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eocccccce ENTRE LA PLUMA Y EL FUSIL Debates y dilemas del escritor revolucionario en América Latina por Claudia Gilman t t x Siglo veintiuno editores Argentina s. a. Siglo veintiuno editores, s.a. dec. ‘M9 Gian, Ca GIL “Ene pay Debs Portada de Daniel Casters een gent: 2009efemphves (©2003, Clad Gilman (©2003 Siglo XXI Ediones Argentina S.A sph 9871105962 Impeso en Industin rife Argentina (ral. ractaan Rivera 166, Capital Fee ‘nel mesde sit de 2009, ecto el depo que aren ney 1 Inpees es Argentina Mien Agen Agradecimientos Inrodueciin Lo intelectual La iteraira Lasreisae 2. América Latins inteectales,Breraturay poles 1. Los sesenta/setenta considerados como época 1-Epoea fa pena por na nomendatura sania 2. Singulavidd:nminenda de ransformaciones 8. Tercer Mundo yrevolucin ‘Clausura elnerrogeates 2. protagoniamo de los intelectales Yyitagenda cultural 1 Tequierdaylegiinidad Fanci det inteectl 2. Modernizacion aca y guerra a 5. Eszrtorea/itclectfes Un campa de acelin Yyun fuerte ideal asocatio 4 Labisqueda (yelencuento) de un pico 3. Historia de familia 1. Laconstein de un campo oun "parti inte’ el toque de renin 2 Primeras dirupeiones elcato Mundo Naw 5. La Comunidad Latinoamericana de Ecritores Po 65 oo 8 7 9 10 COOSSCOOHOHS OS OOOOH OOHHEHSOOSOEEOS 4, Blinteleetul como problema 1. Los dilemas del compromiso 2 Elmita dela wansiion 5 En buna de una mesa defiicon 4 Alcanees munis del ansincelecesismo 45, Cuba, patria de antintelectallatinoamericano 1. El ran de los debates 2. Milmovecientorsesentay ocho: un ao partido ‘endos 4. Formlacén explicit del aniteecraismo como subordinacin ala deca “eoluconasia” 16. Alternatives frente a aso Pilla” 2. Minera ye ball olador: pag ede dicwsso 17. La ruptura de los azo de familia 1 El mercado ya vanidad del esc 2 ditresorevoluionaos? 8, Podticasy poles de los géneros 1. Novels realan®,gonguard 2 Gubaylacuesion dea vanguarin 8. Comunicacion, verdad, evolcifn: Tos nuevos formatos de wn arte revoluconario 4 Las literturs el politica en Cab 5 Losnuewos saberesy la ea de a elu Palabras finales: gam proyecto incumpio? Notas Bibliogratia Fuentes ddimentales Geisas plots) “2: Obras dada us Ms 150 158, 188 189 189 201 a9 ass 265 25 28 307 307 a7 339 so 360 381 so 9 sue Agradecimientos Lalista de mis deudas podria ser tan voluminosa como es- te abajo. No pocos ereyeron que este libro seria una mis de tas promesis de Gorlot,y hasta yo Tlegue a creer, con la die reneia de que yo parecta interpreta, dems del papel del pro- pio Godot el de Viadimis, stragon, Pozzo y Lucky. ‘Alo largo de este tiempo conoci el placer de una idea tax rminosa, una trnwaillen ls innuimerables bibliotecasy archi ‘yor connltados, el desasesiego de toda tarea de largo aiento, Indesentura del Tereer Mundo bibliogefico yla curios sen sacin de viajar en una maquina del tiempo que me waslada bra un pasado inmediato y defintivamente clausurada pero todavia recordable. ‘No habria podido cancluir est trabajo sin la ayuda de Is bel Strata, una hermana inverosimil que no sélo no tiene mi apellido; tampoco hemos compartido padres y/o madres. Ra- rezas de i filiacin, suertes de la vida. El lector y la tora agradecerdn el que estas piginas hax yan sido supersisadas por Beatriz Salo, cuyas observaciones y Anotaciones al margen consirti¢ron en conéeptos oscuras ne bbulosas de palabras. — = = Gonzalo Aguilar, Adriana Rodriguez Pérsico y Nora Do- sninguee fueron atentos lectores y ertiGos que aportaron so Jidez amis hipétesiay me ayudaron a reformularlas con el fin de hacerias ms elaras paa los letoresy para mi misma. Fran- tisca Simén fue una amiga incondicional que me acompans t hizo mucho por este trabajo, aunque le sorprenda saber, Mis compatieros ¢ interlocntores del grupo “Arte y polit: ceacen los 60" (Enriqe Oteizn, Andrea Giunta, Jonge Cerna fas, Mariano Mestman y Ana Longoni) leyeron partes de esta tess e incarporaron sus valiosas opiniones. Susaria Zaneti con sma generosidad, desprenintento y paciencia, me permitié consultar su biblioceca y me presté Ii brosy revista ilmitadamente, Nog Ji se avino a largas co versaciones en torno al tema de mi investigacin, sin mezqui nar ni st tiempo ni su memoria “Tengo una gran deuda con innumerables bibliotecas y bi- bliotecarios cle diversas procedencias. Agradezco muy especial ‘mente a juan Camilo Lorea, dela Biblioteca Nacional de Chi Te, por ayudarme a completar mis archives documentales; a Blanca Busto, dela Biblioteca Nacional del Uruguay, quien Signar muy diversamente. As, cuando se habla de vanguardia 0 de revolucign en los diseursos del period (y, sin duda, eambién ‘en los actuales) es preciso establecer en qué medida las pala- bras y los conceptos que éstas designan se escurren, migran y refieren segin cada entrecruzamiento puntual entre un insta te histérico unos enuinciadores precisos. La piedra de toque de esta historia, la palabra, ha sdo sin ninguna duda mooluctén, ta realidad de Ia revoluciin, cl cancepto de revolucibn ylos au bbutos de ls revolueidn como garantia necesaia de legitimidiad de los excrtores, ls eritcos, las obras, las ideas ylos comport ‘mientos. Lo recordlaba, con desagrado, Raymond Aron cuando ‘conocia en El oo de los intelectual, que los inelectuales es- taban cle acuerdo en To esencial y que las polémicas mis viru Tentas no los enfrentaban tos contia otros, ya que todos es ban de acuerdo con el fin, la revolucién, sino que versaban sobe las stints interpretaciones de la “sagrada palabra’, olucin (62). 2. América Latina: itelectuales, literatura y politica La decision de considerar como abjeto de reflexién a Amé- rica Latina me parece conceptual y metodologicamente rele vante, La ampliseién de los marcos nacionales, la eliminacién de esas fronteras abstractas para el analisis cultural, es impres cindible, Si bien es cierto que la entidad América Latina es,en Introduccion » términos de homogeneidad cultural, mis un horizone proble- ‘matico que un dato de la realidad, no es menos ciesto que en cl period a estudiar se configura, tal vez con la misma fuerza ¢ igual voluntarismo que durante el period de la emancipa- cidn 0 el torbellino modernista, una idea (o la necesidad de una idea) de América Latina, en cuya conformacin colabora ron también cierta coyunturas de orden histérieo poktico, ma- tices ideol6gicas y et peso de ciertasnsttuciones, como part dos, gobiernos,instittciones cultralesy hasta mereantiles 1a fandacién deliberada de un nueve marca de relevancia _gcopolitica se tradujo en la referencia continental como espa cio de pertenencia de los intelectuales latinoamericanos. Ete latinoamericanismo se insertaba, ademas, dentro de una sol- dlaridad tercermunclista.Bse recorte del mundo de pertenert «ia buseé unis la culwuray la politica en un eoncepto saperador de las fromteras nacionales, a conjunte de los “condeniados de la tierra’, segin la formula que Fran Fanon hizo eélebre por entoncesen su no menos célebre libro del mismo nombre. Los protagonistas de entonces se exforzaron por devectar y dfn dir las contribuciones progress que los escritores del conti rnente realizban con el propésito de producir una literatura :muevaen un unde nuevo, nociones ambasde sedimento con fiuso y referencia borrosa, que fueron caracteristcas de esos aos. La difusién regular, periédiea y voluntaria del estado de la literatira latinoamericana a través de ls aportes de los dite rentesautores, aio asaio, fue una area motorizada por price ticamente todas las publicaciones poliicoenlturales del perio do. Bl patrimenio. comin surgia como. producto-de sna acummulacion-eolectivaque provenia de Tos cores iis spar tados del continente. Esta ampliacién de fo muesrono implies, ‘Sin embargo, una denegacién palmaria de los componentes na cionalstas, sino que procuré superaros nel plane cultura ‘Una investigacion que desborde los puntos de vista nacio- rales permite constatar las siilitdes y simultaneidades de ciertas aparentes singularidades histories eidoldgicas en el proceso de diseusiin y elaboracién de una nueva cultara lat hoamericana revolucionaria, Establecer, quizas, en el transcur {ode tempo, cego e insensible al sentido, los perfiles de una {poca En primer lagar, porque el perfodo que se inicia en los Sesenta tivo una fuerte impronta internacionalistay un interés por los asumtos piblicos que desbordé los horizontes naciona- fes. En segundo lugar, porque el wabajo desde las perspectivas nacionales dificult la evaluacién del impacto que en el proce: fo de refuncionalizar Ia literavura y en el de crear una pueva poidsia para los intelectuates latinoamericanos two la Revol Gidn Cubana (yu diferentes avatares) alo largo de aproxima: ddamente quince afos ‘a relacin de los intelectualescubanos en particule, yt tinoamericanos en general, con el Estado de Cuba defini cam bios importantes en las coloeaciones respecto de las cuestiones| centrales que se discuieron en el periodo, como por ejemplo Ta fincién de Ia literatura y de la experimentacion artica, el rol del escritor frente ala sociedad, los crterios normativos del tte ylarelacin entre los intelectual yel poder: La influen tia dela Revolucién Cubana sobre la historia lterariaeintelec- tual del continente merece ser desarrollada a lo largo de uns ‘ronologia que dé cuenta de las diversas polticas cultural eu bbanas. Como anota en sv Historia de América Latina Halperin Donghi, a medida que In experiencia cubana cendia a perder relevancia inmediata, en cuanto a las posibilidades de emular- fa la adhesion ala eausa cubana, lejos de atennarse, se hizo mas intensa (1997498). Eso expica las razones por las cuales la Re solucin Cubana prod sus efectos més pregnantes sobre kt palabrsiescritay las intervenciones, los lugares reales y-simb3 Ticos donde se desarvollaban las posbilidades de sentido y en tendimiento y la presuncidn de verdad de los discursos, casi tice aos después de Ia entrada triunfante de Fidel Castro en {LaHabana, el | de enero de 1959, como resultado, entre ot108 actos, intervenciones y coyunturas, del apoyo cubano a lainva- Sin sovietica en Checoslovaquia, en 1968. dun cvando muchas de eas cuesiones oiginaron eo ino rexpuesta u cojunura especial mateo pat delapolic cuban, porcaaridad fe que we extenderon hasta formate una prablmfa genera par ox intlectales Tamoumerianon Naa el punto de generar ocr slide ‘hades pete "A loge ds os aos ean ysetenta pole consti yoclparameve dea eimidad dela produc ext palo pes fu el emai pivlegade onde se ste ‘Stuordelescritr comerad ait en nec sa conve sim de ert en nec eo estado de vais prose {os domanancia del progresmo polo en el emp des ‘hts uta apes genera cee dela mine Gide a rewlucion mundial el debate sobre os nueos sje {cuts evans col ansformacon Faia de soe “ha “como: por empl fos incetue os estan es Jfrenc, ln tegen sen las bias regions de Améver {aura ots dere figuras de aes Ferouconara (re Taariado urban, prolaaiao rural eampesnada ee) a Volunad de poligein tral yl interes por lor aunts pt tore uz = L _iimportnca police oncedidaalinelectualya ss pro duecionsseapecas (especaimente la erat) esive Scompatada Je unaintrogacgn permanente wbre so alot 2 oorsoly por nits load prorat de ett Gm arte police reoiconaro Dees permanene errr ‘pole mrgleronrepueseo wandorney anagoncas Lame =: Mes SreSene dels tga inntamental de iplicrine importants fects sole a produccion irra) len Cin de em producon en termiospolicodeolgins) 50 Ine ls mates dl eampo inelecteal Hentai es anode oes fundarenates dep discon dei si itlectalatinomercana Fela postin apis porta raceon de os ileal’ que 3 louie gitman autodenominé revolucionaria, como resultado de su radicals Mb ideoldgico y del crecimiento del valor de a politica ys ‘Poss deefcaia einsrumentalidad. ELansintlecalismno fue aoe je las respuestas del campo intelectual ante el dilema de Una hia Ins wdiciones del intelectual como eritico de la socke tad ama nueva definieion del intelectual revolucionario ie see taan ipo de relacin subordinada respecto dle las dt Geneins polities revolucionarias: especialmente el Estado ctr Feng + los movimientos guertilleros. También se profundiz6 & pre dea consagacion dea ieracuraatinoamericaa en e rinvcado editorial Ese proceso derivé en un enfrentamsiento sae invelectuales defensoves del ideal critco e intelectuales ‘Tefensores del ideal revolucionario (Gilman, 1993). yee able constatacion que abre el periodo parece al me- ‘nos panies: por ui lado ln asunci6n de que los inelectuy sere Hauados a consttrse en portavoces de wna vaga Pe vingeneia de transorimacion social; por otro, oases on production arco del continent Pot aera faa de comocimentoreiproco © nao sono comuiacon entr del continent a ctor que paecsevon compli desc de conan era pecas de tsformacin, one doble se ean acon eltray citi soc La Revolui6n det ntmient de incipient mercado er te ciara ncexpectaas de paripacon enn proces de Ba ema poses que etary poten en el dares lab fnalment ec exado inaugural Ee cone on extores con un pio foe mplament aan espe el eho de qoe ea as 238 OPUS se erracion extn lu que pavecan gozr de le tas de modernisation eosbangosa fa larga, el mercado Teor narios"yescritores condiciones en que el intento explicito y masivo por definir po- Titicamente el universo de las formas encontré sus limites ideo- légicos, estéticos e histéricos. La institu de un programa comin fue imposible y la eufrica cohesion inicial de un blo- {que de eseritores finalize con la constatacién de que eran mis sus desacuersosque ss consensus: Considero ese resultado en términos de fracaso en Ia medida en que €308 fueron los peor yectos mas importantes que nucearon al campo intelectual tinoamerican (y que por otra parte lo constituyeron como tl) en la época. Los debates, comentarios, recensiones, polémicas y pronun- ciamientos dieron pie @ una bisqueda (a veces bizantina) de COOCHOCOSH SOE OOO OSOOHOEOO OEE LESEEE © 000000000000 000000 OOOO OE EOOOCE canenidos,fomasy generar que deran acaba centa dela «eins perfects eevoluionaa) de eracray pln © tj actareneonsecvenca ota de plain del aes expres de un m= do. moo tempo Terementeprogramstico que coneci> sestiteanesiporents enn emp rlaarente bre eeinniilement rec alas ratsoracines dela co Sottarabedecio logics mixta, epetcamente clas eset poss (que ents ambien en compe “etsy ste most permeable a sues descs de mie, re sea cha de nteress en juego derlaciones deere seiaagemen en competnc por dssibui6n de apt “Ulta fue deinen sinesients scars y rcs. bdotogatn que se cones estado de ess dass acd ehiptesde que entonees too era ofc’ Proms warts fen atmn que nramainearacteriica de os esti ante exeaent ue seumulatia- De pensar qe sera pose past decor de screens tar seeaeer de que seat cuano se habla de pai Sermaneraque ee proces diocomresaiadoairmacio: nee ip ade (ofentemente gna de ser considers Io pte, excep O.en oon erminos, como io Mi See Certs pra exprear ia died de coneptai tev acomeimtentos dl 68 races "Lo ques vio post eee lop enancise ngatramente.” (185. 1 por mpensvs fueron exresndo poscones cada cer mivantagonits dentro de un emo intel consi Testu punto de pris, por un ampleonsenso, dexartan Se tbon roses (aver veers) yzanandas tein plein. Ess aos parularmenteesoradon ca Teen exigencins det noderidad, a acin a exte™ nid lapse detwieron eenmpe dea ntacon como un Siyncio noublementeenconado? sso ung de xt period produc train for och eldobte horton de moderizcn ya point, Elvechazo del realisina (particularmente en la variante norma: tiva sovidtca) fue undnime. Sin embargo, la nocin de realis- ‘mo (concebido a mensco como realsmo eritico) sirvi para desribir buena parte dela produccién textual. Asi, arpentien, abogando por “lo real maravllos, 0 Abelaedo Castillo, defi- niendo al género fantastico como un procedimiento para cap tar “zonas mas hones de la realidad’ dievon cuenta de ia idea ‘de que la produccién estéticarequeria alguna mencién de ob- jetividad para pensarse en términos polfcos. Elintento de re Colocar la Iiteratura en el horizonte de Ia vanguardia introds jo la problematica (de la que dan cuenta escritores yerticos) {de ia tensin entre comunicabilidad y legibilidad, entre demo- cratizacion y gusto personal como un problema para los esr toresintelecwales EI bloque temporal sesenta/setenta constituye una época {que secaractera6 por la percepcién compartda de la ansfor: tmacin inevitable y deseada del universo de las instituciones, la subjetividad, el arte ya cultura, percepeidn bajo la que sein terpretaron acontecimientos verdaderamente inaugurales, co so la Revolicin Cubana, no sélo para Amériea Latina sino para el mundo entero, 4 Los sesenta/setenta considerados como época twa clorl che questo tempo Chiameronno onto Dante, Bina Comedia (Gar XVIE118-120) 4. Epoca: la apuesta por una nomenclatura sustantiva nice la entrada en La Habana de los guerilleros vencedo- res de la Sierra Maestray el derrocamiento de Salvador Allen de y a cascada de regimenes dictatoriales en América Latina hay etoree aios prodigiosos. Un periodo en el que todo pate: ia punto de cambiar. Hay quienes hablan de esosafioscomo Uc “los sesenta”y “los setenta, intentando tezar diferencias iereductiblesen ese corto laps. ‘Sin embargo, desea “dlesnaturalizae” esas nomenclaturas y rehusarime a conferie sin mis el sentido que se atribuye alos ch clos calenudarios como silo twieran de por si. Como entender {un principio o un final que se sustaiga al orden cdsmico —pues- to que en la historia, a diferencia del cosmos, hay dias que no amanecen (de Certeau, 1995b: 59) evtar promocionar el su tidioen masa por la aparicin del cometa Halley resist a er COCO OOOOH O OE OOO OOOHOSCOOH COE OEOOOE © OCOCOCOCO OOO OE COHOHOOOOR ODE OOOOOE taciones de pensar el presente bao categoria en principio Sade sin de gl’ o-Tosnovenia, del mismo mod que e P= Sao inmedito como “os seseta” oo setentsn dara e3 con del lenguaje wn peso categoria tan inmerei? Ts spuesta implica problematar el problema del corey elite En toro aes cues, conta para a hstoia (r= tol ques ops de ios cortos come de los argos, 98 ace posible pensar a dscontinuad, los wba ls F098" tas loscortesy ls mutciones Michel Foucault se preguntaba Gh Le equal sater Qué es una cleneia? Que 8 ua Shas Ques na tcola? xn texto? PodsTamos agen “in duda noi de de patcpa de los ragosde una cesuray puede pensare como ls condiciones para que i} Gt chee de edcuso, es deci as condiciones histories que implean que nose puede hablar en calquier foun dec recon sCamo que hapatecdo tal enuncado yno ou0 criss ager Pda decir queen rnines de una historia de Tareas una epoca se define como un campo de ques pile lowe ele aceplale gota del mis amplia legit tay caaicha--en cierto momento de lahistri, mis que co sho ln ipso temporal fechado por purosacontecimenton, Usterminade com un mero ecuro of een logue on sesent/ sen, ain cola consi dina Cpuca con um espesorhistorico propio Y limites ms 0 Tonos press que la separan dela constlacioninmediat ments terior de lainmediatamente posterior rodeadaa st ‘Reov ates que permiten densifcaria como una enidad Sacha yconcepal ported proplos= =a econ apo relavamente breve, de un enfoqueen In conina duroad, que determina, por eo, la necesidad de vlupa potent para elsborar una periodiacion sstantva dese bloquetemporaien que laconvergencia de conunt- se fois mandatontletales, programas etécory ex aa eceasa rates modi ls parimetros institucionales y los modlos de leer y de product literatura y discursos sobre la liesatara. TaRevolucién Cubana, la descolonizacion africana, la gue- rade Vietnam, la rebetién antirracstaen los Estados Unidos {los diversosbrotes de rebel juvenil permiten aludir al haz ide relaciones insttucionales, politcas, sociales y econémicas fuera de las evales es dificil pensar como podria haber surgido Ja percepcidn de que el mundo estaba al borde de cambiar y de que los intelectales tenian un papel en esa transformacién, ya ftera como sus voceros o como parte inseparable de la pro- pia energia revolucionaria, Al hablar de época para sugerirel bloque de Tos sesenta/se- tenta, quiero referirme al surgimientoy eclipse de estas nocio nes. En esa época, segin manifiestos y declaraciones que pro Iiferaron entonces, ln lgica dela historia parecta ineluctable, yt moda de temporalidad se expresaba por la emergencia de tiempos nipids, cuya mejor metAfora es la det carro furioso dela historia, que atvopeliaba alos bios en su inevitable paso. La nocién de spoca parece un concepto heuristico adecua do para concepuvaliza los afios que van desde el fin de la dé cada del ineuenta hasta mediados dela década del setenta, dar {do que lor mods actuales de denominarlos, crstalizados segin la periodicidad de los ais terminados en cero, no constieuyen, ‘marcos explicativos satisfactorios ni permiten entender la con tinuidad interna del bloque de los sesenta/setenta. Ese perio- do (1959 hasta circa 1973 0 1976) es aquel que los norteamer ‘anos y europeos denominan habitualmente los sesenta; las diferencias de nomenclatura tienen que yer con ¢ ‘qué losaios icles de lr deada del seen Fueror ‘en el proceso de politzacin revolucionaria de América Lat- ray de repliegue de dicho proceso en el resto del mundo. Fro- bablemente, en Europa y Estados Unidos la llamada crisis del petroleo influys de manera decisivapara que ls paises involu- ‘rados en ella se dieran ala bisqueda de soluciones no sélo a ‘ dilema econdmico sino al nuevo frente de conflicto que se les absta respecto de los paises drabes de la Organizacién de Palses Productores de Petrdleo (OPED) To cierto es que la dstincion entre los sesenta y los setenta carece de sentido si pensamos en que todo el perfodo es atra- ‘esado por una misma problemtia: la valorizacion de la pol ticay la expectativa revolucionaria, Naturalmente, ese proceso tie radicalizacion es mévil, tanto temporal como geograficr. mente, alo largo del perioda, pero la diferencia es de intens- ‘dad. Visualizado sobre un mapa en permanente diacronia, se To observa concentrado aqui, debilitado all, pero siempre ac. tivado en algin lugar del mundo. Es inevitable que para muchos especialstas europeos y nor camericanos, el aio 8 parezca la condensacién del periodo, Signado por la rebelién, Un ejemplo de este punto de vista Yo Dproporciona Aronowitz cuando dice: “En 1968, tos estudiantes J ottos intclectuales se presentaron a sf mismos como nuevos Jigentes sociales no s6lo en Paris, Berlin y otras capitales oct enates sino ambien en México, Buenos Aires y Praga” (10), Uno estaria tentado de preguntat:gpor qué “sino también”? ‘Mutchosanalisis esbozados por estudiosos desde la perspec: tiva europea o norteamericana —no todos— pierden a ment ddo de vista que los origenes de la marea revolucionaria prove- snran del Tereer Mundo, dela Revolcign Cubana ya viewnamita jpanteriormente, de los procesos de descolonizacién en Africa, J generalmente atrasan los sesenta para fechar si origen en 1968. algunas veces lo hacen hasta Tos mismos tercermundis tas que offendaron as protesas estudiantes del 68 a icono- igrafade su descontentosusafiehes del Che, Ho Chi Min, Mao Yyottos lideres dela rebelion, = ‘Sin embargo, no es necesario realmente atrasar tanto Ta ho- rarevolucionaria, Al menos, no en América Latina, Asia 0 Aft x. Veal vee tampoco en otros sitios. Como admite Serge July Sector del diario Litiation: “La caracteristica de mi genersx ‘Gn es Argelia. El iaquierdismo no surgié del 68, surgié de la eee eae cic los afios 60" (en Cohn-Bendit: 111). 1 como dpoca » ese os nfs sobre copuntras conereas acd por Ia peipeca det pani de ta Gl onal ys elferencas de denominacign ta caacernactn dl peso sania tl inteno ners por a poiieaylaconviclén de que wna tranaformacon ada ctor lor Grdene, ra inminene Pars tana inlmente ca ducsn, ac Poa proponer co teria “ages sna ra ac goria de pea es conceptualmente is descrip pace periodo, " meee Siien el logue temporal ssena/stenta conse una ‘pra, exo no npn deer, den de ln ohereni ier Arjec cr denominaion mee wae contrary momen: tonde ror que aun ncontando sugar dent de aor mnacin dear dominant, maranpeidsacions neat gue necnre rear tomando en cuenta signs citer ‘conceptuales clave. = 2, Singulatidad: inminencia de transformaciones revolucionarias Pricticamente todos los abordajes disciplinarios que se hhan ocupado de inteerogarlo sugieren mas 0 menos impli tamente que las ideas, conceptos, acontecimientos, prictica, ddiscurs0s, ete, configuraron el perfil histrico particular del periodo en torno ala nocién de cambio radical (costumbres, ‘mentalidades, exualidad, experiencia, regimenes politics) Es preciso destacar hasta qué punto las abrumadoras coinc' denciae de los esudiosos sobre este period (con independen- tia de lavaloracin posiiva 0 negativa que hagan de él) pro- vienen de las voces, campos, disciplinas y perspectivas mis diversos "Ese consenso descriptive y ete énfass en adjudicar alos fis esentaysetenta un cardete histrico Hamativamente sin- gular son communes tanto en los trabajos académicost como en textos de difusin, testimonios de experiencia, trabajos perio distcos yen la memoria socal, que no vacla en considerar a tos sesenta (como os ha bautizado el uso comin) como um m0 mento que se caracteriza por una densidad singular de expe Hencia del mundo, de la temporada, de a sbjetvidad y de fa vida institucional, que se recorta dela continuidad historica ‘con un peso propio. Vokimenes coletivos, assis de revisas| tniversiarias, temas de cétedras,csis doctorates, libros de di ‘vulgacin: los aios sesenta parecen una cantera inagotable de Jnterrogantes y problemas. Sin duda porque en ese pasado al mismo tiempo tan proximo y distance (la distancia con a que tin presente observa una época ya pasada) subsite la pregun- ta por comprender cémo lo que ha ocurrido hace slo treinta faios puede estar tan separado del presente, Un pasado inme- Giato que despierta nuestro interés no ces de interrogarnos, tspecialmente a quienes, en el curso de una vida, hemos vi do por lo menos dos épocas. ‘Oscar Tern resume en una frase la marca de esos aos co smo la de una conviccién creciente pero problematica del pe- odo: que la politica se tornaba en la region dadora de sent {do de las diversas préeticas,incluida por cierto la tedrica (15) “Todos los estudiosos de Ia época coinciden en caracteriasla porla percepcién generalizada de una transformacin inevit Ble y deseada del universo de las instituciones, de a subjetiv dat) del arte yla cultura, percepcién bajo la que se interpreta ron acontecimientos verdaderamente inaugurales, como Ia Revolucion Cubana, Siguiendo el modelo propuesto por Al bert Hirschman en Intrsprvado yaccén publica, la €poca po {ita ineluinse-en-ama-teori cle ciclo de. compartamient0 co Tectivo, como un ejemplo particularmente notable de la clase de cielo definida por el interés repentino e Intenso por los Aasuntos pablicos El eardcter heurstico dela nocin de épocs resulta subra- yao por ef modo en que, desde culturas de la opulencia y cub luras de la pobreza, y desde contextos politic-econémicos tos sesentalsetentaconsiderados como é9003 a sumamente diversos (en la Europa de los Estados de Bienes tur, en los Estados Unidos de la prosperidad posbélica, en el ontinente africano en ebuilicién y en Ia América Latina que fespertaba a ls idealesrevolucionarios) se pudo formular un tiscurso dominantemente progressta del campo intelectuat internacional Elsocidlogo conservador Daniel Bell ambién subraya estos aspectos, al descrbir el periodo como de radicalism politico (de caricter decididamente revolucionario) y cultural (Este, meramente rebelde), de sensbilidad turbulentay dissunciones tajantes. Es interesante que Bell se refiera ala produccin cule tural de los sesenta en estrecha coincidencia con los pardme- troscon los que Peter Birger caracterica los rasgos principales de las vanguardias histérieas: "Un esfuerzo por borrar de una ‘vex por todas las fronteras entre el arte y a vida y por fusionar el arte yl politica” (Bel: 122). ‘Una coicidencia notable define esa época como un mor mento histrico que imanta, de manera hart significativa, un comin denominador de los discursos, en el que se consticaye tun nudo (la politica) en torno al cual todos losactores se colo fan, tanto para rechazat la firmeza de esa atadura (Raymond ‘Aron en Europa, Emir Rodriguez Monegal en América Latina, ppara poner dos ejemplos emblematicos) cuanto para apretar {se lazo, como dos posiciones también emblemiticas, que pue- iden set representadas por Mario Benedet y Jean-Paul Sartre. Fue una estructura de sentimientos que atravesé el mundo, Co- mo decia entonces a intelectalidad francesa, era mejor “estar tequivocado con Sartre que tener #azén con Aron” (avi tort nee Sartre tar rason vee Aran), lo cual-esyasuna conden ‘acién conceptual sulicientemente probatoria de que Ia rela cin con la Politica fue considerada mas importante que la re Jacién con la Verdad, sin que esto signifique asumir que Politica 1 Verdad sean necesariamente antagénica, sino simplemente ‘que pueden serlo y que, en parte, lo fueron en alge, momen- to del periodo. 2 cinta lian La pertenencia a a igquierda se convirti6 en elemento crue cal de legitimidad de la prétia intelectual, tanto que, como Hlegé a sostener, con razda, el cubano Ambrosio Fornet asta teformistas Ie derechat exon dramscarente wa "ecm array ta rerlucién sales poe lo pele de puna Insert sent losemtiag: odo aban 013 fan de haba lenge dea gues (967108), En el mismo sentida se expresaba Raymond Aron cuando constataba que la superioridad apabullante de prestigio de la iaquierda obligaba a los partidos moderados o conservadores 2 tomar prestad el vorabulario de sus adversarios,o el dit [gente juvenil norteamericano Jerry Rubin al evoear: los, nine ena td leas leat se centr then elinerior de ager Sedeban todos os teas porate: a, oni, el aexo treads Ia Polis, Laderechs po tea ninguna Hea, Sélomaseulaba ho (en Cahn Bene 3), : La ereencia en fa ineluctabilidad del socialism fue de la mano con Ia idea de que és (y no el eapitalismo) encarnaba la verdadera racionalidad histrica: la dominacién de las ma- yorfas por parte dela minoriasesultaba, para buena parte de Ia intelectualiad, una realidad que repugoaba no solamente ala ética sino fandamentalmente a fa inteligencia ‘Como rememoraen un reportaje de 1996 Régis Debray, un protagonistaindiscutido dela época, a comienzos de los aos esenta atravesaba el mundo el sentimiento de a inminencia de luna victoria mundial que iba a cambiar etrosiro del miido y del Hombre (“Un contrapunto entre Regis Debray y Daniel Ben- ‘said 10). Después de too, la conviccion del cambio inmines te lleg6 a expresarse en hipérboles tales como las que presagia ‘ban ef mesianismo y el profetismo y que podran expresarse en Ia idea, comentada en el primer editorial de la revista peruana Amaru, de que posi legar estar produciéndose “una posible sentacién de la especie” ("Lina revista de artes yeiencias" 1) Thcluso en los Estados Unidos, el 12 de mayo de 1966, en tun diacurgo televisado, el senador Robert Kennedy reconocis| publeamente Io que pareta evidente al campo de las iquler- fos "Se aproxima una revolueién en América Latina (..) Se tratade una revolucign que vendri querimoslo ono, Podemos| iectar su cardcter pero no podemosalerar su condicion de inevitable” Después de esa resignada predicciOn,zeGmo no hax bria de generalizarse en América Latina la conviecin de que tu tormentoss historia habia entrado en una etapa resoutiva? (Halperin Donghi, 1984:153) En diciembre de )962, la evista chilena (y catSlica) Mensa jose hacia eco de esa jnminenciainesitable de fa revoluci fren 3“ en mate’ snp permaneer cb selene serous Revlueln en Aen Fn resumen, fueron “aos de calentura histriea, como los Aefinib David Vis, una época cuyo rasgo fundamental era la Sparicién en fa historia de una nueva voluntad revbicionaria {ue moviaa los hombres hacia el scialismo (Castillo: 9). ‘si asta la Iglesia Calica transform su discurso pastoral influda por ese clima de época, A partir del papado de Juan XXIT, en el que se proclamaron las encilicas “Maer et Magi tod" (15 de mayo de 1961) y "Pacem in teres” (11 de abril de 1963), a Iglesia introdujo,To que se dio en lamar el, gina ‘nia, Como resultado; los discuss eclesisticos oficiales Tue yon penettados por reinterpretaiones del mandato de la cat (dad En eva puesta al dia aa ver mas aguda desde el Conciio ‘Vaticano, Pablo VI definia el momento como una nurus evade Ja historia caracterizad por Ia gradal expansion, aniel mon: ‘dial, de cambios rapidosy profundos. Naturalmente, no toda la POCOCOOOEHO OE OTOOOOHOHHS OOH SES LOEECE COCOEOOOCO OOO OEOOOOHOOOOO OOO OOOOO “4 ‘lava cian Jjerarquta elesistic bubieraadrmitido el sermén del cura co Jgmblano guerrllero Camilo Torres (muerto en combate), ‘Luando predicaba que quien no era revolucionario se hallaba ca pecado morta, Sin embargo, para la milenariainsttucién Inlamatda “cuestin social” resurgié con gran fmpetu en docu rmentos pastorales. La iglesia estrech6 sus contactos con los continentes africa no latinoamericano: el punto culminate de esta estrategia fue Ia conferencia general del episcopado latinoamericano en Me- dellin, 1968, donde el Papa fue recibido por el arzobispo de Li may primado del Peri con un discurso que afirmabat Se estar sgica Meine con los pbres de ete cont ten, brs de as euivca adr tempore, del peso ‘Seu regi ambig (-)denuncaraqutio que opsimeal hombre, vr de agula cra que exge una acid defi th avevotucin en Armée Lain srs esana sl amano Io ‘ficient (andisur Rckes849), sa convicein de la necesidad de un nuevo orden dentro «de amplios sectores de I drigencia y a intelectualidad cat ‘eas constituye uno de los fendmenos signifcativos de la época, Y’silos recuerdos yestudios sobre el perfodo no bastaran para. Convencernos de su caricter"‘ertginoso” yorientado hacia un ‘cambio radical, el hecho de que una insttucion tradicional: ‘mente conservadora acompatiara esa radicalizacin serviria, solo, de prucba irrefutable. 3.Tercer Mundo y revol Pocos diagnésticos tan prematuros yapresurados, o mera. cexpresion de deseos, como el del encuentro sobre el futuro de Ta libertad organizado por el Congreso por la Libertad de la ‘Cultura en Milin, en 1955, en el que se difundi6 tates de Ia ddecadencia de las ideologiss extremists. Las apacibles prome- sas de la coexistencia pacifia, avaladas por el encuentro en Camp David de Kennedy yjruschoy, no consideraban laampli ‘ud geografia del mapa mundial: Africa, América Latina y Asia ‘eran el escenatio de una olealarevolueionaria que barria bue- pa parte del mundo, En lugar del fin de ls ideologias prevaleci6 otro diagnést- co, totalmente contrario, egiin el cual no silo la revolucion mundial estaba en marcha sino que una amplia porcion del ‘mundo se encontraba dispuestaa apoyarla, alli donde se inicia- 1a, En 1959 Fanon puedo escribir as dostercera pre dels poblain de mundo tin pcs Sins.) roa teers prt Te hace saber constantemente {que uci conse apoyo moral (19820) Los finales dela década del cineuenta fueron afios de des colonizacién mundial en que los eondenatdos dela tierra alan: ‘aron plena condicién de sujetos, en que el Tercer Mundo se ddescubre y se expresa através de su propia vor, como postula- ba Sartre en su prélogo a Las condenadas dela tera. En los aos 60 surgié un gran interés y simpatia por las fe ‘guras de Amflear Cabral, Frantz Fanon y Kwame Nkrumah, Houari Boumediene, Antonio Agostinho Neto, Marien Ngowa 1, Patrice Lurmumba, ypor los barbudos dela Sierra Maestra, ‘que habian hecho la revolucin en Cuba. En junio de 1961 t+ ‘vo lugar en El Cairo la primera reuni6n consagrada al no al yheamiento, fundacional dela idea tercermundista. En septiem- bre de ese ato, en Belgrado; se realiz6 la primera conferencia dle palses weitles En 1968 se wealizb la tercera conferencia de folidaridad aftoasicica de Moshi, Tanganika. En esa oportuni dad, un grupo de intelectuales de todo el mundo decidié de ticar eli del 17 de abril de 1968 ala soidaridad internacio- inal con todos los pueblos de América Latina, Sin dudas, la ‘descolonizacion aticana la Revolucion Cubana ya resistencia ‘ietnamita fueron una desmentida radical de ls previsiones de 46 lauta ita quienes muy poco tiempo antes habian presagiado el fin de as Ideologias revolucionaras ‘La agenda politica e intelectual resultante proponta el rep io de toda potencia colonial y postuld un antiimperitismo {que sin renunciar a la idea de soberanfa y iberacién naciona- tes, convivi con la expectativa de que la revoluci6n mundial se habia puesto en marcha, Se consolidé adems I convicciin de que Ia Historia cambinba de escenario y que habia de trans frie de all en mas, en el Tercer Mundo. Estas expectativas ‘elas posblidades revolucionarias del Tercer Mundo se reno sraron periddicamente en diseursos que eran casi arengas: no por azar Fredric Jameson sta los comiemzos de lo que él ama os site” precisamente en el Tercer Mundo, mas precisamen tea en a Revolicién Cubana, y Herbert Marcuse, consiera- doe] idedlogo dela reielta francesa de mayo del 68, habia st brayado que era poco lo que podia esperarse del proletariado ‘europea y norteamericana para el horizonte de larevolucin. Puede afirmarse que en la paca se pas6 de una perspect sa eurocéntrica, oceidentalista o noratlintica a una perspectiva policénurica si bien en el caso de las tesis de Marcuse se tata Pate todo de una reflexida sobre el capitalism antes que del handono de la perspectiva eurocéntsica propiamente dicha, Frante Fanon y Allert Memmi elaboraron por entonces nuevas hipétesis de conficto social, como la de colonizador ver~ fis colonizado, que excedian la nocién de Iucha de clases € identificaban ottos actores, como nacién protetaria y Tercer ‘Mundo, Los lideres tercermundistas estaban trazando una nue va teoriarevolucidnaria para nuevos actores y nuevas escenas Ue batalla, As, segin Sartre, no era cierto que hubiera legado lahora de quel Tereer Mundo-escogiera entre capitalism socilismo. Los paises subdesarrollados debfan negarse a par tielpar en esa competencia ya que el Tercer Mundo no posta ‘omtentarse con definirse en relacin con valores previos ‘La pereepeion de nuevos antagonismos, si bien no elimina baa hicha de clases, subrayaba otros elementos en conficto.® os setentasetentaconiderador come époce ” Las oposiciones expresadas en términos de naciones opresoras yynaciones oprimidaso naciones subdesaeroadas versus acio- hes subdesarollantes ssponian nuevas w otras miradas_en tor hola dominacién yexplotacion y postulaban que la rebelion {el sustrato de tos proscritosy los extrafios, los explotados los persequidos de otras razasy otros colores, los desempleados y Tasque no pueden ser empleados era revol incluso s su conciencia no la era (Mareuse, 19682:271). E1Che Guevara, fens teora del foco,afirmaba algo parecido: la vanguardia mi fitar podia desencadenat las condiciones para una revoluciin fungue las condiciones subjetivas no esuvieran maduras ‘Algunos intelecsales de las sociedades del capitalism avan zado diagnosticaron que en sus paises se vivia una snerte de “tala de hierro” de la er planetara, por oposiién al fermen- to revolucionario que vefan avanzar en otrs sitios (Morin, 1969:110). De ese diagnéstico derive la urgeneia de renovaciin| {cl programa politico en favor de wn izquierdismo revolucio nario independiente del liderazgo de los partidos comunis: tas tadicionales— que el tecermundismo parecta inaugurar. En el mundo desarollado y préspero, quienes habfantransita- {09 por las hiptesis del marxismmo contemplaban perpljos si propia realidad la socialdemocracta, el economicistno det pro- Ferariado que se mostraba no s6lo incapaz sino también poco ispuesto a transformar radicalmente la sociedad. ‘La categoria explicativa de “imperialismo” —formulada por Lenin en El imperialism, fase superior del eaptaisme— fue Invocada con nueva fueraa para dar cuenta de las razones por Jas que la revolucién no se habia iniciado en las sociedades de «capital svanzade como habia previsto Marx. Segin esa ex: plicacidn, la ausencia de revohiciones proletaras en los pases Sesarrollados se debié al bienestar material del que, gracias a Iaexplotacion de las colonia las neocolonias, ozaban inch so las claes menos favorechdas.Dicho en palabras del mexica- ho Enrique Gonzilex Pedrero, los paises capitalistas habtan ‘tenuad Ia revolucién y el conflicto social en el seno de sus e e e e e e e e e e e e e e e e e e e e e e e e e e e e ry e e sociedades porque habian clevado el nivel de vida de ss pro- Tetariosa costa dela explotacion de las masas pauperizadas de Aiea, Asia y América Latina. Pero también afirmaba en BP {gan virajeque esa stuaci6n estaba a punto de Megara su fin. Tips pases esclavizados habian cobrado conciencia dela hucha {que debian levar a cabo para liberarse a si mismos y, como Consecuencia, producir otra ver en los pases explotadores las Condiciones que hicieran inevitable la revoluciin proletaris; recién entonces tacolonitacién ver asu lar deorges os vee de ida sherds reine en lor pales aphainasel conics Jurado cobrart so natural dinamo y los presupoestos Faneanenrrdnnevarente en vga El partes que neo al mando cpa desaparecer rai neta RE Tein Ramana nacional demoeriuea que esa Relic (dct ples esol, Is Revolucion de los exlvos de ‘gue habla Hegel Enel plano dea elaboracién conceptual result de una im portancia crucial in elaboracién, por parte de socidlogosy €co- Fhomistaslatinoamericanas, de To que luego se conocié como teoria de la dependencia. Estos andlisissurgieron a partir de tina doble matri; etaban anclados en la interpretacién de la ‘CEPAL —inspirada por Raal Prebisch— acerca del creciente deterioro de los términor del intecambio entre pafses subdesarro- lads, productores de materias primas —con escaso valor agre- igido— y los paises industralizados. En este sentido, los tericos de la teorfade la dependencia (entre los cuales el libro'de Ferrarido Henrique Cardoso yEs= ‘0 Faletto resulta emblertico) consideraban que un punto de partida fundamental era refutar a hipétesis segin la cual para Toga el desarrollo en los paises de la periferia es necesatiore- peti la fase evolutiva de as economias de Tos paises centrale. Frente ello, se propusieron claborar un modelo integrado de desarrollo, en el cual desarrollo y subdesarrollo eran Vstos co- Los sesentasatentecontierados como epoca “ mo las dos caras ce una misma moneda (mutuamente necest rias),yno como etapassucesivasen un modelo universal de de- “arrollo. La teoria dela dependencia se asentaba ademas sobre tuna matriz marxista, en una relectura de Lenin, y de su con cepto de imperialism, En este sentido, resulta crucial la ects jperacin de las categorias poiticas sugerida por esta teoria, que fostenia la inexistencia de una relacion metafsica entre Estr oxy postulaba que ess relaciones son posiblesa través de una red de intereses y de coacciones que ligan unos grupos socia lesa otros unas clases a otras, toda lo cual hacta necesario mos- trar en cada caso como se relacionaban Estado, clase y produc cin (31 y 162). ‘La crsis de un modo de concebir lo politico afectaba tam bien la confianza en el papel revotucionario de la Uni6n Sov tia, lider del campo socalista, aunque en ese momento dispu- taba ese liderazgo con China. En realidad, los anticomunistas gue crefan que el debilitamiento de fa guerra fria pond fin 2 una larga disputa por I hegemona entre las dos principales potencias mundiales, gracias alo que se habia dado en llamar Coexistencia pacifica", no habian percibido que existian nue- vas energias revoucionariasy que éstas ya no procedian de los partidos comunistas Ninguo de los partidos o Estados comunistas existent pa recfan Tos espacios iis adecuados para impulsar la revolucién tenet Tercer Mundo, Pesea que mais de la mitad del mundo ha- bia sido ganada para el socilismo, como afirmabaa comienzos de 1963 la publicacién comunista francesa La nowull critique (Hiarochie:50), paradéjieamente el partido de revolucionarios profesionales creado por Lenin seencontrabsabocado alade fensa de [a tsi del socialismo en un solo pats Sibien se refiereal caso especifico de la Argentina ya las paticularesiffcutades que signtic el peronismo paral pen Samiento izquierdsta desu pts, el diagnéstico de José Arica po- sce valdezlatinoamericana en lo que respecta a la relaciones {Ge los intelectuales con los Partidas Comunists. Comparando Jos logros det comunisme europea con los del latinoamericano, Arie6 firma que Ia mediacién cominist habia logrado teal zaven Europa la soldadura entre los intelectales ya clase obre ‘a, mientras que en otros sitios, especialmente en América La tina, I adhesin al partido no esolvia ese problema (1988:47) El componente nacionalista de la nueva izquierda latinos rmericana,stumado a as carateraticas de los Partdos Comunis- tas el continente, sempre servile respecto de la linea emans- ddadel PCUS (Partido Comunista dela Unidn Soviética) revel6 la necesidad de una nueva via progresista (Arie, 1964-241. 265) Silos istos militants del partido partian de la base de {que era imprescindible hichar contra el dogena partidario, pa fa quienes no se encuadraron nunea denteo de las diectivas Gel partido esta lucha teGrica resulté aim menos raumstica, Fl ‘mexicano Victor Flores Olea, por ejemplo, opinaba que su ge- heracion na vvié el stalinismo como conflicto de conciencia y ‘que, si bien el XXII Congreso det PCUS habia sido recibido co- to uta suerte de liberacién, nose sintieron traumatizados con Ia revelacién de los erfmenes, las trturas ni los trabajos forzs dos (1962:80) La imputacin de neoizquierdismo por parte de dirigentes del Partido Cominista fue enfitiamente rechazada por una intelectualidad critica que ya no aceptaba criteris de autori dad indiscuible ni sentia menguada su importancia social Para los miltantes de ae nuevas eausasrevolucionarias de [Asia Atica y América Latina, y también para sus compaieros dd rutaintelectuaes, el deseréito generalizado de ls sistemas politicos democratico-burgueses y de los Partidos Comunistas tradicionales desembocé en la conviceion de que slo una re: ‘yolucin violeta pods conduciea un Socaisino auténtico: La violencia adquirié tun estatuto central en la vida politica, de la miltancia y la intelectualidad de izquierda. En el prolo- igo a Las condenados de la tera, Sartre aludia nuevamente a ka olencia como partera de la historia. La percepeign y temati- acign de que el orden social estaba fundado en la violencia tos setantaatenta contiderndos come éroce Pa permitis contraponer a ia volencia de fos opresores la contra Miolenciarevolucionaria, El spica de la violencia penetrd, in

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