicacién en ningtin caso. Hombres de excelente voluntad como el doc- tor Joaquin V. Gonzalez, de extraordinario talento, escribieron una admirable obra que 45 Brarorece o&1 Pensamrenro ARGENTINO / VE Carlos Altamirano Bajo el signo de las masas (1943-1973) no ha sido aplicada jams, porque es un método ideal. Nosotros vamos por el camino inverso; vamos a establecer tantos convenios bilaterales, tantos convenios con comisio- nes paritarias de patrones y obreros, que no den racionalmente lo que cada uno quiere y puede dar en ese sentido de transaccién que se hace en las mesas de las comisiones de la Secretaria de Trabajo y Prevision, para llegar a un punto de apoyo sobre el cual moveremos en el futuro todas las actividades del trabajo argentino. Nosotros, sefiores, vamos trabajando sobre un sentido constructivo, que podra ser lento, que podré equivocarse, pero que se realizar, al contrario de todas las teorizacio- nes imaginarias que nunca se realizaron. Es asf que la Secretaria de Trabajo y Prevision propicié desde'el principio un sindicalismo gremial. Sobre esta‘cuestién del sindicalismo existen prejuicios de los més arraigados, peto que no resisten’al menor anélisis. Todavia hay hombres que se asustan de la palabra sin- dicalismo. Ello me hace recordar a esos chicos que para hacerlos dormir a la noche, les hablan del “hombre de ta bolsa” y que luego, cuando tienen treinta afios, si les nombran “el hombre de la bolsa”, se dan vuelta asustados, aun cuando saben que ese hombre no existe. Con el sindicalismo pasa lo mismo. Hay personas que por un atraigado y viejo pre~ juicio, se asustan de él; y lo que es mas notable, hay algunos patrones que se oponen a que sus obreros estén sindicalizados, aunque ellos, desde el punto de vista patronal, for- man sindicatos patronales. Es grave error creer que el sindicalismo obrero es un perjuicio para el patron. En manera alguna es asi. Por el contrario, es la forma de evitar que el patrén tenga que lu- char con sus obreros, que su sociedad patronal que lo representa luche con la sociedad obrera que representa al gremio. En sintesis, es el medio para que lleguen a un acuer- do, no a una lucha. Ast se suprimen las huelgas, los conflictos parciales, aunque, indudablemente, las masas obreras pasan a tener el derecho de discutir sus propios intereses, desde una mis- ma altura con las fuerzas patronales, lo que analizado, es de una absoluta justicia. A na- die se le puede negar el derecho de asociarse licitamente para defender sus bienes co- lectivos o individuales: ni al patrén, ni al obrero. Y el Estado est en la obligacién de defender una asociacién como Ia otra, porque le conviene tener fuerzas organicas que puede controlar y que puede dirigir; y no fuerzas inorganicas que escapan a su direc cién y a su control. Por eso nosotros hemos propiciado desde alli un sindicalismo, pe- ro um verdadero sindicalismo gremial. No quetemos que los sindicatos estén divididos en fracciones politicas, porque lo peligroso es, casualmente, el sindicalismo politico. Sindicatos que estan compuestos por socialistas, comunistas y otras agrupaciones ter- minan por subordinarse’al grupo més activo y més fuerte. Y un sindicato donde cuenta con hombres buends y trabajadores, va a caer en manos de los que no Io son: hombre 46 @ [BrBLZOTECA BEL PENSAMTENTO ARGENTINO / VI Carlos Altamirano Bajo el signo de las masas (1943-1973) que formando un conjunto aisladamente, no comulgarian con esas ideas anarquicas. De ahi que es necesario que todos comprendan que estas cuestiones, aun cuando algunos consideran al sindicalismo una mala palabra, en su finalidad, son siempre buenas, por que evita, casualmente, los problemas creados y que son siempre artificiales. Por cada huelga producida naturalmente, hay cinco producidas artificialmente, y ellas lo son por masas heteréditas, que tienen dirigentes que no responden a la propia masa. En permitir y aun en obligar a los gremios a formar sindicatos, radica la posibi- lidad de que los audaces que medran a sus expensas puedan apoderarse de la masa y obren en su nombre en defensa de intereses siempre inconfesables. Antes de entrar en él tema, me he de referir a otra de las cuestiones. Se ha dicho que en la Secretaria de Trabajo y Previsién, hemos perjudicado a tales o cuales fuerzas. La Secretaria de Trabajo y Previsién responde a una concepcién que expuse desde el pri- mer momento; en aquélla no se produce ningtin acuerdo, ningtin arreglo por presién, si- no por transaccién entre obreros v patrones. Nosotros no hemos llegado a establecer ningtin decreto, ninguna resolucién que no haya sido perfectamente aceptada en nues- tras mesas por obreros y patrones. Ya hemos realizado mas de cien conivenios colecti- vos, respecto de los cuales no puede haber un solo patrén ni un solo obrero que pueda sostener con justicia que nosotros no hemos consultado y llegado a esos convenios y acuerdos, por transacciones bilaterales entre ellos, arregladas por nosotros que ocupa- mos la cabecera para evitar que intercambien palabras y discusiones inoportunas. No- sotros alli, haciendo de verdaderos jueces saloménicos, ayudamos la transaccién: unos dicen diez centavos; otros solicitan veinte centavos, porque el patrén siempre quiere dar menos y el obrero siempre pide mas. Muchos de los sefiores que estan aqui habran asistido a nuestro trabajo. En ese sen- tido, vamos realizando una justicia distributiva y evitando que esto que puede ser un negocio transaccional, se transforme en una huelga con tiros, y en tantas cosas desa- gradables. Lo que yo puedo decir es que desde que la Secretaria de Trabajo y Previsidn se ha- lla en funcionamiento, no se ha producido en el pais ninguna huelga duradera, ni nin- guna ha resistido mas de cuarenta y ocho horas y, excepcionalmente, alguna de ellas ha durado varios dias. Eso en casi ocho meses de trabajo. Hacia esa finalidad marcha la Secretaria de Trabajo y Previsién. Creo, sefiores, que en cuanto se refiere a su accién, la Secretaria de Trabajo y Pre- visién no puede presentar ningiin inconveniente, ni para el capital ni para el trabajo. Pro- cedemos a poner de acuerdo al capital y al trabajo, tutelados ambos por la accién direc- tiva del Estado, que también cuenta con esos convenios, porque es indudable que no hay que olvidar que el Estado, que representa a todos los demas habitantes, tiene también alli su parte que defender: el bien comin, sin perjudicar ni a un bando ni a otro. 47 BBroLroTEca ost PeNsAmrenTo ARGENTINO / VE Carlos Altamirano Bajo el signo de las masas (1943-1973) Cuando fuera necesario salvar el bien comin a expensas del mal de algun otro, creo que ningiin hombre de gobierno puede apartarse de eso que representa para mi la con- veniencia y la justicia del Estado. Bien, sefiores. No he de decir que la Secretaria de Trabajo y Previsién se encuentra en este momento en un lecho de rosas, pero sf puedo asegurarles que mediante una cap- tacién progresiva de las masas, que consideran a aquella casa como la propia, ha aca~ rreado al bien social muchas conquistas y muchas victorias. Creo més: estimo que el futuro ser cada vez mejor por los beneficios incalculables que la organizacién gremial va a dar al pais para su orden interno, para su progreso y para su bienestar general. Yo invitaria a los sefiores a que teflexionen —como ya lo he hecho anteanoche, cuando se susturraba que iban a producirse desdrdenes en la calle— acerca de cudl ha- bria sido el espectaculo de estos dias, si hace ocho meses no hubiéramos pensado en buscar una sohicion a esa desorbitacién natural de las masas. Probablemente habria si- do otro. La Secretaria de Trabajo y Previsién ha ido a investigar cuantos obreros habia detenidos, y puedo afirmar que sin su creacién, no hubiéramos tenido la enorme satis- faccién de saber que entre todos esos detenidos existe solamente‘un obrero, pertene- ciente al sindicato de la construccién. Ningtin otro obrero ha sido detenido por los in- cidentes y desérdenes callejeros No sé si seré optimista, como son optimistas todos los padres con sus hijos, pero sabemos nosotros muy bien que hasta ahora la Secretaria de Trabajo y Previsién ha Ile- nado una funcién de gran eficacia para la tranquilidad piiblica. Pueden venir dias de agitacién. La Argentina es un pais que no esta en la estratos- fera; sino que est viviendo una vida de relacién; de manera que las ideologias que aqui se discuten, no se decidiran en la Republica Argentina, sino que ya se estn decidiendo en los campos europeos; y esa influencia ser tan grande para el futuro, que la veremos crecer progresivamente hasta producir hechos decisivos que pueden ir desde el grito de “Viva Esto” y “Viva Io Otro” hasta la guerra civil Est4 en manos de nosotros hacer que la situacién termine antes de llegar a ese ex- tremo, en el cual todos los argentinos tendrén algo que perder, pérdida que sera direc- tamente proporcional con lo que cada uno posea: el que tenga mucho lo perder todo, y el que no tenga nada, no perderé. ¥ como los que no tienen nada son muchos mas que los que tienen mucho, el problema presenta en este momento un punto de crisis tan gra- ve como pocos pueden concebir. El mundo esta viviendo un drama cuyo primer acto, 1914-1918, fo hemos vivido casi todos nosotros; hemos vivido también el segundo acto, a cuya terminacién asisti- mos; pero nadie puede decir si después de este acto contintia el epilogo o si vendra un tercer acto que prolongaré quién sabe atin por cudnto tiempo este drama de la humani- dad. Lo que la Repablica Argentina necesita es entrar bien colocada en ese epflogo que 48 @ BuotiorEca bet PeNsantenro AngeNTiNo / VI Carlos Alta Bajo el signo de las masas (1943-1973) puede producirse ya, o que si no se produce y se entrara en un tercer acto, exigira estar atin mejor preparada. Vivimos épocas de decisiones, y quien no esté decidido a afrontarlas, sucumbird irremisiblemente. 4Cudl es el problema que a la Repiiblica Argentina debe preocuparle sobre todos los demés? Un cataclismo social en la Republica Argentina haria intitil cualquier pose- sién de bien, porque sabemos —y la experiencia de Espafia es bien concluyente y gré- fica a este respecto— que con ese cataclismo social los valores se pierden totalmente y, en el mejor de los casos, lo que cambia pasa a otras manos que las. que eran inicialmen- te poseedoras; vale decir que los hombres, después de un hecho de esa naturaleza, han de pensar que todo se ha perdido. Si asi sucede, ojala se pierda todo, menos el honor. Es indudable que siendo la tranquilidad social la base sobre la cual ha de dilucidar- se cualquier problema, un objetivo inmediato del Gobierno ha de ser asegurar la tran- quilidad social del pais, evitando por todos los medios un posible cataclismo de esta na- turaleza, ya que si él se produjera, de nada valdrian las riquezas acumuladas, los bienes poseidos, los campos, ni los ganados. Sobre esto, sefiores, es initil, totalmente initil teorizar; hay que ir a soluciones realistas: primero, solucionar este problema; luego pen- saremos en los otros, porque fallar en esta solucién, representa fallar integralmente pa- rael pais. Dentro de este objetivo, fundamental e inmediato, que la Secretaria de Trabajo y Previsién persigue, radica la posibilidad de evitar el cataclismo social que es probable, no imposible. Basta conocer cudl es el momento actual que viven las masas obreras ar- gentinas, para darse cuenta si ese cataclismo es 0 no probable. La terminacién de la gue- ra agudizara de una manera extraordinaria ese problema, y América ser4, sin duda, el juego de intereses tan poderosos como no lo han sido en la historia ningin pais de este lado del Ecuador antes de ahora. El capitalismo en el mundo ha sufrido durante esta guerra, en este segundo acto del drama, un golpe decisivo. El resultado de la-guerra 1914-1918 fue-la desaparicin-de un gran pais europeo como capitalista: Rusia. Pero engendré en nuevas doctrinas mas 0 menos parecidas a las doctrinas rusas, otros paises que fueron hacia la supresién del capitalism. En esta guerra, el pais capitalista por excelencia quedaré como un pais deu- dor en el mundo, probablemente, mientras que toda la Europa entrara dentro del anti: capitalismo panruso. Esto es lo que ya se puede ir viendo, y dirfa que no es nuevo ni es tampoco de los comunistas, sino que es muy anterior a ellos. En América quedaran pai- ses capitalistas, pero en lo que concierne a la Republica Argentina, seria necesario echar una mirada de circunvalacién para darse cuenta de que su periferia presenta las mismas condiciones rosadas que tenia nuestro pais. Chile es un pais que ya tiene, como noso- tros, un comunismo de accién de hace afios; en Bolivia, a los indios de las minas pare- 49 BroLIOTEcs DEL Pensasrenro Ancenrino / VI Carlos Altamirano Bajo el signo de las masas (1943-1973) ce les ha prendido el comunismo como viruela, segiin dicen los bolivianos; Paraguay no es una garantia en sentido contrario al nuestro; Uruguay, con el “camarada” Orlof, que esta en este momento trabajando activamente; Brasil, con su enorme riqueza, me temo que al terminar la guerra pueda caer en lo mismo. Y entonces pienso cual serd la situacién de la Reptiblica Argentina al terminar la guerra, cuando déntro de nuestro te- rritorio se produzca una paralizacién y probablemente una desocupacién extraordina- ria; mientras desde el exterior se filtre dinero, hombres e ideologias que van a actuar dentro de nuestra organizacién estatal, y dentro de nuestra organizacién del trabajo. Creo que no senecesita ser muy perspicaz para darse cuenta de cudles pueden ser las proyecciones, y de cuales pueden ser las situaciones que tengamos todavia que en- frentar en un futuro muy préximo. Por Io pronto, presentaré un solo ejemplo para que nos demos cuenta en forma més 0 menos grifica de cual es la situacion de la Republi- ca Argentina en ese sentido. Yo he estado en Bspaita poco después de la guerra civil y conozco mi pais después de haber hecho muchos Viajes por su territorio. Los obreros espafioles, inmediatamen- te antes de la guerra civil, ganaban salarios superiores, en su término medio general, a los que se perciben actualmente en la Republica Argentina; no hay que olvidarse de que en nuestro territorio hay hombres que ganaban 20 centavos diarios; no pocos que gana- ban doce pesos por mes; y no pocos, también, que no pasaban de treinta pesos por mes, mientras los industriales y productores espafioles ganaban el 30 0 40 por ciento. Noso- tros tenemos en este momento —{Dios sea loado, ello ocurra por muchos afios!— in- dustriales que pueden ganar hasta el 1.000 por ciento. En Espafia se explicé Ia guerra civil. ,Qué no se explicarfa aqui si nuestras masas de criollos no furesen todo lo buenas, obedientes y sufridas que son? He presentado el problema de Espafia antes de referirme al problema argentino. La posguerra traerd, indefectiblemente, una agitacién de las masas, por causas naturales; una l6gica paralizacién, desocupacién, etcétera, que combinadas producen empobreci- miento paulatino. Esas sern las causas naturales de una agitacion de las masas, pero aparte de estas causas naturales, existiran también numerosas causas artificiales, como ser: fa penetracién ideoldgica, que nosotros hemos tratado en gran parte de atenuar; di- nero abundante para agitar, que sabemos circula ya desde hace tiempo en el pais, y so- bre cuyas pistas estamos perfectamente bien orientados; un resurgimiento del comunis- mo adormecido, que pulula como todas las enfermedades endémicas dentro de las masas; y que volverd, inducablemente, a resurgir con la posguerra, cuando los factores naturales se hagan presentes. En la Secretaria de Trabajo y Previsin ya funciona el Consejo de posguerra, que est preparando un plan para evitar, suprimir, 0 atenuar los efectos, factores naturales de la agitacién; y que actiia también como medida de gobierno para suprimir y atenuar 50 Bieuiorsca pet PensanueNro ARGENTINO / VI Carlos Altamirano Bajo el signo de las masas (1943-1973) los factores artificiales; pero todo ello no seria suficientemente eficaz, si nosotros no fuéramos directamente hacia la supresion de las causas que producen la agitacién co- mo efecto. Es indudable que en el campo de las ideologias extremas, existe un plan que esté dentro de las mismas masas trabajadoras; que asi como nosotros luchamos por proscri- bir de ellas ideologias extremas, ellas luchan por mantenerse dentro del organismo de trabajo argentino, Hay algunos sindicatos indecisos, que esperan para acometer su ac- cién al medio, que legue a formarse; hay también células adormecidas dentro del or- ganismo que se mantieiien para resurgir en el momento en que sea necesario producir Ja agitacién de las masas. Existen agentes de provocacién que actiian dentro de las masas provocando todo lo que sea desorden; y ademas de eso, cooperando activamente, existen agentes de provo- cacién politica que suman sus efectos a los de agentes de provocacién roja, constitu- yendo todos ellos coadyuvantes a las verdaderas causas de agitacién natural de las ma- sas. Esos son los verdaderos enemigos a quienes habra que hacer frente en la posguerra, con sistemas que deberdn ser tan efectivos y radicales como las circunstancias lo im- pongan. Si la lucha es tranquila, los medios ser4n tranquilos; si la lucha es violenta, los medios de supresién serin también violentos. El Estado no tiene nada que temer cuan- do tiene en sus manos los instrumentos necesarios para terminar con esta clase de agi- tacién artificial; pero, sefiores, es necesario persuadirse de que desde ya debemos ir en- carando la solucién de este problema de una manera segura. Para ello es necesario un seguro y reaseguro. Si no’estaremos siempre expuestos a fracasar. Este remedio es su- primir las causas de a agitacién: la injusticia social. Es necesario dar a los obreros lo que éstos merecen por su trabajo y lo que necesitan para vivir dignamente, a lo que nin- gin hombre de buenos sentimientos puede oponerse, pasando a ser éste mas un proble- ma humano y cristiano que legal. Es necesario saber dar un 30 por ciento a tiempo que perder todo a posteriori Este es el dilema que plantea esta clase de problemas. Suprimidas-las-eausas; se su~ primirn en gran parte los efectos; pero las masas pueden atin exigit mas allé de lo que en justicia les corresponde, porque la avaricia humana en los grandes y en los chicos no tiene medidas ni limite. Para evitar que las masas que han recibido la justicia social necesaria y logica no vayan en sus pretensiones més alla, el primer remedio es la organizacién de esas masas para que, formando organismos responsables, organismos légicos y racionales, bien di- rigidos, que no vayan tras la injusticia, porque el sentido comin de las masas orgénicas termina por imponerse a las pretensiones exageradas de algunos de sus hombres. Ese seria el seguro, la organizacién de las masas. Ya el Estado organizaria el reaseguro, que es la autoridad necesaria para que cuando esté en su lugar nadie pueda salirse de él, por- 51 BroLIoTECA DEL Pensamenro ARGENTINO / VI Carlos Altamirano Bajo el signo de las masas (1943-1973) que el organismo estatal tiene el instramento que, si es necesario, por la fuerza ponga las cosas en su quicio y no permita que salgan de su cauce. Esa es la solucién integral que el Estado encara en este momento para la solucién del problema social. Se ha dicho, sefiores, que soy un enemigo de los capitales, y si ustedes observan lo que les acabo de decir no encontyaran ningin defensor, ditiamos, mas decidido que yo, porque sé que la defensa de los intereses de los hombres de negocios, de los industria Ies, de los comerciantes, es la defensa misma del Estado. Sé que ni las corrientes co- merciales han de modificarse bruscamente, ni se ha de atacar en forma alguna al capi- tal, que, con el trabajo, forma un verdadero cuerpo humano, donde sus miembros han de trabajar en éimonta para evitar la destruccién del propio cuerpo. Siendo asf, desde que tomé la primera resolucién de la Secretaria de Trabajo y Pre- visi6n, estableci clara c incontrovertiblemente que esta casa habria de defender los in- tereses de los obreros, y habria de respetar Jos capitales, y que en ningiin caso se toma- ria una resolucién unilateral y sin consultar los diversos intereses, y sin que los hombres interesados tuvieran el derecho de defender Io suyo en la mesa donde se dilucidarian os conflictos obreros. Asi lo he cumplido desde que estoy alli y lo seguiré cumpliendo mientras esté. ‘También he defendido siempre la necesidad de la unién de todos los argentinos, y cuando digo todos los argentinos, digo todos los hombres que hayan nacido aqui y que se encuentren ligados a este pais por vinculos de afecto 0 de ciudadania. Buscamos esa umién porque entendemos que cualquier disociacién, por insignificante que sea, que se produzca dentro del pais, sera un factor negativo para las soluciones del futuro; y si esa disociacion tiene grandes caracteres, y este pueblo no se une, él sera el autor de su pro- pia desgracia, porque es indudable, sefiores, que si seguimos jugando a los bandos ter- minaremos por peleat, y es indudable también, que cn esa pelea ninguno fendra qué ga- nar sino todos tendrin qué perder, y es evidente que en este momento se esté jugando con fuego. Lo saben ustedes, lo sé yo y lo sabe todo el pais. Nosotros somos hombres profesionales de Ja lucha, somos hombres educados para luchar, y pueden tener ustedes la seguridad més absoluta de que si somos provocados a esa Jucha, iremos a ella con la decisién de no perderla: Por eso digo que antes de embarcar al pais en aventuras de es- ta naturaleza, conviene hacer un Hlamado a todos los argentinos de buena voluntad, pa- ra que se unan, para que dejen de lado rencores de cualquier naturaleza, a fin de salvar ala Nacién, cutyo destino futuro no est tan salvaguardado como muchos piensan, por- que las disensiones internas, provocadas 0 no provocadas, pueden llevarnos a conflictos que serén siempre graves, y en esto, los hombres no cuentan; cuenta solamente el pais. Con este espiritu, sefiores, he venido hasta aqui, Como Secretario de Trabajo y Pre- visién he querido proponer a los seftores que representan a las asociaciones mas carac- 52 @ Brecrorsca net Pexsamzenro Argentino / VI Carlos Altamirano Bajo el signo de las masas (1943-1973) terizadas de las fuerzas vivas, dos cuestiones. El Estado esta realizando una obra social que sera cada dia mas intensa; eso le ha ganado la voluntad de la clase trabajadora, con una intensidad que muchos de los sefiores quiza desconozcan, pero yo, que viajo per- manentemente y que hablo continuamente con los obreros, estoy en condiciones de afir- mar que es de una absoluta solidaridad con todo cuanto realizamos. Pero lo que sigue primando en las clases trabajadoras es un odio bastante marcado hacia sus patrones. Lo puede afirmar, y mejor que yo lo podria decir mi director de Accién Social Directa, que es quien trata los conflictos. Existe un encono muy grande; no sé si sera justificado, 0 si simplemente sera provocado, pero el hecho es que existe. Contra esto no hay mas que una sola manera de proceder: si el Estado es el que realiza la obra social, él es quien se gana la voluntad de los trabajadores; pero si los propios patrones realizan su propia obra social, serdn ellos quienes se ganen el carifio, el respeto y la consideracién de sus propios trabajadores. Muchas veces me dicen: “jCuidado, mi coronel, que me altera la disciplina!”. Yo estoy hecho en la disciplina. Hace treinta y cinco afios que ejercito y hago ejer- citar la disciplina, y durante ellos he aprendido que la disciplina tiene una base funda- mental: la justicia. Y que nadie conserva ni impone disciplina si no ha impuesto prime: ro la justicia, Por eso creo que si yo fuera duefio de una fabrica, no me costarfa ganarme el afecto de mis obreros con una obra social realizada con inteligencia. Muchas veces ello se logra con el médico que va a la casa de un obrero que tiene un hijo enfermo, con un pequefio regalo en un dia particular; el patrén que pasa y palmea amablemente a sus hombres y les habla de cuando en cuando, asi como nosotros lo hacemos con nuestros soldados. Para que los obreros sean més eficaces han de ser manejados con el coraz6n. El hombre es mas sensible al comando cuando el comando va hacia el corazon, que cuando va hacia la cabeza. También los obreros pueden ser dirigidos asi. Sélo es nece- sario que los hombres que tienen obreros a sus érdenes, leguen hasta ellos por esas vias, para dominarlos, para hacerlos verdaderos colaboradores y cooperadores, como se ba- ce en-muchas-partes-de Europa que he visitado, en que el-patrén de la fabrica, o el Es- tado, cuando éste es el duefio, a fin de afio, en lugar de dar un aguinaldo, les da una ac- cidn de la fabrica, De esa manera, un hombre que lleva treinta afios de servicios tiene treinta acciones de la fabrica, se siente patrén, se sacrifica, ya no le interesan las horas de trabajo. Para llegar a esto hay cincuenta mil caminos. Es necesario modernizar la conduccién de los obreros de la fabrica. Si ese fendmeno, si ese milagro lo realizamos, sera mucho més facil para el Gobierno hacer justicia social: es decir, la justicia social de todos, a que corresponde al Estado, y éste la encarard y resolver por sus medios 0 por la colaboracién que sea necesaria; pero eso no desliga al patron de que haga en su propia dependencia obra social. Hay muchas fabricas que lo han hecho, pero hay mu- chas otras que no. 53 Brotrorcca EL Pexsamtento ARGENTIN / VE Carlos Altamirano Bajo el signo de las masas (1943-1973) Lo que pediria es que en lo posible se intensifique esta obra répidamente, con me- dios efectivos y eficaces, cooperando con nosotros, asocindose con el Estado, si quie~ ren los patrones, para construir viviendas, instalar servicios médicos, dar al hombre lo que necesita. Un obrero necesita su sueldo para comer, habitar y vestirse. Lo demas de- be darselo el Estado. Y si el patrén es tan bueno que se lo dé, entonces éste comenzara a ganarse el carifio de su propio obrero; pero si él no le da sino su salario, el obrero no Ie vaa dar tampoco nada mas que las ocho horas de trabajo. Creo que ha llegado, no en la Argentina sino en el mundo, el momento de cambiar los sistemas y tomar otros mas humanos, que aseguren la tranquilidad futura de las fA- bricas, de los talleres, de las oficinas y del Estado. Esto es lo primero que yo deseo pe- dir, y luego, para colaborar conmigo en la Secretaria de Trabajo y Previsién, pido una segunda cosa: que'se designe una comisin que represente con un hombre a cada una de las actividades, para que pueda colaborar con nosotros en 1a misma forma en que co- laboran los obreros. Con nosotros funcionaré en la casa la Confederacién General del Trabajo, y no ten- dremos ningiin inconveniente, cuando queramos que los gremios equis o zeta procedan bien o darles nuestros consejos, nosotros se lo transmitiremos por su comando natural; le diremos a la Confederacién General: hay que hacer tal cosa por tal gremio, y ellos se encargaran de hacerlo. Les garantizo que son disciplinades, y tienen buena voluntad pa- ra hacer las cosas. Si nosotros contéramos con la representacién patronal en la Secretaria de Trabajo y Prevision, para que cuando haya conflictos de cualquier orden la Hamaramos, mues- tra tarea estaria aliviada. No queremos, en casos de conflicto de una fabrica, molestar a toda la sociedad industrial para interesarla en este caso. Teniendo un érgano en la casa lo considerariamos: y aquél defenderia los intereses patronales, asi como la Confede- racién defiende los intereses obreros. Son las dos tinicas cosas que les pido. Con ese organismo, que si ustedes tienen vo- luntad de designar para que tome contacto con la Secretaria de Trabajo y Previsién, no- sotros estructuraremos un plan de conjunto sobre lo que va a hacer el Estado y lo que va.a hacer cada uno de Jos miembros del capital que poseen, a sus drdenes, servidores y trabajadores, Entonces veremos cémo en conjunto podrfamos presentar al Estado una solucién que, beneficiéndoles, beneficie a todos los demas. Entonces yo dejo a vuestra consideracién estas dos propuestas: primero, una obra social de colaboracién en cada taller, en cada fabrica, o en cada oficina, més humana que ninguna otra cosa: segundo, el nombramiento de una comisién compuesta por los sefiores, para que pueda trabajar con nosotros, para ver si en conjunto, entendiéndonos bien, colaborando sincera y lealmente, llegamos a realizar una obra que en el futuro ten- ga algo que agradécernos. Browroreca DEL Pensamrenro ARGENTINO / VE Carlos Altamirano Bajo el signo de las masas (1943-1973) MANUEL GALVEZ La obra social que desarrolla el coronel Perén El Pueblo, 13/8/44. Soy uno de los pocos argentinos que pueden elogiar a los gobernantes con Ia con- ciencia tranquila. Nadie, salvo que no me conozea 0 que sea un perverso, puede creer que lo hago por adulacién. A nada aspiro, y por dos razones: una sordera terrible, que me impediria desempefiar cargo alguno, y mis trabajos literarios e hisi6ricos que no me permiten perder el tiempo. Es un lugar comin en el ambiente literario que soy ¢l titico escritor que sélo he quetido ser escritor. Otros fueron, 0 son, universitarios, o periodis- tas, o politicos. Mi'tmica ambicién terrena es vivir lo suficiente para escribir los quin- ce libros que ain me falta escribir. Esto establecido, diré que voy a clogiar entusiastamente al coronel Perén por su obra social. No lo conozco ni siquiera de vista. No he tenido el placer de estrechar su mano, Tampoco conozco a amigos suyos. Mi opinién sobre él y su obra, que daré con toda serenidad, es fa opinién de un ferviente patriota. Es también la opinidn de quien, desde su adolescencia, ha sentido agudamente la justicia social. Fui a los veinte afios tolstoiano y después simpaticé con otras doctrinas revolucionarias, No me Hlevaron a ellas ni el snobismo, ni el propésito de llamar la aten- cién, ni la envidia, ni la venganza. Fui hacia ellas empujado por una honda piedad ha- cia los proletarios y hacia todos los que sufifan por la injusticia social. jTiempos bruta- les para aquétlos! He visto con mis ojos cargar a la policia montada y dejar en la calle muertos y heridos, s6lo porque eran huelguistas que iban en manifestacién. Esto suce- dia en los afios en que gobernaba Roca. En 1913, a principios del afio, publique un libro titulado La inseguridad de la vida obrera, Es una obra muy documentada sobre el paro forzoso. Tres afios atras, al partir para Europa, el gobierno me designé delegado a una conferencia que iba a celebrarse en Paris sobre ese grave mal. No tenia obligacién de presentar ese informe de 436 pa- ginas, pero el asunto me apasiond. Ni un centavo me pagé el gobierno por mi labor. Pe- ro, publicada en uno de los boletines del Departamento de Trabajo, obtuvo repercusion, El doctor Justo, jefe del Partido Socialista, me citd en el Congreso y dos proyectos so- bre agencias de colocacién oficiales o bolsas de trabajo, basados en mi libro, fueron pre- sentados a la CAmara de Diputados: uno del socialista Alfredo L. Palacios, que leyé va- rios parrafos mios, y otro de los diputados catélicos Bas y Cafferata, ss Bravroreca of: Pensastenro ARcenTino / VI Carlos Altamirano Bajo el signo de las masas (1943-1973) Hace cuarenta, treinta afios, las palabras “justicia social” tenfan un sentido revolu- cionario. Ni los gobernantes, ni los ricos, se interesaban por los suftimientos del pue- blo que trabaja. Debo exceptuar a Joaquin V. Gonzalez, que en 1903, siendo ministro del Interior —jministro de Roca!— presenté al Congreso un proyecto de ley del traba- jo, que nunca fue siquiera considerado por las Camaras. Todo cambié con el advenimiento de Yrigoyen al poder. Sea que lo hiciese con es- piritu harto sentimental o paternal, y que en su obra no hubiese contenido alguno, el he- cho es que, por primera vez, un presidente argentino demostraba amor al pueblo. El tam- bién propuso una ley del trabajo, ciertamente notable, y que tampoco traté el Congreso. Yo ignoraba la obra de Yrigoyen en favor del obrero y del desheredado en general, cuan- do pensé en escribir su biografia. Al enterarme de lo que hizo, y que ahora nos parece poco, lo admiré de veras He traido a colacién estos recuerdos, algunos de cardcter personal, porque deseo que los lectores que solo me juzgan como novelista o literato sepan que no hablo de co- sas que ignoro, sino de asuntos que estudié y conozco. En diversos libros he mostrado cémo siento las inquietudes y padecimientos del pueblo La Revolucién del 4 de Junio significa, para los proletarios, y en cuanto proletarios, el mas grandioso acontecimiento imaginable. Y dentro de la revolucién de junio, nada tan maravilloso para esos hombres como la obra del coronel Perén. Es enorme cuanto ya se ha hecho, y no voy a enumerarlo aqui. Basta con recordar los beneficios que han logrado en pocos meses numerosos gremios obreros. Los mis- mos trabajadores lo han dicho, y de modo elocuente. Otras obras se han comenzado y han de realizarse. Y todo esto, ¢se habria logrado si existiese el Congreso? Jamas. No hay hombres més egoistas, mas sensuales, que buena parte de nuestros politiqueros. La clase proletaria debe abrir los ojos. Lo que no consiguieron Joaquin V. Gonzélez ni Hi- polito Yrigoyen, porque las Camaras no consideraron siquiera las grandes leyes obre- ras que proponfan, lo van dando al pueblo, mediante decretos répidamente puestos en practica, los hombres que nos gobiernan desde el 4 de junio. El coronel Perén es un nuevo Yrigoyen. Pero ademds de la grandeza de corazon, tiene méritos que no tuvo Yrigoyen: una actividad asombrosa, la despreocupacién de la politiquerfa, el don de la palabra y un sentido panordmico y profundo de la cuestién obrera. ¥ a esos dones, podemos agregar la suerte de no tener un Congreso de egoistas y politiqueros que lo obstaculice. ‘Veo al coronel Perén como a un hombre providencial. Creo que las masas —que ya lo adoran— asi lo van comprendiendo, con su formidable instinto. Es un conductor de hombres, un caudillo y un gobernante de excepcién, Aqui donde tanto faltan los hom- bres de gobierno, pues la verdad es que ningtin partido tiene hoy una gran figura, la apa- ricién inesperada de este soldado que posee la intuicién maravillosa de lo que el pue- 56 BroLsoreca DEL PENSAMNTENTO ARGENTINO / VI Carlos Altamirano Bajo el signo de las masas (1943-1973) blo necesita, es un acontecimiento trascendental. Quiera Dios inspirarle siempre, guiar- le por el buen camino, para bien de la patria y del pueblo. Ningiin gobernante de esta tierra ha dicho jamés palabras tan bellas, tan penetradas de humanidad, como las que pronuncia con frecuencia el coronel Perén. Nadie habla como él de la justicia social. Yo he leido con emocién muchos de sus parrafos. En Ro- satio dijo: “Queremos que desaparezca de nuestro pais la explotacién del hombre por el hombre, y que, cuando ese problema desaparezca, igualemos un poco las clases so- ciales para que no haya, como he dicho ya, en este pais, hombres demasiado pobres ni hombres demasiado ricos”. Y en este mismo estupendo discurso declaré que, para él, la justicia superior a las demas justicias era la justicia social. Las palabias y la obra del coronel Peron colman mis esperanzas de que ha de orga- nizarse en esta patria un mundo mejor. Si, no debe haber hombres demasiado ricos ni demasiado pobres. Las grandes fortunas son tan injustas como las grandes pobrezas. ‘Todos somos iguales ante la muerte y ante Dios, pero también debemos serlo, dentro de lo posible, en las realidades de la vida. Las palabras del coronel Perén son verdadera- mente cristianas, patrioticas y salvadoras. No obstante, habré que luchar para estable- cer la justicia social como él la quiere. Los poderosos, las empresas capitalistas, los ri- cos, los serviles ante toda riqueza, los hombres sin corazén y hasta algun gobierno extranjero, se han de oponer a nuestra justicia social, Las clases privilegiadas no se con- formardn con perder uno solo de sus privilegios, y calumniarén y mentirén y pretende- rn burlarse, como ya empiezan a hacerlo, con sus estipidos chistes. Pero todos los pa- triotas y todo cl pueblo estaremos con este gobierno, que defiende con tanta energia y coraje los fueros de la soberania, en el orden externo; y en el interno, Ia justicia social. Brotroreca vet PeNsamrento AngENTINO / VI Carlos Altamirano Bajo el signo de las masas (1943-1973) Manifiesto del Comercio y la Industria La Nacién, 16/6/45. Las asociaciones representativas del comercio y de la industria que suscriben el pre- sente documento, se consideran en el deber de dirigirse, por este medio, a sus afiliados ya la opinién publica del pais, con el propésito de puntualizar el estado de las gestio- nes que vienen realizando en consideracién de la politica econémica y social del go- biemo de la nacién y reiterar, una vez més, el anhelo de que encuentre un eco favora- ble la solidaria expresién de sus inquietudes y propésitos. Los delegados de estas asociaciones fueron recibidos en dos ocasiones por el Exe- mo. sefior Presidente de la Nacién y, respondiendo a su requerimiento, le entregaron un memordndum que contenia, en sintesis, las manifestaciones que verbalmente se le for- mularon en las audiencias concedidas. Las fuerzas econémicas acudieron al Excmo. sefior Presidente en un intento de wl- {ima esperanza, movidos por la intranquilidad creciente de un ambiente de agitacién so- cial que venfa a malograr la disciplinada y pujante eficiencia del esfuerzo productor, y cuya gravedad! hallaba origen en el constante impulso que se le deparaba desde depen- dencias oficiales. Una larga serie de medidas, actitudes, resoluciones 0 discursos han venido convirtiendo a la agitacién social en la cuestién mas grave que este gobierno de- be afrontar: Lejos de nuestro énimo desconocer la existencia del problema social, inse- parable de {a naturaleza humana y sus necesidades y, por ende, de cardcter permanente Y universal, cuya solucién es fruto de una recta colaboracién de las partes, regida por la alta y serena intervencién del Bstaclo, sometido como aqueéllas al imperio de la justicia, igual para todos. Nos referimos a la creacién de un clima de recelos, de provocacién y de rebeldia, en el que se estimula el resentimiento y un permanente espiritu de hostili- dad y reivindicacién, por efecto del cual se destruye la solidaridad en la justicia, unica fuente de trabajo, de bienestar y de progreso. Desde que se ha creado la Secretarfa de Trabajo y Previsin —organismo cuya exis- tencia no objetamos—, se mezcla en la solucién de los problemas sociales ese espititu que denunciamos y cuya unilateralidad quigrese justificar en la necesidad de combatir ¥ extitpar el comunismo, granjeando al gobierno los presuntos méritos de una politica Social muy avanzada. No creemos feliz ese procedimiento aunque fueran aceptables to- das sus soluciones, y mucho menos cuando no es el fruto de un régimen y sélo depen- de de una voluntad personal, transitoria y circunstancial Frente al auspicio otorgado por la nombrada Secretaria a un nuevo proyecto que le 81 @ Brs.ioTeca EL PENSAMIENTO ARGENTINO / VI Carlos Altamirano Bajo el signo de las masas (1943-1973) fuera elevado por una entidad gremial, tendiente al otorgamiento de un salario minimo, de un salario vital mévil, de nuevos aumentos generales de sueldos y salarios, y de la participacién de obreros y empleados en las ganancias de las empresas, las asociacio- nes que suscriben comparticron una justificada alarma porque advertian, en el caso, el mismo proceso de elaboracién que diera al pais, por decreto, un sistema general de ju- bilaciones, cuya aparicién sorprendiera a la opinién en virtud de las razones que hici- mos puiblicas en un anterior manifiesto. Expresamos nuestra inquietud al Excmo. sefior Presidente y enviamos a S. E. el Se- cretario de Trabajo y Prevision una nota en la que exponiamos concretamente nuestra opinién y pediamos que la comisin que estudiara el problema planteado fuera integra- da con delegados de la Secretaria de Industria y Comercio, del Ministerio de Hacienda, del Consejo Nacional de Postguerra y con una auténtica representacién de los organis- mos patronales. La opinion formulada es, en sintesis, la siguiente: con referencia a los salarios, ra- tificamos nuestra buena disposicion y la voluntad, nunca desmentida, de asegurar al per- sonal un nivel suficiente y digno para alcanzar el cual entendemos que no es preciso dictar, por la via de un decreto, aumentos mecdnicos y generales, siendo preferible —a nuestro juicio— crear comisiones paritarias que, dentro de un régimen nacional, elabo- ten verdaderos acuerdos segiin las circunstancias particulares de cada industria 0 co- mercio y las modalidades de las diferentes regiones del pats, sin perjuicio de la adop- cién, segin las mismas normas, de un salario minimo vital; en lo que concierne a la participacién en las ganancias, afirmamos que ese punto no puede plantearse a la con- sideracién del gobierno actual como objeto de una decisién que imponga legalmente él sistema preconizado, cuyo rechazo expresamos formalmente porque afecta los princi- pios consagrados en la Constitucién sobre el derecho de propiedad y el normal ejerci- cio de las facultades de los poderes publicos, trastorna fundamentalmente la estructura econémica y el sistema en vigor de las remuneraciones al personal, introduce el germen de la indisciplina, destruye el espiritu de iniciativa y de empresa y subvierte todo prin= cipio de jerarquia. No hemos recibido hasta hoy respuesta ni satisfaccién alguna a nuestro pedido. Por el contrario: hemos sido aludidos en el discurso pronunciado el 1° de Mayo por S. E. el sefior Secretario de Trabajo y Previsién cuando afirmara la existencia de intenciones politicas en nuestro movimiento, detras del cual acusaba la accién de manos extrafias, revelando al mismo tiempo el juicio que le merece el comercio del pais, descripto co- mo una turba de traficantes de lo ajeno y prestidigitadores del precio. ‘Negamos, en absoluto, aquel aserto y rechazamos este juicio injusto, Este movi- miento no ha tenido ni tiene intenciones politicas, aunque comparte el general anhelo del pronto imperio de la ley; no lo mueve nadie desde afuera; lo constituyen las orga- 82 Brovioreca vet Pensamrenro AncentINo / VE Carlos Altamirano Bajo el signo de las masas (1943-1973) nizaciones del comercio y de la industria del pais, encabezadas por las més antiguas y tradicionales, no para asustar al gobierno con fantasmas, sino en defensa de sus legiti- mos intereses, de.carécter general y econémico, bajo el amparo de las leyes y practi- cando en sus gestiones —que no son peregrinaciones ante el gobierno para obtener sus favores sino ejercicio de un derecho constitucional— el decoro y el respeto que tribu- tan a las altas autoridades y se deben a si mismas. Bl clo de nuestros propios intere- ses nos impide arriesgar en ese plano la actividad de las agrupaciones especificamen. {c gremiales asi como reprobamos, por igual, todo intento de proselitismo politico, guienquiera fuera:su beneficiario, realizado en el terreno de los grandes y Vitales inte- reses de la economia nacional, Tampoco agrupamos traficantes prestidigitadores, El de. Sempefio del comercio es una actividad noble, licita y itil como cualquier otro oficio y ocupa en la sociedad una categoria histérica ineludible, en la que las posibles desvia- Clones, en la medida en que puedan existir, son tanto o mas naturales que las ofrecidas en otras profesiones. Cuando el Exemo. sefior Vicepresidente acudiera a la Bolsa de Comercio para explicar la politica social del gobierno, no se equivocs en Ia eleccion de su tribuna, en la cual, por otra parte, nadie ha declinado el derecho de juzgar los fru- tos de aquélla. Se ha reclamado oficialmente, on esa oportunidad, y con frecuencia antes y des- Pués, la cooperacién de las asociaciones patronales. Esa cooperacién se ha oftecido y se ha dado ampliamente, concurriendo a integrar todas las comisiones oficiales que pro- fusamente ha creado este gobierno. No se nos puede reprochar nuestra decepcién al comprobar cémo se prescinde de ese concurso en la elaboracién de los asuntos fuundae mentales que conciernen a nuestras actividades, Entretanto, el gobierno prosigue e intensifica una politica economica y comercial Cuyas consecuencias peligrosas nos hemos esforzado en demostrar sin éxito, y cuya ma- nifestacion mas visible consiste en Ia arbitraria fijacién de los precios. Determinar el precio de una cosa es Ia tarea mas dificil y delicada, en la cual entran, no sélo factores de caracter econémico sino normas de Justicia, en virtud de las cuales el comercio rea- liza la utilidad comin y reciproca de las partes mediante una proporcionada equivalen- Cia de las respectivas prestaciones. En esa equivalencia existe un minimum infranquea- ble dado por el costo de-produccién, en el cual esta incluido el valor del trabajo y la Sanancia licita, es decir, la subsistencia de quienes contribuyen a la produccién de Ia Cosa. El justo precio no puede apartarse de estos conceptos elementales y su fijacién, tealizada sobre dicha idea de retribucion e intercambio, depende de una valuacién co- min, gencral y competente, ajena al interés particular o prepotente de algunas de las Partes, tanto como a la intervencién extrafa y burocrética del Estado. Si, por desgracia, éste prescinde de tales normas, no sélo suprime la legitima libertad de comercio, sino que entra por vias disimuladas de confiscacién a desarticular la vida econémica. hitien. 83 co) BIBLIOTECA DEL PENSAMIENTO ARGENTINO / VI Carlos Altamirano Bajo el signo de las masas (1943-1973) do el bienestar de todas las clases y cegando las fuentes que son garantia de los sala- ios, estimulo de la iniciativa y fandamento de la prosperidad. Hace poco se ha dictado el decreto N° 9.528, en virtud del cual el Estado toma a su cargo la comercializacién de las cosechas de granos, con grave detrimento de los inte- reses de la misma masa productora, en momentos en que las circunstancias internacio- nales le hacen vislumbrar, después de largos afios de lucha y privacién, un horizonte de prosperidad. Ese decreto viene a modificar sustancialmente la organizacién juridica y econémica del trafico comercial sobre cereales. De acuerdo con las nuevas disposicio- nes, el Estado fija el costo medio de produccién, determina un nivel rigido de ganan- cias, que podra serlo para unos y no para otros, adquiere sobre esa base toda la produc- cién, la revende con exclusién de todo otro intermediario y retiene el excedente que resulta de la operacién, excedente sobre el cual dispone el Estado su destino, cobrén- dose los gastos de su costosa administracién y disponiendo de la utilidad del agricultor, pues no se la devuelve sino para la compra de maquinarias o implementos o el pago de sus deudas, y esto sdlo cuando el P. E. lo crea conveniente. No volveremos sobre el ana- lisis detallado de estas inusitadas medidas, ya verificado piblicamente por las asocia- ciones competentes, a quienes se les cercenan las mas elementales libertades, la de co- merciar y usar de lo suyo, con grave detrimento de la economia y del orden civil de la Nacién. Tal procedimiento importa una expropiacién, sin el cumplimiento de los requi- sitos legales, y se convierte en una verdadera confiscacién. Una medida de esta trascendencia contradice, ademas, la orientacién de la econo- mia politica de postguerra y, en particular, los acuerdos de la Conferencia de México suscriptos recientemente por el gobierno argentino, entre los que se destaca el compro- miso de las naciones americanas de “preservar y robustecer la libertad de accién en el terreno econémico”, y cuya validez contradice el flamante monopolio con que el go- biemo sustituye coercitivamente el libre desenvolvimiento de las actividades privadas. Un nuevo acto del gobierno acaba de sorprender al comercio y la industria del pais con motivo de los decretos dictados recientemente, dentro de aquella misma orienta cién, sobre congelamiento de precios, cuyo nivel en los numerosos ramos afectados, no podra exceder los precios vigentes en cada establecimiento en la primera quincena de diciembre del afio pasado. Comprendemos que en determinadas emergencias se haga preciso, por via excep- cional y transitoria, fijar los precios maximos de determinados articulos estrictamente destinados a satisfacer las necesidades vitales de la poblacién, con el fin de tutelar el bien comin, contrarrestar el proceso inflatorio y combatir los desmanes de la especu- lacién ilicita. Repudiamos enérgicamente todo intento de lucrar con las necesidades de la poblacién. Quede, por lo tanto, claramente establecido que no combatimos la finali- dad sino que consideramnos equivocado y perjudicial el método elegido. En primer tér- 84 Browroreca oF Pewsastenro ARGewrtNo / VE Carlos Altamirano Bajo el signo de las masas (1943-1973) mino, por la denominacién genérica de los productos destinados al uso y consumo de la poblacién, con lo cual viene a involucrarse innecesariamente a todas las actividades comerciales del pais; y en segundo término, porque en vez de fijar un tope mAximo de ascenso de los precios, se los reduce coervitivamente a una fecha lejana y anterior, re- duciéndolos en forma arbitraria y discrecional, sin tener en cuenta los factores que pos- teriormente han influido en la elevacién o descenso del costo de produccién. Por ulti- ™mo, porque produce penosa impresién que las funciones de contralor, de catdcter técnico y ejecucién delicada, sean conferidas a la policfa federal, ajena al conocimiento de es- tas materias ya la cual se le agregan unas llamadas “comisiones populares” y salas su mariales en Tas comisarias, que evocan un recuerdo histérico deplorable. No puede fundarse tan grave medida en el intento de evitar maniobras especulati- vas que perjudiquen a la poblacién, porque ella no se refiere exclusivamente a dichas maniobras, sino que afecta a todo el curso de los precios y es evicente que su inoremen- to responde —en general— a muchas causas naturales y legitimas perfectamente estu- diadas por los mismos organismos oficiales, entre ellos el Banco Central, en su iltima Memoria, En el nimero de esas causas no son las menos importantes las que derivan de una serie de factores sociales promovidos por la misma politica del gobierno —au- mentos de salarios, vacaciones pagadas, jubilaciones, aumentos de fletes, cte—, cuya gravilacién en el costo es muy importante. Por otra parte, el costo de un articulo no es la suma de cantidades siempre conocidas, porque en él se calcula también la prevision del futuro con la que el comerciante repone su mercaderia y aftonta las incertidumbres del mafiana, las cuales, en gran medida, provienen de los perniciosos efectos de la dis- crecionalidad en materia legislativa y reglamentaria. El proceso inflatorio no se puede contener a expensas del patrimonio particular que Produce. Los costos y los precios son su consecuencia. El remedio debe buscarse en la causa, evitando la expansién de los medios de pago, dentro de un sistenia general que abarque toda la economéa. La politica financiera del gobierno es el campo primero y Primordial en el que debe afrontarse la contraccién, el camino ahora elegido constrine Ja economia privada bajo limites de asfixia; acarreara grandes trastornos, intumerables empresas no podrin soportarlos, especialmente las mas débiles y pequetias, y padece. ran en definitiva las clases laboriosas a las que se pretende proteger. La opinién pablica no debe ilusionarse sobre las ventajas de un sistema que al re- ducit los precios lleva al quebranto las actividades comerciales ¢ industriales. El precio representa todos los valores que concurren al costo de un producto; los salarios del per sonal, el interés del capital, los gastos de fabricacién, la materia prima, las tasas e im Pucstos, la ganancia, el edleulo de su reposicién, ete. y, por es0 mismo, carece, en ge- neral, de la elasticidad supuesta por toda arbitraria valuacién. Cualquier error se paga muy caro, tarde © temprano, porque no se reparan facilmente las consecuencias de un 85 © Bretrorsca pst PeNsaMreNTO ARGENTINO / VI Carlos Altamirano Bajo el signo de las masas (1943-1973) desorden econémico. Por otra parte, 1a experiencia de los paises mas adelantados de- muestra la fragilidad del procedimiento, eficaz en contadas y transitorias situaciones. Tanto menos se recomienda el uso de un sistema tan general cuando se disefia en el mun- do una baja de precios contra cuyas consecuencias no seria dificil que el mismo gobier- no se viera en la necesidad de defender a la economia nacional. Ha vuelto a producirse, en este caso, la indiferencia de las autoridades hacia el apor- te que la colaboracién de los organismos privados —tan frecuentemente invocada y pe- dida en la palabra oficial— podia proporcionarle; y se ha prescindido de la Comisién Coordinadora de Industria y Comercio, cuyo asesoramiento hubiera sido en evidente ventaja para el interés general. Una vez mas nos desalienta la inutilidad de nuestra pre- sencia en los organismos del Estado. Las declaraciones recientes del Consejo Nacional de Post-Guerra, no obstante ha- berse producido sobre hechos consumados, deparan la posibilidad de instaurar un pro- cedimiento eficaz de colaboracién, cuya necesidad vuelve a afirmarse en autorizados labios. Nos complace expresar que no la negaremos, siendo indudable que s6lo le da- r4n vida hechos concretos y definitivos. El contenido de este manifiesto, obedece, pre- cisamente, al deseo de corresponder lealmente a la reiterada invitacién con una clara exposicién de nuestras ideas. Esta publicacién satisface también al deber de informar a todos los afiliados de nues- tras organizaciones acerca de la manera como ha sido ejecutado el mandato de repre- sentar sus intereses ante las autoridades de la Nacién y definir la posicién asumida por las dichas organizaciones en el sincero propésito de salvaguardar los intereses vitales de la economia argentina, y con la seguridad de que los esfuerzos que se intenten sobre la base de los principios asentados para conseguir la unidad del esfuerzo comin, han de ser rectamente interpretados y solidariamente secundados. En esa posicién se hallan, como surge de las firmas que suscriben, industriales y co- merciantes de todo el pais, como asi también los grandes y los pequefios, eft una actitud de solidaria defeiisa, que incluye desde Ja gran empresa hasta el proletario del comercio; como fuera llamado oficialmente, con ofertas de amparo, el modesto minorista, que, pesar de ello, hoy quiere dejar constancia expresa de su desengafio, que exterioriza con esta actitud. Queremos creer que este proceso pueda atribuirse a una falla reciproca de inteligen- cia y confiamos, todavia, en que los rumbos de la politica oficial han de recoger las ins- piraciones que le Tegan de la expresién undnime de las fuerzas econémicas, constitui- das, desde hoy, en asamblea permanente. Entretanto, invitamos a todas las organizaciones a definir su posicién practica, a for- talecer la unidad de su pensamiento y de su conducta, a comunicar a las autoridades de la asamblea sus deliberaciones y sus votos con el propésito de ofrecer un sistema defi- 86 Buocrorsca vet PeNsanrenro AnoENTING / VI Carlos Altamirano Bajo el signo de las masas (1943-1973) nitivo de soluciones que aseguren la tranquilidé lad y Ia justicia en el trabajo, la produc- cién y ef comercio Buenos Aires, Jumio 12 de 1945 Bolsa de Comercio de Buenos Aires - Cémara Argentina de Comercio - Asociacién del Trabajo - Confederacién Argentina del Comercio, de la Industria y de la Produccién - Camara de Comercio, Propiedad ¢ Industria de la Provincia de Buenos Aires - Camara de Grandes Tiendas y Anexos - Bolsa de Comercio de Cérdoba - Bolsa de Comercio de Rosario - Bolsa de Comercio de Mendoza - Centro de Almaceneros - Bolsa de Cereales - Camara de Comercio de Buenos Aires - Camara de Exportadores - Camara de Industria y Comercio con sucursales - Camara de la Industria del Calzado - Unién Mayoristas

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