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CUADERNOS Cede La I Guerra Mundial (y2) Julio Gil Pecharroman | CUADERNOS historia 16 1: Los Fenicios » 2: La Guerra Civil espafiola » 3: La Enciclopedia » 4: El reino nazari de Gra- nada * 6: Flandes contra Felipe II » 6: Micenas » 7: La Mesta » 8: La Desamortizacion » 9: La Reforma protestante » 10: Espafia y la OTAN » 11: Los origenes de Cataluiia » 12: Roma con- tra Cartago ® 13: La Espafia de Alfonso X * 14: Esparta » 15: La Revolucion rusa » 16: Los Mayas » 17: La peste negra » 18: El nacimiento del castellano » 19: Prusia y los origenes de Alemania » 20: Los celtas en Espajia » 21: El nacimiento del Islam » 22; La Il Repablica Espa~ fiola » 23: Los Sumerios » 24: Los comuneros » 25: Los Omeyas » 26: Numancia contra Roma © 27: Los Aztecas * 28: Economia y sociedad en la Espaiia del siglo XVII » 29: Los © 30: El desastre del 98 » 31: Alejandro Magno » 32: La conquista de México * 33: El Jos XLXIII » 34: El boom econdmico espafiol » 36: La | Guerra Mundial (1) » 36: La ' Guerra Mundial (2) » 37: El Mercado Comin » 38: Los judios en la Espafia medieval » 39: El reparto de Africa » 40: Tartesos » 41: La disgregaci6n del Islam » 42: Los Iberos » 43: El na | miento de Italia » 44: Arte y cultura de la Ilustracién espafiola » 45: Los Asirios » 46: La Coro- | na de Aragén en el Mediterraneo » 47: El nacimiento del Estado de Israel » 48: Las Germa- nias © 49; Los Incas » 50: La Guerra Fria » 51: Las Cortes Medievales » 52: La conquista del Peri» 53: Jaime | y su época » 54: Los Etruscos » 56: La Revolucion Mexicana » 56: La cultura espafiola del Siglo de Oro » 57: Hitler al poder » 58: Las guerras cdntabras » 59: Los origenes del monacato » 60: Antonio Pérez » 61: Los Hititas 62: Don Juan Manuel y su época » 63: Si- mén Bolivar » 64: La regencia de Maria Cristina » 65: La Segunda Guerra Mundial (1) » 66: La Segunda Guerra Mundial (2) » 67: La Segunda Guerra Mundial (y 3) » vales » 69: Economia y sociedad en la Espafia del siglo XVIII » 70: El reinado de Alfonso XI I nacimiento de Andalucia » 72: Los Olmecas » 73: La caida del Imperio Romano » 74: Las Internacionales Obreras » 75: Esplendor del Imperio Antiguo de Egipto » 76: Los con medievales » 77: Arte y cultura de la Ilustracién en Espafia » 78: Apocalipsis nuclear » 79: La conquista de Canarias * 80: La religién romana ° 81: El Estado espafiol en el Siglo de Oro » 82: El wcrack» del 29 » 83: La conquista de Toledo » 84: La sociedad colonial en América Latina » 85; El Camino de Santiago » 86: La Guerra de los Treinta Afios * 87: El nacionalismo catalén © 88: Li io Liberal » 90: El despertar de Africa » 91: El nacionalismo vasco » 92: La Espafia del Greco » 93: Los payeses de remensa * 94: La independencia del mundd drabe » 95: La Espafia de Recaredo » 96: Colo- nialismo e imperialismo » 97: La Espafia de Carlos V » 98: El Tercer Mundo y el problema del petréleo » 99: Le Espafia de Alfonso XIll » 100; Las crisis del aito 68, historia INFORMACION Y REVISTAS, S.A DIRECTOR GERENTE: Jos6 Luis Virumbrales Alonso. PRESIDENTE: Juan Tomds de Salas. SUSCRIPCIONES: Hermanos Goreia Nobleas, 41 VICEPRESIDENTE: César Pontviann. 22087 Madi. Toles: 258 04 03 - 02. DIRECTOR GENERAL: Alfonso de Salas. DIRECTOR DE PUBLICIDAD: Balbino Fraga. = PUBLICIDAD MADAID: Adriana Gonzalez DIRECTOR DE RUBLIGNOIONES PSD: Hermanos Garcia Noblejas, 41. 28037 Madrid. Te- DIRECTOR: J. David Solar Cubitas Dasios os SUBDINEG Or: vier Main. Catalufia; Plaza Gala Plecidia, 1 y 3, planta 12. REDACCION: Asuncién Doménech y Manuel Longares ‘W0008 Barcelona, Tels. 100) 287 90 60, 287 66 50 COLABORACION ESPECIAL: José M.* Sole Mario. 6 218 60°16 SECRETARIA DE REDACCION: Marie Loup Sougez. Zona Norte: Alejandro Vicente. Avds. del Ejécito, 11 CONFECCION: Guillermo Llorente ‘departamento 54 B. 48014 Bilbao. Tel, (1) 435 77 86. | foreceea fee terse Ser IMPRIME: Rayear, S, A. Matilde Horndndez, 27. 28019 Madrid. SGABTOSR APIA dle Ch Pscherrorebe: DISTRIBUYE: SGEL. Poligono Industial. Avda. 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Teléts.: 218 60 16 y 218 50 66, 2 LAL GUERRA MUNDIAL (2) Alegorta de la intervencién norteamericana en la | Guerra Mundial LA | GUERRA MUNDIAL {y 2) Por Julio Gil Pecharroman 4 Profesor de Historia Contempordne Universidad Complutense de Madr El frente oriental 4 El escenario turco 7 La guerra econémica 10 Las crisis internas de los contendientes ... 15, La revolucién rusa 18 Los Estados Unidos, en guerra 19 El frente occidental 20 El frente oriental 2 EI Proximo Oriente 23 El desentace (1918) 4 El frente occidental 26 Cronologia 30 Hacia la paz... 31 Bibliografia 31 LAL GUERRA MUNDIAL (2) 3 La I Guerra Mundial (y2) Por Julio Gil Pecharroman Historiador. Profesor de Historia Contempordnea, Universidad Complutense de Madrid El frente oriental Si la inamovilidad de las lineas y el fraca- so de las grandes ofensivas fue la tonica dominante en el frente occidental, en el lar- go frente ruso las cosas se desartollaron de muy distinta manera durante el bie- nio 1915-16. Al contrario que en Francia, los austro- alemanes concluyeron el afio 1914 en medio de una ofensiva generalizada. Aunque los Tusos ocupaban todavia Galitzia y frenaron en diciembre la penetracion alemana hacia Varsovia, el Ejército germano no habia per- dido la iniciativa conseguida en Tannen- berg y era muy superior al ruso en calidad y atmamento. Ademés, una vez. que Falken- hayn renuncié a la guerra ofensiva en occi- dente estuvo en condiciones de enviar nue- vos refuerzos —25 divisiones— a Hinden- burg, Con la llegada de la primavera se reanu- daron las operaciones. El] 2 de mayo, una masa de 30 divisiones alemanas se puso en marcha en los limites de la Polonia rusa Las tropas zaristas estaban deficientemente equipadas y su Estado Mayor, convencido de la inutilidad de toda resistencia, ordend su repliegue tras el Vistula. En el sur, los austro-hiingaros pasaron también al ataque y antes de la llegada del verano habian infligido una seria derrota a los rusos en Gorlitz (27 de abril) y recupera- da casi toda la Galitzia, incluidas las ciuda- des de Lemberg y Przemysl. Sélo la entrada en guerra de Italia obligé a los austriacos a ceder en su presion sobre la zona En el mes de julio los alemanes intentaron completar el aniquilamiento de las fuerzas enemigas. Por el norte, cruzaron el rio Narev en direccién a Varsovia; en el sector central progtesaron hacia Ivangorod con la inten- cion de cruzar el Vistula y rodear a los rusos en las inmediaciones de Varsovia. La operacién conocié un fracaso parcial: las unidades rusas pudieron escapar antes de que el cerco se cerrase, pero aun asi, Varsovia y la mayor parte de la Polonia rusa 4 UA GUERRA MUNDIAL (2 cayeron en manos de las ttopas de Hin- denburg, Inmediatamente, sin conceder tregua al adversario, los alemanes atacaron en el nor- te, en los paises bélticos. El 8 de agosto los germanos cruzaron el Niemen y se exten- dieron por Lituania. Kovno, Vilna y otras importantes ciudades cayeron en su poder antes de que los rusos pudieran improvisar una linea defensiva, que, atravesando los pantanos del Pripet, iba desde Riga a Tarnopol. Al finalizar el aio 1916, los rusos habian perdido casi dos millones de hombres entre muertos, heridos y prisioneros. El frente se introducia peligrosamente en el seno del Imperio y el fracaso del intento franco-brita- nico de forzar el bloqueo a Rusia mediante e] ataque a los Dardanelos, hacia aun mas critica la situaci6n. Si los rusos no conocieron un desastre mayor en el otofio de 1915 fue porque la activaci6n del frente balcénico desvié hacia alli —como antes hacia Italia— a una gran cantidad de tropas austro-htingaras, a las que no mucho después tuvieron que unirse importantes contingentes alemanes La zona balcdnica cobré importancia es- tratégica a raiz de la entrada de Turquia en la guerra, Ya vimos cémo los franco-britani- cos creyeron encontrar uno de los puntos débiles del enemigo en los Dardanelos. E] fracaso de esta operacién y la presién austriaca sobre Serbia aconsejaban buscar nuevos aliados en la peninsula. Por su par- te, también las Potencias Centrales se mos- traban interesadas en encontrar colaborado- res entre los pueblos balcdnicos, con vistas. a una accién conjunta contra los serbios, Griegos y rumanos se mantuvieron apar- tados del conflicto durante el ao 1915. En Grecia, el rey Constantino era ferviente par- tidario de la neutralidad, mientras que su primer ministro, Venizelos, era un convenci- do aliadéfilo. En Rumania, pese al anhelo nacional de /iberar del dominio austro-hin- garo la regién de Transilvania, asi como la Bukovina y el Banato, los reveses rusos aconsejaban al jefe del Gobierno, Bratianu, = --: pie ce coven mas ry? — OMinsk ea tN IMPERIO Pripet ian : a ae IMPERIO. MG, . Be 4 et / ¢ SO 2eppeet ~ ‘ |evien ‘ ; a Danubio “ne me oe *s., RUMANIA SS) ., , Ee AUSTRO-HUNGARO “sy py bs pase e) EL FRENTE ORIENTAL, 1914-1915 a--=---- Fronteras, Ofensivas rusas de 1914 Jobeiotick Frente a finales de 1914 ——> Ofensivas austro-alemanas de 1914-15, Frente en abril de 1915 Batallas Frente a fin 915 Plazas fortificadas un maximo de prudencia, sobre todo cuan- do sus vecinos meridionales, los bilgaros, tomaban ostentosamente partido por los Im- perios Centrales Bulgaria ocupaba un lugar clave en los Balcanes. Situada a espaldas de Serbia y de Turqufa, su entrada en la guerra podia suponer un giro de la misma. Humillados tras la Segunda Guerra Balednica y rapifia- dos por sus vecinos, los biilgaros se habian ido acercando a los austro-alemanes confor- me se alejaban de los rusos. A lo largo de 1915, el Gobierno de Sofia tecibié toda suerte de incitaciones. Los pai- ses de la Entente le ofrecian algunas zonas de la Turguia europea y, de un modo logica- mente condicionado, las zonas de Macedo- nia que controlaban sus aliados serbios. Los austro-alemanes ofrecian lo mismo, pero de un modo seguro e inmediato El rey Fernando terminé inclinéndose por esta tiltima solucién. Tras la batalla de los Dardanelos y el desastre ruso en Polonia y Galitzia, los bilgaros ya no dudaron. El 21 de septiembre se decteté la movilizacién y el 5 de octubre se ent en la guerra. Aliviados en el frente oriental por sus vic- torias del verano y alentados por la entrada en combate de los biilgaros, los austriacos se lanzaron sobre Serbia a comienzos de octubre. Atacados por el norte y por el este, los serbios no pudieron oponer una resisten- cia eficaz ante Ja invasién austro-bulgara Los restos de su Ejército, encabezados por el anciano rey Pedro y acompaiiados por buena parte de la poblacién civil, em- prendieron una penosa retirada hacia el puerto de Valona, en Albania, que habian ocupado los italianos. Los franceses, violan- do la neutralidad griega, ocuparon la isla de Corfi y acogieron alli a los refugiados del pequefio reino. La guerra en los Balcanes hubiera termi- nado aqui si Venizelos no hubiera autoriza~ do —contra el parecer del rey Constanti- no— el desembarco de un cuerpo expedi- cionario francés en Saldnica (septiembre de 1915). Austriacos y builgaros tuvieron que acudir a taponar la nueva brecha. De este modo, desde el tertitorio neutral de Grecia, los aliados estaban en condiciones de mantener un foco de resistencia que ter- minaria siendo fatal para sus adversarios. El afio 1916 trajo un cambio en la orienta- cién de la guerra en el este, Conforme a lo acordado en Chantilly, los rusos planearon una ofensiva para la primavera. Aprove- chando la dispersién de los esfuerzos del 6 UA! GUERRA MUNDIAL (21 enemigo, comprometido en Francia, Italia y Macedonia, y tras haber sido considerable mente reforzado en hombres y material, el Ejército zarista habia mejorado paulatina- mente sus perspectivas. La ofensiva debia coincidir, 0 preceder ligeramente, al ataque italiano en el Isonzo y al anglo-francés en el Somme. El resultado de este esfuerzo coordinado —que final- mente no dio fruto— seria el derrumba- miento militar del enemigo E] 22 de mayo, cuatro cuerpos del Ejétci- to ruso, dirigids por el general Brusilov, desencadenaron una ofensiva en un sector de 150 kilémetros de ancho, con la ciudad polaca de Luck como eje del ataque. Fl debilitado Ejército austro-hiingaro no pudo resistir la embestida: en pocos dias tuvo que retroceder un centenar de kilémetros. Ante la amenaza para su flanco derecho, Hindenburg envié apresuradamente a su VII ejército en socorto de sus aliados, Du- rante todo el mes de julio las dos fuerzas se mantuvieron en un cierto equilibrio. Los ale- manes fueron rechazados con graves pérdi- das en el tio Stockod, pero los rusos no lograron franquear los Cérpatos. La partida qued6 definitivamente en tablas. Aun asi, la ofensiva Brusilov consiguié importantes resultados: contribuy6 a dete- ner los ataques adversarios en Verdin, en el Trentino y en Macedonia, alivié la presion germana en el norte de su propio frente y decidié la entrada de Rumania en guerra al lado de la Entente Los rumanos, en efecto, creyeron que la recuperacién rusa era mucho més profunda de lo que luego demostré ser. Bratianu deci- dié que era el momento de ocupar las tierras que su pueblo consideraba propias y el 27 de agosto, previo un acuerdo con los gobiernos de la Entente, Rumania declaré Ja guerra a los Imperios Gentuales. La apertura de un nuevo frente, tres me- ses después de su desastre en Galitzia, es- tuvo a punto de colapsar al Ejército austro- huingaro, que perdié grandes zonas de Tran- silvania, Pero para entonces los rusos ha- bian cedido ya casi todo su empuje y a comienzos del otofio, Falkenhayn se encon- tré en condiciones de acudir, una vez més, en socorro de sus aliados. Los austro-alemanes del general August von Mackensen por el norte y el oeste y los biilgaros y turcos por el sur, derrotaron la tenaz resistencia del Bjército rumano. E] 29 de noviembre, Mackensen hizo su entrada en Bucarest. A finales de afio las tropas Femando de Rumania rumanas sélo conservaban una pequefia porcién de su territorio, en la zona de Mol- davia frontera con Rusia, y el frente del este se extendia ininterrumpido entre el golfo de Riga y la desembocadura del rio Danubio, Si los Imperios Centrales tenian algun punto flaco, ese era, @ priori, la situacién de su aliado, el Imperio otomano. El viejo Estado turco vivia una prolongada crisis de descomposicién y las wltimas derrotas mili- tares no hacian presagiar nada bueno. Ade- més, sus extensas fronteras limitaban en amplios sectores con territorios dominados por rusos y britanicos y en el' interior del Imperio las minorias cristianas —los arme- nios, sobre todo— podian convertirse en una peligrosa quinta columna. Un peligro que no escapaba a la conside- racién de tusos e ingleses era la influencia que la autoridad religiosa del sultan otoma- no pudiera ejercer sobre los pueblos musul- manes que les estaban sometidos. Tal posi- bilidad, que también fue tenida en cuenta por los alemanes, no fue nunca una teali- dad, si se excluye el levantamiento sesussi en la Tripolitania italiana o los episédicos disturbios antibriténicos en la India y anti- rusos en el Turquestan y Georgia Sin embargo, empujé a los ingleses a anexionarse la isla de Chipre y a establecer un protectorado en Egipto antes de que terminase 1914 y propici6 luego la interven- cidn rusa en el norte de Persia En sentido inverso, la actividad de los agentes zaristas entre la poblacién armenia sometida a los turcos propicié las termibles deportaciones y matanzas de 1915-16, en * fre Bea SS Antileda rumana @ comionzos de fs guerra las que poblaciones enteras fueron masacra- das por los otomanos en el curso de una represin genocida. Durante los primeros meses de su inter~ vencién en la guerra, los turcos desplegaron una gran actividad en el frente caucasico. Los planes del generalisimo turco, Enver Pacha, eran tan ambiciosos como itrea- lizables Entusiasmado por la idea panturania —unién de todos los pueblos de origen tur- co—, proyectaba atravesar el Céucaso y, a través de las estepas del sur de Rusia, llegar al Asia central y unit a su causa a los pue- blos de origen turco y mongol que estaban integrados en el Imperio ruso. El escenario turco Contra el parecer de sus consejeros ale- manes, Enver hizo avanzar hacia la Arme- nia usa a dos de sus mejores cuerpos de ejército, Un tercero, mas al este, debia diri- gitse hacia Tiflis. En pleno mes de diciembre, las mal per- trechadas tropas turcas sufrieron lo indeci- ble. Al principio, los desorientados rusos, mal armados y peor mandadbs, se retiraron en desorden. Pero el general Yudenitch lo- r6 restablecer la calma y contraatacar. La ofensiva emprendida por los otomanos en Sarikamish fracasé estrepitosamente y los invasores dejaron 40,000 hombres en el campo de batalla. En los primeros meses de 1915 las autori- dades turcas realizaron una movilizacion extraordinaria, que puso en pie de guerra a LA.| GUERRA MUNDIAL (20.7 800.000 soldados, y un gran esfuerzo para modernizar su equipo. La medida llegé muy a tiempo, porque en su biisqueda del punto débil los estrategas de la Entente habian sefialado al Imperio otomano. La primera operacién tuvo lugar en los Dardanelos, uno de los estrechos que sepa- ran la Turquia europea de la asidtica. El proyecto fue defendido por Winston Chur- chill, que comprometié en él su prestigio, y conté con el apoyo de algunos politicos co- mo Briand y Asquith y de algunos militares, que no veian solucién a la guerra en los frentes ya establecidos. El desembarco de tropas en los Dardane- los debia abrir la via de los suministros a Rusia, aliviar la presién de los turcos en el Caucaso y convencer a las naciones balca- nicas para que intervinieran en el conflicto del lado de la Entente. Sospechando la maniobra, Liman von Sanders habia convertido las orillas de los Dardanelos en una auténtica fortaleza, de- fendida por 360.000 hombres y gran canti- dad de artilleria. Tras un ataque exploratorio en febrero, la flota aliada intenté forzar el paso del Estrecho el 18 de marzo, pero sélo consiguié convertirse en facil blanco de los artilleros turcos y perdié la tercera parte de sus navios en el combate de Canakkale. El ministro briténico de la Guerra, lord Kitchener, dispuso entonces el desembarco de un cuerpo expedicionario franco-britani- ©0 en Seddulbarch y Gapa Tepe, en la pe- ninsula de Gallipoli (25 de abril). Pero los turcos, mandados por Mustafa Kemal, resis- tieron la embestida de los 150.000 hombres del general Hamilton, Un nuevo desembarco en la bahia de Suvla, més al norte, fracasé igualmente (agosto). La capacidad combativa de los otomanos asombré a los generales aliados, que, sin embargo, se obstinaron en mante- ner abierto aquel frente. A finales de no- viembre, resignado con la derrota, lord Kit- chener ordené la evacuacién. Cuando el + timo soldado aliado abandoné Gallipoli, era ya el 6 de enero de 1916, y los franco-brité- nicos habian sufrido unas 145.000 bajas No tuvieron mejor suerte las tropas brita- nicas del general John Nixon, que desem- barcaron a finales de 1916 en el golfo Pérsi- co. Mal pertrechados y acosados por un nimero muy superior de turcos, la marcha de los invasores hacia Bagdad se convirtié en un calvario. La llegada de grandes refuerzos otoma- nos, procedentes de los Dardanelos, obligé 8 LA GUERRA MUNDIAL (2) a la 6. division del General Townshend a encerrarse en Kut-el-Amarna, Tras penoso asedio, los britanicos se tuvieron que rendir en abril de 1916 en las més humillantes condiciones. Més suerte tuvieron los rusos en el frente caucasica. En el mes de enero de 1916, el gran duque Nicolas desencadené una ofen- siva que permitié a sus tropas el paso por los desfiladeros que conducian a la Armenia turca. Tras prolongados combates, los rusos ocuparon Trabzon y Erzerum durante la pri- mavera. Los otomanos tuvieron que rectifi- car sus Iineas desde el mar Negro hasta el Kurdistan y distraer a dos ejércitos de los estacionados en Mesopotamia, lo que facili- taria el avance aliado en 1917 En el mes de julio de 1916, las tropas de Yudenisch entraron en Erzinjén, pero un mes después fueron los turcos quienes to- maron la iniciativa y desencadenaron dos ofensivas sobre Mush y Dersim, que fraca- saron. A partir de la legada del otofio, el frente se inmoviliz6, pero parecia inevita- ble el derrumbamiento del desmoralizado Ejército turco en la primavera siguiente, cuando ocutrieron los trascendentales suce~ sos del mes de marzo de 1917 en Pe- trogrado. Finalmente, las tropas otomanas situadas en el Sinai desencadenaron un ataque sobre el canal de Suez en el verano de 1916. Su fracaso permitié la contraofensiva inglesa, que a finales de afio irrumpfan en Palestina tas haber conquistado el-Arich y Gaza. Conforme avanzaba la guerra y pueblos y gobiemos tomaban conciencia de los sacri- ficios que imponia su prosecucién, tomaba cuerpo la idea de que a la hora de la victo- tia el botin debia ser lo suficientemente ge- neroso como para compensar tanto sufri- miento. A la idea de contencién y de revancha que prevalecia en las estrategias politicas al comienzo de la contienda, la sustituyeron los mas ambiciosos planes territoriales y econémicos, que buscaban en la satisfac- cidn de los anhelos nacionalistas el estable- cimiento de un orden internacional dura- dero. Tales proyectos trascienden lo meramen- te anecdético, porque, ademas de mantener viva en las poblaciones la ilusién por el es- fuerzo bélico, determinaban en buena medi- da los planes ofensivos de los Estados Ma- yores. Ademds, en el caso de los aliados, terminaron convirtiéndose parcialmente en realidad. Los franceses basaban sus aspiraciones en la recuperacién de Alsacia y Lorena, re clamaban la regién del Sarre y los sectores més nacionalistas —animados por la diplo macia rusa— pretendian la anexién de to- das las tierras alemanas situadas en la orilla iquierda del Rhin. Ademéds, deseosos de impedir la recuperacién de su rival secular, los politicos galos comenzaron a considerar, a partir de 1916, la divisién de la Alemania derrotada en varios Estados independien- tes. Los rusos manifestaron ya abiertamente sus intenciones en septiembre de 1914, por boca de su ministro de Exteriores, Sanso: nov. La Polonia alemana y la Galitzia occi- dental austriaca formarian, junto con las provincias sometidas a Rusia, una Polonia auténoma, aunque bajo la soberania del zar. La Galitzia oriental seria incorporada direc- tamente a Rusia Los briténicos no manifestaron ambicio- nes territoriales en Europa, pero defendian la entrega de ciertos territorios como com- pensacién a Bélgica y la devolucién del Schleswig-Holstein a Dinamarca. Por su parte, tenian puestos los ojos en el Imperio colonial alemédn. La entrada de Turquia en la guerra desa- 6 las ambiciones en el seno de la Entente Por el acuerdo Sykes-Picot (16 de mayo de 1916), franceses y briténicos delimitaron sus esferas de influencia en el Proximo Oriente con vistas al final de la contienda Siria, Cilicia y la zona norte de Mesopota- mia quedarian como ambito de actuacién del imperialismo francés; Palestina, Trans- jordania y la zona petrolifera del Irak serian el botin de los briténicos, mientras’ que a los rusos —con quienes se mantuvieron conversaciones al respecto— se les reserva- ba Ja Tracia oriental, los Dardanelos y la Armenia turca. Los italianos, que también manifestaron tener intereses en la zona, obtuvieron la promesa del cuadrante sudoccidental de Anatolia, con la ciudad de Adalia. Finalizan- do ya la guerra, el Gobierno briténico se mostr6 dispuesto a ceder parte de su futura colonia de Palestina a las organizaciones sionistas para crear un hogar nacional he- breo (declaracién Balfour de noviembre de 1917). Los objetives alemanes eran atin més grandiosos. Los halcones germanos sofa ban con una posguerra en la que Europa central —Mitteleuropa— estuviera someti- da a la hegemonia del Reich alemén. Ya en 10 U1 GUERRA MUNDIAL (2) septiembre de 1914, el canciller Bethmann- Hollweg dio a conocer al Alto Mando ger- mano las aspiraciones del Gobierno para después de la victoria Francia perderia la zona costera entre Dunquerque y Boulogne y determinadas zo nas fronterizas con Lorena. Ademas, debe- ria desarmar su sistema de fortificaciones y pagar una fuerte indemnizacién de guerra, Belgica cederia Lieja a Alemania y se con- vertiria en un protectorado —luego se pen- s6 en anexionarla al Imperio, junto con Luxemburgo— al igual que Holanda. El Im- perio austro-hiingaro, convertido en un so- cio de segunda categoria, tendria que acep- tar los dictados del kaiser y toda Europa central se convertiria en una unidad econd- mica a las 6rdenes de la politica berlinesa. En el este, Rusia perderfa su frontera con Alemania. Polonia, los paises balticos y Ucrania formarian Estados-tapon parcial- mente colonizados por alemanes y obedien- tes a los intereses del Reich. Fuera de Euro- pa, Alemania no sélo recuperarfa sus colo- nias, sino que se anexionaria todo el Africa central y convertiria a China en un pro- tectorado, Los austriacos entraron en la guerra sin especiales deseos anexionistas, pero tras las campaiias balcanicas de 1915, algunos sec- totes se mostraron favorables a la incorpora- cién al Imperio de Serbia y Montenegro, a la rectificacién de las fronteras con Italia y Rumania y a la conversién de Polonia en un Estado independiente bajo protectorado de Viena Los turcos, por su parte, no se conforma- ban con menos de la Armenia rusa —espe- cialmente el distrito de Kars, que les habia pertenecido hasta 1878—, la isla de Chipre y Egipto. Las ambiciones de Italia quedaron plas- madas en el Tratado de Londres, que ya hemos analizado. Respecto a los Estados balcanicos, Serbia, Bulgaria, Rumania y lue- go Grecia, sus aspiraciones eran las mismas que habian defendido en las guerras balcd- nicas de 1912-13 La guerra econdmica La Primera Guerra Mundial alteré drésti- camente la vida econémica de los paises beligerantes y de los neutrales. Lo repentino del conflicto y la creencia de que su dura- cién seria breve hicieron que las potencias de ambos bloques entrasen en él sin ade- Tripulacién de un torpedero bilgaro en 1915 cuar sus economfas a las nuevas condi- ciones. La movilizacién masiva de combatientes, la utilizacién de los transportes para el tras- lado de tropas y material bélico y la priori- dad otorgada de modo brusco a la produc- cin de equipo de guerra ocasionaron gra- ves trastornos @ las economias nacionales. A ello se uni el bloqueo aliado a las Potencias Centrales y la guerra submarina desatada por Alemania como respuesta. El bloqueo maritimo aliado de los puertos ene- migos forzé al establecimiento paulatino de un régimen autarquico e intervencionista en la Europa central. El cierre de las rutas navales y terrestres hacia Rusia creé gravisimas dificultades al Estado zarista y contribuyé a precipitar los acontecimientos revolucionarios de 1917. La guerra submarina entorpecié considerable- mente el suministro de productos a las in- dustrias franco-britanicas Todo ello produjo una bajada continua en Ja produccién industrial y agraria de los pai- ses en guerra. La escasez de subsistencia obligé al racionamiento de productos de pri- mera necesidad. La prioridad concedida al esfuerzo de guerra aconsejé un mayor con- trol de la actividad econémica por parte de las administraciones. Los cuantiosos gastos ocasionados por el conflicto llevaron a los contendientes a contraer enormes deudas con terceros paises Todas estas circunstancias contribuyeron a un replanteamiento global de las relacio- nes econdémicas en el seno de los paises contendientes y pusieron de relieve la in- congruencia del mantenimiento de una eco- nomia de mercado en medio de una con- tienda universal. Surgié, pues, la economia de guerra, cuyas mas destacadas caracte- tisticas eran las siguientes: — La aparicién de una planificacién eco- némica desartollada por los organismos del Estado, en abierta contradiccién con los mecanismos liberales hasta entonces predo- minantes. El pionero en la coordinacién de Jos esfuerzos industriales fue el financiero aleman Walter Rathenau, quien cred en 1914 el Departamento de materias pri- mas de guerra (K.R.A.), con la misién de unificar los criterios en la produccién de armamentos, buscar sucedaneos a las mate- ias primas que escaseaban por el bloqueo y determinar el destino de los productos. Tarde 0 temprano todos los paises fueron adoptando sistemas parecidos. La inspec- cién de la produccién industrial quedaba en manos de funcionarios gubernamentales © bien de comisiones tripartitas de funcio- UAL GUERRA MUNDIAL (211 Cartel de propaganda del alistamiento voluntano en el aército griego narios, patronos y obreros, como la British Control Boards, subordinada al Ministerio de la Guerra britanico — El problema de la mano de obra, agra- vado por las sangrias de 1915 y 1916, obligé a la importacién de obreros de las colonias, y en aquellos paises que no los posefan, como era ya el caso de Alemania, a la pro- mulgacién de una ley de Servicio Nacional —diciembre de 1916—, que movilizé a to- dos los varones no aptos para el servicio militar, adolescentes y jubilados, sobre todo, para determinados trabajos de interés na- cional. También se favorecié la inmigracién de mano de obra desde los paises vecinos y ocupados. Mucha mayor importancia revistié la in- corporacién de mujeres a los trabajos que hasta entonces habian sido coto cerrado de los varones. En los transportes ptiblicos, en las industrias de armamento o de maquina- ia, en las oficinas, miles de mujeres ocupa- ron el puesto de los trabajadores moviliza- dos, preparando as{ el ambiente para un cambio social sin precedentes. — La libertad de comercio se vio entor- pecida por la escasez de subsistencias y los efectos del mutuo bloqueo. Los alema- nes y sus aliados intentaron resolver el pro- blema mediante una explotacién sistemdti- ca de los territorios ocupados por sus ejérci- tos. El petréleo de Rumania y el Caucaso, el carbén de Bélgica y Francia, los cereales de Polonia y Ucrania... se convirtieron en objetivos estratégicos de primer orden, que compensaban minimamente la penutia pro- vocada por el bloqueo. 12 LA GUERRA MUNDIAL (2) Los aliados, por su parte, encontraban menos trabas para cometciar, pero el alza generalizada de los precios y los efectos de la guerra submarina terminaron aconsejan- do una politica conjunta. Se cred entonces el Allied Maritime Transport Council (Con- sejo Aliado de Transportes Maritimos), que distribufa los tonelajes del total de las flotas aliadas segin las necesidades inmediatas de cada pais. — Finalmente, la totalidad de los conten- dientes tuvieron que contraer enormes deu- das para hacer frente a sus crecientes gas- tos. La actividad de los Bancos centrales terminé acarreando una grave inflacién —en Alemania, la circulacién monetaria se quintuplicé durante la guerra y los precios se doblaron—, por lo que hubo que recutrir preferentemente a los préstamos exteriores. Este sistema, que pronto fue impracticable para los aislados Imperios Centrales, se con- virtié en practica comin entre los aliados, sobre todo gracias a la interesada prodigali- dad de los Estados Unidos. Al terminar la guerra, los americanos eran acreedores de sus aliados en més de siete mil millones de délares, concedidos, sobre todo, en calidad de moratorias sobre el pago de mercancias. Los briténicos eran acreedo- tes de los demas beligerantes en una canti- dad ligeramente inferior y los franceses ha- bjan efectuado préstamos por unos dos mil doscientos millones. Este sistema de endeu- damiento mutuo iba a pesar como una losa a la hora de construir el mundo de pos- guerra Pese a los esfuerzos del Alto Mando na- val, Alemania comenzé la guerra en eviden- te inferioridad de condiciones respecto a las flotas de la Entente. La declaracién de hostilidades sorprendié a una parte de los buques germanos nave- gando en alta mar. La flota del Pacifico, con base en Tsingtao, recibié la orden de regresar a Alemania, cosa que su coman- dante, el almirante Maximilian von Spee, se apresuré a realizar Apercibido de que los cinco cruceros de Spee se dirigian hacia el cabo de Hornos y temiendo que cortasen las lineas briténicas de aprovisionamiento en el Atlantico, el al- mirante britanico Cradock les salié al paso frente a la localidad chilena de Coronel. Los ingleses sufrieron una dura derrota Un mes después, la flota de Spee estaba en el Atlantico y se dirigia a la base britani- ca de las Malvinas (Falkland). Alli le espera- ba la flota del vicealmirante Doveton-Stur- — 5 Soffae ~~ BULGARIA fet) a ° “2 Con LA GUERRA EN LOS BALCANES Frentes: —— Finales 1914 aeeeee Finales 1915 aeanene 1916 —— 04%-1918 —— Ofensivas de las potencias centrales ===> Ofensivas aliadas

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