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fer tec UNA CARTA (De Lord Philipp Chandos a Sir Francis Bacon) Hugo von Hofmannsthal Seguida desis respuestas de: Tose Lu1s Paso Sreran HEeTMANS Cupvent Rosser Esperanza Love2 PARADA Huco Murica ‘AstuHaM GRAGERA youn ensayo de JuaN Navanno BALDEWEG con prélogo de CuavDio Macns traduccion e introduccion de Jose Munoz MiLLanes. PRE-TEXTOS {a reproduccibn tora o parca de este bro, no autorzad por los etre, iol derechos reservados. Culler utliracon de er prevamente solcitads, Primera eiion: mayo de 2008 icin original en lengua alemsans in Brief Disenocublerta:Pre-Tetos (S.G.E) © dea tradecion de “La eeeumbre dels sgnos”: César Pala © de a raducidn de “Un inferno tauoliea alo Grande 1 dela traducidn de “Habla por hablar: Manuel Arranz © dels seis respuestes: José Lis Pardo, Stefan Hertmans, Clément Rose, "speranza Loper Parad, Hog Mpc y Abraham Gregete ‘© de “La herrambre de ls signoe" Claudio Magri (del ensayo: Juan NavaroBaldeveg © deta introduccin y de a tradueciin de Una cata: ke Mufoe Milnes (dela presente edie: ‘as-TEOs, 208 {ais Santingel, 10 46005 Valencia wpe txts com MRE HSM REED 4S Ise 978-84.8191-894-6 Devos usc: 812-2008 IMPRENTA KADMOS INDICE INTRODUCCION, José Mufioz Millanes LA HERRUMBRE DE L0S SIGNOS, Claudio Magris ‘UNA CARTA, ‘SEIS RESPUESTAS espe LONDRES, A §DE NOVIEMBRE DE 1603, José Luis Pardo. [UN INRERNO TAUTOLOGICO. ‘SOBRE BL SILENCIO DE LORD CHANDOS, ‘Stefan Hertmans HIBLAR POR HABLAR, Clement Rosset REDUCTORES DE LENGUATE, Esperanza Léper Parada Nosce 1 1suM. DE 1A PALABRA QUE CALLA AL SILENCIO QUE NOMBRA, Hugo Mujica... 6 ng 139 161 189 19 UN PIE EN cADA MUNDO, ‘Abraham Gragera os Y UN ENSAYO. FRENHOFER ¥ Lonb CHANDOS, Juan Navarro Baldeweg a INTRODUCCION Jose Munoz MILLANES ‘Todo lo vivido tiene un extraoy terrible sabor, como de agua salobre: muerte y vida mezelados. Hugo von HorMavnstia, Libr de fos amigos 1 F19 de septiembre de 1902, pocos dfas antes de la pu- blicacién de Una carta (de Lord Chandos), Hofmannsthal indica a su amigo Leopold von Andrian que bien podria leerla, no como una obra enteramente de ficcién (“este tra~ bajo, que no es de caracter poético, resulta inseparable delo personal”), sino como una confesién, como una carta es- rita por él, pero que “tii hubieras encontrado en el escri- torio de una tercera persona” El imaginario redactor de la carta habla de sf como de ‘unyo irreconocible (“Apenas s¢ yo si atin soy el mismo...”). ‘Victima de una alteracién imprevista, esté desbordado, fuera de si, en una situacién limite. Se exptesa, por lo tanto, con esfuerzo, sin autoridad, en un texto que lo excede, ya que ‘margen de toda mediacién dialégica, de toda donacién in- tencional. Hofmannsthal insistié en que el marco isabelino de la ‘obra no responde a una simple evasi6n esteticista a la ma- nera de los retratos imaginarios de Walter Pater, sino que (como también subray6 a Andrian el 16 de enero de 1903) ‘mis bien se trata de “percibir lo ajeno y lejano como estre- chamente emparentado’, ya que el contenido proviene de {l sentido se le impone irreflexivamente: irrumpiendo al ) 16_UNA CARTA / HUGO VON HOFMANNSTHAL “una honda vivencia propia, de una experiencia vivide” Para dar ctienta de su propio extraftamiento el escritor adopta Ja voz de un desconocido (en el prélogo a Alexis Marguerite Yourcenar observa que todo relato en primera persona es el retrato de una vor y Valéry afirma que “el yo es la palabra asociada a la voz. Es como el sentido della vor misma’). Pero no se trata dela voz de un desconocido a él dirigida, sino de ‘una voz espiada que irrumpe desde la distancia insalvable de la tercera persona. -Elescritor intenta captar lo extremo de su enajenacién interceptando las palabras de un soliloquio inventado: de hecho Una carta puede considerarse un auténtico mon6- Jogo dramético de Hofmannsthal, pues, como sefiala An- tonio Tabucchi en Autobiografias ajenas, “el remitente de ‘una carta, al escribir a otra persona, se interpela a simismo tambiéx" ~ Hofmannsthal hace que Lord Chandos cacribe a Sir Francis Bacon a fin de procurarse una mascara necesaria. A fin de escuchar en la confesién desorientada del otro (y ara que nosotros también lo oigamos) lo que él mismo no acierta a expresar: el desconcierto ante la crisis cue esta atravesando: “(..) miincomprensible énimo”; “unagrave y profunda disonancia animica en la que, atormentado, he perdido, no s6lo todo el resplandor de mi intuicién interna, sino también la claridad del pensar” (carta a Stefan George del 27 de julio de 1902). IwTRODUECION / JOSE MUNOZ MILLANES 17 0 ‘al descubrirse tardiamente la “Viena de Wittgenstein” fuera del mundo getménico, no siempre se tuvieron en cuenta las conesxiones de Una carta con su tradicin cultu- Sil Sin embargo en 1903, poco después de su aparici6n, (Gustav Landauer Ia relacionaba con el gran objetivo que Shiller marc6 alos poetas en una carta a Korner del 28 de febrero de 1793: dar forma pistica al mundo mediante las.) palabras, Pues Una cata se sit de leno en el planteamiento =e las contflictivas relaciones entre el escritor y la realidad. ‘Una preocupacién recurrente en literatura alemana @par- tir del silo Xvi y cuya formulacién més aguda se encuen- tra (alrededor de 1795) en lo escritos de Hblderin reunidos por Remo Bodei con el titulo de Sobre lo trgico. Fl término “‘traigico” alude a la contradiccién de que el poeta se proponga expresar lo inexpresable, su antitess: la naturaleza. Aquello mismo que lo limita y de lo que esta fatalmente escindido en su condici6n de sujeto, Holderlin se distancia de la solucién adoptada por la mayoria de las. concepciones de lo trégico: resolver la tension reduciendo ‘o subordinando uno de los dos extremos en pugna (la di- ferencia delo real) ala unidad del “orgulloso yo", como, por ‘sn voluntad asimilativa, se lo lleg6 a denominar entonces a “Remo Bodei ha sefalado que, en un primer momento, Holderlin opt6 por una solucién conciliadora, La natur leza no es expresable en cuanto unidad puesta por la con~ 14 UWA CARTA / HUGO VON HOFMANNSTHAL ciencia. Pero si en cuanto unidad manifiesta de las fuerzas intrinseca la naturaleza se aproxima maximamente al hom- ( formativas dela naturaleza (lo orgénico). Porsu plasticidad bre, Al determinar la energfa del todo, individudndolo, sus formas se destacan, ofteciéndose ala intuicion. Por eso Hof- ‘mannsthal, més tarde, en el Libro de los amigos, afirmaré que “Jo plistico no surge de la mirada, sino de la identificacién”, La multiplicidad se expresa en un orden espenténeo y dinémico que intensifica la percepcion humana, colmén- dola de un sentido més alto, no aftadido, En la carta a Edgar Karg von Bebenburg del 18 de julio de 1895 Hofmannsthal escribe: “Me gustarfa sentir poderosamente el ser de todas Jas cosas y, zambullido en el ser, la verdadera sigrificacién. profunda, Porque el universo entero esté leno de signifi- «cacién, es el sentido convertido en forma (...) En todas par- tes, en todas las innuumerables cosas de la vida, en cada una de elas, se expresa de modo incomparable algo que no Puede captarse en palabras, pero que habla a nuestra alma. Y asi el mundo entero es una palabra de lo inaprehensible dirigida a nuestra alma o una palabra de nuestra alma di- Tigida a s{ misma” “Lo que en la presentacién poética se lama ‘plistico; es decir la auténtica puesta en forma, tiene sus raices en la jus- ticia’, subraya Hofmannsthal, también en el Libro de los ami- g0s. Pues el lenguaje silencioso de la plasticidad netural, de Jas formas vivas, puede a su vez expresarse en una forma que 1e haga justicia: ni estereotipada, ni rigida. Una forma que, segtin Lord Chandos, “s6lo puede presentirse més alld del recinto de los malabarismos ret6ricos’, INTRODUCCION { JOSE MUNOZ MILLANES 19, ‘A tal noci6n de “forma justa” alude una vez mas Lord Chandos (con resonancias goethianas y hasta pitagéricas) ‘cuando, antes de la crisis, se sentia duefio confiado “de esa profinda, verdadera, intima forma (..) dela cual nada se_ puede decir sino que ordena la materia penetréndola, su- blimandola y generando poesia y verdad a un tiempo; un. contrapunt de aera eteras ago magnifico como as ica y el algebra’ ‘ ir ee carta a Béhlendorff del 4 de diciembre de 1804, tan inteligentemente comentada por Szondi, Hél- derlin pretende superar el clasicismo anquilosado de la Ale~ ‘mania de su tiempo, restableciendo una relaci6n viva con la realidad. ¥ es significativo que a este fin proponga recupe- ar la “sobriedad junénica” o plasticidad y concrecién de Ta forma, segiin él una caracteristica occidental, opuesta al. patetismo sacro” oriental, tipico de los griegos.) oLine! tuitiva y “justa"(es decit, supuestamente ticulacién natural de la realidad), la noci6n. de lo plistico, tan arraigada en la tradicién germénica, aseguraba a Hof- ‘mannsthal una comunicacién lo més inmediata posible ‘entre el poeta y la multiplicidad del mundo... a ero, ademas, en la figura de Lord Chandos esta unién ‘se sellaba recurriendo a un rasgo caracteristico de la epis- ‘temologfa de la época ficticia de a carta, tal como la expone Foucault al principio de Las palabras y las cosas. poeta accede a la pluralidad del todo individuado es- mnténeamente en la semejanza de las formas vivas, pero 20_UNA CARTA / HUGO VON HOFMANNSTHAL ademés debe descifrarlas: debe descubrir en cada una de ellas una marca o signatura, Una sefial de una segunda se- ‘mejanca secreta que, al relacionarlas entre si, las pecfeccione: indique su pertenencia reciproca, su respectiva cbsorcién en el todo: “(..) en aquel tiempo, en una especie de em- briaguez continua, todo lo existente se me presentaba como una gran unidad (..) En todo sentfa a la naturalzza(...) y en toda la naturaleza me sentfa ami mismo (...) Lo uno era como lo otro (..) e igual sucedia, a derecha c izquierda, con la extensién total de la vida’, En esta compenetracién entre el poeta y el mundo se transparenta la correspondencia entre micro y macrocos- ‘mos, invocada también por Foucault en su andlisisdel saber analégico renacentista, Lord Chandos se sentia siempre yen. todas partes en el centro por saber descifrar el libro del mundo: por ser el punto donde se descubre la clave de las semejanzas que suturan en unidad la dispersién del todo: “Por doquier me encontraba dentro del centro, nunca cai cen la cuenta del cardcter aparente de nada. O bien, intuia que todo era semejanza y cada criatura lave de las otras, y ‘me sentfa capaz de aprisionarlas una.a una enla cabeza y de las dems abrir tantas como ella pudiese”. Se trataba de una “oculta filosofia” que s6lo godia co- municarse enigméticamente en la alegoresis mediante los mitos paganos: “Las fabulas y los relatos miticos que nos han, legado los antiguos y en los que pintores y escultores en- cuentran un placer infinito y desenfadado, yo queria des- cifrarlos como los jeroglificos de una secreta sabiduria INTROBUGCTON / JOSE MUNOZ MILLANES 21 inagotable cuyo aliento me parecia a veces detectar como detris de un velo” [in sus Afimidades vienesas Josep Casals ha relacionado esta concepcidn de la poesia como expresién del todo la- tente con las teorias de Lou Andreas-Salomé, quien ha- cia 1920 afirmé que lo radicalmente otto (el “uno primor~ dial” o Ur-Eine, al que, segrin Nietzsche al principio de ET nacimiento de la tragedia, s6lo se accede gracias a la em- briaguez dionistaca) se manifiesta de modo excepcional en Jainspiracién, Pues para Lou Andreas-Salomeé el instante de Ja cteaci6n poética constituye una reminiscencia de la inti- rmidad narcisista del nino con el mundo: en ella se regresa ‘momenténeamente a ese estadio de fusi6n con el todo que es anterior al fatal escindirse de lo externo y lo interno, del ‘objeto y el sujeto, y que se encuentra al margen del princi- pio de individuacion, (Bn el marco historicista de Una carta, Hofimannsthal concibe esta revelacién del todo como un desciframiento, Pero en su confusa teorfa de la “pre-existencia” la explica, ‘asemejanza de Lou Andreas-Salomé, en cuanto regresi6n a ‘un oscuro contacto inmemorial.) De ahi que, como sefiala Hermann Broch en su extraor-\ dinario estudio “Hofmannsthal su tempo’, Una carta mar- que el fin de su fase de poeta lirico, ya que responde a una crisis expresiva; a la pérdida de Ia iusi6n de compenetrarse con el mundo en esos instantes en que se intensifica gra~ tuitamente la experiencia ordinaria. Una crisis evocada en tuna carta del autor (del 14 de diciembre de 1902) a Stefan 22 UWA CARTA / HUGO VON MOFMANNSTHAL_ George: “Fueron semanas de la mas increible pardlisi in- terior (..) en que perdi la capacidad de componer poestas, ni siquiera cortas, Fueron dias de la peor angustia”, m1 En Una carta el presunto hablante se traiciona al seguir aso a paso el desmoronamiento de su identidad: el pro- greso de su aniquilacién, victima de fuerzas que losuperan, Ya este conflicto desigual entre la victima y el agresor se debe el cardcter de la epistola, entre patologico y violento. El punto de partida es una inercia espiritual que reduce al silencio a Lord Chandos: “(...) la Parélisis espiritual [die ‘geistige Starrnis] en la que os parezco sumido”. Lord Chandos corresponderia asf a la figura, tan carac- teristica de la época en que esté fechada la carta, del prin- cipe o aristécrata melancélico, en virtud de sus. inclinaciones intelectuales. Pero esta inercia melancélica no essimplementeestatica, sino que esta atravesada por una tensién dolorosa, La agre- sién de un mundo hostil a la expresion interrumpe la ca~ rrera literaria de Lord Chandos. Pero Por otra >arte lo impulsa a desahogarse, en la carta, del vértigo de sentirse perdido en la crisis, suspendido en un estado de excepci6n, Pues en Una carta el caricter excesivo del mundo ao se li- ita a dejar fuera de juego a Lord Chandos en el silencio INTRODUCCION / JOSE MUNOZ MILLANES 23, absoluto: lo empuja, ademés, a exponer su desequilibrio enum tono entrecortado, Lord Chandos esta desgarrado por la indecisién que lo. ‘mantiene en vilo entre dos maneras contrapuestas de tratar con el mundo. Esté escindido entre una invitacién a per- dderse en él, aasumir el riesgo de un cambio radical, por una parte, y una reaccién defensiva encaminada a perdurar_ frente a él, por otra. Al sentirse alterado, oscila entre la ex- trafeza y la nostalgia de si mismo. Vv Lord Chandos comienza a desestabilizarse cuando, de. forma imprevista, lo supuestamente mAs pr6sximo y acce- sible (el propio cuerpo) se le antoja absolutamente impe- netrable: “Mi espfritu me obligaba aver (..) tal como una “ez habia yo visto en una lente de aumento una zona de la piel de mi mefiique semejante a una llanura con surcos y Biber ‘Huergo, en Temas de arte, su extraordinaria antologia de ensayos de José Moreno Villa, incluye un texto titulado “El pavor en lo plastico” donde se habla del aspecto siniestro de ciertos animales, para concluir con una afir- macién en la que parece resonar Una carta, que Moreno Villa, dada su formacién germénica, bien pudo conocer: “Pero los valores plésticos del pavorsiguen ab, en ellos, yal contemplarlos con alma limpia volvemos a sentir lo pavo~ 24_UNA CARTA/ HUGO VON HOPMANNSTHAL rosa que ¢s la naturaleza, Muchas cosas de ella no nos in- funden pavor porque no las vemos en detalle. Con lupas, "hasta nuestra piel nos puede dar miedo”. Y precisamente ‘Agnes Varda, en su documental Les glaneurs et la glaneuse, al filmarse una mano con la otra, dice entrar en el horror, ya que obtiene un peculiar autorretrato: lega a verse como un animal, ademés, desconocido. Lord Chandos se siente amenazado al no reconocerse en tun cuerpo atravesado por fuerzas extrafias, que escapan a sucontrol: “(..) de igual modo que no seria capaz de preci- sar los movimientos internos de mis visceras o las inte- rrupciones en el curso de mi sangre", Pues, como Nietzsche sefiala repetidamente (en “Sobre verdad y mentira en sen- tido extramoral’, por ejemplo), la-opacidad del propio ‘cuerpo hace caer al orgulloso sujeto en Ja cuenta desu fra- silidad, de su carécter vulnerable, Lo desengatia de su falsa seguridad de sondmbulo: de a ilusién de que la cenciencia (un sostén tan precario como la espalda de un animal peli- ‘gr0s0) sirve de defensa contra las fuerzas pulsionales, con- tra lo instintivo dominante: “En realidad, jque sabe el hombre de si mismo? Seria capaz de percibirse as! mismo, aunque sélo fuese por una vez, como si estuviese tendido en una vitrina iluminada? zAcaso no le oculta la naturaleza la ‘mayor parte de las cosas, incluso su propio cuerpo, de modo que, al margen della circunvoluciones de sus intestinos, del rapido flujo de su circulacion sanguinea, de las complejas vibraciones de sus fibras, quede desterrado y enredado en tuna conciencia soberbia e ilusa? Ella ha tirado la lieve, jay INTRODUCCION | JOSE MUNOZ MILLANES 25, dele funesta curiosidad que pudiese mirar hacia fuera tra- és de una hendidura del cuarto dela conciencia y vislum- base entonces que el hombre descansa sobre lacrueldad, la ”. E mundo indefinido y desbordante que, en til- tima instancia, se remonta al “Apeiron” de Anaximandro y ‘que, segtin Remo Bodei (en Hélderlin: la filosoflc y lo tré- ‘gico), reaparece en lo “a6rgico” holderliniana: “Lo abrgi- €o es lo universal, lo ilimitado (...) esta privade de toda forma, es el Proteo de la naturaleza que todas las asume”, “Fuerza que divide (...) potencia infinita y pénica de la na- turaleza que se sustrae a cualquier organizacién impuesta orla conciencia y la actividad formativa humane”, lo a6r- gico “engendra lo numinoso, el terror pénico an‘e el cual Jo orpanico retrocede espantado; esl infinito ante el cual nos sentimos perdidos y atraidos ala vez.” ‘Tanto lo sublime como lo siniestro aterran porque en ellos el sujeto se siente atacado: se atisba la otredad anterior INTRODUCCION | JOSE MUNOZ MILLANES 29 la forma yal lenguaje con los que el hombre se ha defen fido del exceso de lo real (Freud afirma que lo siniestro es algo con lo que se ha estado en contacto pero que resulta ex- frafio e impresiona negativamente cuando regresa después jesu epresi6n). dere al mismo tempo lo sublime yo, siniesteo atraen porque, como dice Kant del primero, procuran el “ensan- ‘hamiento de la imaginacion en sf misma”, Se trata de un, perderse para ganar; ambos desafian a emanciparse de las Petecones de la identidad protectora para abrirse instin- tivamente alo imperceptible, a lo irreconocible, a lo irre- ductiblea unidad: “Me parece entonices que mi cuerpo est hhecho de meras cifras que todo me lo abren. O que podria- mos acceder una nueva relacién intuitiva con todo lo exis tente si empezésemos a pensar con el corazén’. v En Una carta hay trabajo de duclo: el apego nostélgico {que absorbe y fija los afectos en el objeto perdido, en este "caso una relacién afortunada con las palabras: “Y de Salus- tio fuia en m{ en aquellos dias feces y llenos de vida, como de catios irrestaiables, el conocimiento de la forma”. Pero el desintegrarse de la forma ante la mirada, que apunta a la superacién de aquélla, Hega a afectar también allenguaje: “(..) las palabras abstractas (..) se me desmi- gajaban en la boca igual que hongos podridos” 30_UWA cARTA/ HUGO ¥ NHOEMANNSTHAL Pues, al contagiarse de materialidad cabtica, el lenguaje deja de Funcionar como un diafragma entre los cuerpos ye} sentido: “Deja de haber frontera entre las cosas las pro- Posiciones precisamente porque la superticie de los cuerpos ha dejado de existt. El primer aspecto del cuerpo esquizo- frénico es una especie de cuerpo-colador: Freud subrayaba, esta aptitud del esquizofrénico para captar la superficie y Ja piel como atravesada por una infinidad de agujeritos” Y¥ también en Ligica del sentido Deleuze sigue afirmando Yauelpara el esquizofrénico, “toda palabraes fisica,afecta in. * mediatamente al cuerpo (...) pierde su sentido, estalla en pedazos, se descompone en silabas, letras, en consonantes sobre todo, que actian directamente sobre el cuerpo, lo pe- \_netran y mortifican (...) como alimentos venenosos” Asha Lord Chandos el significante en su conerecién fisica se le in- dependiza del sentido, volvigndosele visibley agresivo: “Las Palabras flotaban libres a mi alrededor: se coagulaban en ‘ojos que me miraban fijamente y a los que yo debo devol- ver la misma mirada fija’. Y cuando quiso reprender a su hija “los conceptos que me aflufan a la boca adcuirieron dc golpe una coloracién tan tornasolada y se rebosaron entre si de tal modo que, tirando como mejor pude del resto de la frase, como si no me encontrara bien, y hasta cca la cara pélida y una fuerte sensacién de opresi6n en la frente, dejé sola ala nifia, cerré de golpe la puerta a mis espaldas,y sélo ‘cuando estuve a caballo galopando en el pastizal desierto empecé a reponerme’, \___Lairrupci6n de la multiplicidad indefinida en el campo perceptivo disocia hasta la indiferencia reciproca las pala- INTRODUCCION | JOSE MUNOZ MILLANES 31 Ja realidad. No anula las palabras, sino que las enfren- pra realidad en cuanto insuficientes,exponiendo suinca- Fe idad para expresarla: “En este fracaso de la superficie”, sta ‘Deleuze, “la palabra entera pierde su sentido. Con- en quiz cierto poder de designacion, pero experimentado “gomno vacio; cierto poder de manifestacién que se vive como indiferentes cierta significacién que se siente fala”. Seqin Walter Benjamin, en la melancoli I relacién na- aly teat con el objeto quds en suspen, A para Lord Chandos el lenguaje, paralizado ante el exceso de mundo, deja de producir sentido: “(..)he perdido del todo fa facultad de pensar o de hablar coherentemente de cual qier cosa, Y al revelar su propia pobreza expresiva, queda merle ante ooo min quo bon bee sngos que, desechados, rodean al pensativo en las repre- rion: elses dela mlancola. Pus, como observa Freud, eu la melancolia Ia sombra del objeto abando- nado rece sobre el yo. El descrédito de as palabras aleanza “tambien a su usuario, que se sient igualmente inti, em- pujindolo al desinterés aa renuncia, al silencio: “Las pala~ bras (..) son torbellinos que me dan vértigo al contem- plaros, que giran sin cesar y a través de los cuales se arriba acto”. er gs eration bre peo wa xia del ea "guaj el aspecto més lamativo ycomentado de Una carta Elsilenciocomunicativo ycreador permite Lord Chandos concentrarse mejor enlareflexi6n en torno alas limitaio~ nes expresivas dela palabras. Favorece el tipico rumiar del utames 99 INTARODUCCION | JOSE MUSOZ MILLANES 35 melancélico: la obsesiva fj su objeto, juud demoledora y critica, depuradora, Tratan | de aa _ zandolas, falsas presuposiciones muy arraiga = aon que el conocimiento progrese. ; as ,andose a Nietzsche, en el Novum Organum Fran- avr denomina “idolos” aestas nociones err6neas que, coat no merecen la adhesi6n ciega del género humano, ert oan loe grupos sales oa distnts escuela ‘Los {dolos son supersticiones que hay que one Pi we ence rn pruion emprcaene rar para e jacién muda en la inutilidad de VI Recién publicada Una carta, Hofmannsthal lo siguiente: lefdo como el primer eco po Yal pensarlo he sentido un: Fritz Mauthner escribié, a “Acabo de leer su carta, Lahe tio de mi Critica del lenguaje, - rin alegria mis profunda quela | iid que “toe al Hofmann juvenil (su breve ensayo “Filosofia de lo metaférico”, por: — esde sath i criticas de Mauthner y, en ltima inst ec aneMasioninas admirabe: siNies- sche que en la década de 1870 rastrea la genealogia del os guaje ens escrito Sobre verdad y mentin en. sentido extramoral, asi como en los fragmentos reunidos bajo el ti- tulle de El libro del filésofo. Hofmannsthal coincide con ambos filésofos al conce- bir el lenguaje entropicamente. Segiin é, las palabras son ‘méximamente fieles ala realidad cuando la expresan me- { tuicion, para utilizar su terminologia). En as palabras abstractas, al ser uilizadas e combina. Aon. le Impresién sensible tiende a borrarse igual que la figura de ls monedas, lo que también sucede er lac Pala. bras concretas cuando se ls emplea como fetches despla- zadas dela sensacién que las produyjo, Pero, aun en el mejor de los casos, las palabras concre- palon metamente aproximativas, no agotan la realidad, dele Br0seria de los sentidos, a la innata tendencia del sujeto a la abstraccién, ya que el efecto simplificador de tales palabras reposa, come seniala Bacon, “en ang apre- ciacion dela naturaleza demasiado ligera ‘incompleta’: “E] spiritu humano por naturaleza es inclinado a las abstrac. (audio. Es preferible fraccionar la naturalea que istraee, 1 Corum Organ, I, 51.760). ¥ en un apun de tooo Hofmannsthal escribir: “La falta de finura dela palabes Spaduce al empobrecimiento de la imagen del mundo, Ee “so- brenatural”y “divina’, a pesar dela estricta materialidad que Iaprovoce. Slo que ahora el exceso de lo real no lo abruma como una proliferacion incontrolada de detalles hostiles a la forma y al lenguaje, sino como una invalidacién mo- menténea dela intencionalidad. Lord Chandos se sien:e an- Bustiosamente débil frente a las cosas: destinatario de un gesto que ellas le dirigen desde su fondo insondable, un re de la novela homénima de Jacobsen, hasta el atolondra- mento en que concluye la pardbola de Adrian Leverkthn, el doctor Fausto de Thomas Mann, ola nostalgia que ex. perimenta, en el poema de Benn, el Homo sapiens -harto de "HL: Hofmannsthal, Bn Bri opt p46 [p £21, PROLOGO | CLAUDIO MAGRIS_79 larazén humanista~ por la posicién horizontal y fetal y por Labrazo disgregador del agua primordial. Casi siempre son figuras de artistas, o sea, de maestros, de inteligencia, de sensibilidad y de palabra, que quieren de- sembarazarse de sus dones: artistas son Niels Lyhne, Adrian Leverktihn, Lord Chandos. Se exalta la autosupresin en una autoafirmacién paradéjica, como en un fragmento que es- cribié Nietzsche entre la primavera y el verano de 1888, ppocos meses antes de su colapso psfquico, en que el autor de Mas alld del bien y del mal niega todo sentido al futuro yalo posible y esta absorto como si contemplara una su- perficie lisa ¢ inmévil, que no encrespa ningtin deseo ni proyecto. ‘La negacién arremete sobre todo contra las palabras, que hienden esa lisa extensién del inconsciente como el estilo del escriba romano hendia la tablilla de cera. El individuo, al experimentar el malestar hist6rico, reacciona de forma negativa contra cualquier dimensién social y se camufla en el oscuro vortice de la vida. Lord Chandos suefta con “es- pacios abiertos”” y los busca en los territories ajenos al len- gta, el cual, ademas de mediar y de articular la monotonia informe de la vida, descompone, como a través de una re- jilla, esa superficie inmévil de la que hablaba Nietzsche, Ast ‘como el hipocondriaco niega su cuerpo y el psicético el tiempo y el espacio, asi el reaccionario niega la sociedad. Lord Chandos busca bien ¢s verdad que en una exposicion "HE. Hofinannstha, Ein Bri op. p. 467 [p. 128]. 60_UNA CARTA/ HUGO Vow HOFMANNS ‘muy circunspecta, pues no hay que olvidar que el auter de lacarta es un escritor austriaco irénico y aristocrético—una vida que no esté encadenada a forma alguna, es decir, ain. guna convencién social. Reniega dela mediacién de laspa- labras,reacias a toca negacién indiferenciada y que apa-tan al individuo del murmullo insondable de la vida para im. onerle una forma, un orden y una jerarquia, Las anteriores obras de Lord Chandos, que menciona en ‘su carta, son “Nuevo Paris’, “Suefio de Dafne" y “Epitala- mio”: “(.. dramas pastoriles ebrios de palabras esplendo- rosas"! como él las define, cuya sintaxis era una “trame de petiodos latinos, cuyo esbozo mental y cuya construcciéa”2 se comparan con los edificios de Palladio y Sansovino sur- giendo de las aguas. El clasicismo de Lord Chandos, cor su ‘melancélicay sinuosa arquitectura verbal, presupone la va- lider absoluta de los signos por encima de la pluralidad de los tiempos y de los espacios; se basaba, dirfa Borges, en “la ‘reencia de que una vez fraguada una imagen, ésta consti- tuye un bien pablico”? A Lord Chandos el repertorio de la ret6rica clisica le ofrecia un cédigo supratemporal que ga- rantizaba que el mundo era inteligible y comunicable por encima de cualquier metamorfosis de las cosas, un lenguaje ue en apariencia se correspondia con la estructura universal dela razén y que podia decir atodo el mundo, por siemp-e, que la aurora tiene dedos de rosa, "HL. Hofinannsthal, x Bri, opct p46 (p 121]. 2 bide, p46} (p. 122] sa egg ara ee een Dein, Aare Ble to PROLOGO | CLAUDIO MAGRIS_81 Pero Lord Chandos ha descubierto la ThasGiinseial de este sistema de signos. Sus elegantes composiciones clasicas Jas encuentra extras, porque la ret6rica le resulta inca- paz de “penetrar en el interior de as cosas”* Asi, en sus pro- yectos literarios, que quedarén inconclusos, empieza a perseguir otra individuacién de la forma, esa “profunda, ‘yerdadera, intima forma que s6lo puede presentirse mas alld del recinto de los malabarismos retéricos, de la cual nada se puede decir sino que ordena la materia penetrandola, su- blimandola y generando poesia y verdad a un tiempo; un contrapunto de fuerzaseternas, algo magnifico como la ma- sica y el Algebra’? La musica y el élgebra captan, pitagori- camente, el ritmo secreto del mundo, que el poeta, con- vertido en instrumento receptivo de los “caftos” de la vida, sélo puede escuchar. La forma es asimismo Aujhebung (sie hebt es auf) de la materia, constituye su superaci6n y su eli- sn a yetorica, vida y forma se escinden; el significante la palabra ya no logra evocar el sentido de las cosas ni os fantasmas dela mente; la obra terminada nunca guarda correspondencia con esa afioranza de forma que habia im- ‘pulsado al escritor a componer la obra. Al igual que para ‘Wittgenstein o para Fritz Mauthner, para Lord Chandos hay uuna verdad iitima irreductible a la expresién: tiene, pues, ‘que resignarse a hablar no de la vida, sino slo de su inca~ pacidad de enunciarla, "Hi: Hofimannsthal, Biv Sif opt p. 462 [p. 122. 2 Tide, p 462 Ip. 123) 42 UNA CARTA / HUGO VON HOFMANNSTHAL Unas décadas ms tarde, en un poema sobre el tigre, Bor- Bes buscard en vano, mis all de las palabras, al otto tigre, al que esti en el bosque y no en el verso, Lord Chandos, pen. sando en los mitos clasicos, los siente “como los jerog ifi- os de una secreta sabidurfa inagotable cuyo aliento me parecia a veces detectar como detrés de un velo"! Subya- cen a las palabras, de forma oculta, otras palabras secreias, ‘que yelan el sentido de las primeras; Saussure habla de ara. sgramas, Starobinski de mots sous les mors? En el anageama, la palabra sustituye a otras palabras, que aquélla encubre, Jos signos no evocan las cosas ni su aura, sino que remi: 42 otros signos, que no dejan ver la vida. Lord Chandos emplea palabras vagas y ambiguas: com- Paraciones imprecisas, imagenes fluctuantes (detectar, aliento, el insistente “como” ). Se diria que s6lo la alusién o laperifrasis pueden remitir alo que se halla més allé del ko~ rizonte de lo enunciable; los signos ya no son tales, en la ‘igurosa acepcién del término. En una carta a Edgar Kerg von Bebenburg, fechada el 18 de junio de 1895, Hof- ‘mannsthal escribe que “el dlgebra’, o sea, el sistema de sig- ‘nos; no tiene ninguna relacién con el ser: en esta dlgebra todo significa y nada es, pero se desconoce qué significan sos signos. Los fenémenos de la vida son, se muestran, son. "HE. Hofinannsthal Bs Brio. ct p46 [p.123). 1, Starobinsi, Le parole soto le parse. Gh anagraroni di Ferdinand de ‘Susur trad it. de G, Cardona, Il Melange, Génova, 1982 (Trad. es. dete ‘ares as palabras bj spas, La wort dos nagrimas de Fernand de Saussure, Gea, Barcelona, 1996) HL. Hofimannsthaly HE. Kary Bebenburg, Brigiech ng, VM. Gilbert, Frankfurt del Meno, 1968, pp. 81-82. (Ira, exp. de Marciano Vila- nueva, nterambioeptolar,Pe-Tesos, 2008) PROLOGO | CLAUDIO MAGRIS #3 sansitivos y se conforman simplemente con set. El len- hoe quiere ser transitivo, precisa de un complemento ob- jeto, tiene que representar ysignificar algo, algo que, segiin Lord Chandos, sin embargo no consigue captar, que se le cescapa. Las palabras, escribe Hofmannsthal, son un mundo ‘mismo y no enuncian la vida. Tord Chundoe persigue la epifanta de a vida, pero sufre cl fracaso de la representaciOn Linguistica. Para él, la crisis de la lengua no cs una infraccién liberadora, como lo sera muchos escritores posteriores, que versn en la elimi- rnacién de las reglas del discurso la emancipacin de la es- avitud social, reproducida y organizada en la gramatica y en a sintaxis dominantes. A Lord Chandos el desmorona- miento del lenguaje le produce angustia, no complacencia. Lord Chandos da un giro al significado de_ ie imagenes lésicas, que eran tenidas como patrimonio colectivo y uni- Foie aprovechable por una civilizacién. A las fan- tasticas figuras grlegas —sirenas y driadas, Narciso y Protev, Perseo y Acten—ya no las ve como el supremo triunfo de la forma sobre el magma de lo indiferenciado, sino como tuna seduccién demontaca de lo informe y como un sinies- tro reclamo sensual para disolverse en el caos: “(...) como en el agua el ciervo acosado, asi anhelaba yo adentrarme en aquellos desnudos cucrpos resplandecientes (..): ra desaparecer en ellos"! Mientras para el clascismo, sehala Ladislao Mittner, la estatua griega constitufa el triunfo de "HE, Hofimannsthal, Ein Bri opcit p 483 [p. 123. 21. Miter, Ambivlenze romantic, D’Anna, Mesina-Floencia, 1954 pp. 186-157 VON HOEMANNSTHAL j2 forma sobre la materia informe del insondable mar he. \énico, Lord Chandos pretende hacer el camino inverso.¢ través del cuerpo perfecto de Anadiémena quiere aleanyay eldemonfaco fondo indiferenciado del agua, fuente primera del proceso de individuacién ya la ver estadio que antecede a cualquier individuacion, a cualquier forma, a cualquier Vida. La seduccién que procede dela estatua blanca esa in. vitaciOn a dejarla atrés para borrarse en el “muto tene. broso’ como él escribe, en el que aquiélla se recorta; adulacion implicita en cada sentido es la tentacién de con. {tadecirlo, para ast desvanecerse en el fluir de lo embrional \ydelo potencial. Cuando Ia cultura del siglo xx comienza a citar los per- files puros de las imagenes clisicas, por norma lo hace con final de 2001: una odisea en el espacio, de Stanley Kubrick !a compostura silenciosa de la esilizacion es la pucrta que introduce en el océano de lo eterno y de lo informe: para el hombre del siglo xx parece insinuarse, de manera inevi. table, la silueta ambigua del maniqui; los mismos dioses, ara Lord Chandos, son estatuas sin ojos. Como recuerda ‘Tarot, Bacon, en uno de sus didlogos, define la materia como el dominio de Proteo, esto es, dela metamorfosis: tras suencarnacién en el mérmol helénico la materia presiona | 8. Hofmannsthal, Ei Brig op cits. 463 fp. 123, jak Tarot Huge von Hofmannsthl, Dascissformen snd dicterische ‘Stn, Niemeyer, Tabings, 1979, pp. 368-37, PROLOGO | CLAUDIO MAGRIS 65 ia, para transmutarse en otras figuras y en otros — Tord (Chandos quiere estimularse por medio de esta forma clésica, para encontrar asf el elemento preverbal, in- ado. So a ‘que comprende la disparidad entre el lenguaje ylavida, Lord Chandos no declara con orgullo como hace Ja poética de una serie de movimientos de vanguardia, laau- tosuficiencia del signo; tampoco espera encontrar la esen- cia perdida, a diferencia de muchos artistas de la Nerven- Kunst vienes,s decir de aquel arte sensitiv delos nevios al que se adhiri6, en el cambio de siglo, el movimiento li- teravio de a Joven Viena neste relato Hofinannsthal se" jado de su vibi mnismo, pare ebeyeniereredeataeranianien Ponet la fracturada unidad del individuo ya jerarquta psi- colégica que lo funda. Sin embargo, Lord Chandos vive en Ja nostalgia del sentido de a vida y de una palabra que lo ‘pueda enunciar, aunque sabe que es incapaz de hallara; qui- siera encontrar, para los fenémenos en desaparicién, una esencia no fugaz, pero no para inmovilizarla en un signo ‘muerto y convencional del lenguaje general ni tampoco para sbandonarla alo indiferenciado, : Wid lard Chances ets no el silencio o la insignifi- ‘cancia de la realidad, sino la simulténea multiplicidad de sus —» ‘voces; Ia intensa y enervante epifanfa quello asalta por todas partes. El luir dela vida se apodera hasta tal punto de él que seextravia completamente en los objetos, en una revelacién del Todo que destruye la unidad de su ser en una estreme- 88 UWA CARTA/ HUGO VON HOPMANNSTHAL cedora mudanza de emociones. Lo abruma el descubri-. miento de la identidad universal, el valor absoluto y por ende Ja equivalencia de todas las cosas: en “todo lo: existente” en |g belleza yen la locura, en los gestos de bondad y en los crt. ‘menes, en la cultura y en la animalidad~ siente “una gran unidad”, siente a “la naturaleza”! ¢ ‘intuye que todas las es- eranzas tienen el mismo valor y que cada una de ellas ‘6 afecta con pareja intensidad, Ninguna apariencia es falaz, todo es “semejanza” y “cada criatura llave de Jas otras”? Esta incesante correlacién analégica precipita a Lord. Chandos hacia una “especi ‘continua’? ce ‘Trunkenheit. Se trata de una inversién de la Starrnis inicial: > elentorpecedor letargo se convierte en exaltacién dionisfe- a, tan presta como receptiva a la violenta epifania de les cosas, falta de todo raciocinio y de voluntad, En su carta, Lord Chandos subraya en efecto su incapacidad de mani- festar su voluntad o, lo que eslo mismo, de querer algo con decision. El poeta que ha perdido el dominio de los signas ‘no esté en condiciones de proponerse proyecto alguno, sino tan sélo de esperar a que le llegue, como en una urna mis- tica, una iluminacién que ya no puede suscitar ni retenen Cada objeto adopta una dimensién mistica, un valor ab- soluto; en lugar dela trivilidad indiferenciada del mundo que prolifera en la literatura de la isis, en la cual todas Tas cosas y todos los fenémenos se confunden en lo mismo "Hy, Hofimannsthal, Bin Bri op, cit 464 [p. 124). 2 biden 464 lp 125). ° idem, p 463 fp. 124), PROLOGO | CLAUDIO MAGRIS_87 .e son igualmente insignificantes, en la Carta sobre- ee vpuminose¢infinita presencia derealidades abso Jutas: como en el universo magico y animista, cada objeto y’cada instante revelan un sentido supremo, por lo cual no pueden ser ordenados o generalizados. ' i "Torless, el protagonista de la novela que Musil escribié en 1906, también se percata de la “segunda vida de las cosas, secretay huidiza’, de “una vida que no se expresa con pa- labras y que, sin embargo, es mi vida" los objets tienen tna esistencia subyacente, una esencia indescriptible ¢in- tensa que no se deja asir por la racionalidad dics a renunca de Lord Chandos a trata consti di soluci6n del sujeto como principio ordenador de la ende, la crisis del sujeto podtco. 7M jofmannstal hace hincapi en la discreinarstoeré- tica, en Ia reserva seiorial de esta despedida del escritor de Ja palabra. En otro de sus relatos, la Carta del iiltimo nal tarin, la sombra y el silencio se aceptan con serena cautel En la cultura austriaca, el modelo de la integra unidad in- > dividual es el aristocratico, no el burgués. A diferencia de | otras culturas de Occidente, los austriacos no juzgan la ci- vilizacién burguesa como una forma avanzada y unitaria Queue socavada por lcrssno como una forma que nera desorden y empobrecimiento, que hace més plana la | ‘vida y disgrega la totalidad. En Austria no hay una primera generacién de los Buddenbrook, una generacién burguesa intacta y positiva. El individuo de la crisis no es el burgués 7 Musi, Die Verwirangen des Ziling Tres, op itp. 137 (p05 de ln tad traduccion epatela) $8_UNA CARTA / HUGO VON HOFMANNSTHAL en declive, sino el aristécrata, agredido por la destrucciéa burguesa de los valores verticales y absolutos, por la supre- sién burguesa de la trascendencia barroca Las cosas y los sucesos, despojados del sentido alegs- rico que les traslada valores trascendentes en el plano his t6rico, se reducen a una inmediatez absoluta. La ética aristocrética se cristaliza en una forma vacia y presenta $1 realidad reducida a lo esencial alrededor de un centro que brilla por su ausencia: la inexistente Accién Paralela de ‘Musil, el palco vacio del emperador, del que habla Broch, Quando ademés la teducci6n esencial se desborda, el indi- vviduo es arrollado por la marea inconexa de la vida, queda a merced de las cosas bajas' y de las pulsiones libres de toda jerarquia. Los objetos cotidianos se tornan espectrales y éenigméticos, pues, como sefiala Luksics* una clase social que se siente desbancada, transfiere de manera inconsciente su insegutidad histérico-politica al plano de la existencia in- ‘mediata y concreta: toda la vida, entonces, es vivida com ‘un misterio por la incapacidad de comprender la propia cri- Atrapado por las cosas y dominado por su hipersensi- bilidad (Hoppe),’ Lord Chandos se ve sumido en una si- multaneidad de fenémenos dispersivos, que no permite "HL Broch, Benner woud Handle, en Goummele Werks, bess. % ‘Arendt, Bd. 7, Esays I, Zirich, 1955.4. 2 Chic G Luks, "Tora del omanzo ad. de V- Messanaen Canine 1eforme. Teoria del romance Sugar Mili, 1972. (Tad esp. de Manuel Sacrsth, lata y las forma, Tetria dea revel, Gril, Barcelona, 1985, *M. Hoppe, Liteatextum. Magie und Mystik im Fralwerk H. Hofmannsthal de Grayes, Besa, 198, p. 1972 ae I PROLOGO | CLAUDIO MAGRIS 69 ningtin juicio y desprecia la c6pula, la predicacién del ser, en una enardecida acumulacion de fenémenos (Kobel). Es como si ala tercera persona del ser se le designara cada yer menos, el predicado verbal ya no afirma nada del sujeto. ‘Cualquier fragmento, por minimo que sea, cobra un valor absoluto;entre los atributos de existencia, desaparecen todas las jerarqutas y todos los fenémenos reivindican la coinci- dencia entre vida y esencia que antes slo era propia de Dios. Este absoluto omnipresente se hace insostenible para la in- teligencia, que, incapaz de mediatlo y de captarlo en sus reflejos parciales ~recordemos que Fausto vislumbraba la totalidad de la vida en el arcoiris- tiene que fijarlo direc- tamente. De ese modo se pierde cualquier significado pre- iso, porque quedan suprimidas todas las distinciones entre Jos fenémenos, el conjunto de los cuales es elevado a una sa- cralidad suprema, que no sabe nada de relaciones y cone- xiones con las otras realidades. Asf, el mundo se convierte en una vertiginosa copresencia de cimas sin valles ni pasos que las unan, un torbellino de instantes excepcionales que ‘no conocen pausas ni intermedios normales. Cada ele- ‘mento, inconexo y radicalizado, se alinea al lado de todos Jos otros en la simultaneidad del Nebeneinander, en una yux- taposicién desorganizada o en una combinacién contra- dictoria, como si el mundo fuese un oximoron inmenso y maltiple. ‘No hay criterio que permita una seleccién en el dmbito de lo milltiple, esa selecei6n que exige el gran estilo, por TE. Kobel tw Hofman de Gruyter, Belin, 1970, p. 164,

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