Geografías Posmodernas Delgado-Mahecha-PDF 2020

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CAPITULO VO Geografias posmodernistas: la reivindicacion del espacio y del lugar Porque la tierra en que vais 2 entrar para poseetla no es como la terra de Egipto... donde echabes tu simiente y la regabas con tu pie, como se riega tune huerta. La tierra en que vals a entrar para poseera es una terra de montes yyvalles que raga la luvia de! cielo (Deuteronomia, Xi, 10-11) INTRODUCCION En los afios sesenta del siglo XX, muchos gedgrafos estaban convencidos de que s6lo el cardcter de ciencia general podria darle a la geografia un puesto res- petable en la academia. Fata citcunsta ‘excepcionalismo y entrar en los dominios de la ciencia moderna, Que en adelan- te los geégrafos serian conocidos por sus teorias, decia David Harvey (1969), en sus intentos por convencer a la comunidad geografica de abrazar los cinones del monismo cientifico del positivismo l6gico: y Peter Gould atirmaba, sin ambages, que quien no fuera ducho en algebra lineal no podia ser un geégrafo de verdad (Curry, 1991). ¥ quienes no compartian la “revolucién cuantitativa", pero si el ea récter general de la geografia, se culnieron con la gran carpa del metartelato, marxista. jente para alandonar el En Ios iltimos veinte aitos una contrarrevely 1 se Ina estado gest parte de la comunidad geogrfica ha hecho causa comin con el anarquismo epis- temol6gico que, en la jerga de las ciencias sociales, se conoce como “crisis de los paradigmas”, Son muchos los geégrafos y gedgrafas que, tras renegar de la cien- cia moderna y declararse libres de las ataduras del método, de Comte y de Marx, consideran que sus discursos tienen validez apenas en el contexto en que Se pro- duce su trabajo reflexivo. Y, a su juicio, quien no comprenda a Derrida, a Foucault fa Lyotard, « ignore los ediligns de la estética y ka sem a, mo tiene el derecho 123 DEBATES SOBRE EL SPACIC EN LA GEOERAHA CONTEMPORANEA de portar la escarapela de geografo. Para ellos y ellas, que insisten en la superio- ridad del conocimienta local, la historia reciente de ka discip! apelativo de “gedgrafos posmodernistas”. A continuacién se exploran los aspectos mas sobresalientes que caracterizan el discurso de las geografias posmodernistas, y se resefian los elementos centrales de las eriticas a esta corriente del pensamiento geografico contempordneo. ya ha reservado el EL DISCURSO DEL POSMODERNISMO Una vieja leccion de historia ensefta que quien esté interesado en compren- der la naturaleza de la reforma protestante, debe conocer bien aquello contra lo que Lutero y Jos demas reformadores protestaban, Asimilando en parte Ta lee ci6n, ahora que intentamos explorar el caracter del posmodernismo, se hace im- perativa una someta referencia a la condicién de la modernidad, abjeto de su critica, y volver luego por el camino principal. Segtin la descripcién de Vattimo et al. (1994; 51): La modernidad surgiré con la idea de sujeto aut6nomo, con la fuerza de la raz6n, y com la idea del progreso histérico hacia un brillante final en la tierra. samiento se constituye en dos tiempos; el primero ser4 el pertodo que va desde el Renacimiento a la Hustracién, La tesis clave de dicho periodo sera la tesis del su- eto: “Fodos los hombres som, por naturaleza, esencialmente idénticos entre si"; de esta tesis se desprende una cierta idea de universalidad y de identidad: cl se- gundo tiempo ir‘a desde el roman fimdamental no es ya el sujero sina ka historia”, y de ela se desprencerd wma cier- 1a Optica relativista, El sujeto pasarsia ser pensado “desde categorias colectivas: la nacién, la cultura, la clase social, la raza”. Dentro dela tesis historicista, tomaran ncrpo el nacionalisme y el socalisno como las dos grandes y principales versiones politicas (las cursivas son del autor citado). cho pen icismo hasta la crisis del marxismo, “la tesis Uno de los rasgos del proyecto de la modernidad (Rincén, 1995) es la inten- cién de dominar al mundo y darle forma en el espacio y en el tiempo en términos universales e infinitos, incluyendo los mecanismos de auto-correccién de un pro- ceso considerado como emancipador, expansivo, democratizador, con capacidad de innovacién y anto-renovacién permanente. La modernidad erea y destruye creativamente, y bajo su imperio, al decir de Marx, “todo lo solido se desvanece en cl aire” (Berman, 1988). La modernidad es un proyecto con centro en Occidente, es decir en Europa, con pretensiones de colonizar todo ef mundo eliminanda las diferencias que abs- taculizan su difusi6n. La historia universal es historia europea y de la expansi6n 124 [GkOGRAFAs POSMODERIESTAS: A RWINDICACION DEL ESPACIO ¥DELLUGAR europea, La desigualdad del mundo es el producto de los distintos ritmos del proceso modernizador. y como anota Rincén (1995: 130). “la idea del desarrollo desigual permitfa pensar, cuando més, retrasos, discronias, la simultaneidad de Jo no simultineo, sobre el horizonte normativo de una modernidad euro- lafe 1 Toque toca al eno ini axdernidlad se asocia o ciewtifico, kan nel caracter liberador de la ciencia aplicada a la naturaleza, con la victoria de lo racional sobre lo irracional y con la certidumbre del saber cientifico y su superio- ridad sobre otros saberes (Peet, 1998; Santos, 1998). El saber en la modernidad se definié como la ciencia o le dio privilegio a ésta, y se legitimé por medio de gran- des relatos (metarrelatos), “como la dialéctica del espiritu, la hermenéutica del sentido, la emancipacién del sujeto razonante 0 trabajador...” (Lyotard, 1986: 9), Para Habermas (Rincén, 1995), la modernidad como proyecto universalista de civilizacion es un proyecto vigente pero inacabado; es factible corregir sus de- formaciones y ponerlo en el camino correcto, si s¢ adopta una postura reflexiva tee~ frente los procesos de modernizarién conlemporinea ((ercera 16 nol6gica, internacionalizaci6n de la economia, globalizacion de los mercados). Lyotard, al contrario, considera que la modernidad se disuelve, lenta pero inexorablemente, para dar paso a una nueva condicién “posmoderna”, caracteri- zada por la ineredulidad ante los metarrelatos y ante los grandes sistemas, y por el determinismo local y la obsolescencia de las totalidades, Alain Touraine (1997) considera que la modernidad hizo crisis junto con la disociacion de los elementos que constituycton su modelo clasico, a saber: la racionalizacién, cl individualismo moral y el funcionalismo sociol6gico; los tiempos actuales son de “desmoderniza- ‘ci6n" 0 de ruptura de los vinculos que unfan la libertad personal y la eficacia co- ectiva; la desmodernizacién es la crisis del Estado-nacién, pero también es “des socializacion”, porque se han roto los vinculos entre el actor y el sistema. El término “posmodernidad” fue introducido en la discusién filos6fica por Lyotard (1986) para caracterizat la condicién del saber en las sociedades mas de- sarrolladas. En La condicion pastmaderna, Lyotard (1986: 9) dice que la palabra posmodernidad se usa para designar * transformaciones que han afectado a las reglas de juego de la ciencia, de la litera- tura y de las artes a partir del siglo XIX”. Vattimo et al, (1994: 59) afirman, con base en otros textos, que la intenci6n de Lyotard al utilizar el término era “lamar Ja atencién sobre el hecho de que algo no marchaba como hasta cntonces en la modernidad”, El mismo Lyotardl (1986: 9) s el hecho de que “la ciencia esta en cel estado de la cultura después de las ‘ala como propio de la condicién posmoderna ‘onilicto con los relatos”, y que, “en tanto que 125 DDERETES Somme EL sparin eh 14 GkogRafa CONTENORANEA tno se reduce a enunciar regularidades mar sus reglas de juego”, En lineas generales, la condicién posmoderna se manifiesta (Connor, 1996) en la multiplicidad de los centros de poder, en la disolucion dé las nan lizadoras, cn Ja dccadencia de la autoridad cultural de Occidente y sus tradicio- ney politicas © intelectuales, y en la e ee ee eee posmodernidad celebra la anarquia y exalta la diferencia desarticulada, dlesordenada y carente de elementos comunes y sistematizadores. Connor (1996. 14), recordando a Borges ilustra esta situaci6n, de diferencia absoluta de la siguiente manera: iles y busca lo verdadero, debe tivas tota- wergencia de las diferencias étnicas y La imagen mds famosa de esta situaciéon de “diferencia pura” es a cita de Michel Foucault de un pasaje de Jorge Luis Burges en el que se habla de cierta encivlope- dla china que divide log animales e1 las siguientes Categorias: (a) pertenreientes al empetador.(b) embalyamados, (c) dosnésticos. (U) lechontes, (e} siremas, (9 fax Duloses, (g) perros extraviadi, (h) includes en la presente Uasificaci6n, (i) enor quetidos, () inmumerables, (k) dibujados con un fino pincel de pelo de canello, Metedtera, (mt) aquellos que rompierou un jaro de agua, (n) aquellos que distant mucho de parecerse a 10scas. El posmodernismo cs, en principio, un concepto vago y genérico, que cireula horizontal Ticeraria, kaa - elante, la fieci y la ciencia (Connor, 1996; Hayles, 1998), pero es decididamente antimoderno (Peet, 1998). En todos los casos se trata de una ideologia que privilegia la estética sobre la ética, exalta la diferencia y se reyela contra la norma, y se puede asociar con nn estilo, con una épeca o con un método (Curry, 1991) Gomo un estilo, por ejemplo, en arquitectura se nombran posmodernistas Jas construcciones que se salen del estilo internacional homagéneo y se eneajan mejor en la variedad de lo verniculo, o aquellos estilos mixtos que ponen juntas muchas cosas desterritorializas y deshistorizadas, como en Las Vegas; s¢ tildan como posmodernistas los arquitectos que se revelan contra la dictadura de la Ie nea recta y contra los megaproyectos de planificaciOn. En literatura son posmo- dernistas las novelas que en lugar de una gran historia cuentan muchas historias a la vez, sin que exista un hilo que conecte los relatos. Igual denominacién reci- hen el arte pop, el estilo punk, el pastiche televisivo de los tmagacines y el collage. EL arquitecto Aldo Rossi, la cantante Madonna el escritor Garcia Marquez pertene- cen, segiin Rinc6n (1995), a este género. Rossi, porque contradicc los megapro~ yectos de planificacién urbana y reivindica Tos pequeiios proyectos que garantizan la diversidad de la ciudad; Madonna, porque la multiplicidad cle imé- genes descontextualizadas que componen sus videos no permite establecer rence entre la te rectura, el ci 126 (Gcoguerng roswoncRUSTAS. LA RVNDICZCON DEL PAC ¥ EL LUGAR ninguna velacid leve y divertida, pretende una historicidad que rehuye la historia y construye imagenes y frases vacias, aunque de gran valor estético. Como época que trasciende 0 no la modernidad, lo posmoderno denota los tiempos presentes, la Ilamada sociedad posindustrial, la era del postordismo y Ta acumiulaci6n flexible, o el capitalismo contemporaneo y su l6gica cultural domi- nantc (Jameson, 1991; Harvey, 148, 2000). En esta linea, todos somos posmo- dernos porque vivimos en lt posmodernidad, come lus griegos son antiguos porque vivieron en la antigtiedad. Como en el viejo aforismo chino, “aunque le ese, cada uno pettenece a su siglo”. Como método, el posmodernismo es una forma de proceder cientifico aso- ciado con la “deconstruccién” de los diseursos modernos, préctica a la que Derri- da, Rotry y Lyotard le dieron vigencia a partir de 1960, y que parece tener vinculos con cl pensamicnto de Wittgenstein y Nietzsche. Quicnes sc declaran metoldgicamente posmodernistas, denuncian las pretensiones racionales del modernismo; rechazan Ia posibilidad de un fundamento tinico para el conoci miento humano, y consideran que el orden conceptual no existe en la naturaleza de las cosas, sino que es un reflejo de los sistemas filoséficos adoptados por los pensantes, por lo que su trabajo no sélo ataiie al objeto sino a los sujetos. El cien- fico posmodernista es constantemente reflexivo, est convencido de que pala- bras y discursos tienen su significado determinado por el contexto en que se producen, afirma que el conocimiento Gene earacter local, rechaza las méiordos tuniversalistas y milita en el anarquismo epistemolégico, Los posmodernistas han enrontiada en las obras de Gilésafos posest listas como Derrida, Foucault y Lyotard-, muchos elementos clave para su argu- mentacién en contra de la raz6n abstracta, y para alimentar su aversién a Ios sistemas, los metarrelatos, los metalenguajes y las metateorfas, y en general a cualquier proyecto que pretenda buscar “la emancipacién humana universal a través de la movilizacion de la tecnologia, 1a ciencia y la razén” (Callinicos, 1998; Harvey, 1998: 58). Los posmodernistas se oponen a todo intento de representa cidn unificada del mundo. ¥ en esos misinos filésolos entre Tas misinas; Gareia Marques, porque su obra reciente es lamentan su gusto por la pluralidad discursiva del poder y de los juegos del lenguaje, por la fragmenta- cién, por la discontinuidad, por lo efimero y Io caético, por la yuxtaposicién y la disyuncién; de ellos aprendieron a preferir la diferencia sobre la uniformidad, la fluidez sobre la permanencia, y a preocuparse por los “otros mundos” y por las “otras voces” ocultadas y reprimidas por la modernidad (imujeres, homosexwales, negros, indigenas, pueblos colonizados, entre otros). Harvey (1998: 63) corrobo ra lo anterior y pone en ¢ postmodernism, al expresar que: tla los aleances emancipatorios 0 revolucionarios del 127 DEBATES SOBRE ESPACIO EN LA GEOGRAHA CONTEMAORANE, Sin duda, Foucault erefa que s6lo mediante un ataque multifacético y pluralista a las pricticas de represidn localizadas podia estructurarse algtin desafio global al ‘capitalismo que no cayera en las miltiples represiones del capitalismo bajo nue- vas formas. Sus ideas apelan a los diversos movimientos sociales que surgieron durante la década de 1960 (feministas, gays, grupos étnicos y religiosos, autono- as regionales, etc.) asf como a aquellos que se desilusionaron de las priicticas del comunismo y de la politica de los partidos comunistas, Sin embango, Fou- cault, en particular a causa de su rechazo a cualquier teorfa global del capitals ‘mo, deja abierta la cuestién de la senda por la cual esas luchas localizadas podrian sumarse a un ataque progresista, mas que regresivo, contra las formas baisicas de la explotaci6n y la represién capitalists. El tipo de luchas localizadas que Foucault parece alentar no han tenido efeeto al desafiar el capitalismo, Otro rasgo del posmodernismo -ya sefalado en este texto, pero que vale la pena tratar con més profundidad—es el que se refiere a la sobrevaloracién del co- nocimiento local y al repudio del conocimiento global. El conocimiento local re- clamado por el posmodernismo goza, desde finales del siglo XX, de una amplia aceptaci6n en filosofia, feminismo, critica literaria y andlisis cultural, entre otros discursos (Hayles, 1998). Tos tedricas posmodernisias plantean la necesidad de que se respeten las va- riaciones locales en simismas y no como partes secundarias de los sistemas globa- les. Lo global se refiere tanto a los sistemas culturales considerados como totalidades, como a cualquier teoria que pretenda incluir determinados textos 0 fenémenos en una explicaci6n universal, como lo hacen el marxismo, la teorfa de larelatividad o Ia gramatica. Lo local connota un lugar, una regin o cualquier si- tio textual que se resiste a ser generalizado tedricamente. Las teorfas globales son desacreditadas y rechazadas porque son construcciones sociales y lingtifsticas que forman parte de sistemas represivos y practicas politicas totalitarias, que sirven a determinadas clases 0 estructuras de poder, como lo denuncié Foucault en sus ar queologfas de las teorfas totalitarias de la Tustracién (gramatica, biologfa, dere- cho penal). De esta circunstancia se desprende la consideracién de que el conocimiento local es liberador. El conocimiento local se ha convertido en una tendencia en trance de con- vertirse en un nuevo universal absoluto. Y su cardcter liberador se pone en duda precisamente cuando los procesos de globalizacién son mas intensos y penetran en todos los rincones del planeta. Esta duda la confirma Hayles (1998: 357) cuan- do senala como paradéjico que: Al mismo tiempo que las redes globales de comunicacién, las Finanzas, las fuentes de energia, la investigacién bélica determinan que las vidas de los seres humanos en nuestro planeta sean mds interdependientes que nunca, los teéricos del 128 (GEOGAPSINS SOSYZODERNISTAS: LA REWINDICACION OL ES2NGO V DEL LUGAR posmodernismo plantean urgentes exigencias de fragmentacién, discontinuidad y diferencias locales... En sus aspectos te6ricos. ¢l posmodernismo cultural de- fiendle Ia destraccién de las formas totalizadoras y las estructuras racionalizadas En sus aspectos tecnolégicos sigue construyendo redes de ereciente aleance y enorme poder. En el plano de la politica, el posmodernismo aboga por la micropolitica que subyace a todas las relaciones sociales en el mbito local. La idea de que el poder std en todas partes, y de que éste no se restringe alos estados o a lasrelaciones de lase que tienen eardeter global, conlleva a la descentralizacién y «ka atomnizacion de la accion politica de grupos que se reconocen diferentes, en contextos diferen tes, negando de paso los metarrelatos politicos, los sistemas pol cos, y, por con- tera, los partidos politicos, los cuales son considerados ajenos a los nuevos movimientos sociales. Vista asi, la politica se disuelve y se rinde ante la posibili- dad de una verdadera critica del capitalismo que supere sus propios marcas de referencia. Connor (1996) afirma que la micropolitica en esta version es una simulacién tolerada por el capitalismo como parte de sus estrategias de control, consolida- ci6n y supervivencia, De Baudrillard son las siguientes palabras citadas por Con- nor (1996: 167): Esta vez nos encontramos en un auténtico universo, en un espacio que irradia poder peru que x uit mise tiempo ests cxscado cone un parabirisas hecho aii- ‘cos que todavia se mantuviera en pie. Sin embargo, este “poder” continiia siendo tan misterio -partiendo de una centralidad despética se convierte a medio cami lcidad de relaciones".. y culmina en el polo opuesto con es- fuerzos de resistencia. can pequeties y tenues que, hablando de forma literal, los ‘ivomos de poder ylos dtomos de resistencia se mezclan en un nivel microscopic. El mismo fragmento de gestos. cuerpo, mirada y discurso encierra tanto la carga positiva del poder como la carga negativa de la resistencia ‘La micropolitica se expresa en juegos metafbricos de espacios y territorios de resistencia, en regionalismos, minorias, en proyectos politicos de aleance local, y en Tas imgenes de ren, dentro y fuera, posicién y limite, FI posino- dernismo establece un idilico romance con lo marginal, ese allo ese agui en don- de se hace la verdadera historia, generando ua territorializacién facil pero vana de poder. Como lo expresa Martha Roster (citada por Connor, 1996: 168): “La produccién de significados criticos todavia es posible a través de una estrategia de ‘guerrillas’ que resista la universalizacién mortal del significado al retener una posicién de marginalidad, S6lo en los margenes podemos llamar la atencion a todo aquelly que abandona el sistenra ‘universal 129 Mucho se ha escrito sobre el posmodernismo y contra el posmodernismo. Por ejemplo, Jameson (1991) no encuentra ninguna rupeura que pueda legit Ja existencia de una época nueva que trascienda la modernidad. Las estructuras lel cay lismo, asevera, se mantienen intactas, aunque Con tuna nueva cara en st fase tardia. Y la llamada cultura posmoderna y sus expresiones posmodernistas en el arte, en la moda, en el comportamiento cotidiana o en Ia sobrevalox del cuerpo y del sujeto, no son otra cosa, dice Jameson, que la l6gica cultural del capitalismo tardfo, un epifenémeno o una superestructura, para cuya compren- siGn sigue siendo valido y necesario el metarrelato marxista. La fragmentacién, la descentralizaci6n, la exaltacién del individualismo, el consumo compulsivo, la es- ion. quizofrenia presentista y la sensacién de no pasado y no futuro de las generacio- nes actuales, el desprecio de la historia y la mercantilizaci6n de lo histérico, son expresiones de las mutaciones del capitalismo, que sin contendor a la vista con- quista todos los rincones del mundo. Callinicos (1993) en su critica marxista al posmodernismo, lo cataloga como tun movimiento reaccionario que se niega sistensdticamente a Wansfors lidad social existente, que invita a confiar en las virtudes de la democracia bur guesa y del mercado libre, y cuya herencia cercana se puede encontar en los pensadores de mayo de 1968, y en general en el movimiento posestructuralista. Aqu{ cabe una aclaracién, pues si bien es cierto que no existen profundas di- ferencias entre el posestructuralismo y el posmodernismo, cl primero es funda- mentalmente una critica de las pretensiones de universalismo, coherencia, neutralidad y verdad del conocimiento moderno, en tanto que el segundo es ¢30 en palabras de Peet (1998), el posmodernismo es mas antimoderno que anticapita- lista, mas ris un discurso alternative y de resistencia a las fuerzas de I madernidad: lista que vadical, indisciplinado ¢ ingenuo ante ka megapoderes POSMODERNISMO Y GEOGRAFIAS POSMODERNISTAS La geografia no ha sido inmune a los discursos de la posmodernidad y del posmodernismo, No es pequefa la tentacion para una disciplina que secular- mente ha hecho énfasis en ba difer jacidn del mundo, en la exeepeionalidad de los lugares y las regiones, y en las rugosidades de la superficie terrestre. Y el he cho de que pensadoes posestructuralistas y posmoderni la importancia del espacio y del lugar, y la necesidad dle hacerlos visibles para po- der comprender la sociedad contempordnea, hace que la geografia mire con sim- patia las criticas a los metarrelatos modernistas. Los modernos no fueron las reclamen y resalten 130 (GEOGRAIAS FOSODERNSTAS: LA REVNDICAGON DEL ESPACIO DEL LUGAR afortunados al tratar con el espacio, pues por privilegiar el tiempo y la historia lo consideraron algo muerto, vacfo, inmévil, no dialéctico y como un mero escena- rio del acontecer histérico (Soja, 1984; Gregory. 1994), Es corriente encontrar posturas abiertamente postodernistas, por ejemplo, en las geografias de género, en algunas tendencias de la geografia econémica 0 en las nmevas eorientes de la geografia cultural (McDowell, 1994, Morag, 1994; Hanson, 1994). Lo que sigue es un intento por mostrar, en resumen, los rasgos generales de la situacién descrita, En geografia econémica (Martin, 1994) hay un fuerte movimiento posmo- demista que planta la urgencia de ver ¢! mundo como una pluralidad de espa- ios y temporalidades heterogéneas, de diferencias y contingencias, mas que de generalidades y necesidades. Son comunes el rechazo a las metanarrativas isotro: pistas de la ciencia espacial positivista, la negacién de la vigencia de los enfoqques, radicales marxistas, y ¢l impulso a las micronarrativas ricas en contexto, al cono- cimiento local y aJa explicacién particular. Se han criticado las teorfas modernis- tas, los métodos y las formas de verificacién. Se ha promovido el interés en la geografia como discurso ideol6gico socialmente construido, en los sistemas de Tenguaje, y en la retérica y la persuasin que despliega en sus teurias, modelos y paradigmas. Se han etado los contenidos centrales del objeto de la geografia econémica, para dar paso al interés en las practicas discursivas que sustentan las teorias y las, cxplicaciones del paisaje econémico. Se considera que dada la gran diversidad social y espacial del capitalismo y su extendida fragmentacion, es imposible una teorizacién general sobre el mismo. Foniendo lo local y lo tinico en cl centro de la agenda investigativa se ret lismo”. Desde esta perspectiva, la geografia econdmica es decididamente local, contextual, hermenéutica e interpretativa. En el campo de la geografia cultural podemos seguir, de la mano de Linda McDowell (1994), los rasgos més sobresalientes de lo que se ha dado en llamar la “reinvencion de la geografia cultural” (Price and Lewis, 1993). Las eriticas, por supuesto, hacen blanco en la obra de Sauer, McDowell relata que mientras los pri- eros gedgrafos culturales en las relaciones sociales que los produjeron, los nuevos analistas afirman que los paisajes no son neutiales, sino que reflejan las relaciones de poder y las formas dominantes de ver el mundo de quienes los produjeron. Para los nuevos geégrafos culturales, los paisajes no son solamente construi- dos, sino también percibidos a través de representaciones de visiones ideales de pintores, poctas y escritores de discursos cientificos. De modo que el nucvo paisa- Jje de los gedgrafos esta cargadlo de ret6rica, y expresa, ademas del producto maa ka “diferenciacion de las areas” y al “excepeiona- icieron mis énfasis en Tas formas de los paisajes que 131_ coer Soon EL sACIO EN LA CrOGRAA CONTEMPORANCA terial de las velaciones de Ta sociedad con ba watucalers, formas especiticas de mirarlo, representarlo y narrarlo. Fn la “nueva geografia culual produccién material del ambiente, hacia la problematizacion de las formas en que los paisajes han sido representados como texto escrito, mapas, arte 0 levanta- mientos topogrificos. Esta nueva situacién acarrea que los elementos de lectura y andlisis del paisajc como un texto, haya que buscarlos en la teorfa literaria, en la semiética, o en la teorfa del discurso. Al considerar ¢l paisaje como un texto que se puede leer desde muchas pers- pectivas, la geografia de género ha encontrado que la representacién simbélica del paisaje refleja relaciones de género como la superioridad mascul ioridad femenina, la pai espacios privados. “Thas reconocer que los sentidos de Ingar, de comunidad, de 1 de regién estan enraizados en contextos locales, la geografia cultural vira hacia nuevos métodos; el geégrafo se torna etnégrafo, se interesa por la descripcién ‘cualitativa y densa de sus aproximaciones detalladas y de escala micro, se vale de entrevistas en profundidad, de historias de vida, de la memoria espacial y carto- grafica de los sujetos. Los nuevos geégrafos culturales han recuperado el sentido. del trabajo de campo como base de la informacion, como exploracién y como es cenario de vinenlo con la comunidad. Fl trabajo de campo se asume como un via- je y como una experiencia de observacién participante para el estudio de sociedades, tradiciones, comunidades ¢ identidades en términos espaciales (Nast, 1994; Katz 1994; Kobayashi, 1994; England, 1994; Gilbert, 1994; Staeheli and Lawson, 194; Escolar, 1998; Elliott. 1999; Dyck, 1999: Wilton, 1999: Cut- chin, 1999; Marshall and Phillips, 1999; Robinson and Elliott, 1999; Garvin and, Wilson, 1999; Baxter and Eyles, 1999; Pedone, 2000). Fn geogralia médica ocurre algo simibat, Como lo express Dick (1999), ésta se ha reinventado como geografia de la salud, gracias a los nuevos enfoques que han redefinido las relaciones entre lugar, gente y salud, utilizando para el efecto las estrategias de la investigacion cualitativa, Se sugiere que las entrevistas en pro- fundicad, como uno de los métodos de investigacién cualitativa. han podido re- velar cémo la gente percibe su experiencia en el tema de la salud, y como las fuerzas sociopoliticas tienen impacto en los individuos. De un enfoque restringido a la dimension espacial de una epidemia, y basa- do en aproximaciones cuantitativas, la geografia de la salud ha pasado a uno masa relaciones y distribucién del poder. Ademas de la entrevista en profundidad, se utilizan grupos focales, observacién participante, historias orales, archivos de "ha ocurride un despkazamiento desile la lac le Ta mujer y su confine lio que dla gran importancia a la experiencia subjetiva yal marco de Tas 132 /OORAVIAS POSMODERNSTAS LA REINDICACION DEL ESPACIO DEL LUGAR fiabtcioe ofecen tna varied da xvii elidel equsrida par. explorar diferentes dimensiones de un fendimeno y las hases de una investiga- ci6n de la cotidianidad, en los propios sitios en donde se practica el cuidado de la salud. sf, utilizando la experiencia personal y de grupo en la compleja relacion en- tre gente, lugar y salud, se ha podido estudiar el proceso de construccién de las ideas sobre la salud, y se han examinado las variaciones de esas ideas en el tiempo yenel espacio, haciendo énfasis en las especificidades historicas y culturales. sulta obvio que si el contexto local afecta decididamente las condiciones de la sa- lud, los resultados de dichas investigaciones tienen poca posibilidad de ser exportados a otros contextos que tendrén sus propias particularidades. Pero como se argumenta, estas investigaciones pretenden solucionar problemas loca- les de salud, mas que formular teorfas gencrales para alimentar el cuerpo te6rico de la geografia médica La nueva geografia cultural es también muy critica de las representaciones del espacio de caracter modernista, eurocéntrico 0 imperialista que caracterizan muchas de las geografias hechas desde el centro o desde la periferia con mentali- dad colonialista. Morag (1994) denuncia las representaciones curocéntricas del ‘Terer Mundo que muestran la pobreza y las limitaciones fisicas y humanas de lt periferia, y la superioridad fisica, cultural, cientifica, técnica ¢ institucional del centro, Esta supetioridad construida en el discurso sirve de: justificaci6n al impe- rialismo y al colonialismo, hoy disfrazados de ayuda para alcanzar los logros ¥ promesas de la modernidad. Morag concluye que es necesario hacer una geografia critica del desarrollo y del ‘Terecr Mundo que rechace las grandes icorfas que sustcntan las narrativas centristas, para mostrar, en cambio, ka variedad de contextos historicos y yeogra- ficos, desde la periferia y con sentido de periferia. Por eso recomienda explorar las potencialidades del pensamiento poscolonial, que denmcia el earécter impe- rialista de las representaciones "cientificas” que produjeron y producen imeigenes fetichistas de Africa, “Oriente” o América Latina, y que reprimen cualquier inten- to de auto-representaci6n de sus habitantes. Esta geografia deberfa empezar, agrega, por deconstruir criticamente tales represcntaciones, y no caer en la sim- ple Girea de traducir y reeditar las erGnicas o los estudlins de cientificos y viajeros Gulicos, autubingralias, fotogralias y andlisis de textos. En fin, los métados ilustres. 133 DEBATES SOBRE. SPAGO EN LA GEOGRAFIA CNTENPORANEA POSMODERNISMO, FEMINISMO Y GEOGRAFIA DE GENEKO Quienes pretendan comprender la naturaleza del cambio social de los tiem- pos presentes no pueden pasar por alto el continuo y ereciente reconocimiento del papel desempefiado por las mujeres en este proceso. Por una parte, la con- quista de nuevos escenarios por parte de las mujeres en la vida social, y por otra, el consecuente empoderamiento de las mujeres en la sociedad son caracteristicas del mundo contemporaneo sobre las cuales el discurso de las ciencias sociales se havoleado, especialmente en las tiltimas tres décadas. Las ciencias sociales (Saba- 16, 1995) han desarrollado desde los afios setenta lineas de investigacién empfri- a y tc6rica cn las que cl conccpto de géncro aparece como un ¢lemento explicativo de la organizacién de la sociedad. Pero la teorfa social desde la pers- pectiva de género ha ignorado ¢l papel del espacio, y la geografia centrada en los anilisis del espacio ha ignorado la perspectiva de género como variable impor- tante de la diferenciacién social. Esta es la vazGn por la cual aparecié un movi- miento importante en el seno de la geografia, particularmente entre quienes se declararon Feminists Antes de profundizar algo en lo que es la geografia de género, conviene aclae rar algunos conceptos. El género se refiere a todas las diferencias entre hombres y sees « .,y no significa lo misma que sexe, puesto que este tiltimo es de naturaleza biologica y no social. Las relaciones de género, tales como las surgidas en la divisién del trabajo, en la familia, o en el lu gar de trabajo y fuera del trabajo, son relaciones sociales que ticnen importantes variaciones espaciales. Como sefiala Sabaté (1995: 14): 1e han side Las relaciones de género en sentido estricto hacen referencia a las relaciones de poder existentes entre hombres y mujeres; en la mayor parte de Ambitos espaci les, culturales y temporales existe una relacién de subordinacion de las mujeres con respecto a los hombres. Sin embargo, las condiciones precisas, las contrapar- tidas y la intensidad de esta subordinacién expetimentan grandes diferencias La geografia de género es influida por corrientes marxistas, posmodernistas y posestructuralistas, y pretende llevar a cabo una deconstruccién de las geogra- fias que, tradicionalmente parcializadas a favor del hombre, han ignorado esta perspectiva. La idea central es que el espacio no es neutro desde la perspectiva del género; es necesario incorporar estas diferencias sociales en el anslisis espa cial y territorial, porgne ellas pern Ja sociedad que discrimina a las mujeres el acceso al espacio, y que civ como medio de control social y politico iten entender Las claves de la organizar liza el espa- 134 [Geoaeasas POSMODERNISTAS. LA REVINDICACON DE ESPACIO VEL LUGAR El espacio, en la geografia de género, es un instrumento de discriminacién, de dominacién y control que sustenta ef dominio masculino en la sociedad. La izacigin dle designalelad surial entre hombres y mujeres se espacializa, y la espac a mujer constituye un medio de dominacién. Entonces, la lucha por la justicia en las relaciones de género pasa necesariamente por la lucha politica por el espacio yas espacialidades alternativas que incluyen, entre otras, las esferas del hogar, el trabajo, la reercacién y la vida comunitaria. Para ilustrar, basta con sefialar que la lucha de las mujeres por conquistar espacios de trabajo fuera del hogar implica el cambio sustancial de la espacializacion tradicional, que confina el trabajo femeni- no al adentro 0 interior del espacio doméstico. Mostrar que el espacio no es un. cente neutral en la organizacién y reproduccién de la vida social, es también hacer visibles sus potencialidades politicas. De acuerdo con Sabaté (1995: 18) existen al menos tres areas de interés geo- grafico en donde las perspectivas de género son esenciales y justifican una gco- grafia de género: 1, Las relaciones cxistentes entre el género y conceptos clave en la geogra fia como son el espacio, el lugar y la naturales; el espacio en canto construccién social y el género; el concepto de lugar y Ia importancia que en su definicién introducen las diferencias de géneto, y la relacién entre género y naturaleza (0 medio ambiente, en un sentido amplio). 2. Las diferencias territoriales en los roles y relaciones de géncro. 3. Elusoy experiencia diferenciales del espacio entre hombres y mujeres, 2 distintas escalas: desde la cscala Jocal (utzlizacién del espacio couidiano, por ejemplo) a ka global (mo La geografia de género tiene sus origenes en las geografias radicales y en los, ntos feministas de los afios setenta, pero sus desarrollos recientes se han orientado hacia la construccién de delimitaciones ontol6gicas, marcos epistemo- logicos y métodos diferentes. Este giro se explica en la medida en que se hacen mas evidentes las diferencias y especificidades de géneto de sus visiones, expe- riencias y prdcticas sociales de espacio, lugar y ambiente. Y el discurso propio se consolida con el incremento de la conciencia de que los metatliscursos de kas epis- temologias tradicionales de la modernidad excluyen las diferencias de género, raza, sexualidlad, religién, etnicidad, dominio colonial, ete. Aunque muchas geégrafas feministas se declaran marxistas como el caso de Massey-, ellas expresan sus desacuerdos con la geografia marxista como la desa- rrollada por Harvey y Soja. La critican porque considera las diferencias de género como no fundamentales en la dindmica social que produce el espacio, y porque se entra en la lucha de clases e ignora la naturaleza no clasista de nuevos movimien- tos sociales como el feminismo. Este discurso geografico, como ya se indicé6. s¢ rientos mnigratorios (ransriacionales) 135, DEBATES SOBRE S9HC10 EN LA GEOG CONTEWPORANEA sustenta teéricamente en el marxismo revisado, y en la mayorfa de los casos, en las tendcncias posestructuralistas y posmodernistas que rechazan los metadiscursos globales y reivindican el pensamiento fragmentado y el conocimiento localy singu- Jar. Esta situaciOn es fuente permanente de contradicciones ¢ inconsistencias te6ri cas, metodoligicas y, en consecuencia, politicas. La geogralia de género es en misma diversa. Pero todas las tendencias coinciden en senalar que las geografias, modernistas, tanto las positivistas como las marxistas, asumen una vision oceiden- talista del mundo, son de perspectiva masculina, ignoran “el otro” femenino y, a menudo, definen la feminidad como ausencia de masculinidad (Massey, 1994). Por estas razones, la geografia de género declara la urgencia de explorar las practicas sociales de produccién y reproduccién del espacio, teniendo en cuenta las diferencias de género y las relaciones de poder que de ellas se derivan. Lo fe- menino se debe definir en términos positivos como “el otra” diferente, y no como el “otro” incompleto carente de masculinidad (Sabbaté, ef al, 1995). Doreen Mas sey quien se declara marxista y feminista_, senala que dicha tarea requiere visio nes alternativas del espacio fiandladlas en las siguientes proposiciones (Massey, 1994: 264-269): 1. Elespacio no es estético y el tiempo no es aespacial. De hecho, la espaciali- dad y la temporalidad son diferentes, pero ninguna puede ser conceptua- lizada como la negacién de la otra. Es nccesario insistir en la necesidad de pensar que todas las cosas ocurren en el espacio-tiempo. 2. Es necesario conceptualizar el espacio como producto de las interrela s, como Ta coexistencia s nes en todas las escalas desde el nivel mis local hasta el mais global. Urge reconocer que lo espacial ¢s socialmente constituido, tanto como que lo social es necesariamente constituido espacialmente. El espacio no es es- tético porque las relaciones sociales que fo erean son dindmicas. Como consecuencia de su creacién social, el espacio esta leno de poder y sim- bolismo, y es una compleja red de relaciones de dominaci6n, de subordi dle solidlatichad y de cooperacidn Lo espacial es tanto un elemento de orden como de caos. El espacio contie ne y expresa el orden impuesto por lo socialmente planeado, pero también el desorden producido por la yuxtaposicién de espacialidades contradicto- rias, por los posicionamientos espaciales de los “otros”, o las contraespacia- lidades de los subordinados. En este sentido, el espacio es politico y abierto ala lucha politica. No ¢s fijo, nt muerto, ni mucho menos neutral. 4. Los roles desempeiiados por las mujeres en el hogar, en el trabajo y, en general, en todos los dimbitos de la vida social, son espacialmente organi- zadloy y espacialinente contiolados por los hombres, 9 constitayen 136 GEOGRIFIS OSWODERNISTAS: LA RENINDICACION DEL &PACO V DH LUGAR instrumento de dominacién y discriminacién. Las précticas sociales de- sarrolladas por las mujeres son diferentes y generan espacialidades pro- pias de su género. 5. Laemancipacion femenina incluye la conquista del espacio, el empode- ramiento espacial y la ruptura de espacialidades opresoras como las ge neradas en las relaciones patiiarcales. Con estos elementos tedricos, entre otros, la geografia feminista explora en diferentes escenarios de la vida social las complejas relaciones entre expacio, lu- {gar y género; busca las posibilidades y opormnidades de la lucha politica para destruir espacialidades injustas, como las ercadas por el capitalismo y por ¢l "ma- chistuo”, y para construir nuevas espacialidades que permitan el reconocianiento y la expresion de la diferencia, Tos gedgrafoy inarxistas no compartens en su tovalidad los anguinentes: de las geografias de género. Consideran que esta visin es fragmentadora del espacio y de Ia accién politica. Denuncian un cardcter reaccionario de estas huchas localizadas y no clasistas, haciendo énfasis en que las contradicciones de género no son esenciales y desvian la hicha necesaria contra ¢l capitalismo. Insistcn cn que la micropolitica, ‘connatural a los movimientos posmodernistas como el de kt geagrafia de género, multiplica por miles los escenarios de lucha politica, los aisla y les resta efectividad. Son tan evidentes las difer fas que hoy se expresan, « xista de clase social parece insuficiente para tratar Ia gran diversidad de intereses de género, de etnia, de edad o de sexo que constituyen la realidad de la vida coti- diana. Y al lado de las geografias de género surgen otras geograflas de grupos ex- cluidos o no reconocidos por los metadiscursos de la geog) geografia marxista se torna ahora sensible « estas consideraciones, e intenta construir aproximaciones te6ricas generales inclayendo estas diferencias y las di ferenciaciones que el esp ite sin clases cance te ni determinante. Para Harvey y Soja es imposible que un gedgrafo no admita que elespacio es generador de diferencias y un instrumento de diferenciacién, de in- clusion y de exclusion. Pero insisten en que la injusticia espacial, la territorializa- ‘in y la desterritorializacién, como estrategias de cspacializacién, son hechos cawsadoy por ka estructura del modo de produecién que no se pueden explicar como casos singulares. Y agregan que la micropolitica, que responde a espaciali dadles y espacializaciones dle las relaciones sociales en el nivel local, se debe arti- ‘cular con la macroestructura del sistema de circulacién del modo de produecién capitalista y con la macropolitica anticapitalista. La geografia no puede pasar por alto estas Cosas, pero tampoco debe olvidarse de la Localidad de las velaciones sociales, que como en el caso del géncro, se expre- san en la discriminacién de las mujeres por sus mismos compaferos de clase. Es un fa modernista. La fandamental produ 437 DEBATES SOBRE EL ESPACIO EN LA GEOGRAFA CONTERPORANEA hecho real que machistas de todas las clases sociales ejercen y fortalecen las espa- Gialidades de la vida social que les dejan ventajas en relacién con las mujeres. La ar- ticulaci6n de lo local con lo global es na (area que rela a la teuria peogrifica En tes 11, lay geografias poxmodernistay celebran La diferenciaci6n, la fragmentacién y la desarticulacién de las diferencias, y hacen de los lugares y regiones como los equivalentes locales del discurso posmoder ta, El mundo ¢s visto como un mosaico de realidades desarticuladas y contextual zadas; las teorfas s6lo tienen validez local, Io que hace imposible pensar en algun discurso general de la disciplina. nfasis en el valor GEOGRAFIAS MODERNISTAS DF LA POSMODERNIDAD Tas crfticas.a las geografias posinodernistas son abunckantes y oftecen diferen- tes alternativas, Martin (1994), al hacer un balance de los desarrollos recientes de Ja geografia econémica, sefiala como perniciosas tanto las generalizaciones univer- salistas y objetivistas de los positivistas y marxistas, como las miradas subjetivistas, localistas y fragmentarias de los posmodernistas, porque cada una de esas aproxi- maciones opaca una parte de realidad. ¥ propone como alternativa una geografia ecléctica, que combine escalas multiples y perspectivas metodolégicas diferentes, para construir teorfas nuevas sobre realidades nuevas que nio pueden explicarse dentro de los esquemas de las teorias modernas, pues a su juicio, ni Marx, ni Ricar do, ni 4 sociedad da. ‘Como marxista mas ortodoxo, Peet (1998) sefiala el cardcter fragmentador, anarquista, nihilista, escéptico y hasta reaccionatio y c6mplice de las gcografias posmodernistas, y recuerda que mientras son sugestivas sus politicas de la dife- las redes para comprender el mundo y actuar con eficacia por su transformacién. En su criterio, la geografia debe construir una teorfa general del espacio, basada en los ide fa or fa Social global, que pes mita comprender elcardcter del capi- talismo. Peet cree que en vez de actitudes antimodernistas, son mis urgentes una teorfa_y una accién anticapitalistas Soja (1989, 1996) asume la posmodernidad como la época actual del capita- lismo y comparte los diagnésticos sobre la condicién posmoderna. Le reconoce al posmodernismo la valoracién de la espacialidad mantcnida oculta por la ciencia aut proporcionan elementos suficientes para entender posindustrial urbanizada, globalizada, informatizada y de economia terciari rencia, estas geogratias son incapaces, deliberadamente, de produ social tradicional, tanto positivista como marxista, pero no considera valida su forma de tratar con el espacio, y le reprocha las posturas fragmentadoras y loca listas, asf ed con el thatcheris 1 su cardeter reaccionario que lo la ali 136 (GEOGANEIS POSMCOERNISTAS: LA REWNOICAGOK DEL ESPACIO DEL LUGAR cl reaganismo. Aboga por una “geografia posmoderna” capaz de reinsertar la es- pacialidad dentro de la narrativa marxista, para repensar, mediante un materia- hismo histérico y gcogratico, la dialéetica del espacio y del ser en el capitalismo posmoderno. Su punto de apoyo es la obra de Lefebvre (1991) sobre la produc- ibn social del espacio, Soja cree que la geogratia que corresponde a la posmo- dernidad debe ser critica y sintonizada con los desafios politicos y teéricos contemporaneos, pero no puede perder su condicién de ciencia general. David Harvey (1996, 1998, 2000) es tal vez el geografo mas critico del pos modernismo, al que considera como una ideologta do presente, y como una de las formas discursivas erréneas de pensar los tiempos que corren, Su libro The Condition of Postmodernity (1989) es reconocido dentro y fuera de la disciplina como uno de los ensayos mas esclarecedores sobre la natu- raleza del capitalismo contempordneo, y particularmente de la condicién del tiempo y el espacio en la posmodernidad, a la que él define como una condicién histérico-geogratica. Harvey se mantiene fiel al Capital de Marx porque lo considera fundamental y vigente para entender las condiciones actuales y la historia del desarrollo capi- talista, Manifiesta y argumenta su convieci6n de que es posible claborar una \eoria general que permita estudiar los cambios evidentes, pero cumbién kas per- manencias del modo de produccién capitalista y las contradicciones dialécticas de To local y To global. Consiclera factible intege ambiente y el lugar en un discurso general, coherente, sélido y revolucionario. El materialismo dialéctico hist6rico-geogrifico propuesto por Harvey (1998: 387-388) se aleja de la ortodoxia marxista, incorpora en su discurso algunos ele- mentos de las reivindicaciones posestructuralistas y posmodernistas y formula los siguientes aspectos esenciales: 1. El tratamiento de la diferencia y de la “otredad” no como algo que debe agregarse a las categorfas marxistas mds esenciales (como las de clase y fuerzas productivas), sino como algo que debicra estar omnipresente cn curalquie i portancia que posee la recuperacién de aspectos de la organizacién social como la raza, el género, la religién dentro del marco global del andlisis materialista historico (con su énfasis en el poder del dinero y en la circula- cin del capital) y la politica de clase (con su preocupacién centrada en la unidad de la lucha de emancipaci6n) no puede sobreestimarse. rante del capitalismo yediante ka dialéctica el espacio, el analiza ka dialéctica del cambio social, La im fente dirigi 2 Unreconocimiento de que la produccién de imagenes y de discursos es una faceta importante de la actividad que tiene que ser analizada como parte de la reproduccién y transformacién de cualquier orden simbélico. 139 DeBATES Sonfe EL spac EW LA GrocnariA CONTEWRORANCA Laestética y las practicas culturales importan, y del mismo modo las con- diciones de su produccién merecen la mayor atencion, 8. Unieconocimiento de que las dimensiones del espacio y el tiempo son. importantes y que hay verdaderas geografias de la accién social, verda- deros y metaféricos territorios y espacios de poder que resultan vitales en tanto fuerzas organizadoras en la geopolitica del capitalismo, al mis- mo tiempo que son los lugares de las innumerables diferencias y de las “otredades” que se deben comprender por derecho propio, y dentro de la logica mayor del desarrollo capitalista. Por fim, el materialismo histori co std emperando a tomar en serie su geogralia 1, El materialismo historico geografico es una modalidad abierta y dialéc licay noun cuerpo de concepciones fijo y ausurado. La meta-teorfa no es una afirmacidn de la verdad total, sino un intento de reconciliarse con las verdades historicas y geogréficas que caracterizan al capitalismo, tan- to en general como en su fase actual. Harvey (2000) reitera sus erfticas a las précticas discursivas posmodernistas que fomentan la fragmencacién y el corte de conexiones, aunque les reconoce La virtud de poner en relieve muchas cosas que de otra manera hubieran permane cide ocultas. Pero no considera vilidlo ni conveniente escoger entre las particulae ridades y las universalidades para definir un modo de pensar un mundo, en el que las unas y las otras estan implicadas ¢ internalizadas en una dialéctica relacio- nal. Se deben hacer esfuerzos para establecer, por ejemplo, conexiones entre algo tan conereto y localizado como las condiciones de produccién de camisas en un lugar determinado, y Ia condicién abstracta y universal de los procesos de mer- cantilizacion, monetizaci6n, circulacion y acumulacion capitalista. Para Harvey es necesatio articular los conceptos de la “globalizacién” como discurso macro y del “cuerpo” como discurso micro. La globalizacién, dice, es uno de los conceptos ‘més hegeménicos para comprender la economia politica del capitalismo interna- cional, y el cuerpo es la categoria fundamental del posestructuralismo y la de- construccién para entender la sociedad: pero ocurre que ambos regimenes discursivos operan en los extremos del espectro epistemolégico que utilizamos para entender la vida social, sin que se hayan hecho mayores esfuerzos para inte grav el “hablar del cutapo” con el “hablar de la globalizacién’” No obstante, Harvey resalta algunas integraciones fructiferas que se revelan 10 el de Tox derechos humanos y los derechos individuales (Fj. Fl tra- bajo de Amnistia Internacional); la vinculacién de los derechos de las mujeres a controlar sus propios cuerpos con las estrategias globales de regulacién de la po- blacién (temas dominantes en la Conferencia del El Cairo sobre poblacién en 1994 y en las reuniones de mujeres de Beyjing en 1996). y lo logrado en el campo 140_ Geocrass ros ANISTAS: UA ENOICAQON DEL ESPACIO VDELLUGAR ambiental cuando se relacionan la salud personal y las précticas de consumo con problemas globales de generacion de residuos t6xicos, el agotamiento de la capa 10, cl calentamiento global, ete. Estas situaciones son bien ilustrativas de la potencia y el pader de tales relaciones entre estos das regimenes discursivos de oz En fin, el panorama de la geografia contemporanea esta tachonado de som- bras y dudas, no es tiempo de paradigmas dominantes y se algjan las esperanzas de construir una ciencia normal hegeménica, Las diferencias y las divergencias son profundas y los juegus del lenguaje confunden a la audiencia coma en Babe. Todos sus relatos macro y micro estan en crisis de legitimidad. Fiel a los tiempos 1 posmoderna”. presenies, la geogralia vive y padece su propia “condi CONCLUSION De lo expuesto en este texto es posible concluir que las ideas del posmoder- nismo y del posestructuralismo han sido tomadas como soporte teérico para in tentar reorientar la geografia como ciencia reflexiva y de carécter local. En estas condiciones 3 imposible generar una teoria global unificadora de la disciplina, y se somete ésta a un alta grado de alomizacion y ananqpaia, con las ya mencionadas consecuencias politicas, ideolégicas y metodolégicas; no es correcto pretender conocer el lugar sin conocer ¢! mundo, o creer que ¢! mundo es un todo que surge de la suma de lugares. Pero tampoce resulian convincentes los Thimados « ignorar o rechazay sin juicio las proposiciones discursivas posmodernistas, ni sus priieticas investigati- vas, pues bien sabemos que cuando la geografia acogié los discursos generalistas, parecié olvidar el caracter diferenciado y desequilibrado del mundo, y descono-

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