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Sentència de La Pancarta A L'ajuntament de Sant Cugat
Sentència de La Pancarta A L'ajuntament de Sant Cugat
Sentència de La Pancarta A L'ajuntament de Sant Cugat
FUNDAMENTOS DE DERECHO
2. Destaca que ninguno de los concejales integrantes del Grupo Municipal tuvo
oportunidad de votar en contra o participar en la colocación del cartel y lazo.
3. Afirma, con la sentencia del TS antes citada, que el Grupo político no es una
persona jurídica que requiera acreditar la voluntad de ejercitar la acción a través de
sus órganos en tanto en cuanto son los Concejales que lo integran los que la
ejercitan, lo que significa que la voluntad del Grupo la exteriorizan ellos mismos, sin
que sea posible confundir grupo político y partido político. Que, en definitiva, es
plenamente ajustado al derecho procesal que los integrantes de un grupo político
municipal decidan, en su condición de Concejales, ejercitar una acción y que
encabecen el escrito de interposición con la referencia al Grupo político que
representan pues eso solo significa que son sus miembros los que ejercitan la
accion en su condición de adscritos a ese Grupo.
La parte apelante objeta a ello que se infringe con esta decisión los artículos 18, 19,
28 y 69.b de la LJ; y los artículos 73.3 y 63.1.b de la LBRL.
Por su parte, la parte actora y apelada trae una segunda sentencia del TS
4184/2019, concluyendo que lo contrario sería tanto como hacer menos controlable
aquellas actuaciones realizadas por la vía de hecho de la Administración que los
actos realizados por los cauces legamente previstos, que permitirían oponerse a
ellos expresamente.
La parte apelada se opone alegando que estamos ante una actuación impugnable al
amparo del articulo 32.2 de la LJ, en la que no existe resolución administrativa que
ampare la colocación de una gran pancarta que tapa la fachada del Ayuntamiento y
que muestra una ideologia partidista.
Que las Instituciones públicas, a diferencia de los ciudadanos, no gozan del derecho
fundamental a la libertad de expresión que proclama el articulo 20 de la CE.
G. Lo que nos trae la cuestión relativa a la objetividad, que esta Sala ha recogido
ya en anteriores sentencias como razón de su decisión, y que debe interpretarse no
como una neutralización del espacio público que impida a los ciudadanos manifestar
sus anhelos sino como una técnica de Buen Gobierno que requiere de los poderes
públicos que los ciudadanos vean en todos sus representantes que éstos acogen al
conjunto de la ciudadania (y por tanto a todas sus sensibilidades), sin perjuicio de
ejercer el gobierno sobre sus competencias con arreglo al juego de mayorías.
K. Sin que esta neutralidad excluya el ejercicio político sobre las competencias
del municipio, previstas en el artículo 25 de la LBRL y 66 del DL 2/2003, ya citado y
con la interpretación más amplia del articulo 4 de la Carta Europea CECAL.
Por ello cabe concluir en la desestimación del presente recurso de apelación pues
debe diferenciarse en el uso de la fachada -como bien municipal y representativo-
que no está sujeta a la posibilidad o determinación de una acción de gobierno
partidista, pues debe responder a la cercanía de la Administración con todos y cada
uno de los vecinos, a una concepción respetuosa y cercana a los mismos y a una
humanización integradora del gobierno y de su administración que se ajusta a lo
dispuesto en la normativa que ya ha sido puesta de relieve, de lo que es la acción de
gobierno expresada en todas y cada una de las mas amplias competencias que
caracterízan al ente local territorial.
FALLAMOS
2.- Imponer las costas a la parte apelante en importe máximo de 1.500 euros.
Notifíquese a las partes la presente Sentencia, que no es firme contra la misma cabe
deducir, en su caso, recurso de casación ante esta Sala, de conformidad con lo
dispuesto en la Sección 3ª. Capítulo III, Título IV de la Ley 29/1998, de 13 de julio,
reguladora de la jurisdicción contencioso-administrativa (LJCA). El recurso deberá
prepararse en el plazo previsto en el art. 89.1 LJCA.
1.- En primer lugar, creo indicado partir de algunas precisiones que son necesarias
para encuadrar la situación desde un punto de vista jurídico:
También la sentencia del mismo Tribunal Constitucional nº 5/21 que cita la sentencia
de la mayoría queda referida a la neutralidad de los órganos institucionales en el
marco de un proceso electoral.
Por su parte, las sentencias dictadas por el Tribunal Supremo en fechas 28 de abril
de 2016 -recurso nº 827/15- y 26 de mayo de 2020 -recurso nº 1327/18- se refieren
a la colocación de banderas en lugares públicos, como sucede también en el caso
de la sentencia dictada por esta misma Sala y sección en fecha 26 de abril de 2016
-recurso 827/216.
Por otro lado, cabe entender que en el caso de las banderas más que el principio de
neutralidad lo que está en juego es el respeto de la identidad colectiva a la que se
deben las instituciones públicas.
Cabe insistir que las sentencias citadas por la mayoría se mueven en terrenos
abordados por la ley ordinaria, una norma que pauta el control jurisdiccional. Sin
embargo, en el caso al que se refiere este recurso la sentencia generaliza el
principio de neutralidad en abstracto, más allá del periodo electoral y más allá del
caso de las banderas, a cualquier situación, sin un aval legal preciso, proyectando
una jurisprudencia acuñada en situaciones muy específicas.
4.- Como se ha apuntado, entiendo que entra en juego en este caso el derecho
fundamental de participación en los asuntos públicos del artículo 23 de la
Constitución. Concretamente en la faceta del derecho a ejercer el cargo público.
Otra solución supondría relegar el ejercicio del cargo a una posición institucional
neutra, políticamente aséptica, circunscrita a representar a la institución. Una perfil
éste que quizás sería más próximo a una configuración institucional no
presidencialista del cargo, que no es el caso.
Entiendo pues que no se le puede impedir que el cargo público exprese sus
creencias o anhelos, o su posición sobre aspectos que entienda trascendentes;
expresión que no puede quedar limitada a su esfera privada, desvinculada del cargo
público institucional que ocupa.
En definitiva, el perfil ideológico por el que ciudadano ha sido elegido como cargo
público ha de poder expresarse en el ejercicio de tal cargo público.
5.- Llegados a este punto, entiendo que hay un aspecto relevante que debe ser
objeto de valoración en conflictos como el presente.
Esto es, que resulta relevante al caso determinar si el símbolo o mensaje expuesto
es intrínsecamente ilegal.
Pues bien, en esta perspectiva el mensaje que es objeto de recurso no puede ser
calificado a mi juicio como ilegal, y no lo es en tanto que se limita a expresar un
deseo relativo a la libertad de determinados cargos políticos que se encontraban
cumpliendo penas prisión.
- En los supuestos en los que el símbolo puede ser socialmente percibido como una
desnaturalización de la identidad de la institución. Este puede ser el caso de
determinadas banderas que, en tanto que símbolos genuinamente identitarios,
desbordan cualitativamente la mera expresión de un posicionamiento político del
cargo electo.
Entiendo que en este caso la pancarta impugnada no responde a ninguna de las dos
situaciones, de forma que considero que el recurso no debía haber sido estimado.