Mayo/Julio 2014
Lenguaje y alteridad
Mirar las diferencias a través
de lo literario y lo pedagégico
de to se propone indo
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Trans de pss de snp
3S noes dco entice
Iain Mawel Cocwe:Eiprond
tor harbors (201), Vida cc de
Moe! (200) y La eda ero
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Slain
Releer Ia lectura y Ia alteridad
Leer es releer: “Leer recien empieza
cuando se relee. Leer por primera vez
no es ms que la preparacién de esto,
Porque hace falta, para que haya lec
tra, que ta lectura se deje de vera ella
‘misma: como una lectura, una actividad
especifica, distinta del objeto que se va
4 leer, con la que la primera precipi-
tacién tiene a confindirlo, sumiéndose
en ella”. (MESCHONIC, 2007, 151),
Entre Ia primera y la segunda lectus,
cenire Ja segunda iectura las siguien-
tes, acontece la diferencia. Una dife-
rencia que dal ler, como al significar,
su emergencia, su aparicién, el sentido
separada de su objeto.
Afirmar la lectura como relectura no
supone determinar qué es 0 qué no es el
leer, sino mas bien el hecho de dotarla
‘el gesto de diferir siempre de si mise
tna, reuniendo asi las varias formas po-
sibles de relacién entre lo leido y quien
lee. Como si leer estuviese vinculado,
al mismo tiempo, a dos tensiones por
descubrir: la de comprender qué pasa
con el lector cuando lee y la de reco-
rover qué le pasa a la lectura cuando
os leida,
En el primer caso, se trata de entrar
ala Lectura para medirse -y para des-
orientarse para perder el rumbo- fen
tea la alleridad imprevisible del mun-
do, la alteridad sin fin dela historia, la
alteridad enigmatica de los euerpos y la
ltridad laberintica del tiempo.
El lector pone a prueba su ereencia
‘dentitaria en la ateridad de ta lectu-
rm a cada fragmento, la posibilidad
de una pregunta que comienza siendo
exterior y Se interioriza hasta confundir
alteridad con intimidad: ;de quién son,
al fin y al cabo, las palabras que decimos;
las frases. que enunciamos; Tos sentidos
que diseminamos? ;Aquello que se lee
cen Ia eseritura es tanto nuesteo let
‘como lo es nuestro lemguaye? L
podria ser una experiencia de alteridad, cuyas
‘consecvencias difieren de lectura a lectra, de
lector a lector,
En el segundo caso, la [eetra tiene que ver
con su prctca y su acto, no con un yo que la
ddescifia a partir desu propia identidal "Ella
tiene sus creaciones propias, dle sentido, y de
sentido de sentido, Sus genios, sus talents,
sus imbéciles. Esas ereaciones, entonces, se
stn un cielo de sentido, vuelven a la eseritu
ra (ibidem: 153)
Mientras queen el comprendero pensar qué
le ocurre al lector con la leetura se muestra la
Carlos Skliar *
“2Qué
son esos
parpadeos contra
Jos que la tinica defensa
posible seréa una
constante como inhumana?
No serin tal vez las grietas eintersticios
por los cuales otra voz, otras voces
hablan a nuestras vidas?
Con qué derecho les
cerramos nuestros
‘idos?”
IM. Coetzee
potencia de Ia alteridad -en tanto arroja
al Iecto, solo, en medio de un mundo,
sin signos previsibles ni disponibles de
antemano-, en el reconocer qué le pasa
a la lectura cuando es leida surge la di-
mensién del sentido que lo hace regre-
sara ls escrtura al sentido de lo escrito
en tanto es alli mismo donde se revela
fo permanece mudo y no en la exterior
dad del texto, en ef mundo
Hemos leido en un seminario de pos-
grado -cuyo tema central era el de las
Politicas Cultuales y Posticas dela Al-
teridad. la novela Fida y épaca de Mi-
chael K, del eseritor sudatricano Coet-
ee (2006). El propésito de la lectura no
era otro que adoptarla novela al interior
de Ia bibliografia de un curso sobre las
‘miltiples y eaticas figuras de a alteri-
dad, e!lenguaje y la violencia,
Recordemos que se trata de un relato
con un personaje principal -Michael K,
de quien se dice padece de una cierta
ebilidad mental y que nace con labio
Teporino- cuyo tinico deseo pareciera
ser el de intentar pasar desapercibido 0
inadvertdo a fo largo de una larga tra-
vesia por una Suddfrica convulsionada
por las guerra,
Al poner en comin lo leido surgieron
algunos comentarios que permiten, tal
vvez, mostrar Ia radicalidad de esa ten-
sidn entre lo que sucede con el lector y
lo que sucede con la Jectua y la rele
1a; he aqui algunos fragmentos eseritos
por los estudiantes:+ Se trata de una novela que nos hace
pensar en el maltrato y la incompren-
sid del mundo frente a las personas
frigileso débile,
‘Me dej6 desolada ta parte en que
Michael K es internado en esa suerte
cde centro de reeducacin w hospicio;
= Quedé consternada por la mala
suerte de Michael K, como si munca
ppudiera levantar cabeza, como si todo
To saliera mal, siempre:
~ El autor nos ensefa sobre la vulne-
rabilidad de un hombre joven que no
‘puede ni quiere participar en las esce-
nas de a guerra;
+ Lo més importante es que el médl-
co del internado se da cuenta que ya
no existen en el mundo personas como
Michael K;
= No comprenal porqué Michael K
abandoné su trabajo, y dada sus cifi-
cultades, pretendiera atravesar un pais
en guerra, sin armas materiales ni es-
pirituales como para poder defenderse;
= ePorqué a las personas con defi-
clencia mental se las piensa como in-
capaces de otre trabajo que no sea el
de barrenderos?;
= Es conmovedora la secuencia en
que muere la madre y él esparce sus
Cenizas y se echa a andar como si nada
Iubiera ocurrido
~ Me perturb fuertemente la idea de
(que Michael K se considerase a si mis-
‘mo incopaz de transmitir nada,
+ Los defcientes nunca hacen el
‘amor, siempre tienen sexo;
= Lloré sin parar cuando terminé de
leer et libro. De alguna manera siento
que no puedo separarme ni despedirmme
de Michael K;
~ ¢Habia necesidad de que a Michael
K, con todas sus desgracias, también le
‘Pusieran labio leporino?
Por cierto, hay aqui una pregunta an-
terior y obvia en relacidn a este tipo de
Teoturas y sus trampas diddericas: qué
literatura no es alteridad? ain cuando
la tentacidn a formular la pregunta, mis
bien como: gqué literatura no es ce al=
teridad?-
Una respuesta incorrect seria la de
entender altridad como_partculari-
dad subjetiva y, en su versin extrema,
idemtficar Ia alteridad con Ia locura 0
con la discapacidad como es frecuente
hacerlo. Vendrin a nosotros asi, exten-
Lenguaje y alteridad...
808 pasajes de obras lteraras de referencia
que aluden a esa identificacién entre alteridad
y demencia 0 alienacién, entre alteridad y e-
_guera, 0 cuerpos amputados,cojos, etcsiera,
Afirmar que la literatura es altridad -y no
de alteridad- supone volver un provisorio
punto de partida y retomar aquellas ideas ex-
presadas bajo la forma de tensién por Mes-
chonic: ;Queé sucede, entonces, con el lector
cuando lee? {Qué ocurre eon la lectura cuan-
do es lea y, sobre todo, releida?
La alleridad de la Tectura se hace presente,
, dos veces en el gesto del leer: alteridad
escent
Snore
ue llega al lector y diferencia se hace pre-
sente en la relectura
ELlenguaje de la norma y
la ausencia de alteridad
En Esperando a las barbaros, Coetzee
(2007) retrata un petiodo de la vida de wn
juez anciano que reside en el juzgado de una
pequeiia ciudad amurallada. Mis allé de los
‘muros del poblado, hay un largo desierto
donde se dice que habitan los birbaros. Todo
en el pueblo esta organizado y previsto en
relacidn a esa amenaza: las casas protepidas
ccon fej, la cirvel del juzgado preparada
para futuras y masivas reclusiones, los poli=
cias entrenados para resstr la invasién, las
salas de tortura limpias, todo en medio
dde una tensién extrema y una eonstante
militarizacién dela vida cotidiana
Los brbaros no han sido vistos ja-
‘més, pero se cuenta de ellos desde hace
siglos: se habla de su peligro, de su
amenaza, de las barbaridades que co-
mefen a diario, El mito de la existencia
de los barbados ha pasado de genera-
cién en generacién y el miedo es aque-
lo que hace respirar a una ciudad que
cierra su alma cuando cae el sol, Laidea
de la presencia de fos barbaros impide,
por uf lado, una vida normal pero, pot
‘otro lado, la hablita en la materalidad
y existencia del conjunto de institucio-
nes de estado,
Por culpa de los birbaros el dia es
sélo la planificacién de la defensa de
lo propio, la tarde se asfixia demasiado
temprano y la noche se vuelve un reino
de tnieblas, miedo y tensa espera, la in-
‘mineneia de una invasié, la pesadilla
constante de los nitios: “Los bérbaros
salen de noche. Antes de que oscurezea
hay que recoger la tdtima cabra,atran
car las puertas y apostar un centinela
en cada atalaya para dar las horas,
Dicen que los barbaras merodean por
los alrededores durante toda la noche,
resueltos a asesinar y saquear: Los ni-
‘ios ven en suefos céimo se abren las
contraventanas y cémo los rostrs fero-
ces de los bérbaras les divigen miradas
aviesas. "Han llegado los barbaras!”,
sgritan los nifis, » no hay quien las
‘tranguilice". (COETZEE: 2007: 178)
Pero: jexistrin los birbaros, de ver-
dad? Nadie osa preguntérsclo en el pue-
blo, nadie se atrave a semejante dada
Quiz de tanto repetir su existencia,
parece que si, que estin y que son, Que
no solamente se trata de una apariencia
fantasmagérica, sino de una existencia
cargada de relatos detallados y certeros:
ls barbaros son merodeadores, asesi-
nos, violadores, saqueadores, feroces,
inhumanos de mirada aviesa y desen-
cajada,
La novela de John Maxwell Coetzee
deja abierta la sospecha, el misterio, la
tensin: quiz los birbaros no existan
no hayan existido nunca, Tal vez se tra-
te solo de un relato de exterioridad para
ustficar la propia inteioridad, Pero el
‘mito, la ficeién y, sobre tado la ley: y8
se han convertido en purs cotidianei-‘Mayo/Julio 2014
dad, ¥ habré que sostener ese relato y
esa vida desde las instituciones hasta
as iltimas conseeuencias.
Lo cierto es que ls novela no trata
sobre Ios birbaros, sino sobre aquellos
que esperan a los barbaros, lo que es
miuy diferente. Lo que se dice no es so-
‘re los birbaros, sino sobre cl crociente
dolor de Ta existencia durante la inter.
minable y agénica espera del supuesto
‘enemigo, como lo express el personaje
del juez: "El dolor es la verdad, todo
lo demas esta sujeto a dda” (COET
ZEE, 2007; 15). La tnica solucién que
se planta frente al dolores la ley: la ley
ue ordena To confuso, lo ambiguo, Ia
amenaza, lo ambivalente,
Habra que pensar sies posible eludir
esa obsesin por el lenguaje juidico;
ese lenguaje que esté abi para legislar
cl orden de las relaciones con tal fver-
2a que pareciera no existr otra relacién
posible que la de uno consigo mismo
6, em el mejor de los easos, de uno con
‘otros demasiados prOximos, sospecho:
samente parecidos.
Resulta al menos curiosa la imagen
due se ha establecido acerca de la can-
vivencia entre diferencias, sobre todo
en ciertos dmbitos plagados de ergo
eo juridico, como aquella que debe
acatar sin mas ciertas reglas -no siem-
pre formuladas 0 apenas si entredichas-
que instalan de una vez la idea de una
supuesta empatia, calma y ausencia de
confictividad, La insistencia de la ra
2n juridica, no puede ser sino na des-
‘embocadura estrecha donde se prende
cel movimiento inasible de lo humano;
‘movimiento que, entonces, comienza a
aguietarse, a estancarse, a perder Vita
lided.
La conviveneia‘queda asi, eomo dice
Jean-Luc Nancy, iremediablemente
partida en dos: “(...) Por un lado fa
abstraccién formal del derecho que
() ‘da derecho’) a toda particula-
ridad y toda relacién” (NANCY, 2006:
(63). En efecto, da la sensacién que ese
derecho no tiene derecho a otra cosa,
no puede pretender otro sentido, a no
set, claro esti: “(...) que el derecho
‘mismo trate de erigirse como origen 0
fundamento, bajo los casos de una Ley
‘absolta’” (Reider).
Et eambio de peroepcién es trascen-
dente, no solo porque remite a una éti-
Lenguaje y alteridad...
ca singular que consiste en hospedar a todo
‘tro, a cualquier ot, a un otro cualquiera,
sino ademas porque involuera una responss
bilidad, una respuesta, y no simplemente la
expresion de una virtud personal, la existen-
‘ia de una prctica teenocritica 0 une formula
apenas juridica que pone en marcha los apara-
tos insttucionales: “Responsabilidad u obli-
_gacin para con el Prijimo que na viene de la
Ler, sino que ésta vendria de ellas en lo que
Iahhace ireductible a cualesguiera formas de
legalidad meaiante las que necesariamente
‘se busca regularizarla proclaméndola ente-
ramente coma la excepeién o lo extraordina-
io que no se enuncia en ningtin lenguaje ya
formulado”(BLANCHOT, 1999: 104),
La norma, entonces, deviene probibicién
de lo excepcional y el lenguaje juridico im-
pplementa su desmantelamiento a través de
un orden que ya estaba formulado antes de
su irupcién y recanocimiento 0, bien, junto
J.M. COETIEE
ee Nomis ar Emenee
Vida y época de Michael K
con
Si penséramos la norma en los términos de
la lengua de las insttuciones politieas, cultu-
rales 0 educativas, permanece Ia sensacién
que la relacion de transmisién, fa lengua det
ppasaje de unos a otros, o bien evita La
excepcionalidad -que es otro modo de
decir la exelusién- 0 bien la invita a su-
marse a un orden preestablecido -que
es otra manera de decir Ia inclusién
Fuera de esa frmula s6lo permanece lo
radicalmente bizaro 0 exético, lo com:
pletumente extranjero a toda nocién de
convivencia en la ley de la norma,
Toda relacidn con los barbaros o bien
los hace desaparecer dela vista, o bien
alinearse a la mirada de fo normal, para
poder ser tolerados por fos ojos que Tos
persiguen y comtolan,
Los otros diferentes
Diferencia: wna palabra ya pronun=
ciada desde hace un tiempo inmemorial
cn la flosofia, antes, mucho antes, que
se transformara en una palabra-objeto,
en una palabra-politica, en una palabra-
pedagégica, en una palabra-sin nadie-
dentro y sin nadi-al-otro-lado.
"El hombre es un animal que jucga”,
deci Nietzsche (1976: 173),
YY Ia interpretacion de le diferencia
resume foda fa cobardia de los hom-
bres, toda su incapacidad por estar en el
‘mundo entre otros, toda esa ignorancia
resumida en el arojar un nombre y es-
‘onder la lengua.
‘Yo lo conozco, dijo él ongullaso an-
tes de empezar con su difamacién”, es-
enibia Elias Cancti (2005; 98). ¥ ese es
cl orgullo mayisculo de los especialis:
tas: conocer y difamar,atribuir esencias
_y escaparse a los reductos conceptuales
‘de 1 mismo; distanciarse hasta volver
se indiferentes. Son los que se enojan
{oda el tiempo con a alteridad del otro,
Y separan y juntan a voluntad, encierran
por dentro y por fuera: “Todo hombre
que ha decidido que otro es un imbécit
‘0-una mala persona se enfida cuando
cel otro demuestra que no lo es”, vuelve
‘decir Nietzsche (2001: 37)
Suponer diferencia en unos pero no
en otros resulta de un largo ejercicio de
violencia. Usar el lenguaje para stra
par, para enclaustar, para reducir, para
enjaular, para agraviar, para denostr,
para empequettecer, atrapa, enclaustra,
reduce, enjaula, agravia, denosta ¥ em
Pequefiece al lenguaje pero, sobre toda,Lenguaje y alteridad...
ala relacin, ala vida,
Por que la diferencia no ¢s un sujeto
sino una relacién. Cuando la diferencia
se vuelve sujeto hay alli una acusacién
falsa y sin testigos de desvio, de anor-
malidad, de lo incompleto, plagada
e discursos autorizados, renovados,
siempre actuales, siempre vigilantes y
tensos,
En La edad del hierro, Coevee
(2002) nos ayuda a pensar fa diferencia
en ose sentido, Se rata de un enewentro
subrepticio entre una anciana y un va-
sgabundo, donde el vagabundo siempre
Teva las de perder, porque es el supues-
to diferente: Ia obviedad det diferente
pra una mirada quieta y aguietads,
para a mirada fija y obsesiva, para la
‘mirada adormecida, Si se lo observa de
Iejos es una amenaza, un peligro, una
diferencia a expulsar de nuestra atmés-
fera de supuesta tranquilidad. Si se 1o
ve de cerea, lo nico que se desea es
aque sea uno de los nuestros, un seme=
Jante, Alli no hay relacion
En la novela la anciana -profeso-
1a de filosofia, ya jubilada, que vive
sola y enferma a la espera de la vis
ta de una hija- ve desde su ventana la
Hegada amenazante del vagabundo; su
deseo inmediato es el de quitiselo de
Ja vista, una primitiva necesidad que
Ja hace’ lamar a las autoridades para
que hagan algo con él O, un poco m
tarde -cuando percibe que es impos
ble hacerlo desaparecer de su vista- Ia
intencion es aproximarse, offeciéndole
trabajos initiles, asi esclavos. Incl
Jo para apaciguar su propio temor por
To desconocido, sentirse en el derecho
de opinar sobre la vida del otro: “EI
‘olor mis desagradable viene de sus
zapatos y sus pies. Necesita calcetines.
Necesita zapatos nuevos. Necesta dar-
se un bait. Necesita un bao diario.
Necesita ropa interior limpia, Necesita
‘una cama, necesita un techo sobre su
‘cabeza, necesita tres comidas al dia,
necesita dinero en el banco. Demasia-
do que dar” (CORTZEE, 2002: 47)
Las relaciones do diferencia nada
tienen que ver con la exclusién o con
la inclusion: se trata de una necesidad
por conversa, de usar las palabras para
ppoder estar y, quizi, hacer cosas juntos,
Pero no de cualquier manera: no ay un
‘unico modo de esta juntos, estar juntos
no significa estar a gusto ca quiéa se le ecurti-
ria semejante idea?
Pero si conversamos, si entramos en una ro-
Jacién que no tenga el énimo de hacer del otro
um insulso semejante, quiz le diferencia val-
ga la pena, quia la diferencia sea lo que me-
Jor narre o humane. Y para eso tenemos que
tener tiempo, No formas de nombrar: tiempo.
No mejores o peores etiquetas: tiempo.
Porque cuando no hay tiempo, hay norma,
Cuando no hay tiempo, juzgamos. Cuando
J.M.
COETZEE
Laedad
de hierro
‘no hay tiempo, la palabra es la proclamacin
del exilio del ott, su indigno confinamient
‘Lo cierto es que, si tuviéramas tiempo para
hablar, todos nos declarariamos excepciones.
Porque todas somos casas especiales. Tados
‘merecemos el beneficio de la duda, Pero, a
veces, no hay tiempo para escuchar con tanta
‘atencién, para tantasexcepciones, para tanta
compasién. No hay tiempo, asi que nos de-
Jamos guiar por fa norma. ¥ es una léstima
‘enorme, la. més grande de todas” (ibidem:
94),
En efecto al otro lado de lo normal no esté
cel anormal ~y esa muliplicidad de figuras de
anormalidad que se han inventado y fabtica-
doa lo largo deta historia, la cultura y a len-
‘gua- sino el tiempo o, mejor dicho, el tener 0
no tener tiempo. Si tuviéramos tiempo para
darnos tempo, sien vez de juzgar apreciéra-
‘mos, escuchdramos, hiciéramos cosas
ccomunes, no habria ninguna necesidad
cdenombrar como diferente & los demi.
‘A los que no les damos tiempo, a los
{que interrumpimos todo el tiempo, a
los que transformamos en cuerpos sin
tiempo,
Decir In diferencia, si, Eseuchar la
diferencia, EI mundo es una inmensa
circunferencia agujereada por las ex-
cepciones. ¥ hay demasiadas palabras
para ocultar su derrame, las aguas que
ro se embalsan, los sonidos disfénicos,
cel caminar rengo, ls espaldas vencidas,
claprendizaje curvo, le memoria azaro-
sa, el cuerpo desatento, los ofdos mu-
dos os ojos que miran en una direecién
que no conocemos. Igualdad, equidad,
diversidad, anormalidad, discapacidad,
neoesidad, deficiencia, diferencia, des-
atencin, reaso, inmadurez, autismo,
Cusinto hartazgo.
EI mismo hartazgo que siente y pa-
dece, pigina a pagina, Mickel K, aque!
personaje de labio leporino de otra
novela de Coetzee. "Lo primero que
advirté fa comadrona en Michael K
‘ewando Io ayudé a salir del vienire de
su matire y entrar en ef mundo fue su
labio leporina, FI labio se enrascaba
‘como un caracol, (a aletaizquierda de
Ia nariz estaba entreabierta. Le oculté
el nito a la madre durante un instante,
‘abrié la boca diminuta con la punta de
Tos dedos, y dio gracias al ver el pala-
dar completo. A la madre le dijo: -De-
beria alegrarse,traen suerte al hogar”
(COETZEE, 2006: 9).
En Vida y época de Michael K. Coet-
zee hace atravesar su personaje por
toda una Sudéffiea en guerra, con la
limica voluntad de esparcir las cenizas
de su madre para, enseguida, realizar
tuna travesia de anonimato, Michael K
se esconde una y mil veces y no logra
ccumplit con su deseo de no ser pertut-
bado; prefiere no conversar con nadie,
pero es interrumpido por infinitas pre-
guntas,infinitas inqusiciones. Prefiere
Ja soledad, pero siempre hay alguien
rms que le dra qué hacer y qué n0 ha-
cet. Es, también, una metifora sobre la
mposibilidad del quitarse, del preferir
no estar y no poderlo, una pesadilla in-
terminable donde nadie parece querer
ejarlo en paz. Michael se vuelve un
nadie acribillado a inedgnitas que otrosMaya/ulio 2014
ro puoden soportar para sf; es un ser sin
nombre al que nadie dejaré de nommbrar
imsistentemente: “Quiero conocer tu
historia -escribiri ol médico de un in-
temado-. Quiero saber por qué prec.
samente tt te has visto envuelto en la
‘guerra, una guerra en la que no tienes
sitio. No eres un soldado, Michael, eres
una figura cémica, un payaso, un moni
gote(..) No podemos hacer nada aqui
para reeducarte(..);¥ para qué te va-
‘mas a reeducar? ; Para trencar cestas?
<¢Para cortar césped? Eres un insecto
palo (..) ¢Por qué abandonaste fos
‘matorrales, Michael? Ese era tu sti.
Deberias haberte quedado toda la vida
colgado de un arbusto insignificamte,
cen un rincin tranquil de wn jardin os-
cura”. (ibidem: 155-156).
desprecio por la diferencia de
Michael K es evidente, Como si el ser
diferente fuera sinénimo de sobra, de
desperdicio, Como si el diferente no
pudiera vivir entre los hombres y de-
biera quitarse de In vista de! mundo.
Como si fuera imposible ensearle algo
al diferente,
Diferente que ya es considerado
como ser-muerto y, a la vez, una pre
sencia insoportable que nos hace tes-
tigos involuntarias de otros modos
de lenguaje, de comportamiento, de
aprendizaje, de vida, Y seri el mismo
médico del internado quien, al fin, lo
‘gre describir éticamente a Michael K.
Un modo de hacer justicia con aquel
que no pretende cambiar ni transfor-
‘arse, ni ser mejor ni peor: “Soy ef
tinico que ve en tel alma singular que
eres (x) Te veo como wn alma humana
imposible de clasficar, un alma que ha
tenido la bendicién de no ser contami-
nada por doctrinas ni por la historia,
tun alma que mueve las alas en ese sar-
cofago rigido (..) Eres el titimo de tu
especie, un resto de épocas pasadas”
(ibidem: 158).
Pero aqui se hace presente otra figu-
rade alteridad distinta del diferente: se
trala del anénimo, un ser puesto bajo
sospecha en la era de la identidad. Es
evidente que ef imperative do la iden-
tidad fuerza hacia el deber de decir yo
soy, Soy yo mismo, aqut estoy yo; Te-
nner que sobreactuar la presencia y ta
cexistencia; deber ser algo en la vida,
‘anunciarse y enunciarse, tener que
Lenguaje y alteridad...
representarse y narrarse a cada minuto; de-
cir presente y'dar el presente. Pareciera que
nadie puede abandonar el centro, quitarse,
replogarse, anonimarse. Nada ni nadie puede
asumir para si invisibilidad, ni arrogarse al-
‘in derecho de no pertenecer. Todos y todas
en Ia celebravién del nombre propio, 8 par-
tir del cual todo puede decirse, desdecirse y
ccontradecirse. Razén de la época: sino se es
nombre y apellido se es ningun, se es nade.
‘Sino hay profesién, actividad, lenguaje juri-
dico, posicién, decision, ascensién, los demas
ccomienzan con su impaciencia, su exigencia,
su reclamacién. Ley de la época: no dejar &
adie en paz, hacer de lo comin un embudo,
tun sendero abismado por el vacio y las ser-
pientes y los muchos consejos y las alimafias
Gel progreso, Espiritu de la época: mostrar-
0, hacerse ver, publicar, producir, proceder,
notarse, habla. No hay espectador que dese,
expectante, su anonimato,
Sin embargo: andnimo puede ser otra cos.
[No el que no tiene nombre, sino quiza el que
no desea opinar cuando se le exige, el que
no quiere estar sumergido en el agui y aho-
18 voraz como un relimpago, Ni medigere ni
petezoso ni timido. Es otra cosa. Ser andni-
mo habla de un pedido de silencio hacia uno
‘mismo y sin comentarios después. Habla de
‘una posicidn indescifrable para los que s6lo
perciben e! mundo como arribs-abajo-medio,
6 dentro o fuera, o centro-periferia, Hae
bla, tal vez, de un deseo persistente de
no ser molestad, de no ser convocado,
de no ser llamado, de no ser involucra-
do, de no ser participe ni paticipante,
de no ser incvido y no por ello quedar-
se con el mate de exclu. Bartleby,
cl eseribiente, aquel porsonaje de la
novela de Meiville, también podria ser
‘una ajustada expresin del eardcterand-
nimo, En su tnica expresin: "T would
prefer not to” (prefertia no hacerlo”),
no sélo habita 10 cémico, lo literal, la
indisposicién, el ceder a oto, el aban-
dono de ta conversacion la sospecha de
ddemencia y lo incomprensible de la fra-
se para todos los demés, sino también
un deseo de retirarse, de no tener que
hacer todo lo que Ie piden, de no res-
ponder siempre con un si, de no some-
terse a la repeticiin de una tarea deter-
‘minada y ya reconocibley ya exigible.
(Habra un lugar, un tiempo, una per-