szeneral cambia de cuando en cuando: a veces hay varias conver-
ssciones principales a la vez, cuyos temas se entrecruzan, pera a
pesar de la aparienca inicial la discusién progresa conforme los,
imerlocutores se hagan verdaderamente cargo de las pesiciones,
‘que en cada momento estén en litigio. En particular, el docto-
rando necesita-encontrar aquel corrillo en el que se arremolinan
quienes estin estudiando su mismo tema. Las revistas, los con-
sresos especializados, ls listas electrinicas de diseusisn y, por
supuesto, la relacién personal, faclitan mucho e! hallazgo de ese
auditorio privilegiado de personas a las que de verdad les inte=
‘tesa lo que una 0 uno esté comenzando a esribir.
1.3. Laflosofa como forma de vida
A diferencia quiza de otras reas del saber, larelacin entre
la vida y el pensamiento de quien se dedica a la filosofia no es
accidental. Una filosofia es siempre en cierto sentido proyeecin
de la vida de su autor. Sieva como muestra lo que Ortega afirma
de Descartes: “El Discurso del método, con exya publicacién
inicia su filosoffa, es, en sus tres cuaras partes, una biografia™,
‘Aungue se trate de un oficio que se transmite de generacidn en
seneracién, Ia filosofia tiene siempre algo de saber autobio-
‘erifico hasta el punto de que Mega a consttair una forma de
vida: la filosofia “tiene que converse en Diografia de quien se
acerca aella?. Ciertamente en algunos libros puede aprenderse
algo acerca de emo hacer filasofia, pero su aprendizaje es sobre
46, Onep, Oar completa, XM, 193,
47 Swot, "Uren psec de ot, 21
[toot ea ia inal ”
todo asimilacién vital —buscada afanosamente o contagiada de
‘modo casi imperceptible— de las pricticas que han seguido
quienes lograron esa forma de vida capaz de conferirplenitud de
sentido a la existencia humana, "Hoy —escribia Thoreau en
1854— hay profesores de filosofia, pero no fildsofos. Y sin
‘embargo es admirable ensefiarla porque en un tiempo no lo fue
rcnos vivitla. Ser un filésofo no consiste mersmente en tener
pensamientos sutiles, ni siquiera en fundar una escuela, sino en
amar la sabidura hasta el punto de vivir conforme a sus dictados
tuna vida sencilla, independiente, magninima y confiada. Estria
en resolver algunos de los problemas de la vida, no sélo desde
tun punto de vista teérico, sino tambign prictico (..) El l6safo
-va por delante de su época incluso en su forma de vivir"
La aproximacién del pensamiento a la vida que en estas
‘piginas se defiende no concieme sélo al pensamiento, ino que
sobre todo afecta a la vida. Esto es asf hasta el punto de que
quien se compromete vitalmente en una tareafilosstica consi-
ddera_necesario tratar de cambiar aguellas précticas suyas,
aquellas rutin, aquellos modos de vivir que resulten incompa-
tibles con su modo de pensar. Quien emplea toda su vida en esta
aventura de la bisqueda de la verdad no puede pactar con st
personales limitaciones, Aunque sabe que uno mismo no es
‘causa de la limitacin de su ser, aspira con su esfuerzo personal
y con la ayuda de los demés a limar sus excesos y a compensar
sus defectos. Si quien se dedica a Ia flosoffa se satisface de
forma autocomplaciente con lo que ya sabe 0 con su propia
‘manera de ser, mata el deseo de aprender que es el que da vida a
su ciencia, Por eso, el deseo de aprender lleva a intentar com
Thorn, Wald 30“4 Ehud a loti
ciencia, pero quizé por ello la filosofia requiere una capacidad
peculiar de atencién pues los datos de la experiencia ordinaria
son tan ubicuos que a menudo pasan inadvertides. Pero al
mismo tiempo, la flosoffa es un saber histrico. Como eseribié
Gilson, la historia de la filosofia es el Laboratorio de la investi
gaciGn filosofica. Las verdades que los seres humanos han
‘conguistado trabajosamente mediante su pensar son resultado de
Ia historia: Veritas filia temporis, repetian los. escolisticos
citando al historiador romano Aulo Geli (125-175).
(Que la verdad sea hija del tiempo significa también que, en
cierta medida, la verdad furura depende de nuestra libre
actividad, de lo que cada uno pueda contribuir personalmente al
crecimiento de la humanidad, al desarrollo y expansién de ta
verdad. Como escribié Juan de Salisbury en el siglo XI, “somos
nanos a hombros de gigantes™!. Pero también, como deefa con
fuerza el humanista Juan Luis Vives rectficando el dicho
medieval, “ni somos enanos, ni fueron ellos gigantes, sino que
todos tenemos la misma estatura™2, En aquella expresién del
Renacimiento humanista se reflejaba bien el estilo demoeritico
1 pluralsta de la época, que se encuentra también en el centro de
la filosofia contemporinea. Se trata del reconocimiento de ta
‘capacidad de verdad que todos los seres humanos poseen y de la
cconviccién de que en cada genuino esfuerzo intelectual hay
algdn aspecto luminoso del que podemos aprender, de que la
verdad humana esti constituida por el saber acumulado
construido entre todos a través de una historia multisecular de
imentos, errores, rectficaciones y aciertos. “Omnes enim opi-
4 Meron 4 Mon, A homo de gets, 57-40,
thio ea intel “5
hones secundum quid aliquid verum dicuni™®, La verdad es un
‘cuerpo vivo que crece y que esti abierto a la contribucion
de todos. Nadie puede considerarse duefio de la verdad, sino
{que mis bien somos atrafdos por ella: "La esencia de la verdad
—eseribié Peirce— se encuentra en su resistencia a ser
ignorada™.
La experiencia histGrica del crecimiento sistemético del
‘saber, encarnada en el espiritu cientfico creative, destaca como
Piedra de toque de Ia verdad el sometimiento del propio parecer
al contraste empirico y a la discusién razonada con los iguales.
Esto que es comin en las ciencias naturales, resulta. més infre
‘cuente en filosofia o en las humanidades en general. El docto-
rando en filosofia no es —no debe sentrse—un ndufrago en una
{sla desiera, ni un corredor de fondo sin compaia de nadie. En
feliz expresién de Spaemann, la filsofia es “un discurso conti
rnuado acerca de las cuestiones sltimas™S. A To largo de sus
cetudios de Licenciatura los estudiantes ¢ han asomado a
quella discusién prolongada en el tiempo a través de sus
Tecturas y de sus profesores. Ahora, quien inicia Ios estudios de
doctorado va a tomar la palabra para intervenir por primera vez
fen esa conversacién multisecular, y lo haré —por usar la
‘expresién clisica espafiola— con disimulo, como pidiendo
perdén, mediante la exposicién erudita del autor sobre el que
hace su tesis, | mediante la recopilacién concienzuda de los
pareceres diserepantes acerca de un problema 0 una cvestién