Sanchez Prado La Historia Literaria

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Diseto deta colccion: (GonaloFemdndez Diseo editorial: Mie Angel Tamer ‘Primera edi, 2002 ISN 96891224990, Sereuria de Cultura / Gobierno del Estado de Puebla None 607 Colonia El Ato Poel, Pucbla.CP 72000 Telfono:(012)236 0504 Ex. 118 lepre0y hecho en Mi Prt ond made Wenn em Iexacto M. Saxcutz Pravo: EL. CANON ¥ Us FORMAS: LAREINVENCION Dt HAROLD BLOOM {Y SUS LECTURAS HISPANOAMERICANAS, ats pe Corres / Gopi aso 001 ESTADO DE PULA Capitulo I [DisTINCIONES: LA HISTORIA LITERARIA EN EL CONTEXTO DE LOS ESTUDIOS LITERARIOS E HISTORICOS ona urreRanta #8, desde su propio nombre, un dis TA tiehorido, que se articula a partir de una doble perte- eneia en las ciencias sociales y humanas. Primero, la historia literaria es parte de lo que lamamos “estudios literarios”, considerando que la historia literaria se preocupa por la ubicacién espaciotemporal de las obras literarias. Segun- do, el género se encuentra englobado en la historia en ge- neral, ya que el devenir de los hechos literarios es paralelo al desarrollo de hechos sociales, politicos, etc. Los estudios literarios, siguiendo la distincién clasica de Wellek y Warren, se pueden dividir en teoria literaria, criti- caliteraria e historia literaria (48-9). Teorfa literaria se en- tiende como el “estudio de los principios de la literatura” (48), es decir, como la respuesta a la pregunta équé es la literatura?. Esta definicién se puede complementar con la idea de Lawrence Lipking, que entiende la teorfa como. referente “to all-encompassing systems of thought (“Grand Theory"), to ideologies, to methods, to any assumptions or presuppositions (even unconscious ones), to hermeneutic ion, to hypotheses or bright ideas, to any level of generalization, and often to no more than a preferred eran into which all phenomena might be translated.” @) Aa notion de Lipking es bastante més moderna que la ge yee Warren, ya que toma en consideracon el hecho Te cl lenguaje térico es la traduccion de los hechos nirariosa términos abstractos. En este sentido, la teora lite- ina nocién bidireccional, que, por una parte, define a [oxActo M. SANCHEZ Prang 28 satura” y.por otra, se modifica en fun. ns discursivas que emergen continua y que transforman stu definicién, rarece més indisputable. Wellek “Jos estudios de obras cont sare” (a8), nm este sentido, la criticn el objeto final de todos los estudios literarios, es decir, la produccién de lec. turas de los textos. Podemos “observar, como objecién preli- tae rata crrénco colocar a Ta fica Iieraria al earn nivel que a tcora y Ia historia, ya que las anteriores in como una de sus finalidades servir de base para el tieio de obras concretas. La teorfa literaria es intl si se rmantiene en el abstracto. Finalmente, legamos a la historia literaria, género que carece de una definicién directa en el manual de Wellek y Warren, pero que se sobreentiende como el estudio de las cobras literarias a partir del lugar que ocupan en el tiem- po, as como la estructura de relaciones hist6ricas alrede- dor de ellas. Ante una ausencia de definici6n de los criticos {que establecen la diferencia entre los tres géneros de lo estudios literarios, apelamos a Hayden White, que ee prest nila funcin principal de la historia literaria: “How a given form of terary work appeared as it did, where it id, and when it did, these are the probler i historians must sole, Solations to these problems wll mit ry oe therange of ponsbleansvers given to the more important questions of wy 2 given form of literature appeared where, when, and how it dd.” (90). Esta exp cain de Hayden White leva en sla idea principal ot de la historia literaria: Ia inv Dea eae dor dea hiker ear: i fnveigcion de ls factores mos entender a historia literaria Seer tapas, a tori la erie, La historia Inet po lo vaca ea tia, a historia Iteraria, por lo cnn ala crea trai os elementos contextuales ico y a la teorfa una “construc- llamado “lite clobjet " istic Gon alas caracte nente en fa fiterat ‘La nocisn de critica P: Warren la entienden come x cavon ys ronuas: LA suisvEscios ot Hanon Bi00M Y S$ 29 tteraria que fundamenta las discusi ci6n” de Ia serie lit jones sobre el concepto “literatura”. Me istoria literaria como genero ha sufrido una devar tuacién en los ditimos afios con relacion al fortalecimien’9 ietativo de las otras dos dreas de los estucdios literario®, Coastius observa un incremento del interés de la teoria lite- varia sobre la historia como reaccidn a un enfoque histori- volliterario que dejaba de lado las funciones estructurales Se gs obras (68-9). Por su parte, David Perkins murt que esta discriminaci6n tiene una doble base: una linea Broveniente de Croce que considera Ia obra de arte como eeieac inclasificable y plantea wna critica suprahist6rica {que niega la posibilidad de entender la obra literaria como producto de su tiempo y el rechazo del New Criticism a la Flologia germana del nazismo (debido a su abuse del gé- hero hist6rico literario en la construccién de un ideal de Suptemacta aria) que encaminé sus trabajos hacia una se- He de lecturas intratextuales y a evadir Ia sociologizacion Heltexto literario (9). Manon Brunet, por su parte, subra- ya que muchos crticos (principalmente estructuralistas Fe aeneutas), ast como tedricos (de Hinea bésicame rie ideran que la historia literaria implica derrideana), consi ocuparse del “afuera” de la literatura. Esta situaci6n lleva seina postura que considera a la historia come “un n discours djiscours accessoite, intéressant mais superflu, qui, malgré ses raffinements sociologiques actuels, ne vient Gu'gjouter un commentaire aneedotique @ la genése des seves (series littéraires) ou a [origine des hommes (groupes sociolittéraires).” (35). Totus objeciones surgen de dos problemas 6f Ia defini- cid de la historia literaria. El primero, la pertinetee de ceextualizar histricamente Ta obra literaria, 8% pro- Hlama que abordaremos més adelante. El segundo se da por el supuesto de que la historia literaria es un discurso Eempletamente auronomo dentro de Jos estudios literarios. coin joa debe ser objetada. Aunque te6ricos come Roland Jawacio M. SAncHEz PRADo 30 Barthes dan por sentada esta distinci6n’, lo cierto es que parte un entrecruzamiento evident entre los géneros. ‘Wellek y Warren observan: Estas dstinciones son bastante evidentes suelen admitirse de aaae je tambien bastante general. Pero es menos oyriente wa amir que los métodos ast designados no pueden utilizarse separadament; ques implican mnuammente fn fondo, que Mera inconcebible la tora iterara si la ertica o sin Ja his- tana lacitica sin la teorfay sin la historia, 0 Ia historia sin Ie teoria ysin la erica. Evidentemente, la teoria lteraria es imposible si no se asienta sobre la base del estudio de obras litesarias concretas. No se puede llegar in vacuo a criterios, categoriasy esquemas. ero, ainversa, no es posible lacrft- ‘Gila historia sin un conjunto de cuestiones, sin un sistema ‘de conceptos, sin puntos de referencia, sin generalizaciones. Huelga advertir que esto no entrafa un dilema insuperable: siempre leemos con algunas concepciones previas y siempre cambiamos y modificamos estas concepciones previas con la mayor experiencia de obras lterarias. El proceso es dialéctico: ‘una interpretacién mutua de teorfa y préctica. (49) Aparte del evidente entrecruzamiento que implica esta afirmaci6n, observamos una funcién dinémica de la histo- ria literariaen relacin tanto a las otras éreas de los estudios literarios como a las obras literarias en si. Oscar Tacca opi- na que toda historia literaria es critica, lo cual no necesaria- mente diye fa distncion entre historia literaria y critica iteraria (12-3). Por su parte, Beatriz Gonzélez Stephan co- 5 Barthes consider 5 Bares consider gue nrica dun text ode un autor epecfio es {xd pormenesincénica que pene alcampo dela semio- lela, mena que historia esa problematic diaronia (180). Et unt de sta proven del dstincinsausturiana entre mela y pro cial consieramos eta afrmacion mis producto den Paradigm crtico particular ues invetigecbae sat qe una postura sustentable en el marco de 31 Ex cavon SUS FORMS: LA REswvEne6n De HaRouo BLOOM ¥ SUS LecrURAS HSPANOAMERCASAS menta que historia y critica literarias “constituyen y apor- tan dos aspectos del conocimiento sobre la producci6n lite- raria " y que los aportes de ambas se complementan. Por esto, “la historia al hacerse més critica puede aprehender las tendencias evolutivas basicas, puede explicar los cam- bios y establecer la diacronia del proceso literario, no para conocer el pasado por un mero gusto hacia las antigieda- des librescas, sino para establecer relaciones en un orden cronolégico en una conexién de sentido triple: con su presente, su pasado y su futuro". Por su parte, los estu- dios sincrénicos de Ia critica deben de complementarse Con una vision comprensiva del sistema literario y de su proceso evolutivo, por lo cual historia y critica se presu- ponen mutuamente. En este sentido, la teori, la ertica y Tr historia son partes necesarias en la descripcién del sis~ tema y el proceso de la literatura. La finalidad de esto es Constituir una literatura, ya que la funci6n de las tres dis~ iplinas es establecer un proceso intelectual que permita el paso de la existencia empirica de las ‘obras a un sistema Griiculado (“La critica” 47-9). Esta postura que hemos expuesto es el punto de llegada basico en el entendimicn- tode la funcién ce la historia literaria entre los estudios Tecrarios, Consideramos que las afirmaciones de Gonzalez Stephan desmienten dos posturas respecto al discurso historico literario: la autonomfa del género y su inexisten- Gia Por un lado, toda historia literaria conlleva una teoria (pues la construccién de un devenit literario implica un. encepto propio de literatura) y una critica (ya que fa ubi- cecion histérica y la serie de relaciones de un texto con sas obras son una forma de lectura de los textos litera> Fios), En este sentido, la afirmacion de Tacca, aungne aP>, vrotemente moderada, parte del hecho de que histor'a y Gritica son dos constructos indisociados, con ‘caracteristi- “cuando en realidad, son dos perspectivas independencia pero con una dind- las. La inexistencia se desmiente cas comunes, de estudio con cierta mica constante entre el Ioxacto M. SANCHEZ Prag 32 Wellek y Warren conlleva la aad desepcin hstriea, Y8 Ne Pese 2 los Jos textos literarios contienen nos inmane nan tanto a otras obras marcas textuales 4 rime aos Factores extra iz pertenencia de la historia ue los relacior jiterarios. literaria al campo de la his- sora general se basa en caro SuPNEHOS El primero es eqhecho de que existe Una intertextualidad entre obras es- ccritas en contextos espaciotemporales distintos. Segundo, tridea de que las obras iterarias deben parte de su forma. én al contexto extraliterario y que es necesaria la ubica- Ce 6 ee cin tara Tecero, que el desarrollo de los acontecimien- ralelamente al de los aconteci- tos literarios transcurre pat wrentos humanos en general. Finalmente, que este Farlelamnorerporal conlleva un paraelismo metodolégico, Grech, ome descripcin diacrénica serait antomas de historia en general "Pres dee sina iain Elhistoriador fran- eee iar qu ling “historia” se refiere tan al onocinin dla materia come 2 a materia del comin (17) Ene send puede establecer un fe base entre la historia literaria y la hi it general, ya que ambas d pees in pu aloheo 3 puede resultar eviden- tp es nee para compen dea problenstca que ns asp Por un Ido, soluciona una ambigiedad pre sete nein historia tera’ que pudiera refer : e dob general escrita con rec it i dbl deinicgn props por Via eee adelante, permit exablecer que al wien el erning, seca emi valet qu air el érmino const lo, ea egemos tanto al campo de estudio, como al objeto ‘pecificos que se escriben 5 ease acta de White g imos anteriormente, al definirhisto- ite que inch nteriorment al definir his TEL CANON Y SUS FORMAS: LA neiwvencin DE HAROLD BLOOM ¥ SUS. 33 LECTURAS HSPASOAMERICASAS mbre. Asimismo, esta distin ra especificidad de la historia literar® frente J, es decir, su objeto de estudio. a bisferencia de base, como sefiala David Perkins, con- less una diferencia de funcion. Esto se debe, So mues- trael propio Perkins, a que los trabajos considerados dentro del objeto de la historia lteraria tienen 1 valor social dis- eto al de otros hechos historios e incluso, significa- sa caltural mas allé de lahistoria|en st. Em sentido, el caine de historia literaia y critica literaria 1°" subrayéba- voucto de que la descripcion his- ura més alld de teriormente €s P! ve como finalidad una lect Tos hechos his- n estudio ‘bn, ya que el estudio de no permite tt realizado por la crf- Jos hechos histori- manente ya que in_nos permite bajo este not ver una prime! ala historia en general ‘mos an trica-literaria tien su propia construcci toricos en general, aunque criticO, orividualizado de sus objetos como el tiea Iiteraria (177-8). En pocas palabras, fos rara ver permiten un estudio int Sequieren significado a partir de las relaciones, mientras Gq las obras lterarias tienen una dimers intratextual coexistente a su dimension hist6rica, echo que la historia Teraria debe tener en cuenta y que lantea Vt distincién ne solo de objeto de estudio sino también epistemol6gica. ‘Eva Kushner observa tar ion, subrayan- ign esta distinci do también que los hechos literarios sor productos de te- nor imaginario (171), caracteristica qu ie diferencia la postura frentea la del del historiador literario historiador en gene- se tista diferencia establece distintos niveles de objetivi- dad, ya que mientras un hecho hist6rico com Ja Revolucion Rusa sucedi6 en la realidad, al igual que todos los compo- wentes que se toman para [a reconstrucion de su historia, lin texto homérico genera dudas aceres de su veracidad igre o de su lugar fijo de producciOn, dudas que con- vesfonan [a lectura y 1a posicion del texto en 0 discurso hist6rico literario. Pese a estas consideraciones. €S neces ‘lantear una autonomfa completa sario tener presente de la historia litera- que Towacto M. SANCHEZ Peavy 34 ral es disminuir muchos de tirayen el discurso literatio en general eemva Tacca, situaciones come la dimensién social Como obsess Tee genencia de Ia historia literaria a un iia Fe et 83) Prnsamos, con Claudio Guillén, ave existe una diferencia cntre postuar una auronomia entre historia literaria e his. foria en general y el subrayar su especificidad (477). La qutonoméa implicarfa la narracion del devenir de objetos aermahistoricos que solo mantienen una coherencia saronica entre sf, mientras que Ia especificidad admite Gque, si bien los objetos literarios tienen caracteristicas pro- pias, estos pertenecen a.una producciOn -discursiva en la fue intervienen también elementos historicos, Dos de los problemas planteados anteriormente (el para- Iclismo entre el devenir literario y el devenir hist6rico y el papel que los hechos extraliteariosjuegan en Ia configura- aie ic la obra) se relacionan entre si. Las cuestiones suge- ridas por estas dos ideas son qué tanto depende un texto ¥é tanto de una produccién individual, de su contexto y qu asicomo el grado de paralelismo existente entre las modifi Gaciones historicas y las modificaciones literarias. La pri mera cuesti6n plantea scrias diferencias en la forma de construir una historia literaria, que puede ir desde la histo- ria de individuos productores sin relacién con el exterior, hasta la historia de matrices discursivas en las cuales los \dividuos productores carecen de importancia*. Existen, sin embargo, algunas afirmaciones que nos permiten ubi- cara la literatura en otros contextos discursivos. via frene ala historia eR BET Jos matices que cons 7 Hemnos omitido por el Hemoy omitio pore momento a relacion entre historia cultural € mora tera ya que buscamos analiza en este partado las conexig: 1s con titra en general solamente a prblemdtica del historia gukwalexardincgrada en otro capitato,en el que discutiremosel rol de lahisoa teraria ena representaionescuturales Michel Resale tipo de historia es La arqueologia del saber de Et CANON SUS FORMAS: LA REAWENCIO DE HAROLD BLOOM S15 35 Beatriz. Gonzalez Stephan reconoce un conocimiento histérico que descansa “en la jerarquizacion de las situacio- nes de cambioen la diacronia del sistema”. En este sentido, Ia historia literaria se entiende como el estudio del “proce- so de transformacién de las leyes y de los modelos discursivos ficcionales bajo los cuales se dan las representa- Ciones simbélicas que se hacen hist6ricamente las diversas sociedades” (“Una tarea” 16). Esto implica que “el imagi- hario social es producci6n en la historia. Es de por si histo- ria. En el proceso social no hay respuestas sociales, poiticas, ‘econémicas y culturales como manifestaciones aisladas [.. Por lo tanto, los fendmenos literarios son una de las formas ten las cuales se concreta el quehacer hist6rico de agentes Sociales, que mediante una determinada y espectfica préc- ‘al materializan en categorias de representaciones simbdlicas discursivas las diversas metéforas que han al- canzado una cierta ampliacién dentro del espectro de cla- ses y grupos sociales. El artefacto cultural no es s6lo ‘componente de esa sociedad sino que es esa sociedad!” (28). La discusién de Gonzalez Stephan reconoce una fun social de la literatura. Esta idea sujeta a la obra literaria a su Contexto hist6rico. Debemos observar que esta sujecion no se debe a que la literatura refle fielmente a la sociedad de su tiempo, sino que la textualidad literaria se ejerce como praxis social bajo condiciones determinadas, Em este se ae es como entendemos las relaciones entre el devenit lte- rario y el devenir historico en Ia escritura de la histor'a fiterara, ya que,en la mayorfa de los casos, se recomoce 'a faneién de determinados textos en su época de prodc, roan No obstente, postula la literatura como praxis social fe mn pontara qos ne euutrapeane = i iden de concen B- Sica, surgida del “genio". El historiador literario uc: cee cota dialéctica y su eleccién final sera parte de la jdeologia de la historia lteraria que escriba. ‘La pregunta de Ia relacion entre los hechos sociales y los hheches lterarios asciende a la discusion entre base y suPer- tica soci TaxacioM. Since Pray, 36 1 Marx. La evolucion de estas estructura planead Pits ha permitido el surgimiento ge ciones basa Tones historiograficas para abordar esig oi ematice concepciones de muy amplio rango cuya Fescripcion escapa a 10s propositos de esta tesis. Sin em, pargo, hay es ideas a4 valdrfa la pena precisar. La prime. barge Mpmamos de Claude-Michel Ort se refiere a i, Fas eracion del cambio liverario como Hn forma de cam. ‘socal (322-4). Esta idea es paralela 2 lanoci6n de praxis oval que discufamos a partir de Gonzélez Stephan y, ba. socal ie, muestra que ls cambios literarios son la vez producto y matriz de variaciones hist6ricas. Esto lo deno- prma Ont “sistema social de la literatura” y metodolégi, mimente plantea la reconstruccién de un modelo de perspectivas microsociolbgicas, macrosociol6gicas ¢ inter- predias para elandlisis de la obra literaria (324-5), Podemos ver, entonces, que existe un intento constante de ubicar la bra literaria en su contexto y, sobre todo, de definir idireccionalmente los procesos de cambio literario y social. La segunda noci6n es la forma en que la producci6n lite- raria se subordina a los distintos discursos sociales alrede- dor de ella, Esto ha levado a lo que tradicionalmente se llama “teorfa del reflejo”. Sin embargo, después de Marx resulta muy dificil pensar en que la obra literaria es una trasposicién directa de los discursos histéricos, sin media- ibn alguna. Algunas teorias sociolégicas, encabezadas por las escuelas sociocriticas de los afios sesenta han refutado fuerement ref directo, La soluci6n principal ha sido pos de Sana ae mediaciones institucionales (los cam- ‘Althusser o lin a eens de estado de cion de Balibar y Laporte, la socilinglistiea¢ Jengua y na- ein ac Baar Laporte, a sociolingitsica de Zima, © las ucault)?. Una segunda solu- ae eee ap| estas nociones, asi cx oasirhen Camere i gens fee eat ‘ologia de la literatura” (ver bibliograffa). EL.CANON ¥SUS FORMAS! LA REIWVENCION DE HAROLD BLOOM ¥ SUS, 37 ECTURAS HSPANOAMERICANAS cién es expuesta por Marc Angenot, que distingue intertextualidad (“comme circulation et transformations diidéologémes, c'est-a-dire de petites unités signifiantes dotées d'acceptabilité diffuse dans une daxa donnée”) de interdiscursividad (“comme interaction et influences des axiomatiques de discours contigus") (61-2). Como pode- mos observar, estas dos definiciones colocan al discurso li- terario en el mismo nivel de los otros discursos sociales, estableciendo dos movimientos dindmicos: el intercambio de unidades ideol6gicas propias de una doxa!? y la mutua influencia entre discursos contiguos del sistema. Este se~ gundo movimiento es parte de la reelaboracién tebrica de [he nociones de base y estructura, ya que autores como Weber, Adorno o Lukacs han observado la presencia de otras realidades discursivas més alld de la econémica en la elabo- racién de los textos culturales'" La tercera cuestiOn esta en el nivel de paralelismo exis- temee entre la evoluci6n historica y la evolucién literaria. Este problema es discutido por Walter Benjamin, en su en- sayo The work of art in the age of mechanical reproduction. ste ensayo es el hecho de Una de las tesis principales de e que la transformacién de la superestructura se lleva a abo wife lentamente que el de la base, ya que las influencias de ésta requieren un proceso de gestacién en los estratos cule turales de la sociedad (219). De esta idea podemos extrapo- Jar que si bien la estructura socioeconémica tiene incidencia en Ia produccidn cultural, esta incidencia no es contempo- tanea a las modificaciones sociales, por lo cual podemos bbservar que la base no se refleja en los otros discursos sino gue se refracta conforme se va estableciendo en Jos diver- a niveles de una sociedad. La dificultad de precisar esta serie de relaciones entre sociedad y texto también genevan ae erie de posturas historiograficas diversas, pero la his- 10 Estanoci6n, ya dfiida por Bourdieu iene cl sentido deimposcion re otras practcas dscursivas de diners hegemsnicos 0b de discos hee acelaobra deere atoes ening Toxacio M. Sanen 38 “=P ne como un instrumento necesa, es sociales, politicos y econém, riven el devenit literario. 3 ia cuestion de relacionar Ia histo. n general considerando log vrovimientos intraliterarios que <© presentan en el devenir histénico. Estos movimicntos pueden ser divididos en in. fluencias y afinidades. Por influencia entendemos la rela. veiacronica entre dos obras separadas ¢D el tiempo, pero que presentan una inter textualidad directa (en el caso de que la obra apele a un texto precursor) 0 indirecta (cuando a obra hereda ciertas caracteristicas de obras recibidas a tues de una mediaci6n). El tema de la influencia es bas- tunte complejo. ya que puede existir una confusién entre vinilitudes textuales ¢ influencias literarias, asi como el hecho de que establecer fiiaciones entre textos implica car- garlosideoldgicamente o emitir un juicio de valor". Afini Sad se refiere a ciertas caracterfsticas de los textos que comparten con obras, principalmente contemporaneas, con las que no existe un contacto intertextual. Basicamente la historia literaria estructura las afinidades en funci6n a pre- ocupacionesliterarias comunes. Por ejemplo, dos movimien- tos literarios en diferentes partes del mundo pueden reaccionar frente a un mismo movimiento literario prece- oe ener esto establecer formas afines de . gue sustentar4 diferencias producto de la especificidad de cada movimiento. ae eae a a en general e historia lite- Reese a venido discutiendo, y ne ee La situacion de la histo- aes releonee es similar a lo estudios literarios: neral se mantel ria en Bet : ‘los material rio para extrael sti cos que consti sMamente nos queda | ria fiteraria con Ja historia © ch cote nny al ep dle tomo it eaxvencien 96 HAROLD BLOOM ¥ SUS 39 x canon vss roast tas caracteristicas que permiten distin- 's de historia, Ia constante interco- te entre los diversos discursos rmacién de una autonomia ple- ‘menciondbamos arriba ya que 1 tos comunes entre los ti- aunque tiene ciert guirla de otras forma: municaci6n existent hist6ricos impiden la afi na en todos los casos que existen metodologias y presupues! vos de discurso hist6rico que no pueden ser pasados por rite. 2 el discurso literario no esta aislado de las demés précticas discursivas, aunque esta afirmacion implique we problematica sobre los grados de intercomunicacién nite Wee discursos sociales y 3. aim en el caso de las caracterfsti- ‘cas propias de la historia literaria como objeto de estudio, fata evolucion mantiene elementos hist6ricos que requic” con ser estudiados diacrénicamente y, por tanto, llevan a inscribirse al estudio hist6rico.

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