Agatha Christie LA RATONERA, Vicens Vives, 2014

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Aula de Literatura Director Francisco Anton Asesones ‘Manuel Otero Agustin S. Aguilar I+ 6364 es 1aS¥ 828 CHa 620" La ratonera Agatha Christie Introduccién ‘Manuel Broncano Traduccién Manuel Broncano ‘Alberto Fuertes Actividades Emilio Sales Tlustracion Th InsTITUTO eRIVADO 12 Nira. Sra de la MIBERICORBIAY a OFICIAL, ‘Avevenega 181 18. 8 0. if senbotare Aula de Literatura EY Vicens Vives era con 28 ‘apesones 29216 219, 201, 201220152018 terreno, 2016 Depo fog 98.88.2011 ‘Ean one aie som. (Nim de Oden VW HDI ‘inl vgn The Monenap e AGATHA CHRISTE 1952 Selveal xis Heras, Sobetsistrdeaciony iad (ALBERTO FUERTES ‘Stele rade, PEMILIOSALES Selo eid AUGUST THARRATS "THA" Sobel daseiooe lobes, {CEDICIONES VICENS VIVES,SA ‘Sobel pote ei ei lr el Rel Desc eidatv 1/1956, (hoa prota pre! ROL. 1996 de 12 debe pel que se aye Teno Reni dea {ey de Fropiéad nso or normative vgn gue lo modi, Pobre ‘tle parca por case be desl sitcra derbies descr, Se mp ‘én leo damien fran, Reser avo El deste de protane ibn algerie tara cece deo de esa IMP25S0 EN SPAR. FINTED BY SPAIN, Un género cautivador Una escritora singular . . . . La ratonera INDICE Acarita Carrisrtz (1890-1976) INTRODUCCION Un género cautivador El gusto por la intriga es connatural al ser humano. Desde tiempos remotos, el hombre ha sido aficionado a resolver enigmas y acertijos, como nos muestra por ejemplo el episo- dio biblico de Sansén y los filisteos, en el que el forzudo hé- roe israclita plantea una adivinanza que sus enemigos son in- capaces de resolver. El mito griego de Edipo, por otra parte, se considera uno de los precedentes mas antiguos del relato de intriga, y viene a demostrar el interés que han despertado. en todas las civilizaciones el desentrafamiento de muertes misteriosas y la revelacién de identidades sorprendenies, que son parte de la esencia del género que se ha denominado «re- lato policial». Los orfgenes més inmediatos de este género, al que pertenece La ratonera, se hallan no obstante en tres rela tos magistrales del escritor romantico norteamericano Fdgar Allan Poe (1808-1849): «Los crimenes de la calle Morgue», «La carta robada» y «El misterio de Marie Rogét». Aunque La ratonera no es una narracién sino una pieza teatral, este dra~ ma contiene todos los elementos del relato clisico de detecti- ves, como enseguida veremos, y es sin duda una de las obras mis famosas de la prolifica escritora Agatha Christie. De he- cho, con sus més de veinticuatro mil representaciones ininte~ rrumpidas en Londres, La ratonera ostenta un récord que dif- cilmente superard jamas ninguna obra de teatro, vin inTRODUCCION Una escritora singular Agatha Christie nacié el 15 de septiembre de 1890 en Torquay, ciudad costera del condado inglés de Devon. Su padre, Fre- derick Miller, pertenecia a una familia norteamericana de ilustre ascendencia que se habia trasladado al Nuevo Mundo en la época colonial. Cuando Frederick contrajo matrimonio con su prima Clara Boehmer, de nacionalidad britdnica, la pareja decidié establecerse en Torquay, localidad en la que veraneaban las familias inglesas pudientes y donde Frederick Miller Hevaria una vida ociosa y despreocupada, como co- rrespondia al heredero de una sustanciosa fortuna forjada por su abuclo en Nueva York. EI nacimiento de Agatha, diez afios después del segundo hijo, supuso sin dua una sorpresa inesperada para el matrimonio Miller y, a diferencia de sus hermanos, Agatha fue educada en casa por su propia madre y por uma serie de institutrices y nifieras que inculcaron en la pequetia los hdbitos y costumbres de la clase acomodada in- glesa, una formacién que marcaria para siempre a Ja futura escritora, «Ashfield», la mansién victoriana donde transcu- rrieron los aios més felices de su infancia, le serviria de ins- piracién para las inmumerables casas sefioriales en las que suclen ambientarse muchos de sus relatos. Sus amplias estan- cias y su jardin de aire tropical, ademas del nutrido grupo de sirvientes, proporcionaban el marco ideal para estimular la ferviente imaginaci6n de la nifia. En «Ashfield», los Miller re- cibian a visitantes tan ilustres como el escritor norteamerica- no autoexiliado en Inglaterza Henry James, 0 el briténico na- ido en la India Rudyard Kipling. Esta etapa idilica de la infancia de la escritora tendria sin embargo un abrupto final en 1901 con la muerte repentina del padre, Al fallecer Frederick Miller, sali6 a la luz la verda- dera situacién financiera de la familia, que no se cortespon- UNA ESCRITORA SINGULAR ax Preerick Miler y ha Agata fente a Ashfield, la imponente mansion fee de Torquay. La ecritona sempre consider esta casa como su verdadero hogar, su“ to, su “refs”, an despues de haber sido vendide y demalida. dia en absoluto con la aparente prosperidad de la que habian disfrutado hasta entonces, ya que el legado del abuelo se ha- bia disipado en gran parte a causa de las calamitosas inversio- res realizadas por los socios de Frederick. La familia Miller se vio asf obligada a adaptarse a las exiguas rentas derivadas del poco patrimonio que se salvé de la ruina. Clara Miller con- servé «Ashfield» por insistencia de sus hijos, a pesar de lo oneroso que resultaba su mantenimiento, pero madre e hijos tuvieron que pasar largas temporadas en casa de distintos f2- miliares con el fin de reducir gastos. Una de aquellas casas fue «Abney Hall», una inmensa y fastuosa mansién de estilo neogotico, propiedad del cufiado de Agatha, que dejaria, al gual que «Ashfield», una huella imperecedera en la imagina- cidn de la escritora, Otra de las casas donde la familia Miller se hospedaba con frecuencia era la confortable vivienda lon- x pyrropuceiOx, Vista de wAbney Holl, i fasta mansion del cid de Agatha Christie po la gue autora sent veraera pasion yen la que bud ls acide tats de sue novela, dinense de la tfa-abuela Margaret, una viuda muy bien situa~ da que no escatimaba gastos con sus sobrinos. Durante este periodo continué [a educacién refinada, aunque un tanto desestructurada, de Agatha, que se convirtié por entonces en lectora voraz de todo tipo de literatura. La semilla de s caci6n literaria arraig6 con fuerza en esos aftos y no tardaria mucho en dar sus primeros frutos. Agatha solo recibié una educaci6n formal en Paris, donde realiz6 estudios de miisica durante dos cursos. Con dieciséis aiios, la joven briténica pudo experimentar la sofisticacion cultural y social de la que eatonces era urbe de moda en Eu- ropa, y alli perfeccionaria un francés que siempre hablé me- jor que eseribfa, Concluidos sus estudios parisinos, en 1910 ‘Agatha emprendié un viaje de tres meses por Egipto, en bus- ca de un clima més saludable para la madre, que habfa sutftido varios ataques cardiacos desde la muerte de su esposo. Aun- que sus bidgrafos subrayan la falta de interés de la joven Aga- tha por la antighedad egipcia y sus impresionantes monu- mentos, no cabe duda de que en aquel pais milenario encon- UNA BSCRITORA SINGULAR x traria la inspiraci6n para una de sus obras mas famosas, Muer~ te en el Nilo. Muchos afios después, la escritora regresaria a Oriente Medio para residir durante un tiempo en unas exca- vaciones arqueoldgicas de Irak. En esta época comenz6 a es- cribir poemas y cuentos, que los editores de diversas revistas rechazaban sistematicamente. Similar destino correria una novela (Nieve en el desierto) que la joven Agatha escribi6 por consejo de un vecino escritor. Agatha Miller adquirié el apellido por el que siempre se la conocerd gracias a su matrimonio con Archie Christie, un of cial del ejército briténico con quien se desposé en 1914. tras Archie combatia en la Primera Guerra Mundial, Agatha servia como enfermera voluntaria en el hospital de su ciu- dad, donde se atendfa a los soldados que regresaban heridos del frente. El conocimiento que la escritora adquirié sobre venenos y drogas en la farmacia de aquel centro hospitalario seria después fundamental para el desarrollo de su estrategia narrativa, pues son muchos los personajes de Christie que mueren envenenados 0 que pierden la conciencia por la in- gestion de algiin narcético, a menudo sustancias extraias pa~ ra el gran piblico lector que contribuyen a dotar de un am- Diente exdtico y enigmatico a sus narraciones. Y el veneno le proporcionaria, como no podfa ser de otra manera, el argut- ‘mento de su primera novela publicada, Creadora de famosos detectives La primera novela de Agatha Christie, El misterioso caso de Styles, fe el resultado de una apuesta entre Agatha y su her- mana Madge: mientras comentaban, durante una velada en «Abney Hall, los relatos protagonizados por Sherlock Hol- mes y otros célebres detectives del momento, Agatha afirmé que ella misma escribiria una novela de intriga, y Madge, in- xu nrFRODUCCION THE MURDER OF ROGER ACKROYD Agatfia Christie A Cubiertas dela primera novela de Chis, xElmisterowo cao de Stl» (920), y de 1a obpa que console su fama, «Bl asesinato de Roger Ackroyd (gat). EI deenlace fe sa ira novel as un grax revuco entre es vcs. urs alguns consider ron que elector no tena scenes lato pa inurl, wna gla de aro del gener. crédula, la desafié z hacerlo, pues, dada la complejidad argu- mental del género, consideraba que su hermana serfa incapaz de componer una obra policial. Transcurririan sin embargo varios aftos para que esa apuesta se materializase, pues hasta 1 ano 1917, aburrida de la rutina en la farmacia del hospital, Christie no emprendié la escritura de su primera novela, EL misterioso caso de Styles, Para ello, empled los ingredientes ‘que Hegarian a constituir sus seftas de identidad: una man- siGn campestre donde se reine un grupo variopinto de per- sonajes, un poderoso veneno muy dificil de detectar y, sobre todo, un original detective que reapareceria despu: merosas narraciones, Hércules Poirot, investigador de origen belga engreido y brillante que se encuentra refugiado en In- glaterra por culpa de la guerra. Con el tiempo, este inspector sen nu- UNA ESCRITORA SINGULAR xo ‘Una de las grandes creaiones de Agatha Christie fue Hévules Poirot, wn detetve legate y presuntuoso que, aunque a primera viiw parece vdiculo, acaba spre (hendo a ctor po su portonesacapacidad de deduccin. HT fotgrera nes musi lal ectorbritancs Peter Ustinov interpreta al famoso detective Bega de policia retirado y su inconfundible acento franeés harian las delicias de millones de lectores. Rechazada por varias edi- toriales, la novela estuvo a punto de no ver munca la luz, ya que fue olvidada en un cajén por un editor durante mucho tiempo. Sin embargo, quiso la suerte que aquel editor acerta- ra un dia a rescatarla del olvido y decidiera publicarla, aun- que en el contrato de publicacién concedia a su autora unos derechos de autor muy exiguos y la obligaba a escribir cinco novelas mas. Quizés debido a su inexperiencia, Christie acep t6 aquellas condiciones leoninas sin pensérselo dos veces, pe- 0 con el tiempo acabaria lamentando amargamente su deci sién, ya que las cuantiosas ventas de sus primeras obras ape- nas le proporcionaron beneficios econdmicos. En todo caso, con la publicacién en 1920 de El misterioso caso de Styles ha- xv INTRODUCCION fa su presentaci6n en sociedad la escritora, quien no tardaria mucho tiempo en componer nuevas obras que poco a poco le fueron ganando una verdadera legién de adeptos lectores. La figura de Hércules Poirot acabé de perfilarse en una veintena de cuentos y en la segunda novela de Christie, Asesi- nato en el campo de golf (1923). Al igual que su predecesor Sherlock Holmes, Poirot cuenta con su inseparable capitin Hastings, que, como el doctor Watson de Holmes, actua de ayudante y sitve de narrador de las investigaciones del detec- tive. Entre las obras més famosas protagonizadas por Poirot destacan EI asesinato de Roger Ackroyd (1926), cuya trama in- geniosa y resoluci6n inesperada trajeron consigo el primer gran éxito editorial para Christie; Asesinato en el Orient Ex- press (1934), novela en la que el detective se ve envuelto en un asesinato cometido en aquel mitico tren, cuyos pasajeros pa- recen todos sospechosos, mientras el Orient Express se ve de- tenido por una avalancha de nieve en algtin punto remoto de Yugoslavia; El misterio de la guia de ferracarriles (1936), obra en la que Poirot recibe una serie de inquietantes cartas firma~ das con las siglas ABC donde se anuncian los escenarios de réximos asesinatos, para desembocar en un desenlace légico pero totalmente sorprendente para el lector, quien compren- de que todas las muertes solo han servido para ocultar un asesinato concreto; ¥, finalmente, Muerte en el Nilo (1937), novela ambientada en un crucero que navega por las aguas del gran rfo egipcio y en el que Poirot coincide con un grupo heterogéneo de viajeros de diversas nacionalidades. Durante ese viaje de placer se producen tres misteriosos asesinatos que el detective tendré que resolver, siempre ante la presencia ‘ominosa del Egipto de los faraones y sus pirimides. Fl personaje de Jame Marple es otra de las aportaciones inolvidables de Agatha Christie al pantedn de los detectives, Marple es una anciana de aspecto afable dotada de un instin- UNA ESCRITORA SINGULAR xv Quiz um tanto cans cde Hécules Piro, Christe dio vida a su nuev detective, Ja~ ne Marple, a convita en protagonsta de cAseinat en Ta varia (1030). La a Gana fgona yextaordinariamente asta daca a soucion dels eases qu la pelt- ta es incapas de resolver. A lr dereche cubiera de «Asesinato enol Orient Express, la novela cao sorprendentedeserlace dsperth el entusiasmo de las critica. to tinico para descifrar los mas intrincados enigmas, ademas de una curiosidad inagotable por las vidas ajenas, que oculta bajo las inocentes aficiones de la jardinerfa y la observacién de aves. La anciana contempla desde su jardin las idas y veni- das de los vecinos por la calle principal, mientras que con los sgemelos que usa para observar los pajaros puede tam piar « los demas sin ser vista, Bl personaje aparece por pri- ‘mera vez en Asesinato en la vicaria (1930), novela en la que el misterioso asesinato de un coronel altivo y desagradable su- pera las escasas facultades del policia encargado del caso, has- ta que la intervencion de la singular anciana posibilita la re- solucién del oscuro crimen. Otras famosas novelas protago- nizadas por Miss Marple son Se anuncia un asesinato (1959)y xvi iNTRODUCCION El tren de las 4.50 (3957) 0 Un crimen dormido, publicada en 1976, cuatro décadas después de su composicién. En todas ellas, la anciana Marple despliega unas sorprendentes dotes investigadoras que dejan en ridiculo al cuerpo policial brita- nico, para regocijo de sus innumerables lectores. Desaparicién enigmatica B] éxito de la novela El asesinato de Roger Ackroyd coincidié con una época de felicidad para el matrimonio Christie, que en 1919 vio nacer a su hija Rosalind, Sin embargo, su relacién no tardaria en deteriorarse a partir de la enfermedad y poste- rior fallecimiento de ia madre de Agatha, lo que sumiria en una profunda depresién a la escritora y provocaria un distan- ciamiento gradual de la pareja. Archie Christie era aficionado a los deportes al aire libre y en especial al golf, y no tardaria en encontrar a una joven, Nancy Neele, con quien compartir sus aficiones y con la que acabé desposindose tras divorciar- se de la esctitora, Pero un extrato hecho propicié la separa- cién del matrimonio, La matiana del 4 de diciembre de 1926, Ja policfa encontré abandonado en medio det campo el auto- mévil de Agatha, cuya desaparicién habia denunciado poco antes su esposo. Aunque enseguida se organiz6 una biisque- da minuciosa sobre el terreno, en la que participaron perros adiestrados y hombres-rana para inspeccionar lagos y rios, Agatha Christie no aparecia por ninguna parte. Los periédi- cos daban cuenta de la noticia en primera pagina y todas las circunstancias parecian apuntar a un suicidio. La desaparicién de la escritora se asemejaba al argumento de alguna de sus propias novelas y, como en ellas; la resolu cidn no vino de la mano de la policia, sino de un miisico de jazz que se alojaba en un hotel de la costa inglesa. En ese mis- ‘mo hotel, once dias antes, se habia registrado una mujer con UNA ESCRITORA SINGULAR A la icquirda, fotografia de Agatha Cristi yu mario, Archie. la derecha, prime Im pgina de uno de os muchos perdics que saludaron Ta apavcion del novelist, el nombre de «Theresa Neele», el mismo de la joven que ha- bia conquistado al marido de Agatha. Sin embargo, una de las doncellas crey6 identificar a la supuesta sefiora Neele con la escritora y se lo coments al misico, quien a su vez acudié a la comisarfa para denunciar el hecho, Archie Christie, que para la policia y los periodistas era sospechoso de haber ase- sinado a su esposa, acudié de inmediato al hotel para hacerse cargo de Agatha, quien al parecer habia sido victima de un ataque de amnesia y no recordaba nada, o al menos tal fue la declaracion hecha pablica por Archie. Muchos dieron poca credibilidad a tal explicacién, pues pensaban que la desapari- , en una épo- ca que se puede considerar la edad dorada del relato clasico de detectives y en la que el escritor escocés Arthur Conan Doyle (1859-1930), con su inolvidable Sherlock Holmes, ejer- hegemonia indiscutible. Y sin embargo, Agatha Chris- tie, gran admiradora del genial Conan Doyle, superaria con creces los éxitos de su antecesor, hasta el punto de convertirse en la autora que, @ lo largo de los tiempos, ha vendido mis cfas UNA ESCRITORA SINGULAR xxiit ‘Ala ixuiena, econ David Suchet interpreta a un aildadoy engortnado Poirot A Ia dered, Joan Hickman en el pape de Mis Marple. cjemplares de sus libros, con la excepcién de William Shakes- peare y de la propia Biblia. Sus novelas y relatos se han tradu- cido a més de cincuenta idiomas y hoy siguen despertando un interés quizé incluso mayor que en el momento de su pu- blicacién, Personajes como el pintoresco Hércules Poirot o la inefable Miss Marple forman ya parte del imaginario colecti- vo, y novelas como Asesinato en el Orient Express 0 Muerte en el Nilo son verdaderos clasicos de la literatura policial que ga- rantizan la inmortalidad de Agatha Christie. Ambas novelas, como otras muchas de su autora, han proporcionado el guion de excelentes adaptaciones cinematogréficas que han contri- buido a universalizar su obra. Ello no es dbice, sin embargo, para que en los relatos de Christie se produzcan algunas inconsistencias formales que, sin restar mérito a la ingeniosa intriga, han servido para acu- sar a la autora de poner la narracién al servicio de una trama donde prima el interés por desvelar una muerte enigmatica, frente a cualquier consideraci6n estilistica estética, Tam- xxv iNTRODUCCION ign se ha acusado a Christie de describir a sus personajes ‘con unos pocos rasgos o pinceladas sin apenas profundidad, Jo que a menudo los convierte en meros tipos que solo co- bran razén de ser en funcién de la intra La ratonera ‘Trasfondo social e histérico Y con todo, Christie resulta inigualable en la cteacién de at- mésferas propicias para ambientar sus complejos entrama- dos narrativos. De su mano, imaginamos la vida en la Ingla- terra rural y sus mansiones aisladas, que a veces sirven de ni- do a tormentosas pasiones, ambiciones desmedidas, pecados inconfesables y venganzas sangrientas. Se trata de una socie~ dad que en ocasiones aftora el viejo orden y se resiste a los cambios a que obligan los tiempos. La ratonera, en particu- lar, estd ambientada en los afios posteriores a la Segunda Gue- 11a Mundial, una dura época de la que Gran Bretana salié rosa pero con graves problemas industriales y financieros y una sociedad traumatizada por el conflicto bélico. Aunque solo en el trasfondo de la obra, Christie confronta los valores rancios de la clase social alta, representada por la seftora Boy- le, con el progresismo de la pequefia burguesia, encarnada por Mollie y stu marido Giles, que viven con los tiempos y sa~ ben encontrar utilidad a una mansion heredada del pasado pero con unos gastos imposibles de asumir. La sefiora Boyle lamenta lo dificil que resulta encontrar criados y no duda en criticar su ausencia en la casa de huéspedes Monkswell, pero ella misma vive errante porque no puede costearse una resi- dencia fija ni un servicio propio. El viejo orden que comenz6 a desintegrarse con la Segun- da Guerra Mundial ain conservaba una jerarquia social de 1A RATONERA xxv amos y criados, asi como una fértea moral que regulaba to- os los aspectos de la vida. Tas el conflicto bélico, los criados ya no quieren servir y los jOvenes se casan «sin pensérselo» y sin recabar siquiera el consentimiento familiar, para espanto de la sefiora Boyle y la clase que ella representa, incapaz de asumir los cambios propiciados por los nuevos tiempos. Una época de reconstruccién de hogares y fibrieas, de cicatriza- ibn de las heridas fisicas y espirituales causadas por la gue- rra, de escasez de alimentos y combustibles, que son motivo de conversacién frecuente entre los ocupantes de la casa de hhuéspedes Monkswel. Asf, Giles se lamenta del precio desor- bitado del carbon mientras repasa la comida disponible ante el anuncio de severas nevadas, y los huéspedes comentan las habilidades culinarias de Molly y ayudan incluso en la cocina, Algunos criticos han querido ver en el emplazamiento ais- lado de la obra una intencién escapista con la que Christie querria ayudar a su ptiblico a evadirse de la realidad de la posguerra y sus multiples problemas. Sin embargo, es evi- dente que en La ratonera se producen veladas pero obvias alusiones a ese contexto histérico, y que los hechos cobran verdadero sentido cuando se proyectan sobre la historia in- glesa en esas décadas de transformacién radical en todos los 6rdenes de la vida y la sociedad. Génesis y éxito de la obra Una de las grandes pasiones de Agatha Christie era el teatro, género que se animaria a cultivar a raiz de las pobres adapta- iones que se habjan realizado de algunas de sus obras. Pero el teatro exige una destreza y un ritmo muy distintos a los de la novela, y los primeros escarceos de Christie con este género fueron mediocres, dada 1a tendencia de la autora a enredados argumentos que no consegufan despertar el interés del espec~ xxv INTRODUCEION tador. Poco a poco, sin embargo, la novelista fue dominando los resortes de la arquitectura teatral y adquiriendo la maes- tria necesaria para captar desde el primer momento la aten- cién del pablico, una de las claves del éxito de La ratonera. Esta obra tuvo una génesis muy curiosa, ya que partié de un encargo que la emisora BBC le hizo a la autora en 1947 pata celebrar el ochenta cumpleaios de la reina consorte Maria, esposa de Jorge V, que era una ferviente admiradora de Christie, Para ello, adapté su cuento «Los tres ratones cie- os» en una pieza radiofGnica de veinte minutos de duracién que tuvo un gran éxito de audiencia, La obra se inspiré en un caso real que caus6 una gran conmocién publica en 1945, la muerte del nifto Dennis O'Neill, que habia sido dado en adop- ci6n a unos granjeros. En 1951 Ia escritora abordaria de nuevo la reescritura de «Los tres ratones ciegos», esta vez para transformarlo en una pieza teatral en tres actos. Sin embargo, al descubrir que exis- {fa otra obra con el mismo titulo, Christie se vio obligada a cambiarlo y acepté la sugerencia de su yerno Anthony Hicks, quien propuso el de La ratonera, Parece que el titulo definiti- vo de la obra se lo inspiré a Hicks un episodio de Hamlet, de William Shakespeare. En el acto tercero de esta tragedia, el principe de Dinamarca desea averiguar si su tio fue el asesino de su padre, y con ese propésito prepara una funcién teatral en la que se representa el envenenamiento del rey, en la con- fianza de que la reacci6n del tio ante Ja escena delate su cul- pabilidad; por eso Hamlet dice que la obra representada se titula La ratonera, dado que debe servir para atrapar al asesi- no. Sea como fuere, el titulo de la obra de Christie resulta muy afortunado, porque consigue expresar la situacién que van a vivir los huéspedes de la Casa Monkswell, convertida en una ‘ratonera’ de la que es imposible escapar a causa de le copiosa nevada, una trampa mortal de la que puede ser victi- 1 LA RATONERA sow cen ieee 782 “Give ws guid of PU tell you who dan De la populriad de oa ratonera» som buena meta estos des chistes grins. Enel ela iui, se anunci una vista turin «las instzuloneshstricaslondinen- tex, que inclye el Parlamet, el Museo Britanica...y oa ratoneras. Bx a inet de le derscha, un vagabuordo amenaca con evclar el desenace de «La raronera a unos turitas que acuder vor la obra nono: que eden wa libra ma cualquiera de los personajes reunidos en escena, envuel- tos en un juego macabro donde, en apariencia, cada uno de ellos puede ser el cazador o la presa. La obra goza todavia hoy de una salud envidiable. Sus re- presentaciones son ya una institucién en la capital britinica, ademés de una atraccién turistica de primer orden. Cuando Jos espectadores entran en la sala del teatro, son recibidos por las notas de la cancioncilla popular titulada «Los tres ra- tones ciegos», que adquieren una tonalidad siniestra a medi- da que se repiten a lo largo de la representacin, como un ominoso anuncio de le tragedia que se cierne sobre la man- sion Monkswell. Al terminar la obra, se ruega al paiblico que no revele a nadie su desenlace, a fin de preservar la intriga xxvii aNTROpUCCION ante futuros espectadores. Ello ayuda a explicar el inusitado éxito de La ratonera, objeto también de una acertada campa~ fia publicitaria que siempre ha conseguido revitalizar la obra cuando el mimero de sus espectadores comenzaba a declinar. La ratonera se estrené en el Royal Theatre de la ciudad de Nottingham el 6 de octubre de 1952 y fue representada en di- versas ciudades antes de instalarse definitivamente el 25 de noviembre de 1952 en el New Ambassadors Theatre londi- nense, En esta sala se mantuvo en escena hasta el 23 de marzo de 1974, cuando fue trasladada al St. Martin's Theatte. En marzo de 2009 llevaba més de 24.000 representaciones en esos dos escenatios, con Io que La ratonera se ha convertide en la obra con més representaciones ininterrumpidas de la historia del teatro, Temas y personajes Ta ratonera sigue el esquema narrativo més ckisico de Chris- tie, aunque con el ritmo propio del teatro, que busca evitar las tramas demasiado complejas en beneficio de la intriga. Como hemos anticipado, los hechos transcurren en una an- tigua mansién reconvertida en hotel, durante una intensa ne- vada que mantiene aislados del mundo exterior a huéspedes y propietarios del establecimiento. En la obra se cumple la ‘maxima, tan frecuente en las obras de Christie, de que el pa- sado nunca se puede sepultar en el olvido, sobre todo cuando en él se oculta la tragedia o el delito, Pasado y presente se ve- rén asf entretejidos en una malla de apariencias engafiosas que conduce a un desenlace inesperado que sorprende al pii- blico. La accién se inicia con un parte radiofénico que infor- ma de un crimen cometido en Londres. La noticia se oye en el sal6n de la casa de huéspedes Monskwell, donde Giles y Mollie se disponen a recibir a sus primeros clientes, pues es r — LA RATONERA soar Fachala del teatro St. Martin's a que acer malitd de wurstas par presenclar la ‘obra ental me reprecantada dee isoria, el dia en que se inaugura el establecimiento. Poco después, un segundo crimen, esta vez, dentro de la propia mansién, pondré al descubierto un mundo de secretos y s no tardarén en rev En La ratonera se entretejen también una serie de temas conectados con la estrecha dependencia entre pasado y pre- sente, tales como el deseo de venganza o el concepto de justi- cia, cuestiones sobre las que no podemos abundar aqui sin revelar al lector el desenlace de la obra, En ella se plantea tambign que la linea divisoria entre la cordura y la demencia es muy dificil de trazar: ‘Todos los personajes tienen algo que ocultar y todos ellos acaban por convertirse en saspechosos, credndose asi una at- mésfera enrarecida que provoca que unos se miren a otros con suspicacia y recelo. Al principio de la obra, por ejemplo, xxx, INTRODUCCION Mollie y Giles parecen formar un matrimonio unido y com- penetrado que no se guarda secretos. Sin embargo, a medida que avanza la accién ambos creen descubrir que viven enga- fiados, y, aunque en verdad solo Mollie oculta un episodio mortificante de su vida a su marido, entre ellos surge una ba- rrera de desconfianza que les Hevaré a preguntarse si su pare- ja no es en realidad un extrafto, Esa misma duda se la acaba planteando el espectador, que se ve inducido a cuestionar también la verdadera identidad de las personas con las que convive: al fin y al cabo, nunca llegamos a conocer a los de- _mids, 0 ¢s0 al menos nos sugiere esta historia de encuentros y desencuentros. Christopher Wren, por otra parte, es un joven desvalido, sensible y un tanto amanerado que solo parece sentirse c6- modo en compatiia femenina y en el espacio de la cocina, pe- 0 2 Jo largo de la obra se revela como un ser atormentado por una historia personal (quizs, una homosexualidad no asu- mida) de la que no se puede desembarazar, Pero Wren 0 Mo- ie no son los tinicos personajes perseguidos por un pasado con sombras: también la senora Boyle, el sargento ‘Trotter y la sefiorita Casewell viven atenazados por hechos acaecidos en otto tiempo. ¥ es que todos los huéspedes pazecen haber sido convocados por un conjuro siniestro, como silas fuerzas del destino se hubieran confabulado para reunirlos en la Ca~ sa Monkswell en medio de una terrible tormenta de nieve que los afsla del exterior, Al final, el espectador descubrira la verdad sobre cada uno de ellos, aunque en algunos casos el retrato quede bastante incompleto. Sin embargo, lo esencial para Agatha Christie es que los personajes desempeften su funcion al servicio de la intriga, de ahi que, por razones evi- ddentes, la sefiora Boyle haya de ser clasista, autoritaria y terri- blemente antipatica, y que tanto los propietarios coma los hhuéspedes del hostal deban ocultar algiin misterio o sean del leno de ators ques 2008 representa ola ratoneras en el teato St. Martin's todo extravagantes, pues de ese modo cada uno de ellos pue- de convertirse en sospechoso de ser el asesino. Ese cometido meramente funcional de los personajes nos explica también ciertas inverosimilitudes de la obra, pues no resulta cretble que los hermanos reencontrados no se reco- nozcan, que el comandante Metcalf no reaccione ante la im- postura del sargento Trotter, o que Mollie y Christopher Wren desarrollen una relacién de extrema confianza y casi intimi- dad a los pocos minutos de conocerse. Todas esas inconsis- tencias, absolutamente necesarias para que se mantenga y progrese el suspense de la obra, no impiden que La ratonera sea una obra maestra del género que tiene garantizada una. larga vida en escena. Esperamos que el lector disfrute con ella como lo han hecho generaciones de espectadores durante sus mas de cincuenta aitos de vida La ratonera PERSONAJES Motte Ratston Com. Mercate Gites Ratsrow ‘Sra, CASEWELL Curistorrer WREN Sp. PARAVICINT Sra. Borer. SancENTo TROTTER Ppoca: Los aftos cincuenta, PRIMER ACTO. ESCENA PRIMERA. Saldn de la mansién Monkswell, al caer la tarde, La mansién ha perdido el lustre’ que tuvo en otro tiempo y aftece el aspecto de haber servido de hogar a generaciones de tuna familia venida a menos. Al fondo se ve una ventana alar- ada y, a su derecha, un amplio arco que conduce al recibidor, 1a puerta principal y la cocina; a la izquierda hay otro arco por el que se accede a la escalera que conduce a los dormitorios de arriba, En el primer rellano de la escalera se halla la puerta de la biblioteca. A la izquierda del salén también se ve ia puerta de una salita y w la derecha ta puerta del comedor, que estd abier- ta, En ese mismo lado hay una chimenea francesa, y bajo la ‘ventana un radiador y un banco. La decoracién esta tipica de un salén de hotel, Parte del mo- biliario es de roble antiguo e incluye una mesa alargada, como {a del refectorio* de un convento, frente a la ventana, un viejo bauil en el recibidor y un taburete al lado de la escalera, Las cor- tinas y el tapizado del mobiliario (un sillSu en el centro, un s0- ‘fia su izquienda y otro gran sillin de cuero a su derecha, ade- ands de wn pequeno sillén victorianc? frente a ellos) se ven muy deslucidos y pasados de moda. A la izquierda del soft hay un 1 sire brill, esplendor 2 refecario: comedor de los conventos. 9 Elsilln de esto vctriano se fabrica com madera abr ys dis origenen Inglaterra yen la epoca dela geina Victoria (849-1901. 4 LA RATONERA escritorio con una silla y, sobre él, una radio y un telefono. A la derecha de la mesa hay otra sill, sobre la chimenea un estante eno de periddicos y revistas, y detrds del soft un velader* con tuna ldmpara, una caja de cigarrilies y un cenicero, A ambos la~ dos de la chimenea hay dos apliques' con doble brazo y otros varios repartidos por las paredes del salén y el recibidor, con sus correspondientes interruptores. Antes de levantarse el telén, la luz se va atenuando hasta apagarse por completo y se oye la miisica de «Los tres ratones ciegos»." Cuando se levanta el tel6n el escenario esté a oscuras. La nuisica se va apagando, relevada por un silbido muy agudo que entona el mismo tema: «Los tres raiones ciegose. Se oye enton- ces el escalofriante chillido de una rnujer y a continuacién una mezcla de voces masculinas y femeninas que exclaman: «Dios ‘mio, gqué ha sido eso», «fViene de alll», «Dios mifo!». Se escu- cha después una sirena de policia seguida de otras rauchas sire- nas, que se van apagando hasta quedar en silencio. Voz RaDIorONICA. ... Y segiin Scotland Yard, el asesinato ha tenido lugar en el 24 de la calle Culver, en Paddington.” (Al encenderse las luces, queda iltuminado el salon de la mansion Monkswell. Esté anocheciendo. A través de la ventana se ve caer una fuerte nevada, La chimenea est encendida. Apoya- do contra el arco de las escaleras, hay un cartel recién pintado que anuncia con grandes letras: CASA DE HUESPEDES MONK- 4 velador: mesa redonda con un solo pic. 5 aglique: inspora de pared. » los res ratones legos, titulo del cuento escrito por Agatha Christie y que la futora dramatizs mas adelante en La ratoner, es na popula y antiqusim ‘anion infantil que entonan los personajes de la obra en lap. 50 de esta ed sin. 2 Scotland Yard es] nombre que recibe la policia metropolitana de Londres. Pad ington es un bacro londinenee, Fr PRIMER ACTO 5 ‘weLt.} La victima se llamaba Maureen Lyon. La policta esta ‘muy interesada en interrogar a un sospechoso visto en las inmediaciones, con abrigo oscuro, bufanda clara y sombre- ro de fieltro. (Mout Rarston entra por el arco del recibi- dor. Es una joven alta y guapa, bien entrada en los veinte pe- 10 de aspecto ingenuo. Deja el bolso y los guantes ent el sillén del centro, se acerca luego al escritorio y guarda un paquetito en uno de los cajones.) Se advierte a los conductores de la formacién de placas de hielo, Se espera que continéen las fuertes nevadas y que las temperaturas se sitien por debajo de cero en todo el pais, sobre todo en puntos de Ia costa norte y noreste de Escocia. (Mottiz apaga la radio.) Mottie. ;Seiiora Barlow! ;Seiora Barlow! (Al 10 obtener res- puesta, se dirige al sill6n, recoge el bolso y un guante, y a con- tinuacién sale por el arco del recibidor. Se quita el abrigo y regresa.) {Qué frio hace! (Enciende los apliques de la chime- ‘nea y a continuacién se acerca a la ventana, toca el radiador corre las cortinas. Después se dirige al velador para encen- der la lémpara de mesa. Mira a su alrededor y repara en el enorme cartel dejado a secar en las esealeras. Lo recoge y lo cuelga junto a la ventana. Retrocede unos pasos wientras asiente con la cabeza.) La verdad es que ha quedado muy bien... ;Vaya! Este Giles es un despistado, se le ha olvidado una “S". (Mira su reloj de musieca y luego el de la pared.) 1Qué tarde est (Motus sube apresuradamente las escaleras, Ges entra por el arco del recibidor. Es un joven de entre veinte y treinta aftos un tanto arrogante® pero apues- to. Se sacude la nieve de los zapatos, abre el bail de roble y mete dentro el estuche grande de carton que 6 rrogante: gallos, insolent

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