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Las Profecias de DANIEL Y DEL APOCALIPSIS Por URIAS SMITH. E] Libro del Apocalipsis EDICION REVISADA PUBLICACIONES INTERAMERICANAS Pacific Press Publishing Association Mountain View, California EE. UU. de N. A. Copyright © 1949, by Pacific Press Publishing Association Editado e impreso por PUBLICACIONES INTERAMERICANAS Division Hispana de la Pacific Press Publishing Association 1350 Villa Street, Mountain View, California 94049 EE. UU. de N. AL Séptima edicién 43.000 ejemplares en circulacién 1979 Offset in U.S.A, PREFACIO Al publicar este. libro, los editores creen prestar un gran ser- vicio a sus lectores. La obra se dedica mayormente a rastrear en la historia ta manera admirable en que Dios traté en Jo pasado a Jas naciones y a los hombres notables en cumplimiento de las grandes profecias de la Biblia, especialmente en jos acontecimientos actuales que tante significan para todo hombre y mujer. Nadie puede vivir en un tiempo como el nuestro sin enterarse de las cuestiones vitales que plugo a Dios revelar a nuestro en- tendimiento cn esta época de apresuramiento. Estas cuestiones encierran consecucncias cternas para toda alma. El autor de este libro vivié y escribié mientras ocupaba el escenario de accién la generacién que antecedié a ja nuestra, y siguié el estilo literario y polémico de aquellos tiempos. Peto su interpretacién de la profecfa y las doctrinas de verdad que es- tablecié por un intenso estudio de las Escrituras, han soportade la prueba del tiempo y del escrutinio diligente de los estudiantes de la Biblia. A la verdad, la han soportado tan eficazmente que se las ha considerado dignas de verse perpetuadas en una edi- cién revisada, que, dentro del nuevo marco de nuestros propios tiempos, es nuestro grato placer ofrecer aqui. Ningin esfucrzo han escatimado los redactores para simpli- ficar y esclarecer Ia presentacién de la verdad en !a limpida y convincenite diccién del autor, para verificar todas las fuentes histéricas y de exégesis citadas por él, y en algunos casos notables para reforzar su ensefianza con nuevas pruebas que el Sr. Smith no tenia a su disposicién en el momento de producir su obra original. Han procurado también dar a Ja interpretacién pro- fética e] peso adicional del significado tan obviamente discernible en los sucesos politicos, sociales y religiosos que exigen nuestra atehcién en estos momentos culminantes de la era cristiana. Se invita fervientemente a todo lector sincero a que preste una consideracién reflexiva e imparcial a estos temas yitales, Los Eprroras. (3) PREFACIO DE LA EDICION CASTELLANA Las varias ediciones que ha tenido en inglés la obra “Daniel y el Apocalipsis” de Urias Smith, desde que aparecié por primera vez en 1897 demuestran que la obra que ofrecemos hoy al publico de habla castellana ha side muy popular entre los lectores inte- resados en las interpretaciones de las profecias. Si la obra no se tradujo antes para ponerla al alcance del publico hispanoameri- cano no fué por falta de interés, pues desde hace afios, muchos, en diferentes paises de la América Latina, venian expresando el deseo de tener una versién del libro. Por fin, llegé la oportunidad de realizar el trabajo, y se lo presenta aqui en forma modesta y tamafio reducido, para mantener el precio lo mas bajo posible. A fin de ganar tiempo y de facilitar la adquisicién de Ja obra, ésta sale en dos tomos. El primero estudia el libro de Daniel; el segundo, cl Apocalipsis. La traducciéa, que ha procurado més la fidelidad que las galas literarias, se basa en la edicién que salié a luz en 1944, después de haber sido corregida y puesta al dfa por una comisién revisora, que hizo su trabajo con esmero, pero respetd, en el tenor general del libro, las ideas y el lenguaje del autor. La versién de las Escrituras que se ha seguido es la de Cipriano de Valera, por ser la mas difundida en la América His- pana, pues se la encuentra en muchisimos hogares. En los casos en que, para aclarar alguna expresién, fué mecesario recurtir a la Versién Moderna, ello se indicé por las iniciales V. M. Que esta edicidn tenga, entre los lectores del mundo de habla castellana, la acogida correspondiente a la importancia que para nuestra época tienen los temas gue cn ella sc tratan, y que su lectura contribuya a ganar muchos stibditos para el futuro reino de Dios que anuncia, es el deseo sincero de LOS EDITORES, (6) INDICE DE LOS CAPITULOS Carrruzo I Ex Mzropo Divino DE LA REVELACION PRorerica Caprruto IT (as CARTAS DE Jesus A LAS IGLESIAS +. . 1 2 0 4 Caprtuto IIE “He Aout, Yo Esroy a ua Pugrta x LraMo” . Caprruzo IV _ Anre ep Trono pe Dios. . . . ss Carrruto V Ex Dzsario pet Lipro SetnaDO ws 7 et ee Carrruto VI Sz Desatan Los Senzos pet Lapro pz 1a Prorecia . Caprruto VIL Ex Setto pet, Dios Vivo . Cavrruto VT Ex Coxapso pEL Imprrro RoMANo . Caprruto IX Ex Munpo MusutMan &N La PROFECIA « Capituto X La Proctamacion Munoiar DEL Seaunpo ADVENIMIENTO . Caprruto XI La BaTALLA ENTRE LA Bisuia y EL ATEIsMo Carrruto XII Ex Desarro.io px La InrovErancia Rexiciosa Caprruto XII . La Lucia SECULAR Por LA Lisenrap Rexiciosa 7) 1 30 49 69 76 85 108 125 142 165 175 190 199 8 indice de los Capitulos Caprruzo XIV Uztima Amonzstacion pz Dios 4 un Munpo Impro Caprruto XV Sz Preparan 10s Cazices pz ia Ira Divina Caprrute XVI Seete Pracas Devastan La TYERRA Caprruto XVIL Union Munpiar pz xa Iovesta con EL Esrapo CaprruLo XVII La Conpenacion ve ta Basrtonta Moperna, . CarituLo XIX Rey ve Reyes vy Spor pr Srforzs Caprruto XX La Nocuz Mivenaria pen Munpo «1. ww CapiruLo XX] Un Creto Nuevo y una Trerra Nueva . Caprruto XXIL Au Fin Ruinata Paz. 2. 2... 255 308 341 330 336 351 358 . 372 385 INTRODUCCION A PALABRA griega “Apocalypsis’ significa revelacién, y el libro de este nombre ha sido deserito como “un panorama de Ia gloria de Cristo.” En les Evangelios tenemos la historia de su humillacién y condescendencia, de sus trabajos y sufrimientos, de su paciencia y las burlas que hubo de sufrir de parte de aquellos que debieran haberle reverenciado, y finalmente leemos cémo en la cruz ignominiosa sufrié la muerte que en aquella gpoca se estimaba la mas oprobiosa que los hombres pudiesen infligir. En cf Apocalipsis, tenemos el Evangelio de su entronizacién en gloria, su asociacién con el Padre en el trone del dominio uni- versal, su providencia predominante entre las naciones de la tierra, y su segunda venida, no corne extranjero sin hogar, sino con poder y grande gloria, para_castigar a sus enemigos y recom- pensar a sus discipulos. En este libre se nos presentan escenas cuya gloria supera la de cualquier fébula. Desde sus sagradas pdginas se dirigen a los impenitentes !lamamientos y amenazas de juicio que no tienen paralelo en otra porcién alguna del libro de Dios. En él se pro- porciona a los humildes discipulos que siguen a Cristo en este mundo un consuelo que ningtin lenguaje puede describir, Nin- gun otro libro nos lleva tan inmediata e irresistiblemente a otra esfera. Alli sc abren ante nuestres ojos vastos panoramas, que no conocen los limites de objetos terrenales, y nos introducen en otro munde, Si hubo alguna vez temas de interés emocionante ¢ impresionante, imagenes grandiosas y sublimes, y descripciones magnificas capaces de interesar a la humanidad, son ciertamente los del Apocalipsis, que por su medio nos invita a estudiar cuida- dosamente sus pAginas y dirige nuestra atencién a las realidades de un futuro portentoso y un mundo invisible. (9) CAPITULO I EL METODO DIVINO DE LA REVELACION PROFETICA L LIBRO del Apocalipsis se inicia con el anuncio de su titulo, y con una bendicién pata los que presten atencién diligente a sus solemnes declaraciones proféticas: ‘Vers. 1-3: La revelacién de Jesucristo, que Dios le dié, para mani- festar a sus siervos las cosas ‘que deben suceder presto; y la declard, envidndola por stu 4ngel a Juan su siervo, el cual ha dado testimonio ~ de Ja palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de todas las cosas que ha visto, Bienaventurado el que lee, y. los que oyen: Jas pa- Jabras de’ esta profeca,'y guardan las cosas en ella:escritas: porque el tiempo esta cerca, EI vitulo—En algunas versiones se-ha conservade como titulo del libro el nombre de “La Revelacién” y se afiaden las palabras “de San Juan, el Tedlogo;” pero al hacerlo contradicen las pa- labras del libro mismo que declara ser “Ja revelacién de Jesu- cristo.” Jesucristo es el Revelador, y no Juan. Juan no fué sino cl amanuense empleado por Cristo pata escribir esta revelacién destinada a beneficiar a su iglesia. Este Juan es el discipulo a quien Jestis amé y favorecié en gran manera entre los doce, Fué evangelista, apéstol y autor del Evangelio y las epistolas que evan su nombre.’ A estos titulos anteriores debe afiadirsé cl de profeta; porque el Apocalipsis es una profecia, y asf lo denomina Juan. Pero el contenido de este libro proviene de una fuente aun mds elevada. Nojes:solamente la.revelacién'de Jesucristo, sino la -tevelacién. que Dios le dié.:Sworigen es; en primer lugar, la gran Fuente de toda sabiduria y verdad: Dios ef Padre; él: la‘comunicd “a Jesucristo; el Hijo;y Cristola'énvid por su-dngel a su'siervo Juan: El caracter del libro—Este se expresa en una palabra, “revela- cién.”..Una: reyelaciéni-es'algo-hecho.manifiesto:o dado-a coriocer, no:algo éstondide:woculto. Moisés nos dice que ‘las cosas secretas “pertenecen:a. Jchovai-mas las reveladas son-para‘nosotros y para «1p 12 Las Projectas del Apocalipsis nuestros hijos por siempre.” (Deuteronomio 29:29.) Por lo tanto, el mismo titulo del libro refuta suficientemente la opinién qQue‘a veces se emite.de que este libro se-cuenta entre los misterios de Dios, y no puede éer entendido. ‘Si tal fuese ef caso, llevarta algéin titale como “El Misterio,” o “El Libro Oculio,” y no el de “La Revelacién.” Si objeto-——“Para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder presto.” {Quiénes son sus siervos? ;Para quiénes se dié la revelacién? gHabfa de ser para algunas personas especificadas, para algunas iglesias en particular, o para algdn perfodo especial de tiempo? Nos es para toda Ja iglesia en todo tiempo, mientras queden por cumplirse cualesquiera de los acontecimientos pre- dichos en el libro, Es para todos los que puedan llamarse “sus siervos,” dondequiera y cuandoquiera que existan. Dios dice*que:daba-esta profecia”pata' revelar a sus siervos jas cosas que iban a suceder; y-no obstante muchos -de los expositores de su Palabra nos dicen que nadie puede:comprenderla. Es como si Dies intentasehacez: conocer a la humanidad .verdades im- portantes, y sin embargo cayese en la insensatez terrenal dereves- tirlas con un lenguaje o figuras incoriprensibles para la mente bumana. Fs como si impusiera a una persona la contemplacién de aigiin objeto lejano, y luego levantara una barrera impene- trable entre esa persona y el objeto, o como si diera a sus siervos una luz para guiarlos a través de la lobreguez de la noche, y arrojara luego sobre esa luz un pafio tan espeso que no dejase pasar un solo rayo de su esplendor. jCudnto deshonran a Dios los hombres que juegan asi con su Palabra! No; la Revelacién realizar4 el objeto para el cual fué dada, y “sus siervos” aprende- ran de ella las “cosas que deben suceder presto,” y que conciernen a su salvacién eterna. Su dngel—Cristo envié la Revelacién y la hizo conocer a Juan por “su dngel.” Aqui parece presentarse un 4ngel en particular. ¢Qué Angel puede Hamarse con propiedad el 4ngel de Cristo? Ya cncontramos la respuesta a esta pregunta en nuestro estudio, como se veré en los comentarios sobre Daniel ro:a1. Llega- mos allf a la conclusién de que las verdades destinadas a ser El Método Divino de la Revelacién Profética 3 yeveladas 2 Daniel fueron confiadas cxclusivamente a Cristo y a un Angel llamado Gabriel. Similar a la obra de comunicar una verdad importante al profeta amado, es la obra de Cristo en el libro del Apocalipsis; es la transmisién de una verdad importante al “discipulo amado.” jQuién puede ser en esta obra su angel sino aquel que ayudé a Daniel en Ja obra profética anterior, a saber el Angel Gabriel? Parecerfa también muy apropiado que el mismo dngel que fué empleado para transmitir mensajes al pro- feta amado de antafio, desempefiase el mismo cargo para el profeta Juan en la era evangélica. (Véanse los comentarios sobre Apocalipsis 19:10.) Una bendicién para el lector-—“Bienaventurade el que lee, y jos que oyen las palabras de esta profecia.” ¢Se pronuncia alguna bendicién tan directa y categdrica sobre la lectura y observancia de cualquier otra parte de la Palabra de Dios? jCudnto nos estimula esto a estudiarla! sDiremos que no se la puede com- prender? Seria légico ofrecer una bendicién por estudiar un libro cuyo estudio no nos beneficiara? Dios ha pronunciado su bendicién sobre el lector de esta profecia, y ha sellado con su aprobacién cl ferviente estudio de sus paginas maravillosas. Con este estimulo de fuente divina, el hijo de Dios no puede ser in- quietado por mil contraataques de los hombres. ‘Todo cumplimiento de la profecia impone deberes. Hay en el ‘Apocalipsis cosas que deben ser observadas y curnplidas. Deben ejecutarse deberes como resultado de la comprensién y del cum- plimiento de la profecia. Un caso notable de esta clase puede verse en Apocalipsis 14:12, donde se dice: “Aquf estén los que guardan los mandamientos de Dios, y la fe de Jestis.” ” “El tiempo esta cerca,” escribe Juan, y al decir esto nos da otro fnotive para estudiar su libro. Este se vuelve cada vez més im- portante a medida que nos acercamos a la gran consumacién. Con referencia a este punto ofrecemos los pensamientos impresio- nantes de otro escritor: /Con-el:transcurso del tiempo, aumenta la “importancia'que. tiene’ cl, estudio.del Apocalipsis. Hay. alli “cosas que:deben. suceder-presta.’ Ya cuando Juan registré las pa- labras. de Dios,, el. testimonio. de Jesucristo. y todas. las cosas que 14 Las Profectas del Apocalipsis vid, se acercaba el largo periodo durante el cual se habian de realizar estas escenas sucesivas. La primera de toda la serie conec- tada estaba a punto de cumplirse. Si su proximidad constituia entonces un motivo para prestar ofdo al contenido del libro, jcudnto -mds-ahora! Tiodo'siglo que pasa, todo. afio que trans- curre, intensifica'la‘uirgéncia:con que debemos prestar atencién.a esta parte final de la Sagrada Escritura. -Y ino realza acaso aun mas el cardcter razonable de esta exigencia la intensidad-con que nuestros contempordneos se dedican a Jas cosas temporales?. Por cierto que nunca ha habido una época en que se necesitara més que ahora alguna fuerza poderosa para contrarrestar esta intensi- dad. La Revelacién de Jesucristo debidamente estudiada nos pro- porciona una influencia correctora apropiada. Ojal4 que todos los cristianos recibiesen en la mayor medida la bendicidn desti- nada al ‘que lee y los que oyen las palabras de esta profecia, y guardan las cosas en ella escritas: porque el tiempo est& cerca? ”* La dedicacién —Después de la bendicién, tenemos la dedica- cién en estas palabras: Vers. 4-6: Juan a las siete iglesias que estin en Asia: Gracia sea con vosotros, y paz del que es y que era y que ha de venir, y de los siete Espiritus que estin delante de su trono; y-de-Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y principe de los reyes de la tierra. Al que nos amé, y nos ha lavado de nuestros pecados con su sangre, y nos ha hecho reyes’y sacerdotes para Dios y su Padre; a él sea gloria e imperio para siempre jamds. Amén. Las iglesias del Asia.—Habla mds de siete iglesias en Asia, aun en aquella fraccién occidental del Asia que se conocfa como Asia Menor. Y si consideramos un territorio menor todavia, a saber, aquella pequefia parte del Asia Menor donde se hallaban las siete iglesias que se mencionan luego, encontramos que en su mismo medio habia otras iglesias importantes. Colosas, a cuyos cris- tianos Pablo dirigié su epistola a los Colosenses, se hallaba a corta distancia de Laodicea. Patmos, donde Juan tuvo su visién, se hallaba més cerca de Mileto que de cualquiera de las sicte iglesias nombradas. Ademés, era Mileto un centro importante del cris- 1 Augusto C. Thompson, “Morning Hours in Patmos,” pags. 28, 29. Bl Método Divino de la Revelacién Profética 5 tianismo, a juzgar por el hecho de que al hacer etapa alli, Pable mandé Ilamar a los ancianos de ta iglesia de Ffeso para que le viesen en ese lugar. (Hechos 20:17-38.) All dejé en buenas manos cristianas a su discipulo Tréfimo que estaba enfermo. (2 ‘Timoteo 4:20.) Troas, donde Pablo pasé cierto tiempo con los discfpulos, y desde donde, después del sdbado, inicié su viaje, no quedaba lejos de Pérgamo, ciudad nombrada entre las siete iglesias. Resulta, pues, interesante determinar por qué siete de las iglesias de Asia Menor fueron elegidas como aquellas a las cuales debia dedicarse el Apocalipsis. Es, acaso, el saludo que en Apo- calipsis x se dirige a las siete iglesias solamente para Jas iglesias literales nombradas? ;¥ sucede lo mismo con las amonestaciones que se les dirigen en Apocalipsis 2 y 3? ¢Se describen tinicamente condiciones que existfan alli o las que se les iban a presentar mas tarde? No podemos llegar a esta conclusién por buenas y sélidas Todo el libro del Apocalipsis se dedica a las siete iglesias. (Véase Apocalipsis 1:3, T1, 193 22:18, 19.) El libro no se les aplicaba mas a sus miembros que a cualesquiera otros cristianos de Asia Menor, como por ejemplo los que moraban en‘el Ponte, en Galacia, Capadocia y Bitinia, a quienes se dirigi6 Pedro cn su epistola (1 Pedro 1:1); 0 a los cristianos' de Colosas, Troas y Mileto, situados en el mismo medio de Jas iglesias nombradas. Sélo una pequefia parte del libro podia referirse incividual- mente a las siete iglesias, o a cualesquiera de los cristianos del | tiempo de Juan, porque los més de los sucesos que presenta esta- ban tan lejos en lo futuro que no se iban a producir durante la vida de la generacién que vivia entonces, ni aun en el tiempo durante el cual iban a subsistir esas iglesias. Por consiguiente, aquellas iglesias especificas no tenian cosa alguna que ver con dichos sucesos. .Las:sietevestrellas-que el: Hijo-del hombre tenia’en: su ‘diestra sony come se declara, los'dngeles de las‘siete‘iglesias. (Vers. 20.) Todos convendrdn sin duda en que los Angeles de las iglesias son los ministros de ellas. El hecho de que estén en la diestra del 16 Las Profecias del Apocalipsis Hijo del hombre seffala el poder sosteneder, la direccién y la pro- teccién que les concedfa. Pero habfa solamente siete de ellos en su diesira. jSon solamente siete los que son ast cuidados por el gran_Maestro de las asambleas?_iNo pueden todos los verdaderos ministros de toda época evangélica obtener de esta representacién el consuelo de saber que son sostenidos y guiados por la diestra de la gran Cabeza de la iglesia? Tal pareceria ser la Gnica conclusién légica que se pueda alcanzar. Adems, Juan, penetrando con la mirada en la era cristiana, vié al’ Hijo-del-hombre en medio de sélo siete candeleros, que representaban sicte iglesias. La posicién del Hijo del hombre entre ellos debe simbolizar su presencia con sus hijos, cl cuidado vigilante que ejerce sobre ellos, y su escru- tinio de todas sus obras. Pero, {conoce asf solamente a siete iglesias individuales?- ¢No podemos concluir més bien que esta escena representa su actitud con referencia a todas sus iglesias a través de la era evangélica? Entonces ¢por qué se mencionan solamente siete? El niimero siete se usa en la Biblia para denotar la plenitud y la perfeccién. Por lo tanto, los siete candeleros representan la iglesia evangélica a través de stete perfodos, y las siete iglesias pueden recibir la misma aplicacién. ¢Por qué fueron. elegidas,.entonces,: las: siete iglesias’ que’ se mencionan ef: particular? Indudablemente por el hecho de que en sus nombres, de acuerdo con las definiciones que les corres- pondian, se presentaban las caracteristicas rcligiosas de aquellos periodos de la era evangélica que ellas habfan de representar respectivamente. Por lo tanto, se comprende facilmente que “las siete iglesias” no representan simplemente las siete iglesias literales del Asia que llevaban los nombres mencionados, sino siete perfodos de 1a iglesia cristiana, desde los dias de los apéstoles hasta el fin del tiempo de gracia. (Véanse los comentarios sobre Apocalipsis arr.) La fuente de la bendicién—*Del que es y que era y que ha de vénir,” o ha de ser, es una expresién que en este caso se refiere a Dios el Padre, puesto que el Espiritu Santo y Cristo son men- cionados por separado en el contexte inmediato. "| Método Divino de la Revelacién Profética W Los siete Espiritws—-Esta expresién no se refiere probable- mente a los Angeles, sino al Espirita de Dios. Es una de las fuentes de gracia y paz para la iglesia. Acerca del tema interesante de {os siete Espiritus, Thompson observa: “Esto es, del Espiritu Santo, denominado ‘los siete Espiritus, porque sicte es un nd- mero sagrado y perfecto; pues esta denominacién no se le da. . « para denotar pluralidad interior, sino la plenitud y perfeccién de sus dones y operaciones”? Alberto Barnes dice: “Fl mimero siete puede haberse dado, por lo tanto, al Espirira Santo con tefe- gencia a la diversidad o la plenitud de sus operaciones en las almas humanas, y a su miltiple intervencién en los asuntos del mundo, segtin se desarrolla ulteriormente en este libro.” * Su trono——Esto sé refiere al trono de Dios el Padre, porque Cristo todavia no ha ascendido a su propio tone. Los siete Espiritus que est4n delante del trono indican tal vez “cl hecho de que el Espiritu Divino estaba, por asf decirlo, preparade para ser enviado, segtin una representacién comin en las Escrituzas, a cumplir propésitos importantes en los asuntos humanas.”¢ Y. de Jesucristo.”--Se mencionan aqui algunas de las princi- pales caracteristicas de Cristo. El-es “el Testigo fiel.” -Cualquier cosa atestiguada por él es verdad. Cualquier cosa que prometa, Is oitnplicd comcertidumbre. “Ej primogénito de los muertos” ¢s una expresién paralela a otras que se encuentran en 1 Corintios 15:20, 23; Hebreos 1:6; Ro- fnanos 8:29; y Colosenses 1:15, 18, y se aplican a Cristo; como “primicias de los ‘que durinieron,” “Primogénito en la Herta,” “cl primogénito entre muchos hermanos,” “el primogénite de toda criatura,” “el primogénito de los muertos.” Pero estas ex- presiones no denotan que fué el primero en ser resucitado de ios muertas en lo que se refiere al tiempo; porque otros fueron fesucitados antes que él. Ademds, esto es un punto sin importan- tia. Cristo es la figura principal y central de todos los que salieron 2 Id, pags. 34, 35. 3 Algerto Barnes, “Notes on Revelation,” pag. 62, comentarios sobre Apocalipsis 1:4. Véase también S. T, BloomGeld, “The Greek Testament With English Notes,” tomo 2, pag. 565, comentarios sobre Apocalipsis 1+ 4 Alberta Barnes, “Notes on Revelation,” pag. 62,* comentarios ‘Apocalipsis 1:4, 18 Las Profecias del Apocalipsis de la tamba, porque si hubo quienes resucitaron antes de su tempo fué por virtud de la venida de Cristo, su obra y su resurreccién, En el propésite de Dios, fué el primero en cuanto al tiempo como en cuanto a la importancia, porque si bien al- gunog fueron libertados del poder de la muerte antes que él, ello no sucedié sino después que el designio de que Cristo triunfase sobre el scpulcro sc hube formado en la mente de Dios, que “llama las cosas que no son, como fas que son” (Remanos 4:17), y fneron libertados en virtud de aquel gran propdsito que habia de realizarse a su debido tiempo. : Cristo es “el Principe de los reyes de a tierra.” En cierto sentido lo es ya ahora. Pablo nos informa, en Efesios 1:20, 21, de que se ha sentado a la diestra de Dios “en fos cielos, sobre todo principado, y potestad, y potencia, y sefiorio, y todo nombre que se nombra, no sdlo en este siglo, mas aun en el venidero.” Los nombres mds honrados en este mundo son los de los principes, reyes, emperadores y potentados. Pero Cristo ha sido situado muy por encima de ellos, Est4 sentado con su Padre en el trono del dominio universal, y esté a igual altura que él en el control de los asuntos de todas las naciones de la tierra. (Apocalipsis 3:21.) En un sentido més particular, Cristo ha de ser principe de los reyes de la tierra cuando ascienda a su propio trono, y los reinos de este mundo pasen a ser “los reinos de nuestro Sefior y su Cristo,” cuando sean entregados en sus manos por el Padre, y salga llevando en su vestidura el titulo de “Rey de reyes y Sefior de sefiores,” para despedazar las naciones como se rompe un vaso de alfarero. (Apocalipsis 19:16; 2:27; Salmo 2:8, 9.) Se habla, ademis, de Cristo como de aquel que “nos amé, y nos ha lavado de nuestros pecados con su sangre.” Tal vez creemos que hemos recibido mucho amor de nuestros amigos y parientes terrenales: nuestros padres, hermanos, hermanas, o amigos {n- ‘imos, pero vemos que ningtin amor merece este nombre cuando se-compara con el amor de Crista hacia nosotros. La frase si- guiente intensifica el significado de las palabras anteriores: “Y nos ha lavado de nuestros’ pecados con st sangre.” “|Cudnte dinar nos “El Método Divino de la Revelacién Profética 19 tuvol Dice el apdstol: “Nadie tiene mayor amor que éste, que sponga alguno su vida por sus amigos.” (Juan 15:13.). Pero Cristo encarecié su amor al morir por nosotros “mientras éramos aun pecadores.” Y hay algo mds todavia: “Nos ha hecho reyes y sacerdotes para Dios y su Padre.” A los que éramos atacados por la lepra del pecado, nos ha limpiado; a los que éramos sus ene- migos nos ha hecho no sélo amigos, sino que nos ha eleyado a puestos de honor y dignidad. {Qué amor incomparable! jQué provisién sin par ha hecho Dios para que pudiésemos ser purifi- cados del pecado! Consideremos por un momento el servicio del samtuario y su hermoso significado, Cuando un pecador confiesa sus pecados y recibe el perdén, los traspasa a Cristo, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundoz’En los libros del cielo donde estaban registrados, los cubre la sangre de Cristo, y si el que se ha convertido a Dios se mantiene fiel a su profesién de fe, estos pecados ‘no serdn nunca revelados, sino que quedaran destruidos por el fuego que purificard la tierra cuando sean con- sumidos el pecado y tos pecadores. Dice el profeta Isaias: “Echaste tras tus espaldas.todos mis pecados.” (Isafas 38:17.) Entonces se aplicard la declaracién que hizo el Seftor por Jeremias: “No me acordaré mas de su pecado.” (Jeremias 31:34.) " No es.extrafio que el-amante y amado discfpulo Juan atribuyd a este Ser que tanto habia hecho por nosotros, la gloria y el do- minio patasiempre:jamas. Vers. 7: He aqui que viene con las nubes, y todo ojo le verd, y los que le traspasaron; y todas los linajes de la tierra se lamentardn sobre &. Asi sea. Amén. Aqui Juan nos transporta hacia adelante, al segundo adveni- maiento de Cristo en gloria, acontecimiento culminante de su iftervencién en favor de este mundo caido. Vino una vez reves- tido de debilidad, ahora vuelve con poder; antes vino con humil- dad, ahora en gloria. Viene con las nubes, asi como ascendié. (Hechos 1:9, 13.) » Su venida es visible —“Todo ojo le vera.” "Todos los que estén vivos cuando vuelva Jestis le ver4n.. No se nos habla de una 20 Las Profectas dei Apocalipsis venida personal de Cristo que se haya de producir en el silencio de la medianoche, o solamente en el desierto o en las cAmaras secretas, No viene come-ladrén en el sentido de Hegar a este mundo furtivamente, en secrete y en silencio, Pero viene a bus- car sus tesoros mds preciosos, sus santos que duermen y que viven, @ quienes compré con su preciosa sangre; a quienes arrancé del poder de la muerte en combate franco y justo; y para quienes su venlida no ser4 menos abierta y triunfante. Ser4 con el brillo y el esplendor del rayo cuando se manifiesta del oriente hasta el occidente. {Mateo 24:27.) Ser4 con el sonido de una trompeta que penetre hasta las mayores profundidades de Ia tierra, y con una voz potente que despertard a los santos dormidos en sus lechos polvorientos, (Mateo 24:31; 1 Tesalonicenses 4:16.) Sor- prendera a los impios como un ladrén porque cellos cerraron insistentemente los ojos para no ver los indicies de su inminencia, y¥ no quisieron creer las declaraciones de su Palabra de que él se acercaba. En relacién con el segundo advenimiento, no se puede basar en las Escrituras la representacién que hacen algunos de dos venidas: una privada y la otra publica. “Y los que le iraspasaron.”—Ademés de “todo ojo,” como se ha mencionado, hay una alusién especial a los que desempefiaron un papel en la tragedia de su muerte; y ella indica que lo veran volver a la tierra en triunfo y gloria. Pero, icéme es esto? Sino viven ahora, {cémo podrén contemplarle cuando venga?’ Habr4 una resurreccién de los muertos. Esta es la tinica manera por la cual pueden volver a la vida los que una vez bajaron a la tumba. Pero écémo es que estos impios resucitan cn ese momento, ya que ja resurreccién general de los impios no se produce hasta mil aiios después del segundo advenimiento? (Apocalipsis 20:1-6.) Acerca de esto Daniel dice: “Y en aquel tiempo se levantard Miguel, el gran principe que est4 por los hijos de tu pueblo; y ser4 tiempo de angustia, cual nunca fué después que hubo gente hasta eatonces: mas en aque! tiempo serd libertado tu pueblo, todos los que se hallaren escritos en el libro. Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serdn despertados, unos para vida eterna, y otros para vergilenza y confusién perpetua.” (Daniel 12:1, 2.) El Métode Divino de la Reveiacién Profética 21 Lo que se presenta aqui es una resurreccién parcial, una resu- greccién de cierto grupo de justos y de impics. Se produce antes de la resurreccién general de cualquier grupo. Se despertaran en- tonces muchos de los que duermen, pero no todas; es decir, algu- nos de fos justos para Ja vida eterna, y algunos de los impfos para vergiienza y oprobio eterno. Esta resurieccién se produce en re- lacién con el gran tiempo de angustia sin precedente que habr4 antes dela venida del Sefior. ¢ No pueden los “que le traspasaron”™ estar entre fos que resuciten para vergiienza y oprobio eterno? {Qué podria ser mas apropiado que ver a los que tomaron parte en fa mayor humillacién del Sefior, y otros que acaudillaron er forma especial la rebelién contra él, resucitar para contemplar su pavorosa majestad cuando vuelva triunfante con llama de fuego para dar ja retribucién a aquellos que no conocen a Dios ni obedecen a su Evangelio? oLa respuésta de la iglesia es».“Asi. searAmén:?.Aunque esta yenida de Cristo és para lés'impfos und escena de terror ¥ destrue- cidn, es para los justos una escena de gozo y triunfo. Esta venida, que es como llama de fuego, para ejecutar justicia sobre los impios, traerd su recompensa a todos aquellos que creen. (2 ‘Tesalonicenses 1:6-10,) Todo aquel que ame a Cristo saludaré toda declaracién-e indicio de suregreso como nueva de gran gozo. Vers. 8: Yo soy el Alpha y la Omega, principio y fin, dice ¢} : Sefior, que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso. Aqui habla otra persona que noes Juan, Al declarar quién es, usa dos de las mismas caracterizaciones, “Alpha y Omega, prin- cipio y fin,” que se hallan en Apocalipsis 22:13, donde, de acuerdo con los vers, 12'y 16 de aquel capitulo, es claramente Cristo ef que habla. Concluimos, pues, que Cristo es el que habla en el vers. 8. Vers. 9:: Yo Juan; vuestro hermano, y -participante:em la tribula- cidn y en el reino, y en la paciencia de Jesucristo, estaba en Ia isla que ¢s. llamada Patmos, por la‘palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo: Aqui el tema cambia, porque Juan introduce el lugar y las = circunstancias en que le fué dada Ja revelacién. Se presenta pri- 22 Las Profecias del Apocalipsis mero come hermano de la iglesia universal, su compafiero en las tribulaciones, En este pasaje Juan se refiere evidentemente al futuro reino de gloria, Introduce el pensamiente de que la tribulacién es parte de la preparacién mecesaria para entrar en el reino de Dios. Esta idea se recalca en pasajes corno éstos: “Es menester que por muchas tribulaciones entremos en el eine de Dios.” (Heches 14:22.) efrimos, también reinaremos con él.” (2 Timotes 2:12.) Es- verdad que micntras viven aqui en la carne, fos creyentes en Cristo tienen acceso al trono de gracia, Es el trono de gracia al cual somos llevades cuande nos convertimos, porque Dios nos ha “tzasladade al reine de su amado Hijo.” (Colosenses 1:13.) Pero en el segundo advenimiento del Salvador, cuando se inaugure el reino de la gloria, los santos que son ahora miembros del reino de ja gracia, al ser redimidos del presente mundo malo, tendrdn acceso al trono de su gloria, Entonces habr4n terminado las tribu- laciones, y los hijos de Dios se regocijaran en la luz de la presen- cia del Rey de reyes por toda la eternidad. El lugar donde eseribié Patmos es un islote drido frente a la costa occidental de Asia Menor, entre la isla de Icaria y et pro- montorio de Mileto, donde en Jos tiempos de Juan se hallaba situada la iglesia cristiana mds cercana, Tienc unos 16 kilémetros de largo y unos 10 de ancho en su lugar de mayor anchura. Se ama actualmente Patmo. La costa es escabrosa y consiste en una sucesién de cabos que forman muchos puertos. El tinico que se usa actuaimente es una honda bahia rodeada por altas montafias de todos fados menos uno, donde est4 protegida por un promon- torio. La aldea relacionada con este puerto se halla situada en una montafia elevada y rocosa que se levanta al borde inmediato del mar. Més o menos a ja mitad del camino por Ja montafia hacia donde esta edificada la aldea, se ve una gruta natural en la roca, donde, segin la tradicién, Juan tuvo su visidn y escribid.el Apoca- lipsis, Debido al caracter austero y desolado de esta isla, se la diilizaba durante el Imperio Romano como lugar de desticrro. Esto nos explica per qué estuvo Juan desterrado alli. Este des- ticere del apdstel se produjo bajo el emperador Domiciane hacia “Fl Método Divino de la Revelacién Profética 23 el afio 94 de nuestra era; de manera que el Apocalipsis fu escrito en 95 0 96. : La causa del destierro.—“Por la Palabra de Dios y el testi- monio de Jesucristo.” Tal era el grave delite y crimen de Juan. El tirano Domiciang, que Ilevaba entonces fa parpura imperial de Roma, era més eminente por sus vicios que por su posicién civil, y tembiaba ante este anciano pero indomable apdstol. No osaba permitic la proclamacién del Evangelio en su reino, Desterré a Juan al solitario islote de Patmos, donde se podia decir que estaba tan fuera del mundo como si hubiese muerto. Después de en- cerrarlo en este lugar drido, y condenarlo a la cruel labor de las minas, el emperador. pensé sin duda que habia climinado al predicador de la justicia y que el mundo no oirfa més hablar de él. Probablemente los perseguidozes de Juan Bunyan pensaron lo mismo cuando lo encerraron en ta c4rcel de Bedford. Pero cuando el hombre piensa haber sepultado la verdad en el olvido eterno, cl Sefior le da una resurreccién que decuplica su gloria y su poder. De la sombria y estrecha celda de Bunyan broté un resplandor de luz espiritual, gracias al “Viaje del Peregrino,” que durante casi trescientos afios ha fomentado los intereses del Evangelio. Desde la isla arida de Patmos, donde Domiciano pensaba que habla apagado para siempre por fo menos una antorcha de Ja verdad, surgid la m4s magnifica revelacién de todo el canon sagrado, para “derramar su divina luz sobre todo el mundo cristiano hasta el fin del tiempo. jCudntos de los que reverenciaron y de los que reve- renciaran todavia el nombre del amado discipulo, por sus arro- badas visiones de fa gloria celestial, habrin ignorado ef nombre del monstruo que lo hizo desterrar! En verdad que se aplican a veces a la vida actual las palabras de la Escritura que afirman que “en memoria eterna ser el justo,” “mas el nombre de los impios ge pudritd.”. (Salmos.112:6; Proverbios 10:7.) Vers. 10: Yo fui en el Espiritu en el dfa del Sefior,* y of detrds de mii una gran voz como de trompeta. “*La exprésién “domingo” que se ve en algunas versiofies no est on ef original, y las Biblias que salen hoy de las prensas de las Sociedades Biblicas dicen correctamente “dia del Senor.”’—Nota del traductor. 24 Las Profectas del Apocalipsis Aunque Juan se hallaba desterrado y apartade de todos los que profesaban la misrna fe que él, y hasta parecia casi cormpletamente aislado del mundo, no estaba separada de Dios ni de Cristo, ni del Espiritu Santo, ni de los 4ngeles. Segufa teniendo comunién con su divino Sefior. La expresién “en el Espiritu” parece denotar el més sublime estado de elevacién espiritual a que pueda ser llevada una persona por el Espiritu de Dios. En esa condicién entré Juan’ en vision, “En el dia del Sefior.”—iQué dia es el que se designa asf? Fsta pregunta ha recibido diferentes contestaciones. Una clase de personas sostiene que la expresién “dia del Sefior” abarca toda la era evangélica y no se refiere a un dia de 24 horas. Otra clase sostiene que el dfa del Sefior es el dia del juicio, el venidero “dia del Sefior” que con tanta frecuencia se menciona en las Escrituras. La tercera opinién es que la expresién se refiere al primer dia de la semana. Peto hay tedavia otra clase de personas que sostiene que ea el séptimno dia, dia de reposo del Sefior. A la primera de estas opiniones basta contestar que el libro del Apocalipsis fué fechado por Juan en la isla de Patmos, y eso en el dia del Sefior, El autor, el lugar donde fué escrito y el dia en que fud fechado, son todas cosas que tuvieron existencia real; y no simplemente simbdlica o mistica, Pero si decimos que el dia re- presenta la era evangélica, le damos un significado simbélico 0 mfstico que no es admisible. ;Por qué necesitaria Juan explicar que escribla “en el dia del Sefior” si la expresin significaba la cra evangélica? Es bien sabide que el libro del Apocalipsis fué escrito unos sesenta afios después de la muerte de Criste. La segunda opinidn, de que es el dia del juicio, no puede ser la correcta, Aun cuando Juan pudo tener una visién acerca del dia del juicio, no pudo tenerla en aquel dia que es todavia futuro. La palabra griega en, “en,” que es exactamente la misma que en castellano, ha sido definida por ‘Thayer asi, cuando se refiere al -fiempo: “Periodos y porciones de tiempo en los cuales sucede algo, en, durante.” Nunca significa “acerca” o “concerniente a.” De ahi que quienes relacionan esta expresién con el dia del juicio contradicen el lenguaje usado, haciéndole significar “con- El Método Divino de la Revelacién Profética B cermiente a” en vez de “en,” o le hacen decir 4 Juan una extrafia mentira al afirmar que tuvo una visién en la isla de Patrnos, hace mas de 1.800 afios, em un dfa del juicio que todavia es futuro. La tercera opinién, que por “dia del Sefior” se quiere indicar el primer dia de la semana, es la mds general. Pero faltan las pruebas de su correccién, El texto mismo no define el término “dia del Sefior,” y por lo tanto si quiere decir primer dia de 1a semana, debemos buscar en otra parte de la Biblia la prueba de que ese dia de la semana solfa llamarse asi. Los tinicos otros autores inspizados que hablan del primer dfa de la semana, son Mateo, Marcos, Lucas y Pablo; y ellos lo designan simplemente ~ como “primer dia de la semana.” Nunca hablan de é en forma que lo distinga como superior a cualquiera de los otros seis dias hdbiles. Ello es tanto mas. notable, desde el punta de vista popu- far por cuanto los tres hablan de él en el tiempo mismo en que se dice que por la resurreccién de Cristo el primer dfa de la semana llegé a ser el dia del Seffor, y dos de ellos lo mencionan treinta afios después de aquel acontecimiento. Se dice que “el dfa del Sefior” era la expresién comin para designar el primer dfa de la semana; pero preguntamos: iDénde esta la prueba de ello? Nadie la puede encontrar. En verdad, tenemos pruebas de lo contrario. Si ésta hubiese sido la manera ‘universal de designar el primer dfa de la semana cuando se “escribié el Apocalipsis, el mismo autor no habria dejado de lamarlo asf en todas sus escritos subsiguientes. Pero Juan escribid su Evangelio después de escribir el Apocalipsis, y sin embargo en & no llamé al primer dia de la semana “dfa del Sefior,” sino simplemente “primer dfa de la semana.” El lector que desee ‘pruebas de que el Evangelio de Juan se escribid después del Apocalipsis las encontrar4 en las obras de los escritores que son -autoridades en esta cuestién, El aserto que se hace en favor del primer dia queda aun més categdricamente refutado por el hecho de que ni el Padre ni ef Hijo reclamaron jams el primer dfa como suyo en un sentido superior al que consideran suyo cualquiera de los otros dias de trabajo. Ni uno ni otro lo bendijo jamas, ni lo Ilamé santo. Si se 26 Las Profecias del Apocalipsis le hubiese de llamar dia del Sefior porque Cristo resucité en él, no cabe duda de que la inspiracidn nos informaria al respecto, Si en ausencia de roda instruccién relativa a la resurreccién [lamamos dia del Sefior al dfa en el cual ella se produjo, ;por qué no darfa- mas el mismo nombre a los dias en que se produjeron la cruci- fizién y la ascensién, que resultan para el plan de la salvacién’ sucesos tan esenciales como la resurreccién? En vista de que quedan refutadas las tres opiniones ya exami- nadas, la cuarta, a saber, de que el dia del Sefior designa el sabado, requiere nuestra atencién. En favor de esta opinién se pueden aducir las pruebas més claras. Cuando en el principio Dios dié al hombre seis dias de la semana para trabajar, se reservé expresamente el s¢ptimo dia, puso su bendicién sobre él, y lo reclamé para sf como su dfa santo. (Genesis 2:1-3.) Moisés dijo a Israel en el desierto de Sin, el sexto dia de la semana: “Mafiana es cl santo sdbado, el reposo de Jehovd.” (Exodo 16:23.) Llegamos al Sinai, dénde ef gran Legislador proclamé sus preceptos morales en pavorosa y sublime escena; y en ese supremo cédigo pide para sf su dia santificado: “El séptimo dia ser4 reposo para Jehovd tu Dios: .. . porque en seis dias hizo Jehova los cielos y la tierra, la mar y todas las cosas que en ellos hay, y reposd en el séptimo dia: por tanto Jehovd bendijo el dia del reposo y lo santifics.” Mediante el profeta Isafas, ochocientos afios mAs tarde, Dios hablé como siguc: “Si retrajeres del sibado tu pic, de hacer tu voluntad en rz dia santo, ... entonces te delcitards en Jchova.” (Isaias 38:13, 14.) Llegamos a los tiempos del Nuevo Testamento, y el que es Uno con el Padre declara expresamente: “Asf que el Hijo del - hombre es Sefior aun del sébado.” (Marcos 2:28.) Puede al- guno negar que ese dia era del Seffor, el dia del cual se declardé enfaticamente ser el Sefior? Asf vemos que, tratese del Padre o del Hijo cuando se menciona el titulo de Sefior, ningvin otro dia puede ser llamado dia del Sefior sino el s4bado del gran Creador. En la era cristiana hay un dfa que se distingue sobre los demas dias de la semana como “dia del Sefior.” ;Cu4n completamente refuta este gran hecho el aserto que han hecho algunos de que no E] Método Divino de la Revelacién Profética a? hay dia de repose en la cra evangélica, sina que todos los dias sen iguales! Al llamarlo dia del Seiior, el apéstol nos ha dado, hacia fines del primer siglo, la sancién apostélica para observar el tinico dfa que puede Hamarse dfa del Sefior, a saber el séptimo de la semana. Cuando Cristo estaba en la tierra, indicd claramente cud! exa su dfa diciendo: “Porque Sefior es del sdbado el Hijo del hombre.” (Mateo 12:8.) Si hubiese dicho: “El Hijo del hombre es Sefior del primer dfa de la semana,” {no se presentaria ahora esto como una prucba concluyente de que el domingo es el dia del Seficr? Por cierto que si, y con buenos motivos. Por lo tanto, debiera reconocerse al mismo argumento come valido en favor del sép- timo dia, en referencia con el cual fué pronunciada aquella decla- racién. -Mersi'EL:18: Que decia: Yo soy el Alpha y Omega, el primero y ¢! filtimo. Escribe en un libto lo que ves, y envialo a las siete iglesias que @stdn en Asia; a Efeso, y a Smirna, y a Pérgamo, y a Tiatira, y a Sardis, ya Filadelfia, y a Laodicea. Y me volvi a ver la voz que hablaba con- migo; y vuelto, vi siete candeleros de oro; y en medio de os siete candeleros, uno semejante al Hijo del hombre, vestido de una repa que legaba hasta los pies, y cefiido por los pechos con una cinta de ora. ¥ ‘su cabeza y sus cabellos eran blancos como la lana blanca, come Ja nieve; y sus ojos como Ilama de fuego; y sus pies sernejantes al [acon fino, ardientes como en un horno; y su voz como ruide de muchas ‘aguas. Y tenfa en su diestra siete estrellas: y de su. boca salfa una espada aguda de dos filos. Y su rostro era como el sol cuando resplan- dece en su fuerza. Y cuando yo le vi, caf como muerto a sus pies. Y¥ “€f puso su diestra sobre mi, diciéndome: No temas: yo soy el primero yeel ultimo; y el que vivo, y he sido muerto; y he aqui que vive por sighos de siglos, Amén. Y tengo Jas Iaves del inficrno y de la:rauerte. -) La expresién “me-volv{ a ver la voz,” se refiere a la persona de quien provenfa la voz. Siete candeleros de oro—Estos no pueden ser el antitipo del <-candelabro dé oro que habja en el antiguo servicio t{pico del templo, porque alli habia un solo candelabro de siete ramas. Siempre sc habla de él en niimero singular. Pero aqui tenemos stete candeleros, que son mas bien “soportes de l4mpara,” o bases 28 Las Profectas del Apocalipsis sobre las cuales se colocan las amparas para que iluminen un aposento, No se asemejan on nada al candelabro del antiguo taberndculo. Por el. contrario, estas bases de lampara sc hallan tan alejadas una de otra que se ve al Hijo del hombre andande entre cllas, il Hijo del hombre —La figura central, la que atrae toda la atencién en la escena que se abre ante la visidn de Juan, es la majestuosa pezsona del Hijo del hombre, Jesucristo. La descrip- cidn que aqui se da de 4, com su vestidura suelta, su eabellera blanea, no por la edad, sino por el resplandor de Ia gloria celestial, sus ojos de fuego, sus pies que resplandecfan como bronce fun- dido, y su voz como ruido de muchas aguas, no puede ser supe- rada en su cardcter grandioso y sublime, Vencido por la presencia de este Ser augusto, y tal vez por el agudo sentido de la indigni- dad humana, Juan cayé a sus pies como muerto, pero una mano conscladora se puso sobre él, y una voz alentadora le dijo que ae temiera. Es igualmente privilegio de los cristianos de hoy sentir que se posa sobre cilos la misma mano para fortalecerlos en las horas de prueba y afliccién, y ofr la misma voz que les dice: “No temas.” . Pero la seguridad mds alentadora que infunden todas estas palabras de consuelo proviene de la declaracién que hace este Ser exaliado, de que vive para siempre y es Arbitro de la muerte y el sepulcro, Dice: STengo ias'llaves del infierno [ hades, el sepulcro] y dela muerte.” La muerte es un tirano vencido., Puede recoger én la tumba a los seres preciosos de la tierra, y regocijarse un ‘mo- mento por su triunfo aparente. Pero est realizando una tarea infructuosa, porque le ha side arrebatada 1a Ilave de su sombria edrcel, y esté ahora en las manos de otro més poderose que él. El est4 obligade a depositar sus trofeos cn una regién sobre la cual otro tiene control absoluto; y este otro es cl Amigo inmutable. y el Redentor que se ha comprometido a salvar a su pueble. Por lo tanto, no os entristezcdis por los justos muertos; estén en una segura custodia, Un enernigo jos lleva por un tiempo, pero un amigo tiene la lave del lugar donde estdn provisoriamente en- carcelados. El Método Divino de la Revelactén Profética 29 Vars. 19: Escribe las cosas que has visto, y las que son, y las que pan de ser después de éstas. En este versiculo se le da a Juan una orden muy definida de escribir toda la revelacién, pues iba a referirse mayormente a cosas entonces futuras. En algunos pocos casos, se iba a aludir a gntecimientos entonces pasados o que estaban acaeciendo; pero estas alusiones tenian sencillamente el propésito de introducir cosas que se iban a cumplir més tarde, a fin de que no faltase ningtn eslabén de la cadena. Vers. 20: El misterio de las siete estrellas. que. has visto. en mi diestra, y los siete candeleros de oro. Las siete estrellas son los Angeles de las siete iglesias; y los siete candeleros. que has visto, son las siete lesias, Representar al Hijo del hombre como teniendo en la mano tan sdlo a los ministros de lag siete iglesias literales de Asia Menor, y andando solamente en medio de aquellas siete iglesias, seria “yeducir a una comparativa insignificancia las representaciones y declaraciones sublimes de este capitulo y los siguientes. El cui- dado providencial y la presencia del Sefior no se limitan a un nimero especificado de iglesias, sino que son para todo su pueblo; no sélo de los dias de Juan, sino de todos los tiempos. “He aqui, yo estoy con vosotros todos los dfas—dijo a sus disc{pulos—hasta = el fin del mundo.” (Véanse las observaciones sobre el vers. 4.) CAPITULO It LAS CARTAS DE JESUS A LAS IGLESIAS RY EL primer capftulo, el profeta bosquejé el tema de las d Siete iglesias y su ministerio, representadas las primeras por los siete candeleros y el “iltimo por Ias siete estrellas. Ahora considera g cada iglesia en particular, y escribe el mensaje que le esta destinado, dirigiendo en cada caso la epistola al Angel de la iglesia, o sea su ministerio. Vers. 1-7: Escribe al dngel de fa iglesia en Efeso: El que tiene las siete estrellas en su diestra, el cual anda en medio de los siete cande- teres de oro, dice estas cosas: Yo sé tua obras, y tu trabajo y paciencia; ¥ que ti no puedes sufrir los malos, y has probado a los que se dicen ser apéstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; y has sufrido,- y has tenido paciencia, y has trabajado por mi nombre, y no has des- fallecido. Pero tengo contra ti que bas dejado tu primer amor. Re- cuerda por tanto de dénde has caido; y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré presto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido. Mas tienes esto, que aborreces los hechos de los Nicolaitas; los cuales yo también aborrezco. El que tiene oido, oiga lo que el Espiritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré a comer del Arbol de la vida, el cual esté en medio del parafso de Dios. La iglesia de Efeso—En las observaciones referentes a Apoca- lipsis 1:4, se han preseatado algunas de las razones por las cuales los mensajes dirigidas a las siete iglesias deben considerarse como protéticos y aplicables a siete perfodos distintos que abarcan la era cristiana, Puede afiadirse aqui que esta opinién no es nueva. Tomds Newton dice: “Muchos contienden, y entre ellos hombres tan sabios como Moro y Vitringa, que las siete epistolas son pro- féticas de otros tantos periodos sucesivos y estados de la iglesia desde el comienzo hasta la conclusién de todo.”* ~ Tomas Scott dice: “Muchos expositores sc han imaginado que estas epistolas dirigidas a las siete iglesias eran profectas biblicas 1 Tomas Newton, “Dissertations on the Prophecies,” tomo 2, pag. 167. (30) Girdlestone y muchos otros tedloges de épocas ulteriores. Las Cartas de fests a las lelesias 34 de siete periodos distintos, en los cuales se iba a dividir todo el plaza desde el tiempo de los apéstoles hasta el fin del mundo,.’”* Auague at Newton ni Scott apoyan esta opinién, su testi- monio demuestra que la habian albergado muchos expostiores. Dos de ellos dicen: “EL mds antiguo comentador del Apocalipsis cuya cobra haya llegado hasta nosotres, fué Victorino, obispo de Pettan, o Petavio, que sufrié el martiric-en el afio 303. Era contempordnec de jreneo, y hombre de piedad y diligencia en la presentacién de las ensefianzas Ge las Escrituras, y vigoroso en su percepcidn del sig- nificado de los escritores sagrados. Con excepcidn de algunos fragracntes, la mayor parte de sus escritos se ha perdido. Sobre- viven sus comentarios del Apocalipsis, en un texto menos puro de lo que podzfamos desear, pero bastan para darnos ¢! resumen de sus opiniones. En su Scholia in Apocalypsin, dice que lo que Juan dirige a una iglesia lo dirige a todas; que Pablo fué el pri- jnero en ensefiar gue hay siete iglesias en el mundo entero, y que las siete Iglesias novabradas representun la Iglesia Catdlica [uni- versal}; y que Juan, a fin de observar el mismo méode, no se habia excedido del nimero de siete, “Lo que Victorino quiere decir es que Pablo, al escribir.a sire Iglesias, y solamente a siete, queria dar a entender que todas Jas iglesias de todos los tiempos quedan abarcadas en las siete: y que, de la misma manera, las siete Iglesias del Apocalipsis estan déstinadas a abarcar todas las iglesias del mundo: es decir la Iglesia Catélica [universal] de todas las edades. Tal era también la opinién de Ticonio, en el siglo IV; de Aretas de Capadocia y Primasio de Adrumeto, en el VI; y de Vitringa, Mede, Mors, og “Mede expuso las Siete Epistolas como proféticas de las Siete Edades de 1a Iglesia, en forma tal que todo lo bueno se hallase all profetizado acerca de ella y todo lo malo acerca de Roma = (dase Trench, loc. cit., pag. 228). Mas tarde atin, Vitringa ex- Pag. sh puso’ las epistolas segdn el mismo principio; y escribe (pags. ; 2 Tomas Scott, “Commentary,” tome 2, pég. 754, nota,sobre Apocalipsis <2 José A. Seiss, “The Apécalypse,” tomo 1, pigs. 128, 129. 2--Apoc. 32 Las Profecias del Apocalipsts 32-36): ‘Existimo Spiritum S. sub typo et emblemate Septem Ecclesiarum Asix nobis... voluisse depingere septem variantes status Ecclesia Christiane ,.. usque ad Adventum Domini’ afiadiendo ‘demonstratur illas Prophetice non Dogmatice esse exponendas.’ “Mede (en sus ‘Obras,’ ddvert, cap. 10, pdg. 995) presenta mas ampliamente su opinién come sigue: ‘Si consideramos que su niimero es siete, que es un nimeco de revelucién de veces, o si consideramos la eleccién del Espfritu Santo que no abarca todas las iglesias ni siquiera Jas mds famasas del mundo, como Antio- quia, Alejandria, Roma, .. . si se consideran bien estas cosas, ino puede verse que estas siete iglesias, ademas de su aspecto literal, estaban destinadas a ser como modelos y figuras de’ las diversas edades de la iglesia catélica desde el principio hasta el fin? De manera que estas siete iglesias serian para nosotros mues- tras proféticas de siete temperamentos y estados sucesivos de toda la iglesia visible segiin sus diversas edades. ... ¥ si esto se concede +». entonces ciertamente la Primera Iglesia (0 sea el estado. etesio) debe ser la primera, y la Gltima sera la postrera.... La mencién de los falsos judios y la sinagoga de Satands (en Apoca- lipsis 2) al hablar a Jas cinco iglesias del medio, indica que pertenecen a los tiempos de la Bestia y Babilonia. Y en cuanto a la sexta en especial tenemos un caracter adecuado donde situarla; - a saber, parcialmente hacia el tiempo en que la Bestia cae, y parcialmente después de su destruccién, cuando viene la Nueva Jerusalén,’ ”* De Jos autores citados se desprende que !o que indujo a ‘os comentadores de ticinpos mds modernos a descartar la opinién que atribuia una naturaleza profética a los mensajes de las sicte iglesias, es la doctrina comparativamente reciente y antibiblica | del milenario temporal. La tiltima condicién de la iglesia, segtin se describe en Apocalipsis 3:15-17, se considera incompatible con. cl estado glorioso de cosas que ha de existir en esta tierra duranté | mil afios, cuando todo el mundo se haya convertido a Dios. En 530° SL C. Cook, “The Bible Commentary, New Testament,” tomo 4, pags. 30, Sai, Las Cartas de Jestis a las Iglesias 33 ‘este caso, como em muchos otros, se procura gue la opinion biblica ge adapte a otra mas agradable. Como en los tiempos antiguos, fos corazones humanos siguen amando las cosas lisonjeras, y sus ofdos se mantienen siempre abiertos favorablemente para los que predicen la paz. La primera iglesia nombrada es Efeso. Seguin la interpretaciéa que damos aqui, este simbolo abarcaria el J, primer periods de_ da iglesia, o sea el apostdlico. La definicién de la palabra “Efeso”’ es jescable,” palabra que > describe fielmente el cardcter y la con- dicién de la iglesia durante su primera etapa. Los cristianos primitives habian recibido la doctrina de Cristo en toda su pu- reza. Disttutaban los beneficios de los dones del Espiritu Sante. Se distinguian por sus obras, labores y paciencia. Fieles a ios principios puros ensefiados par Cristo, no podfan soportar a los que obraban mal, y probabana.los falsos apdstoles, descubrian eudl eva su: verdadero ‘cardcter'y los hallaban mentirosos,) No = tenemos evidencia de que la iglesia literal de Efeso hiciese esto en anayor: escala- que: otras. iglesias de aquel. tiempo. No lo da a _sépitender: el apdstol-Pablo-en Ja. epistola que dirige:a°esa*iglesia. Era una obra que toda la iglesia cristiana: realizaba.en aquel tiempo; y cra muy-propie que. lo-hiciése. (Véase Hechos 15:2; 3 Corintios 11:13.) El dngel de la igiesia-—El Angel de una igkesia-debe representar n-mensajero-o' ministre; de aquella iglesia. Como cada iglesia abarca cierto plazo, el angel de cada iglesia debe representar al ““ministerio, o sea a todos los verdaderos ministros de Cristo du- rante el periodo abarcado por esa iglesia. Por el hecho de que las diferentes mensajes iban dirigidos a los ministros, no deben en- “‘ténderse come aplicables a ellos solos, sino que se dirigen apro- piadamente a la iglesia por su intermedio. Una causa de queja-—“Tengo contra ti--dice-Cristo--que has sdejadotusprimer amor.” “El-abandono. del, primer amor es tan “merecedor, de. una. amonestacién como el apartarse de una doc- _ tina fundamental o dela moralidad -biblica.. No se acusa aqui a Ja iglesia de haber.caido de-da.gracia, ni. dé: haber-dejado: que-se Nguiese su-amior, sina’ de que: ésté'disminuyd. Nochay-celo 34 Las Profectas del Apocalipsis ni sufrimiento que pueda expiar la falta del primer amor.”* Nunca debe llegar en la experiencia del cristiano la ocasién en que, si se le interroga acerca de cul es el momento de su mayor amor hacia Cristo, no pueda decir: “El actual.” Pero si llega una ocasi6n tal, entonces debe recordar de dénde cayé, meditar en ello, evocar cuidadosamente el estado de su anterior aceptacién con Dios, y apresurarse a arrepentirse y desandar sus pasos hasta llegar a aquella posicién deseable. E] amor, como la fe, se mani- fiesta por las obras; y el primer amor, cuando se alcance; produ- cird siempre sus correspondientes obras. Ea amonestacién —Vendré presto a ti, y quitaré tu candelero "de su lugar, si no te-hubieres arrepentido.” La venida mencionada aqui debe ser una venida figurativa. Significa juicio o castigo, por cuanto es condicional. E] quitamiento del candelero significa que se Privard ala la iglesia de la luz zy las ventajas del Evangelio para confiarlds a Gtras ntinos, 4 menos qc ella « a desempefie mejor las responsabilidades « de. su ‘coniétide. Significa que Cristo rechaza a sus miembros como representantes suyos que han de llevar la luz de su verdad y Evangelio ante el mundo,, Esta’ amenaza se aplica tanto.a los miembros individuales como a la iglesia en conjunto: No sabemos cudntos de los que profesaban el cristia- nismo durante ese perfodo fueron deficientes y rechazados, pero indudablemente fueron muchos. As{ fueron siguiendo las cosas, permaneciendo algunos firmes, apostatando otros, y dejando de transmitir luz al mundo; pero nuevos conversos llenaban mien- tras tanto las vacantes dejadas por Ja muerte y la apostasia, hasta que la iglesia alcanzé en su experiencia una nueva era, sefialada por otro perfodo de su historia, y abarcada por otro mensaje. & Los nicolaitas—jCudn dispuesto esté Cristo a elogiar’ a su pucblo por cualesquiera buenas cualidades que posean! Si hay algo que él aprueba, lo menciona primero. En este mensaje a la iglesia de Efeso, después de mencionar primero sus caracterfsticas elogiosas, y luego sus fracasos, como si no quisiera pasar por alto ninguna de sus buenas cualidades, dice que sus miembros aborre- clan las acciones de los nicolaitas, que é] también aborrecia, Las 5 Augusto C. Thompson, “Morning Houre in Patmos,” pags. 122, 123. : Las Cartas de Jesis a las Iglesias 35 doctrinas de los mismos se condenan en el vers. 15. Parece que éran personas cuyas acciones y doctrinas eran abominacién para al ciclo. Su origen es en cierto modo dudoso. Algunos dicen que provenfan de Nicolds de Antioquia, uno de los siete didconos, (Hechos :5)5 otros aseguran que Té atribuian’a él el origen de gus doctrinas para tener el prestigio de su nombre, mientras que wna tercera opinion es que la secta recibid su nombre de cierto Nicolds de fecha ulterior. La ultima teorfa’es-probablemente la més correcta. En cuanto a sus doctrinas y prdcticas, pareceria que preconizaban ja comunidad de esposas, consideraban con “yndiferencia el adulterio y la fornicacién, y permitian que se

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