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INSTITUTO DE INVESTIGACIONES AGROPECUARIAS Enfermedadesue AUTORA . Magdalena Cruz A. COE ATCO ESTE VU fiteoliy, sorwerns Concepci6n: 1.051 ha Arco: 0 ha 4 BioBio : 1773ha i Nude: 10814 ha 2 Quirihue 3 Ninhue ha ha ha 4 San Carlos ay 5 Niquén iG 6 San Nicolés be 7 Chillan 8 ChillanViejo 1-22! ha 9 Portezuelo 1.653 ha 10 Trehuaco 639 ha 11 Coclemu 1.902 ha 12. Ranquil 1.649 ha 13 Quillen 1605 ha 14 Bulnes 174 ha 15 San Ignacio 39 ha 16 El Carmen 17 ha 17 Pemuco Ve 18 Tomé aioens 19 Florida 526 ha 20. Hualqui 33 ha 21 Santa Juana 182 ha 22 Yumbel 857 ha 23 Cabrero 18 ha 24 Quilleco 24 ha 25 Los Angeles 93 ha 26 Laja 132 ha 27 SanRosendo 33 ha 28 Nacimiento 306 ha 29 Negrete 119 ha 30 Mulchén 191 ha Fuente: Catasere Vitieols Nacional 2002. Departamento Proteccion Agricola Vifias y Vides, SAG. Autora Magdalena Cruz Aguayo Ingeniero Agrénomo, Ph.D. Director Regional INIA Heman Acutia Pommiez Edicién Hugo Rodriguez Alister Boletin INIA N@ 111 Este boletin fue editado por el Centro Regional de Investigacién Quilamapu, Instituto de Investigaciones Agropecuarias, Ministerio de Agricultura. Permitida su reproduccién total 0 parcial citando la fuente y la autora, Cita Bibliogréfica Correct: Cruz A., Magdalena. 2004 Enfermedades de la vid en el secane interior de la Vil y Vill Regiones de Chile. Chillén, Chile Instituto de Investigaciones Agropecuarias. Boletin INIA N° 111, 98 p. Consultor Técnico: Bernardo Latore G Ingeniero Agrénomo, Ph.D. Pontificia Universidad Catdlica de Chile. Fotos Portada: Der. Ataque de Oidio en vid Cabernet Sauvignon Quinchamali, VIll Regién, Chile. (M. Cruz). [zq. Midi en racimo y brote Disefio y Diagramacién Ricardo Gonzélez Toro Impresion Impresora Gutenberg®, Talca, Cantidad de ejemplares: 500. Chillan, 2004. ~ GOBIERNODE CHILE INIA INSTITUTO DE INVESTIGACIONES AGROPECUARIAS ENFERMEDADES DE LA VID EN EL SECANO INTERIOR DE LA VII Y VIII REGIONES DE CHILE Manejo Integrado MAGDALENA CRUZ A. Centro Regional de Investigacién Quilamapu Chillan, Chile, 2004. ISSN 0717- 4829 BOLETIN INIA - N° 111 iNDICE DE CONTENIDOS Introduccién 1. Oidio 2. Mildic 3. Moho Gris 4. Agalla de Ia Corona 5. Antracnosis 6. Verticilosis 7. Pudricion Acida 8, Enfermedades de la Madera 9. Enfermedades Abidticas Referencias Glosario 25 39 33 57 59 61 63 69 a 84 INTRODUCCION El oldio es lejos fa enfermedad de mayor incidencia y severidad en las vides del'secano interior de las Regiones VI! y Vill. La conduc- cién de las plantas en cabeza, con un follaje bajo y denso, favorece las condiciones para el desarrollo de la enfermedad en los cultivares con mas historia en estas regiones como Pais, Italia (Moscatel de Alejandria), Cargadora (Cinsault) y Carignan. Pero también en las variedades finas Cabernet Sauvignon, Merlot y Chardonnay, de in- troduccién mas reciente en la zona, el ofdio puede causar estragos cuando no es controlado oportunamente. Aunque plantadas en hileras distanciadas y conducidas con siste- mas de apoyo en espaldera y otros, las plantaciones en alta densi- dad de los nuevos cultivares, con riego y elevadas dosis de nitrége- no, crean igualmente un ambiente dptimo en sus hojas y frutos para el crecimiento de microorganismos patégenos. Ademas del oidio, que infecta las bayas hasta el comienzo de la pinta, existe el riesgo de la pudricion gris o Botrytis que se puede desarrollar a partir de ese estado cuando se presentan lluvias a fines de verano. Enfermedades como el mildit y la antracnosis han aparecido esporadicamente en algunos ajios bajo condiciones meteorolégicas muy favorables caracterizadas por lluvias intermitentes durante la primavera y el verano. La agalla de la corona es otro problema que se disemina facilmente por el uso de estacas de vides infectadas. En algunos casos, depen- diendo de la ubicaci6n de !a agalla, la planta puede desarrollarse sin ningun efecto aparente, pero en otros puede provocar su muerte. La excoriosis o phomopsis, enfermedad de la madera descrita en el pais en variedades de uva de mesa, ha sido detectada ocasional- mente en uvas para vinificacién en la zona. Enfermedades de la Vid | en el Secano Interior ‘dela Vily Vill | Regiones de Chile 1, OfDIO (Uncinula necator) El oidio de la vid es causado por el hongo Uncinula necator. Su origen seria América del Norte donde se desarroll6 como parasito débil en distintas especies silvestres de! género Vitis. Debido al intercambio comercial el hongo aparecié en Europa alrededor de 1845 y se disemino en las vifias de Vitis vinifera con un efecto catastrofico. Pero pronto la enfermedad fue controlada mediante aplicaciones de azufre por los antecedentes de su uso en el oidio de la vid en Estados Unidos y del oidio del duraznero en Inglaterra, aunque de hecho, las propiedades terapéuticas del azufre son conocidas desde la antigtiedad (Walker, 1957). La importacion de nuevas variedades de Vitis vinifera desde Francia e Italia a Chile, Argentina, Uruguay y Brasil, habria permitido la intro- duccién de este patogeno en América del Sur en las ultimas décadas del siglo XIX. El oidio puede afectar todos los tejidos suculentos de la planta, inclu- yendo brotes, frutos y hojas. La susceptibilidad de estos 6rganos difiere de acuerdo a la variedad. El cultivar Carignan, por ejemplo, puede presentar brotes recién formados totalmente cubiertos por oidio. En otros, como Chardonnay y Cabernet Sauvignon, los sintomas iniciales de la infeccién aparecen mas tarde, comunmente después de una lluvia. En un vifiedo no protegido contra esta enfermedad el hongo puede tener un desarrollo explosivo después de la floracién sin que haya habido una manifestacién de alerta previa. La menor susceptibilidad de una variedad esta asociada a un creci- miento mas lento del micelio del hongo, a un periodo de incubacién prolongado y a una menor esporulacion. De acuerdo a la clasifica- cién hecha por Dubos (2002) en Francia, entre las variedades muy sensibles destinadas a vinificacion en Chile estan: Alphonse Lavallée, Cabernet Franc, Cabernet Sauvignon, Carignan, Chardonnay, Chenin, Cinsault, Merlot y Sauvignon. Entre las menos sensibles se mencio- na a Cot, Pinot, Semillén, Syrah, Zinfandel y Riesling. En las variedades de uva de mesa, un orden decreciente de suscep- tibilidad al ofdio corresponderia a Crimson, Red Globe, Flame Seedless, Ribier, Thompson Seediess y Rubyred (Bendek y otros, 2002). 1.1. Sintomas Las colonias del hongo se forman tipicamente en la cara inferior de las hojas debido a que las conidias son muy sensibles al calor y a la luz directa del sol, o en ambas caras de hojas sombreadas. El micelio 0 cuerpo del hongo formado por una red de finos hilos, crece super- ficialmente emitiendo abundantes conidiéforos. Estos son las estruc- turas que dan origen a conidias en cadena, y su conjunto forma una masa de aspecto blanco polvoriento por la cara superior de la hoja y grisaceo por la inferior. El hongo se nutre mediante proyecciones de las hifas denominadas haustorios, los que penetran sdlo la epider- mis de los tejidos. La célula invadida y las vecinas a ésta detienen su crecimiento mientras el parénquima continua su desarrollo estirando la epidermis que toma un aspecto mas suave y brillante. Por lo general el ofdio no infecta hojas de mas de dos meses de desarrollo, a menos que estén creciendo bajo una sombra densa (Laf6n y Bulit, 1981). Los brotes nuevos pueden ser atacados a comienzos de primavera, impidiendo su crecimiento y maduracién. Aunque pueden llegar a se- carse, por lo general las infecciones de brotes, al igual que las hojas, no tienen esa gravedad. Alo largo de la temporada y previo ala lignificacion de los brotes, el ofdio aparece formando lesiones que los circundan 0 por un solo lado, de color blanquecino al inicio y luego café. El micelio se va extendiendo en la periferia de la lesion mientras gradualmente va muriendo en el centro. Una vez lignificados los brotes el micelio muere, dejando manchas de uno a varios centimetros de células destruidas, con un contorno irregular y una coloraci6n final café oscura o rojiza. Las inflorescencias pueden ser ocasionalmente parasitadas por el oidio antes que ocurra la fecundacién. El ataque es generalmente parcial, formando una cubierta blanquecina de conidioforos y conidias sobre flores que estan muy juntas, las que se secan y caen. El hon- go permanece en los peduinculos de las flores provocando manchas similares a las descritas en los sarmientos (brotes lignificados). Los frutos pueden ser infectados por el oidio desde su formacién has- ta el comienzo de la madurez, provocando graves pérdidas de rendi- miento. Este dafio es el que confiere a la enfermedad su reconocida importancia economica. La infeccién puede comenzar en frutos de 2 a 3mm de didmetro como una mancha verde ceniza que mas tarde se cubre de una masa polvorienta correspondiente a las fructificaciones del hongo, semejando un espolvoreo con harina. Gran cantidad de bayas se secan y caen, mientras otras quedan pequefias, con su epi- dermis mas gruesa y endurecida. La infeccién durante el proceso de crecimiento altamente activo de los frutos, antes del cierre de racimo, causa su agrietamiento debido a que la epidermis no alcanza a exten- derse por multiplicacion celular a la velocidad suficiente para compen- sar los sectores muertos en las lesiones y resistir la presion de la pul- pa. Las grietas pueden llegar a dividir el fruto en dos o mas partes, dejando a veces las semillas expuestas. Dependiendo de las condi- ciones ambientales los frutos partidos se secan o son colonizados frecuentemente por Botrytis cinerea. Mas tarde, en la fase de madura- cion llega un momento en que la baya deja de aumentar en volumen y no se rompe la epidermis por el dafio del ofdio, pero queda la lesién como una red de finas cicatrices. Las bayas son susceptibles a la infeccién hasta que su contenido de sélidos solubles alcanza 8% (4 a 5° de alcohol probable), aunque las infecciones establecidas continuan la produccién de conidias, deteniéndose sdlo cuando las bayas contienen 15% de sdlidos solubles (8° de alcohol proba- ble). En cultivares tintos, los frutos infectados al comienzo de la madurez alcanzan un menor contenido de compuestos fendlicos 0 flavonoides (taninos y antocianinas) que los frutos sanos porque su biosintesis compite con la de varias fitoalexinas, principalmente resveratrol (Amati y otros, 1996). Las fitoalexinas son moléculas antimicrobianas que impiden el desarrollo del patégeno en un mecanismo inducido de resistencia. Una infeccién mayor del 20% de las bayas afecta directamente las pro- piedades sensoriales de los vinos en forma similar a lo que ocurre con Botrytis cinerea y otros mohos que se desarrollan sobre las bayas re- ventadas por el oidio. Estos mostos no alcanzan el potencial de la variedad, especialmente aquellos que requieren un periodo largo de maduracién 0 envejecimiento. En cepajes blancos se puede desarrollar un olor que desaparece en el curso de la fermentacién (Dubos, 2002). 1.2. Ciclo de la enfermedad y epidemiologia El hongo permanece como micelio y conidias en las yemas en latencia durante el invierno, pudiendo infectar en su interior los primordios foliares y tricomas en cuyas células se ha observado la formacion de haustorios. Los brotes que emergen de las yemas infectadas pue- den desarrollar esporas en un lapso de 15 dias las que diseminadas por el viento infectan otros organos de la misma planta y las vecinas. Este ciclo se repite varias veces en la temporada, segtin las condi- ciones meteoroldgicas. Un ambiente dptimo para el desarrollo del hongo esta dado por temperaturas entre 22 y 27 °C, que reducen a cinco o seis dias el ciclo entre infeccién y esporulacion. Aunque se le considera un hongo xerofitico y sus conidias pueden germinar con sélo 20% de humedad relativa, el desarrollo del tubo germinativo y la infeccién son altamente favorecidas por una hume- dad relativa entre 40 y 100%, al igual que la esporulaci6n. La capaci- dad de germinar en condiciones de baja humedad se explicaria por el alto contenido de agua en las vacuolas de las conidias, alrededor de 70% en comparacion con el 10% en otros hongos, y por su efi- ciente sistema de conservacién dado por una elevada cantidad de lipidos en la pared celular (Yarwood, 1957). La lluvia puede tener un efecto negativo en el desarrollo del hongo cuando arrastra las conidias hasta el suelo o rompe el micelio con su impacto. El exceso de agua también puede provocar una germinacién anormal y reducida de las conidias al reventarlas, presumiblemente, por una excesiva presi6n de turgencia. Aunque el ciclo sexuado de Uncinula necator no ha sido detectado en Chile, recientemente en La Serena (IV Regién), se encontré es- tructuras sexuadas correspondientes a cleistotecios del hongo, con ascos en su interior (R. Silva, Empresa Contador Frutos y F. Riveros, INIA-Intihuasi. Comunicaci6n personal). La fase sexuada del oidio, en cambio, es comun en algunos lugares de Europa, Australia y América del Norte, donde puede ser la unica fuente de indculo primario en algunos lugares o bien actuar como indculo primario adicional al micelio en las yemas en receso, como sucede generalmente. De acuerdo a resultados de analisis moleculares (Délye y otros, 1998), existen dos subespecies de ojdio: una al parecer asexuada y la otra ligada a la formacion de cleitotecios, la que tendria un mayor riesgo de desarrollo de tole- rancia a fungicidas y cambios en la patogenicidad (Cruz, 2001). 1,3. Estrategias de control 1.3.1, Practicas culturales, saneamiento Debido a que el desarrollo del hongo es favorecido por una alta humedad ambiental e inhibido por la |uz del sol el vifiedo debe ser establecido preferentemente en sitios asoleados y abiertos, que per- mitan una buena circulacion del aire y exposicién a la luz. El follaje debe mantenerse poco denso mediante un adecuado sistema de conduccién y evitando dosis excesivas de nitrégeno, Ademas, altos niveles de este elemento podrian reducir la sintesis de fitoalexinas (Bavaresco y Eibach, 1987). La eliminacién de hojas alrededor de los racimos puede ser un recurso extremo para permitir un secado rapido y facilitar la penetracién de fos fungicidas. 1.3.2. Control quimico El control quimico del oidio de la vid se realiza fundamentalmente con un objetivo preventivo mediante el empleo de azufre y fungicidas organicos. Entre éstos, los inhibidores de la demetilacién en la biosintesis de esteroles (triadimefon, fenarimol, miclobutanil) y ciertas estrobilurinas, controlan eficazmente la enfermedad, con la ventaja de mantener su actividad a temperaturas mayores que el azufre y con menos riesgo de toxicidad. Sin embargo, su uso continuado estimula el desarrollo de razas resistentes del hongo. Aunque los fungicidas inhibidores de esteroles son sistémicos, en su mayoria sdlo tienen una movilidad local que en algunos alcanza unos pocos centimetros alrededor del lugar en que fue depositada la gota con el producto, por lo que al igual que el azufre, un buen cubrimiento en la aplicacién es fundamental para conseguir un dptimo control. Similar es el caso de las estrobilurinas, empleadas comunmente en el control de esta enfermedad. Fungicidas bencimidazolicos, como el benomilo y metiltiofanato, aun- que de mayor actividad sistémica a través del xilema y efectivos contra muchos oidios, como el del manzano, frutales de carozo y cereales, son poco eficientes para controlar el oidio de la vid (Latorre, 1989). Investigaciones en los Ultimos afos evaluan el uso de aceite mineral altamente refinado, solo 0 con bicarbonato de sodio 0 potasio, y as- persiones de calcio en el control del o/dio de la vid. 1.3.2.1. Azufre El uso del azufre en el control del ofdio es generalizado debido a su eficacia, bajo riesgo para el operador, menor costo y ausencia de resistencia en el hongo después de 150 afios de aplicaciones. Con clima seco se utiliza como polvo y en condiciones de lluvia en el periodo de crecimiento de las vides se prefiere el polvo “mojable” por su mayor poder de retencion. Como propiedad anexa, el azufre en polvo limita el desarrollo de Acaros (eriéfidos y tetraniquidos), y su uso es aceptado en programas de produccién organica. a) Tipos de azufre El azufre puede ser utilizado en diferentes formas (Bulit y Lafon, 1978; Reynier, 1989): a.1.) Azufre sublimado, obtenido por destilacién de azufre crudo. Se separa en tres categorias: Azufre sublimado ordinario Flor extra-ligera de azufre Azufre sublimado fluente (procesado para facilitar su aplicaci6n y distribucién en las plantas. a.2.) Azufre triturado, obtenido por molienda de azufre crudo, y también presentado en tres formas: Azufre triturado ordinario Azufre triturado ventilado Azufre triturado fluente a.3.) Azufre micronizado “mojable”, obtenido por trituracion neumatica. El azufre puro no es miscible en agua y se necesita agregar varios adyuvantes para obtener una mezcla homogénea. b) Aplicaciones Los tratamientos tempranos en la temporada son los mas faciles y de mayor efectividad porque el micelio del hongo esta mas nuevo y la penetracién del azufre al interior de las plantas es mas expedita por la baja densidad del follaje. Ademas, son los de menor costo por la cantidad de producto usado. Para controlar infecciones ocurridas en las yemas y destruir el micelio invernante que podria infectar los brotes nuevos, la primera aplicacion de azufre en la temporada debe realizarse a comienzos de la brotacién, cuando las primeras tres hojas estan bien diferenciadas. Debido al rapido crecimiento de la parra y del hongo es necesario repetir las aplicaciones cada 8 a 10 dias hasta la pinta. Aun- que el oidio no se desarrolla en los frutos con jugo azucarado, un trata- miento adicional en ese estado evita ataques sobre el peduinculo y el pedicelo que pueden favorecer la penetracién de Botrytis. Como regla general se recomienda al menos tres aplicaciones basicas de azufre (Bulit y Lafoén, 1978; Dominguez,1989; Reynier, 1989): » Durante la brotacion de las vides, con 15 a 20 kg/ha de azufre’. «= En floracion, con 20 a 30 kg/ha de azufre. Tiene la finalidad de proteger los racimos en un estado muy susceptible. = Entre fruto cuajado e inicio de la pinta o envero, con 30 a 50 kg/ha de azufre. El oidio tiende a establecer focos de larga duracion en la vifia, que se hacen mas peligrosos mientras mas temporadas perduren. Un control efectivo requiere la destruccién de estos focos mediante varios tratamientos. Se estima que seis aplicaciones anuales de azufre en polvo pueden acabar con focos importantes en dos temporadas. La actividad fungicida del azufre esta asociada a su fase de vapor, actuando en forma optima entre 25 y 30 °C. Bajo 18 °C su actividad fungicida disminuye y sobre los 30 °C aumenta el riesgo de fitotoxicidad. Por lo tanto, se debe evitar el uso de azufre cuando se * Las dosis indicadas corresponden a aplicaciones en polvo. espera una temperatura superior a 30 °C en los tres dias subsiguientes a una aplicacion. También la luminosidad influye en la actividad del azufre, y a una temperatura dada puede ser cinco veces mayor con una atmésfera despejada que en un dia nublado. Igualmente, a similar temperatura, el azufre es menos activo con el aire himedo que con el aire seco. Otro factor a considerar en la actividad del azufre es el viento. Cuando se producen corrientes de aire los vapores del azufre se diluyen mas rapido y su accién es reducida. En cambio, en un dia sin viento estos vapores se mantienen concentrados alrededor de las vides. Por razones de seguridad para la salud de las personas no se debe ingresar a la vifia en las 24 horas siguientes a una aplicacion de azufre. Es necesario repetir el azufrado si el producto es lavado por efecto de una lluvia en las 48 horas siguientes a la aplicaci6n. c) Modo de accién El azufre penetra las células del ofdio en forma de vapor como resultado de su solubilidad en los lipidos de las paredes celulares del hongo. En el interior de la célula es reducido a sulfuro de hidrégeno, interfiriendo en varios procesos 0 sitios metabdlicos al bloquear la respiracion ceiular e inhibir la sintesis de acidos nucleicos y protei- nas (Paul & Rossignol, 1982). Esta actividad ocurre dentro de las 8 horas siguientes al tratamiento, con un maximo alrededor de la tercera hora (Bulit & Lafon, 1978). La accién en varios sitios metabolicos del hongo impide que éste desarrolle resistencia al azufre, como ha quedado demostrado por su prolongado uso en el tiempo. La efectividad de un azufre esta en relacién directa con su finura, pureza y poder de adhesion. Un azufre de calidad debe tener una finura igual o superior a malla 300, es decir particulas con un dia- metro inferior a 0,045 milimetros. El espolvoreo de azufre sublima- do logra una muy buena distribuci6n al interior y exterior del follaje de las vides produciendo una abundancia de vapores, aunque la persistencia del polvo es menor. En comparacién, el azufre micronizado “mojable” usa una menor cantidad del producto, pero por la finura de sus particulas tiene una mejor distribucién y persis- tencia en la planta, aunque su acci6n inmediata no es tan poderosa como la del azufre en polvo. En floracién no se debe usar azufre “mojable” u otros productos por via liquida porque favorecen el corrimiento y a su vez el follaje impide una buena penetracidn. El azufre en polvo, en cambio, tiene mejor penetracién y la aplicacién misma ayuda a dispersar el polen. La acci6n preventiva del azufre, dada especialmente por la destruc- ciédn de las conidias debido al alto contenido de lipidos de éstas, depende de la persistencia del azufre en la planta y de su presencia antes de la llegada del indéculo. La accién curativa del azufre, es decir aquélla sobre el hongo ya establecido, ocurre sobre micelio joven, con hifas iniciando su desa- rrollo. En micelio de mas edad las hifas se entrecruzan, apretandose e impidiendo el contacto con los vapores del producto (Bulit & Lafon, 1978; Pearson,1988; Reynier, 1989). Cuando el efecto curativo impide el crecimiento de las hifas y la formacién de apresorios se le consi- dera a veces, equivocadamente, como un efecto preventivo porque no se observa a simple vista los signos de la enfermedad, pero su resultado caracteristico son los conididforos y micelio contraidos y resquebrajados, visibles sdlo bajo una lente de gran aumento (Paul & Rossigno!l,1982; Dominguez, 1989). 9 Las aplicaciones de azufre “mojable” son usadas, por lo general, como refuerzo de las aplicaciones en polvo en los casos que se requiera una accién curativa, ya que este efecto es mejor logrado por la distri- bucién mas homogénea y mayor persistencia del azufre “mojable” (Bulit & Lafon, 1978). Sin embargo, algunos trabajos (Wicks y otros, 1997; Wicks y Hitch, 2001) promueven exclusivamente el uso del azufre “mojable”, Entre sus ventajas esta su condicién mas amigable que la formulacién en polvo que invade la nariz y ojos del operador, aunque cuando se dispone de tractores con aire acondicionado y cabina presurizada esto no constituye problema. El control poco satisfactorio del ofdo obtenido en algunos lugares con el azufre “mojable” es atribuido a las bajas concentraciones usadas de 100 a 300 g por 100L de agua (1 a3 kg/ha). De acuerdo a Bulit y Lafon (1978), la cantidad de azufre “mojable” empleado varia de 3 a 10 kg/ha, dependiendo de la temperatura. En el periodo previo a floracién, esta dosis puede ser de 7 kg/ha para compensar la menor actividad del azufre a bajas temperaturas, seguida por 3 a 5 kg/ha después de la cuaja. Una ventaja adicional del azufre “mojable” es su utilizacién en mezcla con productos contra mildid (Plasmopara viticola), cuando su control es necesario. d) Fitotoxicidad Entre las desventajas del uso de azufre esta el riesgo de fitotoxicidad. Como se ha mencionado, el azufre en polvo puede provocar quema- duras en el follaje y en los frutos cuando la temperatura excede los 30°C en los primeros tres dias después de aplicado. En ausencia de azufre estas quemaduras se producen sobre 42 °C. El espolvoreo 0 sobre el follaje mojado por el rocio no es recomendable porque el azufre humedecido se pega formando costras que quemaran la hoja bajo la luz del sol. La formulaci6n “mojable” también tiene el riesgo de dafiar las plan- tas cuando ocurre un lento secado del producto en condiciones de alta humedad relativa. Independientemente de la sugerencia de esta formulacién para climas lluviosos, las condiciones ambientales al momento de la aplicacion deben permitir un secado rapido porque la mayor persistencia del azufre “mojable” en las hojas puede tener una accion fitot6xica acumulativa. La fitoxicidad se origina por la formacién de anhidrido sulfuroso, sulfuro de hidrégeno y sulfatos en el protoplasma de las células de la vid, el que coagula, se seca y muere. Sin embargo, el uso del azufre en vides se considera relativamente seguro en comparacién con el dafio que puede provocar en melones, frambuesas y manzanas. e) Sabor en el vino Otro problema del azufre se relaciona con la transferencia de mal sabor a los vinos cuando se aplica préximo a la cosecha, recomen- dandose su suspension 70 a 80 dias antes. En caso necesario se debe recurrir a otros fungicidas (Bulit & Lafén, 1978). En los vifedos. destinados a aguardiente conviene evitar el uso de azufre mas alla de la pinta o envero. Sin embargo, algunos consideran la posibilidad que el uso de azufre elemental en las vifias no sea la causa del problema en los vinos. Estudios de residuos sobre distintas variedades de uvas tratadas con diferentes formulaciones de azufre determinaron que la degra- a dacion del azufre en polvo era completa sélo cinco dias después de la aplicaci6n, en tanto que la del azufre “mojable” lo era 14 dias des- pués (Thomas y otros, 1993; Gump y otros, 1996). Ostrom y otros (1996) sostienen que el azufre en los vinos podria estar mas bien relacionado con el tipo de levadura usado en la vinificacién, particu- larmente la Montrachet, que formaria compuestos azufrados detectables sensorialmente. 1.3.2.2. Sistemas de alerta En la actualidad no existe un sistema de prediccion operacional para el ofdio. Algunos modelos se basan en datos meteorolégicos para prevenir infecciones secundarias, pero no esta demostrado que mejoren la administracion de los tratamientos considerando, como ya se ha dicho, que el control del oidio debe ser fundamentalmente preventivo. El modelo de Gubler y Thomas en California (Thomas y otros, 1994; Weber y otros, 1996) sefiala que el inicio de una epidemia requiere tres dias consecutivos con un minimo de seis horas de temperatura entre 21 y 30 °C. Aeste requerimiento el modelo le asigna 60 puntos, a raz6n de 20 puntos diarios, pero si las condiciones no se cumplen vuelve a cero. El modelo fluctua entre 0 y 100 puntos, perdiendo 10 por cada dia en que no alcance 6 horas entre 21 y 30 °C 0 cuando la temperatura supere los 35 °C por al menos 15 minutos. Un indice de 60 a 100 indica que el patégeno se esta reproduciendo cada cinco dias, mientras que un indice de 0 a 30 indica un ciclo cada 15 6 mas dias. Un indice de 40 a 50 es considerado normal, cumpliéndose un ciclo reproductivo cada 8 a 11 dias, o cada 5 a 15 dias en algunos lugares. Bendek y Latorre (2002) probaron con resultados satisfacto- 2 tios el prondstico de infeccién de oidio dado por este modelo en Chile. Otros sistemas de alerta permiten describir globalmente la gravedad de una epidemia, pero necesitan afinar la deteccién de las primeras infecciones. Un tercer sistema, en desarrollo en Francia, busca rela- cionar la forma invernante del hongo (cleistotecios y micelio en la yemas) y las condiciones de contaminacién secundaria por las conidias para desarrollar un sistema de prediccién que integre el potencial de los diferentes tratamientos frente a los perfiles epidémi- cos que sean descritos (Dubos, 2002). 1.3.3. Control biolégico El hongo Ampelomyces quisqualis, hiperparasito de diferentes oidios, es la base del biofungicida AQ10. Este micoparasito infecta y forma picnidios dentro de las hifas, conididforos, conidias y cleistotecios del ofdio. Se le considera con buenas perspectivas en el control biolégico y manejo integrado de este hongo (Falk y otros, 1995; Hofstein, 1996). También se menciona como exitoso en control inte- grado el uso de aceite de raps, aplicaciones de leche al 10% en agua, ojala descremada porque emanaria menos olor, y el suero diluido (Bettiol, 1999; Crisp y Bruer, 2001). Su accién radicaria en que bajo la luz del sol estos productos formarian radicales libres altamente téxicos para el ofdio. Las hojas de la planta, en cambio, estarian protegidas de su acci6n por la cuticula serosa que las cubre. Este mecanismo explicaria también por qué estos trata- mientos serian menos efectivos en dias nublados. 2. MILDIU (Plasmopara viticola) EI mildid, causado por el seudohongo*® Plasmopara viticola, también tiene su origen en América del Norte. Probablemente una seleccién natural durante mucho tiempo tuvo como resultado el predominio de las vides nativas menos afectadas por la enfermedad. Estas vides presentan ademas resistencia a la Phylloxera, un afido de la raiz igualmente nativo del norte de América. Cuando alrededor de 1865 la Phylloxera, accidentalmente introducida en Francia, caus6 estragos en sus vifiedos se recurrié a la importacién de patrones de vides silvestres desde América del Norte. Si bien éstos cumplieron su objetivo, introdujeron el mildid en Europa y, probablemente, desde alli en América del Sur en un recorrido similar al del ofdio. Debido al dramatismo con que se presenté en los vifiedos franceses primero el oidio, luego la Phylloxera y mas tarde el mildid, fueron recibiendo sucesivamente el titulo de “la enfermedad de las vifias”. En 1885, Alexis Millardet, profesor de botanica de la Universidad de Burdeos, elaboro el llamado caldo bordelés, fungicida y bactericida de amplio espectro que permitid controlar eficazmente el milditi des- de entonces. Aunque la presencia de P. viticola en Chile se conocia desde 1992, cuando fue detectado por el Servicio Agricola y Ganadero en parronales caseros en la X Regidn, las referencias indicaban que la escasez de lluvias en primavera y verano limitaban la aparicién de la enfermedad en la zona de cultivo de la vid en el pais, al igual que en California. Sin embargo, a fines de la primavera de 1997 la enfermedad atacé con efectos catastréficos extensas areas de vifiedos desde 2 Perteneciente al Reino Cromista, Divisién Oomycota u hongos-alga. 35 Taica al sur. La condicién excepcionalmente lluviosa de esa tempo- rada pudo determinar la aparicién de la enfermedad en la zona, pero también se le relaciona con la introduccién de material de mul- tiplicacion infectado. P. viticola puede dafiar directamente brotes, zarcillos y racimos de la vid, 0 causar una defoliacién prematura de la planta que retrasa la madurez de los frutos, reduce su contenido de azticar y aumenta la sensibilidad de la parra a las bajas temperaturas invernales. El mildid se favorece con todos aquellos factores que aumentan el contenido de humedad del suelo, del aire y de la planta. A diferen- cia del odio, el mildid necesita que sus estructuras reproductivas estén bajo una pelicula de agua para germinar. Esto significa que la lluvia es fundamental para desencadenar una epidemia. Sin embargo, este hongo puede crecer en vifiedos con ausencia total de lluvias, pero donde haya una humedad relativa alta y prolonga- da durante la noche, quedando circunscrito a pequefios focos (Dubos, 2002). Esta situacién puede ocurrir en sectores bajos del secano interior donde la enfermedad ha sido encontrada en tem- poradas recientes, y también en vifias regadas o cercanas a rios, como el caso detectado por el Servicio Agricola y Ganadero en un vifiedo proximo al estero Larqui en Bulnes (VIII Regién), en las temporadas 2000/01 y posteriores. La temperatura es menos determinante que el agua, pero actua retardando o acelerando el desarrollo del mildid. El ambiente éptimo para el crecimiento de P. viticola es de 25 °C, con un rango limite entre 10 y 30°C. 2.1, Susceptibilidad varietal La susceptibilidad al mildid varia relativamente poco entre los cultivares de Vitis vinifera, que es la especie mas ampliamente cul- tivada para vinos de calidad y uva de mesa, y también la mas sus- ceptible a esta enfermedad. En la epidemia de mildit’ de 1997/98 en la zona central de Chile se observé una mayor severidad en los cultivares Sauvignon Blanc, Tintorera, Pais y Moscatel de Alejandria. Es posible que la conduccién en cabeza de estos vifiedos haya favorecido la infeccién al permitir el contacto de sarmientos con suelo donde presumiblemente estaba el indéculo. La enfermedad fue menor en Cabernet Sauvignon, probablemente por el sistema de conduccién en espaldera que mantiene el follaje alejado del suelo y que facilito un secado mas rapido después de las lluvias. También esta variedad es menos susceptible a P. viticola (Galet, 1977, en Dubos, 2002). De acuerdo a la clasificacion de Galet (Dubos, 2002) las variedades para vino cultivadas en Chile pueden agruparse como: » Muy sensibles: Alphonse Lavallée, Chenin, Cinsault, Italia, Malbec, Merlot, Mourvédre, Pinot negro y gris , Sauvignon y Sultanina. » Medianamente sensibles: Gewurztraminer, Cabernet franc, Cabernet Sauvignon, Riesling y Semillon. » Poco sensibles: Syrah y Viognier. 2.2. Sintomas Las hojas son mas vulnerable al ataque durante el crecimiento activo en primavera y también mas tarde en un avanzado estado de madurez a fines del verano y comienzo de otofio, cuando empiezan a evacuar sus fotosintatos de reserva. Entre estos dos periodos hay un grado menor de susceptibilidad (Lafén y Bulit,1981). Cuando el periodo de incubacién tiene una duracién moderada (7 a 10 dias), el primer sintoma en la hoja es una decoloracion de la Zona infectada, que toma el aspecto de una mancha aceitosa en hojas nuevas en primavera. Posteriormente aparecen a través de los estomas del lado inferior de la hoja, en el sector de las manchas, las caracteristicas formaciones blancas de aspecto algodonoso correspondientes a las estructuras de reproduccién asexuada. Pero estas estructuras pueden aparecer en tejido aparentemente sano, cuando la incubacién ha sido muy breve, entre 4 y 5 dias, debido a condiciones ambientales éptimas. En las hojas mas viejas los sintomas aparecen como un mosaico de pequefias lesiones amarillas 0 rojo oscuro, seguin la variedad. Las lesiones en las hojas son por lo general mas importantes como fuente de infeccién para las bayas y como inéculo invernante. Pero en ataques severos las hojas caen, reduciendo asi la acumulacién de azucares en los frutos y el vigor de las yemas. Los ataques tardios resultan en una maduraci6n incompleta de la madera, que limita la productividad del vifiedo en los dos afios siguientes por una disminuci6n en las reservas nutritivas (Lafon y Clerjeau, 1988). Los brotes de 10 a 15 cm, zarcillos y pecfolos atacados al inicio de la temporada pueden secarse y caer. En un estado mas avanzado de desarrollo de los brotes sélo su extremo es afectado, curvandose en forma de letra S o como un gancho. Las inflorescencias, susceptibles desde su formacién hasta la madurez de los frutos, también pueden secarse cuando es atacado el pedunculo. Pero mas a menudo desarrollan un estado de “pudricion gris” (no confundir con Botrytis cinerea) cuando las flo- res son cubiertas por una delicada masa algodonosa blanco grisdcea del patogeno. Después de la floracién los racimos permanecen muy susceptibles a la pudricién gris, hasta que las 2B bayas alcanzan un didmetro de 5 a 6 mm. Pasado este estado la infeccién de los racimos es escasa, probablemente debido a que los estomas, Unica via de penetracién de Plasmopara viticola, dejan de ser funcionales en las bayas y raquis. Los sintomas que aparecen posteriormente en estos organos se deben a micelio proveniente de otros sitios infectados previamente. No ocurre formacién de estructuras reproductivas y las partes enfermas adquieren una coloracion café, se secan y caen facilmente. Este estado es conocido como “pudricién parda”. 2.3. Ciclo de la enfermedad y epidemiologia Plasmopara viticola puede invernar como una estructura de re- produccién sexual en latencia llamada oospora, y en climas benig- nos, como el de la zona central de Chile, también puede hacerlo como micelio en restos de sarmientos. Las oosporas se forman por la unién de dos hifas diferenciadas sexualmente, las que en un ambiente de alta humedad inician este proceso durante el verano al interior de hojas parasitadas. Las oosporas sobreviven hasta la primavera siguiente en las ho- jas enterradas cerca de la superficie, favorecidas por la presencia de agua. Se ha determinado que su capacidad germinativa se mantiene por alrededor de 6 meses cuando permanecen enterra- das a 5 cm, y de un afio cuando estan cubiertas a 20 cm. En la primavera, con Iluvias de al menos 10 mm en 24 horas y temperaturas sobre 10 °C, las oosporas germinan formando esporangios que son desprendidos de su base al disolverse en agua la pared de callosa que los une. Esto significa que la liberacién aérea de los esporangios ocurre slo en presencia de alta hume- dad. En ausencia de oosporas, los primeros esporangios de la tem- porada, sostenidos en estructuras ramificadas denominadas » esporangidforos, son formados directamente a partir de micelio en lesiones de sarmientos en latencia. Su diseminacién ocurre por el viento y por efecto de la salpicadura producida por las Ilu- vias. Los esporangios son estructuras globosas en cuyo interior se for- man las zoosporas. Estas son liberadas exclusivamente en agua, en un rango de temperaturas entre 10 y 30 °C, con un dptimo entre 22 y 25 °C. El proceso requiere 10 horas a temperaturas extremas, pero sdlo 40 a 60 minutos en el rango éptimo. Los esporangios mas jé6venes germinan con mayor facilidad y su vita- lidad esta condicionada por su exposici6n a la luz del sol. En dife- rentes estudios observaron que esporangios obtenidos entre las 8 y 18 horas, con temperaturas superiores a 30 °C, no germina- ron. En cambio, aquéllos cosechados en la noche, entre las 20 horas y 6 de la madrugada, germinaron en 1 hora, con el maximo de germinacién para los obtenidos entre las 2 y las 6 horas. La exposicion del esporangio a una hora de sol es suficiente para producir un efecto permanente sobre su viabilidad (Lafén y Bulit,1981). Las zoosporas liberadas de los esporangios poseen dos flagelos que les permiten nadar, y se mantienen girando por 20 a 30 minutos en el agua. Posteriormente pierden los flagelos y se rodean de una gruesa membrana, quedando enquistados. En condiciones favo- rables de humedad emiten un tubo germinativo en alrededor de 12 minutos. Durante la fase movil son atraidas hacia los estomas por estimulos fisicos y quimicos, dando origen a infecciones primarias. Luego de un periodo de incubacién comienzan a aparecer a tra- vés de los estomas nuevos esporangidforos. La duracién de la incubacién, dependiendo de la temperatura y la humedad, puede 30 extenderse desde 5 a 21 dias. Lo mas frecuente es una duracién entre 7 y 10 dias, cuando la temperatura promedio fluctua entre 20 y 26 °C. En el Cuadro 2.1. aparece la duraci6n de la incubacion a diferentes temperaturas constantes (Dubos, 2002). Cuadro 2.1. Duracién del perfodo de incubacién a temperatura constante. ‘Temperatura (°C) | 12 14 16 18 20 22 24 26 28 10 6 5 4 4 4 6 La formacién de esporangi6foros esta muy ligada a la humedad rela- tiva, la cual debe ser de 95 a 100%. En esa condicién, ademas de oscuridad y temperaturas entre 18 y 22 °C, los esporangidforos se forman entre 10 y 12 horas, practicamente una noche. Se ha sefialado que un minimo de cuatro horas de oscuridad es requerido para la formacién de esporangi6foros. Ciclos de infecciones secundarias se repiten varias veces en la temporada, extendiendo la enfermedad a vastos sectores del vifiedo. La oportunidad de aplicacién de trata- mientos protectores es determinante para impedir una epidemia. 2.4. Estrategias de control 2.4.1. Practicas culturales y saneamiento » Aligual que en el caso del ofdio y de todas las enfermedades del follaje, una buena circulacin del aire y exposicion a la luz favo- recen un secado rapido de las hojas, dificultando el desarrollo de enfermedades. Los sistemas de conduccién del follaje sobre 90 cm de altura facilitan ese objetivo. = Evitar el exceso de vigor en las plantas y una fertilizacién desbalanceada. Las vides con alto contenido de nitrégeno o de fosforo presentan una mayor receptividad al mildiu. 3 * Eliminar restos de poda y todo el material vegetal que pueda contener las oosporas invernantes del hongo. = Mantener el suelo bien drenado y libre de malezas. Asi se dificulta la germinacién de las oosporas por falta de agua. En las vifias conducidas en cabeza se debe elevar los brotes mas adelantados que cuelgan cerca del suelo a comienzos de la brotaci6n. « Localizar y destruir los focos primarios que aparecen después de una lluvia. Eliminar las hojas infectadas y tratar con fungicida la planta afectada y las vecinas. » Destruir las plantas de vifias abandonadas. 2.4.2. Control quimico Productos cuipricos Los productos cupricos son altamente eficaces en el control preven- tivo del mildid, pero conllevan cierto riesgo de fitotoxicidad. Aunque Vitis vinifera es poco sensible al dafio por cobre, la variedad Merlot puede ser afectada cuando predomina un clima frio y htmedo des- pués de aplicado. El mas antiguo de los fungicidas cupricos es el caldo bordelés. En Chile ha sido comin el uso de formulaciones en base a oxicloruro de cobre y 6xido cuproso, y Ultimamente algunos productos formulados con sulfato basico de cobre e hidréxido de cobre. Estos tienen el ion cobre fuertemente unido a la molécula (cobre fijo), lo que resulta en una solubilidad parcial en agua que los hace en general menos fitot6xicos que el caldo bordelés. 32 Caldo bordelés El caldo bordelés consiste en una solucién de sulfato de cobre (Cu(SO,)) neutralizado con cal hidratada fresca (hidréxido de calcio, [Ca(OH),]). Su concentracién para vides varia de 0,8 a 2 kg de sulfato de cobre y 0,5 a 1,3 kg de cal hidratada en 100 litros de agua (Reynier, 1989). El cobre es el ingrediente de acci6n fungicida y la cal interactia con éste para reducir el efecto desecante que tendria en la planta si fuera aplicado solo. La cal hidratada que se expende en el comercio es obtenida hacien- do reaccionar 6xido de calcio con suficiente agua para alcanzar el estado de polvo blanco y seco. Debe estar fresca, es decir, que no se encuentre carbonatada por una prolongada exposicién al aire. Para su manipulaci6n se debe usar anteojos protectores y mascarillas para la boca y nariz. También se puede utilizar cal apagada que se obtiene agregando cal viva (Oxido de calcio [CaO}) al agua para producir hidrdxido de calcio a la forma de lechada de cal. En esta reaccién se genera calor sufi- ciente para hacer hervir el agua por lo que el 6xido de calcio se debe agregar lentamente para evitar el riesgo de quemaduras. Para preparar la mezcla bordelesa se echa el sulfato de cobre, pre- viamente molido y pasado por un cedazo, en el estanque del equipo aplicador con agua a medio llenar y el agitador mecanico funcionan- do o revolviendo con un implemento de madera. El sulfato de cobre se puede disolver mejor echandolo primero en agua caliente antes de vaciarlo al estanque. En el agua restante se prepara la cal, y una vez fria se agrega lentamente, también a través de un cedazo, sobre la solucién de cobre. Si se utiliza cal hidratada también es recomen- dable agregarla disuelta en agua para diluirla previo a su contacto 8 con el sulfato de cobre. Se continua agitando hasta homogeneizar la mezcla, la que se debe usar inmediatamente sin dejar de mover (Rojas, 1950; MAF, 1992; Pscheidt, J.W. y Ocamb,1999). La composicién exacta de la mezcla es dificil de conocer porque la naturaleza de sus constituyentes puede variar. Chaignon (2001) sefiala que en su fase liquida contiene elementos de calcio (CaSO,) y de cobre insoluble que con el tiempo van cambiando para llegar a la forma de Cu,SO,(OH),x2H,0, la que después del secado total de la mezcla sobre Ia planta se transforma en Cu,SO,(OH),. Posteriormente, en contacto con el agua de Iluvia con CO, se forma una nueva sal de cobre soluble, la malaquita® (Cu,(CO,)(OH),), la cual libera progresiva- mente iones de cobre (Cu) activos contra bacterias y hongos. En una accién Unicamente preventiva el cobre bloquea los procesos respiratorios, detiene la biosintesis de proteinas y reduce la absorcién de nutrientes al modificar la permeabilidad de las membranas del patégeno (Rousseau, 1995). Se debe iniciar las aplicaciones cuando se detecte focos primarios de mildiu en los primeros estados de desarrollo de la planta, antes del inicio de floracién. Como el caldo bordelés, al igual que la mayoria de los fungicidas cupricos no penetra los tejidos, los érganos ya infectados moriran, pero impedira la infeccién de los que estan sanos en una accién fundamentalmente preventiva. Su eficacia dependera de la rapidez y oportunidad con que se lleve a cabo las aplicaciones. Estas deberan repetirse cada 7 a 10 dias, aunque su frecuencia estara determinada por las condiciones locales de riesgo, dadas primero por la presencia del hongo y luego por Iluvias con temperaturas sobre 10 °C. * Este mineral de malaquita no tiene ninguna relacién con el fungicida y bactericida llamado verde malaquita (riteniimetano) utilizado en acuarios. Alcomienzo de la temporada los brotes crecen répidamente alcanzando varios centimetros en una semana. Si bien por el tamajio de sus particu- las el caldo bordelés resiste lluvias entre 40 y 50 mm en 24 horas, no tiene buena redistribucion hacia el nuevo crecimiento de la planta. Cualquier tejido producido después de una aplicacion estara desprotegido y sera necesario aplicar con mayor frecuencia al inicio de la estacion. Como indicacién adicional es necesario sefialar que el caldo bordelés puede ser toxico en otros frutales en crecimiento activo y también en hortalizas. Esta fitotoxicidad puede ser reducida aumentando la pro- porcién de hidréxido de calcio. La formula mas conocida para aplica- ciones en plantas en receso invernal es de 1:1:100, representando kilogramos de CuSO,, seguido de kilogramos de Ca(Oh), y litros de agua. Para plantas nuevas en crecimiento activo las cantidades de sulfato de cobre y de cal deben ser menores, empleando formulas como 0,25:0,25:100 6 0,25:0,75:100, y otras. Para plantas muy sen- sibles al cobre se recomienda una alta concentracién de cal, como en la formula 1:3:100 (Agrios, 1988). El caldo bordelés es extremadamente corrosivo sobre los metales. Después de la aplicacién los equipos deben ser lavados con agua al menos tres veces, y en el ultimo enjuague agregar una pequeha cantidad de vinagre para neutralizar algun residuo. Si bien los nuevos productos que tienen cobre fijo son menos corro- sivos, mas faciles de manipular y con mayor compatibilidad con otros pesticidas, tienen una menor efectividad y permanencia sobre el follaje que el caldo bordelés. No debe utilizarse productos clipricos en los 30 dias previos a la cosecha ya que sus residuos en la uva pueden causar problemas en las levaduras responsables de la fermentaci6n. Fungicidas organicos Los productos organicos de sintesis pueden ser de accién local, no sistémica, y de accién sistémica. Entre los primeros el folpet, mancozeb, propineb y diclofluanida tienen una excelente accion preventiva del mildid de la vid. Su persistencia es de 10 a 12 dias y, al igual que los cUpricos, no penetran en la planta. Debido al pequefio tamafio de sus particulas son redistribuidos por lluvias menores de 20 mm hacia organos en crecimiento al inicio de la brotacién. Pero lluvias mayores los pueden eliminar. Algunas estrategias de control del mildid recomiendan el uso de estos productos entre brotacién y envero (pinta), para luego continuar con fungicidas cupricos. Estos Ultimos tienen la ventaja de un efecto secundario sobre Botrytis. Entre los productos orgdnicos sistémicos de accién curativa sobre el mildid, estan el cimoxanilo (acetamida), mefenoxam y metalaxilo (fenilamidas), azoxistrobin (estrobilurinas) y dimetomort (morfolina). El cimoxanilo es absorbido y diseminado al interior de los tejidos, pero en forma localizada, y puede bloquear el desarrollo del micelio hasta tres dias después de la infeccién. Aunque esta protegido del lavado por lluvias, no protege los organos formados después del tratamiento. Su persistencia es similar a los anteriores, de 10 a 12 dias. La adicién de cobre permite prolongar su accién. Un producto sistémico propiamente tal es el metalaxil, con efecto erradicante. Tiene una circulacién ascendente o acropétala en la planta, y no desciende hacia las hojas que no lo han recibido directamente. Su uso debe ser controlado porque estimula la aparicién de razas resistentes del patégeno. No debe usarse en los 60 dias previos ala cosecha. Es muy importante considerar que los tratamientos curativos deben quedar reservados para situaciones excepcionales, debidas gene- ralmente a la imposibilidad de realizar un tratamiento preventivo por impedimentos climaticos. 2.4.2.1, Sistemas de alerta Los sistemas de alerta de riesgo de mildid relacionan también datos climaticos de pluviometria y temperatura con variables claves del desarrollo del hongo, como la maduracién de las oosporas, cuando existen. El empleo de estos modelos necesita utilizar datos climaticos en tiempo real sobre el terreno. Uno de sus mayores problemas es el riesgo de error asociado a datos climaticos equivocados. La utiliza- cién de un modelo fuera de la zona vitivinicola donde ha sido elabo- rado necesita, obligadamente, una validaci6n previa. La oportunidad de un tratamiento se decide en base a la determinacién de un indice diario de riesgo potencial. Otros modelos integran modelos descriptivos de ciclos secundarios del hongo, para pronosticar la cantidad tedrica de esporas disponibles durante todo el periodo vegetativo de la vifia. Estos sistemas de pronéstico permiten el ahorro de 1 a3 aplicaciones de fungicida. 7 3. MOHO GRIS (Botrytis cinerea) El moho gris, causado por el hongo Botrytis cinerea, no es un patégeno especifico de la vid, sino de numerosos hospederos entre plantas culti- vadas y silvestres, pudiendo vivir como sapréfito sobre tejido muerto o senescente. Sin embargo, estudios moleculares recientes han identi- ficado dos subespecies llamadas transposa y vacuma cuyo predominio se alterna durante la temporada de crecimiento de la vid (Giraud y otros, 1998). En condiciones ambientales de alta humedad y tempe- ratura este hongo afecta organos herbaceos, inflorescencias y frutos, que en un estado avanzado de la enfermedad aparecen cubiertos de una masa de conidias con aspecto de moho gris (Agrios, 1988). 3.1. Sintomas La infecci6n en vides avanza paulatinamente a comienzos de prima- vera en yemas y brotes, llegando a causar grandes lesiones irregu- lares de tejido muerto con coloracién café-rojizo en los bordes de las hojas. Estos organos son atacados sdlo en sus estados juveni- les y bajo condiciones ambientales muy favorables. Los periodos realmente criticos de infeccion son floracién y desde la pinta a cose- cha, cuando el hongo ataca al racimo. Las inflorescencias, incluidos los raquis, son siempre susceptibles (Bulit y Dubos, 1988). Las flores infectadas no cuajan, y sus restos permanecen unidos al racimo favoreciendo la infeccién del pedicelo y raquis. En estos Organos desarrolla lesiones café oscuro que por un efecto de anillado pueden secarse y caer. Las bayas son poco receptivas al hongo antes de la pinta. Sin embargo, en condiciones climaticas excepcionalmente lluviosas y en contacto 9 prolongado con restos florales pueden ser infectadas. Estas bayas adquieren una coloraci6n café y eventualmente pueden caer 0 perma- necer al interior de! racimo actuando mas tarde como origen de un foco de pudricién gris cuando las bayas sanas pasan a un estado receptivo. A partir de la pinta las bayas son infectadas a través de conidias dispersadas por el viento o por la reactivacién de inéculo en latencia en restos florales atrapados en el racimo. En la medida que la infec- cién progresa estos frutos adquieren una coloracién oscura en el llamado estado de pudricién llena. Mas tarde se agrieta la epidermis y las bayas se cubren por una masa gris aterciopelada compuesta de conidiéforos y conidias del hongo. En un tercer y ultimo estado las bayas se secan y arrugan (se “apasan”). Con posterioridad al ataque de Botrytis otros hongos como Penicillium spp. y Aspergillus spp. pueden invadir el grano, causando una pudricién verde o negra, respectivamente, o desarrollar la condicién denominada pudricién acida que se describe mas adelante. Durante los primeros estados de la infeccién las bayas aumentan su concentracion de azticar, la que luego desciende rapidamente cuando empieza la formacién de conidioforos. Al mismo tiempo se eleva su contenido de acido glucénico, el que durante la vinificaci6n se combina con el anhidrido sulfuroso libre inactivandolo (Dubos, 2002). 3.2. Ciclo de la enfermedad y epidemiologia El hongo puede sobrevivir al invierno como micelio en la corteza y yemas en latencia de la vid, asociado a otros hospederos, y también sobre el suelo como sapréfito en restos de organos infectados. También, bajo condiciones ambientales adversas, tiene la capacidad de formar estructuras de resistencia llamadas esclerocios, que son pequefias masas 40 compactas de micelio que aparecen incrustadas en los sarmientos como pequefias piedrecitas negras. En primavera germinan produciendo gran cantidad de conidias que son diseminadas por el viento. Las conidias pueden germinar a temperaturas entre 1 y 30 °C, con un Optimo en tomo a los 18 °C y una humedad relativa de 90%. Bajo una pelicula de agua la germinacién es estimulada por nutrientes exdgenos provenientes del polen o de exudados de las hojas. Las mejores condi- ciones para la infeccién son temperatura de 15 a 20 °C y presencia de agua, o al menos 90% de humedad relativa, durante unas 15 horas. Durante la floracién el hongo puede infectar el estigma de las flores y llegar a la base del estilo (McClellan y Hewitt, 1973; Pezet y Pont, 1986). En el periodo previo al cierre de racimo el tubo germinativo de las conidias puede penetrar en las bayas a través de microfisuras producidas en la zona de abscisién del estilo,por grietas alrededor de los estomas, y taramente por la abertura de éstos, permaneciendo en un estado la- tente hasta el inicio de la pinta. Sin embargo no existe certeza de la importancia de estas infecciones en el desarrollo posterior de la enfer- medad (Latorre, 1991; Dubos, 2002). El micelio desarrollado en restos florales atrapados en el racimo puede infectar bayas sin heridas al inicio de madurez mediante una actividad enzimatica que degrada progresivamente su epidermis. El micelio crece anaerébicamente en las células de la epidermis y cuando ésta ha sido completamente colonizada pasa a una fase aerdbica emi- tiendo conidiéforos hacia el exterior (Dubos, 2002). En el caso de bayas dafadas la infeccién puede ocurrir ademas por penetracion del tubo germinativo de las conidias a través de fisuras y heridas cau- sadas por oidio, insectos y pajaros. Sdlo en bayas sobremaduras se ha observado una penetracién directa de la epidermis por el tubo germinativo de las conidias (Dubos, 2002). 4 El desarrollo de la pudrici6n en el racimo ocurre frecuentemente por el avance de micelio a las bayas vecinas en focos interiores, y porla Pproduccién de conidias que forman nuevos centros de infeccién en la periferia. 3.3. Susceptibilidad varietal La sensibilidad de una variedad esta relacionada con la estructura y composicion del hollejo o piel de la baya. Las cepas resistentes tienen un hollejo mas grueso y dificil de romper por Botrytis (Bernard, 1977). Diferentes investigaciones han demostrado que la cantidad y calidad de las pectinas, constituyentes principales de la pared celular, y la cantidad de compuestos fendlicos parietales, varian segun la sensibilidad de las cepas a la pudricién gris. Las cepas sensibles tienen mayor cantidad de pectinas solubles en agua -y por lo tanto son mas facilmente degradables por la enzimas del hongo- y menos compuestos fendlicos parietales que las cepas tolerantes (Dubos, 2002; Pezet y Pont, 1992; Jeandet y otros, 1995). Dubos (2002) establecié grados de susceptibilidad en funcién de la precocidad de la receptividad de las bayas (Cuadro 3.1.). Con antecedentes de Galet (1977) y propios, Dubos (2002) efectud Cuadro 3.1. Relacién entre sensibilidad de la variedad y receptividad de las bayas. SENSIBILIDAD VARIEDAD RECEPTIVIDAD DE LAS BAYAS Muy sensible Algunos dias antes de la pinta Sensibles Entre inicio pinta y 1 semana después Medianamente sensibles Dos semanas después inicio pinta Poco sensibles Algunos dias antes de cosecha 4a en Francia una clasificacién de las principales variedades en funcién de su susceptibilidad a la pudricién gris en terreno. Aunque esta cla- sificacién pudiera contener algunas imperfecciones a juicio de su autora, y variar de acuerdo a la regién geografica y al sistema de conducci6n del vifiedo, indica una tendencia del comportamiento general de las cepas. Variedades tintas » Sensibles: Cinsault, Cot, Pinot noir, Cabernet franc y Merlot. » Medianamente sensibles: Carignan, Cabernet Sauvignon, Syrah, Carménére. « Poco sensibles: Alphonse Lavallée y petit Verdot. Variedades blancas = Muy sensibles: Chardonnay, Chenin, Pinot, Sauvignon, y Gewurztraminer. » Sensibles: Moscatel de Alejandria, Riesling y Semill6n. La arquitectura del racimo es también un factor determinante en la diferencia de sensibilidad de las variedades a !a pudricién gris. Los racimos compactos estan propensos a grandes pérdidas porque la infeccién avanza rapidamente debido al mayor numero de areas de contacto entre bayas y a una cuticula mas delgada en esos puntos, con menor deposicién de cera epicuticular. Ademas, un racimo compacto, como el del cultivar Semillon, tarda bastante mas en secarse que un racimo suelto, favoreciendo la germinacion de las conidias del hongo (Marois y otros, 1986). La importancia de la arquitectura del racimo y su impacto en el microclima en la superficie de las bayas ha quedado demostrada al no encontrase una relacién directa definida entre la susceptibilidad individual de las bayas y la severidad de la enfermedad en la vifia. Vail y Marois (1991) determinaron que los cultivares Carignan, Chenin Blanc y Zinfandel, todos de bayas altamente susceptibles (inoculadas individualmente en laboratorio) y de racimos compac- tos son fuertemente afectados por pudriciones en el campo. En cambio, Moscatel de Alejandria y Cabernet Sauvignon, también de bayas muy susceptibles, pero con una arquitectura suelta de raci- mo, son levemente afectados en la vifia. Una relacién mas clara habria en Sauvignon Blanc que a pesar de tener un racimo com- pacto tiene bayas individuales moderadamente susceptibles y la infecci6n del racimo en el campo también es moderada. El cultivar Emperor, con un racimo suelto y bayas relativamente no suscepti- bles, es poco afectado. 3.4. Efecto en los vinos Debido a la accién de las lacasas, que son enzimas fenoloxidasas del hongo, los vinos producidos a partir de uvas con moho gris pre- sentan degradacién de la materia colorante y sustancias aromati- cas en un proceso conocido como quiebre oxidasico. Este fendme- no va acompafiado de formacién de mucilagos originados por polisacaricos extracelulares (glucanos) resultantes del metabolis- mo del hongo que perjudican la clarificacién. Los vinos quedan pro- pensos a infecciones bacterianas y no pueden ser envejecidos, pre- sentando ademas un aumento del extracto seco, acidez volatil y glicerol (Dubos, 2002). Las lacasas son enzimas estables muy solubles en los mostos y resisten el calor, la presencia de anhidrido sulfuroso y alcohol. Es- tas enzimas inhiben los mecanismos de defensa de la baya, oxi- dando los compuestos fendlicos preformados (taninos) y otros in- ducidos como las fitoalexinas (resveratrol). Las distintas cepas de Botrytis cinerea producen diferentes cantidades de lacasas. La presencia de esta enzima es medida en unidades de lacasa (UL), correspondiendo 1UL a la cantidad de enzima necesaria para oxi- dar 1 mol de syringaldacina (uno de sus sustratos tipicos) por mi- nuto. Una baya sana contiene 0 UL. Una baya de cepas blancas en un estado de infeccién llena, con una coloracién café rosado, pero sin produccién de conididforos y conidias, contiene 1 a 2 UL. Una variedad tinta, aunque no muestre cambio de color, puede conte- ner 15 a 20 UL. Cuando ya aparecen conidiéforos, los niveles de lacasa en la baya infectada son de 20 a 70 UL. El umbral de lacasa en vinos blancos es de 1 UL y en vinos tintos de 2 UL. Sobre estos niveles ocurre la oxidaci6n de taninos y for- macién de quinonas, las que se combinan con terpenos responsa- bles del aroma formando complejos inodoros. Los vinos tintos ad- quieren un color marr6n, con sabor y aroma desagradable, carac- teristico del quiebre oxidasico mencionado. Igualmente, el resulta- do en vinos blancos como Sauvignon y Moscatel, es una colora- cién oscura, Sabor amargo y ausencia del aroma propio de la varie- dad. Un 20% de infeccién en la vendimia puede reducir los terpenos ala mitad (Cordonnier, 1987). 3.5. Pudricién noble En algunos lugares de Europa se conoce la “pudricién noble”, cau- sada por Botrytis cinerea bajo ciertas condiciones particulares du- rante la maduracion de las uvas. Se le busca en variedades blan- cas como Semillén, Sauvignon, Chenin Blanc y Riesling, para la elaboracién de vinos generosos, tipo Sauternes en Francia o Tokays 45 en Hungria. El hongo infecta las bayas formando una o varias man- chas circulares que crecen lentamente hasta cubrirlas en su etapa de madurez, pero sin que se rompa el hollejo. Durante el transcurso de la infeccion la composicién de las bayas es modificada por la presencia del hongo, pero en este caso la utiliza- cién de acidos es relativamente mas importante que la de azucares, a la inversa de lo que sucede en el caso de la pudricién destructiva debido a la presencia de Penicillium sp. y Aspergillus sp. (Jarvis, 1977; Ribérau-Gayon y otros, 1980). La ocurrencia de pudricién noble en un vifiedo y destructiva en otro vecino no tiene una explicacién categorica. No hay evidencias de que sea causada por algunas razas en particular de este patégeno. La pudrici6én noble tiende a presentarse en suelos calcdéreos, poco fértiles y bien drenados, donde la planta desarrolla una raiz profunda que le permite un suministro constante y lento de agua que va dismi- nuyendo hacia la madurez. En contraste, las vifias cultivadas en suelos muy fértiles y bajo riego tienen mas raices superficiales, con una fluctuacién grande en el suministro de agua. Sus frutos maduran mds temprano y son mas susceptibles a partiduras por grandes absorciones de agua, facilitando la infeccién y rapida pudricién por Botrytis cinerea. En Francia se registré también que el contenido de nitrégeno total y nitroégeno amoniacal del mosto de uvas sanas de un vifiedo con pudricién destructiva era el doble que el de un vifiedo vecino con pudricién noble, asociando la resistencia a la pudricién de algunos Cultivares, como “Saint Emilion”, a su muy bajo contenido de nitrégeno (Jarvis, 1977; Reynier, 1989). 46 3.6. Estrategias de control 3.6.1, Practicas preventivas La eliminacién de las hojas en torno a los racimos 2 a 4 semanas después de la cuaja ha reducido la incidencia y severidad de la enfermedad. Este efecto es obtenido por una alteracion del microclima que rodea al racimo, permitiendo una mayor circulaci6n de aire que aumenta el potencial evaporativo de la atmésfera alrededor de las bayas. El potencial evaporativo se refiere a la capacidad de la atmos- fera de evaporar agua y contribuir a la creacion de un déficit hidrico en los tejidos de la planta o dentro de las células de microorganismos presentes en su superficie (English y otros, 1989). Con este objetivo, y también para eliminar los restos florales colonizados por el hongo se puede aplicar aire forzado en la vifia, mediante una nebulizadora vacia (Thomas y otros, 1988; Droguett y otros, 1996). Las practicas culturales en el vifiedo deben tender a minimizar las condiciones favorables para la enfermedad, manteniendo una fertili- zaci6n nitrogenada moderada, riegos controlados y el suelo libre de malezas que, junto al deshoje, desbrotes y podas en verde, contribuyen a restringir la humedad en torno a los racimos (Latorre, 1997). El uso de los sarmientos podados como cobertura para evitar la erosién en suelos con pendientes pronunciadas es poco recomen- dable porque tiene el riesgo de mantener en el lugar las estructuras de resistencia del hongo que pueden reiniciar la infeccion en la primavera siguiente. a7 3.6.2. Control quimico En el control quimico de Botrytis se utiliza productos del grupo de las ftalimidas (captan, folpet) inhibidores de la biosintesis de ergosterol (tebuconazol, fenbuconazol), estrobilurinas (kresoxim metil, azoxystrobin, trifloxistrobin), dicarboximidas (iprodione, procimidona) y diclofluanida. Esta ultima no debe usarse mas alla de la pinta por- que sus residuos podrian alterar las fermentaciones. Otros fungicidas de reciente incorporaci6én al mercado son el grupo de las anilopirimidinas (ciprodinil y pirimetanil), fenilpirrol (fludioxonil) y la hidroxianilida (fenhexamid). Aplicaciones Como Botrytis cinerea no es especifico de la vid no es facil determinar el momento de las aplicaciones. Aunque esté presente en el vifiedo los sintomas sdlo se haran evidentes en la madurez y su evolucién es irregular. Un criterio general de control es por calendario fijo con cuatro aplica- ciones (Reynier,1989; Dubos, 2002): a) Al fin de floracién (caida de caliptras), para impedir el estableci- miento del hongo en los restos florales y prevenir una infeccién latente. b) Al cierre de racimo, para destruir las conidias en bayas y pedicelos, y prevenir infecciones latentes tardias. c) Comienzo de Ia pinta, para prevenir la contaminacién de las ba- yas en su estado receptivo al hongo. d) Tres semanas antes de cosecha, para prevenir contaminaciones tardias. Este criterio no tiene en cuenta el desarrollo local de la enfermedad y su costo es alto, Otra estrategia es la “proteccién razonada” (Dubos, 2002) que consi- dera s6lo dos tratamientos: el primero al fin de floracién y el segundo ala pinta, en funcién de la adquisicién de receptividad de las bayas (Cuadro 3.1.) para optimizar la accion preventiva de los fungicidas. En los casos que haya pudricién peduncular frecuente deberd in- cluirse también una aplicacion al cierre de racimo. Latorre y otros (2001) concluyeron que los tratamientos fungicidas en floracion, aunque efectivos para reducir Botrytis latente, fueron menos efica- ces que los realizados entre pinta y cosecha. Otras formas de control estan basadas en modelos de desarrollo de la enfermedad (Broome y otros, 1995; Avilés y otros, 1995; Dubos, 2002). Los mas recientes estan construidos integrando los datos climaticos obtenidos por sensores de humedad y temperatura en las hojas con los mecanismos de defensa de la planta y las variaciones en su receptividad al pat6égeno, asumiendo que el hongo esta siem- pre presente en cantidad suficiente para asegurar el desarrollo de la enfermedad. Esta estrategia de tratamientos modelados considera dos aplicaciones. La primera, al fin de floracion, es facultativa y esta indicada por el modelo cuando el riesgo de contaminacion precoz es importante. La segunda al inicio de la pinta, es obligatoria. Afortunadamente, los veranos por lo general secos en las regiones Vlly Vill, reducen significativamente el riesgo de Botrytis, y las apli- caciones de rutina en el secano interior se limitan a una sola al fin de floracién en las variedades blancas. Ante eventuales lluvias después de la pinta se recurre a aplicaciones adicionales. Los vifiedos de vigor medio, ubicados en lomajes con exposici6n norte, tienen pocas posibilidades de desarrollar la enfermedad. Sin embargo, con 9 la tendencia a cosechar tardiamente (abril), en busqueda de madurez fendlica, aumentan los riesgos de lluvias y pérdidas por Botrytis y otros hongos (Pszczdlkowski y otros, 2001). Resistencia a fungicidas El control quimico de patégenos en general, y de Botrytis en particular, conlleva el riesgo de aparicién de razas resistentes en su poblacion, condicionado por el predomonio local de las subespecies ahora co- nocidas. Al igual que en Europa y Nueva Zelanda, en Chile también se detecté resistencia a fungicidas del grupo de los bencimidazoles, ampliamente usados hasta fines de la década del 70. Paulatina- mente fueron reemplazados por productos del grupo de las dicarboximidas (Alvarez, 1989; Alvarez, 1991; Auger y Esterio, 1997). Desde entonces las dicarboximidas han sido usadas con 2 a 4 aplica- ciones anuales, detectandose después de 10 ahos un aumento de tazas de Botrytis con bajo niveles de resistencia a esos fungicidas (Latorre y otros, 1994). Por lo general, las razas resistentes a dicarboximidas también lo son a bencimidazoles, pero la resisten- cia a estos ultimos es estable, es decir permanece alta en el tiempo aunque se suspenda el uso de esos fungicidas. En cambio, la sensi- bilidad de la poblacion del hongo a las dicarboximidas se recupera después de una suspensién del producto por alrededor de tres afios debido a la escasa persistencia de las razas resistentes en ausencia de la presion de seleccién del fungicida (Latorre y otros, 1994). La pérdida de eficacia de fungicidas del grupo de las anilopirimidinas, recientemente detectada en Chile (Latorre y otros, 2002), ha sido asociada también a resistencia de Botrytis en el campo, derivada probablemente de la accién sitio especifico del producto. El rapido desarrollo de esta resistencia sugiere una herencia monogénica, lo que constituiria una amenaza real para un uso prolongado de estos fungicidas, Para retardar o evitar el desarrollo de resistencia se recomienda al- ternar fungicidas con diferentes mecanismos de accién, reduciendo las aplicaciones en una misma temporada de productos con un solo sitio de acci6n, y aplicarlos en las concentraciones y dosis prescritas. 3.6.3. Control biolégico Debido al creciente interés del consumidor por productos libres de residuos de pesticidas existe una preocupacién permanente por el desarrollo de fungicidas biolégicos y naturales, especialmente cuan- do se conoce que ciertos productos derivados de ftalimidas, dicarboximidas, bencimidazoles y otros, tienen efectos cancerige- nos en animales y producen dajio al sistema nervioso y endocrino. Entre los productos naturales estan los obtenidos de la pulpa y semilla de pomelo y los preparados con el hongo Trichoderma harzianum ( Esterio y Auger 1997a). Estos productos controlan Botrytis, tanto las cepas sensibles como las resistentes a bencimidazoles y dicarboximidas. Aunque en condiciones de escasa resistencia del hongo tienen una menor eficacia que los fungicidas tradicionales, su inclusion en un programa integrado de manejo de la enfermedad es una alternativa para reducir los niveles de resis- tencia que pudieran aparecer (Esterio y Auger, 1997 b; Latorre y otros, 1997). La formulacién de acidos organicos extraidos de pomelo ac- tua inhibiendo la respiraci6n celular y alterando la permeabilidad de las membranas del patégeno (Marcillaud y Donéche, 1996). En el caso de Trichoderma harzianum, éste competiria con Botrytis por espacio y nutrientes superficiales en los organos de la planta, ade- mas de ejercer micoparasitismo mediante enzimas que afectarian componentes estructurales del patégeno (Elad y otros, 1982). 5 También entre los productos naturales esta el biofungicida preparado con Bacillus subtilis. Su formulacion para aplicaciones foliares ofrece un control efectivo de Botrytis, odio y pudricién acida en vides, en la recomendacién de sus fabricantes. Bacillus subtilis es una bacteria formadora de esporas, las que aplicadas en suspension germinan rapidamente para formar células vegetativas que colonizan superfi- cialmente la planta, compitiendo también por espacio y nutrientes con los patégenos. 52 4. AGALLA DE LA CORONA (Agrobacterium vitis) La agalla de la corona en vides es causada por la bacteria Agrobacterium vitis. Esta enfermedad se caracteriza por la aparicion de tumores 0 agallas en la parte baja del tronco, sobre y bajo el suelo, aunque también pueden formarse hasta un metro arriba o en los cordones de mas de un afio. En una planta nueva la agalla puede circundar el tronco en una temporada. Las agallas presionan los vasos conductores, obstruyéndolos e interfiriendo el flujo de agua y nutrientes. El dafio se manifiesta como un debilitamiento general de la planta, con un menor crecimiento y falta de produccién (Burr, 1988). Una planta puede estar sistémicamente infectada con Agrobacterium vitis y no desarrollar agallas hasta que por efecto de una herida la bac- teria se adhiera a las células de la planta en el lugar de la lesion y le traspase parte de su material genético. Las células de la planta son asi modificadas para producir hormonas que estimulan su divisién, provo- cando un sobrecrecimiento de los tejidos. Estos tejidos quedan progra- mados para la produccién de opinas que son conjugados de aminoacidos y azucares utilizados unicamente por la bacteria (Cruz, 2000a). Al arrancar una vifia con plantas infectadas la bacteria sobreviviré por afios en los restos de raices y troncos en el suelo. La efectividad de su erradicacién mediante rotacion con plantas no hospederas dependera de la cantidad de residuos infectados y del tiempo que demoren en descomponerse. Aunque el género Agrobacterium es un habitante comun del suelo la mayoria de las aislaciones que se obtienen no son tumorogénicas. Al realizar una plantacién en un suelo que no ha tenido vides por mas de 8 ajios se atribuye mas importancia a su diseminaci6én a 38 través del material de propagaci6n, por la probada naturaleza sistémica de Agrobacterium vitis en la planta, que a su presencia en el suelo donde su deteccién ha sido poco clara (Burr y otros, 1998). 4.1, Practicas de control a) La aplicacion de potasio al suelo, con dosis moderadas de nitré- geno de acuerdo a un anilisis foliar efectuado en plena flor, aumenta la resistencia de la madera a las grietas y dafios por heladas. Asj se dificulta la entrada de la bacteria o la formacién de agallas en plantas ya infectadas. b) La aplicacion de fungicidas cupricos en primavera puede reducir la aparicion de agallas en troncos y cordones. c) Las nuevas plantaciones deben ser iniciadas con plantas sanas en un sitio no infestado con la bacteria. Las estacas deben provenir de plantas libres de la infeccién. Se debe desinfectar las herramientas de corte con una soluci6n de cloro de uso doméstico al 10% o de permanganato de potasio al 0,5%. d) El tratamiento por inmersién de las estacas de vid en agua caliente a 50 °C por 30 a 60 minutos reduce en gran cantidad la poblacién de bacterias, pero no las elimina totalmente. Tempera- turas superiores a 50 °C dajfian las yemas. e) Los suelos para replante con vides donde se hubiera detectado agallas deben ser sometidos a rotaciones con cereales o empas- tadas de gramineas por 4 a 5 afos. Idealmente no deberia replantarse antes de 7 a 8 afios. 4 El control biolégico con Agrobacteriun radiobacter no es efectivo contra Agrobacterium vitis, y el control quimico es impracticable a escala comercial. Erradicantes como el petréleo destruyen el tejido de la agalla, pero en la temporada siguiente aparecen otras nuevas en los sitios tratados. 55 5. ANTRACNOSIS (Elsinée ampelina) La antracnosis es causada por el hongo Elsinée ampelina, nombre correspondiente a su fase sexuada no descrita en Chile, y cuya forma asexuada presente en el pais es Sphaceloma ampelinum. La antracnosis, al igual que el mildiu, es una enfermedad de regiones con veranos lluviosos. Se presenta ocasionalmente en focos en la zona cuando las lluvias de primavera se extienden fuera de lo normal. Las lesiones en las hojas son pequefas, con el centro gris blanquecino y el margen café oscuro. A medida que aparecen, se van uniendo entre si. El centro de la lesion se des- prende cuando muere dejando la hoja agujereada. Los brotes son también muy susceptibles, con lesiones blanquecinas rodeadas por un halo oscuro. Segun la profundidad del dajfio el brote se puede quebrar. Las lesiones en los raquis y pedicelos son similares a las de los brotes. Los granos permanecen susceptibles hasta la pinta, con lesiones gris blanquecino y margenes café negruzco (Mirica, 1988). El hongo puede sobrevivir durante el invierno como esclerocios y micelio en lesiones de los sarmientos, 0 conidias en frutos infectados sobre el suelo. En primavera, en presencia de agua y temperaturas superiores a 2°C, las estructuras invernantes dan origen a acérvulos que producen gran cantidad de conidias. Estas germinan cuando permanecen cubiertas por una pelicula de agua durante 12 horas al menos, iniciando nuevas infecciones al ser transportadas por la lluvia y el viento. Aunque las conidias pueden germinar a tempera- turas entre 2 y 32 °C, el dptimo ocurre entre 24 y 26 °C.'La antracnosis no prospera en climas secos. 7

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