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Capitulo 6 Etica y género Introduccién y seleccién de textos por Pepi Patrén Textos seleccionados: |. Crtcas feministas ola dicotomia plbicolprivado por Carole Pateman 2.£1 ot generalizado y el otro concreto:la controversia Kohlberg-iligan y la teoria ferinista por Seyla Benhabib Introduccién La Paecunra INEVITABLE que surge al abordar este capitulo del libro puede resultar cobvia: qué tiene que ver Ia ética con el género? Si, hasta ahora, en muchas de las aptoximaciones éticas presentadss se ha hablado en general del hombre como representando a toda la humanidad, lo cual supuestamente incluye a las mujeres, ‘or que la variable género va a resultar relevante para comprender Ia étia? ¢La fica es diferente para las mujeres y los varones? Se trata de paradigmas diferentes? (Opuestos? {Complementarios? Los textos que se presentan en esta parte son, precisemente, intentos de responder a tales interrogantes y de polemizar con mucho de lo que hasta aqui se ha visto. La tesis que subyace a ambos trabajos de manera tanto explicit como implicta es que, justemente, al hablar la ética occidental del verén como siendo Jo universal, la especificidad de la mujer, de lo femenino, ha sido historicamente dejada de lado, Las voces y actividades femeninas han quedado fuera de la étice ‘ccidental durante largos siglos. En un doble sentido, ademés. Cuando se habla del ser humano, en verdad no se incluye la patticularidad de Jo femenino. Y cuando se habla de étice 0 de justicia, las mujeres no tienen nada propio que aportar. Tales son los asuntos que, en relacion con la problemética de género, las autoras exsminan. Por género entendemos, siguiendo a Seyla Benhabib, «la constitucion simbolica ¢ interpretacion socio*istrica de las diferencias anatomi- cas entre los sexos». Es decir, lo que historica y culturslmente se consideran atributos de lo femenino y lo masculine. No se trata de asuntos de mujeres, sino de problemas de género; es decir, de lo que significa y comporta socialmente la diferencia entre uno y otto, es decis, entre femenino y masculino. Tampoco se 259 trata de mujeres versus hombres, como se ha queriéo plantear en determinadas interpretaciones del discurso feminista ‘Menos aun supone el cuestionar o negar evidentes diferencias naturale, sino de poner en lz discusién lo que esas diferencias naturales han significado © iimplicado histrcamente, Ast, en las representaciones del sentido comin, ser hombre significa ser fuerte y no Morar —lo que no tiene nada de natural; ser ‘mujer significa ser débil y obediente —lo que tampoco tiene nada de natural. Son ‘onstructiones histéricas, sociales y culturales. Y eminentemente valorativas. Se ‘ata de examinarls. Los textos que vienen continuacién pretenden, justemente, poner de manifiesto 1os limites, lo no dicho, lo no preguntado, en los paradigmes éticos tradicionales, Diseuten en particular con el pensamiento liberal, pues como indica texto ya cisco de Carole Pateman, ambas doctsinas hunden sus raices en el surgimiento del individualismo moderno, que supone a los individuos como seres libres © iguales, emancipados de los vineulos jersrquizados de las sociedades tradicionales Solo que, originalmente, las mujeres no formaron parte de tal grupo. Paradigmas éticos que, como sabemos y se ha visto en los capitulos precedentes, comienzan con la filosofia occidental en el mundo griego. Desde ali 4 con diversos avatars, las clisicas preguntas 4 las que ella ha buscado responder son: jcbmo ser felice?, como llevar adelante una vida buena, como ser justos? © gqué debo hacer, en la célebre formulacién kantiana. Estas preguntas, sin embargo, formuladas en el universal masculino —el Hombre-, nunca fueron planteadas pensando en las mujeres especfficamente; y parece que en términos generales hemos estado excluidas de la discusién ética. Nuestras «vocess, por tanto, nuestra experiencias, no han estedo presentes. El titulo del precursor libro de investigacién de Carol Gilligan abordado por Benhabib y que, precisamente, inicia el camino hacia la propuesta de una ética diferent, lamada «del cuidados, es In a Different Voice. Psychological Theory and Women’s Development. En espafiol deberia ser Con una vor diferente. Teoria sicoldgica y desarrollo de las mujeres. Por razones que no vale la pena investigar ‘qui, pero que sf vale la pena mencionar (0 que es parte de la misma incapacidad de escuchar y de atender a otras voces) en espatiol se titulé La moral y la teori Psicologia del desarrollo femenino. De la vor diferente, nad. Se argumentaré, precisamente, que las mujeres no solamente hemos estado ausentes de la reflexi6n tia, al no considerarnos parte de la humanidad, sino que no sc ha atendido a aquello de especifico que podemos aportar a la vida ética de Jos seres humanos. 260 Copia € cay enero Se nos propone, asi, una distincién entre una ética de Ia justia y los derechos, masculina, y una ética del cuidado y la responsabilidad, femenina, Recientes estudios de fenomenologia feminista establecen un interesante vinculo, por ejemplo, entre Gilligan y Simone de Beauvoir en relacién con la ética del cuidado. En los tiempos modernos, tiempos de Is critica, del surgimiento del individuo auténomo y una razén igual para todos, las mujeres no estamos, pues, cen la discusion ni ética ni politia. Esto comienza con Hobbes y Locke en el siglo XVI, y no termina ni con Rawls en el siglo XX. Hobbes puede decir «conside- remos que los hombres... surgieran de la tierra y de repente, como los honges, Hegaran a su madurez plena, sin ningin tipo de compromiso mutuo». No tienen madre, ni hermanas, ni hay hembras, a decir de Seyla Benhabib. Sigamos con algunos ejemplos, a titulo de ilustracin. A pesar de considerat explicitamente la igualdad de los sexos, Hobbes no concibe a las mujeres como individues. Son, més bien, botin de guerra, Dice lo siguiente en el De cive: «Asi, hallamos en la naturaleza del hombre tres causas principales de discord. Por la primera hace uso de la violencia para convertise en duefio de las personas, mujeres, nis y ganado de otros hombres». Es cierto que los hombres también pueden ser botin, pero en tanto han peleado una guerra y la han perdido, no porque son esposos de alguien’. El propio Locke, fundador del pensamiento democriticoliberal, fuente de inspiracién de la Constitucién de los Estados Unidos de Norteamérica, afirma la subordinacién natural de las mujeres; en concreto, como sefiala Pateman, de las esposas a los maridos. Lo que esta autora quiere tematizary criticar es el cardter patriarcal del liberalismo occidental. Las nociones de individuo, razén y libertad, no son aplicables a las mujeres. Cuando Kant se propone dar una fundamentacién racional de la moralidad, clertamente no esté pensando en las mujeres. No son, no somos, sujetos morales auténomos. Dice Kant: «Las mujeres evtardn el mal, no por injusto, sino por feo, Y actos virtuosos son para ells los moralmente bellos. Nada de deber, nada de necesidad, nada de obligacién. A la mujer es insoportable tod orden y toda constriccién malhumorada, Hacen algo solo porque les agrada y el arte reside en hacer que les agrate aquello que es buenos? "Gf Sere, Entel, Idenided femenina y proyecto tio, México: UNAM, 202, p. 7. 2 Gitado en: bid, p 9. 261 ep Parén ‘Como sabemos, Kant vincula razén y libertad, diferenciando a ambas de la naturaleza. Razon y libertad son las cualidades que nos colocan por encima de la naturaleza, pero no pueden ser atribuidas a las mujeres, que estin definidas por sus ataduras naturales. Dice que elas mujeres en su conjunto representan la parte delicads, aunque no propiamente racional de la humanidad>. Kant eda por hecho que existe una superiorided natural del hombre sobre la mujer que justifica la telacién de dominio presentada como necesidad femenina de proteccién mascu- Jina ante la frgilidad inherente” las mujeres. Es mas, llega a decir que las mujeres en estado de naturaleza son «animales domésticos En Hegel, la familia, que es el &mbito propio de las mujeres, es la inmediatez de la eticidad, vinculada con la naturaleza. La mujer tiene tres relaciones distintas en la familias como esposa que se relaciona con su marido, como madre que se relaciona con sus hijos y como hermana que se releciona con su hermano. Las iujeres son pura gencricidad. Como género no se apartan de la inmediatea y son incapaces de singularizar al otro. Solo Ja apetencia del varén las individvaliza, porque ellos desean y eligen como individuos*, Para Hegel, la mujer representa Ja ironfa de ta comunidad. ‘Que estos pocos ejemplos nos permitan ilustrar una de las tesiscentrales que encontramos en las lecturas: Ia més fundamental y general contraposicién entre Jo femenino y lo masculino, desde tiempos muy antiguos y que no cambia con 1 advenimiento de la modernidad, es aquella que identifica a la mujer con la nnaturaleza y al hombre con la cultura. Algo asi como que «naturalmente> la mujer pertenece al reino de la naturaleze, no al reino piblico de la cultura y la historia De Kant a J. Rawls puede hablarse de una ética de principios abstractos, en la que, por ejemplo en el caso de Rawls (por cierto, muy alabado por Kohlberg), para poder alcanzar principios imparciales de justcia tenemos que correr respecto de nosotros mismos un velo de ignorancia, para no saber quitnes somos y, asi, conseguir principios que puedan ser aplicados a todos, s decir, a cualquier ott. Pues bien, lo que la investigacién de Gilligan pone de manifesto es que en desarrollo de le ética en las jévenes y mujeres, lo que cuenta no es cualquier otro, sino el cuidar de «otro concretor y que el compromiso es parte de la dindmica moral, tanto como pueden serlo principios abstractos de justicia. Tia, p90 “Cid, 132, 262 Capt fen y gener Historicamente, nuestras voces (y no digo ls voces de las feminists, sino de las mujeres) no se han escuchado, seguimos siendo sinvisibles» de muchas rmaneras, y, también, seguimos siendo inaudibles en contextos no femeninos. Vivimos, sin embargo, en una época mucho més atenta a las diferencias. Las criticas desde el punto de vista del género femenino han puesto en evidencia que la perspective, le vor y las actividades propias de las mujeres no han sido incluidas ‘en las teorias occidentales de la ética, Ja jusicia 0 la ciudadania, Ya se ha discutido largamente en la literatura tebrica sobre género y politica, que el gran reto politico y ético que enfrenta hoy la democracia es la negociacién identidad/ diferencia’. ‘Atender a la diferencia exige también atender 2 las miltiples desigualdades, a la falta de reconocimiento y a la intolerancia respecto de muchas voces, entre ellas las femeninas. Si ien es cierto que en los afios recientes se ha avanzado mucho en términos de lo que se he dado en llamar la visibilidad 0 las voces femeninas, entre esas iferencias (Etnicas, culturales,raciales) que se transforman en desigualdades, la de sgénero sigue siendo todavia notoria. Algunos breves datos: en el Peri, del total Ge analfabetos que todavia existen, el 75% son mujeres; el 85% de los hogares ‘encabezados por mujeres son pobres; el 87% de ls vietimas de la violencia familiar son mujeres Al respecto, el notable economista del desarrollo y la pobreza, Amartys Sen, premio Nobel de Economia del aio 1998, ha aeufado un concepto muy duro de proceser, creo que no solo para las mujeres. Se trate del término «mujeres

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