Beatrice Hibou Delaprivatizaciondelaseconomiasalaprivatizaciondelosestados

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Beatrice Hibou DE LAS ECON WP wa ean Analisis de la formacion continua del Estado ry rs a a $ = PR eet eee eee Rol PI Cauie mn eUte(sOOR Ie C RMS ten Cente ete la imagen de un gobierno venido a menos, en el que los tradicionales actores politicos han abdicado en favor de los intereses privados. En este libro, Béatrice Hibou muestra que este fenémeno, menos catastréfico de lo que suele creerse, es en realidad una nueva modalidad de produccién de lo poli- tico: en los Estados contemporaneos, los grupos de interés se integran al ejercicio del poder, acoplandose con las élites diri- Pe SS ecto Sn Ono re eC oaoy eee ha seeC Oko Raton Cun PCG are tree ir omc eek PC ee Corn Chern coco BRUT RRR PU CRO erm cr omntt Ck un Cicer eine Cana) Pete er te onan kone oc ae Africay Europa del Este estudiados aqui, y que ya no responden PU C Se UES ME seu) ere peks ee Teen nl ae iL ce Hibou (Francia) es investigadora del Centro Nacional Reet ocn ens otaku cesta Preece ceeon ae ea eee ten cote cetera es SAU Ecce eae sus gSc ae a S inalization of the State in Africa (1999), autora de Anatomic oer ee a CCL ee A cee Foe err ae ao Ca des Etats PREY Se ee a haa ee ee pravanas Arr ert FONDO Ga foyee aie ECONOMICA u UMBRALES Coleccién dirigida por Sucede con frecuencia que lo mejor, lo mas e interesante de lo que se escribe en otros id mucho en traducirse al espafiol. O no se traduce Y desde luego sucede con lo mejor y lo mas que se ha escrito en las ciencias sociales de | veinte o treinta afios. Y eso hace que la dis publica en los paises de habla espafiola te en los términos que eran habituales en el trabajo de los académicos mas notables de los t tiempos en antropologia, sociologia, ciencia historia, estudios culturales, estudios de g Béatrice Hibou DE LA PRIVATIZACION DE LAS ECONOMIAS ALA PRIVATIZACION DE LOS ESTADOS Analisis de la formacién continua del Estado Prélogo FERNANDO ESCALANTE GONZALBO Traduccién GUILLERMINA CUEVAS 3 FONDO DE CULTURA ECONOMICA a> Béatrice ve De la privatizacién de las economfas a i dela formacién continua del Estado / Béatrice Hibou ; p Gonzalbo ; trad, de Guillermina Cuevas. — México : FCE, 86 p.; 17 x Licm— (Colec. Umbrales) ISBN 978-607-16- 1482-7 1. Privatizacion — Economfa 2. Privatizaci6n — Politica y calante Gonzalbo, Fernando, prol. II. Cuevas, Guillermina, tr. II LC HD385 ee Distribucién mundial Disefio de portada e interiores: Paola Alvarez Baldit Este texto fue publicado originalmente como “De la privatisation des économies 4 la privatisation des Etats. Une analyse de la form continue de I’Etat”, en La privatisation des Etats, de Béatrice Hibou (¢ Karthala, Paris, 1999, pp. 11-67. Esta traducci6n se publica por acuerdo con Editions Karthala © 1999, Editions Karthala D.R. © 2013, Fondo de Cultura Econémica Carretera Picacho Ajusco, 227; 14738 México, DE Empresa certificada ISO 9001:2008 Comentarios: editorial@fondodeculturaeconomica.com www.fondodeculturaeconomica.com ‘Tel.: (55) 5227-4672; fax: (55) 5227-4694 Pe pete la reproduccién total o parcial de esta obra, sea cual, io, sin la anuencia por escrito del titular de los derechos. (SBN 978-607-16-1482-7 ; , Impreso en México + Printed in Mexico INDICE Prélogo, Fernando Escalante Gonzalbo ... . ilisis de la formacién continua del Estado ..... Extensidn de los modos de gobierno indirecto . . Configuraciones africanas . 2)... 2 em Configuraciones magrebis ..........045 El desarrollo de los mercenarios y de las empresas de seguridad privadas ........ El papel de las negociaciones y los arreglos inestables . 2°°3 (0 SRS 2 eeeeeee a La privatizacién como “descargo” y como “gobernabilidad™0e) ig eienee ae eee oe Historicidad y especificidad de la privatizacién del Estado... . La trivialidad histérica del gobierno indirecto privado that aa El peso de las trayectorias en el significado de los procesos actuales de privatizaci6n . . . Rupturas de la continuidad .. 2... 2... : La “privatizacién” como ejercicio incierto del poder del Estado’ Trax ae z bi éLa “descarga” es un nuevo intervencionismo? . . . 78 3 PROLOGO Seria dificil escoger entre los textos de Béatrice Hibou uno que fuese particularmente importante, més incisivo, mas original, de mas alcance, 0 que de alguna manera pudiera servir como resumen de los demas. Seria dificil porque en realidad son todos trazos de un mismo cuadro —partes de un mismo programa de investigacidén—. Y a fin de cuentas son todos indispensables para alcanzar la imagen de con- junto que es acaso la contribucién més importante de Hi- bou. En cambio, si se tratara de encontrar un titulo que pu- diera servir como definicidn de su proyecto, yo no tendria duda en proponer el de su libro de 2011: Anatomia politica de la dominacién. La analogia biolégica es transparente, para ahorrar explicaciones, porque precisamente eso es lo que ha venido haciendo desde La fuerza de la obediencia y La cri- minalizacién del Estado: ocuparse de la tarea basica, ele- mental, de nombrar las partes, explicar las articulaciones, el funcionamiento del sistema de la dominacién. la sobriedad de los titulos secamente descriptivos es par- te inconfundible del estilo de Béatrice Hibou. No es trivial y Ro es un capricho. Necesita esa sobriedad porque sobre todo le importa evitar confusiones. Porque sus conjeturas con frecuencia van en contra de supuestos muy basicos de nues- "to sentido comin. Tiene que nombrar hechos nuevos, y Procura nombrarlos y explicarlos con absoluta claridad, sin hacer alardes, Es una de sus mayores virtudes —escribe con hata que se entienda lo que dice—. El sled * om ie Mario: pasadas dos o tres paginas, en cualquiera de Xtos, esté uno metido de Ileno en el mundo perfectamente 8 PROLOGO i familiar de las privatizaciones, la corrupcién, el co, las guerras civiles de Africa, la nueva economia, telismo, mafias, ecologistas y elecciones —el mundo ¢ periddicos de todos los dias, que repentinamente extrafio—, porque resulta que se entiende. No podria ocultar el entusiasmo que me i de Béatrice Hibou; s6lo quisiera ser capaz de exp tragico ajedrez de la Guerra Fria produjo una ilu tabilidad: de las fronteras, de las formas politicas, temas juridicos; también de los esquemas co Como lo dice el hermoso titulo de Alexei Yurchak: para siempre, hasta que desaparecié. Subitamente, biante, confuso, y necesitamos a cada paso cufias, pa calces para sostener modelos y teorias que ya no exp gran cosa, y encajar en alguno de nuestros esquei tales la violencia étnica, el retorno de los brujos, religiosidad, la corrupcién desbordada, cfnica, la cri Multiplicamos los adjetivos y los afijos para sena post, cuasi, narco; lo que sea. Pero seguimos sin € bien a bien lo que sucede. Nos queda por lo general gen desdibujada, con una confusa carga moral. Acaso seguimos contando con que el orden verdadero, el qu tabilizard tarde o temprano, es el de los afios sesent Estados soberanos, legalidad, ciudadania, Ifmites clare lo publico y lo privado, y seguimos convencidos de q de hoy, en el Congo 0 en Pakistan 0 México, es una’ cion, un desvfo mas o menos grave pero transitorio. do volvera a ser el Estado, el mercado volverd a fu como mercado, y lo mismo el derecho, y lo demas. Seguimos pensando que lo de hoy es tragico, turbio, P' nalmente irrelevante, a . Béatrice Hibou tiene otra idea, y sigue un can para explicar el presente, No piensa que esto meena g253 geae Ac PROLOGO es que vayan a remediarse con el tiempo, sin cios del surgimiento de una nueva configuracién pol gn todo caso, no piensa que las caracterfsticas del sist de dominacion puedan darse por supuestas de ante _-y es lo que hemos venido haciendo, los ultimos veit afios; hemos dado por supuesto al Estado, y una larga : de atributos del Estado, empezando por el caracter pul del poder soberano—. a La originalidad de la obra de Hibou estriba en que es absolutamente clasica en su ambicién, en su método, en estilo. Tiene la sobria solidez de la sociologia de Durl de William I. Thomas o Robert Merton. Y la compa no es exagerada. Su secreto esta a la vista en todo mo! to, y no es en realidad ningtin secreto. Consiste en ton como punto de partida una pregunta elemental, simp ma, y atenerse a ella. De hecho, se limita a preguntar: torsion que pasa es que se la toma en serio como pregunta, y t de responderla en serio, paso a paso, como hubiese hee cualquier socidlogo sensato de hace un siglo. Escoge un gulo, una via de exploracién, una conjetura, y echa de un conjunto de referencias verdaderamente abrumat va acumulando ejemplos para contrastar sistematicament su hipotesis: Mozambique, Angola, Chad, Tunez, Marrue- ee Congo, la Unién Soviética, Indonesia, Iran, China. Senta la idea, una pequefia idea, muy basica, esta. un — eh z rolaras el argumento es un punto mas sdlido, ma- Doe cong cuidadoso, mas convincente. : tice rite dificil escoger uno entre los textos de Béa- risa oa ptamos por La privatizacion del Estado, un mite yer oe » Parte de un proyecto colectivo, porque per- ince claridad cémo se articulan las diferentes di- ‘ones del sistema de dominacién. : eg eae aa 10 PROLOGO Vale la pena adelantar un esbozo del argum vatizacién del Estado significa exactamente eso; ejercicio del poder politico organizado bajo la forma ¢ —soberania, division de poderes, legalidad, buro depende cada vez mas de recursos privados, y se ; cada vez mas a través de agentes privados. Es decir: |, tizacién no es una renuncia, sino una forma de gob Parece una obviedad, que esta en la prensa todos Pero si se piensa un poco, la idea pone de cabeza lo q nuestro sentido comtn. El proceso de privatizaciéy plica que el Estado pierda autoridad 0 poder, quep nos de compaiiias, o de particulares, sino que el pode) formalmente corresponde al Estado, o que corresp institucién que llamamos Estado, se ejerce a través dades privadas. No es por eso menos poderoso el E; —aunque sin duda es menos transparente—. Normalmente, cuando se habla de privatizacién s tiende que se trata de la propiedad de empresas que publicas. Es algo facil de entender, mas o menos segtin el caso, pero relativamente trivial. Béatrice tiene en mente un proceso mucho més amplio, que dé luego incluye la venta de empresas publicas, pero qué bién implica otras muchas cosas: la explotacién pri recursos minerales, forestales, energéticos; la co de servicios piblicos de transporte, educacién, sal gia; la delegacién de funciones de regulaci6n, vig seguridad social que antes correspondian al Estado, bién de la gestion de fondos para el desarrollo, pro de ayuda, campamentos de refugiados, cdrceles, € concesién de funciones soberanas: fiscal y de Se En general, se supone que los intermediarios pri tizan mayor eficiencia, mejores resultados, men cion. La idea es siempre discutible, con frecuencia © de fundamento, pero lo importante es que no S¢ PROLOGO an rmas de ge stién econdmica, sino de nuevas formas de de fo! ; - sulacién politica —una nueva forma de gobierno—. al Estado legal-racional es una idea que confiere legiti- midad y coherencia al sistema de dominacién. Su existen- cia es fundamentalmente imaginaria. No es la Unica forma de lo politico, ni la unica forma de autoridad, ni siquiera la nica forma moderna de ejercicio del poder. Durante la ma- yor parte del siglo xx la idea dominante del Estado, de ese Estado legal-racional, subrayaba en particular el cardcter publico de la soberania politica y de la regulacion econémi- ca, la definicion territorial de la autoridad y la supeditacion de la economia a la politica. Y en esos términos se definian las formas de gobierno. Eso es lo que cambia con el proceso de privatizacién: no desaparece el poder politico, sino que se ejerce de otra manera. La idea de que haya un retroceso del Estado, una pérdida de soberania, capacidad o autoridad, una disminucién del poder politico es consecuencia de haber adoptado una defi- nicién normativa del Estado legal-racional como definicion empirica del Estado. Y una definicién que corresponde a una experiencia histdrica muy concreta y limitada. El resul- tado es que se pierde de vista el hecho social de la domina- cién. Las formas concretas de ejercicio del poder aparecen en un margen mas 0 menos impreciso, bien como desvia- ciones morales, bien como derivaciones de la economia. El proceso de privatizacién del Estado implica una re- duccién de los instrumentos de intervencién directa en la €conomia, y una erosién sistematica de la acci6n adminis- pee aus se traducen en la aparente supremacia de las arias lel mercado. Digo aparente porque no es que el bre eS impongy con una fuerza irresistible, Detras de ns e mi y detras del funcionamiento con- ‘iy ee quier mercado, hay siempre una decisién poli- a distribucién de recursos, sobre las formas de 2 PROLOGO produccién, circulacién y apropiacién de bienes q ficia a sujetos sociales concretos. En la practica, lo ae: es un nuevo arreglo politico, una adaptacién a las wee restricciones internas y sobre todo externas, que st ey ce en la eleccién de formas de gobierno privado ind a F —no menos, sino mas coercitivo, pero fundamenta to a opaco—. none La apropiacién privada de recursos naturales, imp publicas, bienes colectivos, es un hecho econémico, otro via de acumulaci6n, pero es también una estrategia d dof der, que contribuye a la formacién del Estado. De hec info segtin Hibou, es seguramente el modo que adopta con mé Béat frecuencia en la actualidad la formacién del Estado. Un i tado mucho menos burocratizado, que no necesita ene presencia uniforme y asi evita muchos de los costos de los aparato administrativo, pero que no por eso es menos sar La privatizacion del Estado tiene muchas consecuencias vo, Para comenzar a entenderlas es indispensable tener present clas que el modelo de gobierno directo, burocratizado, perma nente y continuo, ptblico, de base territorial, tal como pu ejercerse en los paises industrializados durante buena pat del siglo xx, no es la nica forma de existencia del Estad Y que la mediacidn a través de agentes privados es un méto- do como cualquier otro de ejercer el poder. El argumento resulta desconcertante al principio. En” cuanto Béatrice Hibou comienza a desgranar sus ejemplos: Mozambique, Camertn, Costa de Marfil, Sierra Leona, Ar- gelia, Tunez, China, se vuelve transparente, casi obvio. Y de traza absolutamente clasica, es decir, de conceptos claros, simples, contrastables. La privatizacion es el mecanismo basico del nuevo Esta- do. Aplaudida, impulsada por los organismos internaciona- les, porque es la tinica solucién légica y moralmente defen- dible para la retérica neoliberal —no hace falta ni siquiera _ PROLOGO “wa 1 la eleccién, porque en el clima cultural de los a anos las empresas privadas y las ONG son més confiables que el Estado—. Pero la privatizacién aparece ademas como una solucién natural, y en estricto sentido no politica. No sdlo descarga al Estado del costo del apara- to administrativo, sino también de la necesidad de elaborar 4 un discurso de legitimacién. El nuevo orden se explica por imperativos técnicos. Hay otras dimensiones del orden, otros mecanismos en el sistema de dominacion, empezan-— do por la organizacion, el control del acceso a los mercados informales, a los mercados ilegales. El resto de la obra de Béatrice Hibou se ocupa de ellos. En contraste con la frivolidad del lenguaje dominant enel espacio puiblico, en contraste con la superficialidad de los modelos al uso, la obra de Béatrice Hibou invita a pen- sar de nuevo porque muestra que es posible pensar de nue- vo, con la sobriedad de los clasicos, con la claridad de los clasicos. Es aire nuevo, una invitacién a respirar. justifica’ mos treinta ANALISIS DE LA FORMACION CONTINUA DEL ESTADO Los anilisis sobre la globalizacion, universalizacion 0 internacionalizacién de las economias dan fe hoy en dia de Jos cambios en los modos de intervenci6n del Estado en la economia. En el ambito internacional, S. Strange habla de la “retirada del Estado”,' proceso que resultaria de una “difusion” del poder y, por tanto, de delegar la autoridad en agentes e instituciones privadas. Este ascenso de los actores: privados en el nivel internacional conllevaria no sdlo una pérdida de legitimidad y de eficacia de las medidas del Estado; también un vacio de responsabilidad. En el ambito nacional, se subraya, segtin el pais y el autor, la pérdida de legitimidad, de soberania y de autoridad del Estado o su inconsistencia. La idea mas extendida es que la funcién econémica de los Estados-nacién es ya obsoleta, o cuando menos muy marginal.’ S. Strange, The Retreat of the State: Diffusion of Power in the World Economy, Cambridge, Cambridge University Press, 1996. [Edicién en es- pafiol: La retirada del Estado: la difusi6n del poder en la economia mundial, 2 ed,, trad. Josep Ibafiez, Barcelona, Icaria, Intermén, 2003-] * Los autores més conocidos de esta tesis son M, Porter, Ventaja com- Petitiva, México, cEcsA, 2002; R. Reich, L’économie mondialisée, Paris, Du- nod, 1993 (edicién estadunidense: The Work of Nations, 1991) [edicion en espariol: El trabajo de las naciones, trad. Federico Villegas, Madrid, Ver- Sara, 1993] o Peter Drucker, Post-Capitalist Society, 1993. [Edicion en es- Pafiol: La sociedad poscapitalista, trad. Marfa Isabel Merino Sanchez, Bar~ oe Apéstrofe, 1993. Véase también C. Chavagneux, “Peut-on matriser carton tialisation?”, Economies et Sociétés 4, serie P, 1998. Para una expli- maen de la difusion de las privatizaciones de empresas publicas en el ‘undo por Ja internacionalizacién de los mercados y el entorno interna- Transformation of the State in the Third World. 16 BEATRICE HIBOU miento, casi una desintegracién del poder; num viaciones de la tradicién de centralizacién, s econdémica, de la autoridad politica y burocratie; da del control total y directo del Estado sobre la nacional y la mayor parte de sus intervenciones; mento de la coaccién exterior y, por ello, una premactfa del mercado, ademas de la creciente de las administraciones que llega, en ocasion funcional. Esta comprobacién se analiza como de la impotencia del Estado, de su incapacidad pa conjunto territorial y de la economia, de la cri timidad de un Estado cada vez menos capaz de como referencia. No obstante, esta percepcion de lucién actual plantea problemas porque se le ap1 tivamente: se observa menos eficacia en las interve nes del Estado, disminucidn de sus controles moronamiento de la accién administrativa. Habla tirada del Estado, casi de su inconsistencia, y en de “pérdida” (ya sea de su soberania, de su legitim su capacidad o de su autoridad), remite a un a mativo. En los pafses en desarrollo, estas normas son | la ideologia desarrollista enunciada a partir de la de 1950. cional, G. J. Ikenberri, “The International Spread of Privatizatio ments, Learning, and ‘Policy Bandwagoning”, en E. Suleiman y J. Ws eds.), The Political Economy of Public Sector Reform and Pri Boulder, Westview Press, 1990, pp. 88-110. Para los paises en desdl® 1. Zartman (ed.), Collapsed States. The Disintegration of Legiti sib, Boulder/Londres, Lynne Rienner, 1995; R. D. Kaplan, 4 i meh » The Atlantic Monthly 273(2), febrero de 1994, pp 44-76¥ Be’ » “Why States Decay”, capitulo por publicar en K. Schlichte ANALISIS DE LA FORMACION CONTINUA DEL ESTADO 7 Por el contrario, si se intenta abstraerse de sus refe- rencias fechadas y ci cunscritas, no es tan seguro que es- temos ante un movimiento de retirada o de minimo in- tervencionismo. Hoy, el Estado pasa por una indiscutible metamorfosis, sobre todo por la internacionalizacién de las economias y de la modificacién de las estructuras pro- ductivas. Pero antes de decir, con S. Strange, que el Estado se ha trivializado, que ya dejé de ser excepcional y que ya no es Ja fuente de la autoridad suprema, es necesario in- tentar aprehender las modalidades precisas de interven- cién y de influencia econdémica que el Estado ejerce hoy en dia. Reflexionar sobre la hipstesis de la “privatizacién de los Estados” es permitirse eventuales y novedosas formas de poder y de gobierno, es entrever nuevas representaciones de lo politico. También es darse la oportunidad de conside- rar como una nueva modalidad de produccién de lo politi- co las estrategias estatales que parecen estar en retirada, en declinacién, casi en descomposicién, como parte del pro- ceso de formacién continua del Estado. Si el término mis- mo de “privatizacién” es una alusién explicita a la retérica liberal dominante, hablar de la “privatizacién del Estado” €n ningtin caso constituye un desliz semantico, un juego de palabras; esta expresién traduce los procesos concomi- ae ef sepia la participacién de intermediarios pri- ee amas creciente de funciones que antes le Ruane ae : bees al Estado, y de una nueva dis- Bey los oe ultimo, pues la privatizacién de las em- ae ine publicos se ha extendido a otras dreas . nciones del Estado, no por instigacién del Parato burocratico ni del poder publico, sino por, cuando Menos, dos movimientos dificil y dis i bi ‘ Bitte las propia cee ificilmente disociables. Por una tales fone re formas han dado lugar a efectos colate- y a menudo no deseados que han permi- 18 BEATRICE HIBOU tido esta difusién:’ reduccién del gasto presupuestal problemas financieros concomitantes de las adminis| nes; deslegitimacién de las administraciones y de las tancias publicas; disgregacién del poder de decision; gamiento de primacia a la legitimidad exterior por sob interior, a la rapidez de las formas de actuar y a los res dos sobre los medios. Por otra parte, los actores econémi cos y politicos, cualesquiera que sean, contribuyeron a vez a transformar las reformas y el entorno en que habiat tenido lugar, a la vez que convergian, a través de sus estra- tegias y también a través de los conflictos, en compromi: sos y negociaciones entre grupos diferentes dentro de sociedad, para conformar los nuevos perfiles del Estado de las formas de gobierno.‘ De tal suerte que hoy, la priv. tizacién concierne también, y quiz4 sobre todo, al desarro- Ilo, a los recursos econdmicos, a las funciones reguladot y hasta a las funciones imperiales del Estado. Por multiple: que sean, estas privatizaciones, “silvestres” o programada tienen en comtn su eco favorable en el discurso liber predominante, ademas de difundir el uso de intermed rios privados para gobernar, de modificar no sdlo las f mas En « a3 re g 3]. Linz y A. Stepan, Problems of Democratic Transition and Consolid tion. Southern Europe, South America and Post-Communist Europe, Was ington D. C., Johns Hopkins University Press, 1996; B. Hibou, “Econ¢ politique du discours de la Banque mondiale en Afrique: du catéch économique au fait (et méfait) missionnaire”, Les Etudes du CERI 39, a8 de 1998 (publicado también en Esprit 245, agosto-septiembre de 19% * Los “caminos silvestres” de la liberalizacién son bien conocides de entonces; han visto a los principales actores econémicos y pO jugar con las reformas para desplazar sus ingresos, para adaptarse a la fr mentacién politica y de la crisis financiera del Estado, para extern costos de las transformaciones econémicas y para acrecentar sus Te sos econdmicos. Véanse B. Hibou, L’Afrique est-elle protectionist chemins buissonniers de la libéralisation extérieure, Paris, Karthala, 19 “Les enjeux de l’ouverture au Maroc. Dissidence économique et con politique’, Les Etudes du cErr 15, abril de 1996. BERR ESRB REG SESS 8 ANALISIS DE LA FORMACION CONTINUA DEL ESTADO 19 mas de reglamentacién politica y las formas de soberania. En otras palabras, de desplazar y relativizar las fronteras entre “puiblico” y “privado’, entre “econdémico” y “politico”, en- tre “licito” e “ilicito”. EXTENSION DE LOS MODOS DE GOBIERNO INDIRECTO Configuraciones africanas Con algunos ejemplos se puede aclarar el interés de este enfoque. Considerando la exacerbacién de los conflictos, la gravedad de la crisis econdémica y la intensidad de las ten- siones sociopoliticas, el Africa Subsahariana sin duda es hoy una de las regiones mas adecuadas para hacernos entender la importancia de estas nuevas formas de gobierno. Para ello, sin embargo, es necesario dejar atras la imagen de desorden, anarquia y “tinieblas” (Joseph Conrad) que parece caracte- rizar a la mayor parte de las sociedades africanas e intentar descubrir lo que pasa tras las impresiones de “disolucién’, “jmplosién” o desaparicién de los Estados del subcontinen- te. Sobre todo es necesario estar particularmente atento a las relaciones ocultas, al funcionamiento de las diferentes redes de pertenencia (regional, religiosa, étnica, educativa, etc.) y a la dimension de lo invisible. Mozambique ofrece un ejemplo de privatizacién casi completa de las formas de gobierno, privatizacién que con- cierne tanto a los recursos econdémicos como a la casi tota- lidad de las funciones soberanas del Estado.* La privatiza- cién concierne antes que nada a la administraci6n. Como * Fuentes: sobre todo entrevistas, prensa especializada (Marchés Tro- picaux et Méditerranéens, Nord-Sud Export, La Lettre du Continent, Afri- ca Confidential, Africa Analysis) y local (Médiafax, Noticias, Savana), asi como observaciones personales (enero-febrero de 1997). 20 BEATRICE HIBOU en muchos paises africanos, el control de valor e se privatizé en favor de una empresa de vigila caso, la sas, después Inskape), pero esta privatizacion aduanas hoy en dia se ha extendido a las labores de cion y cobro de los derechos de entrada (funcién dada a la empresa Crown Agence); ademis, cie! representacion exterior esta en curso, puesto que tor de migracién (que resulta ser hermano del presi la republica) vende pasaportes diplomaticos verdadero sos. Las grandes empresas privadas, a menudo extran imponen ellas mismas el respeto a la ley y los regla recurriendo a veces a métodos fuertes y a policia pi Sin embargo, este llamado sistematico a actores extranje no debe ilusionar: corresponde menos a una pérdida de s¢ berania del Estado y a un proceso de recolonizacién® que ejercicio indirecto de esas funciones administrativas de élites dirigentes, merced a contratos firmados en secrets que se renuevan automaticamente. De la misma mani delegacion de funciones imperiales al sector privado nal sigue bien sujeta gracias al control y la estructura quica de las redes y del estrechamiento del espacio polit En raz6n de las deficiencias flagrantes del aparato a nistrativo,® la privatizacién se extendid répidamente ° Para una interpretacion de estos hechos en términos de recolon véase D. Plank, “Aid, Debt, and the End of Sovereignty: Mozambique Donors”, The Journal of Modern African Studies 31 (3), 1993s PP: 7 Sobre la sujecién del poder en torno a ciertos segmentos del F véase C. Messiant, “La paix au Mozambique: un succes de 'onu”, en chal y C. Messiant, Les chemins de la guerre et de la paix. Fins de co Afrique orientale et australe, Paris, Karthala, 1997 (Coleccién ques), pp. 49-105. * De los 487 técnicos empleados en el Ministerio de Finanzas pal administracién portuguesa, después de la independencia sdlo 13 $8 BRESSEITSRR SPOR RBOABEOASHRReRears ae Fag ANALISIS DE LA FORMACION CONTINUA DEL ESTADO a operaciones y funciones de desarrollo una vez que termind la guerra civil. La llegada masiva de ayuda’ agravo la propen- sin a la administracidn elusiva: frente a multiples propuestas de las oNG y de los socios capitalistas del Estado, las autori- dades y las administraciones mozambiquefias son incapa- ces de coordinar, administrar y ordenar las prioridades. Sin embargo, también en este caso, dicha incapacidad para controlar suele ser sdlo aparente, y en todos los casos, casi siempre superficial: los financiamientos del exterior de he- cho son acaparados por las élites nacionales y sus presta- nombres locales.'® Esta apropiacién puede operarse direc- tamente, por ejemplo en el caso de proyectos de construccién de escuelas y hospitales 0 de donacién de vehiculos a la policia o a la administracion civil, aunque la mayor parte del tiempo opera de forma indirecta: aceitando los engra- nes de una economia politica rentista ya privatizada, las clases dirigentes refuerzan su posicién con la complicidad de grandes empresas privadas que a menudo son conside- radas por los socios capitalistas como tnicos interlocuto- daron en Maputo y ninguno en provincia. Todavia hoy, los mecanismos de planeacién, de presupuestos y de control de los gastos piblicos son desastrosamente insuficientes y el personal no esti calificado. Véase, so- bre todo, L. $. Graham, “The Dilemmas of Managing Transitions in Weak States: the Case of Mozambique”, Public Administration and Devel- opment 13, 1993, pp. 409-422, y J. Hanlon, Peace without Profit: How the iF Blocks Rebuilding in Mozambique, Londres, Irish Mozambique Soli- darity and International African Institute, con James Currey y Heine- mann, 1996. ’ Los donativos pasaron de 56 millones de délares en 1980 a 213 en 1986 y a 304 en 1987, hasta llegar a 565 millones en 1994; la ayuda tal vez represent casi 70% del pt en 1993. Véanse los documentos internos de instituciones internacionales (Banco Mundial y Fatt) y Hanlon, op. cit. '° Véanse, por ejemplo, J. Hanlon, op. cit., y Mozambique: Who Calls the Shots?, Londres, James Currey, 1991, asi como M. L. Bowen, “Beyond Reform: Adjustment and Political Power in Contemporary Mozambique”, The Journal of Modern African Studies (30)2, 1992, pp. 255-279. 22 BEATRICE HIBOU res confiables.'! Estas derivaciones se acentiian por ¢ mo de los donadores, que no dan seguimiento estri sus fondos ni verifican su utilizacién exacta; ta: ponen condiciones mas que a actores ptblicos cad mis inconsistentes.”” Por otra parte, la mayoria de los recursos econén del pais hoy son acaparados por actores privados. La exy tacién del mar (peces, camarones y corales) ya esté ent = nos de compajiias extranjeras (sobre todo sudafri ciad ponesas y espafiolas) vinculadas con militares y faccion gas, hombres politicos importantes: no se conocen los volt sabi nes ni las utilidades exactas de esas exportaciones, que st pris sin embargo, los principales recursos del pais. Esta pri ran; zacion de los recursos maritimos (pero también de otf ben actividades) ha implicado, ademas, la privatizacién de I Fre! terminales portuarias. Las explotaciones forestales se ve titu den a particulares, sobre todo extranjeros, cercanos al ade gimen (como el proyecto Mosaflorestal, en beneficio M. Blanchard, financiador de la Renamo durante la guen de} civil y sumada hace poco a Frelimo). La apropiacién de ti lat rras en torno a Maputo (por personas cercanas al preside vad de la republica, del alcalde de la capital y de ministros inf yentes) y en el resto del pais (después concedidas a ai My ners sudafricanos, a oriundos de Zimbabue y a po Mo ses) constituyen operaciones estrictamente privadas: | = reglas claras ni opciones definitivas en cuanto a las po a por aplicar, las tierras son ocupadas por actores es Dik rou ™ Reflexiones a partir de una evaluacién del proyecto levado ~ personalmente para una agencia de cooperacién. cris ” Véase B. Hibou, “Economie politique du discours de la Banque m aaa diale...”, op. cit., para un andlisis de los “ardides” de los destinatarios cen ayuda y de las consecuencias involuntarias de las condiciones impues (co por los socios capitalistas (e implicitamente contra la interpretac! 19¢ términos de recolonizacién). ANALISIS DE LA FORMACION CONTINUA DEL ESTADO 23 mente relacionados con las autoridades locales.” Last but not least, el auge de las actividades delictivas y de diferentes mercados paralelos se debe en gran medida a élites dirigen- tes que buscan nuevas oportunidades econémicas, ya sean prestanombres 0 intermediarios (a menudo de origen ex- tranjero, muy en especial indo-paquistanos) que hacen acto de presencia: los nichos de actividades se reparten entre las diferentes facciones, la tolerancia es perpetuamente nego- ciada, las operaciones contra la criminalidad (trafico de dro- gas, de vehiculos robados, de cigarrillos, etc.) se calculan con sabiduria. Paralelamente, la multiplicacién de las empresas privadas de seguridad, controladas por ex militares de alto rango, ministros y dirigentes de empresas privadas, se ha beneficiado con la desmovilizacién de los combatientes del Frelimo y de la Renamo: estas empresas son a la vez un sus- tituto de la policia incompetente y de un ejército indoeil, ademas de un recurso econémico muy importante. Camertin presenta un perfil similar.'* La privatizacion de las aduanas es total (a beneficio de la sas) y, desde 1997, la tributacién indirecta también se delegé a una empresa pri- vada (Revenue Management Associates Ltd —RMA—, su- Ademés de los diarios nacionales, cf. Bowen, op. cit., asi como G, W. Myers y H. G. West, Land Tenure Security and State Farm Divestiture in Mozambique, Maputo, 1993 (1c Research Paper 110, Universidad de Wis- consin, Madison, para usatD). ™ Fuentes: principalmente entrevistas, prensa especializada mencio- nada en la nota 5, prensa local (Le Messager, Challenge Hebdo, Elimbi, Dikalo, Action, L'Estafette, Le Patriote, La Nouvelle Expression, Came- roun Tribune) y observaciones personales (mayo de 1993 y abril de 1996). Véanse también Hibou, “Le ‘capital social’ de I’Etat falsificateur, ou les russes de l’intelligence économique’, en J. F. Bayart, S. Ellis y B. Hibou, La criminalisation de I’Etat en Afrique, Brusclas, Complexe, 1997, pp. 105-158, y A. Mbembe, “Crise de légitimité, restauration autoritaire et déliques- cence de I’Etat’, y J. F. Bayart, “Conclusion’, en P. Geschiere y P. Konings (coords.), Itinéraires d'accumulation au Cameroun, Paris, Karthala-ASC, 1993, PP. 345-374 Y 335-344» Tespectivamente. BEATRICE HIBOU cursal del banco Lazard Fréres, encargada de cob puesto sobre facturaci6n). Una parte cada vez explotacién forestal se concesiona, segun conve se mantienen en secreto, a intereses extranjeros (franceses y libaneses, pero cada vez con mayor asidticos, sobre todo malasios e indonesios) a también se ha otorgado participacién en los puertos. mente, la tributacién de estas actividades tambi privatizado totalmente: la contabilidad nacional no ni el volumen ni el valor de las exportaciones; tampoc ingresos fiscales y aduanales. La administraci6n se pi por segmentos, como demuestra la obligacién de cionario de recurrir al bakchich para recibir su paga, 0 un ministro de pagar para poder utilizar su linea pres tal. La violencia privatizada desempefia funciones politi pero también econémicas, para provecho de la clase po ca: numerosos servicios de seguridad pertenecen a tros (como el de Defensa) o a dignatarios de alto n los feymen'* son estafadores tolerados y hasta vinculac con el poder, aunque sélo sea de forma intermitente. Costa de Marfil es interesante porque ofrece wi riante de este fenémeno. De hecho, la fachada de libe: cién dominada y de reduccién de las intervenciones e contexto de funcionamiento eficaz y tradicional del to de gestion del Estado oculta en realidad practicas m diferentes.'* Ademés del aparato burocratico tradicional, * El término feymen proviene del pidgin: c : fonunaa tats delat de taquiin So neh aoe (pero no de la violencia); sugiere igualmente la capacidad de falsificar, ¥ introducirse en otra piel y de desaparecer. Los feymen organteay Ie timos y fraudes financieros. Véanse la prensa mencionade antes » bo bou,"Le‘capil sci de Etat fasgeateu ae on ‘uentes: principalmente entrevistas, prensa especializad da en la nota § y observacione, il de yaa ) oe en. 's personales (abril de 1993, mayo de 1996: he: on gu ————— ANALISIS DE LA FORMACION CONTINUA DEL ESTADO 25 una verdadera administracién paralela: los funcionarios des- empefan dos funciones, una publica, poco activa, y otra privada, a menudo muy lucrativa. Los feudos administrati- vos asi constituidos son indirectamente mantenidos por “barones” del régimen en competencia politica permanen- te. Por ejemplo, la policia no puede investigar en el puerto auténomo o el aeropuerto de Abidjan, donde la jerarquia aduanera puede dedicarse impunemente al trafico de todo (droga, contrabando, etc.). Como las empresas, el Estado lleva dos contabilidades y los socios capitalistas no pueden enterarse de la situacién exacta de las finanzas publicas. Por otra parte, el cobro de los impuestos ya ha sido delegado a grandes empresas del sector formal, casi exclusivamente empresas privadas extranjeras, que son las que centralizan las contribuciones de los empleadores, el impuesto sobre empresas y patentes, asi como el impuesto al salario, el im- puesto al valor agregado y los diversos impuestos indirec- tos, el impuesto predial, etc. Y la reforma en curso oficializa esta funcion, concentrando atin mas el dispositivo fiscal sobre estos actores econdémicos. Que no engajfie la apariencia de liberalizacién. Los vincu- los entre poder politico y sector econémico privado, ya muy estrechos, se han estrechado atin mas desde entonces:'” con una menor intervencion directa del Estado en la economia, al sector privado se le pide cada vez mas que participe a tra- " Para los vinculos entre los dos poderes, véanse J. Rapley, Ivorian Capitalism: African Entrepreneurs in Céte d'Ivoire, Londres, Lynne Rien- ner, 1993 (para la tesis de la intrusién del mundo econdémico en el politico), Y. A. Fauré y J. F. Médard (coords.), Etat et bourgeoisie en Céte d'Ivoire, ris, Karthala, 1981, o L. Gouffern, “Les limites d'un modéle? A propos d'Etat et bourgeoisie en Céte d'Ivoire”, Politique Africaine 6, mayo de 1982 (para la tesis de la supremacia de lo politico). Para el reforzamiento de esos vinculos en la época actual, véanse los trabajos en curso de P. Labazée yde B. Losch, asi como B. Contamin y H. Memel-Foté (coords.), Le modéle ivoirien en question? Crises, ajustements et recompositions, Paris, Karthala, 1997. 26 BEATRICE HIBOU vés de prestanombres en la vida sociopolitica del Pais, sangrias clasicas (de la Caja de Estabilizacién del Café Cacao, de los recursos de los bancos y las empresas ‘ cas) en realidad no han desaparecido; sencillamente se transformado y desplazado, se han desmembrado a tr de las diferentes redes de clientelismo y las multiples ficaciones econémicas, licitas ¢ ilfcitas. Pero los actores q antes dominaban en el sector publico estén ahora muy tivos en el privado (destaca el caso del sector del café ye cacao). Y sobre todo, no se ha impuesto ningun actor e nomico nuevo, independiente de lo politico, y que persiga la logica de la rentabilidad econémica y financiera de larg plazo, como sugieren los problemas de los florones marfile- fos, los grupos Usher u Octide de Francois Bakou, e in- versamente, el ascenso del grupo stFcA-sIFcom vinculado directamente con Konan Bedie, presidente de la reptblica. Estos no son ejemplos aislados, y en todos los paises africanos se encuentran practicas de gobierno indirecto de muy diferentes formas. En el Congo, es la petrolera Elf la que surte la tesoreria del Estado y paga sus deudas, y el uso del ejército ya forma parte del paisaje politico."* En Angola, ciertas funciones sociales y econdmicas (educacién, salud, infraestructura) las desempefia la Fundacién Eduardo dos Santos, que lleva el nombre del presidente de la republica: estas practicas benefactoras corresponden a la vez a practi-- cas que compiten con las del Estado y a prdcticas que las complementan, pues estos gastos llegan a lo “publico”.” En. Kenia, el presidente Arap Moi y el partido en el poder apro- °8 Sobre la privatizacién de la violencia en el Congo, véanse R. Bazen- guissa, “Milices politiques et bandes armées a Brazzaville. Enquéte sur la violence politique et sociale des jeunes déclassés”, Les Etudes du CERI 13+ abril de 1996, y el reporte “Les deux Congos en guerre”, Politique Afr- caine 72, diciembre de 1998, pp. 5-109. °C. Messiant, “La Fondation Eduardo dos Santos: a propos de T“inves> vee cont pesat de fradias der, be d trategi4 redes i (shador vados: § ANALISIS DE LA FORMACION CONTINUA DEL ESTADO 7 vechan la violencia privada y étnica sobre todo con el fin de controlar la economfa y acaparar riquezas.”” En Senegal, a pesar de las eternas tensiones entre los dos partidos, las co- fradfas morabitas son los intermediarios privilegiados del poder, tanto para el control politico de las poblaciones como de sus actividades econémicas; por otra parte, la es- trategia econdmica del Estado depende en gran medida de redes informales. En Sierra Leona, el “Estado fantasma” (shadow State) ejerce su influencia con interventores pri- vados: empresas y financieros libaneses, compajiias de se- guridad privadas —sobre todo, Executie Outcomes—, em- presas mineras extranjeras, etc.” En Zaire no se esperé la debacle de las Faz (Fuerzas Armadas de Zaire) y la guerra tissement’ de la société civile par le pouvoir angolais”, Politique Africaine 73, marzo de 1999, pp. 82-102. Africa Watch, Divide and Rule. Sponsored Ethnic Violence in Kenya, Nueva York, Human Rights Watch, 19 thomas, “Le Kenya d’une ection a autre: criminalisation de Etat et succession politique”, Les tudes du cert 35, diciembre de 1997, y F. Grignon, “Touche pas 4 mon khat. Rivalités meru-somali autour d'un commerce en pleine expansion’, Politique Africaine 73, marzo de 1999, pp. 177-185. 4 Véanse C. Coulon, Le Marabout et le Prince: islam et pouvoir au Séné- gal, Paris, Pédone, 1981; D. Cruise O'Brien, Saints and Politicians. Essays on the Organization of a Senegalese Peasant Society, Cambridge, Cambridge University Press, 1975, y J. Copans, Les marabouts de l'arachide. La confré- rie mouride et les paysans au Sénégal, Paris, Le Sycomore, 1980. Contraria~ mente a la interpretacién que de ello hace C. Coulon en “Touba, les saints de la confrérie mouride”, en M. Ali Amir-Moezzi (ed.), Lieux de Vislam: cultes et cultures de VAfrique @ Java, Paris, Autrement, 1996 (Collection Mondes HS, nims. 91/92), pp. 228-238, la crisis actual de las relaciones entre las cofradias (y sobre todo la cofradia mouride) y el poder no nos parece que cuestione este esquema, al contrario, subraya la importancia de las intermediaciones y de las negociaciones en esta forma de gobernar, Sobre la importancia de las relaciones informales en la busqueda de las po~ liticas econémicas, of: C. Boone, Merchant Capital and the Roots of State Power in Senegal, 1930-1985, Cambridge, Cambridge University Press, 1992 ® Véase W. Reno, Corruption and State Politics in Sierra Leone, Carns bridge, Cambridge University Press, 1995. ‘ 28 BEATRICE HIBOU para delegar cierto ntimero de servicios ptiblicos” truccién de infraestructura, educacion, policia) a las des empresas (sobre todo mineras) y a los poblador mismo tiempo que los recursos naturales se repartian n empresas extranjeras (empezando por De Beers) y las cercanas a Mobutu.2? En Tanzania, la liberalizacién y- menor intervencidn directa no han sido sinénimo de la tirada de lo politico ni del fin del capitalismo paras mis bien, los ingresos se han transformado (sobre tod cuanto a saqueo de los recursos mineros y naturales) y guen beneficiando a la “burguesia contenedor’” que eje poder de forma cada vez mas informal y no instituciona E incluso en Sudafrica, la politica publica de black empow ment no ha tomado la via del empleo en la administraci ni las nacionalizaciones; ha sido financiada principalme por grandes grupos privados angléfonos y afrikaners a tra vés de participaciones bursdtiles, muy frecuentemente ft nanciadas con endeudamiento en bancos, compaiiias de se guros y grandes grupos privados.* Por otra parte, la politica extranjera de los pafses ai nos esta hoy mas que nunca en manos de intereses pI dos por efecto de la personalizacién del poder, por supu 2 Véanse J. MacGaffey (ed.), The Real Economy of Zaire. An Anthr opd logical Study, Londres, James Currey, 1991; Les Cahiers du cepar 2 (il 1992, ¥ los diarios locales, como Le Soft de Finance, Le Potentiel 0 maine. % Véanse P. Gibbon, “Merchantisation of Production and Pri of Development in Post-Colonial Ujamaa Tanzania”, y C. L. Cl “The Meek Shall Inherit the Earth But Not the Mining Rights: the ing Industry and Accumulation in Tanzania’, en P. Gibbon (ed.), Libe ized Development in Tanzania. Studies on Accumulation Processes and LO Institutions, Uppsala, Nordiska Afrikainstitut - respectivamente. ue, 1995, % _ J.B Bayart, S. Ellis y B. Hibou, “Afrique du Sud a la veille élection décisive”, Politique Africaine 73, marzo de 1999. pp. 137° ANALISIS DE LA FORMACION CONTINUA DEL ESTADO 29 pero mas profundamente por efecto de la desinstitucionali- zacion, de la importancia local de actores privados interna- cionales y dindmicas sociales.” En general, la liberalizacion econdmica impuesta por los socios capitalistas desemboca menos en el “Estado minimo” de la utopia neoclasica que en la redefinici6n de nuevos reglamentos de Estado, en la dispersion de la toma de decisiones y la primactfa de las fun- ciones de intermediacién.” Configuraciones magrebis La configuracién magrebi, més diferenciada y menos in- tensa en sus manifestaciones, no por eso es menos revela- dora de la magnitud de ese estilo de gobierno indirecto. L. Martinez ha demostrado particularmente bien cémo, en Argelia, el Estado y los grupos armados se habian con- vertido en “enemigos complementarios” por los intereses y las apuestas econémicas de la guerra.?® Desde los primeros afios noventa, la desintegracién de los lugares de poder permitio, a la vez, la privatizacidn de la violencia con fines econémicos y la privatizacién de los recursos econémicos a través de la violencia. Lejos de constituir una prueba de debilidad del Estado, este doble proceso de privatizacién F. Constantin, “La privatisation de la politique étrangére: partir de la scene africaine’, Pouvoirs 88, 1999, pp. 43-64. *J. Coussy, “Les ruses de I’Etat minimum’, en J. F, Bayart (coord.), La réinvention du capitalisme, Paris, Karthala, 1994, pp. 227-248. * La guerre civile en Algérie, Paris, Karthala, 1998 (Collection Re- cherches Internationales). Del mismo autor, véanse también “Les groupes islamistes entre guérilla et négoce, Vers un consolidation du régime algé- rien?”, Les Etudes du cert 3, agosto de 199s, y “Léconomie de guerre: un obstacle a la paix’, La Revue des Deux Mondes, septiembre de 1997, pp. 20- 30. Véase también A. Roussillon, L’Egypte et Algérie au péril de la libéra~ lisation, El Cairo, CEDE}, 1996, 30 BEATRICE HIBOU puede ser interpretado como una gestion particul astuta del conflicto. En efecto, esta gestion propo poder un dominio a la vez directo (mediante el indirecto (mediante las compafifas de vigilancia pri de lugares estratégicos de la economia argelina (zor troleras y gaseras, sobre todo); permite delegar a las ciones locales el control de las otras zonas (a trave soporte indirecto otorgado a las milicias); contribuy cialmente a superar los bloqueos sociales, favore sobre todo los procesos de ascenso en la escala so guerra y la violencia en general son, a los ojos de los p gonistas del conflicto argelino, un mismo instrumen acumulacién de recursos y de poder). Econémi esta forma de gobierno indirecto del Estado es favora conjunto de actores. Los notables y las élites en el pode benefician con la redistribucién de los antiguos mo lios publicos para beneficio del sector privado y d oportunidades que ofrece el proceso de liberalizacién y ¢ modernizacién de la infraestructura (sobre todo po construccién de vivienda); ademas, resultan favor por la privatizacién de las administraciones, principa te de las aduanas y los impuestos, lo cual los provee cursos complementarios, tanto politicos como econo cos. E] Estado aprovecha una aceleraci6n inesperada politicas de liberalizacién gracias a los ataques de gi armados contra las empresas publicas deficitarias 0 de pI no en bancarrota, y de la privatizacién forzada de much sectores (como. transporte, cemento y alimentos); s€ politica de enclave en el sector de los hidrocarburos, €so mismo sus relaciones con las instituciones finanei Srupos armados ven que las oportunidades de sup cia y de enriquecimiento, para algunos, se increme ficia con un reforzamiento de la base material gracias 4% internacionales no han dejado de mejorar. Por ultimo, & ANALISIS DE LA FORMACION CONTINUA DEL ESTADO a vista de la tolerancia implicita de sus traficos y sus extor- siones, pero sobre todo de la libertad de comercio (que les permite realizar reconversiones y operaciones de avado a través de sociedades de negocio). De tal suerte, es posible afirmar paraddjicamente que manipulando y fomentando la violencia, favoreciendo la penetracién de empresas interna- cionales en el sector de los hidrocarburos y dando opor- tunidades de enriquecimiento y prestigio al conjunto de protagonistas del conflicto, el Estado sigue consoli |andose. En Marruecos, la privatizacién del patrocinio y de las lealtades es mas antigua; data de fines del Protectorado, pero sobre todo del reinado de Hassan II.” La distribucién de los ingresos (explotacién de minas y canteras, obten- cién de licencias, etc.) y de las posibilidades de acceso a las actividades econdmicas desde esa época se habian desburo- cratizado y delegado a los allegados del soberano. Pero con el tiempo este proceso de delegacién se amplié al conjunto de la economia. Hoy, la explosién de las actividades delicti- vas (falsificacién, trafico de drogas, trafico de vehiculos ro- bados, emigracién clandestina, prostitucidn) y de la infor- malidad (contrabando, produccién no registrada) es quiza un desquite de la “economia de mercado’, pero en ningan caso resulta de la impotencia del Estado ni de lo politico. Incluso si pueden haber ocurrido deslices aqui y alla, el po- der central ha contribuido al desarrollo de estas actividades por su tolerancia respecto de la ilegalidad, por una parte, y ® Entrevistas y observaciones personales (febrero de 1996, enero y marzo de 1997, junio de 1998); véanse también B. Hibou, “Les enjeux de Vouverture au Maroc. Dissidence économique et contrdle politique”, Les Etudes du cert 1s, abril de 1996; C. M. Henry, The Mediterranean Debt Crescent. Money and Power in Algeria, Egypt, Morocco, Tunisia and Tur- key, Gainesville, Fla, University Press of Florida, 1996. Sobre el sistema de lealtades en general, véanse J. Waterbury, Le Commandeur des croyants. La monarchie morocaine et son élite, Paris, Pur, 1975, y R. Leveau, Le Fellah marocain, défenseur du trone, Paris, Presses de la ENSP, 2° ed., 1985. por la otra, merced a la participacion activa de sus miembros. Igualmente, el sistema fiscal se sobre todo por una evasion bastante importante, pei caracteriza simultaneamente por intervenciones im sadas y arbitrarias del poder central (como el impu solidaridad contra la sequia o la contribucién obliga la construccidn de la mezquita Hassan II de Casabla por impuestos locales en ocasiones inexplicables y é siones abusivos. Por tltimo, al lado de la administ: pletdrica, ineficaz y sin control politico aparente, una administracién paralela dirigida por altas persona des, aparentemente sin estatus politico ni administra pero cercanas al palacio. La “campafia de saneamiento” zada en febrero de 1996 ilustra perfectamente la sutilez esta modalidad de ejercicio del poder: las personas d das por corrupcién, fraude fiscal, trafico de drogas 0 trabando no eran marginales y habian gozado de protecci¢ de las altas esferas, ademas de que las actividades incrim nadas no eran condenadas como tales, pues contingan la actualidad, siempre toleradas por la benevolencia de le autoridades. Pero lo arbitrario de la campafia permitié poderosos reafirmar su poder, su primacia en la defini de normas y reglas, su iniciativa en la renegociacién de Ia relaciones con la sociedad y su capacidad de intervencién influencia en el area politica y la econémica, El caso tunecino es interesante sobre todo por su sis ma de imposicién definido a la vez por la tolerancia d evasi6n fiscal y por la dificultad para moder mi fiscal, pero es imposible concluir por ello de control del Estado, e incluso de la ad, haya deteriorado. En efecto, desde finales tauré una verdadera tributacién privada,*° nizar el aparato” que la capaci Ministraci6n, s de 1992, se ins- El Fondo Nacio ¥ Entrevistas y observaciones personales (may YO de 199. 7 Y abril ANALISIS DE LA FORMACION CONTINUA DEL ESTADO 3 al de Solidaridad (cuyo numero de cuenta es el famoso 6.26) se alimenta mediante contribuciones “voluntarias le empresas y particulares influyentes, y no se contabiliza n el presupuesto nacional. Este fondo, que pertenece al residente de la reptiblica (él lo administra personalmente ty es el unico que decide al respecto), se destina tedrica- mente a obras sociales (electrificacién, vivienda, asistencia social) y, accesoriamente, a la gloria del benefactor. Como tal, la cuenta 26.26 es, en pocas palabras, una privatizacion de la tributacién, si bien revela un dominio de la sociedad y una capacidad de consolidacién del poder central muy im- presionantes. De hecho, los donadores se registran y se emite un recibo cuando depositan su donativo; los indus- triales o los influyentes que no depositan su contribucién voluntaria no pueden tener acceso a los mercados publicos, ni siquiera a oportunidades econémicas privadas. Del mis- mo modo, la evasién fiscal es tolerada pero ampliamente conocida: en caso de comportamiento inoportuno o de am- bicién exagerada, siempre es posible una rectificacién. Como en Marruecos, lo arbitrario y lo impreciso de la distincién entre tolerado y aceptado, legal e ilegal, publico y privado, son formas de gobierno de tiempo completo y no reflejan debilidad del Estado. 1998). Sobre el Estado y lo politico, véanse S. Benedict, “Tunisie, le mirage de 'Etat fort’, Esprit, marzo-abril de 1997, pp. 27-42, asi como M. Camau, “D'une République a l'autre: refondation politique et aléas de la transition libérale”, Monde Arabe, Maghreb-Machrek 157, julio-septiembre de 1997, Pp. 3-16, y M. Camau (coord.), Tunisie au présent, une modernité au-des- sus de tout soupcon?, Paris, Editions du cNRs, 1987. Respecto del control de lo politico sobre las actividades econémicas y sociales, véase I. W. Zart- man (ed.), Tunisia. The Political Economy of Reform, Boulder/Londres, Lynne Rienner, 1991. Respecto del control de lo politico sobre las acti dades financieras, véase Henry, op. cit. Respecto del “26.26”, véase K. Za- miti, “Le Fonds de solidarité nationale: pour une approche sociologique du politique”, Annuaire de lAfrique du Nord XXXV, 1996, pp. 705-712.

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