Accesion

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Tilo Captruto VI LA ACCESION 1. Dermicion De acuerdo con el articulo 713 del Cédigo Civil, “La accesidn es un modo de adquirir por el cual el’ duefio de una cosa pasa a serlo de lo que ella produce o de lo que se junta a ella”, a Conforme a esta definicién, criticada por la doctrina mayoritaria, el Cé- digo enuncia dos clases de accesién: cuando una cosa se junta a otra, y Ia que se refiere a los frutos derivados de una cosa. La primera es Ia verdadera ac- cesién, y la segunda, denominada as{ por el Cédigo no obedece a la realidad del fenémeno juridico y la doctrina la considera una simple extensidn del derecho real de propiedad, Si Juan es propietario de una finca rural producto- rade café, los frutos obtenidos ingresan en su patrimonio por el simple hecho de ser propietario del predio y no por accesién, como afirma el Cédigo Civil. “El propietario al hacer suyos los frutos, no hace més que ejercer su derecho de dominio, en el que esté incluido el goce; en consecuencia no se trata de una manera-de adquirir una nueva propiedad, pues los frutos son resultado de la propiedad que se tiene”. Hecha esta observacién, conviene referir aqui la nocién de fruto y de producto establecida por el Cédigo, y que conforme a su texto se denomina accesién discreta o por produccién de frutas. El articulo 713 del Cédigo Civil en su parte final precepttia que los pro- ductos de las cosas son frutos naturales ociviles, confundiendo as{las nociones dé fruto y de producto, que en realidad corresponden a fenémenos diferen- tes. El fruto se da con cierta periodicidad y sin detrimento de la cosa que lo produce. Una cosecha se da en ciertas épocas del aiio y al extractarse de su fuente, la tierra sigue produciendo. En cambio, un producto no esta someti- do ala nocién de periodicidad y se obtiene con detrimento o disminucién de la cosa que la origina, como los materiales de una mina. Al extrnerse el carbén, la mina ve disminuida la cantidad de mineral". ' Manmesa + Navango, citado por Vatencia Zea, Derecho civil, Lm, 7 ed.. Bagot, Edit. Temis, 1983, pag. 340. ? Enel fondo del mar, especialmente en Ja plataforma continental, se ban descutnerto en os tiltimos afios los denominados nédulos polimetilicos, esto es, ciertos minerales marinos 302 BIENES. La distincién es importante respecto de las guardas pues el artfculo 99 de la ley 1306 de 2009 solo permite como remuneracién del guardador una suma igual o menor a la décima parte de los frutos netos del patrimonio del pupilo. La ley no se refiere a los productos. Asf mismo el artfculo 100 de la mencionada disposicién, al estipular la forma de remuneracién del guardador, afirma que se percibe en la medida de realizacién de los frutos, permitiendo ademis su recepcién en especie. Respecto de los frutos pendientes que existan al comenzar y terminar la guarda, se aplican las mismas normas establecidas para el usufructo. No obstante la claridad de los articulos anteriores, en el artfculo 101 de la misma ley, bajo el titulo de “reglas especiales sobre frutos”, se afirma que no se consideran frutos los recursos derivados de la venta de activos fijos 0 de “productos que al ser retirados impliquen una disminucién del valor del bien, salvo los productos de bosques, minas y canteras". De esta disposicién se infieren dos criticas a la vista: la primera de cobijar bajo el manto del tftulo “reglas especiales sobre frutos” la regulacién del producto y la segunda con- cebir productos que no disminuyen la cosa misma y a rengién seguido poner como ejemplo de éstos la explotacién sobre bosques, tipico ejemplo de frutos naturales al tenor del Cédigo Civil. Los frutos pueden ser naturales y civiles. Son naturales los que da la naturaleza, ayudada o no de la actividad o industria humana (C. C., art. 714). La legislacién civil comprende en esta definici6n tanto el fruto que se produ- ce espontaneamente, es decir, el generado sin la intervenci6n del hombre (la cria de un semoviente, v. gr.), como el que requiere su ayuda o colaboracién, denominado industrial en otras legislaciones. El ejemplo del inciso 2° del articulo 716 del Cédigo Civil es consecuente con lo preceptuado en el articulo 714 del mismo estatuto que contiene el siguiente texto: “Asi, los vegetales que la tierra produce espontdneamente o por el cultivo, y los frutos, semillas y demas productos de los vegetales pertenecen al duefio de la tierra” (Ia bas- tardilla es questra). Son civiles los rendimientos que obtiene el propietario de una cosa por el uso que de ella haga un tercero,.como los interéses de un jital o el canon que percibe el arrendador ‘por el arrendamiento de un bien (C.C., art. 717). La verdadera accesi6n es. ; la continua o por unién propiamente, tal, que implica la unién de dos o mas cosas de diferentes duetios y que forman un todo inseparable o indivisible. Sila © puede separar sin detrimento Gel todo o sin que este desmerszca su valor, la accesiGn no se presenta. y metilicos que al extraerse no se agotan por un proceso de fundicién creado por la misma inaturaieza, es decir, tienen un proceso de renovacién natural. Estos hallazgos ponen en jaque Ja nocién de producto establecida tradicionalmeate por la legislacién civil. LAaccesion 1.1, Fundamento de la accesién Si se trata de la accesién por produccién o de frutos, su fundamento se origina en los rendimientos que produce la cosa que, como regla general, pertenecen a su duefio. Quien es propietario de una cosa tiene derecho alo que ella produce. Excepcionalmente los frutos pueden pertenecer a un tercero diferente del propietario, como ocurre con el poseedor de buena fe derrotado por aquel en gjercicio de la accién reivindicatoria (C. C., art. 964, inc. 3%). También serfa una’ excepcion a la regia de la accesi6n de frutos, cuando el poseedor cumple el plazo de prescripcién y obtiene el dominio, caso en el cual los frutos los adquiere desde el momento mismo de la iniciacién de la posesién por el efecto retroactivo de la preseripcién. Por medio de la accesién continua, el legislador busca que las cosas unidas de diferentes duefios pertenezcan en un todo al propietario de a mas importante o relevante, y evita con ello una separacién, que de presentarse, pound fa destruiflas o desmejorarlas. 1.2. El concepto del aire y el subsuelo en la accesién Es muy comin en Colombia el fenémeno de la “venta del aire” o de una terraza o piso para construirlo sin que la edificacién esté sometida al régimen de propiedad horizontal. En este tipo de actos juridicos, las consecuencias 0 efectos son mas negativos que positivos y es mejor no recomendar este tipo de pactos. Si alguien desea construir en suelo ajeno, la solucién éptima esti en Jas leyes de propiedad horizontal. El condominio o el surgimiento de dé> Techos personales en in Constructor propietario del suelo son figuras que muestran un velo aparente de tranquilidad juridica, pero que al descorrer- se el fondo del escenario revelan fuertes tormentas, Y es en este tiltimo aspec- to donde son pertinentes los siguientes comentarios. Una tesis de notorio arraigo en el derecho modemo considera al duefio del terreno como propietario del espacio aéreo y del subsuelo hasta donde le sean titiles. Esa utilidad no la define el. principio de la autonomia de la vo- luntad, sino Ia respectiva normativa urban(stica cuya competencia corres- Pponde dictar al municipio donde esté situado eLinmuedle. De noexistirel con- cepto de urilidac expuesto, el Estado seria e! nico titular bajo el rémulo del uso publico o el particular lo seria hasta el cie!o y el infierno, como decfan los romanos. Defirida la utilidad per #1 Estado, jas relacionss juridicas deri- vadas del derecho de propiedad sotre e! suelo, extendido al espacio aéreo y al subsuelc. tienen un entorno matecial o fisico posible y Bucden ser objeto de declaraciones de yoluntad entre el propietario y terceros. Asi, si un pro- pietario tiene en su lote un primer piso construido y las normas urbanisticas 304 \ i Permiten dos pisos, el segundo piso no construido puede ser objeto de un negocio juridico, que en nuestro pais es espacio apto para la generacién de derechos personales. Si las normas no Jo permiten, el pacto estaria viciado de objeto ilicito porque alo inexistente nadie estd obligado. Cuando se pacta una venta del puro espacio aéreo (venta del aire como se conoce en nuestro medio), lo que se vende en el fondo es un bien futuro determinable y el com- prador sabe de antemano que tiene en su favor derechos personales y.que 00 Bene acco a un registro inmobiliario auténomo ni al registro inmobiliario propio del duefo del lote. En verdad, no tiene ningin derecho de propiedad ‘sobre la mejora construida, que en Colombia solo es atribuible al propietario del suelo (C. C., art. 739). Mucho menos puede afirmarse que el constructor de la mejora tiene un derecho de superficie sobre la misma, porque ese derecho real no existe en Colombia. Asi las cosas, un negocio de dicho calado solo generarfa para el propie- tario del suelo una obligacién de hacer y en caso de realizarse la mejora, 1a de pagar su valor cuando ejercite la accién de recobro. Asi, el espacio aéreo ha sido objeto de un negocio juridico valido dentro de un marco ausente de dominio. Para que este negocio cumpla con los requerimientos del decreto 960 de 1970, es necesario que se determinen en un plano el drea, Jos linderos, Ia altura y demas-caracteristicas de la mejora. Pero es dificil aceptar que el adquirente sea duefio de un espacio verti- cal disponible hasta la altura admitida urbanisticamente. Si hay alguien que merezca tal calificativo es el propietario del terreno. Darle tal connotacién al mejorista, implica otorgarle un derecho real que no tiene ni es admisible legalmente. Seria un derecho real sobre un objeto indeterminado y futuro, con lo que se atacarian los requisitos basics de este tipo de derechos. Ello implica que el mejorista no puede adelantar un proceso de declaracién de per- tenencia sobre el objeto no construido, porque técnicamente tampoco el juez puede declarar la constitucién de derechos reales no establecidos legalmen- te. En providencia del Tribunal Superior de Medellin de 6 de mayo de 1997?, dicha corporacién judicial se equivoca de plano, al afirmar: “Dado el poder de dominio y el postulado cardinal de la autonomia de la voluntad informador del acto juridico, el titular puede realizar actos de disposicién juridica, cele- bracién de actos juridicos para transferir el derecho de propiedad en relacién, con las edificaciones plantadas en el inmueble y de manera superpuesta; ello no aparece expresamente en el ordenamiento juridico; también puede disponer juridicamente de la superficie vertical que atin se encuentre libre, la misma no est por fuera del comercio y tiene existencia real, se puede medir hasta su altura maxima legalmente fijada (C. C., arts. 1518 a 1523, 674 a 684); 0 El texto de esta sentencia, corresponde al archivo (118) del CD incluido en esta tA accesion ses puede darse el caso contrario, transferencia del derecho de propiedad sobre la parte edificada, conservando el titular el derecho de propiedad en reiacién con el espacio libre; situaciones que implican fraccionamiento de! inmueble, Por tanto, la apertura del correspondiente folio de matricula, por mandato de! decreto 1250 de 1970, articulo 50*. “Division asf de la superficie vertical de un inmueble, origina lo que se ha denominado propiedad horizontal, regulada inicialmente por la ley 182 de 1948, que atin rige. modificada y complementada por la ley 16 de 1985, reglamentadas ambas por el decreto 1365 de 1986; propiedad horizontal para cuya constitucién es necesario el reglamento de copropiedad, conformealaley 182, articulo 19 inciso final y decreto reglamentario 1365, articulo 5%; normas que imponen a los copropietarios obligacién consistente en la elaboracin del reglamento y con ceflimiento a sus preceptos; absolutamente indispensable para el otorgamiento de la escritura ptiblica, sujeta a registro. contentiva del acto juridico mediante el cual se divide material y juridicamente el inmueble sobre el que aparecen edificados varios pisos, por dela ley 182 de 1948, articuio 15 Afirma el Tribunal: “Obligacién que crea vinculo juridico encadenante de las partes, por el cual cada una se coloca en necesidad jurfdica de cumplir la prestaci6n de hacer constitutiva de su objeto, consistente en el otorgamiento de Ia escritura publica contentiva del reglamento de propiedad horizontal y cuando la misma sea exigible; obligaci6n recfproca, por tanto, cada cual a st vez es acreedor y deudor; entonces, si alguno incumple, para el otro surg= terés juridico que lo legitima para pretensionar [sic] el cumplimiento coactivo, primordial efecto de las obligaciones; pedida tutela juridica al Estado (Const. Pol., art. 229), se impone el trémite previsto en el articulo 501 [sic] Codigo Procesal Civil, en armonfa con los articulos 503, 493 ib., pues legalmente no se ha establecido oto; siendo que el demandante debe reconvenir judicialmente al acreedor para constituirlo en mora, necesario ello para cuando se reciama obligacién indemnizatoria de perjuicios moratorios y la obligacién es pura y simple, efecto secundario de las obligaciones; la que encuentra fuente en el hecho ilicito del incumplimiento (C. C., arts. 1610, 1608, 1615, 1494 /b.; art. 34 de la ley 57 de 1887)”. La anterior sentencia se contradice en sus planteamientos y acepta en el fondo solo la existencia de un derecho personal, al manifestar que el mejorista tiene en su favor una obligaci6n de hacer (elevar a escritura publica el regia- + Como esta norma fue derogada, actualmente Ia norma de referencia es el art. $1 de la ley 1579 de 2012. 5 El art. 504 del C. de P. C. citado en Ia sentencia equivaldria al art. 434 del C. G. dei P. ley 1564 de 2012) -¥ los arts. 503 y 493 equivaldrian a los arts. 436, 432 y 433. respec- tivamente, del mismo estanuto. 308 eons mento de propiedad horizontal), desconociendo de paso que la Corte Suprema de Justicia ha afirmado, con reiteraci6n manifiesta. qu cel derecho personal n cabeza del mejorista solo ¢s exigible en el momento en que el propietari jerza la acci6n de recobro. Es necesario, ademas, afirmar que la obligaciéa de hacer preconizada por el Tribunal estarfa creando la constitucién forza- da del régimen de propiedad horizontal, figura que no existe en Colombia en las leyes de la materia. 2. CLASES DE ACCESION CONTINUA a) De inmueble a inmueble (aluvién, avulsi6n, mutacién de cauce 0 Aiveo, formacién de islas). b) De mueble a inmueble (construir con materiales ajenos en suelo propio: construir con materiales propios en terreno ajeno; construir con materiales ajenos en terreno ajeno). : c) De mueble a mueble (adjuncién, especificacién y mezcla). 2.1. Accesion de inmueble a inmueble Para entender la real dimensién de esta accesi6n, son necesarias algunas aclaraciones previas, en razon de la expedici6n del decreto 2811 de 1974 (Co- digo de Recursos Naturales y Proteccién al Medio Ambiente) y normas com- plementarias posteriores. El artfculo 80 de este decreto afirma que las aguas son de dominio pu- blico, inalienables e imprescriptibles, y en seguida en el articulo 81 consagra como aguas de propiedad privada aquellas que nacen y mueren dentro de una semedad (C. C._ art 677), esto es, cuando brotan naturalmente a su superficie y se evaporan o desaparecen bajo la superficie de la misma heredad. El Estado tiene sobre las aguas publicas un derecho de dominio emi- nente, es decir, que su propiedad pe! “El Estado tenece a toda la comunidad. fo pierde jamds su dominio en esas aguas. y al hacer merced de ellas a los Saticulares no Jes transfiere dominio sino facultad de wsarlas™. “Si los rios Pias aguas coren por cauces naturales, son propiedad nacional, y es claro weg también ef lecho 0 terreno que ocupan. Luego, decse Guedes de una parte de! lecko de un rio. a cada uno de los individuos Ja mitad del cance de iros 25 genera! ia conciencia de a precios separados por ua rio les pervenece uncon, citsdo por Vanenio Borexo [saza, Régimen legal de aguas Colombia, pig 313. LAACCESION 207 este. Tales predios ni siquiera lindan, asf como no lindan los separados por una calle o un camino y por lo mismo entre sus dueiios no puede haber juicio de deslinde””. . Estos planteamientos de Ia doctrina los ratifica el articulo 83 del Cédi- go de Recursos Naturales, que dispone que son bienes de uso ptblico: a) el Alveo 0 cauce natural de las corrientes; b) eLlecho de las depésitos naturales de agua; c) las playas maritimas, fluviales y lacustres; d) una faja paralela a Ja linea de mareas maximas 0 a la del cauce permanente de rfos y lagos, hasta de 30 metros de ancho; e) las areas ocupadas por los nevados y los cauces de Tos glaciares; £) los estratos o depésitos de las aguas subterrineas. Es interesante analizar la expresién del decreto 2811 de 1974, artfcu- lo 83, ordinal d), que se refiere a la faja de hasta treinta metros de propiedad del Estado. Esta norma tiene como antecedente la ley 59 de 1876, articulo 1°, que consagré en favor de la comunidad una servidumbre relativa al uso publi- co de las riberas de los rios, cuya navegacién toca a la reptiblica arreglar, en cuanto sea necesaria tinicamente para la navegacién misma y que se extiende al espacio de 20 metros para cada margen de los rfos, medidos desde la lfnea hasta donde alcanzan las aguas en su mayor incremento®. La expresién literal del artfculo 83 del decreto 2811 de 1974, que en nuestro concepto fue modificado por el decreto 1449 de 1977, articulo 3%, solo aplicaba la constituci6n de la faja a los rfos, lagos y el mar, aplicando el criterio francés de medir la importancia del caudal de las corrientes para efectos de considerarlas bienes de uso ptiblico o no. En Francia son bienes de uso publico los navegables o flotables, y los rios son mayores cuando corren en todos los meses del afio, es decir, que no se secan en verano, y menores cuando en la época de sequfa desaparece su caudal. Los primeros son bienes de uso publico; los segundos son de propiedad particular. Sobra decir que este criterio no se aplicé en nuestro Cédigo Civil. Para efecto de la explotacién de las minas de aluvi6n, la ley 13 de 1937 define como rio navegable el trayecto fluvial no menor de 15 kilémetros, que de manera efectiva y en ambos sentidos sirva o pueda servir habitualmen- te de via de comunicaci6n con embarcaciones de traccién mecdnica. El de- creto 2031 de 1988 ratificé este mismo concepto. El decreto 1449 de 1977, en su articulo 3%, se refiere a la conservacién de los bosqués y obliga a los propietarios de predios a mantener una cobertura boscosa dentro de las areas forestales protectoras, considerando como tales: ordinal 6%) “Una faja no inferior a 30 metros de ancho, paralela a las lineas. de mareas méximas, a cada lado de los cauces de los rfos, quebradas y arzoyos 7 Feanawpo Vetez, citade por Vatenio Botero Isaza. Régimen legal de aguas en Co- lombia, tm, pag. 313. * Jonce Oxreca Tones, Cédigo Civil, 13* ed.. Bogota. Edit:‘Temis, 1979, pag. 376. ' 8 BIENES, sean permanentes 0 no y alrededor de los lagos 0 depésitos de aguas”. Por tanto, esta norma crea la faja de los 30 metros, en otras corrientes diferentes Ge las de los mares, rfos y lagos, respecto a las areas forestales protectoras. En una sana interpretacién teleol6gica, no se ve razén para que la ley establezca la faja de 30 metros en aguas corrientes, y en otras no. Sil fin es la conservaci6n y proteccién de las corrientes, se puede aplicar el decreto 1449 de 1977, con el fin de entender a cudles aguas se aplica la faja.: No se puede sostener que el decreto 2811 de 1974 arrebat6 a los propie- tarios riberanos la faja de hasta 30 metros, e hizo desaparecer la expresi6n “propietario riberano”, por la interposicién de la faja entre su propiedad y la del Estado. Prohijar esta tesis es levantarle un pedestal a la confiscacién, pena pro- hibida por nuestra Constitucién. De allf que la interpretacién correcta de Ia norma sea la siguiente: la Unica manera de adquirir el Estado para la co- munidad esta faja de hasta 30 metros, es mediante la expropiaci6n que, como lo consagra la Constituci6n, requiere indemnizaci6n previa. El articulo 71 del decreto 2811 consagré, para los fines de conservacién de los recursos na- turales, la posibilidad de adquirir bienes (art. 69 ibid.), entre ellos, la faja de hasta 30 metros, y, para los efectos de la expropiacién, declaré como bienes de utilidad puiblica o interés social, todas las fajas aledafias a las corrientes de agua, en la medida expresada. Si se pretende llegar al objetivo final de la expropiacién, es necesario pre- viamente un acto administrativo del gobierno por medio de la entidad am- biental competente que fije para cada corriente y en cada caso la distancia requerida, y luego obtener sentencia de la justicia ordinaria, haciéndose asf al dominio de la faja. Como se ve, la precariedad de los recursos del Estado dej6 la norma en la mitad del camino, y parece, con las perspectivas actuales, que allf se qued6 para siempre. Como se deben respetar los derechos adquiridos, solo se podrfa aplicar el proceso en aquellos territorios de colonizacién y adjudicacién de baldfos (decr. 1541 de 1978, art. 14). En los otros casos, como la faja esté incluida en los respectivos titulos de propiedad de los riberanos, el Estado solo puede hacerse dueiio de ella acudiendo a la expropiaciéa. Hasta la vigencia del decreto 1541 de 1978, los fenémenos de accesién natural de inmueble a inmueble, denominados aluvién y avulsién, ingresaban en el patrimonio del propietario riberano por accesi6n. Una vez dictada esta norma, dichos fenémenos no entran en el patrimonio particular sino que hacen parte de los bienes de la nacién’. * El Consejo de Estado, en sent. de 12 septiembre 2002, exp. 6306, afirma sobre esta tesis lo siguiente: “Cabe advertir que desde la expedici6n del decreto-ley 2811 de 1974 se LAACCESION aes Afirma la norma comentada (art. 14, inc. 2%): “Tratandose de terrenos * de propiedad privada situados en las riberas de rios, arroyos o lagos, en les cuales no se ha delimitado la zona a que se refiere el articulo anterior, cuando por mermas, desviacién o desecamiento de las aguas, ocurridos por causas naturales, quedan permanentemente al descubierto todo o parte de sus cauces 0 lechos, los suelos que los forman no accederdn a los predios riberefios sino que se tendrdn como parte de la zonao ) franja a que alude el articulo 83, letra ‘d, del decreto-ley 2811.de 1974; que podrd tener hasta treinta (30) metros de anche’. No obstante, es particularmente interesante detenernos en los fenéme- nos analizados por el Cédigo Civil, con la clara advertencia de que en los fené- menos de formacién de isla y mutacién de cauce, las normas de este estatuto permanecen vigentes. 2.2. Aluvion Segtin el articulo 719 del Cédigo Civil, el aluvién es el aumento que re- cibe la ribera de un lago o rio por el lento e imperceptible retiro de las aguas. Si la naturaleza le ha dado al riberafio el privilegio de estar en contacto con la corriente, a la ley no le interesa modificarle dicha situacién. Asif como el riberano corre el riesgo de que parte de su predio lo arrastre Ia corriente, la ley le compensa este hecho con la posibilidad de adquirir lo que se adhiera a él, por obra de Ja naturaleza misma. 2.2.1. Requisitos del aluvion a) Que exista aumento de la ribera con el retire de las aguas. b) Que el retiro de las aguas sea lento, imperceptible, es decir, ni violen- to ni intempestivo. Si el retiro es violento, se presenta la mutacién de cauce. c) Que el retiro sea obra de Ja naturaleza. Si el terreno dejado se arrebata a las aguas por obra del hombre, no se presenta el aluvién. d) Que el retiro de las aguas sea completo y definitivo. Siel agua ocupa y desocupa el terreno alternativamente en sus bajas y crecidas, dicho terreno hace parte de la ribera y no se adquiere por accesi6n (art. 720, inc. 2%). 2.2.2. Titularidad del aluvidn. En los puertos habilitados, esto es, aquellos aptos para operaciones de exportacién e importaci6n, el aluvién pertenece a Ja nacion (art. 720, primera parte). En los otros casos, a los propietarios ribe- ranos de la siguiente manera: si las lineas de demarcacién de los respectivos dejaron a salvo los derechos adquiridos, esto es, los terzenos que se hubieren formado per el fenémeno de aluvién, con anterioridad a tal expedici6n que accedieron a las heredades riberefias, los que no se consideran bienes inalienable ¢ imprescriptibles, 1o cual significa que pueden ser de propiedad privada”. 310 . BIENES predios no se cruzan, el aluvién accede a las propiedades riberanas compren- didas dentro de dichas Iineas y extendidas hasta el agua (art. 720), tal como se expresa en la siguiente grifica: Predios y Iineas de demarcaciéa CORRENTE” Si las Mineas de demarcacién se cruzan antes de llegar ala corriente, tales iineas se prolongan hasta la superficie del agua para formar un tridngulo, y desde esa interseccién se traza una linea hasta tener contacto con el agua (C. C.. art. 721). El ejemplo es el siguiente: Comoe se ve, Pedro tenfa antes de 1a distribuci6n, contacto con la corrien- ‘de por disposicién lega! su calidad de propietario riberano aunque 2.3, Avuision (C. C., art. 722) Cuando una porciéa de tierra es transportada de un lugar a otro por fuerza de ia oaturaleza en forma abrupta, y su duefio no la reclama dentro del LA ACCESION a afio posterior al hecho, el duefio del predio al que se junt6 la porcién de tierra adquiere su dominio por accesién. La expresion de la ley “para el solo obje- to de levarsela” no quiere decir que el duedo de la porcién segregada deba trasladarla fisicamente; puede realizar actos de sefior y duedo explotdndola econémicamente, Pedazo despreadido violeatameate Pedazo que se agree CORRIENTE, B 2.4. Mutacién de dlveo o cambio de cauce de un rio Se pueden presentar dos situaciones al respecto: 1) el rfo cambia de car- ce (C.C., art. 724); 2)'se abre en dos brazos que no vuelven a juntarse (C.C. art. 725). En el primer caso los propietarios riberanos, conforme al articule 724, pueden hacer las obras necesarias para restituir las aguas a su antiguo cauce. Sino se pueden restituir, la parte que queda en seco accede a las propiedades Siheranas en Ja misma forma del aluvisn (art. 720). Si la corriente toma sean- deco distinte en forma deSnitiva, se traza una linea loagitudinal por la mitad, gee EviGe Ia porate de Cera comesponcicate al antiguo cause y de acuerdo con las Lineas de demarcacisa de las propiedades de lado ¥ lado, se extiende ast tener contacto con la Lines longitedinal divisoria, El caso, se present ex lb grifica anerice. Enel segundo caso, siel rio se divide en dos brazes que no vuelven a jun- masse, Ia parte del anterior cauce que queda en seco se distribuye entre los Fropigiarios riberanos, como ea el caso del articulo 724, partiendo tal porcién por la mind cos la linea leagitudinal. Grificamente, Ia cuestiGn seria ast: 2.5. Formacién de islas El decreto 1381 de 1940, los articulos 677 del Cédigo Civil y 83 del de- creto 2811 de 1974, afirman que son bienes de uso piiblico los rios y lagos que araviesan mis de una heredad, sus dlveos o cauces naturales, el lecho de los depSsitos naturales de agua, etc. De estos preceptos podria deducirse que las islas que se formen en ellos son bienes de uso pubblico de propiedad de la na~ cia. Sin embargo. con la expedicién del decreto 1541 de 1978 se revivie- ron las normas establecidas en el Cédigo Civil para su distribucién entre los propietarios riberancs, rorma que se hizo extensiva también para el reparto entre ellos de los terrenos dejados por la mutacién de cauce o dlveo de una LA ACCESON 313 corriente, excluyendo para el efecto la faja paralela al cauce permanente de basta reinta metros que prevé el decreto 2811 de 1974 (arc. 83). Precepzia el articulo 15 del decreto 1541 de 1978 lo siguiente: “Lo relacionado cen la variacién de un ric y formacién de nuevas islas (ia bastardilla es nuestra) se regird por lo dispuesto en el timulo v, capitulo m del libro z del Cédigo Civ, teniendo en cuenta Io dispuesto por el artfculo 83. letra d), del decreto-ley 2811 de 1974". La doctrina se ha acostumbrado con facilismo a sepultar las normas del Cédigo Civil en esta materia cuando la ley expresamente ha predicado su resurreccién. 2.6. El. caso de la heredad inundada El arciculo 723 del Cédigo Civil consagra que si una heredad privada ba sido inundada por mas de diez afics y es restituida por las aguas dentro de los diez aiios siguientes a la inundacién, el terreno se restituye a sus duetios. Si ocurrida la inundacién ésta se prolonga por diez aiios o mas, ] terr=ne inzre- sard al Estado como bien de uso publico. Ordena la norma: “Si una heredad ha sido inundada, el terreno restituido por las aguas, dentro de los diez acs subsiguientes, volvera a sus antigues dnefios”. Como se observa, la isunca- ‘ci6n debe obedecer a fenémenos de la naturaleza sin que exista intervenciér humana o artificial, como seria la inundacidn causada por la constucciéc ce una represa en la propiedad vecina. La expresién utilizada por ! legisiacor “voiverd a sus antiguos duciios” indica que ¢l Estado adquiere el texrez0 por el hecho de la inundacién y espera para consolidar ese dominio especial ave las aguas se alejen de é1 durante un periodo de diez afios; si ne fuera asi la ex- presi6n mencionada no tendria sentido™. ‘Con ponencia de la magistrada Clara Inés Vargas. la Corte Comstimcional = sext_ (C-1172 de 23 noviembre 2004, deciaré exequible la expresiéa “dentro d= los diez acs so siguientes”, consagrada cael art. 723 del C. C. Ests expresicn fie demandada al afirmarse que Ianorma adolece de una grave omisién legislativa en la medida en que ei legisiacor seguld ama figura muy sui generis de extinci6n de ia propiedad privada. que omit: el procecimiento gue debe seguirse para la declaraciéa de la extincida dei derecho de propredad score ios inmucbies inundados por las aguas por <1 lapso de diez o mis afios. Al fallar la Sala sostive que el émmmino de diez afios previsto en el art. 723 de! CC. para que an bien cambie su senaleza povada a bien de uso publico no ¢s contrario a la garantia del derecho de provicdsd consagrada == el art. 58 de la Constitucion. pues el Estado puede regular el derecho de dominic. indicando ea forma razonable los modos de adquirirlo asf como los de sa extincicn. pudiendo establecer la pérdida de la propiedad como consecuencia de un hecho de la aamraieza, en este caso la inundaciéa. Algunos apartes de la seatencia soa los siguientes: “Nuestro Cédigo Civil acogis on 2! articulo 723 bajo revisi6a, la misma formula de su homélogo chileno. Segiin algunos de sos ‘comentaristas la medida allf consagrada ¢s razouable, pues

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