Cristología Brown y Armendaris

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INTRODUCCION A LA CRISTOLOGIA DEL NUEVO TESTAMENTO Raymond E. Brown INTRODUCCION «{ Quién dicen los hombres que soy yo?» es una pregunta referi- da a Jestis ya desde el primer evangelio. En ese evangelio (Mc 8, 27- 33) la pregunta provoca diversas respuestas, incluida una espontanea, pero mal entendida, de Pedro, el mds conocido de sus seguidores. La pregunta, a partir de entonces, ha suscitado distintas respuestas has- ta el punto de que, en la actualidad, los libros que estudian a Jestis fi- loséfica, teolégica o biblicamente abundan cada afio. Muchos de los estudios biblicos son de una complejidad que asusta, ya que en ellos los especialistas discuten pormenorizadamente el significado y el ori- gen de cada versiculo o semiversiculo del nuevo testamento. El obje- tivo de este libro no es entrar en los detalles de esos debates técnicos © proponer nuevas soluciones y, menos atin, discutir las cristologias modernas, pues no se ha escrito para que lo lean principalmente los especialistas. Tampoco intenta abarcar de manera exhaustiva la abun- dante literatura biblica o teolégica sobre cristologia; por razones practicas la bibliografia se ha reducido al minimo y se limita a obras basicas. Este libro va dirigido a una amplia serie de personas intere- sadas en la Biblia, para que lo lean a solas 0 en grupos de estudio, en cursos universitarios o de iniciacién a la teologia. Mi propésito es preparar a esos lectores para que entiendan mejor los temas y sepan del debate existente, de esta forma pedran adquirir los fundamentos biblicos necesarios para leer con mas profundidad y reflexionar con criterio sobre las propuestas modernas. Inevitablemente unas seccio- hes seran mds dificiles que otras (pienso en particular en el capitulo 4 y enel apéndice 3, que tratan puntos concretos) pero, consciente de ello, he dispuesto el libro de manera que, aun en el caso de que al- guien se salte esas secciones dificiles, pueda seguir el argumento ge- neral. En pocas palabras: este libro tiene un caracter intencionada- mente introductorio. Ya desde uno de mis primeros libros, Jess God and Man (1967), y siguiendo con mis articulos en el New Jerome Biblical Commen- tary (1990), he abordado repetidas veces el tema de Jestis desde di- 10 Introduccién ferentes puntos de vista. Soy un cristiano cuya profesi6n de fe con- tiene la proclamaci6n de Jestis como «verdadero Dios y verdadero hombre». No obstante, reconozco que esta formulaci6n del siglo IV va mas alla de lo que dice explicitamente el nuevo testamento; y asi, partiendo del principio de que no debe haber dicotomia entre la fe y una esmerada competencia biblica, he tratado de orientar mi trabajo hacia la imagen de Jestis que aparece en ei cristianismo primitivo. {Cudnto sabia é1?, {hasta qué punto reveld el conocimiento que de si mismo tenia?, ,c6mo reflexionaron sobre él sus seguidores y c6mo crecié su conocimiento acerca de él?, gen qué modo lo que se des- prende de un estudio de Jestis en el nuevo testamento esté relaciona- do con las posteriores formulaciones de la Iglesia sobre é1? Aqui re- cojo mucho de lo que he escrito, pensado y estudiado para responder a esas preguntas. No deseo reeditar ningiin ensayo, sino que refor- mulo, amplio y reordeno cuidadosamente reflexiones previas, com- binandolas con nuevas intuiciones, para componer lo que espero sea’ una introduccién comprensible sobre la forma como se interpreté a Jestis en el nuevo testamento, es decir, a la cristologia neotestamen- taria. Los profesores de Biblia y de teologia podran proponer sobre la base que este libro coloca sus puntos de vista. Amén de transmitir conocimientos, este estudio tiene un prop6- sito pastoral. Los creyentes cristianos, cuya vida espiritual debe es- tar modelada por el Maestro, han de preguntarse de manera sufi- cientemente madura por la identidad de Jestis, para no arriesgarse a fabricar un Jestis falso que sea el que les oriente. Ademas, aparte de lo que ellos hayan oido, se les debe dar la oportunidad de que vean cémo una aproximacién al nuevo testamento que no se ata a la letra no destruye o socava necesariamente las creencias cristianas tradi- cionales. Quienes no aceptan las interpelaciones cristianas acerca de Jestis no pueden permitirse el lujo de ser ingenuamente escépticos 0 rechazar sin mas esas interpelaciones, como si se basaran en una lectura «fundamentalista» o literal, no critica, de las pruebas. Los no cristianos que nunca han dedicado ni siquiera unas horas a estudiar la identidad de Jestis, se estén privando de comprender fundamenta- damente por qué tantas personas han sido influidas por la creencia de que él es el Mesias de Dios. Dada su amplia informacion, espe- ro que este libro pueda ser Util para ambos grupos. Navidad 1993 {Qué se entiende por «cristologia»? Los seguidores de Jestis reconocieron enseguida que él era el Mesias, esto es, el expresamente «ungido», el esperado rey ungido de la casa de David '. La traduccién griega de la palabra «Mesias» es Christés, de donde viene «Cristo». Mesias 0 Cristo fue un titulo tan comin de Jestis que el términe «Cristo», bien por si solo o en la combinacién «Jesu-Cristo», lleg6 a equivaler inmediatamente a un nombre personal. En su sentido mds literal, pues, la «cristologia» deberia tratar de cémo Jestis Ilegé a ser llamado Mesias o Cristo y qué se entendié con esa denominacién. En el nuevo testamento hay, sin embargo, otros muchos titulos de Jestis: Rab{ (Maestro), Profe- ta, Sumo Sacerdote, Salvador, Duefio o Sefior’, el Hijo, Hijo del hombre, Hijo de Dios e incluso Dios *. Por lo mismo, en un sentido més amplio, la «cristologia» trata sobre todas las valoraciones da- das a Jess: quién fue y qué misién tuvo en el plan divino. En este sentido usaremos el término «cristologfa» en adelante. Los especialistas distinguen diferentes clases de cristologia, la «cristologia ascendente» («baja» o «desde abajo», segtin otros) com- prende Ia valoracién hecha de Jestis sin incluir necesariamente su di- vinidad, por ejemplo, Mesias, Rabi, Profeta, Sumo Sacerdote, Sal- 1. El Apéndice | explica el origen de esta espera y cémo se desarrollé a lo largo de mil aifos. 2. La palabra griega kyrios abarca los significados de «sefior» (don: domi- nus), «duefio» (soberano) y «Sefior: y asf, a veces, cuando el evangelista, que cree que Jestis es Dios, relata una conversacicn, es dificil saber si su fe modifica el titu- lo dado a Jestis por alguien que en la narracién acaba de conocerlo. Por ejemplo, en Jn 20, 28, «Sefior (Kyrios) mio y Dios mio» manifiesta la fe que el evangelista quie- re que compartan sus lectores. Supuesto ese deseo, gqué quiere decir la mujer sa- maritana, que no sabfa quign era Jestis, cuando en 4, 1! le Ilama kyrios? ;Cémo hay que traducir esta palabra? Hay que traducirla como «sefior», como «duefio» 0 co- mo «Sefior»? 3. El problema de si el nuevo testamento llama a Jestis «Dios» lo trataremos més adelante en el Apéndice 3. 16 Elsig ado de la cristologia. Diferentes aproximaciones vador, Duefio o Sefior. La «cristologia descendente» («alta» 0 «des- de arriba», segiin otros) comprende la valoracién de Jestis en térmi- nos que incluyen un aspecto de Ja divinidad, por ejemplo, Sefior, Hi- jo de Dios, Dios. Estas descripciones estan formuladas cuidadosamente (nétense las cursivas). Al describir la cristologia «ascendente» he dicho «ne- cesariamente», pues no quiero afirmar que los escritores del nuevo testamento que usaron tales titulos cristol6gicos no creyeron en la divinidad de Jestis, En efecto, cada uno de los escritores del nuevo testamento puede haber creido en la divinidad de Jestis, puesto que ninguno la niega; sin embargo, algunos no utilizan una terminologia, ni unas descripciones que nos permitan saber con precisién cual era su posicidn cristolégica. A veces un mismo escritor, al referirse a Je- stis, usa, en diferentes pasajes, términos que reflejan respectivamen-. te la cristologfa ascendente y descendente. Por ejemplo, en Le 1, 35 y 3, 22 hay un angel y una voz celestial que proclaman que Jestis es el Hijo de Dios; sin embargo, Le 7, 16 no vacila en contar que, des- pués que Jestis resucité al hijo de Ja viuda de Nain, todos glorifica- ban a Dios diciendo: «Un gran profeta ha surgido entre nosotros», Al describir la cristologia descendente he hablado de «un aspec-, to de» la divinidad; pues, si bien los términos allf expuestos sittian a, Jestis en la esfera divina, ni estos términos por si solos, ni los escri- tores que los usan, dan la misma interpretacién de Ja divinidad. En Ja interpretacién del grado 0 modo de la divinidad de Jestis son mu-, chas las posibilidades imaginables. En cuanto al grado, teérica- mente se pudo ver a Jestis como divino, pero inferior a otras figu-, ras divinas que no fueron humanas, por ejemplo, los angeles, que eran conocidos en el antiguo testamento como «hijos de Dios». O! se pudo considerar a Jestis igual en divinidad al «tinico verdadero Dios» que lo envid (Jn 17, 3). En cuanto al modo, teéricamente Je- stis pudo haber sido un hombre que en un momento determinado de su vida fue deificado, «hecho divino», por ejemplo, en su bautismo,, cuando el Espiritu de Dios descendié sobre él, o en su resurreccién, cuando Dios Io elev6 al cielo. O pudo haber sido divino durante to- da la vida, en el sentido de que fue concebido como un ser divina sin concurso de varén. O pudo haber sido una deidad antes de en-: carnarse. Y dentro de esta tiltima posibilidad, pudo, incluso, haber sido traido a la existencia por Dios Padre como primogénito de to- da criatura (Col 1, 15), o pudo no haber sido creado y permanecer: {Qué se entiende por «cristologta»? 7 con el Padre para siempre. La fe cristiana cl4sica u ortodoxa, siste- matizada en el siglo TV, nos dice que Jestis, en cuanto Hijo, era igual en todo a Dios Padre y existié desde la eternidad; pero esa sis- tematizaci6n no nos dice c6me muchos autores neotestamentarios del siglo I, si es que los hay, habjan llegado a esa precisién*. Des- pués de todo, una descripcién de Jesiis como «Hijo de Dios» se le hubiera podido aplicar a él en cualquiera de los grados 0 modos an- tes mencionados. En efecto, cuando reconocemos que los libros que integran el nuevo testamento fueron escritos en diversos lugares del mundo mediterréneo a lo largo de un periodo de casi 100 afios (del 50 al 125 aproximadamente), lo mds probable es que los términos de la cristologia descendente significaran diferentes cosas para los hombres que los usaron. Un paso fundamental en cualquier estudio serio de la cristologia es reconocer que el pensamiento religioso cristiano, al implicar la comprensién de Jestis por seres humanos, se desarroll6 y estuvo su- jeto a cambios como cualquier otro pensamiento humano. Cierto que los cristianos sostienen que hubo una revelacién divina sobre la identidad de Jestis, pero eso no quiere decir que los creyentes en- tendieran la revelacién en su totalidad o de una sola vez. El pasaje clasico en el que Mateo relata que Sim6n Pedro pudo confesar que Jestis era el Mesias, el Hijo de Dios vivo, porque el Padre de Jestis que estd en el cielo se lo habia revelado (Mt 16, 16-17), también muestra a las claras que Pedro no entendia los aspectos esenciales de esa confesién (Mt 16, 22-23). 4. Enel pensamiento tradicional cristiano, una formulacién conciliar del dog- ma no puede contradecir al nuevo testamento; pero, precisamente porque en los pri- meros tiempos no se hicieron las preguntas que ahora nos planteamos, una formu- Jacién degmatica puede haber ido mas aila de lo que estaba claramente afirmado o evidentemente comprendido en tiempos del nuevo testamento. 2 Diferentes aproximaciones a la cristologia del nuevo testamento En las partes II y III de este libro trataré respectivamente de la cristologia que tuvo Jesus, demostrando cé6mo manifest6 y com- prendio su relacién con Dios, y de la cristologfa que tuvieron los cristianos de] nuevo testamento, mostrando cémo entendieron a Je- stis los que creyeron en él. Las ultimas observaciones del capitulo anterior plantean Ja cuestién de hasta qué punto concuerdan esas dos cristologias. ,Hasta d6nde lo que dijeron y pensaron de é1 sus seguidores corresponde a la imagen que refleja lo que él hizo y di- jo de si mismo? Las respuestas, deliberadas o inconscientes, a es- ta pregunta han suscitado diferentes aproximaciones a la cristolo- gia del nuevo testamento. Una resefia de esas aproximaciones ! facilita un acceso Gti al problema basico de la cristologia neotes- tamentaria. Se incluiradn Jos puntos de vista cientificos y «no cien- tificos» *, es decir, no s6lo los puntos de vista que circulan ahora entre los estudiosos sino también los que interesan a un buen nui- mero de cristianos, aun cuando estos puntos de vista no cuenten con el apoyo de publicaciones especializadas. 1. Dado el objetivo y nivel de este libro, seria contraproducente ofrecer mas clasificaciones que las muy generales. Podrfan hacerse muchas subdivisiones segdn los distintos matices de cada una de las aproximaciones cientificas que luego des- cribiré. En NIBC 81, §§ 4-9 hago un resumen de lo que he escrito aqui. 2. Esta clasificacion descriptiva no quiere ser peyorativa, sobre todo en lo to- cante a si las opiniones expresadas son admisibies o inteligentes (las opiniones de los especialistas no tienen por qué ser necesariamente acertadas 0 inteligentes). Con la expresi6n «no cientificos» me refiero a aquellos que no son expertas en el terre- no biblico, aunque a menudo son muy cultos incluso especialistas en otros cam- pos. Hay que advertir, sin embargo. que, a veces, los primeros en reconocer que su campo de especializacién es complicado y requiere matizaciones suponen que la in- terpretacién de temas sobre la religién, la Biblia o Jestis tiene que ser sencilla. 20 El significado de la cristologta. Diferentes aproximaciones 1. Conservadurisme no cientifico Este punto de vista identifica la cristologia de los escritos del nuevo testamento con la cristologia que tuvo el propio Jess. Aun cuando los evangelios fueron escritos entre los afios 30 y 70 después del ministerio de Jestis, el conservadurismo no cientifico supone que éstos son relatos literales de lo que se dijo en vida de Jestis. Segin esto, el conservadurismo no cientifico afirma que en el nuevo testa- mento no hay un desarrollo cristolégico importante. Noétese que la cuestidn esta en reconocer desarrollo 0 diferencia. Otra cuestién es saber si esa diferencia es radical y supone discontinuidad. Los con- servadores no cientificos de los cuales hablamos no admiten que ha- ya diferencia real; sin embargo, los que luego describiremos como conservadores moderados admiten que hay diferencia pero no dis- continuidad. Pongamos un ejemplo, En Mt 16, 13-20 Jestis acoge con entu- siasmo la confesidén de Pedro de que él es el Mesias, el Hijo de Dios vivo. El conservadurismo no cientifico acepta esta confesién como una reminiscencia hist6rica directa del ministerio de Jestis y 1a pre- senta como la explicacién de por qué mas tarde los cristianos Ia- maron a Jestis el Hijo de Dios *. Por otra parte, los pasajes de Jn 8, 58 y 17, 5, en los que Jestis habla como un personaje divino pree- xistente y describe su existencia antes de Abrahdn e incluso antes de la creaci6n del mundo, se considerardn testimonios hist6ricos que permiten a Juan comenzar su evangelio diciendo: «Al principio existia la Palabra... y la Palabra era Dios» *. Podemos afirmar que la opinidn general de los cristianos hasta el siglo XVIII fue, con ra- ras excepciones, la de un conservadurismo ingenuo; en realidad, ni 3. Para antivipar un debate posterior, los estudiosos que no estin de acuerdo sefialan el hecho de que en Mc 8, 27-30, que la mayorfa considera anterior, la con- fesién de Pedro y la reaccidn de Jesiis son significativamente diferentes. Podria in- sinuarse la existencia de una tradicidn del ministerio de Jestis, en la cual Pedro con- fesé que Jestis era e} Mesias, pero a la vez demostr6 que no entendia correctamente el conflicto entre Jos aspectos triunfalistas de las esperanzas mesidnicas y 1a idea que Jesiis tenia de su propia misiOn. A la luz de la revelacién cristolégica posterior a la resurreccién, Mateo habria ampliado la tradicion de la confesi6n de Pedro hi ta el punto de expresar asi lo que se consideraba como verdadera interpretacién del mesianismo de Jestis, cosa que, de hecho. Pedro proclams finalmente después de la resurrecciOn 4. Los especialistas que estén en desacuerdo objetaran que no existen indicios de este conocimiento de la preexistencia en Marcos, Mateo 0 Lucas. Aproximaciones a la cristologta del nuevo testamenio 2i siquiera los comentaristas y predicadores se dieron cuenta de los profundos problemas inherentes a las suposiciones de la narracién literal del evangelio. Pero este cambié con !a aparicion de la critica hist6rica del nuevo testamento®. Esta critica hizo que 1a mayoria de Jos estudiosos asumi6é que habja diferencias entre los escritores del nuevo testamento, y entre sus puntos de vista y los del periodo an- terior, en el que Jestis vivid. En contraste con estos cambios cientificos, el «conservaduris- mo no cientifico» de los dos tltimos siglos ha perdurado, aunque con algunas variantes. Por un lado, los especialistas de formaci6n protestante fueron los defensores mas destacados de Ia critica bi- blica, que algunos usaron como un desaffo a las creencias tradicio- nales cristianas, llegando incluso a negar la divinidad de Jests. Muchos fieles protestantes, que erefan que las opiniones de los es- tudiosos destru(an el cristianismo, reaccionaron contra ellas: y pa- ra proteger los «fundamentos» de la fe cristiana® rechazaron, no s6lo el uso radical de la critica biblica, sino la critica en cuanto tal. Por eso, algunos sectores del «conservadurismo no cientifico» pro- testante se pusieron conscientemente a ta defensiva. Por otra parte, la mayorfa de los especialistas catélicos tardaron en aceptar las formas mas incisivas de la critica biblica; y algunos de los mas atrevidos fueron condenados por las autoridades eclesidsticas de Roma en medio del ambiente antimodernista de los primeros aiios del siglo XX, Debido al cautelose control de la Iglesia, los catéli- cos «de a pie» no llegaron a sospechar que podfa haber diferencias entre el Jestis histérico y el Jestis de los escritos del nuevo testa- mento. Su conservadurismo en este y en otros problemas biblicos fue generalizado, pero no defensivo. El modernismo catdlico, con sus excesos, fue acallado antes de que consiguiera un nimero im- 5. Valdrfa la pena sefialar que el uso comin del término «critica» referido al estudio de la Biblia no implica una postura critica 0 negativa ante la misma, Indi- ca, simplemente, que se someie 1a Biblia a la misma clase de critica o andlisis de- tallado al que se someten otros libros, por ejemplo, reconociendo las diferencias en- te sus autores, qué conocimientos tuvieron, qué fuentes utilizaron y qué clase de libros intentaron escribir. Algunos de los primeros especialistas que aplicaron esta critica no crefan en la inspiracién divina de la Biblia, pero muchos de los que crefan en ella, se fueron dando cuenta de Ja validez e importancia de este andlisis critico. La inspiraci6n de Dios no attera el hecho de que cada palabra de la Biblia haya si- do escrita por un ser humano, al que se dirigen propiamente esas preguntas. 6. Como sefialé en BRCB 49s, esto explica el nombre de «fundamentalismo» aplicado a las formas mas extremas de este movimiento. 22 El significado de la cristologta. Diferentes aproximaciones portante de adeptos y dentro del catolicismo no hubo practicamen- te ninguna ensefianza liberal biblica de la que defenderse. Sin em- bargo, en los afios 40, durante el pontificado de Pio XII, la Iglesia catélica comenz6 a cambiar su postura ante la critica biblica y a fa- vorecer un uso inteligente de la misma. En los anos 60, la ense- fianza oficial de la Iglesia decia que los evangelios no eran nec tiamente relatos literales de las palabras y los hechos de Jestis ’. Cabria pensar que ese planteamiento prepararia a los catélicos pa- ta entender el problema cristol6gico basico de que puede haber di- ferencia entre la presentacién que Jestis hace de sf mismo y lo que de é] dicen los escritores del nuevo testamento. Sin embargo, este cambio en la ensefianza no se ha generalizado entre los catdlicos, de manera que ain predomina el conservadurismo no cientifico, aunque no de tipo defensivo*. La mayoria de los catélicos practi- cantes no conoce otro punto de vista, aunque, como veremos mas adelante, casi todos jos estudiosos catélicos de la Biblia admiten hoy que los evangelios reflejan un desarrollo que trasciende el tiempo de Jestis y asi lo ensefian a los candidatos al sacerdocio 0 a los que aspiran a un titulo teolégico universitario’. 7. Me refiero a la instruccidn sobre ta verdad historica de los evangelios, de la Pontificia Comisién Biblica (1964), cuyos parrafos mas importantes estan publi- cados en BBRC 111-115; cf. también NJBC 72, § 35. Lo esencial de esta instruc- cién fue adoptado por la Constitucidn dogmdtica sobre la divina revelacién (Dei Verbum 5.19), del Vaticano II. La historia del desarrotlo de! pensamiento biblico ca- télico en los dltimos cien afios estd resumida en NIBC 72, §§ 3-9. 8. Un grupo muy pequefio de catélicos se ha resistido excepcional y obstina- damente a los cambios acaecidos en el pensamiento biblico de la Iglesia desde los afios 40, alegando que son una mala interpretacién defendida por el «nuevo moder- nismo», y llegando incluso a rechazar declaraciones hechas por el secretario de la Pontificia Comisién Biblica. Exponen sus opiniones en algunos periddicos y revis- tas polémicamente partidistas desde los que también han lanzado violentos ataques contra la jerarqufa catélica, acusdndola de ser demasiado liberal. 9. Quizds alguien se pregunte con raz6n por qué si a los seminaristas no se les ensefia un conservadurismo simplista sobre cl NT. luego, cuando son sacerdotes, no transmiten a los fieles en su predicacién unos enfoques més matizados. La excusa mas corriente es que puede crear confusién entre los ficles, algo que cada vez se en- tiende menos, porque justamente ahora es cuande hay més catélicos con formacién universitaria y puede que se animen al ver que la Iglesia, pasado ya el peligro, es ca- paz de cambiar su forma de pensar ante Jas prucbas. Un factor importante puede ser que para transmitir a los fieles opiniones biblicas matizadas de forma constructiva (y no incomprensible y perturbadora) hacen falta més esfuerzo ¢ imaginacién de lo que muchos predicadores estén dispuestos a hacer. Lo anodino es casi siempre mas facil y pervive ahi aunque la Iglesia enseie lo contrario. Aproximaciones a ta cristologia del nuevo iestamenio 23 2. Liberalismo no cientifico En el otro polo del espectro estan los que opinan que no hay continuidad entre la autocomprensién de Jestis y la cristologia des- cendente de los documentos del nuevo testamento. Este liberalismo- niega la cristologia neotestamentaria, que le parece irrelevante o distorsionada, opinién que a menudo va unida a la tesis de que Je- stis fue simplemente un maestro de vida moral 0 un reformador so- cial, a quien erréneamente proclamaron divino unos seguidores de- masiado entusiastas 0 equivocados, y consideran a veces a Pablo como el principal incitador. Mas adelante veremos que hay autores que defienden puntos de vista radicalmente liberales, con muy dife- rentes matices, pero ahora me refiero a todos esos que han ofdo que «los especialistas dicen tal 0 cual cosa» y lo han aceptado sin mas, sin haber hecho ellos mismos una investigaciOn seria, escudaéndose en que «ya nadie cree eso». A finales del siglo XVII, el influjo de los defstas ingleses y de los enciclopedistas franceses llevé a algunos a desconfiar de las na- rraciones evangélicas de los milagros de Jestis y de la resurrecci6n, pues esas historias favorecian la divinidad de Jestis. Asi, nada me- nos que la figura de Thomas Jefferson, dejandose llevar, al parecer, por sus propias intuiciones, publicé un nuevo testamento en el que se omiten pasajes altamente cristolégicos. Actualmente, el libera- lismo no cientifico se alimenta, en ocasiones, de los informes ten- denciosos de «los tiltimos» descubrimientos, como por ejemplo, que los Manuscritos del Mar Muerto revelan que el Jestis del nue- vo testamento fue simplemente una palida imitacién del Maestro de ese grupo, o que los evangelios apécrifos descubiertos en Egipto muestran que los primeros cristianos eran en su mayoria unos Vi- sionarios que inventaron historias increibles acerca de Jestis. Que la inmensa mayoria de los especialistas de] nuevo testamento rechace estos informes, apenas si hace mella en ese aura sofisticadisima de que se ha rodeado el liberalismo cristolégico. Debo ahora volver a las aproximaciones cientificas a la cristolo- gia del nuevo testamento que, acertadas 0 no, deben tomarse en se- rig, puesto que han sido defendidas con argumentos sélidos, saca- dos del texto neotestamentario. Sin embargo, 10 que acabamos de decir es un buen ejemplo de cémo la mayoria de la gente da una respuesta al problema de Ja identidad de Jestis sin haberse esforza- 24 El significado de la cristologia, Diferentes aproximaciones do de verdad en precisar a fondo lo que dice el nuevo testamento. Dentro de la corriente conservadora, como he dicho, la postura de muchos protestantes es reflejo de la reaccién de una generacién an- terior frente a los aspectos destructores de la critica biblica radical; y la mayoria de los catélicos siguen sin enterarse de que su Iglesia y sus especialistas ya han superado los planteamientos que ensefia- ba el catecismo de la primera mitad del siglo XX. En la corriente li- beral se tiende a invocar lo que supuestamente dicen los estudiosos actuales, basdndose en la informacién que dan los medios de co- municacién. A pesar de las diferencias que hay entre los especialis- tas, que expondré mas adelante, sus esfuerzos confirman que la cristologia es una cuestion tan importante para la practica religiosa, que obliga a examinar a fondo las pruebas antes de opinar. 3. Liberalismo cientifico Se diferencia del liberalismo no cientifico en algunos aspectos importantes. Reconoce que cl nuevo testamento rebosa cristologia desde el principio hasta el fin y que sus autores afirman que Jestis fue mucho mas que un moralizador o reformador social. Pero, co- mo el mismo nombre de «liberalismo» implica, no acepta que las interpretaciones cristol6gicas descendentes de Jestis en el nuevo testamento sean una verdadera continuacién de su autocompren- sién. En resumen, a las interpretaciones cristolégicas descendentes se las considera erréneas !°, Al defender esta posici6n, los liberales cientificos han delineado con una esmerada metodologia el proceso «creativo» de la cristologia de] nuevo testamento; y a ellos les de- bemos algunos de Jos primeros esquemas detallados del desarrollo 10. Entre el liberalismo no cientffico y el liberalismo cientifico estan los que han lefdo obras de especialistas liberales, cuyos puntos débiles no critican lo sufi- ciente, pero cuya interpretacién de Jestis esté determinada por la reaccién al funda- mentalismo asfixiante en que crecicron. En mi opinion, tenemos un tipico ejemplo. en el obispo episcopaliano J. S. Spong. En Born of a Woman, Harper, San Francis- co 1992, 36-40, presenta un Jess sin origen divino, un ser humano con grandes cualidades, humilde, generoso y altruista, a quien sus amigos no tuvieron por Me- sias. Sin embargo, pasaron por una experiencia pascua] o una conversién interna que los capacité para ver en Jestis muestras de total subordinacién a Dios, hasta el punto de que su vida era un reflejo de la vida de Dios. En BNM I, 704, digo lo si- guiente: «No creo que ningtin autor del nuevo testamento reconociera al Jestis de Spong como la figura a proclamar o sobre la cual escribir». Aproximaciones a la cristolegia del nuevo testamento 25 del pensamiento neotestamentario. Han hecho hincapié en la posi- bilidad de rastrear el crecimiento de perspectivas teoldgicas carac- teristicas desde las comunidades palestinas judeocristianas de habla semitica '', pasando por las comunidades sirias judeocristianas de habla griega, hasta los gentiles de habla griega de las Iglesias de Asia Menor y Grecia convertidos al cristianismo, para concluir con las comunidades infiuidas por genios individuales como Pablo y Juan. A finales del siglo XIX, la ciencia pensé que tenfa los datos histéricos y lingiiisticos necesarios para detectar con razonable exactitud tanto las fases del desarrollo cristiano como la terminolo- gia empleada en cada una de ellas para describir a Jestis °. En aquellos afios se produjo ademas un gran entusiasmo a causa del estudio comparado de las religiones. Les intérpretes liberales del nuevo testamento pretendfan hallar en la mitologia religiosa greco- rromana la clave para la terminologia y las imagenes aplicadas a Je- stis. Por ejemplo, en el mito de un dios antiguo, Zeus, quien de su uni6n carnal con una mujer engendré un hijo divino, quizds pudiera encontrarse la explicacién de Jestis como Hijo de Dios, concebido sin participacién de varén; quizés en el mito de la muerte y resu- rreccién del dios de Ia vegetacién pudiera hallarse 1a explicacién de la resurrecci6n de Jestis. Una afirmacin frecuente en los andlisis li- berales del desarrollo de la cristologia es que titulos como Sefior e Hijo de Dios fueren aplicados a Jestis con un sentido divino sélo en la predicacién cristiana a los gentiles de habla griega, pues 0 estos ti- tulos no existieron en la primera fase judeocristiana o se emplearon en el sentido mucho mas humilde de duefio o Mesias (rey ungido) '*. IL. Se admite normalmente que eran de habla aramea, pero no puede descar- tarse que fueran de habla hebrea; incluso podrfa ser que algunos judeocristianos ha- blaran ambas lenguas. El arameo fue una lengua ampliamente usada con muchos y muy diferentes diatectos, pero el arameo que se hablaba en Palestina se parecerfa al hebreo més 0 menos como hoy se parece el italiano al espaol. 12. Una personificacién clasica del método liberal y de la cristologia que de él surgié es el Kyrios Christos de W. Bousset, que aparecio en Alemania en 1913. (La traduccidn al inglés de 1970, Abingdon, Nashville, es un testimonio de la con- tinua atraccién que ejercis esta clase de cristologia), Cf. NJBC 70 §§ 39-41. Sin embargo, los descubrimientos del sigko XX, Como veremos, echan por tierra algu- nas de las hipotesis del siglo XIX. 13. Ena nota 2 se explica cémo la palabra kyrios puede significar tanto due- fio como Sejior. En cuanto a «Hijo de Dios» encontramos la promesa del profeta Natdn al rey David sobre 1a continuacién de su dinastfa donde Dios dice hablando del hijo/hijos de David: «Yo seré su padre y el sera mi hijo» (2 Sam 7, 14). Por lo tanto, teGricamente, la expresién «hijo de Dios» podria referirse a cualquier rey un- 26 El significado de la cristologta, Diferentes aproximaciones Esta conjetura provoc6 la impresién de un desarrollo lineal hacia una «cristologia descendente», esto es, hacia la cristologia que utili- 26 titulos mds claramente evocadores de la divinidad. Este desarro- llo lineal habria pasado del mundo judjo al mundo helenista, de una primera etapa en el siglo I a una posterior. La inventada cristologia descendente se consideré a menudo una felix culpa (feliz culpa), ya que s6lo mediante esta divinizacién se conservé la memoria de Je- stis. El Jestis histérico fue en realidad un predicador de rigidas exi- gencias éticas que desafié las instituciones religiosas y las falsas ideas de su tiempo. Sus ideales e intuiciones no se perdieron gracias a que la comunidad consolidé en su memoria una cristologia que lo convirtié en el Hijo del hombre celestial, en el Seftor y Juez del mun- do, verdaderamente Dios. Sin ese engrandecimiento, éf y su mensa- je hubieran sido olvidados. Pero si en siglos pasados se necesité ese soporte cristolégico para mantener viva la memoria de Jestis, segtin el juicio de los estudiosos liberales, ahora podemos prescindir de él. Se afirma que la ciencia moderna puede aceptar y asumir al Jestis real sin los afiadidos cristolégicos. A lo largo del siglo XX han apa- recido diferentes formas de liberalismo cientifico: por ejemplo, a principio de los afios 90 los escritos de J. D, Crossan y B. Mack, que utilizan los evangelios ap6crifos o una «fuente Q» reconstruida pa- ta argumentar que las presentacicnes cristolégicas de los evangelios canGnicos son, en su mayor parte, ficticias. 4. Existencialismo bultmaniano El liberalismo cientffico se impuso en el periodo anterior a la Primera Guerra Mundial, un periodo caracterizado por su entusias- mo ante los logros de la tecnologia moderna, que cred un nuevo y mejor nivel de vida. La gran guerra hizo caer en la cuenta a la hu- manidad de su constante inventiva para exterminarse e hizo que gido de la casa de David, y por tanto al Mesfas, sin indicar que ese personaje fuera divino. Sin embargo, segtin los conocimicntos actuales, las deducciones liberales basadas en tales observaciones resultan demasiado simplistas. J. A. Fitzmyer, en una serie de artfculos, también en NJBC 82, §§ 52-54, arguye convincentemente que «Seftor», coma titulo de exaltacién, se remonta, como muy tarde, a la primiti- va comunidad cristiana de Jerusalén, anterior a las comunidades gentiles de habla griega y no a mucha distancia de la existencia terrena de Jestis. Cf. la nota 23, cap. 6, p. 98, sobre «Hijo de Dios», Aproximaciones a la cristologfa del nuevo testamento 27 se valorara la insistencia cristiana mas tradicional que habla de la salvacién necesaria en Dios por medio de Jesus. Entre los repre- sentantes de esta reaccién estan K, Barth, en teologia sistematica, y R. Bultmann, en el estudio del nuevo testamento, Como Bultmann fue radical en su estudio del nuevo testamento, se le ha catalogado, a veces sin razén, como liberal, aunque, rechazé categéricamente el liberalismo del periodo anterior a la guerra. Siguid aceptando, por supuesto, la metodologia de los estudiosos liberales respecto a Ja clasificacién de las etapas del desarrollo de la cristologia del nuevo testamento, pero intenté que fuera mas precisa. Bultmann se comporté de manera casi agnéstica respecto a la relacién entre la cristologia del nuevo testamento y la autocomprensién de Jestis, pero no crey6 que Ja cristologia distorsionara el significado de Je- suis. Consider6 que existe, mas bien, una equivalencia funcional entre las proclamaciones cristoldgicas neotestamentarias y la pro- clamacién que Jestis hace del reino de Dios. Esta equivalencia fun- cional se resolvié desde un punto de vista existencialista. La hu- manidad necesita salir del circulo vicioso de una existencia frivola © superficial, y esto s6lo se puede lograr por la accién salvifica de Dios. Jestis vino a proclamar que Dios era el que obraba decisiva- mente en su ministerio personal y ret6 a todos a que aceptaran es- ta acci6n divina. La Iglesia exigié a todos que aceptaran a Jestis co- mo Mesias y Sefior y al hacer esto les plante6 el mismo reto existencial que Jestis les habia planteado. Por esta raz6n, prescindir de la cristologia del nuevo testamento, como han defendido los li- berales, seria desastroso, pues supondria prescindir del escéndalo que esté en el alma misma del cristianismo, escdndalo basado en que es mayor lo que Dios ha hecho por nosotros, que lo que noso- tros podemos hacer por nosotros mismos. Bultmann ejercié su ma- yor influjo en cristologia durante el perfodo comprendido entre los afios 20 y 50. 5. Canservadurismo cientifico (moderado) En el tercer cuarto del siglo XX se produce un giro hacia una posicién mas conservadora que la de Bultmann respecto al plantea- miento de una apreciable continuidad entre la interpretacién de Je- sts durante su ministerio y la lectura que de él hacen los escritos. 28 El significado de ta cristologia, Diferentes aproximaciones del nuevo testamento. Puede que algunos de los autores que men- cionamos mas adelante se sorprendan de ver sus nombres en la lis- ta de la corriente conservadora, pero al comparar sus posiciones con las del liberalismo y el existencialismo, esa designaci6n no es en demasia inapropiada, pues proponen una cristologia basada en el ministerio de Jestis, si bien no todos estan de acuerdo en si esa cristologia es explicita 0 implicita. La cristologfa explicita implica una autocomprensién de Jestis en la que él mismo utiliza titulos ya conocidos en circulos judios. La cristologia implicita relega esos ti- tulos y denominaciones al uso que de ellos hace Ja Iglesia primiti- va, pero atribuye a Jestis actitudes y acciones que implican una condici6n exaltada que se hizo explicita después de su muerte. En- tre los primeros partidarios de la cristologia explicita se puede mencionar a O. Cullmann, C. H. Dodd, J. Jeremias, V. Taylor y mu- chos escritores catdlicos del periodo anterior al Vaticano IT. Entre los que se inclinan hacia la cristologia implicita estan F. Hahn, R. H. Fuller, N. Perrin y algunos postbulmanianos alemanes '*. La cristologia explicita, que parecfa desvanecerse, cobré nueva vida en los tiltimos afios del siglo XX. «Hijo del hombre» sigue siendo un titulo que muchos estudiosos piensan que Jesus us6 al ha- blar de sf mismo. «Mesias» sigue siendo un titulo que otros podrian haber atribuido a Jestis en e] curso de su vida, aceptase él 0 no tal denominaci6n. Los descubrimientos de los manuscritos de Qumran revelan que titulos como los de Hijo de Dios y Sefior eran conoci- dos en tiempo de Jestis en la Palestina de habla semitica '°. Por otra parte, la practica de asignar ciertos titulos a etapas especificas pos- teriores a Jestis en la propagaci6n geografica y temporal del cristia- nismo es algo que hoy parece demasiado simplista. No todos los ju- deocristianos tuvieron la misma cristologia y gran parte de los gentiles convertidos al cristianismo compartian la opinién sobre Je- stis que les habian transmitido los misioneros judios que los evan- gelizaron. Asi, en lugar de asignar la cristologia ascendente a los ju- deocristianos y la cristologia descendente a los gentiles convertidos al cristianismo, cabe muy bien suponer que un grupo de judeocris- 14. Para mayor informacién sobre estos autores, cf. NIBC 70 §§ 30, 57, 61. 63, 64-70. 15. Los pasajes del evangelio reterentes a algunos de estos titulos serdn estu- diados mds adelante, en el capitulo 7, bajo el epigrafe de si Jess afirmé 0 no que élera el Mesfas, Hijo de Dios o Hijo del hombre. Aproximaciones a ta cristotogta del nuevo testamento 29 tianos y sus gentiles convertidos al cristianismo manifestasen una cristologia mas descendente que otro grupo distinto de judeocristia- nos y sus gentiles también convertidos "*. Esta resefia muestra que los expertos no han Ilegado a posicio- nes universalmente aceptadas sobre la relacién entre la cristologia de Jestis y la de sus seguidores, con la excepcién de aquellas posi- ciones extremas, a ambos polos del espectro (no diferencia, no con- tinuidad), que cada vez tienen menos partidarios. A continuacién, sin embargo, hemos de volver a los textos del nuevo testamento que todos han debido estudiar en sus investigaciones. Mi tnico prop6si- to va a ser describir esos pasajes, sin forzarlos, para que encajen en alguna de las aproximaciones que he expuesto. 16. Sobre este punto cf. R. E. Brown, Not Jewish Christianity and Gentile Christianity but Types of Jewish/Gentile Christianity: CBQ 45 (1983) 74-79. 3 Cautelas en torno a expectativas y presuposiciones Aunque he dicho que lo que pretendo sobre todo, al presentar los textos del nuevo testamento que reflejan la actitud de Jesis respecto a su misi6n y lo que esa actitud revela de su identidad, es ser des- criptive, se imponen ciertas cautelas. Poniéndose a sofiar, ;qué bue- no hubiera sido que el nuevo testamento nos ofreciese una serie de pasajes con formulaciones «yo soy...» en las que Jestis manifestara su identidad diciendo, por ejemplo, yo sdlo soy un profeta, o yo soy el Hijo de Dios, 0 yo soy Dios! Pero, desgraciadamente. en los tres primeros evangelios no hay ejemplos claros de que Jestis hiciera formulaciones «yo soy...» con tales predicados autodescriptivos. En Juan hay muchos enunciados «yo soy...» pero principalmente con predicados simb6licos: «Yo soy el camino... la verdad... la vida... la resurrecci6n... la luz del mundo... ef pan de vida... cl buen pas- tor... la vid», Esta escasez de enunciados autoidentificativos hechos por Jestis', quiz4 se deba, en parte, a que los evangelios fueron es- critos, no para decir a la gente lo que Jestis pensaba de si mismo, si- no lo que ellos debfan pensar de Jestis, y de ahi que las declaracio- nes 0 confesiones sobre Jestis procedan en su mayoria de otros. En Mt 16, 16 es Pedro el que dice: «Té eres el Mes el Hijo de Dios vivo»; en Jn 20, 28 es Tomas quien proclama: «jSefor mio y Dios mio!», Asi, aunque una investigacion quisiera ser descriptiva al pre- sentar pruebas sobre la propia cristologia de Jesus, la falta de enun- ciados directos hechos por é1 sobre el tema nos obliga antes? a es- tudiar sus obras y sus palabras sobre otras cuestiones, tratando de deducir de ellas lo que é1 pensaba de sf mismo y cuales eran sus ac- 1. Supuestas excepciones a lo que he dicho sobre los evangelios (por ejem- plo, Mc 14, 61-62; Jn 4, 25-26; 8, 28; 10, 36) scrdn tratadas en el capitulo 6. 2. Capitulos 4 y 5, antes de estudiar las afirmaciones de Jestis sobre si mismo en el capitulo 6, 34 La cristologia de Jestis tos. Esto implica tener que hacer juicios de probabilidad y posibili- dad, por lo que se debe advertir a los lectores sobre los peligros e in- seguridades de esos juicios. Al igual que la mayoria de los que estudian a fondo el nuevo tes- tamento, pienso que los dichos y hechos de Jestis que nos transmi- ten los evangcelios, reflejan el influjo de una visién retrospectiva después de la resurreccidn. En el curso de su transmisi6n oral, los evangelios recogieron amplias interpretaciones, a medida que las tradiciones sobre Jestis se fueron adaptando a Jos distintos audito- rios durante un periodo de 30 a 70 afios. En una tltima fase, los evangelistas reerganizaron por escrito los evangelios, acoplandolos a la visi6n global de Cristo que cada uno de ellos queria proyectar’. Por consiguiente, al leer los textos evangélicos que relatan lo que Jestis dijo e hizo (textos que pudieran arrojar luz sobre como enten- di6 Jestis su mision y su identidad), es importante saber que algunos de esos textos reflejan una visiGn posterior, no precisada atin du- rante el ministerio de Jestis. Sin embargo, si yo descartase textos significativos de ese género, correria el] riesgo de caer en un circu- lo vicioso, seleccionando sélo textos que considero histéricos y ha- ciéndoles proyectar una imagen de Jestis que, consciente o incons- cientemente, ya me he formado. Pasaria entonces de lo descriptivo alo netamente critico. Por eso, en un libro de cardcter introductorio como éste, es mejor tratar textos significativos advirtiendo a los lec- tores de la importancia que esos textos tienen si, de hecho, Jestis di- joo hizo tales cosas, aun cuando haya que sugerir que hay muchas posibilidades de que un texto determinado refleje una visidn poste- rior. Este procedimiento cauteloso refleja en parte lo incé6modo que me siento ante la seguridad de algunos estudiosos que presumen de fijar con gran exactitud lo que Jestis no dijo o hizo, como en el ca- so del polémico «Seminario sobre Jestis» que, segiin los medios de informacién, descubrié que aproximadamente el 82% de las pala- bras atribuidas a Jesus en los evangelios no son auténticas +. Este 3. Los lectores catélicos deben saber que lo que acabo de deseribir no es mas que otra forma de decir, con ligeras variates, lo que el documento de la Iglesia (cf. nota 7, cap. 2, p. 22) denomina etapas en el desarrollo de la tradicién evangélica. 4. Time (10 de enero de 1994) public los resultados de este seminario de es- tudio: . Funk y R. W. Hoover (eds.), The Five Gospeis, McMillan, New York 1993. E] seminario sometié a votacién los dichos de Jestis recogidos en los evange- lios de esta manera: rojo = sin duda dijo esto o algo muy parecido: rosa = dijo algo parecido; gris = las ideas son suyas, pero no dijo esto; negro = no dijo esto; esto re- Cautelas ent torno a expectativas y presuposiciones 35 planteamiento ayudaré a mantener siempre el tono descriptivo y a animar a los lectores a que piensen por si mismos. Pensar por uno mismo sobre Jestis no es, sin embargo, facil, pues todos tenemos ideas preconcebidas que tienden a dar colores concretos a la imagen del nuevo testamento. En el 325 d.C. el con- cilio de Nicea definié solemnemente la divinidad de Jestis; en el 451 el concilio de Calcedonia definié solemnemente su plena hu- manidad, en todo menos en el pecado. Desde entonces la mayoria de los cristianos ha afirmado que Jestis es verdadero Dios y verda- dero hombre. Pero nunca ha sido facil mantener equilibradamente tal definicién. A Dios se le concibe normaimente como ilimitado (omnisciente, omnipotente, omnipresente, etc.), sin embargo los se- res humanos son por naturaleza limitados. {Como se puede, pues, ser divino y humano al mismo tiempo? Siempre ha habido una ten- dencia a preferir uno de estos componentes de la identidad de Jestis sobre el otro. Vamos a verlo. 1. Posturas que niegan o subestiman la divinidad de Jests Las religiones no cristianas, como el judaismo y el islam, cuan- do se enfrentan con el dogma de «verdadero Dios y verdadero hom- bre», rechazan lo de «verdadero Dios». Por encima de las diferen- cias interreligiosas, ese rechazo es frecuente en circulos cultos de nuestro tiempo, ya que hay filésofos, cientificos, historiadores de las religiones y critices de la Biblia que consideran que la divinidad de Jestis es algo imposible 0 en todo caso una leyenda popular. Cuando, desde ese telén de fondo, se evaldan los datos neotesta- mentarios sobre Jestis, se rechaza sin remedio todo lo que apunta a presenta una tradicién posterior o diferente. Cf, R, W. Funk, Forum 2, 1 (1986) 54- 55. En 1987 se recomendé que once dichos sinépticos en los que Jestis habla de su pasién futura fuesen votados en negro (J. B. Butts, Forum 3, 3 [1987] 107 ss). En otra votacién, una abrumadora mayorta confirmé que Jestis no predijo su muerte so- brepasando la capacidad de percepcién de alguien que vive tiempos peligrosos. Pe- ro hubo algo que condicioné de raiz este problema, y fue que la mayoria de los par- ticipantes estaba predispuesta a negar que Jestis hablara de su muerte inminente en virtud de poderes «extraordinarios» (M. J. Borg, Forum 3, 2 [1987] 83-84). Pero la historicidad no puede depender de lo que nosotros consideremos posible o verosé- mil, sino de la antigiiedad y fiabilidad de las pruebas. Como luego veremos, hasta donde nosotros podemos rastrear, a Jesiis siempre se le tuvo y recordé como una persona que tenia poderes extraordinarios,

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