Empathy is the ability to put yourself in someone else's shoes and understand their emotions, or

as it is commonly said “put yourself in the shoe of the other". It is being yourself with another

person, but maintaining the notion of your own identity. This can be promoted or eliminated by

environmental influences.

When I was little I had immense difficulty socializing with my classmates. He was teased many

times. I remember times, during recess, that I would sit under one of the trees that shaded the

schoolyard to eat my snack in solitude.

One day a new student enters the school, who could become friends with any other child but

decided to approach me. At that moment we began a friendship, my recesses were not lonely, I

could do the tasks in pairs because I had a partner for that, you could share my fears as a child

as well as my joys, everything became better, school was a place that had become pleasant.

After a year of friendship, a new student enters our class who was perceived to be shy, afraid of

approaching other children, it made me remember myself a lot, I approached her and with the

same kindness that my friend made me engage a conversation, I invited her to play for recess

with us, we created a friendship between the three of us that lasted and continues to this day.

The initial attitude of my friend towards me made me reproduce the same towards my friend

and the three of us formed an unbreakable friendship.

The moral of this true story is that good actions are always reproduced in other good actions.

Empathy should be something that must be put into practice every day.
La empatía es la capacidad de ponerse en el lugar de otra persona y comprender sus
emociones, o como comúnmente se dice “ponerse en el lugar del otro”, es ser uno
mismo con otra persona, pero manteniendo la noción de su propia identidad. Esto puede
promoverse o eliminarse por influencias ambientales.
Cuando era pequeña tenía una dificultad inmensa para socializar con mis compañeros de
clase. Era motivo de burlas muchas veces. Recuerdo ocasiones, en los recreos, que me
sentaba abajo de uno de los árboles que hacían sombra en el patio de la escuela a comer
mi merienda en soledad.

Cierto día ingresa un alumno nuevo a la escuela, el cual podría hacerse amigos de
cualquier otro niño pero decidió acercarse a mí. En ese instante comenzamos una
amistad, mis recreos no eran más solitarios, las tareas en pares las podía hacer porque
tenía compañero para eso, mis miedos de niña los podías compartir así como también
mis alegrías, todo se hizo mejor, la escuela era un lugar que se había vuelto agradable.

Luego de un año de amistad, ingresa a nuestra clase una nueva alumna que se percibía
como tímida, temerosa de acercarme a otros niños, me hizo recordarme mucho, me
acerqué a ella y con la misma amabilidad que mi amiga me hizo entablar una
conversación, La invité a jugar en el recreo con nosotros, creamos una amistad entre los
tres que duró y continúa hasta el día de hoy. La actitud inicial de mi amigo hacia mí me
hizo reproducir lo mismo hacia mi amigo y los tres formamos una amistad
inquebrantable.

La moraleja de este relato real es que siempre las acciones buenas se reproducen en
otras acciones buenas. La empatía debe ser algo que se debe poner en práctica todos los
días.