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COLECCION Conjunciones Estructuracion psiquica y subjetivacion del nifio de escolaridad primaria El trabajo de la latencia Rodolfo Urribarri Uribarri, Rodolfo Estructuracién psfouica y subjetivacién del nifio de escolaridad primaria : el trabajo de la latencia - 12 ed. - Buenos Aires : Centro de Publicaciones Educatvas y Materiat Didactico, 2008. ‘296 p. : 23x16 cm. (Conjunciones dirigida por Marcela Pereira) ISBN 978-987-538-213-8 1. Psicologia infantil. 2. Desarrollo Intelectual. |. Titulo cop 155.4 Coleccién Conjunciones Director editorial: Daniel Kaplan Directora de coleccién: Marcela Pereira Correccién de estilo: Susana Pardo Diagramacién: Patricia Leguizamon - Analia Kaplan 1° edici6n, febrero de 2008 © Ediciones Novedades Educativas del Centro de Publicaciones Educativas y Material Didactico S.R.L. Av. Corrientes 4345 (C1195AAC) Buenos Aires - Argentina Tel.: (54 11) 4867-2020 - Fax: (54 11) 4867-0220 E-mail: noveduc@noveduc.com / www.noveduc.com Ediciones Novedades Educativas de México S.A. de CV. Instituto Técnico Industrial # 234 (Circuito Interior) Oficina # 2 - Planta Alta (Ref: Metro Estacion Normal) Colonia Agricultura. Deleg. Miguel Hidalgo México, D. F. - C. P. 11360 - Tel/Fax: 53 96 59 96 / 53 96 60 20 E-mail: novemex@noveduc.com - novemex@infosel.net.mx 1.S.B.N. N° 978-987-538-213-8 Queda hecho el depésito que establece la Ley 11.723 Impreso en Argentina - Printed in Argentina No se permite la reproduccién parcial o total, el almacenamiento, el alquiler, la transmisi6n o la transforma- clon de este libro, en cualquier forma 0 por cualquier medio, sea electronico 0 mecanico, mediante fotoco- pias, digitalzacién u ottos métodos, sin el permiso previo y escrito del editor. Su infraccién est penada por las leyes 11.723 y 25.446. a indice 5 PROLOGO por Madelaine Baranger .... PRESENTACION Cariruto I. Revision histérico-critica de la bibliografia sobre la latencia ..... CarituLo IL Planteando Ia latencia Introducci6n_... Acerca de la teorfa Latencia temprana y tardia .- 100 .- 106 Pasaje a la pubertad Cariruo TIT. De lo observable a lo inferido en lo intrasubjetivo Expresion gréfica 109 lll Actividad motriz y juego + 137, Desarrollo intelectual y del pensamiento 152 Lenguaje... 173 Sentimientos .... .. 176 Agresion ... .. 180 Cariruto IV. Trabajo de la Jatencia .......... Preconsciente Relacién con otros trabajos psiquicos Cariruto V. Explorando lo intersubjetivo 195 197 El camino exogdmico ..... Relaciones intersubjetivas .. Cariruto VI. Sobre psicopatologfa... Algunas consideraciones generales Patologia adolescente y pseudolatencia . CONCLUSIONES _..... BIBLIOGRAFiA .... mus «=|Prologo 9 Me formé como analista de nifios hace muchos aiios; las circunstancias me distanciaron de esta practica, aunque sigo siempre con interés y cu- tiosidad los descubrimientos y desarrollos producidos fuera de mi propia experiencia. Acepté prologar este libro, antes de haberlo lefdo, confiada, por otros trabajos de R. Urribarri, de que me podia traer ideas novedosas y no tan evidentes en lo anteriormente aprendido. Pensé que podia ser una opor- tunidad de actualizar mi pensamiento, nada menos que sobre el tema de la latencia, que, en mi memoria -y entiendo que también para analistas de nifios actuales— era considerado el ejercicio mds tedioso del trabajo con nifios. El titulo mismo, con “el trabajo de la latencia”, permitfa presagiar al- go muy distinto, y no me defraud6. 7| I Estructuracion psiquica y subjetivacién del nifio.... Creo que lo esencial para mf es que no se considere més la latencia co- mo una etapa casi de detenimiento del desarrollo, y que se encuentre en ella, al saber Icerlos, no sélo los efectos tan mentados de Ja represion que apaga las manifestaciones de la sexualidad y del complejo de Edipo, sino modificaciones de lo anteriormente vivido que apuntan, con la adquisi- cion de nuevos mecanismos, a establecer progresivamente un aparato psiquico distinto, con una estructuracién mas compleja del sujeto y de su relacién con el mundo, en los planos intrasubjetivo ¢ intersubjetivo. En verdad, era muy légico suponer que no sc trataba sélo de una eta- pa de pasaje entre la infancia y la pubertad y adolescencia, en la que, lo mismo que en cualquier otra etapa, habia mecanismos especificos que anunciaban y tendian a una reestructuracién mas acorde con el ingreso en las etapas siguientes. Es cierto que el mismo Freud insistié sobre la preponderancia de la re- presién de la sexualidad, que debja resurgir después con més fuerza por motivos bioldgicos; que, en la misma €poca, se intenté relacionar esta su- puesta desaparicién con un periodo de glaciacién del mundo externo, re- petido analdgicamente (Ferenczi). Esta casi desaparicién de la sexualidad manifiesta se consideraba efecto insoslayable de la represién, que s6lo se podria superar mas adelante por el incremento de energfa de “los instin- tos” en la pubertad -en vez de suponer que este periodo que parecia muerto ¢ inactivo albergaba en realidad la preparacién de lo que se ven- dria a establecer después-. Entiendo que la idea del “trabajo de la latencia” corresponde mucho mis a un pensamiento analitico, para el cual el desarrollo recorre un ca- mino “vectorizado”, diria A. Green, con cambios que son transformacio- nes y complejizacién de lo anteriormente dado e instrumentado: no s6- lo modificaciones positivas y negativas de lo anterior, sino aparicién de otros enfoques y capacidades que se crean en gran parte silenciosamente y llegaran a florecer plenamente, si no se presentan mayores obstaculos, en la adolescencia. No tendria sentido resumir los distintos capitulos del libro, prefiero poner el acento sobre los temas que me hicieron repensar mis ideas re- cibidas y prejuicios no tan cuestionados: la definicidn mas “por la nega- tiva” de dicho periodo del desarrollo. 18 Rodolfo Urribarri | Prélogo I No me voy a referir tampoco especfficamente a las contribuciones de Freud, ampliamente citadas y comentadas en el texto. Tampoco lo haré por las citas numerosas y criticamente comentadas de autores subsiguien- tes y contempordneos, todo lo que constituye un valioso texto de refe- rencia. Considero que actué como punto de partida para el pensamien- to del autor, conjuntamente con las preguntas surgidas de la practica cli- nica, y que se ha integrado para formar naturalmente parte de su pensa- miento en la medida de su coherencia. Se puede citar, como ejemplo de inclusién de ideas previas, la diferen- cia entre latencia temprana y latencia tardfa, habitualmente reconocida, y también la idea de que las defensas en este periodo se vuelcan al servi- cio y a la primacfa de la sublimacion. Sf quiero subrayar que todas las afirmaciones estén ampliamente ilus- tradas por ejemplos clinicos u observaciones de Ia vida cotidiana que ayu- dan a representarse y precisar las diferencias principales con otros puntos de vista e interpretaciones. El aporte de los dibujos y del modo de trabajarlos es otro punto im- portante. Muestra cémo los temas y los mismos instrumentos del dibu- jo van cambiando a la par del procesamiento psiquico de la latencia. Otra observaci6n en los dibujos, no tan habitualmente citada, es la dife- rencia entre las modalidades de expresion de nifios y nifias. Se entiende que debe corresponder a diferencias en la estructuracién psiquica, con relacién a la diferenciacién sexual mds afirmada entonces que en la primera infancia; la observacidn esta avalada por un test o encuesta en la cual distintos profesio- 0 © nifia. nales acertaron mayormente a diagnosticar si el dibujante era Se estudid también en las representaciones grdficas el dibujo del cue- llo, que suele aparecer alrededor de los ocho aiios, interpretindolo co- mo representacién del preconsciente, “lugar mediatizador entre lo pul- sional inconsciente representado por el cuerpo y lo consciente represen- tado por la cabeza”. Se nota su ausencia en los dibujos de niiios con marcada impulsividad o de ambientes violentos. El cuello que a veces figura en los dibujos du- rante unos afios puede desaparecer con una irrupcidn puberal brusca. Pe- ro “en el proceso teraptutico, a medida que se elaboran los conflictos y apa- 9] J Estructuracién psiquica y subjetivacién del nif... recen las vias sublimatorias, aparece el cuello en el dibujo de la persona hu- mana oa veces en él de un animal”. Sc concluye que “el dibujo del cuello y sus caracteristicas son un indice diagndstico destacable a tener en cuenta, revelador del establecimicnto del preconsciente en el ‘trabajo de la latencia’, silencioso y arduo trabajo en In estructura psiquica”. La creacion y la or- ganizacién del preconsciente es ya una sublimacién; “esta instancia in- trapsiquica, gestada desde lo subjetivo con influencia de lo transubjetivo, constituird el pivote clave del funcionamiento psiquico ulterior”, como se precisa més en capitulo final sobre adolescencia. La consideracién de los juegos habituales de nifios y nifias muestran también diferencias de modos de expresién que corresponden a la mayor importancia de la diferencia de sexo. Los juegos “parecen representar la funcionalidad de los genitales... y una ejercitacién preparatoria del rol se- xual a desempefiar”. Esto permite pensar que la primacia genital, que se- ré el logro de la adolescencia, se prefigura en el periodo previo, implican- do algo mis que la defensa contra la angustia de castracién, “un aspecto progresivo que promucve la diferenciacin sexual, su exploracion desplaza- da en el juego y la encubierta preparacion para el futuro rol sexual”. Todo esto tiende a desmentir el otro prejuicio que daba por sentada la desaparicién de la sexualidad durante la latencia, dominada por la lucha contra la masturbacién. Si el interés por la sexualidad ya no es tan mani- fiesto, es porque el desarrollo, apoyado y fomentado por la escolaridad y otras instituciones cducativas, desvia cn gran parte este interés hacia lo intelectual y el pensamiento (“Jo escoptofilico conduce a lo epistemofilico”) que proporcionan una descarga sustitutiva. Con la adquisicion del len- guaje, el pasaje del proceso primario al secundario y el acceso al princi- pio de realidad, el verbo puede sustituir la accidn y enmascara el placer pulsional. La posibilidad de ocultar el pensamiento promueve una cre- ciente autonomia, alejamiento o desprendimiento de los objetos prima- rios, que facilitar posteriormente el camino a la exogamia. Los juegos, con la aparicin de los juegos de roles, se despliegan con un creciente interés por la realidad y el afan de adaptarse a ella o poder do- minarla por el desarrollo de recursos yoicos. Son también elemento cen- tral de la relacién entre pares, ademas de la simbolizacién de las relacio- nes edipicas y fraternas | 0 Rodolfo Urribarri § Prélogo I Correlativamente con la represién y las satisfacciones enmascaradas, se desarrolla frecuentemente una actividad fantasmitica (suefios diurnos) que repara parcialmente las frustraciones inevitables de la infancia y las injurias narcisistas. En esta ctapa se empieza a construir la “novela fami- liar”, muchas veces recurrente durante toda la vida, con los suefios diur- nos, en parte transformaciones del acto masturbatorio. Lo hasta aqui resefiado insiste sobre la importancia, explicitamente marcada por el autor, de considerar la latencia no ya como un tiempo cronolégico, sino como una etapa, condicionada més por la cultura que por la fisiologfa, en la cual nacen y se construyen mecanismos cada vez mas complejizados y sofisticados para el desarrollo del ser humano y su destino. No voy a extenderme sobre otros temas esenciales: por ejemplo, el tra- to distinto por el cual se transforman o enmascaran las manifestaciones de las pulsiones libidinales y de la agresién; mds importante todavia, el es- tudio de las identificaciones, al principio con los objetos primarios, des- pués con objetos encontrados en lo social, que modifican y enriquecen los modelos del ideal del Yo, y con objetos grupales que produciran el sentimiento de pertenencia. Mas que todo, el tiltimo capitulo muestra cémo las dificultades de la adolescencia y de toda la vida posterior se pueden entender en funcién de obstaculos o fallas ya detectables en la latencia, muchas veces disimu- lados por una sobreadaptacién que un diagnéstico en su momento po- dria modificar para un futuro mas prometedor. Destaco la formulaci6n de la pseudolatencia. Los distintos materiales clinicos, vifietas o historiales mas extensos, son muy convincentes y no se pueden resumir. La lectura de este libro no solamente es instructiva para el tema del anilisis de nifios y de las concepciones metapsicolégicas en general; creo que también resultara placentera como lo fue para mi. Madeleine Baranger Wy MEE Presentacion 1 i Este libro es producto de diferentes momentos de mi formacién psi- coanalitica, movilizado por los desafios de la clinica, a veces relegado por otros requerimientos profesionales o de la vida personal y familiar y, otras tantas, retomado y avanzado. Comenzé como una inquietud, a comienzos de mi practica, a partir de tener varios nifios “latentes” en tratamiento. Busqué bibliografia, al ser insuficiente lo que encontré para mis interrogantes; siguidé con una preo- cupacién sobre la posible relacién entre la sublimacién freudiana y la re- paracién Kleniana. Fue desplazado por otros intereses y requerimicntos por largo tiempo, quizds en “barbecho”, aunque cada tanto resurg{fa en mis supervisiones. Lo retomé para el dictado de un curso (1977), para una mesa redonda con los dos tinicos colegas argentinos que escribieron sobre el tema (1977); para otro curso (1979) y en una conferencia plenaria (1985). Con- creté el primer escrito tres afios después (1988), ligeramente ampliado y corregido (1993) para ser utilizado como bibliografia en la Facultad de Psi- cologia de la Universidad de Buenos Aires. Lo haba retrabajado a comien- zos de los noventa y nuevamente quedé relegado hasta que lo presenté en 1997 como tesis en la Asociacién Psicoanalitica Argentina y en versién pro- fundizada como tesis doctoral en la Universidad de Buenos Aires en 2005. Mientras preparaba ésta, obtuve el Premio sobre Psicoanilisis de nifios y adolescentes de la Federacién Psicoanalitica de América Latina en 1998 y 13 | I Estructuracién psiquica y subjetivacin del nifio... dos afios después el mismo premio de FEPAL con el trabajo sobre la rela- cidén de latencia y adolescencia, incluido al final de este libro. Después de tantas elucubraciones y retomas, pasé de ser transmisién oral (cursos, con- gresos y supervisiones), para adquirir forma escrita, finalmente, en este li- bro que, como tal, ya pasa a ser patrimonio del lector mds que del autor. Me decidi a publicar este libro ya que sigo pensando que no ha sido su- ficientemente aclarado el funcionamiento psiquico de los nifios “laten- tes”; salvo excepcién, los autores en general se han abocado a aspectos parciales, sin lograr una visién global de la estructuracién psfquica que se produce y que perdurard en lo sucesivo. La bibliografia reseitada podra orientar al lector sobre aspectos especificos y diversos enfoques, asi como mis acuerdos y diferencias. Puede ser leida al principio con una nocién histérica y de corrientes psicoanaliticas, o al final como una complementariedad del texto, notando apoyaturas y disensos. Quisiera expresar diversos agradecimientos, en primer lugar a mis pa- cientes y sus padres que confiaron en m{ y sostuvieron su tratamiento, posibilitando adentrarme en los vericuetos metapsicolégicos transforma- cionales del trabajo de la latencia. También a mis supervisores y profeso- res por sus ensefianzas y sugerencias. No sélo por su aporte profesional, sino también por la relacién personal respetuosa, de apoyo y valoracién que me brindaron a lo largo de distintos perfodos e intercambios, desta- co especialmente a Susana Lustig de Ferrer, Eduardo Salas y Peter Blos, que estimularon y fertilizaron mi pensamiento asi como insistieron en que tenia que escribir y publicar; al igual que Made Baranger, en especial por su prdélogo. También al apoyo afectivo, correcciones y sugerencias de los diversos borradores iniciales y agregados que pacientemente realiz6 quien fuera mi esposa, Alicia Cohan; a mi discfpula y amiga Pilar Yufera de Farifia, y a Alejandro Klein por sus lecturas criticas, asi como a la co- laboracién de mis secretarias, a la apuesta editorial de Daniel Kaplan y a las sugerencias y esfuerzos de su equipo técnico. Reconozco el estimulo de los colegas que discutieron mis presentaciones y alos que, en seminarios y conferencias, con su interés, atencién y pregun- tas contribuyeron al proceso de despliegue de mis ideas, asi como a los ju- rados de los premios antes mencionados por el respaldo otorgado. Rodolfo Urribarri [4 Capitulo | ae ee REVISION HISTORICO-CRITICA DE LA BIBLIOGRAFIA SOBRE LA LATENCIA SIGMUND FREUD E] término, la explicitacién y caracterizacién del perfodo de latencia aparece en la publicacién de los Tres ensayos de teoria sexual, de S. Freud (1905) y es la que basicamente mantiene a lo largo de su obra. Algunos autores sefialan la carta 46 a W. Fliess (30 de mayo de1896) como la aparicién del concepto. En ella se est4 poniendo en marcha la no- cién de que la sexualidad no se despliega de manera continua, lineal, sino por perfodos ligados a la represién, lo que se definiré conceptualmente mis tarde, en relacién con la etiologfa de las neurosis. Sefiala dos momen- tos de operancia de Ja represion y épocas de transicion en las cuales se pro- ducen. Ni las fechas propuestas, ni la nocién se corresponden con la de periodo de latencia, aunque podria presumirse como su antecedente atin difuso, en “nebulosa”, que afios mas tarde clarificara. Concuerdo con Arbisio-Lesourd (1997) cn que entre periodos de transicién (dibergangzeiten) y periodo de latencia hay “una diferencia esencial”, los “pertodos de transicién son concebidos como etapas de madu- racién sexual, mientras que la latencia sera considerada como un tiempo de ausencia relativa, o de represion de la sexualidad?.' Esos dos periodos son considerados como dos tiempos de pasaje o transicién, lo que no se reencontrara luego a lo largo de la obra freudiana. 1. Arbisio-Lesourd, C., L’enfant de la période de latence, pig, 20. En lo sucesivo, las ci tas textuales de autores estarin impresas en itdlicas, los destacados salvo aclaracion— me pertenecen. 7 | I Estructuracién psiquica y subjetivacién del nifio... Un par de afios después aparece una mencién que se acerca mas al pos- terior concepto, “Er verdad, empero, que la organizacién y el desarrollo de la especie humana aspiran a evitar un quebacer sexual mas vasto en In infancia: se diria que las fucrsas pulsionales sexuales deben almacenarse en el ser huma- no para que, liberndas en la época de la pubertad, pucdan servir luego agran- des fines culturales (W. Fliess). A partir de estos nexos acaso se comprenda por qué unas vivencias sexuales de la infancia forzosamente tendran un efecto pa- tégeno. Pero silo en minima medida despliegan su efecto en la época en que se producen; mucho més sustantivo es su efecto retardado (nachtrilich), que sdlo puede sobrevenir en pertodos posteriores de Ia maduracién” (Freud, 1898). Estaria planteando los fundamentos conceptuales y perfilando su relacién con otros conceptos psicoanaliticos en gestacién y el peso de lo cultural. En su articulo “Sobre los recuerdos encubridores” (1899), aborda un primer periodo de la sexualidad no conflictual, que por ende se manifies- ta franca ¢ inocentemente, que luego sera “olvidada”. Al siguiente afio (en el libro sobre los suefios), aparece la nocién de amnesia normal, don- de los recuerdos sexuales tempranos se adscriben al proceso primario y se desarrollan luego los procesos secundarios. Estas lineas conceptuales seiialadas, junto al abandono de la teoria de la seduccion y a la ampliacién de elementos que ligan Ia clinica con la sexua- lidad infantil temprana, su cualidad perverso polimorfa y su incompatibi- lidad con las exigencias morales y culturales, se organizan y despliegan en la presentacién que hace en los Tres Enswyos (1905), donde surge el pe- rfodo de latencia como una necesidad Idgica de la teoria (Arbisio-Le- sourd, 1997) a modo de pivote articulador entre sexualidad infantil, los dos tiempos de la sexualidad, los dos tiempos del trauma, la represidn, la etiologia de las neurosis y la presi6n cultural, a la vez que concordante con la observacién de nifios y la aspiracion social. El periodo de latencia le po- sibilita una ampliacién explicativa y metapsicolégica y se transforma, en el pensamiento freudiano, en un entramado clave que jamas abandonara, aunque no logra profundizarlo en toda su magnitud, tanto en lo atinen- te a los procesos normales de estructuracién del aparato psiquico como en cuanto a sus implicancias psicopatoldgicas. 2. Freud, S., La sexualidad en In etiologin de las neurosis, 1898, pag. 273. ['8 Rodolfo Urribarri | Revision histérico-critica... If No hay, més alla del capitulo especifico en el segundo de los Tres En- sayos (1905), un texto freudiano centrado en el periodo de latencia; s6- lo lo aborda tangencialmente al referirse a otro tema, o al resefiar su teo- rfa; tampoco modifica sustancialmente su inicial postulacién, tan sdlo agrega algun elemento. Lo que si se observa es su continua oscilacién en cuanto a [a explicacién de su génesis en términos biologistas o culturalis- tas, Pasaré a resefiar algunas de sus aportaciones. Inicia el “Ensayo II” sobre sexualidad con una referencia al olvido de lo infantil y luego un acdpite sobre la amnesia infantil para pasar al cap{- tulo I. Ya en el titulo plantea el periodo y sus rupturas caracterizados por una fuerte tendencia a Ja progresiva sofocacién de las mociones pulsio- nales, pero, al mismo tiempo, por la ruptura del acallamiento manifiesto y el surgimiento de lo pulsional, ¢ incluso “Suspendida por peculinridades individuales”, admitiendo la posible persistencia de actividades sexuales manifiestas durante toda la latencia (pag. 160-162). Esta situacién, en la que por una parte postula la existencia del periodo y por la otra sefiala su ruptura y detenciones, afirmando que en realidad es una aspiracién ideal de la cultura forzada por la educacién (pag. 162), se repetird en los su- cesivos articulos, reconociendo que su funcionamiento le resulta en par- te desconocido y misterioso. No obstante, persiste hasta el final de su obra en sefialar su existencia ¢ importancia. Cuando habla de ruptura o detenci6n, esté conservando Ia idea de una pujanza pulsional continua, asi como al plantear su caracter defensivo es- tA implicito que las mociones pulsionales persisten y que el Yo arbitra mecanismos para sofocarlas. “Durante este pertodo de latencia total 0 meramente parcial se edifi- can los poderes antmicos que mds tarde se presentardn como inhibiciones en el camino de la pulsién sexual y angostardn su curso ala manera de unos digques (cl asco, el sentimiento de vergiienza, los reclamos tdenles en lo esté- tico y en lo moral).” Se pregunta luego: ©;Con qué medios se ejecutan es- tas construcciones tan importantes para la cultura personal y la normali- dad posteriores del individuo? Probablemente a expensas de las mociones se- xuales infantiles mismas, cuyo aflujo no ha cesado, pues, ni siquiera en este periodo de latencia, pero cuya energia —en su totalidad o en su ma- yor parte— es desvinda del uso sexual y aplicada a otros fines. Los histo- 19} I Estructuracién psiquica y subjetivacién del nifio... rindores de la cultura parecen contestes en suponer que mediante esa des- viacién de las fucraas pulsionales sexuales de sus metas, y su orientactén ha- cia metas nucvas (un proceso que merece el nombre de sublimacién), se ad- quieren poderosos componentes para todos los logros culturales. Agregaria- mos, entonces, que un proceso igual tiene lugar en el desarrollo del indi duo, y situariamos su comienzo en el pertodo de latencia sexual de la infan- cin” (pig. 161). “Pera la préctica sexual del nitto no se desarrolla al mismo paso que sus otras funciones, sino que, tras un breve pertodo de florecimiento entre los dos y los cinco anos, ingresa en el periodo llamado de latencia. En éste, la pro- duccibn de excitacién sexual en modo alguno se suspende, sino que perdura y ofrece un acopio de energia que en su mayor parte se emplea para otros fi- nes, distintos de los sexuales, a saber: por un lado, para aportar los compo- nentes sexuales de ctertos sentimientos sociales y, por el otro (mediante la re- presion y la formacién reactiva), para edificar las ulteriores barreras se- xuales. Ast, a expensas de la mayorta de las mociones sexuales perversas, y con ayuda de la educacién, se edificartan en la infuncia los poderes destinados a mantener la pulsién sexual dentro de ciertas vias. Otra parte de las mociones sexuales infantiles escapa a estos empleos y puede exteriovizarse como practica sexual” (pag. 212). En este sentido percibe la importancia de una redireccién de la pulsién que favorezca la descarga a través de metas socialmente aceptadas y la posi- bilidad de que importantes montos energéticos se vuelquen al aprendizaje. Son atin, en 1905, confusas las nociones de formacién reactiva y subli- maci6n, que por momentos se superponen o resultan una forma especial de la otra. “Puede, asimismo, arriesgarse una congetura acerca del meca- nismo de tal sublimacién. Las mociones sexuales de estos anios infantiles se- rian, por una parte, inaplicables, pues las funciones de la reproduccién es- tan diferidas, lo cual constituye el cardcter principal del periodo de laten- cin; por otra parte, serian en st perversas, esto es, partirian de zonas erdge- nas y se sustentarian en pulsiones que dada la direccion del desarrollo del individuo solo provocarian sensaciones de displacer. Por eso suscitan fuerzas animicas contrarias (mociones reactivas) que construyen, para la eficaz so- focactin de ese displacer, los mencionados diques psiquicos: asco, vergiienza y moral. [Nota agregada en 1915: En el caso aqui considerado, la subli- | 20

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