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Investigacion en ciencias sociales, humanidades y artes Debates para su valoracién GABRIEL VELEZ CUARTAS; CARLOS ANDRES ARISTIZABAL BOTERO; CARLO EMILIO PIAZZINI SUAREZ; LINA M. VILLEGAS HINCAPIE; GABRIEL MARIO VELEZ SALAZAR; RODOLFO MASIAS NONEZ (EDITORES) Universidad de UNIVERSIDAD los Andes DE ANTIOQUIA Ediciones Uniandes 165 pginas: 23cm (FCSH.Lvestigcidn) ISBN 978-956 5413.60-3 Induye indice antics soo72e8 a ‘uvesgacion en enclssolesharanidadesy ane debates para valorcin/ Gabi Vex Guar Carlos Andrés Artin Casto Emo Pari’ Suter. a ~ Medlin Univer de Antogia. Facuiad de Ciencia Sociales Humana. Fond Editor FSH; Uaiversaddelos Andes Vierecarta de nvergaciones, Ediciones Uniinde, 2017 1 Cinca 2.nventgaci en enc sociales 3. nvenignci en ates 4. Produc ceca ier Cua, Gabriel I Seri ‘© Gabriel Vélez Cuartas; Carlos Andrés Aristizébal Botero; Carlo Emilio Piazzini Sudrez; Lina M. Villegas Hincapié; Gabriel Mario Vélez Salazar; Rodolfo Masias Niiez; Gabriel iméner Pefia; Martin G. Taddio; Maria Isabel Mesa Gémer; Maritza Hernéndez Giraldo ‘© Universidad de Antioquia, Fondo Editorial FCSH dela Facultad de Ciencias Sociales y Humanas © Universidad de los Andes, Vicerrectoria de Investigaciones, Ediciones Uniandes ISBN: 978-958-5413-60-3 ISBN E-book: 978-958-5413-61-0 Primera edicién: enero de 2018 Imagen de cubierta: “Pefadi". Camilo Catafo. Policromia en linéleo (Taco perdido), 29x43/50x70 em, 2000. Coleccién de grabado Hernando Guerrero, Facultad de Artes dela Universidad de Antioquia (http://http://docencia.udea. edu.cofcolecciondegrabado/). Museo Universitario de la Universidad de Antioquia-MUUA. Coordinacién editorial: Diana Patricia Carmona Hernéndez Disefio de la coleccién: Neftali Vanegas Menguén Correccién de texto ¢ indizacién: José Ignacio Escobar Diagramacién: Luisa Fernanda Bernal Bernal Impresin y terminacién: Imprenta Universidad de Antioquia. Impreso y hecho en Medellin, Colombia/ Printed and made in Medellin, Colombia Prohibida la reproduccién total o parcial, por cualquier medio o con cualquier propésit, sin la autorizacién escrita del Fondo Editorial FCSH, Facultad de Cien Sociales y Humanas de la Universi Fondo Editorial FCSH, Facultad de Ciencias Sociales y Humanas, Universidad de Antioquia Calle 67 No, 53-108, Bloque 9-355 Medellin, Colombia, Suramérica ‘Teléfono: (574) 2195756 Correo electrénico: fondoeditorialfesh@udea.edu.co Ediciones Uniandes Calle 19 No. 3-10, oficina 1401 Bogotd, D.C., Colom ‘Teléfono: (5701) 3394949, ext. 2133 hup:/ediciones.uniandes.edu.co infeduni@uniandesedu.co El contenido de la obra corresponde al derecho de expresin de los autores ‘no compromete el pensamiento institucional de la Universidad de ‘Antioquia o dela Universidad de los ‘Andes ni desata su responsabilidad frente a terceros, Los autores asumen la responsabilidad por los derechos de autor y conexos. 2. Internacionalizaci6n de las ciencias y mapas del conocimiento* Carlo Emilio Piazzini Sudrez* 2.1 Introducci6n El asunto de internacionalizacién de las ciencias es ya un lugar comin en las politicas, planes y proyectos institucionales de ciencia, tecnologfa e innovacién (ct2), y constituye, desde hace décadas, un topico de frecuente referencia en la literatura sobre los estudios de la ciencia y la tecnologia. En 1967, George Basa- lla proponia un modelo de tres fases para comprender el proceso histérico de expansién de la ciencia occidental por el resto del planeta. Después de superar una primera fase en la cual la ciencia estaba restringida a los paises de Euro- pa Occidental, pasando por una segunda fase de cardcter colonial, en la cual las practicas cientificas se extendieron a otras partes del planeta, pero en una 1. La elaboracién de este texto se deriva del proyecto “Productos de investigacién en ciencias sociales, artes y humanidades: concepciones de valoracién y mecanismos de validacién, evaluacién e impacto”. Universidad de Los Andes, Universidad de Antioquia. Jgualmente, se ha beneficiado del apoyo recibido por el Grupo Estudios del Terrtorio en el marco de la Estrategia de Sostenibilidad copt 2012-2014 de la Universidad de Antioquia 2. Profesor asociado del Instituto de Estudios Regionales de la Universidad de Antioquia. E-mail: carlo, Piazzini@udeaedu.co. [69] (701 Investigacién en ciencias sociales, humanidades y artes posicién dependiente de los centros iniciales, se pasaria a una tercera fase de lu- cha entre paises por la conformacién de tradiciones cientificas independientes. Defendiendo su posicién, Basalla se quejaba de que los estudios sobre la histo- ria de la ciencia, al enfatizar en el cardcter internacional de la misma, olvidaban que esta existe en escenarios sociales locales.’ Es posible que en tiempos de la Guerra Fria resultara convincente plantear que la nacionalizacién podia llegar a dominar el panorama presente y futuro de la ciencia. Hoy sabemos que no fue asi, y que lo que parece dominar el hori- zonte es més bien la internacionalizacién de la ciencia, como propésito y como proceso, Sin embargo, quiero emplear, con cierta dosis de ironfa, una afirma- cién de Basalla que puede ilustrar una actitud frecuente entre los investigado- res contempordneos. Seguin el autor, de cara a la consolidacién de tradiciones cientificas nacionales, uno de los retos era crear revistas en donde se pudieran divulgar los resultados de las investigaciones locales. No obstante, surgia una inquietud: “Quizé el cientifico colonial, que est acostumbrado a escribir para revistas cientificas europeas ya establecidas, no quisiera arriesgar su reputacién internacional publicando su trabajo en una revista local desconocida”* Lo que tenemos hoy, por lo menos en Latinoamérica, es que, después de ha- ber transitado durante afios en la construccién de sistemas nacionales de crt mas o menos sélidos, incluyendo esfuerzos por crear revistas con politicas edi- toriales y arbitradas por pares, muchos cientificos han ido descartando publicar en ellas, haciendo fila e incluso pagando para someter sus trabajos a evalua- cién en revistas que figuran en bases de datos bibliograficas e indices de cita- cién como Scopus y Web of Science. A su vez, las revistas locales han tenido que ampliar el foco geografico en sus politicas editoriales, para dar mayor cabida a textos provenientes de otros paises y que versan sobre asuntos de otras geogra- fias, en un cierto afin por ponerse al dia con las tendencias contempordneas de internacionalizacién. 3. George Basalla, “The Spread of Western Science’, Science 136, no. 3775 (1967): 611-22. doi: 10.1126/ science,1$63775.611. 4. Basalla, “The Spread’, 620, Internacionalizacién de las ciencias y mapas del conocimiento (a) Estos son apenas sintomas de las transformaciones que estan provocando las politicas de internacionalizacién de cri en el ambito regional. Sobre este asun- to pueden identificarse dos posturas, no siempre contrapuestas, que tratan a la internacionalizacién como propésito como proceso que habria que compren- der mejor. La primera promueve la internacionalizacién en la medida en que se espera que un mundo sin fronteras redunde en una mayor calidad de los pro- ductos cientificos, y de su pertinencia para aportar al desarrollo y al crecimien- to econémico. En esta perspectiva, la colaboracién entre autores de diferentes paises, su movilidad geografica, la realizacién de proyectos de investigacién con recursos financieros y tecnolégicos provenientes de entidades externas al Ambito nacional, y la publicacién y citacién de articulos en revistas con sello “internacio- nal’, ha devenido en indicadores de calidad del desempefio de las ciencias. Otra postura se refiere a la comprensidn de la internacionalizacién como proceso, cuyos efectos seria necesario conocer mejor para entender problematicas como la distribucién desigual del trabajo intelectual, la homogeneizacién de diferentes estilos de hacer ciencia y la llamada fuga de cerebros, entre otros aspectos. En la acepcién de internacionalizacién como propésito se da por sentado que sus efectos son positivos, lo cual ha llevado a la implementacién masiva del criterio de internacionalizacién en politicas de cr1. Demostrar con determi- nados indicadores que se transita por la senda de la internacionalizacion se ha ido convirtiendo, para los investigadores, grupos y centros de investigacién, en un requisito fundamental para acceder a apoyos financieros y reconocimientos. Parte de la eficacia persuasiva de estas politicas se debe al viejo imaginario de la ciencia como un proyecto inherentemente cosmopolita y de cardcter universal. Con base en ello, las tradiciones cientificas locales y las fronteras nacionales, as{ como las diferencias idiomaticas, aparecen como barreras que seria preciso superar. Jugando con el término empleado por Nagel’ para referirse al conocimiento objetivo como la “mirada desde ninguna parte’, lo que se tendria con las poli- ticas de internacionalizacién de Crt es el propésito de producir una “mirada 5. Thomas Nagel, The View from Nowhere (New York: Ondoed University Press, 1986). a) Investigacién en ciencias sociales, humanidades y artes, desde todas partes’ lo cual supone bien la construccién de un nuevo cosmo- politismo acerca de la validez de la ciencia, alimentado por el dificil y a veces imposible didlogo entre diferentes formas de valorar el conocimiento cientifico, bien la més inconveniente homogeneizacién de las practicas cientificas en las diferentes partes del planeta. En cualquier caso, lo que se tiene es que las politicas de internacionalizacion de la ciencia no operan de manera homogénea en todas partes, algo que suele enmascararse mediante el empleo frecuente de una nocién de lo internacional que es ambigua e imprecisa’ En una definicién literal, internacionalizacién es cualquier grado de incidencia de dos o mas estados nacionales en las dinamicas de produccién y divulgacién de conocimiento cientifico, pero es evidente que los postulados en pro de la internacionalizacién de la ciencia no se conforman con dicho enunciado minimo, y son geograficamente selectivos a la hora de determinar lo que se considera como un proyecto o un producto de talla in- ternacional. De tal forma que la colaboracién entre pares académicos de paises _“periféricos’, no tiene el mismo peso que aquella que se realiza con partici- pacién de autores provenientes de centros metropolitanos de produccién de conocimiento cientifico. Con el propésito de hacer visible que “lo internacional” del conocimiento dista mucho de corresponder a un mundo sin barreras y jerarquias, vale la pena observar algunos ejercicios recientes de medicin de la productividad e impac- to de la ciencia a escala global. Con apoyo en la informacién sistematizada de Scopus y Web of Science, se generan o sugieren mapas de la ciencia que loca- lizan los productos de investigacién, sus autores o espacios institucionales en relacién con la distribucién de los continentes y los paises del mundo." Lo que 6. CE Perrin Selcer, “The View from Everywhere: Disciplining Diversity in Post-World War I Internation al Social Science’, Journal of the History ofthe Behavioral Sciences 45, no. 4 (2009): 309-29, doi 10.1002/ jhbs.20394, 7. Gualberto Buela-Casal et al, “Measuring Internationality: Reflections and Perspectives on Academic Journals’ Scientometrics 67, no. 1 (2006): 45-65, dot: 10.1007/s11192-006-0050-2. 8. Por ejemplo, Loet Leydesdorffy Olle Persson, “Mapping the Geography of Science: Distribution Pat- terns and Networks of Relations among Cities and Institutes’, Journal of the American Society for Informa tion Science & Technology 61, no. 8 (2010): 1622-34 Internacionalizacién de las ciencias y mapas del conocimiento U3] bDasicamente emerge de estos ejercicios es la huella geografica de la ciencia y la tecnologia de caracter “internacional”? Esta huella coincide, en términos generales, con la distribucién de la je- rarquia mundial de poderes econdmicos y politicos. La mayor productividad, tanto en cifras absolutas como en indices de impacto (h-index), se localiza en Norte América y Europa Occidental, pero también se tienen cifras importan- tes en el Este asiatico. En Latinoamérica destacan, aunque muy por debajo de las anteriores, las cifras asociadas a Brasil y a México. Colombia, desde donde observamos estos mapas, se hace visible como un nodo débil, que gravita entre los centros de produccién de conocimiento de los Estados Unidos y Europa Occidental, a escala global, y de México y Brasil, a escala regional. De tal forma que estos mapas respaldan lo que parece obvio: los paises con las economfas més poderosas son también aquellos en los que se registra la mas alta produccién en ciencia y tecnologia," un comportamiento destacado desde, |_por lo menos, la década de 1970, en varios estudios y hasta el presente.!! Esta correlacién alienta por lo menos dos lecturas: que los investigadores de los paises “periféricos” deben integrarse mas a las politicas de internaciona- lizacién, incluyendo la generacién de més registros susceptibles de alimentar las bases de datos de publicaciones con sello internacional, es decir, que deben hacerse visibles en el mapa mundial de ct1; 0 que dicho mapa naturaliza la correlacién directa entre riqueza econémica y abundancia y calidad del conoci- miento cientifico, reproduciendo una geografia mundial de la desigualdad. Esta liltima lectura se alimenta de un anilisis critico del hecho de que, por razones técnicas y politicas, estos mapas mundiales se apoyan precisamente en bases de datos bibliograficas e indices que contienen una alta proporcién de productos 9. CE. “Mapping the Geography of Science: Distribution Patterns and Networks of Relations among Cities and Institutes’, Loet Leydesdorff and Olle Persson, consultado 9 de julio, 2017, htp://wwwleydesdorff.net/ maps! y “scimaps.org’, Places & Spaces. Mapping Science, consultado 9 de julio, 2017, htp://scimaps.org/ 10, Ver, por ejemplo, la lista de los 20 paises situados en los primeros lugares del ranking de productos ‘Scimago 2012, “Country Rankings’, Scimago Journal & Country Rank, consultado 9 de julio, 2017, htp:// www scimagojr.com/countryrank php. 1. Koen Frenken, Sjoerd Hardeman, y Jarno Hoekman, “Spatial Scientometrics: Towards a Cumulative Research Program, Journal of Informetrics 3, no. 3 (2008): 223, do: 10.1016 i.2009.03.005. (74) Investigacién en ciencias sociales, humanidades y artes y autores que estan adscritos a los principales centros metropolitanos de pro- duccién en cri. Investigadores y productos localizados fuera de esos centros quedan subregistrados, o simplemente excluidos, dado que no entran dentro de los parametros positivos de medicién. Esta ultima lectura, que valora una aproximacién a la internacionalizacién como proceso, advierte que las politicas y dinamicas asociadas a la internaciona- lizacién de las ciencias, y por aftadidura de la formacién superior, hacen parte de procesos de globalizacién de la economia y la cultura que conducen a la preva- lencia de criterios mercantiles a la hora de trazar agendas de investigacién, y a la homogeneizacién de los lenguajes y esquemas de conocimiento."* Asi mismo, que la internacionalizacién de la ciencia promueve una geopolitica del conocimiento que valora las précticas cientificas conforme a una jerarquizacién de los lugares y las lenguas en los que estas se realizan y se hacen visibles. Ciencia internacional] les ciencia afin a las practicas instituidas en el mundo anglosajén, siendo lo demés| Ino ciencia 0, acaso, ciencia periférica, parroquial e imperfecta. Para el caso de Latinoamérica, un debate importante gira en torno a la ten- sin entre lo que se considera pertinente investigar y publicar, segiin los estan- dares internacionales de las ciencias, y lo que resultarfa necesario investigar y publicar para atender a los problemas y retos de la regién. De fondo, se plantea el riesgo de llegar, por la via de la adopcién de los indices de internacionali- zacién en cTi, a una “falta de relacién entre las agendas de los grupos de in- vestigacién locales y las problematicas socioeconémicas del medio en que se encuentran insertos”.? Pero, en cualquier caso, habria que establecer los términos y el grado en el cual Ia internacionalizacién, como proceso, ha venido incidiendo en las for- mas de construir autoridad cientifica y académica en los sistemas de valoracién, validacién y acreditacién de sus productos y, més ampliamente, en la forma misma de concebir y hacer ciencia. Es necesario comprender la manera en la 12, Para un balance de la literatura sobre el tema en América Latina, ver: Maria Lopez y Ana Maria Tabor- 2, “Dimensiones internacionales de la ciencia y la tecnologia en América Latina’, Latinoamérica. Revista de Estudios Latinoamericanos, no. 56 (2013): 27-48. 13. Loper y Taborga, “Dimensiones internacionales’ 56 Internacionalizacién de las ciencias y mapas del conocimiento Us] cual las trayectorias locales y regionales de generacién y divulgacién de conoci- miento cientifico vienen siendo afectadas y, a partir de alli, proponer estrategias de cooperacién, intercambio, movilizacién y comunicacién que, en lugar de reproducir los actuales esquemas de distribucién desigual del poder econémico y politico, contribuyan a transformarlos. Una tarea importante en esa direccién consiste en reelaborar los mapas mun- diales de la ciencia, en producir otras cartografias que tomen en cuenta las pro- ducciones, citas, colaboraciones y, en general, las formas de hacer y comunicar ciencia que no han quedado registradas en las bases de datos e indices, con base en los cuales se ha venido definiendo lo que se considera o no de talla internacional. En esa perspectiva, interesa en este texto explorar una alternativa conceptual | para elaborar mapas de la ciencia con el apoyo de estudios cienciométricos de- bidamente informados por planteamientos recientes sobre las relaciones entre espacio y conocimiento. Al decir ampliamente, nos referimos a una geografia del conocimiento que abarca no solo el mapeo de la localizacién de productos, sino también de los lugares donde se efectuan las practicas cientificas, las terri- torialidades a diferentes escalas que rigen o resultan afectadas por dichas prac- ticas, asi como las redes mediante las cuales diferentes practicas y trayectorias locales o nacionales de la ciencia interactian.™ Esta aproximacién no prescinde de una geopolitica critica del conocimiento que permite analizar Ja manera en la cual funcionan determinados esquemas de valoraci6n de las relaciones entre espacio y conocimiento, que restan o suman autoridad, a priori, a las practicas cientificas, dependiendo de sus lugares de enunciacién. 2.2 Espacializar los conocimientos Desde hace ya varias décadas, y desde diferentes enfoques, se comenz6 a lla- mar la atencién acerca de la importancia de tomar en cuenta el espacio como 14, David Livingstone, Putting Science in Is Place: Geographies of Scientific Knowledge (Chicago: The Uni- versity of Chicago Press, 2003). 15. John Agnew, “Know-Where: Geographies of Knowledge of World Politics’ International Political Soci- ology 1, no. 2 (2007): 138-48, doi: 10.1111/.1748-5687.2007.00009.x; Walter Mignolo, “The Geopolitics of Knowledge and the Colonial Difference’ South Atlantic Quarterly 101, no. 1 (2002): 57-96. (76) Investigacin en ciencias sociales, humanidades y artes un factor relevante para estudiar y comprender las realidades sociales." Hasta entonces, en los estudios histéricos y sociales el espacio se venia tratando, por lo general, como una entidad secundaria frente a los conceptos mas poderosos del tiempo y de lo social, ademés de ser empleado de manera utilitaria como so- porte geofisico, mas o menos fijo, o como base de una cartografia euclidiana, en los cuales tenfan lugar o se dibujaban las dindmicas humanas. Por el contrario, de lo que se trataba era de reconocer que el espacio, incluso el euclidiano, era una produccién, y que en las relaciones entre economia, poder y espacio este ultimo resultaba crucial y no accesorio. Estas y otras consideraciones animaron Ja generacién de una importante serie de planteamientos” que, sin mucho rigor ¢ imaginacién, se han conocido bajo el calificativo de giro espacial. Desde entonces ha venido ocurriendo un proceso de espacializacién critica de los mas diversos campos de estudio, entre los cuales, y para efecto de este texto, cabe resaltar aquellos que en diferentes perspectivas han analizado la re- lacién entre espacio, conocimiento y poder.'* Espacializar es una operacién que va mucho més alld del empleo frecuente que se le da al término para describir la accién de mapear o generar carto- grafias. Si bien es cierto que los mapas no son meramente una representacién de lo que ya existe en el mundo o en la mente de los cartégrafos, sino que 16. Por ejemplo: Michel Foucault, “The Eye of Power", In Power/Knowledge: Selected Interviews and Other Writings 1972-1977, edited by Colin Gordon, 146-65 (New York: Pantheon Books, 1980); Michel Foucault, "Des espaces autres’, Architecture, Mouvement, Continité, no. 5 (1984): 46-49; Henri Lefebvre, The Pro- duction of Space (Cambridge: Blackwell, 1991); José Luis Pardo, Las formas de la exterioridad (Valencia: Pre-Textos, 1992), 17. David Harvey, La condicién de la posmodernidad, Investigacin sobre los origenes del cambio cultural (Buenos Aires: Amorrortu Editores, 1998); Milton Santos, La natiraleza del espacio. Técnica y tiempo. Razin y emocién (Barcelona: Arie! S.A., 2000); Edward Soja, Postmodern Geographies. The Reassertion of Space in Critical Social Theory (London: Verso, 1989). 18. Agnew, “Know-Where"; Derek Gregory, “Power, Knowledge and Geography. The Hettner Lecture in Human Geography’, Geographische Zeitschrif 86 (1998): 70-93; Livingstone, Putting Science, Hayden Lorimer, “Telling Small Stories: Spaces of Knowledge and the Practice of Geography’, Transactions of the Institute of British Geographers 28, no. 2 (2003): 197-217; Mignolo, “The Geopolitics’; Simon Naylor, “The Field, the Museum and the Lecture Hall: the Spaces of Natural History in Victorian Cornwall, Transac- tions ofthe Institute of British Geographers 27, no. 4 (2002): 494-513; Steven Shapin, “Placing the View from Nowhere: Historical and Sociological Problems in the Locations of Science’, Transactions of the Institute of British Geographers 23, no. 1 (1998): 5-12; Nigel Thrift, Spatial Formations (London: Sage, 1996); Nigel ‘Tarif, Felix Driver, y David Livingstone, “Editorial: the Geography of Truth’ Environment and Planning D.- Society and Space 13 (1995): 1-3. Internacionalizacién de las ciencias y mapas del conocimiento l771 constituyen ellos mismos dispositivos, a menudo poderosos, para la produc- cién de espacialidades,” la espacializacién no se limita a la elaboracién de car- tografias. Se refiere mas ampliamente a la introduccién critica de conceptos espaciales en el abordaje de problemas o temas que anteriormente habjan sido tratados, sin otorgar mayor importancia al papel activo del espacio en las dina- micas histéricas y sociales.” En este sentido, la espacializacién de los conocimientos constituye uno de los ejercicios mas atrevidos frente a la manera en que se venian efectuando los estudios sobre sociologia de la ciencia y el conocimiento, los estudios sociales de la ciencia y la tecnologia y la historia de las ciencias. Ello porque tal ejercicio supone, entre otras cosas, que pensar y conocer son ya cuestiones espaciales, que una “geografia del pensamiento” implica “pensar el espacio en y desde el cual pensamos’, empezando por el cuerpo del sujeto cognoscente.” Esto resulta arriesgado en la medida en que, hasta finales del siglo xx, lo que predominaba era un desinterés por considerar que el espacio pudiera ser un factor relevante en a tarea de comprender cémo se produce el conocimiento.” Pero no se trata siempre de un simple olvido. La mencién expresa a los lu- gares donde se hace y desde donde se enuncia el conocimiento ha hecho parte del establecimiento de la autoridad epistémica de los discursos académicos. En la filosofia y la epistemologia de curio occidental se constituyeron potentes re- gimenes de valoracidn de los conocimientos que, amparados en el imaginario de Occidente como punta de lanza de la Historia, calificaron los rasgos locales como sesgos, errores o miradas parcializadas que el verdadero conocimiento cientifico o filos6fico de alcance universal deberia evitar o superar.” De alli el 19, John Brian Hatley, The New Nature of Maps. Essays in the History of Cartography (Baltimore: The John. Hopkins University Press, 2001); John Pickles, A History of Spaces. Cartographic Reason, Mapping and the Geo-Coded World (London: Routledge, 2004). 20, Soja, Postmodern Geographies 21. Pardo, Las formas 22, Adi Ophir y Steven Shapin, “The Place of Knowledge A Methodological Survey’, Science in Context 4, no. | (1991): 3-22 23. Livingstone, Putting Science. 178] Investigacién en ciencias sociales, humanidades y artes valor que se concedié a “la mirada desde ninguna parte” al “no-lugar de la raz6n’ como parte inherente de la retorica cientifica y filosdfica. Pero, aun cuando parezca paradéjico, ello ha servido para afirmar una geopolitica del conocimiento (en el sentido de Walter Mignolo). Al enfatizar en el cardcter universal del lenguaje de las ciencias y la filosofia, y en la perfecti- bilidad de esas formas de conocimiento a través de la historia, se justifica y re- fuerza un esquema de valoracién de las diferencias geograficas, segiin el cual los conocimientos producidos desde los centros metropolitanos se suponen mas universales y, por lo tanto, de mayor validez que aquellos que se generan en las periferias, los cuales estarian sesgados por su vinculacién con visiones locales. De otra parte, involucrar demasiado los lugares desde donde se hacen los discursos académicos en los discursos mismos puede resultar contraproducen- te. Por ejemplo, omitir las huellas del lugar de enunciaci6n del historiador con- tribuye a crear la conviccién de que el pasado que narra efectivamente existi6.* , al divulgar un descubrimiento cientifico, incluso la historia del mismo, se gana en eficacia persuasiva si se presenta como un hecho que antecedia su ob- servacién por parte de los investigadores, y no como el producto de un proceso, en el cual no solo intervinieron las geniales observaciones del cientifico, sino también los espacios (laboratorio) y artefactos (instrumentos y muestras) que hacen posible la ciencia.” Lo anterior indica que el tratamiento de las relaciones entre espacio y cono- cimiento puede llegar a afectar la autoridad epistémica. Y lo hace desde los am- bitos mas intimos, hasta los més abstractos de las practicas cientificas. E] pro- tocolo cientifico clasico recomendaba “tomar distancia” del objeto de estudio como condicién de la objetividad, lo cual no es una metéfora. La separacién, © por lo menos la diferenciacién lograda mediante el distanciamiento espacial, bien entre el sujeto y el objeto, bien entre el exclusivo lugar del cientifico o el 24, Shapin, “Placing the View’, 25, Santiago Castro-Géme2, La hybris del punto cero. Ciencia, raza e ilustracién en la Nueva Granada (4750-1816) (Bogoté: Pontificia Universidad Javeriana, 2005). 26, Michel de Certeau, La escritura de la historia (Ciudad de México: Ui 27, Latour y Woolgar, La vida en el laboratorio. versidad Iberoamericana, 1993). Internacionalizacién de las ciencias y mapas del conocimiento (791 académico (laboratorio, archivo, biblioteca) y el mundo “ordinario” de la vida, fancionan como criterio en los imaginarios acerca de lo que es ciencia y ser cientifico.” De otra parte, y sin que sea contradictorio, en las ciencias que han incorporado el trabajo de campo dentro de sus protocolos de investigacién rige una légica de aproximacién espacial de la cual se deriva, como en el caso anterior, tanto una parte de la autoridad del conocimiento cientifico como del imaginario, acerca de lo que se debe hacer para ser un cientifico. Mas recientemente, de la mano de enfoques -proclives a la investigacion social participativa y colaborativa, la proximidad entre los investigadores y las comunidades locales contribuye a la produccién de una nueva autoridad basada en el grado de empatia, solidaridad y compromiso politico entre unos y otros, lo cual se encuentra en la base de aproximaciones basadas en la perspec- tiva de los conocimientos situados.” Ello tiene consecuencias sobre las formas tradicionales de suscribir la autoria de los productos de investigacién, en la medida en que en algunos casos la colaboracién se traduce en la coautoria con sujetos no pertenecientes al mundo académico. También afecta las dinamicas de divulgacién de la ciencia, dado que el principio de proximidad no aplica solo para el proceso de investigaci6n, sino también para los resultados, consi- derandose prioritario que estos “retornen” a los espacios de las comunidades estudiadas y no se queden solo en los circuitos académicos de divulgacién. Esta breve mencidn de una trayectoria que en el Ambito espacial més inti- mo de las relaciones entre quien investiga y lo que investiga va del no lugar de la raz6n a los conocimientos situados, quiere hacer visible que la geografia de las ciencias no se limita a la localizacién de autores y productos en un mapa, sino que atraviesa el corazén mismo de la ciencia, como es el asunto de su autoridad epistémica. Mas ampliamente, son varios los autores que han venido planteando en los lltimosafiosquelaciencia,enlugardeseruna empresa universal deslocalizada, 28, Doreen Massey, For Space (Los Angeles: Sage, 2006) 29. Donna Haraway, “Situated Knowledges: the Science Question in Feminism and the Privilege of Partial Perspective’, Feminist Studies 14, no. 3 (1988): 575-99, [80] Investigacién en ciencias sociales, humanidades y artes es posible porque se realiza justamente en espacialidades concretas.” Reto- mando lo planteado por David Livingstone, en lo que expresamente ha de- nominado una “geografia de las ciencias’, las relaciones entre espacio y cono- cimiento operan a mtltiples escalas, con consecuencias en las formas de hacer y comunicar la ciencia. Como ya se indicé, esta geografia comprende los sitios donde se hacen las investigaciones y los experimentos, incluyendo los cuerpos mismos de quienes estudian y son estudiados, y los espacios donde se retinen los cientificos. En segundo lugar estan las culturas regionales, politicas locales y estilos nacionales que condicionan o promueven las practicas y los productos de la empresa cientifica, incluyendo la manera en que estos tiltimos son aco- gidos, movilizados o rechazados. Finalmente, la dimensién de la circulacién, que involucra sistemas de movilizacién y estandarizacién del conocimiento cientifico que pretenden eliminar la distancia y la diferencia entre particulares localizaciones, como condicién para producir enunciados de alcance general. Interesa para los propésitos de este capitulo destacar esta ultima dimension de la geografia de las ciencias. Desde la teoria del actor/red (rar), se ha pro- puesto que la relativa estabilidad (validez) que puede llegar a adquirir un resul- tado cientifico depende de la produccién de espacios y tiempos especificos, asi como de su encadenamiento en redes. Por ello, uno de los aspectos centrales del trabajo cientifico consiste en “movilizar el mundo” Dicha movilizacién es posible no tanto porque se pueda superar la distancia fisica o eliminar las diferencias socio-espaciales para expandir la validez de una ciencia interna- cional. Se logra mediante el encadenamiento riguroso de muestras, humanos ¢ instrumentos situados en espacialidades concretas. Este encadenamiento se hace mediante inscripciones (registros) que gradualmente van transformando 30. Arturo Escobar, “El lugar de la naturaleza y la naturaleza del lugar: globalizacién o postdesarrollo’ en La colonialidad del saber; eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas, comp. Edgardo Lander (Buenos Aires: Consejo Latinoamericano de Giencias Sociales, 2003), 113-43; Haraway, “Situated Knowledges"; Shapin, “Placing the View”; Thrift, Spatial Formations. 31. Livingstone, Putting Science. 32, Bruno Latour, Science in Action: How to Follow Scientists and Engineers Through Society (Milton Keynes: Open University Press, 1987). Internacionalizacién de las ciencias y mapas del conocimiento (a) (traduciendo) las muestras y observaciones efectuadas en campo, o en el labo- ratorio en productos (informes, libros, articulos, patentes). En este sentido, la produccién cientifica depende de inscripciones que son simultaneamente méviles, inmutables y conmutables. Los sistemas de registro deben garantizar la movilizacin de la informacion producida en las practicas de observacién, pero, a su vez, deben mantener condiciones para que en esa movilizacién no resulten alteradas, lo cual implica complejos procedimientos de conversién (de las muestras a las tablas y de alli a los informes). Las empresas cientificas requieren, pues, la creacién y el control de espacios y circuitos, lo que implica la generacién de topologias compuestas por nodos mas o menos poderosos, dependiendo del enfoque que se adopte para efectuar las investigaciones y la concepcidn que se tenga sobre los beneficios de los co- nocimientos producidos. Qué valor se concede a las poblaciones situadas en los lugares donde se hace la investigacién, qué se considera o no pertinente investigar y cuales son los piblicos a los que prioritariamente se dirigen los resultados de investigacion son cuestiones que definen la jerarquia de los nodos que componen las redes de la ciencia. Tradicionalmente, el lugar desde donde se controlen las redes espaciotemporales de expansién de la ciencia deviene entonces en un centro de poder. Teniendo en cuenta estas aproximaciones a las geografias del conocimiento, se comprende entonces que el ejercicio de producir mapas de la ciencia hace parte de una operacin mas amplia de espacializacién critica de las practicas cientificas, de sus resultados y del entramado de relaciones geopoliticas en que se inscriben. 2.3 Cienciometria espacial La enorme cantidad de informacién disponible sobre produccién del cono- cimiento que, incluso en disciplinas que no son muy populares, es de por si ya abrumadora y se espera aumente en los afios venideros, implica la nece- sidad de contar con metodologias de sistematizacién y andlisis cuantitativo a la hora de realizar mapas de la ciencia. La bibliometria, la cienciometria y, mas ampliamente, la infometria, han avanzado enormemente en estos anilisis, [82] Investigacién en ciencias sociales, humanidades y artes incluyendo en algunos casos el manejo de variables espaciales. No obstante, el manejo de lo espacial en estos campos no se caracteriza precisamente por la incorporacién de los planteamientos acerca de la geografia de las ciencias y el conocimiento. Hace ya tres décadas, Small y Garfield” hablaban de una “geografia de la ciencia” al plantear el interés que representaba para la bibliometria el elaborar mapas que mostraran “la topografia de la ciencia a varios niveles de agregacién’, desde lo global hasta lo individual. Aun cuando planteaban que tal iniciativa se encontraba en su infancia, veian antecedentes en los trabajos de bibliografia de Samuel Bradford™ en pro de la representacién de los discursos cientificos en un espacio tridimensional y en las tesis de Derek de Solla Price® acerca de que la ciencia podria ser mapeada. Igualmente, observaban el empleo de imagenes subjetivas del espacio en nociones corrientes en bibliometria, como fronteras disciplinares, mapas mentales y colegios invisibles. Aun cuando Small y Gar- field se interesaron por la distribucién de la produccién bibliografica por Esta- dos nacionales, lo cierto es que su propuesta de una geografia de la ciencia se basa sobre todo en un empleo metaférico de la nocién de mapa (mapas menta- les), mas que en considerar los factores espaciales concretos que podrian incidir en la produccién cientifica. Recientemente, Frenken y colaboradores han propuesto el desarrollo de una “cienciometria espacial’, entendida como un “programa de investigacién para analizar los aspectos espaciales del sistema de la ciencia’. * Incluyen los autores en esta agenda los estudios de la ciencia y la tecnologfa sobre la globalizacién de la produccién de conocimiento,” y algunos planteamientos sobre lo que - 33. Henry Small y Eugene Garfield, “The Geography of Science: Disciplinary and National Mappings, Journal of information Science 11, no. 4 (1985): 147-58. 134. Samuel Bradford, Documentation (London: Crosby Lockwood and Sons, 1948). 35, Derek de Soll Price, “Networks of Scientific Papers: the Pattern of Bibliographic References Indicates, the Nature of the Scientific Research Front’, Science 149, no. 3683 (1965): 510-15. 36. Frenken, Hardeman, y Hoekman, “Spa 37. Por ejemplo: Rudolf Stichweh, “Science in the System of World Society’ Social Science Information 35, ‘no, 2 (1996): 327-40; John Ziman, Prometheus Bound. Science in a Dynamic Steady State (Cambridge and ‘New York: Cambridge University Press, 1994), I Scientometrics” 222. Internacionalizacién de las ciencias y mapas del conocimiento [83] significa la ubicacién de tales dindmicas en lugares especificos.”* En el balance que realizan de antecedentes, destacan avances en la identificacién de compor- tamientos espaciales observables a partir del mapeo de la produccién cientifica en ciertos campos de conocimiento. Se refieren a tres tdpicos: las distribuciones espaciales de las investigaciones y las citaciones; la existencia de sesgos espacia- les en la colaboracién, citacién y movilidad, y el impacto de la citacién de las colaboraciones nacionales versus las internacionales. Conviene repasar brevemente estos topicos en la medida en que permiten tomarles el pulso a algunos de los comportamientos espaciales que caracterizan las practicas cientificas, en medio del auge de las politicas de internacionaliza- cidn. En el tépico de los estudios sobre distribucién de la produccién cientifica, sefialan el predominio de los Estados nacionales como unidad espacial de ana- lisis, siendo menos frecuentes los trabajos enfocados en regiones infraestatales en ambas escalas. Especial atencién otorgan a los estudios sobre “medicién de las ventajas de aglomeracién en la produccién de conocimiento cientifico”, lo cual involucra un anilisis sobre proximidad espacial de los lugares de produc- cin y publicacién. Por otra parte, a pesar de los postulados en pro de la inter- nacionalizacién de la ciencia y de los procesos de globalizacién de sus practicas y productos, lo cierto es que aun pareceria primar una extrema concentraci6n. espacial de las actividades cientificas. En el segundo tdpico sobre “sesgos espaciales” (spatial biases), los autores consideran que la internacionalizacién de la ciencia encuentra barreras 0 con- dicionantes: “En primer lugar, los encuentros fortuitos son mas probables cuan- do dos actores estan en estrecha proximidad el uno del otro. En segundo lugar, Ja necesidad de la relacion cara a cara al participar en interacciones tiene un costo, lo que aumenta en funcién del tiempo de viaje. En tercer lugar, ‘las reglas del juego’ que importan para la produccién de conocimientos cientificos (por ejemplo, la financiacién, los regimenes de mercado de trabajo, los regimenes de derechos de propiedad intelectual, el idioma) son espacialmente diferenciados 138. Blaise Cronin, “On the Epistemic Significance of Place’ Journal of the American Society for Informa- tion Science ard Technology 59, no. 6 (2008): 1002-06, doi: 10.1002/asi.20774; Shapin, “Placing the View” (841 Investigacin en ciencias sociales, humanidadesy artes: y limitan la interaccién entre los marcos institucionales, en particular, entre los Estados-nacién’” Los antecedentes analizados muestran que la colaboracién doméstica (na- cional) ha ido dando paso, probablemente de manera mas lenta de lo que se po- dria esperar, a una internacionalizacién o globalizacién de la ciencia. Pero, en esta dinamica, destacan patrones de colaboracién més fuertes entre paises que comparten caracteristicas sociopoliticas o entre investigadores de paises fron- terizos. En relacién con la citacién, se observan comportamientos hasta cierto punto semejantes, aunque se supone que estén menos afectados por las distan- cias geograficas: las relaciones de citacién se presentan con mayor frecuencia a escala doméstica, pero disminuyen segiin el tamafio del pais. Por otra parte, los sesgos espaciales actuan también en lo relativo a la movilidad laboral, obser- vandose que la salida o entrada de “cerebros” depende de especificas dinamicas domésticas (paises que no son atractivos vs otros, como usa, que si lo son), pero también intervienen las areas de investigacién. Finalmente, en el aspecto especifico de la movilidad para la participacién en eventos cientificos el factor proximidad espacial también permite identificar unos patrones muy definidos. En lo que se refiere al tépico de impacto de citacién, se observa en varios estudios que parece haber mayor impacto de publicaciones en las que partici- pan autores de mas de un pais, que en aquellos casos en los cuales la coautoria es de caracter doméstico. No obstante, la dimensién de lo internacional toma comportamientos especificos dependiendo de los paises de adscripcién institu- cional o de nacimiento del autor. Ahora bien, buena parte de los estudios resefiados en los antecedentes ana- lizados por Frenken y colaboradores se refieren a paises o a regiones con gran visibilidad en los mapas mundiales de la ciencia, en los que se supone que las dinamicas de internacionalizacién son mas fuertes. No obstante, es claro que atin alli se trata de cartografias de la ciencia fuertemente estriadas por sentidos de lugar y territorialidades. 39. Frenken, Hardeman, y Hoekman, “Spatial Scientometrics’, 224, Internacionalizacién de las ciencias y mapas del conocimiento [85] Por otra parte, es necesario indicar que el enfoque de Frenken, Hardeman y Hoekman enfatiza en una aproximacién al espacio como factor que facilita o impide la colaboracin y comunicacin entre investigadores, dependiendo de la distancia o de la proximidad geografica entre ellos. Se trata de una perspec- tiva econométrica del espacio que trabaja a partir de calculos del tipo friccién por distancia y costos de viaje. Sintomatico de esta perspectiva es el empleo del término “sesgo espacial”, que connota una acepcién negativa del espacio como barrera que impide la internacionalizacién de las ciencias. Contrasta esta concepcién con los enfoques que han incorporado algunas elaboraciones tedricas que trascienden el concepto de sesgo espacial. Amin Ash y Patrik Cohendet® se han referido a unas “geografias de formacién de conoci- miento empresarial”, adoptando un concepto de espacio relacional que no equi- para la proximidad espacial con el mbito de lo local, sino que, al incorporar el concepto de redes y actantes,*' propone que la proximidad es relacional, de tal forma que nodos muy distantes en términos fisicos pueden estar topol6gi- camente muy cercanos, conectados por redes que aproximan y articulan las condiciones necesarias para la generacién de conocimiento.** Aun cuando el campo de la generacién de conocimiento de valor empresarial no puede ser automaticamente conmutado al de los conocimientos cientificos, lo que inte- resa destacar aqui es cémo este enfoque se interesa por los estilos locales y re- gionales de generar conocimiento, no como una barrera que habria que vencer u homogeneizar, sino como factores que habria que tener en cuenta e incluso potenciar para generar politicas de colaboracién en ciencia y tecnologia. Afian- zar la colaboracién entre investigadores del mismo ambito geogréfico no nece- sariamente significa aislamiento 0 “endogamia académica’, sino fortalecimiento de nodos locales para que se enlacen de manera mas equitativa en redes inter- nacionales de ct1. 40. Amin Ash y Patrick Cohendet, “Geographies of Knowledge Formation in Firms’, Industry and innova tion 12, no, 4 (2005); 465-86, doi: 10.1080/13662710500381658. 41. John Law y Kevin Hetherington, “Materialities, Spatilites, Globalitis’, in Knowledge, Space, Econo- my, ed. John Bryson, P. W. Daniels, Nick Henry and Jane Pollard (London: Routledge, 2000), 34-49. 42. Ash y Cohendet, “Geographies of Knowledge’ [86] Investigacién en ciencias sociales, | 2.4 Conclusiones Hace ya varios afios, Nigel Thrift, interesado en una geografia del espacio-tiem- po yen el desarrollo de una teorfa de la accién social situada, planteaba la ne- cesidad de concebir una “epistemologia situada o contextual que reconozca que las personas son seres historicos, geograficos y sociales’ A partir de una no- cién amplia de conocimiento como “informacién acerca del mundo’, establecia, siguiendo a Anthony Giddens, que toda practica social, incluidas aquellas de produccién y aprovechamiento del conocimiento, estaba situada espaciotempo- ralmente. En particular, llamaba la atencién acerca de la importancia de estudiar la distribucién social del acceso a ciertos tipos de conocimiento, teniendo en cuenta diferenciaciones sociales (sexo, género y clase), localizaciones especificas (regiones y estados) y temporalidades (biografias y procesos histéricos). Llamaba la atencién Thrift al respecto de que una geografia del cono- cimiento deberia tener en cuenta también el mapeo de las ausencias de co- nocimiento. Es decir que habria que mapear no solo dénde se encuentran los saberes, sino también las ausencias de conocimientos especificos, ya sea porque sencillamente no son accesibles o estén ocultos, 0 porque son distorsionados, no son comprendidos ni discutidos. Los mapas mundiales de la ciencia a los que se ha hecho mencion en la in- troduccién de este texto son mapas del conocimiento, pero también de la ig- norancia. Por una parte, cuentan con sofisticados sistemas de informacién y| graficacion, basados en bases de datos con una impresionante cantidad de re- ferencias bibliograficas. Pero, de otra parte, excluyen y, en consecuencia, no tienen conocimiento de muchas de las practicas y producciones cientificas efec- tuadas en los bordes interiores y exteriores de la huella geografica de la ciencia de talla internacional que dibujan. La informacién necesaria para producir mapas de la ciencia, en aquellas geografias que hoy aparecen como mapas de la ignorancia, se encuentra dis- ponible, aun cuando en buena medida desperdigada y no sistematizada, en los 43. Theft, Spatial Formations, 121 4. Thrift, Spatial Formations

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