stilizado, con un espacio profundo, por medio de un disefio de
rasgos dramdticamente oblicuos y tan manifiestamente gréficos,
tan artificialmente productores de relieve '*, que evocan inmedia-
tamente la superficie téctil de la pégina del grabador, Pero al mis-
mo tiempo el movimiento de los actores en el interior de estos
encuadres se desarrolla siempre en el eje de la cAmara, en la per~
pendicular del cuadro pictérico, de una forma que recuerda la
puesta en escena en profundidad de un Jasset o de un Perret.
Por tanto, estas mismas imagenes parecen producir simulténea-
mente dos tipos histéricos de representacién espacial, superpues-
tos uno sobre otro, por decirlo de algiin modo. i
Naturalmente este mismo problema superficie/profundiad
esté en juego en muchas peliculas realizadas en los uiltimos de-
cenios (pienso en Godard, en Snow, en la Gertrud de Dreyer) ®.
Pero lo sorprendente de Caligari es que a través de la inscrip-
cidn dialéctica de un proceso histérico —al resolverse la profun-
didad y la platitud en un «relieve medio»— ofrece un comenta-
rio casi sin parangén sobre la constitucién del M.R.I. como sis-
tema pictérico.
1 No me resisto a la tentacién de evocar este articulo aparecido en 1921
cen la cevista Photoplay y firmado por Willard Huncington Wright (en Pratt:
Spellbound in Darbners, pigs. 360°362), en el que esta eautoridad en roateria
4 pincura y de estéticay ve como principal caracterstica del movimiento mo-
derno en la pintura la facultad de producic «la ilusi6n cridimensional» y en Ca-
Tiger! la primera traduccién de este poder en la pantalla, Pero la confusi6n de
teste critico es comprensible: ilustea tanco las lagunas que todavia podia pre-
Sentar la prictica de los ebdigos clisicos de la Instituci6n en 1921 como la per-
turbecién que a este respecto podia introducir en aquel momento una pelicsla
como Caligari
' Cir. Jorge Dana y Nod! Butch: Proposition, en Afterimage, osm. 5, pti-
mavera de 1974, pigs. 40-67,
192
H.€ Borer Moat , Al bog: sufinito, ot Cobeaka , Heats 1999
Mogeto
Representacte
eqresentacicy
Da stiticcena’
CapfruLo VII
R
Un modo de representacién primitivo?
Llegado a este punta de mi examen, y antes de abordar un
aspecto esencial del[M.R.L)la unidad-ubicuidedmlelssvjesonespec-
tatoriad, debo revisar esta primera época del cine desde otro pun-
to de vista. Si, al cabo de veinte o creinta_afios de cine, emergié
unfModo de Representacién InstitucionalJ hay que preguntarse
sobre el estatuto del primer periodo, antes del comienzo de esta
‘emergencia: se trata «simplemente» de una época de transicién,
cuyas singularidades se deberian a las fuerzas contradictorias que
trabajan el cine de la época (peso del espectaculo y del piiblico
popular, por una parte, aspiraciones econdmicas y simbdlicas bur-
guesas, por otra)? yO bien se trata de un «modo de representa:
cién primitivo», al igual que existe un MRT, de ua. Since ee
‘Miespuesta es clara. Se dan ambos casos a Ia vezy
En mi opinién, existié un\¥4 wuténtico, legible en las pe-
Ijculas (en un grant nimero de peliculas), con deverminados ras-
398 caracteristicos, capaz de cierto desarrollo, pero que,
Lo ilustran peliculas muy nora ‘desde Histoire d'un crime de
Zecca o Voyage dans la Lune de| incluyendo también Af
grunden (1910) de Nielsen y Gad o Fantomas de Feuillade
(1914). Pero,su lenta erosién comenzaré a partir de 1906, espe-
cialmence a causa de una concepcidn del decoupage nacida en pe:
Jigulas primitivas de otro tipo, mas «experimental; concepcién
193que coexiste con el sistema «puro», a menudo en la obra de un
mismo realizador, pero que resulta profundamente ambivalente,
Ello ocurre en unas pocas peliculas francesas ', en algunas ingle-
‘sas y, sobre todo, en muchas de las de|Porter \(Léfe on an Amer-
ican Fireman, The Gay Shoe Clerk, The Great Train Robbery,
A Subject for the Roques Gallery, etc.). Todas ellas hacen bascu-
lar el equilibrio primitivo mediante a introduccién de determi.
nados procedimientos concretos que representan aspiraciones ca-
tacteristicas a la linealidad, al centrado, etc. Pero estas peliculas
siguen ain masivamente ancladas en el interior del sistema pri-
mitivo, lo que a menudo produce monstruos atcactivos, desde el
punto de vista, se entiende, de la futura normalidad institucio-
nal, Ja nuestra,
éEn qué consiste, por tanto, este Modo de Representacin
Primitivo? Hemos evocado ampliamente algunos de sus rasgos
principales: autacquia del cuadro (incluso después de la introduc-
cién del sintagma de sucesin), posicign horizont de
Ja cimara, conservacién del cuadro de conjunto? y «centrifugo»
Estos rasgos son legibles en el texto de un pellola tpicy ae
terminan, gracias al ambiente de la sala y ¢ un eventual comen-
tarista, lo que intentamos definir como la experiencia de la ex-
terioridad primitiva,
Pero hay otra caracteristica —a decir verdad, todo un abanico
de caracteristicas— de la pelicula primitiva que apenas hemos
abordado hasta ahora y que, sin embargo, puede ayudarnos a com-
Prender mejor un aspecto del M.R.I. que hoy en dfa esté tan in-
" Gites et sorprendente Dislogue de amber (19022), tenttiva de ins
tauracin de una figa«sineeddica en el cine (sbozade ens mises fics
pot Portes con el Prmer Pano de arn contra ncendios de Life fom ec
‘ean Fireman), Se ata de tn ecueato excasroson en ratios plas conccnns
dos dicctamence mastando un epaso> el hier de un bosque pang Des
‘pues de un cuatro de presenvacion de la situacion en plano de aeuons (ee lo
set oa pei be ences Gna cent 9
mos lis piemas de los personajes. Peto como eta pelicula lege ea sn oe:
to en el que la articulation de una sci de prinesos planos ela os renee
Sable, el rancado de los cverpos se obtiene gracias « tna serie do exttsortng
Fos flanor de conjunto descenrados, que envian las pernass la pase ale 6
baja del encuadre. La ambivalencia de lor sadelatape primitives Ged eae
Blemente representa en eata peal, dela que al purceer exate uh eerie
ken tallsno de 1912 :
2 Este aénero (que comprende de hecho vatos sub gEnetos) dl plano ce.
sang sceussoe cco que os igualmente une Yorineexcble hans 0 SSeS
por el plano-emblema
194
teriorizado que, resulta dificil de abordar directamente. Se trata
de lo que denomino la no-clausura del M.R.P. (por oposicién,
por tanto, a la clausuira Ge MRL
Precisemos, sin embargo, que si bien descubrimos en muchas
peliculas este rasgo, en muy diversas formas, en muchas otras,
especialmente a partir de 1900, encontramos ya un parecido for.
mal con la clausura institucional. Por tanto, en tanto que locali-
zable en determinadas pelfculas como no-clausura narsativa, este
rasgo no forma parte, en lineas generales, del MRP. Pero si con-
sideramos la clausura institucional como algo més que una auto.
suficiencia narrativa, que una determinada forma de clausurat el
relato; si, por el contrario, la consideramos como la suma de to-
dos los sistemas signific Tentran. i
Gionan el pleno efecto diegético, incluyendo el marco mismo de
fn proyeccidny surance act itera BrIMTOVO~ en 50 Conjunor Fimitivo, en su conjunto,
no std clausurado.
La presencia junto a la pantalla primitiva, potencial o efec-
tiva, del comentarista®, ¢puede ser [a nica «explicacién» de la
existencia de peliculas como le Porter (1903),
Fesumen en diez minutos y 20 cuadros de una extensa novela?
Ademis, Jas extraordinatias elipsis que implica tal concepcién
apenas son Ienadas por los titulos de los distintos cuadeos («Eli-
“Sh sobre cl hiclos cies y Tom en el jardin»). Tenemos la im-
presién de que se daba por sabido que la historia y los persona-
Jes eran conocidos por el ptiblico, o que este conocimiento iba a
setle proporcionado al margen de la proyeccién.
Inaugurado con las Pasiones, este apartamiento de la instan-
cia narrativa, esta afirmacién técita de que la palabra del relato
¢sté fuera de la imagen —en la cabeza del espectador o en la boca
del comentarista— afectaré al cine durante veinte afios o més.
Las primeras «peliculas de arte» de la Vitagcaph (por ejemplo,
Richeliew (1910), Francesca da Rimini (1907), o bien su versin
de Uncle Tom's Cabine (1909), proceden ain de una instancia
garrativa exterior. Hoy damos por sabido que una pelicula tiene
ue contar sw propia historia’, de modo que muchas veces nos
2 No es descabellado pensar que existiera wn comentatisca ede servicio»
para la proyeccin de la pelicula en ciertas salas de vodevil en Estados Unidos,
ero ao cengo nngi inicio a este cespdo. =
‘Ts cierto que bay que tener ciertos conocimientos generales sobre, por
iemplo, ls sitacién politica norteamericana en 1973 y 1974 para comprentiet
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