Download as pdf
Download as pdf
You are on page 1of 12
PSYKHE Vol. 2, 1, 1993 Género y autoestima: un andlisis de las diferencias por sexo en una muestra de estudiantes de educaci6n general basica NEVA MILICIC M.” M, ELENA GOROSTEGUI A. Resumen, En este estudio se analizan las relaciones entre el nivel de autoestima del nifo (evaluado mediante una adaptacin de la Escala de Autoconcepto para Nifos de Piers-Harris) y el Se utiliza una muestra constituida por 935 nifos, estratficada de acuerdo a las variables ‘ex0, nivel socioeconémico y curso. os resultados indican que los varones muesiran, en promedio, niveles de autoestima significarivamente mds altos que las ninas. ‘Las nifas superan a los varones sélo en el subfactor conducta, independientemente del nivel ‘socioeconsmico al que pertenecen, paralelamente tienen los mds bajos puntajes en el sub- factor ansiedad, es decir, ellas son mds temerosas, preocupadas y se sienten menos satsfe- has. En el resto de los subfactores evaluados, los varones obtienen consistentemente puntajes mas altos. Abstract In this study the relationships between the level of self-esteem of the child (measured by the “Piers Harris Children’s Selfconcept Scale” , adapted and normalized for Chile), and their sex was analyzed. The sample is constituted by 935 children divided by sex, social economic position and grade. The results indicated that boys show, in average, levels of self-esteem significantly higher than girls. Girls obtained higher scores than boys only in the behavior subscale. They also obtained Tower scores in “anxiety” subscale, This means that girls are more anxious, worried and ‘issatified. In the rest of the subfactors evaluated, boys got constantly higher points. If we consider that self-esteem is involved with school efficiency, laboral output, social ‘adaptation, etc. these findings can explain, in part the discrimination that exists with respect 10 gender in our society. GENERO Y ROLES SEXUALES La adquisici6n de los autoconceptos referidos a identificaci6n sexual experimenta una secuencia ara Bi Proferora de Edueacion Espec caltad de EdeaciGa, P. Universidad Cat Miembro Equipo Interisciplinario del Consltorio Bxter no de la Escuela de Psicologia Universidad Catlicn de sin: Viewa Mackenna 4860, Siting, Chile ‘+Neva Milieie Miller Pricloga, PhD. Docene Escuela de Psicologia, P. Universidad Catéica de Chile. Direcién ‘View Mackenna 4860. Santiago, Chile. ‘evolutiva durante Ia niiez y ta adolescencia (Servin & Sprafkin, 1986; Gouze & Nodelman, 1980; MeConighi, 1979), en una permanente interaccisn de atributos personales y variables ambientales. Eneeste sentido, la socializacién parental y escolar diferenciada se convierten en un factor clave para la mantencién de las diferencias sefialadas (Block, 1983; Tauber, 1979; Garrett & Kahn, 1980; Weinraub & Clements, 1984; McHale & Huston, 1984; Lamb & Roopnarine, 1979; Stoddart & Turiel, 1985). Durante la década del 70 adquiere particular relevancia la Ifnea de investigacién relacionada Co) con diferentes aspectos del género, tales como conductas estereotipicas del rol sexta, etiologia de las diferencias atribuidas alos sexos, etc. Esta linea de investigacién se mantiene vigente en la actualidad y est proporcionando bases cien- samente muy s6lidas para diseflar, por ejemplo, planes y programas educativos destinados aimpedit la perpetuacién de las diferencias. Se observa una sostenida preocupacién a niveles politicos y gu- bernamentales por asegurar Ia igualdad de los hombres y las mujeres ante la ley, y su igualdad de cportunidades. Hay una progresiva redefinicién de roles que esté respondiendo a los acelerados cambios que preceden a la llegada del préximo milenio, al me- nos en un nivel formal. Sin embargo, los cambios un nivel cultural més profundo, son mas lentos, de lograr y de ser percibidos. La integracién, por ejemplo, de las mujeres a posiciones de liderazgo tanto social come politico © laboral, ¢s un proceso lento y dificil, La investigacién muestra que los roles estereotipicos, tradicionalmente asignados a Jas mujeres, son incompatibles con posiciones de liderazgo o jefatura: los hombres reciben consis- tentemente ia atribucién de liderazgo, y las muje- res, de ser sus seguidoras. Esta evaluacién diferencial (por nombrar s6lo tuna) se hace cada vez mas critica si se considera el reciente nimero de mujeres que ingresa al campo Jaboral con similar “background” educacional y académico que sus pares varones. Las mujeres no son percibidas como preparadas 0 capaces para desempefiar cargos de jefatura Este tipo de percepciones y atribuciones per- sista pesar de la evidencia de que las mujeres en posiciones de liderazgo funcionan de manera si- milar a los hombres. Conductas idénticas son eva- Juadas diferencialmente, dependiendo del sexo del lider 0 jefe (Schein, 1975; Offerman, 1986) Hegstrom y Griffith (1992) realizan varios es- tudios para concluir que la emergencia de un lider dentro del grupo responde preferencialmente a atribuciones y expectativas en cuanto al género, ims que a los rasgos 0 caracteristicas del sujeto, ‘© que incluso a su deseo o disposicién para ejercer el liderargo. Lo anterior responde aun estilo de socializacién diferenciada por sexo, tanto de los padres como de todas las instituciones involucradas en el proceso, que impacta diferencialmente en el desarrollo dei autoconcepto, del si mismo, en las metas persona~ Tes, en ta adaptacién y respuesta a las diferentes, situaciones, y en las caracteristicas de personali- dad de nifios y nifias En la década del 70 se desarroll6 una muy fructifera linea de investigacién sobre la naturale- 70 JULIO 1993 za y extensi6n de las diferencias genéricas en los patrones de agresién. Maccoby y Jacklin (1974) sostienen que los hombres estin biolégicamente predispuestos a realizar conductas agresivas y se apoyan en una numerosa y variada evidencia empirica. No niegan el peso del aprendizaje, pero insisten en que las diferencias ligadas al sexo se ddoben a factores principalmente biol6gicos, que se manifiestan precozmente en la mayorta de las so- ciedades estudiadas. Agregan que patrones si lares de agresidn se observan en estudios etolégi- cos, y que, finalmente, Ia agresién se relaciona con niveles hormonales. Tieger (1980) rebate estos estudios y enfatiza la importancia de los factores de socializacién tem- prana de la conducta agresiva, de las normas cul- turales para la apropiada conducta del ro, del im- ppacto de los medios de comunicacién, de la escuela yy de la familia, Maccoby & Jacklin (1980) contra- argumentan que los patrones diferenciales de agresividad se manifiestan antes de que puedan influir los factores ambientales de aprendizaje y socializaciGn, TIndependientemente de 1a polémica sobre la etiologia de las diferencias genéricas ligadas al sexo, Block (1980) realiza una exhaustiva revision bibliografica sobre el tema, y ordena esas diferen- cias en varios dominios en tomo a los que encuentra bastante consenso entre los investigadores: (1) En general, se describe a Ios nifios con nive- les de actividad superiores a los exhibidos por las. niftas, més aventureros, més proclives a acciden- tes y con més conductas de exploracién que las nifias. (2) La impulsividad aparece muy ligada a la agre~ sidn y a los diferentes patrones de agresién atri buidos a nifios y nifias. En definitiva, los ninos ‘muestran menos control de impulsos, son més im- pacientes e incapaces de postergar la satisfaccisn inmediata de necesidades, se arriesgan més y son ‘menos tolerantes a la frustracién, 3) Por otra parte, ta evidencia reunida indica que Jas niftas son mas miedosas, ansiosas y con menos seguridad y confianza en s{ mismas. En los auto- rreportes, reconocen més ansiedad y menos segu- ridad en su capacidad para solucionar problemas 0 para desempeflarse en forma exitosa ante situacio- ‘nes desconocidas. Como resultado, se comportan cen forma menos competitiva y no se exponen al riesgo 0 desafio de tareas que consideran superio- res.a sus posibilidades. @ En general, Block observa que las nifias tienden a subestimar sus niveles de rendimiento y que no se motivan por el desafio o la competencia que involucra la tarea, Pareciera que las necesidades de afiliacién de las mujeres entran en conflicto ccon sus necesidades de logro y que, cuando el Togro amenaza la aceptaciGn interpersonal, surge Ja ansiedad en detrimento del mismo. Paralela- mente, Ia aprobacién de los adultos tes influye mucho més que a los nifos. El impacto de las diferencias de socializacién es clave en este pun- to: para ellas estin indicados cudles son los domi ios de logro apropiados y se les desalienta el cesfuerzo por alcanzar metas que se consideran inapropiadas para su sexo. (5) Consistentemente con todo lo anterior, los hombres se sienten mas seguros y confiados en si ‘ismos, muestran sentimientos de mayor eficacia ‘personal y menos desesperanza aprendida en si- tuaciones de estrés, Ellas puntian més alto en escalas de mentira y defensividad en inventarios de personalidad, lo que sugiere también que sus ‘autoimagenes son mas débiles. Ellos se describen ‘como mas poderosos, ambiciosos, enérgicos, efi- aces, fuertes y controladores de eventos externos. Ellas se describen como més generosas, sensitivas, afectivas, consideradas y preocupadas por los. otros, mas empaticas con Ios sentimientos de los otros, capaces de relaciones més estrechas y cer- canas, etc. Block concluye que la evidencia empirica acu- ‘mulada sobre diferencias ligadas al sexo, responde diferentes estilos de socializacién y que, sin duda, esas diferencias impactan de manera definitiva en cl autoconcepto y Ia autoestima. Precozmente, al vvardn se le prepara para desempeftar su rol. Los rmayores le atribuyen rasgos de personalidad que a vyeces no posee, y de acuerdo a esas percepciones estereotipicas, interactian con él. La interaccién ccon las nifias también es coherente con Tos este~ reotipos correspondientes, Los dominios de rasgos sefialados son consecuencia de esa diferente tipificacién sexual y contribuyen a perpetuarla LA AUTOESTIMA La Escala de Autoconcepto para Nitlos de Piers- Harris (Piers, 1967, 1976, 1984), ofrece una defi- nicién de autoconcepto que se sitia en la perspec- liva fenomenol6gica y especificamente dentro del enfoque rogeriano que define el término como, “una configuracién organizada de percepciones del sf mismo que puede ser concienciada”. Sobre esta base, Piers define el autoconcepto como un set relativamente estable de actitudes hacia el si mis- ‘mo, no s6lo descriptivas, sino también evaluativas. Estas autopercepciones dan origen a autovalora~ ciones (cogniciones) y sentimientos (afectos), que tienen efectos motivacionales sobre la conduct CGENERO Y AUTOESTIMA, En este sentido, el autoconcepto realiza una funcién clave como organizador y motivador de la experiencia: mantiene una imagen consistente de quignes somos y c6mo reaccionamos en diferen- tes citcunstancias, Fl juicio de si una conducta es consistente 0 no con ia autoimagen, ayuda a con- figurar las nuevas experiencias conductuales. Jui- cios relativos al éxilo 0 fracaso de una accién particular, 0 afectos relacionados con sus resulta- dos, sirven a una funcién motivacional en cuanto Ja probabilidad de su realizacién (Bandura, 1984). ‘La autoestima es considerada simultinea- mente como una entidad global, pero que resulta de la autovaloracién en dreas especificas de fun- cionamiento, Estas freas se organizan jerairqui- camente en cuanto a su peso dentro del concepto ‘global de autoestima individual. EI autoconcepto es relativamente estable. Cualquiera sea la importancia que se le asigne a cn el desarrollo, no es algo que cilidad o en forma brusca. En los nifios, puede ser muy dependiente de la situaci6n, pero se va estabilizando de manera progresiva a través del tiempo. EI componente autoevaluativo reiine juicios sobre sf mismo que el nifio va acumulando a partie de varias fuentes de valoraci6n, Algunos de esos juicios pueden provenir de “otros” significativos, {que él va internalizando: valores, normas, nociones de lo que es socialmente aceptable, etc. A medi: da que el niio va creciendo, y como una funcién del desarrollo, la autovaloracién se va tornando cada vez més autGnoma y los juicios autovalora- tivos comienzan a ser menos dependientes de los. otros. Una tercera fuente de valoracién esti constituida por la forma en que el nifio se compara con su grupo de pares (hermanos, compafieros de curso, ete.) GENERO Y AUTOESTIMA Si aceptamos que tanto el hombre como la mu- jer se estén algjando de Ios roles tradicionalmente asignados, es decir, hombres proveedores y muje- res cuidadoras del hogar, es claro que la tipificacién de acuerdo al sexo interfiere, en vez de facilitar, la adaptacién dinémica del individuo a su medio. Por ‘tra parte, no le permite actuar de acuerdo a sus necesidades y las caracteristicas situacionales, sino de acuerdo a esquemas prefijados (Lemer, Sorrell & Brackney, 1981; Massad, 1981; McHale & Huston, 1984; Alcalay & Milicic, 1991). Massad (1981) estudia las relaciones entre la identidad de rol sexual y dos medidas de ajuste social durante fa adolescencia: (a) autoaceptaci6n n Muuicic y GoxosrEoUL ‘© autoestima, y (b) aceptacién de pares. Concluye que entre los varones sélo la masculinidad co- rrelaciona con el ajuste social asi concebido. Sin embargo, entre las mujeres, tanto la femineidad como masculinidad correlacionan con autoacep- tacién y aceptacién de pares. La androginia, tal ‘como Ii define Bem (1974), se asocia a altos niveles de aceptacién de pares entre las mujeres, pero no entre los hombres. Esto podria explicarse neva- ‘mente, porque los rasgos vinculados al estereotipo de la masculinidad son mas valorados socialmente ue aquellos vinculados a ta femineidad, y como esde esperar, slo masculinidad predice autoestima (Lamke, 1982). Los hombres ocupan posiciones de dominio social, por lo tanto, poder y prestigio se asocian naturalmente al rol (Halter, 1973; Lynn, 1975; Brovermen, 1972), Siestoes asi y la masculinidad corrclaciona con mayor ajuste y aceptacién social ¥, por lo tanto, con mas altos niveles de antoestima, Y seguimos socializando diferencialmente, se po- ria esperar que las nifias exhibieran niveles de autoestima inferiores a los exhibidos por los nifos, ¥ que ello se perpetuara (tra importante Iinea de investigacién es la que se refiere a la autoestima considerada como un mediador entre las capaciadades del individuo y sus logros. La expectativa respecto a la autocti- cacia (Bandura, 1984) o la conviccién de que uno es capaz de ejecutar la conducta requerida para alcanzar la meta, es clave para lograr el éxito. De clla dependerd la cantidad de esfuerzo que se in vierta en la tarea, el tiempo que se persista en ella, 1a motivacién para vencer los obstaculos que se interpongan, etc Los resultados de una variada gama de investi- gaciones indican que los niveles de autoestima en los varones (al menos durante la etapa de adoles- cencia) son significativamente més altos que los alcanzados por las mujeres (Dusek & Flaherty, 1981). Mientras ellos alcanzan niveles ms altos en promedio que las mujeres en liderazgo, rendi- miento y logro, ellas puntuaban més alto sélo en factores relacionados con sociabilidad y capaci- dad para congeniar con otros. Sin duda, estos re~ sultados son coherentes con diferencias atribui- bles a distintas formas de socializacién y t cidn de roles sexuales culturalmente asignados a hombres y mujeres: Alrededor del estereotipo de +o] masculno se agrupan las caracterfsticas soctal- mente mas deseables. Qué sucede con ta autoestima infantil en ni- veles de desarrollo més permeables y flexibles, {en que la presién de la sociedad en general, y de la familia y la escuela en particular, son mas poiente Quizas podria hipotetizarse, a la luz de los estu- R 30110 1993 jos anteriores en Ia misma Iinea, que Ia autoesti- 1a en los varones alcanzarfa niveles mas altos en promedio que los alcanzados por las mujeres. El interés de este trabajo es determinar cusles son los niveles de autoestima alcanzados por nifios ¥y niflas cuyas edades fluctian entre los ocho y los ‘doce aiios, es decir, en la etapa previa a la adoles- cencia, Esto puede contribuir a clarificar la génesis de las causas que mantienen y perpetian los roles sexuales tradicionalmente asignados, de manera de disenar intervenciones mAs ajustadas, eficien- fes y oportunas, METODOLOGIA La muestra La muestra estuvo compuesta por 935 nifios (482 varones y 453 niftas) de 3°, 4°, 5° y 6° affo de ‘enseflanza bisica comiin, del rea Metropolitana de Santiago de Chile. Se estratifica por alijacién ‘no proporcional, considerando las variables sexo, curso y nivel socioeconsmico, Materiales Para evaluar la autoestima se utiliz6 Ia Escala «de Autoconcepto para Nios de Piers-Harris (Piers, 1984), test de autorreporte ampliamente usado y difundido en Estados Unidos desde su primera publicacién en 1967 y su posterior ediciGn revi- sada en 1984, La Escala est destinada a evaluar autoconcepto en nos y adolescentes cuyas eda- des fluctéan entre los 8 y los 18 atfos, Su adaptacién y normalizacién para Chile fue realizada de acuerdo a las normas cldsicas de consiruccién de normas psicoldgicas. La forma Adaptada consta de 70 ftemes formulados de ma- nera legible y comprensible para los nitios, y con una adecuada complejidad lingistica. Esta desti- nada a niftos en edad escolar entre 3° y 6 allo bisico. La normalizacién se limit6 a este grupo etdreo por consideraciones te6ricas de diversa dole (Gorostegui, 1992) En relacién a las caracteristicas psicométricas de la Prueba, el indice promedio de discrimina- cin calculado con el coeficiente de corrclacién biserial puntual fue de 0,39, sobre una submuestra de 113 sujetos clegidos aleatoriamente dela mu tra trabajada para la obtencién de normas. No se realizaron célculos de validez extema 0 concu- rrente, dado que Ia Escala original cuenta con abundantes estudios en Ia linea que muestran altos coeficientes de validez concurrente y predictiva iets, 1984). ‘GENERO Y AUTOESTIMA ‘CUADRON'! ESTRATIFICACION DE LA MUESTRA “Tal Alto Bajo H M H H M Curso 36 3 a7 50 246 45 38 45 40 5a 263 ea 35 a 2 Fy na % 44 37 34 4s 36 20 ya 3 3 8 37 3 23 % 45 35 37 46 40 35 258 eM 4 a 2 4s 2 2 % 46 43 54 35 48 4s 24 Toul 935 _ SexoNSE 159 185 62 149 16 159 % 110 155 173 180 12 170 Nse. 304 sin 320 & 325 332 342 Sexo masa Masa % 516 ae [La mucsraneluye Ia variables sexo, nivel sosioeconémico y creo. ‘Se calcul6 la confiabilidad de cada subescala y de laescala total mediante el Coeficiente de Kuder- Richardson N 20 (KR 20), obteniéndose un coc~ ficiente de 0.885 y un error estindar de medida de 3.48 para la escala total. Los indices para las. subescalas son algo inferiores, aunque igualmente satisfactorios. ‘A continuacién se realizaron los andlisis fac- toriales destinados a comprobar que la Escala adaplada mantuviera la misma estructura subescalar (que Ia original. Los resultados confirmaron la mis- ‘ma estructura subescalar para ambas Pruebas, Las subescalas, alrededor de las cuales se agru- pan los 70 ftemes del test, son las siguientes: Conducta: El puntaje de este facior refleja el grado en que el nifio admiteo niega conductas problemiticas, ya sean generales: “Generalmente me meto en pro- Dlemas”, o conductas especificas tales como: "En ‘mi casa soy obediente”. Status intelectual y escolar: Este factor refleja la autovaloracién infantil respecto de su desempefio en las tareas escolares, incluyendo un sentir global hacia el colegio. En ninos con historias de bajo rendimiento escolar © con dificultades especificas de aprendizaje, Ia autoevaluacién negativa indica una internaliza- ccidn de factores de baja autoestima, 0 una pobre autovaloracién del propio esfuerzo 0 capacidad para tener éxito académico. Apariencia y atributos fisicos: Refleja las actitudes infantiles relativas a sus ccaracteristicas fisicas 0 a sus atributos, tales como liderazgo y habilidad para expresar sus ideas. Ansiedad: Este factor refleja un humor disférico o altera- do. Los itemes individuales comprenden una va- riedad de emociones especificas que incluyen pre~ ‘ocupaciones, nerviosismo, timidez, tristeza, miedo yven general, sentimientos de ser dejado de lado. Poputaridi Informa sobre la forma en que el nifio evalia su popularidad entre sus pares, si se siente o no capaz de hacer amigos, si es 0 no elegido para participar cen juegos y, en resumen, si se siente 0 no aceptado por el grupo. Felicidad y satisfaccién. Refleja el sentir general det nifto, si se siente feliz, si est satisfecho de vivir. Bajos puntajes se B MILICICy GOROSTEGUE asocian a infelicidad, autovaloracién negativa y un fuerte anhelo de ser diferente. EI puntaje final puede fluctuar entre 0 y 70 puntos, que corresponden al mimero de itemes que han sido respondidos en Ia direccién del autoconcepto Positive, de manera que un alto untaje indica un autoconcepto favorable y alta autoestima. Hay puntajes para cada una de las subescalas que conforman el test y que corres- ponden a dimensiones més especificas del auto- ‘concepto. Un puntaje alto en una subescala indica ‘un autoconcepto dentro de la dimensién evaluada por ella, Procedimiento EL test fue aplicado colectivamente a cada uno de los grupos curso que conformaron la muestra, ‘en una sola sesién que, en general, fue equivalente ‘una hora de clases, en las salas habituales, en horarios de clases regulares y con la presencia del profesor del curso, quien se mantenfa sélo en cali- dad de observador. ‘Los primeros 10 minutos se destinaban a esta- blecer buenas relaciones con los niflos, lograr su alencién y colaboraci6n, asegurarles que el ob- Jjetivo no era de evaluacién y a otras actividades rientadas a establecer un buen rapport con el ‘grupo. HIPOTESIS Ho = No hay diferencias estadisticamente sig- nificativas entre Ia autoestima de nifios y ninas, evaluada a través de la Escala de Autoconcepto para Nifios de Piers-Harris (adaptada). Ho = Los resultados por subescalas obtenidos por nifios y nifias en la Escala de Autoconcepto para Nios de Piers-Harris (adaptada), no_pre sentan diferencias estadisticamente significati- vas, ANALISIS CUADRON'2 DISTRIBUCION DE LOS PUNTAJES SEGUN ‘SEXO POR INTERVALOS DE 10 PUNTOS Ponte 11420, 21030 31840 41850 stn60 61470 yo Sexo Hombres 2 0.21 1 “a 47 ug 27 las 123 Mujeres 1011 2 82 106 113721840 Touales 3 032 2 389 mS 240 363371984 Como puede observars, 15 nif (el 12.30% de la mvesta)cbenen pantajes que se ubican en el intervalomés ato. 11.12% de as tendencia re invierte en lor itervlos de puniajesinferores« se ubica en el misma inervalo. En todos los intervalor de mis de 40 puntos hay més homabres que mujeres. Esta “40 panto ‘CUADRON'S PROMEDIO Y DESVIACION STANDARD DE LOS PUNTAJES TOTALES POR SEXO CON INDICACION DE T OBSERVADA (to) Hombres Majeres| x 52.51 5143 Ds 9.39, 1036 N 482 453, ‘Se observan diferencias estadinicamente signfiatvasente I nivel geneales de autocstina 4 10 = 2.32 signficativo 0.05 los promedios de puntajes otenidos por hombres y mujeres en sus vot. 2x1 (GENEROY AUTOESTIMA, ‘CUADRON*4 PROMEDIO Y DESVIACION DE PUNTAJES POR SUBESCALAS SEGUN VARIABLE SEXO CON INDICACION DE T OBSERVADO (to) ‘Subescala Pa. Hombres Majeres e total x bs Ds. HM 1 1s 1057 291 a2 2m 2.50" 2 15 10.89 3.02 lost 308 “03 3 2 924 20 588 2n 1.46 4 B 9.60 224 859 2n 439% 5 2 9.00 237 5.65 261 147 6 1 9.18 205 B88 Dia 155 N Hombres 482 * to sgnifcaiva «1005 IN Majeree 453 ++ to significntiva 31 0.01 EE cuadro nos muestra las diferencias ent los puntajes promedio obtenids por hombres y mujeres en ada uns de las subescals ‘den procba ‘Come puede observarse, lat nidas obtienen puntajessgnificaivamente supetiores s6lo en una subescal Sigrifitativarsenebajos en Ansiedad, El resto de Ton puntajes no muestra diferencias signictivas, aun ‘brtene pontjessoperoret en tod lat subescalas. ‘onducta, y nivel el grupo de varones CUADRON'S PUNTAJES X TOTALES Y POR SUBESCALAS SEGUN VARIABLE N.S.E. CON INDICACION DE T OBSERVADO (to) ‘Sobereala NSE NSE . . to medio ajo NSEAINSEB NSEAINSEB_NSEMINSES 1 as 10.17 2 1098 988 3 9.13 340 4 893 Baa 3 879 803 Gans 6 9.03, B48 saziee eed wotal 327 4856 6210+ 10005 e 10001 El vadro mucsr Is diferencias de punajes obtenidos por lot nis, atendiendo Ia variable nivel socioeconsmieo. Estos resultados confinmaa I imponancia de las variables de scializaciGn en los niveles de autoerima de Tos nos CUADRON®6 PUNTAJES PROMEDIO POR SUBESCALAS SEGUN VARIABLE N.S.E Y SEXO CON INDICACION DE TO OBSERVADO (to) ‘SUBESCALA N? I: CONDUCTA i M NSE bs N ¥ Ds. N Alto. 1091 257 159 12.09 2.05 45, Medio 1138 2.60, 162 nas 260 149 Bajo 998 299 161 107 20 159 HAMA sae HAM 210° MAM Sage HMMM HARM, “077 ‘MAIMM 226" i Ms 2a MMIMB 112 00.03 100.01 sults muesiran diferencia signfiativas entre hombres y mujere s6lo en ef NS.E. alto, a favor de Ins mujeres. Enel reato de los nivel, las diferencia no son ignficativas, ‘Asimismo, las nian de N.S alto superan alas nas de los otros nivelesen forma significativa en este factor de la autoestima, [Low varons de NSE bajo mvestranniveles inferores de autcesima desu comportamien en lain aniios dels otros nivel. 6B >ILicic y Gonosrecut sULI0 193 ‘CUADRON'T SUBESCALA N° 2: STATUS INTELECTUAL Y ESCOLAR 1 — M NSE ¥ ps N x Ds N ‘Aho 10.58 244 159 1073 267 145 Medio 1018 287 162 1018 273 149 Bajo 91s 208 161 933 3.05 159 HAMA “037 Ham” 336+ MAMB” 302+ HMMM = “010, HAMM — 1.06 MAIMM 123 HBMB “037 HMMB 2.16" MMB 183+ + w005 #00001 [No se observan diferencias signifcativas ene nifiosy ifs en ning nivel socioecondmico. Hay una ligratendencia a favor {ela nifias, en el sentido de que sv autoetima ex superiors Inde lo mio en ert sbescala Se observan dferencs CUADRON'S SUBESCALA N° 3: APARIENCIA Y ATRIBUTOS FISICOS H M NSE x Ds. N Ds. N Ano 831 188 ‘01 2u1 Medio 785 207 13 228 Bajo 729 2a 161 00 239 HAMA O91 HAMB zone MAIMB. 2760 HMMM 140 HAMM 144 MAMM 178 HMB. o77_wMatB 159 MM/MB 096 + 10005 10001 [Nose observan diferencias significaivesaubuibles ala variable sexo en cuanto a Aparienca yatrbutos fsios. Las diferencias fn este subfactor aparecen en rlacign a los niveles socioecondmicos tanto en nas como en nisios. A mayor aivel, mayor CCuriosamente, hay una tendenciasostenid en cuanto a que lot varones se sienten ms atractivosfisicamente que las nis, en todos lor extrioesocioeconémicos, ‘CUADRON'S SUBESCALA N° 4: ANSIEDAD = Ht M NSE ¥ ps N ¥ Ds N Al 1036 2.0 159 9.60 241 145 Medio 99 218 162 832 279 9 Bajo 895 231 161 92 265 159 HAMA 23 HARB. aus Mam. sore HMMM 2930 HAM oan MAIMM 2g1e HBMB Dose MIE, 132 MMM 0.90 Eteuadro muestra diferencias sigificativs en nivees de Ansiedad, debids aa variable sexo en todos ls niveessocoeconmieos. “También so observan diferencias importantes etre niveles sociceconémicos: « medida que baja el nivel, aumena la Ansiedad tanto en los nifos coma en las nia 16 Vou.2Ne1 (GENERO ¥ AUTOESTINA ‘CUADRON® 10 SUBESCALA N¢ 5: POPULARIDAD — Ht = M ps N x Ds N Alo 388 197 159 875, 216 45 Medio 801 236 162 75 228 149 Bajo a8 2 161 693 2at 159 HAMA O38 ace MAB, agar HMIMM 068, 256" MAIMM ane HMB. Lat MAB 1.60 MMO 219" Stoo == so [Nose observan diferencias signifiativas en cuanto al factor Popularidad que puedan arbuis le xexo (slo tendencia ‘intend on favor de los varones), Las diferencias ee prodvcen como conreeuencia de la variable nivel socioeeanémico: tanto Tas nifias como lo ifs de los nvelessocioeconémicos altos © Ae nveles socioecondmicos mls bajo. cabs i -hiben ms altos ponajespromeaio de Popolaridad, que sus pares RON IL SUBESCALA N° 6: FELICIDAD Y SATISFACCION NSE x Ds N ¥ 7 N ‘Alo a 13t 159 198 146. 145 Medio 189 146, ie ma 166 149 Bajo 116 13 161 698 183 159 HAMA 089. name, Soar MAB, Sore HMMM 189" AMM, 2o2 MA/MM 2a rr ane oss HBIMB HMB Fn cuanto al facor Felicidady stsfaciGn, solamente en el nivel rocioecondmico medio se observan diferencias significativas ene nis y nits. [ia variable nivel socioecondmico expica Ins diferencias observades, tanto para nifias como para nifios considerados en x8 ‘conjunc CONCLUSIONES, Los resultados de la investigacién realizada, agregan evidencia empirica muy significativa en Ta linea de comprobar que los varones muestran, ‘en promedio, mas altos niveles de autoestima que las niffas, en los niveles etéreos estudiados. Sirrelacionamos esto con otros estudios en que se ‘comprucha que el mismo esquema se mantiene durante el periodo de Ia adolescencia, se puede cconcluir que la realidad que se describe en la pri- mera parte de este trabajo (discriminacién labora, patrones de crianza diferenciados, expectativas istintas para hombres y mujeres en términos de Exito o presencia en la vida politica, en el campo de la ciencia, etc), tiene origenes muy tempranos. nel desarrollo. Un hallazgo interesante y que confirma la im- portancia de los factores de socializacién en la adquisicién del autoconcepto y Ja autoestima, Io constituyen las grandes diferencias encontradas entre los niveles de antoestima de los nifios de los diferentes estratos socioeconémicos. Considera- dos en su conjunto, los nifios de estratos altos cexhiben mds altos niveles de autoestima que sus pares de estratos mas bajos. Se observan diferencias importantes atribuibles a esta variable, tanto en la autoestima considerada globalmente, como en sus diferentes Factores. Los nifios de estratos altos cconsideran que su comportamiento es mejor, que rinden y pueden rendir bien en el colegio, que son atractivos y bien parecidos, aceptados por el grupo yy capaces de ejercer liderazgo, etc. Por otra parte, ‘sienten menos miedos, angustias y temores y, fi nalmente, son més felices. Si se considera cada subescala por separado, no hay diferencias estadisticamente significativas en MILICIC y GoROSTEGUT ‘obticnen puntajes mas altos en Conducta y mis bajos en Ansiedad. La tendencia se mantiene en ‘cuanto a que los varones obtienen puntajes supe- riores en todas as subescalas. Las niflas obtienen puntajes significativamente més altos en Conducta, independientemente del nivel socioeconémico de que se trate. Esto es muy coherente con el hecho de que a las nifias se les socializa dentro de esquemas de expectativas estereotipadas del rol, en que se espera que ellas sean obedientes y respetuosas de las normas so- ciales y de sus mayores, que son quienes imponen las normas. Alas niftas, en especial, les influye ta aproba- cin o rechaz0 de los adultos y, por lo tanto, los diferentes patrones de socializacién de acuerdo al _género, tienen en ellas gran impacto. Lo anterior interactéa con su mejor disposicién a acoptar nor- mas y a obedecer, lo que perpetia cl esquema al retroalimentarse mutuamente ambas tendencias. Las ninas de estratos altos se autoperciben ccon muy buen comportamiento general, no slo €en comparacién con los varones de su nivel, sino también en comparacién con las ninas de niveles socioeconémicos mas bajos. En relacign a esto, se podria concluir que la nifias de estratos altos han sido socializadas de manera més rigida en cuanto a los estereotipos del rol, y que han sido quienes ‘més han interanalizado las normas y convenciones sociales en relacién a estos esquemas. En este sentido, las niflas de estratos mis bajos se aseme- jan més a los varones en cuanto a su comporta- miento autopercibido. Finalmente, os resultados de la subescala An- siedad nos muestran que en todos los niveles so- ciales las mujeres son més temerosas, preocupa- das, trstes y menos satisfechas de ellas mismas, {ue los hombres. Por otra parte, a medida que se baja en Ia escala social, aumentan los niveles de ansiedad autopercibida. Las nifias de niveles socieconémicos bajos son, comparativamente, las ms afectadas por este sentimiento de infelicidad. En términos de salud mental de nuestros nitios, quis seria éste uno de los hallazgos més inquie~ fantes de este estudio, y estaria mostrando cual esl segmento de la poblacién més afectado por Ja situacién descrita. Quizas por alli podrian co- 1menzar los esfuer20s de los organismos pertinentes porrevertr el problema. BIBLIOGRAFIA Alealay,L, & Milici, N,(1991).Autoesima y awtoconcepto ‘jer: Algunas efleiones zor a realzaciOn del rol sexual. EPA'S. Vo. VI @), 8 suLI0 1993 Bandura, A (1984), Teoria del aprendizaje social. Madris Espasa Calpe. Bandara, A. (1977). Agression: A social learning analysis. Englewood Cliff N1.: Prentice Hall Bem, Si (1974). The measurement of psychological an ‘opyny. Journal of consulting and clinical peychology, 2 Block, H.(1983). Differential premises arising fom dif- ‘eental socialization of the rener ome conjtures. Child Development, 54,6. Dosek, JF, & Flaherty, 1.8, (1981). The developmental of the ‘ell concept during the adolescant years. Society for Re {earch in Child Development, 46,4, University of Chicago Prete Garret, C., & Kahn, L. (1980). The relationships of parental ‘expectations and preschool children's verbal acx ping 0 thee sex ping toy play behavior. Child Development 31, Gorosiegui, ME, (1992). Adaptacin y construccin de nor ‘mas de'la Escala de Auoconcepto para nitos de Piers Harris, Ssotago: Universidad CatSica de Chile. Tess pita optar al Tito de Psicsogo. Guilford, JP. (1950). Fundamental Statistics in Peychology ‘and ilucation, New York: Me-Graw Hill Bood Company Ino. Guilford, LP. (1954), Psychometric Methods. New Yosk: Me ‘Graw-Hill Bood Company nc, Hegstrmm, JL, & Gifts, W.J- (1982), Dominance rex and Teaser emergence. Sex roles, 27, 5.6. luston, A.C, & Carpenter, CJ. (1986). Gender structing ‘of active and socal behavior in mide childhood. Child Development 57,5. Lamb, ME” & Roopnasine, LL. (1979). Peer influences on ex role development in preschoolers. Child Develop ment. 50,4 Lamke, 1-K. (1982). The impact of sex role. Orienaton ‘on self ester in easly adolescence. Child Development, 33.6. -Maccoby, BE, Sacklin, CN. (1974). he prychololgy of sex dliferences, Stanford, Ca: Stanford University Press Maccoby, EE, (1980). Sex differences in agression: re- joinder and teprze. Child Development, 51,4 “Me Consighy, MJ. (1979). Gender permanence and the genital bass of gender! Stages inthe development of constancy in gender indentity. Child Developmen, 50,4 Mastad, CM. (1981). Sex role identity adjustment doing Molescence. Chi Development, 32. Me. Tile, S.M.,& Huston, 7c. (1984). Man and woman as ‘rents. Sex ole orientations, employement and parents oles with infants, Child Development, 56,4 Osfermia, LR. (1986), Visibility nd evaloation of female ‘and male leader. Sex role, 14. Piers, E (1967). Manual forthe Piers Harris Children's Self ‘Scale. (The way I feel abou myself). LA. Cal: Wester Psychologies! Services Piers, E. (1976). The Piers-Hamis Children's Self Concept ‘Scale. Research Monograph, counseling Recording and Test Piers, E, (1984) Piere Harrie Chiaren's Self Concept Seale ‘evied Manual, Cab: W.PS. Schein, V-E. (1975), Relationships between sex role stereo- iypes and requisite menagement characteristics among, female managers. Journal of Applied Prychology, 60. ‘Sein, LA, & Spratkin, C. (1984). The salience of gender ‘and the proces of sx tiping in three fo seven years old huldsen: Child Development, 55,4 Sioddan, T., & Turie, E, (1985). Children’s concepts of ‘rove gender activities, Child Development, 6,5. vou.2Nt “Tauber, M.A, (1999). Sex differences in parent-

You might also like