Schopenhauer, A., Sobre La Necesidad Metafísica Del Hombre

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Capfrulo 17! SOBRE LA NECESIDAD METAFISICA DEL HOMBRE | \ ' ca: Od yp 16 Sands RpBTOY fipfavto @tAogDRE primo inceperunt homines philosophar), La disposicion ica propiamente dicka consste ante todo en ser capaz de ‘de lo habitual y cotidiano, lo que induce a convert la totalidad del fenémeno en un problema tiga en ls ciencias rales slo se asombra de nados y raros,y su problema consste simp Jo mis conocido. Cua intelect permanece ain Tavoluntad como sino que todo: . allo, encontramos que el interés que inspiran los sistemas filos6fi- 05 0 religiosos tiene su principal punto de referencia en el dogma dde una permanencia después de la muerte: y, si bien parece que los ‘iltimos convierten en tema pt defienden con su mayor cel nel fondo es simplemente porque hhan vinculado a él su dogma de la inmortalidad y lo consideran inseparable de desapareceria junto con la esperanza de un trato mis cercano con 2. [ePues por Ia admiracién comemaroa los bombres ahora y al principio a Slesoars, Anstteeks, Mesfsica 1, 9826 12-13, 199 COMPLEMENTS AL L1H SEGUNDA MITAD éllon alo ena pate en que ses pier atria influenia en los acontecimientos de la vida present trasla muerte, acaso porque supone el ca demostrara como incompatible con la existenci ‘entonces sacrificarian inmediatamente a estos en aras de la pro} inmortalidad y pondrian su celo en el aefsmo, Enla misma razén se basa el que los sistemas propiamente materialistas, como también Jos absolutamente escépticos, nunca hayan podido obtener una influencia general o duradera. los € iglesias, pagodas y mezquitas en todos los patses y tiempos, en esplendor y tamaiio, dan testimo a del hombre que, fisica. Quien ten luego, afiadic que ese os un chia exte deplorable libro fue | suficiente para fundar una rel mundial, satisfacer la necesidad metafisica de incon: icativo desprecio de la muerte, como tambien para entusiasmarios en sangrientas guerzas y en las més ampli ‘conguistas. En él encontramos la forma mas triste y miserable del teismo. Por mucho que se haya echado a perder con las traduccio-_- primeros tiempos de la actual superficie terrestre est ‘manera, y que aquellos que estuvieron mis cerca qu rnacimiento del género humano y de la fuente oti naturaleza orgénica gozaron, por una parte, de una en las capacidades del conocimiento mis correcta disposicién de e tuna captacién mas para e inmediata de la esencia de la naruralezay estuvieron ea situacién de satisfacer de forma més digna la necesi- dad metafisica: asf surgieron en los ancestror de los brahmanes, en los rigs), las concepciones casi sobrehumanas que despaés se depo- sitaron en las Upanishads de los Vedas. Sin embargo, nunca ha faltado gente que se ha esforzado en 3. Poctasvediens. (N.de la 200 SOURE LA NECESIOAD MUTAFISICA DEL HOMBRE recesidad metafisica dl hombre reso en todos los pueblos hay nen sus arrendatarios univer- rian asegurado siempre que a los hombres sus dogmas icot muy temprano, antes de qu haya despertado [a primera nie: pues es entonces ‘cuando cualquier dogma bien inculcado, por muy absurdo que sea, uieda adherido paca sempre. Siruvieran que esperar hasta que el jicto madure, no podrian mantenerse sus prvilegios. clase de gente que saca su solo son, por lo regular y com raras josolfa, sino que in- cl mundo se ha librado del engafio sobre ella y sobre aquellos. Mi los han logrado su fin, han prevalecido no dejéndole prevalecet a ly han vivido de la flosofia junto con sus mujeres e Pero ahora esti muerto y los corta segiin sa propio patrén y vive ahora de él Kant pudiera vivir ala vez de y parala filosofia se debi6 ala circuns- tancia infrecuente de que, por primera vez desde el Divo Antonino y el Divo Juliano’, un fildsofo volviera a sentarse en el trono: solo 4. [Divino Merco Avrebo y Divi Jaliano el Apéstara} 201 bajo tales auspicios pudo ver la haz la Critica dela razén ps nas muné el rey, vemos que Kant, debido a que pertenec mio, conmovide por el temor modifies, casts y eché 4 obra maestra en la segunda edicién y, pese a ello, se peligro de perder su plaza; de modo que Campe 41a Braunschweig para Prontoen invit6 airse con sume! y no se la puede considerar seria sino solo una filosoffa de broma. En todo caso, es justo que tal su- pervision odirecci la real, ‘mundo, tan de desear que hasta la masa ruda y necia en sus momen+ tos de reflexién lo preferiria al oro y Ia plata, es que un rayo de luz cayera sobre la oscuridad de nuestro ser y se nos diera alguna clave idad, Pero esto, suponiendo que sea en s{alcanza- ble, se hace imposible con soluciones al problema impuestas y for- zadas, Quisiera ahora someter a una consideracién general las distin- tas formas de satisfacer esa necesidad metafisca tan pronunciada Por mutafisica entiendo todo presunto conocimiento que va ide laexperiencia, es decie, de lanaturaleza némeno dado de las cosas, pata ofrecer una elave sobre por lo que, en uno u otto sentido, estarfamos condiciona- dicho popalarmente, sobre aquello que se oculta tras la que requicie un gran esfuerzo, impone una diferencia tan grande entre los hombres que, cuando un pueblo sale del estado de rudeza, no puede conseguir wna metafisca para todos; por es0 et los pueblos ivilzados encoatramos invariablemente dos clases de me- tafisica, que se distinguen entre s porque una tiene su acreditacion en sf misma y la otra fuera desi. Dado que los sistemas metafisicos del primer tipo | exigen reflexion, instruccidn, esfuerzo y juicio 5. [WUnmadero que se muere por fueraassienas, Horacio, Stas, 7,12.] 202 (A NECUDAD RETAPISICA O1L HOMIRE se designan los refranes, Sin embargo, aquellos sistemas son conoci- jo el nombre de «tcligiones» y se encuentran en todos los pueblos rudos. Su acreditacién es, como s€ dijo, externa y como tal se llama Revelacién, que esti docamentada con encarnan en una especie de se rama en el irbol injerrado; lo se dirigen & un sistema del segundo tipo que esta ya en posesi6n de ‘sus convicciones. Ambos tipos de metafisica, cuya diferencia se puede designar brevemente denominindol 1a de convie~ ies» y «doctrina de ereencias», Mientras que Ja guerra se combate con palabra y pluma, en la ‘san también el fueg> y la espada: algunos de estos ddeben en parte su difusi6n a este ilkimo tipo de polémica, y todes, hhan ido poco a poco dividiendo yguen y caracterizan més por ellos que sus defensores, la mayoria de las veces no 6. (Gkimo aganeato de los tdloges 203 conmenanros At Leno fuego y espada; si bien, templeados con éxito contra ellos: ademis, esos sistemas se encuen- tran de forma meramente esporidica, Pero la mayoria de las veces donde pareci6 necesario, ambos fueron bérseles arrebatado el poder, sistemas de Ia primera clase creen poder recurrir a la astucia y mantienen siempre una perfidia que se manifiesta a veces s de reparar. Ademés, este clase y, sin decla- tepente ¢ inesperadamente Peto es por naturaleza mediante esa servidumbre que a un sistema que 12 se le dé también una rilagros, profecias, apoyo de los gobier como convene a la verdad, el acuerdo y el respeto de todos, de templos en los que se anuncia y se practi sacerdotes por juramento y, lo que es mas que cual io de poder inculcar sus doctrinas en la tierna ue Se convierten casi en ideas innatas. Con tanta ‘medios, tendria que ser mis codiciosa para pretender aiinel acuerdo de los miserable flésofos, omis temerosa de lo que « compatible con una buena conciencia para preocuparse de la contradicciin con ‘Aa distinciGn expuesta entre la metafisica de la primera y segunda clase se vi n lo siguiente. Un sistema de sensu proprio, tiene tinicamente la ion de ser verdadera sensu allegorico. La verdad no puede tase la ante el pueblo. Un de esa naturaleza pueden encontrar, a saber, ciertosdogmas que ni siquier did, por no hablar de que puedan sr luso se podria afirmar que un ingrediente ‘liglon compica ext comsciuido por un cero iniimero de contrasentidos totales y de verdaderos absurdo de su naturaleza alegérica religién trata en el fondo de un orden cosas en si, ante el cual desaparecen las leyes dogmas absurdos sino también los comprensibles son simplemente alegorias y acomodaciones a la capacidad de comprensién humana. Me parece que con este espfritu afanzaron Agustin ¢ incluso Lutero smo, en oposicién al pelagi sgencral; | en luga de ello exigen fe, es decir, una aceptacién libre cde que eso es as. Y dado que luego la fe dirige el obrar y la alegoria ico conduce hasta el or una parte, a efectos pricticos, come norte de su obrar, ‘como estandarte publico de la rectitud y la virtud, tal y como Kant ‘por otra parte, como consuelo jento de la vida, donde suple podria hacerlo aquella: on fo cmaniiceseplendorosmeree fa gran valor ¢ incluso s1 cardcter imprescindible. Pues g:Adoopov 7. [Escotalment cece porguc es dipanstado:— es cleno porgucesimpo- sble] 205 COmPuIMINTON aL AAAB0g UBivarov ely : €6 que las religiones nunca aturaleza alegsrica y se tengan que afirmar De este modo se meten en el say dan lugar a un ancagonismocon leza alegori- in se debe también la incesante disputa entre que se desarrolla en nuestros dias, \lero sensu proprio firman, general ‘cambio, hacen una exégesis de todo lo pec lo que su propia arena, colocdn- leria del escepticismo y el pesado caiién de la critica ‘mas trashadarse hasta abf seria para ella una esta teneridad, Lo més provechoso para los dos tipos de metafisica seria que cada uno per oe manta fen au propo ttre ipletamente su naturaleza. Ea lugar de eso, a la época cristiana se han hecho esfuerzos para conseguir una fusidn de ambos, trasladan- do dogmas y conceptos del uno al orro, con lo que ambos se echarona petder. El intento mas descarado es el que se ha produci- en nuestros dias con aque! extrano hermafrodita o centauro, Ia sofia de lareligion, que, como una especie de gnosis, se esfuerza ‘que paraeso tendria dad sensu proprio: pero entonces aquella explicaciGn seria superflua. Pues pretender encon- metaffica, es decir, la verdad sensu proprio, simplemente imposible un vuigo ildsofs, Pde, Republics VI, #9) 206 HOURE AA NECESIOAD METAPINICA OFL MOMERE interpretando y explicando la relighn, seria una empresa delicada y peligrosa que uno solo podria decidirse a acometer si fuera cosa ‘que la verdad, a igual que e! hierro y otros metales que no son nobles, solo se pudiera presentar en estado mineral y no en puro, y que, por lo tanto, no se la pudiera obtener més que por reduccin del mineral. Las religiones son necesarias y un inestimable beneficio para el lo. Perocuando pretenden oponerse al progreso de la humani- 1 conocimiento de la verdad, hay que empujarlas a un lado nto. Y exigit que hasta un gran espiritu —un Shakespeare, un Goethe— asuman como eonviccién propia los dogmas de cualquier religion implicite, bona fide et sensu proprio’ | es como pretender que un gigante se ponga los zapatos de un ‘Al estar pensadas para la capacidad de captacién de la gran masa, nes solo pueden poscer una verdad mediata, no inmedia- las es como si se quisiera leer las letras colocadas ‘en a plancha tipogréfica en lugar de su impresién. El valor de una religion dependerd, pu 3F © menor contenido de verdad leve consigo tras el velo de a alegoria y, después, de la mayor 0 9¢claridad con la que pueda verse aquel contenido a trarés del ‘0 sea, de lo transparente que est sea. Casi parece que, asi como los lenguajes mis antiguos son los ms perfectos, también {guas religiones. Si yo quisiera tomar los resultados de ‘como medida de la verdad, tendrla que admit budismo sobre las demis. Entodo caso, me hi ria en tan gran concordancia con una sobre la Tierra; pues cuenta con michos Mas ese acuerdo me ha de resuliartanto més grato cuanto que ea mi filosofar no me he hallado bajo su inflyjo. Pues hasta 1818 en que 6 mi obra, las noticias que en Europa se podian encontrar bbudismo eran muy escasss, sumamente incompletas ¥ po- itindose casi todas a algunos articulos en los primeros vo- de las Asiatic researches que se referfan principalmente al de los birmanos. Solo desde entonces hemos ido obtenien- do poco a poco mayor noticia de sa rligi6n, principalmente atra- +¥és de ls profundos ilustrativostratados del meritorio académico de San Petersburgo J J. Schmidt en los ensayos de su Academia, y luego através de diversos erudizosingleses yfranceses; de modo que alegrar ver miteo- in que es mayoritaria fieles que ninguna otra. 9. impictamene, de buena fey en set propio} 207 he podido oftecer un indice bastante numereso de los mejores es- critos sobre esa ereencia en mi obra Sobre la voluntad en la natura~ ygar0 que pas6 muchos alos en el Tibet y sobre todo en. los monasterios budistas con el fin de estudiar el lengu critos sagrados del badismi venzaba a ela no puedo nega was the world made. Shakya asks several ques! whether was it he, who made or produced such an whether was it he who caused the several revolutions in the destrue- tion and regeneration of the world. He denies that he had ever done anything tothat effect. At lest he himself asks Shakya how the world follower Asia~ ‘Yo no pticdo, como continuamente ocurre, extablecer la dife- lnc andrertal de as selon eg sean mona, polttsas,panetstas 0 ates, imiscas cia de ese mundo como justfcada por simisma a elogian y ensalzan, o sila corsideran como algo | que solo se puede conc ‘cuencia de nuestra culpa y que por tanto no deberia ser, y recono- cen que el dolor y la muerte no pueden radicar e originario ¢ inmatable de las cosa, en aquello que a todos ls efec- tos deberfa ser. La fuerza en virtad de Ia cual el cristianismo pudo 10._ Hay una descrnci des comveracén,cuyo tema e la creacidn, — por cosas, todo esd vac. stuido en la doctrma de Buda, Brahma se converte $4 seguider» 208 Paso ahora a una consideraciéa general del otro tipo de me Jaque tiene su acreditacién en simisma y ala que fia. Recuerdo que, como ya se menciond, su ‘en un asombro acerca del mundo y de nuestra -neuanto que estos se imponen al intelecto.como {6a ocupa sin descanso a la humanidad. Aqui , que a su lado cualquier iento concibiera como tal tend: casualidad: pues enconces ese mando serfa, en efecto, algo que comprenderia en sf no solo todo lo teal, sino también cualquier mo también sefala Spinoza, ud son una y la misma cos, y sa inexisen- ues, cuyo no ser o ser de otro pensable y que, por lo tanto, no tendramos que ser eapaces de pensar otra cosa sino que el mundo es, yes tal como es: y asf no tendr{amos que hacernos conscientes de su existencia como tal, es decir, como un problems para la reflexién, mis de lo que sentimos el movimiento incretblemente velox de nuestro planeta. ;odo eco no es asf en absoluto. Solo al animal carente de lerse por si hombre, en cambio, ¢s un problema del que incluso mitado se percata en algunos momentos de lucide2, 209 1 "0 pero que se presenta a Is conciencia tanto mis clara y persistente> mente cuanto mas Icida es esta y cuanta mis materia de pensa- miento ha sdquirido el hombre mediante la pb su magnitud el problema que ha ocupado continuamente y sin dlescanvo alos hombres nobles de rodo tempo y lugar. De hecho, et la inquietud lo que mantiene en movimiento el reloj metafisico que ‘nunca se para, la conciencia de que la inexistencia de este mundo es exactamente tan posible como su existencia. Por so es falsa la vision spinoziana del mundo como un ser absolucamente necesario, fs decir, como algo que estrictamente y en todos los sentidos simple deberia y tendria que ser. Sin embargo, hasta el ‘comienza implicitamente en su prucba cosmologica partir de la existencia del mando su inexistencia an considera de antemano como algo contingente. Y, pronto concebimos el mundo como algo cuya ine seria pensable sino incluso preferible a su existencia; de ahi que asembro acerca de él se transforme fici para producir y mantener tal mundo | pudo ser dirigida contra su propio provecho. Por consiguiente, el asombro filos6fico se hallaen igido: Ia filosofia, como la obertura de menor. De aqui resulta que no puede: tl fondo consternado y ‘que, sunque se hallaran en la més justa peoporci6n mutua 0 incluso aurque fuesen amplismente superadas por el bien, son sin embargo algo que en absoluto deberia ser. Mas, dado que nada puede surgir de la nada, también aquellas han de tener su germen cl origen oen laesen: si miramosla grand ue pensamos que lo que tenia el poder de producirlos también hhabria tenido que poder evitar el mal y la maldad. Légicamente, quel supuesto (cuya expresién mas correct encuentra su mayor grado de dificultad: climinar arte todo la maldad se inventé pero esta ¢s solo una forma encubierta hacer algo a partir de 11, [¢Elasombro el seco flosfco en sumo gradon, cf Teteto 1554.) 210 |ccmmersmemieecmmee 4 la materia o también a una necesidad isremediable; con lo que de mala gana dejaron de lado al correcto expediens ad hoc. Al ldad es simplemente el IAs pues, como se de sus explicaciones se inciuye ya el fisica no puede soscenerse sobre sus smenos por medio de algo mediante leyes nat basadas en fuerzas de la naturaleza, a las que pertenece tambiés fuerza vital. Desde luego, todo el etado conjunto de las cosas en el te tan lejos como spre aquejada de dos esenciales (por asf decilo, de dos lamparones, o de alones vuln bles como Aquiles, o de una pata de caballo como el diab ado volveria a quedar sin que munca se puede va de causas y efectos, es igual que los limites del espacio y el tiempo, est cadena retrocede sin cesar finito; la segunda es que todo el conjunto de causas a pre enalgo totalmente inexplicable, a saber, en las cualidades originarias de las cosas y en las fuerzas naturales que en ellas se manifiestan y en virtud de las cuales aquellas actian de una dete-minada manera: por ejemplo, sravedad, dureza, choque, elasticiad, calor, electricidad, fuerzas uiimicas, etc: en cada explicacién dada estas permanecen como una cantidad desconocida impositle de despejar dentzo de una ecuacién algebraica que, de no ser por ella, seria perfectamente explicacion, La primera | alcanzar el comienzo de la decir, de cambios conexos, sino qu mundo hasta el 11 i solucionada; por lo que no existe siquiera un trozo de barro an ppequetio que no est¢ compuesto de cualidades puramente inexplica- bes. As esos dos defectos ineludiles de toda explicacion puramen- -ausal, muestran que solo puede ser relativamente método y forma no son los Gnicos ni los no son los que pueden conducir a una ffcil enigma de las cosas y a una com- undo y de la existencia; sino que la icacion fisica, | en general y en cu: requiere agin una matafhica que proporciene la Gave de todos sus supuestos pero sno cosa en sh. Pre cable, no hubia, segin dl, ninguna metafisica sino mero conoci- miento iamanente, es decir, mera fisica que solo puede hablar de la raz6n que tiende ha xxpone cOmo una misma accién puede ser perfectamen- te explicads, por un lado, como nacida con necesidad del cardcter del hombre, jo de los motivos experimentados en el curso de su vida y del puede considerar como la obra de su volunta andlogo, dice necesidad natut el mundo sensible y, sin embargo, se admite la libertad de aquella causa que no es en sf misma un fenémeno (aunque esti en ; asf que se puede atribuir sin contradiccién naturaleza misma cosa pero en respectos Ia otra como cosa en si. Ast pu ‘cosa en si. Fste procedimiento se justfica ante todo porque no se puede admitir que el hombre difiera de los demés eres y cosasdela naturaleza de manera especifica, toto genere y fundamentalmence, sino solo enel grado. — | Desde esta digresién anticipadora, vuelvo. 212 sOWRE UA maces 4 nuestro examen de la insuficiencia de la fisica para oftecer la ex- plicacién ditima de las cosas. — Digo, pues: fisicamente se puede explicar todo, pero también nada, Igual que para el movimiento de las bolas que chocan, también para ¢l pensamiento del cerebro tiene due ser posible una explicaciGn fisca que haga este tan ble como aquel. Pero el primero, que tan perfectament pues después de todas las expl seala esencia interna de la expat bilidad, de la movilidad, de la dureza, de la elasticidad y la grave~ dad, sigue siendo tan misteriosa como el pensani cen este se presenta en su mayor inmed da se dio un salto de la fisica a la metafisica y se hipostasié una sustancia totalmente distinta de lo corpéreo, instalando un alma en sorprender gue haber explicado la digestién por ut vegetacién, por un alma en las plantas, alma en jos reactivos ¢ incluso la cada de una piedra, por un alma en ella. Pues la cualidad de todo cuerpo inorginico es exactamente mar que ninguna de las ciencias natu- ‘mas que la boténica: la reunion y ‘explicaciones de las cosas —en lo particular a partir de causas y en lo general apartir de fuerzas naturales—son realmente suficientes y agotan la esencia del mundo seria el verdadero naturalismo, Desde y Epicuro, hasta descender al Systeme de la fenémenos, también los espirituals, son f que no se dan cuenta de que todo lo fisico es ala vex me! Peo eso es diel de Kant, ya que supon: de fenbmeno y cosa e ind mantuvo libre de esa hhacia la experiencia y ws ENTOS AL CRO PRIMING. SEGUNDA mITAD nig oboia a zai nacho Sy, ravitns Gy ety Seopioa™ (Si igitur non est alique al substantia, practer eas, quae natura ci 1 orden de la naturaleza no es el cosas. Por es0 se puede formular como el nec Credo de todos los justosy virtuosos este: «Creo en una metafi ‘Aceste respecto, es importante y necesario | convencerse del ter insostenible de una fisica absoluta; verdadero naturalismo, es una vision que se impone al hombre por s{ misma y una vez tras otra, y solo puede ser eliminada con una tiempo en que se den por vilidos. falsa por si misma al 6, como descubriremos en nple medi de los motivos. El hecho de que en el intelecto el mando se esquematice HOMRE LA WACELIOAD RETAFISICA OLL HOMUAE representa un orden de las cosas totalmente tamente verdadero, porque no nos muestra su 0 solamente la ciscara externa, es i te y que ro se le puede reprocha Hegando a distinguir entre fendmeno y cosa en que en el fondo existié en todas las épocas, si bie ia de las cosas. Es una especie de fueraa superficial, igual que la electricidad, y no penetra en el interior de los seres. ‘Comose dijo lainsuficiencia del puro naturalismo se manifies- ta en primer lugar, por via empirica, en que toda explicacion fisica cexplica el caso particular por su causa, pero la cadena de esas causas prion y, por tanto, con plena certeza, retrocede ; de modo que ninguna puede ser la primera. Enton- de cada causa se reduce a una ley natural y esta, a una fuerza natural que permanece como lo estricta- inexplicable. Pero eso inexplicable | a lo que se reducen verdadera y sufi cable todo y nada. Aq nexplicable que atraviess ma més llamativaen los res (por ejemplo, en la procteaciGn), pero se halla exactar jores (por ejemplo, en los mecdnicos), totalmente distinto de él; e50 es iden de las cosas en si metafisica. — En segundo lugar, mo se hace patente a part tal que hemos examin: este libro y que constituye también el tema de la Critica de la razém pura: que todo objeto, tanto en lo que respecta a su existencia objetiva en general como al modoy manera (Ia parte formal) de esa existencia, estd absolutamente condicionado por el sujeto cognos- cente y, por lo tanto, es mero fenémeno y no cosa en sf; igualmen- primera mitad de 2s COMMEMENTOS AL LALO PAIMERO. SEGUNDA MITAD te, en el §7 del primer voh demuestra que no hay mayor torpeza que, al lo objetivo como estrict sin tomar en consideracién lo subjetivo, que es lo cual, incluso en lo cual, lo objetivo existe. Pruebas de ese pro- ceder las suministra, demasiado de cerca, el materialismo actual: mente en boga que, precisamente por es0, se ha convertido en una tamente real es la cosa en Propiedad de la misma, ya qh pueden ser fenémenos de ella. Con el naturalismo 0 la forma de consideracién puramente fisicalista munca se conseguir nada: se asemeja aun ejercicio de caleulo que nanca sale bien. Las existe, como tambien ‘el sueiio, y sin el cual todo desaps el laberinto en el que el naturalismo nos hace dar vu mente. La altura que han alcanzado en nuestra época las ciencias naturales sume en este sentido todos los siglos anteriores en densas tinieblas y representa una cumbre alcanzada por vez primera por la humanidad. Pero por mu (entendida en el sentido ar ‘metafisica; porque un conocimiento de la naturaleza corregido, ampliado y mds fundamentado, por un lado, socava y finalmente invalida los supuestos metafisicos vigentes hasta entonces; y, por otro lado, plantea el problema de la met correcta y completa, separindolo netamente de todo lo precisamente también el conocimiento més completo y exacto del ser de las cosas individuales exige con mayor apremio la explica- 216 I HOHKE UA NECESIOAD MITAFISICA DEL MOMBRE 8 de los bichos son conocidos en detalle: pero si aparece uno, por ejemplo, como yo, y habla del micleo de la naturaleza, entonces no escucha rmictosc6picos y microl6gicos investigadores jeros de la naturalezae. Pero quienes piensan que los lesviados dentro de su post pos sus antipodas los ecoldsticos, en la suya. Asi como, enredados en sus conceptos abstractos, luchaban 8 sin conocer ni investigar ninguna otra cosa, también sdados en su experiencia, no dan validez a nada mas een llegar hasta el fondo de sin sospechar que entre el fendmeno y lo que en él se mani hay un profundo abismo, una diferencia radical que solo Jas claves dlkimas y mAs importantes sobre la esencia de las cosas Sinicamente se pueden extraer de laautoconciencia; sin todo ellono sentidos, es decir, no se puede llegar mas que hasta el problema, Mas obsérvese, por otro lado, que tn conocimiento dela naturaleza Jo mds completo posible supone el mis correcto planteamiento del problema de la metafisica: de ahi que nadie deba atreverse a entrar antes sn conocimiento de todas las |, zunquesea general, pero fundado, claro y coherente. Pues el problema tiene que preceder ala solucin. Pero Iuego la mirada del investigador debe volverse hacia dentro: pues 9 650, solo ah tiene esperanza de hallar la clave del enigma del mundo | Haces desfilar ante mi la serie de los seres vivientes ‘Yme ensefias a conocer a .y porloque respecta ala fuente ol fundamentodel metafisico, ya antes me he manifestado en contra del fepetido también por Kant, de que haya de encontrarse en los meros conceptos. Los conceptos no pueden serlo primero en ningiin conocimiento, pues son sicmpre abstraidos de alguna intui- ido a esa suposicidn es, probablemente, el a. Esta puede, en especial en el gebra, la abandonar toda intuici6n y operar con meros conceptos abstractos representados incluso por signos en lugar de palabras, legando sin embargo a un resultado plenamente seguro y tan remoto que no se habria podido obtener permanecien- do en el suelo firme de como bien mostré Kant, estin abstraidos de las intuiciones mds seguras y determin. saber, de las relaciones de magnitud conocidas « priori pero intui or ¢so pueden siempre ser nuevamente re: controladss, bien aritméticamente, carecen, en cambio, los conceptos con los que se ha creido que se podia construir la metafisica como, por ejemplo, que todos los conceptos, han sido abstraidos de intuicioness Ys puesto queno contienen como los mateméticos la mer la intuicién sino algo més, se basan en intwiciones empiricas: af que 13, (Goethe, Fausto I eBosque y cavern, 3225-3234] 218 nose puede extraer de ellos nad que no estuviera también conteni- do en la intuicién empiriea, | es decir, que no fuera asunto de la experiencia y que, dado que aquellos conceptos son abstracciones ‘muy amplias, no se obtuviera de ella con mucho mayor seguridad y de primera mano. Pues de los conceptos no se puede sacar mis que lo contenido en las intuiciones de las que ellos se han absteaido. Si se pretende poscer conceptos paros, esto €3, que no tengan origen ico, estos solo pueden referirse alo q mas que de conceptos ia causilidad, que no nace ciertamente de ente a través de ella (en la intaicion le) se hace presente a la concienciay de abt q posible la experiencia pero no tenga vaidez mas que en de esta; ive para dar cohesion y que solo puede ast . La certeza apodictica tinicamente jocimiento su. Origen « priori: pero precisamente este origen lo limita a la pura forma de la experiencia en get tra condicionada por la indo! oftece simplemente una parte de ell perteneciente a ella sin excepcién y, infiere correctamente la impositil parece ms bien directamente contrarioa la verdad que para desci- frar el enigma de la experienci, | es decir, del tinico mundo que hay ante nosotros, haya que prescindir i contenido y adoptar y utilizar como vacias conocidas a priori? éNo es més apropiado pensar que la 219 an 2a CONMEMENTOS AC LIMO PHIMERD. SEGUNDA MiTAD a la experien: a de las cosas ni 1s sino solo atenerse a ciertos conceptos 0, tarea de la metafisica observar las 1omia fisica», la metafisicaestable- experiencia externa y la intern, y la metafisicaen fuentes cognoscitivas ha expvesto, y que nadie honeadament ‘sa certeza sigue siendo patri- 5 ciencias que, sin embargo, | sefian sino lo que cada uno sabe por s! mismo, st la cual han dado fe en todas las épocas, tanto la diversidad y varia- «ion de lossistemas metafisicos como el escepticismo que siempre Jes ha acompanado. No obstante, esa variacién no puede hacerse ‘ale en conte de a pond de a meal en general a cue afecta exacamente igual a todas las ramas de la ci auimicy, ta, plot rool ete a gue la hixora ha 220 some Ga necEHOAD METADINIES OF KONBEE medidaen que cde intelecto humano, se llega a descubrir un recto, entoncte le corresponders lainvariabi« ciencia conocida a priori: porque su fundamento solo puede ser la experiencia em general, no las experiencias particulares Yyespecialescon las que siempre se modifican las ciencias naturales y aumentael ia, Pues la experiencia en su conjun- lidad de una ‘btiene la cuarta 0 como a part deacubre el triingulo. Ese fue el camino del dogmatismo prekantia- tno que, precisamente de acuerdo con ciertas leyes conocidas a prior, pretendia inferir de lo dado lo no dado, dela consecuencia la tazény de la experiencia lo que nose puede dar en ninguna expe- riencia, La imposi Kant al poner de manifiesto que aqu ‘obtenido de la experiencia, solo tiene ‘on razdn que no podemos sobrepasar la cia de esa manera. Pero existe ain otro camino para La totalidad de la experiencia se atemeja a.un escrito en clave y la | su desciframiento, cuya correccién esté avalada por la coherencia resultante. Siesa totalidid se captalo bastante a fondo y la experienci (que poder interpretar, explicar por si misma. Kant nos demostr irrefutablemente que la experienciaen general esl resultado de dos rmas del conocimiento y Ia esencia en sf de las luso ambos se pueden delimitar reciprocamente de ertonces se pucde scfalar,al menos en general, qué es lo que en la experiencia dada, que es ante todo mero fendmner de alla forma dese fendmeno conticionada por: Je queda teas esa abstraccidn a la cosa en si. Y aunque nadie puede ‘conocer la cosa en si a través de la envoltura de las formas de la intuicién, por otra parte cada unola lleva en si mismo, incluso es clla misma: por eso ha de poder acceder a ella de algin modo stro de la autoconciencia, aunque sea de manera condicionada. ‘Asique el puente por el que la metafisica accede hasta mis alld de la ‘experiencia no es otro ms que aquella descomposicin de la expe- riencia en fendmeno y cosaen sique he considerado como el mayor mérito de Kant. Pues en ella se contiene la prucba de un nécleo del 221 20 fenémenotoralmente distinto de él. Este no puede, ciertamente, ser totalmente desgajado del fendmeno y considerado por sf mismo como un ens exinamundanumn, sino que selo conoce Gnicam« allé del fenémeno, es deci esconde en otras de ella (10 pero considerin- dolo siempre como lo que en ella se manifiesta, y no con indepen- ndo su mera expl Habla de Is cosa en sl mds que en su rlacign con el fenomeno. Al in el que yo he intentado reso problema de la metafsica, teniendo siempre en cuenta los del conocimiento humano que Kant demostr6, For eso asumo como ios sus Prolegémenos a toda metafisica. Est, por consiguiente, no sobrepasa nunca la experiencia sino que tinicamente abre la verda- deca comprensién del mundo que en ella se presenta. No es ni una intuici6n del mundo externo, real, y de la clave que sobre él sumi- nistran los més fntimos hechos de la autocor enclaros conceptos. Es, por consiguiente, fenémeno y los conocimientos a priori solo tienen validez en refe- aL: pero aado que, precisamente en cuanto fendmeno, es tanifestacion de aquello que aparece y alo cual denomino junto .cosa en sis. Por eso esta ha de expresar su esencia y su ‘arécter en el mundo empirico, y estos, poder explicarse desde él, peeroa partir de la materia y no dela simple forma de la experiencia. En consecuencia, la filosoffa no es sino la correcta y universal comprensiin de la experiencia misma, la interpretaci6n verdadera desu sentido y contenido. Este contenido es lo metafisico, es decit, lo disfrazado en el fenémeno y envuelto en su forma; eslo que estd 14. {ho que esd missll de a naurlens) 22 HOUKE (A NECKSIOAD METAFISICA O44 HOMBAE ¢on a experiencia en a misma ead que pensaminto con as deseiramiento del mundo en relacién con lo que en él ¢ sta ha de recibir su acreditacin de si mismo, gracias a la ia en que pone los diversos fendmenos de! mundo y que no se percibe sin él. — Cuando enconttamos un escrito cuyo alfabeto y la coherencia en las que esa interpretacién pone todos 108 de aquel escrito fueran meramente casuales, ni que, dando otros valores totalmente distincos a los signos, se pudieran en una contradiccion tanto mis acusada. Asi, por ejempl mismo de Leibniz contradice la patente miseria de la existencia; la teorfa spinoziana de que el mando es la tnica sustancia posible y absolutamente necesaria es incompatible con nuestro asombro ante su existencia y su esencia; la doctrina de Wolff segin la cual el hombre recibe su existencia y eseacia de una voluntad ajena se ‘opone a nuestra responsabilidad meral por las acciones que surgen con estricta necesidad de ellas en s1 conflicto con los motivos; la teorfa, frecuentemente repetida, de un desarrollo progresivo de la humanidad hacia una perfeccién creciente o, en general, de algin tipo de devenir a través de un proceso universal, la contradice el conocimiento a priori de que parallegar a cada instante dado ha tenido que transcusrie un tiempo isfinito y, en consecuencia, todo lo que hubiera de acaecer con el tiempo tendria que exist ya; y ast se podria recopilar un registro inaba ‘entre los supuestos dogmaticos y la cambio, he de negar que en él se pt alguna de mis teorfas files6ficas, precisament cllas ha sido pensada en presencia de la realidad intuitivay ninguna tiene ni siquiera su rafe en conceptos abstractos. ¥ dado que en clla ‘existe un pensamiento fundamental que se aplica a todos les fen6- 223 mos HMTOS AL LIBRO PAINERO. SEGUNDA MITAD menos del mando como su clave, ella misma se acredita | como el alfabeto correcto con cuya aplicacién todas las palabras y periodos tienen significado. Cuando se descubre la clave de un enigma, su verdad se demuestra en que todas sus formulaciones estin de teoria permite ver armonia y coherencia de los fenémenos de este mundo, y sma sin resolver o ninguna pre respuesta. Afirmar semejante cosa serfa una temeraria negacién de los limites del conocimiento humano en general. Por muchas antor- chas que se enciendan y mucho espacio que se ilumine, siempre quedi (ro horizonte envuelto en una profunda noche. Pues la ican exclusivamente a estos: por eso que comprenderlo todo mediante la yuxtaposicion, la sucesi6n y las relaciones causales. Mas estas formas tienen sentido y significado solo con relacién al fenémeno: las cosas en si SOLOS y se tomara la molestia de revelémmosla, no podriamos entender absolu- tamente nada de lo que dijera. Por consiguiente, aquellos que pretenden conocer las iltimas —es decir, ls primeras— razones de las cosas, 0 sea, un ser originario, un absoluto 0 como se le quiera llamar, as{ como el proceso, las razones, motivos o lo que sea, 4 resultas de los cuales el mundo surge de él, o brota, o declins, 0 es producito, puesto en la existencia, «despachsdos y mandado paseo: esos estin de broma, son unos fanfarrones, cuando no simples charlatanes Considero una gran ventaja de mi flosoffa el que sus verdades hhayan sido descubiertas independientemente unas de otras, por medio de la consideraci6n del mundo real, y que la unided y | coherencia de las mismas, de a que yo no me habia preocupado, se haya presentado después siempre por sf misma. Por exo es rica y tiene un gran arraigo en el suelo de la realidad intuitiva, de la que brotatodoel alimento de las verdades abstractas:y también por eso no ¢s aturrida; cvalidad esta que, después de jurgar los escricos filosdficos de los ditimos cincuentaafios, se ha de tener por esencial 224 siempre en post mientos metafisicos, la ve como ura mala hierba, como un trabaja- sal, como una horda de gitanos; y, por lo regular, mismo se extiende aquel giada al inculear sus d inconsciente infancia aparentado hacerlo. Pero nada puede se: tan opuestoa la compren- siOn siquiera del problema de la metafisica como wna solucién del ‘mismo anticipada, impuesta y tempranamente inoculada: pues el punto de partida necesario de todo auténticofilosofar ese do sentimiento de Sécr lo € que no sé nada», Los antiguos tuvieron a este respecto ventaja sobre nosotros; porque aunque sus 225 en cierta medida Ia transmision libertad del pensamiento mismo, ya ‘en Europa desde el rin que no hayan tenido sa clase que no admite igaci6n de ser verdaders. Si cesta se opondria todos sas demés logros te tuna filosofia dada no verdad. — Por lo dems, ‘mundo: su pcoblema es el mundo: las dioses en paz, esperando a cambio que ta paza ella, 226 COMPLEMENTOS AL LIBRO SEGUNDO

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