5314-Texto Del Artículo-21176-1-10-20200420

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RELACIONES ENTRE LA ETNOLITERATURA Y LA NARRATIVA LATINOAMERICANA: A LA BUSQUEDA DE LOS ORIGENES Eaura Lee Crumley ‘El mundo ha sido creado y_ destriido en sucesivas ocasiones; parel agua, por la ‘oscuridad que devord el sol, por ta Uvvia. de fuega que convirtlo a vedios log gores en mariposas, » gor ef viento que arrasd todo, Vivimos en el quinte mundo, ef queinto sal: el que es repido por et signo del movimiento, El sol fue creado por et dios humilde que se tanzé al fuego primigenio, en.un supremo acto de eutosacrificio. El ser humana fue motdeado v fermado de maiz blanco y de maiz amarilio. El jaguar asumie forma iuemana y asi rapta a Jas musgeres. El colibri guia'a las tribus peregrinas hasta Wevarles a su tierra propicta. El drbol de la vitia tuvo que ser derrtbado para que el mundo: taviera: agua fresea pura beber. ‘Unas aves de phimajé negro volaron por el universa primordial disper- sando luz) claridad por las picos. Ef lenguaje tietie su origen en el cedroy en ebalma de dios. Una doncella con faldellin de serplentes bare ef templo, quedando im- pregnada cuando recoge eh su sen una preciosa pelotilla de plumas azieles y verdes, Unos hermanos gemelos, engendrados en wna dondelia por ta saliva. de aia calavera eolgada en un drbol. lograron vencer a Tos duefios del Infra: mundo. Fotos mismos gemtelos se deypedaaban y wolvian a integrarse sin lastt marse. Con este especticulo despertaron-el interés de tox Sefores de Xibal- ba, quienes rogaron que los despedazaran. Asi htcleron, sin plecdad, sist re vivirios, por sipuesto. El dios decapitado yace bajo tierra eraigin lugar recindito, recuperan- do poco a paco m cuerpo, como si ruviers raides, Al unirse sus fragmentos yolverd a integrarse su pueblo disperso, Un hiéroe nace guerrero con todos sus atavios y logra vencer, en ef mis- mo instante de su nacimiento, a los cuatrocientos dioses del sur. 30 La neche existe porque un joven guise seductr @ una doencella. Sin embargo ells habia rehucsado hasta que él hiciera que se escondieran sol y lurid, quienes hasta ese momento siempre estaban miranito. ‘Fl ser humano y todas ios animales eran intmortales, hasta que uh dia ua joven ineauto se equivocd 1 coutesto a la Hamada del Eepirite ide ta Muerte, Ahora ef hombre muere, los ahimales siguent inmortales. LA-ETNOL ATURA Y-LANARRATIVA LATINOAMERICANA Toulas las imigenes anteriores fucron tomailas de 1a mitologia indigena america- na faitece, maya-quiché, muisca, guarani, quechua, tzeltal,-warrau. ona, kogl, etc), | Gon estas auenas uaa breve muestra de lo que nos ofrece-la ¥asta y compleja Iieta fut oral initoldgics de América {Coino se enlaza la mitologis indigens can la iteratura latinoamerieana Seserita’? " Pareceria tal vez no tener ninguna relacion. Son indudublemente muy distantes, la ~ tinude Ta otra. Los mitos son orales. La novela, escrita. Los mites 4on wrdnimes, Las novelas ~ flevan firma dé autor. Los mitos son transmitidos ocalmente de generacion en gene- —gacién mediante una ensefianza tradicional mnemotéenica. Las novelas son textos “pitblicados, Los mitos se réiteran presentindose oralmente en comutiidad. Som, nese sen tide, colectivos. Las navelas se preducen como acto creative individual y ademas su lectura generalmente és un acto individual también. Los mitos pueden a lo largo: de las afios, sufrir cambios, modificacionics, transfermaciones, debido a cambios siturales, sincretismos, © incluso por olvido de las nuevas generaciones. El texto de la novela, en cambio, ¢s fijo- En sb cultura propia los mitos son aceplados como revélaciones y tradiciones ‘agradas. La novela para el mundo moderno ¢s Un producto de consumo, es une ficcidn artisticn, y es una invitacion 2 compartir un mundo ficticio, mas no una realidad sagrada. _ La novela puede ser distraccion, o puede ser también objeto de. estudio par parte de ta critica literaria o por ta investigaciOn literaria, puede ser objeto de anilisis, Los mitos en cambio, no son analizados (por lo. menos no én el mismo _ sentidg) por los miembros de wi ‘enitura. Sus simbolos’ y sistemas de simbolos se. isumen culturalmente. Con sélo este reduento pareceria que n0 existieran puntos de contacto entre “Tas Viteraturas indigenas y las escritas, sino, mils fen, diferencias ubismales. Sin mbargn si existen algunas relacionés, solo las tenemos que investigar, sondar SL De qué manera, entonces, podrian relacionarse dos Vertienles tan suprema- mente diferentes como son las literatutas orales de los grupos indigenas, y la Ie feratura ltinoamericana de tradicién cscrita (occidentalizada y europeizante)? iCdmo y donde pueden encontrarse lo autéctono de América indigena y lo au- téctono de Africa? ;Dénde pueden coincidir lo indigena con lo europe” ¢Lo dle América del Norte y lo de América del Sur? {Lo oral y lo escrito? Las culturas ind{genas originales de las dos Américas fueron conquistadas, arra- sadas, subyugadas, asimiladas. Se convirtieron, a Jo largo de quinientos afios, en cul- turas marginadas, culturas olvidadas, culturas condenadas. Sin emburgo, ¥ # veces aunque no lo reconozcamos, a influencia perdura, su voz pervive, ¥ SU visiOn mati- za, amplia, comenta y critica nuestro mundo occidental y moderno, ¥ lo sobrevive. Por otra parte las culturas indigenas han. logrado de diversas maneras, mantener yivas sus tradiciones. Estas culturas nunca han dudado de su validez, Sélo cuando se juzga desde otros parimetros, puede ocurrir el error de considerar que su presen- cia haya sido poca. En la critica literaria se ha trabajado el tema de la imagen del indio, o de la pre- sencia del indio en la narrativa latinoamericana. Dice. por ejemplo, Dessau: “Desde que existe la literatura latinoamericana, los indiog, su vida y su historia son uno de sus temas constitutivos y uno de los factores mds importantes en la formacin de Ja conciencia nacional de los pueblos latinoamericanos.” Aunque su comentario fue hecho con él dnimo de valorar positivamente la pre- sencia del indio en Ja nacrativa, comete un grave error desde una posicidn etnocén- ‘trica, Si bien se trata de encontrar ol origen ds Ia literatura latinoamericana con una jdentidad nacienal y politica moderna, o con los cronistas de Indias, esta mirada es- trecha no es suficiente, Yo diria mas bien que siempré ha existido una literatura. extraordinaria en Amé- rica, porque antes de que los europeas sospecharan de la existencia del continente americano y sus habitantes, los indigenas cultivaban con esmero su literatura, es- tablecida por una larga tradicion oral. Durante mucho tiempo, alin después de la Conquista y los efectos terribles de ta Colonia, muchos europeos ignoraban la existencia de la vasta tradicidn literaria del indigena, 9 cuando lo aleanzaban a vislumbrar, la descalificaban como idalatria, herejia, inspiracién del demonio, 0, en el mejor de los casos, como supersticidnt primitiva. Este etnocentrismo ha sida una de las razones del desconocimiento de la impor- tancla y los alcances de las literaturas indigenas corales. En términos generales otra razén, u otra parte de la culpa de esta distancia gran- de entre los dos campos literarios, s¢ debe a la distancia entre las disciplinas que Jos estudian, Encontramos que los textos llamados “literarios” desde una perspec- tiva de la tradicién literaria occidental, son tratados y evaluados por la critics literari eo Por offa parte, en “otro salém de la cxsa" Tr etnoliteratura e revopilada y e3- tudisda por los antropélogos, linglistis y folcloristas; peru no por los eriticos litersrins, No Voy a eriticar ni censurar a ningun de los des. Pero st creo que hecesitainos una * antropalogia de la novela latinoamericana’ y una “critica literaria” de Ta literatura de tradicidin oral Algunos puntos de convergencia A pesar de todas tas diferencias y distancias si’es posible encontrar algunos puntos de convergencta entre fa etvoliteratura y la literatura latinoamericana. En la nartativa fatinoamericana tenemos: ‘Un José Maria Angucdas, profundamente afectato-por y Iigado-a tas tradiciones quechuas. El canto, ef mito, la lengua quechua pueblan todos sus textos, y marcan la fiteratura latinosmeérieana con otra vision, Una Rosario Castellangs, influida hasta cr la médula por los relatos de su nana teltal que ta cr én por la indeleble prescricia de las raices de la antigua civilizacidn maye en's Chiapas fat Un Miguel Angel Asturias, cuya fascinacién por lax maravillas magicas del len gue y el snubolisme del Popol Vuh (que deseubre on Francia en los manuscri tos traducidos por Georges Raynaud), lo cautivo de tal forma que asumid ¢l texto indigena: como stiyo, inspizado-a través de nuevas traducciones € invenciones pro- pias bajo tung perspectiva maya-quiché transformada Un Carlos Fuentes, euya busqueda incesante det sentido mexicana lo Hevea evendrinar al p wvleca’y racteac ian jaitas au Ios uiiales halos, con su toque personal ile artista ¢ intelectual, Un Augusto Roa Bastos identificado hasta et fondo cow la Muidex del gum fa suavidad de sus repeticiones, sus sonidos milos y simbolos, Un Alejo Carpentier, quien también descubrié a America, como Asturias, desde Europa, y quedo cautivade por Jos cantos rituales secretos del vudd en su prietion ctivllu, adeinis de fos lazos casi perdidos con La religién y mitologta africana ‘Original Un Lautaro Yankas, quien plasma una vision de los mupuche de Chile con narra- cones que recagen lo3 rittales chamsnicos machitum y ngillatun Un Demetrio Aguilera Maltu, Cuyo retrato noveleseo del chaman lo hace pertene- Cer 4 na nueva etapa de reconocimienta de los valores tradicionales a través de un géndro literario dirigido a lectores de formacion de Occidente. Un Manuel Scorza, qitien retoma y reformula constante y conscienlemente los clementos de la tradicion quechua, incluyendo en sus novelas materiales tan diver- $05 como €légias quechuas, mitox de Inkarri y creencins del manvserito de Huaro- chiri. Un Borges que retoma to prehispanico de los mundos maya y azteca, y los fusio- na Titesfmuente en un cuento, “La escritura de Dios”, para ofrecer su vision parti- cular del choque de onlturas con la Conquista de América mediante su caractoriza- shin del cacique Tzinacan y fam! Orica de fa identidad nctonos desde $3 Un Vargas Lissa, quien intente introducir en la técnica narmativa de la alternan- cia, la vision mitica de losindigenas machiguengas, mediante Ja inclusion de discur- sos Miticos ‘Un Oscar Cerrito, quien. intemta ofrecer una vision moderna y mas completa de la problemitica de indigenas miseras en Bolivia, donde las creencias. originales del Tio” de la mina y del simbolismo de Jos niveles; del mundo, no pueden desco- nooerse. Un Jests Lara cuya dedicacian tanto a ta recapilacion y traduccion de mitos quechuas y dimards a fa par con sy producciéa artistica, 00. puede menos que ‘comenzar.a influirse mutuaments, ‘Algunos “caminos" de la e(ioliterstusa: {En qué consiste ls etnoliteratura? {Qué abarca? Una definicien aniplia def cam: po de Ta etnoliteratura nos revela la gran amplitud de sus canunos. jCuales son algu- nas de las manifestaciones de fa ernoliteratura?: Mitologia. Cronies oral (etnohisto- tia). Leyenda, Cuento oral (tradiviGn © nuevo). Poesia ritsal: Canto Invocaciones Genealogias orales. Teatro ritual. Adivinanzas. Oratoria. Exhoriaciones y ensefian- -zas tyallicionales. Cada una de estas formas etnoliterarias anonimas, de tradicion popular y tomu- nitarfa ~ 0 propiedad de un chamiin (creado por 41, sofado por et) ereado par uf poeta popular o un cuentere reconocide por su comunidad * puede. trabajirs como texto dearte verbal, Asi, a cualquiera dc ellos lo podemos asuimir come Gbp to de estudio, y a través de ese estudio nos podémios scercal a jas formas ttadiciona- Jes ctnoliterarias, y apreciar su vitalidad y valide7. Ta etnoliterarura puede hacerse presence (asibicn en la Hteratur Hamada “calle” eg decir, Ia literatura escrita y publicada por los autores latindamericanas. Su ple sencia, su sipnificacién, su cclacin cstructural dentro dél otro’ texto, puede ser también perfectamente objeto de estudio ¢ investigacton, relacionindose con la intertextualidad, relaciondndose: con los Tenomenos histéricas, culturales y lingtis- ticos, y relacionandose con Ia forma particular en que determirtado autor vive 0 vir swaliza el pasado indigena, fa literatura indigena, y la situacion actual del indigena (o de cualquier otra cultura popular, Ja negra, fa metiza, etc}: En este caso, cada texto y su intertexto (o transtexto) seran sfectados por exigencins particulares que cada investigacién tendra por objetiva deseubrir, Una tentativa de elasificacion, Algunos inyestigadores han intentado dar una clasificacién general (“eronold- giéa” y tipoldgies) del campo dc las Iiteraturas indigenas (qué seria una dé lis mia nifestaciones de In ctnoliteratura, pero no la dnica), El profesor Juan Adolfo Vie~ quez ha propuesto ls si we- (1) Titeraturas prehispanicas: incleye coiliees, ins cripciones y textos jeroglificos; (2) las primeras literaturas coloniales indias: con és tas recibimos wha vision indigera de la Hegada de los espaitolés. Algunos ejemplos 54 notables son: Fernando Alvarado TezozOmoe. Juan Bautista Pomar, Pernando del Alva [ntlilxGchill, el Inew Garcilaso de la Vega, y Guumiin Poma de Ayata; (3) tos cronistas de Indias; sus cronicas-ofrecen mucho material sobre formas de vida. creen- cias y pricticas de los primeros pobladores de America; (4) literaturas indigenas de la época colonial posterivr: eittre estos textos, Vazquer incluye El Popol Vuh, los Libros de Chilam Balam, y Titulo de los Seftores de Totonicapan (no obstante, esta clasificacion de Vazquez se rige por fecha de transcripcion o fecha de “hallaz- go", pero no Iss fechas probables de su composicion y transmision); (5) literataras indigenus moderns: éstas incluyen Jas tadiciones orales indigenas especialmente de aqueéllas culturas y Organizaciones tribules que tuvieron poco contacto con los europeos durante la colonia © incluso a veces hasta el mismo Siglo XX, 0 que lo- graron inantener su identidad cullural. Sus literaturas tian sido recopiladas a tra- vés de investigaciones cientificas modemas, y ofrecen todo un universe de textos initoldgicos, postions, rituales, ademas de Seyendas. historias, cantos y proverbios; (6) las literaturas folcléricas-campesinas, indigenas y mestizas: estas literaturas de- notan el mestizaie cultural en Jas distintas regiones de América y su particular sin- eretisino en cl que pueden subyacer elementos ¢ imdgenes wutoctonos prehispani- cos, aunque se findatr cof elementos de procedencia europea (o africana). Entre las formas se incluyen cuentos orales, leyendas, historias de santos, relatos de pitaros, coplas, poesia popular, y otras. A diferencia de las “literaturas indigenas modernas” mencionadas en el punto anterior (que naturalmente se companen y se transmiten en lenguas indigenas), las literaturas mestizas generalmente son relatadas én espatiol (0 portugués) de estilo pepular; (7) la literatura latinoamericana de te- matics indfgena: esta categoria (aunque no igena "en si), ofrece una vision dela temdtica indigena a través de sus diversas tendencias. el indianismo romantico (basicamemte el Siglo: XIX), ¢l indigenismo literario y politico (en la primera mitad del Siglo XX, pero. muy especialmente en las novelas de protesta de los afios 30), ¥ del Hamado. “neoindigenismo", tal vex mejor denominado una “nueva vision” que intent inctuir las realidades espirituak’s del indigena y una vision mas completa de la multiplicidad de su expericneia (se da‘a partir de la década de los 50 como r¢s- Puesta de algunos escritores a las carencias de los movimientos anteriores). Con el resumen anterior solo deseo sefialar una de las clasificaciones propucstas, y ademds Ia amplitud del campo y de las maneras en que las etnoliteraturas pueden relacionarse_con la literatura latinoamtericana. A partir de ¢sta sintesis es posible apreciar Ja complejidad y la riqueze de estas relaciones. Para muyor detalle se reco- mienda el estudio de Vaequez (1978). Algunos campos de investigaci Retomande los elementos basicns de esta clasificacion del “canipo de Tas Titer tunis indigenas”, queda evidente que hay muchisimo por hacer en la labor inves gativa, Solo trazaré algunas de les fincas y actividades. ‘Uno de los campos abiertos pura la investigaciéin es precisamenie el de la novela latinoamericana (y americana en general) de temitica indfgena. E supuesto, no sdlo los enfoques de Ja critica literaria actual, sino también la fotura “antropologia de Ia novela”. Tomaria en cuenta no sole la extraordinaria produc- cién narrativa, poética y ensayistica de José Maria Argucdas y Rosario Castellanos (para mi los dos autores mas importantes para el area que mencionamos), sino tam- bién en otra perspectiva la de Carlos Fuentes, Manuel Scaréa y otras. Implicaria ademas una nécesaria revaloracién de otros autores como Asturias. Carpentier, Antonio Médiz Bolio, Ermilo Abreu Gomez, Jorge Abalos, Augusio Roa Bastos, Ricardo Pozas Arciniegas, Fernando Rojas Gonzalez, Lautaro Yankas, Raul Gonsalvez Botelho, Jess Lara. Habra que volver sobre textos indianistas y textos indigenistas, como Jos del brasilefla José de Alencar, el ecuatoriano Juan Leon Mera, la cubana Gertrudis Gamez. de Avellaneda, la peruana Clorinda Matto de Turner, y otros mas conocidos como Aleides Arguedas, Jorge leaza, Ciro Ale- aria y César Vallejo. Otro campo que ofrece un gran. tesoro para el esivdio es ¢l que conforman los cuentos y relatos orales y tradicionales recopilados de una fuente como la de un cuentero reconocido por su comunidad, y cuyo repertorio sea amplio-y variado. Como ejemplos, para mencionar solo unas cuantos, tendriamos los “Cuentos Mayas” de Domingo Dzul Poot, los cuentos chilenos del repertorio de dofia Dominga Fuen- tes Norambuena los cuentos yaquis de Ambrosio A. Castro. y muchos otros. Tal- vez en el territorio colombiano pensariamos en la colceciin hecha por el antropé- logo Mauricio Pardo del repertorio de relatos de! jaiband, Floresmiro Dogirama. fguaimente, las colecciones de mitologéas més 0 menos completas de giupas indigenas estan disponibles para los andlisis textuales y comparatives, que en gene- ral no se han realizado todavia, Muchos volumenes ofrecen abundantes mquezas li- torarias: las coleccionts de Johannes: Wilbert las recopilaciones de Reichel Dolina- toff, las publicaciones de Hugo Nitio, Gerald Weiss, de Civrieux, Carlo Antonio Castro, y muchos inds, las antologias de Bendexd, Mercedes de la Garza, Ledn-Porti- Mla, Jestis Lara, Cadogan, Bareiro Saguier, Malotki, para nombrar s6lo algunos, Para ol trabajo investigative entonces, existen, entre otras, al menos tres posibili- dades de trabajar: (1) tomar como textos de andlisis alguna de las colecciones exis- tentes, (2) realizar un estudio comparative entre varios grupos culturales, 0 de un mismo tema © motivo recurrente ¢n varias culturas, ¥ (3) hacer nuevas recopilacio- nes de textos no conocidos hasta ahora, o de grupos o regiones poco estudiados 0 poco conocidos Dos textos indigenas han tenido impacto sobre ta literatura latinoamericana, y han Megado a penctrar la narrativa latinoamericana de la segunda mitad del Siglo XX. En este sentido otro campo para la investigacién consistirfa en analizar la in- fluencia que ha tenido la literatura indigena sobre la literatura latinoamericana. En este caso me refiero al Popol Wuh y al Manuscrito de Huarochiri. El primero ha marcado su huella er: Miguel Angel Asturias y en Rosario Castellanos, para nombrar sélo los mas conocidos. El segundo ha tenido gran influencia sobre [a narrativa de 56 José Maria Arguodas (su primer traductor del quechua al castellano) y Manue] Seor- 2a, Sin embargo, todavia faltan estudios textuales que examinen a fondo estas in- trincadas relaciones. Por otra parte, algunos antropdlogos han ensayado la mano con Ie escritura de “novelas antropologiess’ , cuyos narradores generalmente son los indigenas o mest 408 con quienes trabajaban, Esta tendeiicia la vernos en el bello texto Juan Pérez Jolote de Ricardo Pozas Arciniegas; indudablemente su escritura promueve una “nueva vision’. En otro ejemplo, El hijo de Teetin Unidn: un indigena maya eelata la historia de su vida, de James D. Sextun, eneontramos una sitdaeion similar. A Uawés del texto Ignacio Bizarro Ujpan recuenta su autobiografia. revelando una vi- sidn indigeng de los sucesos de su mundo en contacto con los blancos y con la-tra- dicion de los maya Tzutuhil, Tal vez cn este grupo podriamos ineluir los escritos de Curlos Custafieda y las enschanzas de Don Juan, el chaman yaqui, Estas obras son esfuerzos lamativos. admirables, y transforman los limites con- vencionalmente reconocidos entre los estilos académicos y los géneros literarios. adentis de traspasar limites entre fo hablado y Jo escritu, Su autenticidad permite una vision diferente, interior, de la experiencia del indigona en la sociedad moder ha de contacto. y cambio, y sus rafces especiales con las tadiciones que sebreviven. Tul vez en este grupo ineluiriamos las abras testimoniales de indigenas como ta de Rigoberta Ment, de Vicencio Torres Marquez y otros, La etnoliteratura y los eseritores indigenas = Tradicionalmente tal vee se ha definido Ia ctnoliteratusa come aquella liters: tura de tradicién oral y andnima. Sin embargo también podemos tomar en cuenta ung literatura escrita por autores indigenas. Si, existen también escritores indigenas, quienes toman las tradiciones como.m2- teria. prima de una produccién fiteraria, casi siempre con cardcter mas oral que escri- to, pero cuya obra (como parte de Ja “otra” convencion cultural) recibe una publi- cacion y distribucién en forma de libro, Esto ocurre especificamente cuando el in- dividuo que escribe desea efectuar su comunicacion dentro de Ia “otra” cultura. Un gjemplo es el escritor maya jacalteca, Victor Dionicio Moantejo, quien, reto- mando las tradiciones orales de sus antepasadus, puso por escrito el texto “El Kanil: Hombre-Relampago” Su versién publicada presenta un texto poético-mitico-narra- tivo en espafiol con su traduccion paralela al inglés - Ulro magnifico ejemplo ¢s la escritora Leslie Marmon Silko, de la tradicién Pue- blo-Laguna, Su texto én inglés, Storyteller (Cuentero), retoma muchisimos motivos de la teadicion oral de los indigenas pueblo. Silko los presenta en un estilo incon- fundiblements tradicional. Treues ly oral com la escritura; irenza lo actual con fo antiguo; trenga lo mitico, magico y ritual con lo “real” a Io “objetiva” Hacen falts invesifgaciones a fondo de las obras de estos, y otros escritores indi Renas. Pero ademas fas inyestigaciones de las literaturas precolormbinas han revelade SF ———a— eee también nombres de autores, Miguel Le6n-Portilia, por ejemplo, ha podide investi- gar las biografias y Jos textos poéticos compuestos por poetas del mundo azteca. Su estudio y antologia, Trece poetas del mundo azteca, es un documento valiose para el estudio de ta etnoliteratura. Sin duda alguna podemos hablar de las poctax Neza- huslcdyotl, Nezahualpilli, Cuacuahtzin, Cacamatzin, Axaydcatl, la poetisa azteca Macuilxochitzin, y otros. Es tal vez mas sorprendente el hecho de que en las investigaciones recientes de Jas inscripciones jeroglificas de los mayas de Is época elasica (300-900 D.C.) tam- bién se afirma haber descubierto el autor de por lo menos un texto jeroglificn: Balam K ‘uk. La Dra. Linda Schele, de fa Universidad de Texas, al estudiar detallada- mente la epigrafia y la caligrafia del exeepcional texta denominado “La Tableta de los Noventa y seis Glifos"* de Palenque, Chiapas, concluye que el rey, Balam Kuk no sélo comisioné fa realizacion del texto conmémorativo, sino que ademas lo pin- 4 primero personalmente con su extraordinaria caligrafia artistica, para que liego- fuera tallado en la piedra. Balam Kuk seria, entonces, otre autor precolombina, no de un “libro” pero si de un texto importante que entrelaza la poesia, la historia, la ‘oratoria, la genealogia, el rita y Ia sacralidad, y ademas la estética de la simetria, lw reiteracion y la poctica visual. Investigaciones en estos campos revelaran también las raices antiguas de fa litera- tura latinoamericana, a la vez etnoliteratura y atribuible aun autor indigena. Colibriesy migraciones: mito, crénica y poesia. ‘(Quisiera presentar aqui unos cuantos ejemplos textuales para que s¢ pueda apre- shar algo de Is gran vitalidad y yariedad de los temas, ta pervivencia de Tas traci nes, las maneras en que pueden relacionarss textos apareniemente muy diferentes, y alguaos ejemplos de lineas investigativas de la interrelacién de Ja etnoliteratura: con otras literaturas. El mito del colibri y el motivo de lu migeacién cobran muchisima importancia en Mesoamérica., Los ejemplos que se darina continuacidn vienen de fucntes diver- sas. Podemos apreciar no solo su origen antiguo, sino también ja pervivencta de una teadicidn oral desde los tictupos prchispinicos, y ademds, cbmo el mismo motive reculre en contextos diferentes, cémo los motivos han sido retomados, como han servido de inspiraciin, como se ha sentido el peso de su influencia sobre ciertos ¢s- critores latinoamericanos, tanto en la prosa como en In poesia, El ejemplo del colibri es especialmente llamativo y merece una investigaciin a fondo. Los cuatro textos incluidos aqui guatdan estrecha relacion entre st; pero ademas se encuentra el colibri en mitos y relatos de otras culturas y regiones, como por ejemplo, los kogis y Ios huitoto de Colombia, y los mbyd-guaruni del Paraguay Un estudio comparativo de su presencia y significacion en la etnoliteratura seria de interés. La crénica legendaria de tradicién azteca relata ¢l motivo de la migracién a otras tierras. El abandono de Aztién, su lugar de origen, da lugar a una peregrinacién has- Pare a encontrar un nuevo lugar de morada. Este motivo se have de gran importancia en las tradiciones oralos (espevialinente las. mesoumericanas) ¥ fundamentan las razones de ser de losyvinculos culturales, Uno de los textos dice ast: “Dicen las fabuilus, que un péjaro, se les apareeié sobre un drbol muchas veces,el cual cantande repetia un chillide que ellos quisieron interpretar como diciendo “Tihui’, que quiere decir ‘ya yanionos’ Como esta repeti- ciGa fue durante muchos dias, y mucha yeces, uno de los mds sabias de aquel liaje y familia amido Hujtziton reparé en ello, y considerando el caso quiso aprowecharse de este canto para fundar su inteneidn, diciendo que cra Tamamiento que alguna deidad oculta hacia por medio, del canto de aquél pijaro. Para tener un compafiero y ayndante en sus intenciones dio parte de ello a otro llamado Tecpatzin, divitndole: ‘;Por ventura, no advertiste squello que el pajaro nos dice?’ Tecpatzin le respondid que no, alo cual Huitziton dijo: te que agvel pajaro nog manda es que nds vaya- mos con él y ast comviene que le obedezcamos y sigamos’. Tecpatzin, que entendis lo mismiy que Huitziton en el canto del paljaro, fue del mis- mo parecer. Los dos juntas to dieron a entender al pueblo, el cual, per suadido por Ia ventura grande que Je Tamaba, por lo mucho, que de ella supieron encaiecer los dos, trasladaron sus casas y dejaron et lugar, si: guiendo ia fortuna que el porvenir les estaba aguardanda.” (Krickeberg. p. 78, siguiendo a Torquemada 1) De los itelios treltales de la regin mexicana de Chispas, se recopilé ef siguiente Texto sobre si antiguo origen, su peregrinacién, y li fundacion de st nueva morads, Oxchue, cerca del manantial Yax Nichil. Bl recopilador, Carlo Antonio Castro, le ha colovado €l titulo “Cémo se fundé Oxchuc™, El texto guarda reminiscencias muy Hamativas con ef texto dela tradicién azteca. “Ast -aparecieron nuestros antepasados en titmpos remotos: he sabido todo acerea de como vinieron de Ocosingo; ‘solo se tiene noticias de eflos después de que salieron de ‘Ocosingo: asi, no estamos enterados de donde nacieron. Liegaron a Ocosingo en busca de sits tiecras: vieron en sus papeles que ‘Ocosingo era suelo desierto; nadie er duefio de la tierra, Asi se quedaron siete afios en Ocosingo. Al otto dfa pensaron en sus corazones que no podian seguir ali porque labia muchas moscas qué picaban y porque era tierra calida: se dieron cuenta de que no iban'a poder vivir alli. Soflaron aquello que habian pensado mucho. Después siguicron estu- diando, buscando en sus papeles: por eso continuaron, de acuerdo con sus papeles, hacit donde eran levados, y rezaron mucho 2 Dios, 59 ‘Ast, estando ¢n eso, s¢ Hegd a ellos uni pajarillo, el que canté- para toda la genie. Dijo ast el pequenio pajaro; ‘tivit, tiwit, tiwit, Yax Nichi” ‘Asi cant variui jornadas el ave, porque dificilmente atendia toda la gente.. ‘AL dia siguiente s¢ les dijo on sus suefios: “Es el guia de ustedes este paja- illo”, En sus suefos st les dijo, Agi lo supieron todos ellos. ‘Prepararon sus cosas, asi comenzaron a abrirse paso por la montafia, don- de no habfa camino... Muchas veces s¢ ¢xtraviaron. porque no. encontra- ban cl Yax Nichil buscado. Con ellos permanecia el pajarillo. No Jes cantaba por ke noche, sino cuan- dose levantaban, despertados por el avecilla, solo enionces segucan su camino. Hasta que encontraron wn pequefio manantial, el Hamada Yax Nichil: dijo el pajarillo: “Tewit, tiveit, tiwit, es lo que yo digo, este es el manantial de Yax Nichil, aqui, Esto es Yax Nichil. digo, este que han hallado uste- des. ¥ asi dejé de cantar ef avecitla, y desapan Vieron en sus papeles que asi era; fue un testigo el pijarite que ya se ha- bia ido, Por eso comengaron a trabajar y desmontaron Ja montalta ‘Asi hizo sus casas la gente: de puras ramas las formacon, y de cortezas; por aflos y afios., Su ropa, la que hacian con sus nyijeres y stis hijos, era hilada con puro al- godon, y lejida despues par las mujeres... ‘Asi cosfan ellos sus ropas, dejandesela como camisas largas, y no temian calaones....~ (€arlo Antonio Castro, ‘Literatura oral de los tzeltales", La palabra y el hombre, No. £7, enero mayo, 1961) La siguiente cita dé Baliin-Canan, novela de Rosario Castellanos, revela sus esire- la im~ cho parentesco con la crénica indigena: ¢l motivo reeurrente de Ta migracit portancia de la tradicién oral y la memoria, ¥ el impacto de la Conquista “Yo soy el hermano mayor de mi tribu. Su memoria. Estuye con los fundadores de las ciudades ceremoniales y sagradas, Estoy bon los que partieron sin volver el rostro. Yo guié el paso de sus peregri- naciones. Yo abri su vereda en la selva. Yo los conduje 4 esta tierra de ex- piacion. ‘Aqui, en el lugar Hamado Chactajal, levantamos nuestras chozas, aqui tejimos Ia tela de nuestros vestidos; aqui moldeamos el barro para servir- nos de él, Apartados de otros no alzamos en nuestros puftos el botin de ta guerra, Ni contamos a escondidias la ganancia del comercto, Alededar del Arbol y despuds de concluir Ins faenas, nombrabamios a nuestros doses pacificos, Ay, nos regocifaba creer que nuestra existencla era agradable 4 6 sus ojos, Pero ollos, en su delibiracién, nos tenian reservado el espanto, Hubo: presagios, Sequia y mortandad y otros infortunios, perornuestros augures no alcancaban-a decir Ja cifra de presentimiento tan funesio. ¥ solo nos instaban a que de noche, y en secreto, cada uno se inclinara a ‘@cuninar su corazén. ¥ torciers le garrade la codicin: y cerrara la puerta del pensamiento de adulterio; y atara el pie rapido de la venganza, Pero {quién conjura a la nube on cuyo vientrs se retuerce el relampage? Los que tonian que venir, vinieron, Altaneros, duros de ademdn, fuertes de voz. Asi eran fos instrumentos de nuestro castigo. No dormiamos sobre lanzas, sino sobre la fatiga de un dia laburiose. No gjercitamos nuestra mirada en el acecho, sitio que la dilatumes cn el asombro. Y bien hab famos aprendido, de antigua, el oficio de victimas. ‘Lloramas fa tierra cautivada; Horamos a las doncellas cnvilecidas, Pero entre nosotros y Ia imagen destruida del idolo ni aun el lanto era posible Ni ef puente deta lamentacion nj el als del suspiro. Picoteados de buitres, burla de Ia hicna, asi los vimos, » mestros protectores, a los que durante siglos cargaros, sumidos, sobre nuestras espaldas. Vimnos todo esto. y cn verdad, fio mocinos." Por razones obvias, las limitaciones actuales de tiempo y espacio no permitirin un desarrollo amplio dé un andlisis, sino solamente Ja presentacién de los ejemplos. No obstante, creo que son mas que evidentes los vinculos temiticos y simbdlicos entre las tradiciones otales antiguas ¥ la narcativa, y por supuesto también la poesia, ‘de a esctitora mexicana Rosurio Castellanos. Su poesia también levi la huella indeleble de la tradicién oral mesoamericana, El poema, “Relato del Augur”, revive en su Ienguaje clocuente, rinculos con e! pasado ‘indigena y alusionas a los mitos y crémicas indigénas de la migracion, Las investiga. clones intertextuales de la perduracién de simbolos y motivos tradicionales y anti- guos a través de la produceidn artistica de nuestros esctitores es lo que va a permitir eomprender Jas rujces y origenes de elementos que, de otra manera, permanecerjan como simbolos herméticos, enigmiticos e incomprensibles. Asi, en el verso *;Oel pajaro que iba delante de nosotros?” la famifiaridad eon el colibri de los antiguos -mitos, y las crénicas de las migraciones, nos permiten comprender la alusién, v apre- tiar algunos orfgenes 0 fuentes del estilo y temuiticn de Rosariu Castellanos, y sus ¢s- trechos vinculos con Ia literatura indigena. él Veamose] poema: RELATO DEL AUGUR Antes que amanéciera nos enoontramos juntos. Como quien sale de un sopor nos yimos ya oscuras nox buscumos las caras y los nombres, Y¥ dijimos: hermanos scremos de una misma memoria, de unos mismos trabajos y esperanzas. B| principio fue asi, La niebla, fitimo alienwo de ta noche, jugaba a ebloquecernas, Nos mostiaba figuras de menstiuos, nos hacia tropezar siempre eon la misma piedra y partir y volver, deupuéy de mucho wadat al sitio del que habiamos partido. Fueron éstos los aiios de perogrinacion y uno fue dicho "‘e] del jadear penosa” y otro “el del sobresalto” y ‘cl del rastro Fala” El muerto se moria y su rhe nos era afrenta, deserciém, pacto inoumplida y jiuamento roto. Lo abandonabanos a la intemperic, al buitre, al que devora carro fa, al exterminio. Pues aii este misterio to nos era sagrado, Ibantos en manada como los animales; nuestros eaciques eran Hambes y Miedo y el freno que tascibamos so lamaba Peligro. Pero algune sentia ya dentro de su ontraia el egpaanto del dio: Ja quemadura de la profecia, Al fin prevaleck’ sobre sus adlyersarion, Pasamosa ser hoinbres que Mewan a su espalda un cargamentu, un peso, un idolo, un destino. A veces nos hablaba la céniza nos hacia a¢fiales el viento, nos dictal mandatos Ix hojarascu. Y muy pronte quisiinos saber mis,. hurgar la Voluntad a la que obedeciamos, ‘Atranicar su Secreto a a mudez del mundi. Ast fue como abrimos corazones, como despedazamos muaterias, como hicinos de toda cow augurio, y del destazador, del cuchilla, su intérprete, Empezamos entonces a atesorar palabras, EI subidor, ef duets, Mego a ser poderosa, Estaba spurte, solo, Un dia ya no quiso vontiniar por su pié. Y otros, los hombrecillos que no ontionden y tiemblan, se pusieron las andas sobre ef hombro. Del tal modo, ta marcha se hizo lenta y dificil para muchos, Rendidos de fatiga dommtamos oyendo murmullos: bestezuelas que palpitan ¥ tmedran en la sombra; cuchichoos de mujeres, suspiros snfocadas, ¢] Ikinte del que nace Yel gemido angustioso det que eueia, Alglino, antes que nadie, eseruté la tiniebla. Miré hacia el firmaniento nactusno (para th, para imi ~desatentos— imnugen de ntazorca desgranada) ¥ halls la ley y el nomena, LQuién de los caminantes dijo: hasta aqui Hegames? ¢L4 prenada de huella doble? {£1 cojo? LElanciano reumdticn? 221 hombre que medita? £0.el pdiaro que iba delante de nosotros? 6a Pero la tribu uninime se detuyo y hundié su cayado, con fuerza de raiz, en la tiette Sobrevino la hora del constructor y de los fundadores Cada wlio, como el arbol, ¢ra 61 y el contorno que amparaba su sombra, Y por primera vex sembramos nuestros murriox i He aqui Is heredad: el valle, el valle Cerros donde los dioses s¢ quebraron las manos, lava de las catéstrofes antiguas. La luz hOmeda, siempre recién manada, el breve espejo y el relimpage del agua Y¥ sobre Ia extension ef aletazo del aguila y el pico curvo ia ufia rapaz. tit ‘Merodeamos en fos alrededores del pueblo establecido y las ciudades prosperas Comimos alimafas, - hojas inmundas, ‘MOscos. Acechador, ladrdn, tal era nuesizo mote. (Y en silencio puliamos la punta de la flecha.) W ‘Aguardamos el tumo, Ja hora de nutrir las potencias fameélicas. He aqui que el sol nos exigié tributo, que la noche bramaba bugearido su alimento, Y fuimos laboriosos. sacerdotes, arlifices, guerreros. {Qué esfucrzo el de la piedra ‘pope riamenta Promocién y cuando por su vagina transitaba = piluiten la-arista ruda dela goometr ze JERE 78 clamor el del tronca, cuundo nes y “gee resonaba invocandy a fo divino! ~ En fiesta, en embriagnes, on frenest, dimos fo que teniamos: Ja riqueva y la sangre. pea aproxiaimns ala fija cruetdad de la obgidiana con el rostry-cubjerto por la pis] debenemigo imuerta- Vv Lejos ondea el penucho del capitan-y hasta el confin se alaroa huesiro puiio feroz y autoritario. Las deidades descansan en nosotros, ‘Mas j.por qué este sabor caduco én nuestros caritos? (Por qué nuestros adornos se marchitan? {Por qué atin Jo duradero nos predice el fin de nuestro siglo’ Sé multiplican voces: dol mar vendré la tempestad, Del mar. Ay, todo lo que-vemos tiene un ¢emblor funesto dé presagio. {Del mar vendni la'tempestad! {Del mar! Noe mentira, No invento lo que digo. Solo-estoy recordanda. Del poemario. “Al nie de te letra. En Poesia no eres td. Obra podtica: 1948-1971, México: Kanda de Cultura Beond- mica, 1972. pp. 116-120, 65 EL MITO DE INCARRI Uno-de Jos milos andines posi-hispAnicos que mds interés ha despertado para investigadores y exeritores es el mito de Inkarri. ‘Originario de pueblos y comunidades como los de Puquio, Q'ero, Vicos, Qui nua y otros (Ver Arguedas, 1975. pp. 173-182 y Ossia, 1973), este mite no solo ha perdurado, sino que ha llegado a formar ademas parie integral de Ia visiGn an. dina de la historia con su singular inte rpretacién de los hechos. Hay muchas versiones def mito de Inkarri y revelan diferencias sutiles entre si Aunque aparentemente ahora slo los ancianos tienen familiaridad con este mito, su vigencia no ha cesado. Inkarri en la tradicion oral, interpreta los antignos mitos y también los hechos histéricos relacionados con la conquista, en términos andinos autoctones. No todas las versiones incluyen todos los mismos camponentes, pero general: mente aluden al origen del dios Inkarri, su oposicin a Espafiarri (a veces llama- do el Inca espaficl, Pizarro, el Presidente) y lz decapitacin de Inkarri por el oon- quistador. Esta decapitacion es central a todas las versiones. La cabeza de Inkarr/ fue en terrada; algunas versiones dicen explicitamente que se desconoce el lugar en que se encuentra, Pero today concuerdan en que desde aquel dia, Inkarri “esta cre- ciendo™. Su cuerpo crece subterrineamente como si sus miembros fueran raices. Llegard el dia on que su cuerpo esté completo otra vez, su cuerpo st integrard a la caboza corcenada; cuando esto ocurra, cando esté completo.o como dicen Jos quechuss, * cuando ei mundo se voltee”, Inkarri resucitaré y tomard de nuews su poder. 'A veces las versiones incluyen referencias a su origen solar (porque Inkarri es hijo del Sol), o-a su madre, sus esposas, 1a fundacion de Cuzvo(con la vara de ara que se hnde en el “ombligo del mundo” come sefial de que ese: serd el lugar de Ia ciudad segrada}, las piedras que caminan y la creacidn de los Wamani. Todos estos elementos son de origen prehispanico. Por otra parte, desde ¢l momento del encuentro con el conquistador espafiol, encontramos la inclusibn, valoracién y transformacion de lor elementos ‘historicns que tuvieron impacto sobre el mundo y pensamiento andino, Asi, la historia se junta con el mito. Hay una singular fusién de diversos bechos historicos en uno solo; la epecu- cidn de Inkani en este nuevo mita combina (1) Ja muerte del Ines Atahualps (a manos de Pizarro en 1533) (2) la muerte del ultimo Inca, Tupac Amaru (quien habia continuado el reino de Mazico Inca én exilio en Huillcabambu, hasta su oje- cucion en 1572) y (3) la mueste de José Gabriel Condorkanki, Tupac Amaru u (en 1781, cuya rebelién no pudo lograr el éxito politico y militar esperado contra el vitreinato), Cada una de estes derrotas entro a formar parte de una cadena de resistencia que forjaria la resonancia ideoldgica expresada en el mite mesidnica. ‘Asi, la vision andina dé los hechos funde todas los momentos eriticos aislados y separados por la linealidad de 1a historia, camo in solo hecho anico ¢ inconfun- dible en lg circularidad y simbolismo unificadar de la vision niitica dé los hechos. 66 in todas tas. versiones fos dos elementos mas importantes, y siempre centrales al concepte mftioo y mesiinieo de Inkarri, son’ Ja decapitacién y ol regreso, Inkurri es, on el pensumiento undino, un dios, no presente, sino latente, So ores, si embargo, en que su regreso esté inminente, Las sefiales certeras de su re- greso son los signos del “mundo al revés”, Dos escritores peruanos, dos estilos de intertextualidad: lnkarti revive. Manuel Scorza: El] Inkarr{ reereado, En su quinta novela de su serie sobre: la guerra Silenciosa contra los indigenas'y ‘campesinos en ol Pera, Manuel Scorza recurra al mito de Inkarrj, Desde el inicio del primer capitulo de La tumba dol relampago. (quinto cantar), su narrativa que- da marcada por las imagenes inconfundiblos del mito mosianico post-hispanico. A partir dé Jas percepciones de Remigio Villena se reconstruyen invigenes de Inkarri y del mundo al reves, Asi se actualiza el mito, ‘Scoréa recrea de una forma muy viva el mito de Inkarr/. “Primero vio vientos qué st conlradecian. Las ientafas seguian inmd viles. Pere log vientos se contradeeian. Por el movimiento de los arboles 4 perealé de gue no eran ofdinarios. ‘El aire sopla en una sola direc- cidn,’ Estos vientos iban y venian hacia todos los horizontes, Una mitad dc los bosques dobladas por los vendavales sc toreié hacia Occidente, La otra hacia Oriente. Y, to mis absurdo, las hujas de los érboles. que no castigaban los viewtus de Oriente u Oceidente, cafan hacia amiba. La Huvia también cambio de direeeiin. “Llueve de la tierra al cielo.’ Enton. c@s, la multitud advirtié algo. Hasta ese instante entregada a pacificos negocioscl geatiodela plaza examinaba, regateaba, trocaba, disputaba la mercaderia de una Feria Dominical concurrida, El sopor del modiodia se rajO. Acommetida de panico, Ia multitud se fanz a correr. Entonces el suelo empez6 a ondulat como ai alguien avanzara serpenteando bajo Ja tlerra, ‘Sélo el dios Kolliriqui es capaz de caminar cined anos bajo tierra, No puede ser él, Debe set un terremoto, Pero el cataclismo cre- cia con demasiado cileulo, como para serlo, En los-cuatro rincones del mando, la tierra temblaba, ondulaba, con la misma velocidad, En ea el catecliemo se detuvo. ¥ escuchd el jadeo que salia clarisimo debajo de la tierra, No uno! seis jadeos, Observé que los ojos de la cabeza mira. ban hacia las esquinas donde cl resto del cuerpo, despedazado, comen- daba a juntarse. Y comprendié que cra Inkari,, el disperso cuerpa del dios Inkari que se reunia bajo las entratis de las cordilleras que ahora volvian al catuclismo. Montaflas colosales se elevaban, se bajaban, cerra- ban planicles, cegaban precipicios. grandes rics, despellejaban Manuras, (apiaban rfos, catatatas, “Elfin del mundo serd’, se aterrd. “10 el oo- mienzo verdadero?’ Jadeando mds todavia, resoplando, loa brazoa y pienas, el vienfre, el pecho desgajados del cuerpo de Inkari, se-abrian 67 paso, Yeptabani hacia Ia cabeza que en el centre parpadeaba ahora con furor, con alegriz, con nuevo furor, comovordenatido, como aceplando. jInkari yolvial ;Inkari cumplia. su. promesa! En vano losextranjeros lo habian decapitado, destazaitdo su cuerpo, enterrsdo sus restos én kas, extremos del universo. Bajo la tierra, el cuerpo de Inkari habia seguida creciendo, juntdndose oon las siglos..;¥ ahora, por fin sereunia! ‘Cuan- do mis hijos sean capaces de enfrentarss a log extranjeros, entonces mi cuerpo divine se juntard y saldri de ta tierra para el combate final’, hi- bia anunciado Inkari. (Se cumnplia! . Maravilla espantado, el (usino Remigio Villena contemplé ol prodigio iejido ‘en uno de los pofichos de dotia Aliada. Tnfinidad de veces, habla admirado en ese poncha, la escena inmévil del descuartizammnta de In: kan... jAhora, por primera vez, vefa!-el Poncho cobraba vida ante sus ojos. Ene} tejido, Inkari juntaba sus miembros, salia triunfante de fa tic: ra. Era llegado el momento? Esa noche de agosto, a los 39 anos de su edad, el gunadero de Tust, Remi: gio Villena, comprobé que doia Aijada, la ciega de Yanacocha, 9 habia confundido, En ia desesperacién de su ceguera, creyendo tejer el pasado, habfa tejido el porvenir, No pudiendo avanzar bajo Ia luz, por el Mundo de Afuera, la ciega habia vinjado por él Mundo de Adentra, ¥ en algunx andanza, Wegada a alguna encrucijads, dofis Antada se habia oxtraviado, Y sin saberlo, habia sevordado Jo que todavia-no Habja sucedido. {Ere Tegado el momento? Todo el df, sin ioverse para nada, siguid observando los cataclismos que estremecian El poncho, A medida que la luz declinaba, Remigin YVillena vio debilitarse el tejido: Jos colores eran menos intensos. Hace el atardecer, el cuerpo de Inkari regres} a 1a tierra, sus miembros volvieron a separazse ¥ a dispersarse bajo tas colinas, los rios, los enormes bosques. -Y Ih cabeza, sola de nuevo, cerrd los ojos.” ((Manuel. Soorza, La tumbs del relimpago, México: Sigle XXi_ 1979. pp. 9-11, Cepitulo 1.) (Sofialamos que Scorza utiliza la forma ‘Inkari” en ver de la més acostumbrada “Inkarri"), Como puede wpreciarse en el pasaje citado, en Soorza hay una tecreacién postica y visionaria de Inkarri, Pero 9¢ juga constantemente con la imagen del Inkarri resucitado. En todas las imgenes s¢ anuncia cl regroso de Inkarri, au cabora reunida con su cuerpo. Se cumplia asi Is profecia del mito. Slo despude ae amters ol lector de que la excona que deverihe ol oarrudor atta vés de los ojos del lusino Remigio es una escena que anima el tejido de uno de los Ponchos hechos por la anciana ciega,dofia Afada. * pone “Creyenda tejer el pasado. as habia tejido el porvenir..... Departamento do Promecién Sin saberto labia revordado =e = pitdelee jo que todavia no habia * aes sucedide”™ En esta recreacién, el lector puede experimentar ef shee al tevés, que aduncia el regress de Inkarri, la tension de la esperanza, la expectstiva anhelada y al final, Ja tragedia cotidiana y permanente de los miembros dispersos de Inkarri y au eabe- ita sishada, sus ojos corradas Rasu Niti,e Inlcarr: la fuerza, y el riesgo, de la alusion. Si hemos anotado come Scorza utiliza y manipula los miios de Inkarri para reerearlas y asi intstourar nuevos sentidos en si escritura, con él ejemplo de Argue- das veremos que ste cmplea otras técnicas bastante diferentes. ‘Arguedas fue uno de los primers recopiladores, traductures, & investigadores de tos mitox de Inkarr/. Sus comparaciones y anilisis de las versiones ¥ sentidos son ‘pioneros en Jas investigaciones sobre la vision andina actual del mundo Sin embargo su inelusién de los mitos » su narrative sigue un camino muy dife- Tente ala de Scorza, Arguedas rara vez repile en su narrativa los discursos miticus, Pocas veces incluye los textos miticas come parte integral de su propio texto narrative (en cambio si fo hace eon los textos musicales ¥ paéticos). Por cl contrario, Arguedas asume una vision mitiea y una cosmovision quechua {o sinerética) como prisma a través del cual so mirard a todo Jo dems, los hechas, lus personas, las historias, los lugares y las.cosas. El mito es parte integral de su expericucia vital, es base fundamental desu extética innata, es ¢] fluido natural de Su pensamiento césmica, Jnkas. aparece en uno de tos mis hellos relatos de Arguedas, “La agonia de Rasu-Niti”, Lo interesante es que * aparece” en el relato sin ser nombrado, Inter- wiene en la historia sin ser personaje. Forma la base ideoldgica, religinsa, histarica y cultural del texto sin cxplicitarse: Hay. en “La agonfa de Rasu Nir” una utilizacion muy importante de la alusion. Su fuerda radica on lu lectura acertada que se haga de le alusidn. Ahi radics preci- samenie el riego también, La alusion, aclaremos tradicionalmente se entiende como la referencia ticita (no explicita) a otra obra literaria, a otro arte, a la historia, a otras figuras; etc. Su pro- posite incluye (1) apelar al lector para que comparta una experiencia o un conaci- mienta con ol cscritor y (2) enriquecer Ja obra literaria al combinar el material “de eco” con el nuevo contexto (postico o narrativo en este caso). En ello hay una mezcla o fusién, Por lo tanto, Ia alusién requiere que el lector tenga familiaridad con el texto (contexto o creencia) original para Is comprensién y aprehensidm ple- nas del texto y todas us maltiples posibilidades. Tiadicfonabnente 6 ha hablado de le técnica de Jw alusidn a partir de ohatro sb- posiciongs: (1) una Wadicion fiteraria (cultural 0. mitologica) tsiableckla, que ee Fuente de valor; (2) un pablica que coniparte Ia tradici6n eon el escritor; (3) un “eon de elementos, fo suficlentemente familiares (para que sean reconocidos) y sin embargo, a su vez, distintives; y (4) una-fusion del “eco” con elementos én &l nuevo contexte. Es importante recslear, entonces, que la-alusiin requiere (ana ¢ela- cion estrecha entre ef escritor y su publica, una comunidad de conovimientos y una alta extimacion de dicha tradicién compartida. Sin embargo enoontramos que Arguedas mangja la alsin de una manera basen te diferente. El ye vale de la aluardn bastante hermética, para introducit asi a-su Tee tor dentro de un comtexto quechua. Su “técnica” de la alusion es tanto mds: atrevida porque ao st basa generatmente én una comprensién compartida mutuamente entre €] como esctitor y él otro coma lector. ‘A veces su téenica de Ja alusibn parece contradecit toda le que ha sido una utili zacién tradicional de ella, Ese “eco” del que hemos hablede, en ‘Arguedas no siem- pre aporta elementos familiares, no siempre ‘el pablico Tector comparte Ia tradicion, greencia o contexto cultural aludido. ‘Arguedas arriesga todo con sus alusiones. Puede ganar todo o nada, Bota técnica de alusién pucde sugerir que Arguedas visualizara su “Vector ideal” comme aquel con quien podria verdaderamente compartir una tradicion y connumto de ereencias éi comin, Dos posibilidades se presentun; por una parte, ol lector activo esti casi obligade a familiarizarse con el univers) quechua a través del discurso Titerario de Amuadas que presupone la cosmavisiin andina, Cada pasaje, cada texto, cada palabra desplie- ga un lenguaje parlicular, unos conceptos quechuas, una visién indigena del mundo. Cada lectura €9 una leccién, un aprendizajé, una iniciacién para el lector no zndino. Por otra parte, parece que (ademas de eoncientizar al lector no andino) Argut- das, on su eseritura, deseaba dialogar con el hombre quechua. Queria ofrecerle un espejo diifano, labrado-en el Jenguaie, un espejo en el que ef hombre quechua podia contemplar su propia imagen. En su cseritura, Arguedas queiva dialogar con el hombre quechus y también co- mulgar con el mundo andino poblado de flores ¢ insectos maraviliosos. Queria con templarse a si mismo cn ese espejo didfano que habia creado en ol lenguaje-on su lenguaje artistico. Una de las slusiones preserites en “La-ogonfa de Rasu iti” i presenta casi de manera “oblicua” en el texto. A diferencia de las alusiones que preficren el Wama- nico la Chiririnks, é3ta no cuenta con ningin otro elemento adigional en cl texto mignio (tales como pasajes desctiptivos, intromisiones det nartador, escenas Hustru- tivas, ni siquiera uni note de ple de pagina). No existe ninguna aynda interna del texto que arupliara nuestro conoeimiento o contacto-con el concepto alndido. 70 Des referencias breves alude a lo inismo: “Oye lunibid el erecimionto de nuestro dios®....(np 172-173) “Bl dios esta creciendo, jMatara al caballo!” (p15). ‘No hiiy ninguim otra explicaciin. Esta alusicn welnda, casi silencios: o callada, és suficiente para que cuakjuier quéchim hablante, cumkjuier persona familiarizada son lis ereenciag quechens con la mitslogin muti, a6 dé plono cuenta deta alisisn a Inkusri , sit que lo nombre Un lector no famitidrizade: perderia votalmente la fuerza dé ta-alusidn. Feet ries: g0 que corrié Arguedas, ¢4, también, el riesgo que corre el lector, Seorea teers @ Inked en si texto. Inclise un lector ignorante. dé In mitologia quechua puede esperimentar cierta conapenctracion con Ins imagenes recreadas do Inkarn. Sir lectura def primer pasaje de La Tumba del relémpago le proporeiona de- alles explicativos minimos para captar el sentido de los mitos:y creencias aludidas, ‘Arguedas to asunie como algo conocido y légico. No hay razones de explicitlo, “Beta crociendo™. NOTA DE ACLARACTON ¥- DE INVITACION La este trabajo hie querido simplemente sefiatar algunosde los carninos deteste- dio de la etnoltteratura ¢ ihustrar con algeas ejemplos Jos-cantpas de investigacion que la tegharan Fy imposible pretender agui mas que und introduccion general a esta vasta y re quistma area de estudios, Crea huber sefialude wleunos de los mas importantes pun fas “de choque"’ y puntos “de convergestou™ entre da literatura larinaamericana y la etolvteratura. Debertos ocuparnas de ellos cuande realizamos Investigaciones de estas areas, Und de los pudtos de chogiee se relaciond con ios patrones del lenguaje: to “outta? ya) fi “papular” Orre punto radia i la especiatiiaclon y aislamiento de das disciplinas: le separacion a dicatomtia entre “Yo fiteranio.” v lo. “ne Titeraria”” vs, dr dntegracion ratitiple de todos Jos aspectow signifieativos v constittivas dé la = vide demand, Tedaviasater uspecta se relacioun con tay diferencias entre lo oral yw An Cse rite Considero que los puntos “de chaque”, se deben principalmente al etnocentris- ino de la cultura dominante. fin cambio tos puntos de encuentra sedan gracias a Ja perduracién de los etnoliteraiuras » ta casi insdlita presencia de ciertas ventanas vistonarias: que se abren facia kx comuntcacion intercultural, Como puntos de interseccion o encuentro lie senalado ef papel que jucga ta intertextealidad mitica en lox escriros. de mstores latinoameriganos de este sigto. Hice referencia a ta incorporacion nareativa @ poética de eitas, transjormaciones, uhusiores.y remirinesrotaa, En todo elle palpamos fa grav influenca que fan tenide ef mundo indigena y las etotiteraturas sobre [as escritores mesttas, Rllos tenbien aos comunican aigo de ese otro mundo, de esa otra cosmovision, de esa otra estetica. ‘A ustedes como estudiantes de etioliteratunt en este pustgrado pionero en la Universidad de Narino, tes ioca ahondar exgs temas, descubtirlas, ofrecer mrevas perspectivas a través de sus investigaciones, esclarccer lus mrtiples relaciones eutre inite,-arte, lingtistica 9 etnoliteratera, y realzar ta gran rigquezo cultural de sue + pais y region. GRACIAS Bibliografia s¢leets de colecciones y sntologias de Wteraturas ind {genus (expe~ clalimente prehispanicas ¥ coloniales), ANONIMG. Popol Vuh: lay antiguas histoxias del Quiché. México: Fande de Cultu- ra Econtiniea, 1952 y reimpresiones. Introducel6n, traduccién y notes por Adda Recinon. 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El Dios Nanahuatzin se convirtio en el Sol. La creacién del ser humano segim 1a tradiciin Maya-Quiche en el Po- pol Yuh, Los Mitos Kogui, “Kashindukua’ “Noana-Se” y “Namako” (Reichel- Dolmatoff). El colibri como gufa aparece en el mito aztoca de la migracidn - (ric: keeberg) y también en al mito tzeltal de ta migracisn (CA. Castro). El arbol (Césmico) derribado para proporcionar agua a In humanidad se encuentra én varias culturas (Embera; Pardo). Tradicion muisca (Krickeberg; Fray Pedro Simdn). Mito Guarani (Cadogan) Mito azteca sobre la concepcién milagrosa del Dios Huitzilopochtlt en Ia Diosa Coatlicue (Krickeberg). . Tradiciia maya quiche de Is concepcién amilagross de los gemelos Hunahpu Exbalanque on la Doneella Xquic (Popol Wah) Popol Vuh. Mito quechtia de Inkarri (Arguedas, Bendezu, Ossi0). Mito azteca de Huitzilopocht}i (Krickeberg). Mito Ona (de la tierra del fuego), “El canto migico de Kuawip”. + goon? aie promocién ¥ en! pitesie yere mW

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