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José Oriega Valcarcel Los horizonfes Cid Ci RU CEH ICRU RCRD el fH Arid Geografia CapiTuLo 18 EL OBJETO DE LA GEOGRAFIA: LAS REPRESENTACIONES DEL ESPACIO Ellargo siglo transcurrido desde los primeros intentos de construir una geografia cientifica nos ha dejado, al final, una tradicién. Tradicién en cuanto al pensamiento, esto es, en cuanto a la forma de pensar los proble- mas de la geografia. Tradicién en cuanto a los centros de interés y preocu- paciones que definen el campo geografico, que constituyen la practica geo- gréfica. Esa tradicién representa una herencia que merece, como mfnimo, el calificativo de rica y diversa, Esta tradicién forma parte de la historia de Ja geografia moderna. Alo largo de este periodo, la geografia ha delimitado una serie de cam- pos © cuestiones identificadas de alguna forma con su propia raz6n de ser, que dificilmente podemos separar 0 excluir de esa historia y de ese legado. Pertenecen a ella, forman parte de él. Y a esas cuestiones van unidas los di- versos conceptos clave, con los que la geografia se ha construido en estos afios. Lo que podemos identificar como el objeto de la geografia; en reali- dad, los objetos de la geografia moderna. Sobre soportes tedricos, ideolégicos y epistemolégicos distintos, los ge6- grafos han buscado consiruir un campo de conocimiento, una ciencia, una disciplina, una alternativa. En ese empefio han tratado de construir un ob- jeto para la geografia. Desde el medio, de los primeros gedgrafos modernos, al espacio como producto social hay un largo recorrido. Las distintas sensi- bilidades geograficas desarrolladas en el devenir reciente de la disciplina han proporcionado campos nuevos, perspectivas renovadas, enfoques y también objetos. Todas estas perspectivas, enfoques, términos, nos descubren el esfuer- zo por delimitar Ja nocién de espacio y convertirlo en un concepto geogré- fico. Constrair wa espacio geogrdfico ha sido la tarea consciente o incons- ciente de los gedgrafos. Un esfuerzo encaminado a definir la raz6n de ser de la geografia y establecer Ia naturaleza de su objeto. La diversidad es el rasgo mas destacado de este esfuerzo, Nos queda la herencia de estas nu- merosas representaciones del objeto de la geografia. El espacio ha sido, de una forma u otra, componente significado de la geograffa moderna. Desde posiciones tan contrapuestas como las de Heitner 338 LOS HORIZONTES DE LA GEOGRAFIA y los neopositivistas, la geograffa se ha considerado una «ciencia del es- pacio», o una ciencia de la corganizacion del espacio». ¥ por unos y otros se ha reconocido que la geografia tiene que ver con el espacio. Compar- ten esta concepcién gedgrafos radicales y gedgrafos humanisticos. Las geografias feministas reconocen, también, este objeto (Feminist, 1997). El espacio aparece como telén de fondo 0 como expresién directa de kas pre- ocupaciones geograficas. En términos de Harvey, se puede decir que la historia de la geografia se confunde con la historia del espacio (Harvey, 1969). Sin embargo, este espacio no ha sido contemplado de igual forma a lo largo de esta historia de la geograffa, Tampoco ha sido entendido en los mismos términos, ni contemplado con las mismas perspectivas. Hay que re- saltar que el modo de entender el espacio difiere y que el acento se coloca, en cada caso, en aspectos distintos. Se habla de lugares, de paisajes, de re- giones, de configuraciones espaciales, de espacio social. Constituyen distin- tas formas de representar el espacio como objeto geografico. Diferencias terminolégicas que no son inocuas. Descubren perspectivas contrapuestas en el entendimiento del objeto de la geografia. El telén de fondo espacial no asegura una comin concepcién del espacio. Por el con- trario, estas diferentes nomenciaturas nos indican marcos te6ricos distin- tos. El espacio se transmuta en sinénimos que, en realidad, son alternati- vas. El vinculo entre teorfa social y concepto de espacio es esencial (Si- monsen, 1996). La conceptuacién del espacio geografico esté condicionada por la con- cepcién subyacente de la geografia. Tras el uso tinico del término espacio se encuentran mateos tedricos e intelectuales contradictorios. Establecen las especificas determinaciones del espacio geografico como objeto distinto y elaborado de la nocién de espacio. El espacio es, en primer término, una noci6n vinculada a la dimensién espacial de la vida humana, Sélo @ poste- riori se transforma en un concepto construido, Esta construccién se produ- ce en el marco de la cultura occidental, Su expresién més elaborada se en- cuentra en la geografia. 1. De Ja experiencia al concepto: la construccién del espacio El espacio es un término de amplio uso, imcorporado a campos tan di- versos conto la matematica y la lingtifstica, ademas de la economia y la pro- pia geografia. No son equiparables sus acepciones en estos campos, pero responden, como la propia nocién de espacio, a un trasfondo comin, vin- culado, en origen y de forma general, a la propia experiencia humana. Esta experiencia se trasluce en nociones de cardcter espacial, Descu- bren la percepcién espacial, pero no conceptualizan esta dimensién. Nues- tras experiencias inmediatas sobre el entorno van asociadas a los objetos que lo constituyen. La diferenciacién que establecemos, en relacién con los caracteres de estos objetos o de la ubicacién que presentan, permite distin- guir, entidades distintas, sitios y lugares diversos. OBJETO Y PRACTICAS DE LA GEOGRAFIA 339 Esta espacialidad humana conlleva que el espacio forme parte inse- parable de la practica social y que, por ello, las nociones espaciales, de igual modo que las metforas espaciales, constituyan un componente ha- bitual del lenguaje. Lo cual no significa que se trate de geograffa ni de nocjones 0 lenguajes geogrdficos. El espacio es una dimensién social con la cual tiene estrecha relacién la geograffa, pero no podemos confundir una con otra. El espacio de los gedgrafos, el espacio geografico, representa una ela- boracién o construccién especifica de esa dimensién social, es decir, el objeto de la geograffa. Elaboracién o construccién que ofrece propuestas y perfiles muy variados, de acuerdo con el soporte te6rico y la concep- cién de la geografia. Entre las nociones espaciales y los conceptos geo- graficos se encuentra la construccién consciente de una representacién del espacio. 1.1. LucarEs, sivios, TERRITORIOS Lugares y sitios constituyen nociones de significado puntual. En ambos casos, su origen atestigua también como se les atribuye una definicion lo- cativa, una condicién estable e individualizada. Locus y situs, en latin; orte y stelle, sus equivalente en lengua alemana, definen ubicaciones, Se atribu- yen a la condicién de establecimientos, de asentamientos. Unos y otros se refieren a una determinacién espacial diferenciada. El sitio, como el lugar, tienen un carécter limitado. «Hacer sitio», como «dejar su lugar», son ex- presiones que, en castellano, y también en alemén, vienen a indicar susti- tucién, en la medida en que se ocupan espacios delimitados. Tienen cardc- ter puntual y fijo. La localidad define la ubicacion precisa, exclusiva, dis- tinta, singular. Los lugares lo son porque se ubican de forma especifica, cada lugar en su propia ubicacién. De modo similar, sitio identifica el resultado de una accién espacial: la de situar, es decir, ubicar. Es el significado de Situs y de los términos relacionados. Conlleva la accién de poner. Poner es situar. Asf ocurre en a Jengua alemana con Stelle. Sitio es el espacio preciso y unico que re- sulta de la misma. El estrecho parentesco entre Sitio y Lugar es proba- blemente més directo en lengua latina y en sus derivados que en el ale- , aunque también en esta lengua, la confluencia de significados es ma- nifiesta, El lugar y el sitio responden a una experiencia que destaca, ante todo, la ubicacién, Matiz distintivo respecto de otro término espacial de uso generalizado y de origen griego, «plaza», a medio camino entre lugar o sitio y espacio. El sentido originario le acerca al de espacio. Plaza proviene del griego plateia odos, es decir «calle ancha». Significado que hereda el latin y que se incor- pora en los otros idiomas derivados del latin y de influencia latina, caso del alemén. Supone amplitud, ensanchamiento. De ahi su acepcién principal que viene a identificar este espacio urbano diferenciado por la apertura, por el desahogo, en el marco del callejero. 340 LOS HORIZONTES DE LA GEOGRAFIA Més alld de esta significacién inicial y principal, «plaza» se ha incor- Porado como un término espacial ambivalente. Por un lado equivalente a sitio o lugar. «Tener plaza», «asentar plaza», «cubrir plaza», «ocupar plaza» no difiere de tener sitio, ocupar sitio, es decir establecerse 0 «situarse». Ex- presiones del tipo «en plaza» se vinculan, en cambio, con lugar. Como el propio término, ya en desuso, de «plaza de soberania» para referirse a lo- calidades, El espafiol es rico en estas acepciones del término. Y en no me- nor medida lo es el aleman. Por otra parte, plaza, desde su acepcién original, se vincula con la no- cién de espacio, La eplaza de mercado», como la «plaza de abastos», no esta lejos del espacio contenedor. «Hacer plaza», en espafiol supone la accién de despejar; y «plaza de armas», ademds de lugar, supone el atributo de ex- tensién, de apertura. No lejos de la acepcién primaria de espacio, como atestigua el uso del término plaza, no recogide por la Academia, como uni- dad de medida agraria en ciertas 4reas del Norte de Espafia. Plaza constituye, desde esta perspectiva, un término puente con espacio, en que se pone de manifiesto el vinculo de uno y otro término con la accién de ensanchar, y en relacién con ella, ia amplitud o apertura, inherente al tér- mino espacio. Lugar, sitio, plaza, entre otros términos, descubren el lado de la experiencia humana. Identifican espacios de la experiencia. Casi como datos de observacién, aunque todos ellos conllevan un alto grado de elaboracién conceptual. Es [a diferencia esencial con espacio, por cuanto este término re- presenta una elaboraci6n abstracta, intelectual, ajena a la experiencia directa. 1.2. La NocION DE ESPACIO La palabra espacio», en su procedencia latina, como la equivalente raum en el Ambito germénico —y por tanto sus derivaciones en el ambito de las len- guas germSnicas—, apunta a la abertura, a Ja latitud amplitud, De forma muy directa aparece en el témmino alemén raum, cuyo origen alude a la aper- tura del bosque, con la creacién de claros o descubiertos en la masa del mis- mo. De modo mas indirecto se manifiesia en el término latino, que descubre acciones equivalentes. Esta coincidencia permite considerar la nocién de es- pacio vinculada a algunos atributos que definen el contexto espacial. En primer lugar la extensién. El espacio implica extensién y, en cierta manera, amplitud. Porque aunque la cualidad extensa pertenece también a lo muy reducido, es evidente que el término conlleva una cierta nota de de- sarrollo, como s¢ induce del adjetivo espacioso, que comporta una evidente connotacién de latitud. E] espacio tiene que ver con lo dilatado, con lo vas- to en dimension, con lo abierto; y por consiguiente, con la distancia. El tér- mino espacio alude al intervalo entre las cosas, El espacio como amplitud definida por el intervale que separa los objetos. El espacio supone sepa- racién, distancia, extensién. La extension es una cualidad propia del espacio en relacién con el ca- récter multidimensional del mismo. El espacio como concepto trasciende lo puntual y se identifica, en cambio, con, al menos, las dos dimensiones, y OBIETO Y PRACTICAS DE LA GROGRAFIA 341 siempre con lo tridimensional, Engloba y absorbe los componentes de ca- racter puntual o de ubicacién concreta, identificados en esos términos y conceptes espaciales como «lugar», «sitio», «plaza», entre otros, cuyo pa- rentesco con espacio es evidente. Es la nocién de espacio la que permite trascender el lugar concreto, él sitio y ubicar lo que son elementos singula- res en un marco general. El espacio apunta a otras dimensiones de la experiencia y de la préc- tica humana. La nocién de espacio identifica una cualidad, de cardcter re- lacional, que surge de las practicas sociales, que acompafia a éstas: la cua- lidad de la amplitud, de la apertura que genera holgura, de la disponibili- dad superficial y del desahogo. A ello alude el término en su rafz etimolé- gica, de modo muy claro en alemén, y de forma més indirecta en latin y griego: se trata de la accién y del efecto de aclarar 0 ahuecar el bosque, de expandir, de crear holgura, de despejar. El término spatium en latin, como el de chora en griego, o el de raum en alemén, forman parte de un conjun- to léxico en que priman estas acciones, estas précticas, que hacen del espa- cio, en definitiva y de modo harto significativo, un producto, el producto de un determinado tipo de précticas humanas. ‘Tanto en latin como en aleman el término espacio aparece vincula- do, en sus raices seménticas, con el sentido de ordenar, de organizar. En alemén esta relacién es directa y actual, en la medida en que un verbo como aufrdumen significa poner en orden. En latin esa relacion aparece en el Ambito de la familia léxica de spatium, con particular relevancia en el caso de conditor, cuya acepcién basica responde al sentido de ordenar © disponer con orden, de estructurar, Desde el griego al alemn, ese vincu- lo entre espacio y orden aparece como una constante y en el Ambito gre- colatino se expresa a través de Jas representaciones que identifican el es- pacio celeste como mundus o uranus, expresiones contrapuestas a la de caos, E] mundo se refiere al espacio arménico que se supone constituye Ja béveda celeste, con sus esferas y movimientos acompasados y regula- res, permanentes. A través de todas estas expresiones, que tienen que ver © se vinculan con el concepto de espacio, se muestra la idea fundamen- tal de la ordenacién. Esta elaboracién social de la experiencia directa del proceso de trans- formacién socia! de la Naturaleza es concebida como una accién ordena- dora, tiene relacién con una actividad productora de objetos, que es al mismo tiempo productora de extensién, de amplitud, de la cual surgen re- laciones espaciales. Asociamos extensién con objetos. La nocién espacial més extendida en todas las culturas humanas se corresponde con esta re- lacion entre objetos que surge de la experiencia. Una accién ordenadora que se traduce en amplitud o extensién y de la que proviene nuestra no- cién de espacio. E] trénsito de la nocién de espacio, de carécter sensorial, al concepto de espacio, de naturaleza intelectual, se encuentra, paradéjicamente, en un pro- ceso de vaciado. La extraccién de los objetos supone una operacién intelec- tual, significa vaciar la Naturaleza y representarla como un recipiente, como un contenedor, El vaciamiento de la experiencia sensible es e] fundamento de 342 LOS HORIZONTES DE LA GEOGRAFIA los muy diversos conceptos de espacio que utilizamos: desde el que aplicamos al espacio exterior o el que se utiliza en matemiéticas, el espacio geométrico. Esta actitud reductora de la experiencia pertenece a la cultura occi- dental, es un producto de la invencién griega y constituye un componen- te basico de la cultura geografica, Constituye la primera forma de elabo- racién del espacio como un concepto y es el nticleo del saber geografico. Supone identificar el espacio como contenedor, tal y como lo define, en castellano, la propia lengua. Es una nocién abstracta desde su origen. El espacio adquiere cardcter objetivo, y puede llegar a entenderse como algo existente en sf, al margen de los abjetos que lo hacen real, al modo como podemos imaginar una habitacién vacfa, metdfora directa de nuestra no- cién de espacio, Dimensién abstracta cuya proyeccién derivada directa ha sido, en to- dos estos dambitos idiomaticos, la de hueco limitado, es decir, la de conte- nedor, cuyo mejor sfmil es el que utiliza Aristételes, al respecto: la vasija. Pero que encarna, plenamente, en la acepcién moderna de raum en alemén, en la medida en que raum identifica siempre el espacio hueco delimitado y disponible, aplicado, en especial, a la vivienda. Raum es, ante todo, el es- pacio para ocupar, la habitacién, descubriendo as{ de modo directo el vinculo del término con la nocién de contenedor. Acepcién que falta, en cambio, en las lenguas roménicas, que tampoco disponen de la rica familia de acepciones y locuciones que acompasan a la existencia de formas ver- bales cuya raiz es, precisamente, rawum. Estas comparten, con las germénicas, con el griego y, por supuesto, con el latin, la acepcién del espacio como contenedor © continente, y sus acepciones y usos derivados, que muestran ese fondo fundamental de des- pejar, extender o crear amplitud, segdn aflora, en espafiol, en el verbo es- paciar, o en la expresiones «hacer espacio», «dejar espacios, o en adjetivos ‘como «espacioso». 1.3. DEL #SPACID CONTINENTE AL ESPACIO ESCENARIO E] concepto del espacio como un contenedor o soporte de las acciones humanas, simple escena del devenir social, a modo de gran tablero o reta- blo, constituye una de las representaciones basicas del espacio, en la geo- grafia y en Ja cultura occidental. Corresponde con la concepcién geomeétri- ca o matemética que elaboran los griegos, Euclides en particular, y que de- nominamos espacio euclidiano. Concepto que la geograffa griega convierte en cimiento de su proyecto. Es un espacio neutro, isomorfo, isétropo, infinito, uniforme, Se trata de un espacio material, de naturaleza geométrica, entendido como exten- sién. El espacio como una superficie objetiva, en la que se sittian y ubican, tanto los fenémenos fisicos como los sociales o politicos. El espacio esce- nario es, en lo conceptual, un espacio vacio, un espacio continente 0 con- tenedor, que tanto puede representarse lleno de objetos y actores como des- provisto de ellos. OBJETO Y PRACTICAS DE LA GEOGRAFIA 343 Es el concepto de espacio que elaboran los griegos y que la geografia incorpora en sus orfgenes. El espacio como un receptaculo en el que los ob- Jetos son meros atiadidos, de Ios que se puede prescindir y a los que se pue- de ubicar y mover: El espacio como un escenario, como un retablo, en el que se pueden colocar los elementos fisicos, los acontecimientos y las ac- ciones de los hombres. Es la concepcién que incorpora Estrabén como es- pacio de la geografia, como objeto de ésta, en la medida en que la Tierra aparece como «la escena de nuestras acciones». El espacio como escenario © retablo de la accién humana. Profundamente anclada en nuestra cultura, impregna no sélo nues- tras representaciones geogréficas sino nuestra mas radical concepcién del propio espacio como concepto cultural. El espacio continente consti- tuye un componente basico de la cultura espacial occidental (Hall, 1973). #l espacio continente es un concepto y representacién propia de la cul- tura occidental, grecolatina, que reconocemos en fa formulacién moder- na de I. Newton, al distinguir

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