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Ensayo Terminado Con Introducción
Ensayo Terminado Con Introducción
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7º Comentarios finales y apreciaciones a modo de síntesis o discusión.
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se nos deja saber que no existe un lenguaje observacional puro que nos ponga en la
posición de sujetos apartados de lo observado, sino por el contrario, nos señala que
todo lenguaje, al igual que la vida entera, es interpretación: todo conocimiento es
interpretación y discurso. Lo más importantes es la expresión de toda nueva
experiencia que vuelve a ser en el lenguaje… .
Así Borges, al igual que Ecco, nos proponen que toda investigación y que toda
construcción, es construcción, hipótesis y síntesis mediada por el lenguaje y el
pensamiento, insinuando que todo discurso se somete a la misma lógica y ley del
lenguaje: todo ello para construir hipótesis de la realidad que nos permitan situarnos y
disponernos en un lugar de nuestra propia historia y como testigos de la historia de
los demás:
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tintes que evocan distintos estados psíquicos y modalidades de pensamiento por los
cuales se va a pasear el protagonista, y los distintos personajes que acompañan este
devenir de la vida de un ser humano.
La novela se centra en un triángulo amoroso entre el protagonista, su amante y
el psicoanalista con quien tiene una relación terapéutica. Esta trama es el conflicto
persistente que mantiene viva la novela, pues la amante del protagonista, es esposa
del analista.
Es así que el ensayo se centrará enfáticamente en las modalidad del
pensamiento humano que comienza y se da inicio en el nacimiento pasando por
estadios propios del desarrollo humano, hasta llegar a la vida adulta con el proceso de
resignificación a posteriori con el cual el individuo vuelve a rememorar aquellas
etapas tempranas de la vida, que nutrirán de información para un posterior y continuo
análisis de conceptos teóricos aplicados a la novela.
Para acercarnos al entendimiento de este conflicto relacional vincular, será
necesario desarrollar y explicar la forma en que comienza a construirse el
pensamiento y por ende el aparato mental pues justamente, será el pensamiento y sus
modalidades y propiedad, lo que permite reconocernos como humano en y dentro de
nuestra propia biografía.
Partiremos con el desarrollo básico o fundante del pensamiento y explicando
cuales son los procesos a los que se ve enfrentado el ser humano a partir del episodio
o evento que marcará toda la vida posterior de un individuo, haciendo alusión a la
anudación – tras el nacimiento – de un ser biológico que ha de devenir sujeto con la
inclusión de lo cultural y con la constitución dinámica de su aparato psíquico: en este
paso se da inicio al primer caos y al primer principio organizador por el que el infante
deberá atravesar, forjándose así el primer estado afectivo, a saber: la angustia.
Igualmente, este estado de angustia es percibido por el lactante, como un
estado de muerte o aniquilación absoluta. Este estado es acompañado por un objeto
externo que guía los procesos evolutivos desarrollados con el pasar del tiempo, por el
infante.
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Por este motivo ahondaremos teóricamente en las primeras etapas del pensar y
desarrollo humano, centrando el primer trabajo en las ideas del narcisismo.
Continuando el desarrollo teórico, el siguiente capítulo le corresponde al
narcisismo y el amor tratando desarrollando como eje central la respuesta a la
pregunta de cómo deberá caer el narcisismo con el surgimiento y la aceptación de un
tercero de la exclusión que nos señala nuestra propia incompletad y necesidad de
otro. La aceptación de este objeto tendrá que ver con la herida narcisista por parte del
infante, que se traduce en la aceptación de la incompletud y por ende la aceptación
fundamental y estructurante de concebirse como un sujeto en falta y deseo eterno,
requeriente de otra que lo complete. Con esta aceptación se da la caída al narcisismo
y el surgimiento del amor, vale decir, el amor hace caer al narcisismo bajo una
modalidad de pensamiento.
Dicho narcisismo corresponde a la primera fase de la etapa oral, y por
consiguiente, el capítulo que vendrá a continuación del antes descrito, será la
descripción del desarrollo psicosexual freudiano, que nos situará dentro de una línea
psico – evolutiva que se moverá entre la oralidad y lo fálico como etapas lógicas del
desarrollo humano. Este capítulo, al igual que los otros, nos muestra como un niño o
infante va articulando su aparato mental con modalidades de pensamientos que
quedarán anudadas en algún lugar llamado inconsciente. Con esto queremos decir que
el infante desde su vida adulta, podrá regresar a alguna de las etapas de este
desarrollo psicosexual dada las propiedades del pensamiento y del lenguaje que a
posterior, en este texto se tratarán.
Bajo esta misma lógica, el último capítulo corresponderá a la temática central
dentro del psicoanálisis, como lo es la resignificación a posterior, el famoso
Nachträglichkeit freudiano. Este concepto nos permitirá entender el desarrollo que
cursan los sujetos desde la vida adulta y por ende, todos los procesos psíquicos que
conllevará dicha resignificación, como por ejemplo la regresión, represión etcétera.
Junto a todo este desarrollo teórico se llevará a cabo un análisis al final de
cada capítulo, que contendrá a modos de síntesis, la aplicación de los conceptos antes
tratados a la novela el desorden de tu nombre. A su vez, el ensayo será seccionado y
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dividido en tres grandes actos, a conocer: la triada MUERTE-AMOR-MUERTE. Esta
triada hace alusión a la teoría que va descrita en el ensayo, específicamente a los
procesos que conllevan dichos eventos.
En consecuencia, y a modo de síntesis, el capítulo ligado al nacimiento y
narcisismo, correspondería a la temática de la muerte. Luego la temática del amor
correspondería a la caída del narcisismo y continuaría con el desarrollo psicosexual,
para finalmente retornar a la muerte como un estado edénico que se llevará a cabo a
través de la resignificación a posterior.
Todo este trabajo, -tanto teórico, como analítico-, se nos presentará bajo un
segundo punto de análisis, el cual corresponde a los mitos referidos teóricamente. De
esta manera, presentaremos al protagonista de la novela, en cada una de las etapas,
significado en cada uno de los mitos, vale decir, el mito de Narciso, va a corresponder
al primer capítulo teórico. Por su parte el mito de Edipo, tratará la temática de lo anal
y fálico, para finalmente llegar a Cronos, como el mito central del capítulo de
resignificación.
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EL
DESORDEN DE
TU NOMBRE.
CAPÍTULO I.
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“Descubre a veces, en el rostro de Laura,
los rasgos de otra mujer que amó” (J. J. Millas)
CAPÍTULO I:
EL DESORDEN DE TU NOMBRE: LA NOVELA
Juan José Millas, es el escritor español que le dio vida a la novela el desorden
de tu nombre. Milla nació en Valencia en 1946, estudió filosofía y letras en la
Universidad Complutense para terminar entregándose por completo (como lo refiere
él mismo) en esta novela, modificando hábilmente los grados en que la existencia
suele imponer su significado, generando en la vida de los sujetos un intercambio entre
la fantasía y lo real. Este intercambio, al que hacemos referencia, tiene que ver con la
conjunción que realiza el protagonista entre, lo que es real y lo que es fantasía. Esta
última, es la que predomina en el diario vivir del sujeto, sin embargo, ésta es
percibida por Julio, como realidad.
La novela trata acerca de la triangulación en la vida del protagonista Julio
Orgaz. Este personaje es ejecutivo de una empresa editorial de renombre donde ocupa
un cargo que le permite determinar que libros de editaran y cuales no.
Es un hombre de cuarenta años, divorciado y con un hijo adolescente, que no
es mencionado durante el transcurso de la novela, producto de una ruptura, que se
refleja en el alejamiento y distanciamiento afectivo de Julio con su hijo.
El protagonista meses antes de divorciarse, es abandonado por su amante
Teresa Zagro, la cual decide después de una relación con Julio, dejarlo y continuar su
vida marital. Meses después de este evento Julio busca a Teresa para contarle acerca
de su divorcio con el objetivo de continuar, o más bien de reiniciar una relación con
ella, ante lo cual Teresa no muestra ninguna señal de interés. Desde ese momento
nunca más se vio con Teresa hasta que tres semanas posteriores a aquel encuentro,
una amiga de Teresa lo busca para contarle que ella ha muerto en un accidente
automovilístico, luego de viajar y volver de un motel con su nuevo amante. Julio
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comenzó a interrogar a la amiga de Teresa puesto que no lograba entender como
Teresa había optado por otro sujeto más allá de él, estando aún casada y habiendo
tomado la determinación de dejarlo a él por motivo y causa del marido.
Desde ese momento en adelante Julio nunca volvió a ser el mismo,
constantemente, se venía a su mente –bajo una alucinación auditiva-, una canción que
remitía a su adolescencia; la internacional, el himno del partido comunista, lo cual lo
lleva a visitar martes y jueves a un psicoanalista, el doctor Carlos Rodó. En la
editorial, Julio no contó el proceso por el cual estaba pasando y argumentó que los
días martes y viernes, debería ausentarse, pues había ingresado a un curso para
perfeccionar su inglés.
Cada martes y jueves Julio se iba de la consulta del analista por una plaza que
estaba frente a la consulta. Uno de esos días, cruzando la plaza, conoció a una mujer
que le recordó sensaciones ya vividas, reminiscencias de otros tiempos. Era Laura,
una mujer especial al igual que su antiguo amor; y solo bastó una mirada para
enamorarse perdidamente de ella, aunque evocando y desplazando, antiguos afectos
que le hacían introducir el recuerdo de Teresa, su antiguo amor muerto, que,
insistentemente se hacía presente. Ese hacerse presente desde la ausencia y, con ecos
de actualidad, trasponiéndose sobre la imagen y la totalidad de Teresa o de Laura, en
fin, era el desorden de ese nombre que le volvía a significar en el presente lo que fue
en su momento, dejando a su amada muerta, y, haciéndola reaparecer, en este nuevo
conocimiento: Laura.
Laura era una mujer de aproximadamente 40 años que tenía a una hija de 8
años de nombre Inés. Estaba casada con un psicoanalista, Carlos Rodó, quien a su vez
era analista de Julio, el nuevo amante de Laura. Este hecho del destino, el del
triángulo entre analista, analizado y Laura, no se supo hasta tiempo después cuando
Laura le pregunta a Julio, por qué sólo se veían los martes y jueves, a lo que Julio
explica que esos días tiene sesión con su psicoanalista Carlos Rodó. Laura por su lado
le ruega que nunca le hable de ella a su analista, sin contarle que éste era su esposo.
Julio prometió que no lo haría, sin embargo en la última sesión de la semana anterior
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a la conversación ya la había mencionado, dando a conocer su nueva relación
amorosa, al psicianalista.
Julio no logró mantener en silencio su relación con Laura, pues éste, no sabía
que su analista era el esposo de su amante. La felicidad lo desbordaba y quiso
compartir este nuevo comienzo afectivo que tenía con Laura, con su terapeuta.
Dado el tiempo, tanto Laura como el analista, estaban en pleno conocimiento
de esta relación, pero ambos mantenían silencio, queriendo creer que ninguno de los
tres tenía comprensión de este triángulo amoroso.
Después de meses de conversaciones en la plaza, Laura decididamente lo
busca en una de aquéllas tardes de martes y jueves y le pide que se vayan a la casa de
él. Comienza así una historia de amor y angustia en constante resignificación por
parte del protagonista. Julio recordaba y veía a Teresa en su nueva relación: era el
pasado devenido presente con todas las ausencias y presencias de los fantasmas que
albergaban sus mentes: la presencia inaudita de la muerte en la vida… .
Pasó el tiempo y la relación continuaba, el analista por su parte trataba de
recuperar a su mujer sin que ésta sospechara nada, por otro lado Laura cada vez se
enamoraba más de Julio, y por su parte, Julio estaba más y más obsesionado con
escribir una novela acerca de su relación con Laura, o con Teresa, quien sabe.
El sueño eterno de Julio, era ser escritor, y constantemente se adueñaba de
escritos nuevos que llegaban a su poder en la editorial, uno de ellos era de Orlando
Azcárate, un joven aspirante a escritor. El jefe de Julio le entrega el ejemplar de
Azcárate para que se aprobara o rechazara su edición, Julio sabía que el aprobar el
documento era lo mejor, pues el escritor y el texto escrito por éste, contaba con
talento y técnica, herramientas que por supuesto Julio no poseía. Pasa el tiempo y
Julio leía y leía el documento, cuando de pronto comenzó a pensar que esa novela
podía ser de él y no de Azcárate. En algunos momentos de soledad, se daba cuenta de
dicha fantasía, de esa envidia inusual e infantil con la que completaba su vacío
interno, aquella falta fundamental de la que no sabía sino sólo padecerla. Incluso
cuando estaba con Laura, leía la novela diciendo que era de él. Finalmente acuerda
una cita en un restaurante, con Azcárate, éste llega atrasado y con una actitud de
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seguridad que le fastidia a Julio, pues envidiaba ese talento y las condiciones que
tanto añoraba y que veía fuera de sí.
En la negociación por la edición, Azcárate se presenta muy seguro, pues tenía
la entera convicción y plena seguridad que su documento era bueno, y que si Julio lo
rechazaba, habría otra editorial que estaría dispuesta a publicarlo. Julio también tenía
pleno conocimiento de lo bueno que era el documento, sin embargo, su omnipotencia
no le permitió reconocerlo, y entonces trata de buscar argumentos insuficientes,
devenidos de su odio narcisista para negar su edición. Esa cita termina con Julio muy
acabado y desorganizado, deseando, haber sido como Azcárate, pero a su vez,
renegando de este deseo.
Un tiempo después, no obstante, Julio logra inspirarse para escribir una
novela. La trama central que narra, es su relación con Laura, y en ese contexto
narrativo idea un desenlace para su novela, donde por supuesto, él sería el
protagonista omnipotente que mantendría una relación ilegal con Laura: esa misma
Laura esposa de su analista; sin saber, por cierto, que esta novela que escribía le
narraba a sí mismo en su condición actual.
Para el final de dicha historia improvisa cuatro finales:
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4. Ninguno de ellos sabe lo que está sucediendo; de este modo los tres
personajes evolucionan, ciegos, en torno a un mecanismo que los puede
triturar, uno a uno o colectivamente. Sería el azar y el discurrir narrativo lo
que decidirá por ellos su salvación o su desgracia.
Cabe señalar que Julio era un hombre pensador, que pasaba la mayor parte del
tiempo solo enmarañando ideas en su cabeza las cualas en la mayoría de los casos, no
se concretaban. Julio con estas ideas continúa sus sesiones con el analista Rodó,
analista que ya tenía pleno conocimiento de la relación de su mujer con su paciente.
Por este motivo, Rodó decide uno de esos días conversar detenidamente con Laura y
plantearle la problemática de pareja en que se encontraban, sin embargo, Laura no
recibió bien este acercamiento de su marido y argumentó que nada pasaba. Rodó
insistió en que las cosas entre ellos no estaban bien, pero Laura insistió, en que los
motivos de sus problemas eran que ella, se había postergado durante toda su vida
dándole la oportunidad, a él, que surgiera intelectualmente, siendo éste el único
motivo por el cual él vivía, despreocupando su relación de pareja y su relación
familiar.
Luego de esta conversación Carlos decide consultar a su analista con el cual se
había formado en sus inicios psicoanalíticos. Carlos comienza la conversación
detallándole la cantidad de títulos y reconocimientos intelectuales que había logrado
desde que había dejado el análisis. Su ex analista le pide que por favor vaya al grano,
pues él no cree que lo haya visitado para hablar de sus reconocimientos. Frente a esta
confrontación, Carlos comienza a contar el problema de él y su paciente. Le explica
en algunas oportunidades que ha sido él, quien ha dirigido la terapia a que su paciente
hable de Laura, pues piensa que se ha enamorado de su mujer a través de su paciente,
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teniendo pleno conocimiento de que lo correcto era haberlo derivado a un colega, sin
embargo, no lo hizo, siendo este el motivo de su consulta a su ex analista.
Su ex analista no le da mayor ayuda, sólo lo escucha y agrega que él
consideraba que no debía haber dejado su análisis pues aún no estaba listo. Al final de
la conversación Rodó pidió algún comentario, pues, no sabía que hacer con el proceso
terapéutico. Su ex analista, le dice, que el cree que no estaba enamorado de su mujer a
través de Julio, sino más bien, que estaba enamorado de Julio y estar con Laura era
una manera de tener el control de la vida de Julio. Después de aquella conversación,
nunca hubo otro acercamiento por parte de Rodó a su ex analista. Rodó después de
este encuentro, se enfrentaba a Julio con una predisposición de rechazo a la terapia,
acercando este proceso a su final.
En una de las últimas sesiones Julio le cuenta a su analista las ideas para su
final de la novela, que había comenzado a redactar, argumentando que Laura, como
co-protagonista en esta historia, mataría a su esposo, en este caso el analista. Rodó
escuchó con atención sin realizar intervenciones al discurso de su paciente. Al final
de la sesión Julio agradeció a su analista por la disposición lúdica a tratar el contenido
de su novela, a la cual le daría el título: “el desorden de tu nombre”.
Luego de aquella sesión de día martes, Carlos Rodó se marcha a su hogar y le
comenta a Laura que debía volver a la consulta, (que quedaba en el mismo edificio,
pero tres pisos mas arriba), a trabajar, pues estaba postulando a un cargo político de
alta importancia, por lo cual le urgía redactar un informe extenso, puesto que dicho
cargo sería otorgado dentro de la semana entrante. Laura le contesta, que no se
preocupe y que más tarde le va a subir su café con leche para que la noche no se
tornara tan tediosa. Una vez que Rodó se marcha, Laura decide introducir una dosis
elevada de anfetaminas, provocando en Julio, un ataque cardiaco. Sube a la consulta,
le deja el café, baja a su departamento, se desnuda y llama a Julio sin hablarle, lo
escucha por un momento y se acuesta desnuda con el recuerdo carnal y libidinoso de
Julio.
Julio se levantó el día jueves con total normalidad, comenzó su rutina en el
trabajo y luego se dispuso a la visita de su analista, sin sospechas de lo que se venía.
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Cuando llegó a la consulta fue atendido por un colega de su analista quien le contó,
que su colega, había muerto de un ataque al corazón la noche anterior.
Julio salió de la consulta y se retiró a su hogar, perplejo y confuso, pues no
entendía la repentina muerte de su terapeuta. Durante la tarde recibió la llamada de
Laura, quien le insistió en la urgencia de hablar con él, pues su esposo, había muerto.
Al respecto Julio le expresó su confusión producto de las repentinas muertes de aquel
día, junto con el marido de Laura, su analista, también había muerto.
Laura dio la dirección de su casa pidiéndole que la visitara esa noche. Julio
apunto la dirección de su casa sin hacer en cuenta de que el número que Laura le
daba era el mismo que el del portal de su psicoanalista. Sólo cuando llegó al edificio
asoció el lugar y comenzó a sentir algo extraño. Cuando llegó al departamento de
Laura, ésta lo estaba esperando para contarle que había matado a su esposo y que
ahora podrían permanecer juntos el resto de sus vidas.
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Julio subió a su ascensor, apretó el botón correspondiente y entonces tuvo la
absoluta seguridad de que cuando llegara al apartamento encontraría frente a su mesa
de trabajo una novela manuscrita completamente terminada que llevaría por título “el
desorden de tu nombre”.
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MUERTE.
PRIMERA PARTE
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“Hasta no ser en otro somos a medias. Tropiezo
con mi mitad, con el obstáculo a mi supremo
anhelo: la unidad” (Hugo Mujica)
CAPÍTULO II:
NACIMIENTO Y NARCISISMO PRIMARIO.-
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porta y lo sobrevive (madre), no existe como tal para el sujeto. No obstante y mas allá
de estas implicancias se va constituyendo un fenómeno de diferenciación entre el
medio intra y extrauterino mediada por el acontecimiento del nacer, que claramente
pone al infante en el inicio de un camino de diferenciación y de desarrollo individual,
que a posterior ha de permitirle la comprensión de sí mismo a partir de otro
diferenciado, que ha de estar a la base de la constitución de su propio psiquismo: esto
permite la construcción de la ecuación nacimiento = padecimiento por la prematurez
y por las condiciones apremiantes que impone la propia vida, cuya conceptualización
declara bellamente Freud en la frase not des lebens o apremios de la vida, aludiendo a
lo inevitable del ser vivo que es la lucha inminente contra la tendencia a la
desorganización o bien, en su sinónimo, a la muerte.
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montos de tensión. Es decir, esta angustia primigenia o tensión, se instauraría en el
infante desde el momento del nacimiento en adelante, acompañando todos los
procesos psicoevolutivos del infante. Todo evento que produzca tensión a posterior,
remitirá a esta angustia primaria.
Este acaecimiento lo encontramos en el protagonista de la novela Julio Orgaz,
el cual se ve enfrentado a situaciones actuales de angustia, las cuales implican un
regresar a etapas primarias de funcionamiento mental en relación a la angustia o
tensión vivida en el nacimiento.
…A los pocos meses recibió una llamada telefónica de una mujer que
dijo ser amiga de Teresa. Lo citó en un bar céntrico y le dijo: Teresa ha
muerto.
Salió del bar agotado, como si hubiera hecho un gran esfuerzo físico.
Hacía frió y el suelo estaba sucio. Caminó hacía su coche, situado en un
aparcamiento cercano, con la impresión de haber asistido al último
acontecimiento importante de su vida afectiva. Enumeró de memoria, y
por orden cronológico, las renuncias personales a las que había asistido
en sus cuarenta años de existencia y se sintió muy débil y muy frágil, y
le entraron unas ganas insoportables de llorar.
Un parado se le acerco en un semáforo y le pidió un cigarro. Julio
mantuvo la mirada fija en el parabrisas mientras lo mandaba a la
mierda. Entonces comenzó a oír, como si vinieran de lejos, los primeros
compases de “la internacional”. La música se fue acercando, pero
conseguía ver de donde procedía. El volumen llegó a alcanzar un punto
excesivo, como si las voces y los instrumentos estuvieran escondidos en
algún lugar del interior del coche. (Juan José Millas, El desorden de tu
nombre, p.: 31)-
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vividos, que ahora, bajo una nueva forma, (pero con una antigua presencia
articuladora) le hace volver a paisajes antiguos y a la vivencia de una angustia que
antes tuvo forma. Esta sensación es reeditada por Julio, como la conmoción de muerte
vivida tras la pérdida de la con-fusión con la madre, y de todas las madres posteriores
sostenidas bajo el nombre de Teresa.
En la esfera del narcisismo y del nacimiento, se puede señalar que es tanta la
angustia que desborda al aparato mental, que éste, se ve imposibilitado de elaborar
dicha tensión por sí mismo, pues ya no se encuentra otro (feto-madre), capaz de
elaborar el proceso de distensión de la angustia, provocando un caos mental. Este
caos provoca al aparato mental, un rebalsamiento de los límites de su contención,
situando en su psique la necesidad de otro sostenedor tal cual lo requirió en el primer
momento de su vida, vida que está estrechamente fusionada a la muerte, aunque ahora
hacia el camino del símbolo.
Será la muerte la sensación predominante que demandará de otro (madre), que
le devuelva la vida, bajo el entendido de la subsistencia en el mundo, y por lo tanto
que lo instale en un momento de quietud, calma y completud.
Esta madre encargada de elaborar la angustia de la infancia de Julio, ha
muerto con la muerte real de Teresa, es decir, simbólicamente, con la muerte de
Teresa, vuelve a morir la madre de Julio y por ende, el otro, capaz de elaborar la
angustia primigenia que se le impone al aparato mental
Es así, como el aparato mental de Julio, busca la posibilidad de otro, en la
fantasía alucinatoria auditiva de la internacional, llevando a Julio al resguardo mental
calmando y devolviendo el equilibrio, del caos en que se ve sumido.
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Lo que autor nos plantea, en este párrafo, es justamente que la angustia tomará
vida en el momento del nacimiento. Este hecho, instaurará la tensión primigenia, la
cual será el motor en constante movimiento de nuestro aparato mental. En otro
apartado del texto inhibición, síntoma y angustia, Freud nos plantea nuevamente, que
el nacimiento será la experiencia primaria y fundante de nuestro aparato psíquico.
Dicho en palabras del autor: el acto del nacimiento es, por lo demás, la primera
vivencia de angustia y, en consecuencia, la fuente y el modelo del afecto de angustia
(Sigmund Freud, Inhibición, síntoma y angustia, V., XX, p.:81). Cabe mencionar que
el autor citado, insiste en reiterados escritos acerca de esta experiencia estructurante
del nacimiento, como por ejemplo, en su gran obra la interpretación de los sueños.
En este texto, el autor hace referencia a este hecho explicando su desarrollo en el
pasaje Inhibición, síntoma y angustia.
Continuando con el desarrollo del acto del nacimiento, podemos decir que el
niño sufre una serie de shocks, activándose todos los sistemas biológicos para la
supervivencia, como por ejemplo, el sistema respiratorio. Uno de los shocks
importantes, es el shock adrenalínico, donde la angustia se presenta con una
necesidad inminente de descarga, buscando el placer, es decir, el infante se enfrenta a
un estímulo que activa esta quietud mental movilizando el aparato psíquico en
búsqueda nuevamente del equilibrio o quietud perdida.
Todos estos eventos o experiencias, son nuevas para el niño, pues dijimos que
en el estado edénico, nunca fueron sentidas o percibidas, ya que la madre se
encargaba de saciar todo tipo de necesidades.
Retomando la idea de la angustia, diremos que este es un afecto primario u
original, el cual moviliza el aparto mental como un motor encargado de dirigir a
través de operaciones, el desarrollo y trabajo que deberá realizar el aparto mental
frente a cualquier situación que requiera de gasto energético. Con esto queremos
decir, que todo el movimiento que realiza el aparato mental, es justamente en contra
de la angustia, en la búsqueda constante de la quietud o del retorno al equilibrio.
A partir de lo anterior, extraemos que el niño le deberá exigir al aparato
mental una serie de acciones, para poder enfrentarse a la angustia o afecto
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displacentero. Pues justamente en este punto ingresa el otro, ya que será la madre, la
encargada de satisfacer aquellas necesidades, que se presentan al aparato psíquico
como dificultades o afectos displacenteros. De esta manera, la madre comienza
primeramente con la satisfacción de necesidades que permitirán la supervivencia de
su hijo, como por ejemplo, el hambre. Esta necesidad propia de los recién nacidos, ha
activado el sistema digestivo y metabólico imponiendo un trabajo para el infante. La
respiración ha activado el sistema circulatorio y respiratorio, y finalmente el sistema
cardiovascular ha de activar al corazón.
A través de la activación de todos estos sistemas, como una activación
fisiológica, se inscribe o impregna en el infante una sensación, una representación o
una huella mnémica que proviene del contacto externo, es decir, se articula a partir de
la experiencia primigenia o primaria que el niño establece como cimiento de todas las
demás experiencias, el modo de satisfacer su necesidad desde el punto de vista
psíquico, es decir, el niño experimentaría una sensación a la hora de ser satisfecho,
que nunca más sentirá o al menos, que nunca más podrá explicar a través del
lenguaje. Será sólo a partir de sensaciones, que esta primera experiencia vivida, podrá
ser descrita a posterior, aunque con el trazo de la pérdida en cada traducción y
discurso que le quiera poseer. A esta sensación o representación la denominaremos
representación cosa, es decir, será una representación netamente sensacionada e
imposible de explicar mediante el lenguaje, pues justamente será el lenguaje el
encargado de realizar un corte mediante la representación palabra. Con esto queremos
decir, que la palabra, sepulta a la sensación o cosa.
Volviendo al eje de la angustia, diremos entonces que esta inscripción es
primaria para el aparato mental del sujeto, y que por ende, lo constituye como sujeto,
bajo el entendido de este afecto novedoso y desconocido. Por consiguiente lo
constituirá por el resto de su vida.
Otto Rank en su escrito el trauma del nacimiento describe que la ansiedad
experimentada al momento de nacer, será el arquetipo o modelo de todas las
experiencias de ansiedad futuras a que se vea expuesto el niño. Es decir la angustia,
que se origina al momento del nacer, estará presente en todos los momentos
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posteriores en los que se presenten experiencias displacenteras. Lo que Rank a su vez
argumenta, es algo similar a lo expuesto anteriormente, pues, el autor plantea que al
momento del nacimiento el niño saldría repentinamente de un paradisíaco vientre
materno enfrentándose a estímulos externos (shocks) como la luz, el hambre etcétera.
En el texto inhibición, síntoma y angustia, Freud, menciona a Rank, argumentando
que éste hacia alusión a que todos los posteriores ataques de angustia son intentos de
–descargar por abreacción- el trauma del nacimiento (Sigmund Freud, Inhibición
síntoma y angustia, V., XX, p.: 82)
Pues bien, este afecto denominado angustia será sinónimo de muerte, pues al
momento del nacer paradójicamente se esta muriendo (en el sentido psicoanalítico de
que lo principal en ese momento es la angustia de muerte). Esta angustia alertará al
infante del peligro relacionado a la pérdida, en el sentido de que le indica al aparto
mental, el gasto energético que éste tendrá que realizar bajo la constitución de la
pérdida, y la amenaza que ésta conlleva. Toda pérdida posterior, ha de estar entonces,
relacionada a la primera pérdida del nacimiento, que rompe el estado de quietud y
reclama por psiquis, instalando la idea de que “algo falta” en la vida del sujeto, este
algo faltante, será pues vital y lo entenderemos ligado a la precipitación de la pulsión
de muerte.
Como explicamos anteriormente, el niño se enfrenta en el momento de nacer,
a la muerte misma. Este acontecimiento al que se enfrenta el niño, implanta la
connotación de la “no existencia” como una tendencia de todo ser humano a lo
inorgánico, a lo sin vida, en tanto la tendencia regresiva a cambio de vida, puede
restituir la quietud.
Concluyendo con las ideas anteriores, podemos decir entonces, que la pérdida
se instaura como muerte en el niño a partir de la angustia y exigencia que se le
presenta al aparato mental. Esta pérdida es traducida en angustia teniendo la psiquis
que reconocer que hay “algo” que ya no forma parte de si, generando incompletud e
instaurando una falta que ha de buscar llenarse a costa de símbolo: ello presenta un
problema que requiere de una elaboración, movimiento y trabajo que devuelva al
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equilibrio inicial: Como diría Rank1, viviremos el resto de nuestra existencia,
añorando el retorno (Otto Rank, El trauma del nacimiento).
1
Extracto de un artículo sobre la existencia humana, escrito por Jorge González, estudiante de Letras,
en la Universidad Católica de Chile
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simbólico que es el corte del cordón umbilical, el cual es el hilo mágico que
conectaba a la madre con el hijo. Esta unión es la que posteriormente se traducirá en
la relación fusionada que tendrá la madre con su hijo.
A su vez, este corte simbólico y por ende, este quiebre del equilibrio, hacen
que el niño comience su desarrollo psicoevolutivo a partir de etapas que estarán
guiadas por su madre y el proceso biológico, propio del desarrollo humano, bajo eje
bio – psico – social y sus interacciones constituyentes.
De esta forma, la madre se funda en el niño, como el primer objeto de amor,
poniéndose al servicio de su hijo, bajo el entendido ético y el deber moral de
satisfacer todas sus necesidades, pues como dijimos anteriormente, esta satisfacción
que le otorga la madre hacia a su hijo, es la que permite que la angustia 2 o el caos
sentido por el infante, sea transformado y elaborado en calma y distensión.
Lo anterior nos plantea que será la madre la encargada de devolver la quietud
al recién nacido, pues de no hacerlo, el caos sería absoluto y se transformaría en una
muerte real, por consiguiente, si el niño nace y no cuenta con un sostén llamado
madre, éste no logrará sobrevivir por sí solo.
Este hecho de dependencia absoluta del niño hacia su madre, no es reconocida
como tal por el infante, pues el niño al nacer se encuentra en un estado omnipotente y
narcisista que no le permite reconocer la necesidad de un otro para su sobrevivencia.
Esto quiere decir, que el recién nacido siente a su madre como una prolongación de
él, y no, como una parte externa a él: He ahí la formación narcisista que niega la
incompletud.
Por consiguiente, es a partir de este proceso, que la madre se convierte en una
auxiliar del niño, situándose como contenedora y cumpliendo una función que le lleva
a hacerse cargo de entregar cuidados tanto físicos como psíquicos en para su hijo.
2
Esta angustia es definida por el diccionario de psicoanálisis, Laplanche & Pontalis, quienes se
refieren a ella como la angustia automática, la cual fue introducida por Freud al reformar su teoría de la
angustia en Inhibición, síntoma y angustia 1926, la cual es comprendida comparándola con el concepto
de señal de angustia. La angustia deberá de considerarse como producto del estado de desamparo
psíquico del lactante, que evidentemente constituye la contrapartida de su estado de desamparo
biológico.
25
Estos cuidados implican un desarrollo en el niño desde el momento del nacimiento en
adelante acompañado por este otro en el camino evolutivo.
Es así como la madre será la que irá configurando la mente del niño bajo ideas
preconcebidas que ésta tenía de su hijo antes del nacimiento. Esto quiere decir dos
cosas: la primera de ellas es que el satisfacer las necesidades demandadas, es un acto
de amor de la madre hacia su hijo. La segunda de ellas, es que este acto de amor se
realiza bajo el desarrollo de afectos bajo el comienzo de la instauración en el hijo, de
los deseos de la madre.
Sintetizando la idea anterior, podemos decir entonces que el acto de amor que
la madre realiza por su hijo, es incondicional y genuino. A su ves este acto de amor,
provoca el desarrollo de afectos en el recién nacido, y también la introyección de los
deseos de ese otro en él mismo.
Es así, entonces, como se da inicio al desarrollo psicoevolutivo de los
procesos afectivos en el recién nacido, y junto con esto del aparto mental del infante.
Al referirnos a los procesos afectivos, estamos aludiendo, al cómo el niño
internaliza y externaliza, afectos que se desarrollarán a partir de experiencias
entregadas por su madre. Estas experiencias podrán ser gratificadoras y también
frustrantes. Será esta oscilación de experiencias, las que generarán en el lactante,
afectos ligados al amor y al odio. Por consiguiente, diremos, que las experiencias
placenteras, serán las gratificadoras, y por tanto las ligadas al amor. Por el contrario si
las experiencias son displacenteras, éstas estarán del lado de la frustración, y por
ende, del odio.
Compendiando la idea anterior, decimos que el niño, recién nacido, toma a su
madre como el primer objeto de amor y odio, (a partir de experiencias vividas) con
toda la fuerza e intensidad característica de un lactante; de esta manera el amor se
sitúa bajo la satisfacción de las necesidades que el niño demande, - primeramente la
26
nutrición-, calmando así su sensación y necesidad de hambre. Será entonces el
amamantamiento, la primera experiencia placentera y amorosa que recibirá el recién
nacido.
Bajo esta misma lógica, el correlato afectivo del amor será el odio, el cual se
instaurará bajo la noción de insatisfacción de las necesidades demandadas por el niño.
Esta no satisfacción será traducida por el niño como una frustración y a consecuencia
generará afectos agresivos y de odio hacia el objeto. Al respecto Klein nos dice:
Este párrafo nos dice, que la mente del niño experimenta y percibe que esa
agresión tiene carácter de realidad, y que ha sido proyectada al mismo objeto que
también le entrega placer y amor; es decir, el niño percibe que esas agresiones son
proyectadas a su objeto, presentándole a su aparato mental rudimentario, la
conflictiva ligada a la culpa, pues no tolera haber agredido de tal magnitud a su objeto
amado.
Bajo esta misma lógica, el niño necesita satisfacer sus necesidades para aliviar
y disminuir su tensión. Este proceso incrementa los deseos por su objeto, vale decir,
los deseos por su madre, pues el niño se da cuenta (con el transcurso del tiempo), que
si aquél objeto está presente, sus demandas o requerimientos serán satisfechas con
inmediatez, y la satisfacción de dichas demandas, provocarán el surgimiento de
placer, gratificación y amor.
Es así como se incrementarán los sentimientos de amor en el recién nacido, a
lo cual se le agregará un nuevo componente que trae consigo el amor, a saber: la
seguridad. La seguridad se volverá esencial en este proceso, pues la madre al
satisfacer las demandas del niño, entrega también certidumbre de vida. Es decir, la
27
satisfacción de las demandas producen consecuentemente, la conservación de la vida
del recién nacido.
De este modo, la madre queda anudada como el primer objeto de amor, pues
fue el primer objeto que satisfizo las primeras necesidades de autoconservación,
permitiendo la continuación de la vida de su hijo. Bajo esta lógica la madre le ha
entregado a su hijo amor-seguridad-prolongación. Esta idea se explica por lo descrito
anteriormente, pues esta tríada amor-seguridad-prolongación, es el comienzo de la
vida en el recién nacido, bajo el mismo ordenamiento planteado.
De esta forma, el lactante comienza a desarrollar respuestas de origen
gratificador hacia su objeto de amor. Sin embargo, en la mente del niño el amor y
odio luchan interminablemente, haciendo que persista esta dicotomía o ambivalencia
durante toda su vida, ya que esta dualidad afectiva se convierte en una modalidad de
pensamiento para el aparto mental, es decir, cada etapa de este desarrollo evolutivo
contiene en sí, formas de pensamiento que Freud las considera tópicas a las que puede
regresar el sujeto adulto, por medio de las propiedades del pensamiento y del
psiquismo. Esta idea nos explica a posterior, en la vida adulta por ejemplo, que los
sujetos por diferentes eventos, puedan regresar a una modalidad anterior de
pensamiento, ya sea narcisista, oral, anal etcétera.
Bajo esta dicotomía amor-odio, comienza la actividad mental primigenia del
niño, consistente en la producción de fantasías inconcientes o pensamiento
imaginario. Este acto mental se basa en que el niño fantasee o imagine, bajo una
representación mental, al objeto en su ausencia, es decir, cuando el objeto se ausenta,
en el niño se despierta el proceso ideacional de representar a dicho objeto, pudiendo
así, satisfacerse imaginaria y fantasmáticamente. Dicho de otro modo, la fantasía le
permite al niño descargar sus afectos hacia su objeto, pues las fantasías pueden estar
ligadas al amor-gratificación o al odio-frustración. En sus fantasías agresivas, el niño
desea destrozar a la madre, destruirla en su totalidad. Al respecto Klein plantea:
“...siente que sus impulsos destructivos han destruido realmente al objeto y seguirán
destruyéndolo”. (Melanie Klein, .1937, V., I, p.:312).
28
La autora nos propone que esta fantasía destructiva, tiene una analogía en la
idea de muerte, pues el niño siente que sus deseos inconscientes tienen carácter de
real, es decir, y bajo esta misma lógica, el niño cree fehacientemente que destruyó al
objeto amado, en tanto las sensaciones de odio y agresión son intensamente potentes
en la proyección que el recién nacido le forja a la madre.
Bajo este entendido, el niño necesitará entonces defenderse de estos ataques
(producidos por el mismo), mediante fantasías omnipotentes reparatorias, sin
embargo, esto no repara del todo el daño que percibe que ha provocado, pues como lo
mencionamos anteriormente, la madre se constituye como el objeto mas importante
para él.
Como fue mencionado primeramente, estas fantasías omnipotentes se
constituyen por los sentimientos de culpa que le provocan los ataques hacia su objeto
amado. Será así que todos los actos agresivos y de odio del niño hacia su objeto,
traerán consigo el proceso elaborativo de la fantasía, pues la psique no tolerará la
carga afectiva que le provocará la culpa.
Sintetizando las ideas mencionadas, diremos entonces que el acto de amor es
conocido por el recién nacido mediante su primer objeto de amor. Este objeto será el
encargado de entregar experiencias placenteras y displacenetras, configurando afectos
en el niño que oscilarán entre el amor y el odio. El amor estará ligado a las
experiencias placenteras, y por ende a la satisfacción de las demandas realizadas por
el niño. Por el contrario, el odio, se liará a la no satisfacción de las demandas, es
decir, a la frustración de lo requerido por el menor.
Este último afecto, vale decir el odio, traerá consigo un proceso paralelo, que
consiste en el surgimiento de sentimientos de culpa, por los ataques provocados a su
objeto amado. Es decir, la mente del menor, experimenta estos ataques como reales,
percibiendo fidedignamente que ha matado su objeto amado. Por este motivo, el niño
comienza a organizar fantasías reparatorias con el objetivo de disminuir esos
sentimientos de culpa.
Cerraremos estas ideas planteando que todo el proceso descrito anteriormente,
corresponde a una modalidad del pensamiento, es decir, este desarrollo es una manera
29
de funcionamiento del aparato mental y del pensamiento primario, al cual se podrá
regresar desde la adultez vía regradiente, pues este desarrollo corresponde al proceso
evolutivo, dentro del cual quedarán fijadas las modalidades de pensamiento. Con esto
queremos decir, que a partir del abandono de un estado de completud experienciado
en la estadía del infante en el vientre matero, se anuda también una forma de
sensación y pensamiento a la cual se podrá regresar desde la adultez, aunque con el
costo narcisista de la desvinculación y la negación de la alteridad.
Para una mejor explicación de las ideas planteadas, tomaremos un ejemplo de
la novela el desorden de tu nombre donde se observan ciertos procesos que le ocurren
al protagonista, Julio Orgaz, a conocer:
30
demasiado lo que le resultaba insoportable. (Juan José Millas, El
desorden de tu nombre, Cáp., VIII, p.:76-80).
31
De esta manera se explica el papel que protagoniza la madre con respecto al
desarrollo afectivo del niño, bajo la dicotomía amor-odio. Es así como se originan los
afectos en el recién nacido y que comienza a configurarse la realidad interna y
externa. De tal manera, la madre juega el papel de contenedora del caos sentido por el
niño en el momento del nacimiento.
Es el aquel momento de caos absoluto, donde comienza a manifestarse el
proceso desorganizado del aparato mental, deberá ser la madre, quien reestructure y
constituya los cimientos del pensar en el niño: De esta forma, comienza a instaurarse
en el niño una nueva con-fusión con el otro, esta vez y desde ese comienzo,
ingresando al mundo de lo simbólico y de la cultura.
Será este otro, el que instaurará en el niño las necesidades impuestas por su
deseo, es decir, será el deseo de la madre, el que organizará y articulará las demandas
y necesidades que el niño experimentará a partir del nacimiento, configurando su
estructura de pensamiento.
Esta nueva modalidad de pensamiento en el niño, según cuenta Bion, se
desarrolla a través de la capacidad de reverie que deberá poseer la madre para la
satisfacción de las necesidades de su hijo. Este proceso de reverie, consiste en la
capacidad de la madre de realizar funciones mentales por su hijo dándole tiempo para
que éste pueda realizarlas por sí mismo. El niño internaliza a su madre, a través de la
introyección de las funciones que ésta realiza por él. De esta manera existiría un
cambio o sustitución entre la muerte inicial sentida por el niño, a un encuentro con el
deseo de su madre, y en consecuencia a un encuentro con la realidad, siendo la
frustración, un punto fundante de dicho proceso.
Lo nuclear de este modelo de pensamiento planteado por Bion, será la
centralidad que ahora posee la relación entre la madre y el hijo en el desarrollo de la
mente del infante, es decir, el interés esencial será pues, el objeto, quien estará
encargado de disminuir y satisfacer las demandas impuestas por el hijo.
De este modo, se comienza a articular la nueva estructura que determinará la
forma en que se instaure el pensar en el niño.
32
Al respecto, Wilfred Bion3, plantea que el pensar en el ser humano, se
considerará dependiendo de que haya ocurrido un resultado exitoso de dos desarrollos
mentales fundamentales para dicho proceso:
3
Wilfred Bion, desarrolla detenidamente estas ideas, en su texto, Volviendo a pensar.
33
Este párrafo se sintetiza con la frase de Bion que dice el pensar es llamado a
existir para manejar pensamientos (Wilfred Bion, Volviendo a pensar). Con esta cita,
Bion explica y desarrolla a posterior la idea descrita anteriormente, donde se hace
énfasis, en que será el “pensar” nuestra gran estructura mental la cual articulará,
elaborará, y procesará pensamientos.
Es así, que dependiendo del comienzo del desarrollo de los pensamientos,
éstos podrán ser clasificados, según el autor, como la preconcepción. Esta
preconcepción, se puede explicar como un pensamiento vacío, o un pensamiento sin
conocimiento. De este modo, el recién nacido, no posee conciencia de los estímulos
que existen a su alrededor, por consiguiente, carece de conciencia y no presenta
conocimiento de que existe, por ejemplo, en el caso de la leche, desconoce la utilidad
de ésta, mas aún que su rol fundamental es de sobrevivencia. A pesar de que el niño
nace con una disposición que le es propia, es decir, innata, de esperar con
expectativas lo que el medio le entregará, sin poseer conocimiento de lo que
demanda, es decir, este requerimiento se vuelve incognoscible para él.
Es por este motivo, que cuando la madre (con el afán de cumplir con su rol
materno), le proporciona al niño, el alimento, (el cual es recibido mediante el
contacto con el pecho materno), el infante mentalmente forja una concepción o idea
de pensamiento frente al alimento, por consiguiente crea una conjunción o vínculo,
con correlato afectivo a la experiencia vivida, determinándose así la ecuación
alimentación = satisfacción. Este evento, de relacionar un hecho con otro, se
denomina concepción, siendo a su vez en esta dinámica, descrito como una segunda
categoría de pensamiento. Bion explica este acontecimiento de la siguiente manera:
34
realización del hecho y es sincrónica con el desarrollo de una
concepción. (Wilfred Bion, Volviendo a pensar, p.:153)
35
Demanda
Angustia sin
(hambre) elaboración Llanto
Satisfacción =
distensión
Angustia
Otro
Elaborad
(Madre)
a
36
en forma tal que puede tolerarla (los temores son manejables por
la personalidad del niño). Si la madre no puede tolerar esas
proyecciones, el niño se ve reducido a continuar la identificación
proyectiva llevada a cabo con mayor fuerza y frecuencia. (Wilfred
Bion, Volviendo a pensar, p.:158)
37
Podemos realizar una analogía de esta función alfa, con las dos ideas iniciales
planteadas por el autor, a saber: preconcepción-concepción.
La preconcepción podría ser entendía a partir de los elementos beta como
impresiones sensoriales que posee el niño, de las cuales el recién nacido no posee
conocimiento alguno, es decir, serían pensamientos vacíos a los cuales el autor hace
alusión a partir de que en la preconcepción el niño posee una experiencia emocional
y una necesidad innata de recibir algo incognoscible. De esta manera, cuando la
madre satisface la demanda, instaura en el niño la sincronía o vínculo de la
experiencia de necesidad = satisfacción, la cual será denominada como concepción.
A partir de la activación de la función alfa, a través de la identificación
proyectiva, estos elementos beta serán devueltos en elementos alfa. La analogía será
entonces, que estos elementos alfa corresponderían a la concepción mencionada con
anterioridad, pues la madre le devuelve al hijo pensamientos de su propio aparato de
pensar pensamientos.
38
bajo la búsqueda de objetos similares a ella, con el fin de restituir la completad inicial
que el niño poseía. Freud nos menciona en su texto, contribuciones a la vida
amorosa que los sujetos a lo largo de su vida, están en una constante búsqueda de
objetos los cuales están anudados a una marca instalada por la madre como el primer
objeto de amor. Es por esto, que cada intento que el sujeto realice en su búsqueda
objetal, será entonces, la pesquisa de realizaciones de fantasías infantiles
inconscientes de poseer a la madre. Estas fantasías surgieron a partir de las primeras
satisfacciones que el niño recibió de su objeto primigenio.
El proceso por el cual deberá pasar el niño, consiste en un reconocimiento
bajo la necesidad de otro. Es decir, el niño registra en sí mismo la incompletud que
posee y por ende reconoce -bajo esta línea-, el requerimiento de otro para restituir
esta completud inicial. A este reconocimiento, Freud lo denomina, la herida
narcisista. Esta herida narcisista consistirá en que el individuo se reconoce como un
ser en falta, esto quiere decir, que por sí solo, no será capaz de satisfacer sus propios
deseos.
Todo este proceso sitúa y es constituyente del psiquismo y del pensar en el
ser humano, dejando claramente establecido que las propiedades del pensar
equivalen a decir modalidades de construir la realidad y de ser en esa realidad
constituida. Estos puntos los trataremos, conjuntamente con otras propiedades de
pensamiento, en el apartado acerca de la regresión y de la resignificación a posterior.
No obstante, cabe consignar que es por medio de las modalidades de pensamiento
que se instaura la forma en que los sujetos se relacionarán a posterior con los objetos
que lo rodean, pues eventualmente, un sujeto podría relacionarse de una manera
narcisista en el sentido de que no observa a los objetos como otros, sino más bien
como una prolongación de sí mismo en la vida adulta, dadas las propiedades
regresivas del pensamiento que lo permiten.
Ejemplificamos lo anterior, diciendo que el sujeto narcisista no reconocería la
satisfacción de sus necesidades a partir de un otro, sino que las reconoce como
demandas que serán satisfechas por él mismo, o bien, que serán satisfechas por el
otro, bajo la modalidad de la no reciprocidad ni reconocimiento de aquél otro como
39
una alteridad, castrante. Con esto nos referimos a que las relaciones objetales se
constituyen bajo la modalidad de una complementación de objetos, que se constituye
bajo la noción de que tú me das lo que yo necesito y recíprocamente te doy lo que tú
necesitas. Esta modalidad es distinta a la narcisista, donde se plantea la ecuación: tú
me das lo que yo necesito y yo continúo demandándote necesidades.
Con lo anterior, nos referimos a que los sujetos podrán entablar relaciones en
las cuales exista una diferenciación de otro, que demanda y satisface necesidades,
versus relaciones en las cuales se ve a ese otro como uno mismo y bajo una
prolongación que se traduce como continua demanda.
Es importante mencionar que esta falta a cual nos referimos, pondrá en
movimiento y trabajo al aparato mental, bajo la búsqueda de la completud. Esta falta
será entendida en la esfera del amor, como una acción que presenta el amante, quien
busca en su amado la satisfacción a partir de la incompletud que se reconoce. El
amor entonces se posibilitará bajo esta dialéctica: lo que al objeto le falta, el otro lo
posee.
Bajo lo entendido anteriormente, retomaremos la novela el desorden de tu
nombre, con una de las citas más importantes de Laura, en el momento que decide
matar a su esposo:
40
cuales es capaz de prescindir, tras la envestidura narcisista y omnipotente que le lleva
a la destrucción de los objetos, que le hablan de su propia incompletad: yo te mato,
porque tu no me das lo que yo necesito.
En este texto citado, observamos que Laura hace una regresión a un estado
inicial de autosatisfacción, en el momento que se desnuda y llama a Julio. De esta
manera se produce un retorno hacia un estado primario de satisfacción plena, donde
no se necesita de un otro para poder existir, sino sólo, donde basta con la presencia
de sí misma. Este estado es característico de la omnipotencia o narcisismo,
momentos que a su vez se caracteriza por el hecho de que la libido ha sido retirada o
retrotraída de los objetos externos siendo instalada en el cuerpo de Laura. Es por esto
que ella no requiere de una conversación con Julio, sino sólo de escuchar su voz bajo
el entendido de una proyección en Julio de su propio yo.
El amor en Laura es vivido bajo la idea narcisista: yo te amo porque tu me
das lo que necesito, y por ende lo que no poseo. Por este motivo, los objetos se
vuelven prescindibles en el momento que no logran dar y satisfacer la demanda del
amante: el amado es entonces sepultado.
Es probable que Laura durante su vida, haya realizado constantes búsquedas
de objetos de amor, siendo la mayoría de éstos desechados bajo la idea de la muerte.
Es decir, en el momento que los objetos se presentan como inservibles, Laura los
elimina porque no tolera la pérdida que implica una separación frente al objeto. Esta
idea se nos presenta en el sentido de que: si tu no me sirves, yo te elimino porque no
le servirás a otro; se articula también la idea narcisista expresada en la síntesis: si tu
no me satisfaces, no dejaré que satisfagas a otro.
Finalmente, y concluyendo el capítulo relacionado al nacimiento y al
narcisismo primario, podemos decir, que el evento central que anudará los afectos y
el pensamiento en el infante, será el nacimiento. Este proceso, de pasar de un estado
paradisíaco a un estado de caos, obligará al aparato mental del niño a un trabajo
psíquico de elaboración del estado afectivo primigenio, a saber: la angustia.
41
El psicoanálisis nos plantea que será el acto del nacimiento, el que instaurará
el afecto más primitivo de todo ser humano, ante el cual se regresará frente a
cualquier situación que ponga en riesgo el equilibrio psíquico.
De esta forma y como lo expresan distintos autores, el nacimiento instaura la
percepción en el individuo de la vida y la muerte. Paradójicamente, el nacimiento es
el acto inicial del desarrollo evolutivo de todo ser humano, sin embargo, este mismo
acto es percibido y sentido por el lactante como el caos absoluto, fusionándose a la
concepción de la muerte, en tanto esta última remite a la desorganización final.
AMOR Y NARCISISMO.-
42
Nos preguntamos entonces ¿Qué es el amor?. Podemos acercarnos a la
respuesta planteando que el amor es la trama central en la vida de todo ser humano,
más aun, el eje que guía el actuar de los sujetos bajo la idea de la totalidad y de la
plenitud. Pero ¿Bajo que términos usamos la palabra amor?. El concepto o término
amor ha sido largamente cuestionado y discutido desde los inicios de la existencia,
tomando este inicio como el comienzo del desarrollo del pensamiento, y del
desarrollo psicoevolutivo.
La definición del concepto amor, es dispersa y cuantioso en cuanto a sus
significados, pasando por evoluciones y adaptaciones a lo largo del desarrollo
histórico cultural y social. Por este motivo definiremos ciertas ideas acerca del amor.
Primeramente tenemos la definición académica de diccionario, que nos dice:
“el amor es un afecto por el cual busca el animo el bien y apetece gozarlo”. Esta
definición hace alusión a definir un afecto indefinible a través del lenguaje, pues una
de las características principal de este afecto, es la subjetividad. Esta subjetividad nos
quiere decir que cada sujeto vivirá el afecto aquí expuesto, a partir de sus creencias,
valores y experiencias vividas durante el desarrollo psíquico, pues cada sujeto posee
una visión, en tanto percepción, particular y única de la construcción de la realidad.
Otra enunciación podría ser: “pasión o afecto grande que posee un persona por
otra”. Por su parte la religión católica, en su texto bíblico, nos plantea que el amor es
“Dios padre, todo poderoso”.
Aquí nos quedaremos con la concepción psicoanalítica del térmico amor,
como una construcción socio-cultural, que se constituye de una manera propia
arraigada en cada sujeto a partir justamente de la relación que se tenga con los otros.
Nos referimos a los otros o al otro con un tinte de utilidad o deseo frente a la idea de
satisfacer nuestras necesidades.
Este constructo se constituye con fines propios del desarrollo de la norma
social. Al respecto Brito & Toledo nos dicen:
43
y necesidad se adscribe a la utilidad o al uso de “otro”, en razón de la
propia satisfacción y del deseo. Estos eventos le permiten al sujeto
disminuir la angustia. (Brito, & Toledo, en prensa. 2006).
44
desarrollo afectivo, que le permitirá al sujeto concluir un proceso de estructuración
psíquica.
Para entender el proceso de aprendizaje, a través del desarrollo afectivo,
tenemos primeramente que entender que el sujeto logrará una constancia objetal a
partir de la aceptación de pérdidas anteriores de objetos. Es así que se nos explica que
el aprendizaje afectivo del ser humano, está marcado por una y otra sucesión de
dolorosas pérdidas objetales. Finalmente, el aprendizaje afectivo es y será aprender a
perder.
Pondremos como ejemplo el acto que culturalmente da muestra y fe del amor,
a saber: el matrimonio. Este acto implica la unión fusionada de dos objetos
enamorados que se completan. Pues bien, este acto de fusionarse con otro, implica
matar a otros objetos de deseo, los cuales podrían en su momento haberse concretado
como objetos de amor, es decir, toda elección objetal requiere necesariamente de
perder a otro. Freud desde el psicoanálisis nos dice que cuando dos sujetos se unen,
hay otros objetos de los sujetos, que se mueren, siendo el amor el constructo que
contiene el deseo de unión con el objeto amado. Expresado de otra manera, el
casamiento como icono de la fusión de objetos que se desean, adquiere un proceso
paralelo que está determinado por el hecho de que cuando se realiza una elección de
objeto, se mata a otros objetos que no fueron optados, es decir, en el proceso de
exploración de objetos ha de elegirse a uno que descarta o excluye la posibilidad de
unión con otros.
En este punto se nos anudarán al acto de amor, “las sombras que han de caer”,
planteándose la idea de que todo proceso de búsqueda y encuentro objetal, provoca
una evocación de las perdidas vividas hasta ese momento, resignificadas en la
actualidad, pero devenidas de otros tiempos, ahora, reformulándose en una nueva
categoría de discurso: pues las sombras están presentes en la ausencia.
Bajo la aceptación y por ende bajo la elección objetal, comienza a
desarrollarse una forma de amar en el sujeto, bajo la siguiente expresión, como lo
explica Brito & Toledo: “yo te quiero porque tu me das lo que tu quieres” o “yo te
quiero puesto que tu me das lo que tu quieres y con eso es suficiente. Encontramos
45
así una ironía propia de la ilusión generada por el pensamiento a modo de
representación del amor, construido como defensa por el aparato mental, pues en la
implicancia del “tú me das lo que tú quieres” está contenida la gran herida del ser
humano y la negación de su incompletud, construida a través de la ilusión de que no
se necesita a otra persona para estar completo (Brito & Toledo, en prensa, 2006).
La idea explicitada en la cita: “yo te amo porque tú me das lo que yo
necesito”, anuncia en la esfera de la necesidad y del deseo, que se ha puesto una
propia necesidad y carga en el otro, es decir, la herida narcisista de la que hablamos
anteriormente, en realidad nos dice “yo te quiero porque no puedo ser, por mi mismo,
completo”, o bien, “necesito y deseo de ti para mi completud”.
Es así como se hace necesario en el ámbito del desarrollo evolutivo, la
expresión del logro del propio narcisismo. A fin de cuentas, cuando hablamos de la
herida narcisista, estamos hablando del dolor que nos causa el tener conocimiento de
que no somos por nosotros mismos suficientes para nuestra completud, es decir, nos
reconocemos como sujetos en falta, incompletos y requerientes de aquello que el otro
posee y que yo no tengo, ni lograré tener por mi mismo.
De esta manera, comienza la articulación de una forma de amar a los sujetos,
bajo el entendido y la aceptación de la herida narcisista, que nos hace reconocer
nuestra incompletud frente a los otros. Será aquel otro el encargado de otorgar la
satisfacción a la demanda del sujeto, pero también ese otro será el que enuncie su
incompletud, pues, al reconocer la necesidad específica en el otro, este también es
quien remite a esa falta fundante.
Para que lo anterior suceda, será necesaria la salida del autoerotismo y
narcisismo, como etapas del desarrollo psicosexual, básicas y primigenias, las cuales
poseen como característica esencial – tal como lo hemos desarrollado anteriormente -,
que la libido esta puesta sobre el mismo cuerpo del sujeto, es decir, no habría objeto
más que el propio cuerpo:
46
el cuerpo propio. Este estadio recibe el nombre de autoerotismo, y es
relevado por el de la elección de objeto. (Sigmund Freud, Tótem y
tabú, 1913, V., XIII, p.: 92)
El autor nos confirma así, el estado inicial por el que atraviesa todo sujeto, en
el cual la libido se instala en el propio cuerpo, sin ver más allá de él mismo. Este
punto acerca de la libido es importante, pues justamente lo que le duele al sujeto
adulto, a la hora de hacer perdidas, no es la pérdida del objeto en sí, sino mas bien, la
libido que se tenía invertida sobre el. Cuando hablamos de libido invertida, nos
estamos refiriendo a la carga energética que sobrelleva el investir libidinalmente a
otro con mi propia energía vital, la cual va a permitir que el afecto hacia el objeto, sea
constante y se mantenga en el tiempo.
Análogamente a este suceso, reaparecen en la construcción psíquica del sujeto
las ya mencionadas “sombras”, las cuales en el período de desorden reaparecen con
brutal intensidad y fuerza, pues será el estado de desorden, el que le permitirá al
aparato mental del sujeto, reconocer y diferenciar la posesión del objeto actual en
comparación a relaciones objetales anteriores. Este proceso hace que el sujeto
conciba que el amor será un estado de desilusión, y será esta concepción, la que lo
lleve a descubrir que la simbiosis generada, no fue con su objeto primigenio de amor
arcaico llamado madre, y más aún, que nunca pudo ni podrá serlo.
La simbiosis o fusión con el objeto, - plantean los autores antes mencionado -
harán que el sujeto sienta un enamoramiento absoluto por su objeto, concebido éste
como perfecto, total y capacitado para contener al sujeto y sus imperfecciones. (Brito
& Toledo, en prensa 2006)
De esta manera se va constituyendo el funcionamiento entre el sujeto y su
objeto, articulados de la siguiente forma: el sujeto enviste a su objeto con libido,
cargando energéticamente al otro, quien bajo esta misma lógica, le devuelve la libido
al sujeto.
Dicho lo anterior, debemos señalar que ese proceso de envestidura libidinal
sobre sí mismo, ha de denominarse narcisismo. Sin embargo, quedan puntos por
47
develar, tras la necesidad de preguntarnos por la relación del desarrollo y
configuración narcisista, y la aplicación de dichos conceptos a la temática central de
la novela.
1. Delirio de grandeza.
2. Extrañamiento de su interés respecto del mundo exterior.
4
Introducción al narcisismo, 1914.
48
Esta segunda alteración los hace inmune al psicoanálisis ya que los vuelve
incurables para dicha teoría. Aún así este extrañamiento en este tipo de pacientes
posee una característica inusual, el histérico y el neurótico obsesivo, también perdido
su interés en el mundo exterior (dentro de parámetros de su enfermedad) perdiendo
así un vínculo con la realidad. Sin embargo, el análisis muestra que dichos pacientes
no pierden el vínculo erótico con personas y cosas, este vínculo se mantiene y
conserva en la fantasía es decir, se han sustituido objetos reales por objetos
imaginarios de su recuerdo o los han mezclado con estos. Diferente es el proceso en
los parafrénicos ya que parecen haber retirado toda su libido de las personas y cosas
del mundo exterior pero sin sustituirlas por otra en su fantasía.
Es aquí cuando Freud se pregunta ¿cual sería el destino de aquella libido retirada
por completo de los objetos?. Pues bien la libido retirada del mundo exterior fue
conducida al yo y es así como surge una conducta que llamaremos narcisismo. Es
justamente el delirio de grandeza quien indica el camino de aquella libido sustraída.
Este delirio por su parte, es un delirio ya existente, es por esto que se concibe al
narcisismo que nace por replegamiento de las investiduras de objeto como un
narcisismo secundario que se edificará sobre la base de otro que ya existió, es decir,
narcisismo primario.
Tal como lo explica el diccionario de psicoanálisis (Laplanche & Pontalis) para
Freud, el narcisismo primario designa, de un modo general, el primer narcisismo, el
del infante que se toma a sí mismo como objeto de amor antes de elegir objetos
externos a él. Este estado correspondería al periodo de omnipotencia en sus
pensamientos. Ha resultado complicado atribuir específicamente a un periodo esta
etapa, sin embargo, se considera como una fase muy primaria posterior al
autoerotismo5 y anterior al amor de objeto, junto a esta aparición de objeto, pareciera
5
Este término fue descrito como una cualidad de un comportamiento sexual en el cual el niño
obtendría satisfacción recurriendo específicamente a su cuerpo, es decir sería un estadio donde no
habría un objeto externo para lidibinizar. Junto con esto en el texto Introducción al narcisismo (1014)
Freud haría la diferencia entre autoerotismo y narcisismo refiriéndose al primero como aquella fase
donde aún no existiría desarrollo del yo alguno.
El autor que acuña el término es H. Ellis quien se refiere al término como un fenómeno de emoción
sexual espontánea producido en ausencia de todo estimulo externo, así lo explica el diccionario de
psicoanálisis de Laplanche & Pontalis, página 40.
49
ser simultanea la configuración temprana del yo. En el texto pulsiones y destinos de
pulsiones del año 1915, Freud nos enunciaba la etapa autoerótica y nos decía:
Esta cita nos plantea, la posición que ocuparía la libido respecto al objeto,
pues de aquí podemos inferir a posterior, la existencia de una forma amorosa, es
decir, en el desarrollo adulto, los sujetos podrían desarrollar formas de amor en donde
su libido no sea proyectada al objeto sino más bien a su propio yo.
50
el pecho se va y vuelve, esto equivale a la percepción de que alguien está
produciendo una tensión, frustración, angustia, o también una gratificación, y esta
dualidad vital de ausencia–presencia. De tal forma, la ausencia ha de asociarse al
pecho malo y la presencia al pecho bueno, aunque según Freud, la presencia ha de
igualarse a gratificación y la ausencia a la frustración.
Posterior a esta explicación, y una vez que Freud avanzó en sus tópicos, éste
autor designó al autoerotismo a un primer estadio de la vida anterior a la constitución
del yo, la cual pareciera ser la vida intrauterina y es desde esta manera que va a
desaparecer la diferencia entre autoerotismo y narcisismo. Este último alcance es el
que permanece hasta nuestros días en el pensamiento psicoanalítico. Sin embargo,
años antes de escribir su texto introducción al narcisismo, Freud planteaba al
autoerotismo como una etapa normal del desarrollo psicosexual. En su escrito del año
1911, puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia ya nos planteaba
acerca del autoerotismo que:
La cita nos propone la ruta o camino que deberá recorrer la libido en la vida
de los sujetos, para encontrarse con un objeto externo que proporcione los
requerimientos del sujeto. Será condición necesaria para este encuentro objetal, el
haber salido de la etapa autoerótica. Esta misma idea es tomada años antes en las
cartas escritas por Freud a Fliess en 1899, mostrándole ya entonces, el curso normal
que debía recorrer un sujeto, para así, eventualmente a posterior, desarrollar una
patología que remitiera a esta fase del desarrollo, sin embargo, lo referido a
continuación, será citado para demostrar la concepción que en ese entonces, Freud
51
poseía acerca del autoerotismo y narcisismo. El autor planteaba:”Entre los estratos
de lo sexual, el inferior es el autoerotismo, que renuncia una meta psicosexual y sólo
reclama la sensación localmente satisfactoria”. (Sigmund Freud, Carta 125, 1899,
V., I, p.:322)
La idea citada, nos insiste en el reconocimiento de una fase inicial en el
desarrollo psicosexual, la cual, tiene como característica principal, la no existencia de
un objeto. Esta no existencia objetal, instaura al cuerpo del niño como el objeto
investido de libido, esto quiere decir, la no existencia de un objeto, hace que el niño
dirija la libido hacia su propio cuerpo. Cabe señalar, que la madre esta presente como
otro externo, sin embargo, y tomando en cuenta la etapa por la que atraviesa el
lactante, éste no logra percibir a este otro como un ente externo a él, sino más bien,
como una prolongación de su propio cuerpo.
Sintetizando las ideas anteriormente expuestas, dijimos que el amor se
constituye como una forma de pensamiento y que hace alusión al desarrollo
psicoevolutivo por el cual el atraviesa el lactante.
Esta etapa, se caracteriza por el egocentrismo del niño, pues éste ha de ser un
beneficiario directo de la situación intrauterina, de aquella instancia en la que todas
las necesidades básicas están cubiertas por completo; por su parte, el autoerotismo de
Freud supone, el trabajo del niño por satisfacer y cubrir por sí mismo sus necesidades
y faltas, donde el proceso de investidura libidinal se realiza justamente cubriendo al
cuerpo de aquella libido.
52
impúber ha de descubrir el acto narcisista primario de autosatisfacción. Al respecto
Toledo en su tesis: Indagación teórica acerca de la nosografía establecida por Freud,
en sus tres avances metapsicológicos, nos plantea lo siguiente:
Cabe entonces señalar que el niño en esta etapa autoerótica es polar, pues las
experiencias vividas en su relación con el medio y sus objetos, han de presentarse a
partir de su registro en experiencias positivas o negativas según la perspectiva
Kleiniana, la cual nos plantea que el niño escinde sus experiencias y su relación con
el objeto no logrando, por ende, integrarlo en su totalidad, sino sólo parcialmente,
53
pues su yo (rudimentario), está desorganizado, y por esa razón sus experiencias se
limitan a vivenciar los extremos de la gratificación y de angustia.
Esta fantasía generada por el niño, permitirá que este se descubra, a través de
un autoconocimiento, y que a su vez desarrolle defensas primarias y rudimentarias
como la introyección, la proyección y la escisión, pues la fantasía le dice al niño que
el objeto pecho le pertenece. Será entonces el desarrollo biológico y la repetición de
las experiencias, las encargadas de provocar en el niño un darse cuenta de que en
realidad el objeto pecho no le pertenece y que por ende no ha sido introyectado. Por
consiguiente el lactante comienza a percibir la ausencia y presencia del objeto, y será
esta oscilación la que conoceremos en la teoría kleiniana como pecho malo y pecho
bueno. De esta manera la autora nos propone que el pecho malo ha de asociarse a la
ausencia objetal y por ende a la frustración, por su parte el pecho bueno ha de estar
relacionado a la presencia objetal y por lo tanto a la gratificación.
54
De esta manera, estamos diciendo que el sujeto deberá realizar una elección de
objeto, lo cual nos permitirá especular que el paso del autoerotismo hacia la elección
de objeto, estará mediado por un estadio narcisista, caracterizado por el hecho de que
la libido está retrotraída al yo del sujeto. Este punto acerca del retraimiento libidinal
sobre sí, es compartido por la posición autoerótica, aunque con una diferenciación en
el orden psíquico, pues el narcisismo comienza a definirse por el desarrollo de la
visión y conciencia, que el sujeto comenzará a experimentar de su propio cuerpo, el
cual (cuerpo) esta configurado como el objeto sexual del infante, es decir, el impúber
va a obtener placer en la aproximación con su propio cuerpo que se ha designado
como el primer objeto de placer, y por ende, como el primer objeto de amor. Ya en
1914, Freud nos decía que la libido fue retirada del mundo externo, para instalarla en
el propio yo del sujeto, dando lugar así a una fase llamada narcisismo (Introducción al
narcisismo).
55
algo muy importante que tenía relación con que, las personas que estuviesen al
cuidado y por ende a cargo, de cubrir las demandas del niño, como por ejemplo la
alimentación y la protección, quedarían atadas como los primeros objetos sexuales en
la vida del lactante.
56
Julio quería que Azcárate fuera sumiso frente a su discurso pero le
molestó no poder lograr dicha sumisión, lo único que Azcárate
quería saber era si su ejemplar se publicaría o no. Julio le comentó
que aún no lo decidía pero que tenía versiones contradictorias de su
libro (cosa que no era cierta porque a Julio le había encantado la
manera de escribir de Azcárate). (Extracto capítulo IX, el desorden
de tu nombre).
57
Julio comprendió que los papeles se habían invertido completamente
lo que le disgustaba por completo. La conversación termino mal,
Julio lo único que quería era irse del restaurante se sentía totalmente
cuestionado y atacado por el joven escritor el cual para terminar le
comentó que no tenía apuro en su publicación y que si la editorial
decidía no hacerlo, no había problema porque ya llegaría alguna otro
editorial que lo publicara. Luego de aquel comentario se retiraron
del local y Julio decidió irse. (Extracto capítulo IX, el desorden de tu
nombre).
Este es otro párrafo donde se observa la temática narcisista por parte de Julio,
éste no logró tener el control de la situación como tanto le gusta, sintiéndose
menoscabado y opacado en el sentido de que su existencia no era relevante para los
otros, percibiendo un miedo a que los otros despreciarán su trabajo literario con una
envidia desbordante, la cual inconscientemente, le hacía cuestionarse acerca del por
qué Azcárate y no él. Más aún si él tenía todas las capacidades intelectuales, (por
supuesto que estas capacidades eran más bien a nivel de fantasías pues nunca había
logrado escribir a lo largo de su vida), que le permitirían realizar una obra literaria.
Junto a esto existía aún mas la contradicción en su ida profesional ya que Julio era
quien decidía la publicación o rechazo de las obras literarias, entonces él sabía de la
completa razón que tenía Azcarate cuando le planteaba la interrogante del porqué aún
no publicaba. Lo más probable es que Julio sabía, a nivel inconsciente, que su falta de
talento provocaría un fracaso en la editorial donde trabajaba y que por ende su escrito
sería cuestionado por los colegas. Esta suposición esta dada por el hecho de que Julio
nunca logró escribir cabalmente alguna idea que surgiera desde sus propias
experiencias, pues siempre se encontraba arrebatándole los pensamientos a los otros.
Retomando las ideas anteriores, cabe mencionar que cuando Freud distingue
a una libido yoica que inviste al yo (también conocida como libido narcisista), de una
libido del objeto que inviste a los objetos, nos está esbozando la existencia de un
58
desplazamiento de la libido del objeto, que ha de volverse sobre el yo del sujeto. Por
consiguiente, que dicho retraimiento de la libido desde el objeto al yo, ha de
denominarse narcisismo, siendo en su característica esencial, la incapacidad del
sujeto para hallar un curso objetal de manifestación de las tensiones, esto quiere decir,
que el narcisismo es un proceso de orden psíquico que determina, que cuando el
sujeto se ve imposibilitado de alcanzar la satisfacción en un objeto externo a él, ha de
lograrlo de una manera interna, tomando al cuerpo inicialmente como fuente objetal
de satisfacción. Esto se nos presenta en la cotidianeidad, con sujetos que se aman a sí
mismos y a su propio cuerpo como portador de sí.
Todo lo expuesto anteriormente, nos habla de la dinámica que Freud define
como narcisismo primario, que va a estar a la base de las configuraciones narcisistas
posteriores, y que concomitantemente van a formar el narcisismo de orden secundario
en la organización del aparato mental del sujeto.
59
En este punto es importante mencionar que la forma de funcionamiento del
aparato psíquico del sujeto, ha de renunciar a la posición satisfactoria de su
evolución, en la medida en que encuentra una forma satisfactoria que compense la
fase anterior por la fase posterior, es decir, el impúber sustituye una satisfacción
libidinal de un fase específica, por otra fase o etapa, y es en ese instante de traspaso,
cuando en el niño se instaura una represión de orden orgánico.
6
Tipo de elección de objeto que se efectúa sobre el modelo de la relación del sujeto con su propia
persona, y en la cual el objeto representa al propio sujeto en alguno de sus aspectos. (Laplanche &
Pontalis, p.: 110)
60
De acuerdo a esta descripción, Freud nombra tres posibilidades de elección
narcisista de objeto, que son desarrollados por Toledo, en la Indagación teórica acerca
de la nosografía establecida por Freud, en sus tres avances metapsicológicos, donde
se explica lo siguiente:
3. Se ama a aquella persona que fue parte de uno mismo: Aquí se alude al amor de
los padres sobre los hijos, que también ha de poseer un carácter narcisista, a saber: El
padre atribuye al hijo todas las virtudes y potencialidades que él ha querido tener.
61
extrema y permanente, sino que también, el autor utiliza este concepto planteando
que el narcisismo constituye un funcionamiento permanente en el sujeto, puesto que
este narcisismo se anudó como una forma de pensamiento en el psiquismo del sujeto,
dentro del desarrollo psicosexual freudiano. Con esto queremos decir, que todas las
etapas o fases por la que deberá pasar el infante dentro del desarrollo psicosexual,
quedarán anudadas como modalidades de pensamiento, pues justamente el narcisismo
corresponde a la primera fase de la etapa oral.
62
sexual, la libido, de una energía de las pulsiones yoicas. (Freud, 1914,
V., XIV., p.: 74)”
63
u originario del niño. Lo que el hombre haría en su elección de relación con el objeto
sería transferir ese narcisismo primigenio sobre el objeto sexual, apuntalando a este
nuevo objeto con su libido7. Este apuntalamiento de la libido sobre el objeto daría
lugar a la génesis del enamoramiento, estado que recuerda a un empobrecimiento
libidinal del yo pero en beneficio de su objeto de amor.
Podríamos decir entonces que la elección de objeto tendría dos caminos que son
descritas por Toledo en su trabajo de título donde nos propone:
1. El tipo narcisista donde se ama lo que uno mismo es, a lo que uno mismo fue,
a lo que uno querría ser o a la persona que fue una parte del sí-mismo.
2. El tipo de apuntalamiento donde se ama: a la mujer nutricia es decir a la
madre o mujer que lo crió o se ama al hombre protector.
7
Cuando hablamos de apuntalamiento de la libido, nos estamos refiriendo al apoyo que hace el sujeto
sobre un determinado objeto o zona, para satisfacer y repetir las experiencias de placer, con el objetivo
de mantener la autoconservación del organismo.
64
NACIMIENTO ANGUSTIA AUTOEROTISMO
65
1° FORMA DE PENSAMIENTO
2° PRIMERA FASE DE LA ETAPA ORAL PERTENECIENTE AL
DESARROLLO PSICOSEXUAL.
66
hijo. Cabe señalar que el deseo, no es un proceso separado al descrito anteriormente,
sino por el contrario, el deseo se encuentra transversalmente situado desde el
momento de la concepción del hijo en adelante, y se hace presente desde el momento
del nacimiento. Con esto queremos decir, que la madre instaura su propio deseo en el
hijo, desde el momento de que éste es concebido.
La concepción del concepto “deseo” en Freud se relaciona y liga a signos
infantiles inalterables, es decir, que todo sujeto va a ir articulando sus vivencias de
satisfacción en torno al desarrollo psicosexual. En estos procesos el infante
apuntalaría su libido en actividades que se volverían placenteras. Junto a estas
actividades, como por ejemplo estar con su madre, se van erotizando zonas corporales
involucradas en las acciones correspondientes. Es de este modo que surge el deseo
del niño en un doble sentido: por una parte desea a la madre y por otro desea ser el
deseo de su madre la que a su vez instauro sus propios deseos en el hijo.
En este punto es necesario introducir las ideas de J. Lacan quien se ha
dedicado a centrar los descubrimientos freudianos en relación al concepto de deseo
colocando este término en un plano substancial dentro de la teoría analítica.
Lacan plantea que la necesidad se dirige a un objeto determinado o especifico
con el cual se daría satisfacción a dicha necesidad. Por otro lado diferencia el término
“demanda” planteando dicho concepto como un algo que es dirigido a otro, la cual en
su mayoría de las veces es demanda de amor. Finalmente, deseo surgiría de la
separación entre necesidad y demanda. El concepto de deseo es central y primordial
en el pensamiento humano, el deseo sería esencia de todo sujeto y a su vez sería el
eje de la existencia humana. Lacan es quien daría los lineamientos para centrar al
deseo en otro pero no en otro como fuente de satisfacción, sino más bien porque en
aquel otro se anuda el deseo de reconocimiento y el reconocimiento del deseo, es
decir la incompletud. Este juego de palabras alude a que en el otro se reconoce que
uno desea y este sería el motivo por el cual vivimos en relaciones con infinitos
encuentros y búsquedas con la alteridad.
Dijimos también, que el impúber deberá salir de esta etapa para continuar con
su desarrollo evolutivo, y que dicha salida estará caracterizada por el curso que siga la
67
libido del infante, es decir, se esperará que la libido se retire del cuerpo del niño, para
instalarse en el objeto externo al niño. De esta manera el infante continúa su
desarrollo evolutivo dentro del desarrollo psicosexual, para así dar paso a las
siguientes etapas y finalmente ingresar al complejo de Edipo, como un segundo gran
evento, dentro de su precoz desarrollo.
AMOR.
CONFLICTO
68
“La vida no es significado, es deseo” (Charles
Chaplin)
CAPÍTULO III:
69
A modo de síntesis conectiva, introduciremos algunas ideas del trabajo de
título de Toledo, donde queda claramente establecido la denominación a la libido
como un concepto de la teoría de la pulsión freudiana.
Por su parte el desarrollo que realiza Freud con sus pacientes, le permiten
concluir que la libido no sólo se origina en los órganos sexuales, sino que se también
se origina en cualquier parte del cuerpo, y fue por tales efectos que construyó la idea
de libido del yo. Esta libido del yo sería la que inviste al yo del sujeto, por este
motivo, esta libido es conocida también como libido narcisista y se diferencia de la
libido objetal o de objeto, la cual inviste a los objetos externos.
70
libido no posee tal carácter, o sea, la no satisfacción de la libido no amenaza a la vida
del organismo, pero sí afecta al aparato mental, cabe destacar además, que los sujetos
nacen con la pulsión yoica desarrollada, a diferencia de la libido que es sólo un
potencial y que debe desarrollarse desde etapas tempranas de la infancia. Por
consiguiente, este desarrollo libidinal tendrá un correlato afectivo, pues este
desarrollo dependerá del cómo el sujeto fue tratado en su infancia.
71
vivencia ese placer a raíz de la recepción de alimento, pero que pronto
aprende a separarlo de esa condición. (Sigmund Freud, 20° Conferencia,
La vida sexual de los seres humanos, V., XVI, p.:286)
8
En la 20° Conferencia que realiza Freud acerca de la sexualidad humana, nos propone que la primera
etapa dentro de la vida sexual, correspondería la etapa oral, y nos dice que el mamar el pecho materno
pasa a ser el punto de partida de toda la vida sexual, el modelo inalcanzado de toda satisfacción sexual
posterior. (20° Conferencia, la vida sexual de los seres humanos, p.: 287)
72
enfrentándose a dos grandes acontecimientos: el narcisismo y posteriormente el
complejo de Edipo. Sin embargo, entre el narcisismo y el complejo de Edipo, el niño
deberá completar otras etapas imponiéndosele un trabajo al aparato psíquico del
menor, en sus diferentes momentos.
73
El texto Tres ensayos para una teoría sexual, se trata acerca de las
manifestaciones de la sexualidad infantil y Freud nos habla del autoerotismo
diciéndonos que el instinto se orienta hacia el propio cuerpo del sujeto y no hacia
otros de la realidad externa.
74
permitirá que el impúber realice las primeras experiencias con su cuerpo, dando, de
esta manera, paso a la evacuación de la carga psíquica que realiza un recorrido por
todas las partes del cuerpo, permitiendo que el objeto tome la condición de totalidad,
expandiéndose y abarcando todos los sistemas biológicos constitutivos del individuo
y elevando la vivencia corporal a la categoría de una experiencia placentera en el
orden psíquico.
75
proceso de apuntalamiento o apoyo libidinal, pero cada vez en otra zona especificable
del cuerpo que se relaciona con la actividad mental y con el desarrollo evolutivo y
cultural de aquel punto de su evolución. En el ejemplo del comer establecido en la
etapa oral, la zona y la actividad en el orden psíquico promueven un mamar
concomitante, y por ende, ahí se establece la explicación de que la centralización de
la libido predomine alrededor de la zona oral en aquel punto de desarrollo evolutivo.
Al respecto freud dice que si el lactante pudiera hablar, reconocería que el acto de
mamar del pecho materno es de lejos el más importante en su vida. (Sigmund Freud,
20 ° Conferencia. La vida sexual de los seres humanos, V., XVI, p.: 287)
76
En este punto, es necesario recalcar la importancia mental del paso de lo oral a
lo anal, además con este paso de una etapa a otra se establece el primer objeto de
amor, que como ya fue mencionado anteriormente, será la madre, quien en la
dualidad biológica madre-hijo, ha de establecer la primigenia relación que el infante
ha de sostener con la alteridad, a modo del otro de su satisfacción.
77
Inferimos que el lactante tiene sensaciones placenteras cuando vacía su
vejiga y sus intestinos, y después organiza estas acciones de tal manera
que le producen la máxima ganancia de placer posible mediante las
correspondientes excitaciones de las zonas erógenas de la mucosa.
(Sigmund Freud, 20° Conferencia. La vida sexual de los seres humanos,
V., XVI, P.: 287)
78
Por este motivo, es que el niño le da una importancia fundamental a sus heces,
entregándoles una significación psicológica, que Freud destaca de la siguiente
manera:
79
Todo este proceso educativo sobre el control de esfínter, será transmitido
mayormente desde la madre al hijo por medio de la gratificación afectiva. Vale decir,
si el niño controla esfínter será gratificado positivamente y por el contrario si el niño
no controla esfínter será castigado por sus padres.
A modo de síntesis podrimos decir que en etapa ocurren una serie de eventos
los cuales darán paso a la siguiente constitución de pensamiento correspondiente al
ingreso de la etapa fálica y consecuentemente al complejo de Edipo.
Dijimos entonces que ocurrirán ciertos eventos, los cuales tienen un desarrollo
evolutivo, vale decir, tiene un continuo desarrollo tanto biológico como psíquico, que
corresponderá primeramente al acto de caminar. Este evento en el desarrollo del niño,
tiene dos aristas. La primera de ellas corresponderá a que el acto de caminar genera
en el niño una mayor independencia en cuento a sus necesidades, es decir, esta
independencia le permitirá al niño desarrollar una mayor autonomía es sus
actividades. La segunda arista, va de la mano a la independencia, pues dicha
independencia o autonomía le permitirá al infante acercarse o bien, alejarse del objeto
80
amado. De esta manera el niño podrá buscar a su objeto en el momento que éste se
ausente y también alejarse del mismo objeto, como una manera de controlarlo.
Un segundo evento dentro de esta fase, será el control de esfínter. Este control
de esfínter requiere necesariamente de una educación en el niño, la cual será
entregada por ambos padres. Vale decir, en este proceso es que ingresa el tercero en
la vida del niño, el padre. Este padre se funda como el tercero de la cultura, el cual a
través de la ley, impone y educa al niño al control de esfínter, a partir de lo
socialmente establecido. Por este motivo, Freud, plantea que lo social priva al niño de
la satisfacción que le genera a éste, la expulsión de sus heces, diciéndonos:
Este ingreso del padre, se tomará como el tercer evento dentro de este
desarrollo evolutivo, y será de vital importancia pues dicha inclusión del tercero,
permitirán que el niño cambie su configuración psíquica que hasta ese momento era
dual en esta relación impuesta por la biología madre-hijo. Ahora este tercero incluido
en la relación no será una imposición por parte de la biología sino más bien, será una
imposición por parte de la cultura y por ende de la ley.
Finalmente, el cuarto y último evento, es que el niño comienza el proceso de
socialización, este proceso hace que el niño se relaciones con sus pares, ya sean
hermanos, amigos o bien el ingreso al jardín infantil. Este contacto con sus pares,
provocan que el niño se cuestione la existencia de su ser, pues justamente este
acercamiento con sus pares, hacen que el niño perciba que hay otros niños menores
que él y mayores que él. Este reconocimiento, hace que el niño piense y considere
que si hay niños menores que él, es porque en algún momento no existieron y bajo
esta misma lógica, él tampoco existió.
81
Estos procesos serán los que darán inicio a la etapa fálica y por ende al
comienzo del complejo de Edipo.
En este punto, Freud, en 1905 en su texto tres ensayos para una teoría sexual,
nos plantea ideas importantes para explicar el proceso mental que desarrolla el infante
en este nuevo proceso psíquico. De esta manera refiere:
Vemos fácilmente que el pequeño ser quiere tener a la madre para sí solo,
que la presencia del padre le contraría, que se enfurruña cuando el mismo
da a la madre muestras de ternura y que no esconde su satisfacción
cuando su progenitor se halla ausente o parte de viaje. (Sigmund Freud,
Tres ensayos de teoría sexual, V., VII., p.: 140)
82
procreadora, el cual es de exclusividad del padre. Por esta razón biológica-cultural, el
niño simbólicamente asocia dicha exclusividad como el poder ejercido por uno sobre
otro, dentro de una relación diádica, de esta manera del poder ejercido del padre sobre
la madre.
En otro de los escritos expresado por Freud dentro de su mismo texto antes
citado, el autor nos señala lo siguiente:
Con esta cita expuesta por Freud, queda claro que de esta concepción se
produce una confrontación entre el poder del padre y el poder del hijo, por la
posesión y dominio de la madre, provocando una nueva ambivalencia afectiva en el
niño que se expresará en la dualidad amor-odio sobre su padre, el cual ahora es visto
como un rival u oponente, así entonces, será el padre quien posee y comparte los
privilegios que el niño desea sólo para sí, de su objeto de amor, madre. Al respecto,
Freud, en su 21° Conferencia. Desarrollo libidinal y organizaciones sexuales, nos
plantea:
83
como después hallan un sitio duradero en el inconsciente. (Sigmund
Freud, 21° Conferencia. Desarrollo libidinal y organizaciones sexuales,
V., XVI, p.:303)
Cabe señalar la idea freudiana, relativa a que el complejo de Edipo tendría una
conexión genital, que da arranque a la angustia de castración y de pérdida, haciendo
referencia al temor o miedo por parte del sujeto de perder una posición determinada y
predominante hasta ese momento, vale decir, por temor a perder el amor de alguien,
que hasta ese momento era exclusivo y por consiguiente perder el poder y control
sobre la madre.
ANGUSTIA DE CASTRACIÓN.-
84
La observación, que rompe la incredulidad del niño, es su descubrimiento
de los genitales femeninos. Siempre se le presenta alguna ocasión de
contemplar la región genital de alguna niña y convencerse de la falta de
aquel órgano, del que tan orgulloso está, en un ser semejante a él.
(Sigmund Freud, Tres ensayos de una teoría sexual, V., VII., p.:155).
Del mismo modo se debe establecer que cuando Freud habla de la pérdida de
la relación diádica del niño con el padre, no se refiere a que exista realmente una
acción efectiva de castración, sino que hace referencia a eventos de trascendencia
psicológica como los antes expuestos, que en el ámbito psíquico tienen cierta
similitud y significación. Otra forma de amenaza de castración que se configura en el
psiquismo del niño, es la proximidad y acercamiento de los canales excretores con los
genitales, donde se destaca la influencia de la variable cultural del aseo, cuya
implicancia refiere la exigencia higiénica de los padres sobre los hijos por tradición
idiosincrásica, la que va a provocar una amenaza genital en la correlación: genitales
(igual) = suciedad (Toledo en prensa, 2005).
Será entre los dos y los cuatro años, que se dará inicio al interés por los
genitales por parte del niño (activado por la pulsión yoica), sin embargo, al estar estas
zonas poco observables, el instrumento de conocimiento lo van a constituir las
85
manos, las cuales serán utilizadas como herramientas de manipulación de la actividad
en la pubertad, donde la libido apuntalada o apoyada, permitirá la extracción de un
plus de placer que se traduce a partir del acto masturbatorio.
1. Maduración fisiológica.
2. Conocimiento de genitales.
3. Crecimiento de vellos.
4. Producción hormonal.
86
más pequeños que él. Este hecho, que comienza a partir de una apreciación de
volumen y tamaño, comienza a ser significado simbólicamente por el niño, pues ha de
descubrir que hay otros sujetos más pequeños que él, que están marcados por etapas
en el crecimiento por las que él ya ha pasado. Por otro lado, en esta socialización con
sus pares, los terceros, provocan en la madre una conducta afectiva positiva dirigida
hacia ellos. Ante eso, el hijo de esta madre (que otorga afectos a los terceros más
pequeños), experimenta sensaciones de abandono, y a pesar de que esta es una
angustia transitoria, para el infante significa un gran descubrimiento que Toledo en su
trabajo de título explica argumentando el surgimiento dos elementos a denotar:
87
poniendo una tarea al niño que consiste en tratar de explicar su propia existencia.
Este, entonces, tratará de resolver su pregunta sobre la existencia, sin embargo,
surgirá un punto relacionado con el origen sexual de la misma, y es en ese momento
donde acude a sus padres, pensando encontrar en ellos la respuesta que tanto lo
acongoja. Sin embargo, para este niño la respuesta otorgada por sus progenitores,
parece no ser tan clara lo que provoca que la explicación sea percibida como una
mentira por parte del niño. Justamente será el tinte o connotación sexual, lo que se
oculta en la respuesta dada por los progenitores.
88
Cabe señalar y acorde a la teoría freudiana, que todos estos procesos
experimentados en las etapas de desarrollo psicosexual por parte del niño, son
concientes cuando suceden, sin embargo, han de quedar reprimidos en el
inconsciente, por la acción guiada por el aparato psíquico del infante. Vale decir, que
las experiencias serán vividas como concientes, pero que se reprimen junto con el
proceso resolutivo del complejo de Edipo.
Para comenzar diremos que, la etapa fálica está marcada por el acontecimiento
de la adquisición del lenguaje como función simbólica; función que está
comprometida en la etapa edípica con el manejo de la identidad sexual, donde el
lenguaje tiene un efecto significante sobre la adquisición simbólica del mismo. Será a
partir de dicha adquisición que se logra la identificación y la configuración de la
identidad sexual en el proceso de la sexuación, en el sentido tal que, el significar
permite establecer diferencias entre los sexos.
1. Aparece el padre en la vida del niño y agregado a esto la idea de que también él
pertenece a otro objeto que hasta ahora era desconocido, ante lo cual el niño debe
89
sacar parte de su libido la cual estaba totalmente investida en su madre 10 y la tendrá
que repartir dirigiéndole una parte a su padre.
2. El padre es visto por el niño como una amenaza y como un agresor, pues es quien
le quita a la madre (Brito, en prensa 2001).
Lo que sucederá entonces es que el padre una vez que acoge afectivamente a
su hijo, causara en el infante sentimientos de culpa proveniente de la agresión que el
hijo proyecto hacia su papá en el altercado por la madre. Esta culpa será la que
movilizará al aparato mental del menor a realizar un acto identificatorio con su
progenitor con el objetivo de alivianar esta carga afectiva.
90
De esta manera quedará establecida la importancia de la posición de exclusión
triangular que inicia la madre con su hijo, pues esta posición ha de permitirle al
infante, en su orden psíquico, el cambio de la meta afectiva que lo pone tras la
posibilidad de la consecución de la madre, enfrentando al padre.
EDIPO.-
91
Dentro de la triangulación típicamente edípica, la sexualidad del niño, en su
relación con el objeto madre, es de orden pregenital y se deberá tener en cuenta que
hasta estas instancias del desarrollo edípico, tanto niños como niñas, poseen la misma
fantasía de dominio, posesión y control hacia la madre en términos pregenitales, pero,
como se está explorando en el área de la sexuación, (a lo largo de la fase fálica en la
etapa activa), es probable que estas fantasías se genitalicen. Justamente es esto lo que
no debe ocurrir y por ende estas fantasías deberán de ser reprimidas, mediante el
proceso de identificación que hace los infantes con su agresor.
Por esta vía, la triangulación que se instala en el Edipo, nos dice que la
relación es exclusiva del padre con la madre y que además esta relación particular,
hace que se estructure la figura paterna como un icono representativo de un rival
poderoso. Freud articula esta relación con el llamado complejo de castración que se
instaura como una forma de castigo, que va a incorporar una pérdida en la relación
triangular. Concomitantemente a la emergencia de este rival poderoso, el niño
reconoce la imposibilidad de vencerlo, estableciendo una unión que se determina
como la identificación con el padre, cuyo fin último es la represión de las fantasías
del niño hacia la madre. Lo que sucede entonces, es que la fuerza impuesta por la
identificación con el padre, pro - represión de la pulsión hacia la madre, es también
muy potente ya que debe oponerse a la fuerza de la pulsión original. Así, la fuerza de
la represión va a actuar dividiendo a la pulsión pregenital en dos polos: 1. El aspecto
tierno, el cual no se reprime y sobrevive por siempre y 2. El aspecto sexual que es
reprimido.
92
Bajo esta lógica se deberá entender que es fundamental que este amor
desexualizado sobreviva, porque desde aquí el sujeto puede recuperar a la madre, vale
decir, que el niño es capaz de recuperar a su objeto perdido, pero bajo los términos de
un amor tierno, entendiendo que lo sexual sería de orden exclusivo del padre. De esta
forma se podrá compartir este triangulo edípico a partir de los aspectos tiernos, que
quedarán anudados al padre como el pilar de la familia.
93
posición mental en la fase activa del complejo de Edipo, sea positivo para el niño, y
que por otra parte, sea un complejo de Edipo negativo para la niña, es decir, el
complejo de Edipo positivo implica un anclaje en la heterosexualidad en el varón,
mientras que el complejo de Edipo negativo implica un anclaje en la homosexualidad
en esta fase para la mujer. Para una mejor explicación se nos presenta la siguiente
figura:
AMOR HACIA LA
MADRE
NIñO
ODIO HACIA EL
PADRE
(+) HETEROSEXUAL
AMOR HACIA EL
PADRE
NIÑA
ODIO HACIA LA
MADRE
COMPLEJO
94
DE EDIPO AMOR
HACIA EL
PADRE
NIñO
ODIO HACIA LA
MADRE
(-) HOMOSEXUAL
AMOR HACIA
LA MADRE
NIÑA
ODIO HACIA EL
PADRE
Esta tabla nos muestra justamente la polaridad positiva y negativa por la que
deberá pasar tanto el niño como la niña siendo el complejo de Edipo, constituido por
una parte positiva (heterosexual) y otra parte negativa (homosexual), de modo tal que
el Complejo de Edipo positivo del niño (amor hacia la madre, odio hacia el padre) es
idéntico con el Complejo de Edipo negativo de la niña; mientras que el Complejo de
Edipo positivo de la niña (amor al padre, odio a la madre) es idéntico al Complejo de
Edipo negativo del niño. Esta simetría es, en realidad expresión de un paralelo más
fundamental entre el desarrollo del niño y la niña, respectivamente. Ambos llegan
primero a la fase en la cual aman a la madre y quieren deshacerse del padre para así
mantener la exclusividad con su objeto de amor. Será entonces al final de la fase anal
y en el momento activo de ésta etapa, que comienza a producirse la diferenciación
psíquica.
95
Entonces, para realizar el proceso de sexuación en el niño sólo basta con la
identificación con el padre, sin embargo, para lograr la sexuación en la niña falta una
tarea más que cumplir. De esta manera, Freud plantea que la resolución edípica en la
mujer es más compleja que la del hombre y que, por la misma razón, se atribuye un
funcionamiento mental más complejo en el caso de la mujer, determinando que su
aparato psíquico sea más diferenciado que el del varón.
96
A continuación y a modo de síntesis general explicaremos el desarrollo
psicosexual en cuanto a su organización genital, y especialmente retomaremos la
temática ligada a la castración y las consecuencias que conlleva este proceso para el
aparto psíquico tanto del niño como de la niña.
97
anteriormente), que el niño descubre que su genital no es compartido por todos los
sujetos que están a su alrededor, y será justamente esta impresión la que le permitirá
observar que las niñas orinaban de una manera distinta a los varones lo que le hace
suponer que algo había de diferente en el genital de la niña. Una vez que observa el
genital de la niña, sigue pensando que es un pene que ya crecerá, sin embargo, con el
tiempo concluye que el genital de la niña fue cortado y castrado por algún castigo.
Al respecto freud dice:
98
masculino y femenino, sino sólo de activo y pasivo como polos dominantes. En la
siguiente etapa, la etapa fálica u organización genital sólo habría algo masculino
(pues como se menciono anteriormente “supremacía del falo”), la oposición esta aquí
en el genital masculino o castrado. Será sólo con el término de la pubertad donde la
polaridad va a coincidir en masculino y femenino. Lo masculino por su parte reúne
en sí al sujeto, actividad y posesión del pene. Lo femenino por su parte reunirá al
objeto, y la pasividad. El genital femenino, vagina, es apreciada como el alberge del
pene y como el sustituto inconsciente del vientre materno.
De esta manera se anudará la angustia y el complejo de castración en el niño
el cual será importantísimo dentro de la etapa fálica y por ende el complejo de Edipo,
pues permitirá la aceptación de la exclusión, la sexuación y la identificación sexual.
99
distintos motivos, la madre debe quitar y privar al niño de rotundas satisfacciones
para entregárselas a otros).
Freud nos dice:
Esta cita nos refiere que la madre comenzará a negar ciertas demandas antes
satisfechas, pues ahora el amor de la madre tendrá que repartirse en los quehaceres
maritales y por ende deberá privar a su hijo de la entrega incondicional que existía en
las etapas anteriores.
Otra idea de esta caída edípica, podría ser que a este complejo le ha llegado su
tiempo de disolución, así como los dientes de leche, dice Freud. Además toda vida
surge para la muerte, es decir, todo sujeto en el momento del nacimiento esta
destinado a la muerte.
Si consideramos el sepultamiento, podríamos decir que la organización genital
fálica del niño, sería el fundamento de esta caída y por ende la castración sería el
cimiento. En un principio el niño y niña, no considera ningún tipo de amenaza, sin
embargo, existen tangiblemente dos pérdidas en el infante, la primera de ellas hace
alusión a la pérdida del pecho materno, primero temporario y después definitivo, la
segunda pérdida o separación es la de los contenidos del intestino diariamente
realizada; la primera de estas pérdidas hace referencia la etapa oral y la segunda a la
etapa anal. Sin embargo, ninguna de estas dos amenazas o experiencias, hacen al niño
o niña advertir a la castración, serán sólo las nuevas experiencias que fueron
mencionadas anteriormente, las que comenzarán a dar aviso sobre la castración.
100
La experiencia que comienza a dar pistas al niño o varón, es la de los genitales
femeninos, en algún momento, el niño orgulloso de su posesión del pene, observa la
región genital de la niña y se convence de la falta que tiene esa niña. Este hecho es
fundamental pues aquí el niño representa la pérdida de su propio pene y su amenaza
de castración deviene a posterior, este es el famoso nachträglich freudiano,
resignificación a posterior. Con esto nos referimos a que el niño representa
mentalmente que la falta de pene en la niña se debe a que ella fue castrada, y que este
hecho también podría sucederle a él. Recordemos que el complejo de Edipo ofrece
dos posibilidades de satisfacción, una activa y otra pasiva; la primera es que el niño
pudo situarse en el lugar del padre de manera masculina y tal como él mantener una
relación con la madre con lo cual el padre es sentido como un obstáculo; la segunda
de ellas es que el niño quiso sustituir a la madre y ser amado por el padre con lo cual
la madre se convierte en un estorbo y sobra. Hicimos este recordatorio, pues la
aceptación de la posibilidad de castración, puso un punto final a las dos posibilidades
de satisfacción derivadas del Complejo de Edipo.
La satisfacción amorosa en el Complejo de Edipo pone en riesgo el pene del
niño, entonces por fuerza estalla el conflicto de interés narcisista en esta parte tan
preciada por el niño y la investidura libidinal a los objetos parentales. Por supuesto
que ante esta gigantesca amenaza, triunfa el interés narcisista por aquella parte del
cuerpo. De esta manera el niño se exilia del Complejo de Edipo.
Este proceso salvó a sus genitales y los alejo de la posibilidad de castración y
pérdida pero además cancelo su función dando inicio al periodo de latencia.
Dijimos entonces que este proceso sería tan solo para el niño, ¿Qué pasa con
la niña?.
Freud nos plantea que el trabajo en este punto se vuelve mucho más oscuro y
lagunoso. La niña por observación, descubre que su clítoris en comparación al pene
del niño, es mucho mas chico y corto sintiendo este hecho como una razón de
inferioridad. La niña fantasea con la idea de que en algún momento tendrá o
recuperará el pene que posee el niño. En este punto la niña no entiende esta falta con
un carácter sexual, sino que se lo explica mediante el supuesto de que una vez poseyó
101
un pene igualmente grande y que lo perdió con la castración. De esta manera
comienza a producirse la diferencia clave entre la niña y el niño, pues la niña acepta la
castración como un hecho consumado, dice Freud, en cambio en niño tiene miedo por
la posible consumación de la castración. Cabe señalar que la niña se va deslizando del
pene al hijo, es decir el Complejo de Edipo en ella va a culminar con el deseo
inconsciente, que perdura durante algún tiempo, de tener un hijo de su padre, parirle
un hijo dice Freud. Este deseo abandona a medida que transcurre el tiempo y que la
niña percibe que este deseo no se cumple. Estos deseos, el poseer un pene y recibir un
hijo, se alojan en lo inconsciente contribuyendo al ser femenino para su posterior
papel sexual.
De esta manera culmina todo el proceso del desarrollo psicosexual que se
inicio con el nacimiento como el ingreso desde este acto al autoerotismo para
continuar con la etapa oral hacia el narcisismo. Posteriormente continúa su desarrollo
a la explicación de la etapa anal y, finalmente a partir de desarrollos evolutivos
naturales que se presentan en esta etapa, ingresar a la etapa fálica en la cual se gesta el
complejo de Edipo.
Es de suma importancia recordar que todo este proceso psicoevolutivo se
anuda en el aparato psíquico del infante, como una forma o modalidad de
pensamiento. Vale decir, cada etapa del desarrollo psicosexual se mostrará como una
modalidad de pensamiento ante el cual el sujeto desde la adultez, podrá volver a través
de una regresión a una de estas etapas y así funcionar en cuanto, tanto pensamiento,
narcisistamente, oralmente, analmente, genitalmente etcétera.
102
MUERTE.
103
DESENLACE.
CAPÍTULO IV:
EL RETORNO A NIRVANA.-
LA REGRESIÓN.-
Junto con los escritos acerca del desarrollo psicosexual, encontramos que
emerge un nexo relacional que se mezcla con la concepción del inconsciente en la
104
obra de Freud. Estas ideas son las de regresión y de fijación, pues dicha conexión
teórica permitirá la comprensión del surgimiento de la resignificación a posterior en
la vida adulta del ser humano.
Con el desarrollo teórico que desarrolla Freud, éste comienza a comparar los
síntomas a fenómenos de la vida cotidiana y extrae la conclusión de que la diferencia
entre los síntomas de sus pacientes y los eventos de la vida cotidiana de sujetos
normales, eran los mismos y sólo se diferenciarían por su exacerbación. Por otro
parte, el autor determinaría la presencia de ciertas situaciones dentro de la vida
normal de los sujetos, en las que se pueden observar fenómenos semejantes a la
formación sintomática. A estas semejanzas Freud les da el nombre de “formaciones
del inconsciente”; vale decir, estas formaciones del inconsciente, serán aquellos
fenómenos a través de los cuales se harán presente el inconsciente. Por consiguiente,
a través de estas formaciones inconscientes se presentaría la idea de conflicto y la de
represión11.
105
La idea acerca de la fijación12 posee una explicación que rodea la temática de
la sexualidad del individuo, ya que en el desarrollo evolutivo propuesto en las etapas
del desarrollo psicosexual, se encontrarán elementos suspendidos de etapas
anteriores. Se alude así a que la fijación corresponderá a situaciones tempranas que se
configuran en el ámbito evolutivo psicosexual, a modo de una energía no tramitada
por el aparato psíquico. Freud toma la idea de la fijación en su texto acerca de la
Teoría sexual, proponiendo que el estancamiento de energía no tramitada, llevaría el
nombre de fijación y que dicha fijación estaría centralmente expuesta en el desarrollo
psicosexual del sujeto. Cabe señalar que con esta afirmación propuesta por Freud,
quedará claro que la fijación no alude necesariamente a la patología, pues toda la
especie humana pasaría por situaciones inconclusas ligadas a su infancia, y que en
algún momento de la adultez podrían surgir a través de la resignificación a posterior.
Freud en este punto realiza una diferenciación entre dos tipos diferentes de
regresión que operan bajo un funcionamiento similar. Estos dos tipos de regresión
serían el regreso a los primeros objetos que la libido invistió, y segundo, sería el
retroceso de toda la organización psicosexual a etapas anteriores. A estas ideas,
posteriormente Freud agrega la concepción de que ambas regresiones desempeñarían
12
La fijación es definida según el diccionario de psicoanálisis, Laplanche & Pontalis, como un proceso
prsente en todo sujeto humano, el cual se halla marcado por esperincias infantiles permaneciendo
ligado más o menos disfrazada a modos de satisfacción, tipos de objetos o de relación arcaicos. La
fijación puede ser manifiesta o actual o constituir una virtualidad prevalerte que abre al sujeto el
camino hacia una regresión.
13
La temática ligada a la fijación y regresión se desarrolla en extenso, en el trabajo teórico de Hugo
Toledo, Indagación teporica acerca de la nosografía establecida por Freud, en sus tres avances
metapsicológicos.
106
una función psíquica de auxilio, para de esta manera mostrar nuevas posibilidades de
encaminar la libido y de hacer experiencias.
Estos sucesos nos explican lo que sucedería con el recuerdo y de cómo éste se
articula a las experiencias del ser humano, siendo la resignificación a posterior la
encargada de llevar al sujeto al recuerdo, que deberá activar la regresión a la
experiencia evocada; experiencia que ha quedado reprimida en algún lugar del
107
inconsciente: Por su parte la represión se articularía a partir de la idea de conflicto
que emerge entre dos fuerzas que se oponen, a saber:
Con esta explicación podemos decir que cuando un sujeto realiza un proceso
de recordar o evocar, lo hace porque dicha evocación, traerá consigo el resultado de
una lucha de fuerzas opuestas; es decir, la fuerza del recuerdo que quiere revelarse,
versus el proceso de resistencia del recuerdo, por ende el proceso de represión.
14
Ambas ideas fueron extraídas del texto Los prolegómenos del psicoanálisis.
15
La regresión puede ser entendida de tres formas: regresión tópica la cual se efectua a lo largo de una
sucesión de sistemas psíquicos que la excitación recorre normalmente según una dirección
determinada. Regresión temporal la cual designa el retorno del sujeto a etapas superadas de su
desarrollo. Finalmente regresión formal o funcional la cual designa el paso a modos de expresión y de
comportamiento de u nivel inferior, desde el punto de vista de la complejidad, de la estructura y de la
diferenciación. (Laplanche & Pontalis, p.: 357)
108
beneficio del quehacer psíquico del sujeto, pues busca el camino más próximo para
dirigir las tensiones y realizar experiencias.
109
Este raciocinio nos permitirá relacionar el concepto de fijación al fenómeno
de la regresión, entendiendo que la regresión es parte del funcionamiento del aparato
mental, ya que la regresión busca la facilitación de la realización de experiencias
nuevas, o de experiencias ya realizadas por el sujeto que le permitan la tramitación
económica de la tensión acumulada o fijada, (Toledo en prensa, 2005)
TEMPORALIDAD Y ATEMPORALIDAD.-
110
El concepto de tiempo posee una importancia fundamental en la vida de los
sujetos. La concepción cronológica y lógica del tiempo le permite al ser humano
determinar diferencias, describir y explicar fenómenos y estructurar su
funcionamiento psíquico y psicológico. Es así como el tiempo existe transversalmente
desde el inicio de la existencia hasta nuestros días, de hecho la mitología griega en
uno de sus tantos mitos, se adscribe un escrito mitológico acerca de Cronos16, el dios
del tiempo.
A partir de la temática ligada al tiempo podemos decir, que el aspecto
psíquico que surge a modo de representación del mundo, posee dos aristas una
llamada tiempo y una arista temporal de eventos llamada experiencia. Es decir, la
primera dimensión sería el tiempo y la segunda dimensión sería la experiencia.
Dichas representaciones del mundo externo, a partir del funcionamiento
psíquico que realiza el sujeto, no siempre están estructuradas y ordenadas, y es así
como se deberá hacer una introducción entre la conciencia y el inconsciente. El
conciente es de orden temporal, mientras que el inconsciente sería de orden
16
Cronos como Rea eran Titanes, Cronos era el Dios del tiempo y por ende poseía control absoluto
sobre él. Rea por su parte era la Diosa de la tierra. Ambos mantenían una relación marital y habían concebido un
sin numero de hijos, sin embargo, Cronos sabía que los designios habían previsto que uno de sus originarios le
despojaría de su poder, por consiguiente cada natural que Cronos tenía, era engullido sin asco ni piedad.Rea,
saturada de no poder poseer a sus hijos con ella, decide que el próximo que hijo que engendre vivirá bajo los
costos que sean necesarios. Así pues brota el último de los nacidos. Cronos por su parte se dispone a comerse a su
retoño, pero Rea quien quería conservar a su último hijo, envuelve una piedra aparentando contener a su amado
hijo en sus brazos.
Sin dudar en ningún momento, el titán engulle el bulto, orgulloso de seguir perpetuando su poder, por su
parte Rea encarga a las ninfas de los alrededores, el cuidado y custodia de su hijo. Éste último retoño lleva por
nombre Zeus. Pasan los años y aquel niño se convierte en adulto, joven, afanoso y valiente, ya es momento pues,
de explicarle sus orígenes.
Zeus, encendido y enfurecido por la noticia acerca de su existencia, decide acabar con el Titán, su padre,
quién se ha comido a los hermanos que le precedieron. Así pues se las ingeniará para llegar hasta Cronos y ponerle
fin a la vida de este. Prepara una poción que lleva consigo, y sin pausa se dirige allí donde su padre tiene su
morada, frente a frente, y valiéndose de la astucia, invita a su padre a que beba de la copa que le ofrece. Cronos
desconoce absolutamente las intenciones de Zeus, sin tener idea de que éste es su hijo. El titán de un trago toma
todo el contenido de la copa. Pasa el tiempo y Cronos comienza a sentir un malestar, tanto que de pronto abriendo
su boca expele a todos los hijos que durante el inicio de los tiempos había engullido.La ira de Cronos es tal que
obliga a los suyos (titanes) que maten a todos sus hijos, de esta manera comienza el enfrentamiento entre Dioses
contra Titanes.
111
atemporal, vale decir, no estaría gobernado ni estructurado por condiciones
temporales, por ende no poseería tiempo.
112
A partir se podrá reconocer cómo se podrá retornar funcionalmente, en el
sentido de que son las formas del funcionamiento las que están en juego, permitiendo
el paso de una forma de funcionamiento mental en cuanto tanto pensamiento, a otra
forma de funcionamiento mental.
LA REPRESIÓN.-
Dicho de otro modo podemos decir que aquella energía no tramitada podrá ser
elaborada a través de una fuerza opositora que Freud denominará represión. Esta
17
En el texto Lo inconsciente, Freud nos dice que el proceso de la represión no consiste en cancelar, en
aniquilar una representación representante de la pulsión, sino en impedirle que devenga conciente.
“Decimos entonces que se encuentra en el estado de lo inconsciente, y podemos ofrecer buenas
pruebas e que aun así es capaz de exteriorizar efectos, incluidos los que finalmente alcanzan la
conciencia. Todo lo reprimido tiene que permanecer inconsciente, pero queremos dejar sentado desde
el comienzo que lo reprimido no recubre todo lo inconsciente. Lo reprimido es una parte de lo
inconsciente”. (Sigmund Freud, Lo inconsciente, Vol. XIV, p.:161)
113
represión es la que se articulará como una defensa para el aparato mental del sujeto en
contra de la angustia, resguardando el desborde que provocaría dicha angustia en el
aparato psíquico del ser humano. Al respecto Freud nos dice:
Esta cita nos propone lo descrito anteriormente y nos aclara el proceso que
ocurre con dichas representaciones que amenazan la estructura psíquica del sujeto,
sin embargo, en algún momento, y mediante la regresión, estas representaciones
reprimidas, podrán dar luz vía resignificación.
LA PULSIÓN DE MUERTE.-
Este punto a considerar es central dentro de los avances teóricos que Freud
continua desarrollando, pues la agresión tiene relación directa a las pulsiones
agresivas y destructivas.
114
el fenómeno que el autor observaba en relación a la repetición, tal como lo explica el
diccionario de psicoanálisis de Laplanche & Pontalis: Uno de los motivos de la
pulsión de muerte, son los fenómenos de repetición, viendo en ello la marca de lo
ominoso o demoníaco irrepresible, lo cual lo lleva a ver en la pulsión de muerte, la
pulsión por excelencia. (Laplanche & Pontalis, p.: 337)
115
pues existirían pulsiones que demandan y guían acciones, a través de mandatos que
buscan evaluar las condiciones de vivencia y las operaciones de supervivencia que
debe de adoptar un sujeto, que se encuentra fuera del estado del estado de quietud
mental, vale decir, en un sujeto tensionado. En este punto Freud declara la
importancia de lo bio-psico-cultural, pues el propio hecho de vivir pondría al sujeto
en una relación de apremio con la vida, denunciando que la vida en sí es apremiante,
e incluye a partir de estas conclusiones la dualidad sujeto-cultura, formulando así la
dependencia que posee el ser humano con la alteridad.
116
angustia. Este hecho se funda bajo el entendido de que la vida se nos presenta como
una situación apremiante carga de experiencias que generan altos montos de angustia
los cuales tratarán de ser vaciados buscando la satisfacción a partir de la construcción
de agregados. Por otra parte la pulsión de muerte tenderá a la conservación por medio
de desagregados desarticulando los agregados emanados de la pulsión de vida y de
esta manera queda establecido, que la tendencia a lo inorgánico impulsado por la
pulsión de muerte, es finalmente la tendencia al reposo inicial, vale decir, a la
ausencia de las emanaciones de la pulsión vital19.
19
Estas ideas fueron desarrolladas por Toledo en su trabajo teórico antes citado.
117
del sujeto, que le permitirán situarse en el momento en que el objeto, que ahora falta,
se encontraba. Este proceso provocará una ilusión narcisista que le hará tener la
creencia de que se puede satisfacer sus propias necesidades. Sin embargo en dicha
ilusión, también aparecerá la sombra de la falta, pues la completud del sujeto es sólo
una utopía, y por lo tanto, la tendencia que va a predominar es la tendencia hacia la
inorganicidad, vale decir, la tendencia hacia la muerte.
Cabe señalar que todo el proceso descrito anteriormente, hace alusión a una
forma de funcionamiento y de pensamiento que se articula en la vida del ser humano,
vale decir, todo el proceso regresivo propio de la condición vital, hará que el sujeto
se encuentre pensando de una manera retrospectiva a través de la resignificación, la
cual le preemitirá al aparto mental, el desfoge de tensiones fijadas en etapas del
desarrollo anterior. Dicho de otra forma, la resignificación a posterior, será una
forma de pensamiento que le preemitirá al sujeto, dar una nueva elaboración a una
experiencia que remonta al pasado, en alguna fase temprana de la vida. Por ende la
resignificación a posterior nos llevará a lo más oculto de nuestra vida, a saber el
inconsciente. Inconsciente que esta fundado y cargado de experiencias tensionales
generando grandes magnitudes energéticas no tramitadas. Será entonces la
resignificación a posterior la que permitirá el desfoge de la energía acumulada
118
permitiendo así la tramitación psíquica. Dijimos entonces que todo este proceso se
articula como una forma de pensamiento, al respecto freud nos plantes:
119
novela trata como Julio, al conocer a laura, resignifica a su antiguo amor ya muerto,
Teresa. De esta forma Julio revive a Teresa en su nuevo amor sin poder dar cuenta a
través de palabras lo sentido en épocas pasadas, pero sí logra sentir afectos y
experiencias ya vividas. Todo este proceso en Julio es experimentado a partir de
representaciones que Julio depositó en alguna parte de su inconsciente dejándolo
reprimido a causa del dolor psíquico que esto conllevaba, pues el tener presente a
Teresa (ya muerta), le significaba un gasto energético que no estaba dispuesto a
sufrir. A su vez como mencionamos con anterioridad, dicha representación a de
quedar activa para dar luz en algún momento por una nueva experiencia que activará
a la ya reprimida, esto a su vez nos dice que la investidura libidinal al objeto pasado
esta aún presente.
RESIGNIFICACIÓN.-
120
aparato mental ha percibido, sin embargo esta huella mnémica no es una
representación, pues dicha huella necesitará de una activación pulsional para que se
transforme en representación. Por consiguiente será el proceso de recordar el que
activará a las huellas mnémicas y las traerá al presente pero transformadas. Esta
trasformación se produce por una nueva experiencias o evento dos, la cual será la
encargada de otorgarle significado a la experiencia o evento número uno. Esta
experiencia numero dos esta en condiciones de significar algo porque resignifica la
experiencia que no tenía significación. En este punto nos hacemos la pregunta
¿Porqué se resignifica la experiencia numero uno? la respuesta a dicho
cuestionamiento esta dada porque en las etapas psicosexuales freudianas (oral, anal,
fálica, latencia y adolescencia) se articulan formas o sistemas de pensamiento, es
decir, son maneras de pensar, por lo tanto desde la adultez se vuelve o retorna a una
manera de pensamiento pasada y reprimida. Por tanto ¿Qué se reprime, y cómo se
reprime? Pues se reprime o más bien dicho se desaloja el significado de la
experiencia, pues dicha experiencia queda intacta, por tanto cuando los sujetos
reprimen experiencias, lo que están haciendo es no darle significado a dichas
vivencias por tanto quedan insignificantes y por ende no hay posibilidad de tener
conciencia de aquello. Sin embargo, las experiencias posteriores de la vida dan la
posibilidad de ir resignificando lo que ha acontecido anteriormente. Es por esto que la
postura del psicoanálisis frente a este proceso es que el sujeto se constituye después
del hecho, es decir, el hecho acontece primero y una vez que acontece tiene que
acontecer un segundo acontecimiento que le da la posibilidad al aparato mental de
resignificar esa primera experiencia.
121
segunda vez que la madre amamante a su hijo. Esta segunda vez va a dar el
significado real al objeto (a), sin embargo el problema de la resignificación es que
cuando aparece una segunda experiencia que resignifica a la primera diciendo “esta
es una experiencia de placer”, el niño se refiere a su objeto madre, pero este objeto de
la primera experiencia es un objeto total, absoluto, que en la percepción del niño es el
mundo entero que se encuentra con él, sin embargo en la experiencia segunda de la
resignificación, este objeto (a) cambia, se transforma, por lo tanto lo que busca el
niño es un objeto que esta perdido, esto nos quiere decir que al hacer nuevas
experiencias a partir de la resignificación, esas experiencias pasadas se pierden. Por
lo tanto Lacan nos dice que toda búsqueda de objeto es la búsqueda del reencuentro
con el primer objeto, y por consiguiente todos los demás objetos del mundo serán
objetos de sustitución y por lo tanto todo objeto de sustitución es el objeto a través del
cual el aparato mental puede hacer resignificaciones.
122
CAPÍTULO V:
ANÁLISIS APLICADO DE LOS CONCEPTOS
PSICOANALÍTCOS A LA NOVELA EL DESORDEN DE
TU NOMBRE.-
123
consiguiente, podemos afirmar, que ha de ser propiedad del pensamiento, la
posibilidad de hacer un camino regradiente hacia etapas tempranas del desarrollo
psicosexual, pertenecientes – en la metáfora - al territorio de Narciso y de Edipo, uno
haciendo alusión a la constitución del pensamiento en la denominada etapa oral, y la
otra a la constitución de la psiquis en la etapa anal y fálica en la que se vive la
exclusión y la constitución del sujeto de la cultura. Por su parte el mito de Cronos,
hace alusión a temática de la compulsión a la repetición, y por ende a la presencia
constituyente del inconsciente y de la represión en la vida psíquica del ser humano,
válido para nuestro protagonista: Julio Orgaz. Dicha presencia de atemporalidad, le
permitirá al protagonista, ir perdiendo y matando su historia de vida, para retornar al
pasado, donde no existía el tiempo, y de esta forma regresar al encuentro con el
objeto deseado y amado por Julio: su madre.
Por otra parte, tanto análisis como ensayo, se apoyarán sobre el desglose de la
triada: MUERTE-AMOR-MUERTE. Esta triada cruza transversalmente la novela que
presentamos, pues dicho escrito está liado, y tiene como núcleo de conflicto y
desarrollo, la muerte en el pasado de Teresa, pero la fuerza de la presencia actual en
de ella misma en Laura – amante de Julio -, quien finalmente ha de poner término a la
vida de Carlos Rodó, analista de nuestro protagonista, constituyendo de esta forma
una trama triangular y transferencial, cuya reminiscencia se remonta a la conflictiva
del temprano Edipo de los personajes mencionados. Esta última muerte coincide con
la muerte de la conflictiva edípica de Orgaz, pues Carlos, en tanto analista de Julio, se
configura para este último, como su padre y en consecuencia la muerte real de Carlos,
alude a la muerte simbólica del padre de Julio a manos de este nuevo Edipo, que hace
la ruta de incesto dirigiéndose a Laura, o mas bien a teresa o a su madre.
Por otra parte, esta triada MUERTE-AMOR-MUERTE sobre la que se
constituye el análisis final, posee estrecha relación con la teoría descrita en los
capítulos anteriores, pues el nacimiento, como el primer gran suceso de la vida,
contiene en sí la primera sensación de muerte en el sujeto, pues este hecho instaura el
primer afecto que ha de generar el caos absoluto en el infante. Posterior a este hecho,
el niño se ve aliviado por la presencia de un objeto que está a su disposición bajo el
124
afecto genuino del amor, afecto que será instaurado en el niño por la madre o
cuidadora, quien además se fundará, tal como plantea Freud y repostula Lacan, como
el primer objeto de deseo en el infante, obligándolo a ir en la búsqueda inalcanzable
de dicho objeto en una especie de eterno retorno fundado en la dualidad biológica de
la primera etapa.
Finalmente la segunda muerte tiene relación con la conflictiva edípica, que
culmina con el complejo de castración, que le dice al niño que su meta sexual será
imposible de alcanzar, y más aún, que será castigado y castrado si no desplaza dicha
meta objetal vía transformación afectiva hacia el amor tierno: He ahí la mediación de
la pérdida y la instauración de una falta constitutiva y constituyente en la vida de
nuestro Edipo.
En consecuencia, y entendiendo la descripción anterior, podemos aplicar
ciertos conceptos psicoanalíticos a la trama vivida por el protagonista de la novela
Julio Orgaz, desplazándonos por las estaciones de Narciso, de Edipo y de Cronos;
todas ellas, alegorías de ciertos momentos estructurantes e la psiquis humana.
Cuando Millas describe a los personajes de la novela el desorden de tu
nombre, está describiendo en ellos modos de funcionamiento psíquico que se van
articulando a lo largo de la novela, en función de las diferentes situaciones que se le
van presentando al protagonista y su triángulo amoroso, que inicialmente
correspondía a Teresa-Julio-Laura y que posteriormente va tornando un giro, a Julio-
Laura-Carlos. Pues bien, toda esta descripción de cada personaje, se basa en las
diferentes modalidades de pensamiento que poseen los individuos; pensamiento que
fue desarrollado en lo más lejano de nuestra vida, a saber: la infancia. Esta infancia
que alberga a un sujeto por constituirse en el lenguaje, quedó guardada en un espacio
del cual poco se sabe, y al que no tenemos acceso desde la conciencia, nos referimos
al inconsciente, como la gran primera etapa de nuestra vida, vale decir, todo aquello
vivido entre los 0 y 6 años aproximadamente, ha quedado olvidado, o mejor dicho, y
en palabras de Pérez, ha quedado en el olvido del olvido: lugar habitado en la génesis
y posible de regresar, gracias a las cualidades regradientes del pensamiento, aunque a
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costa de pérdida y traducción: “Esta cualidad nos entregará la posibilidad de
significar las experiencias pasadas, dotándolas de sentido desde la actualidad”.
Inicialmente, plantearemos al narcisismo, junto con la omnipotencia propia de
nuestro personaje, Julio Orgaz, quien en momentos de su vida, actúa de una manera
narcisista, pues no tolera la perdida del control y de su vida frente a otros objetos
externos a él.
Es propio de este proceso, la percepción por parte del protagonista, de que no
se necesita de otro para sentirse completo, (pues basta con sigo mismo), por lo tanto
se tiene la seguridad de una completud narcisista, que se romperá con la necesidad de
la presencia de Teresa o Laura. Esta situación descontrola a Julio, pues una vez que
conoce a Laura comienza a sentir que la ausencia de ésta (que a su vez no es ella es
Teresa), lo desborda de angustia, sintiendo un caos, similar a la sensación de muerte,
sensación que ya fue vivida en el comienzo de la vida en el acto del nacimiento. Esta
angustia de separación o ausencia objetal aparece representada en el párrafo
siguiente: El viernes anterior no había conseguido ver a Laura en el parque, y ello le
había producido una aguda sensación de desamparo que se prolongo a lo largo del
húmedo reflexivo fin de semana que inmediatamente después se le había venido
encima. La magnitud del desamparo le había llevado a imaginar el infierno en que
podría convertirse su vida si esta ausencia llegara a prolongarse. (J. J. Millas, El
desorden de tu nombre, Cáp. I, p.:9). Vemos pues, como Julio tan sólo pensando en
la ausencia de un nuevo objeto de amor, se paraliza y desborda en angustia. Esta
ausencia objetal, tiene relación directa a la primera relación de objeto y perdida, que
Julio poseyó con su madre, madre que se encuentra resignificada en Teresa y Laura.
Por consiguiente, Julio se encuentra en la situación diádica madre-hijo, donde
ésta se ha fundado en la vida del protagonista como un eje de auxilio y amparo a la
hora de demandar alguna necesidad. Como lo decía Bion, la madre cumple la función
de reverie, función que ahora es cumplida por Laura y en su momento por Teresa,
funcionando como objetos externos, (aunque no en la percepción de Julio),
encargados de disminuir la tensión que ocurre en el momento de su ausencia.
Justamente fue la ausencia de Teresa, la que obligo a Julio a consultar al
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psicoanalista, la muerte se asentó en su pecho provocando una desorganización
mental que llevaron a Julio a desarrollar una alucinación auditiva permanente y una
sensación constante de angustia que lo inhabilitaba a continuar con su vida. Al
respecto el autor nos dice:. Por eso aquella tarde, cuando ella anunció que tenía que
irse, Julio sufrió un ataque de angustia contra el que no le valieron de nada las
técnicas habituales de defensa. (J. J. Millas, El desorden de tu nombre, Cáp. I, p.:15)
Esta cita, presentada, tiene estrecha relación a la alucinación auditiva, que
posee el protagonista: la internacional, himno del partido comunista. Dicha
alucinación, se le presenta a Julio, como el síntoma ante la pérdida de defensas,
provocado por la angustia de separación, con Teresa. Esta alucinación, nos regresa a
la adolescencia de Julio, pues en algún rincón de la novela, Julio menciona que dicha
canción, era escuchada por él, en su adolescencia. A partir de este dato,
interpretaremos, a que dicha alucinación surge, como un despegamiento de Teresa, en
el sentido que dicha canción se hace presente, en el momento que Julio se entera de la
muerte de Teresa.
Pues bien, esta muerte, le provoca una regresión a su adolescencia, momento
en el cual se reedita el complejo de Edipo.
En consecuencia, esta alucinación trae simbólicamente al padre de Julio al
presente, desplazado hacia la figura de su actual analista. Esta interpretación, acerca
del padre, toma sentido, justamente porque el partido comunista, en la adolescencia
de Julio, estaba constituido principalmente por hombres, lo cual coincide con el
momento histórico de la revolución española en la que el partido comunista estaba
fuertemente en boga, pues había llegado al poder vía elección democrática, para ser
derrocado por el dictador Franco y sus seguidores. Durante este suceso histórico, la
internacional era una canción escuchada diariamente por el poblado español, por este
motivo, es que creemos que la internacional reaparece en la vida del protagonista, a
modo de reeditación de la conflictiva edípica.
Diremos entonces, que este hecho es el que lleva a Julio a buscar al analista,
pero no en el sentido terapéutico, sino por el contrario, en la búsqueda transferencial
de una nueva posibilidad de resolución edípica.
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Retomando la idea anterior, sobre la angustia, diremos que esta sensación de
caos, cruza transversalmente la novela y por consiguiente la vida de los personajes,
haciendo alusión a la inminente y urgente, necesidad de los sujetos, de contar con
otro, sin embargo, la aceptación de dicho requerimiento, choca con el narcisismo
propio de cada ser humano. Por este motivo Julio no quiere aceptar que su vida sin
Laura (o Teresa) se vería opacada y cimentada en lo más profundo de la oscuridad, y
en cambio se pone en una ruta regradiente hacia la indiferenciación en la muerte, toda
vez que este viaje le enuncie el retorno –esta vez en la muerte- hacia la fusión y la
inexistencia: a la quietud, pero previo paso por la casa de Narciso.
Continuando con el análisis, vemos cómo el narcisismo vuelve a introducirse
en la mente de nuestro protagonista, pues éste envidia de una manera descontrolada,
al aspirante a escritor, Orlando Azcárate, pues no sobrelleva que el joven autor lo
devalúe y no lo considere como una figura de poder. Esta situación se presenta en una
comida entre Julio y el joven escritor Orlando Azcárate: En el segundo plato, pues,
comenzó a sentir que no ejercía ningún control sobre la realidad, no porque
estuviera borracho, sino porque ésta era percibida por sus sentidos como un magma
en el que su presencia personal no alcanzaba mayor relevancia que la de un
náufrago en el inmenso océano. (J. J. Millas, El desorden de tu nombre, Cáp., IX,
p.:88)
Esta figura de poder que Julio tanto requiere para sí mismo, demuestra
justamente las carencias a las que está expuesto el protagonista, carencias que son
reafirmadas por el joven escritor, y que justamente hace que se enamore
narcisistamente de Laura, quien llega a la vida de Julio a suplir dichas carencias,
aunque cabe consignar, que esta posibilidad impone la presencia de un dolor y una
herida narcisista imposible de ser aceptada por Julio. A su vez, se observa cómo Julio
desea el deseo de otro, al punto tal, de adueñarse de la novela de Azcárate y leérsela a
Laura como si fuera escrita por él, con esto nos referimos a que Julio, no desea
espontáneamente a los otros, sino que desea en la medida que OTRO desea por él.
Esta temática tratada por Lacan, acerca del deseo, coincide nuevamente con
Teresa y Laura, pues ambas eran deseadas por un objeto aprobado legalmente bajo el
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matrimonio, sin embargo, Julio se presenta en esta situación, como el tercero de la
exclusión, pues siempre desea el deseo de los otros, tal cual Julio desea ser el deseo
de su madre, en la conflictiva edípica que le enfrenta a su padre en ese amor erótico
fuera de la ley.
Retomando el análisis del narcisismo, vemos que este se repite en el
psicoanalista de Julio, percibiéndose dentro de las sesiones una lucha por Laura que
remite una vez más a la conflictiva edípica antes mencionada: -¿Por qué ese empeño,
del que ya ha hablado en otras ocasiones, de que todos le quieran o le admiren?
(pregunta el psicoanalista)
-Porque es el modo más eficaz de ocultar el profundo desprecio que siento por ellos.
Dicha cita corresponde a una de las sesiones entre Julio y su analista, quien da
cuenta del narcisismo y omnipotencia de su paciente, proyectando (el psicoanalista)
en su paciente, su propio narcisismo pues éste, -con su gran trayectoria académica- no
entiende ni tolera, como le pudo suceder que su paciente sea el amante de su esposa.
Observamos pues que la preocupación central de Carlos Rodó, no es precisamente su
relación de pareja sino por el contrario, lo es él mismo, en relación a su lucha eterna e
indestructible (llevándolo inclusive a su propia muerte) por adquirir más y más poder,
por consiguiente, conseguir control sobre las situaciones y vida de los otros, pues el
poder, entrega nada más que reconocimiento social y control. Justamente lo que le
sucede en el análisis con Julio, es que pierde el control sobre su paciente, sobre su
mujer y sobre él mismo, más aún, percibe que probablemente nunca poseyó dicho
control.
A partir del punto anterior haremos referencia a la elección de objeto
narcisista como una modalidad de pensamiento. Lo que sucede con el analista tiene
relación a que su narcisismo no le permitió considerar a Laura como otro
complementario para la relación, de hecho en alguna de las citas anteriores el
psicoanalista dice: para fundar una familia basta con que uno de la pareja ame y el
otro sea inteligente. Esto es lo que explicábamos anteriormente como una modalidad
de pensamiento de orden narcisista, sin embargo, con el análisis de Julio, el
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narcisismo del Dr. Rodó empieza a caer, pues comienza a considerar a su objeto
como un ente separado de él y no, como un agregado o prolongación de si.
Esta situación sucede dentro de las sesiones que se sostienen durante el
análisis en la relación transferencial, donde Carlos Rodó siente que comienza a
enamorarse de su mujer a partir del discurso de su paciente, por lo que el analista
incita inconscientemente a Julio, a hablar de su amante, lo cual nos da cuenta de la
perversión que anuda al psicoanalista, pues, lo que esta sucediendo realmente en el
analista, es que se siente enamorado de su paciente y no de su mujer, de lo contrario,
ya hubiese derivado a Julio a otro terapeuta, sin embargo, decide continuar con el
análisis producto de su fusión y envidia que le tiene a su paciente y los celos que le
provoca la relación de Laura y Julio: el analista al igual que Julio, desea el deseo del
otro, en este caso, el deseo de estar enamorado de Laura de la manera que relata el
discurso de su paciente.
Justamente este amor que dice sentir Julio, queda explicitado en el título de la
novela el desorden de tu nombre, pues dicho título, alude a lo que le sucede a Julio
Orgaz con la aparición de Laura. Laura que reencarnaba a Teresa en su cuerpo,
mirada y sensación; lo que provoca un caos en el aparato mental del protagonista,
justificado bajo el nombre de amor: El domingo había sonreído ante el café con
leche cuando el término amor atravesó su desorganizado pensamiento, estallando en
un punto cercano a la congoja. Sin embargo, el cuadro resultaría incompleto si se
negara la existencia del otro ingrediente, la angustia, que se trenzaba con la
felicidad para dar lugar al producto al que ambos se referían con el nombre de
amor. (J. J. Millas, El desorden de tu nombre, Cáp., II, p.:24)
Pues bien, para que Julio logre aceptar a Laura o Teresa en su vida, como otro
externo a él, tendría primeramente que aceptarse a sí mismo como un sujeto en falta y
carente. Al decir en falta y carente estamos diciendo que Julio –al igual que todos los
individuos- es un sujeto castrado. Es, por consiguiente, un hombre que esta
constantemente en búsqueda de un objeto de satisfacción que logre completar sus
carencias, tal cual lo hizo su primer objeto de amor, llamado madre. Por lo tanto, y
continuando esta lógica, Laura no sería ni más ni menos que Teresa resignificada, y
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por su parte Teresa no sería más que la madre de Julio resignificada. Con esto
queremos decir que la búsqueda que realiza Julio hacia su completud, no es más que
búsqueda narcisista del objeto original: a pesar del amor, no encuentra el amor.
Para que Julio logre encontrar el camino hacia una búsqueda constante y
persistente, tendría que haber dado cuenta de la necesidad del otro. Dicho proceso
implicaría necesariamente que Julio aceptará su herida narcisista, la cual conllevaría a
la aceptación de sí mismo como un sujeto incompleto incapaz de autosatisfacerse por
sí solo, y más aún, requeriente de otro para lograr sobrevivir.
Este padre, por ende, debe ser atacado y eliminado del triángulo para así
poseer la exclusividad de la madre (Laura). Entonces, lo que Julio trata de realizar a
lo largo de la novela, es justamente hacer un cambio de personajes, en el sentido, de
que ahora el excluido no será él sino por el contrario su psicoanalista, quien envidia y
cela en lo más profundo de su existencia, al punto en que el drama griego del Edipo
incuba el crimen de Laura sobre Carlos: Yocasta se ha puesto en la ruta del incesto y
el encuentro de Edipo.
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El punto de esta interpretación, esta dado porque finalmente quien decide
terminar con la vida del analista es Laura y no Julio, como posiblemente se esperaba.
Lo que acontece entonces, es que Julio posee una relación diádica fusionada a Laura
de una manera tal, que Julio proyecta en Laura -al igual que lo hacia con su madre-
sus demandas urgentes de simbiosis, y Laura guiada por el amor a Julio, concede la
exclusividad que Julio tanto deseaba desde el momento del nacimiento.
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parte de Laura, no es mas que la muerte del padre de Laura, lo que nos lleva a pensar
que dentro de la reeditación del complejo de Edipo, había algo no resuelto entre
Laura y su madre, pues al matar al padre, simbólicamente esta matando una parte de
la madre, con la cual posee una relación ambivalente de amor y odio: Cuando colgó
el teléfono, se arrepintió de haberla llamado; le irritaba depender de ella, pero le
irritaba todavía más su incapacidad para cortar esos vínculos. (J. J. Millas, El
desorden de tu nombre, Cáp.: III, p.:27).
Para Laura, su madre era una rival hasta la actualidad, pues la veía como una
mujer dura y castigadora, la cual instaba a Laura a cuidar su matrimonio, pues según
ella nunca encontraría a un hombre como Carlos, con poder y reconocimiento social
que además soportaba el carácter de su hija, quien debía (según la madre de Laura)
opacarse frente a su marido, pues sólo debía brillar y ser reconocido, el hombre. De
esta manera, cuando Laura decide poner término a la vida de su marido, decide
también excluir a la madre de su vida y cortar un vínculo que arrastraba desde lo más
arcaico de su vida. Junto con excluir a su madre, Laura le dice simbólicamente que le
ha ganado en esta lucha y rivalidad por el padre bajo el supuesto narcisista: mato a mi
padre pues, si yo no puedo poseerlo, tú tampoco lo poseerás.
Continuando con el análisis, pondremos énfasis en los acontecimientos que
forman parte de eventos que desencadenan en el protagonista, distintas formas de
significar el pasado, aunque transportándolo hacia el momento actual de su vida. Es
así, que nos posesionaremos en la temática de la resignificación. En cuanto a cómo, el
protagonista de la novela, es capaz de evocar a una persona, con la que tuvo una
relación en el pasado, y traerla al presente, pero resignificada en la imagen de una
nueva mujer, que tienen características similares a la anterior, y con la cual cree poder
desentramar un antiguo conflicto no resuelto, a saber, el complejo de Edipo, que se
expresa en él, en cuanto, queda excluido de la relación que mantenía con Teresa, y
que posteriormente resurge, cuando se ve enfrentado a un nuevo triángulo edípico
entre Laura, Carlos y él, en donde se evidencia simbólicamente aquellos eventos que
marcaron su vida, es decir, su reeditación del complejo de Edipo, que en sus inicios
se vive con el desarrollo psicosexual, y que resurge posteriormente en la
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adolescencia, y que por lo tanto es traído en aquel evento marcado por la muerte de
Teresa, a modo de símbolo con la canción la internacional.
Estos eventos que se dejan relucir en el presente del sujeto, dan cuenta de un
proceso de formación inconsciente, de eventos del pasado y que de alguna u otra
forma muestran la necesidad de aparecer. Es así, que estos fenómenos hacen
referencia al inconsciente que esta reprimido en el aparato mental de Julio, y que se
hace presente en la vida de él, mediante los recuerdos que no han sido elaborados por
razón de la tramitación de la energía psíquica, y aparecen a modo de recuerdo
ominiosos en la adultez.
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que probablemente contenía las mismas características de su primer objeto de amor,
vale decir su madre, y que en el presente, esas características son sensacionadas en la
apariencia de Laura.
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Esta contraposición de fuerzas, que alude a la mezcla pulsional freudiana, nos
permite adentrarnos en el psiquismo del protagonista y más aún en la forma en que
éste articula su pensamiento, la cual se manifiesta en la búsqueda interminable e
inalcanzable de un objeto perdido, vale decir, la pulsión de muerte hará que el
protagonista vaya aniquilando a sus objetos del presente, con la finalidad del
encuentro en la muerte, a punto tal de llegar a la indiferenciación primigenia.
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asociación de amor con su madre, vista a ésta como su primer objeto placentero, y
que conforma un modo de pensamiento en el protagonista de la novela. Con esto
queremos decir que la búsqueda de Julio, no es precisamente Teresa, sino más bien su
madre.
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Pero qué amor, qué amor el de Laura y el mío. Y que novela.
Abrió el portal, entró al ascensor; entonces tuvo la absoluta seguridad
de que cuando llegara al apartamento encontraría sobre su mesa de
trabajo una novela manuscrita, completamente terminada, que llevaba
por título, EL DESORDEN DE TU NOMBRE.
Epílogo:
Si en el texto de Sófocles, Edipo se castra en la analogía de
clavarse los ojos y enceguecerse, en la novela de Millas la castración se
hace presente en el libro que Julio Orgaz encuentra sobre la mesa y que
es escrito por otro, que le enuncia la presencia del tercero de la
exclusión, recordándole su propia incompletud:
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DISCUSIÓN Y CONCLUSIÓN.-
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última es la que también busca agregados con objetos, pero objetos reales y no, del
pasado.
Esta idea, acerca de la búsqueda del primer objeto de satisfacción, nos llevó a
cuestionarnos, acerca de los objetos de la vida adulta, principalmente de ¿cómo, los
sujetos buscamos en la actualidad, objetos remotos y perdidos?. Pues bien, pareciera
ser, que éste es el denominador común de la vida psíquica de los seres humanos, es
como si fuera una condición necesaria para la vida, en el sentido de lo repetitivo, vale
decir, el ir una y otra vez, buscando algo que no encontraremos, sin aceptar del todo,
la herida narcisista. Pues dicha herida, nos obliga a aceptar que somos sujetos en
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falta, carentes, castrados y llenos de tensiones, donde nuevamente se nos hace
presente la muerte, como una alternativa de salvación al caos.
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REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS.-
Brito, R., Toledo, H., Los prolegómenos del psicoanálisis. Editorial Pedro de
Valdivia.
142
Freud, S. Tres ensayos de teoría sexual. En Obras Completas. Vol. VII, Editorial
Amorrortu.
143
Freud, S. Sobre un tipo particular de elección de objeto en el hombre. En Obras
Completas. Vol. XI, Editorial Amorrortu.
144