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Ill «LA MANCIA Por mancia se entiende todo atte de prediccién o adivinacién del pasado, el presente o el futuro. Se diferencia de Ia clarividencia en que, las cosas que ve el clarividente relativas al pasado o al futuro, son esponténeas, se le aparecen al vi- dente sin preparacién ni disposicién siquica. El mago o adivino, en cambio, se sirve de ciertos signos y medios para cono- cer lo que se propone. Flechas y examen del higado (los babilonios y persas) (114), vasos de beber (los egipcios), intestinos (los griegos y romanos), varas de haya (los germanos), cristales de roca, copos de nieve, esferas de cristal, espejos, cartas, lineas de 1a mano, varas de avellano, péndulos, etc. (los ilustrados europeos). Le mancia 0 magia se encuentra en todas las épocas de la historia de la humanidad Sabemos por el A. T, que existian conjuradores, hechiceros, intérpretes de sefiales, necromantas, zahoris y otros adivings entre los cananeos (115). De la mis. ma fuente poseemos informacién acerca de los ya nombrados ordculos pot flechas y prediccién por medio del higado (116), asi como también de las costumbres egip- cias de profetizar por medio de los vasos de beber (117). La Biblia también nos facilita material acerca de las raices de la astrologfa. Los babilonios afirmaban la unidad del macrocosmos con el microcosmos haciendo depender la suerte humana en gran parte de la posicién de las estrellas en la época y hora del nacimiento. El Antiguo Testamento repudia empero la astrologia (118). Del mundo griego sabemos acerca de la pitonisa Casandra y de la délfica Py- thia. San Pablo tropezé en Filipos con una pitonisa (119). Los etruscos y los ro- manos tenjan sus sacerdotes que leian el futuro en los intestinos de los animales. También podia encontrarse en Roma el gremio de los zahoris, Se les llamaba equi, legas. A Juturna, la ninfa de la fuente, se la representaba con una vara de avellano en la mano. Los libros sibilinicos eran una enciclopedia de artes ocultas, ast como de presctipciones rituales del culto pagano, Sabemos de los escitas, que descnbrian los perjuros empleando la vara. Sttabo usaba las pitonisas en los Cimbas. También los germanos tenian sus pitonisas, la Veleda y Thorbjérg, por ejemplo, de las cuales nos hablan los autores romanos (120). Los germanos practicaban ‘también la runomancia con sus varas de tuna, La préctica de la magia va a través de milenios hasta la época actual, Durante los dos tiltimos siglos, la historia de las misiones nos ha oftecido material muy va- lioso para ese estudio, En todos los pafses de misidn, el Cristianismo ha tenido que habérselas con las précticas adivinatorias y mégicas del paganismo. En Africa eran (114) Existe un modelo de higado de cordero embalsamado —de procedencia. babilénica, de unos 2,000 aftos antes de Cristo—, en el cual se pueden apreciar las llamadas lineas mégit cas. Probablemente servia para_attes migicas (115) CE. Deuteronomio, 18, 10-12; Oseas, 4, 12, (116) Ezequiel, 21, 26. (117) CE. Génesis,” 44, 5, (118) Tsafas, 47, 13-14. (119) CE. Hechos de los Apéstoles, 16, 16-18. (120) Cf, Tacitus: Germania 8. CE. Caesar: De bello Galico I. 50, 68 OCULTISMO Y¥ CURA DE ALMAS los médicos hechiceros; en el Tibet, los monjes de roja caperuza con sus précticas Jocultas. En Malasia, la préctica del Pawang y entre los pueblos Tiliputienses mala. syos, la del Poyang. En China, ademds de los sacerdotes idélatras esta el todavia més fuerte gremio de geoménticos con su sistema de Fungschui (121). En la Sibe- ria del este eran los magos chamanos; entre los esquimales el Angekok; entre los pieles rojas el sacerdote 0 hechicero de la tribu. Todos estos practicantes de cien- ‘cias ocultas y magicas han hecho una fuerte oposicién al Cristianismo I. En Ia inteligente Europa, a pesar del racionalismo y del florecimiento de las ‘ciencias naturales, la mancia existe y campea como en su propia casa. Los diatios y {semanatios complacen Ia curiosidad de todas las clases sociales con sus predestina- | ciones astrol6gicas. Las echadoras de cartas, los adivinos, los médiums y los magos de la bolita de cristal hacen un buen negocio (122). Los zahorfs pretenden encon- “trar por medio de péndulos movidos sobre fotografias la suerte que haya caido a lor desaparecidos en la guerra. La eupersticiosa confianza de tanta gente sobre sig nos y fetiches, nos muestra que la decadencia de Ja fe en Dios conduce a otra clase de fe mucho més ridicula en herraduras, plomo de afio nuevo, hojas de trébol, cer- dos de Ia suerte, cuervos negros, Ilamadas de péjaros, el mimero 13, etc., etc.. todo lo cual conduce a las précticas ocultistas y a la consiguiente sujeccién espi- ritual, La forma como afecta siquicamente al hombre moderno esta tendencia a la | magia, es uno de los problemas de la cura de almas. Para resolverlo conviene tener un conocimiento de tales précticas, Empecemos por tanto describiendo aqui Va) La cartomancia. ’ —Algunos ejemplos de la cura de almas nos mostrarén las consecuencias siqui- {cas de la participacién pasiva o activa en echar las cartas. Ej, 35. Una mujer joven, darante una semana bfblica acudié a la consulta y nos consé lo siguiente: Sus padres, en la’ época de su infancia eran cristianos pietistas. A los 16 aos fue otra ciudad para trabajar como criada. Durante la tarde de un domingo libre, una amiga la convencié a que la acompafara a otra ciudad para visitar a una echadora de cartas; Ja carto- mantica les eché a las dos las cartas; y a nvestra narradora le dijo que a los ocho dias su pa- dre falleceria. La muchacha se ri6 del prondstico, asegurando que su padre estaba completa mente sano. Al ir a acostarse, 1a muchacha tomé ia Biblia como lo hacia desde peauefia, para Teer y orat. De repente nots una opresién y un dolor en la garganta como si la estrangularan; Te fuc totaimente imposible leer la Biblia y aun menos orar, Al mismo tiempo le parecie oft alrededor de la habitacién y cerca de la cama, ruidos como de pasos y de viento. A cause del miedo que le produjo, dejé Ia luz encendida. Estos ruidos extrafios se repetfan cada noche. El tlimax de todo ello fue el telegrama que leg a los ocho dias llaméndole al entero de su padre. Habla fallecido de repente a causa de un ataque de corazén, mientras se hallaba en su trabajo, Se apresvr6, trastornada, a llegar a su casa con el pensamiento fijo en el prondstico cumplido de la echadora de cartus. A pattir de entonces las apariciones aumentaron. Cada noche se le aparecia el fallecido padre y le reprochaba el que hubiera acudido a la cartomantica. Du- rante medio af el padre se le aparecié regularmente; al final le dijo: «Bueno, ahora ya bas ta». Desde este dia pudo leer de nuevo la Biblia y orar. (121) Fungschui quiere deci: Viento y agua. Este té:mino es una expresin supersticiosa de os chinos, (122) Cf. Hans Lilje: «Sonntagsblatt», de fecha del 10.10, 48. «En Jos Estados Unidos de Amétia Se gastan unos 125 millones de dolares al ao en précis mines, Esto fue dicho fen la inauguracién de una exposicién sobre estas précticas en la ciudad de Nueva York. En el Berlin Occidental existen unas 1.000 personas, cuyas fuentes de ingreso son Ia car- tomancia, la buenaventuranza, los horéscopos y otras artes mégicas parecidas. ‘La iglesia Luterana en Alemania Occidental asegura que en este pais existen més curat deros, magos y sondmbulas, que sacerdotes catShicos y pastores protestantes juntos. LA MANCLA 69 St hemos de dejar hablar al médico, en primer lugar, encontraremos que tiene en este caso poco que decir. La muchacha estaba sana; tampoco en su familia se habfa dado ningtin caso de timopatia, ni de ninguna enfermedad nerviosa. El siquia- tra pretenderd interpretar las apariciones como alucinaciones mentales de la mu- chacha, pero sin base médica, més bien por la tendencia que siempre tenemos de dudar de lo sobrenatural. Clinicamente, aun en el caso de que al anunciarle la no- ticia de la muerte del padre hubiese podido surgir una neurosis de miedo, habria podido la impresién producir un trastorno moment4neo de los sentidos; pero en ningiin caso hubiera durado tanto tiempo. El sicélogo, aplicando la teoria de las subsensibles relaciones siquicas del sub- consciente, atribuird las apariciones a los componentes miedo y complejo de cul- pabilidad —causado por Ia educacién ctistiana—. El analizador de suenos procu- rar4 explicar las apariciones del padre por el mismo camino. La muchacha habia oido a su padre decir: «Un cristiano no debe jamds recurtir a las artes ocultas». Ante su repentina muerte la transgresién de este mandamiento y el temor de haber cometido un pecado, creé en su conciencia un complejo de culpabilidad que hallé su descargo en suefios de apariciones del padre, atin estando despierta. El parasicélogo espiritista, que tiene ya su explicacién de las apariciones, no le interesa mas que el cumplimiento de la prediccién efectuada por las cartas. ¢Fue la muerte del padre una casualidad? De conexién telepatica con el subconsciente de la muchacha no puede hablarse, ya que ésta sélo tenia en él la imagen del padre completamente sano. La teorfa de una visién teleolégica profunda, tampeco cabe. También hay que rechazar la hipétesis de muerte por autosugestién, que hemos se- falado en otros casos como posible, ya que la muchacha nada habla escrito a sus padres de esta visita, para ella prohibida. El presente es uno de aquellos casos con tun testo inexplicable. Desde el punto de vista pastoral hallamos de nuevo disturbios siquicos como resultado de artes ocultas. El cristiano recibe dao, tanto en su alma como cn su mente, al ser influenciado por artes ocultas, atin en forma pasiva. Reafirmamos lo dicho con los siguientes casos: Ej. 34. Una muchacha quiso saber al principio de la guerra si su prometido regresaria de la misma. Fue a visitar una echadora de cartas, que efectivamente, le dijo que su deseo se cumplitia; su prometido regres6 sano de la guerra. La prometida, sin embargo, tuvo desde aquella visita a la casa de la pitonisa sensaciones de depresién siquica y hastio de la vida. Estan- do su prometido ya de regreso, un dia se cortd las venas del pulso y las cubitales; por fortuna pudo ser salvada, Desde el punto de vista médico y atin empleando todas las preguntas usuales de la consulta, este caso queda sin resolver. La muchacha proviene de una familia sana y a la vez cristiana. Avi en el sentido parasicoldgico, no hay nada especial. Lo tinico que se confirma es la repetida tesis acerca de las funestas consecuencias de la préctica de artes ocultas. Ej, 35. Una mujer joven, cuyo marido parecfa haberse perdido en el Este, acudié a una cartomintica, para saber si vivia, La echadora de cartas le dijo: «Su marida ha mnerton, La mujer esperé un trimestre y visité de nuevo a la cartoméntica, Otra vez recibié Ia respuesta: «Su_marido no volveri>. Desconsolada se fue a su casa y se intoxicé a si misma y a sus dos criaturas con gas de Ia ciudad. El préximo dia regresé su marido de la cautividad rusa. Cuando entré en Ia casa, encontré los tres cadaveres de sus seres queridos. Es un ejemplo conmovedor de Ia postguerra; que nos muestra, por una parte, Ia poca confianza que merecen las predicciones de la cartomancia y por otra parte Ia necesidad de prohibir por medio de leyes este sucio y oscuro negocio. 70 OCULTISMO Y CURA DE ALMAS Desde el punto de vista de Ia cura de almas se hace sentir de nuevo la maldi- cién del Ocultismo, Esta mujer no encontré en la cartomancia la informacién se- gura que buscaba sino la decisién para ejecutar el triple crimen. Ej. 36. Después de estos cjemplos de participacién pasiva en pricticas ocultistes, sigue tun ejemplo de practica activa en ig quizomancia: Un hombre cuyo oficio era conjurar y echar las cartas, comenzé de pronto a suftir depresiones nerviosas, bajo la influencia de las cuales se arro},un_ dia bajo las ruedss del ten. Tanto su hija como su esposa, a las que él echaba a menudo las cartas son melancélicas, Repetidamente se nos muestra en Ia cura de almas, que lo més corriente en las consecuencias que trae consigo la préctica de la mancia, son pensamientos de suicidio, blasfemias contra Dios, ataques de locura, dificultades para la concentra- cién mental, ataques de ira y tendencia al suicidio, A menudo se me ha dicho en Ja cura de almas que Ja visita a Ja echadora de las cartas fue por ignorancia 0 por curiosidad; nunca hubieran creido que tal acto podrfa tomarse en serio. Tales argu- mentos son semejantes a los de la parabola que suclo usar como advertencia: «Si cojo una granada de mano, y sea por curiosidad o por ignorancia, pot broma o en serio, tiro de la anilla, las consecuencias serén siempre las mismas». Un ejemplo de la cura de almas del evangelista suizo Schwendimann (123), pone en evidencia tun nuevo elemento de Ja discusién. Ej. Lit. 7. Una muchacha de unos 18 ajios de edad hizo predecirse su futuro en asuntos wnorosos. La echadora de cartes le dijo que no llegarfa a cumplir veinte afos. La. muchacha i6 dos afios con el miedo a la muerte predicha para tan pronto. Al acercarse su vigésimo cumpleaiios, sumentaba el miedo y la tensién. El término fijado por Ia echadora de cartas pasé fin que nada sucediera; sin embargo, la muchacha no” pudo soporcar ta. gran tensiGn, Al dia siguiente tuvieron que llevarla a un manicomio, donde murié dos afios més tarde. Sicolbgicamente, este caso esté claro. A causa de la quitoméntica la muchacha cayé en la eércel de la sugestién, y obedeciendo a la obsesién inconsciente, ayudé a realizar el cumplimiento de la prediccién. Entra aqui una observacién de Schmeing (124), El que recibe una prediccidn, se coloca a si mismo en términos de creerla, de ab{ sigue un reverso de causa y efecto. La pitonisa no conoce la muerte cercana, sino que por medio de la influencia siquica de su prediccién contribuye a que ésta se cumpla, Desde el punto de vista juridico, muchos casos de mancia pettenecen, con buena parte de razén, al terreno del crimen, y sus responsables deberfan set procesados como criminales. Desde el punto de vista de la cura de almas se manifiesta aqui 1a maldicién que pesa sobre la adivinacién del futuro —mejor dicho, sobre la invencién del futuro—. La mentira que se cree se convierte al fin en realidad. Las palabras de Jesis: «Conforme a vuestra fe os sea hecho» (125), se cumplen también en sen- tido negativo. La supuesta adivinacién del futuro por medio de la mancia resulta una monstruosa carga siquica, para la cual la mayoria de las personas no estén pre- paradas; ademas hay que tener en cuenta que la mayoria de las adivinaciones son producto voluntario de ls fantasia, a veces un descubrimiento telepético de cierto deseo subconsciente del consultante. Es digna de respeto la declaracién de una experimentada enfermera de perturbados mentales, Ia cual decia que un 60 % de Jas perturbaciones mentales de todas clases tienen’ su origen en las précticas ocul- tistas de adivinacién y prediccién (126). Si la pretendida adivinacién del futuro tiene tan funestas consecuencias, entonces el que el futuro esté velado no es més que sabiduria y misericordia de Aquel que ha colocado un espeso velo ante él. (123) Cf. Hans Schwendimann: «Gegen die Not des Aberglaubens», 2° Guademno. «Wahr- sagerei_und ite Polgen». Kommisions-verlag Ev. Buchhandlung St. Gallen, pig. 4 f. (124) CE Schmeing, Joc. cit. 30, pég. 140, (125) Ch Me. 9, 29. (126) C&. Schwendimann, loc. cit. 123, pg. 4 LA MANCIA m b) La quiromancia. * ; Los romanos decian: Ex ungue leonem, esto quiere decir: por las ufias reco- rnocerds al leén. La grafologia y la quiromancia tienen su punto de apoyo en esta frase. El grafélogo repite la frase de los romanos y dice: «En la garra reconocerés al hombre». Esta sentencia tiene sin duda alguna sus visos de verdad. La caracten- logia y la medicina coinciden en el principio, de que las funciones sico-intelectuales y el plano orgénico-ffsico forman una unidad y estén en armonfa, Cada una de las partes del aspecto fisico y sus funciones, como el paso, la postura, la forma de ha- blar, la mimica, la expresién del rostro, la escritura, el temperamento, etc., forman el conjunto de Ja personalidad. Por supuesto que una grafologia empleada con pru- ‘dencia y con un sano objetivo no puede rechazarse. Es decir: siempre que se haga desde los puntos de vista médico-sicolégicos. En la escritura se halla caracteristica- mente estampada de tal forma Ja personalidad, que se pueden sacar de ella con- jclusiones bastante ciertas sobre la idiosincrasia de la persona. Existen personas de espiritu artistico, de voluntad fuerte, blandas o sentimentalcs, apdticas ,ncurasié- nicas y hasta petvertidas, en cuya escritura se puede leer su modo de set, de tal manera, que los expertos en ese arte descubren enseguida el cardcter moral del autor de los rasgos. De ahi se comprende perfectamente que para conseguir em- pleo en firmas importantes, 0 bien ante un juicio, los informes y certificados de los grafélogos sean solicitados y tenidos en cuenta, ‘A pesar de reconocerse el fundamento cientifico y racional de la grafologia, en muchos casos se va més allé de su base cientifica. Lo mismo que sucede en otros terrenos de la sicologia —lo veremos més tarde en la discusién critica de la eidé- tica— sucede con la grafologia, que se acopla con la magia. Hay petiddicos que traen anuncios que ofrecen mediante el envio de cierta cantidad, una muestra de la escritura y la fecha de nacimiento, remitir un informe sobre el cardcter del indivi ‘duo y algunos datos acerca de su futuro. Aqui % amalga la grafologia con la adi- ‘vinacién, Mucho més lejos nos conduce la quiromancia, que nada tiene ya que ver con {la grafologia. Se trata aqui del arte de leer el fururo en las lineas de la mano. La mano se divide para ello én partes. Sé-menciona en este arte la’ montaia de la {Iuna, el cinturén de venus, la planicie de marte, hay partes para el espiritu, la fe- licidad, el éxito, el set bien visto, la fantasfa, la voluntad, la sensibilidad. Hay cuatro Iineas que se Haman: Corazén, mente, profesién y conducta, las cuales se encuentran en el intetior de la mano. ‘Deduciéndolo del desarrollo e intensidad de ‘tales ness, los que pretenden leer los signos de la mano, tratan de predecir cosas venideras. Los resultados de la préctica quiroméntica son ‘semejantes a los de cual- quiet forma de adivinsciin/y pueden verse en los siguientes ejemplos de la cura de almas: Ej. 37. Un comerciante me conté lo siguiente en une consulta: Después de haber cerra- do un trato comercial viajaba con el cliente desde Suiza a Milin, para vender alli diamantes por un valor de 60.000 marcos alemanes. Mi acompafiante —explicd el comerciante— era el intermediatio en esta operacién. Después de haber estado dos dies en Milin querfa conven: ‘cerme para que emprendiera un’ viaje a Venecia con Ia excusa de que el pretendido, compradot hhabja salido para alld. Me negué a este viaje sin saber qué clase de sentimiento me lo impedia. Al dia siguiente habian desaparecido los diamantes. Di noticia a la policia, pero al mismo tiem: po fui a una adivinadora para ver si podia descubcir a los autores del tobo. La adivina, que echaba las cartas y Ieia en Ia palma de la mano, me adiviné el pasado diciéndome que el dia antes debia yo haber sido Hlevado a una ciudad con mucha agua, Asimismo el futuro, pues de- claré que el mismo dia recibiria mis diamantes, los cuales estaban debajo de un carro en la plaza de la catedral, pero que debja ir a buscarlos el mismo dia, de lo contratio, el siguiente seria demasiado tarde. Fui a mi hotel, donde encontré a dos detectives que me esperaban las indagaciones. Después de una lamada teleténica, y ya muy tarde por la noche, lleg6 el in- 72 VCULTISMO Y CURA DE ALMAS termediario y fue enseguida tomado preso. En el interrogatorio confess que estaba complicado en el robo. La misma noche fueron recogidos los diamantes'con la ayuda del detenido, y pre cisamente en aquel raro lugar que habfa sido descrito por la adivina. Durante el proceso que siguié se descubrié que aquel cliente pertenecia a una banda internacional de contrabandistas, que prohablemente tenfa prevista mi liquidacién en la ciudad de Venecia, Durante un viaje cit g6ndola, por la noche, hubiera bastado un golpe en la cabeza y ser echado inconsciente al agua ara hacerme desaparecer para siempren. Es éste un hecho real de primera fuente, que tuvo lugar en el aio 1935. Aquella experien- cia con la adivinadora trajo consecuencias. Durante algunas semanas, el comerciante tuvo. sue ios molestos. Al dormitse veia siempre un enorme perro que se le echaba al cuello y sentia tuna presién en el pecho. Ademés, vefa en suefios cSmo una piedra cruzaba la habitacién tenien- do al principio la forma de una ‘serpiente y después se transformaba, adquiriendo la forma de tuna cabeza de diablo que se burlaba de él y se echaba sobre el dutmiente haciéndole desper- tar con sobresalto, Transcurrido bastante tiempo estas pesadillas desaparecieron. Cinco afios mis tarde este comerciante experiment su primera vuelta al cristianismo; empezé a orar ya leer la Biblia; y fue precisamente en esta época cuando volvieron las pesadillas, Cada vez que oraba tenfa la 'sensacién como si detrés mismo tuviera una figura que le impidiera continuar. Esta lucha duré bastante tiempo. Por fin cayé de nuevo en su vida mundanal. Pasaron més anos y en una teunién de evangelizacién este comerciante parecié volver de nuevo a Cristo. Acudlo a algunas consultas de la cura de almas y en una de ellas se convirtié. También esta segunda vex volvieron los disturbios sfquicos, y ef freno para las précticas piadosas, Sin embargo, parece que ahora el comerciante quiere petmanecer en su nuevo estado espiritual, pues habla de ello ante sus amigos, confeséndoles abiertamente su decisién de vivir con Cristo. La publicacién de estas experiencias se hace con su expreso permiso. Desde el punto de vista médico no es necesaria la investigacién ya que el co- merciante no estuvo nunca en su vida seriamente enfermo. EI sicélogo y el analista de suefios, explicarén las pesadillas por el susto que le causé la pérdida de los diamantes, aunque se recuperaran después, y con la amenaza sugestiva de ser asesinado, que le comunicé la adivina. Segin los’ métodos del estu- dio analitico de suefios, se dirfa que el perro negro es la imagen corriente de la mala conciencia, hubo una mancha para la conciencia, que los diamantes fueran pasados clandestinamente por la frontera. La piedra que volaba representa los diamantes, de los cuales hablaban los periédicos de Milan en aquellos dias; la cabeza de la serpien- te representa el falso corredor que querfa tender una trampa al comerciante y lo mismo el rostro burlén del diablo ya que el corredor resultd ser un contrabandista y un ladrén. La transformacién, mostraba la desconfianza creciente del comerciante en la época del suceso —piedra, serpiente, diablo—. Lo que al principio no parecia més que un simple corredor de piedras preciosas vino a ser un contrabandista, esta- fador y ladzén, El buen hombre del principio fue convirtiéndose en el engafiador, que pretendia colocar un lazo alrededor del cuello del comerciante. La creciente ame. naza se manifiesta en el suefio con la transformacién de los simbolos. La repeticién del suefio muestra la intensidad con que fue vivido este asunto del robo. EI problema parasicolégico de este caso no es tan simple como el del andlisis de suefios. {De dénde sacé la quiroméntica dénde estaban escondidos los diaman- tes? Aquf fallan las hipétesis corrientes, como la potencia de la cosensibilidad, tele- patfa, empalme del subconsciente del cliente con el adivino; ya que el mismo que buscaba ayuda no conocia el escondite, y el ladrén no estaba presente cuando fue hecha la consulta. Tampoco es verosimil suponer una complicidad de la pitonisa con el ladrén, ya que ésta no irfa contra sus propios intereses. Por otra parte la pitonisa dio el lugar de escondite de los diamantes seis horas antes de que éstos fueran colo- cados allé, como se supo més tarde en el proceso contra el ladrén, Es éste, pues, un fenémeno de clarividencia del hecho antes de acontecer. El estudio de las lineas de la mano nada explica. Es imposible que en las Iineas de la mano de un individuo que ha sido robado se pueda leer el sitio en el que més tarde serén escondidas las joyas. El consejo de ir a buscar las joyas en el mismo dfa es comprensible, ya que es costumbre de jos ladrones alejar el cuerpo del delito del lugar del robo poniéndolo LA MANGIA 73 fuera del alcance de sus perseguidores. Si en este ejemplo no queremos recurrit de nuevo al ya nombrado resto desconocido, nos vemos obligados necesariamente a emplear la hipévesis de Driesch (127), que se refiere a la posibilidad de entrar en contacto con una Inteligencia Superior Universal. Cuando Driesch nombra a esta In- teligencia Suprema, los creyentes nos regocijamos reconociendo en este concepto fi- loséfico al Dios en quien vivimos y nos movemos y somos (Hechos, 17:28), pero prouto nos apeicibimos de que el Universal de Driesch no es el nuestro, porque Dios no permite que nadie le mire las cartas, 0 que se entrometa en sus propésitos. Inteligencias superiores que se dejan utilizar por el hombre mediante précticas de Ocultismo pueden ser Gnicamente, segiin las ensefianzas de la Biblia, naturalezas anti- divinas. El estudio de Ia cura de almas de este ejemplo, nos muestra de nuevo el desa- rrollo siquico de las consecuencias del Ocultismo. Como en todos Jos demés ejem- plos, se nos muestran aguf: resistencia contra la Palabra de Dios; el presentimiento de sentir cerca Ja presencia en el espacio de un poder tenebroso, oposicién a una decisién por Cristo, Ia recafda a la antigna vida mundana; la pronta aparicién de disturbios siquicos cada vez que surge una nueva inclinacién hacia Cristo. Estas con- secuencias tipicas repetidas nos permiten sacar conclusiones sobre la natutaleza de la quiromancia, Un nuevo ejemplo ampliaré més lo dicho: Ej. 38. El contable de una sociedad fue a recoger de Ja caja central una cantidad de més dle 200.000 RM (marcos alemanes del tiempo del Reich), que tenfa que pagar a los cultivadores de tabaco de dos pueblos. El dinero sélo permanecié una noche en su vivienda y fue robado precisamente aquella noche. La victima estaba desconsolada ya que respondia del dinero con su casa y todas sus posesiones. Alguien le aconsejé que recurriera a dos adivinadores; los dos mén- ticos llegaron y probaron de averiguar quign habia sido el autor tocando la caja vacfa por un Brocediicnto sicomético, En, la primera yisita no lopraron consemuis nada: probaron de repe fir la visita en la préxima noche de luna. Se coloceron a la luz de Ja luna (128), se situaron en trance y en tal estado dieron datos tan exactos que la policia pudo acto seguido practicar la detencién del autor del robo. La cantidad estaba casi intacta. Aiios més tarde, y en una con- versaciGn entre amigos, la victima del robo confess que munca més accederia a una cosa seme- jante; dijo que no podia describir 1o que habia tenido que pasar después de la actuacién de los rfoticos; los salts, de poderes desconocidos habian sido tremendes. Mejor le hubiera sido venunciar 2 toda su fortuna, Desde el punto de vista médico no hay preguntas ya que el contable hasta el dia del robo, fue un campesino sano, tanto fisica como siquicamente. Podrfa intro- ducirse aqui el mismo argumento del siquiatra como se ha hecho en otros ejemplos. Si ha resultado en otros muchos eos que lus disturbivs sfquicos han entrado en accién conjuntamente con el principio de las précticas ocultas, podrfa también exis- tir en el interesado una disposicién timopética recesiva, provocada por el shock de una experiencia excitante, pero este argumento no es aplicable en muchos de los ejemplos. Lo tinico que se hace claro es que por lo menos la préctica oculta consti- tuye de por sf un factor provocador e iniciante. Con la coincidencia de que los dis- turbios siquicos comiencen cuando se inicia la préctica oculta, se nos presenta un problema del que nos ocuparemos més tarde. La investigacién del parasicdlogo se dirige de nuevo al problema de cémo es posible que los dos ménticos averiguaran quién era el ladrén. En este caso fallan las explicaciones habituales, lo que les Hevaré a hablar del supuesto fendmeno de la «excursién de las fuerzas sfquicas». Este fenémeno es conocido en siquiatria bajo el término de: depersonalizacién o transitivismo (129); en la sicologia bajo el de: (127) Cf, Driesch, loc. cit, 6, pag, 123. (128) Este es ei proceso de ta seienomancia, (129) Cf. Eugen Bleuler: «Lehrbuch der Psychiatric». Editorial Springer. Heidelberg, 1949, pagina 78. Cf. Kloos, loc. cit. 12, pag. 164, 408, 419, 430, 74 OCULTISMO ¥ CURA DE ALMAS desdoble siquico (130); en parasicologia como excursién 0 bilocacién, del otto yo (131); en el Espiritismo bajo el nombre de: separacién astral o sonambulismo (132). Hay personas que durante el proceso de una enfermedad y a causa de la misma, como en el caso de la esquizofrenia, experimentan una depersonalizacién. En las personas predispuestas, como «médiums», este estado puede producitse par medio de autohipnosis 0 hipnotizacién, Al efectuar este desdoblamiento, tales personas se. gin dicen y demuestran— pueden ver por clarividencia Io que sucede a grande distancia del lugar en el que se encuentran, He aqui un ejemplo sacado de fa lite. ratura parasicoldgica (133): Ej, Lit. 8. Dicen que el profesor Durville y el mayor de Roche, elograron hacer salir el espiritu del cuerpo de sus médiums por un corto tiempo, después de haberlos hecho caer en una profunda hipnosis, de tal forma que el espfritm separado del cuerpo sélo estaba unido a éste por un hilo finisimo, y en la mayor parte de las veces encontedndose el cuerpo en un estado de profunda Jetargia». Uno de estos médiums describié el estado de su desdoblamiento on Ias siguientes palabras: «Después de haberme contemplado a mi mismo lo suficiente, me use a mirar a las personas que estabun a mi alrededor: todas eran ttansparentes, Entonces fas use a contemplar lo demds; pero en lugar de ver muebles y paredes opacas lo gue vela eran Cosas completamente tansparentes, todo era gpmo de cristal. También vel la casa de-nuesuo vecino y Ja gente que habia dentro, como si Pibiéramos vivido en una case de cristal; después me entié la idea de pasearme un poco por el exterior; sin perder mi propio cuerpo de vista, as{ me trasladé de una parte a otra de Parfs tan aprisa como se hacen cotter los pensamientos de un lado @ otro; veld ls casas, le gente, los coches, pero todo transparente como si facta de vidrion. Ficilmente se podria aplicar a este fenémeno la teotfa del suefio, producido fen este caso por hipnotizacién, y de esta forma se le habria quitado su caticter real, Pero la existencia, como en el ejemplo 38, de realidades objetivas y lejanas en el transcurso de tal excursién, parecen probar Ja realidad del desdoble. Los espi. ritistas refieren una gran cantidad de casos de desdoblamiento del llamado cuer astral, o cuerpo fluido, La averiguacién del autor de algiin robo mediante el rete. rido fenémeno es para ellos una practica cortiente. El que considere la tesis de la excursién de las fuerzas siquicas como inaceptable, deberé optar ante tales prucbas por la teoria de «un resto ininvestigable». Pero en el plano de Ja cura de almas tenemos el testimonio de la victima del robo, que preferfa renunciar a su fortuna que aceptar otra vez la ayuda de los adi- vinos, y ello es una prueba de la real éxistencia del resto ininvestigable. Si se trata. ra de un simple fendmeno de desdoblamiento no hay razén alguna pata semejanie declaracién por parte de una persona que resulté beneficiada. La importancia de Ia influencia oculta pasiva como causa exsolvens pata los disturbios fisicos, se hace patente aun en casos que parecen triviales, como en el ejemplo siguiente: Ej, 39. Una pareja de novios fugitivos fue a ver al pastor de cierto pueblo para tratar de su boda. Al despedirse, la muchacha cogié de repente la mano del ‘Pastor y exclamé: «jOh, seflor pastor, qué interesante!» Y sin que nadie se lo hubiera ordenado empez6 a leer en la mano que habia cogido. Més tarde, el pastor me dijo que todos los datos referentes a su ‘pasado que la muchacha 5, dio etan ciertos, y que se cumplieron también con el tiempo las predic. ones hechas por ella Sin ‘embargo esta experiencia con la quiroméntica no dejé de tener sus consecuencias ‘para el pastor. Me conté que durante muchos afios después se habla sentido dafiedo espititualmente, sintiendo sobre su obra una opresisn siquica inexplicable y dudas en cuanto a su fe (130) CE. Bender, loc. cit, 3 (131) CE Drlesch, loc, cit! 6, pf 117 (132) Cf. Hinrich Olhaver: «Die Toten leben». Editorial Karl Rohring. Munich, 1949, vdgina 193. P'S) CE. Weyer: elst die Winschelrute cin Mitt oder ein Zaubermittel?» Editorial Selbstverlag Bergholz-Rehbriicke, pag. 4. LA MANCIA 15 Desde el punto de vista parasicol6gico este ejemplo se puede colocar entre los que hemos citado del mismo cardcter. Serfa posible aclarar los datos sobre el pasa: do dados por Ia quiromantica, diciendo que pudiera ser que la muchacha hubiese hecho indagaciones acerca del pastor. Con los antecedentes del pasado, logrd un fundamento para su prediccién del futuro; en este caso el clérigo hubiera sido victima de sugestién en el cumplimiento exacto de la prediccién, $i esta aclaracién no es clerta 0 no es aceptable habré que recurrirse de nuevo a la eretroscopia 0 retrovisién» como consecuencia del conocimiento del futuro obrando sobre el cons. ciente, 0 aiin sobre el subconsciente. Si el fendmeno del cumplimiento del futuro no es explicable por este método, por intervenir factores no voluntarios, no nos queda més que recurrir de nuevo al resto inexplicable. Tischner llega a esta con. clusién cuando dice (134): «Sino queremos subimnos a la més alta meta fisica y buscar Ja colaboracién del Inteligente-Universal (135), 0 de seres espirituales, que. dan en tales casos de adivinacién cierta de sucesos futuros, muchas cosas sin’ aula, racién posible. Situados en el plano de Ia cura de almas, este ejemplo nos muestra que Ja adivinacidn, de la cual fue participante un receptor involuntario, produjo. reaccio. nes siquicas semejantes 2 los consejos buscados por via de la mancia, Debemos limitar la cuestién diciendo desde una base sicolégica, que en las citadas consecuen. cias pudo el temor de la prediccién haber jugado un’ papel importante. Al conocer o creer el citado pastor en la realidad de ciertas précticas ocultistas pudo haber pro- ducido los mismos efectos debido a una eventual constitucién miedesa, En este ultimo ejemplo que sobre este terreno quiero dar, aparece un nuevo factor de la practica quiroméntica. : Ei, 40. Un campesino, que, habfa sido victima de un robe, solicits ayuda de un pastor de ovejas, que eta conjurador, claricidente y adivino Y¥, gozando de grande fama, tenfa mucha gente en sus consultas. Este pudo dar datos concluyentes acerca del ladrén. Pero’ Ta familia de campesinos, comprobé desde el dia en el que habian pedido la ayuda del brujo, la aparicién de fantasmas en la casa. Con motivo de una semana biblica me pidieron consejo acerca de ello. Parasicolégicamente se puede aclarar el caso con facilidad. Los brujos influen- cian siempre el subconsciente, activa o pasivamente. Potencias siquicas desdobla. das pueden —segiin Ia teorfe del profesor espiritista Bender— llevar una existen, cia separada del sujeto de quien procede— y producir fenémenos actisticos, visua. les y quinéticos, Las consecuencias que en el caso precedente tuvicron lugar en el alma de estos campesinos se me hicieron evidentes en Ia cura de almas. Varias veces acudié toda Ja familia a 1a consulta espiritual conmigo. Maldecian al méntico que habia traido a su casa una tal intranguilidad. Cuando estas personas se decidieron a seguit a Cristo, fueron liberadas totalmente de su pesadilla. Con esto cerramos el capitulo de los ejemplos de quiromancia, a pesar de que todavia me quedan una serie entera de casos. Si tratamos de resumir las distintas observaciones hechas en el terreno de la adivinacién, pueden distinguirse dos cami, nos en la préctica de la mancia; El método inductivo y el de intuicién medial (136). E]_método inductivo sobreestima los signos y medios de la préctica méntica como suficientes para extracr de ellos Ia prediccién del futuro. Sin embargo, por este medio sélo logramos producir una serie de fantasfas, pronésticos de vatias inter pretaciones, relaciones generales borrosas y desatinos en los que no se puede con. (134) CE. Tischner, loc. cit. 25, pég. 126. (135) Cf, loc. cit, 127. (136) Cf. Schellhammer: «Wahrsagen und Weissagen», Editorial Anker. Munich, 1950, pagina 9. 7% OCULTISMO Y CURA DE ALMAS ' fiar. De esta clase de mancia, no queremos siquiera ocuparnos. Toilos los ejemplos ofrecidos pertenecen més bien al terreno de Ia intuicién medial. Los ménticos de esta clase emplean cartas, lineas de la mano, varas, péndulos, etc., solamente como médium, para leer en el consciente o en el subconsciente del consultante. Este mé todo representa un ataque a la estructura siquica del individuo y constituye una causa ex-solvens propicia para disturbios siquicos y enfermedades mentales, por la activacién de las fuerzas oculta que existen entre el consciente y subconsciente. xe) La Astrologia. En la actualidad se distinguen dos clases de Astrologfa: Ia Astrologia propia- mente dicha y el hordscopo solar o Astrologfa pronéstica. El que quiera orientarse sobre la primera de las formas indicadas lea a Rosenberg en «Zeichen am Himmel», a Anrich en «Gross Géttlich Ordnungr, a Frankhauser en «Das wabre Geist der Astrologie», los libros de Dacqué y otros. Dacqué lama a la Astrologfa expresién de la realidad del alma del Cosmos. En 1951, Tutzing hablabe de yue el Eterno Dios de los mundos ha tejido en nuestra existencia hilos de luz de los campos de Ipotencia césmicos. En el aiio 1952 Dorotea Hoch escribfa para la Hoja Parroquial ide la Iglesia Reformada de Suiza, que realmente el hombre y el Cosmos estén uni- |dos el uno al otro, y que las «fuerzas césmicas» no pueden ser negadas, aunque sean desmitologizadas. En otras palabras, que la lucha contra la supersticién mo- derna debe levarse por otro plano que por el de negar Ja existencia de estas fuer- zas, Con ello nos acercamos al pensamiento novotestamentario San Pablo nos habla de «poderes espirituales» (stoicheia, daimonia, archai, exousisai, dynameis, Efe- ‘sios, 6:12; Colosenses, 1:16) que gobiernan desde el espacio. No se crea por ello ‘que'se trata aqui de establecer una comparacién entre la idea paulina con las su- ‘puestas fuerzas césmicas de la Astrologia. Lo que intentamos decir es que el pen- samiento biblico aporta argumentos més importantes al terreno de la Astrologia y los hechos innegables que cualquier otra idea racionalista del siglo de las luces (xvii). Desde el punto de vista de la doctrina novotestamentaria, sabemos que | existen potencias y fuerzas césmicas. El individuo esté incluido en el macrocosmo como un mictocosmo. Es decir: encerrado como naturaleza individual en el gran ritmo césmico. Pero también sabemos con toda seguridad que como cristianos no estamos sujetos servilmente a este ejército celeste. Nosotros no servimos a un Ky- rios ouranios, sino al Kyrios hyperouranios, a Jesucristo, el que triunfa sobre tales potencias (Colosenses, 2, 15). Asi pues no vamos a la negacidn de estas potencias, ‘pero si a la destronizacién de ellas por medio de Cristo. En esta investigacién sélo trataremos de la forma més vulgar de la Astrologia, del horéscopo solar y del pronéstico astrolégico. A la cura de almas le interesa so: lamente una parte de este fenémeno; las consecuencias siquicas de estar esclaviza- do por el hordscopo. Sefialaremos a grandes rasgos los problemas que presenta esta forma decadente de la Astrologia El problema astrolégico requiere un estudio de su caricter histérico-pagano teligioso, cientifico-natural, parasicolégico y cristiano espiritual, segiin el método de Ta cura de almas. Como he dicho antes puede afirmarse sin recelo que existe una relacién césmica entre las estrellas y Ia tierra. Sin la luz solar no habria pro- ceso bioldgico posible sobre el globo terrestre; ademés conocemos la realidad que la conjuncién y oposicién de Ia constelacién sol, luna, tierra, motiva las mareas. Es bien conocido que éstas son producidas por el poder de atraccién de la Luna y del Sol. Existe ademas una relacién entre Ja mancha solar cuando va en creciente con un aumento de excitacién nerviosa por parte de ciertos seres humanos. A este plano pertenece también Ia diversa capacidad de los sondmbulos en conexién con LA MANCIA 7 la luna Ilena. El noctambulismo de nuestra época, parece ser por tanto un sintoma més de neuropatfa (137). Se dice también que la menstruacién de las mujeres est4 en relacién con la duracién del ciclo lunar. Todas estas evidencias sefialadas nos muestran la accién y la influencia de los cuerpos celestes sobre nuestra tierra. El estudio histético nos lleva a los orfgenes histéricos y a la evolucién de 1a) Astrologia. A pesar de que tales orfgenes se pierden en le antigtiedad, sabemos que! los sacerdotes caldeos y los magos babilénicos constituyeron el sistema astrolégico como tal. El punto central de este culto a los astros eran dos tesis: La conformidad| del mactocosmos al microcosmos y ademés la identificacién de los astros como divi nidades activas, Esta creencia pagana acerca de los astros se traspas6 de los babilo-| nios a los egipcios, a los hindies, a los chinos, y en el tiempo de la decadencia del} Imperio Romano también a Roma. En la Edad Media, le Astrologfa fue reconocida, en parte, por Santo Tomas de Aquino, por Melanchton y por Kepler, Savonerola y' Pico de la Mirdndola lucharon contra la Astrologia. Lutero la Ilamé una «mala arte» y una transgresién del primer mandamiento, En el presente, puede observarse la fuerte propaganda de la Astrologfa a través de periddicns y revistas Fs digna de ala- banza la decisién de los editores suecos, de no publicar en sus diarios y revistas gtin pronéstico astrolégico. Es de comprender la Astrologia en el mundo religioso pagano que consideraba los astros como potencias divinas. Para ellos la tierra era e] centro del mundo; alre- dedor de ella giran en siete esferas, Jos planetas que son los regentes del cielo. Su color y la velocidad de su carrera determinan el temperamento y la influencia de estos dioses-planetas. La segunda base de este sistema astrolégico, son las doce sefia- les del Zodiaco; segiin el hexémetro latino sus nombres son: sunt, aries, taurus, ge- mini, cancer, leo, virgo, libraque, scorpius, arcitenens, caper, amphora, pisces. El Zodiaco es en sus doce departamentos astroldgicos, el lugar desde el cual los dioses planetas gobiernan, La influencia de los dioses planetatios sobre la tierra se tige se- in sea el dngulo de caida de sus rayos sobre el globo terrestre. Trigén (120 gra- dos) y Sextil (60), son constelaciones propicias. Oposicién (180 grados) y cuadrado (90 grados), son dngulos de cafda no propicios. En tercer término son importantes para la interpretacién de Ia suerte, las Iamadas direcciones cronoldgicas, 0 sea, que cada dia después del nacimiento representa un afio de la vida. Si por ejemplo, Ve- nus, que es la estrella del amor, entra en la regién de Tauro 25 dias después del nacimiento de una persona, es simbolo de fertilidad. El as{ nacido bajo el signo de Venus tendré suerte en el’amor a los 25 afios de su vida. El que conoce todo el arte de interpretacién Astrol6gica, puede contar cuél ser su suerte, con la ayuda de Jas efemérides (= tabla astral de simbolos).. La consideracién cientifica del problema de la Astrologfa nos lleva a la investi- gacidn critica de sus fundamentos astronémicos. Solamente un profesor de ciencia fisico-astronémica nos podré decir las diferencias o dificultades cientificas que existen entre la Astronomia y los postulados de la Astrologia, Estas son tantas y de tal na- turaleza, que hasta un profano en dicha ciencia es capaz de notar gran cantidad de ellos. Por ejemplo: Los antiguos célculos astrolégicos han resultado inseguros des- pués del descubrimiento de algunos planetas tales como Urano, Neptuno y Plutén. Al quedar sustituido el sistema planetario de Puolomeo por el de Copérnico, el con. cepto bésico de la Astrologia de que la tierra era el punto central del Universo que- d6 destruida. El eje terrestre describe en el transcurso de 26.000 afios un movimien- to cénico que determina un nuevo equinoccio invernal. Por ello ha habido un ca bio con los calendarios antiguos, de forma que el Zodiaco ya no coincide. Los sig- (137) Cf. Bleuler, loc. cit. 10, Tomo I, pag. 1.343. 129, pig. 63. Cf. Kloos, loc. cit. 12, pag. 437. Cf. Brugsch, loc. 78 OCULTISMO Y CURA DE ALMAS nos del Zodfaco son solamente simbolos de la béveda celeste; son agrupaciones ar- bitrarias, que pertenecen incluso a distintas formaciones o movimientos estelares, Por ejemplo, la formacién estelar de In Osa Mayor habré cambiado su constelacién dentro de 50.000 afios. Los planetas no pueden gobernar munca los signos del ‘Zo- diaco, ya que debido a la distancia no pertenecen a ellos. Sin embargo, la objeccién més importante de los astrénomos es la de que nin- guna constelacién celeste se repite jamés. Asi pues, pata toda comparacién e inter. pretacién astrolégica falta la base de equiparacién. Resumiendo ditemos que el hordscopo solar se basa en condiciones inaceptables para la ciencia. as La inseguridad del pronéstico astrolégico se hace visible en los métodos de in- terpretacién, lo que hace de la astrologia un fenémeno no cientifico sino patasicolé. gico. Algunos astrélogos calculan el hordscopo baséndose en el signo ascendente en la hora del nacimiento. Ottos, por el contrario, se atienen a las constelaciones que se encuentran en la culminacién del zénit; otros toman la fecha, no del nacimiento sino de la concepcién del individuo, como punto de partida para sus célculos astrolégicos. Unos astrélogos, sostienen un determinismo estrecho: ven en todo el transcur. so de la vida una sujeccién inalterable a la ley de la predestinacién; otros en cambio hablan de influencias, tendencias, posibilidades, inclinaciones, contra las cuales el hombre puede luchar. Donde més se conoce el falso cardcter de la interpretacidn astrolégica de la for- tuna y predestinacién del futuro, es en la forma de introduccién de los horéscopos. Frases como: «Por regla general, sucede a veces, generalmente acontece, se observa normalmente, alguna vez, no a ineuude, mayormente, de cuando en cuando», etc. (138), son comunes a-todo hordscopo. Falta aqut la seguridad del concepto cientifi. 0, el cual es sustituido por frases de doble sentido que dejan abierta toda posibili dad de interpretacién, dentro de un débil aspecto de adivinacién cientifica, El ho. réscopo solar no es pues mas que una Astromancia, y como fendmeno parasicolégico pertenece al terreno de la mancia o brujeria, Las consecuencias de tal astromancia en el terreno sicolégico son peligrosas. La fe en las estrellas conduce a Ia divisa: fatum est. © sea, que ya en el momento del nacimiento estd echada la suerte futura del individuo, lo que constituye una ideolo- sfa determinista, en la cual la libre responsabilidad humana tiene bien poco lugar. De este determinismo astral se forman dos variedades de exclusién s{quica, se- gtin la predisposicién del individuo. En las personas de equilibrio s{quico inestable se forma el tipo melancélico y fatalista, que se hunde en un estado letdrgico de fuga de la responsabilidad y en una apatia general. Por el otro lado, se forma el tipo eude. monistico, que no pregunta cuél es su deber, sino que est4 dominado por motivos de utilidad y provecho. Es digno de mencidn que en el horéscopo se trata principal. mente de buscar si uno podré tener éxito en la profesidn, suerte en el amor, ser guardado de reveses de fortuna, etc. En el plano sicolégico la astromancia conduce pues por dos cauces extremos, que pasan de largo los requerimientos reales de la lucha de la vida, ‘Otra consecuencia de Ja astromancia que hallamos en Ia cura de almas es la fe en el hordscopo, que influencia la vida. La persona que busca consejo del astrélogo, tae consigo una cierta disposicién a. creer en el horéscopo. Esta disposicién le con. duce a su vez a una autosugestién, contribuyendo asf a ditigir su vida segin el ho- réscopo, y por ende, a su cumplimiento, Ello suele tener como primera consecuen. cia que el interesado se haga sacar un horéscopo més extenso y que por el cfreulo (138) Cf, Schwendimann, loc. cit. 123, Cuademo 3°, pig. 36. LA MANCIA 79 vicioso de la influencia sugestiva legue a su cumplimiento. El efecto final de esta creencia en el horéscopo es Ja transformacién del individuo en un tipo de anancasta del horéscopo, 0 sea, que el individuo quede encerrado en el callején sin salida de sujeccién a la astro-magia. Cuando tal persona se presenta al pastor espiritual, puede observarsele que esté Ileno de miedo, de esclavitud, de temor ante las decisiones de la vida y es facil presa de depresiones fisicas. De cémo una tal creencia en el ho- réscopo puede transformarse en una sujeccién fatal, tenemos el siguiente ejemplo: Ej. 41. Una maestra cristiana de un hogar de pérvulos de la Misién del Interior, cultivé la costumbre, durante afios, de leer el hordscopo astrolégico de los periédicos. De este modo se predisponia interiormente a esta prediccidn, Y al descubrir, con el correr del tiempo, que muchas cosas se cumplian en su vida, se afirmé en ella la creencia en el hotéscopo. Al fin’ y en ocasin de hallarse ante una decisién para ella muy importante, hizo que le echaran un hords- copo exacto. En otra ocasién posterior repitid la operacién de buscar consejo en la Astrologia Como resultado, cayé en una tal coaccidn astrolégica, que la condujo, al final, a expansionarse cu una cousulta espiritual conmigo. Se quejaba de miedo ante la vida, de no tener fuerza de decisién, de estados melancélicos, etc El historial médico eché poca luz a sus disturbios siquicos. Sélo fue interesante notar que su madre también crefa en la Astrologia y era melancélica. La creencia en el horéscopo tenfa para la propia consultante una fuerza sugestiva acentuada, Casi fue imposible convencerla de que la astromancia ejercia una influencia nociva en su vida espiritual, Al fin, en la segunda consulta, decidi6 dejar por completo la Astrolo- gia. Sobre la liberacién de sus dolencias siquicas tendremos ocasién de hablar en orro capitulo. Algiin médico sefialarfa probablemente en este ejemplo causas endégenas para Ja melancolfa, ya que la madre padecia de lo mismo. No se puede probar pues en este ejemplo que la astromancia sea la causa exégena de la sujeccién siquica, sin embargo, si no es posible sefialar la creencia en el hordscopo como causa efficiens, si debe reconocérsele valor como causa ex-solvens, o sea, como influencia sugestiva, y cuanto menos como causa accelerens, Para ser imparciales debemos decir que apa. ecen raramente casos de creencia en el hordscopo en la cura de almas. Las personas de constitucién equilibrada que cteen en el hordscopo, suelen solucionar sus proble- mas por si mismos, sin la ayuda del pastor. Desde el punto de vista cultural Ja astromancia es digna de mencién. En pri- mer lugar es un inconveniente social por la explotacién que se ejerce sobre muchos consultantes de buena fe, y en segundo lugar, es un exponente del grado de cultura, Sigue un ejemplo que aclararé el primer punto. Ej. 42, El redactor de un gran periédico, contaba que un dia recibié con retraso el pro- néstico astrolégico de su proveedor astroméntico. Para evitar quejas entre sus abonados, susti- tuy6 el del dia con el pronéstico de unas semanas atrés. Como nadie, en absoluto, de los cien mil lectores del periédico noté el engafio, pensd el redactor, que si ésto funcionaba tan bien, podrfa ahortarse el sueldo que daba al astromanta. Durante tres veces no hizo més que colocar en el periédico horéscopos atrasados. Al fin, legé un escrito de alguien que habia notado el hecho por comparacién con otros horéscopos. Para evitar un escéndalo, se publicaron de nuevo horéscopos astrolégicos al dia. El caso es comprensible. Tanto los periédicos como las revistas se ven obligados 4 publicar pronésticos astrolégicos para conseguir un niimero més alto de abonados. La tonterfa del piiblico constituye un factor econémico ante el que se inclina el hom. bre més inteligente y entendido. El segundo punto es més peligroso. En las épocas de grandes catéstrofes, cata- clismos politicos y civiles o decadencia cultural, aumenta el turbio caudal de la co- triente astrologia. Esto nos ensefia por ejemplo la historia del Imperio Romano. En la €poca sana, de alto estado cultural, Catén y Cicerén, se yolvieron contra la As- trologia. Por el contrario, cuando el emperador Augusto y Tiberio se sirvieron de 80 OCULTISMO Y CURA DE ALMAS los astrélogos, ya se mostraban las grietas amenazantes de destruccién en el edificio del Estado romano. La aparicién de un diluvio astrolégico, matca siempre la medida cultural de un pueblo. En este sentido habla el Dr. Stuker, ex Director del «Urania- Sterwarte», en Zurich, diciendo que la Astrologfa es un indicio de decadencia culty. ral que no puede tomarse a la ligera (139), El considerable aumento de la astroman cia en el presente tiempo muestra la superficialidad de nuestra cultura. Para mas de- talles sobre ese tema tenemos el libro de Kocberles «Die Seele des Christentums» (El alma del cristianismo), paginas 81 y 101 (140). xd) Lavan y el péndulo. En Ia introduccién de este libro, se indicé ya que desde Ja antigiiedad se ha fvenido practicando la mancia con el uso de la vara y el péndulo. El empleo de la vara del hechicero fue transmitido por el emperador chino Yu de Ia dinastia de los H-Sia (2205 afios a. de C). Israel fue advertida del peligro de aceptar y practicar la rabdomancia de los pueblos cananeos (141); también se citan entre los griegos, os romanos, los scitas y los germanos, los adivinos y zahoris que se servfan de varas ide avellano, Ammiano Marcelino nos cuenta que Jos filésofos griegos Patricio ¢ Hilario em- plearon un péndulo sobre una tabla alfabética para conocer el nombre del futuro lemperador, y que su prondstico les costd la cabera, En la Eded Meds la vars yel Ipéndulo se empleaban para encontrar minas de cobre y venas de agua. Los zahorls formaban parte del personal empleado en las minas hasta que viendo que tenfan ‘demasiados fallos se renuncié a su ayuda. | Enel presente se pretende descubrir todo con la ayuda de la vara y el péndulo. ‘Desde las condiciones fisicas del subsuelo hasta la suerte de un fallecido, operando \sobre una fotografia. Histéricamente vemos que el empleo de la vara y el péndulo \tiene su origen en las teligiones paganas (142). Por ello la religidn mosaica y pro. fética de Israel, mantuvo una fuerte lucha contra la aceptacién de estas prdcticas ‘manticas. Preciso seré que digamos una palabra aclaratoria acerca de la combinacién vara-péndulo. La observacién de que la persona que tiene facultad para mover la vara también hace mover el péndulo y viceversa, condujo a la unién de estos dos -fendmenos (143). Sin embargo, en 1913, con motivo de la fundacién de una union internacional de adivinos con la vara, se consideré el uso del péndulo como otro fenémeno especial (144). Ambas ramas se juntaron en la «Sociedad para el estudio de la cultura del Péndulo y la Vara», fundada el 2 de octubre de 1948 (145). Por otro lado hay que reconocer que la radioestesia —este término fue intro- ducido por el abate Bouly— trata de obtener un lugar honesto y cientifico con los gedlogos hidrélogos y poceros, haciendo una clara separacidn entre el empleo de este fenémeno natural y su aplicacién a motivos supersticiosos, fantisticos y filo. s6ficos, totalmente descabellados; es decir, con la charlatanerfa y brujeria en todas (139) Cf. Schwendimann, loc. cit. 123, Cuadeno 3, pig. 15. (140) Cf. Schwendimann, loc. cit. 123, Cuaderno 7, pig. 5. Cf. Glabn, loc. cit. 101 Tomo T, pf. 4. (141) CE. Oseas, 4, 12. (142) | Quizé sea’ por este motivo que en el joven pueblo americano se desconoce la pric: tica del péndulo y de la va (143) CE. Glahn, loc. cit. 101, Tomo I, pég. 29. (144) CE Glahn, loc. cit. 101; Tomo If, pig. 8. (145) CE Zeitschrift fir Geosophie. Editorial Herold. Dr. Fr. Wetzel & Co. Munich, 1949, nim. 1, pag. 6. LA. MANCTA 81 sus formas (146). La relacién entre la geologia y la radioestesia fue determinada por el gedlogo Gheimrat Prof. Dr. J. Walther (Halle): «El geélogo es el anatémi- co de la tierra —dijo— el radioestésista es el internista que penetra en sus entra- as» (147). A pesar de estos esfuerzos de los radiostesistas ha habido a menudo tensiones entre ellos y los gedlogos. La posicién que pretendian alcanzar como ciencia positiva, nunca ha sido conseguida del tedo, como se veré més adelante. Para conocer Ja naturaleza de Ia radiostesia, después de estas consideraciones histéricas conviene explicar la base fisica para el empleo de la vara. En primer lu- gat hablemos del campo magnético terrestre. Un pequeiio experimento nos intro. duciré en Ja materia: Sore una hoi de pape, se esparcen algunas viruas de hier, Si se coloca debaio de la hoja de papel un imén de forma de herradura, sucederé que todas las virutas de hierro se agtuparén en el campo magnético del imén; si ahora cerca del imin y debajo del papel, eolo camos una barra de hierro notaremos que se establece una deformacién de la linea del campo de fuerza. La barra de hierro forma un polo de perturbaciones, En el campo magnético terrestre pueden hacerse parecidas observaciones. La tierra es un gan imén y pose por ello un campo magnético. El polo magnético del sur esté situado en la peninsula de Bothia Felix (70 grados en la latitud norte, y 96 3/4 grados de longitud oeste). EL polo magnético del noite estd situado en el mar helado del sur (72 1/2 grados en la latitud sur, y 155 grados de longitud este). Este campo magnético de Ja tierra, no es en ninguna ma- era un campo homogéneo, sino que tiene muchos focos perturbadores que lo deforman, 10 desvian, Jo difunden 0 lo esparcen. Estos focos perturbadores tuvieron una importancia muy grande en Ia navegacién de Ja iiltima guerra mundial. Como perteneciente al personal de avia cién, estaba yo familiarizado con estas cuestiones referentes a 12 navegacion. Mencionaremos aqui la accién de estos focos perturbadores porque corresponden al lamado = El radioestesista es un Clarividente que se ignora a si mismo, Casos como el que se anota, podrfan citarse muchos. El especialista Glabn escribe en el tomo VI, pégina 108 de su «Pendologia»; «Podemos consultar con el péndulo acerca de toda clase de materias existentes. Podemos siempre consultar al subconsciente sobre cosas que estén en el pasado, sin embargo no podemos concretar hechos que estén todavia en el futuro». De lo que deducimos que para todo lo que esté en el pasado y en el presente se tiene con el péndulo gran campo de accién. De los libros de Glahn saqué los si- guientes objetos de Ia accién del péndulo: Piedras ,maderas, plantas, huevos, colo- res, enfermedades de los animales, dolencias humanas, consejos para escoger la pro- fesién, descubtimiento de crimenes, libros apropiados, comestibles, semillas, prue- bas de sangre, relaciones sexuales, 'medicamentos, venenos, piedras preciosas, me- tales, abonos, declaracién de la edad de objetos de arte y fotografias, etc. Sobre todo ello puede dar noticia el péndulo, lo tinico necesario es concentratse sobre el objeto que se desca cxaminar. Los radivestesistas cieutificus colocan estos fenéme- nos bajo los conceptos de clarividencia, telepatia y cryptomnesia. Otros llaman tele- radioestesia a la préctica del péndulo y la vara, indicando que pertenece al terreno de la parasicologia (157). En efecto, si mediante la radicestesia se pueden conse. (*) El autor esta refiriéndose a cementerios de su pais (Alemania), donde las sepulturas son generalmente bajo tierra, no en nichos. (156) CE Joc. cit., 145, pig. 15. (157) CE. Joe. cit., 145, pag. 15. 86 OCULTISMO Y CURA DE ALMAS guir tales conocimientos, no necesitamos traer més pruebas para declararlo un fe- némeno ultrafisico. Como indicacién de que, efectivamente, la prictica de la vara y del péndulo pertenece al terreno de la patasicologia més comtinmente conocido como Espiritismo, podemos citar el libro de Glahn. En sus «Tratados Especiales» nombra Ia préctica del péndulo en conexién con los fenémenos sicométricos, teles- téticos, telepéticos, ménticos, fetichistus, astroldgicos y espiritistas. El laberinto de los métodos ocultos se ve claramente en diversos lugares (158). Glahn se llama a si mismo astrdlogo, y declara que tiene predisposicién medial y como sonémbulo. Las consecuencias précticas de la radioestesia en la escala sfquica arrojan nue- va luz sobte el cardcter de esta aptitud. Si en el terreno fisico podria considerarse Ja sensibilidad electromagnética como don natural, en la escala s{quica esta sensi. bilidad puede evolucionat hasta la mediumidad y aquf radica el peligro. Esta afir- macién es comprobada en la historia de las religiones con rafces méntico-paganas, en las cuales hallamos el uso del péndulo con las revelaciones sobrenaturales que de dicho fenémeno pensaban obtener; y en la cura de almas, pademos observar toe disturbios fisicos que tal préctica produce, semejantes en todo a cualquier otra ac. tividad ocultista. EI uso del péndulo sobre fotos, estuvo de moda después de la viltima guerra mundial a causa de los muchos desaparecidos. Las esposas y las madres iban en tropel al hombre del péndulo para consultar si el prisionero 0 desaparecido vivia todavia. Me fue dicho por el anciano de la iglesia de un pequetio pucblo, que habta en aquella localidad més de 200 mujeres que habfan ido a echar el péndulo encima de Ia foto de algiin ser querido. Aparte de que la pendulomancia constituye de pot s{ la transgresién del primer mandamiento, debe condenatse este abuso por ser un embuste supersticiose, ya que muchas de las noticias dadas por este medio han resultado falsas, habiendo causado dafios incalculables en las almas de dichas mu- jeres. Lo que ocurre en la préctica del péndulo sobre fotografias es que el adivino suele conectar telepéticamente con el subconsciente del consultante y los detalles del pasado que saca a luz dan confianza a éste para aceptar el dictamen, general. mente incierto, sobre la suerte que se pretende saber. Pero estd observado que siem- pre que el subconsciente es influenciado por procedimientos ocultistas, se manifies- tan a la larga disturbios sfquicos. Este es un hecho comprobado en la cura de al ‘mas que se hace especialmente evidente en la préctica de buscar la diagnosis de al guna enfermedad mediante el péndulo. En el ejemplo 28 fue ya considerada Ja posibilidad de una diagnosis por el péndulo basdndonos en le correspondencia sicoorgénica circular. Pero hay otta ma nera de explicar el fenémeno de la diagnosis mediante un péndulo, que es el de los radioestesistas, El doctor Le Prince ha inventado un neurotromo que sefiala una mayor intensidad de cotriente eléctrica del cuerpo en las partes inflamadas. Un segundo aparato construido por el mismo investigador, llamado radiobiémetro, hace posible la investigacidn de las oscilaciones locales, de los campos eléctricos de que estd rodeado cada organismo vivo, lo que puede explicar el movimiento de la vara y el péndulo (659). El principio de semejante diagnosis se funda segtin la opi- nién de este investigador cn que es posible captar el foco de perturbacion electros- tética del cuerpo producido por la enfermedad en alguna de sus partes. Si fuera ast la diagnosis que se establece con el péndulo, no seria més que una medicién elec troestitica. Si este tipo de diagnéstico es demostrable y compatible con la ciencia y Ja medicina, nada puede decirse en contra. Sin embargo, tal como este posible fe. meno electromagnético es utilizado por los adivinos tiene dos cosas en su contra (158) Cf. Glahn, loc. it 101. (159) CE. oc. cit, 145, pag. 14, LA MANGIA 87 que al no contar con aparatos de precisién, llegue el momento en que el descubti- miento de tales focos de perturbacién usando la mediumidad y Ia telepatia, a tra- vés del subconsciente ajeno, traiga consecuencias siquicas, como esté demostrado en otros casos telepiticos. Ademés, la mayor parte de estas diagnosis no son ciertas. En la cura de almas se manifiestan claramente los disturbios siquicos que pro- ducen la diagnosis del péndulo y su terapéutica, De este efecto final se puede sacar ela causa elfciense, En realidad se trata en dicho dtapesneo eerbleree por el péndulo de una ectopfa. Se busca el foco de perturbacidn electromagnético, con el srave peligro y perjuicio de producir una perturbacién siquica. En el ejemplo 32 se mostraron las consecuencias de la diagnosis por el péndulo, y todavia podrfan cl. tarse otros casos, Basindome en el cuadro que me presenta la cura de almas en cuanto a disturbios siquicos, rechazo la diagnosis por medio del péndulo, tanto si éte estd en las manos de un médico, de un pastor, de un ingeniero o de un char. latén. Tampoco importa si el péndulo que se emplea es una llave casera, un anillo © alianza, una medalla, o incluso el himnatio o la misma Biblia atada pot el lomo; tanto si se emplea un objeto profano como sno religioso, el proceso permanece el mismo. Los simbolos representan el fondo mégico pagano de la pendulomancia y ningtin derecho tenemos a usar nuestros objetos sagrados bajo semejante signo st- persticioso, ni nada ganarfamos haciéndolo. Donde més evidentemente se ve lo peligroso y reprobable de la vara y del péndulo es en las précticas espititistas. En la literatura referente a esta prictica, se hace visible a menudo su relaci6n con el Espititismo (160). Quien mas concisamen. te diferencia las tres formas del empleo del péndulo es el experto Glahn. Las llama: el péndulo magnético, el péndulo sfquico y el péndulo espiritual. En el tomo VI de su pendulogia se ocupa bastante del empleo del péndulo en el Espititismo, Se tra. ta de un proceso parecido al que ya vimos dle chacer mover el vason, Se cita a on muerto y se sigue una conversacién con la ayuda de un alfabeto. El péadulo es. coge las letras que dan la supuesta respuesta del fallecido. De los resultados que trae cl uso del péndulo con esta finalidad espiritista nos habla un ejemplo de Glahn (161): Ej, Lit. 9, Se trata de una carta que cierta mujer practicante del péndulo dirige al exper to Glahn, en la cual dice: «Hago experimentos con el péndulo,.. mi abuela {fallectla) me ad iris repetidas veces que se cernia sobre mi yerno un gran peligio por accidente ve astonSel Una maiiana el péndulo comenzd a oscilar exttacrdinatiamente y mediante el alfabeto me er tmunicé de una forma precisa: «No te muevas hoy de casa, pues tendrés una mala notica Eric ha salido con el principe X... vigjan con el coche grande hacia Ia alta Silesia, cn cee rmlsmg momento acaban de chocas... [rie Iw quedado sin sentido. Hla terminsdo de sutiel i¥ todo era falso...! Pasé dos’ dias de un miedo indecible, no\me atrevia a comunicarme por teléfono o telégrafo por no mostrarme inerédula al espititu, y me mattiriedba © mi mies on Jos més horribles reproches por no haber dado aviso a mis patientes, de tal forma que a Ja mafiana, siguiente mi pelo habla encanecido Cuando vi que no llegiba ninguna noticia, pregunté por medio del péndulo, de pronto sent{ como un deseo burlén, dije: «Vieja caja, habla de una vez y di lo que quierass, El péndulo {ave cra una cajta muy pequeta colgada de ‘un hilo), respondié, jpero de qué mancral, oxclaba {enético sobre el abecedario, y en vez. de la respuesta que descaba recibt tales blasfemias que al iz juntando las Ietas dij’ hocrorzada: Si Tos del més alld blasfeman de este modo no Son mejotes que los humanos, Después de esto no me fue posible pensar limpiamente en las cosas divinas y esto signifi ‘aba para mi la peor consecuencia. Siempre qiie digo o hablo de Cristo, de Diss. co unde io ids alto y santo, 0 que trato de pensar en ello, se mezclan voces de profanacién'en mi mente, 4 veces muy bajas, a veces més alas, sin que haya conseguido Ubrarme de ellas por mic aoe he luchado en contra... Debe de haber algtin medio para sofocar estas odiosas vocce Si no fora luna persona que esté completamente sana de los netvios (como puedo probarlo por cenificeds smédico), creetia que soy loca» (160) Cf, Schwendimana, loc. cit., 123, H. 7, pig. 40. (160) Cf. Glahn, loc. cit, 101, Tomo VI, pag. 118 £. 88 OCULTISMO Y CURA DE ALMAS En una carta posterior esta mujer decia de nuevo: «Ya sélo uso el péndulo para probar las comidas y para objetivos cientifices, esto no creo que me pueda dafiar, Espero poder Ii brarme de estas insinuaciones de las cuales Je hablaba en Ja primera catta. Ahora cada vez que ‘igo tales blasfemias trato de reaccionar con une frase piadosa, como por ejemplo aquella de la nueva mistica de Curtis: «Lo més interior de mi vida es santidad y gracia; en m{ hay amor ue lo abarca todo; estoy guiada por la sabiduria, la bondad y la justicia, etc...» No se podrian expresar mejor las consecuencias siquices de la préctica espiri- tista del péndulo. Este ejemplo, procedente del propio campo parasiquico, pesa més que muchos aportados por un tedlogo cristiano. Es bien conocido el fenémeno de las alucinaciones auditivas que martitizan al enfermo mental. Aprovecho Ja ocasién para indicar dos excelentes trabajos del Dr. Lechler: «Sicopatian y «Enfermedades del espiritu y su cura» (162). Lechler expone que en la supersensibilidad se pueden llegar a oft voces, Ataques de es- pam, intrsnyullidad, pensemientos impucstos y voces, aon a menudo ‘es sefiales de un estado depresivo o sicopatico. Pensamientos impuros y blasfemos tienen que er con tnd fuerte neuroals, Se pressntan a veces casen violentos en los que el at voces es sintoma de esquizofrenia, de alucinacién por el alcohol o por una enfer- medad sexual. Lo raro de estas voces es que son de un contenido casi siempre desagradable (163). Si aplicamos estos razonamientos médicos al Ej. Lit. 9, tene- mos que responder que Ja mujer de que se trata no estaba enferma de los nervios segén examen médico, Aqui tenemos una prueba de que no todos los casos que se presentan en la cura de almas pueden ser resuelis por un médio, La medicina y ja cura de almas deben ayudarse intimamente en tales casos. * Hasta aqui hemos investigado algunos de los puntos principales de la mancia. Hay muchos estilos especiales que no cs posible tratar en este estudio, dado su limitado cardcter. Sin embargo, bueno seré por lo menos nombrarlas segxin el caté- logo de la mancia de Schwendimanns (164): Atitmomancia (adivinacién por los nimeros), por el hordscopo (Astrologia), geomancia (adivinacién por la tierra); car- tomancia (por echar las cartas); captomancia (adivinacién por el humo); Ia catoptro- mancia (adivinacién por el espejo); la quibomancia (adivinacidn por el higado); la molibdomancia (adivinacién con plomo fundido); Ja piromancia (adivinacién por fuego); la sclenomancia (adivinacién por la luna); la solmancia (adivinacién por el & a somnimancia (adivinacién por los suefios) y la teframancia (0 sea, por me- jo de ceniza). Nuestra seguridad en Ja cura de almas es que Cristo mismo nos ha ado de esta cola de dragdn que son las précticas ocultas. (162) CE. Dr. Lechler, loc. cit, 8, pig. 43. Cf. Dr. Lechler: «Psychopatie». Editorial Neubaua, Munich, 1949, pag. 43. (163) CE. Kloos, Joc. cit., 12, pégs. 136, 171, 401. (164) CE. Schwendimann, loc. cit., 123,"H. 7, pag. 47,

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