PAN DE VIDA
Adelaida Fernandez Ochoa
Mis sentidos que disciernen el caos, mis pasos que lo
atraviesan estén al servicio de esta despensa que Ievo
en mi pecho. También al servicio de ella, mi sed. La
jornada me libera una hora antes, lo solicité de ese
modo porque la distancia, que el trayecto al paradero,
Jos seméforos y la ruta del bus hacen mis larga, no me
permite ir a lactar y volver en una hora. Mis senos
estan cargados. Voy sintiendo cémo se acumula la
leche, los misculos bombean, los lébulos se hinchan,
siento las turgencias, ahi donde quema estén, tengo
brasas en varios puntos de los senos, quizi no
dieciocho, tal es el promedio de esos racimos, somos
Arbol de la vida, no del bien y del mal, sino sélo del
bien, quieren reventar en lavas de leche, para dicha demi nifia, creadores de milagros, iah!, todo milagro
tiene su dolor. Con el disimulo que me es posible palpo
Ja protuberancia més préxima a la ventana de los
senos, la parte menos {ntima, la del canalillo, quiero
aplicarle un alivio a Ta piel, la leche tiene consistencia
de piedra, todavia busca salida, por alguna impensada
contingencia de los fabricantes del recolector y el
comportamiento de mis senos, gotea; el pezin esta
sumergido, con la succién le saldran heridas. Entonces
me enderezo como el tallo mas recto, mis senos se
elevan, mi tronco los celebra. Ellos quieren desfondar
el brasier, las tiras tallan en los hombros, hacen zanjas
encarnadas, La sensacién nutricia me produce
ligrimas. Ella presiente el hambre que la espera y
bombea su Teche. No hay érgano més generoso que Ta
teta, porque otros, cuando ofrecen, albergan reservas,
estan veteados de mentira, tienen intereses soterrados,
proyectan contraprestaciones; el objeto de su accién
Jos enloquece, y en su nombre suelen desencadenar
tragedias: el coraz6n, la mente, la barriga. También el
Aiitoris y el pene. Entonces, équé es la teta si no el
6rgano mas noble? Aunque no apare7ca incluida en la
lista de érganos del cuerpo humano, ella desempefia la
funcién primordial. 2A qué se deberé tal exclusion?
Qué dice Google... No dice. Tampoco aparece en la
lista de las glindulas, pero si no estoy mal, también el
higado es una glandula y, desde luego, él si aparece.
éSeré porque s6lo cumple funeién en el cuerpo
femenino?, éporque las tetas de los hombres no sirven
para nada? Insondables son los designios de los
acuerdos que construyeron el mundo. El caso es que la
‘mama, a diferencia de otros Grganos, no precisa de
amenazas intrinsecas para cumplir su funcién
primordial: la bartiga tiene su hambre; el coraz6n sus
misterios, él se escuda en su condicién de miisculo
pero hay que ver eémo se estruja; Ia cabeza tiene su
egoismo; para la teta ni siquiera la leche estancada
representa una amenaza, la mastitis sucede poco; si
hay sueci6n no hay mastitis. El hambre del otro es su
amenaza, al fin y al cabo, 6rgano generoso, produce su
accién, y nada se va a cobrar, como el arbol del bien.
Una presunta reclamacién seria demanda o alegato deIn cabeza, La teta puede negarse y, por supuesto, ejerce
el derecho de la improductividad, pero no arroja ni la
més minima gota de mentira cuando se entrega.
Porque ella es el medio por el cual la mujer se equipara
ala grandeza de la tierra, Me lo confirmé una pelicula
cubana sobre una teta generosa que goted para varias
bocas, menos para la propia, ella ni siquiera probé del
mana que brotaba de su ser en esa inmensidad
agitada, En el trayecto de noventa millas, la distancia
més corta entre Cuba y Miami, el drama aleanza su
méxima expresién en esa mujer que, alimentando,
permite la transicién por todo un circuito espiritual
‘que comienza en la esperanza de alivio para el hambre
y la sed, y al vaivén del naufragio bajo el ardiente sol y
Ja helada luna, busca amarrarse a la vida, asido a la
‘mama con los dientes, para morir en ella. Para morit
viviendo. Quiza tenga el usuario alguna nebulosa idea
de que la mujer ya esté consumida, pero se consuela en
ese ejercicio de los miisculos bucales, como en una
especie de retorno al principio, para asf, por esa via,
tomar suave el ingreso al més alla. Aquella mujer Io
fue todo sin la menor reserva. éCudntos fueron los
balseros que tomaron de ella? No me acuerdo. Pero si
recuerdo que esa travesia la sobrevivié el cuerpo més
favorecido en nutrientes: el de la bebé. La mujer, como
corresponde a un dios, nada tomé para sf. Fue una
viva imagen redentora: murié dando vida.
iAh!, me entristece este desperdicio, con tanta
necesidad en alguna parte, en algtin hospital. No serfa
mala idea refrigerarla mientras la ofrezco, quizé la
reciban, Yo hasta harfa lo de las mujeres que donan un
‘momento de su ser lechero, pero después de la jornada
laboral apenas me queda tiempo para mi nifia.
Bondades que nadie imagina: que una mujer quiera
darse en alimento, ella toda porque en el acto de lactar
participa todo su ser. Por otra parte, me abruma esta
condicién lechera, a veces me paro frente al espejo y
las observo henchidas, con qué autonomia cuelgan de
mf, eémo florece el pezn y brota el alimento, me
siento testigo de un evento extraordinario. Esta
profusion léctea responde a las ansias de mi nifia que
chupa su teta, los nédulos en lamas se calientan méscon la presién de la copa recolectora, que los aplasta.
Acabo de sentir una tibieza que se sobrepuso a la
temperatura de la leche contenida, fue torrente,
chabré alguna teta emanando su leche, esculpida en
algin parque, en alguna plaza?
‘Me incomoda un hombre que esta sentado en la
silla diagonal, me mira, hombre polvoriento, lo he
reconvenido con mis ojos pero me ha sostenido la
mirada, percibo algo parecido a la desolacién pero
puede ser cansancio, parece un tipo trabajador; me
pregunto si tiene olfato canino y husmea a la mujer
lactante. De qué manera pudo haberse reflejado que
algo me sucede, si yo sélo siento para mf, esta
hinchazén en lamas yo la siento casi con fruicién, sé
que habrét dos alivios: mi hijita lena y mi teta liberada
de esta copa que acalora y que se corre, queda
comprimida en las deformidades de la mama. De
manera que siento sin mueeas, con la misma fluidez
que tienen los pensamientos que me distraen durante
el trayecto de cincuenta minutos. La leche que
desborda la copa escurre por mi cuerpo, como sudor,
humedece mi blusa estampada; descubri que las telas
estampadas me favorecen, tienen una légica politica,
entre més enmaraiiadas, mejor ocultan. Pero si el
mojado se destaca puedo pasar por una mujer que
transpira mucho, en caso de que alguien me mire sin
pensamiento tendré un registro parcial de mi
condicién: mujer tetona que suda. Pero si se fia, quizé
supere el limbo de lo presentido acerca de una mujer
sentada con unos senos enormes, una extrafia
redondez en ellos y un sudor de aziicar. Los Ilevo
erguidos, ellos parecen inducir la postura. Nunca me
imaginé capaz de tanta produccién, tampoco
ambicioné un embarazo, pero llegado el momento me
dispuse, y aqui me acuerdo de otra pelicula, mexicana,
asada en Como agua para chocolate, novela de Laura
Esquivel: Rosaura da a luz pero no alimenta, la que
amamanta a su bebé es Tita, su hermana, que es
virgen. La discapacidad lechera tiene sus motivos pero
no estén en la teta, y tampoco en los ovarios. En las
redes hay registros de mujeres muy viejas con unas
‘mamas lecheras. iAh!, no he ereido en las noticias peroahora no me sorprende que una abuela que pas6 por la
menopausia amamante. Ya dije, somos hacedoras de
milagros. Sélo yo, ahora que voy en este bus urbano,
entregada a pensamientos afines con mi estado
lactante, lo sé.
E] tipo me mira con insistencia, aunque tiene
aspecto de obrero me atemoriza, corriendo el riesgo de
que me insulte lo he reconvenido, otra vez, con la
mirada directa, acentuada con un gesto de boca, sin
control sobre estas cejas mias que tienen la
particularidad de levantarse la una y la otra irse de
Druces conformando asf una elocuente fisonomfa de la
ira. Cuando me baje del bus tendré que tomar el
camino més largo, hoy amarfa ese veeindario
tumultuaso con el gentio y los negocios en plena via
piblica, los transetintes van afanados, algunos se
detienen a comprar, hay vendedores en los andenes
ofreciendo sus productos, qué necesidad hay de
perturbar el desplazamiento de la gente, el que
necesita se detiene, Aunque sé que la respuesta es Ta
ley de Murphy, me pregunto por qué extrafia
coincidencia, siempre, alguien con su codo, su tula, el
mismo fardo de su cuerpo me estropea los senos. El
dolor que siento se propaga hasta las claviculas y se
disuelve en sudor frio, Tampoco me gusta tomar ese
camino porque nadie camina de brazos cruzados entre
1 tumulto, ya lo intenté y estuve a punto de perder el
equilibrio. En la calle solitaria, en cambio, cargo los
ssenos mientras camino, los sostengo con las manos, el
inquierdo con la derecha, el derecho con la izquierda,
he aprendido a simularme de brazos eruzados, siempre
hay gente que mira por entre las cortinas, voy a paso
moderado, tampoco deseuido mi bolso, inevitable
aunque estorboso para mi condicién. Ahi cargo la
bomba extractora y todo lo que necesito para Ta
higiene de esta despensa. Hay dias, como hoy, en que
1 ajetreo de la oficina no me deja tiempo para ir al
bafio, me atengo al recolector de leche, entonces, pasa
To que acontece. Me acoge la tranquilidad de los
almendros, rebosan clorofila, respiro sus frescuras, el
guayaedn tiende alfombras amarillas, y hay vainas de
Ja acacia muy tostadas para pisarlas, hace dias noIueve. Seguimos siendo nifios.
El hombre gris permanece en mi campo visual sea
‘que mire por la ventanilla, sea que me agache, capto st.
mirada babeante, podria desaparecerlo cerrando los
ojos, pero entonces dejarfa una brecha para que algo se
Te ocurra, a idea de acerearse y, de ese modo, ubicar el
objetivo al aleance de sus palabras. Serian sucta
Ta mirada es centinela, los pasajeros mi trinchera, bajo
estas condiciones queda reducido; y no sé si como
‘mecanismo para preservar mi tranquilidad, le pereibo
un cierto aspecto de orfandad, Sin dejar de
permanecer alerta, sigo con mis pensamientos, una
‘mujer muy Hamativa, ya entrada en Tos cuarenta, les
da continuidad, les sefiala otro derrotero, la forma
como nosotras llevamos los senos, la mayoria no los
lucen, Ios Hevan desentendidas, van yacentes en sus
copas de tela, olvidados del milagro que obraron, o del
que aguarda agazapado, ieémo se reservan ellos su
secreto!; pero hay pechos que se ubican en otro
extremo, estin alertas, van determinados a la funcién
erética, en simbiosis con el brasier, lucen. Creo que el
sostén es la prenda elaborada con mayor niimero de
piezas, a ver, estén la guata que es una entretela, el
peto, Tas bandas, las varillas, las cargaderas, los
broches, a manera de adorno entre las dos copas, un
‘mojito; opcionales, un bolsillo interno para ubicar una
almohadilla que aumenta el volumen, un sesgo en la
parte lateral externa para recogerlos. El sostén para la
mujer lactante tiene abertura en Ia copa. iAh!, ieémo
mama la industria de nosotras! A mi también me
ofrece protectores para el pezén, que la bebé tome
centre sus encfas un dispositivo de silicona, ipor Dios!
si piel con piel nos comunicamos mejor, si uno siente
porque el material del que estén hechas cede bajo la
presién de las mordidas. Inventos inttiles hay
bastantes, Otros, imperfeetos: con todo y que son
producto de un concienzudo estudio de las condiciones,
del seno lactante, estas copas de silicona lo son, mis,
senos las desbordan.
Los cénones actuales han establecido que los
senos deben ser redondos, exuberantes, salidos de la
realidad, pero hay tetas que no se dejan moldear, comolas de aquella mujer, porque parecen un par de
sandias. Estas, en todo caso, también alimentan la
industria de la confeccién aunque los brasieres les
caleen de mala manera o se los moldeen a medias. La
estética, Ia cosmética, la erética, son varias las
industrias que se alimentan de las tetas. Visionarias
fueron las mujeres que quemaron los sostenes en el
68. Al menos esa fue la inteneién, en todo caso los
izaron en el maleeén de Atlantic City, se quedaron a
teta voliada, Miles de feministas se manifestaron en
contra de ser la mujer ese productivo objeto del deseo.
Del deseo carnal y del monetario. Un centro de
convenciones en el vecindario celebraba un reinado de
belleza, Sin embargo, tanto entonees como ahora,
resulta estimulante cuando confesiones no pedidas
dicen de la bella forma de los senos, de la turgencia
humectada y el humor que exhalan; y hablan de emo
imbuyen ellos de palpitacién al jab6n de baiio y al
perfume. Sensibilidades menos erotizadas los tienen
apenas como factor importante en la estética del
cuerpo femenino, le dan realce al conjunto. A otros les
fascina sentirlos en su cuerpo cuando bailan. Lo cierto
es que los senos conscientes de si llevan potenciada su
condicién de imén, como trampas. Y todos caen,
hombres y mujeres los miran, quizé se produzca una
memoria inconsciente que Ia preferencia sexual,
tajante, se encarga de ubicar en uno de dos
compartimentos que, aunque estancos, guardan
alguna afinidad: opinién y deseo.
En cuanto a las tetas de aquella mujer, que
encontré silla adelante, son reales y muy grandes,
derrochan masa, van desparramadas en su piel
complaciente que ha cedido a lo largo y ancho, la ropa
a duras penas las contiene, ellas estén capacitadas
para atender todas las hambres aunque es posible que
s6lo sacien una, Porque el apetito sexual lo estimulan,
no lo colman. Ellas son, apenas, eréticas, claro,
dependiendo de la libido y su imaginacion. Porque,
para si, para la mujer que las posee, una mirada que a
ella le guste detona una emocién, entonees el pezin se
yergue, hasta ahf suele llegar su papel erético. Los
senos son delicados, su funcién en el placer sexual essecundario, reciben miradas y, como en sobrevuelo,
roces, besos, caricias. No descarto que haya mujeres
capacitadas para sentir orgasmos por estimulacién en.
sus senos, pero, en todo caso, la earicia 0 el beso no
deberd revestir el menor atisbo de violencia o
ferocidad, porque ellos, aunque resisten la voracidad
del lactante, son deticados.
Hoy no vienen pasajeras con prétesis, son lindos
esos senos parados como colinas, ast son cuando
empiezan a crecer, al brotar suften picaz6n, dolor,
fiebre, se van hinchando, puedo afirmar que fui presa
de un padecimiento lamado crecimiento de los senos,
‘uno més suftido que el otro, Més inflamado y en un
estado febril que quiz se propagé al resto del cuerpo,
segiin guardo memoria, Me recuerdo estupefacta
viendo cémo se operaba una transformacién en mi
cuerpo. La expectativa de ellos grandes y yo mujer s6lo
vino después, cuando dejaron de parocerme algo
postizo. La fuerza de la gravedad apenas ronda a los
senos jévenes y pequefios. Me pregunto mo quedan
Jas tetas con prétesis al cabo del tiempo cuando la piel
pierde su colégeno y su clastina. Quién sabe, legado el
tiempo. Ahora esas tetas esculpidas més que bellas
parecen desafio, aunque muchas mujeres no saben
sobre Ios senos de las monjas ni otras infamias
parecidas, y toman distancia abismal de los senos en
su estado natural, al aire, que miran el suelo, en
muchos casos desnutridos, Quiza tampoco les cause
ilusién amamantar y estén lejos de compartir esta
pardfrasis que ahora pienso: una mujer que amamanta
salva a la humanidad. Y si no amamanta lleva en sf una
promesa que Ilegado el momento se cumple, ésera ese
aspecto lo que subyace en el entusiasmo que
despiertan? Sin embargo, el furor propagado en el
mundo impone el valor erético. El alimenticio quiz
convocarfa politicas a nuestro favor.
Hoy circulan todos los carros y las motos que hay
en la ciudad; de prolongarse el trayecto, estos nédulos
pueden convertirse en leche petrificada y febril. El
hombre, que me habia dejado tranquila porque se
quedé prendado de la mujer-tetas-de-sandia, volvié a
fijarse en mf, casi confirmo que tiene olfato canino, laTeche hnuele a tibieza azucarada. Yo aprovecho que
mucha gente se baja en este paradero, buscaré una
silla que me oculte de él, Al lado de alguien que ojalé
sea mujer, iah!, los valores impensados que tienen los
otros, équién dijo que el infierno es el otro?, équién lo
Gijo? No me acuerdo, pero ese estigma prevalece sobre
su valor que, para mf, cobra vigencia en este momento.
Somos compafiia unos de los otros, He mirado,
quedaron varios puestos vacios, demasiados, se
resquebraja mi trinchera, qué bueno decirle a una de
las cinco personas que quedan que se reubique.
Entonees yo quedaria en el rineén, al lado de la
ventanilla, Con la sola intencién de trasladarme mi
teta izquierda ha bombeado més leche, entonces me
quedo quieta, lastima el desperdicio, mi nifia no
beberd la leche que rebosa la copa, no, ella tiene su teta
con sus aditamentos extraordinarios. Una bola de piel
y tibieza, se me hace que le recuerda su flotacién
redonda, porque la blandura tiene la propiedad de
equipararse al agua, a su medio amniético con sonoros
misterios: voz, respiracién, latidos. Ella la amasa con
‘sus manitos, se aprieta contra ella, y euando duerme la
quiere de almohada, en ella recuesta su cara y duerme.
Aplastada contra ella, duerme. Nifia y teta resuelven el
acertijo de la paz. ¥ yo no dispongo otra cosa. Sila voy
a guardar, porque debo aliviarla, asearla, porque estoy
cansada, ella se aferra con la ‘nica fuerza fisiea que
conserva durante el suefio: la de su boca.
El hombre de la piel de cemento y olfato canino se
hha puesto de pie, tiene que ser que se va a bajar, su
mirada se viene de bruces contra mi, si se para a mi
lado yo grito. Soy capaz. Casi ha rozado mi hombro,
pero no tendré que hacer el esfuerzo de volverme loca,
con el rabillo del ojo registro su desplazamiento,
mermé la marcha al pasar junto a m{, Sent{ miedo del
hombre polvoriento. Me incomoda lo que puedan
pensar los pasajeros, o alguien que haya notado esa
especie de salacidad. Yo también me acerco a mi
destino, sera en el préximo paradero, entonces nada
‘me obliga a cambiar de ruta, camino por la calle de los.
almendros, suspiro por el peligro sorteado, por los
‘empujones que evité, el aire es vegetal, no To penetra eleructo de los exhostos; Tego a mi casa, siempre hay
alguien que esta pendiente de abrirme la puerta, a
veces espera con la nifia en brazos, subo las gradas
corriendo, le hablo y ella se emociona, me busca, Hora
porque debe esperar un poco més. Los senos liberan su
dolor, un surtidor de chorros tibios llueve en su carita,
ella cierra los ojos, busca el pezén, parece no captar el
sabor ferroso de Ja sangre que emana de tanto que
estuvieron los pezones sumergidos, de tanto que ella
los muerde. ¥ la leche fria se va por el sifon.
‘Adelaida Fernéndez Ochoa
(Cali, 1957). Liceneiada en Lenguas Modernas de la
Universidad del Valle, especialista en Ensefianza de la
Literatura de la Universidad del Quindio, magister en
Literatura de la Universidad Tecnol6gica de Pereira.
Ha ejercido la docencia universitaria y en educacién
basica primaria. Es conferencista y escritora. Que me
busquen en el rfo, su primera novela, fue finalista en el
Premio Nacional de Novela 2004 del Ministerio de
Cultura, Su novela La hoguera lame mi piel con carifio
de perro gané el Premio Casa de las Américas 2015, y
en 2017 fue publicada por Seéx Barral con el titulo
Afuera erece un mundo.