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‘Carrera de Especializacion en Psicologia Clinica con Orientacién Psicoanalitica, 5. Caso clinico. La nifia loca: del olvido a Ia ficci6n. “Vistete, danza, rie. Jamas podré empujar al amor por la ventana’. ! A. Rimbaud, Frases. En la institucién para la cual trabajo, me derivan a una nifia de 9 afios, con un pedido de psicodiagnéstico. Segtin constaba en la admisién, presentaba un “Trastorno de la expresién escrita’. Es un diagnéstico comprendido dentro del apartado de “Trastornos del aprendizaje’, correspondiente al DSM 4. Recibo primero a los padres, quienes comentan que la escuela los orienté a consultar, porque seguin refieren: “cuando escribe se come letras’. La nifia ya habia repetido segundo grado por sus dificultades en la lectoescritura Diana tiene 9 afios y fue adoptada a los 4 afios. Hasta ese momento vivia en una Casa de Guarda para nifios con problemas motrices, aunque no padecia ninguna enfermedad En cuanto a la adopcién el padre comenta: “fue por casualidad, el Consejo del Menor se habia olvidado de ella, no tenia partida de nacimiento... Nos llamaron del Juzgado para preguntarnos si querfamos adoptar otro hijo. Nosotros querlamos”. La madre dice: “la mama biolégica la dejé en un hospital porque decia que Diana estaba poseida por el demonio. La nena tenia neumonia y meningitis. La madre tenfa una enfermedad mental. Diana fue rechazada por sus familiares biolégicos” Por otro lado, la nifia pregunta por su madre biolégica, por su origen. La madre se angustia mucho frente a esto: "yo no le puedo contar la verdad, 2s muy duro’. Este matrimonio tiene un hijo de 14 afios, a quien adoptaron siendo un bebé y con quien Diana tiene una fuerte relacién fratemal. Cabe aclarar que este matrimonio no podia tener hijos biolégicos ya que la mujer tenia dificultades orgénicas, y por tal motivo, se deciden por la adopcién. Al respecto, el padre afiade que su mujer tenia un gran deseo de convertirse en madre y se sentia “muy frustrada” por no poder tener hijos: “yo no queria que ella sufriera, sin ella, yo no hubiera tenido hijos” Ala entrevista siguiente conourre la nifia. La primera intervencién fue decirle que ella podia hablar de lo que quisiera y que lo dicho seria confidencial. Formula una pregunta: “yo puedo ser loca?*. Le respondo que podria ser asi, pero que hay que ponerlo a prueba en el tratamiento. Se rie, y afirma mis dichos. ‘A. Rimbaud, /luminaciones, Distal, Buenos Aires, 2004. Carrera de Especializacion en Psicologia Clinica con Orientacién Psicoanalli a. A la siguiente vez trae “El juego de los suefios’, de Floricienta. Cae en una casilla donde el oponente debe hacerle una pregunta y le pido un recuerdo. Habla de las mascotas de su hermano y dice: “yo s6lo conoci a la tortuga, cuando tenia cuatro afios’. Interrogo por qué, y responde: “sélo te lo puedo decir en el juego". Le Propongo escribir aquello indecible y me deja un papel con sus cuatro suefos, aclarando que no puedo leerlos hasta que ella me lo pida. Acepto y la despido hasta la préxima. Alla tercera entrevista vuelve a traer el juego y cae en la casilla de los secretos, teniendo que revelar el suyo. Me pide que le lea los labios. Le digc que no, que tiene que decirio. Le resulta muy dificil hacerlo, y le propongo escribirlo. Lo hace y me pide que lo lea en voz alta mientras se tapa los ojos. La nota dice cuatro veces la misma frase: “Ful adoptada’. Cuando se destapa los ojos le digo: "Tanto lio para decir eso!” Se rie y me habilita a leer sus suefios; la nota dice: “1. fui adoptada 2. tengo una amiga mala 3. me cambié de escuela 4. repeti segundo grado”. En los encuentros Posteriores hablard sobre estos temas. Un dia trae una carpeta rosa diciendo: “aca estd mi historia, la hicimos con mis Papas’. Hay fotos de su familia pero le cuesta recordar los nomtres 0 el grado de Parentesco. Le digo que me llama la atencién que la carpeta corrienza cuando ella tiene cuatro afios. Se sorprende y responde: “yo no me acuerdo nada de antes’. Le Propongo ayudarla a recordar y a ordenar su familia. Se entusiasma y propone hacer un 4rbol genealégico. A lo largo de varias entrevistas, se confecciona el Arbol genealégico y simulténeamente, se construye una versién sobre su origen. Al especto, le dije que era muy importante establecer un registro de eso para agregario a su carpeta y acordamos que yo escribiria lo que ella me dictase. Cada entrevista me pedia que releyera lo escrito e introducia un nuevo detalle. Para esta altura, su dificultad escolar habia cedido completamente, Finalmente concluimos el trabajo. Alli figuraban todos sus familiares, y en el origen, un montén de hadas que trafan luz. Luz es su segundo nombre, y fue elegido Por ella al momento de la adopcién plena; sus padres la llamaban “mi lucecita’ durante el periodo de guarda provisoria. Por encima del arbol genealégico, decidié pegar a modo de portada, lo escrito y reescrito tantas veces. Ali decia: ‘Historia Naci el ... en el Hospital ... La Sefiora que me tuvo estaba enferma de gripe (eso imagino) y me contagié a mi. Me imagino que podia estar enferma de otra cosa’ 6 Carrera de Especializaci6n en Psicologia Clinica con Orientaci6n Psicoanalitica. cancer de mama, arteoporosis, astigmatismo. La sefiora podia tener locura, y si era loca, no me podia tener. Pudo hacer algo conmigo: asesinarme, pegarme o encadenarme. Después de ahi, la jueza dijo que la sefiora no me podia tener. Me paso a una casa vieja, fea, aburrida y mal construida, con una sefiora, que se llamaba M y que era buena. Y otra sefiora que era la mamé de la sefiora M. Y tenia una hija y otros chicos y chicas. La mamé de la sefiora M era muy, muy, muy, muy, muy, muy, muy mala conmigo. Me metia la cara en el bidet para que dejara de llorar, me gritaba, me pegaba. A los 3 afios, casi cuando iba a cumplir 4, me adoptaron: mama, papa, mi hermano y los perros. Me fui a vivir a una casa con patio, jardin, sembradero, terraza y sala de juegos con cartas, poker, bingo y tatte-ti. Alli también finalizaba su tratamiento. La ultima sesién me trajo unos regalos elegidos por ella y comprados con sus ahorros: una cajita porta papeles y un lapiz negro. Me pidid que conservara el arbol genealégico y se despidié preguntando si podia volver. Le dije que podia hacerlo cuando quisiera. Me dio un abrazo diciéndome “gracias” al oido, Afios después, casi adolescente, cumplié su promesa de volver.

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