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Richard Sennett ‘ :. declive del Ora tee Pern ey ae fee Richard Sennett EL DECLIVE DEL HOMBRE PUBLICO AYUNTAMIENTO DE CORDOBA Ayea de Cuitere ¥ Tuvlemo Seno de Bilisteca BAJA ediciones peninsula ® La edicién original en inglés fue publicada por Alfred A, Knoff, Inc. de Nueva York, en 1977, con el titulo de The Faii of Public Mai. © 1974, 1976 by Richard Sennett. Traduccién de GeRarpo Dr Masso. Cubierta de Jordi Fornas. Primera edicién: noviembre de 1978. Propiedad de esta edicié6n Gncluyendo la traduccidn y et disefio de la cubierta): Edicions 62 s|a., Provenza 278, Barcelona-8. Impreso en Alfonso Impresores, Carreras Candi 12, Barcelona. Depésito legal; B. 37.259-1976. ISBN: 84297-1445-6, AGRADECIMIENTOS Deseo agradecer a Clifford Curzon y a Murray Perahia el ayu- darme a definir el propésito de este libro. Durante el transcurso de su ejecucién fui ayudado por los debates mantenidos con Peter Brooks, Clifford Geertz, Richard Gilman, Caroline Rand Herron, Anne Hollander, Herbert Menzel, Orest Ranum, Carl Schorske, Richard Trexler y Lione] Trilling. Deseo agradecer asi- mismo a Ben Barber, Juan Corradi, Marion Knox, Leo Marx y Davis Riesman por sus observaciones sobre el manuscrito. Debo una especial deuda de gratitud a Davis Herron, quien me otorg6 el beneficio de una exhaustiva lectura de este texto. La investigacién realizada para este libro fue dirigida con la asistencia de Marcia Bystryn, Bernard McGrane, Mark Salmon y Christina Speliman. Desearia agradecer particularmente a Mar- cia Bystryn su competente y muy paciente labor. Por ultimo, desearia agradecer a Robert Gottlich y Angus Cameron su asesoramiento editorial. Bobbie Bristol orient6 el libro a través de la produccién y Jack Lynch me ayud6 a depurar el lenguaje del texto. Deseo agradecer a bibliotecarios y encargados por su asisten- cia en las bibliotecas del Institute for Advanced Study, el Lincoln Center for the Performing Arts, el Metropolitan Museum de Nue- va York, Harvard University, la Bibliothéque Nationale, Cambrid- ge University y New York University. El apoyo financiero para la investigacién y ejecucién de este libro provino de la generosa ayuda del Institute for Advanced Study, ia John Simon Guggen- heim Foundation y la Ford Foundation. El manuscrito fue meca- nografiado por el equipo del Center for Policy Research y deseo que tengan mi agradecimiento por su eficiencia colectiva y su buen humor. Cada persona, retirada dentro de sf mis- ma, sé comporta como si fuese un extrano al destino de todos los demas. Sus hijos y sus buencs amigos constituyen para ¢l la to- talidad de la especie humana. Eo cuanto a sus relaciones com sus conciudadanos, puede mezclarse entre ellos, pero no los ve; los toca, pero no los siente; él existe solamente en, si mismo y para él solo. Y si en estos términos queda $u mente algiin sentido de familia, ya no persiste ningiin sentido de sociedad. TOCQUEVILLE Primera parte EL PROBLEMA PUBLICO l. El dominio pdblico A menudo, los tiempos modernos son comparados con aque- ios afios en los que comenzé la decadencia del Imperio Romano: del mismo modo en que Ja podredumbre moral supuso el soca- vamiento del poder romano para gobernar el Occidente, se ha dicho que ha socavado el poder moderno de Occidente para gobernar el mundo. A pesar de la simpleza de esta concepciodn, Ia misma contiene un elemento de verdad. Existe un escabroso paralelo entre la crisis de la sociedad romana con postericridad a la muerte de Augusto y la vida moderna; se refiere al equilibrio entre la vida privada y la vida publica. Cuando Ia era de Augusto se fue apagando, les romanos co- menzaron a considerar sus vidas publicas como una cuestién de obligacién formal. Las ceremonias publicas, las necesidades mili- tares del imperialismo, los contactos rituales con otros romanos fuera del circulo familiar, todo se transformé en una obligacién en la que los romanos participaban con un espiritu cada vez mas pasivoe, de acuerdo a las normas de la Res Publica, pero contfi- riendo una pasiOn cada vez menor a sus actos de conformidad. A medida que la vida publica se volvia incruenta, el romano buscé en privado un nuevo foco para sus energias emocionales, un nuevo principio de compromiso y creencia, Este compromiso privado era mistico, relativo a una huida del mundo a todo nivel y de las formalidades de la res publica como parte de ese mundo. Este compromiso estaba relacionado con diferentes sectas del Préximo Oriente, de entre las cuales el Cristianismo pasé a ser paulatinamente Ja dominante, Finalmente el Cristianismo dejé de representar un compromiso espiritual practicado en secreto, se expandid por el mundo y se transformé en un nuevo princi- pio de orden piblico. Actualmente, la vida publica también se ha transformado en una cuestién de obligacién formal. La mayoria de Ios ciudadanos mantienen sus relaciones con el Estado dentro de un espiritu de resignada aquiescencia, pero esta debilidad publica tiene un al- cance mucho mas amplio que los asuntos politicos. Las costum- bres y los intercambios rituales con los extraiios se perciben, en el mejor de Ios casos, como formales y frios y, el peor de tos casos, como falsos. El propio extrafio representa una figura ame- nazadora y pocas personas pueden disfrutar plenamente en ese mundo de extrafios: la ciudad cosmopolita. Una res publica se mantiene en general para aquellos vinculos de asociacién y com- il promiso mutuo que existen entre personas que no se encueniran unidas por lazos de familia o de asociacién intima; se trata del vinculo de una multitud, de un «pueblo», de una politica, mas que de aquellos vinculos referidos a una familia o a un grupo de amigos. Asi como en los tiempos romanos, actualmente Ja par- ticipacién en la res publica es demasiado a menudo una cuestién de seguir adelante, y los foros para esta vida publica, como la ciudad, se encuentran en estado de descomposicion. La diferencia entre el pasado romano y el presente moderno reside en la aliernativa, en lo que significa la imtimidad. Los ro- manos buscaban en privado otro principio para oponerlo al pu- blico, un principio basado en Ia trascendencia religiosa del mun- do. En privado no buscamos un principio sino una reflexion, aquella que s¢ refiere a la naturaleza de nuestras psiques, a lo que es auténtico en nuestros sentimientos. Hemos tratado de transformar en un fin en si mismo el hecho de estar en la inti- midad, solos con nosotros mismos o con la familia y los amigos intimos. Las ideas modernas sobre la psicologia de esta vida privada son confusas, Actualmente pocas personas podrian sostener que su vida psiquica surge por generacién espontanea, al margen de las condiciones sociales y de las influencias del medio. No oabs- tante, Ja psique ¢s tratada como si tuviera una vida interna pro- pia. Esta vida psiquica se percibe de manera tan preciosa y deli- cada que podria llegar a marchitarse si se la expusiera a las duras realidades del mundo social, y sélo floreceria con la con dicién de que estuviera protegida y aislada. El yo de cada per- sona se ha iransformado en su carga principal; comocerse a si mismo constituye un fin, en lugar de ser un medio para conocer el mundo. Y precisamente porque estamos tan autoabsorbidos se nos hace extremadamente dificil llegar a un principio privado u ofrecer cualquier valoracién clara a nosotros mismos o a los demas acerca de la naturaleza de nuestras personalidades. La ra- zon radica en que, cuanto mas privada es la psique, Menor es su estimulacién y mds dificil para nosotros sentir o expresar los sentimientos. En el romano de la época posterior a Augusto, la busqueda de sus dioses privados, orientales, estaba separada en su mente del mundo publico. Acabé imponiendo esos dioses sobre el mun- do publico por medio de la subordinacién de la ley militar y Ja costumbre social a un principio elevado y claramente diferente. Bajo el cédigo moderno de intenciGn privada las relaciones en- tre la experiencia impersonal y la intima no evidencian esa cla- ridad, Vemos a la sociedad como

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