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6 V 02 ALFAGUARA INFANTIL Nadie te creeria Luis Marfa Pescetti llustraciones de O'Kif IGRATUITA « PROHIBIDA SU VENTA/ EN CASO DE VENTA, DENUNCIAR AL TEL. 080.999.3672 Ministerio de Educaci6n Presidencia de la Nacién © 2004, Luis Maria Pescerti www-luispescetti.com © De la edicién 2004, 2005: Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara S.A. © De esta edicién: 2014, EDICIONES SANTILLANA S.A. Av. Leandro N. Alem 720 (C1001AAP) Ciudad Auténoma de Buenos Aires, Argentina ISBN: 978-950-46-3940-4. Hecho el depésito que marca la Ley 11.723 Impreso en Argentina. Printed in Argentina Primera edici6n: octubre de 2014 Edicién: MARIA FERNANDA MAQUIEIRA, Disefio de la coleccién: MANUEL EstRADA Pescetti , Luis Maria Nadie te creerfa : Colecciones de aula : edicién especial para el Ministerio de Educacién de la Nacién / Luis Maria Pescetti ; ilustrado por O’Kif, - 1a ed. - Ciudad Auténoma de Buenos Aires : Santillana, 2014. 184 p. : il. ; 12x20 em. ISBN 978-950-46-3940-4. 1. Literatura Infantil Argentina. I. O’Kif, ilus. II. Titulo CDD A863.928 2 Todos los derechos reservados, Esta publicacién no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada en, o transmitida por, un sistema de recuperacién de informacién, en ninguna forma ni por ningtin medio, sea mecénico, fotoquimico, electrénico, magnético, electrodptico, por fotocopia, © cualquier otro, sin el permiso previo por escrito de la editorial. @santutana Nadie te creeria Luis Maria Pescetti llustraciones de O’Kif <2 GUL Sree = DEME OTRO *, Al finalizar el horario de clases llega una ma- dre a buscar a su hijo. La intercepta la maestra, que trae al nifio de una mano. —Sefiora, hoy Fernando se porté fatal. —,jOtra vez!? —Pero fatal, fatal... no hace caso, contesta, se burla de los compafieros.... —Pues, entonces, deme otro. — Cémo que “otro”!? ;Otro nifio? —Si, porque tampoco sé qué hacer. —Pero, es que no puede ser. —Con su padre ya le dijimos (mirando al nifio), pero si él no quiere hacer caso... Qué, ;no hay mas nifios? —Es que no se trata de eso, la escuela esta Ilena de nifios... —Pues c4mbiemelo y listo. —(Dubitativa). No, pero... —Casi mejor prucbo con una nifia, estoy pensando. —Es que se me desordena todo, sefiora, lue- go vendrd la madre de la nifia... —Pero yo llegué primero. 12 —St, ya sé, pero luego se quejan, no se crea. Y ademas (sefiala con la cabeza al nifo) es pasarle el problema a otra familia. —No, porque asi aprende, para la préxima lo va a pensar. —Y si no lo quiere nadie? —;jPero qué dice!? ;Cémo no lo van a que- rer si es un nifio precioso? —Precioso s{ que es, pero se porta... —Ah, zy qué pretende? ;Que me lo lleve yo? —No, si no digo eso. —Hay que hacer algo, maestra, hay que po- ner limites, si no van de peor en peor. —Bueno, jy cual quiere? —Una nifiia, ;no le digo? (mira hacia el pa- tio). Aquélla, la que esta saltando. — Elena! jRecoge tus cosas que te vas con la sefiora que sera tu madre! —jUE! (la nina con evidente fastidio), jestoy jugando! —jAla! [Vamos! Sin protestar, mira qué pri- mera impresién més fea le vas a dar a la sefiora. La nifia, resoplando contrariada por la inte- rrupcién del juego, va al salon. — No sera peor que éste, no? (da madre, preocupada). —jQué va! Es un Angel, lo que ocurre es que estaba jugando; los nifios son asi. Llega la nifia con su mochila. —;Vamos a casa, Elenita? —iY hay tele? —(La maestra y la madre sueltan una risa). 13 jClaro que hay tele! Y un perro muy hermoso, que a Fernando le gustaba mucho, jverdad, Fernando? —...(el nino, con la mirada baja, asiente). —jQué lindo! ;Nunca tuve un perro porque mis pap4s no me dejaban! —Pues vamos a casa, que ya tienes uno. Y ti, Fernando, pdrtate bien con tu nueva familia y nos vienes a visitar cuando quieras, ¢s{? El nifio asintié otra vez, sin levantar la mira- da. La madre saludé amablemente a la maestra. Esta se despidié de Elena con un beso y dio vuelta hacia el patio, con Fernando de la mano. Material de distribucién gratuita , Z NINOs Y NINAS hs Queridos alumnas y queridas alumnos: en nuestro escuela hubo demasiados peleas entre los ni- fas y las nifios. Deberfan ser buenas compafieros y, sin embargo, se presentaron muchas problemas. Las nifios de cuarta grado dijeron unos palabras feos a los nifias de quinta grado. Pero estos nifias de quinta grado, antes, ya habian escrito unos frases feos en el pared de sexta grado. Hablamos con el madre y la padre de es- tos alumnas y estas alumnos; pero sin una resultado. Después de un semana de tranquilidad, unos gracio- sas rompieron el ventana de la laboratorio por querer hacer un broma que les salié mal. ;Por qué no juegan al mufieca o la futbol? ;Si estan en un edad precioso, queridos nifias! El conducta ya no es como antes en esta establecimiento. La respeto que habfa, el educa- cién en la trato se perdieron. Pero el escuela no esté para castigarlas 0 cas- tigarlos, pensamos en fomentar el amistad entre uste- des. Organizamos una concurso de dibujos con esta tema de: Mi amigo la nifia y mi amiga el nifio. Po- drén participar todos y todas. Las temas de las dibujos pueden ser el amistad, el familia, el casa, el mascota, el ciudad, el naturaleza. Les dejamos algunas ejemplos: ¢ Tengo una gran amigo con una novio que quiere ser bombera. ° El perra juega con la gato, encima del ca- ma de la departamento de mi tia querido. ¢ La cenicero, el camisa, la 4rbol, la semafo- ro y el corbata. ;Todo puse en la dibujo que regalaré a mi buena amigo! ° Fuimos de picnic con la grupo del escuela, iy nos olvidamos los servilletas! ¢ Te quiero mds que al Luna y la Sol. ;Te quiero hasta la cielo por la amor que experimento! * ;Qué hermosa cuerpo tiene la hermano de mi querida amigo! a ee Z RESPONSABILIDAD ESTETICA a Mird, Valeria, me tenés repodrido. Si sabés que me gustds, gjpor qué no me hablas por teléfono, eh!? Qué te pensds!? ;Querés que me quede toda la tarde al lado del teléfono como un tarado!? El otro dfa por ejemplo, el lunes, me morfa de ganas de que me Ilamaras. ;Y ni me hablaste! jEntonces resulta que no fui ni a jugar con los chicos, ni al club, ni a nada! ;Al divino botén! ;Porque no soné el teléfono ni con una Hamada equivocada! ;;Qué te creés!? ;jTe crefste mu- cho!? Sabés que sos muy linda, entonces tendrias que fijarte un poco, porque es como cuando alguien es muy fuerte: si no cuida cémo usa los muisculos capaz que le da un empujén a alguien y no quiere hacerle nada, pero al otro lo tira al piso. O da la mano para ser amable y al otro le deja los huesos como un trapo torcido. Es lo mismo, jentendés?, porque vos sos lin- da, entonces tenés que tener un poco de cuidado, porque sin querer podés, no te digo lastimar, porque no es igual igual, pero mds o menos, ;te das cuenta? Tal vez lo hacés sin querer, o no hacés nada, pero igual tendrfas que prestar atencién porque yo te cruzo enfrente y a lo mejor a vos no te pasa nada; pero vos me pasds enfrente y me quedo todo asf. Parezco la 18 momia, jentendés? Poné un poco de tu parte, tam- bién. Por eso no es lo mismo. Ahora que te expliqué y lo entendiste, fijate. Yo no te voy a decir nada, pe- ro hoy me gustaria que me lames, asi que no esperes que te hable yo. @? o PARTIDO a —Va a sacar el arquero Porta. Saca, la pelota va a mitad de la cancha, la para Tucconi. La para Tucconi, _ que est4 marcado por el ntimero diez, Hans; pero elude la marcacién y avanza a toda carrera. Queda pagando Hans ante la fineza de nuestro estilo latino. —Es que nosotros entrenamos desde chicos en campitos, Fernandez, es otro concepto. —Faxacto. Atencién: jEntra Tucconi en el 4rea! Se adelanta el arquero alemdn a bloquearlo; Tucconi se prepara para patear y... j;Atencién, atencién! Pasa algo. ;Usted desde ahf nos puede informar, Sanchez? —Si, Fernandez, ‘Tucconi iba a patear y se le salié el pie izquierdo. —Perdén? —Que se le salié el pie izquierdo. El juego se detiene un minuto. —Tucconi se pone el pie ah{ mismo? —Si, Ferndndez, la presencia del médico es porque el arquero alemén se descompuso. Ellos no estén acostumbrados a nuestro estilo, Fernandez. —Gracias, Sanchez. Se va a reanudar el juego, sefiores. Aquf en el estadio de La Marquesa, un domin- go espléndido. Alemania cero, Nueva Sindpolis, cero. 20 {Comenzé6 el juego! Toma carrera Tucconi, patea, sale un poco desviado el tiro. Cabeza del defensor Mhéels que saca de la cancha y es tiro de esquina. Tiro de esquina fa- vorable a Nueva Sinépolis. ¢Qué pasa, Sanchez? —En el apuro Tucconi se colocé el pie al re- vés y pegé un talonazo de aquéllos. Ahora ya se lo aco- mod6. Al que vemos agachdndose es al ntimero seis, Shiiltz. A ver... sf, confirmado, Fernandez, se descom- puso. Es que Tucconi se acomod6 el pie enfrente suyo. —Gracias, Sanchez. El tiro de esquina lo va a ejecutar el ntimero diez, Ventura. ;Patea! ;Hermoso tiro! ;Cabecea Marino! ;Gol! jGol! jGo... un momen- to! S4nchez, spor qué vemos a esos jugadores alema- nes descompuestos? —No, Fernandez. Lo que ocurrié es que el tiro de Ventura fue fuerte y, al cabecear, Marino... —jSe le salié la cabeza? —...exactamente, que fue lo que realmente entré en el arco. Eso descoloca a los alemanes que son muy estructurados. y —Fstdn acostumbrados a otro tipo de juego. —Més que nada eso, Fernandez. —;Qué sucede ahora? —El ntimero ocho, Ripassi, fue a calmar a uno de los alemanes y, cuando lo saludd, dejé la ma- no en la del aleman. Se le salié la mano, Fernandez. —Eso est4 mal por parte de Ripassi. Si él ve que los alemanes reaccionan, no tiene por qué hacer ese chiste. —Lo que sucede, Fernandez, es que los ale- manes tampoco ponen nada de su parte, Ripassi se colocé la mano pero el alemdn sigue histérico. 22 —No es deportivo, Sanchez, no es deportivo. Desde ac4 veo al arquero del Nueva Sindpolis que se sacé una pierna para llamar la atencién. No es depor- tivo, Sanchez, no es juego limpio. —Son las pequefias picardias que tiene el de- porte, Fernandez, ellos deberian adaptarse. Saben que estdn en cancha ajena, otro pais, otras costumbres, lo saben, no pueden hacerse los nerviosos. —;Cudl es la actitud del arbitro? —En este momento le saca la lengua al nui- mero once, Revolta. —;Se burla del jugador? —No, Revolta iba con su lengua en la mano molestando al diez aleman, Hans. —Eso est4 muy mal, porque una cosa es que auno se le salga un pie y otra muy distinta es provo- car a un jugador que nos visi... —jFerndndez! Fernandez! ;Perdén que lo in- terrumpa! — Si? —El cuatro alem4n empujé a Tucconi y el drbitro quiso detenerlo, pero al soplar el silbato, se le salié la nariz. Se le salié la nariz al 4rbitro, Fernandez. —Bueno, esas cosas pasan. —Y ahora los alemanes se retiran de la can- cha, Fernandez. Atencién, jel equipo aleman, se est4 re-ti-ran-do! jSe est4 re-ti-ran-do de la cancha! —jQué mal, por ellos! El ptiblico los abu- chea. Entran policias con escudos para proteger a los jugadores alemanes de los proyectiles que les arrojan desde las tribunas. —No son proyectiles, Fernandez, son orejas, 23 manos, dedos. Acd a mi lado acaba de caer una rodi- lla, que parece de dama. Si, confirmo: una rodilla de dama. Cae de todo, Fernandez: pies, ojos. La gente est furiosa, furiosa, Ferndndez, por la interrupcién del espectaculo deportivo. Ac4 delante de mi veo caer un rifidn. El equipo alemdén ya entra en el tiinel, a los vestidores. ;Caramba, Fernandez! Un pedazo de hfga- do dio de lleno en la cara del arquero aleman. Discil- peme que haya sonrefdo, Fernandez, pero qué punte- ria, le dio en plena cara. —No, Sanchez, es una reaccién natural. Si bien la actitud de nuestros muchachos fue un poco alegre, digamos, el equipo aleman no tenfa por qué interrumpir el espectaculo. La gente viene a eso, a ver un espectdculo deportivo y no puede ser que uno de los equipos se retire porque sf. —Lo que ocurre, Fernandez, es que los ale- manes estan acostumbrados a otro estilo. —Es lo que usted dijo, Sanchez, no se adap- taron. No supieron adaptarse. Material de distribucién gratuita a UN CUENTO DE AMOR Y AMISTAD * Pablo, el que hacfa caca en un establo, le di- jo a Inés, la de la caca al revés, si queria jugar con él y con Rubén, que hacia caca en un tren. Inés estaba con Sofia, la que hacfa caca todo el dfa, y le contesté que no. Pablo, el de Ia caca para el diablo, se enojé. Justo pasaba por ahi, la maestra Teresa que hacia ca- ca con frambuesa, y le dijo: —Pablo, el que hace caca cuando le hablo, ‘no le digas asf a Inés, la de la caca de pez. Mejor vete a jugar con Luis, el de la caca y el pis, o con Gusta- 0, el de la caca por centavo. Pablo le contesté: —Sefiorita Teresa, que hace caca con destre- za, lo que pasa es que ellas, las que hacen caca tan be- lla, nunca quieren jugar con nosotros, que hacemos caca con otros. Las invitamos y no quieren y a nues- tra caca la hieren. La maestra Teresa, que hacia caca en una me- sa, miré con mucho carifio a Pablo, el que hacfa caca en un vocablo, y le pregunté: { —jAy tesoro, el que hace caca de loro! ;No sera que estas enamorado de ellas, que hacen caca con estrellas? 26 Justo Ilegaba Tomds, al que la caca das, y cuando oyé eso le dijo a la sefiorita, que hacia caca tan finita: —Es verdad maestra, la que la caca le cues- ta, él esta muy enamorado de Sofia, la que hace caca en las vias... Y Pablo, que no estaba enamorado sino muy enamoradisimo, se puso colorado de enojo y les con- testd: —jNo es cierto! ;Y tu, Tomds tomalosa, que hace la caca en Formosa, ti gustas de Inés, que hace una caca por vez! —jMentiroso! Mira, Pablo pableta, que ha- ce caca en bicicleta, mejor te callas! La sefiorita Teresa, que tenfa caca en la cabe- za, los miré y les dijo: —Pablo Pablito, caca de pajarito, y Tomas Tomasito, caca de perrito, ustedes son amigos y no tienen que pelearse ni por la caca enojarse. Por ahora vayan a jugar entre ustedes, que ya vaa llegar el dia en que esas nifias, con la caca en trensifias, los busca- r4n para jugar. Patlo y Tomas, salieron corriendo abrazados, haciendo caca de parades, y se olvidaron de pregun- tar si trensifias quiere decir algo o nada més lo inven- t6 la sefilorita haciendo caca con palabritas. _ EL POETA DE LOS SUENOS *., Habfa una vez un sefior que sofiaba poesfas. Despierto no destacaba en nada; pero dormido se le aparecian poemas. Hablaba y su mujer copiaba; por la mafiana ni él mismo podfa creer que eso habfa si- do creacién suya (esto les sucede a muchos creadores, casi nadie puede explicar de dénde nacen las ideas; pero en este caso la sensacién era mas fuerte ya que dictaba dormido). Todo terminarfa acé si no fuera porque esta- ba disconforme con eso, pues se hizo famoso en todo el mundo, no tanto por los poemas sino por cémo le nacian. Lo invitaban a programas de televisién, pero esos de concursos y fendmenos extrafios. Lo entrevis- taban de diarios y revistas para preguntarle si, ade- més, vefa espfritus. Aparecia en libros, pero en aque- llos de récords y hechos inexplicables. El queria ser poeta, y no un fendmeno de circo. Sufrfa tanto que, desesperado, le dio un mat- tillo a su mujer para que le pegara cuando hablara dormido, lo que ocurrié esa misma noche. Fue una poesia sobre una tortuga. Su esposa no le pegs, lo sa- cudié de los hombros. EJ no despertéd, pero la tortu- ga del poema aparecié de verdad en la habitacidn. 28 De ahi en mas no sélo dictaba sus poemas, si- no que algunos de ellos se convertian en realidad. Un batil, una calle, un barco, humo. Uno de sus poemas hablé del mar, y comenzé a inundarse Ia ciudad. Lo echaron de ésa y de otras, porque no elegia lo que so- fiaba, y no siempre eran cosas buenas. Sofié la guerra, pero no fue culpa suya, la guerra ya estaba en los hom- bres. El sdlo contaba de un soldado que Ilevaba dias en una trinchera, bajo la Iluvia, y escribia cartas a su novia, por amor, pero también para no enloquecer. Sofié que estaba solo, y una nave espacial los llevé a la Luna. Sofié que era un ndufrago, y pas a rescatarlos un barco antiguo. No quiso sofiar nunca més. Le pidié a su mujer que preparara café bien car- gado, como se toma en Cuba y en Colombia, y que le diera conversacién para no dormirse. Todavfa navegan por el cielo, con los ojos cansados de no dormir. Pero, cuando se distrae, la mujer le canta una cancién de cuna y descansan. Asf{ es su amor. NO, GRACIAS * A Jorge Avigliano Cierta vez un nifio desperté con el deseo de cambiar, de ser bueno. Decidié ser un nifo del que todos estuvieran orgullosos: sus padres, sus hermanos, sus vecinos, su ciudad. Incluso su pats, orgulloso de contar con un nifio tan bueno entre los suyos. Bajé de la cama de un salto, oyé que su her- mano se estaba bafiando y oftecié acercarle la toalla: —No, gracias (le respondid desde debajo de la ducha). Se vistié y corrié hacia la cocina, encontré a la mamé colocando las tazas en la mesa. —jTe ayudo! —No, mi amor, gracias. Oftecié sacar a pasear al perro, pero ya regre- saba su padre que habfa hecho eso y le dijo: —No, gracias. Desayunaron, intenté alcanzar el azticar, pe- ro su abuela le dijo: —No, gracias. Corrié a la calle. De pronto, casi enfrente de él, una tierna anciana se cayé de bruces. jPerfecto!, exclamé y fue en su auxilio, Pero al llegar, la mujer se estaba levantando sola y le dijo: 30 —No, gracias. Luego encontré a un sefior ciego, parado en una esquina y se ofrecié para cruzarlo: —No, gracias (le respondié). En la escuela levanté la mano para pasar al frente a dar la leccién, pero la maestra le dijo: —No, gracias. Vio que la directora salfa de su oficina, car- gada de carpetas. Sefiora, déjeme que la ayude. Pero ella respondié: No, gracias. Tuvieron un examen de Matemiticas, lo terminé enseguida, se dio vuelta y le ofrecié a su amigo: ;Te falta algun resultado? No, gra- cias. Miré hacia la derecha, una compafiera escribfa a toda prisa. ;Querés que te ayude? No, gracias. Terminé esa tarde en la escuela y fue hacia su casa con un andar cansino, sintiéndose un pobre derrotado. Pasé frente a un templo, entré, se arrodi- llé y comenzé a decir una oracién. Una voz honda y poderosa, que parecia venir de todas partes, dejé oir su mensaje: —No, gracias. j Salié corriendo del templo, desesperado, empujado por un impulso frenético, pero en la mis- ma puerta se le interpuso un sefior que corté su carre- ra para ofrecerle un billete de loteria; o un estuche con tres peines de diferente tamafio; o cinco lapice- ras; 0 un practico portamonedas para la cartera de la dama o el bolsillo del caballero; o un encendedor pa- ra la cocina con vida util garantizada por diez afios; o tres chocolates por un peso; o dos revistas de decora- cién por cinco pesos; 0 una suscripcién para la enci- clopedia m4s moderna del mercado y que por esta 3 tinica oportunidad como promocidn de lanzamiento se entrega por la mitad de su precio normal, es decir a un precio anormal; o un exprimidor con tres naran- jas que ya fueron exprimidas en tres ocasiones; 0 un juego de cocina compuesto por cinco ollas con base de bronce de tres capas que conservan mejor el calor; 0 cinco libros para colorear que vienen con una sim- patica caja de seis ldpices de colores; 0 una cancién. Pideme la cancién que quieras, ;no quieres que te cante una cancién? —No, gracias (respondié el nifio, muy a su pe- sar, pues detestaba tener que usar la misma frase que lo habia perseguido a lo largo del dia). —No podés decirme eso. —Si, porque usted me oftece cosas que no le pedi, y que no necesito. —Pero tal vez acierto con algo que ibas a de- sear o precisar. : El nifio miré al vendedor, observé que su traje no era nuevo y estaba arrugado por la cantidad _ de objetos que cargaba; su camisa era blanca, pero ne- cesitaba ser lavada, su corbata tenfa el nudo flojo, y olfa a transpiracién. Entonces le pregunt6: —Y usted qué necesita? _ —Un dia de descanso, estoy agotado de ofte- cer mis mercaderfas (el vendedor, pensativo). —Témeselo (respondié el nifio), tomeselo de todos modos, y mafiana o pasado mafiana sigue. El vendedor apoyé su gastado portafolio en el suelo, con una vieja sonrisa comenté: —No es mala idea, verdad (respird hondo y suspiré). ;Hay algtin bar en este pueblo? on —Si, hay varios, como aquél (y senald). El vendedor junté sus cosas, se despidié agra- decido, y el nifio se fue, contento, a caminar, 0 a ju- gat con sus amigos. CHAU, NENA (BLUES) a py a hablar contigo, tengo decidido. a quiero aclararlo a es mi decisién. No pasa de esta tarde © quiero demorarlo. asta de ese juego salgo de la cancha, igalo la pelota le tu indecisidén. hau, nena. Jue te gusta ése jue te gusto yo ue le hablaste a otro jor un regalo que te dio. digo adids, adids, adids, hau, nena. [digo adiés, adids, adiés, hau, nena. uando madures me Llamas. ¢ hago asi con el pafiuelo. & digo adiéds, adids, Nau, nena. Material de distribucién gratuita 34 Ya estoy bastante harto de vagar con las manos clavadas en los bolsillos de mi pantalén. Ir solo como un perro eso se termind. Si querés divertirte paga una entrada, nena, ya no seré un payaso del circo que montas. Chau, nena. CARTAS A PapA NOEL .. Hola, Papd Noel, soy Clara. ‘Te quiero mucho. Hoy fuimos a la playa y amos un helado. Tengo seis afios. En patin jugué jockey y ningtin dia lo habfa jugado con palo para € no nos lastimdramos. Ahora patino bien y el sie- de diciembre va a haber una clase para que los pa- s vean que no nos lastimamos, pero vos no podés ir porque sos papa pero Noel, que es distinto. Pe- a lo mejor si querés ven{ lo mismo total en la en- ada nunca se fijan. Te pido un max steel, un disfraz doctora verde, lapiceras de color verde oscuro y ‘0, violeta oscuro y claro, celeste, azul oscuro, un iguete de las Chicas Superpoderosas, una Barbie con tido de casamiento, una estrellita, una luna, un I, una flor, un drbol con naranjas, una nube, una iedra, un pez, un Angel, una vaca, una abeja, un aba- ico y un acordeén. Que te gusta ése que te gusto yo que le hablaste a otro por un regalo que te dio. Te digo adids, adiés, adidés, chau, nena. Te digo adiés, adids, adids, chau, nena. \ ve Cuando madures me lam; Chau, pera, mahzaria verde, all4 en la rama de‘tu Arbol no te busco mas, chau, nena. Te mando un beso, Clara 36 Querida Clara: en este momento no tengo patines ni hockey. Lo lamento. ;Te gustarfa pedir otros regalos? Afectuosamente, Papa Noel Querido Papa Noel: nada que ver. Tenés que leer bien las cartas. Lo del hockey con patines es algo que hice; mi pedido era lo otro. Y de paso quiero cambiar el disfraz de doctora verde. Que sea uno de verdad, blanco. La piedra no, porque ayer encontré una. Mejor traeme mis estrellitas. Te mando otro beso, chau, Clara Querida Clara: te pido disculpas por la con- fusion, y te agradeceré que repitas el pedido porque las cartas que contesto se archivan en otra parte y no tengo la tuya a mano. Espero que puedas hacerlo pron- to. Se acercan las fechas en las que preparamos los re- galos, jy estamos ansiosos por complacerte! Afectuosamente, Pap4 Noel Papd Noel: squé les pasa ah{? Te habfa pedido un disfraz de doctora verde, el disfraz, no la doctora; pero después te dije mejor blanco y de una de verdad. Después también te pedfa estrellitas y algiin juguete 38 de las Chicas Superpoderosas, l4pices de muchos colores, pero blancos no, una vaca, abejas, un abani- co, una bicicleta. No me acuerdo del todo, porque la carta se las mandé y era larga jy ustedes la perdieron! sNo la pueden buscar mejor? Me acuerdo de la Barbie para casamiento y un 4rbol con naranjas. {No pierdan ésta también! Ah, y un piano. Bueno, chau, Clara Querida Clara: soy la secretaria de Papa Noel. Me pide que te avise que encontramos tu pri- mera carta. {Qué buena noticia, ;verdad?! Ruega que lo disculpes por no responderte personalmente pero a la locura de trabajo que tenemos siempre en octubre, preparando los regalos, se sumé una descompostura en uno de los renos a rafz de una modificacién en su alimentacién. Cambiamos de veterinario por proble- mas de presupuesto pero, como siempre, lo barato sale caro y el nuevo les dio una dieta que los puso fatales. Ya regresamos con el anterior, pero este lamentable inci- dente nos consumié una increfble cantidad de tiempo. De todos modos, Papé Noel me pide que te transmi- ta la seguridad de que todos tus regalos estardn listos a tiempo. Sélo una pregunta: lo que pediste en las dos cartas no coincide exactamente, scual te complaceria que atendamos? Afectuosamente, Esther Noel 39 Queridos Esther, Papd Noel, el Reno o la eda del trineo, o quien quiera que sea que lea esta arta y me la conteste: jNi me acuerdo si eran diferen- es las dos cartas! ‘Traigan todo y listo, qué sé yo. O mismas cosas que pido en las dos. Lo que mds me porta es el disfraz de médica de verdad, blanco, y Barbie de casamiento. Ah, y la estrellita, el acor- edn, la planta de naranjas y libros. k Pénganse las pilas, Clara Querida Clara: soy la secretaria personal de sther Noel. Ella me pide que la disculpes por no ntestar personalmente tu correo. Esta atendiendo a pd Noel quien sufrid un pequefio accidente, nada ave, una caida que le produjo una leve torcedura en pie. El mismo insistié en que te hagamos saber jue esté bien, que no debes asustarte; el médico le egurd que en quince dias podrd apoyar el pie de anera normal, y que todas las placas muestran que lesién no reviste importancia. No debes preocupar- , a todos pueden ocurrirnos estos pequefios acci- lentes. Afectuosamente, Silvia Noel éY mis regalos? ;Ya eligieron de las dos cartas? Clara 40 Querida Clara: soy Esther, nuevamente. Es- tamos muy felices. Nuestro querido Pap4 Noel ya se encuentra repuesto! Mandé decirte que tu pedido es- t4 completo y embarcado. Esperamos que seas muy feliz con esas cosas tan bellas que pediste. Has de ser una nifia muy especial para haber hecho una solicitud tan hermosa. Te ruego que sepas disculpar los incon- venientes que ya superamos. Un afectuoso abrazo, Esther Noel Queridos Pap Noel, y tu secretaria y la secre- taria de tu secretaria y el reno con diarrea: les escribo esta carta después de abrir los regalos. Muchas gracias por el elefante de porcelana blanco, es muy practico, y sobre todo tan bonito. Los videos de carreras de co- ches son sumamente interesantes. ;Con el 4lbum de figuritas del fiitbol espafiol aprendi cosas importan- tes! Qué bueno que conseguiste el disfraz verde de doctora que te habia pedido en mi primera carta y que después cambié de opinidn. Y ese cenicero con forma de ajedrez, también muy lindo. El Power Ran- ger rojo es muy parecido a la Barbie de casamiento. Los borceguies de alta montafia, aprovechando que eran ntimero cuarenta y tres, se los regalé a mi tio Alberto. Con profundas emociones, Clara UH, QUE LINO Para ser leido en voz alta. —;“Muto” o “muto muto”? Mutisimo... ;Achi! -Uh, qué lino. —3Y md? ;Me quelé? jUh! Maquel chol. El chol nomé? E] chol, la luna, lasteyas, la tiela... toro. Toro, toro, ro. Achi, ma que toro nel nivercho. Uh, qué lino... Amél, namun mechito. -No, oto y oto y oto. Mud, mud, mua. jMila que te como, geh?! -Uh, qué meio, gcherio? jChi! 42 —Y polqué mevan comé? —Polque choi... jun len! —jUh, qué meio, chenor leén! ;Nome coma! —jChi! jLa como! ;Aaah! —jNo! {Qué meio! —No, no tena meio, era mabloma. —Ya ché, cho tamén era mabloma. —jTonche? ;Te como? —iY chi! | —Am aam, fiam, fiam, qué lico, aam, fiam. Chata. Te comi. —Uh, qué lino! —;Yhora me quelés? —Chi, muto, aquintu pancha. —;Cudnto? —Parichempre de parichempre. —jUh, qué lino! Cho tamén. —;Mamo pachear nela mano? —Cho te chevo. ; —No, ach{ cunto nelamano, men cherquita. —,Cémo cherquita? —Chote poyo lacabecha aqui nelhombro, y mamo nela mano. Cuntito. ; —Uh, qué lino, mamo. Chi, mamo. No, pela queme peinun poco. —;Palaqué tepeinds? —Palachel la pelchona malina nel muno. Pala voch. —Nochasés la pelsona mé lina, gnontendé? Cho... cho... chote quelo ach{ como chos. Note yacha peina. Mamo achi, con la cabecha alo pelo loco. —Mamo, mamél. —Mamo, cocha monita. COMO LLEGUE A SER a UN FAMOSO DISENADOR Cuando terminé la escuela secundaria y tuve e elegir una carrera, no tenfa la menor idea respec- de cudl me gustarfa mas. No sabfa realmente quién yo y los tests vocacionales daban resultados como manidades, Matematica o Medicina, u otros tan 0s que no ayudaron en nada. Sin embargo se acer- a el final de clases y habia que elegir carrera, que como mirar un ment més definitivo, porque no se ba al salir del restaurante, sino que dura cuatro o is afios y luego deberds ser eso toda la vida, o debe- . Imposible pensar en compartir con mis padres ejante despiste porque, ademds, mis ganas iban t el lado de que quinto afio durara més, ir de pa- 0 seis meses a Europa (las puras ganas porque no te- un peso partido en mil), 0 qué lindas estén las icas de segundo. Pero ni asomo del fuego de la aci6n. Con mis amigos podfamos estar horas y les enteras flotando en el limbo de las-ganas-pero- tanto, comiendo papas fritas, viendo peliculas ma- as los domingos por la tarde (en especial si eran hermosos, con sol y aire fresco). Esto desespera- a nuestros padres que ya hacfa rato habfan comen- lo con sus preguntas sobre qué nos gustarfa ser. Material de distribucién gratuita 44 “Nada” o “Ni idea” no eran respuestas que los calmaran, por lo tanto hubo que inventar una respuesta camufla- je: Abogado. Sélo para que no continuaran machacan- do con sus preguntas. Abogado. Yo no me lo crefa, ellos no se lo creyeron. Siguieron con sus preguntas. La salvacién vino por el lado de la clase de Francés. El profesor se enfermé, luego no era que se habfa enfermado sino que se mudaba, luego era que se separaba de su mujer, pero seguia viviendo en el pueblo. El caso es que dejé de dar clases y enviaron (no sé quién... “ellos”, alguien) enviaron a su reem- plazante, que era una tipa joven, menos de treinta afios y estaba mds buena que portarse bien un siglo. Alta pero no tanto, delgada, pelo corto como un va- roncito, muy femenina. Nos hablé en francés desde el primer dia. No era del pueblo, asf que viajaba cons- tantemente y, si algdn fin de semana se quedaba, acep- taba nuestras invitaciones a asados, picnics, que au- mentaron progresivamente gracias a que aceptaba. Cerca del fin de clases, con el calor, dedicamos un s4- bado a poner en condiciones la pileta que uno tenia en sti casa, trabajamos como chinos y al fin de sema- na siguiente, como si la pileta hubiera nacido recién, limpia y llena de agua, la esperamos, tomando sol, pues habia aceptado nuestra invitacién. Estaba char- lando conmigo cuando se quité el pareo y quedé en biquini. Detras de mf escuché el ruido de uno que caia al agua, varios fueron a la cocina como a buscar bebidas, para mirar mas descaradamente de lejos. Y yo por poco sufro de hernia en algiin muisculo que hay en los ojos y los mantiene quietos, mirando de frente. Me contd que su novio era aviador, y yo senti I 46 la Ilama de la vocacién que estallaba en mi conciencia: eso queria ser, aviador. Novio de ella. Aviador. ;Cuanto se demora en aprender a pilotear? Podfa regresar en un afio o menos, y mostrarle que si la cosa iba por ahi yo también era aviador. Y mds nuevo. Aviador. Llegué a casa y la idea era tan extrafia, algo tan alejado a lo que habfan Ilegado a imaginarse, que me creyeron. Cuando fuimos a Cérdoba, para inscribir- me, resulté que ya habian cerrado la maitricula. Adiébs a la francesa, soné. Habfamos hecho trescientos kilé- metros hasta Cérdoba, y ya no aceptaban solicitudes. Enfrente de la academia quedaba la facultad de Ar- quitectura, y tenfa una cola de futuros estudiantes que asomaba por la puerta principal. Trescientos ki- Iémetros. No podfamos regresar sin haber elegido ca- rrera. Voy a averiguar, le dije a mi viejo por quitarme de encima el reflector de su cara y los trescientos ki- Iémetros y que otra vez empezarian las preguntas. Me formé ultimo. Los demas traian cuadernos, reglas, l4- pices de colores, como si ya estuvieran cursando. Yo apenas si llevaba mi documento. Parecian gente ale- gre y enseguida me integraron a su charla, a lo mejor no era tan feo ser arquitecto. A la media hora siguien- te la cola no habfa avanzado mucho, pero ya me ima- ginaba en mi propio estudio, sentado frente a una mesa grande ¢ inclinada; hasta que llegé una chica apenas mas baja que yo, de pelo largo y piel morena. Impresionante. Hermosa. Linda, linda, que dolfa. Los labios rosados, no pintados, rosados de su carne rosada, resaltaban sobre su piel, como una fruta que se abrié. También venfa cargada con cuadernos, lapiceras y una cdmara colgando del hombro. Esta es la cola 47 para anotarse en disefio?, me preguntd. No sé, a ver, spera. Che, para anotarse en disefio es aqui? Nada que ver, es del otro lado del edificio, respondieron en yoz alta y mi cabeza arrancé a mil por hora y solté: , ¢ésta no es la de disefic?, Ia miré y agregué: ;Vas disefio? Yo también, seguime. EL BANQUETE *. —Y cudntos ojos tienen? —Dos. —jAgh! ;Los mueven con esas cosas que les lgan? b —No, los tienen arriba, en la parte de ade- P. —iNo sigas, mamé4, que después suefio! (se ib la hermana). —jSi no te gusta, andate! La pequefia se quedé en silencio, asustada el relato de la madre y avergonzada por el grito u hermano, que prosiguid: —Dale, mami, ;pueden moverlos por sepa- ? —No, sélo en la misma direccién, y sirven recibir la luz. — La luz? ;Qué sera, no? Pregunté, con un escalofrio de placer, a su ‘0 que estaba de visita. A los dos les gustaban es- istorias, y la madre bajé la voz: —Pero lo més feo, lo mds més feo... son esas que les salen del cuerpo, sus extremidades. —;Por qué, mamé? ;Tienen muchas? i 50 51 bién fascinado por el relato de la madre). Se cho- y se parten los cuernos! —No tienen cuernos. Corrigié la madre, y la pequefia reclamé: —Vos habjas dicho que tenfan cuernos, arri- de los ojos. —Nbo, tesoro, ésas son las “vacas”. —,Son los hijos? —No, no tienen nada que ver. Es mas, ellos comen a las vacas. ; —jPero si dijiste que las vacas son grandes! } —De todos modos se dejan matar y les sirven alimento. —Estan locas, ;no? Exclamé el amigo, y el hijo pregunté: —Los ojos salen del tronco? —Estan pegados adentro, y tienen una cosa, arada del tronco llamada “cabeza”, unida al tron- por el “cuello”, que es otro brazo mds pequefio que jeta la cabeza, y la mueve en una direccién y en ‘a. Esperen un minuto que papa me esta llamando. Se hizo un breve silencio hasta que el amigo ‘omé la descripcidén. —WMi papé me conté que lo que comen lo tiran “vientre”... y creo que ahi tienen més ojos para ver que comen, y los dientes para romper lo que tragan. —;Ojos dentro del cuerpo? (pregunté el nino). —iiY dénde querés que los tengan para ver que comen, eh!? (aproveché la hermana). —Y me dijo que dentro de la boca... —iQué es la “boca”? (preguntd la pequena). —Es un agujero que tienen en la cabeza, lleno —Cuatro. —jQué loco! 3¥ para qué? —Dos son para pararse y las otras dos para agarrar objetos, y las mueven continuamente. —uY no irradian!? —Dejame terminar, las de agarrar son mas pequefias que las otras y terminan... y terminan en... —jMamé, en serio, no hagas asi! (se quejé nuevamente la pequena). —Terminan en “dedos”! s“Dedos” ??? sSon como la luz? —No, son... como pequefios brazos que sa- len del brazo, eso es, cada brazo termina en cinco pe- quefios brazos que s¢ llaman “dedos”, y en la punta de esos dedos... — Hay mas brazos! —No! Hay un pedazo de hueso que crece afuera. } — No habfas dicho que los huesos vienen adentro, para que no se desarmen? —Si, pero también tienen huesos afuera, se llaman “ufias” y “dientes”. — Qué asquerosos! (exclaméd la hermana). —Son huimedos o secos? (pregunté el pequefio). La madre dudé un instante antes de contestar. —Las “ufias” son secas, y los “dientes” son hi- medos. é : —Mami, ;esos huesos les siguen creciendo o¢ se les salen? —Si, y oigan esto... no tienen antenas. —Y cémo hacen para no chocarse? —Se chocan todo el dia! (dijo el amigo, 52 53 —Momento, ;qué pasa, muchachos? —jEs un mentiroso! ;Dice que tienen un ero en la cabeza y que se meten vacas! —jMe lo dijo mi pap, sefiora! Se defendfa el amigo. La mamé pidié calma, ‘6a su hijo y confirmé: —Es verdad. — Ja! |Y la cabeza va a tener ojos y agujero y lo va a estar ahi! —(Esperds que te cuente? En la cabeza estan ojos, debajo de los ojos les sale un pequefio cuer- con piel, que se llama “nariz”. —Ahj{ es donde se meten las vacas? —No, en la “boca”. —Eso me dijo mi pap, sefiora, y que den- de la boca tienen un brazo sin piel. —Es la “lengua”, que no tiene “dedos” ni ”, es el brazo nada més, y sirve para acomodar lo las manos llevan al agujero. —Mama, jes cierto que envuelven las vacas n baba? j —Si, pero oigan esto... la cabeza tiene mds Wjeros. —jMam4a, no inventes! ;Después no voy a rer comer! —Se los juro, la cabeza es la parte en la que hen més agujeros, unos hacia fuera y otros hacia el erior... el agujero de la boca se mete adentro como de los huesos que dijo tu mam, y ahi se meten las va- cas cuando se las comen. —;Las comeran vivas? (pregunté la hermana). —j Claro, idiota! ;No van a esperar que se escapen para comerlas! Se desquité el hermano, y ella, otra vez se sintié avergonzada. Juré que no iba a hacer otra pre- gunta. Al ver que su relato tenfa aceptacién, el amigo continud: —Y para comer envuelven las cosas en una baba, que se llama “saliva”. — Antes de tragarlas? —No, cuando las meten en ese agujero, ahi les echan la baba, y el agujero se abre y se cierra, se abre y se cierra, mientras mueven las extremidades. —;Para qué las envolver4n en baba, si ya las tienen dentro? —Serd para dormir a las vacas, ;no? —Ah, claro, asi las paralizan y las tragan quietas. —Dentro del agujero tienen otro brazo mas pequefio y hitimedo. —jEso no es cierto! Se quejé el hermano, y la pequefia aprove- ché la oportunidad, para vengarse: —;iPor qué no lo decis vos!? jSeguro que es cierto! Y ah{ tienen mds huesos de ufia. —No (corrigié el amigo), ali es todo de car- ne, y sin piel. tubo que da montones de vueltas y sale por la otra —jEstds mintiendo! |No es cierto! nta, siempre lleno de baba y jugos viscosos. —jMe lo dijo mi papa! —,jUn agujero que atraviesa todo el cuerpo!? Regresé la madre, apurada por la pelea. —Un tubo, sf. Y, a los dos costados, tienen Material de distribucién gratuita 54 dos agujeros més que sirven de antenas, como los ojos, y se llaman “ofdos”, pero no salen, sino que se meten. —;Antenas que se meten? (¢ ‘exclamaron los tres). —iY cémo no se les escapan los jugos? (pre- guntd el hermano). —Porque el agujero se cierra y no los deja escapar. — Se cierra solo? —Si. —Y eso que tiraste qué era? —*Cabello”; no se come. —iQué es? —Les crece arriba de los ojos, cubre toda la cabeza. —Si, pero qué es?, gpara qué sirve? —...la verdad no sé, supongo que para es- conderse. —Mi pap me explicé que les crece toda la vida, pero que ellos se lo cortan. La pequefia se estremecié ante la idea de arrancarse algo ella misma. Se hizo un breve silencio y comento: —Mami, yo no voy a querer comer de eso. —Son bien ricos, mi amor, y papa los pagé carisimo. —Si, pero no quiero. —Yo si quiero! —Yo también! Se apresuraron a decir el hermano y su ami- go, aunque a ellos también les daba asco. No importa cuanto costaran. MENSAJE lo te lo quiero repetir. lo te lo voy a decir dos veces, lo hagas que te lo repita. lo quiero decirtelo a cada rato. jo hace falta que te lo repita. lo entendiste la primera vez? ué querés? ;Que te lo repita? uerés ofrlo claro? lo fui clara? ;Querés que sea mas clara todavia? { va: No-te-lo-voy-a-re-pe-tir. ntendiste? Jo-te-lo-voy-a-re-pe-tir, i de claro. asta. termind. asta aqui llegamos. i un paso mas, gme ofste? i un paso mas. acabé. lo insistas. la ultima vez, ofste? lo te lo voy a repetir. te dije. No oifste? lo te lo voy a repetir. INCOGNITAS i ¢Quieren que les cuente una historia? ;Pre- una que conocen o una que elija yo? ;Saben la sa familia que era muy pobre y vivia en el cam- ) ¢Creen que el padre iba a quedarse toda la vida rando a ver si la situacién mejoraba? ;Por qué no a acordarse de que su infancia también habfa sido re, igual que la de su padre y su abuelo? ;Ustedes uedarian esperando? ;Alguien lo harfa? ;Cudnto abra pensado? :Acaso no se llené de miedo cuando ropuso a su familia pasar como ilegales a Estados idos? ;Hubieran dejado su terrufio de haber teni- tra opcidn? Se imaginan qué habrdn sentido al ra la ultima ciudad de frontera, siendo que ja- habian pisado una ciudad? ;Creen que el hom- no quiso regresar al sentirse tan perdido? ;Y quién a ser sino su mujer la que lo alenté a continuar? en cuanto demoraron en resolver cémo cruzar la tera? ;Ustedes conocen a alguno que le haya ido en la primera vez? :Y los que lo intentaron dos y tro veces y siempre los regresaron? ;Y aquéllos de es nunca mas se supo? ;Se imaginan el miedo do les propusieron cruzar ese rio de noche? ;Hu- podido hacerlo, si no sabian nadar, y sin ayuda? 58 :Alguien estuvo, alguna vez, en medio de la noche més cerrada? ;Por qué no se echaron atras en ese mo- mento, si le tenfan tanto miedo al agua? ;Cémo lo- graron llegar a la otra orilla? ;Cémo hicieron para conseguir trabajo y escribirles a sus parientes avisdn- doles que estaban vivos? ;Se imaginan la alegria de su familia al recibir esa carta? sUstedes creen que extra- fiaban, que pensaron en volver? ;Qué habran sentido cuando vieron que sus hijos hablaban mejor en inglés que en espafiol? ;Y la primera vez que regresaron a su pueblo de visita? ;Qué hubiera sido mejor? SESENTA ANOS * Entré una pareja joven. Ya habfan decidido querfan una nena, o sea que pasaron frente a la ndola de los varones sin detenerse. Un cartel indi- a el sector de las nifias, un poco més grande por el lo largo y detalles asf. Habia una beba al lado de la , casi todas durmiendo, unas pocas eran ama- tadas por un delicado brazo mecdnico, color ro- que les acercaba una mamadera tibia. Casi tibia. Las recorrieron con la mirada. Todas tenfan bres sugeridos, pero que daban idea de cierta jonalidad posible. Tomaron a una que se Ilamaba elanie”, la sefiora la alz6é, probé cargarla en sus s. No, comentd, me queda corta. La devolvid, 4ndola suavemente en la gondola. Esta me gus- comenté él, y alzé a una llamada “Beatriz”. {Cui- lo!, le reclamé su esposa. Asi no se alzan, que si se e hay que pagarla. Efectivamente, la beba rom- en Ilanto. Vino un vendedor, la tomé y la depo- en la cuna de la géndola. ;Puedo ayudarlos?, se cié sonriente, pero dando a entender que no deja- le acompaiiarlos. ;Tienen garantfa?, aproveché ella preguntar. Por supuesto, seis meses. ;Solamente? é poco, gno?!, exclamé él, que habia entendido 60 que a su esposa tampoco le habia parecido bien. ;A ver ésa?, pidid ella al vendedor, sefialando a “Rosie”, una beba con treinta por ciento de descuento. El vendedor la alzé de la cuna con cuidado, y ofrecié: éQuiere sostenerla? Ay, sf, porque antes una me que- dé corta. La tomé y aprobé satisfecha. Si, ésta me en- tra mds cémoda. ;Cudnto cuesta? Y la dio vuelta y buscé por debajo del pafial, sefialé cerca de la nalgui- ta rosada. ;Ay, mir4 qué lindo donde le ponen el cé- digo de barras! Fijate el vencimiento, recordé el ma- rido. La sefiora estird un poco mis el pafialito, buscé, la ayudé el vendedor, por fin aparecié la fecha de na- cimiento y la de vencimiento. {Tan poco?, exclamé la sefiora sorprendida. Son sesenta afios, sefiora, argu- menté el vendedor, no es poco. Si, pero si hoy se con- siguen de noventa, ciento veinte afios... llevarse una de sesenta... es viejo el modelo, ;no?, comenté ella y miré al marido, que levanté las cejas y agregd: Por al- go era el descuento. El vendedor lo admitié con un gesto afirmativo. La sefiora se sintid confusa. La légi- ca le indicaba que no conyenfa comprar una hija de sesenta afios maximo, aunque pudiera durar mas; pe- ro algo al alzarla la habia hecho sentirse cémoda, Su intuicién femenina le decfa que seria una buena nifia. Ademas ya llevaban tres dfas buscando, sin decidirse, era el cuarto negocio en el que entraban. ;Qué hace- mos, Roberto?, preguntd, buscando su apoyo para llevarla. Y, si te gusta, no le des mas vueltas. Es una be- ba hermosa, acompafié el vendedor que veia una deci- sién casi tomada. La sefiora le miré el rostro, la beba abrié los ojos. ;Ay, me sonrid!, exclamd ella, invadida de amor maternal. Y bueno, dale, le dijo su marido, 61 riendo. Acompdéfienme hasta las cajas, invitd el dedor, amable. Los dejé en una pequefia fila don- habfa otros matrimonios, también con sus nuevos bés en brazos. La sefiora tenfa la vista fija en las ca- que pasaban las nalguitas de los bebés frente a la tora de cddigo de barras, pero su pensamiento es- a en otra parte. Se dio vuelta angustiada. Pero son enta afios noms, Roberto. Ana, la interrumpié dl, teniéndola, es lo que podemos pagar, querfamos er una nena, sesenta afios no esta mal... para ese ‘onces ni vos ni yo... Tenés razén, acepté ella y se m6. Era lo bueno de Roberto, que podfa ver las co- a la distancia, y descansé la cabeza en su hombro. IN CORPORE SANO *, ‘Te voy a reventar, ‘Te voy a aplastar. ‘Te voy a destripar como a una cucaracha. Vas a morir como un gusano. Es mejor que haber vivido como un gusano. -Te voy a hacer puré, ‘Te voy a derrotar y te voy a cubrir de vergiienza. Y vos ni vas a poder salir a la calle. Y vos te vas a tener que mudar. YY vos te vas a mudar, pero al cementerio. ‘Yo te voy a enterrar antes. Yo ni voy a ocuparme de enterrarte. e te van a pudrir los huesos al sol. Vas a implorarme perdén. Vas a Ilorar a gritos, pidiendo clemencia. as a gritar, “Mamé salvame”. vos te vas a quedar sin voz. ‘as a huir corriendo, tres dias seguidos, as a querer esconderte debajo de las piedras. ¢ vas a limpiar los zapatos con la lengua. Y vos vas a besarme las manos un afio seguido. € voy a reventar que vas a quedar con las tripas al sol. vos vas a quedar de rodillas, llorando sangre, ‘as a escupir tus dientes. voy a arrancar la cabellera. Material de distribucién gratuita 64 ——Dejate de amenazas y vayamos a la cancha. —;iCémo a la “cancha”!? jAl tablero, querrds decir! —;iDe qué tablero me hablés!? {Vamos a la cancha de tenis! —jQué tenis ni qué ocho cuartos! jEscogé, cobarde! 4jBlancas o negras!? —jSi al ajedrez ni s¢ jugar, yo te decia al tenis! —jQué me venfs con tenis que no agarré una raque- ta en mi vidal? jAl ajedrez yo te desafiaba! —jY yo te desafiaba al tenis! ;Pero voy a aprender un poco de ajedrez y te aplasto! —jNo hace falta! ;Mafiana me compro una raqueta y te lleno de pelotas la cara! —j(Me leo un poco cualquier libro de porqueria que consiga y te reviento! —iY yo me voy a comprar la raqueta més barata! jLa mds de cuarta que encuentre y te aplasto, te dejo co- mo un queso gruyer! —jCon los ojos cerrados te gano al ajedrez! —iY yo con las dos manos atadas te fulmino al tenis! —jSin la reina! ;Hasta esa ventaja te doy! —iY yo te doy tres sets de ventaja, para que después no llores! —jLa reina, una torre, un alfil y los dos caballos te regalo! —iY yo me vendo los ojos! jTe juego con los ojos ven- dados! —iY yo te juego con los peones, només! ;Con cuatro peones te derrotaré! —Miedoso! ;Eso es lo que sos, un miedoso! —,Cobarde! ;Mafiana se sabré la verdad! jNi siquiera me voy a comprar el libro! ;Voy a ganarte con lo que se me ocurra frente al tablero! 66 67 —1Y yo no voy a gastar en raquetas para ganarte! ;Te juego con Ja palma sola! —Mejor, andé a despedirte de los tuyos. —Si, sf, salud4 a tu familia porque no te van a reco- nocer, deciles: Si mafiana vuelvo mds gordito es que me Uenaron la panza de pelotas de tenis. —Si, sf, y vos deciles: Si regreso con un tablero incrus- tado en la frente no se asusten. —NMejor vamos a jugar con merengues de crema, pa- ra que no te lastimen los pelotazos. —Pero, callate, tonto. — Tonto yo? Tonto vos. —Tonto. —Retonto. —Recontra tonto. —Recontra mil tonto. —Tonto al millén. —Tonto al cubo. —Tonto multiplicado por mil-tonto. —Tonto al infinito. —Tonto al infinito de infinitos. —Tonto a la mil veces de infinitos de infinitos. —Tonto. —Tonto. —(Los dos al mismo tiempo). Tonto. Tonto. Tonto. Tonto. Tonto. Tonto. Tonto. Tonto. —(Los dos al mismo tiempo). Tonto. Tonto. Tonto, Tonto. Tonto. Tonto. Tonto. Tonto. —Tarado. — :Cémo dijiste? —Tarado. —No insultes. -Vos me dijiste “tonto”. “Tonto” no es lo mismo que “tarado”. { es lo mismo. Entonces sos un tarado. No insultes. ‘Te veo mafiana en la cancha de tenis, tarado. Hasta mafiana frente al tablero, tarado. Chau, tarado. Chau, tonto. No insultes. Vos empezaste. No, vos empezaste. Bueno, terminala vos. No, vos terminala. Cortala o te reviento. Vos cortala, tonto. -Tarado. hau, tonto. -Chau, tarado. LOTRO pIiA , Lotro dfa hestaba pensando que siuno escti- ra noimportacémo ycadauno Komo sele antojara, togase, mdsmerefiero en un poregemplo ifiorar tografia, yque, entinporegemplo, ponerse un asen- donde no ba, o faltarle hotro dondesf ba... serfa 1 badero desastres. ;Poreso combiene lortografia, ni- | jporke si caduno escribiece como se le antogase riésemos mas despasio hi mas lentamente que 1 ro! Higual i nos dan un pedaszcito para Iéer y noz ordtiamoz 1 montén... 0 2 montén. jNINIOS AGANMEN CASO! jRESPETEN LOR- RAF{A PORKE SINO NADIEN NOZ VA KERER LEER QUE ESZCRIVAMOZ! jjjNIN SIQUIERAS NOZOTROS Mos!!! Higual i 1 dia nosencontramoz un papelitos kiera i nos daria flogera lerlo y rezulta ke desia: aste la loteria!” 0 “te kiero, cuchi cuchi” o “te kie- cuchi cuchi, porke ganazte la loterfa” ;] NI NOSEN- (OZ POR KULPA NUEZTRA! Eso hera loquestava pensado lotro dia. MAMA, gPOR QUE NADIE ES COMO NOSOTROS? Para los queridos compateros del Movimiento de la Cancién Infantil Latinoamericana y del Caribe. En especial a: Sandra Peres, Paulo Tatit, Miguel Queiroz y Eugenio Tadeu, de Brasil; Tita Maya, Marta Murcia y Jorge Sossa, de Colombia; Rita del Prado, de Cuba; Mariana Baggio, Teresa Usandivaras y Julio Calvo, de Argentina. Como dice Tadeu: “Um abraco, um beijo... e um pedago de queijo”. La mama de Joshua es peruana, el papd es es- lounidense, y él naciéd en México. Flavia, que los conocié en un viaje, le pre- inta a su mama: por qué ellos no hablan como no- ros? EI papa y la mama de Flavia son brasilefios, iven en Brasil; pero sus abuelos maternos son una fiora danesa casada con un sefior brasilefio. Ellos ven en Venezuela. Sus abuelos paternos son un se- r italiano casado con una sefiora inglesa. Estos vi- n en Brasil. Cierta vez ganaron un premio en un concur- ) de televisién. Ratil los vio desde su propio pais y, saber cémo estaba compuesta esa familia, le co- entd a su maméa: ;Qué raros son!

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