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zesge28Fsez.. es _renee=o / E.K. BRAMSTED K. J. MELHUISH €l UBERAUSMO EN OCCIDENTE Las grandes corrientes del liberalismo 023849 Unién Editorial a | Hie J BK aye Contenido = 3s un at = Volumen I coloe B2 LAS GRANDES CORRIENTES DEL LIBERALISMO hist % al J. | teers ce ete ec ea sl 2 Los economistas clisicos y los utltarstas onl 3. EI individualismo esteticista oa 4. La aspiracin al regimen consttucional a 1 5. Del liberalismo “clésieo" al liberalismo “mixto” ion 6. El radicalismo como aspecto del liberalismo inglés tale 7. Aspectos del liberalismo y del radicalismo en Francia ae 8. Los liberales y los radicales alemancs. Caracteres toa ts: Volumen 11 ion LAS RAICES DEL LIBERALISMO. EL SIGLO XVIII a Se eee eee i 1, El Estado civil. Gobierno representativo i © Langan Group Lionel. Landes 1578 2 La tolerancia religiosa a “Plocen de ELOY FUENTES 3. EI “espiritu de las eyes" ter ©1082 pra nein on ep Uni Edtra S.A 44 El gobiemo como “mal nccesario” Federico Saleén, 8 — Madrid-16 5, Libertad a través de la voluntad general ISHN 78.13 (ie compet) Ea catteal eco ee ae RM dis occiatciracenn etry Imps en Ben = Pra Sn 8. La fe en el progreso Tipe dE. Minom, St Textos de Locke, Volare, Monequiu, Thomas Pain, J.-J. Rowseon, Ronda de Toledo, 24 — Madris 3 9 Targot, Adam Smith, Bentham, Condorcet Indice del vol. I Prilogo..++ss0+++ Preliminares 1, La doctrina de los derechos del hombre . 2 Los economistas “cldsicos” y los “utilitaristas” . 3. El individualismo esteticista 4. La aspiracién al régimen constitucional 5. Del liberalismo “clésico” al liberalismo ‘‘mixto’ El nacional-liberalismo . El social-liberalismo «1.4... 6. El radicalismo, como aspecto del iberalismo inglés... . Aspectos del liberalismo y del radicalismo en Francia (@) El liberalismo, de 1814 a 1848 Benjamin Constant... Francois Guizot eee A a izguierda de fos doctvinarios ».. ‘Alexis de Tocqueville... ne (©) Elliberalismo durante la segunda mitad del siglo XX... Adolphe Thiers. . Dos liberales de la Tercera Repiblica: Emile Faguet y Paul Ler Beaulieu « (©) El radicalismo 1820-1870 see revecsenee Durante a Segnaa Replica - : 8. Losliberalesy los radicals alemanes, Caracteres . Notas seseeses Indice de nombres 2101 102 107 107 10 . us. . 5. 2121 = 129 145 161 Prélogo Con esta coleccién de documentos histéricos del liberalismo, sobre todo de Europa occidental, queremos esclarecer los prin- cipios generales y la diversidad del pensamiento y de la ideolo- gia liberales. No hay duda de que el liberalismo, con este nombre u otro, fue una doctrina importante del siglo XVI al XIX y con hondas, si bien menguantes, repercusiones en el nuestro. Considerado en perspectiva histérica, el liberalismo llegé a ser un esquema complejo, aunque no se lo entendiese asi, Profundamente influido por la Tlustracién y por los aconte- cimientos revolucionarios de Estados Unidos y Francia en 1776 y 1789, estuvo asociado estrechamente al auge y posterior defensa de 'las clases medias en un periodo de creciente industrializacién, E] liberalismo, actitud muy anterior a su designacién con este término a comienzos del XIX en Espafia, afirmaba en general la primacia de la raz6n sobre la tradicién, del pacto sobre la posicién, del presente y el futuro sobre el pasado y el valor de los derechos del individuo frente al valor y de los poderosos, cuyas pretensiones se basaban ridad de la casta o en las creencias que aquél combat esencial, el liberalismo representé la postura que defiende al hombre y al ciudadano contra las arbitrariedades del poder. Fue antiautoritario por su voluntad de frenar y limitar la coac- cién y la imposicién de cualesquiera fuerzas. SSSERRESRE. 2 = SESE USpesen Las randes corrientes del hiberalismo El liberalismo, manifestando la afirmacién de las clases particularmente de sus capas més clevadas, propug- jtuciones que asegurasen la legalidad y el derecho del ino a la propiedad privada. No fue menos importante su defensa del régimen constitucional, con divisién de poderes y precisa delimitacién de competencias entre el legislativo, el ejecutivo y el judicial. Aunque habia muchas diferencias de actitud entre las principales orientaciones liberales, la escuela de los derechos del hombre y la escuela utilitarista, ambas comenzaron por defender el laissee faire en la economia. Desde Adam Smith, los economistas clasicos ejercieron un indiscuti- ble influjo sobre la idea liberal, influjo que s6lo a finales del siglo XIX empezé a declinar. El liberalismo, se ha dicho, es “una actitud espiritual y una ideologia”'. Uno de sus motivos esenciales es la creciente pre- ocupacién por el individuo, que paulatinamente fue superando ‘con mucho la primitiva defensa de su mera libertad frente a la intervencién estatal en la industria y el comercio. El respeto al ciudadano individual significaba la igualdad civil de todos ante la ley. Sefialaba también su derecho a expresar sus opinio- nes y a asociarse con fines licitos. No significaba igualdad de propiedad ni de oportunidades. El liberalismo clasico se empefié en proteger al individuo frente a las arbitrariedades del poder y sus drganos; pero el liberalismo posterior desarroll6 tun concepto més amplio del individuo, consideréndolo, de acuerdo con una corriente de pensamiento que se remonta a la época del Renacimiento, como potencialmente singular y natural. No sélo habia que salvar al individuo de las arbitra- riedades de los poderosos, sino también de la tirania de la ‘mayoria, con su pretensién en la democracia moderna de que sus normas y mores son obligatorias para todos. El individua- lismo como “actitud espiritual” represent6 otra tendencia libe- ral, en cuanto derecho del individuo a obedecer a sus propios gustos y preferencias dentro de los limites que impone la ley, en vez de seguir el dictado de las convenciones sociales. Poco a poco, entraron a formar parte del programa los derechos de las, minorias, no menos que los de las mayorias EI primitivo liberalismo compartia con el anarquismo la aversion y la desconfianza respecto al poder y a las fuerzas, dominantes. Pero mientras que el anarquismo, en iiltima ins- Prilogo 1B tancia, queria eliminar el poder en absoluto, el liberalismo s6lo deseaba limitarlo, poniéndolo sobre una base racional, contro- lable. El intrinseco optimismo de tantos pensadores liberales Mevaba a creer que los ciudadanos pueden fiscalizar al gobierno y que se pueden evitar sus abusos de poder. Pero este optimismo fue extinguiéndose a finales del siglo XIX, cuando un liberal tan cabal y perspicaz como lord Acton afirmaba que “todo poder corrompe y el poder absoluto corrompe absoluta- mente”. El historiador se encuentra con el liberalismo y con diversas formas de liberalism, No puede desconocer los multiples caracteres especiales de la orientacién liberal, su diversidad en diferentes periods y paises. Uno de los principales rasgos dis- tintivos del liberalismo continental europeo frente al inglés fue su anticlericalismo, muy diferente de la disidencia en Inglate- rra. El anticlericalismo se produjo principalmente en los paises en que la Iglesia Catdlica era poderosa y formaba parte funda- mental del entramado del Antiguo Régimen. Siendo caracte- ristico de la mayorfa de los liberales una buena dosis de escepticismo y la reclamacién de tolerancia, el anticlericalismo era una postura formal de beligerancia que, frecuentemente, igualaba la intolerancia de la contraria. En todo caso, la lucha por la libertad frente a la Iglesia, acompafiada después de la lucha por la libertad para la Iglesia, es caracterfstica de gran parte del liberalismo decimonénico en la Europa occidental y meridional. Una cosa son las ideas politicas y econémicas en la nitidez y Iejanfa de una doctrina y otra en cuanto instrumento, como arma en el ruedo politico, en su lucha por el cambio o la conservacién del orden social y politico. Una teorfa politica no se identifica con un programa politico, pero puede adaptarse 0 transformarse para este fin. Como bien ha dicho un comenta- rista de Bentham, las teorias “tienen relaciones diferentes con su marco, aspecto que no sélo comprence ciertos antecedentes sociales generales 0 cierto periodo histérico, sino también com- plejas tradiciones sociales, a menudo en conilicto, ideas y expli- caciones que chocan con la mayor seguridad y las circunstan- ccias més personales ¢ inmediatas del autor: su temperamento, su_instruccién, su ética y sus gustos...”2, Todo ello ha de considerarse al enfrentarnos con las diversas 4 Las grandes cortientes del liberalismo y a menudo contradictorias ideas y afirmaciones de los filéso- fos, economistas y reformadores que propusieron lo que esti- maban como teorias y puntos de vista liberales. De ellos puede decirse, as{ como de los creadores de doctrinas politicas contra- rias, que “algunos aplican a su pensamiento politico técnicas generales ideadas con anterioridad al considerar el problema del conocimiento o de la obligacién moral. Otros comienzan en el terreno politico y buscan en otro lugar las técnicas dtiles 0 aceptables que emplear. La mayoria combinan estos métodos, afiadiéndoles algin dogma o prejuicio del momento". El liberalismo, como otras doctrinas de la historia moderna, se ha difundido por muchfsimos cauces. Tanto el te6rico, fuese fil6sofo 0 economista, como el periodista y el propagandista, el orador y el organizador, el diputado y el estadista, se encarga- ron de expresar, desarrollar o simplemente difundir la nueva liberal. El interés fundamental de algunos teéricos, como David Ricardo y J. B. Say, fue el de formar una doctrina coherente y convincente del laissec fare; otros, como en Francia Frédéric Bastiat y en Alemania John Prince Smith, querian ‘convencer al piblico o al gobierno para convertirlos a la idea del libre comercio, Publicistas como Joseph Goerres y Lamen- nais excitaban en sus periédicos, creyendo en el poder de la palabra impresa, mientras que un jefe radical como Leén Gambetta preferia confiar més en su fuerza oratoria. Algunos catedraticos liberales resolvieron entrar en la escena politica; entre ellos, los franceses Guizot y Thiers y los alemanes Rot- teck, Welcker y Treitschke, aunque la fama de Rotteck y Welcker como paladines del constitucionalismo se debié tanto a su enciclopedia politica, el Staatslexikon, como a sus discursos ena Dieta de Baden. Turgot y Hansemann trataron de propa- gar sus ideas de reforma dirigiendo memorias a su monarca, mientras que los filésofos utilitaristas acudian en primer lugar a las capas instruidas de las clases medias. Escritores de gran reputacién, como Voltaire en el siglo XVIII y Thomas Mann enel XX, protestaron contra la intolerancia y la represién. Los historiadores, de Condorcet a Croce y desde Guizot y Thiers hasta los “historiadores politicos” liberales de Alemania, pusicron su interpretacién de la historia al servicio de las ideas y de los argumentos liberales. Muchos partidarios posteriores del “liberalismo” han sido Prdlogo Sere 6 influidos por la tradicién liberal de su propio pais o por los modelos y regimenes liberales que habian descubierto fuera Desde Montesquieu hasta Madame de Stiel y Guizot, la monarquia constitucional inglesa desempeiié la funcién de modelo para muchos liberales europeos. Con Tocqueville, se ‘convirtié en modelo la democracia estadounidense, al menos cen algunos aspectos. Ha habido también otras tradiciones a las que pudieron recurrir los liberales y los radicales. En Francia, se ha invocado repetidamente la memoria de 1789, desde Madame de Stiel hasta Thiers y Gambetta, si bien sus interpretaciones fueron muy distintas, En cierto modo, quiza contribuyese a menguar ¢l papel del liberalismo en cuanto tal en la Francia del siglo XIX la continua referencia a las primitivas tradiciones y lemas de la Revolucién y la constante necesidad que se sentia de alcanzar prestigio poniéndose bajo su manto ideolégico. Por otra parte, en Alemania no habia tradicién revolucionaria ala que pudiesen recurrir liberales y radicales. El problema de los liberales alemanes del mismo siglo era diferente. Complicaban su postura su aspiracién a un Estado constitucional de Derecho y la simulténea a integrarse en una nacién-Estado, en un nuevo Imperio. Por este motivo, entre otros, los liberales ale- manes fueron en general menos antiestatalistas que los de otros paises. Apremiantes problemas de unificacién nacional afecta- ron también a los liberales italianos, aunque en menor grado, acentuando la linea divisoria que los separaba de un radical como Mazzini, En el imperio de los Habsburgo, las tensiones entre una multitud de etnias agravaron las diferencias entre los liberales alemanes, hiingaros, checos y polacos. Ademés, el haber tenido a menudo el liberalismo cierto matiz romantico ‘en la Europa central quizé explique por qué allf avanzase poco el “prosaico” liberalismo utilitarista. Asi, pucs, tanto el “nacional-liberalismo” como el “social-liberalismo” son de importancia considerable para comprender la complejidad del fenémeno liberal’. El liberalismo debe scr considerado en su diversidad nacio- nal y en sus aspectos universales. Hemos citado la funcién de modelo que desempeaé el régimen constitucional inglés para los liberales europeos, Después llegé a ser programa interna- cional la creencia en la libertad de comercio como medio de 16 Las grandes corvientes del liberalismo acercar las naciones, como instrumento para fomentar la paz y la cooperacién internacionales, en vez de la disgregante poli- tica nacional de fuerza, que conduce a la guerra. A mediados del siglo XIX, Richard Cobden fue una figura venerada por liberales de Europa occidental, quienes compartian su creen- cia de que el libre comercio conduciria a la asociacién pacifica de los pueblos frente a la maquiavélica politica de fuerza de los antiguos regimenes “‘conservadores”, dominados por la aristo- cracia y mantenidos por las fuerzas militares y burocraticas. Esperando que por los documentos queden claras las postu- ras contrarias a la ideologia y a los partidos liberales, por razones de economia no hemos incluido la reaccién de la dere- cha conservadora y de la izquierda socialista a las doctrinas liberales. Hay una excepcién, el Syllabus Erronum de Pio IX (1864), pues sin él no podria comprenderse el Kulturkampf de Jos liberales alemanes (y Bismarck) contra la Iglesia Catdlica. Los editores han economizado los extracts de programas de partido, especialmente en el caso del liberalismo inglés, porque pueden encontrarse en algunos libros especiales. Particular- mente en cuanto al siglo XX, consideraciones econémicas nos han obligado a concentrarnos sobre el pensamiento y la ideolo- fa liberales, excluyendo los programas y manifiestos de par- tido. En general, hemos incluido buena cantidad de material sobre el liberalismo europeo no muy asequible en inglés. Serd perogrullada decir que el liberalismo, como fuerza politica organizada, ha decaido desde la Primera Guerra Mundial. Pero en muchos paises, tanto la derecha como la izquierda moderadas, tanto los conservadores como los social- demécratas “liberales” han absorbido gran parte de su legado, de la csencia liberal. Mientras que casi ha pasado yaa la historia la postura ortodoxa del laissee faire en economia y en politica, en tanto no queramos rebajarnos convirtiéndonos en meros autématas siguen vigentes la idea de los derechos del hombre y la afirmaci6n del valor del individuo en la cultura y en la vida, ‘onclusién, esta obra habré cumplido su objetivo si ctor a preguntarse sobre el cardcter, la evolucion y ‘dad del pensamiento y de la ideologia liberales, sobre su relacién con la propia afirmacién y defensa de las clases Prélogo. : a medias y sobre el vigor y fragilidad de una doctrina que durante un lapso de dos siglos y medio enlaza la época de John Locke con la de Benedetto Croce. Los documentos han sido seleccionados y editados conjunta- mente por E. K. Bramsted y K. J. Melhuish, El primero ha escrito la introduccién general (excepto el capitulo sobre “Los economistas clasicos y los utilitarista”, redactado por John R. Dinwiddy), mientras que la segunda es autora de la introduc- cién a la parte A y de los capitulos “El liberalismo econémico: cl libre comercio y el laissez faire en Inglaterra”, de la parte B, y el capftulo “Intervencién moderada del Estado”, de la parte D. La introduccién a los capitulos de B a D se debe a E. K. B. La bibliografia ha sido confeccionada por K. J. M. Los editores desean manifestar su aprecio por la contribu- cién del dr. Dinwiddy y por sus comentarios sobre algunas introducciones. Les es grato también reconocer al prof. Alan Shaw y al dr. Ian Nish, que han leido parte de las introduccio- nes, su estimable consejo y critica i E, J. Melhuish quiere agradecer la ayuda que recibié de una beca de investigacién de la universidad “Macquarie” de Sid- ney para sus gastos de estudio y mecanografiado del original. E.K. B. BJM. cD Las grandes corrientes del liberalismo bando liberal; y la poco disimulada afinidad de Lloyd George con los conservadores despertaba el recelo de los laboristas. Las ideas progresistas siguieron desempefiando su papel en ambos partidos, pero “sus alianzas politicas se habian roto inevitable- mente y la fuerza laborista fue aumentando en proporcién a la decadencia liberal”. El radicalismo, en su sentido decimoné- nico, dejaba de contar. a Aspectos del liberalismo y del radicalismo en Francia El liberalismo, de 1814 a 1848 El pensamiento politico franeés de principios del siglo XIX tomé una postura media entre las abstracciones metafisicas de la escuela idealista alemana y el utilitarismo pragmatic inglés. Influido por ambos hasta cierto punto, el pensamiento liberal francés se formé mucho mas por las lecciones que aprendié de las traumaticas convulsiones de la sociedad fran- cesa durante los veinticinco afios anteriores. La ideologia de los, primeros afios de la Revolucién Francesa, con su marco de monarquia constitucional, animaba a los liberales después de 1814, mientras que la memoria del terror y de la ilegalidad jacobinos, para muchos siniestra, matizaban su pensamiento, ‘creando una barrera a las promesas ut6picas. Mientras que Francia habia perdido su norte después de 1791, padeciendo los excesas del jacobinismo y de la autocracia dictatorial, la monarquia constitucional inglesa habia capeado elt Asi, para la mayoria de los moderados franceses, offecia la justa combinacién de libertad y orden, me Cartas de 1814 y 1830. Los liberales franceses cran adversos igualmente al retorno del Antiguo Régimen, en el que sofiaban algunos “ultras” y emigrados de regreso, y al jacobinismo “democratico”, cuyo padre intelectual cra, en su opinién, Rousseatt, No obstante, habia muchas diferencias dentro del EA Las grandes corrientes del liberalismo hando liberal. ‘Todos los “liberales”” querian una monarquia limitada, pero los liberales constitucionalistas creian todavia en la preponderancia de la monarquia, mientras que los libe- rales parlamentaristas propugnaban el derecho de la Camara a seleccionar los ministros que tuviesen confianza. Antes de 1848 no hubo un partido liberal, sino s6lo una variedad de actitudes liberales. A la derecha encontramos a un aristécrata liberal con fuertes inclinaciones catélicas, como René Cha- teaubriand, muy diferente de los cosmopolitas angléfilos Madame de Staél y Banjamin Constant. Estaban los liberales del centro, los doctrinarios Guizot y Royer-Collard y, final- mente, los liberales de la izquierda, hombres como Lafayette, Destutt de Tracy y Manuel, que tuvieron cierta importancia hacia fines del periodo de la Restauracién. En retrospectiva, Madame de Staél, la brillante hija de Nec- ker y resuelta oponente a Napoledn, cansideraba que la Revo- lucién Francesa habia sido inevitable. En su opinién, su ferocidad habia sido una reaccién a los vicios del Antiguo Régimen. Antes de 1789, sefialaba, Francia habia sido gober- nada s6lo por la costumbre y los caprichos de los reyes y de los cortesanos, pero no por las leyes. Los primeros aos de la Revolucién habian sido prometedores, cuando Francia pare- cid estar en camino hacia una monarquia constitucional limi- tada, En su opinién, la Carta de 1814 iba en el mismo sentido: “A la vez que garantizaba los buenos principios de la Revolu- cién, era la salvaguardia del Trono y del pais.” Para Madame de Stacl, el modelo de monarquia constitu- cional era Ingalterra (como lo era para el mas vulgar Guizot), Greia que la prosperidad de Inglaterra estaba en estrecha rela- ccién con el papel de la libertad. Le parecia “que los pensadores no han descubierto todavia mas principios de libertad consti- tucional y monarquica que los admitidos en Inglaterra"! Madame de Staél era elitista de espiritu patridtico e interna- cionalista a la vez. Amaba a su pais, pero, por haber viajado mucho, miraba allende sus fronteras. En sus palabras, existia una internacional de los amigos de la libertad. Era... notable que, en cierto plano de profundidad,entre todas las personas no exista un solo enemigo de la libertad, de un extremo a otro del mundo; que los amigos de la libertad se comuniquen a través de la razén, como lo hacen las personas religiosas a 7. Aspectos del liberalismo y del radicalismo en Francia 93 través de sus emociones 0, por expresarlo mejor, la razén y las ‘emociones se reunifiquen en el amor a la libertad, como lo estan en el del Ser Supremo. Cuando se trata de la abolicién de la esclavitud, del trato a los negros, de la libertad de prensa 0 de la tolerancia religiosa, Jefferson piensa como La Fayette y La Fayette como Wilberforce, y quienes ya no viven cuentan por dos en este pacto sagrado. éSerd por el céleulo de intereses, ser por malos motivos, que hombres tan superiores, en posi- ciones y paises tan diferentes, estén tan de acuerdo en sus opiniones politicas?”? Benjamin Constant Benjamin Constant, amigo y amante de Madame de Staél, era polifacético, sobresaliente en politica, ast como preemi- nente periodista y novelista. Gand reputacién como tedrico politico y, desde 1818 hasta su muerte en 1850, fue diputado de Ja Cémara francesa. Simpatizante en su juventud de los giron- dinos y de la Primera Repiiblica, ayudé después a Napoledn durante los Gien Dias de su regreso en la redaccién del Acta constitucional. Después, se hizo partidario de la monarq) constitucional, aunque sin gran entusiasmo. Su educacién fuera de Francia, en Suiza, Alemania Escocia, le dio més experiencia que la que tenian otros liberales. Constant se opo- nia por naturalezaa toda acciOn arbitraria y a toda violencia, Poco antes de morir (1830), pretendia haber “defendido el mismo principio durante cuarenta afios: la libertad en todo, en in, filosofia, literatura, industria y politica; y por libertad entiendo el triunfo del individuo tanto sobre la autoridad que pueda gobernarlo despéticamente como sobre las masas que pretenden el derecho a esclavizar a la minorfa bajo la mayoria. El despotismo no tiene razén”’ En otro contexto, Constant describe escuetamente la liber tad como “... el derecho de cada persona a tener su opi ‘escoger su propia opinién y a seguirla, a disponer de sut propic~ dad e incluso abusar de ella, a ir y venir sin pedir permiso y sin rendir cuenta de sus motivos y actos. Es derecho de cada per sona asociarse con otros individuos para tratar de sus intereses © practicar la forma de culto que prefieran o, simplemente, 9 Las grandes corrientes del liberalismo ara pasar los dias y las horas de la manera que mejor con- venga a sus inclinaciones y aficiones" Los liberales posteriores a 1814 se interesaban mas por la libertad del individuo que por la justicia para la mayoria: eran liberates, pero no demécratas. Les disgustaba el culto al pue- blo, tan corriente entre los jacobinos’. Su principal preocupa- cién era mantener y rescatar “las libertades indispensables", preocupacién que, sin darse cuenta, los cegé a las exigencias surgidas del cambio de estructura social en la primera época de Ia industrializacién, Constant era un tedrico moderado, en propias palabras; aunque versdtil en muchos aspectos, después de 1815 fueron bastante firmes sus principios, aclarados en la distincién que hizo en 1819 entre la idea antigua y la moderna de libertad. Los antiguos griegos gozaban de libertad colec- tiva, Discurrian en piiblico sobre cuestiones de paz y de gue- tra, sobre la conclusién de alianzas, votaban las leyes y examinaban los actos y la gestién de los magistrados. Pero, al mismo tiempo, el individuo estaba totalmente subordinado a Ja autoridad de la colectividad. No quedaba margen a su inde- pendencia ni en lo que afectase a sus opiniones ni en su actitud pitblica y sus posturas religiosas. Al condenar la libertad del mundo antiguo, Constant est claro que tenia presentes a los jacol El concepto moderno de Ia libertad individual, segin se desarrollé en Occidente, y en particular en Inglaterra, Francia y Estados Unidos, es diferente. Encierra el derecho de todos a estar sometidos solamente a la ley; significa libertad frente a la detencién arbitraria, a la prisién y a los malos tratos por el poder arbitrario de una 0 varias personas. Todos tienen dere- Cho a expresar su propia opinién, a elegir y ejercer su profe- sién, a disponer de su propiedad e incluso abusar de ella y a trasladarse sin necesitar permiso de las autoridades ni dar cuenta de sus motivos ni de sus actos’. Si la libertad significaba para los antiguos la participacién en el poder social de todos los ciudadanos del pais, para los modernos significa la seguridad del individuo en cuanto con- ciere a sus pertenencias particulares y las garantias otorga- das por las instituciones a estas pertenencias". Constant traza una distineién precisa entre los derechos individuales y los derechos politicos, considerando éstos como garantia de aqué- 7. Aspectos del liberalism y del radicalismo en Franci Ios (doe. 46, vol. 4). Para él, los derechos de la person: dual comprenden la libertad personal, el juicio por libertad religiosa, la libertad profesional, la inviolabili la propiedad y, no menos importante, la libertad de pensa miento®, Constant, que era protestante, propugnaba una libertad religiosa total: no debfan proseribirse ni el defsmo ni siquiera el ateismo. A diferencia de Guizot y Royer-Collard, fue un fogoso paladin de la libertad de prensa, que era para él la piedra de toque de la libertad de opinién. Los vicios de todos los regime- nes s6lo podian remediarse permitiéndose la expresién de todo tun completo espectro de opiniones diferentes. Para proteger al individuo frente a los actos arbitrarios de los poderosos, Cons- tant crefa que el sistema de jurados era tan indispensable como la inamovilidad de los jueces. Como diputado, Constant defen- dié a las personas que crefa amenazadas 0 que padecian actos artibrarios del ejecutivo. Segiin dijo después Emile Faguet, su liberalismo no cra seco y firfo. Era genuina su fe en la libertad del individuo y en la necesidad de protegerla: “No tenia nada del escéptico apegado s6lo a su propia tranquilidad”” En comtin con Guizot y Royer-Collard, Constant rechazaba la soberania ilimitada de cualquier poder. Ningiin poder de la tierra ¢s ilimitado: ni el poder de los reyes ni el de los represen- tantes del pueblo y ni siquiera el de las leyes que, en altima instancia, manifiestan la voluntad de un sefor o del pueblo. Estos limites estan establecidos por la justicia y por el derecho de los individuos, que son la iiltima fuente de justificacién de todo. Como Locke, afirmaba que el poder de la sociedad sobre el individuo tiene que limitarse al minimo. El Ambito de la autoridad es, en gran parte, negativo. Sélo debe evitar que los individuos se perjudiquen unos a otros. El gobierno, en idea de Constant, es un mal necesario™ Para Constant, la mejor seguridad frente a los actos arbitra- tios ¢ injustos de los potentados es una justicia independiente, pues sélo ella puede proteger a los ciudadanos contra las importunaciones de los gobernantes. La inamovilidad de los, jueces es condicién de su independencia y, sin embargo, la misma importancia tiene la responsabilidad del ejecutivo. Quizé por no haberse manifestado a favor de la monarquia constitucional hasta 1814 (y prefiriendo aun entonces una 96 Las grandes corrientes del liberaliemo repiiblica agitada a la monarquia absoluta), Benjamin Cons- tant imaginé un sistema constitucional de cinco paderes. Creia en la necesidad de unas garantias contra el absolutismo y la revolucién mediante un equilibrio de poderes en que el poder regio (poder neuro) s6lo era uno de los cinco. Le impresionaba que, en el marco de la Constitucién inglesa, el poder regio evitase toda peligrosa lucha interna entre los demés poderes, manteniendo la armonia entre ellos"? ‘ Elarticulo 13 dela Carta de 1814 declaraba que “la persona del Reyes invilnble ysagrad y sus ministvos on responsas bles. Sdlo al Rey corresponde el poder ejecutivo”. Esta for- mula coincidia sélo en parte con la idea de Constant de una monarquia limitada. De hecho, en Francia la practica fue pronto mucho mas lejos que la Carta, al hacerse costumbre de los ministros el refrendar los edictos reales. Sin embargo, el principio de irresponsabilidad del jefe del Estado y de respon- sabilidad del ejecutivo no se aplicé plenamente hasta la Ter- cera Repiiblica. En su articulo 14, la Carta establecia el derecho del Rey a dictar los reglamentos y ordenanzas necesa- rios para la ejecucién de las leyes y la seguridad del estado, formula que Constant consideré con recelo y alarma. Lo que le importaba era la significacin de In responsabilidad de los ministros y la necesidad de que se estableciesen penas para ellos en el caso de que descuicasen o fallasen en su respon- sabilidad, 3 - ae Como Madame de Stiel, Constant queria una cémara alta, Crefa que era indispensable una Camara de los Pares que, por una parte, seria salvaguardia para la monarqufa y, por otra, garantia contra el despotismo, Para él, la monarquia heredit ria no podia funcionar adecuadamente sin una clase heredita- ria, Sin embargo, en 1818 Constant tenia sus dudas sobre la conwenienia de crear una arstocracia nueva raselracaso de la antigua, Su preferencia era menos por la aristocracia qu por los acomodados, ae iglo y medio después, quiz nos sea diffeil comprender por qué Constant consideraba que las actividades del hombre «stan prejuzgadas por la pobreza y la ignorancia, pero no por la riqueza y la propiedad. Crefa conveniente que, en general las funciones representativas debian reservarse a hombres, s ] 7._Aspectos del liberalismo y del radicalismo en Francia 7 no pertenecientes «la clase opulenta, al menos a la de lov acomodados™" EI sufragio s6lo debia concederse al hombre que tuviera cierto grado de independencia econémica, que poseyera una propiedad que implicase una contribucién fiscal regular 0 wn arrendamiento duradero de tierra. Y lo negaba a quienes dependicran de otros por el salario. Si bien en Principios de politica (1815) Constant consideraba s6lo como suficiente capa~ citacién para el sufragio la posesién de propiedad rural, en la segunda edicién de Reéflexions sur les constitutions lo extendia, ademas, a la propiedad industrial’. Por entonces, parece haberse dado cuenta de su creciente importancia en una socie~ dad todavia en gran parte agraria. Para él era indudable el patriotismo de la clase baja, de los trabajadores agricolas © industriales. Pero, si habia quedado demostrado en el valor para morir por su pais, se manifestaba otra forma diferente de patriotismo en la capacidad de comprender suficientemente Cual era el interés de Francia, El nacimiento y la nacionalidad no son suficientes para otorgar al hombre el sufragio, que ha de tener el ocio necesario para la comprensién que lo capacite para lormular juicios correctos. Sélo la propiedad concede ese ‘ocio y, por tanto, “hace al hombre capaz de ejercer sus dere- ‘chos politicos” Al final, Constant llegé a Iz misma conclusién que Guizot, mis pragmético. “El fin necesario de los desposeidos”, decia, “cs llegar a conseguir propiedad. Y la deben conseguir traba- jando", En articulo escrito en 1818, Constant decia que “el gran beneficio de la Revolucién (de 1789)... es la introduccién de las clases medias en los asuntos del Estado”. Argumentaba que la tinica aristocracia posible en Francia era la nacida de la naturaleza de las cosas; lo cual quiere decir una especie de aristocracia mévil, basada en la propiedad, pero que circula con ella y la sigue en las diferentes manos por las que pasa. El suelo ha dejado de ser la verdadera ¢ incluso la principal iqueza, y por ello la aristocracia debe buscar siempre su. base cen lo que constituye la riqueza mas real y mas poderosa. En el estado presente, es la industria; y es, por tanto, en la industria donde debe basarse la aristocracia todavia licita”"®. Si bien Constant no parece haber tenido interés en mantener someti- 8 Las grandes cortientes del liberalismo dos @ los desposcidos, tampoco se molesté por mostrarles medios y recursos para “llegar” Sorprende que este celebrado escritor y novelista no estue viese a favor de “la propiedad intelectual”, los intelect ales y las profesiones liberales, a los que queria’ ver excluidos del suftagio, puesto que trabajan “lejos de Ia esfera practica”. A lo que parece, Constant tuvo un gran recelo frente a los “idedlo. 0s", a los literatos, matematicos y cientificos, que se produ. cian con opiniones raraso extrema, demostrando sdlo nese trabajo tiene poco que ver con la realidad politica y social En cambio, la industriosa clase media inspiraba a Constant un lirismo extraordinario: “En la clase industrial", decia, ‘esta la independencia, porque todos la necesitan, mientras que la independencia no necesita a nadie, En esa clase est también el espiritu de igualdad sualdad, por ser demasiado amplia para obtener prerrogativas, forzosamente limitadas aun Pequefio mimero, como ocurre con los grandes propietarios. En esa clase esté el patriotis R eas Tend el patriotismo, porque sus intereses no pueden listas puros Esta alabanza de un sufragio muy limitado quizé pueda los intcreses nacionales, como ocurre con los capita~ nats solamente el miedo de Constant a la accién arbitra- ria, su trauma por el eaos y la revolucién, compartido por otros muchos de su generacién. Cierto es que, alrededor de 1820, Constant queria rebajar el limite fiscal de 300 francos para el lerecho de voto, pero por otra parte defendié con firmeza el sufragio censatario, rigurosa restriccién de los derechos polit cos. Al igual que otros liberales francescs, no tenia nada en contra de que se concediese el sufragio universal, aunque entre todos los liberales preeminentes s6lo Guizot se atrevié a profe- tizar en 1847: “El dia del sufragio universal no llegar nunca.” Francois Guizot Guizot tenia tres carreras: funcionario, histori ras: funcionatio, historiador y cate- drdtico de la Sorbona, autor de libros muy leidos sobre la historia de Francia ¢ Inglaterra, asi como de la mas gencral de 1a civilizacién europea, y estadista ademis de politico. Elegido en 1830 para 14 Camara de los Diputados, Guizot tuvo un 7. Aspectos del liberalismo y del radicalismo en Francia 99 papel importante en muchos gabinetes de Luis-Felipe, de quien fue primer ministro desde 1840 hasta el final del régi- men, en 1848, € Hibil parlamentario, se le acusé frecuentemente de oportu: nismo, pero la investigacién reciente fra subrayado la constan- cia de su doctrina"®, Eric Rowley, Bnglish Religious Dissent, Cambridge 1960, p. 117 152 Las grandes corrienes del liberalism “ Mary Peter Mack, op. cit, pp. 316-17. Samuel H. Beer, Modem British Politics, Londres, 1965, p. 32 Wid, p. Al. " V.G.M. Young (ed.), Speeches by Lord Macculay (World Classics) Oxford, 1935, pp. 1-19, a eae "© “Radicalism not dangerous”, The Werks of Jeremy Bentham, ed. por John Bowring, Edimburgo 1845, 1 vols, II, p. 664 as "88, Maceoby, intodccién a English Radelom 1632-1882, Londres 1935, pp. 20-21. e Sa #8 J. W. Derry, op. city pe 156, "Did, pT. * Cita en Asa Briggs: The Age of Improvement, Londres 1959, p. 240, GD. H, ale y Raymon Pougate, Th Bish Commun Pale 1746- 1940, Londres 1961, pp. 246-55. es mae % John Vincent, The Romain ofthe Brith Literal Panty 1857-1058, Lone dres 1966, p. 55. ne % Tid * Ibid, p. 65 ® V, Edwin Holder, Life of Samuel Morley, Londres, 5 ed., 1889, publi- cada poco después de’ su muerte Es mas bien una hagiogafla qu una biografla critica. nea) ® Vicent, op. cit, p. 66. ™ Ibid, p. 67. SH. Beer, op. city p. 48. > Joseph Chamberlain y otros, The Redcal Programe (1885), intro. por D. A. Hamer, Brighton 1971, prélogo. V. también doc 109, vol. 5 % SH. Beer, op. city p. 53, © The Radical Programme, “Introduction”, p. XXXII. ™ Tid * Did, p. 222 5 J. Vincent, op. cit ps M4 2 The Radical Progranme, “Preface”, % J. W. Derry, op. city p. 325 % 1D. A. Hamer, Liberal Politics in the Age of Gladstone and Rosebery, Oxfo soa age bl Pac n the de of laine ad Rate, Oxo “Philip P. Poirier, The Adven ofthe Labour Party, Londres 1958, pp. 11-12. "| B. F. Clarke, “The Progressive Movement in England”, Transactions of ‘the Royal Historical Society (Fifth Series), Londres 1974; vol. 24, p. 170 ©. P. Poirier, of cit, p. 179. © Bia. Notas = * Sobre Hobhouse, vol. 5. © P. , Clarke, op. cit, p. 171 © B. P. Poitier, op. cit p. 71 © The Nation, 3 agosto 1907, p. 820. pia. © P. F, Clarke, op. cit, p. 177. Notas al Capitulo VII EL Liberalism, 1814-108. "Madame de Stel, Conideratons om the Principal Events ofthe French Real tion Landes 1818, vol. TH, PL VE, cap. 9, p. 343 * pid, vol. Il, Pe. VI, eap. 12, pp. 4025. > B, Constant, Manger de Liuéaiwe et de Politique, Panis 1829, p. VI * Cita en Jack Lively, The Sil and Political Thug of A. de Tacquil (Oxford 1969, p- 11 5 En ls eseritos de Jules Michelet se iba a proclamar de nuevo el cultoal ae : : La detallada argumentacién de Constant en esta ocasén pertenecia scalente an mina categoria que pasion lamamieno i hi 8 Ios cloctoresfranceses en las elecciones siguientes: No queremos ninguna evoluign! Irene Colin, Liberati ine. Vneleth Cnty, Londres 1957, pl * Al mismo tiempo, todos tienen derecho a asociarse con otros, para fines religions para influr sobre la administracién del Gobiemo, proponiendo a {odor 0 2 algunos funcionaios,prsentando reclamaciones y mediante peti- Cones o wiplicas, que las autoridades estarin més o menos obligadas a considera. ® Se hallan relacionadas en su bro Reflexon su les Constiions, a dsb tin des poss es gaantes dane une menarche cnsitatonnlle, Parts B14, cap. Be, Paul Basti, Beniomin Cota! et sa Doctrine, Pars 1966, 1, p. 734. © Basti, op cil Hp. 743 Bid, Th, p. 848. 1 Byponiendo una larga lita de los abusos det poder cjecutiva, Constant nota tescategrias principales despillaroy desfalco de os fondos pi es, guertas innccsarias y ataques la libertad de los individuos ™ , Basti, op city Up. 919. id, 1, p. 97. * Bid, 1, p. 988 % id, p. 989. © M, Girard, Le Libéaioe en France de 101401848: Doctrine et Moweren!, 154 Las grandes cortientes del liberalismo BL. I, “Le cours de Sorbonne (Centre de Documentation Universitaire), Paris, say p 158 B. Bastid, «ety I, p. 991 © D, Johnson, Guzet. dspes of French History 1787-1074, Lonsires 1963, pp. 51-82 y 60-61. Ci, con RH. Soltau, French Plitcal Theught in the Ninetecwh Century, Nueva York 1959, pp. 56:59. °° HL Pouthas, Giz! pendant la Restaration, Pats 1923, p, 318; y Vincent Starzinger, Middingnss. Just ile politcal theory in Fran and Englond 1815- 1948, Chaslouesville 1965, p25. * Los candidatos para la Cmara hablan de pagar 1.000 francos de impuestos. Bajo los Borbones, tenian dereches politico 90,000 contriouyen: te, pero su nero aumenté a 170.000 desputs dela revolucin de febrero de’ 1830. ¥ legaron a unos 250.000 en 1847 * Guizot a Reeve, 4 noviembre 1858, cta en Johnson, op. city p75. ‘Como decia entonces Guizot en retroxpectva: "Tehfan que combate tanto on los amigos de los Borbones (el partido leitimista, que no aceptaria la ‘monarquia de juli) como con las masas populares de las chads y del ‘campo, a las que ni les preocupaba ni entendian nada del régimen corti ional No tenfamos mas apoyo que la clase media.” ® D. Johnson, o. city p. 74 ® Ibid, p. 76. * F, Guizot, Ménoin, VI, pp. 348-9. ® Girard, of. it, p. 152. Rechazaba a los Borbones y propugnats la Repiiblic. Sin embargo, en 1830 estaba dispucsioa aceptar una monarquia liberal bajo la Bandera ‘tricolor. ® Girard, of ity p. 273. En cambio, la defendié un grupo deméerata formado en_1627, en el que estaban La Fayette y el flbslo esconomita Destutt de Tracy. , Larousse, Le Mousement Oui els Tes Sails en France de 1815 0 1a fin du XIX site. Pars 1949, pp. 60-51 ™ Bid, pp. 6465 ® Henry Reeve (trad), Denocray in America (World Classes, Oxford 1947, “Preface”, p 5 * Bid, “Preface”, p. 1 " Bid, “Preface”, p. 16, & Jack Lively, op city p. 221, 2H, Reeve, op. ct, cap. 24, p. 367. * i, p. 368. ' ¥, el aniculo de Koenraad W. Smart,“ ‘Individualian’ in the Mi Nineteenth Century 1826-1860)", journal ofthe History of Ideas, 1962. vol 2 p78. > Luis Diez del Cora, “Tocqueville etl Pensée Politique des Doctrina- ows 155 res", en Aleis de Tocquecile, Lier du Cntenaire 1850-1959, Pati 1960, p. 59. Seymour Drescher, Tacpueville in England, Cambridge, Mas. 1964, p. u ™ Alczander Teincira de Mattos (trad.|, The Recolecion of Alexis de Toe uci, Londres 1949, pp. 2-3. ; % A. de Tocqueville, L'Ancien Regine et a Révlution, “Préface” © HL. Reeve, op city p. 370 " pid, p. 372. © hid, p37. 8) BL libcalone date ts sda med del siglo XIX ''V, Henri Malo, Thiers 1797-1873, Paris 1932, p. 446. + V. partcularmente udisurso sobre la cinco “libertadesindispenss- bles” al Gvcrpo Leiativo, 11 enero 1868 (doe. 70, vol. 4) ‘© Theodore Zein, Frome 1849-1945, Oxford 1973, p. 608. * Nassau Wiliam Senior, Coteaton sith M This, Muza, a, Lone res 1878, p38. ¥, su earaterisico dium de 1865 "Sobre lt Principlon de 1785" (doc, 63, vol 4). “jacques Chstenet, Hire de a Trieme Roubli, Pais 195, 1p. a T. Zeldin, op cit, p. 608 © HL Solta, Franch Polical Though inthe Nineteenth Cnty, Lores oat, p. 295 5 Prélogo de Riou, Aue Ecos de la France ui vient. 33, ita en Sola, ops city p08 emi Faguet, The Cl of ncompeostad.por Beatrice Barstow; Lon res 1011, p. 82, Faguet incluso aseguraba que el conocido epigrama de Besumarcheis "Correos necesaba un matemiic ele dioun macro de baile", cra mucho mis aplicable la democracia que ala monarquia anole 5B, Faguet, Le Libéralisme, Paris 1903, p. 307. * Wbid. soe SE P Leroy-Benuiew L‘Elat Mode oss Fenton, art 190, Esta, la pric So alae, dificil unc nah «var onan % Ibid, p. 88. > Tid, L 1, cap. 3, pp. 128-54 % Paquet, op it, pp. 60-51 3 ©. Leroy-Beaulew pci, p37. Bn cuanto al “plan Freycinet, v. Guy Chapann Hay of he Rope of Pon, Londres 1962, 1 pp. 204 ©, Lery-Beaulies, op i, p. 102 156 Las grandes cortientes del liberalismo © Bid, p. 164, © Wid, p. 165. ug) EFAs Polen ond Morass ofthe 116 Cnry, Lores 1928, p RH, Soltau, op. city p. 295. 0 Bl radcaisne, 1820-1870 gu” etm Thomas Nordmann, Hine es Radu 18201873, Pars 191, Alexis de Tooquevill, Journos 1 England and Irland, ed. por J.P. Mayer, Londres 1998, pp. 8687, Fa © Bid "Sa cori e dei", exeribia gu en vit de tanta mise como cosa a las clases més pobres,Dics no puede haber querido exponerlas a una alficciénctema, aun ilotsmo indefinido mientras que su razon “aborrecia la idea de que una sociedad pudiese imponer obligaciones y deberes al ciudadano sin otongarle a cambio cierta parte de su soberanta.” JT. Nord- mann, op di, p35. © ‘hid, p. 39. ® En B18 de Bromario de Lis-Napoleén Bonaparte Carlos Marx critcaba ‘ste programa como “pequefo-burgués social-deméerata™ 1B, Laboulaye, Le Pai Libéal, so programme et son venir, Pars 186A ® Jot. Nordmann, op. ct, p. 54 ” R, H. Sokau, Frewh Political Thought inthe Ninsenth Contr, Nueva York 1958, p. 258 = - V. los extractosdela obra de Laboulaye 4. i ° Simon, La Politique Radical, Pari 1868, p. 38. En cuantoa la actitud de ss, v. su discurs sobre las “ibertades indispensables” (doc. 70) * Tid, pp. 93-34 % J. Simon, Le Paitque Ratzate, pp. 36-37 ™ En cuanto la poltica exterior, puede descubrire el eco de Cobden en

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