Virilio P El Accidente Original

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Bl accidente original Paul Virilio Amorrortu editores Buenos Aes - Maid Esta cra se ha benefiado del PAP GARCIA LORCA, Programa de Pb dl Sei Cultural ee o- jada de Franca en Bspaiay de CULTURESPRANCEIN siti rand Asis ries, Colin Némads Last origi, aul ili Batons Cle, 206 ‘radon: rene Ago Todas as derechos del edn en castellano reservados por “Amora elites Ei SL, Cpa de Hops 15, mierda 2306 Maid 25 Tp -C16TAAS Bons -wwmamorrortueitorescom [Larrea opr eet rex onsite oo iad or cualquier edo mei, ctr ono ‘acend nop, pac, igtalacin oc sen de almzonniet y coer de nforasn no uti pars ets vil detec seas, (Queda enol dept qu pein eyo LT Industria egntna. Maen Aetna ISBN 978950518869 Argentina] ISBN973 94610-9007 (spas) 1SBN2-718606592, Pars, ed vgn Vi Pal Laide orignal ~ - Buns Aes: Anarcts, ot 168p.; 22 en -(ea Nadi) Traduin de Irene At {SBN 918 950-518-3869 ( Ageing) ISBN $7894. 610-9007 (Bsus) | ta Ag, eta LM mre en Tees Grins Cobo Be, Pas 1 lanes, prvi de Bens Ais, n mar de 10. ‘iad de eta iin: 200 eemplaes «Perdénalos, Padre no saben lo que hacen. Cris Leas, 23,34 aot Vio tento de promover la tartura artistca, la automuti- lacion estéticay el sucidio oonsiderado como una de las ellas artes! Con el fn de sustraerse en definitiva, a esta so Dreexposicién del piblioo al espanto, la Fondation Cartier pour PArtContemporain permit quese o- ganizara, bajo mi direcin, la exposicién «Ce qui Arrives, manifestacién que apuntaba, ante todo, a tomar distancia dels excess de todo tipo que ca- rracterizan ala actualidad més reciente. Destinada a poner sobre el taete la euestdn de lo inesperado, asf como la de la desatencin en lo «que state alos riesgos mayors, esta exposiién- ‘manifesto pretenia ser, antes que nada, un home- noje al diserniniento, ala inteligencia previa, ‘en moments en que abundaban las amenavas de «stallido de una guerra preventva en Irak, Paul Vir, equi arte, Naisanedela phlei, a és, 2002, 2 Lainvencién de los accidentes Creacién y cafda, el accidente es una obra in- ‘onsciente, una invencidn en el sentido de descubrir Jqueestaba oulto,ala espera de quesalga alan, A diferencia del accidente narvnat, el accidente ‘ARTIICLALes resultado de ainnovacién de un artefac- too una materia sutancal. Se trate del naufragio del Manic ode a explosiin dela Central de Cherno- ‘yl —catéstofes emblematica del siglo pasado, el problema planteado por el acontecimiento acci- ental noes tanto el iceberg que apareoe ene Atlén- ‘ico Norte cierta noche de 1912, oel reactor nuclear Aivergente certo dia de 1986, como la fabrtacin del transatlintico «insumergiblevo incluso la cons- truccién de una central atémica en las cercanfas de nnas habitadas. En 1922, por ejemplo, cuando Carter descubri encl Valle de los Reyes el sarcdfago de Tutanka- nn, literalment lo invent. pero cuando los i- aquidadores soto taparon con otro tip de ssar- céfago el reactor defetuoso de Chernobyl nvenda- roneloccidente nuclear mayor, yest sce pos aiios después del acaecido en Estados Unidos, en Three Miles Island. Pav Viriuio Del mismo modo pues, en que a egiptolgia es ‘una de las disciplinas relacionadas oo los descubri- rmientos istérens,es decir, con la inverein arqueo- Uégica, el andlisis del accidente industrial deberia ser perciido como un varteIigica 0, mas precisa- mente, como una invencién aRqUBOTECNOLOGICA, Arte bruto en todos los sentidos de la expresién, noselo pede considera nicamente dese a pers- pectiva de la excep y segin el aspecto preven tivo del mero «principio de precauciéns, sino tam }ién como una obra capital del talento inconsciente dels cientifins, rato del Progreso y dl trabajo de Jos hombres. Observemos, ademés, que si bien las téenicas, por un lado, se adelantan siempre a la mentalidad de los usuarios —a quienes les demanda varios ats familarizarse oon una nueva tenologla-, por el otro, también se adelantan a la de los realicado- res, esos ingenieros que se ingenian para inventar ls artefactos. Atal punto es asf, que el inconsciente maguinstco revelado no hace mucho pr el pico andlisis demuestra aqui su buen fundamento como demostracién por el absurdo dela ineonsecuencia fatal de los cientificos en materia de conocimiento de los riesgos mayores. «No hay ciencia del accidente», advertia hace rmucho tiempo Aristételes. A pesar de la cindinica, que evalia los riesgos, no hay aocidentologéa, sino ys Ec acca onianva, descubrimientofortuito, invencién arqueoteenoléi- ca. Inventar el bareo de vela o de vapor es inventar lnaufrogio; nventar el tren esinentarelaciden- te fervoiaro del descarrilamiento;inventarelauto- mévil particular es producir el choque en cadena en. Ja autopista. ever que despegue un objeto ms pesado que el aire, el avin, pero también el dirigible, es inventar Ja caéda de la aeronave, la catdstrofe aérea, En cuanto al transhordador Challenger, su explosién ‘en Vuelo el mismo afio en que sobrevino el drama de ‘Chernobyl es el accidente original de un nuevo arte- facto el equivalente del primer naufragio de la pri- mera embarcacién que haya existida. Invern indirect del desperfecto en los sist mas informaticos (v otros), perturbacién econémica de los mercados financieros en que stbitamente, conel crac punsimn, lo quesurge cual iceberg del Tt tanie es la cara oculta de las ciencias econémicas y de las técnicas de cotizacién automatica de valores, pero ahora en Wall Street, Tokio o Londres. De modo que, tanto para Aristételes ayer como para nosotros hoy, si el accidente revela la sustancia 2 porque Lo que sucgoe (aceidens) es una suerte de analisis, un teenoandlisis, de Lo que gstA debajo (substare) de todo conocimiento. Por consiguent, lcharcontralosperjuicos del Progreso es, ante todo, descubrir la verdad oculta de ‘muestros éxitos, esa REVELACION ACCIDENTAL —y de 5 Pave Vario ningin modo apoaliptica~ de las sustancasiner- minadas. Deahila ugencia, en los umbrales del teroor mi- Tenio, de un reconocimiento pitblio de ese tipo de innovacién que ha parasitado a todas las TRONOLO- ihs,y dela que el siglo XX no ha cesad de ofrecer. nos los ejemplos més impactantes, ‘También en este plan, laexlogta potion no po drd pasar por alto durante mucho mas tiempola di- mensién ssceo.écica dels dramas provocados por {a ideologta positivista del Progreso, Eldromélogo, es decir el analista dels enéme- nos de aceleracién, es coherente, en consecuencia, cuando considera que sla velocidad es responsable del desarrollo exponencial de los accidentes artfi- ciales del siglo XX, lo es tanto del significativo au- mento de los accidents ecoligicos (las diversas po- |uciones ambientales) ono, dgamos, dels drumas escatoligicos que anuncian los muy recientes des- cubrimientos dela informética genni y dela ioe teenelogfas,! En efecto: asf como en otros tiempos el accidente local estaba situado (in situ) atin con precisin 2] Atlgnticn Norte ene aso dl Titonio—elavidente 5 deioal lala, 7 Sus vepersious se ai "No dhidersquelusinfensv dla supp. "wconrbué el desi del mapa dl genoa mae 1, falitando ala pain fatal dl arma caon, 6 E, accmmne onion estienden a continentes enteros. En tanto, se aguar- daelaccidente integral, que amenaza con convertir- se, matfiana o pasado matiana, en nuestro tinien yi- ‘NTA, US esta ver los datos ocasionados pr el Pro- gveso se extenderdn no sélo al conjunto del espacio eotisico, sino sobre todo a perfodos de ‘tiempo mul- tiseculares, por no hablar de la dimensién Sui ge- neris de un Hiroshima celular, De hecho, puesto que la sustancia ¢5 absoluta y recesaria (para la ciencia) ye] accident es relativo ‘yontingente, ahora podemos identificar la «sustan- cia» con el comienzo del conocimiento, vel «acciden- te», con el fin de esa intucién flosica cuyosinicia- hres fueron Aristteles y algunos ott, Lejos de preconizar una ecatastrofe milenaris- ta, nose trata aqui de tomar el accidente, alo trdgi- coparaasustar alas multitudes —comolo hacen muy amenudo los medios masivos de comunicaciin—, sino slo de tomar, por fin, el accidente en serio, Aimagen del trabajo de Freud: sobre nuestra re- Jacién oon la muerte y su correspondiente pulsién, ahora setrata de estudiar eon sumo detalle nuesira relacién con el fin, contodos los fines; dicho en otras palabras, con 1a roar, - vl aciunulavion pone fina ia sensacion de azar, escribfa Sigmund Freud entre: (914 1915... Apartir el siglo XX, en fro, con a siita capitan de dramas y catdstrofes de toda clase, tenemos que re- sistrar la quiebra de un Progreso tecnocientifico a Pat Viruio que tanto habfa enorgullecido al positivismo del siglo XIX. Desde ese momento, la produccidn en serie de la ingenier‘a empresarialliteralmente ha industriali- zado el accidente artificial, un accidente cuyo ante- ior cardcter artesanal se expresaba, la mayoria de Jas veces, de manera discreta, en tanto que tinica- mente los accidentes naturales adquirian dimen- sidn cataclismica, excepcién hecha delas guerras de exterminio, Si tomamos el ambito de la movilidad automovi- Ustica privada, por ejemplo, la banalizacién dela hecatombe en las autopistas es la prueba freudiana de quell acumulacién de lo acidentes de trinsito pone fin en gran medida al «azar»; y los miltiples sistemas de seguridad con que han sido equipados nuestros Vehfculos nada cambiarén en cuanto alo siguiente: durante el siglo XX, n, accinente ras6 A SER UNA INDUSTRIAPESADA. ‘Volvamos, empero, a aquel recNoaNiLisis reve- lador dela ssustancia», es decir, deo que se halla ebajo del conocimiento de los técnicns. Silas técni- as se adelantan siempre a la mentalidad de las por otra parte, se complace en reconocerlo el ensa- yista John Berger: «En toda creacién, se trate de ‘una idea original, de un cuadro o de un poema, el error coexiste siempre con la habilidad. La habili- 8 Exacoevre onvaval dad nunca se presenta sola, jamés hay habilidad, talento ereador, sin errar-—2 ell ge debe a que cl ACOIDENTE es inseparable de su velocidad de surgi- ‘iento imprevisto, por o cual no sélo debe ser estu- diada en profundidad la welocidad actual» de los objets y artefactos recentemente innovados, sino también esa «velocidad virtual» de la sorpresa ca- tastréfica, Asi como es necesario precaverse (a cualquier precio) del exceso de velocidad real mediante frenos ysistemas de seguridad automeéticos, también hay que intentar protegerse del exceso de velocidad vir- tual, de lo que sobreviene imprevistamente en la «sustancia», es decir, en lo que est por debajo de la conciencia productiva del ingeniero, Tales el descubrimiento, la invencién varqueo- teenolGgica», que antes se mencion6, En su Fisica, Aristételes sefiala desde el prin- ipio que no es el Tiempo en si el que corrompe y destruye, sino 10 que sucene(accidens) Pur ene, lo que consuma la ruina de todas las cosas es el pasaje ‘por el Tiempo, o sea, la velocidad de surgimiento, pues cada «sustanciav es, finalmente victima del caccidente de la circulacién temporal, 2 Con la presencia de John Berger y Maurie Jacob, en ola de 2002 se cele en Lisbs el elqui Signatures de Tnvisible, organiza por el CERN (Conseil Européen our la Recherche Noli, London Institute yla Gu Jenkian Foundation, 29 Pawn, Virio FPécil es imaginar,entonces, los davis causados por el accidente del Tiempo, con la instantaneidad de a compresin temporal de datos en el proceso de muncializacién y los inimaginables riesgos de la swvoRONIZACION de conocimientos. El eprincipio de responsabilidad» mencionado por Hans Jonas deherfa basarse, pues, en primer JTugar, en la necesidad de un nuevo modo de enten- der la produecién accidental, esa industria incons- clente que el cientifico «materialista» se rehvisa a in- vestigar aun cuando, durante todo el siglo pasado, el ecomplejo militar-industrial» nos haya impuesto izaciin de las ciencias,especial- mente con la invencién Jetal de las armas de des- ‘truccién masiva y de una bomba termonuclear ca- az de extinguir la vida entera en el planeta. En realidad, la velocidad visible de la sustancia —la de los medias de transporte, céleulo o informa cifn— nunca es sino la parte que seve del iceberg de la velocidad invisible, la del aocpenre, tanto en el ambito dela circulacién viel como en el dela cz- culacién de valores. ® Bjempl de inconsesuentia cence fue el anuni, ‘efectnadte ol 12 es 1s “oposite, de un virus delaplionils, enfermedad hay eradiad casi por eompeto, Bn esa linea, Robert Lab presidente dela Sociedad Norteamertana de Vzlo fa, exresisutemor de queen un futuro prisimo el tero- rismo pueda contr com anasbinligs de ete tipo 30 Ex accioeve oRtenal Para convencerse basta con observar ls iltimos cracs bursitiles, el estallido sucesivo de las bur- bujas especulativas de un sistema financiero ahora jntereonectado en un mercado tinico, Ante esta situaciin de hecho verdaderamente catastrfica para el futuro mismo de la humanidad, forzoso es admitir la urgencia de hacer perceptible, sino visible, una velocidad de surgimiento del acci- dente que enluta ala historia, ‘Atal efecto, ademés de la indtil busqueda de al- gqumia CAA NECRA capaz de revela los parémetros del siniestro contempordneo, es preciso intentar despe- jarcuanto antes el carécter lagrante del desastre l- gado a las nuevas teenologias. Para ello habré que valerse, por cierto, de la experiencia cientifica, pero también adoptar un enfoque filoséfico y cultural que yano tendrfa nada que ver con elexpresionismo publicitario de los promotores de materiales, puesto que, segtin Malraux, ela cultura es lo que ha hecho del hombre algo mds que wn cecdente del Universon

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