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MAGIA Y CIENCIA | lo cioncia, con toda lo rigider y pbietivided alcanzada on este si- flo, hunde sus viejas raices on lo profunde entrate esotéries de le Magia, y aun en la trascendencio, do las religiones. los mages, del griego “magus” (docto, sabio), eran miembros de la costa sacerdotal de la religion z0- rodstrics, pero el vocablo también eomprende la adivinaci6n y to cu- racién de enfermedades con ayuda de lo sabiduria y fuerzas mégicas. Esto, mirado a Ja luz —no de los ideas actualesy sino « las definicio- nes de los diecionarios~ puede pa~ fecer una paredoja, yo que los de: jstipciones hablan de un arte fi ‘gido para producir, por medio de ‘operaciones extraordinarias y ocul- (i108, efectos contrarios a los leyes naturales, mientras lo Ciencia bus £9, precitamente, esas leyes natu- rales. El asunto es bastante més comple- je. Si estudiamos, por ejemplo, ef saber griego, encontraremos que @s el resultado de una mezclo de actividades intelectuales. muy dir versos. Algunos (entre ellos Arquimedes) hicieron ciencia al modo de hoy: buscaron tos leyes, los ritmos, los seglas a los cuales se atiene el mundo fisico pare realizar sus f néinenos. Otros, tan ilustres como un Arisiételes, © sabios de la excue- la de Pitégoras, en cambio, incur sionaron por ambitos mas enrare- «ides, casi esctéricos. En todo ca- se, puramente metofisicos 0 fon- resticos. Los pitagéricos afirmaron: “El ser es una armonia entre lo limitado y lo ilimitado, Le forma es la de- 80 Arturo Aldunate Phillips terminatién moteriat del 52 vertide en una pura concepcion es pacial, resulta une abstraccién mo- tematica, El ser (usted, lectora) era pare ellos una pura ebstraccién mateméiies. Sin embargo, fueron los pitagéricos quienes describieron el nmero de oro, le propor reo de la bellezo, ¥ lo hicieron, ex- perimentalmente, midiendo el lar- 90 de los cverdos de un instrumen- to musical, en relacién con la altura de Jos sonidos que elias emitian ol pulsarlos. Método rigurosamente iemtfico, Por otro parte, la Magia presento, segin los cédigos, varias y muy distintas gradaciones y formas. Lo més estrambética y oscuro es fo Magia Negro, aparente degenera- clén 0 extralimitacién de lo otro, pues actos “evocande @ los demo- nios” (seres evya definicién resulta més que diffeil). La Magia Blanco, ‘en cambio, serie “el orte de produ- ir clertos efectos maravillosos en opariencia, originados, en reoli= dad, en causos naturales”, Defini- cién que, con un poco de buena vor luntad, colza muy bien con Ia cien- cia 9 fa teenologia cientifica de nuestros dias. los camines cientificas, 'y & veces mégicos de antafo, se bifurcaron ¥ —desofortunodamente— los nue- vos magos © preiendidos cientistos del medievo (los alquimisias: al- ‘gunos con auténtica intuicién cien: tifico y los demés con una cant dod voriable de ingredientes mé= icos y esotérieos) olvideron.o des- conocieron, al elegir caminos de los ingpiraron en las doctrinos de orte sacro, mistico, alegérico y herméti- £0 de los egipcios. Esto los tlevd o un camino sin destino. Loy alquimistos, més que cientif €08, nigromanies 0 hierofantes de magia negro, se ofanaron en la busqueda del “elixir de la larga vide” y de la “piedra filosofal”. Esta ditime era un misterioso ele- mento o férmula cabalistica

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