Cuadernos
biblicos
Equipo
“Cahiers Evangile”
El
ApocalipsisCONTENIDO
ETIENNE CHARPENTIER, Antes de abrir ef libro
1 El genero apocaliptico
2 Profetismo, apocalipsis judios. apocalipsis de Juan
Un fonguaye cifrada
Quien es Jusn?
3 Algunas claves para el apocalipsis
cES preciso comprender?
Apocalipsis y Antigua Testamento
ETIENNE GHARPENTIER, Siguiendo el Apocalipsis
Vision de conjunto
1 Una iglesia muy humana (1-3)
2 Una iglesia enfrentada con los problemas do su tiempo (4-20)
A. La iglesia de Israel a las naciones (4-11)
B La iglesia enfrentada con los poderes totalitarios (12-20)
3 Una talesia dajada del cielo (21-22)
DANIEL SESBOUE, Exodo y Apocalipsis
EDOUARD COTHENET, Testigos y profetas en el mundo
} Proclamacién det evongeto del juice (14, 6 13)
una de Babilona Descanso para los fielos
b) Peston y wetorsa datos betes
CCosecha [dees Fels) y verdhome (de
)_ Ruma de Roma-Babioria losmarsies) (14.1420)
Cantica de ctor de 0s selvedos (15)
Siete copas (16) Laprosemuta (17)
19) Dos cantos celobran ol resultado
Lament sobre Bason (18) 1 Canto ime dfs sleidos 18 + 10)
4 Vetons final del mosias (19, 19-20, 15)
en dos planos
‘el cielo el querroro vercedor por su sengre [19.11 21)
‘Ta bena los” ml anos. ce histona de Ia iglesia (20)
NB Racordemes que nose vata deun plan dol Apocahpsis zine de
tune ns0n de convunteINTRODUCCION (1, 1-3)
Estos tres versiculos forman la introduccién del libro,
pero también su conclusién, ya que vuelven a recogerse
en 21, 6. 7. 10. 16. Se trata, pues, de una “revelacion’
transmitida por Jesuctisto y que ét mismo ha recibido de!
Pade. Cristo tiene que “manifestar a sus siervos lo que
hha de suseder pranto (literalmente: con prisaal” (ef. 4, 1:
2, 8), esto as, los acontecimientos del fins! ce los tiem
se ha realizado ya en Jess y et
de] Apocalipsis se presenta como
ias del Asia Menor. Se trate
de comunidades muy reales, que tienen que vérselas
—como las nuestras— con le tantidad y el pecado; siote
iglesias situadas en la ruts imperial del correo. Pero oste
cifra "sieta"’nos acvierte que, a través de ellas, Juan esté
pensando también em la iglesie universel. Una iglesia muy
concreta, encarmada en le historia, le del sigio xx 10
mismo que la del siglo
1, Saludo (1, 4-8)
E| mensaje de Juan g0 arrsiga en 0! coraz6n de la Trin
dad y caga una de las tres dlvinas personas es evoceda
por medio de un simbalismo muy rico.
El nombre que se le da a Dios es un desarrollo del que
‘se le da en el Exodo: “Yavé". “Aquel que es, que era y
que va a vonir” (cf. 1, By 4, 8). Se esporaria que aijaco:
“el que sera”. Los dos primeros verbos sitien a Dios en le
cetwmnidad, trascendiendo al tiempo; el “que ha de vent”
lo introduce en questra historia. No se treta, por tanto, de
tun Dios intamporal, sino de un Dios que se compromate
‘con un pueblo, que camina con él, que se revele en e|
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ticipan de su reoleza y son sacerdotes si aceptan con
sacrificar su vida por no adorar mas que ai Padre.
‘Josis “viene” como el hijo del hombre anunciado por
cristiano participa en él especialmente en el culto, se tra
ta iqualmente del sentido oculto de osos acontocimion
tos.
“Jest, al testigo fel, transmite asta revelacién a Juan,
Esie, a su vez, nos la transmite @ nosotros pare que le
uardemos. De esta forma, se presenta la fe crstians
emo un testimonio que tiene su origen en Dios y que se
transmite a los demas.
UNA IGLESIA MUY HUMANA (1-3)
‘encuentro. Por otrs parts, el “yo vengo” se aplicars 3
Jesus, ya que es an su Hijo como Dios viene a nosotros.
Por los “‘siate esplritus” hay que entender a! eeptita
septiforme, al espiritu en su plenitud (zaludiendo a 1s 11,
2-27), luz ardorosa, esplendor icradiante de Dios (4,5).
Cristo osté prosento con mayor amplitud. Juan recogo,
‘en primar lugar, tres expresiones. que en el salmo 89,
versiculos 28 y 38, se aplicaban al mestes: pero las cr
tianiza: es en su muerte donde Jesus se hia menifestado
‘como “testigo fiel”, y en su resurreccién donde so ha
ccorvartido en “primogénito de entre los muertos” y prin-
Cipe de los reyes de la tierra. Por consiguiante, es el (nico
“sefor” y estén sometidos a él los emperadores a pesar
de sus pretensiones divines.
Luego Juan resume 1a obre de Cristo por nosotros.
Todo se basa en al "nos ama”, un presente [el Unico caso
ene! Nuavo Testamemto) que seflala perfectamente la
partanencia de ese amor. También aqui le obra de Jestis
8e prasenta o partir del Antiguo Testemanto, en este caso
«llibro del Exodo (Ex 19, 6). El pueblo de Dios era un rel-
no, porque pertenecta al rey del universe, y un reino de
sacerdotes, ya que tenla que servir de intermediario entre
Dios y las naciones. Los cvstianos son un reino porque
Crsto reina eobre olios, pero sobre todo porque ollos par-
de 41 la fuerza y el poder de juez. Pero Cristo es Dios. va
‘que se le atribuyen ciertos rasgos divinos (los cabollos
Blancos. "yo soy el primero y el dltimo"). Es sacerdote y
songticipan de su realeza y son sacerdotes si aceptan con
sactificar su vida por no adorar més que ai Padre.
‘Joes “viene” como el hijo del hombre enunciado por
Daniel para et juicio (Dan 7, 13}, como el rey traspasado
de Zacarlas (Zac 12, 10). Esta dltima cita sélo aparece
‘aqui y en Jn 19, 97: este vision de Cristo trespasado por
nuestros pecados es para el creyente una invitacién a le
‘contemplacién on el evangalio de Juan, mientras quo os
fen al Apocalipsis una advertencia pers quienes s@ niegan
Y el saludo termine con la visi6n del Dios “Pantocré:
tor", comionz0 y final do todas los, cosas (cf, le 44, 6)
"Toda Ia historia se insorta en el hoy atamno de Dios
(Lapple)
‘Queda, pues, situedo el clima del libro. En el seno de
las dificultades de le vida, enfrentados con ies potencias
‘otalitarias, obligados 3 escoger entre ellas y Dios, los
cristianos de todos los tiempos saben dénde pueden fun-
damentar su fe y su certeza: Dios es Dios, es el nico
sefior; en su hijo nos ema y nos ha solvedo; en él y por su
espiritu podemos hacer qua cuba hasta ol Padre la adore:
clon de un mundo creado para la alabanza.
2.
ian del hijo del hombre (1, 9-20)
Lo miemo que los profetas de antano, también Juan es.
llamado para su mision, Se designa sencillamente como
“Juan, vuestre hermano”: es un profeta que va a hablar a
tuna comunidad de profetes y que comparte la condicién
cristiana, que consiste en vivir “en Jest
‘Cay6 an éxtasis”, arrebatado por el espiritu: esto inci-
cca elcardcter sobrenatural de la revelacién que nos trans
mite, pera no nos dice nade de la forma con que la reci-
16. “Bajo el dominio del aspiritu, Juen tuvo la inteligen.
cia misteriosa, profética, de las realidades celestisles y
del verdadero Ser de a iglesia” (Ponthot). Tuvo esta expe-
riencia “un dfa del sefior”; es la primera vee que aparece
‘uestra palabra “domingo (del latin “dios dominica”), ef
dia on que 99 colobra ol triunfo pascual de Cristo y of
anunelo de au vanida definitiva, Esta indicacion contr-
buye a darle @ este libro un aspecto ltdrgico.
EI Cristo que se menifieste e Juan no es el Jesis fami-
lior do la vida publica, sino ot hijo dol hombre glorifieado
{el final de fos tiempos. Las imagenes, sacadas de la tra-
dicién apocaliptica, nos presantan a Jestis como al “hijo
del hombre” de Daniel, introducido ante Dios para recibir
de Al la fuerza y o! poder de juez Pero Cristo es Dios, ya
‘que se le atribuyen ciertos rasgos divinos (los cabellos
blancos, “yo soy el primero y el altimo"). Es sacerdote y
ray (tanica talar, conidor de ofo}, juez de mirada peno-
trante, stemo y estable (cabellos biancos, plas de bron-
ca}. La iglesia (las siete estrellas) esté en su mano y su
palabra es como una espada para juzgerla
Empieza a hablar. Y habla para atribuirse e| titulo dado
anteriormente a Dios ("Yo say’, “el primero y el ultimo’).
Es “el que vive”, también Dios an el Antiguo Testamento
era presentado como “el viviente”. pero aqul se trata de
siguien que he pesado por la muerts. Podré verse equi
lun esfuerzo catequética do los primoros eristianos para
‘experimenter el misterlo de la resurreccién en un lengua-
ie perceptible?
Juan percibe, en esta visi6n, te realidad profunda de
Joss senor y jusz. El sabe entonces todo “lo que ha de
Suceder pronto”: la historia es oi lugar donde comienza a
realizarse ese sefiorio, que est4 en camino hacia su cum-
Blimiento,
3. Las cartas a las
Cada una de estas cartas est4 construlda sobre of mis-
mo esqueme:
~se nombra a Ia iglesia:
—el que [a envia 6 Cristo, dosignado por una de las
Imagenes que trazaban su rettato en la vision inaugural;
~ hace el examen de conciencia de la iglesia, poniend®
cde manifiesto sus virtudes y sus faltas, e inviténdola a le
‘convorsién:
~finelmente promete un regalo particular al vencedor.
Cada une de las cartas concluye con la misma formula’
“El que tenga oidos, cige lo que el espiritu dice a las igle-
8ia3". Asi, pues, Cristo os el que habia. pero sus palabras
2 |e atribuyen al espiritu; ;n0 es acaso el ospiritu, sogun
san Juan, el que tiene que hecer comprender a los disc
pulos lo que Jestis les ha dicho?
Es aqul imposible comentar cada una de estas cartes:
Ros dotendrames s6lo en dos aspectos.
(e iglesias (2-3)
La vida cotidiana como signo
1 oxemon de conciencia hace alusi6n frecuentemente
a un rasgo conecreto 0 @ un suceso de la vida de la comu-
hidad, como si Cristo la invitase a recibir, a partir de su
vida cotidiane, une lamade particular.
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inmorialided. tel como esperaba ol judatsmo pare et final
do los tiempos. Algunos autores cristianes ven on los
sacramentos ase érbol de vida que oftece sus frutos a los