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moustapha safouan EXICO ESPANA ARGENTINA COLOMBIA ‘Tradduccién de: MARIA DEL PILAR BERDULLAS Reviaién téeniea de: Estudios sobre el Edipo Introduccién a una teoria del sujeto por Moustapha Safouan * io, virion edtores, $2 Je.Cy |, ROT IS ene ere See cemaees? SPP Siglo veintiuno argentina editores, $& ‘Siglo veintieno de colombia, Rea porteda de onheloherndndes primera edicin en espahol 1977 forma ediion on expat, 1986 Gsiglo xxi edfores, H0. de cw GaN 9e28.9645 primera edi en tron Sins pors Seite dlc ar ong, inaction 8 te thdore du sue! 2 erred cofamea Se Sethe mena printed and made menco 19% INDICE Intreduceiin ESrUbIO8 ‘SOBRE EL EDIPO 1. EL svete ys inlarretacin en le condacein de In cura iid 2. La"Tigura del padve deat y nus inldencias sobre ta relacién| el sje con in verdad” ee ra ie 10, Bh tan fete ama "elacones con la eatracién ol eamine. fers for i've en ionic ° © encom de la deuda en ln neurosis chsesiva onal pele lat ‘dl trancexuait i ay» Jr % doctrea pricomnatitien ¥ ta exes del fin del anal 1 Lenguaje 9 anisfacin Ie interpretacion APENDICE lego dela 15 i A los surmientos que no ian florecido INTRODUCCION Un hilo conductor atraviesn todos los esludios sgrupados ee ala obras pesat de que fueron escritos en divernss "EI primero muestra, con la ayuda de algunos ejemplos | tomados de nuestra practi doa Inerpretacién de los sueioa, sue es la identifiencién con el significante padre” —o ia Introyecciin de eale significante, i roservams el término de introyeccion para las idenificacionessimbstieas— To que yeemite ol relorno de fo reprimido en ef sueKo, sf no en las {ormaciones del inconaciente en. general ‘Ahora bien, el reiorno ge fo reprimido supone eyidente- rmente In represin, De hecho, el sigificante "padre™ induce ‘tel ae produc «desor'del sueo, ecto cuya Poests eh juego en el plano de lo imaginario contribuye a dar forma ula figura que aislamos en el segundo | {studio bajo el nombre del “Fade leat”, En et easo e m0 ‘capejar eata figura, todo discurso sobre el Bdipo se insei- bina en los efectos minmon del Eipo 9 conservaria de ese modo un cndte s6. ; eh EI tereer estudio apunta & desimaginar la castracion, definicién de este término reaiere wn frangueamiento o una | liberacin de io imaginario, sin el eval el Edipo no es mau que f € un mito 0 una variante teva del mito conocido, hajo ese nombre, Como lo demostraremos el fantasma es ls formacion Ststralda ala mirada pero no a la “algnitienen” (Dewtng), sobre la cial el sujeto apoya lo que el lenguaje denomina su Ser: apoyo obligado debido a 1s enrencia del Tenguaje ara responder por el se, aum evando él hace que la pregunta del fentido del ser se formule. Lejon de confundirse con el fan | tasma del mismo nombre, ls castracin_simbélen es por el | i ‘6 no podria encontrar | Un sentido a su ser que no fuese infatuacien; la eondieién ain Is cual el deseo se enredaria en las captacionea narcisisticas. En Totem y tabi’ Freud sostiene que la Interdieeién y el horror al ineesto serian inexplicables si el deseo incestivoan | se‘produce esta ruptura de ataduras con el orden 1 vation. Bo nuestra, y sin dua donde que Lacan Tecordara ln aporia paula (ao hay peeado sin in ley), 8¢ flende a soatener la vera: hasta el punto que To interdicto representaria segin fal sutor la ultima defensa con la que fontaine home fet ere desu de, Pent muerte. Eata frasoologia olvida algo; es clerto {ue "yo no Inabria conocido In codiia, si a ley no hubiese dicho: no codi- tarda": pero no deja do ser menos cierto que antes de ser {fuente de vide este “eonacimslentn” es, en primer lugar, fuente demuerte: ya que el deo se rodea de un no” esencia, en la Inedida ‘misma que conserva su estructura primorial de coaicia, Sil esis de Freud deja on la oscuridad el origen del Edo, 1a tels moderna eseamotea fa problemitica de su superacion ‘Para resolver el dlema examinamos més profundamente, en 1 cuarto estudio, la naturaleza de los Tazos que encadenan el deseo a la ley. Demostraremos que la forma dela ley, en tanto se presenta como orden o demanda, eal orizen de un eng {i ue se preipita el aujetozno sn atarac fo que sora desde tntonces fa ley del padre micro, auf como a una verdad repri- Iida que, per fo haber sido escuchada, pesarh como di Dabemos distinguir esta detda de aquellos que el sujeto ve Impona, veces en eaenariox hatCante extrafos, de lo cuales el Hlomire te les ratas nos da el ejemplo mas porprendente, 4 elaborar eta stineon apunta ef gunts estudio {Pero qué pasa cum aguel que unca eonoc6 la ley? ZY emo Pero (us pasa con aquel 2 ime Para responder a estas preguntas retomames, en el sexto estudio, algunas chaervaciones proporelonadas por Stoller en libré Sez und Gonder, cbservaciones que demuestran evi. entemente que el hecho, eantingente, de que el nombre del padre encientra un "referente” no basta para asegurar a este Bienificante {que el sujeto no invent, sno que primeramente fscucha, lo eneuchs, por decrlo asi, ate de eacuchar algo) fin “sentido” seg el cual representarfa una ley ala que ‘Otro ae retiore (no una ey que el diete), una Tey que seria Siferente'a una ley de eapricho, es decir una no-ky. ‘Ahora bien, ex justamente desc sentido que depende Ineficacia Inednseionteo simbélica del norabre del padre, en 1 medida en doe introduce, enn -momento deelsivo de las Felaciones dl sujeto eon el Otro, y por un mecaniamo que se thewentra en la base de michas metaforan al dela induceion rerRoowecton n ‘de lo tmaginario por to simbélico—, la imagen falica como polo de anticipaeién o como Imagen de lo que el sujeto no cs “todavia” aunque lo es un poeo. En el séptimo estudio, aceres de la. preclusion, exponemos las razones por las cuales et alrededor de una problematiea de ser o de no ser... gue se resuelve para el sujeto tomado por el lenguaje, la ciestion | ‘de tener o de no tener el fale. Estos desarrolos permiten dar a a procunta acerca de Ia. | universalidad del Edipo (octavo estudio) una respuesta. que parte de la experiencia analitien misma; mientras que todo intento de recurrit a los resultados de la investigacién anteo- poldgiea no puede ser sino inadeeunto, debido aque se contra fen torno a las relaciones sociales. Tal ea la difereneia entre log puntos de vista antropolisico y psicoanalitico que todos, tos anon ya sean de allanzg o de parents, oe rovelan a Ia | luz del anilisis como unos “tapa-agujeros”, los tapa-agujeros siel deseo desfalleciente Io que no deja de ser mis que ( ‘comprensible para el antrop6logo como para el hombre comun. ‘De log estudios precedentes se desprende na conclusién, al menos implicita: no hay un complojo de Edipo que el sujeto | supere graciaa a "Ia victoria. del complejo de castracion”, k ‘eatin la idea reeibida en la doctrina analitca, sino en virtud 4e la puesta en juego de Ia metafora paterna, el complejo de Baipo ex ef compleyo te castracién. oro entonces ,e6mo se lleva a cabo la superacién de este complejo? Es aqui donde nosotros apreciamos la importancia 4 Ge Ia funeién del padre rea? (noveno estudio): solamente la ‘mediacién de este titimo dirige hacia afuera de la familia fldeseo, el eval, de otra manera, permanece prisionero de las {mages parentaies. Si In preclusion del significante de la ley sgiden dl fundamento del pleas, ol freago de ta medineién | Gel padre real esta a veces en la base de las descompersaciones craves que ocurren en el interior de as estructuras neur6ticas, x Como el lector no dejaré de advertir, Jos estudios prece- entes son el fruto de una experien luna experiencia del sujeto del nconsciente ‘Solo nucatra familiaridad con Ia Traumdeutwmg nos eoloca a la posicion, conventente para sostencr una experiencia ‘semejante: la del lingista y del dialéetico, no la del adivino ni la del pate6logo. 2 ermonvcctow ‘Sin embargo, encontrarse en una posicién dada no basta para _manteneria consecuentemente, ni para articular sus prineipios, Rendimoe aqui homenaje a Lacan, bajo cuya ‘Sireeeion nos hemos ejercitado durante afioe, en Ia préctica ‘analitiea que renueva su enseflanza, ‘Son los cimientos historices y doctrinales de esta préeticn lo que quisimos publiear en la segunda parte de esia obra Seria dar muestra de demasiada Ingratitud no agradecer aqui s Francois Wahl, cuyas observaciones siempre me inc! taron a una mayor claridad. PRIMCERA PARTE ESTUDIOS SOBRE EL EDIPO 1. ELSUERO ¥ SU INTERPRETACION EN LA CONDUCCION DE LA CURA PSICOANALITICA: ‘Si los pslcoanalistas coineiden undnimemente en considerar ‘al sueiio como “la via regia que nos eonduee hacia el incons- ciente”, semejante unanimidad esta lejos de cumplirse en el two que de él ha de hacerse en la eonduecién dé una era, Algunos no estén lejos de extender en Ip que a ellos respect a regla de Ja abstenciGa, y desaconsojan toda comunicaeién al paciente coneerniente’a la interpretacion de sts suefion. Semejante método amenazs, segin ellos, eon condueir al fenferme a utilizar el relato’ de sus suefioe como un medio privilegiado de resistencia, y eon agravar aaf esta sitima Otros no dejan de subrayar, contrariando esta opinién, los efectos benéticos que sacan ‘del mismo procedimienta, afir- mando que, segrin su conocimiento, gus pacientes no euefian por ello mis que los de los otras. Uo tercera posieion mada, ‘grega al debate, ya. que se define como ecléctica; es 1a do ‘aquellos que comparien la opinién de unos eomo Ia delos otros: “Todo depende de los casos". En lo que ge encuentra implicl- tamente subrayada una impresion que tenemos al eacuchar & las dos primeras partes: a saber, que unos estén en relaclén von una especie de pacientes desconocida para loa otros? ‘A decir verdad, of los analistas no tienen la misma expe- riencia es neeesario concluir que no tienen el mismo objeto 0, mds exactamente, que no tienen de ese objeto una eoncepelén apta para cimentar en 61 una experiencia comin, Es conve. niente eutonees retomar las eoaas ens punto de partida y plantear la pregunta: ,eual es nuestro objeto? 0 mejor aun: ‘aué analizamon? El hecho basico, aquel a partir del eusl hay una experiencia pslcoanalitiea proplamente dicha, fue definido por D. Lagache en términos tales que no podriamos hacer nada mejor que Publicado en La Payehanalyoe n. 8. Texto seviado 2 Gtr. utul utrative dente repartcién In Revue Prangaiee de Pychanalye, 195, val Xt. 16 ssruorossouae st s01r0 citarlos: “Tomemos las palabras del paciente. Es evidente que como analista no estoy g6lo interesado en la significacién objetiva de lo que el enfermo quiera decirme; estoy también, ¥ Sobre todo, interesado no sélo on lo que rehise decirme, sino tn lo que escape @ la ver a sus comunicaciones intencionales ¥ a sus rechazos conscientes”.* Pareceria imponerse aqui una conclusién: ya que To que ‘nos intereaa eacapa a las palabras del pactente lo buscaremos ‘afuera, dicho de otra forma, en su conducta —eategoria que puede englobar incloso a In’ del diseurso, eonaiderado como “gocidn conereta” y no en sus “significaciones abs- tractas”, lo mismo que a otras manifestaciones del paciente, ‘su mimics, sua movimientos, sus reacciones viscerales, et Tal ea, en efecto, In conclualén a que legs D. Laguche. ‘Sin embargo, si es cierto que nuestra experiencia comienza a partir del momento en que efectuamas la neutralizacion 0 la “pucsta entre paréntesis" de lo que el paciente quiere 0 no quiere decitnos, no es tan seguro que salimos por eso de la categoria el diseurso. Porque cuando el paciente nos dice una cosa y escuchamos otra, esta otra coss, Ia aprehen- ‘demos fgualmente en su diseurso, Ya sea por lo que we revela {dela conexion de este discuran eon otro sezmento de discureo; ‘por ejemplo: Trimetilamina, en el sueno de Lema, e relactona ‘Con las teoriag de Fliess sobre el metabolismo sexual. Ya sea ‘en razin de la ambigiedad a la que se presta este discurso, ‘| menudo debido a su textura fonematiea: asi Anands, cuya Asonaneia con el apellido de su pactente seflala Freud, Este ‘principio es aun mAs evidente en el caso de Ia denepaciOn: si ‘vemos alli, en efecto, la prueba misma de que las palabras Gichas por el paciente no'son sino palabras, no es una razon para olvidar que es literalmente en la frase negativa, es decir ‘an esas mismas palabras, que se encuentra incluida la afiema tion que retenemos. Bjemplo sucado del mismo suefio: el “no ‘07 yo, sino Otto, el responsable”, mediante el cual Freud Senuncia st propio sentimicnto de culpabilidad. nd Rebavion on Drive, Af feet, Behavior, wayetie the Htonse Marte Benaparter New York, International Madrid, Biblioteca Nace, 1048, al, pp. 812-320) sean 30 prenrneracton " No es entonces una casuaidad si Preud, va en a primera vena do esto suefo inaugural, "se acerea a Irma aparte bara contestar a su carda" A la neuiraliaacién de las “sig. hifieaeiones abjetivas” 0 abstractas no podria consideréraels como una neutralizacién de la eateporia del lenguaje. Lejos se Henttcarac om ete Sho eas signifcacionesaparecen fn la experiencia analitien emo lo que el paciente, puc Tanreduer del aacarsocomn combinant un sere ndmore de unidades euya signifieunela, superando Iasi hroduelda, permamece para fl indiscernible. Entre la signi= feaeiin aleyada yal texto, hay un margen, Es cierto ne Jo gue nos interesa no es el discuryo del paciente en tanto ‘eure tal © cual significacon abtracta Ex preeisamente ‘a ilnsié del paciente con la que comeneamos Vor romper. ‘ero esta iusién no se conserva justamente porgue la opt- niin comin confunde para el discurso y signitieackin? Lo | ‘ie la-experieneta analition demuestra, en eambio, yaquello fn Jo cual su ruptura eon dicha opinién puede eonsiderarse radical, que el discursa es un enigma para el sujeto mismo en la medida en que To aparece mareado con e) signo’ de | Sinsentido; introduciendo de este modo la exigencia del sen-| {ido como ta Es esta diatincign en o entre to gus on signifi cacti cervada, por ast decir, ¥ To que ea "ltr" 0 pura sp- nificancia euyo movimiento ha de haceree renaltary es esta Aistinetén manifestada por la experiencia det analisis antes fe ser formulada por la ensefanea de la lingilatien moder: nla que justifea que J- Laci pong de relieve ©! paren- tesco, sino ta influencia directa, que liga a esta con la opariciin de aquélla, aunque fuera juslamente wrasias las 2 La bastardilla de Ia palabra “carta” eo del autor, Com lo non scontramos haciendo. tnvelunariamente a made ecacha cuye sisinee tentamon de oxy Un amr detallads de it, tambien fue coservade, En ere cas equ youre puode hablar” Ne del Se | 18 srupior sone at ebiro hizo posible encia dera dimensién como una experiencia de S6lo cuando llegamos a aflrmar quo la experiencia anae litien es tina experiencia de diseursa, y de tn discurso del ‘cual todas las signifieaciones aleanzadas no agotan la sigai- |eancia, se impone otra conclusion: que nos eneantramos en ‘esta experionela ante una significanela que se sostiene, de |alzin modo, completamente sola, ante un discurso que &s, per decirlo asi, el diseurso de "nadie"; un diseurso en el que SI sujeto no. podeia significarse sino con Ia condicion de \ccultarse en él. Si resultaba diffeil mantener la experiencia ‘analitiea en su verdadera dimensi¢ pe any rede eee Es artes doa ee ee a See eee Spe ees, coast ea ea Sire Githak a ieta see nies teehee re Sr anes eee et ee ore eras Fa eek rans eee ee eee ee ee = deer traducese por etal or ia preferimoscanscrrari en cite cao (nant en adelante). oSeivo tvideneine ou parentese em aigunor wetter te Laeah Cit Slowpin: Lav fermseiowee dot savnatontey Basan Alces, Nues Visdn, (u.susro ¥ 50 merenmmeracton 1 En efecto, en cuanto adoptamos Ia perspectiva que nos bfrece por objeto no ya el discurso sino la “eonducta”, uma do sus conseeueneias seré que aquello en relacion a lo eval el ‘eto va a Lener que situarse, estard siempre fuera de él. Bx dnieamente con relacidn a los objetos que pueblan su mundo Lue nuestro aujeto o nuestro objeto —poeo importa edmo 4 fo nombre, ya que no le suponemos sino el movimiento dra ser considerado préximo o lejanc, Son oljetos-valores, por cierto. Pero eso quiere decir tambien que. todos ellos tienen el mismo valor: son objetos de necesidad. Ningiin ter nino e8, por decirlo asl, mis eminente que otro. El padre, por iemplo, aerd un objeto entre otros que el sujeto aproximard. tn la rivalidad, o del eual se alojard por las eonsecuerciag, ‘que teme, Toda otra medida y todo otro valor que aquel del ovjeto pasaran por ser entonees una invencion arbitraria nuestra No quicro decir que expresiones aquf reeordadas, tales como “la fuerza del yo" o “Ia toma de-conseiencia™ o la “es. \lonacién’ no correspondan a nada, Pero ellus eorresponden Justamente, por una razén w otra, a algo que supuestamente ~ cumple en la “conducta” del sujeto después de una clerta ‘antidad de trabajo analitico. En la medida en que debemos ‘lay cuenta de este segundo movimiento, que es el novimient mismo de ls eura, aquel en virtud del cual el paciente no e3 ‘n_absoluto et mismo después que antes, cémo. responder tonces a la pregunta: tdénde estaba él antes, dénde cata ‘] ahora? Sobre la base de tal eonceptualizactén, lo que no es no debe ser sino rerattada sera planteado como fi impliea que se lo elegiré como tal, Yen esta eleecién inter. vendrén inevitablemente los ideales del analista: tal o ual resultado (por ejemplo la fuerza del yo o ia toma ide cons- cieneia) ser tomado como medida, sein el analista se igme un ideal de independeneta a de autenticidad. Yel fin sictard los mediog: el analista aconsejara la interpretacién ide los sueios. para el paciente, 0 la desaconsejara. segtin apunte a realizar Una toma de consciencia 0 a vencer una resistencia. Ahora bien, no sclamente thda eleccion implica ‘wa limitaci6n, sino que se elige por haberse ya limitado. Y wr fo tanto, madie std en condiciones de sondear hasta ‘inde pueden extenderse los efectos de una limitacion seme. jante, La posicién del analista se solidariza ‘con una dif cultad ingoluble en las eondieiones en que se instala, y que Yo que | 2 sro sonnet 0170 no puede sino hacerse sentir cada vex que trata una eves fib’ de téeniea “La situacion no seri ta miama si podemos eneantrar gn el jsajclo mismo un término que, por no ser un objeto “cone {ret o pierda por ello todo peso, y que peda servirnos de |rmedida sin que estén implieadoa nuestros Ieales en su elee- |lon, La conesion que liga esta hipétesis con la experiencia ‘raion conrad como una erperoncia de disuse ‘vidente: ya que, al fin de cuentas, tal hipotesis euelve aad titi que te FeieiOn del avjeto oan el raundo puede er re (laa por au relacidn con un signiieante:" en lo que, dicho} fea entre parentesia, <1 seria precisamente sujeto. No es atual ue Lacan, el autor gue mis insist sabre este eardc- ter de Ia experiencia analitica eomo experiencia del discus, fea el mismo que ha peamovido Ta funeién en el psiquisma hhumano de cierto significante: el nombre del padre ‘Pero por qué este significante y no otro? LNo somos acd fctimon de Jo que queriamos evitar: una cleceién? Nada de reguts puede recibir una respuesta Si aplazamos esta mn realidad, viet lego, Se vera que est @e-un carécter, a decir verdad, dedu rreapuosta pard el final del capitulo es porque, tal deduceién no se dejarin formular si eerta cuota de expe. Flonela no atrajera antes 1a atencion sobre la. conclusion a edueir. Era necesario verla antes de ver su racionalidad. Comencemos con un ejemplo. La sefora Z... es una mujer! Joven que nos ha sido conflada para una psicoterapia. Tras) haber descubierto la infidelidad de su marido, intent sui, cidarse tomando una ‘ran dosis de somniferos y ve salv6) por muy poco, Luego de esta tentativa vino a consulta, por} ‘consejo de su médico Después de una primera sesién consagrada al relato de su] historia, hubl6 largamente, durante la segunda, del conflict aque Ia enfrenta con su suegra, para concluir éon estos ter ‘minot: "En el fondo, no puedo decir que esté tan celosa de} 1 Sealine, goe to sags gon In opin line, cle 0 ‘trader lo ualeeta! ex nistalda por nowtron por aqua erg hTpnificade'y el signlcante: Noninalintas y resets, cuales tas, mantienen In mises ‘ae sco vu iNrearaErActoN a la, ya ave después de todo no hago nunca nada por seps- Le respondo que, en efecto, lo que parece dominar e8 més bien cierta manera de encarar las cosas, segin la cual si marido, siempre en pareja, lo estaria ya con ella, ya con In ‘uegra, siendo una y otra'excluidas. por turne, por lo cual se puede decir que io verdaderamente excluido’es lu posibi- load de una tereerasolucién que permita la coexistencin de Eu la sesi6n siguiente, la tercera —por lo tanto se esta lodavia en el comienco del andlisis— me anuneia: "Tuve un mmontén de suefoa esta semana” En realidad, cita tres suellos, que dice haber soflado en ‘a misma noche. 1. Estaba en una picra, una cocina, Tenia miedo, Tra ‘taba de espantar una Yaea negra que queria mirarme, abia. dos aberturas en la pieza: de un lado una ven- tana bien cerrada, del otro una puerta que no lo estaba. Y recuerdo que me apoyaba con todas mis fuerzas contra cesta puerta para evitar que entrase Ia vaca. Sin em- Dargo la vaea no hacia nada par forzarla. Lo tnieo que hacia era dar yueltas, por un lado y luego por e) otro, Queria simplemente mirarme, con unos buenos ojos de Vaca, unos ojos marrones. No era malo en absolute; $y sin embargo me senifa terriblemente asustada! YVeamos las asociaciones que la paciente puede hacer alre- diedor de este snefo: % Me ® ‘Un piesa de Ta que se trata en el suefio se parece mis 0 menos a su cocina, Salo que, como su -departamento se en- Centra en ol tercer plse, queda excluida a posibilidad de ‘ve una Vaea vaya abt para mirarla, En la eae de sus pa res, en tambo, la cocina estaba en'Ia planta baja 2. Estabamos en un hotel con mi suegro, Mi marido y otra mujer, una mujer rubia, se hacian earicias delante de mi sin preceuparse. No podia tolerar eso; pero vela ‘gue no haeian easo de mi presencia y era incapar de fechar a la mujer o de rehir con mi maride: por otra parte, tampoco sé qué queria, Ni siquiers tenia vor. Lue- 40, de repente, me puse a gritar, Hamando a mi sucieo para que interviniese. Bn este momento me desperté miblemente angustiads. Estaba en un estado de grat agitacion, Creo inclusive que habla arrojado mis anas. Asoviaciones: BI hotel. Ella habla efeetivamente pasado las dltimas va- ‘aciones de invierno con sui marido y su suegro en ese mismo, hotel. La mujer rubia. Ella sabe que la amante de su marido robia. 3. Un animal sobre el agua: una especie de pantano, Era un animal horroress, chato y ancho, de patas cor tas y horribles y un euello largo que terminaba en uni ‘cabeza aplastada como la de la serpiente, salvo que eral ancha, e decir cuadeada, Estaba eubjerta de eseamaa verdes. 1 miedo me dominaba, pero me tranguiliearon, ‘me dijeron que podia tocarla. La'toqué pero me dio asco, tan viscosas eran sus escamas. Luego el animal so tras formé. Era ahora una nifia peauena con tna linda cara’ sonriente y juminosa, Pero tenia unas putas eomo alles, fen lugar do manos y plex. Ineluso senti ldstima de ver luna criatura tan Tinda con unas patas asf, en lugar de! ser como nosotros, Asosinciones: EL animal. Ks un animal fieticio. Sin duds, tiene un euello largo porque la sefiora Z... vio el din anterior, en el Iago. del bosque de Boulogne, una cigtena que extendia el euello ¥ se sorprondi6 al comprobar que las elgiefios tenian un cuello tan largo. Me tranquitizaron. No habia nadie, Era simplemente una vor. Za criatura. La senora Z... piensa en su sobrina, la hija de su inico hermano, dos aos mayor que ella, aunque. 70 ‘encuentra pareeido ertre la sobrina y la eriatura del sufi. Una primera inspeccién mostraria quo estos trea aueRos tratan tres temas que son, para indiearlos brevemente: el de la relacién niflo-madre; el de un llamado a un_personaje Paterno; Iuego un tema de nacimienta, Si se admite que la ‘u.suco ¥ sv merenomeracrse 3 fuceslén no puede considerarse pura casualidad, se plantea In cuestion de saber emo relacionat Ios temas entre si. 5s sin duda legitimo eonsiderar a la vaea como el término en el que la demanda oral de la paciente puede eneontrar con as gatatacer aber i madre: Fst in demand Y anus. lia que le responde; pero en el punto de conffuenets donde ‘isheria produelrso Ia autisfnectin, 3, por el contrario, Is fangustia To que surge. {Por que? Podemos suponer que “bueno” en “anos ojos buenas de aca" quiere decir on el contenido latente de ete suena: lo”. Esta maldad recubre el recuerdo de un mal trato materno, de una prohibicién “superyotea”, 0 bien es, aja tina forma proyectada, la maldad misma de la nifia, Impo- sible dilucidarlo, Nos damos cuents de que formilando estas hipdtesis nos alejamos demasiado rapidamente del texto del sueiio, sin Ir por ello demasiado lejos. El texto del sueiio nos dice que la vaea no queria nada més ue mirar a la paciente, y es0 solo bast para angustiarla, s de por esto en su relalo, tanto mas cuanto la mi- que se trata no era especialmente mala; es. una ion mia que nos da Ia paciente, En lugar de considerat 1 asombro como un efecto seeundario, resultanto do que el afeeto fue mal acordado eon el texto manifiesto del sueno, ‘vamos a comsiderarlo como parte integrate del relato: por esta razon, podemos contar con encontrar en el contenido, latente del’ sueno un asombro.* YY cn efecto, Ia pregunta implicada en este asombro (pero entonces de qué tenia miedo?) implica ella risme otra pre unla: 4pero-entomces qué queria la vaca, al querer mirarine tonto? Preguntas la que ge puode califiear de. “latente’ pero tinicamente en el sentido de “preeonseiente”, Es muy probable que la paeiente miama hubiera ndmitido, o, al menos, no hublera tardado en admitir, que esta segunda. pre. gunta estaba implicads en la primera. Lo que, en cambio, parece exeaparsele completamente, es ia reapudsta que, sit embargo, esta neeesariamente implicada no solamente en si Interrogacion sino en la posieion misma de aquello sobre 'o que olla se interroya —Zqué quiere la vaea?—. Si plantes ‘que In vaca quiere mirarla tanto, es quo ya planted que ella Rreud, $. La eieee dee sive, pp. 246-250, (Ls interprétecn de (us aaaiog et, alt pp. ABt-S02) oy ssronies soane ax so1r0 roma reareent lao para te ace sQuét Sa vaca rere Ten‘ mada do rereson hie, Remus Siemon vada slo que mutant no podria el sri smo intends sient sentido de precmeleri, 7 ber ks las rane Pero ud ell ara a vac, iio | EPiafor"y nn audi renpusta a ene pregunta ey mle xaclmont anomie aldo del punto oreo de cata \nees lo gue constituye el contenido verdaderamente igen da autho, ty aue acute bre “ia Gun Hasna Emonen dealer etarspuesta? 1” por qué facet pede apraximarve eta Pespueis sf que sb devenaden stale a sngintin® Su seh sh jstamente aah sien ado erga, nes permite al menon erat a felted ie we hace nen paral Ella queria simplemente mirarme, com buenos ojos de vaca, ‘unos ojos marrones. No era malo en absoluto; Ty sla embargo me sentia terriblemente asustada! Es dificil no advertir el tono, casi maravillado, pero tam- ign extremadamente conmovide, con que la seiora Z ‘promuncl6 estas pocas frases. lin ama a esta vaca que is Juma tanto, ¥, en realidad, hay que reeonecer que esta vaca fen muy “pobre”, en el aentido, platonic del término, en cl ‘sentido cegin ef cual Diotimig nos habla de Amor hijo de Pobreza. A pesar de toda la leche que pueda tener, a la vaca. Je hace falta adn algo diferente. Qué? Nada més que la presencia de esta crintura a quien ella quiere tener perpe | Tuamente, pero tan vanamente (zedmo tenerla, a esta presen~ ig, ain alternarta con la ausencia’),? en el campo de si mirada, Este demanda ea via femandia de amor, ;La de li Pero poslemos decir tambien que la demanda en euestion es Inde todo ser que habla. Si revela una falta, es un falta que ringin esto 0 aquello, leche © m..., podria lenar. Bs sin dude este desatarse extremo de In deman’s —i* se mani- fiesta como una demanda de amor y de ningun. otra cosa, de modo de no dejar ninguna eseapatoria en lo que seria Ia BL relat del eucho devtara esta alternancit: “Lo dnico que hecla (a weeu) era darlin, paras lado lage por ee 1 sune0 ¥ su mremraeracion 25 falistacelOn do_una novesidad, aunque fuera oral— lo que hice que Ia enferma no sepa enfrentaria sin experimentar heangustia, Esto es tamblén Jo que hace interesante este hci y sebia hacer perder a Ia euestién su filo el compro~ hmelernos, nosotros, en coartadas, en lugar de mantener el thiventamiento en el nivel en que se plantes efectivamente hevin el texto del aueno. Lo difieultoso para la paciente es la resptiesta a dar, no al llamado de la necesidad, sino al del Uno duda que tal Hamado pueda eausar problemas » aquel | aguella a quien éste se dirige, De hecho, se perfila una fpresunta a pesar de (o mejor dicho en razdn de) Ia simbo- Tisseiin extrema de Ia demanda como demanda de amor, ¥ fia. pregunta es la misma a la que nos habia conduct huestro primer andlisis: ,qué quiere ella, queriendo a | riatura que soy? Esta inlorrogaciOn acerca del deseo, del Utco define el espacio en el qe se plantea In dificultad, ¢l ‘campo en el gue el fantasma proviene contra la angustia,| pero estando éxta lista a resurgir cada vez que cl sujeto sea Mamado a “dar” el fartasma mismo. i ‘Queda ontonces por saber cual es este fantasma. Al res- ecto, el primer sueho de nuestra paciente (ae podria dee Eumbien fa primera parte desu suefo) permaneee un tanto, sileneicso. ;Pero lo que este suelo no nos ensefia, no n03 10 hhabian ensdfiado los afios de esa InterrowaciOn del inconsciente « la que Hlamamos nuestra experiencia? Y ya que invoeamos la experiencia, eitemos de nuevo un ejemplo sacado de la nuestra, el que, dustrando Ta respuesta, esclareceria. mejor que otr) el dinamismo de 1s angustia en cuestiGn, Se trata de otra paciente, 1a sefiora Y... quien, de una manera patticularmente mateada, se dedica a analizar sus Fropics movimientos con respecto 4 “el analista” con una acti- {od ambigua de rivalidad y complueencia y quien, no obs lante, no'llega a ocultar a aquel que la escucha hasta qué punta, en el fondo, ella teme y aplaza toda Intorvencion de fu parte, como se tee y aplaza lo que, literaimente, es pre- ‘iso lamar el veneimiento de una deuda. Después de cierto himero de sesiones en el curso de las cuales analize sus Felaciones con su. madre, ella reeuerda eémo, un dia, dijo fn honor de ésta esta frase que le parceié "descabellada”: “Iestay dispuesta a hacer eualquler cosa por ti, salvo una, | | de que ella tambien habla. ;Dénde eaté en et momento pre a -ssrunios soa ee Negar a ser una p...". Hn este contexio, Ja sefora ¥ relata el siguiente tuctio: ‘Se prueba una peluca, pero después de cade prueba Peluca se ncorta hasla advertir que su cabera el riesgo de aparecer totalmente demuda. La embarga angusti. Como ssociacién concernionte a la peluca, cita La de Malaparte, en Ia que las putas de Napoles se tiften cabello y Ics pelos pibieos a fin de engafar los deseos de nogron Dor las rubias. $é, por otro lado, que una peluca ‘era un objeto que dejaco indiforente a la madre de la pacient No creemos oquivocarnos demasiado interpretando ‘suefio en tos términos siguientes: yendo hasta el limite ‘remo en la complacencia del deseo de mi madre, in0 co ‘acaso el riesgo de darme cuenta de que este deteo nop ‘ma que burlarlo, sin jamés satisfacerlo? ‘tespuesta que puede form e la manera siguiente: “Para gustar a la madre, ex ssario y suficiente ser el falo"—" og Un Fespuests, que 8 Pox se reprimida. Todo asombro ulterior es 1 signo de un saber en el que la ropresiGn corre el riesgo. deshaicerse: todo euestionamiento es una puesta en euestid Ea justamente a tal interrogacion sobre Jo que e3 ella, qu la primera paciente, la sefora Z..., se encuentea impliit mente invitada en ia situacion psiedterapéutiea a la que introducida. [pian de atria] y no en wn eavanteburea iting een nie rons somejanen un ter que Ueas cl sono sven de past ee sue comunmente temples pers denna road de nfeto may vacate ‘mae eneontear grainy agradable,atractvo, et. legnds 1 care ese ee shoul tie. “ sxreoos som ontar con que la histéricafuese perfectamente capaz de a tin relata coherente de su mal? Un reprocke que le habria guatado escuchar. {Gunton coy abi cca eta paces expres oie de feduetorai Deseo que ae acomparaba sempre de una 20 ‘medio malctosa, medio rdnica To que se le ocuria,seuido de tu nombre de slera Las euatro sesiones que seabamos de relatar nos permiten sefalar, en el desarrollo de un psicoanalisi : | de cuatro moment, posicion del sujeto en i cura: ‘Un primer tiempo, ‘ue frecuentemente so acompata. de tomas ‘de Taliga ¥ de agotamiento, en el que eh sufcta fe encuentra en el limite extrem de lo que pe aostone? 4a paciente tapona Ia fisura nats Indusida por Ia iterpeetacin, Heefiendo /wn fantasma valle Por ot lade soce deapete lente proved un orden de feansferencin te In esa aebedaae dal eval oh i lnaroes: rumbles i sunv0 vs rvrenrnaractos ie su intervogaciin eccrea del deseo del Otro. Bl arte del jcounalista eonsiste en saber suspender y, si Hoga el e080, car todas laa eertezas del sujeto, hasta que se lo lleve eve limite, Los suefios que subrevienen en el eurso de esta 1 del trabajo analitieo pueden sernos muy tiles, sobre {odo informéndones sobre edmo se aitda el sujeto eon rela al deseo del Otro; y no dudamos, en cuanto a nosotros, pedir laa asociaciones que nos parezean necesarias pars Dvetrar su sentido. Lo que evidentemente no quiere decir ‘quo. nosotros demos ‘necasariamente Ia interprotacién al paciente, ‘Un segundo momento en el que el sujeto, con mayor o me or disfraz, deja ofr en el diseurso del Otro una referencia, ia tercer término. Bs el momento en el cual el sujeto sale ‘io su solipsismo: cuando se plantea el tercer término, lo ‘que no era mAs que una “diada” se transforma en “dos”. Del Siro, en este punto més que en eualguier otro, se puede decir que l es en efecto trascendeneta. Pero no con relacion @ uma intenciin, sino eon relacion a una diada, Ks squello gracias 4 Jo cual el sujeto tiene, por psico que sea, algo de consisten- fia y de verdad. Del nombre del padre se’ puede decir que es fate tercer término, 0 que él ea cl impar por excelencia, Un {ercoro que no esté cn ningtn lugar, aunque sea él 0 que man- ‘iene el equilibrio en toda relaeign que no se redusea a ser blo imaginaria, y aunque sea el fundamento de toda trlan- gulacion, taremos, a titulo ilustrativo, el ejemplo de un chico de dicciséis afios que vive solo eon su madre, habiéndolo aban- ddonado su padre en la infaneia: nos hace un dibujo en el que ‘se amontonan confusamonte, on una espeeie de eavs original, ‘bjetos heterselitos, pero repartidos siempre en parejas de ‘oposicion (caliente y frio, animado e inanimado, ete.). Sin ‘embargo se eneuentran salpicadas en el dibujo tres letras: 1% de Bey tres cifras: 7, 8, 11. Con respocto a lag letras, dice aque’ y't juntas le hacen pensar en * pensar en”'papa". Con respecto a las cifras, na son todas impares. Un sueRo que marea et adve ste tiempo, nos parece importante ratificar su sentido, 10 ‘que, una vex mis, no guiere decir que sea este sueno el que cha interpretarse ‘ El tereor momento es el de la vimbotizaciém de la castra- ign: el momento en el que el sujeto “significa” a esta dlti- |

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