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La RED COMO ESPEJO La condicién especular de la red Con la llegada de las tecnologias y servicios propios de la Web 2.0 a principios del siglo xx1, se puso punco y aparce a aquellas distopias ciberpurk con las que durante las, ddécadas de los setenea y ochenta muchos imaginaron el future (es decir, nuestro presen- te), basadas en la simulacién, en los avatares, en los cuerpos vireuales y e*borgs: las cosas estaban vendo por una via totalmente diferente. La expansiés, del modelo participativo 2.0, con la proliferacion de blgs, servicios de raiersblogring, redes sociales y platafosmas de comparticion de video y forogratia, imponia un radical regreso a Ja «realidad». Aque- Hos mundos imaginados de sofisticada virtualidad, de avatares3D, de exerpas poshurna- ‘nos y simulaciones digitales cedian paso a ese retorno a personas y vidas coneretas, a bt singularidad de alguien, con nombre y apellidos, con biografia, que comparte, que habla de su vida en ebierto; un regreso, en definitiva, a un «yor que se expresa, que piensa en voz alta, que lo comparte too, sus ideas, sus opiniones, sus confesiones. Se nos invita permanentemente en las redes sociales a un chacer de nosotros mis- ‘mess de no pocas resonancias kafkianas!. Inclusividad total y rechazo de Ia ficcién que, sin embargo, como proyecto, no lo olvidemos, viene de muy atris en el tiempo. Mencio- ‘nemos, por ejemplo, emo ya en 1758 Jean-Jacques Rousseau, en su Carta u D'Alembert, animaba a que las representaciones teatrales facsen recmplaza-las por fiestas piblices en Jas que todos participaran’, conformando éste uno de los momentos estelares de esta historia de la relacidn entre participacion y especticulo, "erbn Katha on Weave Zygennt Bauman, Conrnaing ie, Cambie, Polity 2007, "Josef Brouek, y Sigmund Fread, -Esvadios sobs la Waters (1803-05, er Sigynnd Freud Olas cote tas Buenos Aires, Amorcort, 1992, p21. tnd th, La rep coms eareyo 8 eseucha no puede mirarte a los ojos? (nunca, nos recorda- Lacan en 1964, se hace el anilisis «cara a cara»), No sin razén, Viktor E. Frankl afirmard en su Arailiche Scelurge (1966) que lo que pretencifa ser la psicoterapia, especialmen:e el psicoanslisis, no era sino ‘uma confesién secalare", Para muchos usuarios de Internet, ningtin impulso o idea parece inaceprable para que éta acceda a una dimensién social o publica; toda ocurrencia, pensamiento 6 apetencia se ‘manificsta, se exterioriza, todo parece balla satisfaceién en el campo de la representacién, de la aetuacidn para la cimara, por muy absurdas que puedan parecer las configuraciones que adopte, En realidad, puede que el éxito y la extrema atraceién que rauchos youtubers goncran en sus millones de seguidores, se deba, precisamente, a lo libres que son en sus priicticas comunicativas en abierto. Al fin yal cabo, los eres kumanes amamos lo que lleve consigo Ia imagen de la libertad, y siempre admiramos a aquellos que sean capaces de ejer- ceria, Y quizés en el placer que producen esos videos a sus seguidores resuen algo de una ‘empobrecida versién de le spreciada «libertad en la apariencia» romantica. Ese ejercicio de hiperexposicidn en las redes, generador en ocasiones de millones de {fallosers, no es, la mayor parte de las veees, sino un liberarse de ataduras y convenciones sociales, mostrando lo que muchos tratamos habitualmente de no evidenciar, pero que, secretamente, como entregados voyeristas digitales en linea, puede que nos agrade ver aflorar sin escrdpalos en el otro: extrema relajacién de las convenciones, obscenidad, ‘eroseria,ignorancia o, simplemente, estupidez, ‘Tratamos de conocernos en un proceso de mostracién permanente, de exterioriza- "™ Con las redes sociales es como si aquella mirada que ensayara fotogrsficamente Nan Goldin, es mirada tan cercano, participante de una eotidianicad mostrada en momentos casi excesivamente intimos, registrindolo todo sin pudor (haciendo imagen piblica de lo ‘que, en principio, s6lo podrfan ver los ojos del amante o del amigo intimo) ¥ que alguien deseribid como un paso hacis la posprivacidad”, hubiera devenidlo ahora ung avtomira- da, un ejereicio de autoexposicién protagonizada por la multitud Darnos a ver de mil formas, haciendo del nuestro un tiempo de tivializacin de Ia intimidad, ¢s prctica habitual en los weil media. Lo que Agustin de Tlipona denominé concipiscentia oculorum, es decir, ese deseo ocular «que distrae nuestras mentes de preo- ccupaciones mis espirituales»", esté centrado hoy en el ambito de lo que antes era «lo privado», Nadie mejor que Simmel defendis la necesidad de combinar claridad y oscuridad en la percepeidn de nuestros elementos vieales, del papel de lo que no accede a una dimen- sin piiblica, de lo que se queda en la esfera del secrete. ¥ es en algunas de sus paginas donde podemos encontrar uno de fos mis hicidos antecedentes de To que seria Ia critica ‘1 esa comunicacién instanténea, hipetvisibilizadora, que define nuestro tiempo: (Comparido com el escado infant en que tod representacin es comunicada ensegei- 4a, en gue coda eraprss es visible pars todas las miradss, el scereo significa uns enorme ampliacion de la vida, porque en completa publicidad muchas manifestacianes de é3ta no persian producise™, Fl secreto actaaris, pues, como un valor enaltecedor de la personalidad®'. De ahi «quizé que en este tiempo de la hiperexposicion en las redes todo parezca suffir una ciex- 1a pérdida de encanto, sometido a una entrega a Ia visién muchas veces exhaustiva e im- pidica; ol que todo esté a la vista alimenta interminablemente un proceso inflacionario de la visién, Apenas parece que dejzrios resquicio algune para que nuestro smundo sea ofrecido a los dems en esa forma oscura del secreto, en wna especie de rescisicn 0 des- 1% esse Richard Sexes, BI alive dol bone pin, Barclom, Anseres, 21. © Hllena 8a, «Autonoma y dependencia: 1 tensin dela ntimidacs, Reis de Breomgncones Sait sas 37 0987), p75, Vease Ben Burbridge, «Photography inthe Age of Communicadve Captalm>, 20 de septiembre de 2016 hrapsew publicprivateseret oracles esays-inervews/esay-pctgrophy-in-the-3 0 icaiveapitalisy-hen-burvidge ° Chtado por Jay em Oj abies, si, p12 © Sioned, op op. 378 © hid, 9.385 La Reo como eseez0 7 crédito permanente de miestro derecho a guardar reserva. En los inmensos flujos de imsdgenes que inundan las redes, se irfa haciendo protagonista el polo opuesto a ésta, «el adoro», cuya esencia consistiria, recordémosto, en «atraer las miradas de los dems hracia el que lo ostenta»#?, Fl adoro acentuaria fa personalidad, pero combinando ciorta superioridad sobre los dems con una empobrevedora dependencia respecto a ellos. Val- ‘vamos 2 aguellas mismas pégines de Simmel ‘Merced al agrade que producimes, pretendemos distinguiznos de los dermis, quetemos ser objeto de una acencion no ororgad alos demds, hai leger a produc Ia envidia. El agrado se acca asi en un medio, 31 servicio de la voluntad de poder, y auestea en sgunas alas una curiosa contradicein que consiste en necesitar precisamente de las personas sobre quienes se encumbran por su ser y su conducts, para consccur sobre el sensimiento dle inferioridad de éstas a estimsesom ce sf misias® Evidentemente, el ya no ests habitualmente basado, como en tiempos pax sados, en metales brillances o piedras preciosas, sino en cualquier elemento que pueda producir o incrementar la aureola de resplandor en torno al individuo. Imégenes de viajes exdticos, objetas lujosos, fotografia de exquisitas comidas compartidas en las redes so- personales, ccuya importancia para la reflexidn sobre el presente ha sido reconocida como tema cen= tral de numetusos escritos, asf como de oportunos proyectos de comisariado (gran ejem- plo de ello seria la muestra «Filter Bubble» comisariada por Simon Casters y Hans Ul- rich Obrise en LUMA, Zurich, en 2016) =, Visu de a exposicidn «Filter Bubble», LUMA (Zurich), del 31 de octubre de 2015 a 28 de Febrero de 2016. Fotografie: Stef Atenburger, La pantalla como espejo incide en la idea del yo como vn reftejo, como una imagen virtual. No obstante, la aceién especular de la red no opera como los espejos, cue, ‘como decfa Louis Aragon, pueden reflejar pero no pueden ver; por el contratio, la ‘web como espejo seria més bien una nueva tipologia de «espejo con memoriam"? capaz * Sobre este téming, vase Eli Parser, The For Bobi: What the Bvtrract ls Hidng free Yin, Nueva York, Penguin Pres, 2011 3 Louis Aragon, «Le conte-chunt, Le fi dks, Pris, Gallimard, (963. ® Hagowus ago deta frase com la que Qlser Wendell Holmes deserbisen 1859 el extereoscopi. Véase ‘Wendell Holmes, «The streoscope onl the Stersographs, Phe lati Montby 3 unin de 1859), La neD come reneze 79 de recordar muestras deambulaciones por la red, nuestros Zikes, nuestros intereses, nuestros gustos. “Todo se orienta a encerrarnas cada vez mis en nuestia propia y particular burbuja personal de informacién, conformada por filtros que se ajustan a nuestcas propia afini- dades ideoldgicas y smbitos especiticas de interés y constano. La navegacién por la red ya una especifica para cada uno de nosotros, generindose fa peligrosa ilusién de que sdlo existe lo que tiene algo que ver con nosotros, de que estamos atrapados en un espe digital. La prediccién automatizada de nuestros intereses iré situando en un segundo plano de nuestro campo perceptivo aquello que previsible nente no nos vaya a interesar, evando muy lejos la personalizaciGn antivipada, hace mucho tiempo ya, por el Daily me de Nicholas Negroponte. Da Ia impresion de que en el sistema-red” se estuviera materializando, de forma muy literal, a mado de una no pretendida caricatura, aquello que sostenia el idealismo alemin de principios del x1x, al considerar que el mundo exterior sl individuo no era més que un accidente de su peopio ser. Eso que Schopenhauer ejemplificara civando unos versos de Byron: «No son las montafas, ls olas, el ciclo, parte / de mi y de mi alma, y yo de elles?» Bn efecto, los idealistas del siglo xrx trataron de entender al sujeto cognoscen- te-como el soporte del mundo y de toda existencia objetiva, presentindose ésta, siempre, como dependiente de la de aque. Algo en lo que s¢ basaté la critica que Schopenhauer hharé de Kant, precisamente por 10 haber inctuido, como primera de las formas depen- dientes del conocimiento en cuanto tal (el tiempo, el espacio y la causalidad), la de «ser objeto pata un sujeto», dado que ésta serfa, para Schopenhauer, Ia forma primera y mds general de todo fendmeno", Y quizé no nos quede mis remedio que aceptar hoy, con toda ironia, esa especie de parédica materializacion, empobrecedoramente literal, de «estas consideraciones schopenhauerianas en cl paizaje medistico propio de la redes. Lo que aparece en las pantallas no seria sino objetos para un sujeto,feninenas que se sostie- nen gracias a ese sujeto singular al que estén referides, actuando Is red mediante un permanente proceso de singularizacién, de individualizacién, de adaptacidn a ese yo tini a, singular (pero a la ver comin, estadisticamente previsible mediante la «dataficacién> Y¥ procesamiento algoritmico de su vida), que les da «soporte». Una especie de falsificada Einfiblomg, mero efecto de empatia 0 de proycecida del ye sobre lo que se contempla en 1a pantalla. na fluide imagen de nosotros mismos y de nuestras afinidades es la que nos devuelve la red a cada momento, dejindonos atrapados en ella, en un espacio de imige- res movedizas que nos absorhen. No esaneedético que ls criticas mis certeras ala culturs-red se orienten a cuestionar Jo que nos trae esa condicién especnlar que aqui estamas comentando, el eémo las redes % Vase Nichales Negroponte, Being Digi, Nueva York, Alfred. Knopl, Ine, 1995 Al heer eso del témine sitema-red, me estoy efitendo, como ye sete en Pract arse «Foret cna pve de le rede sce (Madeid, Aba, 2012 1." ed), no slo ala yaexteera morfologts en red de Is 9+ siedades do mas dvade comune, cs decal formao extuctura sci za red que cavacoic a vida on lls, sino, sabee todo, leaves asi evident prado de ls conectivided y de los interes econsimicorinherentes sella sobre sus props posildades cemunioativa 0 relacinn °° “Te Hanks of Lard Broa: csi he Spprese Poems, Bais A.y W. Galignan, 1928, p. 6 % Avthor Schopenhauer, Endo cme cuttatad y reproemacién, Med, Akal, 2008, p. 200, 80 Ke ven v Las nnsoenes ex eu Tieura oe Isreaser ve FEB = 12JUN 7. Borrada la errs Performing fr the Caonere, comiariaa por Simon Baber. Tate Modern, Londres (Coreel basa en la ors Pheterine 2012-2017) de Roarsin Mader Porogeai: Romain Mader. sociales enciervan a los internautas en «coonas de confort», alli donde, en opinién de Bau- rman, «el Gnico sonido que oyen es el eco de su voz, donde Jo tnico que ven son los re- flejos de su propia cara", Pero regresemes, una vez mis, al campo de las précticas artisticas para encontrar en cllas algunas de las ms interesantes aportaciones en esta reflexidn sobre nuestro pertna- rente enfrentamiento 4 la pantalla-espejo. Era inevitable que un mundo abarrotado de dispositivos de registro visual, el c6mo nos adaptamos a la mirada de la cémara, el e6mo <ésta acta como espejo clectrénico, deviniera un tema priotitario para el arte (recorde- 2 Bowevisa 4 Zygenu Bauman, ealicala por Ricardo de Quesol en «Babeias, EY Pai, 9 de enero de ante. La aro cone ssrsya 81 8 Ryan Treeartin. fcoprams de Sibling Tipic (Seaion 4), 20. -mos, por ejemplo, muestras como la titalada «Performing for the Camera», comisariada ‘en 2016 por Simon Baker para la Tate Modern}. Continua es hoy la exploracion de las posibilidades artisticas de la fenomenologia del ser on cémara, del yo ante la cimara, como sucede, de forma especialmente singular, en algunos de los videos ¢ instalaciones de Ryan Trecartin y Lizzie Fiteb. Vias que, no obs- tante, sélo podtian ser adecuadamente valoradas en relacidn con kes pricticas que con Forman los origenes de esta tematizacidn arstica del actu o el ser para la cémara, Entre cllas, desde luego, aquella accidn-mondlogo titulada Thene song (1973) de Vito Acconci deberia ser recordada aqui. Una videoperformance en la que la cimara devents un medio de conexidn con un espectador fururo al que el mondloge de Acconci iba referido, y que en su ausencia permitia al artista alvanzar una intimidad y zislamicnto intensificados por la presencia del irreflexivo ojo técnica. La metifora de lo especalar seria incluso mss ‘lara atin en Air Time (1973), una videoinstalacion monocanal en la que, durante treinta ¥cinco mimatos, Acconci se enirentaba a un gran espejo, estableciendo un monélogo con ‘su propia imagen. Investigaciones ereativas sobre las que oportunamente Rosalind Krauss defendis la viabilidad de considerar el narcisismo como una condicién del géncro ‘entero de! videoarte"® (no sin antes establecer una serie de diferenciaciones clave entre el relleio especular y la (carta del 17 de disimbre de 1852, ciigha a Louise Colet, Cltado por Alberto iris en , Gustave Flaubert, Dindewarie de ngares comes, Buenos Aires, Libros del Zora, 2004, p. 7). ® No hay que olvidar qze la creatvidad popular no ha parado de gencrariafinited de derivaciones dels sees, reduciendo en as el protagonismo del rosa, en farcin de otas pares del cuerpo. Bs Gecuente por lle encanerarterminos como Mf tom sli hel reid msi elise eff, leer, Eagar Allan Pos, EF bombs de la nuit, Valencia, Ediciones 74,2015, p 7. Waker Benjamin, Duwinaine fl, Madrid, Tauris, 1972, p. M8. © Did

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