Introduccion A Hermeneutica y Mistica Sa

You might also like

Download as pdf
Download as pdf
You are on page 1of 8
José Angel Valente José Lara Garrido (editores) Hermenéutica y mistica: San Juan de la Cruz weifios ise de cubierta: ‘oaquin Gallego Impresin de cubiert (Graficas Molina Reservados todos los derechos. De conformidad con lo dispuesto en los aticulos 534 bis a) y siguientes del Codigo Penal vigente, podrén ser tastigados con penas de multa y privacidn de libertad quienes sin la preceptiva autorizacién reprodujeren o plagiaren, en todo o en parte, {ina obra literaria,artsticao centfica fied en cualguiertpo de soporte. © José Axor. VaLeNre, José LARA GARRIDO, MANUEL BALLESTERO, Maite. CéciLt DUFOUR, AURORA EGiDo, EDMOND AMRAN EL MALEH, Paota Ets, Jost JIMENE2, EMILIO LuED6, NADINE Lv, EEMaxta MACOLA, ‘TERENCE O'REILLY, ELLOGIO PACHO, Rosa Rossi, Anitis SANCHEZ ROBAYNA, [BERNARD SESE, COLIN P. THOMPSON y EVANGELISTA VEANOVA, 1995, © EDITORIAL TECNOS, 8.A., 1995 Juan Ignacio Luca de Tena, 15 - 28027 Madrid ISBN; 84-309-2641.0 Depésito Legal: M-12278-1995 Primed Spa Impreso en Epa por Gis SX ef Tértola, 13, Poligone Matagallegos, Fuenlabrada (Madrid) Indice José ANGEL. VALENTE y José Lana GaRnivo: Introduccién Pag. 1. LECTURAS DE LA Mistica: DEL SUIETO A LA EXPERIENCIA José Avast Vatenre: Formas de lectura y dindmica deta tradicién Bowen Auman Bs MALE La min yl praia dea en guas . Mane Cécite Durour: La misica callada EvaNaetista ViLANOvA: Légicay experiencia en San de la Cruz ~ ‘MANUEL BALLESTERO: Poesta y experiencia en el Céntico BERNARD SESE: Podtica del sujeto mistico segiin Sax Juan de la Cruz Ul, CONSTITUYENTES Y FRONTERAS DEL LENGUAIE MISTICO 7. Eamo Luxp6: Juan de la Cruz: Notas hermenéuticas sobre un len- guaje que se habla a si mismo 8. José Lara Gasribo: La primacia de la palabra como misica y me- ‘moria en San Juan de ta Cruz 9. ANDRES SANCHEZ ROBAYNA: San Juan de la Cruz: destrucién ) sen- tido 10. Avroza Ectbo: Bl silencio mistico y San Juan de la Cra 11. Eutocio Pacno: Lenguaje técnico y lenguaje popular en San Tuan de la Cruz 12, NabIne Ly: La podtica de los Comentarios (algunos rasgos lings feos) IL EL TEXTO MISTICO, DOCUMENTO PLURAL, 13, Rosa Rosst: Juan de la Cruz: una personalidad no patriarcal 14, Paota Eun: Hacia la edicién ertica del Céntico espiitual de Juan el Ce m 123 153 161 197 221 249 261 8 fNDICE 15, TeRENcE O'REILLY: El Céntico espiriual y la interpretacién mistica del Cantar de los Cantares a 16, Enwlinia MACOLA: «Aquellow: la tensién suavizada del Cintico 17, Jost Joaéser: Luz y transfiguracién 18 Coun P. Twowrsow: San Juan de la Ca ede a perspec ecuménica .. ‘CoLanoRApoREs DEL. VOLUMEN {pice DE NOMBRES.. Eypice be concerros 2m 281 293, 305 315 319 323 Introduccién En la epistemologia de las ciencias hist6ricas se abre camino, frente al predicado positivista del objeto constituido, el de su muta- ci6n constitutiva. Por ella, y en su sucesividad indefinida, cambian también los significados captables desde ese incesante desplaza- miento que conduce cualquier lectura del pasado desde la del pre- sente. En un conocido ensayo de sintesis, M. de Certeau, tras refe- rirse a Ia inevitable prelacién de los modelos interpretativos que se ‘organizan como respuesta a impostaciones de lo inmediato, ha si- tuado «de probléme méme de la démarche historiographique» en «le rapport entre le sens qui est devenu un objet et les sens qui permet aujourd'hui de le comprendre». Perspectiva ésta de profundo calado, por su solicitacién renovadora para el entendimiento de creaciones culturales como las incardinadas en la historia de la mistica, princi- pal punto de referencia en los andlisis y reflexiones de Certeau. Apelar a perspectiva semejante, en el pértico de un volumen co- lectivo como el que hemos rotulado Hermenéutica y mistica, equi- vale a una declaracién de principios proyectados a lo que aspiramos que pueda ser entendido como una apuesta renovadora en la inter- pretaci6n de San Juan de la Cruz. El vario contenido de los mate- riales reunidos est en Ifnea de coherente respuesta a lo que ya fue, en fechas del IV Centenario, el sentido que convocé a sus autores en unos Encuentros sobre San Juan de la Cruz que supo auspiciar la Junta de Andalucfa. Reclamamos entonces el esfuerzo de todos ellos para una necesaria remocién metodol6gica en los estudios sobre el autor del Céntico. ¥ entendfamos que comportaba la apertura més libre y creativa en el abordamiento de una obra tan atrayente como sombreada de enigmas; la conquista, en suma, de nuevos espacios de lectura y exégesis. ara cumplir en grado mfnimo ese programa se hacfa inevitable, en primer término, la ruptura con ciertos modos hegem6nicos de in- terpretacién que, clausurados en acartonado academicismo 0 en es- 10 INTRODUCCION quematizaciones can6nicas, comportan una concepcién patrimonia- lista, Desde los mismos se postulan, implicita o explicitamente, especies varias de aquella «condicién necesaria tiltima para hablar ‘con conocimiento de causa» que en su dia planteara el P. Cris6gono de Jestis, anatemizando a quienes irrumpfan «en casa ajena» por su «pretensi6n odiosa, que no se justifica con cuanta ciencia quiera su- ponerse», En segundo lugar, habfa que abandonar c6digos discursivos anastomizados en una desmembracién ret6rica de la obra sanjua- nista. Los emblematiza, con precaria consistencia imaginistica, el socorrido t6pico de las laderas. Oculta esta compartimentacién in- sostenible de saberes (y auctoritates) el desgarro de la creacién san- juanista; la renuncia también a aceptar sus auténticas dimensiones de escritura y estética. Asf se han justificado muy probleméticas lectu- ras exentas de la lirica sanjuanista. Y ante todo se han hecho posi bles todo tipo de sistemaciones categoriales y de instrumentaliza- ciones dogméticas. A muchos lectores actuales de San Juan de la Cruz se nos antoja insoportable no ya la nutriente eclesial de ciertos revestimientos, la insistencia misma en lecturas teolégicas. Y ello con independencia de que sea Ratzinger quien lo aproveche para ata- car «la postura rahneriana» o se prediquen afinidades con el mismo Rabner. Tan perniciosa parece la ya démodé identificacin de San Juan de la Cruz con el tomismo (el silencio que sepulta los empefios de algtin panegirista de Wojtila, desatento a la fecha de su tesis, es significativo), como el otear atisbos o preanuncios de otras corrien- tes teol6gicas més en consonancia con el mundo actual. Por esta pendiente el sanjuanismo corre peligro de parecerse a esa logoma: quia no poco risible que fue, salvo excepciones ilustres, el cerva- tismo del pasado siglo, «San Dionisio con sus misticos y Santo Tomds con sus teélo- gos». La frase de Diego de Jess viene a expresar el signo de una convergencia por la que la mistica sanjuanista se aparta, al mismo tiempo, de la teologfa. Como not6 V. Losky, al construir un método de conocimiento de Dios «reduce Santo Tomas de Aquino las dos vias de Dionisio a una sola, haciendo de la teologfa negativa una correccién de la teologfa afirmativay. Por contra, en San Juan de la Cruz se recupera, frente a la combinaci6n «cauta de la via negativa con la via positiva, en orden a una via emnentiae», «la ritmica ori- ginaria del Areopagita, pero de manera todavfa més consecuente HERMENEUTICA Y MISTICA: SANJUANDELACRUZ 11 inexorable», pues se trata «de una ganancia total en una pérdida to- tal». ¥ la autonomfa de la mistica se muestra en su vocacién dis- cursiva, en una sostenida pulsién del excessus verbal (las «locucio- nes y frases que salen del comin», volviendo al citado Diego de Jestis) que la lleva a escapar, con su extrafieza, del discurso teol6- gico. Mistica es lenguaje, o su «negacién més excelente». Aquella facultad «de decir y de decir bien» a que alude el Pseudo Dionisio como un don concedido por «la causa de todos los bienes». Y ca- mino ascensional hacia la «absoluta ausencia de palabras», cuando el discurso «se vuelve completamente mudo». Desentraflamiento del Logos hasta en el silentium, ese sentimiento de Io absoluto en rela- cidn a los limites del lenguaje que tanto interes6 a Wittgenstein. En 1690 publicaba Sandaeus un importante tratado compendial ¥ tedrico sobre el lenguaje de los mfsticos, en el que venfa a indicar ‘c6mo éstos tienen un repertorio, una serie canénica de locuciones y registros «ut qualibet curia». Interesado por esta perspectiva, clasi- fica en enunciados matrices los tpicos recurrentes de un discurso ocalizado como variacién intensiva de otro modelo discusivo: el del enguaje bfblico de lo divino. Al tiempo, sin embargo, Sandaeus re- conocfa la existencia de un espacio inventivo, de libertad, en el que mutaban, como en una operacién alquimica, las palabras: la «nova fingendi vocabula libertas». Justamente sobre tales «modos dicendi novos» habfa versado un intenso proceso de mutacién epistemol6. gica que delimita a lo largo de esa centuria a la mistica como disci- plina auténoma con fundamento sustantivo. Como ha explicado de forma magistral M. de Certeau, en La fable mystique, la mistica «est une guerre de cent ans sur la fronti®re des mots». Con el final de aquel combate la mistica y su lenguaje fueron destituidos, durante siglos, de su singularidad expresiva y reducidos a una funci6n vicaria del omnicomprehensivo saber teolégico. A la altura de 1925, y con motivo de una controversia en tomo al valor de la experiencia mfstica, originada por la primera edicién de su li- bro sobre San Juan de la Cruz, J. Baruzi denunciaba la abusiva anu- lacién del espacio especifico de la mistica, defendiendo, al mismo tiempo, el valor noético de su radicalidad experiencial y su especifi- cidad de expresi6n lingtifstica. Posteriormente, el mismo Baruzi lleg6 a trazar un programa indagatorio del lenguaje mistico, que aun hoy enuncia su desafiante atractivo. Ese lenguaje no estd hecho s6lo de palabras «sino del movimiento que las anima» y que vienen es- 12 INTRODUCCION tablecido por «dos ritmos»: el ritmo de vuelta, de lucha directa, «en el tejido verbal mismo, con el drama vivido>, y el de la disociacién, el que se coloca «deliberadamente» fuera de la «directa exégesis de las imagenes y simbolos creados». Reivindicar la autonomfa y cohesividad discursiva de toda la ‘obra sanjuanista en tanto que creacién de un mfstico no es, en el con- texto hispénico, un reclamo de intrascendente obviedad. Creemos, al contrario, que frente a desconsideradas operaciones (desde la meta- fisica mAs delicuescente a la catequistica) supone devolver Ia escri- tura sanjuanista a su verdadero trazado. Con ello, ademés, el pro- blema interpretativo se conduce a una posicién hoy prioritaria en el ‘campo de las ciencias humanas: la de la reflexién sobre el lenguaje. De esta forma, y como propugnara P. Ricoeur, «la hermenéutica se convierte en algo mas que Ia metodologia de la exégesis, o sea, dis- curso de segundo orden aplicado a las reglas de lectura del texto; concieme a la constitucién del objeto como proceso de la palabra». Sobre ese proceso, en el que aflora la aventura expresiva de San Juan dde la Cruz, su adensada exploracién del Logos, versan las paginas de Hermentutica y mistica. Jose ANGEL VALENTE y José LARA GARRIDO

You might also like