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Obras en preparacién David Moriey, Tlevsisn, audiencns y estaion cultures ‘Tim O'Sullivan, John Hartley, Dann Saunders, Martin Mont- _gomery John Fiske, Coneeptosclaveencomunizacin y etudios sulearales Critica de la comunicacién Lucien Sfez Amorrortu editores Buenos Aires Director de a biblioteca de comunicacién, cultura y medios, ‘Anibal Ford Critique de la communication, Lacien Sfex (© Baditions du Seuil, 1988 y 1952 ‘Traduccién, Anibal C. Leal Unica edicién en castellano autorizada por Editions du Seuil, Pars, y debidamente proteyida en todes los paiees. ‘Queda hecho el depésito que previene la ley nt 11.725. (© Tados los derechos de la ediciin en eastllana reservados or Aroorrortu editores S. A, Paraguay, 1225, 7 piso, Bue- hos Aires, La reproduceién total o parcial de este bro en forma idén- ‘tea o modifiada por cualquier medio meednico 0 electrini- 9, incluyendo fotocopia, grabacién o cualquier sistema de almacenamiento y recuperacién de informacién, no autori- 2ada por ls editoes, viola derechos reservados. Cualquior utilizacion debe ser previamente solicitada, Industria argentina, Made in Argentina ISBN 950.518.6136 ISBN 2-02-018914-5, Pars, odicién original Impreso en Jos Talleres Graficos Color Ef, Paso 192, Avella- ‘eda, provineia de Buenos Aires, en noviembre de 1995. ‘Tirada de esta ediién: 2.000 ejemplares, Indice general 6 "7 or er ‘Agradecimientos Profacio ala segunda edicién [Belo epistmn, 20, La forma smbslicael autism, 22 Introduecidn, La amenaza Franbenstein 1.1 social corrampido por Ia tenia 1. Téeniea y seceded, 6.2. Bl aporte de Smondon, 38 8. &Cémo abordar a critica, 4 TL Para una critica de a comunicacisn: tres rmeliforas, tes visiones del mundo, 1. Motitoras... 4.2 «visions dl mundo, 478. His: toriay metafisce, 89. Primera parte. El fin de la comunicacién, 1. Lacieneia tradicional de la comunieacién. LE! todo-comunioar 1. Disonancias aparente, 58.2, Dos aproximaciones, 60 8.Dosmetafora, 6.4. Dos concepsonss, 62. TL Lala de billar 1. Primer principle, 69.2. Segundo principio, 6 8. esear principio, 4 Una méquins somite, 685. Blaujto per ste y aca, 65.6. La tein dela nformactin, 677. Pri more aparicidn do a entropia 69.8. Una primera cael: sién, 7 Introduccién. La amenaza Frankenstein Frankenstein, un Frankenstein tenotigico nos amenaza, ‘Almenos asilocreemos. O nos lo hacen creer Vivimos desde ._ ¥en tn mundo de maquinas de trasporte, de produecién, {de pensamiento, Frankenstein, nuestro doble el que hemos creado, adquiere autonomia y pronto tendrd el poder. Es luna evidencia intuitiva compensada inmediatamente por otra creencia: pero no, gracias In comunieacién podemos fen adelante entrar mejor en contacto con las naciones, los “grupos, los individuos, aun con nosotros miamos, pore las ‘maguinas de pensar nos esclareoen acerea do nuestro pro- po spirit, ‘Dos creencias opuestes, dos antogoniamas que se tren, ‘Luo dol otro. Dos falsifieaiones, ‘Observemas en principio que sel Frankenstein teonolé- es el modo simbsticoprivilegiado de Ins sociedades de spolticafragmentadav.!* Ese modo es propio de un cuerpo social en vias de dispersion, que se origina en Ja sociedad norteamericana, sin memoria, donde ol melting ‘pots rey y donde la unifcacién simbslica no ha podido pa- i, fg 179 i, pag 216, 6 i pe 350 nee Lenn a epordi,op cl, Segunda part, ap. a sar nunca por la memoria simbélica de una historia deme siado recient, sino por el régimen de lo intercambios line flistioos de hombres venidos de horizontes distintosy cons trefidos hic et nunc a vivir juntos, Para asegurar su cohe- én, les sociedades con memoria se sirven de la historia; Jas sociedades sin memoria, de la comunicacion.!? No nos asombremos si la gran mayoria de las teorias de la comu- nilcaci6n, desde Ia psicoterapia hasta la inteligencia arti cial, desde los mace media etudies hasta la auto-orgeniza- «fn, nos llega en linea directa de los Estados Unidos. No ros asombremos de que, en las prctias del otro lado del Atlintien, el 60% de los empleos se relacionen oon el soetor de Ia comunicacién. No es adlo cuestién de tecnologia, es también el resultado de una tradicén en la que teenologia ¥ ‘comunicacién apareeen ensambladas en una dupla indiso- ‘able, que es indispensable para la conquista de los gean- des espacios norteamericanos y para la integracién cultural dona peblacisn compleja. Lacamunicacisn es el recurso de ‘una eolectividad pobre en simbolos histércos. ‘Quo alla se imponga entonces en nuestras sociedades de ‘extensa memoria, pero que parecen sin defensa frente a las fragmentaciones impuestas par la tecnologia, noes €l me- ‘nor de los enigmas que hube de resolver cn est libro.!® ‘Sélo destncaremos aqui la invasién de la conmunicacién ‘en todos log dominios desde hace diez aos: en la empresa, donde el sector relaciones humanas», que no era mals que un elemento entre otras, so convierte en preeminent; el ‘marketing foncernia al product; hoy, trabaja la imagen de la firma coimo tal; en los medios politins, que slo ereen en el marketing politi y en Ia imagen de la marea, ¥ para {quicnes on lo sucesivo una linea politiea que earezea de 000 fn los sondeos esta excluida; en la misma prensa, donde sbundan Ios articulos acerea de weomunicaciéne; en el au dlovistal, objeto de todas laa cedicas; en el ambiente edi ‘oral, donde se produeen Ilbros semi-industriales, «llores Poillne>, sein la feliz expresisn de Mare Guillaume; en la cesfora religioea, que no ge salva y ahora quiere revelarnos tun dios amable y presentable; en las psloterapins, que se pretenden ccomunicativaso; en las propias ciencins sexse- pi, Sogn pars cial 1 "Venn i, Torn parte epi, eLa lg Prackeratal 42 tag» —fsiea, biologia—oontaminadas por el voeablo omu- nncaciGno, Extrafa y fuerte emvergencia de los diferentes ‘ampos, {Consenso trasnacional o nueva rligign mundial? {Qué importa? El voeablo nos hara encontrar las estruc- ‘uuras comunes, lo que une realmente actitudes tan diversas ‘bajo la misma banclera comunicativa, ‘Otro elemento de la eritica: toner en cuenta dos obliga cones, La primera ee la de ituar las teorias y las précticas de I comunicacién en relacién unas con otras. Para estfin, hemos de recurri alo que Ilamaremos las metdforas consti- tutivas,ofiguras que dominan una seriede teoriassatéite, recurso a eras metdforas consitutivas nos permite apun- tarlas diferentes caracteriateas do las toorias reagrupadas bao el titulo de una caracterstica general? La segunda cbligacin es intentar dar cuenta de las posiciones politcas ‘que inducen esas teorfa. Politica entendida en el sentido ‘amplio como visi de la relacién entre sociodad y teenolo- ‘ia: ligar respectiva acordado al sujoto ya su producckin, ‘acento pucsto en la autonomia de la miquina, o simple utie Tizacién de esta en vista de un objetivo, Posiciones existen- ciales a menudo no indieadas en el discurso mismo, y que originan corrientes de investigacién muy encontradas. La Critica, aqui, consiste en poner al dia nuostros presupuestos ‘deoligicoss,diriamos, sino tuvigramos temor de ietar a aquellos que rechazan al término, Digamos entonoes: nue tos presuptestas de valores y de creoncias. Intentaremos ‘aqui asociar las tres metdforas constitivas de tres visio- nes del mundo, Este método tiene Ia ventaja de reeponder a la invasién. general por Ia comunicacién de todas las teorias y del con- junto de lat prcticas. Bn ese reveltijo inenarrable que pre~ tende denominarse comunieacién, conviene pereibi lo que ‘une entre ellas las préctions de un ingeniero val y las do un biog, de un lingaista, de un isin o de un periodista Eisas pécticaa estén unidas por metiforas unificadoras y acti vas, Més aun, elias remiten a visiones rounifieantes del Universo que hoy se encadenan en una espiral sin fn "Un mero cpeil la cevit Tere ae cxprena en ne etl ‘quo bette arava de Mare ure, leptons, eran Db atu 1. a IL Para una critica de la comunicacién: tres ‘metaforas, tres visiones del mundo. .. 1. Metaforas.. Las metforas son tas de lo imaginario, que motivan In binqueda y erean zonas de atracin para los concepts. DDesbordan neciones yestrucuras, renin a otro tido de propiedades que, por acumuloién, hacen ver otra coxa que fl solo objeto que habia servido de punta de putida. Ame ‘uo tomadas de dscplinaspréximas o lejange,acaran. porrelracién el punto del cual parecenalejarae "Toda una poblacin de metiforas se sustituye alos coneeptos, pone de relieve cierto rasgos y oculta otros. lla tejen un mundo de presupuestos que trabajan en sordinay obseden nus: tea manera de conceptulizr, de inventar ode investigar. [Bjomple: que el espirtu sea un continents y laa ideas loa contenides, que a su vez comtienen las palabras que los ex Dresan, he aqui una serie igada de metéforas que no sn ‘xtrafas aia metifora mas general dela maquina. Georges Lakofy Mark Johnson destacan que esas son las metdto ras tsuales par la elencia cognitiva, que se sirve do ellas para apuntalarsu sistema: ela metifor del expt como Computadora susie la metaforaasveiada dol procoso en. tale stg metifora llava a una asocacin iomesiaa con el proceso ue earacteriza lomental ya preguntarse bre st es serial ojaralelo,interrogante que reduce dristicamente Jas altemnativas y oculta otras vias posibles, Otro ejemplo tins fc de eomprender seve ala memoria como un er de materiales. Se dice qu ella es un eontainer. Utilizadas por los propos investigadores, esas mot- +s tlenen,un efecto pedagigio, Pero ge debe omprender ‘una cuestion esenclals mit a mend la metfra os const ‘2 Richan'Bopd, etapbor and theory change, on Metaphor and ‘Thought, or cect tao dein de Andrew Orton, Canbrige University Pes 1973p. 8. Bite metaphor stractre of the human concepts pean, ‘Perspacioes in Copiice Soe, cra cli tle a isn da Bo ‘Narman, Norwood Nowe Jerny: Able Pking Gorporstin, 198, ‘li 205; ene tambien, doce meme autre, Le maphary, Ba de nas, 188. a“ tutiva, estos, fundacional. La metéfora es un acto produc- tivoen el seno mimo del ciencia. Bl investigador cumple a In ver el ofieo de inventor de la metitra y ol oficio de co- ‘mantarista de lo que propone. Esta producelin de a metifo- ‘rano silo afecta al dominio que tama prestado su modelo de ‘tra cencia, eat os, l objeto secundario dela analog, sino que aclara también el objeto primero, el que se tama como referencia. Asi, usar Ia computadora como meifora del ce ‘ebro humano —es lo que hace a menudo la peicologia 0og- nitiva-— permite comprender los mecanismos del cerebro, pero ademss, por trasporte, producir programas nuevos y ‘ada vez mis complejos para Ia computadora. ‘Se puede, siguiendo a Richard Boyd 2 enumerar esas ‘metiforas, surgidas de laclencia de Ia computacién, eonsti- tutivas de la ciencia cognitiva, y quo a su vez repereuten _sobre la iencia de la compataci. 1 Latdea de que el pensamionto es una especie de proce 0 deinformaciin y que el cerebro es una espocie de compu tadora. 2. La ban de qu ton pronto cngvos a mito ‘son preprograma ‘3. La idea de que clertas informaciones estin colificadas ‘enn almacin de a memoria por una especie derotulacién, fen tanto que otras informaciones se almacenan bajo la for- rma de imigencs. “4. La idea de que las etapas del desarrollo son producl- das por la maduracén de nuevas subrutinas preprogeama das, opuestas a a adguisicidn de rutinas heuristicas apren= ida. 5. Lniden de procedimientos quo buscan y encuentran la informactén. 6. La idea de que el aprendizaje os una respuesta adap- tativa de una maquina onganizada. 7. La idea de que In concieneia es un fondmeno de feed back frotroaccién|. Estas metforas provenientes de la computacién revelan. ‘un rasgo importante de las teorias actuales de la psicologia ‘cognitiva: se fundan en la analogia entre el espiritu huma- 8 paisalo de Bop tad, py 859g, on Metaphor and Pought 48

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