TECNICAS
DE D1BuUjJo
I
ARE
LAERTES
educacionINDICE
Introduccién de Manuel Clemente Ochoa .........,. 11
EXetaciO| (18ST) scarves cers Wig a coe 2sciseclasg Anes beoerigti 15
Advertencia a la segunda edicién 25
Carta 1. Sobre la primera practica . ya
Carta 2. Bosquejos del natural ... . , 93
Carta 3. Sobre el color y la composicién .,.. 137
1. La ley de la principalidad ............... 169
2. La ley de la repeticién
- La ley de la continuidad
- La ley de la curvatura .....
. La ley de Ja radiacién ... . ,
. La ley del contraste ...........
- La ley del intercambio .........
8. La ley de la consistencia
9. La ley de la armonia .. .
Apéndices
NAuUAWINTRODUCCION
Era el poeta que poseia una vision total de la
vida por la belleza y asi se convirtié en apéstol de
su propia visidn.
Joan MARAGALL
John Ruskin nacié en Londres en 1819. Formado en el rigor
moral y politico del puritanismo inglés, recibid una esmerada
formacién musical y del dibujo y llegé a graduarse en la univer-
sidad de Oxford en 1842. A partir de 1869 se dedica a la ense-
fianza de la historia del arte en la misma universidad, cuando ya
tenfa publicados varios libros: Pintores Modernos, Las Siete
Lamparas de la Arquitectura, Las Piedras de Venecia y
Técnicas de Dibujo. Sus frecuentes y dilatadas estancias en
Italia entre 1843 y 1860 le permitieron conocer en profundidad
a los pintores primitivos medievales. No nos extrafia, pues, que
fuese un entusiasta del movimiento artistico inglés del
Prerrafaelismo, integrado por siete pintores, escultores y criticos
que constitufan una hermandad. Ruskin tuvo entre ellos una alta
consideracién moral y actué como definidor y comentarista de
sus actividades y principios estéticos,
El movimiento prerrafaelista mantuvo estrechamente liga-
dos el arte plastico y la literatura. Significé una reaccidn tipica-
mente anglosajona, dirigida contra el materialismo y el maqui-
nismo imperantes, y una oposicién frontal al arte victoriano, al
que consideraron falto de ideales y con cardcter convencional.
Su propésito fue revalorizar en la pintura del momento la sensi-
bilidad y la simplicidad de procedimiento tal como de ellas
gozaban los primitivos italianos anteriores a Rafael. Ruskin trata12 TECNICAS DE DIBUJO
de recuperar la «pureza» plastica con temas sencillos y no gran-
diosos, mediante el trabajo escrupulosamente acabado con ins-
piracién literaria o simb6lica. Su primera obra Pintores
Modernos constituye una defensa de los prerrafaelistas y con
especial interés de Turner, a quien descubrid,
Su convencimiento de que la naturaleza era la fuente gene-
radora de toda belleza le lleva a tomarla como apoyo y ayuda de
todo proceso educativo, y afirma que el hombre no avanzara en
la invencién de la belleza sin imitarla directamente. En Las Siete
Lamparas de la Arquitectura nos dice: «Todas las bellas formas
y bellos pensamientos estan tomados directamente de los obje-
tos naturales. Me veria autorizado con gusto a asegurar que
todas las formas que no estuviesen tomadas de dichos objetos
naturales son necesariamente feas. Ya sé que esto es una preten-
si6n atrevida; pero no puedo examinar aqui en qué consiste la
belleza esencial de la forma. Las formas no son bellas por el
mero hecho de estar copiadas de la naturaleza; pero no es posi-
ble al hombre concebir la belleza sin su ayuda».
Como socidlogo y critico de arte puso de relieve los proble-
mas que la sociedad moderna acarreaba en varias obras, entre las
que destaca Economia politica del arte. Coincide con William
Morris en su temor al decadentismo consecuente a la industria-
lizaciOn, y en su entusiasmo por el tiempo medieval, valora la
satisfaccién que produce el trabajo artesano. Fors Clavigera es
un conjunto de cartas en que se dirige a los obreros con dnimo
de elevar su condici6n social. En este empefio Ileg6 a gastar su
fortuna. John Ruskin fallecié en Escocia en el aiio 1900.
En Técnicas de dibujo, publicada en 1859, el autor se mani-
fiesta en su faceta mds directamente pedagdgica. El propdsito
inicial del libro expresado por el autor seria ensefiar a dibujar, lo
que equivale ensefiar a ver. Nos expone de una manera sistema-
tica unas «leyes» de composicién artfstica, en conexién fntima
con la naturaleza y su armonfa, intentando percibir en ella los
fundamentos que la rigen. Todo ello expresado en tono afectivo
y coloquial.INTRODUCCION 13
Pero no seria justo pensar que Ruskin pretende una rigidez
mimética con la naturaleza y una supeditaci6n total a la normati-
va. Si bien reconoce que es obligado someterse a una «disciplina
formal y monétona» para llegar a conseguir 6ptimos resultados,
afirma igualmente que no es imprescindible el sometimiento
absoluto a las leyes de la perspectiva.
E| autor no se limita a mostrar el proceso de elaboracién
para lograr ser un buen dibujante del natural, sino que al propio
tiempo nos va comunicando sutilmente todo un ideario de apre-
ciaciOn estética y criterio moral. Es transparente su entusiasmo
por ciertos artistas, al tiempo que detesta la aproximacién al
conocimiento de otros, a no ser para tomar una postura critica
ante ellos. Se extiende en valoraciones y prevenciones con una
actitud un tanto paternalista de dirigismo estético ante obras
plasticas e incluso literarias.
Es evidente que sus criterios de valoracién no son del todo
coincidentes con los de nuestros dfas, y en ocasiones puede pare-
cernos distante en su elitismo y su planteamiento dogmatico. Sin
embargo, cuando con tanta frecuencia la auténtica creacién se
sustituye por chispazos fulgurantes y afan desmesurado de noto-
riedad, obedientes a operaciones mercantilistas, resulta saluda-
ble —al tiempo que inquietante— sumergirnos en esta obra testi-
monial, impregnada de virginal sencillez, escrita por un hombre
compenetrado con la naturaleza, cuya vida fue tan consecuente
en su profunda autenticidad y humildad.
Manuel CLEMENTE OCHOAPREFACIO
(1857)
1. Quizé se piense que, al prefaciar un manual de dibujo,
deberfa exponer las razones por las cuales hay que aprender a
dibujar; pero esas razones me parecen tantas y de tanto peso que
no podria aqui ni exponerlas ni demostrarlas. Con el permiso del
lector, y dado que el volumen es ya demasiado extenso, renun-
ciaré a cualquier disquisicién en torno a la importancia del tema
y s6lo tocaré aquellos puntos que puedan parecer cuestionables
en cuanto al modo de ser tratados.
2. Para empezar, el libro no est4 pensado para nifios de
menos de doce o catorce afios. No me parece aconsejable indu-
cir a un nifio a la practica del arte si no es con absoluta volunta-
riedad. Si tiene talento para el dibujo, hard sin parar garabatos en
cualquier trozo de papel que consiga; y hay que dejarle garaba-
tear a su arbitrio, y clogiar como se merece cualquier indicio de
esmero o de veracidad en sus esfuerzos. Hay que dejarle que se
divierta con colores baratos asf que tenga el juicio suficiente
para desearlos. Si tan sdlo emborrona el papel con manchas
informes, se le puede quitar la caja de colores hasta que esté
mejor preparado; pero en cuanto empiece a pintar casacas rojas
en soldados, banderas a franjas en barcos, etc., debe disponer de
los colores que pida; y sin limitar, en ese arte imaginativo e his-
tdrico, la eleccién de esos temas de giro militar que tanto gustan
a los nifios (en general absolutamente tan valiosos, dicho sea de
paso, como cualquier pieza de ese arte histérico que deleita a sus16 TECNICAS DE DIBUJO
mayores), el nifio debe ser guiado por sus padres, sin forzarlo,
hacia intentos de dibujar, por muy infantilmente que lo haga, las
cosas que ve y le gustan: pajaros, o mariposas, o flores, o frutas.
3. Mas adelante, el permiso para emplear colores s6lo debe
darsele como recompensa, cuando haya demostrado esmero y
progresos en los dibujos a lapiz. El nifio debe tener siempre a
mano una cantidad limitada de dibujos impresos buenos y diver-
tidos: en nuestros tiempos de ilustraciones baratas, es improba-
ble que un libro cualquiera de cuentos infantiles no tenga bue-
nos grabados en madera, y hay que alentarle a copiar los que
mas le gusten; pero hay que cefiirle a unos pocos grabados y a
pocos libros. Si un nifio tiene muchos juguetes, se cansa de ellos
y los rompe; si tiene muchos dibujos impresos, tan slo perdera
el tiempo garabateando en ellos; limitando el mimero de sus
posesiones, se afina el placer que obtiene de ellas y su atenci6n
se concentra, No hace falta que los padres se molesten en ense-
iarle, en lo que se refiere al dibujo, hasta mas alla de insistir en
los habitos de economia y pulcritud en e] empleo de los colores
y el papel, mostrarle el mejor modo de sujetar el lapiz y la regla,
y, en la medida en que examinen sus resultados, sefialarle los tra-
z0s demasiado cortos 0 demasiado largos, 0 torcidos, por com-
paracién con el modelo; el esmero es lo primero y lo tinico que
deben vigilar. Si el nifio muestra talento para idear o agrupar
figuras, los padres no deben ni frenarlo ni elogiarlo. Pueden refr-
se cordialmente o mostrarse complacidos de lo que ha hecho, del
mismo modo que se muestran complacidos por verle sano 0 con-
tento; pero no deben elogiarle por ser listo, como no deben elo-
giarle por ser forzudo, Deben elogiarle tan sdlo por el coste de
su dedicacién, 0 sea, por su atencién y su aplicacién en el traba-
jo; de otro modo, haran que el nifio trabaje por vanidad, y siem-
pre mal. Los mejores libros que se le pueden proporcionar son
los ilustrados por George Curikshank o por Richter. (Véase
apéndice.) Mas o menos a los doce o catorce afios, habra lega-
do el momento de enfocar al muchacho o la muchacha hacia un
trabajo serio; y entonces este libro, dirfa yo, les sera util; y con-