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Cuidemos La Democracia. Febrero 2021-2
Cuidemos La Democracia. Febrero 2021-2
Proyecto Cambio Democrático, y exponentes del centro y de la izquierda democrática y reformista, dirigimos esta
declaración a la opinión pública y a las fuerzas políticas y sociales de Chile.
Manifestamos nuestro pesar por la muerte del joven Francisco Martínez, muerto por el disparo de un carabinero en
Panguipulli. Como humanistas sostenemos que la vida es un bien precioso de toda persona humana, no importa su
condición ni proveniencia social. Coherentemente, en el pasado nos batimos por la eliminación de la pena de muerte
en Chile y hemos condenado sin matices los crímenes de todas las dictaduras del mundo, comprendida la chilena que
contribuimos a derrotar.
Pedimos no adelantar juicios ni condenas superficiales acerca del carácter del penoso hecho. Es la Fiscalía a cargo la
que debe dilucidar lo acaecido, la cual ya ha iniciado la investigación sobre el eventual delito del policía involucrado.
En un Estado de derecho, corresponde a las instituciones de la justicia investigar, poner en marcha un justo proceso y
sancionar el delito si así lo llega a determinar. Por ello, no nos sumaremos a las conjeturas de quienes buscan
condenar o absolver el actuar del policía, sustituyéndose a la función de la institucionalidad judicial en marcha.
Sin embargo, queremos señalar dos puntos que nos parecen medulares y preocupantes en el debate y las acciones
desencadenadas por el trágico hecho.
1. DETENER LA VIOLENCIA. Chile vive en democracia y garantiza el derecho a opinión, a manifestación y
protesta pública, siempre que ella se exprese en forma pacífica y cívica. Ello a pesar de quienes vienen
manifestando desde octubre 2019 que en nuestro país no hay democracia, no existe la institución de los
derechos humanos y habría una impunidad generalizada. Discrepamos categóricamente de dichas
aseveraciones, tenemos argumentos abundantes e irrebatibles para exponer en cualquier momento.
Por esto, la ola de violencia y destrucción que ha seguido a la muerte del joven malabarista no tiene
justificación alguna, ni moral ni política, como así ha pretendido la diputada presidenta de Revolución
Democrática quien manifestó: ““En Chile la vida de un pobre no vale nada. ¿Cómo quieren que no lo
quememos todo?”. Es decir, ahora las turbas incendiarias cuentan con el aval de una diputada de la
República. ¡Qué tremenda e inaceptable irresponsabilidad! Es una peligrosa insensatez que se une al silencio
político que soslaya el incendio de la municipalidad y servicios públicos de Panguipulli, los ataques armados a
comisarías y el vandalismo que tememos se apoderará nuevamente de las calles del país.
Llamamos a todos los sectores políticos y sociales a levantar la voz para condenar y conjurar la amenaza a la
democracia de la violencia sin freno que se viene manifestando en Chile. Las fuentes inspiradoras de la
violencia, la ultraizquierda y los grupos de ruptura democrática, han de ser combatidos ideológica y
políticamente sin indecisión alguna.
2. REFORMA DE CARABINEROS. Las acciones de algunos policías han sido injustas y execrables; ellas han sido
condenadas después de sumarios y justos procesos, como el carabinero condenado a 16 años de prisión por
la muerte del comunero Catrillanca.
Lo que no es aceptable es la repulsa hacia toda la institución policial, la incrementación de odio irracional
hacia Carabineros, los descabellados llamados a su disolución inmediata y el aplauso o silencio frente a los
ataques verbales y físicos hacia todo hombre o mujer policía.
Concordamos que es necesaria la reforma de la institución de Carabineros, la profunda revisión de sus
procedimientos, como el control de identidad, de sus instrumentos de disuasión y defensa, de su formación
profesional y de sus valores de compromiso con los derechos humanos y la probidad pública. Todos debemos
esforzarnos por la recuperación de la confianza ciudadana en sus policías, pieza esencial en el orden público y
seguridad de toda la población. Pero esa reforma debe realizarse en el marco de una voluntad constructiva
que convoque y una al gobierno y a la oposición democrática, en función de una mirada país y no de
trincheras signadas por la inquina o, peor aún, por mal entendidos intereses electorales. Se equivocan
quienes apuestan a los segmentos radicalizados del país, la gran mayoría de los ciudadanos electores no
quiere más odio ni violencia, están por un país laborioso, en paz y que otorgue seguridad y bienestar a todas
y todos los chilenos.
Tenemos la esperanza de que la razón y el interés superior de Chile prevalecerán finalmente en quienes están
llamados a conducir la democracia en el año en que iniciaremos la construcción de una nueva Constitución.